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Buenas Noticias

Sin duda, el resto de mi vida iba a ser un largo padecimiento. Lo supe en el instante
en que abrí el sobre con los últimos resultados médicos. Me invadió el olor a
lavandina mezclada con lavanda que suelen tener los hospitales, y el perfume a
limón de las sábanas y almohadas recién desinfectadas. La puntualidad en la que se
sirven las comidas. El silencio en los pasillos. El cuidado de las enfermeras. Malditos
resultados médicos. Volví a re leerlos para convencerme. No había error. Estaba
curado.

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