Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El Exorcismo de ParÍs
El Exorcismo de ParÍs
EXORCISMO DE PARÍS
J.R. Cordero
El Exorcismo de París
quería tomar aire fresco tras una frenética noche de fiesta postmodernista. Era
la hora muerta del primero de Noviembre del año dos mil y el frío del otoño
del Atlántico norte, ya hacía gala de sus grises y alocados vientos. Tras
tomarse un trago, vio como al fondo del pórtico se movieron las cortinas, sin
brisa alguna, que separan los ambientes del vetusto y mohoso lugar. Luego,
insistente, tras unos segundos, todos callaron y una pestilencia invadió lo que
Luego de varios desafueros la estática radial dio paso al ruido blanco y éste,
luego de un minuto, desencadenó varias psicofonías mientras se alternaban
comenzaron a vibrar las copas de las mesas y sus compañeros, que se hallaban
madera raída y llena de telarañas, se develó ante sus ojos de manera súbita.
celajes, sombras, rodeando todo el lugar y dejando, cada cierto rato, escapar
trastocando las esencias de las cosas. Tras abrir la caja, Rebeca fue invadida
por un estupor que le recorrió desde la nuca hasta los pies y sintió como sus
manos envejecieron de un golpe, se había metamorfoseado y todo el lugar hizo
lo propio, como si siguieran una extraña coreografía cuyos hilos los movía el
propio averno. Todos estaban presos del pánico. Con la catedral de Nuestra
Señora de fondo, advirtieron como figuras difusas ocuparon los espacios de la
rompieron una a una con una cadencia infernal, llevaban ritmo, era la armonía
de las tinieblas que hacían acto de presencia. Las noctumbras, las sombras
espectrales del infierno, se apoderaron del lugar y con sus vocalizaciones
niebla hizo un extraño remolino al interior del vestíbulo. Rebeca cayó desde lo
contra una estantería de cristal y luego escribió en una de las paredes: “Llegó
Unos minutos luego se vio un rayo que iluminó todo el cielo de París, y
más atrás el ensordecedor trueno que le sucede, anunció la lluvia que hizo acto
de presencia en el otoño boreal. Uno a uno todos los faroles del alumbrado
tierras parisinas. Acto seguido, una helada recorrió todo el barrio y congeló
Tras unos instantes uno de los presente intentó agarrar a la posesa por una
de sus piernas para sujetarla y dominarla. La endemoniada, tras sentir las
piso.
-Dime infeliz ¿qué quieres de mí? –Acusó el demonio mientras sujetaba al
notaron un calor muy fuerte, de tanta intensidad que la pintura de las paredes
dentro.
Unos segundos luego comenzó un fuerte viento en forma de remolino en el
todo lo invadió, con tal intensidad que todos los aparadores y muebles fueron
expulsados de sus sitios originales. La endemoniada comenzó a correr
por falta de voluntad. Tras unos breves minutos, por el techo del departamento
corrió una enorme grieta y dejó caer polvo y estuco al mismo tiempo, luego de
rodar el último pedazo de cemento por el piso, la posesa saltó sobre sí misma y
realizó varias contorsiones y le gritó a uno de los allí presentes: “¡vente marica
y fóllame!”, a continuación rasgó todas sus vestiduras y se quedó en su ropa
interior dejando mostrar su pálido vientre, donde tenía escrito en la piel viva
pared, luego tomó la cruz y la dobló sobre su propio eje, hasta convertirla en
una vara rectilínea, luego le dijeron a Isabel: “escúchame puta infeliz, lo que
como si soportara un gran peso o tratara de expulsar algo más grande que el
proveniente de las copas del interior se echó por las paredes externas del
edificio bajando por las mismas como lo hace un lagarto por las rocas, en su
transitar tres noctumbras la acompañaban. Mientras el resto de los invitados se
volvieron sobre sus miradas al unísono, dentro del ambiente de la sala del
departamento, pues una caja de música, pequeña, se abrió y luego se desplegar
presos de un intenso pánico mucho más grande que sus vidas y espíritus, todos
los presentes en la alocada fiesta de brujas, se arrojaron por la solana del
todo el lugar. De fondo se escuchó un aullido muy tenaz, tanto que los cuervos
alzaron vuelo, y tras una risilla espectral, los ángeles caídos en posesión de
niebla de la noche oscura y brumosa. Por su parte todos los vecinos del
bulevar de Saint Michel, se levantaron ante tanto alboroto y por el fuego que
urbano y que a su vez, hizo que todos lo vecinos volvieran a sus casas pues
eran presa del pánico, ya colectivo.
Con muchos relámpagos la lluvia arreció con gotas heladas y gruesas, su
sonido ahogaba cualquier ruido pero era incapaz de mitigar el fuego que
consumía el departamento de Rebeca. De cuyo interior salió Santiago, el único
todo el desastre buscó la manera de a auxiliar a todos sus amigos pero era
tarde pues estaban muerto y diseminados por todo el lugar. En medio del
frenesí y el temor que le invadía advirtió que Rebeca no se halla por ningún
lado, así que dedujo que la muchacha había escapado hacia a algún punto de la
lejos una especie de silueta femenina, aunque algo deforme y con rasgos
fuertes para ser una mujer. Dicha sombra le mira fijamente y deja percibir sus
ojos muy rojos, era lo único que se veía en toda la penumbra enrarecida por la
niebla espesa que hacía juego con la intensa lluvia. A Santiago le invadió un
presentimiento y expresó “es ella y está viva”, pero quedó inmóvil pues el
quien le advertía que no le siguiera pues su lucha no era con su persona, había
venido a cobrar una deuda.
dentro de la espesura y las orillas del Sena. Santiago rompió una vitrina de una
tienda que encontró en medio del bulevar y logró encontrar una linterna la cual
razón desconocida para él. Tras de sí, unos celajes y una sensación de que le
seguían con pasos firmes varios espectros, sin embargo, y cada cierto tiempo
ese ancho combo velo plateado y neblinoso que era la noche parisina de esa
madrugada. Sin importarle mucho y claro que no podía volver sobre los pasos
hechos paranormales vividos y que podía sostener junto a él, la versión de las
muertes colectiva de sus compañeros. Con cada paso que daba se alejaba más
su espíritu, a tal punto que perdió consciencia de sí mismo, realmente era otra
persona pues lo vivido rompía con cualquier lógica posible.
En lo alto del cielo oscuro y en medio de las luces grises permeadas por la
lluvia, se divisaba el campanario de Nuestra Señora y al dar las tres y treinta
minutos dejó escapar un repique que fue lo único que rompió el silencio de
terminar esta acción, todas las luces del alumbrado público comenzaron a
noche se veían sus ojos rojos, y en medio de los mugidos de sus compañeros
de manada, se perdió en medio de la bruma.
contornos de la isla fueron penetrados por el agua fangosa del río Sena.
Súbitamente la temperatura cayó y como si no hubiera llovido nunca, las gotas
capilla subió por su entrada principal y tras colgarse de su dintel gris entró por
el rosetón principal luego de romperlo en mil pedazos con un metálico grito
que dejó escapar de sus labios resecos. Una vez en la nave principal se dirigió
a la capilla alta del recinto religioso y a la sombra de los reyes se subió por las
paredes hasta el ábside, a unos trece metros de altura e hizo un barrido con su
mirada perdida para luego dejar escapar la frase: “¿dónde está?”… “¿dónde
está el libro?”. Acto continuación comenzó a romper todos y cada uno de los
vitrales luego quebró las estatuas de las hornacinas y finalmente levantó las
medio de la nevasca dijo con fuerte voz: “Ne avertas oculos a fulgure huius
sideris si non vis obrui procellis… Tampoco están los óleos, sólo pido un poco
pesados.
Por su parte, Santiago, en medio de la penumbra nevada se incorporó como
pudo y tras caminar varias decenas de metros advirtió que su amiga estaba en
cercana le salió al paso y le señaló del peligro, le dijo “llegaron los demonios,
están por todos lados”. Santiago se detuvo y le vio al rostro como tratando de
interpretar sus palabras las cuales asumía como producto de una locura
temporal; una vez que logró delinear a la dulce anciana, las pupilas de ésta se
dilataron y dejó mostrar unos dientes afilados y tras un siseo felino le clavó los
incisivos y los colmillos en el brazo izquierdo para luego dejar escapar una
risa cruel cuyo fondo eran las campanadas de Nuestra Señora que señalaba las
cuatro en punto de la madrugada. Santiago luchó con el cuerpo de la anciana
compañera, la única manera de probar que no estaba loco, pues ella era el
testigo natural de todos los eventos que había vivido aunque parecieran una
pesadilla.
por treinta centímetros de cellisca, tan blanca como la muerte que le sucede.
En medio del frío invernal apareció una banda de cuervos cuyos graznidos
comenzó a hundirse sobre el lecho del río, las bases del edificio religioso
por la nevada que discurría por el cielo de un París que había pasado de otoño
caído bajo las aguas del río; sus huellas eran borradas rápidamente por la
jauría que le seguía como una escolta infernal mientras las noctumbras giraban
alrededor de la torre sur del edificio religioso. Rebeca impulsada por los
mordaz. Subió por la puerta del Juicio Final y escaló hasta su cornisa para
luego trepar hasta la galería de los reyes de Judea y una a una le fue
arrancando las cabezas a todas las esculturas de los monarcas, a los veintiocho,
reír, para después decir de manera bronca “el padre Alberto morirá, así está
escrito por el príncipe. Continuó reptando por el frío concreto y llegó hasta el
rosetón principal y luego de mofarse de la crucifixión del Rabí, justo al frente
del pórtico central, hizo que la representación de Cristo junto con sus doce
apóstoles se partieran en dos, tras unos segundos, comenzó a levitar frente al
vitral y dejó escapar un estridente grito seguido del aullido de su jauría para
estival del tiempo ordinario. Tras un fuerte rayo que iluminó la madrugada
apoderó de todo el lugar. Sobre los contrafuertes los demonios escalaron hasta
catedral y toda la Isla de la Cité, se hundió aún más en el río, como si sintiera
en el peso de los infiernos sobre sus cimientos, el agua ocupó toda la calzada
de la fangosa tierra y un vaho pestilente se hizo presente en el lugar; la nieve
chasquido de los goznes junto al crujir de la madera dio aviso a que la puerta
se estaba abriendo. Cuando puso su primer pie en el interior del edificio gótico
todas las luces se apagaron y los cirios que estaba a lo largo de la fría nave, se
luego se dejaron ver unos celajes, para finalmente oírse un silencio acusador.
El muchacho no veía más allá de su propia sombra y la tenue luz de las velas
desdibujaba el ambiente que le rodeaba. Luego de un minuto, el órgano
voz dijo: “Rebeca no está, estamos nosotros” y acto seguido la joven, vestida
con una en bata blanca, comenzó a levitar con los brazos extendidos y en
forma de cruz, mientras su cabello negro le cubría el rostro y las manos y pies
le sangraban.
Santiago se echó a correr por todo el recinto religioso hasta que logró
del costado norte de la iglesia, sin que ello apagara la llama de los cirios
artesa, una vez vacía de en su interior se partió en dos sin hacer ruido alguno y
cayó sobre las losetas del piso. Ante tanta perturbación Santiago corrió hacia
comenzó a cantar un “ave maría” con voz infantil de niña impúber, para luego
decir: “no puedes escapar muchacho llegó la hora en la cual el hombre debe
rendir cuentas por sus pecados”. Una vez terminada de pronunciar esta frase,
hubo un ruido, como un crujir de madera vieja y luego se sintió un temblor
que hizo hundir a la estructura religiosa tras lo cual entró el agua desbordada
del río por las tres puertas de la catedral, para dejar así sumergida y pestilente
su interior, unos pocos centímetros. Unos pocos minutos de seguido, la jauría
brinco asestó un golpe, para luego ver que era el rector y párroco de la catedral
Patrick Vernet, con su sobrepelliz y estola púrpura, listo para realizar un
exorcismo.
-No te preocupes hijo, voy a comenzar el ritual romano, por favor necesito
que me asista es la primera vez que veo a unos demonios tan violentos, en
todo mi servicio –acusó el padre.
-Sí, estoy autorizado por su santidad para este tipo de actividades y créame
que ocurren con más frecuencia de lo que las personas piensan, sólo que esta
vez estamos viviendo una situación especial por los tiempos que estamos
atravesando pero no hay mucho tiempo para ser reflexivos con estos tema pues
una vida está en peligro, así que ayúdeme por favor –aseguró el monseñor para
luego salir de la girola y desde el costado derecho del altar mayor aparecieron
adoptando una postura de crucificada pero inversa dejó escapar una sonrisita y
las noctumbras penetraron al recinto religioso por la puerta de Santa Ana y
espetó: “vaya otro aprendiz de hechicero, hasta que todo comienza a tener
sentido, ya nos hacía falta” para luego escucharse unas campanillas desde el
fondo del altar como tintineo de una cristalería fina, todas las vidrieras de la
bronca: “¿Cuál padre nuestro? ¡He servido al Creador antes que tu iglesia,
sacerdote marica!
-¡Silencio bestia infernal!… Oh padre celestial, amado príncipe San Miguel
guíanos por los caminos insondables de esta tierra –aseguró el padre mientras
tomaban por el pie al padre y Santiago trataba de sujetar al monseñor por una
de sus piernas. Tras varios movimientos bruscos, la posesa arrojó al joven
catedral.
-Tu pelea no es con el hombre, cállate serpiente y respóndeme en nombre
Un instante luego los demonios aseguraron, aquí abajo: “nosotros somos los
creadores… aquí yo amenazo, aquí yo dirijo”. Tras lo cual fue hasta donde se
hallaba Santiago, lo tomó por su pie izquierdo y fue hasta el altar mayor, hizo
un ademán con la mano derecha y la cruz del mesías se inclinó para luego
desprenderse y caer sobre el piso de la bóveda, se inició un fuego sobre el
contra la espalda de la poseída para impedir la muerte del joven. Los demonios
alzaron a Santiago por un brazo y trepó por las paredes de la bóveda central
hasta llegar a lo más alto de la misma y con el cuerpo del joven a manera de
cambió de melodía y la ventisca hizo presencia una vez más en el interior del
recinto. El padre dijo en voz alta: “muéstrate bestia infernal” más por temor
que por valentía, pues nunca había abordado demonios tan poderosos.
presentes, el sacerdote sabía que debía tomar el rumbo del exorcismo o todo
nombre y de aplastar todo poder del enemigo; Dios santo, que al realizar tus
nombre!
-¿Qué harás con saber un nombre? Somos uno con el príncipe, el padre de
antes para que luego mueras de manera natural –increparon los demonios y
tomaron por el cuello al sacerdote para hundirlo en el agua que había invadido
todo el embaldosado de la catedral. Tras ver aquella escena Santiago corrió a
socorrer al padre pues sentía que todo estaba perdido y debía reponerse de lo
sucedido; acudió con premura a asistir al sacerdote y le tomó por un hombro e
hizo que el padre se incorporara. Acto seguido los demonios tomaron a
sus pies descalzos, tocaron el frío hielo del embaldosado de Nuestra Señora. A
continuación monseñor Patrick, tomo una medalla de San Benito, la besó con
vitrales de la nave lateral sur de la iglesia, se arrojó a través del mismo y huyó
de la catedral para luego lanzarse en las escarchadas aguas del Sena y de esta
golpe abrió un boquete en el techo y justo cuando las campanas acusaban las
alarido y luego caminó hasta Bir-Hakeim, quebró los vidrios que flanquean la
entrada llegó hasta la orilla del andén mientras el personal del tren intentaban
detenerla, los demonios dijeron: “es la torre sur” y luego los ángeles caídos se
arrojaron sobre los rieles de la estación, para que Rebeca se golpeara con los
fierros y fuera arrollada por el primer tren que pasa por esa parada y quedara
muerta en el acto.
Tras los sucesos de la madrugada del día de todos los santos, en medio de la
reforzando todos los alrededores de la isla de la Cité, pues todo había quedado
en estado de ruinas, poco reconocible, incluida la sede policial del distrito
mierda ahora soy culpable hasta porque agua moja!”; lo había llamado el
haciendo ruido ya que la ciudad había amanecido hecha pedazos. Acto seguido
lanzó su mirada alrededor y pensó que todo era un desastre le hizo seña a sus
de Nuestra Señora.
El prefecto caminó rápido y se colocó debajo del arco de la entrada
principal y luego de echar un vistazo dijo en voz alta, como si quisiera que le
escucharan: “los hermanos masones se van a molestar, destruyeron sus
registros en piedra, pero así deben ser las cosas”. Luego continuó su
cuando iba a preguntar a sus colegas porqué se hallaban allí, volvió a sonar su
móvil, era el alcalde de la ciudad para decirle que el cardenal se había
comunicado con él para pedirle que sus hombres recordaran que el lugar era
campo, sino que parafraseaba a Cervantes –debemos esperar hasta que llegue
-Con todo respeto señor, mire hacia allá abajo –apuntó el inspector con su
linterna y le enseñó la escalera que se dejaba entrever a través de un enorme
agujero que se había abierto entre la base de la torre sur y el tercer arbotante.
atención.
-No le va a gustar lo que le voy a decir, creo que esto nos supera a nosotros
escena apocalíptica, aparte del cadáver del monseñor, el cual tenía una postura
en forma de ritual malsano, todas las paredes de la nave principal así como las
bóvedas y nichos estaban pintadas con sangre y mensajes los cuales decían:
“¿Por qué estás lejos, oh Jehová? ¿Y te escondes en el tiempo de la
tribulación?”
-Esto bien pudiera ser una nueva dimensión de desastre, o definición lo que
usted convenga, formular una hipótesis aquí será muy difícil –aseguró Jacques
-Esto se pone más extraño que un perro verde, Frédéric –aseguró el jefe al
-¡Qué más da! Ya sabemos que esto es el superlativo de una misa satánica.
grupo de tres oficiales comenzaron a bajar las escaleras de granito gris, viejo y
carcomido, las cuales terminaban en una especie de sala ancha o salón de
espera, una especie de nicho donde agrupaban a todos los visitantes o al menos
eso daba la impresión. Luego de unos minutos los siguió Frédéric y Jacques,
con sus linternas. En la pared lateral norte había unas inscripciones en latín
advirtiendo del fuego infernal en el cual arderían las almas que se atrevieran a
zona estaba reservada para aquellos espíritus dispuestos a morir por la verdad
y la santidad. Cuando Jacques vio estas inscripciones dijo en voz alta: “bueno
que interesante ahora no es una impresión es absoluto que iré a dar al infierno
un solo grupo, por un estrecho pasillo de un metro sesenta de alto por un metro
de ancho lo cual les obligaba a inclinarse para caminar. Al final del mismo se
toparon con una puerta vieja de roble francés, muy bien tallada con cruces
latinas y varias quimeras alrededor del semicírculo que describía el arco del
cruzar la puerta, otra recámara un poco más ancha pero esta vez sus paredes y
pisos eran osarios y nichos sepulcrales; unas cárcavas que recordaban que se
lámpara de aceite de muy vieja data, quizás de dos o tres siglos antes y que
todas estaban aptas para su uso, de hecho estaban encendidas, razón por la
recorrer el pasillo llegaron a un arco medieval que daba paso a una enorme
guardando una serie de reliquias, algunas religiosas, otras de tipo general, pero
todas alusivas a extraños temas medievales.
Una de las reliquias era la sagrada corona de espina lo cual generó un poco
primitivo, libros, reliquias de los santos, vasijas religiosas, etc. Todo conducía
a una escena de escrutinio exhaustivo, como quien buscaba algo con cierto
vista, que lo que se encontraba en el interior del mismo era una serie de folios
inspector iba a retirarse del lugar se percató que en el piso había una
fotografía, una extraña fotografía, parecía una escena bíblica, mucha gente
edad, cabello corto y barba descuidada y algo robusto, con el aspecto de quien
camina mucho por el campo. Esto sorprendió al agente y supuso que era una
fotografía de hace unos cuarenta años y posiblemente era la representación de
-Estamos en una escena del crimen, con dos cadáveres y todo está bajo
a menos que tenga una orden de cateo de un juez no puede entrar, le pido que
se retire o asuma sus consecuencias –acotó el oficial.
del crimen, no llevemos esto al siguiente nivel –señaló Jacques y todos los
agente envainaron sus pistolas y procedieron a abandonar el lugar donde se
hallaba. Por su parte Frédéric, guardó la fotografía que había encontrado sin
que el oficial de la gendarmería vaticana se percatara de dicha acción. Cuando
dejaban la sala de la recámara, Jacques vio con cierta sorpresa que el decorado
paso que hay una conexión irrefutable entre ambos sucesos pues uno de los
otras muertes –acusó el Jacques como queriendo justificar su acción con toda
la argumentación posible.
-Cierto, las cosas son así, pero la verdad es que los homicidios, suponemos,
han hurgado en los subterráneos del edificio sin explicación alguna, salvo que
sea la simple curiosidad humana, así que respetuosamente le pido que cesen
su chaqueta.
quien le sonó el móvil con una llamada entrante, era el alcalde para verificar
pensar que hay conspiración por terrorismo pues la idea era generar zozobra y
temor entre los ciudadanos parisinos, basándonos en los niveles de destrucción
disponible que tenga usted o la iglesia –señaló el jefe en un tono mucho más
conciliador pues la verdad es que tenía de por medio al clero, inmerso en
abierta por el pecho, la estola púrpura rota por la mitad y su ceño fruncido
muy a pesar de estar muerto. En el pecho del religioso tenía grabado a manera
casi en tono de burla y su cabeza estaba opuesta al altar mayor como si quiera
indicar algo y finalmente en su mano derecha en toda su palma extendida tenía
cual Frédéric tomó la iniciativa pues tenía claridad que una vez levantado el
cadáver las autoridades eclesiástica no le permitirían hacer más revisiones por
tratarse de uno se los suyos y cualquier error que se cometiera acá le costaría
la investigación sin más ni menos. Cuando terminó todo, se inició una nevada
en aquella mañana fría otoñal parisina, algo extraño en esa época.
-No tan extraño inspector –continuó el cardenal Aumont –lo que tiene
hay aquí una motivación revanchista con nuestros viejos enemigos –concluyó.
ocultar algo mayor, algo mucho más grande que un asesinato o vandalismos,
-Con todo respeto cardenal Aumont, tengo a media ciudad en ruinas así
como el edificio de la policía parisina en llamas y el símbolo religioso de esta
ciudad lleno de sangre y un cadáver, además de otros cadáveres a pocos
metros de acá, es más que obvio que tienda a sospechar de cualquier cosa y
por si fuera poco esta ¡mierda no deja de sonar! –dijo Jacques mientras volvía
vitrales laterales de la catedral y acto seguido el aparato fue a dar en las aguas
del Sena.
-Más allá de cualquier teoría criminal, si le vamos a agradecer mucho que
prelado.
-Cardenal, siguiendo sus pistas religiosas esa frase: “¿Por qué estás lejos,
-No tiene que responder esa pregunta, por favor inspector haga las
investigaciones sin ningún tipo de hostilidades que bastante tenemos acá, el
presidente me acaba de llamar pidiéndome explicaciones y usted juega al
ante la angustia de saberse solo en un momento donde todas las cosas parecen
contrarias o no tienen salida alguna –aseguró el cardenal sin levantar la mira
latino que le colgaba del cuello y cubría todo pecho, a continuación besó el
momento y naturaleza del juego al que está jugando. Si fuera muy creyente
parecerían las palabras del demonio queriendo dejar un mensaje a quien lea el
Frédéric, como queriendo dar una señal visual para que asintiera su teoría o la
mejorara.
-¿Y este nombre le sugiere algo cardenal? –preguntó Frédéric mientras
víctima la cual dejaba en claro que fue escrita de adentro hacia fuera porque
formaba un bajo relieve y no había rastro de sangre alguna en el sobrepelliz
del monseñor.
-Muchas preguntas hijos míos. Azazel es el nombre de uno de los ángeles
caídos según las escrituras antiguas, más antiguas que la biblia, se le considera
caídos que rebelaron contra el Creador, de hecho fue el segundo luego que su
nuevamente.
del río. La muerte ocurrió hace algunas horas. Si por favor nos pueden
nevada.
muchos más detalles –señaló la criminólogo a orillas del río y sobre la camilla
donde estaba el cuerpo de Santiago sin rigor mortis y ligeramente frío.
-¿Cree que murió antes de caer al río? –continuó Jacques.
-Jefe eso lo sabremos luego de la autopsia pero todo apunta a que esta
persona cayó muerto al río o se arrojó al mismo en un éxtasis de tal nivel que
no se explica cómo cayó al río ni como llegó muerto al mismo. Tampoco tiene
heridas de arma que pudiera demostrar que fue asesinado antes de caer en el
río –señaló la investigadora mientras terminaba de tomar unas fotografías.
barrer toda la orilla del río con el haz de luz de la misma en busca del causante
cadáver tiene el mismo sello que monseñor Vernet, pero esta vez está en su
pecho lo cual conecta este posible homicidio con el otro –dijo el jefe Lacan.
-No lo es todo señor, en el apartamento de la calle Saint Michel se halla el
mismo dibujo por todas las paredes, hecho con sangre con lo cual conecta esta
escena del crimen con la del domicilio y con la de la catedral –aseguró uno de
-Cuide sus palabras jefe, tenemos suficiente problemas aquí por abordar,
todos los santos? Exactamente previsible, lo cual sería un idiota quien lo hizo
no puede ser un único asesino por el nivel de destrozo que dejó por todos
dar a conocer algo en particular. Sin querer apuntar al clero, pero aquí
debemos hacerles unas cuantas preguntas según mi parecer –dijo Lacan y una
vez más se escucharon los jadeos entrecortados, esta vez desde la unión del
su cama con una nevada en otoño y con media ciudad destruida –dijo el
alcalde puntualizando la situación y antes que todo se le saliera de las manos.
dolerle más las almas que sus preciados tesoros, porque al final de los días lo
que cuenta es eso, cuántas almas podemos salvar para la gracia del Creador
¿no es así? ¿No es ese el objeto de nuestra iglesia? –dijo con ironía Jacques.
escena del crimen y nosotros vamos a colaborar en todo lo necesario para que
ello llegue a feliz término, mi papel no es cuestionar que vale más o qué se
hace mejor, en este momento no lo es –respondió en el mismo tono el
gendarme.
-Silencio, ya basta. Aquí haremos todo lo que tengamos que hacer y que no
hemos hecho bien sea por holgazanería o por incapacidad no hemos podido
base sur del puente de Double, esta vez era más bestial, más seguido, la
respiración se escuchaba casi como un rítmico recordatorio que nadie está solo
matorrales para despejar la zona y salvo unas palomas no vieron nada fuera de
lo común. “Será posible” comentó en voz alta Frédéric a uno de sus hombres
mientras señalaba hacia la hondonada opuesta del río: “ningún loco cuestiona
debemos regresarnos señor”. Tras unos instantes los tres policías iniciaron su
camino de regreso sobre el puente esta vez corriendo, pues asumían el evento
como una persecución policial, creían que era el homicida que no se había ido
de la escena del crimen.
norte del río Sena en dirección oeste de la isla de la Cité, siempre tomando
como referencia los ruidos y eventualmente se detenía para mirar el extraño
mundo de donde se toca el agua y la tierra para asegurarse que la persona que
que había a unos cincuenta metros delante de él, tomó rumbo esa dirección lo
los tres hombres escucharon varias pisadas que se alternaban con los resuellos
guturales. Los tres hombres apuntaron cos sus pistolas hacia el lugar de donde
provenían los disparos vieron varias sombras una bípeda y otra cuadrúpeda,
pero ninguna humana. Tras unos segundos dieron la voz de alto, pero no hubo
metros de los arbustos, escuchó de nuevo los jadeos entrecortados, dio la voz
absoluta, sólo se escuchaban las olas del agua del Sena, ya a unos cincuenta
cuadriformes saltaron sobre el agente y este disparó tres veces, se colocó sobre
su rodilla derecha y volvió a disparar hacia estas figuras hasta que el arma se
Cuando estaba a punto de desmayarse oyó claramente como una voz fuerte le
decía: “es nuestro tiempo, Jehová está oculto, como lo dicen sus profetas”.
Luego de aquellas palabras fue arrojado contra la orilla fangosa del río y
luego me habló en el oído y un instante después me lanzó hacia la orilla del río
–dijo el jefe tocándose el cuello y mostrando los rosetones que tenía allí.
forcejeo pero pensamos que tenía un ataque o le faltaba el aire pero nadie le
atacó y seguimos toda su trayectoria para prestarle la ayuda necesaria. Y al
rato vimos como rodó por la orilla del río para luego levantarse y dispararle a
-Tenga jefe, esto no le servirá con estas criaturas, son “luvernos”, unas
criaturas que se clasifican como los guardianes de los portales demoníacos, ya
habrá tiempo para que entienda. Si usted soñó con un caso especial, esta
pesadilla ya llegó –le espetó uno de los gendarme de la policía vaticana tras
darle la pistola a Frédéric.
eclesiástica de París, porque había una niña de nombré Salomé, hija de una
amiga suya, Fabiana Giacomo, que presentaba muestras de posesión
niña se encontraba cerca de la iglesia de San Antonio de París. Ese mismo día
sus amigos y un exorcismo praticado a una niña que relataba los sucesos
tomar lo que era suyo por derecho propio según afirmación de ellos mismos.
Lo ocurrido en la madrugada de todos los santos en París tan sólo era una
advertencia de los ángeles caídos, un indicio de que ya estaban de regreso y el
posesa.
El obispo subió de manera rauda por las escaleras de frío mármol oscuro y
se dirigió hasta el último piso de la edificación. Iba acompañado por sus dos
era muy joven y contra todos los pronósticos hoy tenían en sus manos el
se atrevieron a mediar palabra alguna con el jesuita, pues se trataba del obispo
auxiliar de la diócesis y del exorcista encargado de aquel sacramento, así que
dieron a entender que continuarían por el corredor tras el monseñor. Sin perder
más tiempo los tres religiosos tomaron el camino y a medida que sus pies
avanzaban el piso se iba humedeciendo y enfriando, lo cual aprentaba un
advirtió como todos los espejos del corredor comenzaron a llenarse de neblina,
era una niebla grisácea con olor acre e iba invadiendo los cristales a medida
espeso líquido brotó de ellas, los sacerdotes cerraron los ojos mientras el
que estaba por venir y por su mente habitaba el recuerdo del padre Francisco,
continuación el agua que estaba en el piso se torno roja como si fuera sangre,
el obispo le hizo una seña a sus asistentes para que guardaran sielencio y no
comenzaran la distracción del ritual atacando a otras personas. Una vez solos
estola púrpura, mientras él oraba en silencio y bendecía los santos óleos que le
habían hecho llegar desde Tierra Santa, mientras el sacerdote rezaba se escuhó
fuertes pasos, como los de una bestia, la electricidad falló y todo quedó en la
penumbra. Tras unos minutos, el silbido del viento se dejó escapar por las
hendijas de las puertas del departamento y todos se pasmaron del miedo, acto
seguido un siseo felino hizo aparción, como el de un animal acechando a su
presa, todos desconocían el origen del mismo pero sentían el moviemiento de
la brisa mientras aquel animal o ente les daba la vuelta a los cuatro quienes se
habían juntado en el centro de la habitación. Monseñor Alberto dijo en voz
alta: “Oh Príncipe celeste envía a tus legiones para combatir el mal que rodea
a los hijos de vuestro padre”, repitió tres veces esta frase y aquella bestia o
entidad desapareció para dejar tras sí un fuerte olor a fierro viejo sulfatado. En
los demonios que estaban colgando de la pared del edificio como una lagartija
y con un pie había roto los crsitales. Fabiana corrió a tomar a su hija, pero la
posesa sostuvo a su madre por el cuello y la arrojó por la pérgola de la ventana
perdida y las pupilas dilatadas, los demonios no se habían ido sólo estaban en
repliegue para comenzar con sus mentiras. Monseñor conocía bien la situción
cuando terminó la señal de la cruz fue arrojado hacia el vacío por una extraña
fuerza y fue a dar contra la pared opuesta al lugar donde estaba la poseída.
mientras Alberto trataba de incorporarse del fuerte golpe que había recibido de
pues sabía que no debía responderle a los demonios bajo ningún concepto.
hubieran abierto de par en par. “Silencio bestia infernal la gracia del Creador
nos bendice”, alcanzó a decir monseñor Alberto mientras rociaba con agua
bendita a la posesa para tratar de bajar del techo, no obstante cada vez que le
arrojaba el santo líquido la piel de Salomé se ampollaba y Fabiana en un
momento de desesperación sostuvo la mano del sacerdote e impidió que
continuara con tal acción porque no soportaba ver como la carne de su hija era
desgarrada. “Es preciso que continuemos Fabiana, los demonios se hacen
fuertes dentro del cuerpo de Salomé y luego su expulsión será más difícil o
un demonio dentro del cuerpo de esta ramera hija del pecado de ustedes, sólo
uno que basta y sobra para cumplir la voluntad del príncipe”. “Dime tu
levantaron al sacerdote por el cuello y arrojaron al obispo por las escaleras del
departamento y fue a dar hasta el piso de la sala principal, justo a los pies del
crucifijo que había en la misma, luego de lo cual la imagen giró sobre su eje
nadie sabía de dónde provenía. En plena lluvia hizo aparición una espesa
niebla y una lluvia de escarabajos cual enjambre, se apoderó de todo el lugar y
rodearon el exterior de la edificación. Por su parte, la posesa, luego de la
sirven”, acto seguido los demonios sisearon y subieron por la pared del salón y
se colgaron de una de las lámparas de hierro forjado que había en el techo de
la sala y rompieron uno a uno los adornos que acompañaban uno a uno
asistentes y corretearon a la posesa por todo el lugar, pero cuando pensaba que
la tenían en un rincón del techo, sólo tenían en sus manos una misama de
escarabajos y Gabriel y Carlos huyeron de la repulsión por la escena.
En ese momento, Alberto recordó que tenía una especie de pomada que
había hecho con los óleos que tenía de Tierra Santa y con una tenue luz de su
linterna buscó a la posesa por doquier. Cuando se dirigía a la concina del
departamento sintió como unos pequeños brazos pero muy fuertes le tomaron
por el cuello desde su espalda y tras discurrir mucha saliva escuchó una voz
masculina, muy gutural: “me buscabas padrecito, no me importa que estés más
iglesia y conozco los oscuros secretos del corazón de los hombres de estas
mundo a tus pies y te daré veinte años para que seas feliz, luego me rendirás
cuenta y te daré lo que más deseas una hija con la mujer que todavía amas,
arrojó a la posesa contra el piso y ésta comenzó a llorar como una niña de su
edad, el sacerdote reaccionó y se dio cuenta del error, ungió a Salomé con los
óleos haciéndole la cruz tres veces y esta se calmó, luego le colocó la medalla
de San Benito en su mano derecha y la tomó en sus brazos para llevarla hasta
Salomé sobre el gran sillón que estaba en su domitorio, como lo haría un padre
con su amada hija. El obispo inició todo el proceso nuevamente, dijos sus
oraciones y se dispuso a iniciar el ritual romano, no sin antes haber lavado su
posesa cayó rendida sobre los restos del mismo sin inmutarse y con los ojos
doce años; Alberto llamó a sus asistentes y entre los tres pudieron tomarla por
muchacha tenía fiebre y tuvo miedo de continuar, miró a Fabiana y esta le dijo
solicitó a los otros sacerdotes que buscaran junto a Fabiana algo con que
sujetar el cuerpo, pues temía que los demonios le hicieran daño a Salomé
muy pesada, casi como si estuviera interrumpiéndose cada cierto tiempo, una
colegas de la Compañía que era médico, pero implicaría una solicitud para
avalar el exorcismo y él debía solicitarlo al arzobispo, así que se dispuso a
orar.
los tobillos de la posesa y logró detener tal acción y evitar el suicidio. Los
estola púrpura del padre Francisco, la cual le regaló diez años antes, justo
antes de morir en el exorcismo de Antonio; el obispo quería unir todas sus
fuerzas, pues ya sospechaba que el demonio que poseía a la niña era Azazel, el
delfín de los infiernos, el mismo que se le presentó en Tierra Santa y que actúa
efectivo.
Benito.
dicen que la sencillez es el camino hacia la vida del santo, pero te corroe la
duda de saber si esta niña es tu hija o es la hija de otro con la mujer que amas,
ciudad y una extraña bruma se colaba por toda la calle dejando tras sí un fuerte
olor acre que recordaba lo cercano que estaban los hombres del infierno.
oración tomó la sal y la mezcló con el agua bendita, tomó los óleos traídos por
eje y bendijo a los otros sacerdotes, les recordó que no respondieran palabra
en aquella habitación.
porque es hija del pecado. ¡Somos ángeles, hecho para este universo, pedazo
invocamos tu presencia y tus hueste para que nos ayudes a declarar anatema,
a esta sierva del Dios, Salomé Rebeca Giacomo –pronunció Alberto mientras
muchacha con sendos golpes a los sacerdotes y comenzó a levitar con forma
de cruz inversa y el cuello quebrado, mientras lo hacía recitaba el padrenuestro
en latín, pero al revés.
es tu hija –dijo el demonio con bronca voz y sin mover los labios de la posesa.
Unos instantes luego, todo el departamento tembló y las paredes se
resquebrajaron y una colonia de sapos se hizo presente en la recámara, luego
de ello la posesa abrió la boca en ciento ochenta grados y escupió una enorme
hostia negra y acto seguido le guiñó el ojo al padre Carlos, uno de los
por la clara ventaja que llevaba a su exorcista. Monseñor Alberto, vaciló por
unos minutos pues no sabía qué hacer, por un lado tenía a la posesa lacerada y
por otro un sacerdote cuya condición desconocía, así que le indicó al padre
además mandó a llamar a Fabiana aunque ella generaba más presión que
ayuda en el exorcismo.
fijamente a los ojos, esperaba una respuesta, una intervención de su parte que
porque sin importar cual fuera la misma, lo cierto, es que verdad o mentira,
esa respuesta cambiaría su manera de ver las cosas y cuestionaría todas las
del contacto. Un breve tiempo después el sacerdote percibió como unas largas
uñas iban creciendo desde aquellas pequeñas extremidades y una risa en
imita movimientos felinos justo antes de una cacería: “lo puedes sentir
padrecito, puedes sentir como se acerca el final, puedes sentir como el cuerpo
de esta puta se va quedando sin vida y yo lo poseo, todavía más. ¿Lo
viene acercando hasta tu lecho, después de todo un padre nunca debe enterrar
decidido tu destino, vuelve a la luz, la sangre del señor te lo ordena, la cruz del
señor te lo ordena –aseguró el obispo, luego de colocarle la estola púrpura con
la cruz de Occitania en la frente de la posesa, tras lo cual la mucha comenzó a
por el cuello y la lanzó contra la puerta de la recámara con una sola mano, la
cual se abrió y dio paso a una danza de sombras, eran las noctumbras que se
emanaba desde las hendijas de la casa, la temperatura cayó por debajo del cero
absoluto. Luego se oyó como las puertas se golpeaban entre sí. Fabiana se
patada contundente y seca; era Mónica quien había llegado al lugar y con su
el aspecto ruinoso de todo el lugar, muy parecido a cuando fue atacada junto
con su compañero por los demonios hace unos diez años. Abrió la puerta del
dormitorio y vio como el obispo era golpeado por la posesa en un acto de
y tomó por una de las piernas a Salomé y le ató la misma con unas esposas a
una de las patas de la cama, luego de lo cual esposó a la muchacha quedando
inmovilizada a la cama, aunque cada cierto tiempo daba sacudones dándola
posible.
-¿Cómo llegaste? Luego haces los chistes que desees –señaló monseñor
sacerdote herido y se oían gritos desde hace un par de horas. Yo supuse que
algo tenía que ver contigo porque ya me habías dicho sobre esta posible
situación. ¿Ella es tu novia? ¿Siempre produces ese efecto en las mujeres? –
-Sí, supongo que soy el hombre más aburrido y predecible, sólo me sale
bien cuando ando en vaqueros y además no es mi novia, ella es Fabiana la
pesada, incluso entre los dos no podían asistirla para incorporarla hasta la
acabar con el exorcismo de una vez por todas. Cuando Mónica estaba
resquebrajó y una enorme grieta apareció por el centro del mismo, la posesa se
te rodea y por eso abandonas esta pelea, al menos tu maestro no se daba por
tierra. ¿Te parece un trato justo? ¿Qué opinas sí o no?” Increpó el demonio en
medio de la conmoción y, de manera inexplicable, las paredes de la recámara
se congelaron y las escarchas se hicieron presentes por todo el lugar, luego, los
fundieron. “No tengo tiempo para estas estupideces” dijo Mónica y sacó un
revólver calibre cincuenta que llevaba en su pierna izquierda y vació el barril
del arma y recargó luego, señaló en voz alta: “¿tengo tu atención? Te
voy con ellos y la niña también y luego ajustamos cuentas desde tu reino.
-¡Vaya! Qué trato tan interesante, tienes más agallas que el sacerdote, qué
misteriosa son ustedes las mujeres, no importa si son mortales o ángeles, pero
veo que lo amas y estás dispuesta a lo que sea por él, la pregunta más obvia es,
¿sacrificarías tu alma por este imbécil que no puede controlar su ira, ni salvar
medio de la desesperación.
mal, esta es la mujer correcta… ¡Tú no sabes quién carajo soy yo! y no tienes
poder alguno de acabar esta situación, yo le di el fuego a las mujeres y
sin que la posesa dejara de levitar y durante el acto todos sus brazos se
llenaron de vellos capilares –Sólo muéstrame un poco de respeto antes que te
comenzó a salir de la piel del cuerpo de Salomé –Dime hijo del pecado, tú que
de los Grigori, quien le dijo a tu Creador que sus leyes son injustas y tú pedazo
delante de ti sólo con mirarlas, tienes dinero cuando lo quieras, subes rápido
fuerte golpe por el pecho al obispo y este fue a dar contra la pared, moviendo
toda una estantería que estaba contigua a la entrada del baño de la habitación.
-¡Besa la Cruz bendita con la cual fueron perdonado los pecados de esta
tierra! El Señor te ordena que abandones a esta hija de la luz, el poder de la
sangre de Cristo te ordena que liberes a Salomé Rebeca Giacomo, quien es
Alberto.
con el amor y la perfección, ¡te ordeno en el nombre de esta santa cruz Azazel
abandones el cuerpo de esta sierva del Creador y vuelvas a los infiernos a
llamando a su mamá.
había vuelto a su rostro pero advirtiendo que el obispo yacía boca abajo y
sangrando profusamente.
-Está vivo pero su pulso es débil, me temo que entró en coma, llamaré a
forma automática.
-¿A qué libro se refería el demonio y qué tiene que ver con mi hija y con la
otra chica? –dijo con voz de angustia Fabiana.
-No tengo la menor idea, pero sospecho que esta historia comenzó mucho
antes que la propia iglesia existiera y una persona no puede destruir media
ciudad, me temo que aquí no hay caso, solo conjeturas. Todo esto más grande,
Liked This Book?
For More FREE e-Books visit Freeditorial.com