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T1 Texto Acland
T1 Texto Acland
En la Primera parte hemos visto la lógica de la mediación, los motivos por los
cuales constituye un complemento útil a los pleitos y a los arbitrajes como medio
para resolver las disputas, y situaciones conflictivas en las que la mediación
resulta especialmente adecuada. Al referirme a la mediación admi- nistrativa he
señalado además las distintas formas en las que el conflicto puede resultar
creativo.
Dijo que estaban tratando de robar una revista. Los jóvenes alegaron que sólo
habían estado hojeando varias para encontrar la que deseaban, porque el dueño
estaba ocupado y no los atendía. Suponiendo que tanto el vendedor como los
clientes decían la verdad, ¿estamos en presencia de un verdadero conflicto?
¡Desde luego que si! ¿Si la gente se enfada, se pone violenta, amenaza, el
conflicto tiene que ser sin duda verdadero?
No. Porque si el vendedor hubiese entendido que los jóvenes estaban buscando
una revista para comprarla, y no para robarla, el alboroto nunca habría tenido
lugar. Sería mejor llamarlo un error o un malentendido que se produjo porque el
vendedor era corto de vista y los jóvenes no explicaron lo que estaban haciendo.
A pesar de todo, ese caso tenía otra dimensión. Los jóvenes eran negros, y el
vendedor, blanco. Detrás del simple asunto de la revista había estantes repletos
de percepciones y sensibilidades negras y blancas; y éstas, se basaran o no en
la realidad y la evidencia, estaban genuina y fuertemente presentes.
VER TODO EL ICEBERG
Llegar al fondo del conflicto es un proceso muy parecido. Cuando una situación
aparentemente trivial está generando más apasionamiento del justificado, se
puede tener la seguridad de que hay en juego factores encubiertos. Este es el
indicio que debe seguir el mediador: investigar más, sacar a la luz lo que
realmente está sucediendo.
Situaciones que son en apariencia triviales suelen agravarse porque la gente las
considera irrelevantes y no profundiza en sus causas. Un análisis más profundo
puede revelar un conflicto grave que está gestándose bajo la
superficie, que sólo revela su presencia con algunas ocasionales exhalaciones
de vapor.
Este libro se refiere a la solución de los verdaderos conflictos, pero vale la pena
examinar brevemente las causas y posibles soluciones de los conflictos que no
son reales, teniendo siempre presente la posibilidad de que oculten algo más
grave.
Comunicación equívoca
Percepción equivocada
Las percepciones son tan importantes en los conflictos como los hechos, los
sucesos o las palabras; incluso en varios aspectos son aún más importantes. Mi
comportamiento puede ser objetivamente honesto y correcto, pero si el otro no
lo percibe así es probable que interprete los hechos de tal forma que puedan
corroborar su opinión.
Una de las causas de los conflictos es el hecho de que la gente no acepte que
las percepciones reales o equivocadas de los demás tienen que tomarse en
serio. Los políticos occidentales nunca han tomado en serio las percepciones
soviéticas de la amenaza de Occidente porque los occidentales "sabemos" que
nunca invadiríamos la Unión Soviética. Pero las percepciones de los rusos han
estado siempre muy influidas por la pérdida de veinte millones de vidas en la
Segunda Guerra Mundial. Su manera de percibir las intenciones occidentales
puede ser "equivocada", pero no es por eso menos peligrosa. Debemos tomar
en serio las percepciones erróneas y hacer lo que podamos para cambiarlas.
Malentendidos
• Mala información.
• Supuestos no comprobados.
• Estereotipos.
• Expectativas no realistas.
• Rumores y conocimiento de oídas.
• Recuerdos, exactos e inexactos, de experiencias pasadas.
Los otros líderes de grupo eran duros trabajadores de la comunidad, que también
usaban vaqueros y chaquetas de cuero. No tenía que preocuparme por ellos.
A media jornada visité los distintos grupos. Los grupos de los trabajadores de la
comunidad eran un caos: no habían hecho ninguno de los ejercicios, los chicos
estaban aburridos, los líderes, impotentes e indiferentes. Agitado y temeroso, me
dirigí al salón donde estaba el gerente de banco.
Malentendido es el término que abarca todos los errores que cometemos cuando
no dedicamos el tiempo y la molestia necesaria a examinar nuestros propios
procesos de pensamiento. En el ejemplo anterior también me he dejado levar
por los estereotipos, el enfoque indiscriminado que nos alienta a hacer
afirmaciones del estilo de: "El problema de la industria son los gremios„, o "Todos
los maestros son bolcheviques encubiertos", o "Todos los empresarios son
egoístas ávidos de dinero", o "Los jóvenes negros que usan chaquetas de cuero
provocan problemas".
Como uno de mis instructores norteamericanos solía decir y repetir una y otra
vez: "Cuestionen sus suposiciones! Cuestionen sus suposiciones!". Una de las
tareas de los mediadores es no sólo cuestionar sus propias suposiciones, sino
también hacer que todas las partes del conflicto cuestionen las de ellos.
De ahí el valor que tienen las líneas de comunicación directas entre los
comandantes militares de ambos lados y los mediadores. Lo mismo sucede en
el mundo de los negocios, en los matrimonios, en el patio de recreos: la
consecuencia de la reacción ante un conflicto irreal puede llegar a provocar su
agravamiento, convirtiéndolo en real.
CONFLICTO INVENTADO
Los motivos que tiene la gente para generar conflictos con una intención
determinada pueden variar desde lo inofensivo hasta la maldad más absoluta. A
veces me ha resultado útil, en situaciones en que presidía una reunión, provocar
a los presentes para que discrepen entre ellos. Bajo la presión de la subsiguiente
discusión se les puede ocurrir toda clase de ideas útiles. Además, también
pueden llegar a comprenderse y respetarse más unos a otros. Esta utilización
del conflicto se ha examinado en el capítulo 6.
Si el mediador sospecha que una de las partes de una situación conflictiva está
buscando una confrontación por el puro placer de discutir, lo mejor que puede
hacer es encararlo con las partes. Es muy posible que no sean conscientes de
su propio comportamiento, y puede ser que retrocedan simplemente porque les
resulta difícil reconocer que existe la intención deliberada de destruir. La
sicopatología de esa conducta constituye un tema marginal de este libro, de
modo que sólo se menciona brevemente en un capítulo posterior.
Sumario de preguntas
8
MOTIVOS DEL CONFLICTO (2)
Por ejemplo, dos hijos que discuten por la propiedad de determinado mueble
antiguo que el padre, que acaba de fallecer, ha omitido especificar a quién de los
dos le correspondía:
(Es posible que les resulte difícil explicar por qué piensan así. Los dos pueden
decir que han tenido una predilección especial desde niños por ese objeto,
simboliza para ellos una época de sus vidas en la que se sentían seguros y
felices).
El territorio suele ser tan simbólico y psicológico como literal. También interviene
la estructura de su relación.
Este caso parece bastante simple, pero en la práctica siempre resulta difícil decir
donde empieza una de estas consideraciones y donde termina la siguiente.
En el ejemplo anterior:
• ¿Donde se encuentra el limite entre los diferentes motivos para desear poseer
la antigüedad?
• ¿Qué importancia tiene cada motivo?
• ¿Qué vale más, la antigüedad o la relación futura de los hermanos?
Para encontrar la repuesta a esta última pregunta, tal vez realmente haya que
profundizar mucho, y por ese motivo la importancia de las relaciones como fuente
de conflicto se examina por separado en el capítulo 9.
Separar las diversas causas constituye una parte esencial del análisis que
acompaña siempre a la mediación y la resolución de los conflictos. As! como los
zahoríes esperan pacientemente a que la horquilla vibre en su mano, los
mediadores tratan de determinar cuáles son las cosas que están realmente en
juego en un conflicto.
Los bienes en conflicto suelen ser muy evidentes porque se trata de cosas que
tienen, o representar, un valor material: dinero, tierra, propiedades, poder.
• Creencias religiosas.
• Ideologias políticas.
• Valores morales.
• Reputaciones personales.
• Categoria social pública.
Los principios abstractos pueden defenderse con tanto fervor como los bienes
físicos. En 1989, los fundamentalistas islámicos dictaron una sentencia de
muerte contra el escritor Salman Rushdie, porque creían que había insultado al
Islam. Los principios y los valores pueden ser, para los que los sostienen y la
mayoría de nosotros lo hacemos, aunque no siempre los reconocemos como
tales-, tan valiosos como las posesiones materiales o incluso como las amistades
y la familia. La historia está llena de personas que han muerto por sus creencias,
y que con frecuencia han sacrificado a otros con anterioridad.
Una causa frecuente de conflictos es que una de las partes perciba y evalúe un
principio abstracto sólo desde el punto de vista material, insultando sin
proponérselo a quienes le atribuyen una importancia religiosa o ideológica
fundamental. Mientras escribo estas líneas, me entero de que en una escuela de
Manchester han expulsado a dos alumnas musulmanas por llevar un
pañuelo en la cabeza, como exige su religión. Las reglas de la escuela dicen
simplemente que no se puede llevar la cabeza cubierta.
Esto no es tan cínico como parece. A veces sólo se trata de aplicar el sentido
común para reelaborar un principio que se ha vuelto obsoleto por las
circunstancias y la dinámica de cambios. Si no fuera así, todavía estaríamos
tirando al río a las mujeres chismosas como castigo, y ahorcando a los cazadores
furtivos.
Todos los principios imponen un precio a los que los sostienen. Al cambiar los
gastos, también pueden cambiar los principios. Pueden parecer inmutables al
comienzo de un conflicto. Por ejemplo, la intervención de Estados Unidos en
Vietnam se presentó como un capítulo de la lucha contra la expansión comunista,
una obligación absoluta. Pero tras anos de guerra, una gran pérdida de vidas y
un enorme daño al orgullo norteamericano y a su prestigio mundial, la guerra de
Vietnam fue abandonada. El precio era demasiado alto.
Los conflictos por principios suelen oscurecer, e incluso negar, los mismos
principios que supuestamente defienden. Los horrores perpetrados por los
cristianos en nombre de su fe suelen citarse como ejemplo. Generalmente es en
este tipo de conflictos cuando se afirma que el fin justifica los medios.
Tal vez sea ésta la razón de que la gente se vuelve muy cínica con respecto a
los principios (así como también con los políticos), y sospeche de quienes
alardear mucho de que están actuando de acuerdo cor una elevada moral, o por
principios religiosos. A veces parece que se trata de las personas que más
necesidad sienten de justificar sus actos, o que están luchando cor algún tipo de
inclinación interna que los induce a hacer las mismas cosas que condenan.
Las personas que han dedicado mucho tiempo a pensar en sus convicciones, y
lo han hecho en profundidad, suelen mostrarse reticentes a exhibir sus
creencias, y más aún a usarlas para ganar puntos en un debate. Tal vez se deba
a que, cuanto mayor sea la profundidad de nuestro análisis, mejor advertimos los
peligros de ser demasiado dogmáticos en cualquier aspecto.
Ahora bien, los principios pueden ser muy positivos y valiosos para los
mediadores, y también para quienes los sustentan. Cuando un conflicto parece
irresoluble, a veces las partes pueden llegar a una solución basada en la
aplicación de un principio pactado por el que puedan juzgarse sus intereses.
ADIVINAR EL TERRITORIO
Territorio y seguridad
Sumario de preguntas