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Hermenéutica Nº 2-3
I. Introducción
Una de las preocupaciones importantes de los pensadores (filósofos, juristas, teólogos, etc.), dentro
del campo de la ética o moral, ha sido siempre buscar CRITERIOS MORALES OBJETIVOS, es
decir, válidos para todos los hombres y para todos los tiempos, que sirvan a aquéllos para
discernir entre "LO BUENO Y LO MALO", entre "LO QUE SE DEBE HACER Y LO QUE SE
DEBE EVITAR", tanto en el plano individual como social. De hecho, el hombre necesita de
dichos criterios para "realizarse como persona" y yrbretodo para llevar a cabo una convivencia
humana en armonía, paz y fraternidad (1'. La convivencia humana, tan anhelada por el hombre,
resulta una realidad sumamente problemática. La historia del hombre a través del tiempo así lo
manifiesta. Ella constata que pennanentemente el hombre en vez de ser un hermano para el
hombre ha sido y es "un lobo para el hombre" (Horno homini lupus, Hobbes), más aún: un lobo
para una oveja, como lp demuestran las dolorosas guerras y las continuas injusticias contra
personas inocentes '2).
A lo largo de la historia, muchos han sido los criterios de moralidad que no pocos pensadores han
presentado a la humanidad. He aquí algunos de ellos: La conciencia, la razórila felicidad; la
naturaleza humana, el placer, la utilidad, las normas sociales, los sentimientos, el imperativo
categórico, el amor a Dios y al prójimo, etc.1').
En este trabajo nos referiremos solamente a la LEY NATURAL, criterio moral de larguísima
historia y de siempre vigente actualidad; especialmente dentro del ambiente católico.
La LEY NATURAL se denomina también derecho natural, derecho de gentes y ley moral.
Este artículo lo dividiremos en tres partes: En la primera, expondremos fundamentahnente la
doctrina de la Ley Natural en Santo Tomás de Aquino; en la segunda, presentaremos algunos
testimonios de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia sobre el tema; y finalmente,
daremos una breve reseña histórica sobre la doctrina del lusnaturalismo.
Los textos clásicos sobre la Ley natural son fundamentalmente los de la Carta de San Pablo a los
Romanos. Escuchémosle: "En verdad, cuando los paganos guiados por la razón natural, sin ley (sin
la ley judía) cumplen los preceptos de la Ley, ellos mismos, sin tener la ley (judía), son para sí
mismos ley. Y con esto muestran que los preceptos de la Ley están escritos en sus corazones, siendo
testigo su conciencia, y las sentencias con que entre sí unos y otros se acusan o se excusan". (2, 14-
16).
El otro texto de la misma carta a los Romanos es el siguiente: "Se trata del desconocimiento del Dios
verdadero por parte de los paganos, desconocimiento culpable, porque ellos lo podrían haber
conocido a través de las maravillas de la creación". Luego el Apóstol continúa: "Por esto Dios los
entregó a los deseos impuros de su corazón, con que deshonran sus propios cuerpos, pues trocaron la
verdad de Dios por la mentira y adoraron a la criatura en lugar de su Creador. Por lo cual, Dios los
entregó a las pasiones vergonzosas, pues las mujeres mudaron el uso natural en uso contra la
naturaleza e igualmente los varones, dejando el uso natural de la mujer, se abrazaron en la
concupiscencia de unos con otros". (Romanos I, 24-27). Estos pasajes bíblicos no necesitan
explicación.
En este trabajo citaremos solamente algunos documentos del Magisterio de la Iglesia que, a
nuestro juicio, son los más importantes.
El Concilio Vaticano II, en su Constitución Gaudium et Spes afirma: "El Concilio quiere recordar
ante todo la permanente vigencia del DERECHO NATURAL DE GENTES y sus principios
UNIVERSALES. La conciencia del género humano proclama con firmeza tales principios. Los que se
oponen deliberadamente a tales principios y órdenes que mandan tales actos son CRIMINALES, la
obediencia ciega no puede excusar a quienes las acatan" (Nº 79). Y en otro lugar escribe: "El hombre,
en la profundidad de su conciencia, descubre una ley que no se ha dado a sí mismo, sino que debe
obedecer y cuya voz resuena con claridad a los oídos del corazón cuando conviene, invitándole siempre
a amar y obrar el bien y evitar el mal: Haz esto, evita lo otro". (No 16, véase también los Nos. 26, 27, 51,
75.
Con respecto a la doctrina expuesta por el Concilio sobre la ley natural, es bueno tener presente
que ella es el fruto de una larga historia de la teología cat )ólica y de la doctrina social de la
Iglesia
(24
Por su parte, el Nuevo Código de Derecho Canónico defiende el derecho y el deber de la Iglesia
de proclamar y defender la dignidad de la persona humana. De este deber y de este derecho nos habla
claramente el canon N° 747. "Es misión de la Iglesia anunciar siempre y en todas partes los principios
morales, incluso sobre el orden social, y así emitir el juicio sobre cualquier realidad humana, dado
que lo exigen los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de las almas".
(Agosto, 1983). Cuando el mismo Derecho se refiere al matrimonio dice que esta institución es de
"indole natura ', esto es, que responde a la misma inclinación natural en el hombre. (Canon
1055).
La Sagrada Congregación para la Doctrina de la fe en su "Instrucción sobre el respeto de la vida
naciente y la dignidad de la procreación", dice que la procreación humana y la colaboración responsable de los
esposos de dar la vida deben realizarse "mediante los actos específicos y exclusivos de los esposos, de acuerdo
a las leyes inscritas en la naturaleza de sus personas y en su unión" (N° 5; véase también Gaudium et Spes
N222 y 51). La misma Sagrada Congregación, en una declaración acerca de ciertas cuestiones de
IV. El testimonio de los pensadores de la antiguedad