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Reflejemos la luz del Salvador MATEO 5:14 – 16.

En la oscuridad de la noche, la penetrante luz de un faro dirige a los cansados


marineros a la comodidad de su hogar. En segundo lugar, su almenara brilla con una
señal clara para evitar un naufragio. Es decir, la luz alerta a los barcos del peligro de las
rocas o de una recalada inesperada. Sin esta luz, las naves seguramente se estrellarían
y se harían añicos.
Con esta imagen en mente, ¿no es interesante lo que Jesús dice en Mateo 5:14-16? Él
proclama: "Vosotros sois la luz del mundo... [Por tanto] Así alumbre vuestra luz delante
de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos". Refiriéndose, no sólo a cada creyente sino también a las
iglesias.

Jesús mismo le dijo a sus discípulos: ustedes son la luz que ilumina a todos y él se
refería a la palabra sembrada en el corazón de cada uno, palabra que debía ser
compartida y dada a toda criatura, pero nos advirtió que estaríamos bajo la vista de
todos y que en todo momento deberíamos dar un buen testimonio, vivir rectamente
reflejando la luz de su palabra en todo momento. Él dijo que deberíamos ser como una
lámpara en alto para dar luz, no como algunos eruditos de la palabra que no testifican
ni comparten lo que han aprendido, el hizo énfasis que debíamos obedecer en todo a
Dios, para que otros crean y alaben y adoren a Dios como es debido, con limpieza y
santidad de corazón.

Piense en esa imagen por un momento. ¿Qué pasaría si todas las iglesias fueran en
realidad faros? ¿Qué efecto tendría en la comunidad? ¿Cómo cambiaría a la nación?
¿Cómo cambiaría al mundo? En este pasaje, Jesús está haciendo hincapié en dos cosas:
en nuestros recursos y en nuestra responsabilidad. Es como si estuviera diciendo:
"Ustedes no están imposibilitados. Les he dado todo lo que necesitan. Ya tienen la luz
dentro de ustedes.

Ahora bien, ustedes tienen la responsabilidad de hacer que esa luz brille delante de
todos los hombres. Su tarea es dirigir la luz de la verdad a sus familias, a sus amistades,
y a su comunidad. Les estoy enviando para que dirijan a otros a Mí".
Dios ha establecido Su iglesia para enviar una luz —la luz de la verdad— a cada
corazón.
Él quiere que dirijamos a las personas a Él, para que lo conozcan y para que lo
representemos en todo lo que hagamos. Ésa es nuestra responsabilidad como cuerpo
de creyentes. Porque somos Una Luz para las Naciones y Una Luz que nunca se debe
de Extinguir.

Hoy en día, vemos una imagen muy diferente; cuando mira las acciones y la actitud del
hombre común en la calle. Creo que estamos siendo testigos del fruto de una
generación de malas decisiones. Tenemos una nueva generación con poca o ninguna
evidencia de la palabra Dios en sus vidas. Ésta es la generación a la que se le enseñó
que la oración no tiene cabida en la escuela; que la familia no es solo papa, mama e
hijos; y que la Palabra de Dios no es realmente confiable.

Toman las decisiones que les interesan a ellos, y no a las personas a las que sirven. No
es de sorprenderse, porque los que andan en la oscuridad, sencillamente no saben
hacia dónde se están dirigiendo.

Estamos dentro de un negativo patrón de pensamiento de gratificación inmediata a


corto plazo. Y, lamentablemente, las decisiones que se están tomando hoy tendrán
consecuencias duraderas. Nuestros hijos, nuestros nietos y los descendientes de éstos
vivirán con el fruto plenamente desarrollado de las decisiones de hoy.

Un Faro sucio
¿Qué sucede cuando los vidrios de un faro se llenan de capas de hollín y de suciedad?
Es muy obvio: la luz sigue estando allí, pero no puede iluminar bien. Es decir, otros no
podrán ver la gloriosa luz, porque está oscurecida por la suciedad. De la misma manera,
la suciedad en nuestras vidas empaña y bloquea el fulgor de Cristo en nuestros
corazones.

El cambio comienza aquí, con la decisión que usted tome de hacer todo para agradar a
Dios; de dejar que su voluntad sea lo primero en su vida; es hora de que los creyentes
seamos es la luz que tanto Dios desea que seamos; y que hablemos muy claro en el
nombre de Jesús.

Primera de Pedro 4:17  dice que el arrepentimiento no comienza con los impíos, sino
con la iglesia. Tenemos que rechazar las malas decisiones del pasado, y volvernos a
Dios. La luz de Dios sigue brillando todavía dentro de sus hijos hoy. Limpie la suciedad
y rechace las distracciones de su vida, y conviértase en luminar de esperanza —en un
faro— una vez más.

Padre Santo, Padre Bueno, te pido de todo corazón que tu luz alumbre todo mis ser,
espíritu, alma y cuerpo y que yo pueda siempre con tu ayuda ser la luz de este
mundo, ayúdame a entender y comprender tu palabra y poder compartirla siempre
para gloria de tu nombre santo amen, te ruego por todos mis hermanos y ayúdalos
de igual manera a confiar y hacer como tú nos lo pides, en el nombre de Jesús Amen
y Amén.

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