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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Instituto Universitario de Tecnología Industrial "Rodolfo Loero Arismendi"

Informe

Docente:
Antonio Maita
Estudiante:
Oscar Jiménez (28.111.986)

Ciudad Bolívar, octubre del 2021


Postmodernismo
El término posmodernidad o postmodernidad[1] fue utilizado para
designar generalmente a un amplio número de movimientos artísticos,
culturales, literarios y filosóficos del siglo XX, que se extienden hasta
hoy, definidos en diversos grados y maneras por su oposición o
superación de las tendencias de la Modernidad.

En antropología y sociología en cambio, los términos posmoderno y pos


modernización se refieren al proceso cultural observado en muchos
países durante el siglo XX, identificado a principios de los años 1970.
Esta otra acepción de la palabra se explica bajo el término pos
materialismo.

Las diferentes corrientes del movimiento posmoderno aparecieron


durante la segunda mitad del siglo XX. Aunque se aplica a corrientes
muy diversas, todas ellas comparten la idea de que el proyecto moderno
fracasó en su intento de renovación radical de las formas tradicionales
del arte y la cultura, el pensamiento y la vida social.

Uno de los mayores problemas a la hora de tratar este tema resulta


justamente en llegar a un concepto o definición precisa de lo que es la
posmodernidad. La dificultad en esta tarea resulta de diversos factores,
como la actualidad —y por tanto la escasez e imprecisión de los datos a
analizar— y la falta de un marco teórico válido para poder hacerlo
extensivo a todos los hechos que se van dando a lo largo de este
complejo proceso que se llama posmodernismo.

La industrialización
La industrialización consiste en la producción de bienes y servicios a
gran escala, mediante la utilización de máquinas accionadas por nuevas
fuentes de energía. Se conoce como industrialización al proceso por el
que un Estado o comunidad social pasa de una economía basada en la
agricultura a otra fundamentada en el desarrollo industrial y en el que
este representa, en términos económicos, el sostén fundamental del
producto interno bruto y, en términos de ocupación, ofrece trabajo a la
mayoría de la población. Supone, además, una economía de libres
cambios.

El proceso de industrialización inició cuando se liberó mano de obra del


campo, gracias a las mejoras en productividad agrícola, obligando a la
población a migrar a las ciudades. Estas mejoras de productividad se
debieron al desarrollo de la industria química. El crecimiento de las
ciudades y los nuevos procesos productivos provocaron cambios
sociales, tales como: el paso a la familia nuclear, la estandarización de
los horarios laborales, el aumento de la importancia de las instituciones
en la regulación de la vida económica y social, el individualismo y la
competitividad, entre otros. La producción en masa de bienes deriva
hacia un capitalismo agresivo, ya que requiere un incremento de ventas y
reducciones de costos, entre otros.

Las fábricas, con grandes muestras de avances tecnológicos, aumentan


la productividad (y así aumentan el capital); en realidad, ahora son
fábricas, antes se desarrollaban en el espacio doméstico de los
campesinos, como pueden ser tejidos, utensilios, cerámica. Dicho de una
manera más simple: ‘dar predominio a las industrias en la economía de
un país’ o ‘desarrollo del sistema económico y técnico necesario para
transformar las materias primas en productos adecuados para el
consumo’.

La Revolución Industrial fue un periodo histórico comprendido entre la


segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que Gran
Bretaña en primer lugar, y el resto de Europa continental después,
sufrieron el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas,
tecnológicas y culturales de la Historia de la humanidad, desde el
Neolítico. La industrialización surgió como consecuencia directa de la
invención de la máquina de vapor, pero también influyeron decisivamente
los cambios jurídicos en la propiedad, el incremento del comercio y la
competitividad entre países como Gran Bretaña, Alemania y Francia. Los
motores de la industrialización fueron la minería, la metalurgia y la
química.

El proceso de industrialización no fue homogéneo, es decir, no fue todo


en un solo paso, sino que primero ocurrió en Gran Bretaña en el siglo
XVIII; otros países como Estados Unidos, Hungría, Bohemia, Japón y
Rusia se industrializaron en el siglo XIX y actualmente hay países de
África o Asia que están muy poco industrializados.

Se pueden identificar varias transiciones en este proceso:

De la sociedad agraria a la sociedad industrial.


De la sociedad rural a la sociedad urbana.
De la manufactura a la maquino factura.
Del uso de la mano de obra al uso de capitales.
Por extensión, se habla de industrialización para referirse a cualquier
modelo de sociedad muy desarrollada, si bien desde la década de los 50
del siglo XX las sociedades con mayor poder económico son aquellas
que poseen unos altos niveles de desarrollo tecnológico.

Hoy en día, el proceso de industrialización ha cambiado. En los países


en vías de desarrollo como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica), la migración del campo a la ciudad no está acompañada de la
industrialización. Las instituciones públicas no pueden fortalecerse con
los aumentos en la recaudación impositiva que esta conlleva, lo que ha
derivado en un aumento de la conflictividad social. La industrialización en
estos países se produce gracias a la mano de obra barata y a las
economías de escala que presentan (la deslocalización de empresas
supone la pérdida de puestos de trabajo en los países desarrollados,
pero los crea en los que están en vías de desarrollo).

En muchos casos, la industrialización en estos países no aparece de


forma natural, como ocurrió en Gran Bretaña gracias al aumento del
comercio y el desarrollo de la industria pesada como la minería, sino que
aparece debido al impulso que las instituciones nacionales o
internacionales le dan a la economía. India y Corea del Sur reciben o lo
han hecho gracias a ayudas importantes tanto del FMI, Banco Mundial
como de Estados Unidos debido a su importancia geopolítica y como
respuesta a la industrialización de China. Por otro lado, China y Brasil se
han industrializado gracias a las políticas que han adoptado sus
gobiernos y a la intervención del estado en la economía.

Uno de los aspectos más importantes es que el desarrollo del sector


terciario ha precedido a la industrialización en estos países, no como en
la industrialización de Europa, donde primero se desarrolló el sector
primario. Esto se debe principalmente al aumento del turismo mundial, al
crecimiento del sector público (como oferente de servicios tales como
sanidad, defensa…) y al desarrollo del sector financiero; este último es el
caso de China, que se ha industrializado gracias al control del capital y
de la cotización de su moneda.

Los primeros sectores industriales en desarrollarse son los que proveen


de bienes al sector de servicios, por el impulso que se supone dan a la
economía, o aquellos sectores que poseen ventajas competitivas en el
mercado internacional, como son los intensivos en mano de obra. Estos
sectores canalizan el impulso hacia el sector de productos intermedios y
de bienes de equipo.
Revolución industrial
La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el proceso de
transformación económica, social y tecnológica que se inició en la
segunda mitad del siglo XVIII en el Reino de Gran Bretaña, que se
extendió unas décadas después a gran parte de Europa occidental y
América Anglosajona, y que concluyó entre 1820 y 1840. Durante este
periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones económicas,
tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico,
que vio el paso desde una economía rural basada fundamentalmente en
la agricultura y el comercio a una economía de carácter urbano,
industrializada y mecanizada.

Coalbrookdale de noche, pintura al óleo del artista inglés de origen


francés Philip James de Loutherbourg (nacido en 1740 y fallecido en
1812).
Coalbrookdale (condado de Shropshire, Inglaterra) es considerado una
de las cunas de la Revolución Industrial.

Una máquina de vapor de tipo Watt, construida por la compañía David


Napier & Son Limited (Londres) en 1859.
La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia,
modificando e influenciando todos los aspectos de la vida cotidiana de
una u otra manera. La producción tanto agrícola como de la naciente
industria se multiplicó a la vez que disminuía el tiempo de producción. A
partir de 1800 la riqueza y la renta per cápita se multiplicó como no lo
había hecho nunca en la historia, pues hasta entonces el PIB per cápita
se había mantenido prácticamente estancado durante siglos.

A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos
de una mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción
animal, siendo estos sustituidos por maquinaria para la fabricación
industrial y para el transporte de mercancías y pasajeros. Esta transición
se inició hacia finales del siglo XVIII en la industria textil, así como en lo
relacionado con la extracción y utilización de carbón. La expansión del
comercio fue posible gracias al desarrollo de las comunicaciones, con la
construcción de vías férreas, canales, y carreteras. El paso de una
economía fundamentalmente agrícola a una economía industrial influyó
sobremanera en la población, que experimentó un rápido crecimiento
sobre todo en el ámbito urbano. La introducción de la máquina de vapor
de James Watt (patentada en 1769) en las distintas industrias, fue el
paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues su uso significó un
aumento espectacular de la capacidad de producción. Más tarde, el
desarrollo de los barcos y de los ferrocarriles a vapor, así como el
desarrollo en la segunda mitad del XIX del motor de combustión interna y
la energía eléctrica, supusieron un progreso tecnológico sin precedente

Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o


clases sociales encabezadas por el proletariado los trabajadores
industriales y campesinos pobres y la burguesía, dueña de los medios de
producción y poseedora de la mayor parte de la renta y el capital. Esta
nueva división social dio pie al desarrollo de problemas sociales y
laborales, protestas populares y nuevas ideologías que propugnaban y
demandaban una mejora de las condiciones de vida de las clases más
desfavorecidas, por la vía del sindicalismo, el socialismo, el anarquismo,
o el comunismo.

Aún sigue habiendo discusión entre historiadores y economistas sobre


las fechas de los grandes cambios provocados por la Revolución
Industrial. El comienzo más aceptado de lo que podríamos llamar
Primera Revolución Industrial, se podría situar a finales del siglo XVIII,
mientras su conclusión se podría situar a mediados del siglo XIX, con un
período de transición ubicado entre 1840 y 1870. Por su parte, lo que
podríamos llamar Segunda Revolución Industrial, partiría desde
mediados del siglo XIX a principios del siglo XX, destacando como fecha
más aceptada de finalización a 1914, año del comienzo de la Primera
Guerra Mundial. El historiador marxista Eric Hobsbawm, considerado
pensador clave de la historia del siglo XX [9] sostenía que el comienzo
de la revolución industrial debía situarse en la década de 1780, pero que
sus efectos no se sentirían claramente hasta 1830 o 1840.[10] En
cambio, el historiador económico inglés T.S. Aston declaraba por su
parte, que la revolución industrial tuvo sus inicios entre 1760 y 1830.

El término «revolución industrial» es también materia de discusión.


Algunos historiadores del siglo XX, como John Clapham y Nicholas
Crafts, argumentan que el proceso de cambio económico y social fue
muy gradual, por lo que el término «revolución» resultaría inapropiado.
Asimismo, es cuestionado el mote de «industrial», ya que el proceso
englobó también cambios agrarios, sociales, energéticos, y
demográficos. Estas cuestiones siguen siendo tema de debate entre
historiadores y economistas.

La edad moderna y pre modernista


La Edad Moderna es el tercero de los periodos históricos en los que se
divide convencionalmente la historia universal, comprendido entre el siglo
XV y el XVIII. Cronológicamente alberga un periodo cuyo inicio puede
fijarse en la caída de Constantinopla (1453) o en el descubrimiento de
América (1492), y cuyo final puede situarse en la Revolución francesa
(1789) o en el fin de la década previa, tras la independencia de los
Estados Unidos (1776). En esta convención, la Edad Moderna se
corresponde al período en que se destacan los valores de la modernidad
(el progreso, la comunicación, la razón) frente al período anterior, la
Edad Media, que es generalmente identificado como una edad aislada e
intelectualmente oscura. El espíritu de la Edad Moderna buscaría su
referente en un pasado anterior, la Edad Antigua identificada como
Época Clásica.

En el siglo XX se añadió una cuarta edad a la historia de la humanidad,


la denominada como Edad Contemporánea, en la cual no solo no se
aparta, sino que también se intensifica extraordinariamente la tendencia
a la modernización, ya que sus características sensiblemente diferentes,
fundamentalmente porque significa el momento de éxito y desarrollo
espectacular de las fuerzas económicas y sociales que durante la Edad
Moderna se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía; y
las entidades políticas que lo hacen de forma paralela: la nación y el
Estado.

En la Edad Moderna se vincularon los dos “mundos” que habían


permanecido casi absolutamente desvinculados desde la Prehistoria: el
Nuevo Mundo (América) y el Viejo Mundo (Eurasia y África). Cuando se
consolidó la exploración europea de Australia se habló de Novísimo
Mundo.

La disciplina historiográfica que la estudia se denomina Historia


Moderna, y sus historiadores, “modernistas”.

Pre modernista

Época pre-modernista
El pre-modernismo, actualmente llamado “Inicios de la edad
Moderna” en esta los pintores representaban el mundo tal y
como se presentaba al ojo humano. El cambio del arte pre-
moderno al de la modernidad, estuvo marcado porque los
rasgos representacionales fueron secundarios en la
modernidad, mientras que habían sido fundamentales en el
arte pre-modernista. Se ha calificado como pre-modernista la
decoración mural del castillo francés de Roquetaillade,
restaurado por Eugene Viollet-le-Duc en la década de 1850.
Aunque su propósito era producir una recreación neogótica, lo
que se obtuvo fueron unos frescos con un estilo germinal
modernista de movimientos orgánicos, colores y formas de
una gracia innovadora. A lo largo de la segunda mitad del
siglo XIX se fue intensificando la tendencia, visible en
movimientos innovadores británicos como los Arts and Crafts
de William Morris o la Hermandad Prerrafaelita.
Los patrones del diseño de la arquitectura victoriana derivaron
hacia formas flotantes libres, especialmente en el hierro
forjado que se deja a la vista, se exhibe con profusión y se
aprovecha más allá de su función arquitectónica; o en el uso
de grandes piezas de cristal de forma irregular (vitraux). Algo
similar ocurría en los diseños textiles florales. El primer diseño
identificado inequívocamente con el nuevo estilo es la cubierta
de un libro de 1883 dedicado a las iglesias de Christopher
Wren, del diseñador y arquitecto Arthur Mackmurdo. En 1888
Charles R. Ashbee fundó la Guild and School of Handicraft de
Whitechapel en Toynbee Hall (este de Londres), dedicada a la
decoración integral de interiores (forja, joyería, esmalte y
mobiliario). Tras cerrar en 1897 la Kelmscott Press de William
Morris, Ashbee aprovechó la experiencia de muchos de sus
trabajadores para ampliar su actividad al sector de la imprenta
(Essex House Press). La Guild se trasladó en 1902 a Chipping
Camden (Gloucestershire), donde decae hasta su cierre en
1908. La libertad vindicada en la década de 1890 por los
grupos de artistas denominados «secesión» aparecidos
sucesivamente en varias ciudades europeas (París – el Salon
du Champs de Mars de 1890, escindido de la Société des
Artistes Français-, Múnich -la Münchner Secession, escindida
de la Münchner Künstlergenossenschaft, 1892-, Viena -la
Wiener Secession escindida de la Vereinigung Bildender
Künstler Österreichen 1897-, Berlín -la Berlinés Secession
escindida de la Große Berliner Kunstausstellung, 1898-8 ) dio
sustento ideológico y visibilidad pública al movimiento. Entre
1892 y 1893 Victor Horta construye la Casa Tassel. Su taller
de Bruselas se convierte en un centro difusor de la nueva
estética en arquitectura y diseño. El 1 de enero de 1895 un
cartel publicitario difundido por las calles de Parísrepresentó la
aceptación popular del art Nouveau en las artes plásticas: era
de Alfons Mucha y representaba a la actriz Sarah Bernhardt
en Gismonda.

En 1896 comenzó a publicarse en Múnich la revista Jugend


(«juventud»), que dio nombre al estilo en Alemania
(Jugendstil). En 1897 se inauguró el nuevo edificio de Charles
Rennie Mackintosh para la Glasgow School of Art. Un grupo
de artistas de esa ciudad, liderados por Mackintosh e
identificados con el movimiento modernista, se conocerá como
Escuela de Glasgow. Entre 1897 y 1903 funcionó en
Barcelona el local Els Quatre Gats, punto de encuentro del
modernismo catalán (allí expuso por primera vez Picasso, en
febrero y julio de 1900). La Exposición Universal de París
(1900) significó un hito destacado. Fueron especialmente
impactantes las instalaciones coordinadas (en diseño y color)
de obras de arte junto a muebles y tapices, expuestas por
iniciativa de la Maison de l’Art Nouveau («Casa del Arte
Nuevo»), una galería de arte abierta cinco años antes (1895)
en París por el marchante alemán Samuel Bing.

Edificaciones y artes plásticas

Esta exposición compleja y de gran formato, organizada por la Royal Academy of Arts de
Londres, en colaboración con el Museo Estatal de Arte Contemporáneo de Tesalónica y
con la Obra Social “la Caixa”, se concentra en mostrar el entramado de relaciones que la
arquitectura mantuvo con las artes plásticas innovadoras durante el primer tercio del siglo
XX en Rusia, a partir de la Revolución de 1917, hasta 1929, fecha en la que la promoción
de la estética tradicionalista del realismo socialista y la represión cultural impuesta por
Stalin acabaron con aquel extraordinario proyecto de vanguardia.

La finalidad de aquella empresa experimental respondía a la necesidad que el Estado


soviético tenía de construir una sociedad nueva basada en el ideal socialista: urgía
levantar tipos innovadores de edificios, desde viviendas-comuna y clubes para el
proletariado, hasta complejos fabriles, industriales y comerciales, así como importantes
centros administrativos, políticos y de propaganda. La arquitectura de la revolución
soviética se basó en las ideas de función y eficacia, teniendo que afrontar el reto de
disponer de escasos medios constructivos y de tecnología avanzada, escasez que
comprometía la calidad de los acabados y la conservación de las construcciones. Al
mismo tiempo los arquitectos rusos -entre los que destacaron Mélnikov, Guínzburg y
Alexandr Vesnín- buscaron un nuevo lenguaje radical, que rompiera con las formas
imperiales y burguesas, y que diera una imagen propia a la arquitectura soviética. Para
ello contaron con la entrega entusiasta de los pintores, escultores y diseñadores de la
abstracción geométrica rusa, integrantes de los grupos constructivista y suprematista,
encabezados respectivamente por Tatlin y Malévich. Contaron también con apoyos
europeos de primera línea, como los de los arquitectos Le Corbusier y Erich Mendelsohn.

Para revisar ahora aquel proyecto de proporciones gigantescas, marcado por la


intensidad de acción y de invención, esta exposición ha seleccionado 230 obras, entre
fotografías y maquetas de arquitectura, pinturas y esculturas, diseños y proyectos, y los
ha organizado como un diálogo que la arquitectura y las artes visuales mantienen sobre
una idea radical: que la pureza de la nueva forma abstracto-geométrica fue capaz de
crear en Rusia un nuevo contenido para las artes constructivas, al tiempo que propició
una etapa muy especial para la síntesis de las artes. Así lo corroboran las piezas de 20
artistas plásticos y las construcciones de 36 arquitectos que se exponen aquí, en un
grandioso espacio central, completado por dos salas laterales. En los muros se muestran
grandes fotografías -realizadas por el fotógrafo de arquitecturas Richard Pare entre 1995
y 2010- que documentan el estado actual en que se hallan los grandes edificios que
“construyeron la revolución”. A la vez, en las vitrinas anejas a los muros se exponen
documentos y fotografías de archivo con imágenes de época sobre su construcción. La
sección arquitectónica de la muestra se ha ordenado por la tipología de los edificios: de
gobierno y comunicaciones, industria, vivienda, educación, salud, ocio y mausoleo de
Lenin. Esta arquitectura se caracteriza por sus formas geométricas puras que se
sostienen sobre pilares sin ornamentación, con ventanas horizontales en línea continua y
con cubiertas planas. La forma externa y la distribución interior reflejan directamente la
función.

A su vez, las pinturas, esculturas y diseños ocupan el centro de las salas expositivas,
testificando cómo los artistas plásticos rusos “de la revolución” no sólo llevaron la
geometría cubista y futurista a los dominios de la abstracción geométrica absoluta,
proclamando la supremacía del sentimiento puro sobre la imagen, sino que asimismo
forjaron con los arquitectos e ingenieros el concepto de obra de arte como “construcción”.
Así lo proclaman aquí los diseños formidables de Gustav Klutsis, las pinturas y los
escenarios de Popova, los bocetos de El Lisitski, los diseños de Ródchenko, el curioso
“cientifismo” de la pintura de Nikritin, los proyectos decorativos de Kudriashov o el
inmarcesible carácter emblemático del Monumento a la Tercera Internacional, de Tatlin,
proclamando la eficacia de la cultura del diseño y de “los nuevos materiales reales en un
espacio real”.

Gaudi

La arquitectura de Antoni Gaudí (1852-1926) ha sido calificada de sensual, surrealista,


gótica y modernista. Únase a nosotros para un recorrido fotográfico por las mejores obras
de Gaudí.

Obra maestra de Gaudí, La Sagrada Familia


La Sagrada Familia de Antoni Gaudí en Barcelona, España
La gran obra inacabada de Antoni Gaudí, iniciada en 1882 La Sagrada Familia por Antoni
Gaudí en Barcelona, España. Foto de Sylvain Sonnet / elección del fotógrafo / Getty
Images

La Sagrada Familia, o Iglesia de la Sagrada Familia, es la obra más ambiciosa de Antoni


Gaudí, y la construcción aún está en curso.

La Sagrada Familia en Barcelona, España es una de las obras más impresionantes de


Antoni Gaudí . Esta enorme iglesia, aún inacabada, es un resumen de todo lo que Gaudí
diseñó antes. Las dificultades estructurales que enfrentó y los errores que cometió en
otros proyectos se revisan y resuelven en la Sagrada Familia.

Un ejemplo notable de esto son las innovadoras “columnas inclinadas” de Gaudí (es
decir, columnas que no están en ángulo recto con el piso y el techo). Visto anteriormente
en el Parque Güell, las columnas inclinadas forman la estructura del templo de la
Sagrada Familia. Eche un vistazo al interior . Al diseñar el templo, Gaudí inventó un
método extraordinario para determinar el ángulo correcto para cada una de las columnas
inclinadas. Hizo un pequeño modelo colgante de la iglesia, usando cuerdas para
representar las columnas. Luego dio la vuelta al modelo y … la gravedad hizo los
cálculos.

La construcción en curso de la Sagrada Familia se paga con el turismo. Cuando la


Sagrada Familia esté completa, la iglesia tendrá un total de 18 torres, cada una dedicada
a una figura religiosa diferente, y cada una hueca, lo que permitirá la colocación de varios
tipos de campanas que sonarán con el coro.

El estilo arquitectónico de la Sagrada Familia ha sido llamado “gótico deformado” y es


fácil ver por qué. Los contornos ondulantes de la fachada de piedra hacen que parezca
que la Sagrada Familia se derrite al sol, mientras que las torres están coronadas con
mosaicos de colores brillantes que parecen cuencos de frutas. Gaudí creía que el color
es vida y, sabiendo que no viviría para ver la finalización de su obra maestra, el maestro
arquitecto dejó dibujos en colores de su visión para que los futuros arquitectos los
siguieran.

La Corbusier

Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido a partir de la década de 1920[1] como Le


Corbusier (La Chaux-de-Fonds, Cantón de Neuchâtel, Suiza; 6 de octubre de 1887-
Roquebrune-Cap-Martin, Alpes marítimos, Francia; 27 de agosto de 1965), fue un
arquitecto y teórico de la arquitectura, urbanista, pintor, escultor y hombre de letras suizo
nacionalizado francés en 1930.

Es considerado uno de los más claros exponentes de la arquitectura moderna (junto con
Frank Lloyd Wright, Oscar Niemeyer, Walter Gropius, Alvar Aalto, Richard Neutra, Ludwig
Mies van der Rohe y Theo van Doesburg) y uno de los arquitectos más influyentes del
siglo XX. Además de ser uno de los más grandes renovadores de la arquitectura
moderna, fue un incansable agitador cultural, labor que ejerció con pasión a lo largo de
toda su vida. Con sus escritos se ganó una merecida fama de polemista y aportó un
verdadero caudal de ideas innovadoras que han hecho que su obra influya decisivamente
en la arquitectura posterior.

El 15 de marzo de 2016, parte de la «Obra arquitectónica de Le Corbusier – Contribución


excepcional al Movimiento Moderno» fue inscrito como Patrimonio de la Humanidad, en
la categoría de bien cultural (n.º. ref. 1321rev), un amplio conjunto transnacional en siete
países: Alemania, Argentina, Bélgica, Francia, India, Japón y Suiza que comporta la
protección de 17 sitios individuales (algunos con varios inmuebles).

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