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Frister - CAPITULO 12 DE IMPRUDENCIA
Frister - CAPITULO 12 DE IMPRUDENCIA
<( Capítulo 12
co ~~lQJ~~udencia
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o · I ..:.. El paralelismo entre dolo e imprudenoia ·
I - lmpritd~ncirr como conocibilidad_
Los conceptos de dolo e imprudencia parecen estar, a primera vista, 1,
en dos planos completamente distintos. El dolo es un concepto neutral
al valor. Designa la relación de uila persona con un acontecer, sin pre-
suponer con eso una valoración negativa de ese acontecer. En el uso ge-
neral del lenguaje no sólo acciones punibles o reproche.bles-en alguna
otl'a forma son designadas como "dolosas", sino también acciones neu-
trales o dignas de·elogio t,. Alguíen puede salvar a un hombre, p. ej., do•
losamente, de mo1i.r ahogado o conducir dolosamente por un desvío a
través de un paisaje hermoso. En cambio, en ese sentido, el concepto de
imprudencia no es valorativamente neutro. Sólo se lo emplea para de-
nominar la relación de una persona con un hecho valorado negativa-
mente. Según el uso general del lenguaje, no se puede salvar impru•
dentemente aun hombre ele morir ahogado; y sise habla deque alguien
ha tomado imprudentemente un desvío por un hermoso paisaje, se ex-
presará con ello, a la vez, que no-habría debido tomar ese desvío.
El componente valorativo contenido en el concepto de la in1pruden- 2
cía propio del lenguaje coloquial ha conducido a que, en los delitos im-
prudentes -a diferencia de lo que ocurre en los delitos dolosos--, no se
clisti.nga hasta hoy, de modo suficientemente claro, entre el acontecer
objet.ivo presupuesto para la punibilidnd y la rP-lación, necesaria para
., E~to ~~ m,•mi~ C'ierlo <'ll al \1,0 ,¡,.¡ idin11,:1.,spai1ol. Las piimems ac~pcione$ <le
· ,lulo· S(ln clist·alim«n·, t• ~11b(:r ü)kci,incuio de la Real Academia Espai\ola): "dolo (del
\at.c/olirnJ. l.111. Ellg,uio, fraude, ;;i111uladó11. Z. m. De1~ Voluntad deliberada de cometer
un d11lilo 11,mbie:ndtts de su ilicitud. 3. m. Der. En los actosj\1rídicos, voluntad maliciosa
de eng:1ñ111· a 11lguitm ode incumplil' unnobligación contraída". Sin embargo, también es
verdad que existe la expresión "dolo bueno" (1. m. Der. Sagai precaución con quo cada
cual debe defendei• su dm•ccho), e¡ue existía también en latin(do!us bonus).'Peroya d he-
cho de que parl\ adoptar esta forma no disvaliosa haya que agregar el adjetivo "bueno"
---00mo aclaración contra1ia al sentido genert1l-, habla de la prevalencia del s~1tido
negativo; esdeei.r,que, en espnñol, "dolo"no es claramenteu neutral al valor". (N. de'!\:.)
2!rn Helmut Frh1ter
'''' El li 276, II, BGB (Óódigo Civil alemán>, dice: "Actú11 imprudentemente quien
1w presta el cttidado requel'ido en el ámbito de relación". Esta disposición tiene cierto
parnlolísmocon el 111-t. 512 <lel C6digo 8il'il (lrgcntino::'La c1t-/pa del deudor~¡¡ el ~u.m.•
plim iimto de hi. oblígatión Có11SÍ$/e en la omfaión de a1¡11ella6 dilige11cics que exigiere la
nali¡ra/ez(I de la obligación,.)' que corrnspom/icse11 a las circunst<11uwi.c1s <le las per~o•
1ws, ckl liempo _v de,' lugar'. <N. de T.-. 1
:i ·· Cf.. p. ej., Wessel,;.,1:Íeulke,AT, tl.~ m. 667, coll ob·as referencias.
z En profundidad sobi·.! la relación conceµtual enti'e delito doloso e imprndente,
Pupµe, AT 1, n.' m. 16/1 ss.
.~ En los delitos de actividad, el concepto de imprndoncía se agota, con todo, en la
conocibilidad del acontecer típico; cf., p. ej., para la eb1iedad en el tránsito,Nlv'Herzog,
§ 31/3, n.'rn. 32, con otras referencias.
4 Al respecto, cf. con mayor detalle Jakobs, 4,T, n.2m. 9/1 ss., conotros referencias.
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Sin embargo, con esta definición formal no se responde aún a la pre- · 4
gunta de por qué, ál autor por imprndencia, puede serle reprochado el
acontecer típico. La no aplicación de la capacidad para reconocer un
e
acontecer no revela, a primera vista, ninguna relación con el acontecer, (
y, en esa medida, no parece ser apropiada para fundamentar tal repro•
che. En correspondéncia con ello, hay crecientes opiniones de peso, en la
e
doctrina, que ven en la punición de la imprudencia inconsciente (sobre ( '..:
este concepto, cf. n.2 m.12/22) u.na lesión al principio de culpabilidad5•
Pero esta crítica, en las consecuencias, es de muy corto alcance, porque r.
la aplicación de la propia capacidad es regida por actitudes y preferen~ (
cias valorativas de las personas6• Que e1las apliquen su capacidad para
reconocer situaciones de };lecho y en qué medida lo hagan depende de (
modo decisivo de cuán importante les resulte el respectivo asunto. ~or
esta razón, también en la imprudencia hay un ilícito de motivación. Es- . f
te consiste en que, pata el autor, no fuera suficientemente importante (' ,
evitar el acontecer típico (al respecto, empero, cf. tambiénn.2 m.12/21).
e
2 - La, necesidad de un.a apreci.acwn i11dividual . (
La couocibilidad de las circunstancias que realizan. el tipo deb~ ser ~ ; t-
juzgada, en Derecho penal1 , según los conocimientos y capacidades in- \
dividuales del autor. Aquel que proviene de un apartado pueblo del Hi- e
malaya y ve por primera vez en·su vida un tome.corriente, sin tener.ldea
de qué es eso, no se comporta imprudentemente si le da un alambl'e a un f-
niño pequeño que éste puede introducir en un tomacorriente. Dado que
él ni siquiera tiene el conocimiento empírico necesario pm·a reconocer el
e
peligro de muerte, no ha reconocido este peligro, independientemente e
de cuán importante fuese para él evitarlo. Lo mismo vale si alguien sa-.
be, por cierto, qué es un tomaco1Tiente, pero, por su inteligencia muy in- r
ferior al término medio, no es capaz de extrae1~ a pal'til' de ese conoci-
miento, la conclusión de la peligrosidad de la conducta respectiva. Tam•
e
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poco en un caso así se puede hacer un reproche por imprudencia.
Apreciai· la imprudencia. según los conocimientos y capacidades del 6 ('
autor es una consecuencia obvia del principio de cnlpabilidad, y, por (
ello, desde el punto de vístn de las consecuencias, está reconocidae~for-
r
5 cr., p. ej., I<ohler,AT, pp. 177 ss., con ot!'as referencias. (
° Cf, al 1·cspecto fundamental, Velten, Ncrmke1mtnis u11d Ncrm.versüi¡u:lnis .·
1
("
(2002), pp, 22 ss., con otras l'eferencías.
1 En cambio, en el Derecho civil 1·ige Ull concepto de imprudencia objetivad?, l'!:$· .
pecto del cual, sin embargo, s011 eoni:iderndas también capacidades do! auto1• que v11n e
más allá del estándar rnumal; cf. Lliwisoh, en:Staudinger, lfommentar zum BC:13, ree• . (
laboración 2004, ~ 276, BGB, n.0 ni, 28 ss., con otras refei•encias. '
e-
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252 . Helmut Fríster
( ,
(', ma genera}. Sin embargo, la opinión dominante tiene el punt9 de vista
de que los éonocimientos y capacidades individuales del a ~ recién
Fi tend1·ían importancia para la culpabilidad de la imp1·ude~ Según
e·. esta opinión, el tipo hnpl'uder>.te ya está cumplido si un tercero imagi-
nado en la situación y con los conocitnient.os especiales del autor habría
( , podido reconocer el acontecer típico8. Si uno sigue esta clasificación y, a
la vez, evalúa ya en el tipo objetivo _:_tal como lo hace la opinión domi•
(t "·
nante-la e,xistencia de un riesgojurídicamente reprobado, sobre la ba-
e se de la situación de hecho conocible para un tercero imaginado (cf. n.e
m.10/33), eltii odel delito impmdente se agota en el tipo objetivo del ilí-
e cito, ya tratado . onstatru· que el autorha producido impmdehtemente
e1 resultado·t tiene, entonces, la misma significación que constata1•
(
que este resultado le es objetivamente imputable9•En consecuencia,·se-
e gún la opinión dominante, los requisitos específicos deb:eproche porim·
e 7
prudencia se analizan. recién en el marco de la culpabilidad.
Esta estructura es consec.uente-prescindlendo de la consideración
e sistemáticamente equivocada de la conocibilidad en el tipo objetivo (cf.
n.2 m. 10/34 ss.)-, en la medida en que el ilícito jul'fdico-penal se defi•
e na, a la manera de la llamada_teoda causal de fa acción, sólo como un
e acontecer objetivo que contradice la ley penal respectiva, y, por ello,
también vea en el dolo del autor solamente un requisito de la culpabili-
,
e-
__
dad. Pero si, respecto del delito doloso, en correspondencia con la es•
tl·uctura final reconocida hoy casi en forma general, se parte de que in-
tegra el ilícito jurídico-penal l¡,, configuración de una voluntad defec-
e tuosa del autor (cf. n.~m.7/10), no habrá ninguna razón pru·a desplazar
al defecto dela confi~racíón de la vohmtad, del ilícito a la culpabilidad,
e , en caso de impmdencia10.Así cómo, en el delito doloso, la decisión enfa-
( vor del acontecer típico es un prestipuesto ya del ilícito jurídico~penali
nsí tambié1r.ya lo es 1 en el delito imprudente, sobre la base de las mis-
( mas premisas, la insuficiente motivación para evitar el acontecer típi-
( ; co, y, en cons.ecuencia, tiene que ser-constatada ya en el tipo.
8 Por dlo, \;isto desde las consecuencias, se debe analizar ya en el tip~
e del delito imprudente la conocibilidad del acontecer típico, sobre la bas
de los conocinüentos y capacida~les lndividuales del autor11 • Este esqu
(
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~; Ct: Christirm rf!tger,.11T: nY m. _3741 y Roxí1,,AT J, n.~n\. 2,J/53 s.:;., co11 otraa re..
( ferencias, ·
~ As!, explícitamente, Roxin,Ai 1, n,• m. 24/10, con otras referencias.
G-~· 10 Burkhardt, en: Wolter/F1·eund \comp.), Sm,{tat, Stra{zumesswig w1d Stmf.
prozess imge$amtenStrafi-ecllissystcm (1996J, pp. 99,130.
( 11 Así tnmbiénMih1cliKom111/Duttge, ~ 15, n.0 m. 94~s.;Fi-eund, l(Ope1·•/i'S, pp. 63,
(' 70 ss.; G!'opp, A~, n.' m. 12/86 ss.; SK/Hoye1; an_exo al § 16, n.2 m. l3 ss.; Jakobs,AT, n.~
(
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Capítulo 12-La imprudencia
............... _····-· ··- _ . -· . 253
mano sólose corresponde con el concepto de ilícito ampliamente recono-
cido para el delito doloso, sino que, más allá de elfo, tambiél) µene la ven-
taja de hacer destacar clai"amente el paralelismo estructural que existe
en el esquema de los delitos dolosos e imprudentes. La conocibilídad in-
dividual de las circunstancias que realizan el tipo en el delito impruden-
te se corresponde con el conocimiento de las circunstancias que realizan
el típo en el 9-elito doloso. Verdad es que la conocibilidad individual no ea
un hecho psíquico real, pero caracteriza un hecho hipotéticamente psí-
quico, que se habría producido en caso de que hubiera habido una sufi-
ciente motivación para evitar el acontecer típico, y que, en esa medida,
puede ser considerado en un sentido amplio totalmente como.tipo subje-
tivo del delito impl11dente. Sin embargo, esta caracterización es, hasta
ahora, bastante inusual. Por ello, al realizar trabajos dé exámenes, si
bien la conocibilidad individual debería ser analizada en ~1 tipo, sería
mejor renunciar, empero, a la denominación de "tipo sübjetivo".
3 - El momento de la co11ocibilidad
Exactamente igual que el dolo (cf. n.º m. 11/4 s.), también la impru-\ 9
dencia tiene que existir al momento en que se ejecuta la acción que rea-
liza el tipo. Si las circunstancias que realizan el tipo le resultan conoci-
bles al autor recién después de esa acción, su actuar no se debe a que la
evitacíón del acontecer típico no fuera suficientemente importante pa-
ra él, y, por ello, no puede fundamentar un ilícito imprudente. bsimis-
mo, no existe imprudencia cuando el autor habría podidó' coÚQcetl¡ls__~
cil'Cuñstanciaaque reabzan elJíposofo antes de cometer el hecho.,.1.m:.o..
, faño al momento de cometerlo. Quien, como testigo ante el tribunal,
' ·c1ec1a1·a falsamente sobre un suceso que ocurrió tres años antes, no ac-
túa imprudentemente por el mero hecho de que un año atrás aún ha-
bría podido reconocer la falta de veracidad de su declarác;ón. Si, en el
ínterin, el recuerdo falso se ha fijado tanto en el testigo, que él conside.-
1·aría correcta su declaración aun en caso de reflexionar intensamente,
no se le podl'á hacer el reproche de no haber tomado suficientemente en
serio su obligación de dedanu· conforme a la verdad12. · . ·•
El pdncipio de qLte la imprudencia tiene que existir al momento de 10 ·
la acción del lw<•ho no ~ufre 1111,, l·'Xr.('peión, ann en caso de que alguien
3 _: ez tiempo 11ece$ario
El no aplicar el conocimie~to empírico existente sólo fundi.;11enta la 18
conociqilidad del acontecer típico, si el agente disponía de suficiente
t;iempo como para poder aplicar su conocimiento empírico. _ Eso podr!a
faltar, p. ej., si una mujer que conduce de noche por la autopista un au-
tomóvil ve repentinamente delante de sí."un animal del tamaño de un
conejo ode U!). gato"1 porlo que espontáneamente dobla el coche hacia la
izquierda y causa por ello un accidente, en el que fallece la acompañan-
te (cf. el ejemplo en n.Q m. 8/6). Dado que también el proces<i'de conQci-
miento requiere un cierto tiempo, en las fracciones de segundo anterio-
res a su acción espontánea la conductora no tione tiempo suficiente co-
mo pa.1·a tener presente que una conducl.a de esa naturaleza puede te-
net consecuencias fat.ales. Quieu de ese modo reacciona espontánea-
mentP en forma i.sntínea, no art.{w. <:'úrno regla completament,e general,
¡; Al r~$pel'to, cf. Struensee, JZ.1987, pp. 53 ss.; Burkhardt(nota 10}, pp. 99, 119;
SKlHoyer, apéndice al§ 16, n.'m. 31 ss.; de otro modo, p. ej., Roxin,.AT-1, n.~m. 24/75.
l& En esa medida, de otra opinión, Str.uensee, JZ, 1987, pp. 53 ss.;SK/Hoyer, apén-
dice al§ 16, n.0m. 34; y la edición ante1ior de este libro.
19 En esa medida, acertadamente, Roxin,AT l,n.11 m.24/75.
258 Helmut Fhster
2~ ·Sobre el eje.mplo dado, cf, OLG Franl<furt, VRS, t. 28, pp. 364 ss.
·?i Sobre la evitabilidacl como supuesto requisito dela imprudencia, cf., p. ej., Wes-
sels/Beµlke,AT, n.2 m. 678,y Roxin,AT 1, n.em, 2,jll}6.
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cados por el resultado 22, como, p. ej., el robo con resultado de mu·e ~ ( ,
(§ 251, StGB) o el incendio con resultado de muerte(§ 306c, StGB). El au-
tor actúa contemeridad cuando la posibilidad del acontecertf]ico es tan e
manifiesta que a poco de reflexionar yahabría sido conocida· 3•· · (.
La punibilidad prevista en el Derecho vigente, como regla general, para 21 (,
toda forma de imprudencia es criticada, con razón24 • Cualquier persona
se comporta en su vidaen fonna levemente imprudente, en un gran nú• ( ,
mero de situaciones, p. ej., al buscaren la guantera un pañue~o mientras
conduce un automóvil oal entregarjuguetes enmanos de su pequeño h\· F,
jo,sin reflexionar intensamente acerca de si de este modo, quizá, éste po- ( 1
dl'ia resultar lesion_ado. El ilícito de motivación de la imprudencia así de
leve no se convierte en más elevado por el hecho ele que, como consé- (
cuencia de ello, se tealíce efectivamente a la postre la posibilidad, reco-
nocible en todos esos casos, de un acontecer típico. Por ello, es suma- e
mente cuestionable que en la imprudencia sólo leve se alcance ya el con•
tenido del ilícito material (cf. n.2 m. 3/16) necesario para justificar una
.. (',
pena criminal. Si bien an cie1-ta forma es comprensible que los hombi¿s
siempre quieran tener un culpable cuando se llega a una lesión del bieh ('
jurídico de gravedad, tales necesidades de pena. contrarias al principio
de culpabilidad no podríanjustificar la pena de un De1·echo penal de cul-
pabilidad (cf. n.t m. 3/32). Pot ello, de lege ferend1.1-2I, laimprudencialeve
ya no debería estar sancionada mediante el Derecho penal.
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12 En profimdidadsobre sus exigencias de imputación incrementadas, Puppe,AT e 1
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260 Helmut Frister
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C. tor confía irracionalmente en que el acontecer típico no se producirá, él
(:; no habrá. reconocido, en última instancia, la posibilidad del acontecer
típico y, por ende, habrá actuado en forma inconscientemente impru-
e dente. En su~tancia, esto no conduce a consecuencias diferentes, en ra-
( zón de que tampoco para la opinión dominante rigen reglas especiales
para la así llamada impmdencia consciente.
('
e IV - El objeto de la imp1·udancia
/
Capítulo_12 - La imprude1icia. __ ... ·--- -···- _-··· __,......... ... ·------·- _ 261
20 Al respecto, cf. BGH, NStZ, 2008, p. 686, con 1iota reprobato1·,a de Hai·dtung,
StV, 2008, pp.407 ss. .
2fi2 Helnmt Frister
Pero dado que.fl. no podía saber que se trataba de hongos venenosos, se•
gún la situación de hecho que le era conocible, el curso causal real.izado
quedó fuera de los límites de lo previsible según la experiencia general
de la vida. Por ello, si bienA habrá actuado imprudentemente al servir
pescado que, según él podía darse cuenta, estaba en mal estado, el re-
sultado producido no es imputable a esa imprudencia, de modo que A,
en suma, no es puni~le por homicidio imprudente(§ 222, StGB).