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LIBRO DE SERMONES

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La vara poderosa de Dios
Texto Bíblico: Éxodo 4:1-2
“Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni
oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Y Jehová dijo: ¿Qué
es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara” (Éxodo 4:1-2).

Contexto
Mientras José todavía estaba vivo, los israelitas se establecieron en Gosén y
se multiplicaron en gran manera favorecidos por los faraones y por el pueblo de
Egipto. Pero después de la muerte de José, y con el paso del tiempo, la situación
llegó a un punto cuando los gobernantes de Egipto ya no recordaban a José, el
hijo de Jacob, o su familia.

Exodo 1:8-22
Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y

dijo a su pueblo:

He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que


nosotros.

Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y


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acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y


pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.

Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen


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con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y
Ramesés.

Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de


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manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.


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Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza,

y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en


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toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor.

Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se
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llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo:


Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo,
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matadlo; y si es hija, entonces viva.

Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de
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Egipto, sino que preservaron la vida a los niños.

Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis
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hecho esto, que habéis preservado la vida a los niños?

Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las mujeres hebreas no son


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como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes que la partera
venga a ellas.

Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en


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gran manera.
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Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias.

Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad al río a todo hijo
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que nazca, y a toda hija preservad la vida.

Aquí comienza el libro de Éxodo, con el sufrimiento


de los hijos de Israel en Egipto.

En el griego es donde encontramos el origen etimológico del término éxodo que


ahora nos ocupa. Exactamente procede de la palabra “éxodos”, que es fruto de la
unión de dos componentes claramente delimitados:
-El prefijo “ex-”, que puede traducirse como “hacia fuera”.
-El sustantivo “hodos”, que es sinónimo de “camino”.

Asimismo es interesante saber que esa palabra griega


derivó en el latín con la forma de “exodus” y así llegó al
castellano.
Se llama éxodo al destierro o el exilio de una comunidad.
Se establece el escenario para el nacimiento de
Moisés, quien fue suscitado por Dios para ser un salvador de su pueblo.

Éxodo 2

Nacimiento de Moisés
2   Un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví,
la que concibió, y dio a luz un hijo; y viéndole que era hermoso, le tuvo

escondido tres meses.

Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la


calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal


a la orilla del río.

Y una hermana suya se puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería.

Y la hija de Faraón descendió a lavarse al río, y paseándose sus doncellas


por la ribera del río, vio ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya
a que la tomase.

Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo


compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste.

Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón: ¿Iré a llamarte una nodriza


de las hebreas, para que te críe este niño?

Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fue la doncella, y llamó a la


madre del niño,

a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo


pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crió.

Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo


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prohijó, y le puso por nombre Moisés,  diciendo: Porque de las aguas lo


[a]

saqué. [b]
En esta vida podemos esperar enfrentar pruebas y todo tipo de desafíos,
pero también podemos sentirnos animados al saber que Dios oye el clamor de
su pueblo en todo lugar y en cualquier momento, e interviene en nuestro favor.

El nacimiento de Moisés, como también el cuidado de Dios por él en el


palacio de faraón, era parte de su plan salvador para Israel. El tiempo que
pasó en el desierto apacentando las ovejas y su educación en liderazgo, bajo la
instrucción de su suegro Jetro, fueron momentos importantes de aprendizaje
en la transición de Moisés de pastor de ovejas a líder de una nación.

Dios estaba en el control todo el tiempo, y para que Moisés recordara esa realidad,
le habló desde una zarza ardiente y le dio a conocer su misión especial: “Ven,
por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo,
los hijos de Israel” (Éxodo 3:10).

Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi
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pueblo, los hijos de Israel. (Éxodo 3:10).

El período de capacitación había pasado y ahora era tiempo de que Moisés regresara a Egipto y liderara a
los israelitas de la esclavitud a la libertad, a la tierra que Dios prometió a Abraham, Isaac
y Jacob y a todos sus descendientes.

Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en


Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus


angustias,

y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de


aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a
los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del
jebuseo. (Éxodo 3:7,8).

Esa era la herencia del Señor: “una tierra que fluye leche y miel” (Éxodo 3:8).

1. La vara de Moisés
En la zarza ardiente Dios dialogó con Moisés y le comunicó sus planes
de liberar a Israel con instrucciones bien claras. Aunque Dios ya había
establecido su plan, deseaba trabajar por medio de Moisés, su agente humano
y colaborador, para concretar su plan.
Éxodo 4  Reina-Valera 1960 (RVR1960)
4   Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni
oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová.

Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió:


Una vara.

Aunque
la vara del pastor les parezca común e insignificante a las personas no
familiarizadas con el cuidado de las ovejas, no debemos pasar por alto
algunos detalles importantes acerca de la vara en esta historia. Primero,
podemos suponer que esa vara era el cayado del pastor, una herramienta muy
importante para la seguridad y el apoyo del pastor y del rebaño; pero también
era un instrumento muy importante para controlar, guiar y rescatar a la oveja.

El le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y


Moisés huía de ella.

Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él


extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano.

Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el


Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.

Le dijo además Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano


en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la


nieve.

Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió a meter su mano en


su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí que se había vuelto como la
otra carne.

Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la primera


señal, creerán a la voz de la postrera.

Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las


aguas del río y las derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que
tomarás del río y se harán sangre en la tierra.
A pesar de la seguridad de la presencia y del poder de Dios demostrados
con la transformación de la vara en una serpiente y de nuevo en vara, Moisés
continuó objetando a Dios

Entonces dijo Moisés a Jehová: !!Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil
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palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el


habla y torpe de lengua.

Ahora Jehová respondió a esas objeciones…

Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al


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mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?


En esta parte del diálogo, Dios destaca nuevamente que él es el Dios
Creador, poderoso, que tiene la capacidad de hacer cualquier cosa que desee.
Si él creó la boca, entonces lo puede capacitar para hablar.
Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de
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hablar.
En respuesta a esas objeciones, Dios le dijo: “¿Quién dio la boca al hombre? o
¿quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora
pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar” (Éxodo
4:11, 12).

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Y él dijo: !!Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar.

Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu


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hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a


recibirte, y al verte se alegrará en su corazón.

Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu


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boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer.

Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás


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para él en lugar de Dios.


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Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales.
Esa vara le proporciona seguridad y ayuda a todo pastor en el campo abierto.
El segundo detalle tiene que ver con el poseedor de la vara. Esa era la
vara de Moisés; él la eligió, era su propiedad y posesión. Ese detalle es de
real importancia en este punto de la narración, y su significado queda claro
cuando Moisés finalmente aceptaría la dirección de Dios en su vida, y también al
avanzar en las aguas desconocidas de su futuro con el pueblo de Dios.

Solo después de
esa conversación directa de Dios y la promesa de que Aarón, su hermano, lo
acompañaría ante faraón, Moisés dijo sí.

No tenemos derecho de conocer cada detalle del plan de Dios para nuestra
vida, ese derecho le pertenece a él como Señor del universo. Nuestra parte en
la relación es la confianza de que él sabe lo que es mejor para nosotros. Así
como Moisés, Dios no nos llama a hacer algo para él sin primero proveernos
los recursos y los medios con los cuales cumplir sus propósitos en el mundo.
En el caso de Moisés, la vara era un pedazo de madera insignificante y común
de un pastor.

Esa fue la clave de la transición en la historia, porque desde ese momento


en adelante la vara que Moisés usaba como propiedad personal pasó a ser
una herramienta de Dios. Pero ese cambio de dueño solo se produjo cuando
Moisés estuvo dispuesto a permitir que Dios fuera Dios y permitirle asumir
el control de su vida. Esa conexión marcó la entrega de la vara de Moisés a
Dios. Ahora le pertenecía a Dios para usarla según sus propósitos.

Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a
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tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano.

(Éxodo 4:20).

Dios solo asumirá la dirección cuando estemos dispuestos a desistir. Mayordomía


cristiana es dar a Dios el derecho de gobernar y de asumir el control de nuestra
vida y de todo lo que tenemos.

3. La vara poderosa de Dios


El capítulo cinco de Éxodo presenta el relato de la visita de Moisés y
Aarón a faraón, y en esa visita usó la vara de Dios para realizar milagros,
para afirmar su mensaje y la autenticidad del llamado de Moisés y Aarón
como líderes de su pueblo. Pero faraón endureció su corazón. Con ese
acto de desafío, rechazó el gobierno de Dios como Señor del universo. Las
consecuencias de tal acto de desobediencia a Dios fueron inmediatas y
devastadoras, y la vara de Dios desempeñó su parte.

“Y Moisés y Aarón
hicieron como Jehová lo mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había
en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había
en el río se convirtieron en sangre” (Éxodo 7:20).

De ahí en adelante, de la primera a la décima plaga, la vara que significaba la presencia de Dios trajo
devastación y destrucción sobre la tierra y el pueblo de Egipto, incluyendo la
casa de faraón. Esa herramienta común de pastores, en la mano de Dios se
convierte en un arma poderosa y potente para servir a sus propósitos.

Sí, Dios es capaz de hacer cualquier cosa y usará cualquier cosa, hasta
las herramientas más simples, para la gloria de su nombre. La pregunta es:
¿Ustedes están dispuestos a ser usados por Dios? ¿Están dispuestos a ceder lo
que tengan en su mano y lo que poseen para cumplir los propósitos de Dios?
¿Están dispuestos a permitir que el Señor del universo asuma el control de
sus vidas y corazones?

Conclusión y Resumen
1. Dios está en el control del universo y él es el Señor de la vida. Todo
en el mundo, incluyendo nosotros, existe para servir a sus propósitos.

2. Dios conoce nuestras pruebas y sufrimientos y oye nuestro clamor por


liberación y rescate. Él es nuestro Salvador.

3. Como cristianos somos instrumentos de la gracia de Dios y él nos


usará si estamos dispuestos a ser usados por él. En verdad, él nos
capacitará para hacer lo que parece imposible y él recorrerá el camino
por nosotros.

4. No hay nada que sea demasiado insignificante o simple que Dios


no sea capaz de usar para su misión en la Tierra. Su voz, su mente,
su tiempo y sus habilidades personales pueden ser utilizados para el
servicio de Dios.

Romanos 8:28: 28 Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á
bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados.

Isaías 45:6-7: 6 Para que se sepa desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que
no hay más que yo, yo Jehová, y ninguno más que yo: 7 Que formo la luz y crío las
tinieblas, que hago la paz y crío el mal. Yo Jehová que hago todo esto.
Mateo 19:26: 26 Y mirándo los Jesús, les dijo: Para con los hombres imposible es esto,
mas para con Dios todo es posible.

Jeremías 29:11: 11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice
Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

Mateo 6:34: 34 Así que, no os congojéis por el día de mañana, que el día de mañana traerá
su fatiga: basta al día su afán.

Josué 1:9: 9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes,
porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres.

Efesios 1:11: 11 En él digo, en quien asimismo tuvimos suerte, habiendo sido


predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el consejo de su
voluntad

1 Crónicas 29:11: 11 Tuya es, oh Jehová, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la


victoria, y el honor, porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas.
Tuyo, oh Jehová, es el reino, y la altura sobre todos los que están por cabeza.

Isaías 55:8-11: 8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros


caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son
mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos. 10 Porque como desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve
allá, sino que harta la tierra, y la hace germinar y producir, y da simiente al que siembra, y
pan al que come, 11 Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá á mí vacía, antes
hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.

Isaías 45:7: 7 Que formo la luz y crío las tinieblas, que hago la paz y crío el mal. Yo Jehová
que hago todo esto.

Job 12:10: 10 En su mano está el alma de todo viviente, Y el espíritu de toda carne
humana.

Jeremías 10:6-10: 6 No hay semejante á tí, oh Jehová, grande tú, y grande tu nombre en
fortaleza. 7 ¿Quién no te temerá, oh Rey de las gentes? porque á tí compete ello, porque
entre todos los sabios de las gentes, y en todos sus reinos, no hay semejante á ti. 8 Y
todos se infatuarán, y entontecerán. Enseñanza de vanidades es el mismo leño. 9 Traerán
plata extendida de Tarsis, y oro de Uphaz, obrará el artífice, y las manos del fundidor,
vestiránlos de cárdeno y de púrpura: obra de peritos es todo. 10 Mas Jehová Dios es la
verdad, él es Dios vivo y Rey eterno: á su ira tiembla la tierra, y las gentes no pueden sufrir
su saña.

1 Corintios 10:13: 13 No os ha tomado tentación, sino humana: mas fiel es Dios, que no os
dejará ser tentados más de lo que podeís llevar, antes dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis aguantar.
Éxodo 9:16: 16 Y á la verdad yo te he puesto para declarar en ti mi potencia, y que mi
Nombre sea contado en toda la tierra.

Daniel 4:35: 35 Y todos los moradores de la tierra por nada son contados: y en el ejército
del cielo, y en los habitantes de la tierra, hace según su voluntad: ni hay quien estorbe su
mano, y le diga: ¿Qué haces?

Salmos 24:1: 24 Salmo de David. DE Jehová es la tierra y su plenitud, El mundo, y los que
en él habitan.

Mateo 10:29: 29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae
á tierra sin vuestro Padre.

Isaías 41:10: 10 No temas, que yo soy contigo, no desmayes, que yo soy tu Dios que te
esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Hebreos 2:8: 8 Todas las cosas sujetaste debajo de sus pies. Porque en cuanto le sujetó
todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto á él, mas aun no vemos que todas las cosas
le sean sujetas.

2 Crónicas 20:5-12: 5 Púsose entonces Josaphat en pie en la reunión de Judá y de


Jerusalem, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo, 6 Y dijo: Jehová Dios de
nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y te enseñoreas en todos los reinos de las
Gentes? ¿no está en tu mano tal fuerza y potencia, que no hay quien te resista? 7 Dios
nuestro, ¿no echaste tú los moradores de aquesta tierra delante de tu pueblo Israel, y la
diste á la simiente de Abraham tu amigo para siempre? 8 Y ellos han habitado en ella, y te
han edificado en ella santuario á tu nombre, diciendo: 9 Si mal viniere sobre nosotros, ó
espada de castigo, ó pestilencia, ó hambre, presentarnos hemos delante de esta casa, y
delante de ti, (porque tu nombre está en esta casa,) y de nuestras tribulaciones
clamaremos á ti, y tú nos oirás y salvarás. 10 Ahora pues, he aquí los hijos de Ammón y de
Moab, y los del monte de Seir, á la tierra de los cuales ni quisiste que pasase Israel cuando
venían de la tierra de Egipto, sino que se apartasen de ellos, y no los destruyesen, 11 He
aquí ellos nos dan el pago, viniendo á echarnos de tu heredad, que tú nos diste á poseer.
12 Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? porque en nosotros no hay fuerza contra tan
grande multitud que viene contra nosotros: no sabemos lo que hemos de hacer, mas á ti
volvemos nuestros ojos.

1 Corintios 14:33: 33 Porque Dios no es Dios de disensión, sino de paz, como en todas las
iglesias de los santos.

Josué 24:15: 15 Y si mal os parece servir á Jehová, escogeos hoy á quién sirváis, si á los
dioses á quienes siervieron vuestros padres, cuando estuvieron de esotra parte del río, ó á
los dioses de los Amorrheos en cuya tierra habitáis: que yo y mi casa serviremos á Jehová.

Génesis 50:20: 20 Vosotros pensasteis mal sobre mí, mas Dios lo encaminó á bien, para
hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida á mucho pueblo.

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