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TESTAMENTO?
El término hebreo malák del Antiguo Testamento y el término griego ángelos del Nuevo
Testamento pueden, por lo general, traducirse “mensajero”, “enviado” o “embajador” cuando
se refieren a la tarea o la función. El mensajero puede ser humano en su naturaleza, como los
mensajeros de Jacob (Gn. 32:3, 6), los mensajeros de Juan el Bautista (Lc. 7:24), o los mensajeros
de Cristo (Lc. 9:52).
Con frecuencia, el mensajero es un ser no humano, sobrenatural o creado al que se suele referir
como un “ángel”
La expresión “ángel del Señor” solo aparece en el Antiguo Testamento, nunca en el Nuevo, y
alude a un enviado singular, único en su especie.
Incluso “el ángel del Señor” en Mateo 1:24 indica un ser angélico creado sin relevancia
extraordinaria ya que este texto usa el artículo definido que señala a Mateo 1:20, que dice “un
ángel del Señor”. En Hechos 7:30-35, Esteban cita Éxodo 3:1-10, que alude a la aparición
histórica del ángel a quien Isaías identifica como “el ángel de su faz” (Is. 63:9).
Con estas observaciones generales como antecedente, esta última pregunta exige una
respuesta: ¿Quién es el misterioso ángel del Antiguo Testamento?
(2) Melquisedec;
o (4) una cristofanía o juiofanía (del gr. juíos, “hijo” y fania, manifestacion, seria manifestacion
del Hijo), es decir, una aparición preencarnada del Señor Jesucristo en la tierra. Con el fin de
determinar cuáles de estas posibilidades es la identidad correcta, se deben presentar varias
líneas de evidencia bíblica.
El nombre hebreo para “ángel” (o “mensajero”) aparece unas 213 veces en el Antiguo
Testamento. En unos noventa usos aproximadamente, la mayoría en los libros históricos se
refiere al “ángel de Jehová”. En este sentido aparece por primera vez en Génesis 16:7 y continúa
hasta su uso final en Malaquías 3:1, y figura en dieciséis de los treinta y nueve libros del Antiguo
Testamento.
En otras ocasiones, solo se utiliza “ángel” y, entonces, la identidad no es tan segura (Dn. 3:28;
6:22). Con frecuencia, se tienen en mente a los mensajeros humanos (alrededor del cincuenta
por ciento de las veces).
Esta es la relacion de las veces que se menciona el “ángel de Jehová” en las Escrituras, el cual se
presento a las siguientes personas:
Moisés Éx. 3:1-7 (cf. Hch. 7:30-35); Éx. 12:23 (“el heridor”, cf. He. 11:28); Éx. 14:19-20 (cf. Nm.
20:16); Éx. 23:20-23 (cf. Is. 63:9)
Características de la divinidad
El “ángel de Jehová” exhibe cualidades que solo se pueden asociar con la deidad:
1. El “ángel de Jehová” reivindica una naturaleza divina (Éx. 3:2-5; Jue. 13:17-18).
63:9).
3. Las Escrituras equiparan al “ángel de Jehová” con el Señor (Jehová), incluso con Dios (Gn.
16:11-13; 22:9-18; 32:24-30; véanse Gn. 48:15- 16; Éx. 3:2-6; 13:21-22 [en comparación con
14:19]; 32:34; 33:2; Nm. 22:35 [en comparación con 23:5]; Jue. 6:11-16; 13:21-23; Os. 12:4).
4. A pesar de ello, el Señor (Jehová) y el “ángel de Jehová” no son la misma persona. Por ejemplo,
el Señor envía al ángel (Éx. 23:20-23). En otras ocasiones, el “ángel de Jehová” habla de Jehová
(Zac. 1:12), y Jehová le responde al ángel (Zac. 1:13).
5. El “ángel de Jehová” es el principal protector de Israel (Éx. 14:19-20; 23:20-23; Jos. 5:13-15;
Sal. 34:7; 35:5-6).
Identificación
1. Miguel:
El “ángel de Jehová” ha sido identificado por algunos como un ángel creado y especial, a quien
no se nombra en los anales bíblicos. En los escritos de los padres apostólicos (ca. 150 d.C.), se
identifica en ocasiones al “ángel de Jehová” como el arcángel Miguel. Comentaristas posteriores
siguieron ocasionalmente el ejemplo. Sin embargo, ningún ángel creado, aunque fuera un
arcángel, poseyó jamás los rasgos de la deidad observados con anterioridad en el registro
bíblico; la opción de que fuera un ángel debe descalificarse.
2. Melquisedec:
Una propuesta que no se encuentra con frecuencia sugiere que el “ángel de Jehová” del Antiguo
Testamento es el rey de Salem, Melquisedec (Gn. 14:18), el misterioso sumo sacerdote de cuyo
orden se dice que procede el Señor Jesucristo (Sal. 110:4; He. 5:6, 10; 6:20; 7:17). Esta idea
presupone que Melquisedec es el Cristo preencarnado, algo que se descarta con facilidad,
porque no hay pruebas bíblicas sustanciales que apoye esta idea.
Melquisedec, el histórico rey de Salem en la época de Abraham, no pudo haber sido Cristo, quien
más tarde se convirtió en sumo sacerdote según su propio orden.
3. Una Teofania :
Otra posibilidad podría ser que el “ángel de Jehová” sea una automanifestación del Señor
(Jehová) mismo, es decir, una verdadera teofanía. Aunque este planteamiento reconoce los
atributos divinos del ángel, no explica la evidencia de al menos dos personajes de muchos de los
relatos bíblicos —el “ángel de Jehová” y “el Señor”—, que está en perfecta armonía con la
composición trina de la Deidad (Dios Padre, Ef. 1:3-6; Dios Hijo, Ef. 1:7-12; y Dios Espíritu Santo,
Ef. 1:13-14).
4. Cristofania:
La única identificación del “ángel de Jehová” que satisface todas las características en el registro
bíblico es la aparición preencarnada (una cristofanía o juiofanía) de la segunda persona de la
Deidad trina, el eterno Hijo de Dios, el Señor Jesucristo. No es de sorprender, pues, que las
identificaciones más tempranas del “ángel de Jehová” fueran la de una Cristofanía.
El punto de vista del “Cristo preencarnado” del Antiguo Testamento encaja con precisión con la
explicación del Nuevo Testamento sobre el Hijo eterno de Dios, el Señor Jesucristo.
En primer lugar, al tomar el nombre de “Jehová” (Gn. 16:11-13; 22:9-18), el “ángel de Jehová”
afirma su cualidad de ser eterno. La eternidad era la aseveración misma del Señor Jesucristo (Jn.
1:1; 8:58; 17:5).
En segundo lugar, Cristo afirmó ser Dios, y las Escrituras declaran que en efecto Él es Dios (Jn.
1:1; 5:18; 10:33; 2 P. 1:1; 1 Jn. 5:20). Esta afirmación armoniza con la deidad del “ángel de
Jehová” (Éx. 3:2-6; Jue. 13:17-18).
En tercer lugar, al afirmar su deidad (Éx. 3:2-6; Jue. 13:17-18) y ser un individuo distinto a
“Jehová” (Éx. 23:20-23; Is. 6:1, 8 [con Jn. 12:41-42]; Zac. 1:12-13), el “ángel de Jehová” asevera
que más de una persona puede ser Dios. Solo Cristo, la segunda persona de la Deidad trina,
podría hacer una declaración así, que corresponde a la perfección con la trinidad de Dios (Mt.
28:19; Mr. 1:9-11; Jn. 15:26; 2 Co. 13:14).
Así, los atributos y las actividades del “ángel de Jehová” en el Antiguo Testamento son
perfectamente comparables a los del Cristo encarnado del Nuevo Testamento. En términos de
la eternidad, la deidad, la trinidad y la responsabilidad de Cristo, la evidencia bíblica confirma de
un modo abrumador que los episodios del “ángel de Jehová” en el AT involucraban de manera
incuestionable al Señor Jesucristo preencarnado