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130219
Mateo 5: 13-16
Reina Valera:
5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?
No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder.
5:15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero,
y alumbra a todos los que están en casa.
5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
“La sal representa la palabra de Dios, si la ponemos en práctica dará Buen sabor a
nuestra vida y nos mantendrá alejados de la contaminación del mundo”
Jesús explicó claramente que la luz son las buenas obras. Y cuando habla de “buenas
obras” no sólo se refiere a actos de caridad y beneficencia; más bien, se refiere a toda
acción buena que proviene de la obediencia a Dios y el cumplimiento de sus
mandamientos
(Efe. 2:10). Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras,
las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Al hacer las cosas como Dios manda, traeremos luz a una sociedad que vive en las
tinieblas de la maldad y la corrupción.
Mateo 8: 12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
La luz verdadera proviene de Dios. Al vivir como Dios manda, nuestras vidas son
transformadas, y así reflejan la luz divina, sirviendo de ejemplo a los que nos rodean.
REFLEXION
Para poder ser sal de la tierra y luz del mundo, debemos ser fieles a lo que somos y
vivir coherentemente con ello.
Así como la sal sala y la luz ilumina, el cristiano esta llamado a ser en medio del
mundo testimonio vivo del Evangelio de Cristo y a llevarlo hasta la raíz de la cultura
y la sociedad.
Y esa luz del buen testimonio llegara aquellas personas que anhelan lo bueno en sus
vidas y verán a Dios a través de nuestras buenas obras y creerán en Él.
¿Está siendo usted esa sal y esa luz que habla nuestro Señor Jesucristo?