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Camino por la ciudad, atravieso el preludio de su soledad nocturna, ese vago tramo que
va de las siete de la tarde a las diez de la noche, aún hay silbatos auxiliando al semáforo,
máscaras de cortesía dentro de los lomos metálicos mutiladores de distancias con su
velocidad de puente hueco o explosión de tráfico, los aparadores anuncian la cercanía de su
crepúsculo pues no está cerrado el telón que oculta la ilusión a la que nos entregamos ya
sea por necesidad de no llegar con las manos vacías a casa o por el ocio al que parece
obligarnos la ciudad con su deslumbramiento. Atraviesan los hombres en caravanas de
pasos, no se detienen y alguien pregunta ¿por qué querrán alejarse del centro? Me dirijo al
café con ánimo de encontrarme con estas letras y con el aroma ocre de un segundo piso
vacío pero armonioso pues no hay sitio abandonado si suena la música… camino y los ojos
buscadores de estrellas sueñan con las alturas, entonces he llegado con premura y cierto
olvido hasta la zona de construcción.
Ante mis ojos el sutil escombro sube y su ascenso es nuevas ventanas abiertas, escaleras
que conducen a puertas cuya cerradura, por la ubicación del edificio y la publicidad madre
de presagios y hacedora de revelaciones anunciando será plaza y hotel casi barco
convertido en circo para los que puedan pagar, permite intuir la forma virtual de la llave.
Pero antes de que la historia convirtiera a las ruinas en deidades mimadas por el ojo del
hombre, cuando su gestación era una pausa de noches y recomienzo al alba, imaginando
que nuestras manos moldearon lo sagrado de las piedras y la perfección de la geometría,
situados en lo que se llevó de tiempo y esfuerzo construir Egipto y los santuarios de las
civilizaciones del México antiguo, aparece el luminoso signo de interrogación ¿los hombres
del pasado asistieron con ánimo y ese misticismo oculto en cada mirada al nacimiento de la
pirámide nombrada hoy ruina o, al igual que los viajeros de esta ciudad, esquivaron con sus
pasos y prisa atemorizante, negando su aprobación con la mirada perdida hacia otro
horizonte, al gran edificio?
5 de febrero, 2014.
bajo el corredor.
su angustia prematura.
de mi noche aherrojada.
es también tu cintura,
un muro de palabras
que siempre recomienza.
se daña al inventarse.
y en el espejo encuentra
su rostro repetido