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VIOLENCIA DE

GÉNERO
DEFINICIÓN Y MODELOS EXPLICATIVOS
ÍNDICE

1. ¿QUÉ ES LA VIOLENCIA DE GÉNERO?.......................................................................... 2


1.1. Conceptos básicos sobre Violencia y Violencia de Género ......................... 2
1.2. Tipos de Violencia de Género ............................................................................... 3
1.3. Mitos sobre la Violencia de Género..................................................................... 5

2. ¿POR QUÉ OCURRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO? ..................................................... 7


2.1. La Escalada y el Ciclo de Violencia..................................................................... 7
2.2. Etiología de la Violencia de Género ................................................................... 8
2.2.1. Teoría Ecológica (Dutton) ............................................................................... 9
2.2.2. Modelo Interactivo de la Violencia Doméstica (Stith y Rosen) ............... 9
2.2.3. Modelo Predictivo de la Violencia Doméstica (Stith y Farley) .............. 10
2.2.4. Modelo de los Mecanismos Psicológicos de la violencia en el Hogar
(Echeburúa y Fernández-Montalvo)...................................................................... 10
2.2.5. Teoría feminista ................................................................................................ 11
2.2.6. Otras Teorías ..................................................................................................... 12

2.3. Mantenimiento de la Violencia de Género ..................................................... 13


2.3.1. Modelo de Persuasión coercitiva (Schein) ................................................ 13
2.3.2. Teoría de los Procesos de Cambio .............................................................. 14
2.3.3. Modelo de Karen Landenburger ................................................................. 14
2.3.4. Otras Teorías ..................................................................................................... 15

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1. ¿QUÉ ES LA VIOLENCIA DE GÉNERO?

1.1. CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE VIOLENCIA Y VIOLENCIA DE GÉNERO

La violencia no es una conducta atribuible sólo a la genética, sino que es resultado de una
evolución cultural, es decir, de la interacción entre factores culturales y la agresividad.

La OMS define la violencia como:


“el uso deliberado de fuerza física o poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo,
contra uno mismo u otro grupo o comunidad, que cause o tenga muchas posibilidades
de causar lesiones, daño, muerte, trastornos psicológicos, trastornos en el desarrollo, o
privaciones”.

Algunos tipos de violencia son:

 Directa: visible en forma de conductas y contra personas, grupos u organizaciones.


 Estructural: referida a situaciones de explotación, discriminación o marginación que
podrían ser evitadas, por ejemplo, con otro modelo de sistema social o económico.
 Cultural: contra pueblos, colectivos, grupos sociales, que se basa en la teórica
legitimación que proporcionan razonamientos, creencias, ideas, que a su vez están
provocando violencia directa o estructural.
 Simbólica: arranca sumisiones que ni siquiera se perciben como tales apoyándose en
unas creencias socialmente inculcadas.
 Instrumental: se usa para un fin determinado: lograr la anulación total o parcial de la otra
persona por medio de la fuerza para quebrar la integridad física y psicológica de la
víctima.

Partiendo de estos tipos de violencia, podemos decir que la violencia contra la mujer es
estructural, institucional e instrumental. Es estructural e institucional porque no sólo se
debe a rasgos singulares y patológicos, sino que tiene rasgos estructurales de una forma cultural
de definir las identidades y las relaciones entre hombres y mujeres. La violencia contra las
mujeres se produce en una sociedad que mantiene un sistema de relaciones de género que
perpetúa la superioridad de los hombres sobre las mujeres y asigna diferentes atributos, roles y
espacios en función del sexo. Es instrumental porque es el modo en que los hombres
afianzan su poder y la subordinación de las mujeres, rasgo básico del patriarcado. En este
sentido, la violencia de género, más que un fin en sí mismo, es un instrumento de dominio y
control social. Y en este caso se utiliza como mecanismo de mantenimiento del poder masculino
y de reproducción del sometimiento femenino.

Se define como violencia familiar o doméstica un comportamiento entre adultos que,


por acción o inhibición, causa un daño físico, psíquico, jurídico, económico, social, moral, sexual
o personal a otro miembro de la familia, independientemente del sexo, minusvalía, etnia o
religión. Dentro de la violencia doméstica, además de la violencia hacia la mujer, encontramos el
maltrato infantil, el maltrato de hijos a padres, el maltrato hacia personas mayores, etc.
Si esta violencia se basa en el género femenino, con independencia de la edad, se denomina
violencia de género. En este sentido, en la Asamblea General de las Naciones Unidas de
1993 se definió la violencia de género como

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“Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda
tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así
como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad,
tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.

En España, la violencia de género es conceptualizada por la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas


de Protección Integral contra la Violencia de Género, como
“una manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y la relaciones de
poder de los hombres sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser
consideradas por sus agresores carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto
y capacidad de decisión y que tiene como resultado un daño físico, sexual o psicológico”.

En un principio se consideraba violencia contra la mujer cuando existía reiteración o habitualidad


de los actos violentos y la relación de dominio. En la actualidad, para considerarla delito, la
regulación penal no exige reiteración, con independencia de que ésta agrave la responsabilidad
penal.
Cuando la violencia se produce en una relación con la pareja o expareja, no siempre hemos de
pensar en violencia de género, ya que una pareja puede amenazarse o agredirse mutuamente
sin que exista dominación del hombre sobre la mujer. Cuando la violencia no se basa en la
consideración de la mujer como carente de derechos mínimos, estaríamos ante un caso de
violencia en la pareja y no de género.

1.2. TIPOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO

En el caso de la violencia ejercida contra las mujeres por la pareja o expareja, deben tenerse en
cuenta dos elementos importantes: la reiteración de los actos violentos y la situación de dominio
del agresor, que utiliza la violencia para el sometimiento y control de la víctima.

1. VIOLENCIA FÍSICA: Cualquier acto no accidental que implique…


Manifestaciones Ejemplos
 Uso deliberado de la fuerza que  Golpes, empujones, fracturas, quemaduras,
provoque daño en el cuerpo etc.

 Limitar los movimientos de la  Encierros, lesiones que impidan el


persona movimiento, muerte, etc.

 Realizar actos violentos delante de la  Romper o golpear objetos, maltratar animales,


persona destruir fotos, etc.

 Violencia física por omisión  Omisión de ayuda ante enfermedades o


lesiones derivadas de las agresiones

Es importante no olvidar que cualquier forma de violencia física es también una violencia
psicológica.

2. VIOLENCIA PSICOLÓGICA: conducta intencionada y prolongada en el tiempo, que atenta


contra la integridad psíquica y emocional de la mujer y contra su dignidad como persona y que
tiene como objetivo imponer las pautas de comportamiento en la relación de pareja.
Manifestaciones Ejemplos
 Abuso Verbal  Amenazar, rebajar, insultar, ridiculizar, humillar, utilizar juegos
mentales e ironías para confundir, exigir obediencia.

 Amenazas  De herir, matar, suicidarse, llevarse a los niños, hacer daño a los
animales domésticos, de irse o echar al otro de casa.

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 Intimidación  Asustar con miradas, gestos o gritos, o silencios. Arrojar objetos o
destrozar la propiedad. Mostrar armas. Cambios bruscos y
desconcertantes de ánimo. Irritarse con facilidad por cosas nimias,
mantener a la víctima en un estado de alerta constante.

 Desprecio y  Desvalorización, tratarle como inferior, tomar decisiones


Abuso importantes sin consultar, utilizar a los hijos, prácticas de
Emocional privilegios masculinos. Se la denigra intelectualmente, como
madre, como mujer y como persona.

Este tipo de violencia no es tan visible como la física, es más difícil de demostrar y en muchas
ocasiones, no se identifica por la víctima como tal violencia sino como manifestaciones propias
del carácter del agresor. Como consecuencia, causa en la mujer miedo, pérdida de autoestima
e incapacidad para tomar decisiones.

3. VIOLENCIA SEXUAL: cualquier comportamiento sexual impuesto contra la voluntad de la


persona, mediante amenazas, violencia, coacción o sorpresa, por parte de la pareja sexual u
otras personas.
Manifestaciones Ejemplos
 Sin Contacto Corporal  Exhibicionismo, forzar a ver material pornográfico,
mensajes obscenos por correo electrónico o telefónicos,
gestos y palabras obscenos, insultos sexistas, acoso
sexual, proposiciones sexuales indeseadas, voyerismo.

 Con Contacto Corporal  Tocamientos, masturbación del agresor, la imposición de


relaciones sexuales o prácticas no deseadas, obligar a
adoptar posturas que la mujer considera degradantes.

 Con Violación  Penetración (o tentativa de penetración) genital, anal o


bucal, sea con órgano sexual, con los dedos o con cualquier
objeto.

 Contra los Derechos  Cualquier actuación que restrinja a las mujeres el ejercicio
Sexuales y de su derecho a la salud sexual y reproductiva, afectando
Reproductivos su libertad para disfrutar de una vida sexual sin riesgos para
su salud, así como ejercer libremente su derecho a la
maternidad.

Este tipo de violencia no es tan visible como la física, es más difícil de demostrar y en muchas
ocasiones, no se identifica por la víctima como tal violencia sino como manifestaciones propias
del carácter del agresor. Como consecuencia, causa en la mujer miedo, pérdida de autoestima
e incapacidad para tomar decisiones.

Es necesario distinguir entre agresiones sexuales, abusos sexuales y acoso sexual. Las
agresiones sexuales comprenden cualquier atentado contra la libertad sexual realizado con
violencia o intimidación, ya sea mediante violación o atentando contra la libertad sexual de la
mujer aunque no implique contacto físico (p.e., obligarla a masturbarle o a mantener relaciones
sexuales con otras personas). Los abusos sexuales comprenden también cualquier
atentado contra la libertad sexual de otra persona, pero realizado sin violencia ni intimidación. Se
consideran abusos sexuales no consentidos (además de los que se ejecutan sobre menores de
13 años) aquellos en los que el consentimiento se obtiene prevaliéndose el responsable de una
situación de superioridad manifiesta que coarte la libertad de la víctima. El acoso sexual se
produce a través de comportamientos verbales, no verbales o físicos, de índole sexual, no
deseados por la mujer, que tengan por objeto atentar contra su dignidad o le creen un entorno
intimidante, hostil, degradante, humillante, ofensivo o molesto.

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Existen además otras formas de violencia sexual menos estudiadas en nuestro país que no
pueden obviarse, como por ejemplo las mutilaciones sexuales, el tráfico de niñas y mujeres o el
turismo sexual, entre otras. Estas formas de violencia también son violencia de género.

4. VIOLENCIA ECONÓMICA: control de los recursos económicos y culpabilización por lo que


supone una mala gestión del dinero.
Manifestaciones
 Control abusivo de finanzas, recompensas o castigos monetarios, impedirle trabajar,
hacerle pedir dinero, solicitar justificación de los gastos, darle un presupuesto límite, No
pasar la pensión o hacerse cargo de gastos extraordinarios necesarios (salud,
educación,...), cortar determinados servicios necesarios (coche, teléfono, etc.),
convencimiento de que los gastos del hombre deben ser mayores que los de la mujer,
etc.

5. VIOLENCIA SOCIAL: intentar el aislamiento de la mujer, tanto directa (prohibiendo) como


indirectamente (desanimando), respecto de su familia y amistades o a otros aspectos de su
vida
Manifestaciones
 Controlar las llamadas telefónicas, pedir explicaciones de todo, humillar en público, poner
obstáculos, etc.

Recientemente, el psicólogo Luis Bonino ha definido los “Micromachismos” o “violencias


masculinas cotidianas de baja intensidad”: controles invisibles, prácticas de dominación
suave o de bajísima intensidad como modos negados de abusos y dominación en la vida
cotidiana.

1.3. MITOS SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Transmitiendo y consolidando en la sociedad determinados discursos, creencias o mitos que


desvirtúan la verdadera dimensión del problema y que minimizan la gravedad de las actitudes
sexistas, pese a que pueden provocar la muerte de las mujeres agredidas, se neutraliza la
violencia de género.
Estos discursos operan como argumentos en la naturalización o normalización de la violencia
que se ejerce sobre las mujeres, ya que con ellos se intenta dar una explicación no racional a la
realidad.

Mito Realidad
SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Sólo se da en familias de bajo La violencia de género no tiene límites ni fronteras. Esta
nivel económico, social y percepción se da porque la violencia es más visible y
educativo, familias problemáticas, pública en los estratos más bajos. Las clases altas, en
de inmigrantes, en parejas de cambio, tienen acceso a la atención privada de
hecho, etc. profesionales, lo que les permite ocultar el problema.

El maltrato psicológico no es tan Este tipo de maltrato puede ser más incapacitante que el
grave como el físico. físico y si es continuado en el tiempo puede provocar
desequilibrio emocional.

Lo más importante para la familia Lo más importante para el desarrollo es crecer en un


es que los hijos/ as se críen con su ambiente amoroso y libre de violencia. El ser testigo de la
padre y con su madre en el mismo violencia es un factor de riesgo. También los niños y las
hogar. niñas son víctimas.

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SOBRE LOS MALTRATADORES
Las mujeres maltratan igual que Se trata de un fenómeno distinto; el tipo de violencia que
los hombres. ejercen y el significado social de la misma es diferente
(Lorente, 2001) y además la violencia machista tiene
como fin el control y dominio de la mujer (Jacobson y
Gottman, 2001).

Los hombres que maltratan son Sólo en un 10% de los agresores existe enfermedad
enfermos mentales. mental. Lo que sí está demostrado es que tras el maltrato,
es la mujer la que puede padecer problemas
psicológicos.

El consumo de alcohol u otras Pueden actuar como desencadenantes o como excusas,


drogas es la causa de las pero no son la causa. Hay muchas personas que beben
conductas violentas. y toman drogas y no maltratan, y hay maltratadores que
ni beben ni consumen drogas.

Un hombre normal no maltrata La gran mayoría de maltratadores muestran un


comportamiento normalizado desde el punto de vista
social. La violencia de género es selectiva; muchos
hombres reaccionan de forma violenta porque ven
amenazada su masculinidad.

La violencia es algo innato para el La violencia se aprende a través de modelos familiares y


hombre. sociales. La mayoría de los que ejercen violencia sobre
la pareja no son violentos fuera del hogar. Además, se
pueden aprender formas no violentas de resolución de
conflictos.

SOBRE LAS MUJERES MALTRATADAS


A las mujeres que son maltratadas La conducta violenta es responsabilidad de quien la
les debe gustar, de lo contrario no ejerce. Lo que en realidad sienten las mujeres es miedo,
lo permitirían. indefensión, culpa, vergüenza, aislamiento,… y eso les
impide pedir ayuda.
Si una mujer ama y comprende El problema del maltratador no es la falta de cariño o
suficientemente a su pareja, comprensión. El que pueda cambiar no está en manos de
logrará que él cambie y deje de la mujer.
maltratarla.
Las víctimas del maltrato a veces La conducta violenta es únicamente responsabilidad de
lo buscan, lo provocan quien la ejerce. No hay ninguna “provocación” que
justifique una agresión.
Las mujeres que aguantan una Por un lado, muchas mujeres acaban con este tipo de
relación de maltrato deben estar relación (38% en dos años). Por otro lado, salir de ella es
locas un asunto complicado y a veces peligroso.
Cuando una mujer dice “NO” en Cuando una mujer dice NO quiere decir NO, nunca
realidad quiere decir SI significa un “a lo mejor” o un “quizás más tarde”.
Cuando una mujer se casa es Una mujer tiene todo el derecho a poner fi n a su
para siempre matrimonio si así lo decide, y más si está sufriendo
maltrato por parte de su pareja. La dignidad de la persona
está por encima de cualquier promesa de “amor eterno”.

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2. ¿POR QUÉ OCURRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO?

2.1. LA ESCALADA Y EL CICLO DE VIOLENCIA

La escalada de la violencia se define como un proceso paulatino y ascendente de etapas


en las que la intensidad y la frecuencia de las agresiones se va incrementando a medida que
pasa el tiempo.

Comienza con conductas de abuso psicológico bajo la apariencia y expresión de actitudes de


cuidado y protección pero que van reduciendo la seguridad y confianza de la mujer en sí misma
y su capacidad de reacción. Se trata de conductas restrictivas y controladoras, que van minando
su autonomía, a la vez que la sitúan en condiciones de dependencia y aislamiento. Habitualmente
estas conductas, que suelen ser la antesala del maltrato físico, no se perciben por parte de las
mujeres como agresivas, sino como manifestaciones del carácter de la pareja o de rasgos
masculinos por excelencia (rol dominante y protector a un tiempo), que se han interiorizado como
normales a través de los procesos de socialización.

El aumento progresivo de la violencia, hasta llegar a las agresiones físicas e incluso a la muerte,
puede extenderse a lo largo de un prolongado periodo de tiempo, durante el cual se incrementa
la pérdida de referencias, autoestima, seguridad personal, de manera que es difícil para la mujer
víctima percibir y entender el significado y la trascendencia del proceso en el que está inmersa,
así como el riesgo que corre.

El aumento progresivo de la violencia comienza desde la etapa de noviazgo, en que las muestras
“amorosas” están vinculadas casi siempre a una imagen de agrado y control por parte del
agresor.

Muerte
Violenta
Agresiones
Físicas
Agresiones
Verbales
Agresiones
Psicológicas

Paralelamente a la escalada de la violencia se produce el ciclo de la violencia, que refleja


el modo en el que agresor y víctima se comportan dentro de cada una de las etapas del proceso
violento. Leonor Walker, utilizando el modelo de la Teoría del aprendizaje Social, mantiene que
las mujeres maltratadas no pueden visualizar alternativas para salir de esta situación. El maltrato
se produce al principio de la relación y los intentos iniciales para cambiar la situación fracasan.
Fue la primera autora que habló del síndrome de la mujer maltratada.
La autora propone la existencia de 3 fases distintas que varían en tiempo e intensidad en el ciclo
de la violencia de género:

1. Acumulación de tensión: Se caracteriza por una escalada gradual de la tensión,


donde la hostilidad del hombre va en aumento sin motivo comprensible y aparente. Se
presenta como incidentes aislados e impredecibles de agresión menores que la mujer
cree que puede controlar. Se intensifica la violencia verbal y pueden aparecer los

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primeros indicios de violencia física. La tensión aumenta y se acumula. El agresor
presenta una conducta cada vez más absorbente que llega a aislar a la mujer,
despojándola de los recursos que le permiten abandonar a la pareja, respeto hacia sí
misma, orgullo, profesión, dinero o familia. La tensión seguirá aumentando
gradualmente, acumulándose hasta llegar a la siguiente fase. Duración: días, semanas,
meses o años.

2. Explosión o Agresión: Descarga incontrolable de las tensiones acumuladas en la


Fase I y que llevan a que se produzca un incidente agudo de agresión. Se producen las
agresiones físicas, psicológicas y sexuales. El grado de impacto de lo que ha ocurrido
llega a su punto máximo. En esta fase las mujeres suelen experimentar un estado de
colapso emocional (síntomas de indiferencia, depresión y sentimientos de impotencia).
Tienden a permanecer aisladas y pueden pasar varios días hasta que se decidan a
buscar ayuda. Es tras esta fase cuando la mujer suele denunciar o solicitar atención
profesional, si bien no lo hace inmediatamente después del incidente agudo de agresión,
a menos que requieran asistencia médica por la gravedad de las lesiones o daños.
Duración: de 2 a 24 horas.

3. Calma, reconciliación o luna de miel: En esta fase desaparece la violencia y


la tensión. El agresor manifiesta que se arrepiente y pide perdón a la mujer. Utiliza
estrategias de manipulación afectiva (regalos, caricias, disculpas, promesas) para evitar
que la relación se rompa. Este momento supone un refuerzo positivo para que la mujer
continúe la relación, llegando a creer que cambiará (esperanza de cambio). Todo esto
hace difícil que se mantenga su decisión de romper con la situación de violencia. Es una
fase bienvenida por ambos. Duración: más corta que la Fase I y más larga que la Fase
II.

La frecuencia con que se repite este ciclo y la peligrosidad de las agresiones aumenta a medida
que se avanza en la escalada de la violencia Por lo general, en la medida en que los
comportamientos violentos se van afianzando y ganando terreno, la fase de reconciliación tiende
a desaparecer quedando solo las fases de tensión y agresión. Es entonces cuando las mujeres
suelen plantearse con mayor frecuencia la separación y/o buscan ayuda y es también en ese
momento, cuando los episodios violentos se agravan, son cada vez más frecuentes y el riesgo
de muerte a manos de su agresor se incrementa.
Las etapas del ciclo se van repitiendo una y otra vez, disminuyendo el tiempo entre una y otra.
Pueden presentarse de forma regular o pueden estar separadas por diversos motivos. Pueden
aparecer temporalmente en la relación, al mes de estar conviviendo o después de varios años
de convivencia.

Sin embargo, aunque el ciclo de la violencia es muy frecuente en las relaciones de pareja donde
se da maltrato, no se observa en todos los casos.

Recientemente se ha descrito otra forma de relación violenta, la “forma moderada de violencia”,


más difícil de detectar, que se caracteriza por ser una situación de frustración y amenaza donde
sólo de forma ocasional aparece la agresión física.

2.2. ETIOLOGÍA DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Las explicaciones acerca de las causas que generan la violencia son muchas pero la base de
todas son la relación desigual entre hombres y mujeres y la existencia de una “Cultura de la
Violencia” como medio para resolver conflictos.

En el Informe Mundial sobre Violencia y Salud de la OMS (2002), se toma como referencia el
“Modelo Ecológico” de Heise para explicar el conjunto de causas que determinan la aparición
de la violencia. Este modelo permite el análisis de la interacción de diversos factores que

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intervienen en el comportamiento de las personas, aumentando o no el riesgo de desarrollar
comportamientos violentos, El modelo organiza estos factores en 4 niveles que interactúan:

1) Factores individuales: incluye aspectos biográficos (biológicos, psicológicos,


éticos, morales, historia de vida, etc.). Por ejemplo: historias de abuso y violencia en la
familia de origen, personalidad, nivel económico, nivel educativo, presencia de
discapacidad, trastornos psicopatológicos, padre ausente o que rechaza, adicciones,
interiorización de valores y roles tradicionales (superioridad del hombre e inferioridad de
la mujer), etc.

2) Factores relacionales: forma en que las personas se vinculan o se han vinculado,


principalmente en contextos íntimos o cercanos. Por ejemplo, conflictos conyugales,
familiares o en el entorno próximo, control de la economía y toma de decisiones por parte
del hombre de la familia, etc.

3) Factores Comunitarios: pobreza, estatus socioeconómico bajo, desempleo,


aislamiento social y familiar de las mujeres, formar parte de grupos violentos, etc.

4) Factores Sociales: algunas situaciones ancladas en la tradición donde las normas


y costumbres otorgan el control al hombre sobre la mujer, la aceptación de la violencia
como forma de resolver los conflictos, noción de masculinidad unida al dominio, honor o
agresión, roles de género rígidos, etc.

Estos factores no actúan por separado ni pueden explicar la violencia por sí solos; lo que se
plantea es un modelo multinivel en el que la interacción de factores que operan a distintos niveles
pueden favorecer la violencia o proteger frente a ella.

2.2.1. Teoría Ecológica (Dutton)


Este autor se centra en la causa por la cual los hombres llegan a maltratar a las mujeres y se
basa en el Modelo Ecológico de Brofenbrenner, un enfoque ambiental sobre el desarrollo del
individuo a través de los diferentes ambientes en los que se desenvuelve y que influyen en el
cambio en el desarrollo.

Para Dutton, el desarrollo individual está marcado por el aprendizaje y éste, a su vez, por el
macrosistema o sistema cultural en donde el sistema patriarcal contribuiría a generar la creencia
en los hombres de que sus deseos no deben ser criticados por la mujer. Por otra parte, para el
autor, también influyen el exosistema (ambiente) y el microsistema (relaciones familiares).

Según Dutton, la violencia hacia la mujer se explica por el sistema patriarcal que genera en los
hombres la actitud de superioridad ante los derechos de la mujer. El autor plantea que los factores
ontogenéticos (historia de aprendizaje individual de cada individuo) son los que determinan el
tipo de respuesta que la persona manifestará contra los estresores del microsistema y del
exosistema.

2.2.2. Modelo Interactivo de la Violencia Doméstica (Stith y Rosen)


Este modelo adopta una perspectiva multicausal e interactiva que explora los factores implicados
en la violencia doméstica. Entre ellos considera:
1) Factores Socioculturales: conjunto de valores y normas compartidos por las familias
de una misma comunidad y cultura. Los más relacionados con la violencia doméstica
son:
 Aceptación de la violencia
 Consideración del estatus subordinado de la mujer.
2) Factores de vulnerabilidad individuales y familiares: destacan:
 Experiencias de socialización (exposición de los hijos a violencia doméstica)

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 Características individuales (rasgos de personalidad violentos, comportamiento
posesivo y celoso, baja autoestima, carencia de recursos de afrontamiento,
adicciones, etc.)
 Características familiares (calidad de la relación de pareja).

3) Factores de estrés situacional:


 Estrés de tipo madurativo: ansiedad familiar que surge en los momentos de cambio
normativo en el ciclo vital y que, de manera inevitable, experimentan todas las
familias a lo largo del tiempo. En estos momentos de transición es cuando es mayor
el riesgo de aparición de conductas disfuncionales como la violencia doméstica.
 Estrés impredecible: cambios en la vida de una familia de carácter no normativo y
que incrementan el riesgo de violencia doméstica.
 Acontecimientos precipitadores inmediatos: conductas que lleva a cabo la víctima y
que, sin guardar relación con el comportamiento violento del agresor, son usadas por
él para justificar su agresión.
4) Recursos: capacidad de los individuos y las familias para satisfacer y enfrentar las
demandas de la vida cotidiana sin recurrir a conductas disfuncional. Abarca 3 categorías:
 Recursos personales: bienestar económico, nivel educativo, estado de salud física y
psicológica, características de personalidad, recursos psicológicos, etc.
 Recursos del sistema familiar: grado de cohesión grupal, capacidad de adaptación a
los cambios normativos y no normativos, calidad comunicacional y distribución del
poder, factores que van a determinar la manera en que la familia afronta el estrés y
las dificultades de manera adaptativa.
 Red social y apoyo disponibles en momentos de dificultad.

Este modelo evidencia cómo los valores socioculturales relacionados con la violencia y con los
roles sexuales, inciden en la génesis de la situación de riesgo de vulnerabilidad, en los factores
que generan estrés y en la disponibilidad de recursos, así como determina la concepción y la
percepción de la violencia.

2.2.3. Modelo Predictivo de la Violencia Doméstica (Stith y Farley)


Este modelo considera que los malos tratos llevados a cabo por el agresor son consecuencia de
una variable exógena (la experiencia de violencia conyugal durante la infancia en su familia
de origen) y de 5 variables endógenas: un alto nivel de estrés e insatisfacción marital, la
aprobación de la violencia como estrategia efectiva de resolución de conflictos, una actitud de
desigualdad ante los roles sexuales, un consumo abusivo de alcohol y un nivel bajo de
autoestima. La interacción de todas estas variables aumentará o disminuirá la probabilidad de
ocurrencia de la violencia doméstica.

Es importante señalar que no todas las relaciones establecidas teóricamente en este modelo se
confirman empíricamente, por lo que son necesarias futuras investigaciones que evalúen la
validez del mismo.

Por otra parte, son necesarios modelos que contemplen, además, los factores implicados en el
mantenimiento de la violencia, tanto desde el punto de vista del agresor, en cuyo repertorio
conductual se instaura la agresión como un comportamiento efectivo en la resolución de
conflictos, como desde el punto de vista de la víctima, concretamente en su decisión de continuar
o de abandonar definitivamente al agresor.

2.2.4. Modelo de los Mecanismos Psicológicos de la violencia en el


Hogar (Echeburúa y Fernández-Montalvo)
Echeburúa y Fernández-Montalvo (1998) proponen un modelo centrado en los mecanismos
psicológicos que llevan al agresor a maltratar, que contempla además factores familiares y
sociales implicados tanto en la génesis como en el mantenimiento de la violencia.

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Concretamente, sugieren que la conducta violenta en los hogares es el resultado de un estado
emocional intenso de ira, que interactúa con unas actitudes de hostilidad, un repertorio pobre de
conductas (déficit de habilidades de comunicación y de solución de problemas) y unos factores
precipitantes (situaciones de estrés, consumo abusivo de alcohol, celos, etc.), así como de la
percepción de vulnerabilidad de la víctima.
De manera más específica, estos autores señalan que en el desarrollo del comportamiento
violento estarían interviniendo los siguientes factores:

1) Actitud de hostilidad: que deriva concretamente de actitudes y sentimientos


negativos (de maldad, de venganza, de cinismo, etc.), desarrollados por una evaluación
negativa generalizada de las conductas de la pareja, que generan un impulso a hacer
daño. Esta actitud puede ser el resultado de estereotipos sexuales machistas, de la
percepción de indefensión de la víctima, de celos patológicos en el agresor y de la
creencia de que la violencia es una estrategia legítima para solucionar los problemas.

2) Un estado emocional de ira, que surge en el maltratador de forma descontrolada


y que está facilitado por la actitud de hostilidad y por pensamientos activadores
relacionados con recuerdos de situaciones negativas vividas en la relación de pareja o
con estímulos generadores de malestar ajenos a la pareja (dificultades laborales,
económicas, problemas en la educación de los hijos, etc.).

3) Factores precipitantes directos , como es el consumo abusivo de alcohol o


drogas, que en interacción con los problemas de la vida cotidiana contribuyen a la
aparición de las conductas violentas.

4) Repertorio pobre de conductas y trastornos de personalidad .


Concretamente, un déficit de habilidades de comunicación y de solución de problemas,
que impide un enfrentamiento adecuado de los conflictos. Además, otras alteraciones de
la personalidad, como suspicacia, celos, baja autoestima, o falta de empatía, entre otras,
agravarían aún más el problema.

5) Percepción de vulnerabilidad de la víctima que facilita que la ira del agresor


sea descargada contra ella y en un entorno en el que es más fácil ocultar lo sucedido.

6) Reforzamiento de las conductas violentas. Dado que la conducta violenta


serviría al agresor para obtener determinados objetivos, en especial, la actitud de
sumisión de la víctima, se instauraría en su repertorio comportamental como una
estrategia efectiva y rápida de conseguir lo que desea. De la misma manera, la conducta
sumisa de la víctima se vería también reforzada negativamente, al evitar con ella
consecuencias peores.

Teniendo presente estos factores, pondrán surgir dos conductas violentas: La violencia expresiva
que refleja frustración o ira y poco control de impulsos, de la que el agresor se suele arrepentir,
y la violencia instrumental como conducta agresiva planificada debido a un sentimiento profundo
de insatisfacción y que no genera culpa.
Los autores concluyen que sería el reforzamiento de las conductas violentas, junto con otras
variables, como la dependencia emocional y económica de la mujer, la presión social hacia la
víctima, el temor a la soledad, etc., los factores implicados en el mantenimiento de la violencia
doméstica en el tiempo.

2.2.5. Teoría feminista


Sostienen que la "violencia contra la mujer" es una consecuencia de la adquisición de la identidad
de "género", en la cual los varones son socializados para dominar y ejercer poder contra las
mujeres.
Según el planteamiento realizado por estos/estas investigadores/ras, la sociedad patriarcal
alberga a la "familia patriarcal", donde el padre es el proveedor económico y el símbolo de

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autoridad en el hogar. Es decir, postula que los procesos económicos, sociales e históricos se
desarrollan directa e indirectamente para mantener el orden patriarcal, tanto en el ámbito familiar
como social, concibiendo el patriarcado como una estructura social basada en una desigualdad
de poder, la cual subordina a la mujer.

Según esta teoría, la violencia ejercida contra la mujer se convierte en el mecanismo utilizado
para mantener esta situación de desigualdad y subordinación entre el hombre y la mujer.
Se trata de hombres tradicionalistas, que creen en los roles sexuales estereotipados, es decir,
en la supremacía del hombre y la inferioridad de la mujer. Creen que, como hombres tienen el
poder dentro del sistema familiar y desean mantenerlo, usando para ello la violencia física,
agresión sexual…

También relacionado con su modo de entender el estereotipo masculino, entenderían que la


mujer no es una persona, sino un ser inferior, una “cosa” a la que tienen que manejar y controlar.
Como parte de este control aparecerían los celos, el aislamiento social de su pareja, el
mantenerla en una situación de dependencia.

2.2.6. Otras Teorías

1. Teoría del aprendizaje Social (Bandura, 1987) considera que el maltrato a las
mujeres es una conducta aprendida que se adquiere a través de un modelo de
comportamiento aprendido mediante experiencias directas o la observación del
comportamiento de otras personas (imitación de modelos).

2. Teoría del intercambio (Gelles, 1983) plantea que un miembro de la familia será
violento si el coste de ser violento no sobrepasa los beneficios que se consiguen con la
violencia. El primer beneficio conseguido por los agresores es construirse una imagen de
duros, aumentado así su poder y control en la relación. Este hecho se ve incrementado por
las circunstancias en las que ocurre la violencia, ya que al producirse en un entorno privado,
carente de sanciones sociales, genera una situación propicia a la misma.

3. Teoría del estrés (Farrigton, 1986): la violencia de género se manifiesta cuando un


individuo se encuentra bajo una situación de estrés y carece de recursos personales y de
estrategias para mitigar su impacto. De este modo, la violencia doméstica ocurrirá cuando
un individuo se encuentre bajo estrés y carece de recursos ante el mismo.

4. Modelo GAM (General Aggresion Model, Anderson): subraya la asociación entre


cogniciones, afectos y estados emocionales, con la posibilidad de activar la memoria
semántica relacionada con la agresión. Los pensamientos hostiles, una alta activación o la
ira, pueden reducir los mecanismos de autocontrol o inhibición y realizar interpretaciones
negativas de situaciones ambiguas, resultando la agresión como acción intencionada o como
una acción impulsiva.

5. Modelo biopsicosocial: plantea que las personas se activan fisiológicamente en


función de diversos temas, por ejemplo, problemas familiares, laborales, etc. Una vez que
ciertos niveles de activación se ven superados, la agresión surge como una respuesta
automática. Las personas se diferenciarían en los umbrales de activación (bien por
personalidad, o por aspectos circunstanciales, como el consumo de alcohol) y en la forma
de actuar y controlar los procesos cognitivos en dicho estado (que se debe a aprendizaje,
historia, personalidad, etc).

6. Perspectiva Evolutiva: La violencia podría ser un método de disuasión para la


infidelidad, tanto por alejar al posible pretendiente como para mantener a la mujer en la
relación. Evolutivamente hablando, la infidelidad habría implicado un gran daño a la
reputación del hombre frente a otros, y consumir muchos recursos para mantener una
descendencia sin la carga genética del hombre. Así, la muerte de mujeres a manos de sus
maridos podría ser, evolutivamente hablando, “más beneficioso” para el varón que enfrentar
las consecuencias de la infidelidad.

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2.3. MANTENIMIENTO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Existe una serie de dificultades a las que se han de afrontar las mujeres para salir de la situación
de violencia en la que están inmersas. Algunas de ellas son: Creencias y valores propios
relacionados con la construcción social de género (mito de “amor romántico, responsabilidad de
la mujer en la pareja, etc.), la no percepción del maltrato, esperanza de que él cambie (Falacia
del Cambio), Dependencia Emocional del agresor, Sentimientos de inseguridad, vergüenza,
culpa, fracaso y baja autoestima, miedo a represalias del agresor, Desigualdad económica y
social, condiciones laborales inestables y discriminación en el empleo por razón de género,
Inaccesibilidad a los recursos y a las medidas de protección disponibles, Situación de
vulnerabilidad de algunas mujeres (inmigración, indigencia, discapacidad, vejez o infancia),
Condiciones sociales, culturales y/o étnicas en las que no se acepta la separación o el divorcio
y se teme el rechazo del grupo social o familiar.

2.3.1. Modelo de Persuasión coercitiva (Schein)


En la persuasión coercitiva la persona destinataria es física o psicológicamente sometida a
continuas situaciones de presión para su «desocialización» (Escudero).
El maltratador precisa de la víctima y ejerce un control continuo sobre ésta ejerciendo la violencia,
la cual es modulada a través de su impredictibilidad y el aislamiento. Dicha impredictibilidad
genera miedo y favorece la paralización de la mujer. Las descalificaciones, que actúan de forma
indefinida junto al maltrato impredecible, y en un contexto de aislamiento de referentes externos,
generan un estado de confusión de pensamientos y emociones.

Conforme el maltratador reitera los mensajes de descalificación, distorsiona la interpretación del


origen de la violencia y atribuye su causa original a la propia víctima, lo que favorece la
internalización de estos mensajes, destruyendo la identidad previa de la víctima (dañando su
identidad). El lavado de cerebro o luz de gas genera a su vez la aparición de nuevas
emociones, como la culpa, la vergüenza y la soledad. Estas emociones son catalizadoras y
potenciadoras del proceso que concluye en el mantenimiento y prolongación del maltrato.

Según este modelo, los sentimientos y las emociones tienen un papel importante en el
mantenimiento de la violencia (amor, sorpresa, miedo, culpa, vergüenza y soledad).
Boulette y Andersen (1985) describen diversas «estrategias coercitivas»:

1) Dominación: se da desde las primeras fases de la relación a través de actos psíquicos y


físicos, malinterpretados por la mujer bajo la representación de «hombre con carácter».
2) Aislamiento/aprisionamiento: produce una escalada del miedo y su mantenimiento.
3) Expresión contingente de «amor». Genera lealtad al agresor y autodenuncia, lo cual las
autoras lo asemejan al Síndrome de Estocolmo.
4) Promoción del sentimiento de incapacidad e indefensión.
5) Expresión patológica de celos.
6) Reforzamientos intermitentes: a través de comportamientos que generan esperanza y
exigencia de secreto.
Biderman elabora un catálogo de mecanismos de coerción que funcionarían como estrategias
coercitivas para conseguir el control completo sobre una persona:
1) Aislamiento: Con él se consigue hacer a la mujer dependiente del maltratador.
2) Monopolización de la percepción: El maltratador demanda atención mediante quejas y
órdenes. Así le hace creer que no le presta suficiente atención o que es incapaz. Intenta
promover en la mujer la introspección permanente y culposa para hacer las cosas
supuestamente bien, y la mujer acaba centrándose exclusivamente en lo que interesa al
maltratador. El cuestionamiento de las habilidades físicas y mentales de la mujer la
debilita para resistir la coerción.

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3) Amenazas: Cultivan la ansiedad y desesperación activando los mecanismos del miedo.
4) Indulgencia ocasional: Los maltratadores alternan las actitudes coercitivas con
momentos de bienestar y de reforzamiento positivo ante las conductas sumisas.
5) Demostración de omnipotencia: Con las demostraciones de omnipotencia se recuerda
que es alguien temible y que tiene el control. Refuerza la indefensión aprendida
demostrando la inutilidad de resistirse y oponerse, favoreciendo la completa sumisión.
 Degradación: Hace creer que es peor resistirse que ceder.

2.3.2. Teoría de los Procesos de Cambio


Este modelo se dirige hacia el análisis del comportamiento de la víctima, explicando desde dentro
hacia fuera lo que le ocurre a la mujer (desde los pensamientos, emociones y sentimientos hasta
las verbalizaciones de menos a más explícitas de otras personas). Este análisis es fundamental
para poder identificar la fase en la que se encuentra la víctima.
Cada etapa del ciclo de la violencia tiene relación directa con los períodos identificados en este
modelo, a la vez que definen los sentimientos que describe la persuasión coercitiva, estando los
3 modelos relacionados entre sí, y no siendo excluyentes, sino complementarios.

Las fases del modelo son:

1. Precontemplación: la mujer no reconoce la violencia como un problema, no tiene


conciencia de él. Puede ver la relación como normal y no tiene intención de hacer
cambios. Puede reaccionar de varias maneras: negar el maltrato, defender al
maltratador, autoculpabilizarse, culpabilizar a otras personas, minimizar el problema,
mostrar desesperanza, abandonar la relación con quien quiere ayudarla, etc.

2. Contemplación: la mujer comienza a intuir que tiene un grave problema. Comienza


una fase de concienciación, aunque no se plantea seriamente el cambio. Las
consecuencias psicológicas ya son evidentes (ansiedad, miedo, desilusión) y ya no hay
navegación del problema ni disculpa de los acontecimientos y la actitud de su pareja. La
mujer puede comenzar a expresar lo que ocurre y a evidenciar como afecta a su entorno,
haciendo participe a alguien de su entorno o a un profesional. Puede haber un
planteamiento serio de cambio.

3. Preparación: la mujer se compromete a actuar y piensa un plan. En esta fase la


mayoría de mujeres se informan sobre los recursos a su disposición, aunque un periodo
de reconciliación o de luna de miel bien trabajado por su pareja puede hacer que vuelva
al primer estadio, aspirando a que el hombre cambie.

4. Acción: la mujer confía sus problemas a alguien profesional y empieza a dar pasos
reales hacia el cambio: separación, búsqueda de empleo, retomar actividades pasadas
y abandonadas por la vida en pareja, iniciar un proceso de recuperación personal, etc.

 Mantenimiento: supone una reestructuración del entorno (evitar llamadas de la


pareja, no dejarse manipular por el entorno, evitar chantajes emocionales, etc.) y
acentuar los cambios ya conseguidos en la fase de acción. Es en esta fase cuando los
cambios se mantienen, al menos, durante más de 6 meses. Esta fase es la ideal y donde
difícilmente la mujer experimenta retrocesos, aunque las consecuencias a largo plazo en
la salud física, psicológica y social pueden seguir apareciendo. ceder.

2.3.3. Modelo de Karen Landenburger


Esta autora identificó cuatro fases que explican el proceso de entrar y eventualmente salir de una
relación abusiva. Lo identifica como un proceso gradual:

1. Fase de Apego o Entrega: abarca desde el inicio de la relación hasta el comienzo


del abuso. Los aspectos positivos prevalecen sobre los negativos. Las señales de alarma
se pasan por alto, justificando la conducta del agresor. En algún momento la mujer

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empieza a dudar sobre la normalidad de la situación y piensa en abandonar la relación
pero no hace planes para llevarlo a cabo.

2. Fase de Aguante: fase de resignación en la que la mujer siente que tiene que
ajustarse al abuso. Se valoran los aspectos positivos y se bloquean los negativos.
Modifica su propio comportamiento para alcanzar algún nivel de control. En parte se
siente culpable por el abuso e intenta de esconder su situación de los demás.

3. Fase de Desapego o Desenganche: la mujer empieza a darse cuenta de su


condición de mujer maltratada, lo que la lleva a buscar ayuda.

 Fase de recuperación: comprende desde el periodo de ajuste inicial hasta que la


mujer recuera el equilibrio de su vida. Normalmente la mujer pasa por un proceso de
duelo por la pérdida de la relación y una búsqueda de sentido de su vida. ceder.

2.3.4. Otras Teorías

1. Modelo Conceptual (Choice y Lanke, 1997): L as mujeres que sufren maltrato


deciden continuar o concluir la relación en función de la respuesta a dos preguntas:
¿Estaré mejor fuera de la relación? y ¿seré capaz de salir de ella con éxito? Si la mujer
maltratada responde negativamente a cualquiera de las dos preguntas, tenderá a
continuar dentro de la relación de pareja.

2. Teoría de los Coestes y Beneficios (Pfouts, 1978): a respuesta de


afrontamiento de la mujer maltratada vendría determinada por el análisis de los costes
y beneficios realizado por la mujer con respecto a permanecer o abandonar la relación
violenta. En una primera fase la mujer analiza todos aquellos beneficios que obtienen al
estar con su pareja tales como estabilidad económica, familia unida, etc., planteándose
en la segunda fase si logran compensar los costes generales de sufrir una situación de
violencia con presencia de daño emocional, humillaciones y demás tratos..

3. Teoría de la Trampa Psicológica (Strube, 1988): las mujeres maltratadas tienen


la esperanza de que cese el maltrato y creen que con más esfuerzo y tiempo pueden
lograr una relación de pareja armoniosa.

4. Teoría de la Unión Traumática y Modelo de la Intermitencia (Dutton y


Painter, 1981): Existe una unión traumática entre la pareja donde la persona de menos
poder necesita a la de más poder. Este ciclo de dependencia se repite y crea una relación
afectiva fuerte. Dutton y Painter creen que las mujeres maltratadas cuanto más maltrato
sufre, más minada se ve su autoestima, y esto puede hacer que sienta más necesidad
del maltratador, convirtiéndose en finalmente en interdependencia a través de conductas
de sumisión, lealtad y docilidad.

5. Teoría de la Indefensión Aprendida (Seligman): En todo este proceso cíclico la


mujer sufre lo que Seligman denominó indefensión aprendida, que permite explicar
muchos de los cambios psicológicos responsables del mantenimiento de la relación
violenta. Los acontecimientos violentos entremezclados con episodios de ternura y
arrepentimiento actúan como estímulo aversivo administrado al azar que, a largo plazo,
provocan en ella una falta de relación entre su comportamiento y las consecuencias del
mismo, por lo que queda paralizada y, posteriormente, ya en intervención, la lleva a
verbalizar que no sabía qué hacer, ni a qué se debía lo que ocurría.

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