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Sección: Documentación Pedagógica

Los entornos sonoros


Del ámbito doméstico al Jardín

Eleonora Orengo
Febrero 2018

“…Más allá de la oreja existe un sonido,


la extremidad de la mirada, un aspecto,
las puntas de los dedos,
un objeto: es allí a donde voy...”.

Es allí a donde voy, Clarice Lispector


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Los entornos sonoros. Del ámbito doméstico al Jardín

El universo sonoro es rico y complejo y resulta fascinante para los niños ya desde el comienzo
de su vida. Basta observar las reacciones que manifiestan los recién nacidos ante los primeros
estímulos sonoros: la voz de su madre y/o de quienes cumplen las funciones materna o
paterna, los objetos que suenan, los distintos sonidos y ruidos de su ambiente doméstico y ni
hablar, ante la música1.

El mundo de lo sonoro tiene su origen en la vida intrauterina, dado que es allí donde se

comienzan a recibir los primeros estímulos y señales. El sentido del oído es el primero en

desarrollarse durante la gestación y el último que pierde el ser humano.

Por otra parte, los sonidos y los ruidos que componen los distintos entornos sonoros en los

que la vida de cada uno de nosotros, y por ende la de los niños, se desarrolla es un tema

importante a tener en cuenta por sus alcances y sus posibles influencias.

El entorno sonoro doméstico propio de cada uno, formado por los ruidos y sonidos cotidianos

de cada casa, forman un entramado que se compone del resultado de las distintas acciones

personales que van desde las voces, las toses, los pasos y otras posibles acciones que cada

habitante de la casa o visitante realiza, incluidas las mascotas. También lo configuran los

ruidos y sonidos que producen los distintos objetos que en ella se encuentran, como los

electrodomésticos, los celulares, etc. Se suman también los sonidos particulares del barrio,

donde se encuentre ubicada cada vivienda, puede ir desde el sonido de los pájaros hasta

intensos ruidos de tránsito, según sea el caso. Así, cada casa posee su propia sinfonía

doméstica como la que describe Franz Kafka en su cuento “El gran ruido”.

1 Las imágenes del presente texto corresponden al Jardín maternal y de Infantes Lugar Arte de Quilmes
(Provincia Buenos Aires) actividad realizada por la autora junto con las docentes del jardín con lactantes y
deambuladores.

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Dentro de esta sinfonía existen sonidos que se escuchan sistemáticamente y con cierta

regularidad; muchos de ellos pueden darnos noción de tiempo y también de distancia.

Tal es el caso de la llegada de algún integrante del grupo familiar cuando, por ejemplo, regresa

de su trabajo; la “sonoridad de su andar” dará cuenta de lo cerca o lejos que está de la llegada

a su casa, y luego, si se trata de una rutina sistemática, la misma brindará una idea de la hora

o momento del día sin necesidad de utilizar reloj. Algo similar sucede también con el ruido de

algún vehículo, (por ejemplo, el camión que se ocupa de la recolección de la basura que pasa

a determinada hora), etc., y forman parte de lo que podríamos llamar rutinas sonoras. Estas

rutinas delinean un mapa sonoro en cada hogar, y dejan en algunos casos huellas al igual que

las provenientes de otros sentidos, como ciertos sabores, olores, perfumes, que forman parte

de los recuerdos de la infancia. En cuanto a lo sonoro y musical, lo central de estos recuerdos

estará dado por las canciones y las músicas provenientes del entorno familiar y de los

distintos ambientes que transite cada uno.

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Si tenemos en cuenta que muchos niños ingresan ya desde muy temprana edad a las distintas

escuelas infantiles, jardines maternales y de infantes, etc., donde pasarán varias horas, es

indispensable preguntarse cuál es el ambiente sonoro del jardín y qué elementos lo

componen, ya que poseerá, al igual que el entorno sonoro doméstico, su propia “sinfonía

cotidiana” que tendrá sus variables, porque se trata justamente de un espacio dinámico y

vital. Es fundamental tener en cuenta, además, que la actividad del niño es sonora por

excelencia.

Cada jardín tendrá sus posibles “rutinas sonoras” que se irán delineando también según los

distintos momentos de la jornada: el de lectura, el del juego , el descanso, la merienda, la

expresión corporal, la música, la educación física, etc.

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Las características de cada institución en relación con la diagramación de los espacios por un

lado, y los materiales de su construcción por el otro, sumadas a los sonidos del barrio,

enmarcan la sonoridad cotidiana del jardín con lo propio, y nos dejan pensando en otro gran

tema: la influencia de los edificios y de los ámbitos físicos en el desarrollo de las personas, en

general, y el de los niños y de la educación, en particular. Debido a la importancia que tiene el

entorno sonoro, las condiciones acústicas deberían ser tenidas en cuenta a la hora de diseñar

los edificios, obviamente, junto a otros factores de diversa índole y de no menor importancia.

La mayoría de las veces los componentes edilicios ya están dados y no permiten mayores

modificaciones, cosa que, además, no depende del personal docente, pero el hecho de poder

pensar sobre el tema y estar atentos a estas cuestiones relacionadas con la acústica, puede

ayudar a optimizar la distribución de los espacios físicos y la grilla horaria de actividades, de

forma que sea lo más provechosa y saludable posible a nivel acústico.

La clase de Música

Entrando en el terreno de la Educación Musical, que será tarea del maestro de Música y

también de los docentes de sala, surgen las preguntas acerca de cuáles son los estímulos

sonoros y musicales que se ofrecen en el jardín, cuántos y cuáles son los momentos en los que

la música se hace presente, con qué fines se los presenta y, finalmente, cuáles son las fuentes

donde abrevan y buscan los distintos recursos musicales los maestros. Cada una de estas

preguntas merece su desarrollo propio, debido a los aspectos involucrados en cada una de

ellas y a la complejidad y riqueza propias del lenguaje musical, entre otras cuestiones.

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En esta oportunidad abordaremos algunas de ellas. Un factor muy importante a tener en

cuenta es la relación entre los estímulos sonoros y el habitar de los espacios, lo cual nos

convoca a reflexionar acerca de las instalaciones sonoras. Una de las cuestiones para pensar

está en la relación de lo estético y visual con lo sonoro. Considero que el factor estético es

muy importante si se toma en cuenta la influencia positiva que los estímulos visuales ricos

producen en los niños, generando en estos casos, además, una fuente de atracción que los

llevará a la exploración.

Tengamos en cuenta que todo objeto material tiene posibilidades de producir sonido,

claramente dependerá, entre otros factores, del material con que esté hecho y las acciones

que sobre él se realicen: percutir, raspar, frotar, sacudir etc. Por otra parte, estamos inmersos

en un mundo donde la imagen está sobre valorada y donde todo pareciera entrar por los ojos.

Muchas veces un objeto puede resultar llamativo, atractivo como objeto en sí mismo, por su

forma, su color, el material con que está hecho etc., pero no así por sus cualidades sonoras.

Atendiendo a estas cuestiones, el desafío consiste en no perder de vista el resultado sonoro,

no modificarlo o “empobrecerlo” en función de su apariencia y al mismo tiempo no dejar de

lado los aspectos estéticos.

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Descontando que los elementos que la compongan cuenten con la facilidad de manipulación

acorde a las características y posibilidades físicas y motrices de los niños, y atendiendo,

además, a la importancia de lo estético y visual, se trata entonces de integrar los distintos

aspectos puestos en juego y propiciar la creación de ambientes cómodos, atractivos y

estimulantes que posibiliten las experiencias que el docente propone. De esta manera,

además, serán los niños quienes interactúen de manera autónoma con los objetos, donde

encontrarán múltiples posibilidades y, por ende, variados sonidos.

Otro aspecto a pensar tiene que ver con el lugar donde vaya a ubicarse la instalación, ya que

de sus características dependerán algunos fenómenos acústicos y la posibilidad de un mayor o

menor “rendimiento sonoro”. Algunos de los factores que influyen son: las dimensiones del

espacio, si es cubierto o si se encuentre al aire libre (en este último caso el hecho de estar a la

intemperie restringe el uso de algunos materiales por el posible deterioro), entre otros.

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Finalmente es interesante pensar que, según cómo se arme la instalación y se la construya,

podrá ser o no trasladada, modificada o reformada, para poder así generar sorpresa o añadir

cosas que los mismos niños puedan aportar. Puede que se desee que tenga ya un lugar fijo

asignado y que permanezca durante todo el año armada, o que sea solo durante un tiempo.

Como tantas otras cosas dependerá en gran parte de las posibilidades que cada jardín posea y

de los objetivos y proyectos que muevan a los docentes a este tipo de armados.

Es importante no perder de vista los aspectos antes mencionados, ya que, para ofrecer a los

niños estímulos de calidad, es fundamental conocer los distintos materiales a utilizar y las

posibles variables que puedan intervenir, cualquiera sea la temática a abordar o el proyecto

que se habrá de emprender.

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En tiempos de una vasta estimulación sonora y visual, dada muchas veces por medio de la

tecnología, y que a veces puede convertirse en una sobre estimulación; en una sociedad

donde el silencio es difícil de encontrar y que muchas veces parece temido, es una tarea

desafiante y necesaria nutrir a los niños de buenos estímulos sonoros, creando entornos ricos,

placenteros, contenedores y saludables que inviten al descubrimiento, al disfrute y a la

escucha.

*Eleonora Orengo

Estudió Educación Musical en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, es egresada de la
Escuela de Bellas Artes Carlos Morel de Quilmes; del Diploma Superior “Infancia; Educación y Pedagogía” y del
Posgrado “Educación Inicial y Primera Infancia” de FLACSO, Argentina.

Actualmente es docente en Institutos de Formación Docente de Nivel Superior y en la Escuela de Bellas Artes de
Quilmes Carlos Morel; donde tiene a su cargo cátedras del Magisterio de Música y del Profesorado de
Instrumento y la coordinación del área de Arte Infantil Música. Es capacitadora del Equipo Técnico Regional
(Región 4, Pcia de Bs As.) Especialista en el área de Educación Artística. Es miembro del Momusi. Coordina su
Taller de Iniciación Musical para niños, especializándose en el trabajo de mamás con bebés.

Vías de contacto: Móvil: (+54 9 11) 5422-0539; Mail: eleorengo@gmail.com y FB.

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