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¡UN NEGOCIO QUE ENCIENDE MOTORES!!

EL ROBO DE VEHÍCULOS

Elaborado por: Loaeza Soria Miriam


Egresado de la Licenciatura en Derecho
Centro Universitario Interamericano, Plantel Ecatepec

La inseguridad hoy en día es lo más preocupante en esta y en diversas ciudades del país, aunque

se han implementado estrategias y creado organismos que combaten la delincuencia, existe un

delito muy frecuente, se trata del robo de vehículos, en México existen pocos estudios sobre la

geografía del robo de vehículos.

Para dar explicación al índice de robos de vehículos se hace uso de la teoría de la desorganización

social expuesta por Shaw y McKay, (1929, 1931 y 1942), dichos autores señalan que la atmosfera

general de la desorganización social está asociada con altas tasas de delincuencia, el bajo estatus

socioeconómico, la diferencia étnica y la movilidad residencial son identificados como factores

que entorpecen la organización social de la comunidad y que potencialmente se pueden

transformar en altas tasas de crimen y delincuencia; así como, la teoría de las actividades

rutinarias, elaborada por Cohen y Felson, (1979), que indica que las tendencias del delito están

relacionadas con los patrones de las actividades rutinarias y son definidas como “cualquier

actividad recurrente y prevaleciente que proporcionan a la población y a los individuos las

necesidades básicas, cualesquiera que sean sus orígenes biológicos o culturales”-

El robo de vehículos es un tipo de delito que da cuenta de las desigualdades sociales, puesto que

la mayor parte de las víctimas y victimarios sólo se topan en el hecho mismo; mientras unas

provienen de los sectores más ricos, los otros proceden de zonas marginales de la ciudad, es por

ello que se recomienda la implementación de políticas orientadas a la prevención situacional del

delito, como, el fomentar la denuncia de estos hechos para que una mayor proporción de los
mismos sea investigada y aumente la probabilidad de esclarecimiento, generar una guía para la

prevención situacional que incluya un diagnóstico sobre ciertos contextos de mayor riesgo

incorporando factores de vulnerabilidad asociados al entorno y a los hábitos de las personas,

reducir la oferta y mejorar la capacidad de fiscalización de las policías y del Servicio de Impuesto

Interno en zonas de alta compra y venta de artículos robados; especialmente, radios, retrovisores

y partes de los vehículos, reducir la demanda, realizando campañas de concienciación acerca de

los efectos nocivos de la compra de artículos robados, advirtiendo sobre las consecuencias que

tiene para la propia ciudadanía desde el punto de vista de las sanciones a que se ve expuesta,

persecución penal eficaz dado que en la mayor parte de los robos de vehículos no hay presencia

de testigos y de que pocos declaran conocer a quienes son responsables, se deben mejorar los

métodos de trabajo asociados a la investigación de estos hechos, generando protocolos y

estándares mínimos para recabar la información necesaria oportunamente.

Hay que introducir cambios legales para que se deje de pensar de manera popular “ladrón que

roba ladrón tiene mil años de perdón”, cabe destacar que el robo de vehículos es en gran medida

un delito urbano, en la gran mayoría de los casos los robos ocurren de noche, estando los

vehículos estacionados y sin testigos, ante el robo de un vehículo se debe reportar de forma

inmediata y posteriormente levantar un acta ante el Ministerio Público, mencionando datos como

el nombre del propietario de la unidad, marca, tipo, modelo, número de serie, placas y lugar del

robo, de allí que se hace imprescindible diseñar políticas para cada una de las fases del conjunto

del proceso y no sólo a su parte inicial , por ejemplo estrategias de vigilancia policial o alarmas,

es importante reconocer que al tratarse de un delito económico, éste debe ser enfrentado bajo la

lógica económica del mercado y no sólo policialmente.

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