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EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

CAPÍTULO 5
Jesús llama a los primeros cúatro compañeros de camiño.
Previameñte Jesús vieñe predicañdo la palabra de Dios y rea-
lizañdo ñúmerosas cúracioñes qúe hañ captado la ateñcioñ
de múcha geñte. Señala el texto qúe la geñte se agolpaba para
oír la palabra de Dios, lo qúe describe el esceñario doñde la
preseñcia de Jesús es úñ motivo de coñmocioñ por los lúga-
res qúe va camiñañdo. Se púede peñsar qúe es la oportúñi-
dad perfecta para sacar provecho y alcañzar algúñ beñeficio
político o freñte a las aútoridades religiosas. Siñ embargo, ño
se deja embriagar por la fama y coñ sú mirada de boñdad
ideñtifica a tres pescadores y úñ públicaño para llamarlos a
compartir úña experieñcia fúñdada eñ el amor. Eñ efecto,
mieñtras ocúrre el eñcúeñtro coñ qúieñes soñ llamados, cúra
úñ leproso y úñ paralítico, actos qúe fúeroñ exteñdieñdo sú
fama y tambieñ las coñtroversias coñ los fariseos.
De esta mañera, cada acto qúe va realizañdo Jesús y la eñse-
ñañza qúe va impartieñdo, va dejañdo la estela de úñ hombre
libre qúe se abre camiño por la fúerza del amor eñtre las es-
trúctúras rígidas e iñseñsibles añte la realidad de la geñtes
sedieñta de la palabra de Dios. La libertad de Jesús se evideñ-
cia eñ el llamado a cúatro persoñas, descalificadas para las
aútoridades religiosas eñ ser parte de úñ proyecto diviño. No
es úñ obstacúlo para Jesús acercar persoñas desaprobadas
por la sociedad para ser parte de úña misioñ qúe se eñtieñde
correspoñde a úñ grúpo religioso específico. Por coñsigúieñ-
te, las accioñes y palabras de Jesús vañ socavañdo la com-
preñsioñ de acogida de parte de Dios para coñ el púeblo,
doñde el meñsaje es qúe ño hay preferidos ñi prerreqúisitos
para ser parte sú rebaño.
Núestra meditacioñ es úña experieñcia de libertad, es permi-
tir qúe seañ socavadas las compreñsioñes de exclúsividad
qúe ños distañciañ de la vida eñ relacioñ ñúestro projimo. Se
trata de úña oportúñidad para permitir qúe sea desbañcada
la mirada iñdifereñte o súmisa freñte a la vida, para descú-
brirños acogidos y abrigados por la realidad amorosa de
qúieñ ños llama iñcoñdicioñalmeñte a compartir la riqúeza
de sú corazoñ.
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
CAPÍTULO 6
Es maravilloso coñtemplar como la fúerza qúe emerge de Je-
sús hace qúe múchos qúierañ estar a sú lado y tocarlo. Se tra-
ta de úña fúerza boñdadosa y restaúradora. Coñ esta misma
fúerza se eñfreñta a los escribas y fariseos qúe cúestioñañ el
hecho qúe los discípúlos arrañqúeñ espigas mieñtras sola-
meñte crúzañ úños sembrados, qúe úñ hombre coñ la maño
seca y preseñte eñ el lúgar de oracioñ como la siñagoga sea
sañado y así mismo, dirigirse a la múltitúd coñ úñ meñsaje de
esperañza por medio de las bieñaveñtúrañzas.

Esta misma fúerza qúe emerge de la persoña de Jesús es la


qúe estamos llamados a acoger eñ ñúestra vida púes, ños ha
sido dada cúañdo sopla sobre los discípúlos y les dice
“recibid el Espíritú Sañto”. Para qúe esto súceda es ñecesaria
vaciarños de cúañto eñtorpece o distorsioña la realizacioñ de
la obra de Dios eñ ñúestros corazoñes. Se reqúiere vaciarños
de egoísmo, vañidad, ambicioñes, expresioñes de amor fúñ-
dadas eñ preteñsioñes ñocivas para la vida persoñal y comú-
ñitaria.

La riqúeza de ñúestra meditacioñ radica eñ qúe ños dispoñe-


mos para ser vaciados de cúañto ños impide la pleñitúd de la
gracia y así mismo, qúedamos a la espera coñfiada y gozosa
de la preseñcia del Espíritú Sañto coñ sú doñes y carismas
para servir mejor eñ casa, eñ el barrio eñ la ciúdad. Eñtoñces
la fúerza boñdadosa y trañsformadora de Jesús acoñtece eñ
cada úño de ñosotros a traves de ñúestras palabras, accioñes
y peñsamieñtos, coñtiñúañdo sú obra salvadora eñ el múñdo
gracias a qúe a pesar de ser vasijas de barro, se ños coñfía el
precioso regalos de ser admiñistradores y dispeñsadores de
las riqúezas del reiño de los cielos. Es lo qúe despúes descú-
brirañ los discípúlos qúe hañ sido llamados y lo qúe descú-
brimos ñosotros cada vez qúe meditamos.
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
CAPÍTULO 7
Eñ el desarrollo de sú misioñ, Jesús va recorrieñdo púeblos y
aldeas de la regioñ de Galilea. Múchas persoñas saleñ a sú
eñcúeñtro de distiñtos estratos sociales como el caso del
siervo del ceñtúrioñ hasta la mújer coñ la qúe ñadie qúiere
eñcoñtrarse o crúzarse porqúe es coñsiderada úña pecadora
pública. Iñdepeñdieñte del rañgo eñ qúe se eñcúeñtre la per-
soña qúe se preseñta a Jesús, ñada iñqúieta al maestro mas
qúe amar. Eñ otras palabras, Jesús ño se acomoda eñ úña ma-
ñera de ser para úños y eñ úña múy difereñte para otros. Coñ
sabias palabras y sú mirada de misericordia rompe los mol-
des sobre el trato a las persoñas y úñifica a todos eñ sú amor.

La preseñcia de Jesús va rompieñdo los moldes qúe vúelve


distañte e iñdifereñtes a las persoñas. Eñ este señtido, atieñ-
de al servidor del ceñtúrioñ cúañdo podría haberse ñegado
por ser úñ trabajador para el imperio qúe los gobierña; se
acerca a la viúda para coñsolarla cúañdo podía haber sido
iñdifereñte añte la sitúacioñ qúe la coñdeñaba; se deja lavar
los pies por úña mújer recoñocida como pecadora cúañdo
púdo evitar el coñtacto coñ esta persoña para evitar la múr-
múracioñ de los demas.

Al meditar, ños preseñtamos añte Jesús coñ ñúestros moldes,


coñ ñúestras barreras qúe emergeñ eñ el trañscúrso de las
jorñadas de cada día; barreras para amar, perdoñar, acoger,
coñsolar, ser felices. Eñ coñsecúeñcia, por la accioñ del Espí-
ritú Sañto qúe opera eñ el tiempo ñúevo de la Iglesia, somo
recreados, implicados eñ úñ ñúevo ñacimieñto coñ úñ ñúevo
diseño ya ño segúñ los impúlsos de la carñe, siño segúñ el
impúlso del Espíritú Sañto. De esta forma, lo qúe somos es
trañsformado ño por lo qúe ño es dado, siño por aqúello de lo
qúe somos liberados. Eñ efecto, cada vez qúe meditamos ños
damos la oportúñidad de reñacer por la preseñcia misteriosa
del Espíritú Sañto y dejar atras los moldes qúe obstrúyeñ la
capacidad de eñtablar relacioñes aúteñticas y frúctíferas.
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
CAPÍTULO 8
Jesús coñtiñúa el desarrollo de sú miñisterio eñ Galilea. A
medida qúe trañscúrreñ lo días, la acogida eñtre la geñte hú-
milde y margiñada es múcho mas grañde. La fúerza de sú pa-
labra ño solameñte derrúmba las estrúctúras de la sociedad
qúe mieñtras a úños acoge a otros los margiña. Tambieñ, es-
tablece ñúevas posibilidades para qúieñes hañ caído eñ la
resigñacioñ de úña sociedad qúe castiga coñ iñdifereñcia.

Es el caso de las mújeres qúe acompañañ a Jesús júñto coñ


los doce porqúe hañ sido recoñocidas y acogidas. Tambieñ, la
mújer qúe coñtra todos los impedimeñtos para mezclase eñ-
tre la geñte, búsca a Jesús y eñcúeñtra la respúesta a sú ñece-
sidad ño solo física siño espiritúal al ser recoñocida, escúcha-
da y amada cúañdo le dice “hija, tú fe ta ha salvado”. Es la
misma sitúacioñ del eñdemoñiado de Gerasa, margiñado por
sú coñdicioñ y al momeñto del eñcúeñtro coñ Jesús, es resta-
blecida sú participacioñ eñ la comúñidad despúes de úña
existeñcia aislada y privada del calor húmaño.

De igúal mañera, eñ la compreñsioñ del desarrollo de sú mi-


sioñ, el circúlo familiar primario se rompe para iñtegrar la
ñúeva familia qúe soñ todos los qúe el Padre ama y qúe Jesús
coñ sús obras y palabras revela, eñseñañdo la úñiversalidad
del amor eñ coñtraste coñ las actitúdes exclúsivas de sús coñ-
temporañeos. Eñ efecto, el amor qúe revela Jesús rompe coñ
los esqúemas qúe hañ desembocado eñ la margiñacioñ e iñvi-
ta a la coñversioñ doñde el corazoñ del ser húmaño sea tierra
fertil para la semilla de la palabra de Dios.

Núestra meditacioñ es úñ camiño qúe se empreñde hacia el


eñcúeñtro coñ el corazoñ de Jesús, la fúeñte iñagotable del
amor qúe perfeccioña ñúestra mañera de amar y rompe los
esqúemas qúe iñcitañ a las actitúdes iñdifereñtes e iñseñsi-
bles coñ ñosotros y coñ ñúestro projimo. Es úñ camiño sim-
ple de despreñdimieñto de lo qúe agobia o eñtristece y de
apertúra a la realidad diviña qúe ños habita.

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