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RESUMEN

La determinación ambiental del sexo (ESD) está muy extendida en la naturaleza,

ocurriendo cuando un factor externo favorece a uno de los dos sexos, sin que los

embriones pueden elegir el ambiente (Bachtrog et al., 2014). Aunque hay muchos

tipos, parecen existir mecanismos de regulación epigenética comunes a la mayoría,

(Bachtrog et al., 2014; Ge, 2018; Piferrer, 2013). La metilación de algunos genes

clave parece ser esencial, como CYP19A1 (Ge, 2018; Piferrer 2013) o DMRT1 (Ge,

2018). Por otro lado, la transducción de los estímulos externos parece asociarse a

niveles intracelulares de especies reactivas de oxígeno (ROS) y Ca2+ (Castelli, 2020).

1. Determinación ambiental
1.1. Introducción
Una concepción común del sexo biológico es el ser un factor que está determinado por unos
mecanismos estrictos y que, forzosamente, permanece inalterado durante toda la vida de un
organismo (Bachtrog et al., 2014). No obstante, tanto en plantas como en diversos taxones
animales, tenemos una importante componente ambiental en la determinación del sexo, que
además puede volverse un factor muy lábil. Podemos entonces distinguir entre determinación
genética del sexo (GSD), cuando éste queda “fijado” en la fecundación, y ambiental (ESD), cuando
esto ocurre más adelante o varía durante la vida adulta en respuesta a estímulos externos de
naturaleza variable (Bachtrog et al., 2014; Korpelainen, 1990; Korpelainen, 1997). Encontramos
especies con determinación sexual ambiental en los taxones: Rotifera, Nematoda, Polychaeta,
Crustacea (Branchiopoda, Copepoda y Malacostraca), Insecta, Osteicthyes y Reptilia (Chelonia,
Crocodilia y, en menor parte, Squamata), además de Briophyta, Pteridophyta y Spermatophyta en
el caso de organismos vegetales (Korpelainen 1990; Korpelainen 1997). No obstante, deben tenerse
en cuenta dos cosas:

i) Primero, estas influencias ambientales siguen estando mediadas a nivel celular por
mecanismos génicos o factores citoplasmáticos susceptibles de ser heredados, por lo que
sigue habiendo una parte genética “invariable” (Korpelainen, 1990; Bachtrog et al., 2014).

ii) Y segundo, que un organismo presente ESD en lugar de GSD no implica indefectiblemente
ausencia de cromosomas sexuales, pues estos pueden eliminarse sólo en presencia de
ciertos estímulos. De hecho, muchas especies presentan ESD sólo a ciertas latitudes
(Korpelainen, 1990).
Si bien no se sabe cuál de los dos mecanismos, ESD o GSD, era el rasgo ancestral, el modelo más
extendido supone que la determinación ambiental es mantenida por selección en situaciones en las
que las condiciones favorecen a uno de los dos sexos, sin que los individuos pueden controlar en
qué tipo de ambiente se encuentran (Charnov & Bull, 1977; citado en Korpelainen, 1990). Además,
un dato importante es que en poblaciones de este tipo de organismos la proporción entre sexos
suele estar desplazada (predominan hembras sobre machos y viceversa) debido a la influencia de
los factores externos (Korpelainen, 1990). Como se destaca en Bachtrog et al. (2014), esto puede
tener consecuencias inesperadas para estas especies en un fututo, especialmente si tenemos en
cuenta el escenario de cambio climático que se avecina.

1.2. Factores relevantes


Los factores abióticos y bióticos que más comúnmente afectan a los organismos son los siguientes,
siendo éste un listado tremendamente superficial en comparación el conocimiento existente:

Abióticos
i) Temperatura, que es muy común en el caso de reptiles, pero también afecta a otros
organismos, como artrópodos o peces (Korpelainen, 1990).

ii) El fotoperiodo, que influye en rotíferos y artrópodos, entre otros (Korpelainen, 1990).

iii) La intensidad de la luz UV tiene un efecto en orquídeas dioicas como Catasetum viridiflavum,
encontrando pies femeninos en zonas más expuestas (Korpelainen, 1997).

iv) Salinidad.

v) pH.

Bióticos
i) Densidad poblacional, tanto en el medio libre como dentro de un organismo huésped.
Normalmente, una alta densidad provoca la diferenciación de un embrión a macho, pero a
hembra con baja, debido a la distinta disponibilidad de nutrientes (Korpelainen, 1990).

ii) La ESD en presencia de individuos del sexo opuesto ha sido muy estudiada. Dentro de esta
categoría se cuentan complejos estímulos sociales que dan lugar a ciclos de vida con
hermafroditismo secuencial (Korpelainen, 1990).
iii) En el caso de interacciones con microorganismos, el más conocido es Wolbachia, capaz de
esterilizar o “feminizar” machos de muchas especies de artrópodos (Bachtrog et al., 2014),
aunque hongos como Usticago también pueden afectar al sexo en angiospermas
(Korpelainen, 1997). Incluso, protozoos citoplasmáticos heredados por vía materna pueden
influir en la determinación sexual (Korpelainen, 1990).

1.3. Mecanismos celulares intervinientes


Transducción de los estímulos
Ahora bien, ¿cómo pueden traducirse esos estímulos externos, especialmente los de carácter
social, a una expresión génica concreta que lleve a la diferenciación de un sexo u otro? En algunos
casos, se cree que podrían ser sustancias químicas segregadas por uno de los dos sexos los que
llevasen a la diferenciación. En Bonellia, por ejemplo, una larva que se asiente sobre un sustrato
sin colonizar, generalmente, se diferenciará hacia hembra; no obstante, si la larva entra en contacto
con una hembra ya diferenciada, dará un macho. Se cree que, una vez se establece el contacto, la
hembra libera una cierta sustancia que induce la masculinización de la larva (Korpelainen, 1990).
Tenemos ejemplos similares en plantas: por ejemplo, los gametófitos hermafroditas de C. richardii
segregan unas hormonas que provocan que los gametófitos de su alrededor se desarrollen como
masculinos. Algo similar ocurre con ciertos briófitos (Korpelainen, 1997).

Pero, cuando tratamos con factores como temperatura, fotoperiodo o estímulos más complejos,
esta explicación no alcanza. En respuesta a esto, Castelli et al. (2020), en un trabajo sobre ESD en
vertebrados, propone en base a una serie de estudios previos las especies reactivas de oxígeno
(ROS) y los niveles intracelulares de Ca2+ como los mediadores que permiten la transducción de
dichos estímulos externos (abióticos y bióticos). Hay evidencias previas de que las ROS (producidas
en la mitocondria) pueden influenciar y modificar la conformación tridimensional de las proteínas y
los enlaces disulfuro que las mantienen unidas; por otro lado, las concentraciones de Ca2+ están
altamente reguladas a través de varios canales desde sus depósitos principales (el retículo y la
mitocondria), participando en varias cascadas de señalización y procesos celulares. Además, ya ha
sido establecida una relación clara entre el estado oxidativo celular, los niveles del catión y distintos
estímulos ambientales (incluso, se han detectado distintos niveles de ROS dependiendo de la
posición social en Thalassoma bifasciatum). Finalmente, teniendo en cuenta la variedad de especies
con ESD, este modelo resulta especialmente factible por lo conservado y extendido de estos
mecanismos en taxones muy diferentes entre sí.

Entonces, sabiendo que son intermediarios factibles entre los estímulos y la respuesta celular,
¿cuáles son las vías que permiten esta transmisión de la información?
i) Vía NF-κΒ: Primero que todo, esta vía está involucrada en numerosos procesos celulares
distintos, incluidos varios de determinación sexual, siendo influenciada directamente por
las ROS y Ca2+. Se ha demostrado que es afectada por la temperatura en el desarrollo
de A. sinensis y Chrysemys picta, y se sospecha en Danio rerio.

ii) Proteínas de shock térmico: Las situaciones térmicamente estresantes provocan la


elevación de los niveles de Ca2+ y ROS, induciendo además la expresión de distintos
factores de transcripción, como HSF1. En reptiles se ha identificado expresión diferencial
de HSPs durante el periodo de incubación.

iii) Mecanismos antioxidantes: En un estado de estrés oxidativo (es decir, demasiadas


ROS), el factor NRF2 viaja al núcleo, donde induce expresión de diversos genes como
respuesta. Además, tenemos interacciones con intermediarios de la vía NF-κΒ.

Respuestas génicas
Finalmente, en la célula tendremos mecanismos génicos que, como respuesta a esas cascadas de
señalización inducirán ESD. Estas respuestas serán procesos de splicing alternativo (Castelli et al.,
2020; Ge, 2018), así como modificaciones epigenéticas (Bachtrog et al., 2014; Ge, 2018; Piferrer,
2013). En el caso del splicing, se ha visto retención diferencial de intrones en función de la
temperatura en varios genes de la familia Jumonji; en concreto, en Jmjd3, que codifica para la
histona demetilasa KDM6B, y Jarid2, que regula la triple metilación en H3K27 (Castelli et al., 2020;
Ge 2018). Las modificaciones epigenéticas observadas son:

i) Metilación: Se ha comprobado que, en especies con ESD, hay alteración de los patrones de
metilación en loci relacionados con el sexo/desarrollo de las gónadas (Piferrer, 2013). Un
ejemplo lo vemos con el gen CYP19A1, que codifica para el enzima aromatasa, necesario
para producir estrógenos a partir de andrógenos y para la diferenciación de los ovarios (Ge,
2018; Piferrer, 2013). En machos, la metilación de este gen es el doble que en hembras,
inhibiendo la capacidad de factores como Foxl2 o Sf-1 de iniciar la transcripción. Además,
es un factor ampliamente influenciado por la temperatura; al exponer al embrión a
temperaturas altas, aumentaba la metilación (Piferrer, 2013).
El caso de CYP19A1 se estudió en varias especies de peces, pero los ya comentados
JMJD3 y JARID2 fueron estudiados por Ge (2018) con relación a la expresión del sexo en
Trachemys scripta. JMJD3 codifica para el enzima KDM6B, que elimina la modificación
H3K27me3 en el promotor de DMRT1, gene esencial en la determinación del sexo masculino
y permitiendo su expresión. En las especies de tortuga estudiadas, a 26ºC se transcribía
KDM6B en abundancia y se producía una mayoría de machos, pero predominaban las
hembras a 32ºC. La confirmación de este gen en ESD se puso de manifiesto con embriones
mutantes Kdm6b, que presentaban feminización tanto a 20 como a 32ºC. De igual manera,
la expresión artificial de DMRT1 a 32ºC masculinizaba las embriones. Otro estudio señala a
KDM6B en Alligator mississippiensis como responsable de la determinación sexual (Yatsu
et al., 2016; citado en Ge, 2018)

ii) Histonas: En este caso, se ha visto que el ambiente puede afectar mucho a las
modificaciones de las histonas (Ge, 2018; Piferrer, 2013). Éstas están especialmente
afectadas por elementos de la vía NF-κΒ, que cambia su metilación. Además, los factores
HSF1 y NRF2 se han comprobado que afectan a la apertura de la cromatina (Castelli, 2020).

iii) ncRNA: Se ha comprobado que, en función de la represión o no del gen CYP19A1, los
niveles de ciertos miRNAs era alterado, afectando a la determinación sexual (Piferrer, 2013).

BIBLIOGRAFÍA À LA HARVARD
- Bachtrog, D. et al., (2014) “Sex determination: why so many ways of doing it?” en PLOS
Biology [En línea]. Número 12, julio 2014, PLOS Biology disponible en:
https://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.1001899 [recuperado el
9 de noviembre de 2021].
- Castelli, M. A., et al. (2020) “Cellular calcium and redox regulation: the mediator of vertebrate
environmental sex determination?” en Biological reviews. Volumen 95, número 3, junio 2020,
pp. 680-695.
- Ge, C., (2018) “The histone demethylase KDM6B regulates temperature-dependent sex
determination in turtle species” en Science. Volumen 360, número 6389, mayo 2018, pp.
645-648.
- Korpelainen, H., (1990) “Sex ratios and conditions required for environmental sex
determination in animals” en Biological reviews. Volumen 65, número 2, mayo 1990, pp. 147-
184.
- Korpelainen, H., (1998) “Labile sex expression in plants” en Biological reviews. Volumen 73,
número 2, mayo 1998, pp. 157-180.
- Piferrer, F., (2013) “Epigenetics of sex determination and gonadogenesis” en Developmental
dynamics. Volumen 242, número 4, abril 2013, pp. 360-370.

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