Está en la página 1de 3

"VENDRE OTRA VEZ"

Alguna vez escuché a alguien decir que el fin del mundo sería provocado por una guerra nuclear entre los
Estados Unidos y la Unión Soviética. Ya no existe la Unión Soviética, pero ahora también escucho decir
que el fin del mundo será por una catástrofe ecológica o quizás por el choque de un meteoro con la tierra.
¿Ha escuchado usted esto alguna vez? El tema del fin del mundo siempre ha llamado la atención de las
personas provocando cierta inquietud. Naturalmente si la vida no ha resultado ser satisfactoria para
alguien, al oír este tema sentirá indiferencia o deseos de que esto pronto suceda. Sin embargo para
muchas personas pensar en el fin del mundo es algo indeseable, ya que esto representaría el fin de su
vida sin llegar a alcanzar sus planes o bien cumplir anhelados sueños. Para dos jóvenes enamorados que
están haciendo serios planes de casamiento, soñando en tener una casa, en tener hijos etc., pensar en el
fin del mundo no es muy halagüeño. Así mismo para un joven universitario que ha gastado toda su vida
en la escuela y está ya a punto de ejercer su profesión, pensar en el fin del mundo no es nada agradable.
Un hombre de negocios que está realizando planes ambiciosos de expansión de su empresa con lo que
puede duplicar su dinero no pensará en esto.

Sin embargo Dios en su Palabra, la Biblia, habla continuamente del fin de este mundo. Y si Dios lo dice
es una realidad, aunque el hombre no lo acepte. ¿Qué dice la Biblia acerca de como será el fin del
mundo? Para contestar esta pregunta vale la pena remitirnos al mismo inicio de nuestro planeta.

Después de ser creado por Dios en seis días, el mundo se convirtió en la residencia del ser humano,
quien fue creado al final del sexto día. El mundo era perfecto en plenitud, lleno de posibilidades de
felicidad y superación para el ser humano, pues este era el plan de Dios para el hombre que acababa de
crear. En esos momentos no había posibilidad de pensar en un final, ¿porqué hacerlo? si todo era
maravilloso y en el plan de Dios no se contemplaba un final. Sin embargo la maravillosa capacidad de
elección que Dios le había otorgado al hombre podría cambiar el rumbo de las cosas. Y así fue. Adán y
Eva rechazaron por propia elección el mantenerse en ese mundo de perfección. Decidieron en contra de
Dios, decidieron en contra de sus planes, eligieron seguir sus propios caminos. (Gén.3) Pero Dios sabía
que siendo engañados por el diablo, habían elegido mal, pues ¿cómo cambiar la vida por la muerte?,
¿Cómo cambiar la felicidad por el sufrimiento?, ¿Cómo cambiar la perfección por enfermedad y
limitaciones?, ¿Cómo heredar esto para sus hijos? Entonces Dios dio una solución: Intercambiar muerte
por vida a todos aquellos que así lo eligieran. Aunque la herencia indicara que "como el pecado entró en
el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron" (Rom. 5:12) la solución de Dios fue que si "por la transgresión de uno muchos murieron,
la gracia y el don de Dios abundaron para muchos por la gracia de un sólo hombre, Jesucristo... Si por la
transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno
vino a todos los hombres la justificación que produce vida." (Rom.5:15,18)

Dios en su amor se entregaría a sí mismo en la persona de Jesucristo "para que todo aquel que en él
cree no se pierda, sino que tenga vida eterna"(Juan 3:16) A esto se referían las palabras que Dios
pronunció a la serpiente utilizada por el diablo para engañar a Eva: "Pondré enemistad entre ti y la mujer,
y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tu la herirás en el talón".(Gen. 3:15)
Aquí Dios anticipaba que un descendiente de mujer terminaría con la obra del pecado y por lo tanto se
restituiría la vida del hombre a su plan original. El cumplimiento de esa promesa se esperó por siglos y
parecía que no llegaría a cumplirse, sin embargo, Dios anunciaba constantemente su cumplimiento. Al
prometer a Abraham que aún en edad avanzada su esposa daría a luz más de una vez le dijo: "En tu
simiente serán benditas todas las naciones de la tierra…" (Gén. 22:18) Esto se refería sin duda a la
promesa de aquel que vendría para salvar al mundo. A Judá y posteriormente a David se les profetizó
que su reinado sería eterno y esto, por supuesto, se refería a su descendiente que sería llamado Rey de
reyes y Señor de señores. A través del profeta Isaías Dios seguía confirmando su promesa al registrar:
"Por tanto el Señor mismo os dará señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre
Emanuel ". (Isa.7:14) También sería profetizado el lugar en el que el Salvador nacería: "Pero tú, Belén
Efrata, tan pequeña entre las familias de Judá, de ti ha de salir el que será Señor en Israel; sus orígenes
se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad". (Miq. 5:2) Fue entonces que finalmente
"llegado el cumplimiento del tiempo", en aquel pesebre en la ciudad de Belén se cumplió la promesa
milenaria de que un descendiente de mujer traería salvación al mundo. Este evento que dividió la historia
y que ahora el mundo celebra como la Navidad es el cumplimiento de la promesa de la primera venida de
Cristo. ¿Porqué decimos primera?, ¿Hay más de una? Aunque la obra de la salvación requería la muerte
de Cristo en la cruz del Calvario, no se completaba con ello el retorno al plan original. Fue por eso que
Jesús anunció a sus discípulos: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la
casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues, a preparar lugar
para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mi mismo, para que donde
yo esté, vosotros también estéis".(Juan 14:1-3) Jesús anunció que regresará por segunda vez a esta
tierra y de acuerdo a lo que él dijo a sus discípulos, este evento está asociado estrechamente con el fin
de este mundo.(Mat. 24:1-3)

Vendré otra vez es una promesa que entraña profundas consecuencias. Esta promesa anuncia el fin de
este mundo, pero no el fin de la vida. Representa el fin de los proyectos mundanales, pero no del
desarrollo y superación del ser humano. Significa la culminación de ideales terrenales, mas no de los
sueños celestiales. Vendré otra vez, es una manifestación divina con el propósito de resolver para
siempre el problema humano: el pecado.

Para entender mejor el propósito de la segunda venida de Cristo vale la pena considerar su primera
venida. Las Escrituras nos dicen que Jesús no vino para arruinar sueños y planes, sino para darles un
exitoso cumplimiento (Luc.5:1-11), nos dicen que no vino para obstaculizar el desarrollo humano, sino
para fomentarlo (Mat.25:14-30). No vino para terminar con la vida, sino mas bien vino para brindarla en
plenitud (Jn.11:25-26). La Biblia nos dice que, en su segunda venida, Jesús vendrá para que el hombre
alcance sus más caros ideales en un mundo donde no será más perjudicado por la enfermedad y la
muerte, donde no llorará más lágrimas de amargura y dolor, ya que todo será hecho nuevo.(Apoc.21:1-5)
En otras palabras, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, el fin del mundo no significa el fin del hombre y
de sus anhelos, mas bien significa el fin del pecado y así el retorno al plan original que Dios siempre ha
deseado para sus hijos: eterna felicidad a su lado.

Apreciado amigo, ¿cree usted en esto? Después de todo, ¿para qué creer? Supongamos que Jesús no
cumpliera su promesa de regresar a este mundo, ¿qué pasaría conmigo que creo? tal vez me
desilusionaría por haber esperado sin alcanzar lo que anhelaba, y no pasará de allí. Pero, ¿qué pasaría si
alguien se empeña en no creer? Si la promesa no se cumple, pues no pasará nada, al igual que a mí,
pero ¿qué pasaría si se cumple?

Como seres humanos hemos aprendido a no creer en las promesas, a desconfiar de ellas. Casi todos
nos hemos sentido chasqueados por el incumplimiento de alguna promesa, ya sea por el pago de cierta
deuda, esperar un cambio de conducta en algún ser querido, e inclusive al mirar como nosotros mismos
en muchas ocasiones no hemos sido capaces de cumplir con nuestros propios votos por mejorar. Esto,
sin embargo, es normal en el ser humano, pero "Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre
para que se arrepienta. ¿Acaso dice y no hace? ¿Acaso promete y no cumple?" (Núm. 23:19)

¿Celebra usted la Navidad?… ¡Grandioso! Ya que al hacerlo está diciendo que cree en el cumplimiento
de la promesa de Jesús. La fiesta de Navidad es la celebración de la primera venida de Cristo a este
mundo y al participar de ella también recordamos la promesa: Vendré otra vez. Otra vez quiere decir que
existe un antecedente, es decir, que cumplió con su promesa de venir por primera vez. Otra vez quiere
decir que si cumplió una vez, la segunda vez también cumplirá. Otra vez quiere decir que si la primera fue
real, la segunda también lo será. Y esto fue precisamente lo que dijeron los ángeles a los apóstoles
cuando Jesús ascendió después de haber resucitado: "Mientras miraban fijamente cómo iba al cielo, se
pusieron junto a ellos dos varones vestidos de blanco, y les dijeron: "Galileos, ¿por qué quedáis mirando
al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de vosotros al cielo volverá del mismo modo en que lo
habéis visto ir al cielo". (Hech. 1:10-11) Los apóstoles estaban viendo con sus propios ojos que Jesús
ascendía y los ángeles enfatizaron que así mismo regresaría. De hecho, para los primeros cristianos la
seguridad de que Jesús cumpliría su promesa se manifestaba inclusive, en un saludo, utilizando la
palabra "Maranatha" que quiere decir "Nuestro Señor viene" o "El Señor viene".
Esta promesa ha sido para el cristianismo, a lo largo de la historia, su más sublime esperanza, y aunque
pareciera que su cumplimiento se ha retardado la Biblia nos recuerda que: "El Señor no demora en
cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que es paciente con nosotros, porque no quiere que
ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Ped.3:9). Está en usted, apreciado
amigo, considerar hoy esta maravillosa promesa del segundo advenimiento de Jesús, no olvidando el
preciso cumplimiento de su primera venida, y al atesorarla en su corazón poder empezar a gozar desde
hoy, una maravillosa eternidad.

Preparado por Ptr. David Paczka Adame

El Pastor David Paczka dirige actualmente


el distrito de Mixcoac en la Ciudad de México.
4 de Enero del 2000

También podría gustarte