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Los lectores que tuvieron la oportunidad de leer las entregas anteriores de esta serie* vieron
que una abundante y muy concreta evidencia científica prueba que toda la vida de este
planeta evolucionó a lo largo de miles de millones de años, y que todas las especies actuales
de plantas y animales siguen evolucionando. Es tanta la evidencia científica de la evolución que
no es exageración decir que es la teoría mejor probada y mejor corroborada (respaldada por
distintas clases de evidencia) de toda la ciencia. La abrumadora mayoría de los científicos
de todos los campos de la ciencia (biología, geología, astronomía, etc.) dirá que la teoría de la
evolución ha pasado las más rigurosas pruebas científicas por casi un siglo y medio y que, por
lo tanto, pueden afirmar con absoluta confianza que los hechos y mecanismos básicos de la
evolución se han probado sin la menor duda. La teoría de la evolución no es una "conjetura"
sobre el origen de la vida; no es una serie de "creencias" sin verificar (y que no se pueden
verificar); y no está "en duda" ni "en crisis". Los principios científicos de la evolución están tan
bien establecidos hoy por hoy como el hecho de que la Tierra gira alrededor del Sol y no al
revés (como explica la teoría de Copérnico), y el hecho de que la fuerza de gravedad hace que
los objetos caigan al suelo y no al aire (como explica la teoría de la gravedad).
A pesar de la gran cantidad de evidencia, a muchas personas de creencias religiosas les cuesta
trabajo aceptar los principios científicos de la evolución porque contradicen la Biblia y otras
escrituras. La ciencia de la evolución ha demostrado que toda la vida cambia (evoluciona)
constantemente y que todas las especies existentes de plantas y animales (contando los seres
humanos) evolucionaron de especies anteriores por medio de procesos puramente naturales
(como la selección natural) que se desenvolvieron a lo largo de miles de millones de años. Por
contraste, la Biblia (escrita hace más de 2,000 años, mucho antes de que se conociera la
evolución o la edad de la Tierra) dice que un ser divino sobrenatural creó todas las plantas y
animales en seis días hace unos pocos miles de años, y que creó cada especie separada de las
demás.
Si lo que dice la Biblia fuera cierto, entonces toda la evidencia científica moderna sería
incorrecta; nuestro planeta no tendría unos 4 «mil millones de años; las primeras formas de
vida no surgieron hace unos 3 «mil millones de años; ninguna especie habría cambiado ni dado
origen a otras especies; y ninguna de las especies que vemos hoy estaría emparentada con
otras especies, presentes ni pasadas. Si la Biblia fuera textualmente correcta, todas las
especies que vemos hoy (lobos, humanos, bagres, chimpancés, ballenas, bacterias, robles,
tortugas, maíz, arañas, etc.) serían exactamente iguales ahora a cómo eran cuando Dios las
creó de la nada como entidades separadas y sin ningún parentesco.
Bueno, con el debido respeto a las creencias religiosas, toda la ciencia moderna ha
demostrado que la creación bíblica es un mito: una historia sobre los orígenes de la vida. Existe
más que suficiente evidencia concreta de que la Tierra tiene miles de millones de años (no
miles); de que las especies no aparecieron todas a la vez (en seis días) sino a lo largo de miles
de millones de años; que cada especie es un descendiente evolutivo de una especie un poco
diferente que existió antes; y que todas las especies del planeta están emparentadas (en
distintos grados) pues descienden de una serie de antepasados comunes.
La vida empezó con seres de una sola célula que se parecían a las bacterias hace unos 3 « mil
millones de años, pero a partir de ese momento evolucionó y se diversificó una y otra vez,
siguiendo muchos caminos evolutivos. Esa historia está grabada en nuestro cuerpo. En el
"frondoso árbol" de la vida, todo ser humano está emparentado de una forma u otra con todas
las otras especies vivas de la Tierra (y tiene rasgos en común con ellas), remontándose a los
primeros seres que salieron de la "sopa química" hace unos 3 « mil millones de años, de los
cuales se derivan todas las formas de vida del planeta. No hay que tener un doctorado en
ciencias para entender que los seres humanos estamos más emparentados (y tenemos más
rasgos en común) con los chimpancés (nuestros parientes no humanos más cercanos), e
incluso con los lobos, las ballenas y otros mamíferos, que con los pájaros cantores, los bagres,
el maíz o las bacterias. Pero con esos parientes mucho más distantes tenemos rasgos en
común que vienen de los antepasados comunes que tuvimos hace mucho tiempo: por
ejemplo, los seres humanos tenemos esqueleto y columna vertebral, igual que los bagres y los
pájaros cantores; nuestras células tienen DNA, igual que las células de las plantas, las bacterias
y todos los seres vivos.
Aunque a muchos nos enseñaron la historia de la creación bíblica desde niños, la evidencia del
mundo real muestra que no es verdadera. Evidencia, evidencia científica concreta: esto es lo
nos permite afirmar con toda seguridad que la evolución es un hecho y que así es como se ha
desarrollado toda la vida del planeta y como sigue cambiando.
Como veremos más adelante, muchos creyentes han logrado aceptar la evidencia científica de
que la vida ha evolucionado y conservar sus creencias religiosas. Hoy muchos científicos son
ateos (no creen en dioses o seres sobrenaturales) y humanistas seculares (buscan responder a
las necesidades de la humanidad por medios seculares, no religiosos). Pero también hay
bastantes científicos que han decidido conservar algunas tradiciones religiosas del judaísmo, el
cristianismo o el Islam, por ejemplo, y creen que hay una fuerza sobrenatural que los seres
humanos no pueden detectar. Sin embargo solo un pequeño puñado de ellos duda que la vida
haya evolucionado o que los principios y mecanismos básicos de la evolución no estén
probados. Los científicos dedicados a las ciencias biológicas, especialmente, son los más firmes
defensores de la evolución pues la teoría de la evolución es la piedra angular de todo su
trabajo; sin ella el avance científico es imposible en campos como genética molecular, biología
celular, fisiología, paleontología, conductismo animal, biología y botánica de poblaciones,
ecología comunitaria, conservacionismo, etc.
¿No se equivocan a veces los científicos? Claro que sí. Pero como explicamos a fondo en las
primeras entregas de esta serie, el enorme acuerdo de la comunidad científica moderna sobre
la teoría de la evolución y la abrumadora confianza de los científicos de todos los campos en la
evolución se debe básicamente a dos razones:
1. la evidencia de que la vida ha evolucionado y sigue evolucionando es concreta, y la
evolución biológica se ha observado repetidamente y se ha puesto a prueba y
verificado sistemáticamente (una y otra vez) en infinidad de estudios y experimentos
(en el laboratorio y en la naturaleza) realizados por científicos de todo el mundo y de
una gran variedad de posiciones políticas y filosóficas (y religiosas);
En todas las ciencias es importante tener una idea general de los principios de la evolución
(por ejemplo en la astronomía, donde se están aplicando a la evolución del cosmos), pero en
las ciencias biológicas esto es esencial. Para entender de lleno qué pasa en células vivas,
en organismos individuales,ven poblaciones devorganismos o en comunidades de muchas
especies, es absolutamente imprescindible tomar en cuenta la historia evolutiva.
Es un hecho: en el campo de la biología nadie podría plantear las preguntas correctas, y mucho
menos contestarlas, sin tener por lo menos una idea general de los principios y mecanismos de
la evolución. Los principios y mecanismos básicos de la evolución son tan fundamentales, tan
centrales en toda la ciencia moderna (por ejemplo, en la geología, la arqueología y la
astronomía), que no es exagerado decir que "en el mundo de hoy, sin la ciencia de la evolución,
no habría ciencia". La evolución ha dado a todos los seres vivos la forma que tienen hoy. El que
trabaje en el campo de las ciencias biológicas hoy y no acepte la evidencia de la evolución ni
tenga una idea general de la historia de los procesos evolutivos que dieron origen a las
distintas especies (y a las interacciones de las especies) no podrá hacer ninguna contribución
sustancial al avance de su campo porque trabaja con una visión altamente distorsionada de los
rasgos y procesos dinámicos que caracterizan a los organismos vivos y a los sistemas vivos.
Para ilustrar este punto, veamos un par de ejemplos de los titulares del momento:
Nadie puede entender nada esencial sobre el virus y la epidemia del SARS, ni tomar medidas
para contenerlos, sin considerar los puntos básicos de la evolución biológica. Los principios
básicos de la evolución biológica están ayudando a identificar la estructura genética de este
virus y a averiguar con qué otros virus está emparentado (la familia evolutiva de los "virus
corona"). Eso es importante para averiguar qué medicamentos y/o vacunas pueden tener
efecto en el virus del SARS (por ejemplo, si es de la familia evolutiva de los virus corona, es
lógico ver primero los medicamentos que ya sabemos que controlan otros virus de la misma
familia). Otra línea de investigación es la procedencia del virus: los principios evolutivos nos
permiten saber que los virus a veces "saltan" de una especie biológica a otra (muchas veces
cuando una especie se come a otra). Los principios evolutivos también nos enseñan que los
miembros de una especie que han comido miembros de una especie diferente infectados con
un virus tienen menos probabilidad de enfermarse si las dos especies tienen un parentesco
lejano que si tienen un parentesco cercano. (Por esta y otras razones no es buena idea que los
seres humanos, que son primates, coman otros primates, como monos o simios. Se ha
especulado que el virus de inmunodeficiencia humana que causa el SIDA evolucionó de virus
muy cercanos que causan una enfermedad parecida al SIDA en primates africanos. Varios
biólogos sospechan que ese virus "saltó" a los seres humanos por medio del consumo de
"carne de monte" -carne de varias especies de monos y simios, como chimpancés-- común en
la región).
Los organismos que causan enfermedades también evolucionan con el tiempo y a menudo lo
hacen en conjunción con la evolución de sus portadores. Si dos especies tienen un antepasado
común, cuanto más reciente sea ese antepasado (y cuantos más rasgos físicos tengan en
común), es más probable que el virus que enferme a una especie también enferme a la otra. La
teoría de la evolución nos permite entender esto y nos da pistas para seguir investigando. Por
otro lado, los que rechazan la evolución y creen que las especies de animales y de plantas no
tienen ningún parentesco, no pueden hacer avances de importancia en la lucha por manejar y
curar las enfermedades infecciosas. Eso solo lo pueden hacer los que parten de la teoría de la
evolución. Volviendo al virus del SARS, a los epidemiólogos (biólogos que estudian las
enfermedades infecciosas, su transmisión y su contención) se les ocurrió buscar la fuente y los
nidos del SARS en especies no humanas que tienen antepasados evolutivos comunes con los
seres humanos en un pasado evolutivo no muy distante porque entienden los principios
básicos de la evolución. Como los humanos son mamíferos, han examinado otros mamíferos
con los cuales tienen contacto en las zonas donde empezó la epidemia del SARS (mamíferos
domésticos, como cerdos que viven cerca o mamíferos de monte que cazan, y comen). Han
buscado el virus del SARS en zonas rurales de China, donde se cree que pudo "saltar" de los
cerdos a los humanos. Las últimas noticias cuando escribo este artículo indican que una
especie de civeta (un mamífero parecido al gato que se caza y se come en la región) puede ser
el portador del SARS y el transmisor a los primeros seres humanos que se enfermaron. Todavía
no se sabe con seguridad. Lo importante es que averiguar el origen de este virus es un paso
crucial para ver cómo tratarlo y contenerlo en poblaciones humanas; pero los científicos no
sabrían dónde empezar a buscar si no entendieran los puntos básicos de la evolución, por
ejemplo, por qué los factores que causan enfermedades a veces saltan de las presas (el animal
comido) a los depredadores (el animal que come) y los enferman, especialmente si las dos
especies tienen muchos rasgos evolutivos comunes.
El virus del SARS, la susceptibilidad humana a la "enfermedad de las vacas locas"**, el virus del
SIDA que evoluciona rápidamente, la problemática evolución de bacterias resistentes a los
antibióticos: todos estos son serios problemas de salud pública y, si no se toma en cuenta la
evolución pasada y presente de los agentes que los causan, es imposible entenderlos y
atenderlos.
Una pregunta para los creacionistas que no creen en la evolución porque contradice la Biblia:
¿debemos parar los esfuerzos de tratar y manejar las enfermedades infecciosas porque se
basan en los principios de la evolución?
Que el transplante de órganos de otras especies (una idea complicada y problemática desde
muchos ángulos) no debería considerar especies que no sean parientes evolutivos cercanos de
los seres humanos. La razón es que solo los órganos de especies que tuvieron antepasados
comunes con nosotros en el pasado evolutivo relativamente reciente tienen suficientes rasgos
comunes con los órganos humanos para no ser rechazados de plano. El cuerpo humano no
aceptará por igual los órganos de todos los mamíferos (aunque somos mamíferos). Los
órganos de las especies de mamíferos que tienen antepasados comunes con nosotros en el
pasado evolutivo relativamente reciente (como los simios o, un poco más distanciados, los
cerdos) tienen más rasgos en común con nuestros órganos y, por lo tanto, son menos
propensos al rechazo que los órganos de especies de mamíferos más distantes.***
Mi intención aquí no es proponer que los transplantes de órganos entre especies son la mejor
forma de obtener "piezas de repuesto" para las personas enfermas. (De hecho, tales
transplantes presentan tantos problemas que yo me inclino a pensar que el "cultivo" de tejidos
de órganos a partir de células madre no especializadas es un camino más prometedor). Mi
objetivo es señalar que si no entendiéramos cómo opera la evolución, y cómo los procesos
evolutivos del pasado han moldeado la vida y las funciones de las especies actuales (y sus
órganos), pues no podríamos entender nada de esto.
Los creacionistas actuales de Estados Unidos no son simplemente individuos religiosos mal
informados sobre la evolución. Son un movimiento político e ideológico organizado de
ultraderecha que hace campaña en la prensa, las escuelas, los tribunales y por toda la sociedad
para desprestigiar la ciencia de la evolución y remplazarla con su dogma favorito: la teoría de
la creación divina.
Hay varias clases de creacionistas (como veremos), pero todos tienen en común una fuerte
oposición a la ciencia de la evolución (y a los métodos científicos seculares en general). Por fe
religiosa ciega, la mayoría de los creacionistas rechaza y descarta toda la evidencia científica
que respalda la teoría de la evolución. "Creen" que la vida nunca evolucionó y que una fuerza
por encima del mundo natural (un dios sobrenatural) creó todas las especies "de la nada"
como entidades separadas y sin ninguna relación. El ala creacionista más tradicional y
reaccionaria en materia política es parte del movimiento fundamentalista cristiano, que salió
de los estados rurales del sur del país pero ahora tiene representantes en todos los estados, y
desde un principio ha contado con el apoyo de fuerzas de peso de los grupos que detentan el
poder en este país.
Como táctica política (para imponer la enseñanza de sus disparates en las escuelas), en los
últimos años muchos creacionistas han tratado de hacerse pasar por "científicos"; dicen que la
teoría bíblica de la creación divina es una teoría científica "alternativa" legítima que se debe
enseñar al mismo tiempo que la evolución en las clases de ciencias. Pero al examinar sus
argumentos se ve que ni su "creacionismo científico" (o "ciencia de la creación") ni sus
métodos tienen absolutamente nada de científico. Es simplemente religión (y solo la religión
fundamentalista cristiana). Para ellos, es un acto de fe religiosa que la Biblia es la Palabra de
Dios, textualmente, y que nada de lo que dice puede ser incorrecto. Por lo tanto afirman (a
pesar de toda la evidencia científica) que Dios creó por separado todos los animales, las
plantas y los seres humanos de la nada en seis días hace unos pocos miles de años; afirman
que Adán y Eva fueron, textualmente, los primeros seres humanos y que todas las especies de
plantas y animales que vemos hoy son descendientes del "par de cada clase" que Noé salvó en
su arca cuando Dios cubrió el mundo con un diluvio universal que duró 40 días y 40 noches.
Algunos trazan elaborados croquis del arca para explicar cómo pudieron caber dos
representantes de todas las especies.
¿Es posible que, como dice la Biblia, un diluvio universal matara a todos los seres vivos de la
Tierra menos a Noé, su familia y "un par de cada clase" de las especies que existen hoy (que,
según los "creacionistas científicos", son descendientes directos, sin cambio, de los animales y
plantas que Noé embutió en el arca)? Claro que no. Para comenzar, no hay evidencia geológica
histórica de que haya ocurrido tal inundación y esencialmente es imposible que una
inundación cubra toda la Tierra al mismo tiempo. Por otro lado, ni siquiera hoy es posible
construir un barco lo suficientemente grande (ni mil barcos) para que quepa un par de cada
especie.
Los autores humanos de la Biblia vivieron hace unos 2,000 (o más) años en la región del Medio
Oriente y no sabían que metieron la pata porque no conocían mucho del mundo natural de
todo el planeta: seguramente solo conocían una pequeña porción de las especies de la región,
y no tenían idea de la enorme cantidad de especies de plantas y animales que han poblado la
Tierra (en esa época o ahora). Bueno, como los creacionistas creen que todas las especies que
existen hoy existen desde que Dios creó el mundo (o tendrían que admitir que la Biblia tiene
errores), pues están atascados. Todo lo que pueden hacer es salir con argumentos ridículos de
cómo cupieron en el arca de Noé "dos de cada clase" de las especies que existen hoy. ¿Quieren
que creamos que los antepasados de TODOS los cientos de millones de especies vivientes:
todos los mamíferos, todas las aves, todos los reptiles, los anfibios, los peces, los insectos, los
invertebrados marinos, y todas las especies de plantas con flores y sin flores, los hongos, las
bacterias y otros microorganismos (que ni siquiera menciona la Biblia), que DOS DE CADA
CLASE de todas esas especies se acomodaron en un barco? ¡Por favor!
Una pregunta: ¿eso es lo que los maestros de ciencias deben enseñar obligatoriamente como
una "teoría científica alternativa legítima"? Lo pasmoso es que los creacionistas han estado
muy cerca de lograrlo varias veces en los últimos años: han logrado que distritos escolares de
varios estados consideren darle "el mismo peso" a la "ciencia de la creación" y a la "ciencia de
la evolución" en las clases de ciencias, y ha sido necesario librar enormes batallas en los
tribunales y presentar el testimonio de cientos de destacados científicos para impedir que eso
llegue a ser ley. Pero aunque no han podido imponer su plan completo (hacer que el estado
presente ideas religiosas y las contraponga a la ciencia establecida en las escuelas públicas, ¡y
en clases de ciencias!), sí han logrado sembrar confusión y llevado a mucha gente a pensar que
de pronto la teoría de la evolución no es tan firme como parece. También han presionado a
muchas editoriales de libros de texto (más preocupadas con demandas y controversia que con
la verdad) a poner "aclaraciones" en los libros de ciencias que dicen que la evolución es una
teoría polémica (no, no lo es para el 99.9% de los científicos) y que como unos estudiantes
tienen ideas religiosas opuestas a la evolución ¡¡¡cada quien debe decidir por su propia cuenta
lo que le parece correcto!!! ¿Les decimos a los estudiantes que decidan por su cuenta si la
Tierra es plana? ¿O si las bacterias y los virus pueden causarnos enfermedades y que hay
medidas que podemos tomar para impedirlo o combatirlo? ¿O sobre otros principios
científicos probados?
Además de rechazar la múltiple evidencia de que las especies vivas han evolucionado, los
creacionistas tradicionales también rechazan la clara evidencia geológica de que esto ha
sucedido por miles de millones de años y de que la misma Tierra tiene miles de millones de
años. Por ejemplo, no creen que las cadenas de montañas y el Gran Cañón del Colorado se
formaron por medio de los procesos naturales de elevación geológica y erosión a lo largo de
cientos de millones de años. Cualquier geólogo informado dirá que la idea de que los
accidentes geográficos de la Tierra se formaron "al mismo tiempo" hace unos pocos miles de
años (y que solo han sufrido los cambios que pueden causar la erosión del viento y del agua en
esos pocos miles de años) es un disparate total. La ciencia moderna puede establecer de varias
formas la edad de las rocas y las varias técnicas de datación indican que la Tierra tiene unos 4 «
mil millones de años. Además, los geólogos modernos entienden la dinámica y los procesos de
gran escala que han cambiado la faz del planeta muchas veces en el curso de millones y miles
de millones de años. Aunque la mayoría de esos procesos han operado a una velocidad
increíblemente lenta y durante períodos de tiempo casi inconcebiblemente largos desde una
perspectiva humana, los geólogos pueden detectar y medir lo siguiente: cómo se separan o se
estrellan grandes masas de tierra: cómo las fuerzas del interior de la Tierra empujan hacia
arriba cadenas de montañas (que después se desgastan y quizá vuelven a elevarse millones de
años más tarde); cómo han crecido y se han encogido muchas veces los océanos en distintos
momentos de la historia de la Tierra; que el interior de los continentes estuvo cubierto por
mares internos por millones de años; cómo se formaron los profundos cañones del fondo del
mar y de la superficie terrestre; que la superficie del planeta se ha resquebrajado una y otra
vez, y ha dejado salir vapor caliente y magma del interior de la Tierra en erupciones volcánicas
que destruyen y forman accidentes geográficos. Pueden detectar y medir cuántos de esos
procesos moldearon el planeta en el pasado y cuántos lo siguen moldeando hoy; por ejemplo,
ciertas cadenas montañosas siguen creciendo a una velocidad que no ve el ojo humano pero
que se puede medir concretamente.
Mejor dicho, no cabe duda de que nuestro planeta es muy dinámico: la superficie
cambia constantemente y en el curso de miles de millones de años se ha reestructurado varias
veces; pero todos esos cambios se pueden explicar por medio de procesos
completamente naturales (sin intervención sobrenatural) que la geología moderna entiende
bastante bien. También es importante ver que los geólogos de todo el mundo concuerdan en
que los grandes cambios que han moldeado la Tierra no se pudieron dar en unos pocos miles
de años (el tiempo que ha existido, conforme a la versión textual de la Biblia). Esos cambios se
operaron a lo largo de millones, cientos de millones y miles de millones de años.
NOTAS:
**La terrible enfermedad conocida como "enfermedad de las vacas locas", que devora el
cerebro, es causada por pedacitos de proteínas parecidos a virus que reciben el nombre de
priones. Los priones infectan las vacas cuando a estos animales herbívoros los alimentan con
una mezcla alta en proteínas de órganos molidos de mamíferos emparentados (por ejemplo
ovejas) para estimular el crecimiento. Los seres humanos (también mamíferos) que comen
carne de vacas enfermas se enferman. La práctica de alimentar animales domésticos con los
huesos y órganos de otras especies de animales domésticos (cerdos, ovejas, vacas, etc.) es
bastante común en la ganadería moderna, a pesar de que en su historia evolutiva esas
especies no consumieron esos alimentos. Los principios de la evolución advierten que tales
prácticas son sumamente peligrosas y pueden causar enfermedades devastadoras.
*** Aunque los cerdos no están tan emparentados con nosotros como los chimpancés y otros
simios, se cree que son mejores candidatos para transplantes humanos. ¿Por qué?
Precisamente porque los simios son nuestros parientes más cercanos. Por un lado, por el
hecho de que los simios (chimpancés, gorilas y orangutanes) y los humanos somos tan
parecidos, a muchas personas les inquieta (y les parece ética y moralmente mala) la noción de
matarlos para beneficio humano. Pero dejando de lado por el momento ese complejo
problema (y la necesidad de preservar estas especies en peligro de extinción), los principios de
la evolución nos enseñan que los transplantes de simios pueden ser muy peligrosos porque,
como la línea humana y la línea de los simios se separaron de un antepasado común hace poco
tiempo (unos 4 millones de años, lo que no es mucho en comparación con los 3 « mil millones
de años de evolución de la vida), hay una buena probabilidad de que los virus y demás
organismos que enferman a los simios pasen a los humanos en los transplantes; y lo que
enferma a los simios también puede enfermar a los humanos. Por eso se cree que los cerdos
son un buen término medio: están lo suficientemente cerca de los seres humanos en la
historia evolutiva para tener órganos similares, pero lo suficientemente lejos para que los
organismos que les causan enfermedades hayan evolucionado separadamente más tiempo y,
por lo tanto, no ataquen tanto a los seres humanos.
Charlatanes y embaucadores
Los creacionistas tradicionales no son simplemente unos chiflados (¡aunque están chiflados!);
también son muy deshonestos. Me hacen pensar en los viejos charlatanes y embaucadores
que se aprovechaban de la ingenuidad del público y vendían ungüento amarillo como cura
para todos los males. Como ellos, cambian las explicaciones, cuantas veces sea necesario, para
adaptarse a las circunstancias y sembrar confusión.
También es muy importante entender esto del método creacionista: si uno presenta hechos
científicos bien documentados a sus objeciones a la evolución, simplemente cambian de carril
y dicen que tienen otras críticas de peso. Es como el juego de manos en que uno tiene que
adivinar debajo de cuál de tres naipes está una bolita. Jamás se dejan concretar ni justifican
con razones sustanciales su propia "teoría alternativa". Como no están muy apegados que
digamos a la verdad del mundo real, tienen libertad de cambiar y voltear los argumentos hasta
que los evolucionistas se hartan de hablar con ellos porque ven que es imposible convencerlos
por más evidencia científica racional que les den.
¡Te quieren a ti!
Los creacionistas saben que no van a convencer a los científicos profesionales, que no van a
llevarlos a descartar hechos probados ni los métodos de la ciencia. Es al público no
especializado a quien quieren convencer. A los defensores de la evolución les encantaría que
más gente tenga una educación científica básica y aprenda a aplicar métodos científicos para
distinguir la verdad de la falsedad. Por el contrario, los creacionistas aprovechan que mucha
gente de este país (la mayoría) no ha recibido una buena educación y, por lo tanto, no tiene
muchos conocimientos de ciencias ni de los métodos científicos. Quieren sembrar la suficiente
confusión ("¿será cierto que la evolución es mentira?") para que la gente piense que "de
pronto" lo que los creacionistas dicen es verdad y que no perjudica dejar que presenten sus
ideas en las clases de ciencias como "alternativa" a la evolución. Apelando a la generosidad y
justicia ("todo mundo debe tener derecho de defender sus creencias, ¿no?"), buscan que el
público acepte que el gobierno ordene a los maestros enseñar un dogma religioso, ¡y
enseñarlo como si fuera ciencia! Pero sus ideas son religiosas y no se basan para nada en la
ciencia, así que no deben enseñarse en clases ni libros de ciencias, ni tienen cabida en las leyes
que dictan qué se debe enseñar como ciencias. La ciencia demuestra que la evolución es un
hecho y no deja absolutamente ninguna duda de que la historia bíblica de la creación no puede
ser cierta: esto lo prueba todo lo que los científicos saben hoy sobre la historia de la vida en
este planeta. Por eso sería inescrupuloso enseñar el creacionismo como un "hecho real", en
clases de ciencias o en cualquier parte.
Si les parece que exagero, échenle un ojo a las iniciativas políticas que ha tomado el
movimiento creacionista en los últimos años. Las más conocidas son las tentativas de dominar
las juntas educativas y de cambiar las leyes estatales para estatuir la enseñanza de la "ciencia
de la creación" al mismo nivel que la evolución en las clases de ciencias de las escuelas
públicas. Pero también se han puesto a cabildear en los más altos niveles del gobierno para
que el Congreso ordene la enseñanza del creacionismo religioso en todos los estados. ¡Y
estuvieron a un pelo de lograrlo! (Ver el recuadro sobre la enmienda Santorum "¡Buena
pareja!").
El presidente actual, George W. Bush, y miembros de peso del gobierno como John Ashcroft
(secretario de Justicia) y Tom Delay (líder de los congresistas republicanos) se jactan
abiertamente de ser creacionistas. En el famoso caso de 1987 de la Suprema Corte Edward vs.
Aguillard (muy interesante de leer, por cierto), la mayoría de los magistrados votaron contra la
"Ley de Tratamiento Balanceado" de Luisiana, que ordenaba a los maestros de ciencias
enseñar la "ciencia de la creación" junto con la evolución. La Corte declaró que la ley era
anticonstitucional porque su propósito era "promover una creencia religiosa particular" ya que
para enseñar la "ciencia de la creación" los maestros tendrían que enseñar la idea religiosa de
que un ser sobrenatural creó la humanidad. El magistrado Lewis Powell escribió en la opinión
de la mayoría de la Corte: "La Primera Enmienda no permite que el Estado requiera que la
enseñanza y el aprendizaje se ajusten a los principios y prohibiciones de ninguna secta o
dogma". Esto fue una importante derrota para los creacionistas. Pero también es interesante
leer la opinión discrepante, escrita por el magistrado Antonin Scalia, que votó a favor de
conservar la ley; dice que a su manera de ver imponer la enseñanza de la "ciencia de la
creación" no es imponer la enseñanza de creencias religiosas; se remite a las declaraciones
juradas que recibió la Corte de "expertos" creacionistas que "juran" que la "ciencia de la
creación" es un "conjunto de conocimientos científicos" y que tienen "información científica
para apoyar la teoría de que el universo físico y la vida aparecieron de repente y no han
cambiado sustancialmente desde su aparición".
Después de Edward vs. Aguillard ha habido otros pleitos importantes en los tribunales y
muchos científicos de renombre han ido a declarar a una sola voz que la supuesta "ciencia de
la creación" no tiene nada que ver con la ciencia. Asimismo, todas las principales
organizaciones científicas del país (como la National Academy of Sciences y la North American
Association for the Advancement of Science) han reiterado enfáticamente que la teoría de la
evolución cuenta con un sólido respaldo científico y que no existe evidencia científica contra
ella. Pero nada de eso le importa un comino a los fanáticos fundamentalistas del movimiento
creacionista ni a sus papis de la clase dominante. Que yo sepa, Scalia nunca ha reconocido que
sus comentarios fueron sumamente ignorantes y que tenían móviles políticos, y los
creacionistas siguen empeñados en llegar a los más altos niveles del gobierno para imponer
por ley las doctrinas fundamentalistas cristianas.
"¿PERO CÓMO PODEMOS ESTAR SEGUROS DE QUE ALGO ES VERDAD"? ESE RELATIVISMO
FILOSÓFICO ES TERRENO FÉRTIL PARA LOS CREACIONISTAS
Es importante reflexionar sobre cómo sabemos si algo es verdadero o falso. ¿Cuáles son los
métodos y enfoques que permiten acercarse a la verdad y distinguirla de la falsedad? Sin
entender esos métodos y enfoques es fácil caer en el error de aceptar cualquier mentira o
falsedad, especialmente si la presentan con convicción personas que tienen posiciones de
poder e influencia (gobiernos, autoridades religiosas, personalidades de TV, etc.).
Es bueno ser críticos y cuestionarlo todo. Pero también es importante reconocer cuando una
verdad se ha establecido claramente. Si los seres humanos pensáramos siempre que "no
hay nada seguro", ¿cómo podríamos vivir o hacer algo? ¿Nos paramos frente a un carro
porque "nunca se sabe con seguridad" si nos va a atropellar? ¿No ponemos el despertador
porque "nunca se sabe con seguridad" si sonará, o si en realidad existe, o si nosotros existimos
y vale la pena que nos levantemos? Estos ejemplos parecen tontos, pero demuestran que
hasta para funcionar de día en día necesitamos un método y un enfoque que nos ayude a
establecer si una cosa es verdadera o falsa.
Desde luego nunca sabremos la verdad absoluta (en el sentido de que nunca sabremos todo lo
que se puede saber de todo), pero tenemos métodos para llegar al punto en que podemos
decir con un alto grado de seguridad que algo es verdadero, es decir, que concuerda con un
aspecto de la realidad material.
Repito que es bueno e importante cuestionarlo todo, pero también es bueno e importante
reconocer que no todo está siempre en el aire: a veces sabemos lo suficiente sobre un aspecto
para aceptarlo como verdad, dejar de darles vueltas y seguir adelante. Esa es la situación con
la teoría de la evolución.
Sin embargo, en este país mucha gente todavía no sabe que tenemos ese grado de seguridad y
certeza sobre la evolución. Los creacionistas, con sus ataques a la evolución y a la ciencia, han
sembrado mucha confusión sobre esto desde fines del siglo 19; y, por lo general, dichos
ataques son más fuertes y agresivos en épocas de torbellino social, cuando se cuestiona y
debate la dirección general de la sociedad. En tales momentos, especialmente, los
reaccionarios se resisten a toda forma de progreso social y exhortan a "volver a los valores y
tradiciones". Este momento no es una excepción.
Los creacionistas han librado campañas tan agresivas contra la evolución y la ciencia en los
últimos años que a las universidades les preocupa el creciente analfabetismo científico en todo
el país: cada año llegan más y más estudiantes creyendo que "la comunidad científica está
dividida sobre la evolución" y que la "evolución es una teoría sin verificar". Repito una vez más:
esas dos nociones son completamente falsas. La comunidad científica (en Estados Unidos y en
el mundo, y en todos los campos de la ciencia) no está "dividida" sobre los principios básicos
de la evolución. Hay un consenso abrumador de que a) la vida definitivamente ha
evolucionado y b) los mecanismos de la evolución (pasada y presente), como la selección
natural, se conocen bastante a fondo hoy.
Lo de que la "evolución es una teoría sin verificar" también es falso. Como he señalado a lo
largo de esta serie, hay una cantidad increíble de evidencia acumulada, que se refuerza
mutuamente, a favor de la evolución; el consenso científico general es que la teoría de la
evolución es una de las teorías mejor probadas y documentadas de la ciencia. Pero uno de los
métodos favoritos de los creacionistas es sembrar confusión con juegos de palabras. En el
idioma diario, "teoría" quiere decir "una idea que no se ha comprobado". Atizando la
ignorancia, los creacionistas esperan que cuando oigamos decir "teoría de la evolución"
pensemos que es algo sin comprobar. Pero en los círculos científicos "teoría" tiene un
significado muy distinto: una "teoría científica" es un conjunto complejo de leyes o principios
que relacionan diferentes ideas y propuestas que explican (desde distintos ángulos) los
principios y mecanismos básicos de un proceso natural, como el origen, cambio y desarrollo de
una parte de la realidad material. Por ejemplo, los científicos hablan de la "teoría de la
gravedad" o de la "teoría de Copérnico" (del movimiento de la Tierra y los otros planetas
alrededor del Sol), pero eso no quiere decir que se "imaginan" que los objetos caen hacia el
suelo debido a la fuerza de gravedad ni que "suponen" que la Tierra gira alrededor del Sol y no
al revés. La teoría de la gravedad y la teoría de Copérnico actualmente están bien
documentadas y cuentan con sólida evidencia científica, y lo mismo se puede decir de la teoría
de la evolución.
Por otra parte, las teorías científicas pasan por un proceso de desarrollo y profundización a
medida que el conocimiento humano crece y explica cosas que antes no se entendían. Con el
avance del conocimiento es inevitable que se compruebe que algunas ideas son incorrectas y
se descarten. La ciencia avanza cuestionando y examinando críticamente nociones científicas
establecidas. Siempre habrá más que aprender y descubrir sobre todo. Pero eso no significa
que no podamos decir en un momento dado que algo es verdadero. Los que dicen que "nunca
se sabe" caen en un método incorrecto llamado relativismo filosófico. (Por otro lado, como el
conocimiento humano nunca es completo y perfecto, y siempre se está desarrollando, los que
creen que poseen la "verdad absoluta" sobre todo, o todo lo importante, caen en el método
incorrecto llamado dogmatismo, que es el "reverso" del relativismo). Cuando decimos que algo
es "verdad", significa que hay suficiente evidencia concreta convincente (preferiblemente de
varias fuentes y direcciones, que se refuerzan mutuamente) de que nuestro conocimiento de
un fenómeno concuerda rigurosamente con ese aspecto de la realidad objetiva, es decir, del
mundo material (que abarca todo el mundo natural y la organización social humana).
Probar que una teoría científica (ya sea del mundo natural o de la sociedad humana) es
"verdad" no ocurre de la noche a la mañana. Para decir con confianza que una gran idea o un
conjunto de ideas es "verdad", tiene que pasar por el crisol científico: hay que hurgarlas,
criticarlas, cuestionarlas y ponerlas a prueba una y otra vez desde muchísimas direcciones. Una
buena teoría científica hace una serie de predicciones que se deben cumplir en el mundo real
si la teoría es verdad; también hace predicciones que no se deben cumplir si la teoría es
verdad. Esto se llama el principio de "falsabilidad científica": por definición, para decir que una
teoría científica es verdadera, tiene que haber hechos que la puedan refutar (que si se
descubren demostrarían que la teoría es falsa). La teoría de la evolución se puede refutar si,
por ejemplo, se encontraran huellas fosilizadas de dinosaurios y de seres humanos en las
mismas capas de rocas, porque eso significaría que los dinosaurios y los seres humanos
vivieron al mismo tiempo, y contradiría completamente todo lo que sabemos sobre la
secuencia de evolución de distintas especies. Los biólogos pueden dar muchos ejemplos de
cosas que (si se descubrieran) echarían por tierra la teoría de la evolución. Mejor dicho, como
toda buena teoría científica, la teoría de la evolución cumple el principio de falsabilidad; pero,
en la práctica, la ciencia nunca ha encontrado nada (ni una sola cosa) que la refute. Por el
contrario, sí ha encontrado muchas, muchas cosas que la respaldan.
La teoría de la creación divina es una creencia religiosa, no una teoría científica. Una prueba es
que, por naturaleza y definición, es imposible de refutar. Los creacionistas jamás dan ejemplos
de descubrimientos científicos que aceptarían como prueba de que la teoría de la creación
divina es incorrecta. Para ellos es cuestión de fe religiosa absoluta. Pero si uno dice que es
imposible que se descubra información que pruebe que su teoría es incorrecta, por definición
no está siguiendo los principios de la ciencia y su teoría no tiene nada que ver con la ciencia.
¡Buena pareja!
De cómo los creacionistas de Diseño Inteligente se asociaron con un senador famoso por
atacar a los gays y casi lograron remplazar la ciencia con la religión en las clases de ciencias
de las escuelas públicas
Esta interesante anécdota revela mucho sobre la clase de gente que está al frente de la
campaña contra la evolución y sobre sus conexiones con los más altos niveles del gobierno.
Primero hay que conocer al senador republicano de Pensilvania Rick Santorum, que se ganó
una lluvia de críticas de todas partes (menos de la Casa Blanca) porque comparó la
homosexualidad con el incesto, la bigamia y el adulterio. En la primavera de este año
Santorum habló con reporteros de Associated Press sobre un caso que estaba a punto de ver la
Suprema Corte sobre las leyes contra la sodomía que todavía existen en (¿dónde más?) Texas.
Santorum dijo que "tenía un problema con los actos homosexuales" y que se opone a los
"actos que caen fuera de las relaciones heterosexuales tradicionales" pues destruyen la
sociedad y los valores tradicionales de la familia. Añadió que cada estado debe tener el
derecho de regular la conducta sexual privada (lo que uno hace en su casa) y lo remató así.
"Si la Suprema Corte dice que uno tiene derecho a tener relaciones sexuales (gay)
consensuales en su casa, pues también tiene derecho a la bigamia, a la poligamia, al incesto, al
adulterio y a todo".
A pesar de las protestas que se oyeron de todos lados y de que se pidió la renuncia de
Santorum, él no se retractó. La Casa Blanca no lo criticó. Este incidente muestra hasta qué
punto los fundamentalistas cristianos ocupan posiciones de poder y hasta qué punto están
dispuestos a usar el poder del aparato estatal para imponer medidas esencialmente fascistas
con el pretexto de "defender los valores tradicionales de la familia".
Pero la fama del senador Santorum no empezó con este incidente. En el verano de 2001 el
mismo tipo trató de colar una enmienda opuesta a la evolución, la "enmienda Santorum", en la
ley de educación "No Child Left Behind/Cumpliendo la promesa a los niños", la mayor reforma
educativa desde 1965. Hasta ese momento, las principales tácticas de los creacionistas eran
meterse en las juntas educativas locales o tratar de cambiar las leyes estatales. Aunque
lograron sembrar bastante confusión en algunos sectores del público general, sufrieron fuertes
derrotas en los tribunales y no lograron que la ley obligara a los maestros de ciencias a diluir la
enseñanza de la evolución y a darle el "mismo peso" al creacionismo. Cada vez, cientos de
científicos de muchos campos han acudido a los tribunales a afirmar que todas las formas de
creacionismo (incluida la teoría de Diseño Inteligente) son religión, no ciencias, y que no deben
enseñarse en las clases de ciencias.
Tras perder en los tribunales estatales (en especial después de que se anuló la decisión de la
junta educativa de 1999 de Kansas que eliminaba la evolución de los exámenes estatales),
parece que los creacionistas han salido con otra táctica: quieren que el
gobierno federal promulgue una ley contra la evolución para imponer la enseñanza del
creacionismo en todo el país. Sin lugar a dudas, los estimula el hecho de que el actual
presidente fundamentalista dice públicamente que ¡"todavía no se ha pronunciado sentencia
sobre la evolución"! El método que siguen es típicamente solapado: no proponen
abiertamente que se enseñe el creacionismo bíblico, sino que dicen que la teoría de la
evolución "no se ha comprobado" o que es "polémica" y que la teoría rival de Diseño
Inteligente es una "teoría científica alternativa" que merece ser presentada a los estudiantes.
Como sabemos, la teoría de la evolución biológica está requeté comprobada y la comunidad
científica no "polemiza" sus principios básicos, ¡pero los creacionistas nunca han dejado que la
verdad les ponga obstáculos!
Por increíble que parezca, los creacionistas del grupo Diseño Inteligente del Discovery
Institute's Center for the Renewal of Science and Culture (Centro para la Renovación de la
Ciencia y la Cultura) lograron organizar una sesión informativa oficial en el Congreso en el
verano de 2000 para "educar" a los congresistas sobre el "fracaso" del darwinismo y el
perjuicio que le causa a la sociedad la enseñanza de la teoría de la evolución en las escuelas.
Destacados representantes del Diseño Inteligente (como el profesor de derecho y alto
ideólogo creacionista Philip Johnson) ayudaron a redactar la enmienda que propuso el senador
Santorum. En ese entonces, Santorum dijo que la enmienda eran "dos oraciones inocentes"
que no tendrían mayor impacto en la ley de educación.
La enmienda que escribieron los creacionistas del grupo Diseño Inteligente y que presentó
Santorum decía: "La opinión general del Senado es que: 1) una buena educación de ciencias
debe preparar a los estudiantes para distinguir entre los datos y teorías comprobables de la
ciencia y las afirmaciones religiosas o filosóficas que se hacen en nombre de la ciencia; 2)
donde se enseñe la evolución biológica, el currículo debe ayudar a los estudiantes a entender
por qué enciende tanta polémica, y debe prepararlos para ser participantes informados en la
discusión pública sobre este tema".
Este es un buen ejemplo de las tácticas solapadas actuales de los creacionistas: empiezan con
el primer punto, que es bastante inocente, y luego meten de contrabando el segundo punto
que puede "parecerle justo" a mucha gente. El problema es que:
c. propone que el debate público debe resolver si la evolución es verdadera o no, a pesar
de que la comunidad científica hace hincapié en que la teoría básica de la evolución
está tan comprobada y documentada como la teoría de la gravedad o el hecho de que
la Tierra gira alrededor del Sol. Recapacitemos esto: ¿debemos pedir "debates" para
que cada quien resuelva si esas teorías científicas son ciertas? Claro que no. Las teorías
científicas que se han puesto a prueba y verificado una y otra vez (como la teoría de la
evolución, de la gravedad, del movimiento de los planetas alrededor del Sol) se deben
enseñar como lo que son: hechos científicos establecidos.
Un ejemplo típico de los métodos inescrupulosos de los creacionistas es que andan diciendo
que la enmienda se aprobó (no es cierto) y que ahora la ley federal dicta que los maestros
enseñen la teoría de Diseño Inteligente a la par con la evolución en las clases de ciencias. ¡Pero
eso no es cierto! (bueno, todavía no es cierto). La ley de educación "No Child Left
Behind/Cumpliendo la promesa a los niños" (Ley Pública 107-110) firmada por el presidente
Bush el año 2002 no tiene la enmienda Santorum. La enmienda figura en las notas de
discusión, pero no se incorporó en dicha ley federal. Pero eso no ha frenado a los creacionistas
y siguen diciendo que la ley federal ahora manda enseñar la teoría de Diseño Inteligente. Eso
dijeron por ejemplo en Ohio hace poco, cuando querían imponer en el currículo de ciencias
"teorías alternativas a la evolución", pero así y todo sufrieron una fuerte derrota.
Los creacionistas creen que si repiten sus mentiras muchas veces y mucho tiempo, se
impondrán como si fueran verdad. En una tierra de atención corta, de bajo conocimiento
científico general y con el respaldo de los meros meros del gobierno federal, los creacionistas
podrían salirse con la suya. Por eso es tan importante que las personas honestas se esfuercen
por entender los hechos reales.
Las raras variaciones del código genético casi enteramente universal son evidencia de
evolución, no de diseño
Casi el 100% de todas las especies vivas de plantas y animales --de los mamíferos complejos a
bacterias sencillas-- usan exactamente el mismo código genético (el mismo conjunto exacto de
instrucciones químicas) para dirigir el ensamblaje de la gran variedad de moléculas de
proteínas que los seres vivos necesitan. El hecho de que ese código genético (el "reglamento"
químico para producir proteínas) es exactamente el mismo esencialmente en todos los
organismos (con unas pocas variaciones menores) es en sí fuerte evidencia de que todas las
especies están emparentadas y de que descienden de una larga serie de antepasados
comunes. Pero los creacionistas pasan por alto este hecho y hacen una gran alharaca porque
hay una pequeña cantidad de excepciones a esta regla general (unos pocos organismos
primitivos tienen un código genético ligeramente distinto para producir proteínas), como si
esas excepciones fueran prueba de que las distintas especies no tienen antepasados comunes
y de que un ser divino, no los procesos naturales de la evolución, hizo cada organismo como
es. La verdad es que ese razonamiento de los creacionistas no cuenta con ninguna base
científica. Veamos esto más a fondo:
Mucha gente sabe que los genes transmiten los rasgos hereditarios de una generación a otra.
Pero no mucha gente sabe que, en el curso de la vida de un organismo, lo único que hacen los
genes es dar instrucciones químicas para la producción de las muchas clases de moléculas de
proteínas que necesitan los seres vivos. Un gen es un segmento de una molécula de ADN que
"codifica" (da instrucciones químicas para producir) determinada molécula de proteína; cada
gen codifica una proteína específica. Cada molécula de proteína está formada por unos
compuestos químicos llamados aminoácidos unidos en una secuencia (orden) exacta. Esa
secuencia determina la forma y función de la proteína. Solo hay 20 aminoácidos, pero
producen una enorme cantidad de proteínas. Si tenemos cuentas de 20 colores, podemos
ensartarlas en muchísimas combinaciones para hacer collares. Del mismo modo,
el orden específico en que se combinan los aminoácidos produce muchas clases de proteínas
que realizan distintas funciones.
Las células de todos los organismos producen proteínas. La pregunta es: ¿cómo hacen para
combinar los distintos aminoácidos en el orden preciso para producir determinadas proteínas?
¿Por qué no ensartan los aminoácidos al azar? La respuesta la da el código genético.
El código genético es el mecanismo por el cual la célula "lee" la información química de los
genes y la "traduce" a un conjunto de instrucciones que indican en qué orden unir los
aminoácidos. Como dijimos, el código genético es un "reglamento" para la síntesis de
proteínas. Ese reglamento es exactamente el mismo en las bacterias, en una rosa o en un ser
humano. Si los seres vivos no tuvieran antepasados comunes, si no tuvieran ningún parentesco
y fueron creados cada uno por separado, como dicen los creacionistas, no tendrían el mismo
reglamento químico para producir proteínas. El hecho de que todas las especies vivas
(incluidos los seres humanos) usan exactamente el mismo reglamento (con unas pocas y
mínimas variantes en ciertos microorganismos) es una prueba sumamente fuerte de que todos
los seres vivos están emparentados y de que descienden de una larga serie de antepasados
comunes, desde los primeros organismos parecidos a las bacterias que aparecieron en el
planeta hace más de 3 mil millones de años.
¿Y las excepciones? Efectivamente en las últimas décadas se ha descubierto que unas cuantas
especies de organismos simples tienen un código genético ligeramente distinto para traducir
las instrucciones genéticas de combinar aminoácidos en un orden determinado. Esas pequeñas
variaciones solo se han encontrado en unos pocos microorganismos independientes, y en
mitocondrias y cloroplastos.*
Las pequeñas excepciones a la regla general de que todos los organismos usan exactamente el
mismo código genético son interesantes, y su estudio contribuirá al conocimiento de los
procesos y mecanismos evolutivos. Pero no cambian el hecho de que casi el 100% de las
especies vivas de plantas y animales (de los mamíferos complejos a las bacterias más simples)
usan exactamente el mismo reglamento o código genético para producir proteínas.
Los principios de la evolución explican esas pequeñas variaciones. Para entender esto,
examinemos cómo el código genético traduce la información del ADN para producir proteínas.
¿Cómo lleva la información molecular de un gen (un segmento de ADN) a la síntesis de
determinada proteína, con la secuencia perfecta de aminoácidos? El proceso empieza con el
ADN, que está formado por diferentes secuencias de cuatro compuestos químicos
nitrogenados llamados nucleótidos (adenina, timina, guanina y citosina: A, T, G, C). En la
molécula de dos cadenas de ADN (la famosa "doble hélice"), cada cadena de nucleótidos es
una "copia complementaria" de la otra: A siempre se aparea con T y G se aparea con C. El
primer paso de la síntesis de proteínas es que las dos cadenas de la molécula de ADN se
"abren". A continuación otra molécula (ARN mensajero) forma una cadena sobre una de las
dos cadenas separadas. Esa cadena también es "complementaria", con la excepción de que el
uracil (U) reemplaza la timina; o sea que A se aparea con U y G se aparea con C. El ARN
mensajero transporta esa copia complementaria del ADN del núcleo de la célula al citoplasma
de la célula (a unas estructuras llamadas ribosomas). Los ribosomas recorren las cadenas de
ARN mensajero traduciendo la información. Con la intervención de otras moléculas de ARN y
otra ronda de "apareamiento" químico, la convierten en una secuencia de aminoácidos que da
lugar a una proteína.
Volvamos por un momento a la cadena de ADN al comienzo del proceso: los nucleótidos de los
genes de las cadenas de ADN están organizados en tripletes llamados "codones" (por ejemplo
U-C-A o A-U-G). Cada triplete codifica un aminoácido particular: por ejemplo, el triplete U-U-U
codifica el aminoácido fenilanina; el triplete U-G-G codifica el aminoácido triptófano; el triplete
G-A-U codifica el aminoácido aspartato, y así sucesivamente. Unos tripletes dan la señal de que
la síntesis de proteínas debe empezar (A-U-G) o de que debe parar (U-G-A). Además, es
importante saber que aunque un triplete codifica un solo aminoácido, a muchos aminoácidos
los codifica más de un triplete. Por ejemplo, los tripletes A-C-U, A-C-C, A-C- A y A-C-G codifican
la producción del aminoácido treonina.
La secuencia general de los distintos tripletes (el orden en que están) determina el orden en
que se ensamblan distintos aminoácidos, lo que lleva a sintetizar distintas proteínas. En el
proceso de ADN a proteína, hay varias moléculas intermediarias (ARN mensajero, ARN de
transferencia y ARN ribosomal) que primero "leen" las secuencias de tripletes del segmento de
ADN, después "transportan" las secuencias complementarias a diferentes partes de la célula
(los ribosomas) y a continuación las unen a otra secuencia complementaria de ARN, que agarra
los aminoácidos correspondientes y los coloca en orden para formar una cadena de proteínas
particular.
Esas variaciones no cambian el hecho de que el código genético compartido por casi el 100%
de las especies animales y vegetales (en que todos los tripletes codifican exactamente los
mismos aminoácidos) es evidencia sumamente fuerte de que todas las especies descienden de
antepasados comunes. Además, los genetistas moleculares actualmente piensan que las
pequeñas variantes del código genético se pueden explicar por los mecanismos normales de la
evolución. Hace años muchos biólogos pensaban que el código genético permaneció
completamente igual en todos los organismos desde los orígenes de la vida porque cualquier
cambio a esos procesos moleculares básicos trastornaría por completo el funcionamiento
celular y que la selección natural eliminaría rápidamente tales mutaciones. Pero hoy los
biólogos creen que los procesos al nivel molecular no son tan fijos y rígidos como se pensaba.
Por ejemplo, sabemos que los segmentos de ADN llamados transposones (o genes móviles)
"saltan" de un lado a otro de los cromosomas, lo que provoca mutaciones de los genes
cercanos. A veces un triplete del ADN que normalmente codifica la producción de un
aminoácido particular puede sufrir ciertos cambios y codificar otro aminoácido sin causar un
colapso total del funcionamiento celular. Esto no es especulación: tales cambios se
han observado en el laboratorio en poblaciones de organismos vivos.
Así que hoy la mayoría de los biólogos coinciden en que: 1) las variaciones del código genético
universal que se han encontrado en un puñado de especies primitivas son raras y, además,
sumamente secundarias y, por lo tanto, es esencialmente correcto decir que el código
genético es universal (o "casi universal"): que es común a todas las especies y que es prueba
fehaciente de su parentesco y descendencia de antepasados comunes;2) el descubrimiento de
esas pequeñas variaciones del código genético no ha trastornado las filogenias evolutivas (los
árboles evolutivos) que se elaboraron previamente por otros métodos (esto simplemente
quiere decir que las variaciones son tan pequeñas que no alteran los parentescos y las
secuencias de antepasados-descendientes que se reconstruyeron del registro fósil y de la
evidencia molecular); y 3) esas variaciones raras y menores del código genético muestran que
puede sufrir por lo menos una pequeña cantidad de modificación evolutiva.
Es significativo que esas pocas variaciones del código genético hayan tenido poco o ningún
efecto en la síntesis de proteínas o en otras funciones celulares. En el pasado evolutivo, las
mutaciones que ocurrieron en los tripletes de ADN no estuvieron sujetas directamente a la
selección natural darwiniana (porque la selección natural opera al nivel de poblaciones enteras
de individuos que se reproducen, cada uno de los cuales es una manifestación de la compleja
interacción entre su constitución genética total y su ambiente); pero aun si esas pequeñas
modificaciones no hubieran tenido ningún efecto en la "aptitud reproductora" de los
organismos que tuvieran esas mutaciones, se podrían haber transmitido pasivamente de
generación en generación cuando los organismos se reproducían y las poblaciones
evolucionaban.
De nuevo, resulta cada vez más claro que tales mutaciones pueden ocurrir sin trastornar por
completo el funcionamiento de la célula (como predecían antes muchos biólogos y como
siguen afirmando los creacionistas). Por lo visto esto está relacionado con el hecho de que en
todos los sistemas naturales suele haber mucha redundancia ("múltiples copias"), y así es en el
nivel molecular. Una de las implicaciones de esa redundancia es que puede darse un cambio
menor en la secuencia de un triplete (que codifica determinado aminoácido en el ensamblaje
de determinada proteína) sin que se trastorne fundamentalmente la síntesis de la proteína...
simplemente porque hay muchas otras copias de ese triplete que no han mutado y que siguen
codificando esa proteína.
Entender esto nos ayuda a ver los problemas del razonamiento de los creacionistas de Diseño
Inteligente, como Michael Behe, que dicen que las reacciones moleculares complejas de varios
pasos tienen una "complejidad irreducible" que impide que las modificaciones evolutivas de
esos procesos se preserven porque trastornarían y dañarían el funcionamiento de la célula. La
rigidez del razonamiento de Behe (que subestima las implicaciones creativas del "desorden" y
la redundancia natural de la vida) lo lleva a concluir que la vida no podría generar procesos
bioquímicos tan complejos "por su cuenta" nada más que con la selección natural... y a
concluir que la existencia de tales maquinarias subcelulares es evidencia del diseño consciente
de un "artífice inteligente".
Así que si bien es cierto que la síntesis de proteínas requiere moléculas complejas y
mecanismos complejos (sobre los cuales aprendemos más cada día), el descubrimiento de
pequeñas excepciones a la regla general de que todos los organismos comparten el mismo
código genético universal nos demuestra que efectivamente pueden darse cambios en los
procesos más fundamentales de todos los seres vivos del planeta.
En el laboratorio se ha observado que una mutación al azar de un triplete puede hacer que
codifique un aminoácido diferente sin que se desbarate todo el sistema de síntesis de
proteínas (especialmente si las copias del triplete que no mutaron siguen realizando sus
funciones). A pesar de esta evidencia directa, los creacionistas (especialmente los de Diseño
Inteligente) siguen tapándose los ojos y no reconocen lo que los biólogos hoy entienden: que
la evolución puede crear nuevos rasgos (incluso al nivel molecular) y a la vez preservar y
mantener rasgos y funciones previos.
(Los lectores interesados en una discusión más técnica de estos temas pueden consultar el
artículo "Variations in the Genetic Code: Evolutionary Explanations", de Finn y Jean Pond, en el
número de septiembre-octubre de 2002 del boletín informativo del National Center for
Science Education).
NOTAS:
* Las mitocondrias y los cloroplastos son "organelos" subcelulares que contienen su propio
ADN separado; se cree que en algún tiempo fueron organismos independientes, pero ahora
son parte de la maquinaria interna productora de energía de las células vegetales y animales.
"La evolución es un principio unificador vital y bien sustentado de las ciencias biológicas, y la
evidencia científica apoya abrumadoramente la idea de que los seres vivos tienen antepasados
comunes. Aunque hay debates serios y legítimos sobre los patrones y los procesos de la
evolución, no hay dudas científicas serias de que la evolución ocurrió ni de que la selección
natural es un mecanismo importante de la evolución. Incorporar la pseudociencia creacionista
(por ejemplo, pero no exclusivamente, el `diseño inteligente') en el currículo de ciencias de las
escuelas públicas es inapropiado desde el ángulo científico e irresponsable desde el ángulo
pedagógico".
La inmensa mayoría de los científicos del país y del mundo están de acuerdo con esta clara
declaración. Para ilustrar ese hecho, la organización que la escribió (National Center for
Science Education--Centro Nacional pro Educación de Ciencias, NCSE), la ha diseminado en
círculos científicos y ha pedido firmas de apoyo, pero solo de los científicos que se llamen
Steve o Stephanie. ¿Por qué solo ellos? Primero, en honor a Stephen Jay Gould, paleontólogo y
biólogo evolucionario recién fallecido, que dedicó la vida a profundizar el conocimiento de los
principios y mecanismos de la evolución. Segundo, porque hay tantos científicos de todos los
campos de la ciencia, de todo el mundo, que están de acuerdo con la declaración que recabar
firmas sería una tarea imposible. Así que pidiendo las firmas de los "Steves", una muestra
pequeña de la comunidad científica, el NCSE quiere demostrar con humor lo sólida y unificada
que es la posición científica sobre la evolución.
"A los creacionistas les gusta acumular listas de PhDs que niegan la evolución para dar la falsa
impresión de que la comunidad científica está a punto de rechazar la evolución. No hay tal.
Centenares de científicos firmaron la declaración, y solo pedimos la firma de los que se llaman
Steve, que representan aproximadamente 1% de los científicos".
A diario firman la declaración más científicos de nombre Steve y Stephanie. La lista se puede
ver en el website www.ncseweb.org, así como noticias de este proyecto creativo y divertido.
También venden una camiseta.
Los creacionistas son famosos por sus métodos chapuceros e inescrupulosos. Los
"creacionistas científicos" y los creacionistas del grupo Diseño Inteligente jamás ofrecen
evidencia científica de sus teorías. Nunca han publicado una sola ponencia o investigación en
una revista científica seria (las que solo publican artículos criticados y evaluados por múltiples
científicos con credenciales establecidas en el campo de que se trate). Como los creacionistas
no pueden ofrecer absolutamente ninguna prueba científica de sus teorías, se dedican a
desprestigiar a los evolucionistas: tratan de convencer al público de que la teoría de la
evolución es incorrecta, que la evidencia no es sólida o que está "en crisis" porque los
creacionistas debaten ciertos puntos. ¡Puras ridiculeces! La teoría de la evolución es la teoría
más documentada de toda la ciencia y no hay tal "crisis" en la comunidad científica: la enorme
mayoría de los científicos están en completo acuerdo sobre los hechos y mecanismos básicos
de la evolución (por ejemplo: que la vida en este planeta lleva evolucionando unos 3.5 mil
millones de años y sigue evolucionando; que la selección natural es un mecanismo central con
que opera el cambio evolutivo a lo largo de múltiples generaciones; que todas las especies
están emparentadas porque descienden de antepasados comunes desde las primeras formas
de vida; que los seres humanos son una sola especie y que descienden de una larga serie de
especies de homínidos bípedos, la primera de las cuales se separó de una especie de proto-
simios hace unos cuantos millones de años, de la que también descienden los simios
modernos, como los chimpancés, que son nuestros primos más cercanos).
Repitiendo, hoy la vasta mayoría de los científicos (en todos los campos de la ciencia) están de
acuerdo sobre estos puntos básicos. Ahora bien, con el fin de ampliar y profundizar el
conocimiento de los mecanismos y procesos evolutivos, los científicos debaten
continuamente. Como en cualquier otro campo de la ciencia, siempre hay más por conocer.
Por ejemplo, los biólogos evolutivos debaten si muchos de los cambios evolutivos de gran
escala que han ocurrido a lo largo de la historia de la Tierra sucedieron más rápidamente y
menos gradualmente de lo que se pensaba (especialmente en épocas de importantes cambios
climáticos y ambientales); o debaten sobre la importancia relativa de la selección natural en
comparación con la deriva genética en la evolución de ciertas poblaciones.*
Estos debates son productivos y positivos. ¡Pero ninguno de esos científicos debate que la
evolución por selección natural darwiniana no sucedió o que no es un mecanismo clave y
actual de la evolución de la vida!
Pero los creacionistas (sin excluir al grupo de Diseño Inteligente) tergiversan lo que dicen los
biólogos evolutivos y otros evolucionistas para que parezca que la teoría de la evolución tiene
problemas que no tiene. Mienten, distorsionan las palabras de los científicos y las citan fuera
de contexto. ¡Y lo siguen haciendo después de que los científicos en cuestión les dicen que los
están tergiversando! Por ejemplo, hace unos años los famosos evolucionistas Stephen Jay
Gould y Niles Eldredge observaron que las grandes líneas evolutivas a menudo aparecen
súbitamente en el registro fósil y propusieron que el cambio evolutivo de gran escala
probablemente se desenvuelve gradualmente en unas épocas del tiempo geológico y más
rápidamente en otras. (Este modelo se llama "equilibrio puntuado"). Si eso es cierto, si el
ritmo de cambios evolutivos grandes no es parejo, si unos períodos geológicos se caracterizan
por una "relativa estasis", cuando muchas especies y líneas cambian poco por un tiempo largo
(sufriendo los pequeños cambios y ajustes evolutivos usuales y constantes, pero en general sin
cambios dramáticos como nuevos rasgos y sin dar pie a nuevas especies y linajes), mientras
que otros períodos geológicos se caracterizan por cambios evolutivos grandes más
concentrados e intensos (como "rachas" o "repuntes" de diversificación durante los cuales se
generan muchas especies y líneas nuevas), entonces se puede predecir que esos patrones
alternos (períodos largos de estasis o equilibrio relativo en muchas líneas de plantas y
animales, interrumpidos o "puntuados" ocasionalmente por períodos de una gran cantidad de
cambios evolutivos de gran escala) se deben ver en el registro fósil. Eldredge y Gould
predijeron que si su modelo de ritmo variable de cambio evolutivo de gran escala es correcto,
en el registro fósil se verían puntos en que de repente o abruptamente parece que aparecen
muchas especies y líneas (¡sin olvidar que "abruptamente" en la escala de tiempo geológico
puede ser docenas o centenares de miles de años!), y que esos períodos probablemente
corresponderían a períodos de grandes cambios climáticos o ambientales.
Pero cuando los creacionistas oyeron hablar del modelo de equilibrio puntuado y que criticaba
a los darwinistas tradicionales que pensaban que la evolución siempre ocurría al mismo paso,
anunciaron que Gould y Eldredge decían que "Darwin se equivocó" y corrieron a publicar un
panfleto titulado "Científicos de Harvard afirman que la evolución es una patraña".**
Vaya, eso fue una sorpresa para Niles Eldredge y Stephen Jay Gould, quienes han sido
defensores incondicionales de los principios de la evolución. Gould dedicó toda su vida
profesional a profundizar el conocimiento de los mecanismos de la evolución. Eldredge sigue
escribiendo en defensa de la evolución y contra el creacionismo, por ejemplo, su libro para el
público general The Triumph of Evolution and the Failure of Creationism (El triunfo de la
evolución y el fracaso del creacionismo).
Por más que Eldredge y Gould se quejaron de que los creacionistas estaban tergiversando sus
puntos de vista, siguieron haciéndolo y a la fecha todavía algunos creacionistas hablan del
equilibrio puntuado como si contradijera la teoría de la evolución.
Cuando la cadena de televisión pública PBS presentó la importante serie Evolution, los
creacionistas perdieron la chaveta y, cosa típica, se pusieron a tergiversar los puntos de vista
de los científicos que salieron en el programa. Citaban a los que decían que "la selección
natural por sí sola no explica toda la evolución" (lo cual es cierto porque aunque es un
mecanismo fundamental del cambio evolutivo no es el único), y luego afirmaban que esos
científicos dijeron que la evolución no ocurre (lo cual es falso). Por ejemplo, un científico
explicó que el nuevo campo científico de la biología de desarrollo está aportando importante
información sobre genes que regulan el desarrollo, y que está resultando claro que esos genes
(a los cuales no los afecta directamente la selección natural) desempeñan un papel importante
en la generación de modificaciones genéticas que sirven como materia prima para el cambio
evolutivo a lo largo de generaciones. Pues los creacionistas dijeron que ese señor rechazó la
evolución.
Otro ejemplo: los creacionistas criticaron la serie porque supuestamente no dijo que el campo
relativamente nuevo llamado "psicología evolutiva" ha suscitado polémicas en los círculos
evolucionistas. (La psicología evolutiva sostiene que buena parte del comportamiento actual
de la especie humana lo moldeó directamente la selección natural en nuestros antepasados y,
efectivamente, muchos evolucionistas no apoyan esa tesis). Pero la serie de TV y el manual que
la acompaña señalan que el nuevo campo de la "psicología evolutiva" es polémico y que
muchos biólogos evolutivos no creen que tenga validez. De todos modos, los creacionistas
dijeron que la serie tapó esa controversia; con esa pantalla de humo buscaban enterrar el
hecho de que existe un abrumador consenso científico de que la evidencia de la evolución y de
que los seres humanos evolucionaron de otras especies es innegable. Los creacionistas nunca
hablan de ese consenso. Aquí vemos su táctica típica de mentir y tergiversar.
Veamos otro ejemplo: a los creacionistas les encanta proclamar que no es cierto que haya un
"código genético universal" que conecta todos los seres vivos, y que los evolucionistas ahora
aceptan eso. ¡Otra tergiversación! Se basa en el hecho de que se han encontrado unas cuantas
variaciones mínimas en el código genético universal (de la magnitud de las diferencias de
ortografía de "periodo" y "período"). Los creacionistas dicen que eso echa por tierra el
principio de que todos los seres vivos están relacionados, pero no dicen que los científicos que
las encontraron creen que son variaciones evolutivas derivadas del código genético universal.
Como de costumbre, citan a los científicos fuera de contexto para que parezca que
encontraron evidencia contra la evolución. (Ver el recuadro "Las raras variaciones del código
genético casi enteramente universal son evidencia de evolución, no de diseño")
Un último ejemplo de lo absurdas que son las tergiversaciones de los creacionistas: criticando
la serie Evolution, el bioquímico Michael Behe (el más destacado del grupo Diseño Inteligente)
se quejó de que no se mencionó la obra de Stuart Kauffman, un científico que investiga cómo
los sistemas biológicos complejos se pueden "auto-organizar" a partir de componentes
sencillos. Behe dijo que el trabajo de Kauffman en el campo de auto-organización molecular
presenta "explícitamente una alternativa a la selección natural", con lo que da a entender que
Kauffman cree que la selección natural no es válida y que probablemente está de acuerdo con
los creacionistas. ¡Absolutamente falso! Kauffman está furioso de que los creacionistas lo
tergiversen así (al igual que muchos otros evolucionistas). Sus investigaciones exploran la
posibilidad de que sistemas biológicos bastante complejos sean capaces de auto-organizarse
(como los sistemas reguladores genéticos). Considera que esa puede ser una forma de generar
orden biológico... además del "orden" biológico que resulta de la evolución natural. Kauffman
también cree que una de las implicaciones importantes de su trabajo es precisamente que
muestra que es altamente probable que hayan surgido por cuenta propia organismos
autorreproductores (las primeras formas de vida) de la sopa química de la Tierra por procesos
completamente naturales de auto-organización química espontánea. Los creacionistas, claro
está, ¡dicen que eso es imposible!
"Los académicos tienen plena libertad de interpretar como quieran el trabajo de sus colegas,
pero yo quiero distanciarme de la forma en que usan mi trabajo sobre auto-organización y
selección los `científicos de la creación' y la `teoría del Diseño'. Mi trabajo sobre auto-
organización indica que el orden espontáneo de los sistemas simples puede ofrecer una
segunda fuente de orden en biología, además de la selección natural. Mi argumento no implica
que el principio darwiniano de descendencia con modificación que lleva al `frondoso árbol de la
vida' sea inválido. Tampoco implica que la selección natural no es un proceso crítico de la
evolución. Implica que ciertas formas de orden de sistemas complejos, como la conducta
ordenada de las redes reguladoras genéticas y el surgimiento de redes autorreproductoras,
colectivamente autocatalíticas, son mucho más probables de lo que pensábamos. Debido a que
estos argumentos indican que la probabilidad de tales sistemas complejos es más alta de lo que
suponíamos, van contra la teoría de Diseño, que se basa en el argumento de que tales sistemas
complejos son tan improbables que hay que inferir que hubo un Diseño. Si estoy en lo cierto,
eso no se puede inferir". (Cita del website del National Center for Science Education:
www.ncseweb.org).
NOTAS:
* La deriva genética son cambios observables de las frecuencias génicas que pueden darse en
poblaciones en el curso de generaciones debido a fenómenos como migraciones.
**En realidad Darwin, y más el biólogo Thomas Henry Huxley, su amigo y firme partidario,
intuyeron que no todos los cambios evolutivos ocurren siempre al mismo ritmo.
En Estados Unidos hoy, a principios del siglo 21, mucha gente todavía cree en dioses y seres
sobrenaturales. Pero muchos creyentes también reconocen que la vida del planeta ha
evolucionado a lo largo de miles de millones de años y que todas las especies de la Tierra
(inclusive el ser humano) están emparentadas porque descienden de antepasados comunes.
Muchos también reconocen y aceptan que la Biblia es un libro escrito por autores humanos, y
que por lo tanto contiene errores y posiciones que se desprenden de la visión y las prioridades
de una sociedad que vivió hace unos 2,000 años o más. La aprobación de violencia, brutalidad
e intolerancia social que contiene la Biblia (la justificación de la subyugación patriarcal de la
mujer, los niños y los esclavos; la alabanza a ejércitos que revientan las cabezas de los niños
contra los muros y devastan ciudades; la recomendación de matar a los homosexuales, etc.)
perturban a muchos creyentes modernos. Muchos deciden pasar por alto esas partes. De
hecho, mucha gente religiosa progresista cree que en vez de pensar que la Biblia es la "palabra
textual de Dios", se debe "escoger" lo que sea útil para forjar una guía moral y ética para vivir
en el mundo de hoy.
Hoy los creyentes más lúcidos se esfuerzan por reconciliar dos cosas que les parecen muy
importantes para la vida humana: la creencia en un ser superior "por encima" de la naturaleza
y la humanidad (un dios "sobrenatural"), y el reconocimiento de la ciencia moderna (y de la
evolución biológica). Quieren las dos cosas. Las necesitan las dos. Están firmemente
convencidos de que las creencias religiosas no se deben usar para negarle a la humanidad los
beneficios que ofrece el conjunto de conocimientos y descubrimientos científicos.
Esta idea de que un ser sobrenatural infundió vida a las primeras células y después dejó que la
vida evolucionara y se diversificara "por su cuenta" con los mecanismos conocidos de la
evolución darwiniana es muy común. Es cierto que los científicos no han podido producir
células vivas que se reproduzcan combinando los elementos químicos que existían en el
planeta hace 3.5 mil millones de años (los elementos de todas las especies vivas) y tratando de
replicar la mezcla de condiciones ambientales que debió existir en ese tiempo. Sin embargo,
han observado que, en ciertas condiciones ambientales, esos elementos químicos tienden a
organizarse (por su cuenta) en los "ladrillos" moleculares básicos de la vida (como vimos en
entregas anteriores de esta serie). Juntos, los campos emergentes de biología molecular y
biología del desarrollo evolutivo están haciendo avances en la investigación de esos procesos
de autoorganización molecular y de los pasos que posiblemente llevaron a la formación de las
primeras hebras de moléculas duplicadoras de ADN y a las primeras células reproductoras.
Desde una dirección diferente, varios investigadores que trabajan con modelos
computarizados han demostrado que incluso las "formas artificiales de vida" (generadas por
computadora) empiezan a evolucionar por su cuenta (sin intervención humana ni de un
"artífice inteligente"), que producen una enorme diversidad de nuevas formas de vida y que
inclusive generan "soluciones" inesperadas a "problemas de diseño" que los experimentadores
no anticiparon. Por ejemplo, en uno de esos experimentos realizado por Karl Sims en la década
pasada, un programa de computadora puso a "reproducirse" (autorreplicarse) a una
"población" de "individuos variados" (una mezcla de "bloques virtuales" formados por dos
piezas conectadas). Los experimentadores hicieron otra cosa: programaron el equivalente de
una ventaja selectiva en determinado ambiente; por ejemplo, los bloques que llegaran a
"caminar" automáticamente tendrían una ventaja reproductora. Es importante señalar que los
experimentadores no diseñaron ningún bloque para que "caminara"; simplemente
programaron la computadora para funcionar como la selección natural y darle una ventaja
reproductora a los bloques que por su cuenta evolucionaran de tal forma que acabaran
"caminando": esos bloques contribuían más descendientes a las siguientes generaciones. Los
experimentadores no sabían si las formas de vida artificiales evolucionarían en esa dirección y
adquirirían esa función. Empezaron el programa de autorreplicación, se fueron y esperaron a
ver qué pasaba.
O sea, en ese ambiente simulado, las "mutaciones" que ocurren al azar (errores de copiado en
el programa de autorreplicación), combinadas con cambios simulados de variables externas y
limitaciones, con el tiempo (muchas, muchas generaciones) generaron nuevos rasgos de forma
y función. ¡Todo eso sucedió sin que nadie interviniera directamente para hacer ninguna de las
modificaciones evolutivas ni para "diseñar" los nuevos rasgos! Las simulaciones de vida
artificial de "bloques" virtuales o las simulaciones de comunidades ecológicas complejas que
contienen distintos organismos virtuales (como las recientes simulaciones de evolución
"Tierra") demuestran principios básicos de cómo el cambio evolutivo puede ocurrir
espontáneamente y sin que lo guíe un diseñador consciente, inclusive en sistemas que no
tienen vida. Tales experimentos, junto con los muchos avances en genética molecular y
biología del desarrollo que están llenando los detalles de los cambios evolutivos en los
organismos vivos al nivel subcelular, contribuyen a elucidar cómo surgieron las primeras
formas de vida.
¿Tenemos un conocimiento completo de los orígenes de las primeras formas de vida? Claro
que no. Pero, como señalan muchos biólogos, aun si no entendemos completamente cómo
surgieron las primeras formas de vida del "caldo químico" de la Tierra primitiva (y empezamos
a entenderlo), no existe absolutamente ninguna duda de que la vida evolucionó y de que ha
seguido evolucionando continuamente desde que surgió, y sabemos mucho de los
mecanismos de ese proceso evolutivo. Así que el hecho de que haya unos cuantos vacíos en
nuestro conocimiento de cómo surgieron los primeros seres vivos (seres de una sola célula que
se parecían a las bacterias) del "caldo químico" hace unos 3.5 mil millones de años, no quiere
decir que debemos darnos por vencidos y decir que "fue Dios". El que no sepamos algo
todavía no quiere decir que no se puede saber nunca . Por ejemplo, nuestros antepasados no
sabían nada de válvulas del corazón, de neuronas ni de ADN, pero de todas formas existían.
Más adelante, con el desarrollo del conocimiento humano, la ciencia nos los mostró.
Reflexionando sobre los orígenes de la vida en este planeta, el paleontólogo Niles Eldredge
escribió acertadamente hace unos años en su excelente libro The Triumph of Evolution and the
Failure of Creationism (El triunfo de la evolución y el fracaso del creacionismo):
"...por todo el universo se dan moléculas orgánicas complejas y muchas (como los aminoácidos,
los elementos que constituyen las proteínas) se pueden sintetizar simplemente pasando una
chispa por una mezcla gaseosa de amoníaco, metano, hidrógeno y agua, como lo hizo por
primera vez Stanley Miller en los años 50, usando los ingredientes que eran los principales
constituyentes atmosféricos de la Tierra primitiva. Los creacionistas replican que esos
resultados distan mucho de la creación real de la vida. Los biólogos, naturalmente, concuerdan,
pero sostienen que tales experimentos sugieren y apoyan la hipótesis de que la vida surgió de
procesos naturales... en la corta historia de la bioquímica hemos pasado de laboriosos análisis
para averiguar qué son las proteínas (a partir de mediados del siglo 19), a descifrar el código
genético (a mediados del siglo 20), a los vertiginosos días de la clonación genética (fines del
siglo 20). El hecho de que el origen de la vida, planteado como problema bioquímico, no se
haya resuelto completamente en el año 2000 no es especialmente sorprendente, y no es
evidencia contundente de que no se resolverá. Pero si siguiéramos enseñando a los niños que
tales asuntos caen fuera del ámbito de la ciencia porque `el Creador lo hizo', reduciremos
nuestras posibilidades de resolverlo. Mas eso es precisamente lo que los creacionistas quieren
que pensemos, como Philip Johnson y sus colegas".
Cuanto más avanza la ciencia, más terreno pierden las ideas humanas sobre poderes divinos y
reinos sobrenaturales, y más claramente se ve que son intentos humanos de imaginar lo que
todavía no podemos entender. Así que a todos los creyentes que reconocen que la evidencia
científica de la evolución es irrefutable, que ya están convencidos de que, cuando la vida
surgió en el planeta, evolucionó y se diversificó por procesos evolutivos puramente naturales,
les sugiero lo siguiente: por supuesto no perdamos nunca el asombro y reverencia ante lo que
no sabemos o entendemos completamente (ni ante muchas cosas que ya entendemos);
sigamos haciendo preguntas profundas sobre todo; trabajemos por unir a todos (creyentes y
ateos) los que quieren hacer todo lo que está dentro de nuestras posibilidades humanas para
mejorar la condición humana; pero tratemos también de hacerlo aplicando los métodos de la
ciencia, métodos materialistas, para llegar a la verdad. Los métodos científicos de exploración
siempre nos han ayudado a separar lo que concuerda con la realidad material como es en la
naturaleza y la sociedad de lo que no concuerda con esa realidad. En el proceso de descubrir
nuevas verdades sobre la realidad, con frecuencia tenemos que descartar viejas ideas y
creencias, no por viejas sino porque un método científico demuestra que no concuerdan con la
realidad.
Tenemos que continuar ese proceso de "separar" lo verdadero y lo falso cada vez más
consciente y sistemáticamente. Hasta los seres humanos primitivos tuvieron que hacer una
versión de esto (ciencia por ensayo y error) a fin de subsistir y de desarrollar su capacidad de
transformar el mundo de acuerdo a sus necesidades. El mundo que nos rodea cambia
continuamente, y el conocimiento humano tiene que desarrollarse y ampliarse al compás.
En las entregas anteriores de esta serie hemos demostrado, desde distintos ángulos, que la
evolución es una verdad científica bien establecida que la grandísima mayoría de los científicos
del mundo apoya y aplica. Pero la verdad no prevalece siempre, especialmente cuando los
grupos que propagan ideas incorrectas tienen a su disposición la maquinaria del estado para
regarlas e imponerlas. Esto no lo reconocemos en toda su magnitud. Por ejemplo, en Estados
Unidos gente que entiende que la evolución es un hecho comprobado cree que es una pérdida
de tiempo preocuparse por los creacionistas porque, a fin de cuentas, no van a cambiar el
hecho de que la evolución es verdad. Piensan que en un país como este la sociedad "nunca
regresará a la época en que la mayoría no sabía que la vida evolucionó por procesos
naturales", ¿así que para qué perder el tiempo refutando los disparates creacionistas? Pero en
mi opinión es un serio error dormirnos sobre nuestros laureles en estos aspectos de las
"guerras culturales" de Estados Unidos. He oído el mismo razonamiento sobre el movimiento
contra el aborto: "No te preocupes, esos tipos son unos chiflados; las mujeres de este país
jamás regresarán a los días en que el aborto era ilegal y en que no tenían el derecho de decidir
si tener un hijo o cuándo". ¿No? Pues miren bien; paso a paso los fundamentalistas han
logrado erosionar el derecho de la mujer a controlar su propia reproducción y en algunas
partes del país (especialmente en las zonas rurales) es prácticamente imposible hacerse un
aborto. Con respecto a la evolución, la misma cáfila de reaccionarios fundamentalistas ha
logrado confundir a mucha gente, meterse en juntas escolares y hacer que los libros
de ciencias de secundaria adviertan que la evolución es una "teoría sin comprobar (¡no es
cierto!) muy polémica". Así que no es difícil imaginar que sigan avanzando, especialmente
cuando su programa político de ultraderecha predomina en los más altos niveles del gobierno.
Además, hay una fuerte base material para que mucha gente esté confundida y desorientada
en esto. En Estados Unidos y en el mundo entero, muchísima gente no ha estudiado los puntos
más básicos de la evolución (¡ni ha oído hablar de ella!): la mayoría cree en algún mito o
superstición sobre el surgimiento de las plantas y los animales. Además, el movimiento
fundamentalista cristiano (que a la fecha está centrado principalmente en Estados Unidos y
Australia, pero que seguramente se ampliará) es un movimiento bien financiado y organizado
que recibe fuerte apoyo financiero e ideológico de organizaciones políticas conservadoras y
reaccionarias. Los movimientos evangélicos y fundamentalistas de Estados Unidos están
firmemente aliados con la derecha política y las tendencias fascistas (recordemos el caso de la
enmienda Santorum). Gracias a ese apoyo, los creacionistas tienen la puerta abierta en la
prensa grande, que presenta sin cuestionar sus puntos de vista y sus opiniones, como si fueran
noticias objetivas. Además, ellos mismos tienen o controlan montones de medios de difusión:
sus programas de radio y TV, libros, panfletos, exhibiciones de museo, websites de apariencia
muy profesional (busquen la palabra "Creationism" o vayan al website del Institute for
Creation Research o el Discovery Institute) llegan (y confunden) a millones de personas. Tienen
dinero y recursos para mandar conferencistas a dar pláticas a juntas escolares, grupos de
padres de familia, universidades, tribunales, el Congreso y otros organismos del gobierno. Y,
como señalamos, tienen fuertes lazos con los más altos niveles de la clase dominante.
Esto contribuye a las ofensivas políticas reaccionarias de los más altos niveles del gobierno.
Obviamente, el gobierno, los militares y las corporaciones tienen que aplicar la ciencia para
cumplir sus objetivos (para librar guerras o descubrir nuevos productos farmacéuticos), así que
no van a tirar la ciencia por la ventana. Seguirán dejando que un sector aprenda principios y
métodos científicos pues de otra forma no podrán seguir funcionando ni dominando el mundo.
¡Pero eso no quiere decir que todos tienen que saber ciencias!
Asimismo, a los reaccionarios les resulta útil presentar como "ciencia" cosas completamente
falsas, como las teorías "científicas" de inferioridad racial o de la mujer (que no tienen
absolutamente ninguna evidencia científica) para justificar la horrorosa esclavitud de los
africanos, el exterminio nazi de los judíos, la coerción de la mujer y demás. Así que el hecho de
que una idea sea falsa (y que muchos lo sepan ) no quiere decir que no sirva para fines
reaccionarios.*
Si el ataque frontal de los creacionistas triunfara, haría retroceder siglos la ciencia y nos
limitaría a entender y transformar el mundo (o aceptarlo pasivamente) por medio de la
superstición y la fe en seres sobrenaturales.
¿Qué puede uno hacer, especialmente si no es un científico profesional, para entender mejor
los errores y falsedades de la propaganda creacionista? El recuadro "Puntos para reconocer las
mentiras y tergiversaciones de los creacionistas" da sugerencias y fuentes de información.
El mundo actual de los creacionistas es un zoológico de facciones rivales. Cuando atacan a los
evolucionistas presentan una fachada unida, pero entre sí se pelean mucho, como se puede
ver en sus acaloradas discusiones en la Internet. A continuación sigue una lista de las
principales tendencias creacionistas actuales en Estados Unidos:
Este grupo gira en torno a Duane Gish y el Institute for Creation Research (ICR) de San Diego,
que en sus propias palabras "promueve las verdades del creacionismo científico y la inequívoca
autoridad bíblica en todos los campos de estudio y en todas las áreas de la vida". Es uno de los
grupos más tradicionales: dice que toda palabra de la Biblia es la Palabra de Dios y que por lo
tanto es verdad. Para ellos hay que aceptar la Biblia de pe a pa como hechos textuales. Como
la interpretación estricta de la Biblia lleva a la conclusión de que la Tierra solo puede tener
unos 6,000 años o a lo máximo 10,000 años (calculando el número de generaciones que han
vivido desde Adán y Eva), rechazan automáticamente toda la evidencia científica moderna de
que el planeta tiene unos 4.5 mil millones de años y de que la vida lleva unos 3.5 mil millones
de años (evolucionando) en la Tierra. Toman textualmente todo lo que dice la Biblia, como que
Dios creó todo en seis días (seis días de 24 horas). Creen textualmente la historia de Adán y
Eva (y que Eva salió de una costilla de Adán), la historia de que Jonás vivió muchos días en el
estómago de una ballena (un mamífero que la Biblia llama, incorrectamente, pez grande), la
historia del arca de Noé, de que el diluvio universal duró 40 días y de que Matusalén vivió
9,000 años. Este grupo, Duane Gish y los socios del Institute for Creation Research no son un
grupo extremista aislado del movimiento creacionista: son los que han lanzado campañas para
tomarse las juntas escolares y presionar a los tribunales a enseñar la "ciencia de la creación"
en las escuelas públicas de estados como Luisiana, Arkansas y Ohio, entre otros. Gish ha
recorrido el país por años "debatiendo" con los evolucionistas en universidades. Tienen buen
financiamiento, organizaron un "museo de la creación", publican libros y panfletos, montan un
website muy vistoso, etc. Están chiflados, pero es una chifladura peligrosa.
Si no fueran tan peligrosos, daría risa ver las increíbles contorsiones que hacen para "probar"
que los accidentes geológicos más destacados del planeta (cordilleras, valles y cañones como
el Gran Cañón, la forma y posición relativa de los continentes, etc.) son como han sido desde el
momento de la Creación, con los pequeños cambios causados por los 40 días del diluvio
universal y unos 6,000 años de erosión por el viento y el agua. No les mosquea que todos los
geólogos modernos coinciden en que en la historia del planeta no ha habido nunca un diluvio
universal que lo inundara por completo. No les importa que el trabajo científico de los
geólogos parte de los hechos concretos de la historia geológica de la Tierra.
A diferencia de los autores humanos de la Biblia hace miles de años, los geólogos modernos
entienden muchos aspectos de la deriva continental, la actividad volcánica, los levantamientos
geológicos, la erosión por el viento y el agua, el deslizamiento y la colisión de las placas
tectónicas de la estructura de la Tierra, etc. Entienden concreta y específicamente cuánto
ha cambiado la Tierra con el paso del tiempo y cómo esos procesos completamente naturales
(que podemos observar en actualidad) han moldeado (y continúan moldeando) la tierra y las
aguas del planeta. La velocidad de la mayoría de los procesos geológicos es imperceptible para
el ojo humano, pero los instrumentos científicos modernos los pueden detectar. Los geólogos
han reunido una increíble cantidad de información científica concreta sobre, por ejemplo,
cómo se formaron las distintas rocas en distintos momentos de la historia y cómo ha cambiado
muchas veces la faz de la Tierra. Saben que en una época todos los continentes estaban
pegados en una sola masa, Pangea, y que después el movimiento de las placas de la superficie
los separó (varias veces). Viendo un mapamundi se ve claramente que la costa oriental de
América del Sur encaja en la costa occidental de África como dos piezas de un rompecabezas.
Los geólogos también saben que el centro de América del Norte en una época estuvo cubierto
por un mar interior, y por eso encontramos fósiles marinos en los estados centrales a miles de
millas de los océanos actuales. Pueden calcular cuánto tiempo tomó el alzamiento de
cordilleras como los Andes o los Himalaya (y cuánto siguen creciendo), o cuánto tomó la
formación del Gran Cañón o las grandes fosas del suelo oceánico. Precisamente porque
entienden los procesos operantes y porque pueden medir la velocidad a que operan, la
comunidad mundial de geólogos dice a una sola voz que ¡es absolutamente imposible que todo
eso haya ocurrido en unos cuantos miles de años! Las fuerzas y cambios naturales que han
moldeado este planeta han tomado millones y miles de millones de años.
Pero nada de lo que dicen y comprueban los geólogos inmuta a los creacionistas del grupo
Young Earth: son dogmáticos puros y la refutación científica de sus nociones no les importa. Si
la Biblia dice que la Tierra solo tiene unos miles de años, ¡pues así es! Se oponen a la evolución
porque contradice la Biblia y por eso quieren enseñar creacionismo en las escuelas, pero como
saben que la Constitución prohíbe imponer creencias religiosas a los estudiantes salieron con
una pantalla pseudocientífica, la "ciencia de la creación", y dicen que es una "teoría científica
alternativa"... aunque no usan métodos científicos ni pueden presentar evidencia científica. Se
engañan a sí mismos, pero también están tratando de realizar una enorme estafa. Un buen
vistazo muestra que no tienen nada que ver con la ciencia. El método de los creacionistas
es apriorismo religioso; apriorismo es partir de una noción sin comprobar y después buscar
"evidencia" que encaje en esa noción preconcebida. Los creacionistas del grupo Young Earth
parten de la noción sin comprobar que una fuerza sobrenatural creó la humanidad y todo el
mundo en seis días hace unos cuantos miles de años. Después se ponen a buscar "evidencia"
de eso (o a probar que la evolución no es verdadera). Así no se llega a la verdad y, desde luego,
así no opera la ciencia.
Este otro grupo (el grupo predominante en la época de Darwin) tiene muchas variantes.
Tampoco creen en la evolución biológica, pero a diferencia de los anteriores, aceptan que la
Tierra es muy vieja, mucho más vieja de lo que dice la Biblia. Eso les presenta un problema
porque creen en la Biblia.
Así que dicen que la Biblia es correcta, pero que los "seis días" de la Biblia no son días de 24
horas. Los "días" bíblicos se deben interpretar como "eras", de modo que un "día" pudo durar
millones de años. (¡No se les puede acusar de falta de imaginación!) O, quizá, los seis días no
son consecutivos, uno tras otro, quizá Dios los espació de modo que abarcan millones o miles
de millones de años. ¡O sea que aceptan la evidencia geológica moderna y también la Biblia!
Los creacionistas del grupo Young Earth están en rotundo desacuerdo con esto y les parece
una blasfemia "reinterpretar" la Biblia a la luz de los conocimientos científicos actuales. A su
modo de ver, no hay que tocar ni un pelo de la Biblia porque entonces todo mundo empezará
a cuestionarlo todo y acabará rechazando toda la Biblia y de paso a Dios.
Los creacionistas del grupo Old Earth no se amilanan y salen con más "soluciones creativas",
como esta: parece que en la Biblia hay una "brecha de tiempo" entre Génesis 1:1 y 1:2... así
que lo que probablemente sucedió es que Dios creó la Tierra y los dinosaurios en
un primer acto de creación, hace millones de años, y después lo destruyó todo y comenzó otra
vez un segundo acto de creación, y ese es el que hizo en seis días hace unos pocos miles de
años... ese es el que describe la Biblia.
¿Qué? ¿No les parece convincente? Bueno, entonces oigan esto, les dicen a los del grupo
Young Earth: la Tierra es joven, como dice la Biblia, ¡pero Dios hizo que pareciera más vieja!
Este cruce de los dos grupos (llamado "Mature-Earth Creacionists") nunca ha podido explicar
qué motivos tuvo Dios para hacer esos trucos.**
Estas son variantes del grupo anterior (Old Earth). Aceptan más evidencia científica de que la
Tierra es mucho más antigua de lo que dice la Biblia y los conocimientos científicos modernos
de los procesos naturales que moldearon el universo, la Tierra y la vida. ¿Entonces dónde
encaja Dios? Creen que Dios intervino e influenció los procesos naturales en distintos puntos
cruciales, en una especie de "progresión" de aportes divinos a lo largo de millones de años. El
grupo de Evolutionary Creationists acepta que la evolución ocurrió, pero no acepta que la vida
haya podido empezar por su cuenta; cree que Dios la creó y que después dirigió la evolución.
4) Evolucionistas teístas***
Esta es la posición que predomina en la mayoría de las iglesias y organizaciones religiosas del
país, a pesar de que la influencia de los creacionistas antievolucionistas ha aumentado en las
últimas décadas. Este deseo de reconciliar la creencia en seres sobrenaturales y el
conocimiento científico tropieza con muchas dificultades de ambos lados. Por un lado, los
creacionistas tradicionales creen que es una blasfemia total, y que cualquier concesión a la
ciencia de la evolución va contra la Biblia y le abre paso al ateísmo. Por otro lado, la aplicación
sistemática de los métodos científicos demuestra que no hay absolutamente ninguna base en
el mundo material (fuera de la imaginación humana) para creer que una fuerza sobrenatural
tuviera algo que ver con el comienzo o la dirección de los procesos naturales que se
desenvuelven en la Tierra o en el resto del universo natural. Por ejemplo, como vimos, las
investigaciones actuales de los procesos de "autoorganización" de las moléculas bioquímicas
muestran lo probable que es que los primeros componentes básicos de la vida de este planeta
se constituyeran espontáneamente a partir de los elementos químicos que eran comunes en el
"caldo químico" de la Tierra primitiva hace 3.5 mil millones de años; asimismo muestran que
no hay razón para suponer que intervinieran otros factores fuera de los procesos naturales.
Tampoco hay razones científicas para creer que hayan intervenido otra cosa fuera de factores
naturales en la formación y transformación de la realidad material que llamamos "universo":
de hecho, está cobrando fuerza la tesis de que lo que llamamos el universo es el resultado de
un proceso completamente natural por medio del cual "evolucionan" distintos universos.
(Recomiendo a los lectores interesados en la aplicación de la teoría de la evolución al universo
el libro The Life of the Cosmos del cosmólogo Lee Smolin).
Lo que el grupo Diseño Inteligente y los creacionistas de vieja guardia tienen en común (y lo
que los separa de los científicos profesionales de todos los campos en todo el mundo) es la
firme convicción de que los procesos y mecanismos naturales (como la evolución biológica) no
son suficientes para explicar cómo surgió la vida en este planeta ni cómo llegaron a ser como
son todas las especies actuales de plantas y animales. Los del grupo Diseño Inteligente saben
presentar una apariencia científica pero, como veremos, no son fundamentalmente diferentes
de los otros creacionistas. Igual que los demás, no tienen la menor pizca de evidencia científica
para respaldar su teoría de un diseñador o artífice divino de la vida, y no tienen ninguna
evidencia científica que haga cuestionar los hechos establecidos de la evolución.
Pero antes de pasar a analizar a los creacionistas "sutiles" del grupo Diseño Inteligente, será
útil examinar un poco más los planteamientos de los creacionistas burdos de vieja guardia. Ese
será el tema de la próxima parte de esta serie. Después volveremos a los creacionistas de
Diseño Inteligente.
NOTAS:
* Un claro ejemplo de esto es lo que ha pasado en los últimos años con las ideas y teorías
científicas sobre la organización de la sociedad. Hace unas pocas décadas en muchos círculos
progresistas era una "verdad" establecida que las alternativas al capitalismo eran deseables,
posibles y realizables, que los ideales socialistas y comunistas concordaban objetivamente con
los intereses generales de la humanidad aunque no todos lo vieran todavía, y que se habían
dado los primeros pasos para llevar a la práctica esos ideales (por ejemplo, en las primeras
etapas de la revolución de Rusia y de China, antes de que los capitalistas tumbaran la dirección
revolucionaria). Esas verdades sociales se derivaban de una montaña de evidencia científica
concreta (sobre toda la historia social humana, lo que sucede en distintas formas de
organización social humana, la base material del cambio fundamental, etc.). La posibilidad y el
beneficio de la revolución para forjar un futuro socialista y con el tiempo un futuro comunista
radicalmente diferente se respiraba en el ambiente, y se fundamentaba en la realidad
material. Pero en unas pocas docenas de años, debido primero que todo a la pérdida del poder
estatal de los revolucionarios en China (a quienes reemplazaron contrarrevolucionarios) tras el
mismo proceso en la Unión Soviética, y también debido a una campaña de propaganda
reaccionaria para desprestigiar el concepto de la revolución socialista, ahora mucha gente
progresista (especialmente en Estados Unidos) cree que el "socialismo era una buena idea
pero no funcionó". Dicen que es un "experimento fracasado" y punto, aunque hay abundante
evidencia concreta de los enormes avances sociales que se realizaron, y del hecho de que esas
revoluciones "fracasaron" en gran parte debido a las reservas del imperialismo y a las clases
antagónicas que persisten en la sociedad socialista, y no debido a problemas intrínsecos del
proyecto socialista. Hoy muchos dicen que "han oído" que "Mao Tsetung fue un dictador
brutal que mató gratuitamente a millones y millones, y que transformó la sociedad en una
pesadilla totalitaria"; ¿pero cuántos han investigado tales afirmaciones para ver si son verdad o
no? De hecho, una investigación científica seria y sin prejuicios de lo que pasó en China
demuestra que esas afirmaciones son invenciones y que ponen la realidad patas arriba. Pero
eso no impide que se repitan y que las asuman ciegamente incluso personas educadas y
críticas que no deberían tragarse tal propaganda.
** Sería maravilloso ver una sátira cómica sobre los inventos de los creacionistas como las que
hacía el cómico Richard Pryor.
Esperamos que esta serie contribuya a lo anterior; además, en las secciones de ciencias de
bibliotecas y librerías se encuentran excelentes libros para el público general sobre la
evidencia de la evolución y los problemas del creacionismo. Los siguientes autores son muy
buenos: Ernst Mayr, Niles Eldredge, Doug Futuyma, Stephen Jay Gould y Robert Pennock. Pero
hay que tener cuidado pues los creacionistas escriben libros de apariencia científica, y están en
los estantes de ciencias, especialmente los del grupo Diseño Inteligente (que son
esencialmente ideas religiosas y ataques al método científico, y deberían estar en los estantes
de religión). Cuanto más sepa uno sobre la evidencia de la evolución y los métodos de los
creacionistas, más podrá identificar a los impostores y rechazar su pseudociencia.
La serie de televisión pública PBS titulada Evolution es una excelente introducción al tema y se
consigue en video; el website de PBS (www.pbs.org) tiene resúmenes de los videos y guías de
estudio para maestros y alumnos; el National Center for Science Education fomenta la
enseñanza de la evolución, contesta preguntas de maestros y del público, recomienda
materiales de lectura, y sigue las maniobras de los creacionistas y las refuta con información
científica. Publica un boletín y su website es ncse@ncseweb.org
Esto es muy importante. No basta con aprender a reconocer las fallas de cada argumento
específico... porque siempre salen con más. Es necesario entender las fallas de su método
fundamental: la misma orientación anticientífica que impregna todas y cada una de sus
posiciones contra la evolución. Se suele decir que nadie le puede ganar en un "debate" a un
creacionista (por más que uno sepa sobre la evolución) porque ellos no se basan en evidencia
real y lo que hacen es proclamar creencias de fe ciega. Además, no presentan argumentos "en
pro" de su teoría sino "en contra" de la evolución. Lo que los creacionistas llaman "debate" es
soltar una andanada de "desafíos" a la evolución, que cambia constantemente y que se reduce
a que los evolucionistas no tienen suficientes pruebas de la evolución (¡por más pruebas que
presenten los evolucionistas!), mientras ellos dicen que no tienen que presentar pruebas de su
teoría de creación divina porque por definición "no hay que probar la existencia de dios ni sus
designios".
Si uno se familiariza con las fallas de unos cuantos argumentos específicos contra la evolución,
y también aprende a reconocer el patrón de métodos con que atacan la evolución, podrá
reconocer las creencias religiosas que posan como ciencias (incluida la última encarnación del
creacionismo: la teoría de diseño inteligente, que veremos más adelante). Los argumentos de
los creacionistas cambian tan pronto como los evolucionistas los refutan, pero sus métodos
(que no permiten llegar a la verdad) son básicamente los mismos. Al entender los problemas
de sus métodos será más fácil ver las mentiras y engaños envueltos en palabras e ideas de
apariencia científica.
"Por creación queremos decir que un Creador sobrenatural engendra las clases básicas de
plantas y animales por un proceso de creación repentina. No sabemos cómo creó el Creador,
qué procesos usó, porque usó procesos que no operan hoy en ninguna parte del universo
natural [énfasis de Gish]. Por eso decimos que la creación es una creación especial. No
podemos descubrir por investigaciones científicas nada acerca de los procesos creativos que
usó el Creador".
¿Cabe alguna duda de que el creacionismo es una serie de creencias religiosas y de que no
tiene nada que ver con la ciencia? Como dijo Stephen Jay Gould: "Por favor díganos, Dr. Gish,
en vista de su última oración, ¿qué es entonces creacionismo `científico'?
4) Reconocer los objetivos políticos e ideológicos de los creacionistas y las fuerzas políticas
reaccionarias que los apoyan
Hay que informarse de las conexiones financieras y de los programas políticos y sociales de la
gente que quiere meter el creacionismo en las clases de ciencias o hacer que el Congreso o la
Suprema Corte ordenen enseñarlo en todo el país. No es casualidad que los
creacionistas también atacan a las feministas, los homosexuales, las "minorías" y los
inmigrantes, etc., y que fomentan los "valores tradicionales" más reaccionarios cada vez que se
presenta la oportunidad.
Desde que Darwin propuso su revolucionaria teoría de que toda la vida del planeta evolucionó
de una serie de antepasados comunes a lo largo de millones de años por medio de un
mecanismo puramente natural llamado selección natural, los científicos se han puesto a
comprobar si concuerda con el mundo real. ¿Concuerda la evidencia de los fósiles con las
predicciones de la teoría de la evolución? Sí. ¿Concuerda la evidencia de la genética molecular
con las predicciones de la teoría de la evolución? Sí. ¿Concuerda la evidencia de similitudes y
diferencias de partes del cuerpo y funciones de las especies vivas con las predicciones de la
teoría de la evolución? Sí. ¿Concuerda la evidencia de la distribución geográfica de especies en
todo el mundo y sus redes de relaciones ecológicas con las predicciones de la teoría de la
evolución? Sí. ¿Pueden dar ejemplos los evolucionistas de cosas que no deben pasar si la teoría
de la evolución es correcta? Sí. Bueno, ¿ha habido algún descubrimiento en cualquier campo
de la ciencia que dé evidencia que no concuerda con las predicciones de la teoría de la
evolución? No, ni uno; hay toneladas de evidencia concreta que confirma la evolución pero
jamás se ha encontrado un solo caso de evidencia científica que la refute. Ni uno. En serio,
¿qué más se necesita?
En contraposición, los "creacionistas científicos" parten de una suposición religiosa: que Dios
creó la Tierra, el universo y todo lo que contienen, y que las especies vegetales y animales
actuales no evolucionaron de especies anteriores porque, como dice la Biblia, Dios las creó por
separado al mismo tiempo hace unos pocos miles de años y hoy son como fueron creadas. Los
seres humanos son la creación "especial" de Dios, así que no es posible que hayamos
evolucionado de los primates. Pero esto no es ciencia: es una creencia religiosa o espiritual que
proviene de un mito: la historia de la creación del Génesis, escrita por gente que vivió hace
más de 2000 años, que es parte de un texto religioso: la Biblia.
Ese es el punto de partida de los creacionistas tradicionales. Creen lo que quieren creer, ¡y al
diablo los hechos científicos! Unos a veces salen al mundo a buscar "evidencia" de su teoría,
pero dicen que no se puede refutar de todos modos. Unos cuantos andan buscando los restos
del arca de Noé, o huellas de dinosaurios en capas de roca donde se encuentran fósiles de
huesos humanos para demostrar que los dinosaurios y los seres humanos vivieron al mismo
tiempo (siguiendo lo que dice la Biblia de que todas las especies fueron creadas al mismo
tiempo). O hacen cómputos para demostrar que la erosión del agua pudo formar el Gran
Cañón en unos pocos miles de años, y no los millones que han calculado los geólogos.
Los creacionistas que creen en la Biblia al pie de la letra no aplican los métodos científicos
establecidos, no publican en revistas científicas y jamás han presentado una gota de evidencia
científica de su teoría religiosa. Pero eso no impide que traten de "parecer científicos",
especialmente cuando quieren meter sus ideas en los salones de clase para sembrar confusión
y desprestigiar la evolución y la ciencia en general. ¿Cómo lo hacen? Bueno, gastan mucho
tiempo para verse y sonar como "científicos" (lo suficiente para embaucar a la gente que no ha
recibido buena educación de ciencias). Por ejemplo, el Institute for Creation Research (ICR),
uno de los puntos de reunión de los creacionistas más tradicionales, tiene un museo
que parece un museo de ciencia natural. Uno puede ir y ver dioramas y presentaciones a color
sobre la formación de los accidentes geográficos y los orígenes de plantas y animales, con
letreros que "explican" (como si fueran hechos científicos comprobados) que descendemos de
Adán y Eva, que un diluvio universal cubrió la Tierra, que todas las especies animales de hoy
descienden de los animales que salvó Noé en el arca cuando Dios mandó el diluvio, ¡y hay
diagramas del arca! Claro que nada de eso cuenta con la menor evidencia científica (y hay
toneladas de evidencia científica que lo contradice), pero es un "museo" y algo debe ser
verdad, ¿no? Pues no. Como dicen los anuncios: Desconfíe de las imitaciones.
Muchos creacionistas dicen que la evolución no es verdad porque violaría el segundo principio
de la termodinámica. ¿Cómo les quedó el ojo? Suena muy científico, ¿no? Pero hay un
pequeño problema: no saben de qué hablan. El segundo principio de la termodinámica
establece que la materia tiende hacia el desorden ("aumento de entropía"). Los creacionistas
dicen que según la teoría de la evolución la vida ha evolucionado hacia un mayor orden
biológico (no desorden), de lo simple a lo complejo (de bacterias unicelulares a animales
multicelulares), y que tal aumento de orden y complejidad de los sistemas naturales viola el
segundo principio de la termodinámica y, por lo tanto, la evolución es incorrecta.
Este razonamiento tiene dos problemas: primero, la evolución de la vida en la Tierra no es una
línea recta de progreso de bacterias a seres humanos ni nada remotamente parecido. La
evolución no opera así. Sabemos que la vida en este planeta empezó con microorganismos de
una célula (porque podemos encontrar rastros de bacterias en rocas que tienen 3.5 mil
millones de años) y sabemos que la evolución de los primeros animales multicelulares
complejos tomó cientos de millones de años de modificación evolutiva. Pero la evolución de la
vida parece más un "árbol frondoso" que una línea recta. Un sistema que evoluciona no avanza
hacia mayor "progreso" o "perfección" de forma o función, y ni siquiera necesariamente hacia
mayor complejidad. (Un ejemplo de pérdida de complejidad son los peces ciegos de las
cavernas. Se sabe que descienden de peces con ojos videntes más complejos, pero esos ojos se
"perdieron" por medio de modificaciones evolutivas cuando unos descendientes se fueron a
vivir en cuevas subterráneas donde no hay luz).
Los seres humanos tenemos la inclinación a pensar que toda la vida ha evolucionado de lo
simple a lo complejo hacia nosotros: la cima de la complejidad. Pero en realidad la vida
terrestre ha evolucionado en muchas direcciones en los 3.5 mil millones de años pasados,
hacia delante y hacia atrás por muchos carriles y por ramas truncadas que resultaron ser
callejones sin salida para la evolución. Asimismo, la evolución de la vida ha pasado por
frecuentes extinciones de especies, con la desaparición de una gran proporción de las especies
que vivían en un momento dado, fenómeno que ha ocurrido por lo menos cinco veces en la
historia de la Tierra. ¡Y la extinción no es una manifestación de una tendencia uniforme hacia
el mayor orden y complejidad!
Además, en este planeta todavía viven muchos organismos simples. Hay tantas especies de
bacterias, con poblaciones tan grandes, ¡que a muchos biólogos les gusta decir que las
bacterias reinan! Igualmente, es divertido (y es una lección de humildad) reflexionar que el
peso (biomasa) de todas las especies conocidas de hormigas equivale más o menos al peso de
todos los individuos de nuestra especie humana.
Pero inclusive si decimos que en el curso de los 3.5 mil millones de años la vida ha
evolucionado rasgos y mecanismos mucho más complejos que los de las bacterias, y que a lo
largo de la evolución la vida se ha diversificado en una enorme variedad de especies y
ecosistemas complejos, eso no "viola el segundo principio de la termodinámica". ¿Por qué?
Porque este principio predice que la materia tiende hacia el desorden solo en sistemas
" aislados". Pero la vida del planeta no es un sistema "aislado": recibe energía continuamente
de una fuente externa (el Sol). Mientras continúe la entrada de energía externa, es factible que
los sistemas naturales de este planeta sigan produciendo más "orden" y complejidad
biológicos.
Esta "objeción" a la evolución (que viola los principios de la termodinámica) es típica de los
métodos "científicos" de los creacionistas: no saben de qué hablan, pero echan una cortina de
humo, hacen críticas que "suenan" científicas y así siembran confusión.
Los creacionistas dicen que si fuera cierto que todas las especies de plantas y animales
evolucionaron de otras especies, entonces no habría "huecos" entre especies en el registro
fósil y deberíamos ver una secuencia ininterrumpida de todas las especies antepasadas y
descendientes, en orden perfecto, con todas las modificaciones evolutivas que han existido.
Después señalan que en el registro fósil hay lagunas, o piezas que hacen falta (y sí las hay, pero
no tantas como dicen y cada vez son menos con el frecuente descubrimiento de fósiles), y
concluyen que son prueba de que la evolución no ocurrió.
Curiosamente, esto no lo dicen solamente los creacionistas de vieja guardia; también lo
presenta como evidencia contra la evolución uno de los representantes más influyentes de la
nueva escuela de Diseño Inteligente: el profesor emérito de derecho de la Universidad de
Berkeley Philip Johnson, que es el principal ideólogo de este grupo.
Pero los creacionistas no saben de lo que hablan. Como vimos anteriormente, el argumento de
las "lagunas" tiene estos problemas:
Primero que todo, la teoría de la evolución predice que siempre habrá "lagunas" en el registro
fósil. ¿Por qué? Pues porque jamás vamos a encontrar todos los eslabones que
conectan todas las especies de una secuencia de antepasados-descendientes ya que solo una
pequeña fracción de plantas y animales muertos se fosiliza. Dicho eso, resulta que no hay
tantas "lagunas" como proclaman los creacionistas. En particular, no es cierto que no hay
"especies intermedias" entre líneas de antepasados y descendientes. Un somero estudio del
tema demostrará que eso es una mentira directa (no sé qué otro nombre darle). Como hemos
visto en esta serie, en el registro fósil preservado en rocas de distintas épocas se han
encontrado bastantes secuencias cronológicas de especies animales y vegetales que muestran
claramente modificaciones evolutivas paso a paso a lo largo de millones de años. ¡Nuestra
propia línea evolutiva humana ha dejado fósiles de muchas especies intermedias en los
últimos 4 millones de años!
Al oír o hablar con los creacionistas tradicionales uno aprende rápidamente una lección: que
por más que uno les explique o les demuestre los hechos, no aflojan la inquebrantable creencia
religiosa de que Dios creó todas las especies por separado al mismo tiempo. Si hay una laguna
entre las líneas evolutivas del registro fósil y se encuentran fósiles de especies intermedias que
llenan esa laguna y confirman las conexiones entre antepasados y descendientes (como ha
sucedido muchas veces), ¿cambiarán de opinión los creacionistas? ¡Ni de peligro! Dicen: OK,
esa laguna se llenó, pero ahora hay dos (una a cada lado de los fósiles recién descubiertos). Y si
se descubren más fósiles que llenan esas lagunas, dirán que ahora hay cuatro lagunas... y este
jueguito puede durar hasta el agotamiento. Los creacionistas harán todo lo posible por desviar
la atención del público de la enorme (y cada vez mayor) evidencia que conecta a los seres
humanos con antepasados primates a lo largo de una serie de especies intermedias o, para dar
otro ejemplo, la evidencia que conecta a las ballenas modernas con antepasados cuadrúpedos
terrestres a lo largo de una serie de modificaciones de millones de años.
Además de mentir directamente y decir que no hay fósiles "intermedios" (cuando cualquier
biólogo o paleontólogo puede dar varios ejemplos), los creacionistas no entienden este punto
fundamental: la teoría de la evolución predice que será difícil y quizá imposible hallar fósiles de
especies intermedias que representen todas y cada una de las modificaciones evolutivas paso
a paso. ¿Por qué? Por una combinación de razones. La primera es, repitamos, que muy pocas
plantas y animales se fosilizan: la mayoría se pudre sin dejar huellas ni huesos calcificados en
las rocas, especialmente si no se cubrieron de barro y sedimentos muy poco tiempo después
de morir. En vista de eso, en realidad es asombroso que se hayan encontrado y que se sigan
encontrando tantos millones de fósiles de tantas especies.
Otra razón es que las nuevas especies por lo general evolucionan de poblaciones muy pequeñas
y aisladas que quedaron separadas de la población ancestral. Como vimos en las primeras
entregas de esta serie, las grandes modificaciones evolutivas (cambios dramáticos de forma o
función) tienden a aparecer más en poblaciones muy pequeñas que en poblaciones mayores y
estables. (Esto se debe en parte a la influencia desproporcionada de las mutaciones y otros
cambios de frecuencia génica en una población pequeña). Cuando aparecen tales
modificaciones, toma mucho tiempo que se propaguen a una cantidad significativa de
individuos y que generen nuevas variaciones. Por eso es muy improbable hallar fósiles de esos
primeros focos de individuos (que representan la aparición de una nueva especie). Lo normal
es "hallar" las modificaciones evolutivas más adelante, cuando se han establecido y
propagado, y cuando ya representan una rama evolutiva. En vista de esto, ¡es realmente
asombroso que se hayan encontrado tantas especies intermedias en el registro fósil!
En este punto, los creacionistas por una parte mienten sobre lagunas del registro fósil que
hace tiempo se llenaron, y por otra parte muestran su ignorancia de los mecanismos de la
evolución y de las razones que predicen que jamás se llenarán todas las "lagunas" del registro
fósil.
En una entrega de esta serie vimos varios ejemplos de especies "intermedias" que están
llenando el registro fósil. Veamos otro ejemplo: los elefantes. Al observar las capas de rocas de
hace 50 millones de años se ven fósiles de animales con cráneo, trompa y colmillos claramente
emparentados con los elefantes modernos (las dos especies que quedan). Al avanzar en el
tiempo, se ve que los caminos evolutivos se separaron varias veces y formaron una especie de
"arbusto". Unas ramas tienen secuencias de fósiles que se parecen más y más a los elefantes
modernos con el paso del tiempo. En la actualidad los paleontólogos han encontrado fósiles
de 22 especies distintas de cuasi-elefantes que vivieron en los últimos 6 millones de años.
A los creacionistas les gusta decir que las mutaciones no pueden haber contribuido a la
evolución de las especies porque todas las mutaciones genéticas son dañinas. Una vez más, no
saben de qué hablan. Cuando los animales y las plantas se reproducen, el ADN pasa por un
proceso complejo de separación y recombinación. No es un proceso perfecto y en cada paso
pueden darse "errores de copiado" (mutaciones). Muchas mutaciones son pequeñas y no
tienen mayor efecto en los descendientes. A veces una mutación causa la deformación o
muerte de las células reproductoras de toda la descendencia. Las mutaciones genéticas que
matan o impiden la reproducción obviamente no pasan de generación en generación. Pero no
todas las mutaciones son dañinas y, a diferencia del cine, no todos los mutantes son
monstruos.
Unas mutaciones genéticas contribuyen a que los descendientes tengan nuevos caracteres o
capacidades que dan una ventaja reproductora en determinado ambiente (especialmente si se
están dando cambios ambientales importantes). En el curso de las generaciones, la selección
natural propagará los caracteres favorables a mayor cantidad de individuos. Por ejemplo, sin
duda los primeros homínidos que caminaron en dos piernas fueron "aberraciones genéticas"
con respecto a los simios de los que descendían, pero el bipedalismo debió darle una
importante ventaja reproductora a esos antepasados nuestros (y parece que el ambiente físico
cambió en la época en que surgió el bipedalismo, como vimos) porque el registro fósil indica
claramente que el bipedalismo se afianzó y se propagó, y fue una característica distintiva de
muchísimas especies homínidas nuevas a lo largo de los millones de años siguientes. Este es
apenas uno de muchos ejemplos de que las mutaciones no son siempre dañinas y pueden abrir
nuevos senderos evolutivos.
Repitiendo, las mutaciones pueden ser benéficas para los individuos, especialmente cuando se
dan cambios ambientales. (Lo mismo se puede decir de las combinaciones genéticas que causa
la reproducción sexual y los cambios de frecuencias génicas que se producen por "deriva
genética" cuando los individuos entran y salen de poblaciones naturales). Todo esto ofrece un
constante cambio del pool genético de las poblaciones de cualquier especie, y esa es la
materia prima del cambio evolutivo.
Los creacionistas llevan todas las de perder y muestran su ignorancia cuando dicen que todas
las mutaciones son dañinas, que nadie entiende los mecanismos de evolución de la vida, y que
la única explicación de la perfecta adaptación de tantas especies a su ambiente es la mano de
dios. La evidencia científica concreta ha refutado todas esas ideas hace mucho tiempo.
Los creacionistas del grupo Young Earth (Tierra joven), reunidos en torno a Duane Gish y el
Institute for Creation Research de San Diego, se han dedicado desde hace años a infiltrar
juntas educativas y a pleitear en los tribunales para que se enseñe "creacionismo científico" en
las clases y libros de ciencias.
Para los creacionistas bíblicos textuales de Young Earth es cosa de fe que la Tierra solo tiene
unos miles de años (absolutamente no más de 10,000). Decir que es más antigua contradice la
noción de la Biblia de cuando Dios creó los "cielos" y la Tierra, y todo lo que los habita. No les
importa que la ciencia ha establecido que la Tierra tiene unos 4.5 mil millones de años y que
ese hecho es la piedra angular de la geología moderna (¿será que todos los geólogos se
equivocan y que toda su labor de más de 200 años es pura ilusión?). Tampoco les importa que
los astrónomos que observan estrellas, galaxias, explosiones de supernovas, etc., pueden
calcular que están a miles de millones de años luz de distancia (¡están tan lejos que lo que
vemos hoy ocurrió hace miles de millones de años!).
La respuesta de los creacionistas bíblicos Young Earth a esto es una de dos: que los físicos que
hacen esos cálculos de la edad de la Tierra y del universo se equivocan o que el Creador divino,
por razones que solo Él conoce, decidió hacer que el universo parezca que tiene miles de
millones de años, pero que en realidad no los tiene. No conciben que la Biblia se equivoque.
Si fuera cierto que la Tierra tiene la edad que le atribuye la Biblia, la biología moderna no sería
la única ciencia que se iría a pique: toda la física, química, geología y astronomía serían
incorrectas. Todas esas ciencias y sus avances de los dos siglos pasados se cimientan en el
hecho de que la Tierra, sus elementos y lo que sabemos a la fecha del universo tiene miles de
millones de años (no miles y ni siquiera millones).
La idea de que todos esos campos de la ciencia moderna sean incorrectos, como afirman los
creacionistas bíblicos de Young Earth, es patentemente ridícula. En parte por eso, la nueva
escuela de Diseño Inteligente los está remplazando. Esta nueva escuela no hace una lectura
textual de la Biblia, acepta la evidencia científica de que la Tierra y el universo son mucho más
antiguos, y reconoce muchos avances de la astronomía, geología y física modernas. Pero
cuando se trata de la evolución biológica, dicen que los procesos naturales no pueden
explicar todas las características de los seres vivos (por ejemplo las complejas estructuras de
los sistemas bioquímicos internos de las células) y acaban imaginando que un poder
sobrenatural, un diseñador o artífice divino, metió mano en algún momento. (Más adelante
examinaremos a fondo las ideas de Diseño Inteligente).
Pero la escuela de Young Earth (dentro de la que están la mayoría de los creacionistas
"científicos" que cabildean para que se imponga por ley la enseñanza del creacionismo) no
transige en ninguna de sus creencias, ni siquiera en la edad de la Tierra y de los fósiles. No les
importa que los geólogos puedan tomar distintas clases de medidas de la edad de las rocas (y
de sus elementos) y que todas lleguen a la misma conclusión. Dicen que los científicos se
equivocan. Por ejemplo, dicen que el cálculo de 4.5 mil millones de años de la edad de la Tierra
lo hicieron con razonamiento circular: que datan las rocas por los fósiles que contienen y datan
los fósiles por las capas de roca en que están. Suena como que los evolucionistas están
aplicando métodos incorrectos, ¿no? Pero la verdad es que hay una secuencia coherente,
ordenada de fósiles similares que aparecen en capas similares de roca en todo el mundo:
capas de sedimentos depositados y compactados en rocas en distintas épocas de la historia del
planeta (eras geológicas). Esa secuencia ordenada de capas de rocas y fósiles asociados
(llamada la "columna geológica") se conoce desde antes de Darwin. Los geólogos
comprendieron mucho antes de que se conociera la evolución de la vida que las capas de la
columna geológica se formaron y acumularon en distintas épocas del pasado y que
representaban distintas edades de la historia de la Tierra. En todo el mundo se repite una
correlación entre ciertas capas de roca y ciertos fósiles, y cuanto más lo observaron y lo
reflexionaron los geólogos y naturalistas del siglo 19, comprendieron que estaban viendo
evidencia de que la forma del planeta y de los organismos vivos había cambiado con el tiempo,
que había evolucionado.
¿Cómo explica la escuela de Young Earth el hecho de que en ciertas capas de rocas se
encuentran típicamente ciertos fósiles? Diciendo cosas ridículas como que los patrones de
distribución de fósiles se deben a que durante el diluvio universal unos animales se ahogaron
primero, se hundieron al fondo y ahora están en las capas inferiores, mientras que los mejores
nadadores y los más inteligentes vivieron más tiempo y ahora están en las capas superiores.
Me parece increíble que adultos en pleno uso de sus facultades, y que dicen ser "científicos",
¡puedan decir eso con seriedad! ¿Cómo explican que ni un solo fósil se ha encontrado "fuera
de lugar" en las capas geológicas? ¿Eran todos igualmente buenos o malos nadadores?
Muchos científicos se divierten haciendo trizas estos disparates. Por ejemplo, el biólogo de
Brown University Ken Miller (un católico que compagina la ciencia y la religión, pero que no
duda de la evolución) suele comentar que en los primeros 2 mil millones de años del registro
fósil no aparece ni un solo fósil de plantas con flores: "ni un diente de león ni una rosa ni una
bellota y ni siquiera una semilla de mostaza", y hace la pregunta: ¿fue que en las aguas
revueltas del diluvio no se mezclaron las semillas, tallos y flores de toda clase de plantas? Pero
en los sedimentos inferiores solo aparecen fósiles de plantas que producen hojas (como
musgos y helechos), y no de plantas con flores. Los patrones de distribución de fósiles no
tienen nada que ver con un supuesto diluvio universal (del cual no existe absolutamente
ninguna evidencia): la razón de que no haya plantas con flores, ni una sola, en los sedimentos
inferiores es que no habían evolucionado todavía. Las plantas con flores predominan en el
planeta hoy, pero son bastante recientes: surgieron en el periodo cretácico hace menos de 100
millones de años.
Los creacionistas tampoco pueden explicar por qué todos los fósiles humanos solamente
aparecen en las capas más altas. Como dice Ken Miller, si la teoría del diluvio universal fuera
cierta, todos los seres humanos nadaron 39 días y solo se ahogaron el último día.
Como hemos visto, actualmente se puede determinar con precisión y confiabilidad la edad de
un objeto y la época en que vivió gracias a una serie de técnicas de datación, por ejemplo la
datación radiométrica (que se basa en el ritmo de desintegración de los elementos
radioactivos de la Tierra) y nuevas técnicas de datación molecular. En la actualidad hay tantas
técnicas de datación y los científicos pueden obtener aproximaciones tan confiables de la edad
de cualquier cosa con una combinación de esas técnicas, que es sumamente difícil tomar en
serio las "críticas" creacionistas de la datación científica o contemplar la noción de que el
diluvio universal causó la distribución ordenada de fósiles en las capas geológicas.
Por todo esto, parece que más y más creacionistas están abandonando la interpretación
textual de la Biblia, y aceptan la edad de la Tierra y que los fósiles demuestran que en distintas
eras vivieron distintos animales y plantas; pero luego dicen que Dios realizó múltiples actos de
creación o que creó la vida en un principio y dejó que evolucionara.
"De pronto Dios hizo que el planeta pareciera viejo y de pronto hizo que pareciera que la
vida ha evolucionado"
No cabe duda de que a los seres humanos nos cuesta trabajo abandonar tradiciones y
creencias del pasado, especialmente cuando refuerzan relaciones sociales, costumbres y
valores muy enraizados. Ante la evidencia científica de la antigüedad de la Tierra y la
indisputable evidencia de que la vida ha evolucionado y sigue evolucionando, unos
creacionistas salen con esta explicación: Dios hizo que la Tierra y el universo parezcan mucho
más viejos de lo que son (pero no explican por qué haría algo así). Lo mismo sucedió con las
especies: Dios hizo que pareciera que evolucionaron en un orden claro de antepasados y
descendientes; parece que la vida evolucionó, pero no es así. Por alguna razón, Dios
hizo parecer que las especies animales y vegetales de las islas Galápagos están emparentadas
con las especies de la costa ecuatoriana, y que las especies de las islas de Cabo Verde están
emparentadas con las de la costa africana. ¡Dios puede ser muy truculento en la imaginación
de estos creacionistas!
Los evolucionistas, por contraste, tienen explicaciones muy sencillas de los caracteres comunes
que se observan en las especies de islas y de los continentes cercanos: las especies de las islas
evolucionaron de antepasados de tierra firme. Los creacionistas solo pueden imaginar que es
algo misterioso que se le ocurrió a Dios.
Ese creacionismo causa rechazo de mucha gente religiosa porque no les gusta la idea de que
un "Dios truculento" enredó el mundo para hacerlo parecer más viejo de lo que es o para
hacer parecer que evolucionó. En vez, prefieren buscar una nueva definición de Dios que les
permita aceptar la evidencia científica de la edad del universo o la evidencia de que toda la
vida ha evolucionado y que nosotros descendemos de antepasados que no eran humanos.
Lamentablemente, el creacionismo sigue vigente para mucha gente. Más aún, la nueva escuela
de Diseño Inteligente está ganando influencia, en parte porque abandona las enseñanzas de la
Biblia que la ciencia ha refutado rotundamente. Pero sigue aferrada a la creencia de que las
especies vivas no pueden ser como son por obra de la evolución sino por obra de un diseñador
o artífice inteligente. En la próxima entrega de esta serie analizaremos a fondo los ataques de
la escuela de Diseño Inteligente a la evolución y a la ciencia en general.
NOTAS:
Parte 7e: El nuevo retoque del creacionismo no nos engaña: La teoría de Diseño Inteligente
es religión, no es ciencia, ¡y es falsa!
Los creacionistas tradicionales hicieron grandes campañas en las dos décadas pasadas y
lograron ciertos éxitos, pero también sufrieron derrotas importantes en varios pleitos
destacados. Por ejemplo, en un caso de 1982 conocido como McLean et al vs. Arkansas Board
of Education, prominentes científicos de muchos campos, ganadores del premio Nóbel y
evolucionistas conocidos (como Stephen Jay Gould y Francisco Ayala) fueron al tribunal a
explicar que la evolución es un hecho científico perfectamente establecido y que la "ciencia de
la creación" no tiene absolutamente nada que ver con la ciencia. También fueron especialistas
en religión y filósofos de la ciencia a explicar las diferencias entre ciencia y religión, y a poner
en claro por qué la "ciencia de la creación" no debe enseñarse en las clases de ciencias. El
resultado fue un revés para los creacionistas. Otra derrota importante sucedió en 1987 en el
caso Edwards vs. Aguillard de Louisiana, cuando la Suprema Corte declaró que era
inconstitucional ordenar la enseñanza de la "ciencia de la creación" al lado de la evolución en
las clases de ciencias (una ley que los creacionistas hicieron adoptar en el estado de Louisiana)
porque eso implica enseñar en las escuelas estatales una creencia religiosa específica (que una
fuerza sobrenatural creó los seres humanos) y la Constitución lo prohíbe. A pesar de esas
derrotas, los creacionistas tradicionales que creen en la Biblia al pie de la letra no han colgado
la toalla y siguen sembrando confusión, y han logrado que unas editoriales pongan
"advertencias" en los libros de texto de biología de secundaria de que la teoría de la evolución
está aún por decidirse y que los estudiantes deben mantenerse abiertos (!) a teorías
alternativas (obviamente religiosas).
Los creacionistas no están satisfechos con los éxitos que han tenido a nivel municipal y estatal,
y quieren imponer la enseñanza de su dogma religioso en todo el país. Para lograr eso,
especialmente con las derrotas que han tenido en los tribunales y con las fuertes críticas de la
comunidad científica, necesitan una nueva estrategia: necesitan nuevos argumentos para
convencer al público general, que está más informado y desconfiado de la "ciencia de la
creación"; y necesitan una nueva estrategia legal para que los tribunales aprueben la
enseñanza obligatoria en las escuelas públicas de lo que a fin de cuentas es religión.
La escuela de Diseño Inteligente es más pulida que la vieja escuela tradicional de "creacionistas
científicos" que creen en la Biblia al pie de la letra, y por lo tanto tiene más potencial de crear
confusión entre gente relativamente bien educada. Se dedican a minar la ciencia de la
evolución y a meter teorías religiosas en las clases de ciencias de secundaria, ¡y han logrado
colarse en algunas universidades!
¿Qué hacer? Bueno, ¿por qué no dar la impresión de que es al revés? Que
los evolucionistas son unos dogmáticos cerrados y testarudos, ¡y que han convertido la ciencia
de la evolución y el "naturalismo científico" prácticamente en una nueva religión estatal! Y dar
la impresión de que la nueva escuela de Diseño Inteligente es gente mucho más amplia y
razonable, abierta a todas las posibilidades, pero a la que le parece que la evolución no se ha
probado y que ve buenas razones para pensar que es más probable que un poder divino creó
la vida biológica. Johnson dice que eso se puede hacer sin hablar del Génesis, y que
de esa forma es mucho más factible convencer al Congreso y a la Suprema Corte de que sería
"discriminación de un punto de vista" no dejar presentar la teoría científica "alternativa" de
Diseño Inteligente en las escuelas o en otros lugares públicos.
En realidad, como veremos, el Diseño Inteligente tiene la misma falta de base científica que las
versiones anteriores de "creacionismo científico". Pero puede sembrar más confusión (a más
gente) por estas razones:
Los "creacionistas científicos" de la vieja escuela tradicional son un grupo rústico con un aire
de fanatismo irracional y profundamente ignorantes de los principios científicos más básicos.
Pero los creacionistas de Diseño Inteligente son un grupo fino con profesores universitarios y
gente educada; tienen doctorados en derecho, filosofía, matemáticas, ingeniería, y hasta
bioquímica y biología molecular. Admiten que creen en un dios sobrenatural y en la creación
divina, pero afirman que ellos son los científicos auténticos porque no tienen el cerebro
nublado por los prejuicios seculares institucionalizados de la ciencia moderna, a diferencia de
los evolucionistas. Philip Johnson propone remplazar la ciencia secular (la ciencia que explora
los mecanismos naturales de los procesos naturales sin referencia a seres sobrenaturales) con
una ciencia teísta:¡un método que incorpore la idea de Dios en el proceso científico! Con esa
posición filosófica la escuela de Diseño Inteligente es más profundamente reaccionaria que la
vieja escuela de "creacionistas científicos", quienes dicen que tienen "evidencia científica" de
que la evolución es incorrecta pero no llegan al extremo de querer meter la idea de Dios en
toda la ciencia.
Por otra parte, la escuela de Diseño Inteligente está "modernizando" el viejo "argumento de
diseño". Además de aceptar que la Biblia no es la palabra textual de Dios (lo que enfurece a los
creacionistas tradicionales por "traicionar" la Biblia), en general acepta el hecho de que los
organismos de este planeta han experimentado cierta cantidad de evolución biológica, y que
esta continúa (esto también enfurece a los creacionistas tradicionales).1
La escuela de Diseño Inteligente no habla con una sola voz, pero podemos resumir así su
oposición a la teoría de la evolución:
Un ataque común, en particular de Philip Johnson (el principal ideólogo), es que los científicos
modernos han caído en un error fundamental al adoptar el "naturalismo científico", que
postula que para entender los fenómenos naturales se deben investigar exclusivamente
procesos naturales (¡los únicos procesos que se pueden investigar!). Johnson dice que es un
error no dar cabida a que una fuerza sobrenatural ordene y guíe los procesos naturales y todo
el universo. El "naturalismo científico" es el método de trabajo de toda la ciencia moderna y es
el método por el cual se hacen avances científicos. A pesar de eso, Johnson sostiene que la
comunidad científica es prejuiciada y cerrada porque no da cabida a Dios y porque no inserta
esa idea dentro del proceso científico. La mayoría de los científicos, inclusive los que creen en
Dios, dirán que si se abandonan los métodos seculares de la ciencia y se empieza a investigar el
mundo natural con un método y una cosmovisión que parten de la base de que existe un reino
sobrenatural (que por definición no obedece a las leyes de cambio y desarrollo del mundo
material y que no se puede investigar ni verificar), ¡eso llevaría a la destrucción total del
proceso científico y pararía en seco los avances científicos y el desarrollo del conocimiento! Más
adelante examinaremos de nuevo estos ataques filosóficos.
2) Oposición "científica":
La escuela de Diseño Inteligente afirma que los científicos que se sacuden el prejuicio del
"naturalismo científico" y se "abren" a la idea de Dios verán que en el mundo hay evidencia de
un poder superior, de una inteligencia consciente. Los ataques a la evolución que posan de
científicos se centran en la idea de "filtro de diseño" (o "inferencia de diseño") de William
Dembski y, especialmente, en la idea de "complejidad irreducible" de los sistemas naturales de
Michael Behe.
Esta lógica no es muy lógica: primero, el hecho de que no entendamos todavía todos los pasos
de un proceso natural no implica que no los entenderemos más adelante. Nuestro
conocimiento de los procesos naturales (por ejemplo de los procesos evolutivos) aumenta
continuamente.
Segundo, como hemos recalcado tantas veces en esta serie, la evolución no es "apenas un
proceso al azar". Muchos de los mecanismos que generan cambios evolutivos (en particular la
selección natural) no son procesos al azar (o aleatorios). En la producción de la variación
genética que tienen todas las poblaciones de plantas y animales (que es la materia prima de la
evolución) entran procesos al azar (como las mutaciones genéticas); pero la selección natural
"selecciona" esa variación genética a lo largo de muchas generaciones en una relación muy
estrecha con un ambiente dado, así que esa parte del proceso evolutivo no es al azar.
En una población puede aparecer un carácter o rasgo por puro azar (como una mutación o
"error de copiado" del ADN), pero la selección natural solamente lo propagará a más
individuos en las siguientes generaciones si ofrece una "ventaja reproductora" (si ayuda a
producir más descendientes que a su vez producirán más descendientes). Sin embargo, el
hecho de que un nuevo carácter ofrezca tal ventaja reproductora no es una ocurrencia al azar;
eso depende de las características específicas del ambiente de un organismo, y de la
interacción de los organismos con los rasgos físicos de ese ambiente y con otros individuos de
su especie y de otras especies. Dependiendo de las circunstancias, un nuevo carácter puede
ofrecer una ventaja y ser "favorecido" por la selección natural o no. Por eso no se puede decir
que esta parte del proceso ocurre al azar.
Dembski (y los creacionistas en general) no entienden que los evolucionistas no dicen que la
evolución natural es "un proceso accidental al azar". Los evolucionistas simplemente afirman
que la evolución es una propiedad básica de todos los organismos; que ocurre a lo largo de
generaciones en toda población de individuos con variación genética por medio de una
combinación de cambios al azar del material genético y de procesos altamente selectivos (no
aleatorios) como la selección natural; que los cambios que pueden ocurrir en cualquier
momento dado los limita y canaliza la historia de cambios evolutivos pasados, pero que el
cambio futuro no tiene que proceder en una dirección predeterminada; y que el cambio
evolutivo procede automáticamente por su cuenta, sin necesidad de que intervenga una
"inteligencia" externa.
O sea que el "filtro de diseño" de Dembski es completamente inútil porque es posible que un
rasgo o proceso del mundo natural a) no se pueda explicar todavía con nuestros
conocimientos de los procesos naturales y b) no se pueda explicar como un proceso
exclusivamente al azar, sin que eso constituya evidencia de que nunca podremos entender los
procesos evolutivos en cuestión y cómo los han moldeado componentes no aleatorios. El
"filtro de diseño" de Dembski no da una gota de evidencia de que tuvo que intervenir una
inteligencia consciente ni razón lógica para llegar a esa conclusión.
Michael Behe es un bioquímico de Lehigh University interesado en los procesos biológicos que
se dan al nivel molecular, es decir, dentro de las células. Behe es de los creacionistas que no
rechazan toda la teoría de la evolución; por ejemplo, acepta la evidencia de cambios evolutivos
de pequeña escala que se dan continuamente con el paso de las generaciones en las
poblaciones de cualquier especie a partir de la selección de mutaciones y recombinaciones
genéticas que ocurren naturalmente. Pero ve un problema con la teoría de la evolución al nivel
de las moléculas, el nivel que más conoce. Lo asombra la complejidad de los sistemas
moleculares que funcionan dentro de las células para producir, digamos, la cadena de
reacciones bioquímicas que permiten que el flagelo (la cola) de un espermatozoide se mueva,
o la cascada (reacción en cadena) de pasos químicos coordinados que permiten que la sangre
se coagule. Behe afirma que esos sistemas moleculares altamente complejos no pueden ser
simplemente el resultado de procesos evolutivos naturales (que, como Dembski, también
llama "procesos al azar") y que, por lo tanto, la existencia de tal complejidad es en
sí "evidencia" concreta de "diseño inteligente", es decir, de que una inteligencia consciente
(básicamente un poder sobrenatural) intervino en algún punto para crear esos procesos
complejos.
Behe y otros de la escuela de Diseño Inteligente han llevado más lejos ese razonamiento y
afirman que unos sistemas biológicos son "irreduciblemente complejos". Un sistema biológico
de múltiples partes es "irreduciblemente complejo", dicen, si se desploma o deja de funcionar
cuando le falta una sola de sus partes. Behe da ejemplos del campo de la bioquímica de
sistemas (reacciones bioquímicas) que no pueden realizar sus funciones actuales si les falta
aunque sea un componente y después declara que para él eso es prueba de una inteligencia
consciente (o sea, Dios). ¿Por qué? ¿Por qué el hecho de que un sistema bioquímico no pueda
realizar su función actual a menos que todas sus partes funcionen bien es automáticamente
prueba de "diseño inteligente"? Porque, dice Behe, la evolución biológica natural no pudo
haber creado todas esas partes necesarias (y con un funcionamiento tan complejo y
coordinado) de una sola vez . Los evolucionistas contestan que sabemos que la evolución es
perfectamente capaz de generar sistemas complejos en un proceso gradual a lo largo de
mucho tiempo, no de un tirón. Pero Behe no cree que la evolución haya podido construir
procesos bioquímicos complejos paso a paso porque un sistema que no tenga todas sus partes
no funcionaría (o podría desplomarse); por lo tanto no podría ofrecer a un organismo una
ventaja reproductora y, por lo tanto, la selección natural no favorecería ese desarrollo
evolutivo gradual ni permitiría que un sistema incompleto e inoperante se propagara de una
generación a otra.
Pero como veremos, la única razón por la cual Behe y colegas no entienden cómo procesos
evolutivos relativamente sencillos y bien conocidos han podido generar sistemas tan
complejos sin la intervención de seres sobrenaturales es que a) no entienden cómo opera la
evolución y b) ni siquiera entienden bien la naturaleza de la complejidad biológica. Sin
embargo, como Michael Behe es uno de los miembros más influyentes de la escuela de Diseño
Inteligente, y como el hecho de que es un bioquímico profesional puede ser suficiente para
llevar a pensar que sabe de lo que habla, vale la pena examinar y refutar sus argumentos a
fondo.
Puede que Behe sepa escribir fórmulas químicas complicadas en un pizarrón, pero esos son
puros malabarismos. Sus métodos no son muy diferentes de los de los creacionistas bíblicos
tradicionales: ya sea por ignorancia crasa de los principios evolutivos o porque se hace el ciego
ante lo que contradice sus nociones preconcebidas de intervención divina, Behe tergiversa el
conocimiento actual sobre los mecanismos de la evolución y comete el mismo error
metodológico de todos los creacionistas: incapaz de "imaginar" cómo se formaron las
maravillas del mundo natural sin un dios, trata de imponerle a la realidad su noción
preconcebida de un "diseñador inteligente", para lo cual busca procesos de la vida que todavía
no se han descrito o entendido totalmente y dice que lo que todavía no entendemos es prueba
de la intervención de un dios.
Behe empieza el libro Darwin's Black Box (y suele empezar sus presentaciones) diciendo: "para
que la teoría de la evolución sea verdad, tiene que explicar la estructura molecular de la vida".
Eso es cierto y todo biólogo evolutivo lo acepta. Pero a continuación Behe dice que el
propósito del libro es "demostrar que no la explica".
El argumento básico de Behe es que la evolución puede ser responsable de las características
de la vida en todos los niveles de organización, con excepción del nivel molecular subcelular. A
diferencia de otros creacionistas, como los de Tierra joven, Behe reconoce que el universo
tiene miles de millones de años y que las especies están emparentadas porque descienden de
antepasados comunes. "La idea de ascendencia común (que todos los organismos comparten
un antepasado común) me parece convincente y no tengo razones para dudar de ella", escribe
Behe.
El bioquímico evolucionista Ken Miller, que ha debatido personalmente con Michael Behe en
varias ocasiones, comenta que este dice que no le molesta en absoluto la idea de que los seres
humanos y los simios descienden de un antepasado común. (¡Ahora sí lo van a matar los
creacionistas tradicionales!). Bueno, si acepta la evidencia concreta de la evolución y de la
ascendencia común, ¿con qué aspectos de la teoría de la evolución es que no está de acuerdo?
Behe ve evidencia de diseño divino en los complejos sistemas biológicos del interior de la
célula pues no cree que hayan podido generarse por medio de los mecanismos conocidos de la
evolución biológica.
Como bioquímico, Behe conoce bien esos sistemas. En parte, el problema es que está
demasiado inmerso en su propio rincón del universo biológico (las reacciones bioquímicas
subcelulares) y no ve que en todos los niveles de organización de la materia hay "sistemas
biológicos complejos" (inclusive en niveles donde no dice que haya "diseño").
Behe destaca ciertos sistemas moleculares complejos de la maquinaria interna de las células
(los sistemas que mediante una multitud de "pasos" químicos producen enzimas, anticuerpos,
agentes de coagulación, etc.,) y dice: "Estos sistemas son supremamente complejos. ¡Es
imposible que los formara la evolución biológica!". No le cabe en la cabeza que la evolución
pudiera producir reacciones en cadena tan complejas por su cuenta, y entonces dice que por
fuerza hay que reconocer que algún "diseñador inteligente consciente" (bien podría decir
"dios") los tuvo que haber creado tal como los vemos hoy.
A Behe personalmente "no le cabe en la cabeza" que la evolución pudiera producir esos
sistemas, pero eso no quiere decir que haya encontrado evidencia de diseño.
A manera de paréntesis, tengo que comentar que me gusta que los detalles maravillosamente
intrincados de las reacciones bioquímicas maravillen a Behe, y me imagino que incluso cuando
los biólogos descifren por completo todos los aspectos esenciales de esos procesos nos
seguirán pareciendo increíblemente maravillosos. Pero el hecho de que algo sea maravilloso (y
que no lo entendamos bien todavía ni conozcamos cómo se desarrolló) no justifica saltar a la
conclusión de que lo creó un ser sobrenatural. A lo largo de la historia humana hasta el
presente, mucha gente dice que ha dicho que vio un "milagro" cuando observó algo que no
podía explicar o colocar en su debido contexto). Por ejemplo, como no sabían lo que eran, en
la antigüedad pensaban que los rayos eran mensajes de los dioses; pero pensar eso no hace
que sea realidad.
Uno se da cuenta de que Michael Behe no entiende los procesos de la evolución cuando
explica cómo supone que un "diseñador inteligente consciente" pudo diseñar las reacciones
bioquímicas complejas. Dice que el diseñador posiblemente tomó las primeras células vivas
hace unos 4 mil millones de años y les empacó toda la información molecular necesaria que
iban a necesitar para producir todos los sistemas bioquímicos complejos que vemos en
diferentes organismos hoy. Esto es absurdo y no tiene sentido desde el punto de vista
científico. Es tan absurdo que otros biólogos no se molestarían en contestarlo si no fuera
porque Behe es el vocero consentido del movimiento de Diseño Inteligente.
¿Cómo es posible que toda la información molecular necesaria para todos los procesos
bioquímicos "futuros" (de organismos que evolucionaron cientos de millones de
años después de la aparición de la vida, como admite Behe) estuviera ya en las primeras
células (que no usaban esos procesos) hace miles de millones de años? Behe dice que no
puede probarlo, pero que especula que la información genética "preformada" (que no se
necesitaría por cientos de millones de años) debe haber estado latente gracias al control de un
gen regulador (como los que encienden y apagan muchos sistemas subcelulares) que
permaneció apagado por muchísimo tiempo.
¡Esto no tiene el menor sentido desde el punto de vista científico! Efectivamente en las células
hay genes reguladores que apagan ciertas funciones moleculares por un tiempo. Pero es
ridículo decir que los genes que codifican todas las funciones subcelulares que "después"
aparecieron ya estaban presentes en estado latente ("apagados") en las primeras células y que
pasaron de generación en generación, completamente intactas, por miles de millones de años.
Como dice Ken Miller, la visión de Behe es "una fantasía genética imposible de genes
`preformados' a la espera de que aparezcan gradualmente los organismos que los necesiten".
Cualquier genetista dirá que los genes "apagados" no pueden permanecer intactos, sin
cambiar, por cientos de millones de años. Cuando los genes se transmiten de generación en
generación, con el tiempo se acumulan toda clase de mutaciones al azar ("errores de copiado")
que a la larga cambian las instrucciones genéticas básicas. Eso se aplica a cualquier conjunto de
genes. Además, se ha demostrado en el laboratorio que los genes inactivos
("apagados") tienden a acumular mutaciones a mayor velocidad que los genes activos. Esto
tiene sentido a la luz de la teoría de la evolución porque la selección natural no puede eliminar
cambios genéticos que ocurren en sistemas latentes que todavía no tienen ningún efecto en
un organismo, ya que esos cambios no dan a los individuos ventajas ni desventajas
reproductoras; por lo tanto, nada previene o restringe la acumulación de mutaciones
genéticas. Esto explica por qué los genes inactivos cambian más rápido que los genes activos.
O sea que si, como propone Behe, un "diseñador inteligente" hace 4 mil millones de años
empacó en las primeras células todas las instrucciones químicas que necesitarían y después
dejó que procediera la evolución natural, es imposible que la información genética necesaria
para los sistemas moleculares posteriores (como el mecanismo de coagulación sanguínea de
los mamíferos) se hubiera conservado en su estado original. Pero para Behe precisamente la
compleja estructura de los sistemas moleculares hoy es "evidencia" del "diseño
inteligente" inicial que ocurrió hace miles de millones de años. Esta es una enorme falta de
coherencia lógica del argumento central de Behe, para la cual no tiene respuesta.
Dejemos de lado por el momento la absurda idea de que la vida empezó con células diseñadas
por un poder sobrenatural con instrucciones preformadas para todas las funciones celulares
posteriores, y veamos los problemas del argumento fundamental de Behe: que si un sistema
biológico es sumamente complejo no puede ser resultado de la evolución.
Esto simplemente no es verdad. Todos los biólogos saben que hay muchos sistemas biológicos
altamente "complejos", ya sea dentro de las células o a cualquier nivel de organización, como
las partes del cuerpo, organismos enteros, poblaciones o comunidades ecológicas. La
definición de "complejo" es que tiene muchas partes o componentes interrelacionados e
interdependientes (y muchos biólogos y gente en general opina que la belleza y la maravilla de
la vida radica en su gran diversidad, que en sí es una forma de complejidad). Inclusive se podría
pensar que las células son complejos "ecosistemas" en miniatura de moléculas bioquímicas
trabadas en interrelaciones complejas. Por ejemplo, las células siguen muchos pasos para
metabolizar (procesar) las fuentes de energía, reproducir su maquinaria genética, producir
mecanismos defensivos, repararse, interactuar con otras células para realizar funciones
complejas como coagular la sangre, etc., etc. Pero decir que un sistema es "complejo", solo
quiere decir que no es "simple": que tiene muchas partes que operan en un proceso integrado.
La complejidad no es en sí algo misterioso o inexplicable por procesos naturales.
Para ilustrar otro ejemplo de complejidad biológica pensemos en un terreno de una compañía
maderera sembrado con una sola especie de pino y comparémoslo con un terreno de bosque
natural. El pinar diseñado por la compañía maderera para que crezca rápido no tiene mucha
variedad: por todos lados hay fila tras fila de una sola especie de árbol y esa uniformidad a su
vez produce poca variedad de alimento y otros recursos que puedan aprovechar otras
especies. Así que la diversidad de los animales del pinar también es poca. (Es más, a pesar de la
cantidad de árboles, el pinar es una especie de baldío biológico). Es un sistema muy simple. Por
contraste, pensemos en una selva tropical o en un bosque mixto de América del Norte, donde
se encuentran montones de especies distintas de árboles, arbustos, hongos y plantas con
flores, y todo eso crea una colcha compleja de hábitats que aprovecharán miles de especies de
insectos, aves, anfibios, reptiles, mamíferos, etc.
De una forma u otra, directa o indirectamente, los componentes de ese sistema (todas las
especies de plantas y animales) interactúan y se interconectan de formas complejas. En tales
sistemas una gran cantidad de especies son interdependientes: no pueden funcionar
plenamente ni sostenerse saludablemente una sin la otra. Tal es el caso de las interacciones
que entrelazan a los polinizadores (insectos, aves, murciélagos, monos) y las plantas con flores
que polinizan; o de las aves de rapiña y sus presas. Esas interacciones son tan importantes para
la salud general del ecosistema que se ha visto que si se elimina una parte (por ejemplo,
matando demasiados insectos y aves con pesticidas o causando la extinción de un depredador
de la parte superior de la cadena alimenticia), puede derrumbarse toda una población
biológica y a veces todo un ecosistema.
Así que todo sistema biológico complejo, ya sea al nivel molecular o al nivel de ecosistema,
está compuesto por una red de eslabones entrelazados e interpedendientes de diferentes
organismos. La gran cantidad y variedad de eslabones suele dar a los sistemas complejos más
estabilidad de la que tienen los sistemas simples. Pero si se trastornan muchos eslabones o si
se trastorna un eslabón especialmente central (como la eliminación de un depredador
importante), hasta un sistema complejo puede derrumbarse, y en ese caso suelen "caer duro".
(Tristemente, esto es lo que está pasando en la gran mayoría de las selvas tropicales del
planeta, donde, en una escala monumental, la intervención humana está trastornando y
trastocando ecosistemas crucialmente complejos). 4
¿Por qué hablar de los ecosistemas complejos en una discusión de las propuestas de Behe de
Diseño Inteligente al nivel subcelular? En parte, para mostrar que la complejidad biológica no
es exclusiva del nivel subcelular. Sin embargo, Behe no argumenta, que yo sepa, que
esos otros niveles de complejidad biológica también son "evidencia" de un diseñador divino.
Esto encierra una incoherencia lógica. Si Behe entiende cómo la evolución desarrolló un alto
nivel de complejidad al nivel de ecosistema, ¿por qué no entiende que la evolución pudo
desarrollar un alto nivel de complejidad al nivel de las moléculas biológicas?
La "gran objeción" de Behe a la evolución es que unos sistemas biológicos son tan complejos
que se puede decir que son " irreduciblemente complejos", o sea, que requieren un mínimo de
partes para funcionar y si no tienen una sola de esas partes dejan de funcionar. Para Behe esa
"complejidad irreducible" es la verdadera evidencia de Diseño Inteligente porque, dice, la
evolución jamás podría producir todas esas partes de una sola vez. Por ejemplo, si un sistema
necesita 50 pasos químicos sincronizados para cumplir una función, no puede haber
evolucionado de un sistema que tiene 48 o 49 pasos porque ese precursor no funcionaría;
asimismo, es inconcebible que ocurran suficientes mutaciones al azar para desarrollar un
sistema tan complejo "de una sola vez". Además, añade Behe, la evolución no puede producir
sistemas "irreduciblemente complejos" en etapas, con el paso del tiempo, porque la selección
natural solo favorece sistemas que son "totalmente" funcionales. Un sistema que no tenga
todas las partes necesarias no funcionará y la selección natural lo eliminará, afirma Behe. Ese
es el meollo de su argumento contra la evolución.5
Los conocimientos actuales de la evolución demuestran que los sistemas complejos (con
nuevas funciones) pueden evolucionar de sistemas menos complejos y probablemente con
funciones diferentes, como veremos en los ejemplos de más adelante. El argumento de Behe
(y de sus predecesores del siglo 19) es incorrecto porque la selección natural pudo haber
favorecido y preservado los componentes "preliminares" de cualquier sistema biológico (las
partes que evolucionaron antes) cuando tenían funciones distintas a las que desempeñarán
más adelante como parte de un sistema altamente evolucionado. La evolución produce nuevos
caracteres a partir de la variación genética que existía en las generaciones previas de una
población (por medio de mutaciones y otras recombinaciones genéticas al azar, como vimos).
Pero eso no quiere decir que la variación genética de una población generara necesariamente
partes y caracteres que eran "menos funcionales" en una forma dañina; la variación genética
de un tiempo anterior puede haber generado funciones limitadas pero ventajosas para los
organismos (como una versión simple o "primitiva" de lo que más adelante sería un carácter
complejo), o pudo haber generado caracteres que cumplían funciones enteramente distintas.6
Behe no concibe cómo puede evolucionar un sistema complejo con múltiples partes mediante
un proceso de modificaciones evolutivas de partes y sistemas preexistentes, que
desempeñaban funciones distintas (pero no dañinas). Behe ilustra la "complejidad irreducible"
con el ejemplo de una trampa para ratones de cinco piezas (una plataforma, un resorte, un
anzuelo y demás); dice que es "irreduciblemente compleja" porque necesita todas las cinco
piezas en buen funcionamiento al mismo tiempo para atrapar ratones. Una trampa que no
tenga una de las piezas será inútil. Con esta analogía Behe quiere decir que un sistema
biológico que requiere todas sus partes para funcionar no puede haber evolucionado de un
sistema que no tenía todas esas partes porque el sistema incompleto no sería funcional y sería
perjudicial, y la selección natural lo habría eliminado. Pero como refuta bromeando el
evolucionista Ken Miller, la trampa puede funcionar sin todas las piezas... como otra cosa.
Miller agarra una trampa, le quita un par de piezas ¡y hace un clip que funciona perfectamente
bien! Con ese chiste quiere ilustrar el hecho de que el precursor evolutivo de un sistema
"irreduciblemente complejo" (al nivel bioquímico o a cualquier otro nivel de organización)
pudo haber sido "funcional" en una línea antepasada con menos partes (o que interactuaban
de otras formas), pero en una función diferente.
¿Por qué no es "evidencia" de diseño divino la gran complejidad del ojo humano y de otros
mamíferos (ojos con visión estereoscópica), como afirman los defensores del "diseño
inteligente" desde el siglo 19? Porque no hay motivos para pensar que los mecanismos
evolutivos usuales no sean suficientes para desarrollar estructuras tan complejas con el tiempo
( mucho tiempo), en una serie de modificaciones con la mezcla usual de mutaciones y
recombinaciones genéticas al azar (que ocurren constantemente en toda
población) combinada con la selección natural no aleatoria. Cuando apareció una capacidad
primitiva y muy limitada de detectar la luz, formas o movimiento en una línea antigua de
organismos, es fácil imaginar que la selección natural tendería a propagarla.
La evolución de los primeros "ojos" primitivos (grupos de pocas células que detectan luz de
modo muy limitado y que todavía se observan en organismos hoy) les dio a los animales que
los tuvieran una enorme ventaja en cualquier ambiente con luz. Basta pensar en la gran
ventaja reproductora de los animales que pueden detectar movimiento y evadir a los
predadores.
Desde el siglo 19 los creacionistas preguntan "¿para qué sirve medio ojo?". La respuesta es:
"¡para mucho!". La selección natural favoreció las modificaciones genéticas de los
descendientes de esos individuos que mejoraron la capacidad de ver, y produjo mejores ojos
con más campo de visión. 7
Lo que ilustran estos ejemplos, una vez más, es que las estructuras y sistemas biológicos
pueden evolucionar de lo simple a lo complejo (y a veces en sentido contrario) en un proceso
gradual a lo largo de mucho tiempo. La evolución de mayor complejidad no ocurre "de una
vez": los sistemas y caracteres menos complejos y "parciales" de las líneas evolutivas
anteriores pueden ser todavía perfectamente funcionales, en diferente grado o de otra forma.
NOTAS:
1 Los lectores que quieran informarse de los argumentos de la escuela de Diseño Inteligente
pueden mirar las obras de los siguientes autores, que son sus representantes más prominentes
y destacados: Philip Johnson, profesor de derecho; William Dembski, matemático con
doctorados en filosofía y teología; Stephen C. Meyer, filósofo; Jonathan Wells, biólogo
molecular con un doctorado en religión; y Michael Behe, bioquímico.
2 Como hemos visto en esta serie, el pool genético de una población pasa por muchos cambios
y "remodelación" con el paso de las generaciones debido a mutaciones, recombinación
genética y deriva genética. Todos estos procesos afectan la variación genética presente en una
población, que es la base a partir de la cual la evolución produce nuevos caracteres. Cuando las
plantas y los animales se reproducen, las cadenas de ADN (que contienen la información
química que se transmite a los descendientes) se separan, se aparean con una copia
complementaria y se combinan de nuevo. Pero este proceso de duplicación de ADN no es un
sistema perfecto y suelen ocurrir "errores de copiado" (mutaciones). Unas mutaciones no
tienen mayor efecto, otras son tan dañinas que la selección natural las elimina de la población,
y otras pueden darle a un individuo una ventaja reproductora en determinado ambiente
(permitirle producir más descendientes que los individuos que no tienen esa mutación); en
este último caso, la selección natural no aleatoria hará que la modificación evolutiva se
propague a una mayor proporción de individuos de una población con el paso de las
generaciones. Otra fuente aleatoria de variación genética es la deriva genética, que ocurre
debido a que unos individuos se van de una zona y otros llegan, lo que aumenta o disminuye la
frecuencia de ciertos genes en una población. Además, las plantas y animales que se
reproducen sexualmente (con la combinación de un espermatozoide masculino y un óvulo
femenino) contribuyen a los cambios de la variación genética de una población porque cuando
los descendientes reciben solo una parte del ADN de cada progenitor y los mezclan de distintas
formas se produce una recombinación genética significativa. Todo esto (mutaciones,
recombinación y deriva genética al azar) genera continuamente cambios en la variación
genética que contiene el pool genético de las poblaciones de cualquier especie; y esa
constante variación natural es la materia prima de la que surgen ocasionalmente novedades
evolutivas que después propagan procesos no aleatorios como la selección natural.
3 La primera parte del libro Finding Darwin's God,del bioquímico Ken Miller de Brown
University, contiene una refutación punto por punto de los argumentos de Michael Behe.
Miller ataca a los creacionistas en libros y en divertidos debates, y populariza los mecanismos
de la evolución. Miller examina los mismos procesos y sistemas subcelulares que Behe dice
que dan prueba de "diseño", da muchos ejemplos de precursores evolutivos de esos sistemas,
explica en términos sencillos los errores metodológicos de Behe y dice que no hay motivo para
creer que la estructura de esos sistemas no proviene de los mecanismos evolutivos usuales.
Lamentablemente Miller (que es un firme partidario de la evolución pero cree en Dios), dedica
la segunda parte del libro a rescatar el concepto de Dios pues cree que los antievolucionistas lo
han manchado. A fin de reconciliar la ciencia y la religión, termina haciendo ataques bajos e
injustificados a muy buenos evolucionistas que no comparten su creencia en Dios. Esto me
desilusionó del libro, pero de todos modos contiene una crítica muy buena de la escuela de
Diseño Inteligente desde la perspectiva de un bioquímico que sí entiende la evolución
biológica. (Y desde un ángulo diferente, sin duda la segunda parte del libro también nos puede
enseñar mucho, como ejemplo negativo, incluso si llegamos a conclusiones diametralmente
opuestas).
5 Esto se parece al "argumento de diseño" del reverendo William Paley, quien decía que la
complejidad y aparente "perfección" de estructuras como el ojo humano o el ala de un ave son
evidencia de diseño. Los biólogos hoy entienden que esas estructuras no están adaptadas
"perfectamente" a sus funciones (por ejemplo, el ojo de los mamíferos tiene puntos ciegos, y
las alas de las aves y los murciélagos no son tan aerodinámicas como las que diseñan los
ingenieros humanos); además entienden que esas estructuras se pudieron desarrollar en
etapas mediante procesos evolutivos conocidos a lo largo de mucho tiempo.
6 Y las recombinaciones genéticas que suceden cuando cada generación se reproduce también
pueden generar caracteres neutrales y subproductos de este proceso y de desarrollo previo,
que no dan mayor ventaja ni desventaja a los organismos, y que por lo tanto no propagará ni
eliminará la selección natural. Esos caracteres relativamente "neutrales" (que Stephen Jay
Gould y Richard Lewontin llaman "spandrels") a veces acaban integrados como componentes
de una nueva estructura evolutiva más tarde; así pueden contribuir a la formación de
caracteres más complejos, con funciones enteramente nuevas, y entonces serán sujetos de la
selección natural.
La primera parte del libro Finding Darwin's God,del bioquímico evolucionista Ken Miller,
contiene montones de ejemplos de caminos evolutivos bioquímicos que pudieron sufrir
modificaciones paso a paso hasta llegar a lo que Behe llama "sistemas irreduciblemente
complejos".
En esencia esto no es distinto de los procesos evolutivos bien documentados que se ven en el
registro fósil, como hemos explicado en esta serie. Por ejemplo, el oído medio de los
mamíferos tiene tres huesillos que permiten oír. Este sistema corresponde a la definición de
"complejidad irreducible" de Behe porque si falta uno de los tres huesos, ¡el sentido de la
audición desaparece! ¿Cómo pudo la evolución producir suficientes mutaciones simultáneas
para generar ese sistema complejo de tres partes "de una vez"? Precisamente: la
evolución no lo hizo "de una vez". Las secuencias cronológicas de fósiles muestran que la
evolución "construyó" el oído interno de los mamíferos a partir de los huesos posteriores de la
quijada de los reptiles. La quijada de los reptiles había pasado por una serie de modificaciones
evolutivas y como resultado los huesos se desplazaron hacia la parte de atrás de la cabeza. Por
los fósiles también podemos ver que, en cierto momento de ese proceso evolutivo, la posición
e interrelación de unos de esos huesos les permitió recibir vibraciones de sonido. Eso no lo
"planeó" ni "diseñó" una potencia divina; simplemente fue el subproducto de cambios
evolutivos que a lo largo de mucho tiempo cambiaron la configuración de los huesos de la
quijada. Pero imaginemos qué ventaja sería para esos reptiles percibir sonidos. La selección
natural seguramente preservó y con el tiempo desarrolló esa capacidad de oír (que permite
escapar de los depredadores). Como hemos recalcado muchas veces, esa progresión evolutiva
no tenía que suceder, pero en este caso sabemos que sucedió porque vemos la evidencia en el
registro fósil de especies extintas (y de especies intermedias que tenían huesillos en la parte
posterior de la quijada para abrir y cerrar la boca, pero situados de tal forma que se puede
deducir que registraban vibraciones de sonido). Este es un ejemplo de un sistema complejo
que evolucionó de un sistema más simple que tenía otra función.
Con el paso del tiempo y con la reproducción de los organismos, la variación genética natural
que se halla en cualquier población se "reorganiza" y genera ocasionalmente nuevos
caracteres heredables. Los nuevos caracteres que ayudan a que los individuos contribuyan más
descendientes a la siguiente generación (porque les permiten obtener más o mejor alimento,
más parejas, más criaderos o les permiten evadir a los depredadores) pasarán
automáticamente a más individuos de la siguiente generación (simplemente porque ellos
producen más descendientes que los organismos que no tienen ese carácter) y de esa forma,
en el curso de muchas generaciones, el nuevo carácter se propagará a una mayor proporción
de la población: es así de simple.
La aparición del oído interno de los mamíferos a partir de una modificación evolutiva de los
huesos de la quijada de los reptiles y de un aparato de oído más simple es uno de muchos
ejemplos de que Michael Behe se equivoca totalmente cuando dice que "un sistema
irreduciblemente complejo no se puede producir directamente por numerosas modificaciones
sucesivas de un sistema precursor, porque el precursor de un sistema irreduciblemente
complejo al que le falta una parte por definición no funciona".
Como comenta Ken Miller: "Para armar el acoplamiento de tres huesos que conducen el
sonido del tímpano, la evolución no tuvo que empezar con un oído medio incompleto
inoperante de uno o dos huesos. Comenzó con un oído reptil perfectamente bueno que tenía
un solo hueso interno. Después tomó dos huesos de otro órgano, la quijada, y amplió y mejoró
el aparato". Esa transición se ve en el registro fósil.
También es importante recordar que los genetistas y los biólogos que estudian la evolución
saben hace mucho tiempo que a veces un cambio genético pequeño puede llevar a grandes
cambios de función. Esto sucede, por ejemplo, cuando una reestructuración genética pequeña
cambia el ritmo de desarrollo de ciertas estructuras (o de todo un organismo). Para dar un
ejemplo, se cree que la disminución del ritmo general de desarrollo (que pudo ser el producto
de mutaciones al azar) facilitó un gran aumento de la capacidad cerebral y las capacidades
funcionales en cierto punto de la evolución de la línea humana. Los miembros de la especie
humana nacen mucho más "subdesarrollados" y vulnerables que los de otros primates, y se
demoran mucho más tiempo en madurar, pero el cerebro se sigue desarrollando y creciendo
fuera del cuerpo de la madre por mucho tiempo en interacción con la estimulación física y
social del ambiente externo. De modo que lo que pudo comenzar como una simple
modificación genética en una especie antepasada (una mutación de uno o unos pocos genes
que por casualidad disminuyó el ritmo de desarrollo) propició el enorme aumento de
inteligencia y flexibilidad conductual que caracteriza a nuestra actual especie humana (y que
seguramente favoreció la selección natural).
Veamos otro ejemplo: en el mundo vegetal existen varias especies de árboles con flores en
que todos los árboles florecen y dan semillas o frutos al mismo tiempo. Esto constituye un
sistema de polinización y dispersión de semillas sumamente eficiente porque el florecimiento
de tantos árboles a la vez es como una gran llamada a los insectos y aves que se alimentan de
ellos (del néctar o de las semillas y frutos) y los "ayudan" inconscientemente a reproducirse
llevando el polen masculino a la parte femenina de las flores, donde fertiliza los óvulos. Las
especies de animales que comen los frutos de los árboles también los "ayudan"
inconscientemente a dispersarse pues las semillas pasan por el sistema digestivo y se
depositan en otros sitios con el excremento.
Así la modificación se siguió propagando a más y más individuos de las generaciones siguientes
mediante la selección natural; y cuando todos los individuos de una población empezaron a
florecer en sincronización, la selección natural también favoreció diferencialmente a los
polinizadores y dispersadores que eran capaces de detectarlo y aprovecharlo, y a las especies
cuyos propios patrones de desarrollo y de conducta coincidían con el florecimiento en masa.
Por ejemplo, unas especies de insectos salen del huevo "justo a tiempo" para aprovechar un
pequeño intervalo en que el mundo vegetal ofrece una gran fuente de alimento. Viendo esto,
puede surgir la tentación de pensar que esas maravillas del mundo natural tienen que ser el
resultado de un "plan divino", pero en realidad todo esto se puede explicar con los
mecanismos relativamente sencillos de la evolución y de la selección natural que, a lo largo de
muchas generaciones, "reorganizan" la variación genética de una población viva, que cambia
constantemente, y periódicamente producen nuevas combinaciones genéticas heredables que
alteran significativamente caracteres y funciones de los organismos en relación con su
ambiente. Un carácter heredable nuevo que por casualidad dé una ventaja reproductora a los
individuos que lo tienen siempre tenderá a propagarse (sin ningún diseño o plan divino)
simplemente porque cada generación sucesiva tendrá una mayor proporción de individuos con
esos caracteres.
La evolución natural produce muchas cosas que nos parecen maravillosas, como muchos casos
de "acoplamiento" muy afinado entre distintas especies o entre una especie y otros aspectos
del ambiente; pero esto es simplemente evidencia de los poderes maravillosamente creativos
de los sistemas que evolucionan naturalmente y producen novedades por medio de procesos
completamente inconscientes, como se ha documentado por casi dos siglos en el laboratorio y
en la naturaleza. Para mí también es hermoso e "increíble", pero no es especialmente
misterioso.
Normalmente una molécula de hormona se acopla con la molécula de un receptor como "una
llave a una cerradura". Unos experimentos han cambiado la estructura química de una
proteína del receptor al que normalmente se acopla una molécula de hormona del
crecimiento: la alteraron químicamente para que la hormona no se pudiera acoplar. Después
hicieron que cinco aminoácidos de la estructura química de la hormona empezaran a sufrir
mutaciones genéticas al azar. Después de un tiempo de este proceso (por su cuenta),
examinaron las nuevas moléculas de hormona para ver si las mutaciones aleatorias produjeron
una estructura hormonal que se ajustara al receptor alterado. Efectivamente, las mutaciones
produjeron una nueva molécula de hormona que por causalidad encajaba en el receptor. Es
más, el "acoplamiento" era mejor que al principio y parecía que la nueva hormona fue
"diseñada perfectamente" para su nueva función, aunque sabemos que surgió al azar de
mutaciones que ocurrieron sin diseñador humano ni divino.
Un punto interesante de este experimento, como señala Miller, es que "demuestra que dos
proteínas, dos partes de una maquinaria bioquímica, pueden evolucionar juntas " (el énfasis es
mío).
¿Se sabe con seguridad que los procesos evolutivos naturales pueden producir sistemas
bioquímicos muy complejos de múltiples partes? Sí, se sabe con seguridad. Por ejemplo, Miller
da el ejemplo de las bacterias que producen la enzima galactosidasa, que les permite digerir el
azúcar lactosa. Esas bacterias tienen un gen regulador que controla la producción de la
enzima: el gen se "enciende" en la presencia de lactosa y se "apaga" en su ausencia. (La
selección natural suele favorecer la evolución de mecanismos de conservación de energía en
los organismos; en este caso, el gen regulador hace que las bacterias no pierdan energía
produciendo una enzima que no necesitan).*
Miller comenta que esa es justamente la clase de sistema bioquímico complejo que Behe
considera "irreduciblemente complejo" (y que no pudo desarrollarse por su cuenta). Behe
seguramente diría que tal sistema no puede funcionar sin todas las partes al mismo tiempo
(porque la proteína que facilita la entrada de lactosa al interior de la bacteria no serviría para
nada si falta la galactosidasa necesaria para digerir lactosa; y que esa enzima a su vez no
serviría para nada si falta el gen regulador que la "enciende" cuando hay lactosa en el
ambiente; y que esos genes reguladores a su vez no servirían de nada si faltan las enzimas que
encienden y apagan, y así sucesivamente). Behe dice que las partes de tales sistemas no
pueden evolucionar por separado en distintos momentos y que eso es "evidencia" de la mano
de un diseñador inteligente. Pero el ejemplo que acabamos de analizar es prueba directa de
que un sistema bioquímico de múltiples partes puede evolucionar naturalmente y por su
cuenta en distintos pasos a distinto tiempo. Como concluye Ken Miller sobre este ejemplo:
" Sabemos que no fue diseñado. ¡Sabemos que evolucionó porque lo vimos en el laboratorio!".
En resumen, todo indica que la evolución de los complejos sistemas bioquímicos de las células
se realizó paso a paso a partir de maquinarias bioquímicas anteriores más sencillas que
existían en las especies de antepasados de los organismos.
Este sistema bioquímico es uno de los ejemplos favoritos de Behe de un sistema biológico
"irreduciblemente complejo" que no pudo haber evolucionado por su cuenta mediante
procesos evolutivos naturales. La coagulación de la sangre en los mamíferos y otros
vertebrados sigue una serie sumamente compleja de pasos: una especie de "reacción en
cadena" o "cascada" de proteínas que hace que los componentes de la sangre se aglutinen y
formen un coágulo que tapona la herida para que el animal no se desangre. No detallaré los
pasos, pero es un proceso muy complejo. Ken Miller dice: "Para entender la evolución de la
coagulación hay que captar que el sistema no evolucionó de una buena vez. Como todos los
sistemas bioquímicos, evolucionó de genes y proteínas que inicialmente tenían otro propósito "
(el énfasis es mío).
Sabemos que en el pasado existieron mecanismos de coagulación mucho más sencillos (por
ejemplo, sistemas en que un grupo de fragmentos de proteínas funcionaba como un coágulo
primitivo). Esos sistemas todavía existen en los invertebrados de hoy y por lo tanto es lógico
suponer que existían en los invertebrados de hace mucho tiempo que fueron los antepasados
de los vertebrados de hoy. También sabemos que fenómenos comunes como la duplicación
genética al azar (que ocurre espontáneamente en el curso de la reproducción genética)
pudieron producir modificaciones genéticas en los mecanismos de coagulación de unos
invertebrados, que llevaron a mejor coagulación. Cuando algo así sucede, la selección natural
lo favorece fuertemente, especialmente en los descendientes vertebrados, porque la sangre
de los vertebrados tiene una presión mucho más alta que la de los invertebrados (por eso los
vertebrados pueden desangrarse mucho más fácilmente y por eso la selección natural casi con
toda seguridad favoreció la propagación de mutaciones que aceleraran la coagulación).
¿Hay evidencia concreta de que pueden surgir nuevas funciones y procesos bioquímicos sin
trastornar completamente las funciones previas, sin matar los organismos y extinguir las
poblaciones?
Esta es una pregunta importante porque uno de los argumentos de Behe es que es altamente
improbable que surjan por su cuenta (sin un diseñador) modificaciones de sistemas
subcelulares porque, especialmente al nivel molecular subcelular, cualquier modificación
significativa podría trastornar gravemente el funcionamiento del organismo. ¿Es cierto esto?
Consideremos el hecho de que los genetistas moleculares saben que las duplicaciones
genéticas al azar son muy comunes, y que a menudo ocurren sin mayor efecto en las funciones
del organismo. Pero si ocurre una duplicación de genes y encima la "copia extra" del gen sufre
una mutación, puede resultar una nueva función (como la nueva función de coagulación de
una proteína que antes no figuraba en la coagulación). Si tal cambio da a los organismos una
ventaja reproductora, sabemos que la selección natural tenderá a propagarlo a más individuos
en las siguientes generaciones. Pero si ese cambio solo se da en la "copia extra" del gen
duplicado, la nueva función puede "añadirse" sin que se pierda la función del gen inicial.
En las langostas aparentemente se ve un ejemplo de esto. Las células de langosta tienen una
proteína (vitelogenina) que nutre los huevos. Parece que en algún momento del pasado
evolutivo el gen a cargo de esa proteína se duplicó espontáneamente y después la "copia
extra" pasó por una serie de mutaciones que le permitieron participar en la coagulación. Pero,
a lo largo de ese proceso, el gen inicial conservó la función de alimentar los huevos. La copia
duplicada fue la que se modificó y adquirió una nueva función (coagulación), así que todo
indica que la nueva función evolucionó sin trastornar el proceso bioquímico inicial (la
producción de proteína para alimentar los huevos).
El proceso de coagulación de las langostas es distinto al de los vertebrados (y, como punto
secundario, esto permite ver que hay más de un camino evolutivo para llegar a funciones
similares). De todos modos, este ejemplo muestra que el argumento de Behe de que las
modificaciones evolutivas parciales causan desastres para los organismos es incorrecto. Es un
ejemplo concreto de que la evolución puede producir nuevas funciones a partir del material
genético preexistente sin causar la pérdida total de una función preexistente ni otros grandes
trastornos del funcionamiento general del organismo.
*****
En resumen, ¿cuál es el problema con los argumentos de "diseño inteligente"? Todo. Parten de
un montón de supuestos incorrectos (especialmente que existe una "complejidad
irreducible" absoluta en ciertos niveles de organización de la materia); y ni siquiera
entienden cómo opera la evolución.
NOTAS:
* Como punto secundario, en este ejemplo encontramos que los genes reguladores de
"encendido y apagado" efectivamente existen en los sistemas subcelulares. En una entrega
anterior hablamos de la ridícula idea de Michael Behe de que un diseñador inteligente empacó
en las primeras células (hace miles de millones de años) TODA la información genética y los
procesos bioquímicos que necesitarían TODAS las especies futuras , y que permanecieron
"apagados" por millones de años por el efecto de un gen regulador. Lo absurdo de esa idea es
que esos genes reguladores y los procesos bioquímicos que encienden y apagan no pueden
permanecer intactos por tanto tiempo pues sufren mutaciones y otras modificaciones
evolutivas cuando los individuos se reproducen y las poblaciones evolucionan.
El filósofo Robert Pennock ha escrito un libro excelente y fácil de leer sobre los problemas
científicos y filosófico-metodológicos de los creacionistas de Diseño Inteligente y de otras
escuelas. Se llama The Tower of Babel: The Evidence against the New Creationism (La torre de
Babel: La evidencia contra el nuevo creacionismo). Dice que los ataques de Diseño Inteligente
contra el "naturalismo científico" caen en el error "posmodernista" deconstruccionista clásico
de malinterpretar la obra de Thomas Kuhn. Este influyente filósofo e historiador de la ciencia
planteó en la década de 1960 que el marco de referencia conceptual y teórico (el "paradigma")
que escogen los científicos para investigar rompecabezas científicos está fuertemente
influenciado por factores subjetivos, como las normas y las convenciones sociales.
Lamentablemente, una interpretación de ese planteamiento fue que no hay verdad científica
objetiva, que toda la verdad es por definición subjetiva y por lo tanto cualquier teoría científica
es tan buena como la del vecino.
Pennock señala que esa no era la posición de Kuhn y que él mismo indicó que eso no era lo
que quería decir pues las verdades científicas son objetivas (no subjetivas) y la verdad no es
relativa. Kuhn aclaró que su posición era que los científicos necesariamente
reciben influencias subjetivas, incluso al escoger el marco de referencia conceptual y el
método para explorar la verdad objetiva. Pero a pesar de eso, la interpretación incorrecta
inicial del planteamiento de Kuhn se regó por los círculos académicos e influenció el desarrollo
del "deconstruccionismo" en el mundo literario. El deconstruccionismo es un método de leer y
analizar textos que enfatiza la multiplicidad de interpretaciones posibles y las influencias
subjetivas que cada lector (y cada autor) puede llevar a un texto. Para los deconstruccionistas
puede haber muchas interpretaciones "verdaderas" de cualquier texto u obra de arte ("tu
verdad" puede ser diferente de "mi verdad").
El método del materialismo histórico y dialéctico (el método que aplicamos los comunistas)
coincide en que las influencias sociales (los valores sociales, los convencionalismos y las
posiciones influenciadas por una clase, especialmente la clase que detenta el poder) alteran las
percepciones de la verdad, y en que hay que reconocer e identificar esas distorsiones
subjetivas; pero eso no quiere decir que toda la verdad es relativa y que no es posible descubrir
la verdad objetiva en la naturaleza y la sociedad. La noción de que toda verdad es relativa es
una fórmula que conduce a la parálisis idealista: a renunciar a entender la realidad como es
(independientemente de nuestras nociones) y a tratar de cambiarla conscientemente.
Los "creacionistas científicos" tradicionales dicen que está bien usar los métodos de la
investigación científica porque así se obtiene "evidencia" de que la evolución no sucedió, y eso
confirma la narración del Génesis de un dios creador. Pero en realidad no aplican métodos
científicos ni tienen la menor evidencia científica de su posición (básicamente hacen
afirmaciones absurdas, como que el orden de los fósiles en las capas de roca es el orden en
que los animales se ahogaron en el diluvio universal). Su método es cuestionar la evolución
para hacer creer que no es una teoría científica sólida, con la esperanza de que se les permita
presentar su alternativa religiosa en las escuelas. Pero quieren que se crea que el creacionismo
es compatible con los métodos científicos modernos.
Por su parte, los nuevos creacionistas de Diseño Inteligente atacan más fundamentalmente la
ciencia. Puede que no sea obvio en la superficie, pero si se estudia lo que dicen y escriben
(especialmente Philip Johnson y seguidores), ¡es claro que quieren cambiar las prácticas
establecidas de la ciencia moderna! Quieren que el conocimiento científico se obtenga "por
medio" de la religión; quieren que los métodos científicos incorporen la idea de Dios. La meta
explícita del principal ideólogo de Diseño Inteligente, Philip Johnson, es reemplazar la "ciencia
naturalista" con una "ciencia teísta" (gobernada por Dios), y quieren entrar a las clases de
ciencias de secundaria y de las universidades para hacer ese "cambio de paradigma".
Robert Pennock explica muy claramente que esta nueva escuela de creacionistas tiene una
fuerte influencia del relativismo posmodernista. *
Esto es lo que los creacionistas de Diseño Inteligente quieren colar en las clases de ciencias con
"el mismo peso" que la teoría de la evolución: una teoría científica que se ha comprobado y
verificado (¡vez, tras vez, tras vez!) mediante observaciones científicas y experimentos. ¿Cómo
se puede permitir que la teoría religiosa de Diseño Inteligente, que nunca ha presentado un
artículo científico en una revista científica, establezca "credenciales" científicas enseñando en
las escuelas? ¡Es alucinante!
NOTAS: * El artículo "El marxismo y la Ilustración" de Bob Avakian, presidente del PCR,
también analiza estos temas. Se publicó en el Obrero Revolucionario No. 1029, 2 de diciembre
de 2001
Recapitulación: Una cuestión de métodos, una cuestión de lucha
En las últimas entregas de esta serie hemos visto que los métodos que usan los creacionistas
de Diseño Inteligente para investigar el mundo y buscar la verdad son incorrectos y carecen de
rigor científico. Por ejemplo, cuando encuentran un proceso complejo que la
ciencia todavía no puede explicar, se precipitan a sacar la conclusión de que una inteligencia
consciente lo "diseñó". Se aferran a ese razonamiento falto de rigor científico a pesar de que
debido a una gran cantidad de evidencia científica sobre los procesos naturales (y los procesos
evolutivos) es razonable esperar que el conocimiento incompleto sobre los procesos y
mecanismos naturales aumentará y llegará a ser un conocimiento más completo. Pero es
importante recalcar que el conocimiento científico (y los avances que conlleva) solo aumentará
si seguimos aplicando métodos de análisis materialistas científicos a la exploración del mundo
natural, en vez de pensar que mundos sobrenaturales imaginarios pueden explicar cómo es y
cómo opera este mundo natural.
Los creacionistas de Diseño Inteligente no son muy diferentes de los "creacionistas científicos"
tradicionales que dicen que las "lagunas" del registro fósil (o del conocimiento humano) son
"evidencia" de Dios y de la creación divina... y cuando la ciencia explica esas "lagunas" pierden
interés en ellas y se interesan en otras. Este juego no tiene fin y con estos métodos el
conocimiento científico no avanzará.
Una diferencia entre la nueva escuela de Diseño Inteligente y los "creacionistas científicos"
tradicionales de las últimas décadas es que los segundos no proponen cambiar los métodos de
la "ciencia naturalista" secular pues creen que los pueden usar para probar la creación divina.
Naturalmente no han podido probarla y muchas veces se ha demostrado que sus datos son
incorrectos y que no entienden los puntos básicos de la metodología científica (por ejemplo,
dicen que la evolución viola el segundo principio de la termodinámica, lo cual es falso, o que
las lagunas del registro fósil "prueban" que una especie no puede evolucionar de otra). Pero en
general no proponen reemplazar la "ciencia naturalista" moderna con una "ciencia teísta".1
¡En ese sentido la nueva escuela de Diseño Inteligente es más extrema que los creacionistas de
vieja guardia que creen en la Biblia al pie de la letra! Los seguidores de Philip Johnson
(principal ideólogo de Diseño Inteligente) y el Discovery Institute de Seattle son más educados
y hablan en tono académico, pero tienen un plan muy "radical" (y reaccionario): ¡minar la
ciencia e imponer una doctrina y concepción religiosa en toda la sociedad!
Los creacionistas de Diseño Inteligente coinciden con todos los otros creacionistas en que la
ciencia (la investigación científica de procesos y mecanismos naturales sin recurrir a poderes
sobrenaturales) es "insuficiente" para explicar todas las características de la vida y su
desarrollo. Pero, además de eso, los creacionistas de Diseño Inteligente quieren cambiar
la práctica de la ciencia. Quieren que la ciencia incorpore la existencia (o la posibilidad) de Dios
en su caja de herramientas. Por eso proponen una "ciencia teísta" (basada en Dios). Creen que
la ciencia sería mejor si aceptara a Dios, en tanto que la enorme mayoría de los científicos
están convencidos de que si la ciencia adoptara creencias y principios teístas se iría al traste.
Aquí vemos en líneas muy generales los dos campos contrapuestos en lo que ya es una batalla
central de las "guerras culturales": dos concepciones del mundo y dos métodos muy opuestos
sobre cómo explicar y transformar la realidad material. Solo uno de esos dos métodos (la
ciencia "naturalista" o ciencia "materialista") expresa confianza en la capacidad humana de
entender cada vez más la realidad y de transformarla conscientemente sin recurrir a un mundo
sobrenatural imaginado. El otro método (la "ciencia teísta") desde un principio pone límites a
la investigación científica, renuncia a que la iniciativa humana pueda entender y transformar la
realidad material, y espera la revelación divina.
El punto de partida obligatorio es reconocer que existe un mundo material concreto y tangible.
Algo que no es parte de la realidad material no se puede poner a prueba, verificar ni manipular
(aunque uno piense que existe "fuera" de la realidad material detectable, en un mundo
sobrenatural desconocido e incognoscible). Si la realidad material objetiva no existiera fuera
de nosotros, jamás podríamos tocarla ni cambiarla, ¡y estaríamos en grandes aprietos! Pero la
realidad material objetiva sí existe; lo sabemos con certeza porque podemos interaccionar con
ella y observar las reacciones y transformaciones que ocurren como resultado de nuestra
conducta.
Si un tomate podrido solo existiera en nuestra imaginación, no salpicaría por todas partes
cuando cae al suelo. Así pues la "realidad material" no es un sueño o ilusión subjetivo que solo
existe en nuestra imaginación, donde tiene infinidad de definiciones e interpretaciones. Esto
es obvio para la mayoría, pero hay gente que dice que "no podemos estar seguros de que la
realidad material existe": piensan que la "realidad" es "apenas una idea" que existe en la
mente humana (o en la mente de alguien o algo) y que por lo tanto debemos aceptar que la
realidad "es" lo que piense cada ser humano que es en un momento dado. En filosofía, esa
concepción del mundo se llama idealismo subjetivo.2
Por otra parte, la vida, la posición social y las relaciones de los individuos y de los grupos
sociales moldean sus percepciones de lo que "es" la realidad, y todo individuo, todo grupo
social, puede hacer interpretaciones subjetivas de la "verdad" que no concuerdan con la
realidad material: mejor dicho, ¡se pueden equivocar! Asimismo, como sostienen los
"deconstruccionistas posmodernistas", la gente que tiene posiciones de poder e influencia en
la sociedad en general tiene una oportunidad desproporcionada de imponer al público sus
percepciones e interpretaciones subjetivas de la realidad y (consciente o inconscientemente)
le da un énfasis desproporcionado a las percepciones e interpretaciones de la realidad que
coinciden con las suyas y con sus objetivos.
Pero el hecho de que seamos capaces de ser "subjetivos" y de tergiversar la verdad no quiere
decir que la verdad (lo que concuerda con la realidad material) no exista. Los que siguen la
corriente filosófica del idealismo y el relativismo creen que nunca podemos estar seguros de
una verdad y afirman que lo máximo que podemos lograr es percibir en la mente un reflejo
distorsionado de la realidad, si es que existe. Pero a nuestro alrededor hay pruebas concretas
de que la realidad material existe "objetivamente", es decir, que existe independientemente
de los seres humanos y de sus concepciones imaginativas subjetivas (y distorsiones) de ella.
Cuando interaccionamos con la realidad externa, algo sucede y algo cambia, y a nosotros el
proceso nos afecta y nos cambia. Esto no podría darse si la "realidad" fuera producto de la
imaginación. 3
3 A fines del siglo 19, cuando se dio una "crisis en la física" parecida a las confusiones
filosóficas y científicas de hoy, Lenin polemizó contra el paralizante relativismo e idealismo
subjetivo que estaba de moda en los círculos intelectuales con la obra Materialismo y empirio-
criticismo (basado en el Anti-Dhuring de Engels). Las dos obras todavía son de interés sobre el
tema. Un punto central de Lenin es que la realidad material objetiva se puede confirmar (y
analizar) por medio del proceso de interaccionar con ella y transformarla.
Lo difícil no es determinar que la realidad material existe, sino idear y aplicar métodos de
investigación científica que reduzcan al mínimo nuestras distorsiones subjetivas y que saquen
a la luz sistemáticamente lo que es real.
Por contraste, los métodos y la concepción del mundo de los creacionistas de Diseño
Inteligente socavan la metodología científica más básica. Al proclamar que existe un poder
sobrenatural (un "diseñador o artífice inteligente" que supuestamente existe fuera de la
realidad material detectable y que no es parte de la materia), nos condenan a un estado
perpetuo de ignorancia; es decir, afirman que hay otra esfera de realidad no material que
influencia toda nuestra vida pero que nunca podremos conocer con los métodos de la ciencia,
pues por definición los seres sobrenaturales están fuera del alcance de la ciencia natural (que
solo explora e investiga objetos y procesos tangibles materiales). Asimismo, nos condenan a
una incertidumbre permanente pues nunca podríamos estar seguros de nada ya que a las
míseras exploraciones de la realidad material que realizamos con los métodos de la ciencia
natural les "falta" esa otra dimensión crucial intangible. Si eso fuera cierto, básicamente
tendríamos que poner en tela de juicio o rechazar todo lo que hemos aprendido por medio de
la ciencia porque, a fin de cuentas, ¿qué validez puede tener nada si ha faltado un aspecto tan
importante y si, por definición, los métodos de la ciencia no se pueden usar para explorar e
investigar nada que no sea parte de la realidad material? Si lo que dice la escuela de Diseño
Inteligente fuera verdad, ¿no sería inútil la ciencia moderna?
Esa es la conclusión lógica de las ideas que presenta Philip Johnson, el principal teórico de la
escuela de Diseño Inteligente. ¡De fondo afirma que los métodos actuales de la ciencia (la
"ciencia naturalista") no sirven y que hay que abandonarlos! ¿Qué los debe reemplazar? Una
nueva ciencia teísta que incorpore a los métodos de investigación de la ciencia la idea de que
existe un "diseñador" sobrenatural, o por lo menos el supuesto de que puede existir e
influenciar los procesos naturales y toda la vida.
Pero eso no es ciencia, es religión, y es una religión que tiene el fin de minar la ciencia.
Para conocer la realidad no basta con pensar en ella (¡aunque el pensamiento es una parte
importante del proceso!). Para estudiar un objeto (y para verificar si una idea sobre la realidad
es correcta), los científicos interaccionan con aspectos de la realidad: los manipulan, los
hurgan, los husmean, por así decirlo. Eso no se puede hacer con algo que los
creacionistas suponen que existe pero que no tiene presencia material tangible. A fin de
cuentas, lo que Johnson propone es echar por tierra toda la ciencia que conocemos y
reemplazarla con fe ciega.
No todos los creacionistas de Diseño Inteligente van tan lejos. Unos, como el bioquímico
Michael Behe, dicen que "Dios es algo personal", no se proponen la meta de demoler los
métodos de la ciencia y se limitan a proclamar que han encontrado "evidencia" concreta de la
existencia e influencia de un diseñador inteligente en las características de los organismos.
Como hemos visto en otras partes de esta serie, Behe sostiene que la complejidad de ciertas
reacciones bioquímicas de las células es "evidencia" convincente de que un diseñador
inteligente participó en algún momento en el desarrollo de la vida. Como Behe trabaja con un
aspecto de la realidad material que se puede detectar con los métodos científicos usuales
(reacciones bioquímicas), se podría pensar que él y otros de la escuela de Diseño Inteligente
están siguiendo los métodos y los principios de la ciencia. Pero no es así.
Veamos lo que propone Michael Behe: empieza con unas reacciones bioquímicas reales que
todos vemos que son "complejas". Hasta ahí va bien. Pero después dice que ve "evidencia" de
"diseño divino". ¿Dónde? Bueno, básicamente dice que la complejidad en sí constituye la
evidencia (no se imagina cómo la evolución pudo producir reacciones químicas tan complejas,
así que seguro lo hizo un dios). ¿Pero habla de evidencia científica de un "diseñador", de la
clase de evidencia que proviene de los métodos usuales de la ciencia de poner a prueba una
idea y verificar si es correcta? No, claro que no; no habla en absoluto de esa clase de
"evidencia". Lo que llama "evidencia" es esencialmente una idea: una idea de su propia cabeza
sobre lo que representa algo que ha observado (la complejidad natural). Pero la ciencia no
puede poner a prueba concretamente ni verificar la idea de Behe de que un diseñador
inteligente "diseñó" tal complejidad (y Behe seguramente admitiría que es imposible).
Entonces no es correcto decir que encontró "evidencia científica" de diseño; está proponiendo
una idea sin comprobar (y que no se puede comprobar) por razones de religión, no de ciencia.
Behe y los demás de la escuela de Diseño Inteligente también violan uno de los principios
básicos de la ciencia al declarar que ciertas partes de la realidad están vedadas a la exploración
y el conocimiento científico. Cometen el error fundamental de creer que "algo que todavía no
entendemos del todo" es "algo que no se puede entender". Para ellos los vacíos actuales del
conocimiento humano son "prueba de Dios".
Michael Behe, por ejemplo, no entiende cómo los procesos naturales de la evolución pudieron
producir por sí solos ciertas reacciones bioquímicas complejas (en gran parte porque no
entiende cómo opera la evolución). Como no entiende eso personalmente, y como todavía no
tenemos un conocimiento completo de todos los pasos de la evolución de unos de esos
procesos bioquímicos, da por hecho que todo eso debe ser obra de Dios y
que nunca lograremos entender del todo cómo surgió. Repito: esto es religión, no ciencia; y
esa fe religiosa se está usando contra la ciencia porque quiere evitar que se usen los métodos
científicos para hacer más descubrimientos (por ejemplo, de los mecanismos evolutivos que
produjeron la complejidad bioquímica) y profundizar nuestro conocimiento de la realidad
objetiva.
Mao Testung decía que para "conocer el sabor de una pera hay que morderla". Mejor dicho,
no basta con tener "creencias", "convicciones" ni "expectativas" sobre cómo es la realidad (o
cómo ha sido o cómo será). Si queremos saber cómo es algo (o cómo fue o será) no lo vamos a
aprender mirándonos el ombligo: tenemos que investigarlo sistemáticamente; tenemos que
observar, manipular y experimentar la realidad de distintas formas. Nos podemos formar una
idea teórica de cómo es la realidad (y este es un paso importante del proceso), pero después
tenemos que ponerla a prueba una y otra vez. El primer paso para investigar la realidad es
centrar la atención en el conocimiento acumulado y verificado (por ejemplo, el conocimiento
científico que llamamos la teoría de la evolución)que pueda iluminar y aclarar un nuevo
problema o pregunta; después se hacen predicciones verificables sobre lo que debemos
encontrar (y lo que no debemos encontrar) en el mundo si esa idea o teoría sobre un aspecto
de la realidad es correcta y concuerda con la realidad.
Mejor dicho, no hay que empezar desde cero cada vez que abordamos un problema, ¡como si
no se hubiera demostrado que nada de la naturaleza o la sociedad fuera verdad! Pero como
toda la materia está en continuo movimiento (cambiando constantemente), no podemos
conocerla haciendo predicciones desde la barrera: hay que interaccionar conscientemente con
ella ("morder la pera"), ver qué pasa y aprender de eso.
¿Captan lo perjudicial que sería para el avance de la ciencia y del conocimiento humano que
los creacionistas de Diseño Inteligente que proponen reemplazar la "ciencia naturalista" con
una "ciencia teísta" lograran sus objetivos y pudieran imponer cómo se va a practicar y
enseñar la ciencia?
Cuando los creacionistas de Diseño Inteligente dicen que "no les cabe en la cabeza" que los
sistemas biológicos complejos (como las series de reacciones químicas en cadena que se dan
dentro de las células) evolucionaran sin la intervención de un diseñador inteligente, lo que
quieren decir es que no aceptan que hay muchas formas "intermedias" en la historia de la
evolución biológica (al igual que los creacionistas que creen en la Biblia al pie de la letra). No sé
cuántas veces la ciencia tendrá que demostrarles que están equivocados para que dejen de
decir eso (quizá no lo harán nunca). Cuando a los creacionistas "no les cabía en la cabeza" que
las ballenas que hoy nadan en los mares son descendientes de unos mamíferos terrestres, los
evolucionistas les presentaron una serie cronológica muy extensa de fósiles que claramente
conectan a un mamífero cuadrúpedo parecido al cerdo que vivió hace millones de años con las
ballenas acuáticas de hoy por medio de una larga serie de especies intermedias claramente
emparentadas. La larga lista de fósiles de especies antepasadas y descendientes, a lo largo de
millones de años, muestra una reducción progresiva de los huesos de las patas y la
modificación a aletas, así como otras adaptaciones a un ambiente marino.
Cuando a los creacionistas "no les cabía en la cabeza" que los seres humanos modernos
descendemos de un linaje de antepasados simios que vivían en los árboles y que también son
los antepasados de los chimpancés actuales, los evolucionistas nuevamente les presentaron
fósiles en orden cronológico de docenas de especies homínidas que son "intermedias" entre
los antepasados simios y la especie humana moderna. Como es de esperarse, los fósiles más
antiguos de la secuencia de especies bípedas tienen más en común con los simios y los fósiles
más recientes tienen más en común con los humanos modernos.
Esas secuencias de fósiles no son "completas", pero no cabe la menor duda de que el registro
fósil tiene toneladas de ejemplos de "especies intermedias" de plantas y animales. Sin
embargo, a los creacionistas los ciega la fe y no ven esto.
La ceguera de los creacionistas no se limita a las formas intermedias de plantas y animales del
registro fósil. Tampoco entienden las modificaciones evolutivas de funciones. Se parecen a los
viejos críticos de la evolución de los tiempos de Darwin que no podían entender que el ala de
un ave, "tan perfectamente adaptada al vuelo", pudiera haber evolucionado de los huesos de
los brazos de especies que no volaban. Los creacionistas de los tiempos de Darwin tenían la
excusa de que todavía no existían las ciencias de la genética molecular o la biología del
desarrollo. Los creacionistas de Diseño Inteligente no tienen esa excusa; hoy tenemos muchas
bases para entender cómo ocurren esas modificaciones genéticas. Sabemos, por ejemplo, que
se requiere muy poca modificación genética y de desarrollo para pasar del hueso del brazo de
un vertebrado a un ala o a una aleta.
La combinación de genética molecular y biología del desarrollo nos ha demostrado que a veces
una mutación genética muy pequeña tiene grandes efectos en la forma y función. A veces solo
se necesita que una mutación genética acelere o desacelere el ritmo de desarrollo de ciertas
estructuras o de todo un organismo. También hemos visto que a veces una nueva estructura
importante surge de una estructura que tenía una función completamente distinta en los
antepasados. Un ejemplo conocido es el "pulgar" del panda, que le sirve para agarrar cosas
como el bambú que come. Parece un pulgar y funciona como un pulgar, pero no es un dedo
sino una modificación de un hueso de la muñeca. La evolución contiene muchos ejemplos de
estructuras que se transforman (con una modificación genética relativamente menor) en
nuevas estructuras con funciones completamente nuevas en los descendientes.
Algunas modificaciones evolutivas (no todas) producen nuevas adaptaciones pues las
poblaciones evolucionan en una interacción constante con el ambiente físico (el clima, el
terreno, etc.) y biótico (las plantas y los animales del mismo lugar). Así, con el paso del tiempo,
unas especies vegetales han evolucionado en sincronización con las especies animales que las
polinizan (insectos, pájaros, murciélagos). Unas especies de plantas producen flores
perfectamente "acopladas" a la lengua de los insectos o al pico de los pájaros que las polinizan,
o sincronizan el florecimiento y todas las plantas de una población florecen al mismo tiempo,
lo que sirve de llamada a los polinizadores y aumenta la polinización. También sabemos que
muchas especies de plantas o animales han evolucionado simultáneamente con las especies
que las comen. Hay evidencia concreta pasada y presente de que las especies de presas
tienden a adquirir mejores defensas en relación con los depredadores, y que estos tienden a
adquirir estrategias y mecanismos más eficaces en relación con las presas. Esas relaciones
entre especies son una fuerza motriz del cambio evolutivo y llevan a muchas adaptaciones
específicas.
También es claro que los cambios evolutivos que surgen en linajes vegetales o animales no
siempre son adaptaciones. Por ejemplo, a veces un rasgo nuevo se propaga extensamente a
una población no porque lo favorezca directamente la selección natural sino porque está
"ligado" genéticamente a otro rasgo que da a los organismos una ventaja reproductora y por lo
tanto la selección natural lo propaga. Pero inclusive tales cambios aparentemente "neutrales"
contribuyen a la variación genética de una población y pueden servir como materia prima para
modificaciones genéticas más adelante. Un rasgo no funcional puede volverse funcional en las
especies descendientes y viceversa.
Es importante recordar un punto que hemos recalcado muchas veces en esta serie: la
evolución biológica solo trabaja con la materia prima (la variación genética) presente en la
generación inmediatamente anterior, y con nada más. A partir de esa variación genética
preexistente, la evolución puede generar nuevos caracteres (y a veces los nuevos caracteres
son tan significativos que dan origen a una nueva especie, como hemos visto en esta serie).
Pero el hecho de que la evolución solamente trabaja con la variación genética que estaba
presente en la generación anterior también impone límites a las derivaciones evolutivas en un
momento dado (mejor dicho, en cada momento las opciones de modificación evolutiva no son
infinitas). Los creacionistas de Diseño Inteligente no entienden cómo operan muchos principios
básicos de la evolución; por ejemplo, no entienden a partir de qué base preexistente pueden
surgir novedades evolutivas (rasgos nuevos), limitadas, claro está, por el desarrollo histórico
pasado.
Permítanme repetir que es un hecho científico bien establecido que la evolución ha generado
toda clase de novedades complejas y dramáticamente diferentes de los linajes de antepasados
por medio de una combinación de modificaciones genéticas al azar y de procesos que no
tienen nada de azar (en especial la selección natural), que seleccionan esas modificaciones en
el curso de generaciones con relación a determinado ambiente.
Por casualidad resultó que en las poblaciones de individuos con variedad genética que vivían
en ambientes con luz, los individuos que adquirieron la capacidad de percibir mejor la luz y de
discernir formas dejaron más descendientes que los individuos que tenían menos visión; así
que los nuevos rasgos genéticos (provenientes de mutaciones y recombinaciones al azar) que
por casualidad mejoraron la vista tendieron a propagarse a más generaciones. Las alas
tampoco se diseñaron "para" volar: las modificaciones al azar de las extremidades anteriores
de los vertebrados llevaron a otras funciones, como nadar (las aletas de los peces), cavar (las
garras de los topos) o planear (los brazos palmeados de las ardillas "voladoras"). Por otra
parte, las modificaciones genéticas que produjeron rasgos que permitían volar y pasar buena
parte del tiempo en zonas que no ocupaban otras especies (el cielo) seguramente trajeron una
enorme ventaja reproductora, por lo que la innovación del vuelo se propagó y diversificó muy
rápidamente. Sin embargo, eso no implica que la capacidad de volar tenía que evolucionar; lo
que pasó fue que cuando esa capacidad evolucionó, la selección natural la propagó y
consolidó.
El bioquímico Michael Behe dice que puede imaginar cómo evolucionó la estructura del ojo de
los mamíferos en etapas a partir de estructuras preexistentes más primitivas (grupos de células
que detectan luz); pero lo que no logra entender es cómo pudo aparecer algo tan complejo
como la visión. Behe se refiere a la compleja integración de procesos bioquímicos que tienen
que operar conjuntamente para que un ojo en realidad vea. Ahí traza una raya en la arena y
dice que esos procesos moleculares tienen tantos componentes que es imposible que hayan
evolucionado por su cuenta. Dice que al nivel molecular tales cosas parecen
"irreduciblemente" complejas y que por lo tanto eso en sí es evidencia de diseño. Pero como
hemos visto, montones de sistemas biológicos son complejos (tienen muchas partes
entrelazadas) y a todo nivel existe complejidad: moléculas, células, órganos, individuos,
poblaciones y ecosistemas. El hecho de que algo sea complejo no quiere decir que no se haya
derivado de estructuras menos complejas o de estructuras que tenían otra función.
Otra cosa que no entienden los creacionistas de Diseño Inteligente es que la evolución no es
simplemente un proceso que ocurre "al azar". Siempre dicen: "esa estructura (o función) es
muy compleja y es imposible que surgiera al azar, así que tuvo que ser diseñada".
La parte del proceso evolutivo que ocurre al azar son los frecuentes "errores de copiado"
genético (mutaciones) y la realineación relativamente "aleatoria" que ocurre cuando se
reproducen los individuos (especialmente los de reproducción sexual). 3
El azar efectivamente es un factor importante del cambio evolutivo; pero por otro lado, en
toda población vegetal y animal, la selección natural favorece diferentes genotipos de una
generación a la siguiente y tiende a propagar los que por casualidad producen rasgos que dan
una ventaja reproductora. A esa selección natural del proceso evolutivo no la guía una fuerza
consciente: ocurre por su cuenta. Pero obviamente no es un proceso aleatorio por la simple
razón de que unos genotipos tendrán más éxito que otros (producen rasgos que permiten a
unos individuos contribuir más descendientes a las generaciones futuras), pero solo en el
ambiente en que se encuentran en ese momento. Un nuevo rasgo que por casualidad da una
ventaja reproductora en un contexto ambiental puede tener un efecto nulo (o negativo) en el
potencial reproductor en otro ambiente. Los rasgos nuevos no "tienen" que aparecer; una
población evoluciona por canales definidos y restringidos por las modificaciones pasadas, pero
no "tiene" que evolucionar en una dirección específica ni con un propósito predeterminado.
Los nuevos rasgos aparecen inicialmente por procesos naturales aleatorios (como las
mutaciones), pero el futuro de un nuevo rasgo, y específicamente si se propagará a más y más
individuos en las generaciones siguientes, depende del contexto ambiental. Por lo tanto esa
parte del proceso evolutivo no es "aleatoria".
Por eso, cuando los creacionistas de Diseño Inteligente repiten que "todo eso" (la evolución en
general o la evolución de sistemas complejos) no pudo darse "al azar", demuestran que no
entienden los mecanismos básicos de la evolución, ¡aunque sean doctores en bioquímica! (Ver
el recuadro "¿Los que se sacan la lotería ganan por diseño?" en la parte de la semana que
viene).
NOTAS:
3 Y esas ocurrencias son relativamente "aleatorias" porque las propiedades del material
genético en cuestión imponen ciertos límites y restricciones a los cambios genéticos
"aleatorios" que pueden ocurrir en un momento dado; pero desde la perspectiva de individuos
y de poblaciones de individuos, es legítimo decir que tales mutaciones y recombinaciones
genéticas son aleatorias y sin dirección.
La respuesta a esas preguntas es que los creacionistas de todo pelaje están promoviendo la
religión en oposición a la ciencia porque temen las implicaciones sociales y políticas de una
educación secular de ciencias. Temen lo que puede pasar en una sociedad si una generación
tras otra aprende métodos científicos y estudia la enorme cantidad de evidencia científica de
que la vida ha evolucionado y sigue evolucionando... porque esto lleva a la inevitable
conclusión de que el relato del Génesis no puede ser verdad. ¿Entender que la Biblia no es
textualmente correcta llevará a abandonar toda creencia en Dios y la práctica de la religión?
Eso es algo que les causa mucho miedo a los creacionistas. Ha pasado más de siglo y medio
desde Darwin, y mucha gente todavía cree en un dios y practica los rituales de alguna de las
religiones del mundo. Pero mucha gente religiosa acepta la evidencia de que la evolución es
real. Así que por una parte es obvio que conocer la teoría de la evolución de por sí no lleva a
abandonar la creencia en dios y la religión. Pero por otra parte, entender la teoría de la
evolución lleva a cuestionar nociones religiosas fundamentalistas "literalistas", y la religión en
general. Tiene lógica, entonces, que a los fundamentalistas religiosos les preocupe que mucha
gente conjugue las creencias religiosas y la verdad científica de la evolución.
Los creacionistas son parte de un movimiento social y político basado en el fanatismo del
fundamentalismo cristiano, que considera que la menor desviación de la Palabra revelada del
Dios cristiano traerá condenación y los horrores del infierno a toda la nación. Y muchos creen
que ya sucedió: creen que la sociedad está en un cenagal de decadencia moral... no por la
arrogancia y bestialidad del imperio estadounidense desbocado por el mundo invadiendo,
saqueando, ocupando tierras lejanas, imponiendo su voluntad a la fuerza en todas partes, y
aplastando pueblos enteros en aras de las ganancias corporativas y la dominación mundial.
¡No, esa no es la clase de "decadencia moral" que preocupa a los creacionistas! Lo que les
preocupa es la "moral" de la ciudadanía y ven problemas por todas partes: mujeres que
controlan la maternidad; inmigrantes que saltan fronteras en busca de trabajo; negros y gente
de otras nacionalidades oprimidas que no se resignan a la subyugación ni "respetan las reglas"
que los perjudican; jóvenes que anhelan un cambio social y ambiental global; gente que se
opone a las guerras injustas y a la ocupación de otras tierras, y que dice que la gente "de allá"
no vale la menos que la gente de aquí... todo eso mortifica terriblemente a los
fundamentalistas. También les preocupa una erosión del respeto tradicional al gobierno, la
policía y otras autoridades (incluidas las iglesias). Les parece que la sociedad se fue al diablo:
aborto, prostitución, SIDA, mujeres e hijos que no respetan al hombre de la casa, drogadictos,
homosexuales, ecologistas, comunistas ateos, humanistas seculares, malcontentos morenos,
etc. Y creen que si pudieran volver a imponer "Dios y la Biblia en las escuelas" (y en el gobierno
y en las instituciones de ciencias), todo se arreglaría. Por eso también urgen que los niños
recen y digan el Juramento a la Bandera en las escuelas públicas, apoyan las guerras imperiales
"con la gracia de Dios" y tratan de erosionar la separación de la iglesia y el estado, que es un
obstáculo para imponer una teocracia de fanáticos religiosos.*
Los fundamentalistas cristianos anhelan implantar una teocracia en Estados Unidos. Buscan
imponer sus creencias religiosas en todos los campos privados y públicos (y han cosechado
influencia, apoyo y aliados en juntas educativas, juntas de padres y maestros, el Congreso, la
Suprema Corte y la Casa Blanca). La campaña para imponer la enseñanza del creacionismo no
tiene nada que ver con el derecho a tener ciertas creencias religiosas, y mucho menos con
"problemas" de la teoría de la evolución. Lo que busca es reestructurar el conjunto general de
relaciones sociales y políticas de la nación conforme a una concepción del mundo
fundamentalista cristiana... para mayor gloria del imperio "con la gracia de Dios" ("¡Dios salve
a América!").
Es irónico que a los talibanes y otros clérigos musulmanes los critiquen en este país por
imponer rígidas teocracias, ¡pero eso es precisamente lo que quieren hacer los
fundamentalistas cristianos aquí! Meter candidatos opuestos a la evolución en las juntas
educativas, presionar a los tribunales para que manden enseñar doctrinas religiosas en las
clases de ciencias y a poner "aclaraciones" contra la evolución en los libros de texto de
ciencias, y formar clubes e institutos de "Ciencia y religión" opuestos a la ciencia en las
universidades (una nueva tendencia) son aspectos de esa misión política y social reaccionaria.
Para ello, los creacionistas cuentan con apoyo financiero y económico de políticos de alto nivel
y de ejecutivos de corporaciones e instituciones financieras, y con fácil entrada a los medios de
comunicación, que no los tratan como "extremistas".
No hay que pensar que los creacionistas de Diseño Inteligente son diferentes porque son más
cultos y saben hablar en tono más académico y razonado que los "creacionistas científicos" de
vieja guardia. Puede que a unos creacionistas de Diseño Inteligente les moleste que los
agrupen con los otros creacionistas más rústicos y que hasta rechacen el nombre de
creacionismo; puede que algunos, como Michael Behe, digan que Dios es una cosa "personal"
y que acepten que se ha dado cierta cantidad de evolución (conforme a los designios divinos);
pero darle al creacionismo una cara más moderna y "razonable" no cambia el hecho de que
están mancomunados con un movimiento político y social organizado que busca invertir los
métodos y conocimientos científicos establecidos y reemplazarlos con dogma religioso, al
servicio de una concepción ideológica y de un programa político sumamente reaccionarios.
Toda palabra dicha con el objetivo de llevar a pensar que la teoría de la evolución no
tiene pleno respaldo de montañas de evidencia científica y toda insinuación de que cosas como
la complejidad biológica son "evidencia" de diseño divino se incorporan inmediatamente en la
misión y programa general de los fundamentalistas de ultraderecha (independientemente de
lo que opine de ellos un creacionista determinado).
En vista de este contexto social y político, me parece inquietante que muchos evolucionistas y
otros científicos (con notables excepciones) digan constantemente que la ciencia de la
evolución y la ciencia en general no constituyen una amenaza para las doctrinas y creencias
religiosas. Para empezar, eso no es completamente cierto: aunque reconocer que la evolución
es un hecho científico establecido no lleva obligatoriamente a abandonar las creencias
religiosas (mucha gente acepta la evolución y cree en un dios), entender cómo ha
evolucionado la vida (y el ser humano) por medio de procesos naturales sí puede llevar a
mucha gente a cuestionar seriamente las creencias en dioses y poderes sobrenaturales. Por
eso me encanta esta franca declaración del físico y cosmólogo Steven Weinberg:
"Uno de los grandes logros de la ciencia ha sido, si no hacer imposible que la gente inteligente
sea religiosa, por lo menos hacer posible que no sea religiosa. No debemos abandonar ese
logro".
Los evolucionistas no tienen que ponerse a la defensiva porque la evolución de la vida por
procesos enteramente naturales (que el entendimiento humano puede comprender) cuestiona
muchas creencias religiosas tradicionales: la ciencia de la evolución debe enseñarse porque es
un hecho verdadero y demostrable de la vida, no porque debilite o no la religión.
Para ser justos, muchos científicos afirman que la ciencia no trata de socavar la religión porque
quieren demostrar respeto por las creencias personales de los demás y, además, recalcar que
la ciencia es un método ideado para estudiar la realidad material y que los métodos de la
ciencia solo se pueden aplicar a la investigación de procesos y fenómenos estrictamente
naturales (es decir, materiales y terrenales) que tienen una existencia concreta en el mundo
material tangible. Eso es cierto. Pero eso no implica que los científicos deban irse al extremo y
adoptar una actitud completamente "al margen" hacia las creencias en un reino sobrenatural y
decir "a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César", "la ciencia es competencia de la
ciencia y la religión es competencia de la religión" o "la ciencia no tiene nada que decir sobre la
religión porque por definición se limita a fenómenos naturales que se pueden poner a prueba
y verificar".
Para mí en realidad es anticientífico decir que "la ciencia no tiene nada que decir sobre la
religión". Es cierto que la ciencia no puede hacer pruebas para determinar la existencia de
fuerzas o seres sobrenaturales que por definición no tienen existencia tangible en el mundo
natural (como reconocen los creyentes). Pero la ciencia sí puede hablar de las ideas humanas
sobre dioses y seres sobrenaturales. ¿No se pueden aplicar los métodos científicos a averiguar
de dónde vienen esas ideas? ¿No se puede estudiar la historia social que registra cuándo y
cómo los seres humanos de distintas partes del mundo empezaron a narrar o escribir relatos
sobre reinos sobrenaturales (el origen social de los mitos de creación y las escrituras religiosas
en todo el mundo)? ¿No se pueden investigar el papel social y los propósitos que ha cumplido
en el mundo real la práctica de creencias y rituales religiosos tanto a nivel individual como a
nivel social? ¿No se puede estudiar la historia de cambios de las creencias religiosas (por
ejemplo, ¿qué pasó con los panteones de dioses egipcios, griegos o romanos que en un tiempo
tenían tantos seguidores como hoy tiene el Dios de la Biblia, el Talmud o el Corán?)?
Los mismos métodos científicos de investigación que han comprobado una y otra vez los
principios y mecanismos de la evolución pasada y presente de la vida sin mano divina se
pueden aplicar al estudio de los orígenes sociales y los mecanismos de cambio (por evolución
cultural, no biológica) de las ideas humanas sobre lo sobrenatural. En resumen, yo sostengo
que es posible y necesario aplicar una metodología científica (en particular la concepción y la
ideología del materialismo histórico y dialéctico) para investigar lo que representa la religión y
para entender que nos aleja de conocer y cambiar la realidad.
NOTAS:
* La teocracia es una forma de gobierno que adopta una religión estatal y la impone a todo el
país. En una teocracia las autoridades son religiosas, no seglares; toman medidas basadas en
leyes y doctrinas religiosas, no en leyes seglares y constitucionales. La República Islámica de
Irán y el Afganistán de los talibanes son ejemplos de teocracias.
En un interesante artículo del físico y cosmólogo Steven Weinberg (ganador del Premio Nobel)
titulado "A Designer Universe?" (¿Un universo diseñado?),* él comenta que no ve ninguna
evidencia de diseño, o designio, en el universo ni de que las "constantes de la vida" hayan sido
"ajustadas" para ofrecer las condiciones perfectas para el surgimiento de la vida. Dice que
nuestra propia existencia en un rinconcito de "nuestro" sistema solar que es "ideal" para la
vida podría parecer asombrosa y milagrosa, hasta que damos un paso atrás y comprendemos
que la vida evolucionó en una parte del universo que por casualidad ya era apropiada para el
surgimiento de la vida (y de seres inteligentes que piensan en esas cosas). Weinberg también
dice que no sería muy sorprendente que en un universo inconmensurablemente grande (uno
de muchos universos, de los cuales solo una pequeña fracción podría tener características para
que se dé la vida), resultara que la mayor cantidad de planetas no pudiera tener vida, que una
cantidad menor solo pudiera tener vida no inteligente, y que solo una pequeñísima fracción
pudiera tener vida inteligente. De modo que es importante colocar las cosas que parecen
"misteriosas" o "milagrosas" en un contexto general.
Es un hecho demostrado que cuando surge la vida con capacidad de reproducirse, empieza a
evolucionar. Esto ocurre naturalmente por medio de una combinación de factores al azar
(como mutaciones o "errores de copiado") y de factores no aleatorios (como la selección
natural que selecciona individuos con relación a determinado ambiente). El desarrollo natural
de las muchas especies pasadas y presentes del planeta por medio de la evolución, sin mano
divina, podría parecer difícil de creer hasta que uno capta cómo opera la evolución y hasta que
pone la existencia de todas esas especies en el contexto general de la operación del proceso
evolutivo a lo largo de millones y miles de millones de años.
NOTAS:
—Hemos recibido las siguientes cartas sobre "La ciencia de la evolución", de Ardea Skybreak:
¡Saludos revolucionarios!... Los artículos de Ardea Skybreak sobre la evolución que he visto en
el Obrero Revolucionario me tienen encantado y fascinado.
Me parece que una forma de llevar a los presos a poner la fe en su propia actividad política
consciente, y no en un dios, para resarcirse y llegar a la liberación en el más amplio sentido de
la palabra, es atacar el principio fundamental de la Biblia de que "Dios creó al hombre", y
demostrar científicamente que el hombre y la mujer evolucionaron del "caldo químico" que
fue la Tierra, sin ayuda o "diseño inteligente" de NINGÚN dios. Así que si me pueden mandar
los artículos, estudiaré a fondo lo que Skybreak ha escrito sobre la evolución y trataré de
explicárselos a los compañeros para que lo entiendan. Muchas gracias.
Aunque siempre he tenido problemas con los conceptos físicos y biológicos de ciencias (¡la
clase de ciencias nunca ha sido mi favorita!), estos artículos son muy fáciles de leer y de
entender. Esto me ha ayudado a captar profundos y complejos puntos del materialismo
dialéctico y de la ciencia de la revolución: el marxismo-leninismo- maoísmo.
Los artículos dejan ver la abundancia de información que prueba los principios de la evolución;
también detallan la amenaza que representan para el progreso científico los fascistas cristianos
de la clase dominante.
Las masas de Estados Unidos necesitan urgentemente información y materiales como estos,
especialmente en el Sur, donde el fundamentalismo religioso y el creacionismo golpean con
más fuerza. Pero a pesar de eso, la serie "Evolución" ha tenido un fuerte impacto en mí y en
otros.
Con la ayuda de "La ciencia de la evolución" de Ardea Skybreak, he logrado que un grupo de
chavos ateos y aficionados a la ciencia se interese en el Obrero Revolucionario. Un par de
camaradas profundamente frustrados por sus padres conservadores también están
aprovechando la serie; les ha dado conocimientos que los ayudan a lidiar con sus padres y
otros elementos reaccionarios. HASTA mis padres agnósticos, a quienes no les interesan para
NADA los artículos usuales del OR , dijeron que esta serie les pareció interesante y útil para
lidiar con otros familiares.
Esta es una misión profunda y "La ciencia de la evolución" me inspira a cumplirla, así como el
Borrador del Programa del PCR y la tarea central.
Espero que publiquen otras series como esta. Me encantaría ver "La ciencia de la evolución"
en forma de libro.