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PROBLEMAS FILOSOFICOS
EN LA
CIENCIA EMPIRICA DE LA CIENCIA:
UNA APROXIMACION FORMAL

Joseph D. Sneed

1. LA CIENCIA DE LA CIENCIA Y
SUS PROBLEMAS FILOSOFICOS

El término 'ftlosofía de la ciencia' abarc.auna variedad de


actividades -contribuciones a una variedad de problemas ftlosófi-
coso Entre estos problemas ha llegado a ser práctica común el dis-
tinguir entre los relacionados exclusivamente con las ciencias parti-
culares y los relacionados con la actividad científica en general.
Los del primer tipo -el determinismo de variables ocultas
en mecánica cuántica, el papel de la 'masa' en mecánica clásica, los
conceptos teleológicos en biología evolutiva- son esencialmente
problemas encaminados a proporcionar un marco conceptual cohe-
rente y claro para formular las postulaciones empíricas de las cien-
. cias particularesen cuestión. La delimitaciónentre la práctica de
esta clase de filosofía de la ciencia y el ejercicio de la ciencia misma
no es siempre clara. En particular, las soluciones a estos problemas
filosóficos están limitadas por los datos empíricos al igual que las
propias teorías. Una exposición de las variables ocultas en mecánica
cuántica que fuese incompatible con los resultados del experimento
de Stern-Gerlach sería inaceptable.
Los problemas ftlosóficos relacionados con la naturaleza de
la actividad científica en general -teoría de la confirmación, carac-
terización de las explicaciones científicas y de las teorías científi-
cas en general- parecen estar menos claramente sujetos a constric-
ción por cualesquiera hechos empíricos. La bibliografía sobre di-
chos problemas no es, en modo alguno, inequívoca en este punto.
En una considerable parte de ella -especialmente en las obras de la
tradición del empirismo lógico- hay un fuerte tenor normativo. Se

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316 Problemasfilosóficos en la ciencia empiricade la ciencia

trata de un intento de legislar lo que puede y no puede calificarse


como ciencia empírica 'buena', sobre la base de una posición filo-
sófica que se apoya en fundamentos no empíricos. Por supuesto,
hay también una considerable parte de esta bibliografía -que pro-
cede de la tradición del 'lenguaje ordinario' - en donde se apela a
una concepción intuitiva y pre-sistemática de, por ejemplo, qué sea
'explicación', para abogar en favor de la perspectiva ofrecida. A pe-
sar de todo, incluso aquí, los límites de lo que haya de contarse co-
mo un ejemplo o un contraejemplo permanecen un tanto oscuros.
Yo sugiero que esta 'dualidad' de problemas en filosofía de
la ciencia es engañosa. Mantengo que los problemas filosóficos acer-
ca de la ciencia-en-generalno son, en ningún aspecto fundamental,
diferentes de los problemas filosóficos exclusivamente relativos a
las ciencias particulares. Concretamente, no hay sentido especial al-
guno en el cual la filosofía de la ciencia-en-generalsea una empresa
normativa, mientras que la filosofía de las ciencias particulares no
lo sea. Sostengo, dicho someramente, que hay una 'ciencia de la
ciencia' empírica, descriptiva (pero no meramente descriptiva). La
filosofía de la ciencia-en-general,bajo mi punto de vista, se enfren-
ta con problemas encaminados a suministrar un marco conceptual
coherente y claro para formular las postulaciones empíricas de teo-
rías específicas de la ciencia.
La 'ciencia de la ciencia' que tengo en mente es una ciencia
social. Sus objetos primarios son, muy a grandes rasgos, grupos de
personas -'comunidades científicas' - comprometidas en una acti-
vidad cooperativa que produce, entre otras cosas, teorías científi-
cas. Las comunidades científicas tienen propiedades -presumible-
mente relacionadas con el género de productos que elaboran- que
las diferencian en aspectos interesantes de otras clases de grupos so-
ciales. Interaccionan de modos específicos con el conjunto más am-
plio de la sociedad. En el curso U~l :'lv111p<') ;! ~u¡üv ~e~;1JJtado de
factores tanto internos como externos, surgen, se fragmentan, se
fusionan y desaparecen. Similarmente, sus productos -'teorías I
científicas'- cambian y se desarrollan en el tiempo en formas ínti- r
mamente conectadas con el desarrollo de las comunidades que las
producen. Este es, someramente, el objeto de una teoría de la cien-
cia. (El carácter auto-referencial de una tal teoría, aunque quizás ~
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sea digno de señalar, me parece poco problemático.) En la medida


en que los productos de las comunidades científicas sean de valor

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para el conjunto más amplio de la sociedad, una teoría de la ciencia


puede tener implicaciones pragmáticas. Puede que sea de algún in-
terés el saber si la sociedad en general puede influenciar el 'produc-
to' emanado de las comunidades científicas y, si así es, hasta qué
punto y por qué medios.
Tradicionalmente, la fllosofía de la ciencia-en-generalno ha
cultivado el ámbito total de los problemas fIlosóficosrelacionados
con una teoría de la ciencia. No se ha ocupado de cuestiones como
las condiciones de identidad de las 'comunidades científicas' , ni de
aclarar los conceptos empleados para describir las motivaciones re-
lacionadas-con-Ia-comunidad de los individuos de dichos grupos.
Más bien, la fllosofía de la ciencia-en-generalse ha centrado en la
clarificación de los conceptos empleados para describir algunos de
los productos de las comunidades científicas -vale decir, las teorías
científicas-, las relaciones entre tales productos y su desarrollo en
el tiempo. Este enfoque restringido podría justificarse si, como
ciencia social, la ciencia de la ciencia no tuviese otros problemas fi-
losóficos ni los compartiese con una amplia clase de otras ciencias
sociales, excepto aquellos que se relacionan con sus productos. Du-
do que esto sea verdad. Pienso más bien que la explicación de esta
restringida atención a los productos de las comunidades científicas
ha de encontrarse en los orígenes lógico-empiristas de la fIlosofía
contemporánea de la ciencia-en-general,y su acompañante propen-
sión normativa. En el presente ensayo, sin embargo, no defenderé
estas conjeturas de cariz histórico.
Con estas observacionesacerca del restringido enfoque de la
tradicional fIlosofía de la ciencia-en-general frente al ámbito total
de los problemas fIlosóficos de la ciencia de la ciencia, en modo al-
guno pretendo sugerir que los problemas tradicionales carezcan de
importancia. Ciertamente, la mayor parte de mi obra personal, in-
cluyendo la que tengo entre manos, se ocupa de estos problemas
tradicionales. Mi único propósito es situar estos problemas tradicio-
nales en lo que yo creo que es su perspectiva propia, y, acaso, suge-
rir algunas otras vías fructíferas de análisis fIlosófico. Hasta el pre-
sente, nuestra actividad como fIlósofos de la ciencia-en-generalha
sido bastante parecida a la.del hombre que, interesándose por los
problemas fIlosóficos de una teoría socio-histórica de la industria
del automóvil, dedicase todos sus esfuerzos a un análisis concep-
tual de la noción de 'modelo de automóvil'. Seguramente, si se ha

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de tener una teoría que explique, entre otras cosas, por qué las fir-
mas de esa industria produjeron diferentes modelos en tiempos va-
rios, por qué cambiaron los modelos cuando lo hicieron, etc., es
preciso tener entonces un concepto claro de 'modelo de automó-
vil'. Sólo "queesto no es, con seguridad, todo lo que se necesita en
la vía de la claridad conceptual.
He hablado de la ciencia de la ciencia y sus fundamentos
conceptuales -la ftlosofía de la ciencia-en-general- como si estu-
viesen totalmente exentos de implicaciones normativas~Ello no es
así. Pero se requieren algunas distinciones para lograr una compren-
sión precisa de sus implicaciones normativas.
En primer lugar, una teoría empírica de la ciencia, como
cualquier teoría empírica fiable, tiene implicaciones para la acción.
Nos suministra información que necesitamos para perseguir algunos
de nuestros objetivos. Como ciencia social que es, la ciencia de la
ciencia puede ser especialmente relevante para la acción, ya que los
'hechos sociales' de que trata podrían, posiblemente, ser modifica-
dos por la acción humana deliberada. Entre los productos de las co-
munidades científicas, están en particular los 'hechos científicos'
-información sistemática sobre algún ámbito de fenómenos. Co-
munmente se cree que el modo más efectivo y eficiente de procurar
tal información es apoyar (financieramente y de otras formas) las
comunidades científicas. Esta es, en efecto, una manera de formu-
lar la postulación de que 'la actividad científica es racional' -es una
buena inversión. Aunque tal es lo que comunmente se cree, ello po-
dría ser, a pesar de todo, falso. La actividad científica, tal y como
ha sido y está ahora organizada, podría ser, en grados variables, un
medio menos que óptimo de satisfacer las necesidades de informa-
ción de la sociedad. Podría incluso ser un fraude 'irracional', pues-
to al exclusivo servicio de sí mismo, cuyos 'éxitos! fueran única-'
mente 'accidentales'. Podríamos igualmente bien invertir nuestro
dinero en astrólogos y médicos-hechiceros. .
Si el sistema presente de actividad científica está cerca o no
de ser óptimo (racional), en este sentido económico, y cómo po-
dría ser perfeccionado, son algunas de las cosas que podría decimos
una teoría exitosa de la ciencia. En este sentido, una tal teoría tie-
ne implicaciones claramente normativas. Creo que el Profesor Steg-
mül1erpuede estar refiriéndose a algo similar cuando advierte:

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... dass mit der Frage: "Was ist rationales wissenschaftliches Verhal-
ten?H kein triviales, sondern ein schwieriges metatheoretisches For-
schungsprogramm formuliert wird, in dessen Verlauf es sich als not-
wendig erweisen kann, gewisse sich zuniichst anbietende Rationali-
tiitskriterien spiiter als zu schablonenhaft zu erkennen und sie zu-
gunsten anderer Merkmale, die durch eine differenziertere Betrach-
tungsweise gewonnen worden sind, zu verwerfen.

[oo. que con la cuestión: "¿Qué es el comportamiento científico ra-


cional?", se form ula un programa de investigación metateórico que
no es trivial, sino arduo, en el curso del cual puede demostrarse que
sea necesario reconocer ulteriormente como demasiado ajustados a
patrón algunos criterios de racionalidad inicialmente presentes, y re-
chazarlos a favor de otras características que pueden ser obtenidas
mediante un modo de consideración más diferenciado.]
([5], pp. 298-99) .

A ello he añadido únicamente una medida político-econó-


mica de 'racionalidad' y un compromiso explícito con un 'meta-
theoretisches Forschungsprogramm' [programa de investigación
metateórico] de carácter empírico.
Pero en la 'ciencia de la ciencia', como en otras ciencias em-
píricas, el mero empirismo no es suficiente. Si la reconstrucción ra-
cional de la mecánica clásica de partículas, de la termodinámica clá-
sica del equilibrio y de la mecánica cuántica elemental proporciona
una visión estimable (a mi juicio) del contenido empírico de estas
.teorías, de la misma manera actúa la reconstrucción racional de las
teorías específicas en la ciencia de la ciencia. Considero la exposi-
ción del Profesor Kuhn ([2] Y artículos relacionados) como una
teoría específica de esa índole. En el cap. VIII de [4] he bosqueja-
do una reconstrucción racional parcial de la teoría del Profesor
Kuhn. (Aunque no la consideré explícitamente como tal cuando lo
escribí. De haberlo hecho así, mi exposición, cuando menos, habría
sido diferente.) El ProfesQr St~gQ1üUer.(en.[S] cap. IX) ha sumi-
nistrado una reconstrucción racional parcial mucho más detallada y
penetrante de esta misma teoría. Ambas reconstrucciones son 'par-
ciales' por cuanto se ciñen principalmente a lo que el Profesor
Kuhn ha dicho sobre los productos de las comunidades científicas
-las teorías científicas y las postulaciones empíricas a ellas asocia-
das. Otros aspectos de su teoría que tratan de las comunidades
científicas son, en cambio, tocados periféricamente. En particular,
tanto el Profesor Stegmüller como yo intentamos, por caminos un
tanto diferentes, explicar qué es para una persona 'zu verfügen

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über' [disponer de] o 'tener' una teoría.


He explicado ya mi concepción de la reconstrucción lógica
de las teorías físicas y el alcance de su aspecto nonnativo ([4], p.4).
Sigo creyendo que esta explicación del tema. es correcta, y ahora
creo que tal explicación es aplicable también a las reconstrucciones
lógicas de teorías en la ciencia de la ciencia. Pienso que la conside-
ración principal está en la fidelidad a la 'exposición existente' de la
teoría. Dentro de ello, operan las consideraciones nonnativas de
consistencia lógica, claridad y elegancia sistemática. Solamente en
puntos dudosos, donde la exposición existente es ambigua o con-
fusa, debiera ésta someterse a la consideración nonnativa. Esto
quiere decir que al reconstruir una teoría de la ciencia, nos interesa-
mos en primer lugar en mostrar lo que la teoría nos diga acerca de
la manera de trabajar de las comunidades científicas -en particular,
aunque no exclusivamente, lo que nos diga acerca de cómo sus pro-
ductos cambian en el tiempo. Si la explicación de la teoría es ver-
dadera, si coneuerda con alguna explicación preconcebida de 'ra-
cionalidad científica', y si sugiere algunas alternativas 'mejores' pa-
ra satisfacer las necesidades de infonnación de la sociedad, son
cuestiones bien diferentes y distintas. La primera y la última, cuan-
do menos, son obviamente interesantes.

2. LOS PRODUCTOS DE LAS COMUNIDADES CIENTIFICAS

Quizás el rasgo central de las reconstrucciones parciales de


la teoría de la ciencia del Profesor Kuhn que el Profesor StegmüIler
y yo hemos ofrecido, es nuestro concepto de teoría científica -un
producto de la comunidad científica. Dicho en ténninos sucintos,
a fm de completar lo que el Profesor Kuhn venía a decimos de la
actividad científica (y también por otras razones), encontramos
conveniente (nos vimos forzados a) emplear un concepto de teoría
científica algo diferente del que se utiliza usualmente por los filó-
sofos de la ciencia-en-general.
Los filósofos de la ciencia-en-generalhan considerado co-
munmente a las teorías científicas como conjuntos de enunciados
que guardan entre sí ciertas relaciones lógicas. Por razones de tipo
más bien técnico, se requiere algo más que un conjunto de enuncia-
dos para representar las teorías con sofisticado fonnalismo mate-

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mático y una variedad de aplicaciones interrelacionadas. Por añadi-


dura encontramos que la 'concepción de enunciado' era totalmente
incompatible con muchas de las cosas que el ProfesorKuhn desea-
ba decimos acerca de las teorías científicas. Por ejemplo, una de las
cosas que deseaba decimos era que una condición necesaria para
ser miembro de una comunidad científica específica consistía en
'sostener' una teoría específica, pero que los miembros de una mis-
ma comunidad científica podían diferir considerablemente en sus
creencias específicas sobre la materia objeto de la teoría tanto si-
multáneamente como en el curso del tiempo. Por estas y muchas
otras razones similares (véase [5], VII-7 y VII) adoptamos, dicho
brevemente, el siguiente concepto de teoría científica. Una teoría
científica es una estructura conceptual que puede generar una
variedad de postulaciones empíricas sobre un ámbito de aplicacio-
nes imprecisamente especificado, pero no totalmente sin especifi-
car. Obsérveseque no podemos proceder sin exigenciasempíricas.
Pero asimisIrtonecesitamos otra entidad; en términos sucintos, una
estructura conceptual con ámbito de aplicaciones.Que eligiésemos
llamar a esta entidad 'teoría científica' es, por supuesto, materia de
conveniencia terminológica. Que encontrásemos esencial a una enti-
dad semejante para reconstruir la teoría de la ciencia del Profesor
Kuhn, no lo es.
Con la ayuda de este concepto de teoría científica, estába-
mos en condiciones de reconstruir la distinción del Profesor Kuhn
entre cambio científico normal y revolucionario. A grandes rasgos,
un cambio normal es un cambio en el cuerpo de las postulaciones
empíricas habitualmente sostenidas dentro de la comunidad cien-
tífica --manteniéndose la teoría, en nuestro sentido, fija. El cam-
bio revolucionario es una permutación de teorías, o quizás más
precisamente, la extinción de una comunidad sustentadora de una
teoría y el advenimiento de otra comunidad que sostiene otra teo-
ría 'competidora'. Además, pueden ser definidas ciertas relaciones
importantes entre las teorías en nuestro sentido y sus componen-
tes -por ejemplo, las de especialización, equivalencia y reducción.
Esto sugiere, aunque seguramente no lo prueba, que los hechos de
interés relativos a cómo se desarrollan en el tiempo las teorías cien-
.'
tíficas pueden ser expresados como relaciones entre teorías cientí-
ficas en nuestro sentido. En particular, el Profesor StegmüIler ha
sugerido que la relación de reducción podría ser la única adecuada

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paraa captar la noción intuitiva e informal de progreso científico.


Más adelante consideraré con mayor detalle la sugerencia de
StegmüIler. Aquí deseo explicitar mejor la postulación de que el
concepto de una teoría de los productos de la ciencia -una parte
propia de una teoría total de la ciencia- son teorías, en nuestro
sentido, y algunas relaciones entre ellas --no necesariamente las ya
mencionadas. Ciertamente, está bien claro que estas relaciones no.
intervienen en muchos casos importantes, por ignorar el carácter
aproximativo de las relaciones inter-teóricas. En pocas palabras,
esta postulación pretende que todo lo interesante que un cultivador
de la ciencia pudiera desear decir sobre los productos de la ciencia
pueda ser igualmente dicho dentro de este marco conceptual. Más
precisamente, que pueda ser dicho dentro de una ontología de
teorías científicas, en el presente sentido, con relaciones lo sufi-
cientemente complejas entre estas entidades. Esta es, obviamente,
una postulación programática -el compromiso de ensayar la com-
probación de si lo que estoy bosquejando aquí es, ciertamente, el
'núcleo' de una teoría de la ciencia.1
El programa que acabo de esquematizar para una teoría de
los productos de la ciencia está cargado de dificultades -algunas
conocidas por mí y, muy verosímilmente, muchas otras que toda-
vía desconozco. Quisiera volver ahora sobre algunas de las dificul-
tades conocidas --en particular, el problema de distinguir formal-
mente el cambio de teoría que es intuitivamente progreso del que
no lo es. A fin de hacer tal, debo aventurarme algo más profunda-
mente dentro de la caracterización formal del concepto de teoría
científica. Al hilo de esta caracterización, intentaré clarificar algu-
nos puntos oscuros y responder a algunas objeciones a mis formula-
ciones anteriores.*
Traducción de J. García Raffi
1 No desarrollaré aquí esta línea formal. Me limitaré a observar que si
hubiera advertido en algún momento que mi discusión de la teoría del Profe-
sor Kuhn era una reconstrucción lógica de una teoría empírica de la ciencia,
me hubiera sentido tentado a tratar de formularla en el mismo marco que su-
gerí para las teorías físicas. Quizás, y por fortuna para mis lectores, mi pene-
tración no llegó a tanto.
*
El presente artículo, cuya extensión nos obliga a publicarlo en dos nú-
meros distintos, apareció originalmente en inglés en Erkenntnis 10 (1976),
2, 115 -46, que ha concedido a Teorema los correspondientes derechos.

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