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CLASIFICACIÓN Y CARACTERIZACIÓN DE LOS GÉNEROS

RADIOFÓNICOS DE FICCIÓN: LOS CONTENIDOS OLVIDADOS

Dra. Emma Rodero Antón


Universidad Pontificia de Salamanca
era@upsa.es

RESUMEN

En la actualidad, la radio se encuentra en un proceso de estancamiento que se manifiesta especialmente en


los contenidos y en la pobreza expresiva. Prácticamente, la programación radiofónica no ha cambiado en
veinte años: se mantienen los mismos formatos, contenidos e incluso los mismos presentadores. Se trata
entonces de una radio anclada en el pasado que no logra conectar con la audiencia más joven. Y así
comprobamos día a día en nuestras clases cómo los alumnos manifiestan esa apatía por un medio
radiofónico. Sólo cuando se les atrae hacia la radio pudiendo realizar productos más creativos es cuando
descubren sus posibilidades y se vuelven unos entusiastas. Buena parte de esos contenidos más creativos
se manifiestan en los géneros de ficción, géneros olvidados por la radio convencional pero quizá adecuados
para la radio en Internet o la radio digital. Por eso, esta ponencia busca clasificar y caracterizar unos
géneros que pueden convertirse en el enganche que atraiga de nuevo a los jóvenes hacia la radio.

1. JUSTIFICACIÓN.

Algo ha cambiado en la radio española, pero no para bien. Si analizamos la programación


radiofónica, la estructura de los programas, los contenidos, los usos y combinaciones de los
elementos del lenguaje radiofónico o las estrellas de las grandes cadenas nos daremos cuenta
de que todo resulta más bien familiar; familiar desde hace más o menos veinte años. Es ya pues
mucho tiempo sin observar un cambio sustancial, una renovación estructural en la radio
española. Mientras la sociedad de la información avanza, aparecen nuevos medios y la
audiencia modifica sus hábitos, la radio continúa ofreciendo los mismos contenidos ofertados de
la misma manera y con las mismas voces-estrella desde los años ochenta. Es como si el tiempo
se hubiera detenido para el medio y nos contemplara desde un pedestal, pero ahora ya desde
lejos.

La radio tradicional, sus programas, sus locutores, se ha quedado obsoleta, anclada en el


pasado, mientras la sociedad española y con ella los medios de comunicación tradicionales y de
nueva aparición continúan sus transformaciones, provocando que parezca incluso más vieja,
más antigua.

Pero algo sí ha cambiado en la radio española, aunque no para bien. Con la propia sociedad,
se ha transformado la audiencia, aunque no es un dato positivo. Los oyentes más jóvenes están
castigando a la radio escuchándola cada vez menos. Los niños y los jóvenes no se incorporan
como nueva audiencia o lo hacen cada vez en menor proporción a la radio temática musical
mientras los más jóvenes, aquellos que suponen un tramo de edad mayoritario en la radio, se
estacan en la radio temática y cada vez en menor medida se dejan seducir por la radio
generalista. Si el panorama no se invierte, poco a poco el transvase será mayor hasta alcanzar
una crisis que no pocos consideran lejana.

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Sin embargo, desde las facultades hemos comprobado cómo los alumnos se dejan seducir por
la radio cuando se les piden contenidos creativos. La ficción radiofónica se convierte así en un
poder de atracción de los jóvenes hacia el medio radiofónico. Nuestros estudiantes de
Comunicación comienzan a entusiasmarse con la radio, aún cuando reconocen que en principio
la habían descartado, gracias a este tipo de contenidos.

Al mismo tiempo, se abren nuevas posibilidades para la radio a través de Internet y de la radio
digital. Las nuevas condiciones tecnológicas que ofrecen estos medios exigen una radio de
calidad, fresca y ágil pero especialmente con nuevos contenidos. Si existe por un lado una
demanda de estos contenidos entre los jóvenes y al mismo tiempo unas plataformas en las que
puede tener cabida: ¿por qué no recuperar los géneros de ficción en la nueva radio? Como
afirma De Anda y Ramos, el radioteatro, la radionovela, el drama radiofónico, como otros
muchos elementos están ahí, latentes, esperando que despierte el gigante dormido (1997: 299).
Nosotros también esperamos que despierte ese gigante dormido y de ahí esta ponencia que
trata de clasificar y caracterizar unos géneros olvidados en la radio.

2. GÉNEROS RADIOFÓNICOS DE FICCIÓN.

Los géneros de ficción son aquellas estructuras radiofónicas que sustentan su materia prima en
la ficción y cuya función principal es el entretenimiento. Escribir, elaborar y producir cualquiera de
estos géneros requiere mayor destreza de la que en principio pudiera parecer. De hecho, son
varios los autores que consideran que es el género culmen por cuanto pone en juego todas las
estrategias de la narración, sea para radio o para televisión.

Elaborar un drama para televisión es la culminación en el aprendizaje de quien


pretende escribir para medios y es también la base para poder hacerlo en
cualquier otro formato. Ya sea un comercial de medio minuto a un documental
de dos horas, la estructura del guión se basa en los elementos del drama: la
exposición, el conflicto, la complicación, el clímax y la resolución (HILLIARD,
Robert, 2000: 345).

A continuación analizamos algunos de los aspectos que diferencian cada uno de los géneros
de ficción aún teniendo en cuenta que mantienen esa misma estructura. Pero antes debemos
entender que cada uno de ellos puede tener una finalidad cómica o dramática. Por tanto, cada
uno de los géneros de ficción puede adoptar una forma cómica, basada en el humor, o
dramática, basada en la tragedia. Todo dependerá de la historia seleccionada.

2.1. Géneros de monólogo. El cuento y el relato radiofónico.

Los géneros de monólogo dramáticos son el cuento y el relato como aquellas estructuras que
mayoritariamente emplean este estilo expresivo, aunque no quiere decir que sea el único.

2.1.1. El cuento radiofónico.

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Como bien define el DRAE, un cuento es una narración breve de ficción que, en nuestro caso,
adaptamos a la radio. Por tanto, para nosotros un cuento radiofónico es una narración muy breve
que mantiene una estructura sencilla y un tratamiento formal simple.

En primer lugar, un cuento es un relato muy breve. Por tanto, se trata de una historia de ficción
sencilla que no debe sobrepasar los cinco minutos de duración. Por eso, debemos limitar los
personajes, los escenarios y las acciones. Demasiados datos en poco tiempo pueden confundir
al oyente. Lo más adecuado entonces es mantener como máximo dos personajes protagonistas,
dos o tres escenarios y tan sólo una acción principal.

En segundo lugar, un cuento presenta una estructura sencilla. El planteamiento es muy breve,
entre treinta segundos y un minuto. El desarrollo se centra en una acción principal que transcurre
en unos tres/cuatro minutos y el cierre es también breve y no debería ir más allá de un minuto.

La trama es sencilla y no contiene subtramas que compliquen la acción principal. Las tramas
pueden ser tanto físicas como psicológicas pero suelen incluir una moraleja. Por otro lado, el tipo
de estructura narrativa más común es la cronológica. Son especialmente desaconsejables,
debido a la sencillez del cuento, aquellas que combinan dos historias: paralelas, incursivas...

La estructura expositiva más habitual se basa en el monólogo a través del cual un narrador
cuenta a una sola voz toda la historia. Pero algunos cuentos incluyen pequeñas dramatizaciones
que ayudan a seguir la acción. Estas dramatizaciones contribuyen a dotar de viveza al relato,
aunque no pueden ser excesivas ni demasiado extensas. Se realizan siempre en el desarrollo,
nunca en la entrada o el cierre. El tipo de narrador suele ser omnisciente, es decir, es ajeno a la
historia y la narra de manera impersonal.

Por último, el tratamiento formal del cuento es muy simple. Suele contar tan sólo con una
música narrativa que abre y cierra a modo de presentación y cierre. Pero también se puede
incluir algún tipo de música objetiva para subrayar acciones o bien subjetiva si la historia se basa
en una trama psicológica; pero nunca se debe abusar de este recurso debido al escaso tiempo
de exposición. En el caso de incluir dramatizaciones también se pueden introducir efectos
sonoros que las refuercen.

2.1.2. El relato radiofónico.

Un relato radiofónico es una narración de ficción más extensa que un cuento. Por tanto con
una estructura más compleja y un tratamiento formal más elaborado.

En primer lugar, un relato es una narración que puede alcanzar los quince minutos de duración
aunque su duración media debería rondar los diez minutos. Su mayor extensión nos permite
ampliar el número de personajes, escenarios y acciones. En este caso, podemos incluir hasta
cuatro personajes protagonistas, aunque lo ideal serían tres.

En cuanto a las acciones podemos ampliarlas hasta dos principales; más no sería conveniente,
porque a pesar de contar con más tiempo tampoco es demasiado en conjunto. Podemos jugar
con dos tipos distintos de sucesos que se superpongan y desarrollen en dos escenarios
diferentes.

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La estructura del relato amplía tanto el tiempo como la complejidad temática. El planteamiento
puede alcanzar el minuto y medio, el desarrollo barajando distintas acciones puede rondar los
siete minutos. El cierre es también breve y no debería ir más allá de un minuto.

La trama es más compleja y puede contener varias subtramas que compliquen la acción
principal. Pueden ser tanto físicas como psicológicas.

Como en el cuento, la estructura expositiva más habitual del relato se basa en el monólogo, a
través del cual un narrador cuenta a una sola voz toda la historia. Pero como el relato es más
amplio, resulta más recomendable incluir dramatizaciones que lo enriquezcan, lo conviertan en
más atractivo y susciten la identificación de los oyentes.

Contamos siempre con un narrador que introduce el tema y el conflicto y


pasamos al conocimiento directo de los personajes, para retomar la intervención
del narrador cuando sea necesario. Se trata, pues, de un discurso oscilante,
entre el showing y el telling, predominando uno u otro según el caso (Guarinos,
1999: 46).

Pero de la misma manera que en el cuento, siempre debemos introducir las dramatizaciones
en el desarrollo, nunca en la entrada o el cierre. El tipo de narrador suele ser omnisciente, es
decir, es ajeno a la historia y la narra de manera impersonal. Pero también el narrador puede ser
un personaje o un testigo. Además, se puede incluir más de un narrador para provocar una
mayor variedad tímbrica de voces.

Por último, el tratamiento formal del relato es un poco más elaborado. Suele contar también
con una música narrativa que abre y cierra el cuento a modo de presentación y cierre. Pero suele
ambientar su desarrollo con más músicas de carácter descriptivo, objetivo y subjetivo. En las
dramatizaciones también se incluyen efectos sonoros.

2.1.3. La radionovela.

La radionovela es el género de narración más amplio y complejo. Supone la narración de una


historia de ficción, generalmente de manera seriada. Por eso, algunos autores como Guarinos
(1999: 51) afirman que la radionovela no es más que un relato seriado. Mantiene por tanto todas
las características del relato si entendemos éste como uno de los capítulos de la radionovela. La
estructura y el tratamiento formal de cada uno de los episodios sería el mismo que el de este otro
género. Sin embargo, en la radionovela nos encontramos con una unidad superior que marca el
desarrollo de la historia general.

Efectivamente la propia esencia de la serialidad influye en la construcción de


cada episodio en particular. Cada uno de ellos presenta una dilatación de
conflictos frente a la condensación de acciones en el relato simple. Dichos
conflictos, además, se dejan sin concluir, o bien se resuelven pero en capítulos
siguientes se hace referencia a ellos contando con la competencia del receptor
oyente a la hora de entender lo que allí se presupone (Guarinos, 1999: 51).

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Por tanto, en la radionovela pueden coincidir varias tramas: una general que guía el desarrollo
de la acción principal y varias secundarias que actúan en el desarrollo de la acción en cada uno
de los episodios.

En este caso, el narrador sirve de nexo de unión entre los diferentes capítulos. Al comenzar
cada uno de ellos resume y pone en antecedentes al oyente sobre la situación acontecida en el
anterior episodio. A pesar de ello, los personajes sólo se presentan una vez, puesto que se trata
de que el oyente se familiarice con ellos, están fuertemente caracterizados con personalidades
muy definidas y los escenarios son siempre comunes. Y es que en la radionovela todo debe
resultar familiar para el oyente.

Sin duda, la radionovela fue uno de los géneros más exitosos en la radio española de los años
cincuenta y sesenta.

2.2. Géneros de diálogo. El sketch, la representación y el radioteatro.

Los géneros de diálogo son aquellos que se sustentan en este tipo de estilo expositivo. Por
tanto, todos ellos se basan en la interpretación.

2.2.1. Sketch.

Un sketch radiofónico es la representación de una historia de ficción breve en la que uno o


varios personajes viven una determinada realidad. Por tanto el género tiene una estructura
sencilla y un tratamiento formal poco elaborado sustentado en el estilo expresivo del diálogo.

En primer lugar, es una representación breve que no debe sobrepasar nunca los cinco
minutos. Una buena representación sencilla podría girar entorno a los tres minutos. Por tanto,
volvemos a la limitación del cuento en el que no debe haber demasiados personajes, uno o dos
principales como mucho, hay que limitar el número de escenarios y por supuesto de acciones.
Un sketch sólo debe contar con una acción principal.

La estructura del sketch debido a la reducción del tiempo impide la complejidad temática. El
planteamiento no debe sobrepasar de un minuto, el desarrollo rondaría los tres minutos como
máximo y el cierre es también breve y no debería ir más allá de un minuto.

La trama es obligatoriamente sencilla y no contiene subtramas que compliquen la acción


principal. Las tramas pueden ser tanto físicas como psicológicas.

La estructura expositiva más habitual se basa en el diálogo a través del cual la acción avanza
y reconocemos toda la historia. El diálogo es pues fundamental en el sketch. Puede ir, eso sí,
combinado con instantes de monólogo de los personajes aunque siempre limitados por sus
menores posibilidades para captar la atención del oyente.

Por último, el tratamiento formal del sketch no es muy elaborado. Suele basarse únicamente
en la sucesión de voces de los personajes y, sobre todo, en los efectos sonoros que ambientan
los escenarios y las acciones. Es imprescindible entonces seleccionar voces apropiadas que no

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sólo identifiquen perfectamente la personalidad de cada tipo representado sino que sean
impecables desde el punto de vista de la dramatización. Por tanto, buenos actores o intérpretes.

Un tipo de sketch muy habitual en la radio es la creación de uno o varios personajes que
cuentan sus vidas o anécdotas especialmente en los programas de entretenimiento o
magazines. Un ejemplo, ya histórico en la radio, fue la creación del personaje del señor
Casamajor. Desde entonces es uno de los recursos de ficción más empleados.

2.2.2. Representación.

Una representación radiofónica consiste en la dramatización de una historia de ficción con una
estructura más compleja y un tratamiento formal más elaborado que en el caso del sketch.

En primer lugar, una representación es una narración que puede alcanzar los quince minutos
de duración aunque su duración media se debería quedar en diez minutos. Su mayor extensión
nos permite ampliar el número de personajes, escenarios y acciones. En este caso, podemos
incluir hasta cuatro personajes protagonistas, aunque lo ideal serían tres.

En cuanto a las acciones podemos ampliarlas hasta dos principales. Podemos jugar con dos
tipos distintos de sucesos que se superpongan y desarrollen en dos escenarios diferentes.

La estructura de la interpretación amplía tanto el tiempo como la complejidad temática. El


planteamiento puede alcanzar el minuto y medio, el desarrollo barajando distintas acciones
puede rondar los siete minutos y el cierre es también breve y no debería ir más allá de un
minuto.

La trama es más compleja y puede contener varias subtramas que compliquen la acción
principal. Las tramas pueden ser tanto físicas como psicológicas.

Como en el sketch, la estructura expositiva más habitual de la interpretación se basa en el


diálogo sin perjuicio de que podamos encontrar monólogos. Por último, el tratamiento formal es
poco elaborado. Suele sustentarse en las voces de los personajes. Más que la música, los
protagonistas aquí son los efectos sonoros.

2.2.3. Radioteatro.

¿A quién no le gusta que le cuenten una historia amena, con buenas voces y
arropada por una música apropiada y unos efectos espaciales adecuados? Pues
eso es el radioteatro (VVAA, 1999: 57).

El radioteatro es el género del teatro trasladado a la radio, por tanto, el género de diálogo e
interpretación por antonomasia. Guarinos define el radioteatro de la siguiente manera:

Relato ficcional contenido en un único discurso con marcas de principio y final


donde bajo el predominio del showing o mostración, los personajes por sí solos,
por sus diálogos y sus actuaciones exponen la situación y hacen avanzar la
acción hasta la resolución de los conflictos, ayudados por la técnica del montaje
y el poder de otros radiosemas diferentes de la palabra –silencio, efectos y

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música-, así como por las diversas posibilidades técnicas de diversificación
espacial para marcar diversos planos especiales, diversas intensidades
expresivas, diversos momentos dramáticos, o diversos tiempos (Guarinos,1999:
32-33).

El radioteatro surge en principio de la representación de las obras teatrales en la radio,


después comienzan a adaptarse al medio radiofónico, por lo que ya se puede hablar de
radioteatro, y, por último, comienzan a escribirse obras directamente para la radio. Por tanto,
cuando nos referimos a radioteatro hablamos de obras originales escritas para el medio
radiofónico.

Mucho se ha escrito entonces sobre las menores posibilidades de la radio frente al teatro
debido a la ceguera del medio. Pero también han sido muchos los autores que han defendido las
ventajas de la radio frente a un teatro más falto de imaginación que este medio; por ejemplo,
Arnheim:

El drama es una sucesión de acontecimientos en el tiempo: contiene, por tanto,


acción, requiriendo la descripción de situaciones cuando resulte indispensable
para la comprensión. Esta labor la cumple mejor la radio que el teatro. El
cuadro, la barba y el puño puede que sean importantes para la comprensión,
pero también es posible que no sean indispensables. Puede que sólo sean
necesarios para dar mayor naturalidad a la escena teatral o cinematográfica,
para complacer a los ojos, pero su falta puede no tener un valor negativo. La
radio empieza con la silenciosa nada. Es la acción acústica, el argumento, lo
que produce su existencia (Arnheim,1980: 37).

Es evidente que el teatro radiofónico no es teatro escénico desde el momento en que la radio
presenta una serie de condicionamientos y características que no se dan en el teatro; el
principal: el hecho de ser un medio ciego. Pero como hemos visto, una cosa es mantener
características diferentes y otra muy distinta inferiores. El radioteatro cuenta con las mismas
posibilidades expresivas que el teatro escénico sólo que presentadas de manera diferente,
atendiendo a las características, sin duda, distintas de ambos medios.

Dejando a un lado ese debate, el radioteatro es la interpretación de una serie de personajes


que atraviesan un conjunto de situaciones complejas en distintos escenarios. Es el género más
amplio en duración, que incluso puede alcanzar la hora. Por eso, podemos ampliar los actores
implicados, pero tampoco demasiado para no confundir al oyente con una maraña de voces. En
todo caso, admite más personajes protagonistas y, sobre todo, secundarios, que la
representación.

En cuanto a las acciones podemos ampliarlas hasta cuatro principales. Podemos jugar con dos
o más tipos distintos de sucesos que se superpongan y desarrollen en escenarios diferentes.

La estructura del relato amplía tanto el tiempo como la complejidad temática. El planteamiento
puede alcanzar hasta los quince minutos, el desarrollo barajando distintas acciones puede
rondar los cuarenta minutos y el cierre es el más breve en torno a cinco o diez minutos.

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La trama es más compleja y va a contener varias subtramas que compliquen la acción
principal. Las tramas pueden ser tanto físicas como psicológicas.

La estructura expositiva se basa en el diálogo y no existe narrador. Es una de las condiciones


que diferencia al género de otros como la radionovela. En este sentido, estamos en plena
consonancia con las tesis de Guarinos:

Mantenemos que desde el momento en que algún narrador incurriera en el


discurso, ya fuera homodiegético o heterodiegético, se destruiría la esencia del
drama radiofónico y se construiría la esencia de la narración radiofónica en su
forma más pura, llámese relato o radionovela o serial (1999: 33).

Por tanto, no existe narrador en el radioteatro y son los personajes los únicos que actúan.
Conocemos entonces lo que ocurre y a los personajes gracias al diálogo que una vez más
vuelve a ser determinante.

El empleo del diálogo para describir situaciones en lugar del empleo de la figura
del narrador aporta a nuestra adaptación numerosas ventajas. El diálogo es un
modo de caracterización: mueve la historia hacia delante; comunica datos y
hechos al espectador. Caracteriza interna y externamente al personaje.
Establece las relaciones entre los personajes. Hace que los personajes sean
naturales, reales y espontáneos; explicita los conflictos de la historia y los
personajes. Comenta las acciones (Barea y Montalvillo, 1992: 83-84).

El diálogo no sólo ejerce entonces una función narradora sino también descriptiva. En este
sentido, recoge Balsebre (1994: 178) que fue en 1936 cuando el responsable del departamento
dramático de Radio Polonia, Marynowski, suprimió el uso de la figura del narrador en todas las
obras de radioteatro.

Por último, el tratamiento formal del radioteatro es el más elaborado. Introduce música en sus
distintas funciones, efectos sonoros y silencios con significado expresivo. De hecho afirma
Guarinos que aunque es usado en otros lugares del continuum radiofónico, el silencio es
connatural al teatro y también al teatro radiofónico (1999: 43). Pero lo más importante sigue
siendo la palabra, es decir, la voz de los personajes:

Las voces, como constructoras de personajes, en teatro radiofónico son


cuidadas al máximo, mucho más que en cualquier otro programa no ficcional (...)
La voz es el cuerpo de los actores radiofónicos y, en este sentido, es mucho
más importante y se mira por ella en teatro radiofónico que en teatro escénico,
donde las cualidades interpretativas o el físico completo o la notoriedad del actor
quedan por encima del color de su voz, que a veces hasta puede no ser la
adecuada para ese personaje si se interpreta sólo con ella (Guarinos, 1999: 38).

La selección del cuadro de actores es pues una de las tareas más relevantes a la hora de
representar el radioteatro.

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Otro elemento que aparece en el radioteatro generalmente tanto al principio como al final son
los títulos de crédito con los nombres de todos los organizadores y participantes en la obra
radiofónica. Suele hacerse con fondo musical y lo ideal es narrarlo a dos voces.

El radioteatro, como también la radionovela, puede ser seriado, es decir, fraccionado y ofrecido
por capítulos de menor duración. Sin embargo, no suele ser lo habitual. Esta característica es
más propia de la radionovela.

2.3. Géneros mixtos: Adaptación literaria y recreación.

2.3.1. Adaptación literaria.

La adaptación literaria es un género mixto, ya que se trata de amoldar una obra literaria a las
peculiaridades de la radio y esa obra literaria puede ser desde un cuento hasta una novela o una
obra de teatro. Por tanto, su particularidad se encuentra en que no es una obra radiofónica
original sino que tiene su fuente en una obra literaria del tipo que sea. Pero al margen de esta
premisa, tanto la duración, como la estructura o el tratamiento formal resulta similar al género
que adapta.

Recogemos en todo caso algunos consejos de Egil Törnqvist (1991: 14-15) para adaptar una
obra de teatro a la radio y los ampliamos a otros géneros:

• Una obra larga de teatro debe ser reducida para radio, no debe exceder la hora y media
de duración.

• La división entre escenas debe ser marcada por transiciones musicales que a veces son
tan rápidas que no se nota que están.

• El problema de la selección de voces y la concentración en unas voces hace obligado


eliminar personajes secundarios para no perder al oyente en una confusión de voces
indistinguibles unas de otras.

• A los personajes que se mantienen en silencio en teatro, y que pueden ser vistos, debe
añadírseles en radio alguna frase para que el oyente no se olvide de que continúan
estando allí.

• La información contenida en las acotaciones sobre gestos o movimientos de los


personajes y sobre decorados deben ser incluidas en los diálogos o bien incorporarlas
en la voz de una narrador. De la misma opinión son Barea y Montalvillo cuando afirman:

En nuestra adaptación para la radio tenemos que traducir. Por eso lo más fácil es
acudir a un narrador que describa los andares y la presencia del personaje en
cuestión. O simplemente se dedique a leer las acotaciones que el autor dramático
ha escrito al comienzo de la escena. Añadir frases que aunque no estén en el
texto original nos sitúen o creen el ambiente pretendido por su autor (1992: 83).

Esto si se trata de una radionovela, en el caso del radioteatro, coincidimos con Guarinos en
que existen diálogos explicativos, ese diálogo que utilizan los propios personajes para describir si

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otro personaje entra o si lleva un arma en la mano o si paseando acaban de llegar al portal
donde tenían previsto, la misma función del diálogo que se recomienda también usar para estos
casos, en los que el texto radiofónico debe superar la limitación de la ceguera del oyente (1999:
33).

En definitiva, podemos aplicar las mismas normas de estilo y tratamiento que a cualquiera de
los géneros vistos anteriormente en función de su origen.

2.3.2. La recreación.

La recreación consiste en recoger un suceso real bien sea de actualidad o histórico y recrearlo
radiofónicamente. Antiguamente recibía el nombre de fantasía radiofónica (VVAA, 1999: 57). La
recreación puede adoptar forma de radionovela o relato, es decir, con un narrador, o bien forma
de radioteatro o representación. Por eso, la recreación es un género mixto.

El contenido es una mezcla de datos reales, fuente y origen del contenido, y datos ficticios,
fruto del proceso de adaptación a la radio. Sus características estructurales y formales serán las
mismas que el género al que se adapta: radioteatro o radionovela.

3. CONCLUSIÓN.

Como hemos comprobado, existen pues variadas formas de ofrecer los contenidos
radiofónicos de ficción, si bien no descubrimos hoy por hoy ninguna en la radio. Son los mismos
jóvenes desde las facultades desde donde las demandan. La esperanza para ellos y para
recuperar buena parte de la magia de la radio se encuentra entonces en la radio digital o en la
radio en Internet. Eso esperan al menos nuestros estudiantes para poder hacer la radio que les
entusiasma.

4. BIBLIOGRAFÍA

ARNHEIM, R.(1980): Estética radiofónica, Gustavo Gili, Barcelona.


BALSEBRE, A. (1994): El lenguaje radiofónico. Cátedra, Madrid.
BAREA, P.(1994): La estirpe de Sautier. La época dorada de la radionovela en España (1924-
1964). El País Aguilar, Madrid.
-y MONTALVILLO, R. (1992): Radio: redacción y guiones. Universidad del País Vasco,
Bilbao.
-(2000): Teatro de los sonidos, sonidos del teatro. Universidad del País Vasco, Bilbao.
DE ANDA Y RAMOS, F. (1997): La radio. El despertar del gigante. Trillas, México.
GALLEGO, F. (2001): Aprender a generar ideas. Innovar mediante la creatividad. Paidos,
Barcelona.
GUARINOS, V. (1999): Géneros ficcionales radiofónicos. Mad, Madrid.
HILLIARD, R. (2000): Guionismo. Para radio, televisión y nuevos medios. Thompson Learning,
México.
TOBÍAS, R.B. (1999): El guión y la trama. Fundamentos de la escritura dramática audiovisual.
Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid.
TÖRNQVIST, E. (1991): Transposing drama. McMillan, London.
VVAA. (1999): En el aire. 75 años de radio en España. Promotora General de Revistas.

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ZAPATA, A. (1997): La práctica del relato. Manual de estilo literario para narradores. Ediciones
y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, Madrid.

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