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Adquirí este libro por ser de una Nobel, por el tema de la esclavitud y el racismo; por esa

imagen estremecedora de la madre matando a su hija que se describe en la contraportada.


Al adentrarme a las páginas fui encontrando una obra densa, brutal, lúgubre, abrumadora...
No es fácil de leer. El estilo es quirúrgico. Trata de ahondar sobre los aspectos psicológicos y
sociales de los personajes. Su orden no es del todo lineal, o no es una secuencia de hechos
seguidos en el tiempo. Más bien hay un entramado principal con antecedentes que explican la
historia que te están contando. También hay riqueza en el lenguaje: desde nombres de
plantas hasta objetos antiguos. Y lo que la hace más compleja: su contenido.
La brutalidad y crudeza de los hechos narrados te pueden llevar hasta la náusea, incredulidad
o indignación. La descripción de la esclavitud es abrumadora: había ocasiones en las que no
quería continuar leyendo por lo brutal e impío de las escenas. El terreno lúgubre en el que se
vive y sobrevive te remueve el pensamiento y las entrañas. Te posiciona frente a la
inhumanidad que en su momento tuvo (¿o tiene?) total sentido. Y es que al final lo inhumano
es indigno, cruel, severo, penoso, desgarrador, pero no deja de ser humano.
Para concretar, una escena, la que me impactó de forma definitiva. Claro, la de la
contraportada. En ella se describe el momento en el que encuentran a la protagonista
después de haber matado a su bebé, pues la había encontrado su amo, después de haberla
buscado desde muy lejos, para regresarla a su vida de esclava. Para algunos, el evento
significa el punto crítico de trauma y terror que provoca la esclavitud; pero, para otros, era un
ejemplo más de la inferioridad y bestialidad del otro. Ver cómo un mismo evento alimentaba
dos ideologías opuestas, la de la diferencia y la de la igualdad, me dejó atónito. Nos revela
una variante de la identidad de los contrarios: un mismo hecho puede significar dos
fenómenos contrapuestos a la vez, polarizando lo irreconciliable.
La obra es densa, dice mucho. Morrison trata de que no se le escape ningún detalle, de que el
lector absorba la atmósfera de aquel tiempo: las sensaciones, los gestos, los pensamientos
íntimos, sobre todo lo primero, trata de transmitir la sensación. Esto también la hace difícil de
leer.
Sin duda es un libro "insoportable", por mostrarnos la violencia de frente. Aunque en realidad
todo lo que no mate se puede soportar, tal como lo sugiere un personaje del libro, que lamenta
que podamos soportar tanto sufrimiento. Como la de una herida incesante, ineludible, con la
que aprendes a vivir.
Beloved es un acercamiento desamparado y amargo al despiadado racismo, a su huella en la
maternidad y, en general, al dolor profundo del rostro negro.

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