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Cardio Ii
Cardio Ii
Presentan válvulas (pliegue de la capa íntima) que solo permiten el flujo sanguíneo
unidireccional hacia el corazón e impiden la circulación retrógrada.
Abundantes en las venas de las extremidades inferiores.
Carentes en: venas del SNC, del endomisio muscular, de los huesos y porciones
superficiales de la piel.
Por el mayor diámetro (dm) de las venas, la velocidad de flujo venoso es más lento que el
arterial.
Venas cavas 7-20cm/s.
Aorta 25-35cm/s.
Las venas son 6-10 veces más DISTENSIBLES que las arterias, por lo que almacenan mayor
cantidad de sangre tras un incremento de la presión sanguínea.
Debido a su mayor dm, paredes delgadas y mayor distensibilidad, las venas almacenan el 60-
65% del volumen de sangre circulante (4-4.5L).
Capilares 5% de sangre, y el resto en el sistema arterial.
Las venas son vasos de CAPACITANCIA que actúan como RESERVORIOS de sangre.
La sangre venosa es más viscosa que la arterial, ello aunado a la lenta velocidad de flujo, a la
turbulencia impuesta por las válvulas y la distensibilidad de las paredes venosas facilita la
estasis sanguínea y la aparición de fenómenos tromboembólicos.
Estructura del sistema venoso: del centro a la periferia.
Túnica interna o íntima.
Limitante elástica interna (MUY fenestrada).
Túnica media (en las venas superficiales es mayor que en las venas profundas).
Túnica externa (su laxitud permite la distensibilidad de la vena).
Clasificación del sistema venoso (SV):
SV perforante.
SV profundo.
SV superficial.
Distensibilidad venosa.
Las venas son muy flexibles por lo que cuando aumenta la presión sanguínea interna sus paredes
se dilatan y se incrementa el volumen sanguíneo que contienen.
La distensibilidad venosa (relación presión-volumen) determina las variaciones del volumen
sanguíneo contenido en una vena en respuesta a cambios en la presión venosa.
Si la presión aplicada por los tejidos vecinos sobre las venas es superior a la que ejerce la
sangre sobre la pared interna del vaso, la vena se colapsa y su luz adopta una forma
elíptica.
Si aumenta progresivamente la presión transmural, el diámetro venoso aumenta
progresivamente, hasta que este se hace circular.
Esta fase de deformación venosa corresponde a la fase plana de la relación presión-
volumen y explica por qué las venas pueden actuar como reservorios sanguíneos, capaces
de almacenar grandes volúmenes de sangre con mínimos cambios de presión.
La mayor distensibilidad se observa en las venas cutáneas y esplácnicos, que actúan como
importantes reservorios de sangre venosa.
A presiones superiores a 5mmHg, la pendiente de la curva presión-volumen se acentúa, lo que
indica que cambios importantes de la presión venosa producen mínimos cambios de volumen.
Un aumento de volumen debe acompañarse de un aumento del radio vascular, producido por
el estiramiento de las estructuras elásticas de la pared venosa y, en menor grado, por el
alargamiento de la vena.
La contracción del musculo liso venoso producida por las catecolaminas o el frio disminuye la
distensibilidad venosa y desplaza la relación presión-volumen hacia arriba y hacia la izquierda,
lo que indica que para una misma presión el volumen venoso es menor que cuando el musculo liso
esta relajado.
La vasodilatación venosa producida por el aumento de la temperatura corporal o por fármacos
venodilatadores (nitratos) reduce el tono vascular y aumenta el volumen venoso para un mismo
incremento de presión, desplazando la curva presión-volumen hacia la derecha.
Inervación venosa.
Las venas están inervadas por fibras posganglionares simpáticas vasoconstrictoras y en menor
medida por arterias homólogas.
La estimulación de los receptores α-adrenérgicos produce una marcada constricción de las
venas cutáneas, mucosas, renales y esplácnicos, pero mínima en el musculo esquelético.
La venocontricción incrementa el retorno venoso y el volumen minuto cardíaco.
Las células endoteliales y musculares lisas de la pared venosa sintetizan y liberan sustancias
vasoactivas que pueden modificar el tono venoso produciendo:
Venocontricción angiotensina II, neuropéptido Y, neurotensina, vasopresina.
Vasodilatación péptidos natriuréticos auriculares, péptido intestinal vasoactivos, óxido
nítrico.
Vasoconstrictores o vasodilatadores en función del territorio venoso o de los receptores
sobre los que actúan bradiquinina, 5-hidroxitriptamina, histamina, eicosanoides.
En las células musculares lisas venosas existen canales iónicos de Ca2+ tipo L y de K+
(voltaje-dependientes y activados por Ca2+) que desempeñan un papel fundamental en la
reactividad del tono venoso.
Pulso venoso.
En las venas el flujo sanguíneo es uniforme, aunque a nivel de las grandes venas cercanas al
corazón es posible observar fluctuaciones de presión y de volumen sanguíneo, que reflejan los
cambios de presión de la aurícula y ventrículo derecho, y constituyen el pulso venoso.
El registro del pulso venoso yugular normal presenta dos ondas positivas, que coinciden con el
retaso o incluso con una inversión de flujo venoso y dos depresiones que indican aceleración de
este (fig. 39.2).
Las ondas positivas se corresponden con la regurgitación de la sangre hacia las venas cavas,
durante la sístole auricular (onda a) y con la protrusión de la válvula tricúspide cerrada en la
AD, durante la fase de contracción isovolumétrica ventricular (onda c).
El pulso venoso disminuye (onda x) porque el desplazamiento de las válvulas AV hacia el ápex
del corazón, durante el período de eyección rápida ventricular, aumenta la capacidad auricular,
y aspira sangre hacia el interior de las mismas.
Al comienzo de la relajación ventricular, las válvulas auriculoventriculares permanecen
cerradas, por lo que la presión auricular aumenta y, al abrirse, la sangre fluye hacia el
ventrículo, apareciendo una caída transitoria de la presión; estos cambios son responsables de
las ondas v e y, respectivamente.
La onda a precede ligeramente al primer ruido cardíaco, mientras que la onda c lo sigue, y la
onda v alcanza su máximo poco después del segundo ruido cardíaco. Además, las dos ondas
negativas se corresponden, respectivamente, con la sístole (x) y la diástole ventricular (y). De
ahí la importancia de evaluar el pulso yugular al mismo tiempo que se auscultan con el
estetoscopio los ruidos cardiacos o se realiza el electrocardiograma.
CIRCULACIÓN CAPILAR.
Circulación capilar.
Lugar los intercambios de sustancias entre la sangre circulante y el líquido intersticial que rodea
las células.
Las arteriolas (20-80μm) se subdividen en metaarteriolas (10-20 μm), que presentan una capa
muscular discontinua que desaparece en su extremo distal.
Las metaarteriolas pueden hacer contacto directo a través de los canales preferenciales con las
vénulas poscapilares, o bien dar lugar a los capilares verdaderos.
La relación metaarteriolas y capilares es muy variable, ya que en los tejidos con baja actividad
metabólica (cartílago, tejido celular subcutáneo) la relación es de 1:2-3, mientras que en los
tejidos metabólicamente activos (musculo esquelético y cardiaco) puede ser de 1:10-100.
Los capilares están formados por una monocapa de células endoteliales, pero carecen de capa
muscular en su pared.
En su punto de origen presentan un anillo de musculo liso, denominado esfínter precapilar, que
regula el paso de la sangre a través del capilar.
Son vasos de diámetro pequeño, dispuestos en paralelo y de alta resistencia.
Los capilares drenan en vénulas poscapilares y en vénulas musculares.
En los tejidos en reposo, la mayor parte de los capilares están colapsados y el flujo pasa
directamente de las arteriolas a las vénulas, mientras que en los tejidos activos la vasodilatación
de las metaarteriolas y del esfínter precapilar aumenta el flujo capilar.
En algunos tejidos, las arteriolas se unen directamente a las vénulas musculares a través de
anastomosis arteriovenosas, lo que evita el flujo de sangre a través de los capilares; por ello, el
flujo a través de estas anastomosis se denomina no nutricional.
El flujo nutricional, tiene lugar a través de los capilares y permite el intercambio de gases y
solutos entre la sangre y los tejidos.
Las anastomosis arteriovenosas presentan una capa muscular y son muy frecuentes en la
circulación cutánea (dedos, lóbulos de las orejas), donde participan en los fenómenos de
termorregulación.
Tipos de capilares.
Los capilares están formados por una monocapa de células endoteliales, rodeada por una
membrana basal constituida por colágeno no fibrilar.
Según su membrana puedes ser:
Capilares continuos: son los más frecuentes y predominan en la musculatura lisa y
esquelética, piel, tejido graso y conectivo, y en la circulación pulmonar.
Entre sus células endoteliales existen poros intercelulares de 6-8nm de diámetro, a
través de cuales pasan moléculas de bajo peso molecular y agua, pero NO proteínas.
Capilares Fenestrados: presentan poro de 20-80nm de diámetro, ocluidos en casi en su
totalidad por un diafragma.
Predominan en tejidos donde tiene lugar la absorción de nutrientes (mucosa intestinal)
o filtración del plasma (glomérulo renal), así como en las glándulas endocrinas.
Permiten mejor paso de líquidos y sales que los capilares continuos.
Capilares discontinuos: pared interrumpida por grandes espacios intercelulares de 0.6-3μm
de diámetro, por donde pasa el contenido sanguíneo (elementos formes y proteínas).
Localización: sinusoides hepáticos, bazo, tejidos linfoides y médula ósea.
Intercambios capilares.
El movimiento de líquidos a través de las células endoteliales capilares es proporcional a la
diferencia existente entre las presiones hidrostáticas y osmóticas a ambos lados de la
membrana capilar, de tal forma que el volumen neto de líquido que se mueve a través de la
pared capilar en la unidad de tiempo (Jv) es:
𝐽𝑣 = 𝐿𝑝𝐴[(𝑃𝑐 − 𝑃𝐼𝑇) − 𝜎(𝜋𝑃 − 𝜋𝐼𝑇)]
Vasos linfáticos.
El SL es un sistema de desagüe, NO de circulación.
Se inicia en capilares en fondo de saco, localizados en el extremo venoso de los capilares y de
las vénulas poscapilares.
Los capilares linfáticos se anastomosas, forman troncos linfáticos y drenan en los conductos
torácicos.
El conducto torácico derecho drena la linfa del miembro superior derecho y de la parte
derecha de la cabeza.
El conducto torácico izquierdo drena la linfa del resto del organismo.
Ambos conductos desembocan a nivel de la unión de la vena yugular interna y la vena subclavia.
Velocidad de conducción 100-120mL/h
Presiones 1-3mmHg.
Tejidos que CARECEN de vasos linfáticos SNC, cartílago, hueso y epitelio cutáneo.
Sus células endoteliales presentan uniones intercelulares muy laxas.
Las células musculares lisas de su pared presentan actividad miogénica espontánea que depende
de la entrada de Ca2+ a la célula. Esta actividad aumenta cuando se incrementa la presión en los
vasos linfáticos.
Composición de la linfa.
La linfa es líquido intersticial.
La concentración proteica media es de 3-4g/dL.
Linfa hepática 6gr/dL.
Linfa intestinal 3-5g/dL.
Linfa del músculo esquelético 1.5g/dL.
Flujo linfático 2-4L/día.
Fibrinógeno 50% de la plasmática.
La linfa se COAGULA in vitro.
Los riñones extraen menor cantidad de O2 que otros órganos; su gran aporte sanguíneo se debe
al mantenimiento de la homeostasis de los líquidos y no a su actividad metabólica.
El corazón es el órgano con mayor diferencia arteriovenosa de O2 y por tanto con menor
reserva de oxígeno. Esto explica por qué un aumento de la actividad miocárdica se asocia a un
aumento del flujo sanguíneo coronario.
Durante ejercicio intenso, el Gc aumenta 5 o 6 veces y la proporción de flujo que reciben los
músculos esqueléticos aumenta hasta un 90% debido a la gran disminución de la resistencia.
Como REGLA GENERAL, el flujo sanguíneo en cada tejido se regula al nivel mínimo para
satisfacer las necesidades en cada momento.
En reposo, el Gc normal aporta la cantidad de sangre suficiente para que cada órgano y tejido
pueda ejercer sus funciones de forma adecuada.
La regulación a largo plazo se refiere a aquellas variaciones del flujo que tienen lugar en días,
semanas o meses, las cuales se producen como resultado del aumento o la disminución del
número de vasos que irrigan un tejido determinado.
Regulación intrínseca depende de procesos y mecanismos locales del propio tejido.
Regulación extrínseca depende de mecanismos más generales.
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Papel vasodilatador importante, sobre todo en la regulación del flujo sanguíneo coronario.
Generalidades.
Universidad Central de Venezuela
Br. Katherine Alexandra Rosales Pereira
Escuela “Luis Razetti
Segundo año de Medicina 2014-2015
Cátedra de Fisiología
22 Caracas, 09 de Mayo de 2015.
La presión arterial (PA) está determinada por DOS factores gasto cardíaco (Gc) y RPT.
La regulación de la presión arterial está determinada por SNA, SNC, vasodilatadores,
vasoconstrictores y el riñón.
Sistemas humorales y SNS regulan el diámetro de las arterias musculares y el crecimiento
de células de la pared arterial, por lo que son responsables de los cambios de resistencia
periférica.
Riñón regula la PA a largo plazo, a través del control de la volemia y Gc, mediante la
regulación de la excreción de iones y agua.
Regulación nerviosa.
Objetivo mantener la PA dentro de niveles normales que permitan la perfusión adecuada de
todos los tejidos y órganos.
Actúa mediante el reajuste y corrección inmediata de los cambios que se producen en la PA, se
caracteriza por la rapidez de la respuesta (en pocos segundos).
La regulación nerviosa se realiza a través de mecanismos reflejos, cuyos receptores están
ubicados en distintas zonas del sistema cardiovascular; la información es conducida al bulbo y
protuberancia donde se elabora una respuesta para minimizar los cambios de PA. La vía
eferente es parte del SNA.
Lo reflejos extrínseco NO regulan en sentido estricto la PA, pero producen respuestas que la
afectan.
La sensación de frío y la prueba presora del frío, produce un aumento de la PA sistólica y
diastólica mediada por la activación simpática.
El dolor MODERADO, produce un aumento de la PA, pero el dolor PROLONGADO puede
producir disminución de la PA.
Áreas centrales de control cardiovascular.
Centro de regulación cardiovascular zonas difusas localizadas a ambos lados de la
sustancia reticular del bulbo y el tercio inferior de la protuberancia; recibe aferencias del
hipotálamo y la corteza cerebral. SON TRES:
Área presora en la zona lateral de la formación reticular, integrada por un centro
cardioestimulador y otro vasoconstrictor.
Área depresora en la zona media de la sustancia reticular, formada por un centro
cardioinhibidor (núcleo ambiguo y dorsal del vago) y un centro vasodilatador (fibras
se dirigen al centro vasoconstrictor y lo inhiben).
Área sensorial del fascículo solitario en ambos lados de la zona posterior del bulbo
y en la parte inferior de la protuberancia. Recibe aferencias de los nervios vagos y
glosofaríngeos, sus vías eferentes regulan el área presora y depresora.
Médula espinal, hipotálamo y corteza cerebral también ejercen una regulación
cardiovascular.
La ME integra respuestas vasomotoras producidas por la estimulación de receptores
de la temperatura, dolor o la descarga tónica de fibras eferentes simpáticas, que
produce la constricción tónico de los vasos de resistencia (centro de regulación CV).
El hipotálamo modula la actividad de los centros de regulación bulbares. A este nivel
se integran señales cardiovasculares asociadas a estados emocionales,
termorregulación y signos relacionados con la actividad y el ejercicio físico.
Regulación miógena.
El FSM está regulado por cambios en el tono de la musculatura lisa de las arteriolas y los
esfínteres precapilares.
En reposo, el tono vascular es alto y un 40-60% de los capilares musculares están
cerrados como consecuencia de la actividad tónica simpática regulada de forma refleja
por los barorreceptores.
Durante el ejercicio físico, el 100% de los capilares está abierto, a pesar del aumento del
tono simpático, lo que explica por qué el FSM puede aumentar 4-10 veces.
Durante el ejercicio predomina la vasodilatación producida por factores locales y
metabólicos sobre la regulación nerviosa simpática.
El musculo liso de las arteriolas musculares esqueléticas es capaz de contraerse o
dilatarse en respuesta a cambios de la presión de perfusión arterial. Cuando la presión
arterial aumenta, el musculo liso se distiende y responde con una contracción, mientras
que cuando la presión de perfusión disminuye, el musculo liso se relaja y se produce una
vasodilatación.
Estos cambios permiten mantener el FSM constante a pesar de los cambios de la presión
arterial.
Factores metabólicos locales.
Durante el ejercicio físico se produce una marcada vasodilatación en los músculos que
trabajan, lo que permite aumentar el FSM de acuerdo con las necesidades metabólicas.
Una reducción de la PO2 produce una vasodilatación directa de las células musculares
lisas vasculares y se liberan diversos factores que modulan el FSM, tales como
nucleótidos de adenina, adenosina, bradiquinina, histamina o acetilcolina.
El aumento del metabolismo incrementa la PCO2, disminuye el pH (se acumulan
hidrogeniones [H+] y ácido láctico), aumenta el K+ extracelular y disminuye la PO2. Todos
estos factores producen una relajación de las arteriolas y los esfínteres precapilares
y aumentan el flujo capilar, asegurando que el musculo reciba el aporte de O2 y
nutrientes adecuado para suplir el aumento de necesidades metabólicas durante el
ejercicio físico intenso, a la vez que se eliminan los productos de desecho celulares.
Factores mecánicos.
Cuando se realiza una contracción isométrica, el FSM disminuye o incluso se interrumpe si
la presión ejercida por el musculo supera a la presión arterial.
Cuando se realizan contracciones isotónicas rítmicas (pasear), transcurre un tiempo
suficiente entre cada contracción muscular y durante el periodo de relajación es cuando
tiene lugar el aporte de sangre y de nutrientes.
Durante la contracción aumentan la presión y el retorno venoso, mientras que durante la
relajación disminuye la presión venosa y aumenta la diferencia de presión arteriovenosa,
lo que contribuye también a aumentar el FSM.
La Figura 44.1 muestra como durante un ejercicio rítmico, a pesar de las fluctuaciones
del FSM, el flujo mínimo aumenta; una vez finalizado el ejercicio, el FSM disminuye
gradualmente durante varios minutos hasta que se alcanzan de nuevo los valores
normales.
La actividad física, además, aumenta por vía refleja el tono simpático y produce una
respuesta vasoconstrictora en los músculos inactivos y en otros órganos, facilitando una
distribución preferente del volumen minuto cardiaco hacia los músculos en actividad.
Una piel fría y de color gris azulado implica vasoconstricción capilar y vasodilatación del plexo
venoso profundo, mientras que cuando ambos están dilatados la piel esta roja y caliente.
Cuando los vasos cutáneos están muy contraídos por aumento del tono simpático, la piel adopta
un color blanquecino.
Control nervioso del flujo cutáneo.
Las arteriolas y las anastomosis arteriovenosas reciben una densa inervación simpática, pero
apenas reciben fibras vasodilatadoras parasimpáticas.
En el musculo liso de las arteriolas cutáneas existen receptores adrenérgicos α y β ,
mientras que en las anastomosis arteriovenosas tan solo existen receptores α
vasoconstrictores.
Las anastomosis arteriovenosas NO están bajo control metabólico y no presentan
autorregulación ni hiperemia reactiva, mientras que las arterias de resistencia SI.
Cuando existe un descenso de la temperatura corporal, aumenta el tono simpático y se
produce una marcada vasoconstricción cutánea y, en particular, de las anastomosis
arteriovenosas, disminuyendo el FSCt y la perdida de calor corporal.
Al aumentar la temperatura corporal (fiebre) o en ambientes cálidos se produce un
enrojecimiento cutáneo que refleja la marcada vasodilatación y el aumento del FSCt que
facilita la pérdida del calor corporal a través de la piel.
El control del FSCt, especialmente a través de las anastomosis arteriovenosas, está regulado
por el centro termorregulador del hipotálamo anterior.
Regulación metabólica.
Cuando se ocluye durante un corto periodo de tiempo una arteria cutánea, y luego se
desocluye, aparece la típica hiperemia reactiva, que aumenta el FSCt por encima de sus
valores habituales.
Circulación esplácnica.
La circulación esplácnica no solo transporta los nutrientes que han sido absorbidos en el tracto
digestivo, sino que desempeña un importante papel como reservorio sanguíneo, que ayuda a
mantener el retorno venoso y el volumen minuto cardiaco.
El flujo gastrointestinal está regulado por la PaO2, que al disminuir reduce las resistencias
vasculares y restaura el aporte de O2, y por la actividad metabólica, incrementándose hasta 2
veces durante las 3 horas que siguen a una comida, momento en que el flujo puede llegar hasta
200mL/min/100g.
El flujo de la mucosa es superior al resto de la pared gastrointestinal.
El aumento de secreciones digestivas incrementa el flujo mucoso y submucoso, mientras que el
aumento de la actividad motora gastrointestinal incrementa, fundamentalmente, el flujo
muscular.
Durante las contracciones musculares peristálticas o segmentarias disminuye la entrada de
sangre arterial y aumenta la salida de sangre venosa, mientras que durante la relajación estos
cambios se invierten.
El aumento del tono gastrointestinal reduce tanto la entrada arterial como la salida venosa, por
lo que tras una contracción tónica tiene lugar un aumento transitorio del flujo por encima de sus
valores habituales (hiperemia reactiva).
Durante la digestión se producen en la mucosa intestinal diversas hormonas peptídicas (VIP,
sustancia P, gastrina, colecistoquinina, bradiquinina, neurotensina, somatostatina), que aumentan
Circulación hepática.
El hígado recibe 1.4-1.5 L/min de sangre venosa procedente de la vena porta y 400-500 mL/min
de sangre arterial a través de la arteria hepática.
El hígado es el órgano que consume mayor cantidad de O2 (13-15mL/min/100g de tejido), por
tanto el flujo del mismo se incrementa cuando aumentan las demandas de O2 por parte del
mismo.
La unidad funcional del hígado es el acuno, que está perfundido por una vénula terminal portal y
una arteriola terminal, que acaban en capilares (sinusoides hepáticos).
Desde los sinusoides la sangre drena a las venas centrolobulillares, a las venas suprahepáticas y,
finalmente, a la vena cava inferior.
El flujo arterial hepático aumenta cuando el flujo venoso portal disminuye y viceversa.
Circulación esplénica.
El bazo está limitado por una capsula fibroelastica de la que parten numerosas trabéculas hacia
su interior, que delimitan unos compartimentos denominados lóbulos esplénicos.
El parénquima del bazo se compone de dos partes: la pulpa blanca y la pulpa roja.
La pulpa blanca es tejido linfático periarterial y su función es la producción de linfocitos T y B y
de células plasmáticas, que forman parte del sistema defensivo inmunitario del organismo.
La pulpa roja consiste en senos venosos entre los que se sitúa una red esponjosa de células
(macrófagos y granulocitos), que forman parte del sistema reticuloendotelial y actúan como
órganos de limpieza de la sangre, suprimiendo los restos de células sanguíneas, bacterias,
parásitos, etc.
En el bazo, la sangre se acumula en dos estructuras: los senos venosos, en los que confluyen las
venas y arterias esplénicas, y la pulpa blanca, que contiene capilares muy permeables que
permiten el paso de sangre y elementos formes a su través y penetra en los senos venosos.
La contracción de la capsula esplénica permite no solo aumentar la volemia, sino también el valor
hematocrito hasta en un 2%, a la vez que disminuye el peso del bazo.
Circulación cerebral.
La sangre llega al cerebro a través de las arterias carótidas internas y, en menor grado, de las
vertebrales.
El flujo venoso cerebral se realiza a través de los senos dúrales, que drenan en las venas
yugulares internas, aunque una cantidad variable de sangre drena a través de los plexos
oftálmicos y pterigoideo y por el sistema venoso paravertebral.
El flujo sanguíneo cerebral (FSC) aumenta en las zonas cerebrales más activas, siendo 4-6 veces
mayor en la sustancia gris (80-110 mL/100g/min) que en la blanca (15-25mL/100g/min), y mayor
en las áreas sensitivomotoras, visuales y auditivas de la corteza que en otras regiones, aunque la
porción del encéfalo que mayor flujo recibe es el tubérculo cuadrigémina superior.