Está en la página 1de 71

lCBl André Wénin

~
Samuel,
juez y profeta
Lectura narrativa

EDITORIAL VERBO DIVINO


Avda. de Pamplona, 41
31200 ESTELLA (Navarra)
1996
e Samuel muchas veces sólo se conocen su nacimiento, tan deseado por de su
madre, Ana la estéril, y su llamada nocturna por Dios en Siló, cuando era todavía
un niño. Pero eso es únicamente el comienzo de una vida muy rica en aconteci-
mientos. Samuel es el último de los jueces y el primero de los profetas; entra en la
historia bíblica por haber sido el que la orientó durante más de cuatro siglos,
mediante el establecimiento de la monarquía. Él dio la unción real, aunque clan-
destinamente, a los dos primeros reyes, Saúl y David. Ante el poder real naciente,
él representa la autoridad de Dios y su Palabra. Samuel es el héroe de una historia
agitada, narrada de manera admirable.
La originalidad de este Cuaderno reside en su método de lectura: el análisis
narrativo (o narratología). Según este método, no se trata ni mucho menos de inten-
tar hallar los acontecimientos históricos a partir de las diversas tradiciones que die-
ron origen a estos textos tan elaborados. Al contrario, el lector se sitúa de antema-
no ante el texto final como obra literaria, con la coherencia narrativa y teológica que
le dieron sus últimos redactores. Este tipo de lectura supone, evidentemente, una
observación atenta del propio texto, el descubrimiento de sus articulaciones y sime-
trías. Es lo que podría llamarse un estudio estructural. Pero se necesita, además, un
estudio de las relaciones entre los diversos personajes, para seguir, como en cual-
quier novela, sus transformaciones sucesivas, que constituyen la trama misma del
relato.
André WÉNIN, biblista, enseña en Bruselas y en Louvain-la-Neuve; tiene gran
experiencia en análisis narrativo; por otra parte, ha publicado su tesis sobre el per-
sonaje de Samuel. Sus cualidades pedagógicas hacen que sea muy accesible la lec-
tura de este Cuaderno. Hará descubrir el personaje de Samuel a muchos lectores; y
estamos seguros de que les comunicará también el gusto por esta lectura narrativa y
los medios para abordar de este modo otros relatos de la Biblia.
Philippe GRUSON
INTRODUCCIÓN

Leer la historia bíblica de Samuel


Samuel es, en la Biblia, un personaje muy denso lo menos de dos redacciones sucesivas (lo cual su-
y significativo. ¿Acaso no están en el origen de la re- braya hasta qué punto marcó este personaje a las si-
aleza y del profetismo, esas dos instituciones funda- guientes generaciones). Por eso, la historia de la
mentales del pueblo de la alianza? Dejando de lado composición de los capítulos relativos a Samuel si-
a Moisés, que es un caso muy. especial, se le pre- gue siendo aún una cuestión seriamente discutida
senta como el primer profeta. Por lo demás, todos por los especialistas (véase el recuadro p. 11). Las
recuerdan la escena de su vocación como «hombre páginas siguientes no pretenden rehacer esta histo-
de la palabra», Pero el relato, después de hablar lar- ria del texto para intentar llegar al Samuel histórico y
go y tendido sobre las circunstancias de su naci- procurar reconstruir el trabajo multiforme de las ge-
miento y de su infancia, pasa luego a hacer de él un neraciones sucesivas que contribuyeron a forjar su
servidor del santuario, un juez, un intercesor, un vi- figura actual. Se trata, más bien, de leer el relato fi-
dente, un mediador y un hacedor de reyes. Samuel nal buscando la coherencia de conjunto del perso-
se presenta entonces como un ser excepcional entre naje y de los diversos episodios que describen su iti-
las figuras que pueblan las páginas del Primer Tes- nerario.
tamento. Esta coherencia no resulta sencilla. El texto lleva
las cicatrices de su larga historia bajo la forma de re-
peticiones, de discordancias y hasta de contradiccio-
UNA NUEVA APROXIMACiÓN: nes. Bastarán unos ejemplos. Dos oráculos del Se-
LA NARRATOLOGíA ñor condenan a los sacerdotes infieles de Siló (1 Sm
2,27-36 Y 3,11-14). Igualmente, tres relatos, diver-
gentes entre sí, narran cómo Saúl se convirtió en rey
Los comentaristas del primer libro de Samuel se (9,1-10,16; 10,17-25 Y 10,26-11,15). También, en
complacen en subrayar el carácter sumamente hete- dos ocasiones, el mismo Saúl sufre un trance profé-
rogéneo, y a veces contradictorio, de los textos que tico (10,10-12 y 19,23-24). Junto con las discordan-
tienen que ver con nuestro personaje. Provienen de cias, encontramos, por ejemplo, un largo paréntesis
numerosas fuentes distintas que han sido objeto por en la historia de Samuel: las aventuras del arca, de
5
las que podemos preguntarnos por qué Interrumpen que el lector pueda dejarse llevar por la arbitrariedad
un relato que apenas ha comenzado (cap 4 a 6) Ha- de su cnterlo puramente sUjetlvo Porque SI el narra-
blando de contradicciones, la más clara es la del ca- dor plantea preguntas, ofrece Igualmente de vez en
pítulo 9 En las páginas anteriores, Samuel ocupa un cuando algunos elementos de respuesta, que es
lugar central en Israel· gracias a él se ha superado el precIso encontrar antes de utilizarlos como claves
peligro filisteo y él es a qUien se dirigen los anCia- de lectura Todo este trabaja representa la aporta-
nos del pueblo para obtener un rey (cap 7-8) Pero ción indispensable del lector, y la narratología deta-
en el capítulo 9, cUriosamente, vuelve a aparecer lla sus reglas.
Samuel con los rasgos de un simple vidente de al-
dea. Estas dificultades han hecho decir a un comen-
tador reciente que las tensiones Internas del relato
Impiden una lectura seguida de la historia de Sa- UNAS NOCIONES
muel ¿Pero no será posible ver las cosas de otro SOBRE EL MÉTODO
modo? ¿No habrá una manera sensata de leer el
texto actual de un relato bíblico como el primer libro
de Samuel? En efecto, un texto literariO corresponde siempre a
Es lo que propone un nuevo método exegético, la unos elementos convencionales propiOS de una épo-
«narratología», llamada también «análisIs narrati- ca y de una cultura. En este sentido, los relatos bíbli-
vo» Las abundantes anomalías que chocan en el cos nos resultan extraños, aunque cierta familiaridad
relato constituyen para este método otros tantos con los textos puede Ir atenuando poco a poco esta
enigmas que desafían a la inteligencia del lector extrañeza Se comprende entonces la neceSidad de
Manifiestan que el sentido no está dado de antema- un método riguroso, aunque el carácter inductiVO del
no, SinO que hay que constrUirlo en el acto de la lec- análisIs literariO Implique una cierta dOSIS de empiriS-
tura Estos puntos de interrogación, estas lagunas, mo y aunque el empleo de una téCnica concreta no
estas incoherencias se aprecian entonces como sig- dispense al lector del compromiso que le eXige el tex-
nos que el narrador 1 hace al lector, para provocarle to
a una lectura activa en la que ha de comprometerse Para estudiar una histOria como la de Samuel se
Le toca al lector responder a las cuestiones que necesitan dos pasos prevIos. El pnmero es un estu-
plantea la narraCión, ya que Sin su respuesta el tex- diO estructural o retórico que Intenta poner en eVI-
to quedarla Inacabado y su unidad y coherencia per- denCia la estructura literaria del conjunto narrativo y
manecerían ocultas Esto no significa, Sin embargo, de sus diversas partes 2. POniendo al desnudo el cua-
dro donde se desarrolla el relato, se hacen destacar
fas articulaciones Internas capaces de gUiar la Inter-
pretación. A partir de los IndicIOS que aparecen en la
1 El hecho de que haya una historia Implica que alguien tie-
«superficie» del texto -inclusiones, palabras-clave y
ne que contarla Tal es el concepto que designa la palabra «na-
rrador,) (o «autor ImpllcltO») Por tanto, es un personaje fiCtiCIO palabras-gancho, rupturas en la SintaXIS, paralelis-
que suele estar en el trasfondo de un relato que no eXlstlrla Sin
el y que lo cuenta sin intervenir directamente en la acclon No
hay que confundirlo con el «autor real» (o los «autores reales»,
en el caso de 1 Sm) estos son personajes hlstorlcos que con- 2 oA Vanhoye ha presentado e Ilustrado este metodo en el

tribuyeron a formar el relato, desde las primeras creaciones ora- Cuaderno blblico nº 19, titulado El mensaje de la Carta a los He-
les hasta la redacclon final breos, Verbo DIVinO, Estella '1994

6
mas y otras simetrías- se puede descubrir la organi- encuentra ante una repetición, en vez de postular
zación literaria. Pero tampoco hay que olvidar las po- dos fuentes distintas, el lector pensará en distinguir
sibles conexiones en el plano narrativo -relaciones los puntos de vista del narrador de la historia y de
entre los actores, técnica del relato, diálogos en eco, los diferentes actores; intentará comprender la fun-
etc.-, para poner en paralelismo las escenas que ción de esa repetición, el efecto que producen en
pueden iluminarse mutuamente. ella las variantes (por muy ligeras que sean), etc. Si
El segundo paso consiste en estudiar el persona- observa una contradicción, el lector recordará que
je de Samuel con la ayuda de técnicas que tienen un relato puede situarse en diversos niveles. Así,
cuando se perturba la lógica de la trama narrativa,
que ver con la narratología.propiamente dicha. Se
se preguntará si esto no adquiere un sentido en un
trata de observar cómo actúa el personaje respecto a
nivel inter-textual, es decir, si el narrador no remitirá
los demás actores. Para ello se analizará con preci-
quizás a otro episodio del mismo relato e incluso a
sión el juego de actores, las transformaciones que
otro relato bíblico, que podría iluminarlo; a no ser
sufren o que provocan. Se examinará el contenido y que el juego de la aparente incoherencia no tenga
la función de los discursos y de los diálogos, conce- importancia en el nivel de la relación entre el narra-
diendo una especial atención a los diversos puntos dor y el lector.
de vista que se expresan. Se estudiarán los elemen-
Como se ve, este método intenta pegarse lo más
tos de descripción directa o indirecta del personaje,
posible al texto, para permitir que él mismo brinde
la terminología y los títulos utilizados para describirlo
sus claves de interpretación. Así pues, su actuación
o cualificar su acción, así como las comparaciones encierra forzosamente un aspecto pragmático que re-
con otros personajes literarios, bíblicos la mayor par- vela su origen anglosajón. Porque de lo que se trata,
te de las veces, comparaciones a las que recurre fi- en definitiva, es de hacer que hable el relato, re-
namente el narrador para subrayar de forma discreta crearlo de alguna manera para que aparezca su co-
tales o cuales rasgos de su héroe. herencia de fondo. Por eso el estudio va siguiendo el
Ante las anomalías que perturban la narración, relato paso a paso, sin olvidar en absoluto las esce-
pueden resultar útiles algunos principios. Así, si se nas en que no interviene Samuel.

Las grandes articulaciones del relato

Antes de leer el relato en busca de Samuel, se im- ferencia de los israelitas por el arca de la alianza, se
pone un primer contacto con el conjunto del material impone en una victoria aplastante contra los filis-
narrativo. Una buena manera de hacerlo es poner en teos. Samuel se convierte entonces en juez, gober-
él un poco de orden para estructurarlo. nando a Israel «todos los días de su vida». Se plan-
El primer libro de Samuel tiene tres grandes par- tea luego el problema de la realeza, que ocupa la
tes. La primera (capítulos 1 a 7) narra el ascenso del segunda parte. Al principio, la nueva institución po-
joven Samuel: eclipsado algún tiempo por la pre- lítica parece complicarle las cosas a Samuel (cap.
7
8), que acaba, sin embargo, ratificándola e inte- ne más remedio que desaparecer, en conformidad
grándola solemnemente en la alianza (cap. 12). En- con los oráculos divinos.
tre tanto, con la ayuda del profeta, el Señor pone Desaparece realmente (4,11-22), pero en medio
un rey aceptado por el pueblo, Saúl (capítulos 9 a
de una catástrofe de toda la nación, cuyo anuncio ya
11). El resto del libro forma la tercera parte, dedi-
había recibido Samuel: es que Israel había creído
cada a narrar el reinado trágico de este rey. Recha-
que podía doblegar a Dios a sus caprichos (4,1-10).
zado desde sus primeras intervenciones militares Apenas termina una crisis, surge otra en el horizon-
(capítulos 13 y 15), Saúl emprende bajo muy negros te. Esta vez se trata de una doble crisis: por un lado,
auspicios una carrera que terminará c9n una derro- la derrota militar del pueblo; por otro, la captura del
ta vergonzosa y un suicidio miserable (cap. 31). En
arca por los filisteos. Se trata de signos evidentes. El
esta tercera parte, la más larga, se narran las cala- relato prosigue con el segundo problema de esta cri-
midades de Saúl, inexorablemente sustituido por sis: el arca demuestra su poder de manera prodigio-
David, al que intenta desesperadamente, pero en sa, tanto entre los vencedores filisteos (5,1-6,13), co-
vano, apartar del trono.
mo entre sus adoradores israelitas (6,14-7,1). Cuan-
do Israel suspire ante el Señor y, siguiendo las pala-
bras de Samuel, renuncie a su idolatría, entonces so-
CONTENIDO Y ESTRUCTURA nará finalmente la hora de su revancha sobre el ene-
DE LA PRIMERA PARTE (Cap. 1-7) migo. La súplica del profeta y la victoria del Señor
dan una solución a la crisis (7,2-14). Vienen enton-
ces los años serenos durante los cuales Samuel
El libro de Samuel comienza con una serie de re- «juzga» a Israel'. tal es el objeto del sumario tinal
(7,15-17).
latos bien hilvanados que van desde la concepción
del héroe hasta su actividad de juez en Israel. La Así pues, esta primera parte del libro está com-
amarga esterilidad de Ana alcanza un feliz resultado puesta de dos conjuntos articulados entre sí por el
con el nacimiento de Samuel (1,1-20). Sin embargo, destino trágico de la familia de EIí, el sacerdote de
éste ha sido consagrado al Señor con un voto que Siló, y por la ascensión de Samuel. El primer conjun-
Ana tiene que cumplir. Por eso, lleva a su hijo al san- to (cap. 1-3) tiene como teatro el santuario de Siló y
tuario de Siló (1,21-2,11 a). Pero incluso antes de que como objeto las historias, entrelazadas en parte, de
su aventura termine con la victoria definitiva sobre la dos familias: la de Samuel y la de los sacerdotes, cu-
esterilidad (2,19-21), se abre una nueva crisis: en Si- ya decadencia hace destacar más los méritos del jo-
ló, el pequeño Samuel se ve enfrentado con unos sa- ven héroe. Una inclusión entre 1,3 Y 3,20-21 enmar-
cerdotes decadentes, ante los que resultan inútiles ca el cuadro (el Señor, en Siló) y la oposición princi-
las blandas protestas de un padre caprichoso, Elí pal del relato: los dos hijos de Elí, sacerdotes del Se-
(2,11 b-18.21 b-16). Esta obstinación en el mal exige ñor por un lado; Samuel, profeta a quien el Señor se
una condena. El oráculo que la fulmina termina sin revela con su palabra, por otro. El segundo conjunto
embargo con la promesa de un sustituto fiel (2,27- (cap. 4-7) ensancha la perspectiva: todo Israel se ve
36), promesa que parece cumplirse cuando el Señor ahora implicado directamente en una campaña mili-
llama a Samuel para confirmarle la decisión ante la tar lanzada por Samuel contra los filisteos. Según el
que se resigna Elí (3,1-18). Una vez acreditado Sa- relato del libro de los Jueces, se sabe que éstos opri-
muel como profeta (3,19-21), el antiguo poder no tie- mían a Israel desde los tiempos de Sansón, cuya ca-
8
rrera se saldó con un fracaso Samuet lanza entonces Entonces comienza de nuevo la hlstona en otra
un combate de liberación (4,1) 3, que no concluye parte, con un Joven llamado Saúl, enviado por su pa-
hasta la vlctona de Israel y el regreso de la paz (7,12- dre a buscar unas asnas que se habían perdido Un
14). Una vez más, el nombre del lugar decIsIvo se poco más adelante (9,15-16) sabemos que se trata
menciona en una inclusión es Eben-ha-Ezer, la "Pie- de un plan del Señor: quena conducir a Saúl hasta el
dra del Socorro» profeta, para confenrle la unción real Al final de una
escena Sibilina, Samuel lo unge en secreto, le anun-
cia lo que va a pasar y le da sus instrucciones. Las
prediCCiones de Samuel se cumplen puntualmente,
CONTENIDO Y ESTRUCTURA dejando una aureola de mlsteno que Saúl sabe pro-
DE LA SEGUNDA PARTE (Cap. 8-12) teger adecuadamente (9,1-10,16) Samuel convoca
entonces al pueblo en Mlspá para proceder a echar
suertes para la designación del rey. Es designado
Al final de la pnmera parte se recuerda en un su- Saúl y, cuando se presenta, destacando por su esta-
mano la actividad del último Juez, Samuel (7,15-17). tura sobre los hombros de todo el mundo, el pueblo
Al comienzo de la tercera, una fórmula consagrada lo aclama como rey (10,17-25). Pero algunos cntlcan
anuncia el comienzo de un reinado (13,1). Entre las esta eleCCión. Una vlctona indiscutible sobre el rey de
dos, se narra, pues, la transIción del régimen de los Aman, que amenazaba a los aliados de Israel, viene
Jueces al de los Reyes Todo comienza con los hiJos a confirmar la eleCCión de Saúl. y todo el pueblo se
de Samuel que, como los de Elí, no siguen las hue- dirige a GUllgal para celebrar la entronizaCión del rey
llas de su padre. Por eso, los ancianos de Israel acu- (10,26-11,15)
den a Samuel para pedirle un rey El anciano Jefe re- En mediO de esta asamblea, el anciano Jefe se le-
acciona mal y, atendiendo a una orden ambigua del vanta para despedirse del pueblo, que admite de
Señor, Intenta apartar al pueblo de su proyecto con buen grado la Justicia de su gobierno A contlnuaclon,
una descnpclon negativa de la monarquía. Pero el Samuel recuerda al pueblo todo lo que el Señor ha
pueblo no se deja convencer. Esta vez, y contra la or- hecho por Israel desde la salida de Egipto hasta el
den expresa del Señor, Samuel disuelve la asamblea nombramiento de un rey Reafirmando entonces la
(cap 8). soberanía del Señor, inSiste en que el establecimien-
to de la monarquía no supnme la alianza ni la fideli-
dad necesana a DIos Finalmente, en mediO de un
escenano grandiOSO, Samuel inVita al pueblo a reco-
nocer que ha pecado al pedir un rey, Siendo así que
3 En este lugar muchas de las traducciones se apartan del solo el Señor es rey El profeta urge por última vez al
texto masoretlco Osty y la BiblIa de Jerusalen optan por el tex- pueblo al temor del Señor antes de dejar definitiva-
to de los Setenta, que es mas largo y atnbuye a los filisteos la
responsabilidad de la guerra, lo cual no tiene sentido mas que mente su SitiO al rey (cap 12)
en la medida en que estos son los amos e Israel no amenaza su Este conjunto narrativo se estructura fáCilmente
supremacla La TraducclOn ecumentca, por su parte, sigue el
texto hebreo, pero creo que se equivoca al vincular la pnmera en tres actos En el centro (cap 9 a 11) se Impone la
parte de 4,1 a lo que precede, dado que gramatICalmente no es figura de Saúl Presentado en las pnmeras líneas co-
muy correcto traducir alll el verbo en Imperfecto SI se respeta la mo un Joven de la tnbu de Benjamín que supera en
puntuaclon del texto hebreo, el relato es claro "y la palabra de
Samuel se dlnglo a todo Israel e Israel saliO para la guerra con- estatura y en cualidades a todos los demás Israelitas
tra los filisteos " (9,1-2), sigue estando en el centro de la escena final,
9
en la que el pueblo lo reconoce como rey ante el Se- te al candidato del Señor. El relato nos hace asistir
ñor por invitación de Samuel (11,14-15). No se pue- entonces al ascenso del futuro rey. Puesto al servicio
de resumir mejor este acto que narra cómo Saúl es de Saúl, pasa a ser su yerno tras su victoria sobre
nombrado rey. Por otro lado, inmediatamente antes, Goliat y otras hazañas contra el enemigo filisteo. Tra-
resuena la orden divina de dar al pueblo un rey ba entonces amistad con el delfín de Saúl, Jonatán,
(8,22a), y viene luego la constatación de la ejecución que renuncia a sus derechos en favor suyo y lo pro-
de esta orden (12,1). En ambas partes, dos relatos tege contra las ideas asesinas de su padre (cap. 16-
sobre asambleas nos informan de las discusiones 21). La tercera fase ve a David transformarse en un
entre Samuel y el pueblo sobre la monarquía como jefe guerrillero, perseguido inútilmente por Saúl, que
institución. El capítulo 8 deja el problema sin solu- busca su muerte. En dos ocasiones, David respeta la
ción, ya que termina con la reiterada petición de que vida del rey, que estaba a su merced (cap. 22-26). Fi-
se nombre un rey, petición que Samuel no parece te- nalmente, David se refugia entre los enemigos jura-
ner la intención de acoger. Por otra parte, el acto dos de Saúl, los filisteos, que entran en campaña
queda como «encerrado" por una inclusión entre la para vengarse de Israel. Apartado de esta guerra por
reunión y la disolución de la asamblea (8,4 y 22b). Al sus nuevos aliados, David se gana a Judá para su
contrario, en Guilgal, el problema se soluciona con la causa con su victoria sobre Amalee. En cuanto a
introducción de la monarquía en la alianza (cap. 12). Saúl, su enfrentamiento con los filisteos acaba en de-
Aquí la escena sigue «abierta,,: se cierra con puntos sastre, como se lo había predicho Samuel, evocado
suspensivos... , sin que se despida a la asamblea y de la morada de los muertos por una nigromante
sin inclusión de ningún tipo. Es que comienza una (cap. 27-31).
nueva historia: la de la monarquía. Samuel interviene ante todo al comienzo de esta
larga historia. Siempre aparece ligado de una u otra
forma al fracaso de la realeza de Saúl. Su primera
aparición era esperada, ya que el profeta se la había
PAPEL DE SAMUEL EN LA
anunciado al rey inmediatamente después de su con-
HISTORIA DE SAÚL (Cap. 13-31) sagración (10,8). Le resulta ya fatal a Saúl que, cogi-
do en falta, oye a Samuel declarar que no se man-
tendrá su realeza (13,7b-15a). ¿Le da éste, sin em-
Al retirarse Samuel del gobierno de Israel, es ló- bargo, una oportunidad mandándolo a combatir a
gico que deje de ocupar el primer plano tras la llega- Amalee y a entregarlo al exterminio? De todas for-
da de Saúl. Pero sólo poco a poco va desaparecien- mas, Saúl se muestra incapaz de ejecutar fielmente
do de la escena. la orden recibida. Por eso, advertido por el Señor,
El relato del reinado del primer rey se desarrolla Samuel vuelve a señalar al rey su rechazo definitivo
en cuatro fases. La primera narra cómo Samuel re- (cap. 15). Es entonces cuando el Señor envía al pro-
chaza a Saúl en dos ocasiones en nombre del Señor feta a Belén para ungir un nuevo rey sin que lo sepa
por desobediencias aparentemente anodinas. Por el Saúl: es David, el hijo más pequeño de Jesé (16,1-
contrario, Jonatán, el hijo del rey, se gana las simpa- 13).
tías del pueblo con un ataque a los filisteos (cap. 13- A continuación, retirado en su aldea de Ramá,
15). Una vez reprobado Saúl, la sucesión queda Samuel desaparece de la historia casi por completo.
abierta. Tal es el objeto de la segunda fase. De ante- Volvemos a encontrarlo una vez cuando David, para
mano, la unción secreta de David designa claramen- escapar de Saúl, se dirige a su casa y goza de su
10
ayuda eficaz (19,18-24). Se le vuelve a mencionar da su vida, en la que tanto le habría gustado vencer
para anunciar su muerte y el duelo que por él hizo Is- (28,3-25).
rael (25,1 a). Pero, curiosamente, no es ésta su última
En los siguientes capítulos tomaré el relato leyén-
«aparición» en el relato, ya que la medium de Ein-Dor
lo evoca de la morada de los muertos y lo hace pre- dolo página por página. Por razones de comodidad,
sente a Saúl como un fantasma. Samuel le recuerda lo dividiré en seis actos que corresponden a las gran-
al rey su condenación antes de anunciarle la inmi- des secciones de las tres partes que hemos descrito,
nencia de su fin trágico y de la derrota de sus tropas agrupando en el último acto las intervenciones de
en la guerra contra los filisteos, aquella guerra de to- Samuel durante el reinado de Saúl.

HISTORIA DE LA REDACCiÓN DE LOS TEXTOS SOBRE SAMUEL

El origen y la historia de la composición de los libros Saúl que muestra cómo aquel «salvador» se convirtió
de Samuel siguen siendo puntos muy discutidos entre los en rey, según el anuncio de un vidente y tras una haza-
exegetas. Se han hecho varias propuestas, pero ninguna ña guerrera (9,1-10,16; 11,1-15). Estas tradiciones que
ha obtenido un consenso suficiente. Ha sido M. Notb 1 el se remontan al menos al siglo IX fueron recogidas, re-
que ha dado a la investigación su orientación actual, elaboradas y unificadas en un documento procedente
avanzando la hipótesis de una redacción deuteronomis- de los ambientes proféticos del reino del norte, proba-
ta de un material preexistente en forma de tradiciones blemente a finales del siglo VIII. Se trata de una histo-
aisladas o de bloques ya constituidos. Su hipótesis ha si- ria seguida de los orígenes de la realeza en Israel. Para
do recogida por muchos, que la han hecho más comple- su autor, esta nueva institución es inútil, ya que basta
ja todavía. Es imposible dar cuenta aquí de las muchas con el poder profético encarnado en Samuel (cap. 3 y
investigaciones realizadas. Me contentaré con presentar 7). Fue tras una petición del pueblo cuando Dios le
brevemente dos hipótesis recientes, limitándome a los concedió un rey (cap. S). Pero el profeta sigue conser-
pasajes de l Sm que se refieren a Samuel. vando su poder, ya que es el auténtico portavoz de Dios
Junto a otros ensayos que multiplican las redaccio- (cap. 12). Como tal pronuncia Samuel en tres ocasio-
nes deuteronomistas, P. K. McCarter " en su comenta- nes la condenación de Saúl (13,7-15; cap. 15 y 2S). En
rio aparecido en 19S0, propone distinguir tres estratos. la época de Josías (Jerusalén, final del siglo VII), esta
La primera está formada por las antiguas tradiciones historia profética fue integrada por un escritor de la co-
recogidas ya en ciclos; reconoce de este modo un anti- rriente «deuteronomista» en una obra más amplia que
guo relato sobre el arca (4,1-7,1), así como un ciclo de va desde Josué hasta el tiempo de Josías. Con este mo-
tivo, se lleva a cabo una revisión de la misma. Así, la
petición de un rey se parece mucho a una apostasía, da-
do que la realeza sólo deriva su legitimidad de su in-
troducción en la alianza (S,S; 12,6-15.20-25). Para
I M Noth, Uber[¡e!erungsgeschlcht[¡che Studien Komgsberg

1943 (p. 1-110). McCarter, lo esencial de la figura de Samuel se remon-


2 P. K McCarter, 1 Samuel (Anchor Blble 8), Nueva York
ta a la redacción profética, mientras que la redacción
1980 deuteronomista le añade la función de juez.

11
En un reCIente artículo, A Caquot 3 propone otra hI- JUICIO negatIvo sobre el santuarIO de SIló y sus sacer-
pótesIS sobre la composIcIón de estas págmas Sm pro- dotes lo lleva a mterpretar la muerte trágIca de EH y de
nunCIarse sobre el ongen y la antIguedad de las tradI- sus hIJOS como la consecuenCIa de las faltas cultuales
CIOnes pnmItIvas, dIstmgue tambIén él tres estratos re- condenadas por DIOS (cap 2 y 3,1l-14) Su preocupa-
daccIOnales El texto pnmItIvo es ya un relato segUIdo, CIón relIgIOsa lo lleva Igualmente a hacer de Samuel un
con un arte narratIvo excelente Es obra de algUIen cer- naZIr (1,11), luego un sacerdote que ofrece sacnficIOs
cano a DavId, dellmaJe del sacerdote EH (el «bIógrafo (7,9-lOa, 13,7-15 y 16,2), que procede a ntos de expIa-
abIatánda») Narra cómo el venerable sacerdote EH CIón (7,6) y que da la unCIón a DavId lo mIsmo que Sa-
forma en SIló al Joven Samuel (cap 1), descnto como doc ungIó a Salomón (cap 16) Más tarde, tras la caída
un nuevo MOIsés, medIador entre el Señor y el pueblo de Jerusalen y la desapancIón de la monarquía (año
más que como sacerdote y profeta (cap 3) Lo mIsmo 587 a C), un redactor deuteronomIsta dIO la últIma
que MOIsés, obtIene la salvacIón de Israel con su sola mano al relato Con dIversos retoques, mSIste en el pro-
mtercesIón (cap 7) El Señor le envía a Saúl para que fetIsmo de Samuel, que se conVIerte en el hombre de la
lo consagre y la unCIón se revela eficaz baJo el Impul- palabra (3,lb 21b, 4,1), pero tambIén en el últImo de
so del Espíntu dIvmo, el rey obtIene una vIctona (11,1- los Jueces (7,15-17) Presenta la realeza con acentos ne-
11) RIval del pnmer redactor por pertenecer a una ca- gatIvos el Señor la rechaza (8,7-10, 10,18b-19) y sólo
sa sacerdotal enemIga, el «reVIsor sadócIda» modIfica es legítIma en cuanto que se somete a la ley y a su me-
esta obra poco después de la muerte de Salomón Su dIador (cap 12) Porque, SI este redactor no condena la
realeza como tal, está claro que sus preferencIas lo m-
clInan por la teocraCIa Por otra parte, es en nombre de
) A Caquot, «Samuel (Llvres de)>> en Supplement au DIe ésta como Samuel acabará rechazando a Saúl, prefigu-
tlOnnatre de la Hlble, XI, Letouzey 1991, col 1048-1098 raCIón del fracaso de la monarquía (cap 15 y 28)

12
ACTOI
NACIMIENTO E INFANCIA DE SAMUEL
O EL RETORNO DE LA PALABRA
(1 Sm 1-3)

Este acto es demasiado largo para que podamos con ella (1,5-6 Y 2,20-21 a), y el relato da cuenta de
abarcarlo de una sola mirada. Por otra parte, algunas esta transformación.
inclusiones permiten distinguir en él dos cuadros. En La continuación del texto forma un segundo cuadro.
efecto, los padres de Samuel, Elcaná y Ana, intervie- También éste está enmarcado por una inclusión que su-
nen solamente hasta 2,21, donde su mención y otros braya de nuevo una evolución sensible del personaje
elementos forman inclusión con el comienzo del ca- principal, Samuel. Así, en 2,21b, se lee: «El joven Sa-
pitulo 1: en ambas partes se habla de peregrinacio- muel crecía junto al Señor». Y el resumen que concluye
nes regulares y de sacrificios ofrecidos «todos los el acto, en 3,19, comienza con estas palabras: «Samuel
años» por estas gentes (1 ,3a y 2,19). Por otra parte, crecía, y el Señor estaba con él». En adelante, Samuel
algunas relaciones significativas subrayan el contras- no es ya un muchacho, un pequeño criado que depende
te entre las situaciones inicial y final de Ana. Así, en del sacerdote; y el Señor está con él, lo mismo que él es-
2,20, es a ella a quien designa la palabra «su mujer», taba con el Señor. También aquí la historia refiere las cir-
y no a Feniná, como al principio (1,4). Igualmente, cunstancias de estos cambios. Otra inclusión pone ade-
Ana tiene «hijos e hijas», a pesar de que no los ha- más el acento en el punto decisivo del asunto: está aquí
bía tenido antes, a diferencia de su rival (1,2.4 Y en juego la suerte de «todo Israel» (2,22 y 3,20). Volva-
2,21a). Es que ha cambiado la actitud del Señor para mos ahora sucesivamente sobre los dos cuadros.

13
Primer cuadro: Samuel, el hijo del don (1,1-2,21a)

es Interpretada por Elí como un signo de embnaguez,


ESTRUCTURA LITERARIA Y NARRATIVA y un diálogo restablece la verdad de la situación, por
otro lado, en 1,24b-28 la corta edad de Samuel cons-
tituye un obstaculo para su admisión en el templo,
SI se consideran las menciones formales de la pe- pero ante la explicación de Ana se inclina el sacer-
regnnaclón en este cuadro, se observa que, en los li- dote Elí '. Finalmente, en cada ocasión la escena de-
mites de la inclusión que hemos señalado, donde se semboca en la alegría de Ana (1, 18b Y 2,1-10) El es-
evocan las peregnnaclones penódlcas de la familia
quema adjunto sintetiza los datos que hemos desta-
de Samuel (1,3a y 2,19), el relato se entretiene en
cado y pone de relieve los múltiples paralelismos en-
dos peregnnaclones concretas de Elcaná Una co-
tre las dos partes del cuadro
mienza en 1,4 (<< Elcaná ofrecía el sacnflclo») para
acabar en 1,19a; la segunda va de 1,21 a 2,11 a. En Desde una perspectiva narrativa, nos encontra-
estos relatos, la acción central se refiere a Ana y a mos con dos secuencias enlazadas entre sí por el re-
Samuel en el pnmero, la mUjer esténl reza para ob- lato del nacimiento de Samuel. Este naCimiento cul-
tener un hiJO, en el segundo, viene a ofrecérselo al mina la pnmera secuencia (Ana tiene un niño, en res-
Señor, según lo había prometido en su oración (1,11 puesta a su súplica) y es el punto de partida de la se-
Y26-28). Entre las dos peregnnaclones, en el centro, gunda (Ana tiene que cumplir su voto y entregar a su
tiene lugar el nacimiento del niño (1, 19a-20) hiJo) La hlstona de Ana que se cuenta en la pnmera
Los dos relatos así aislados son paralelos entre secuencia (1 ,4-19a) guarda así relación con la llega-
sí Cada uno de ellos comprende dos escenas Simi- da de Samuel al santuano de Slló (1,21-2,11 a) Pero
lares Las dos pnmeras tienen lugar en el seno de la el cuadro no es un conjunto cerrado sobre SI mismo
familia, entre Ana y su mando. Se expone un proble- la presencia de los hiJos de EII ya en la introducción
ma concreto que afecta a Ana y luego es objeto de (1,3b) Y luego al final, inmediatamente antes de la
una palabra que se intercambian los dos esposos. mención de los padres de Samuel (2,12-17), está PI-
Así, en 1,4-8, el problema es la estenlldad de Ana y diendo una continuaCión.
las vejaciones que sufre por parte de Fenlná, Elcaná Esta observación del paralelismo concreto entre
reacciona Intentando consolarla En 1,21-23, el he- las dos partes del pnmer cuadro puede ayudarnos a
cho de que Ana no participe en la peregnnaclón plan-
tea una cuestión que se resuelve en un diálogo Las
segundas escenas de cada relato consisten en un
encuentro entre Ana y EIí en el santuano de Slló (cf , El v 24b es ellptlco y plantea un problema a los traductores
1,9 Y 24a) En ambas partes aSistimos a una oración Creo que hay que traducir la frase aSI ,,(24) Entonces ella (Ana)
lo hizo subir (a Samuel) con ella, cuando lo desteto, con tres to-
de la mUJer, una súplica pnmero y una alabanza des- ros una medida de harina y un odre de Vino, y lo presento en la
pués (<<ella oró y diJo». 1,10-11 y 2,1). Igualmente, casa del Señor en Silo Y aunque el niño era pequeño, (25) Inmo-
en ambas ocasiones se plantea una problema, que laron al toro y presentaron al niño a EII» En el V 28b creo, con una
parte de la tradlclon judla, que el sUjeto Impllclto del verbo "pos-
viene a aclarar una palabra entre Elí y la mUJer. así, trarse» es el sacerdote EII, que Indica de ese modo su respeto an-
en 1,12-18, por un lado, la oración silenciosa de Ana te la conducta, de suyo sorprendente, de la mUjer (v 26-28a)

14
Acro I - CUADRO 1Q (1 Sm 1,1-2,21)
ESTRUCTURA Y PARALELISMOS

A. Introducción (1,1-3) A'. Conclusión (2,llb-2Ia) (1)


a Personajes E1caná y Ana esténl (1-2) c' Los hIJos de EH, sacerdotes contra el Señor (1Ib-18)
b PeregnnaclOnes (subIr todos los años a sacnficar 3a) b' PeregnnaclOnes (subir todos los años a sacnficar) (19)
c HIJOS de EH, sacerdotes del Señor (3b) a' Personajes E1caná y Ana que da a luz (20-2 la)

B. Secuencia 1: primera peregrinación (I,4-19a) B'. Secuencia 2: segunda peregrinación (I,21-2,lla)


(la súpllca por Samuel) (el don de Samuel)

a Introducc¡ón (I,4a) a' Introducc¡ón (1,21)


b Escena I en fam¡lla (I,4b-8) b' Escena I enfam¡lla (1,22-23)
-Problema de Ana estenhdad, vejacIOnes (4b-7) - Problema de Ana no sube en peregnnaclón (22a)
-ReaCCIón hablada de E1caná (8) - ReaCCIón hablada dIálogo Ana-E1caná (22b-23)
C Escena Il con Ell, en el santuarIO (1,9-18) c' Escena Il con Elí en el santuarIO (1,24-2,10)
- Personajes en sItuacIón (9) - Personajes en sItuacIón (24a)
- OracIón de Ana petiCIón y voto (10-11) - DIálogo EH-Ana
- DIálogo Eh-Ana + Problema Samuel mño (24b)
+ Problema 6Ana borracha? (12-13) + Palabras exphcaclón de Ana (25-28a)
+ Palabras exphcaclón, deseo (14-17) + EH condescIende (28b)
+ Ana se tranqUl[¡za - gozo (18) - OracIón de Ana (2,1-10)
d ConcluslOn fin de la peregnnaclOn (I,19a d' ConcluslOn fin de la peregrmac¡ón (2,lla)
«<a su casa, a Ramá») «<a su casa, a Ramá»)

C. Centro: nacimiento de Samuel


(I,19b-20)

, Los tres elementos de la conclUSIón recogen en orden Inverso los de la IntrodUCCIón, procedImIento frecuente para encuadrar una um-
dad hterana

Iluminar ciertas incoherencias narrativas poco visi- mente el destete de un niño se solía hacer a los tres
bles a primera vista. Hemos visto que Ana no acom- años (cf. 2 Mac 7,27). Por otro lado, Samuel tenía que
paña a su marido a S,ló después del naCimiento de poder prescindir de su madre para poder quedarse
Samuel, prefiriendo aguardar a que sea destetado su en el santuario. Además, en la segunda peregrina-
hijo (1,22); no va hasta más tarde (v. 24), y el relato Ción, Ana no parece ser que vuelva a casa con su
da a entender que alcanza a su marido, ya que no se marido, ya que no se la menciona en la noticia del re-
señala que él haya dejado el santuario antes de greso de 2,11 a. Por tanto, da la Impresión de que se
2,11 a. Se trata de algo imposible, ya que normal- queda con el niño en Siló. Solamente en 2,19 se
15
comprende que ha regresado a su casa con el resto llaga, al parecer con las mejores intenciones (1,5-8).
de la familia, ya que vuelve todos los años a Siló. Por Pero Ana guarda silencio ante ellos: los celos, la irri-
tanto, el autor se ha permitido algunas inconsecuen- tación, las reacciones violentas, no servirán para na-
cias. De hecho, todo ocurre como si, para él, la clari- da. Su desgracia no viene de ellos, sino de la esteri-
dad estructural del paralelismo prevaleciese sobre la lidad, y Ana lo sabe (1,5-6.10). Por eso, sus quejas se
lógica del desarrollo del relato. Por otra parte, este dirigen al Autor de la vida.
procedimiento tenía otra ventaja: la de mantener o re- Pero lo hace con audacia. En efecto, en todos los
lanzar la tensión narrativa del relato. Así, el retraso de casos de esterilidad femenina que vemos en la litera-
Ana en 1,22-23 deja surgir la duda de si quería en- tura del Próximo Oriente antiguo, Ana es la única mu-
tregar realmente a su hijo al Señor; y cuando no re-
jer que implora personalmente a Dios la fecundidad.
gresa con su marido (2,11), el lector puede pregun- En otros lugares, es el hombre quien lo hace, ya que
tarse si es que fue realmente capaz de desprenderse tiene necesidad de una descendencia, como Isaac
de Samuel. (Gn 25,21). En cuanto a las mujeres, buscan más
bien subterfugios para tener hijos: prestar una escla-
va (Gn 16,1-3; 30,3-4.9), emborrachar al hombre (Gn
LECTURA DEL RELATO 19,30-38), comer mandrágoras (Gn 30,15), disfrazar-
se (Gn 38,14) o adoptar al hijo de otra (Rut 4,16-17).
Pero Ana no es una mujer ordinaria: ruega ella mis-
Ana y el Señor ma al Señor, y su oración es tan desinteresada que
no le pide al Señor, más que algo que ella misma le
Si el narrador se entretiene en la figura de Ana, pueda devolver (1 ,11 ).
lo hace evidentemente para mostrar de antemano
quién es Samuel: un niño nacido de una alianza, de La escena con Elí es igualmente sintomática. Ana
un extraño vínculo que une fuertemente a Ana con parece estar borracha porque no reza en voz alta, co-
el Señor. Un detalle significativo: siempre que apa- mo exige la costumbre. Además, se levanta de la me-
rece el Señor en el relato hasta el nacimiento de sa (1,9), Y el sacerdote no sabe que la tristeza le im-
Samuel, aparece ligado casi exclusivamente con pedía comer (1,7). La actitud de la mujer no es muy
Ana (1,5-6.10-12.15.17.19-20). Pues bien, su acción edificante, y se lo reprocha con dureza. Con calma,
se reduce al mínimo: causa de la esterilidad de Ana ella le expone su penosa situación y hace observar a
al principio (1,5-6), le pone término al final (1,19). La Elí que, en contra de lo que aconsejaba la sabiduría
confianza de la mujer hace todo lo demás. popular (Prov 31,6-7), ella no ha ahogado su amar-
gura en vino o alcohol. Se vuelve hacia el Señor, em-
Observemos el comportamiento de Ana: todas briagada de su propia pena. El sacerdote entonces la
sus reacciones van guiadas por su vínculo con el Se- tranquiliza pronunciando una frase que tiene un sen-
ñor, lo cual hace de ella una mujer excepcional. Ge- tido incierto: ¿es un deseo, una súplica, una prome-
neralmente, en el Antiguo Testamento, cuando un sa?: «Vete en paz, y que el Dios de Israel te conceda
hombre tiene dos esposas, la estéril tiene celos de la (o bien: te concederá) lo que le has pedido» (1,17).
otra. Pensemos en Sara y Agar (Gn 16,4-6) o en Ra- De hecho, EIí no sabe lo que Ana le ha pedido al Se-
quel y Lía (Gn 30,1). Aquí es curioso que se produz- ñor en su oración silenciosa. Utiliza por eso una fra-
ca lo contrario: Ana es víctima de las vejaciones de se anodina, que puede venir bien en cualquier situa-
Feniná; y su marido, cuyas preferencias por Ana son ción. Sin embargo, Ana recibe sus palabras como
la fuente del conflicto, no hace más que hurgar en la una promesa, como una especie de anuncio de naci-
16
miento por parte de Dios. Esto es lo que la transfor-
ma completamente (1,18): un nuevo signo de su in- EL CÁNTICO DE ANA (2,1-10)
mensa confianza.
En resumen, Ana es una figura sorprendente, fue- Este grito de alegría y de gratitud fue pronunciado
ra de lo normal, por sus relaciones privilegiadas con por Ana en el momento en que culmina la gratuidad
Dios. mutua entre el Señor y ella misma. Esta pieza poética
se apoya en la historia concreta de Ana (2,Sb-8a), pero
El hecho de que manifieste su gozo, no ya en el amplía su horizonte hasta tal punto que el cántico an-
nacimiento de su hijo, sino sólo después de cumplir ticipa, de un modo casi «profético», los acontecimien-
su voto ante el Señor, retrata muy bien al personaje tos que van desde la salvación de Ana (v. 1) hasta la
(2,1-10: véase el recuadro). Igualmente, al Señor le exaltación del rey mesías (v. lOb).
va bien visitar y hacer fecunda a Ana «en recompen-
Repetido en los dos extremos y en el centro (dos
sa del préstamo que ella le había hecho" (2,20-21). veces), el verbo «exaltar» describe la acción funda-
Fruto de este encuentro entre el Señor y Ana en su mental del Señor: exaltó a Ana (v. la), lo mismo que
voluntad de vida, Samuel se presenta desde el prin- exalta al humillado y al pobre (vv. 7b y 8a) y exaltará
cipio como un hombre de alianza. Pero hemos de el poder de su mesías (v. IOb). Así es como este juez
precisar esta intuición global. universal ejerce su juicio para confundir a los arrogan-
tes (vv. 2-3 y lOa). Como lo hizo con Ana, invierte el
destino de los hombres (centro: vv. 4-7). Pero no se
Samuel, el «dado» trata en él de ningún capricho arbitrario: la acción del
Señor del mundo intenta proteger a sus amigos de los
En todo este cuadro no aparece Samuel. Dejando malhechores, reduciendo a estos a la impotencia (vv.
aparte las dos menciones de su servicio en Siló 8b-IOa).
(2,11 b Y 18), es siempre objeto de lo que hacen los
demás. Pero la manera en que se habla de él está ya Sacando lecciones de su experiencia, Ana desvela
revelando al personaje. así la lógica y la ética de la actuación del Señor. A es-
ta lógica obedecerán los acontecimientos venideros: la
La primera alusión se encuentra en el voto de su elevación de Samuel, la de Saúl, pero sobre todo la de
madre (1,11). Si las palabras un tanto enigmáticas David y, en definitiva, la de todo el pueblo de Israel. El
parecen designar a un niño de sexo masculino, es mérito de este cántico consiste en que pone en eviden-
importante subrayar sobre todo su posición. Se en- cia, desde el principio, las fuerzas que habrán de per-
cuentran en el centro del voto, en medio de dos ver- mitir la llegada de una nueva era, de forma que la his-
bos «dar»: «Si das a tu sierva una semilla de hom- toria de Ana se puede leer como un esbozo y un para-
bres, yo lo daré al Señor». Aquí está toda la dialécti- digma de todo lo siguiente. El nacimiento de Samuel
ca del voto: dame para que yo pueda darte, que se convierte así en la aurora de un nuevo día.
nuestra generosidad mutua se encuentre. A esto es a
lo que tiene que hacer eco en Ana la respuesta de
EH: «Que el Dios de Israel te dé... » (1,17); quizás sea ensanchar el horizonte: es el «Dios de Israel» el que
esto lo que la mueve a interpretar esta respuesta co- dará. Por tanto, no es extraño que el don no se refie-
mo una promesa. ra solamente a Ana, sino a todo el pueblo, cuya la-
Pero las palabras que el sacerdote pronuncia en- mentable decadencia ha expuesto el contexto narra-
tonces sin saber exactamente lo que ocurre vienen a tivo (Jue 13-21). Así pues, si es dado, el niño setá e\
17
fruto del don mutuo que se hacen el uno al otro, el (sha'a~ Ana lo repite por primera vez cuando forja
Señor y Ana, pero esto se refiere al conjunto del pue- para su hiJO, con un Juego de palabras, el nombre de
blo Judío, cuyo Señor es DIos. Por otra parte, (,no tie- Samuel, nombre que subraya su reconOCimiento de
ne acaso Samuel un rasgo común con Sansón, el úl- la IntervenCión diVina. «IAI Señor se lo pedíl» (1,20;
timo liberador que el Señor habla suscitado en favor véase el recuadro) Confiesa de este modo que DIOS
de Israel? En efecto, Ana promete que «la navaja no ha escuchado su petición dándole aquel hiJO Más
pasara por su cabeza», como OCUrriÓ con Sanson adelante, en su discurso de ofrenda, Ana repite de
Samuel heredará así el símbolo y la garantía de que nuevo este verbo, cuando explica al sacerdote qUién
el poder del Señor morará sobre él (1,11 cf Jue 13,5 es Samuel En efecto, Elí no sabe aún nada de lo que
y 16,17) ha pasado y tiene que preguntarse por el sentido de
la presentación de aquel niño «Yo soy la mUjer que
En su respuesta a Ana, Elí Introduce Igualmente
estuvo aquí, Junto a ti, rezando al Señor Este niño es
una palabra cargada de sentido el verbo «pedir»
lo que yo pedía, y el Señor me ha dado lo que le pe-
dí Y ahora yo hago de él un objeto de petIcIón para
el Señor, porque él ha Sido pedIdo para el Señor»
(1,26-28). Eso es precisamente Samuel «un pedido
EL NOMBRE DE SAMUEL para el Señor», y esto Justifica el comportamiento de
Ana. Elí sabra reconocerla, ya que en sus últimas pa-
La etlmología del nombre de Samuel (en hebreo labras a Ana deSCribiÓ a Samuel como «la petiCión
Shemu'el) es oscura, lo mIsmo que su sentIdo La ex- que ella ha pedido al y para 2 el Señor» (2,20)
phcaclón que da Ana en 1,20 se debe a un Juego de aso-
nanClas escogIdo en funcIón del sentIdo que produce En cuanto a la escena de presentación propia-
El SlrácIda afina más aún esta relacIón su alabanza de mente dicha, se mueve en una atmósfera de culto. No
Shemu'el empIeza por la palabra meshu'al, uno de los solamente la introducción coloca el relato en el marco
partICIpIOs pasIVos del verbo sha'al, pedIr (Eclo de una peregrinación con sacrificIo y ofrenda votlva
46,13) (1,21), SinO que su continuación esta saturada de tér-
minos técniCOS que tienen que ver con una ofrenda.
En cuanto a la verdadera etimología eXIsten vanas Así por ejemplo, «aparecer en presencia del Señor»
propuestas SI el 'el final es un elemento teóforo, es de- se usa para deSCribir la peregrinación en la que cada
CIr un nombre dIVInO, el sentido podría ser «el Nombre uno ofrece a DIOS un don proporcional a la bendición
es DlOS», o bIen «su nombre es El», o tambIén «hIJO de recibida (1 ,22 cf Ot 16,16-17), «hacer subir» (1 ,24) Y
DlOS» Otra hIpótesIs supone la caída del elemento teó-
foro, fenómeno conocIdo en otros lugares El nombre
contendría un relativo y un partIClplO pasIvo de un ver-
bo que slgmfica «querer bIen, aceptar» «que es el fru- 2 La preposlclon hebrea que aqul se utiliza puede tener los

to del querer» (dIVInO) dos sentidos se trata de una amblguedad buscada Por otra par-
te, es cunoso que en 1,28 se utilice el partiCipiO pasIvo de la pa-
Nótese además que en el Antlguo Testamento se labra "pedir» para hablar de Samuel, en efecto, ¡se trata del
nombre de Saul (sha'u~ El autor parece Incluso que empleo un
habla de otros dos Samueles un Jefe de la tnbu de SI- giro posible, pero Insolito en hebreo (participio + verbo ser), de
meón (Nm 34,20) y uno de los Jefes de famlha del clan manera que pudiera aparecer ese nombre Para el, el verdade-
de Tola, en la tnbu de Isacar (l Cr 7,2) ramente "pedido» es Samuel Tamblen lo sera Saul pero el pue-
blo hara de el una petlclon por su propiO Interes, e Incluso con-
tra DIOS (8 5 7)

18
«hacer venir» (1,22 24.25) son dos verbos utilizados (vv. 13.15 Y 17). En cuanto al verbo «serVIr», del pn-
para los sacnf,clos y oblaciones Aquí tienen como ob- mero de cuyos usos es sUjeto Samuel, hace referen-
jeto a Samuel. mencionado aliado de otros dones, lle- cia normalmente a la función de los sacerdotes
vados como él al templo y presentados al sacerdote (2,11.18).
(1,24-25), representa una ofrenda sagrada Desde en-
Además, sólo Samuel «sirve» verdaderamente al
tonces, Samuel queda como sustraído del mundo pro-
fano para entrar en la esfera de DIos 3. Señor que los sacerdotes no conocen (2,12), pues
«trataban con desprecIo las ofrendas hechas al Se-
Desde su juventud, Samuel se pone al serVICIO ñor» (2,17) De hecho, la escena típica relatada en
del Señor: su vestimenta es la de un sacerdote (2,18) 2,13-16 presenta a esos sacerdotes «tomando» y
Y es denominado «servidor» (vv. 11.18), término que, exigiendo, en acusado contraste con el «pedir-dar»
en el contexto, designa al cnado de los sacerdotes del cuadro precedente Así, aunque el narrador no lo
llame sacerdote, no por ello deja de presentar a Sa-
muel como el ÚniCO garante del servICIo fiel al Señor
3 Para confirmar lo diCho, comparese 1,24-28 con las Ins-
trucciones de Dt 26,1-11 sobre la ofrenda de las primiCias tras
frente a un sacerdocIo definitivamente corrompido
la presentaclon de los dones al sacerdote en el templo, el fiel Pero las cosas van a cambiar' l,No sugiere Ana en su
evoca la historia de lo que ha ofrecido la sltuaclon pasada, la cántico que el nacimiento de este niño es el signo de
oraclon al Señor y su respuesta Viene luego una declaración
sobre el sentido de la ofrenda y una postraclon, antes de que es- que DIos dernba a los poderosos y destrona a los
talle el gozo del oferente, como en 2,1-10 arrogantes en benefiCIO de los humildes (2,4-1 O)?

Segundo cuadro: la llamada del Señor (2,21b-3,21)

ra enlazar entre sí los dos cuadros asegurando la


ESTRUCTURAS LITERARIA Y NARRATIVA transIción
La escena de los reproches de Elí está también
Al comienzo de este cuadro se perCibe una pn- cerca del final del cuadro, donde Elí entra de nuevo
mera escena gracias a la inclUSión formada por las en conversaCión, pero esta vez con Samuel (3,15b-
notiCias relativas a Samuel, que va creciendo 18). La construcción narrativa es Idéntica frente a una
(2,21 b Y 26). EH descubre en ella las faltas de sus situación problemática -el pecado de sus hIJOS por
hijOS, y les hace unos reproches que ellos desoyen un lado (2,22) y el temor de Samuel por otro (3, 15b)-
Por su estructura y por su tema, esta escena está Elí intervIene haCIendo pnmero una pregunta y luego
emparentada con el comienzo de la conclUSión del Interpelando vivamente a sus Interlocutores (<<hijoS
primer cuadro. la descnpclón del pecado de los hi- míos» o «hiJO mío'»' VIene luego la reaccIón de és-
JOS de EH, enmarcado también por las menciones tos, negativa en los hijOS, que se niegan a obedecer
poSItivas de Samuel (2,11 b-18) Todo esto hace su- (2,25b), y positiva en Samuel, que hace lo que le PI-
poner que se trata aquí de escenas concebidas pa- de EII (3,18). Además, los dos finales parecen co-
19
rresponderse mutuamente en 3,18b, EH se resigna a cunstanclas agravantes (2,27-30) y del anuncIo de un
aceptar la voluntad del Señor que, según 2,25, es la SUStitutO fiel (2,35-36). Habrá que preguntarse por el
de que sus hijoS mueran significado de la repetición de este oráculo de JUICIO a
Hay otras dos partes de este cuadro que se co- Samuel
rresponden formalmente: las dos condenaciones que En el centro del cuadro encontramos una última
el Señor pronuncia contra Elí, bien sea por boca del escena aislada la triple llamada de Samuel por el
hombre de DIos (2,27-36: «Así dice el Señor»), bien Señor, un relato que las muchas repeticiones hacen
directamente, pero a Samuel (3,10-14 «El Señor le que sea característiCO (3,1-9). Así lo pone de relieve
dijo») Las dos escenas comienzan por el verbo «ve- el esquema adjunto Pero la estructura concéntrica
nir» y tienen un contenido semejante, como subrayan no da cuenta de la unidad narrativa del capítulo 3
los numerosos contactos verbales entre los dos orá- Se cuenta una sola histOria en tres escenas' cómo
culos. De hecho, la palabra dirigida a Samuel recoge llega la palabra del Señor a Samuel, que es recono-
lo esencial de la condenación trasmitida por el hom- cido entonces como profeta En cuanto a las dos es-
bre de DIos a Elí (2,31-34) Y se refiere además ex- cenas precedentes, tienen un papel de exposIción
presamente a ella 4 Al contrario, prescinde de las clr- para presentar el trasfondo de la llamada de Sa-
muel la obstinaCión en el pecado de los sacerdotes,
4 En 3,12-13, el Señor alude claramente a la IntervenClon del la condenación que cae sobre ellos y el anuncIo de
hombre de DIOS, pero en el v 13 esto no siempre se adVierte en un nuevo sacerdote Así es como vamos a leer el re-
las traducciones Segun la acentuaclon masoretlca, hay que leer
el verbo en pasado (y desde luego en pnmera persona) "y yo lato
le he anunciado que voy a Juzgar su casa para siempre»

ACTO I - 22 CUADRO (1 Sm 2,21-3,18)


ESTRUCTURA CONCÉNTRICA

A. Escena 1 • Elí Y sus hijos (2,21 b-26) A'. Escena 5 - Elí Y Samuel (3,15b-18)
- Sltuaclon problema pecado de los hIJOS (2,21b-22) - Sltuaclon problema temor de Samuel (3,15b)
- IntervenClon de Eh reproches (2,23-25a) -Intervenclon de EII InSistencia (3,16-17)
- Desobediencia (2,25b) - Obediencia a Samuel (3,18)

B. Escena 2 • Oráculo divino a Elí (2,27-36) B'. Escena 4 - Oráculo a Samuel (3,10-15a)
- Introducclon (2,27a) - Introducclon (3,10)
- Oraculo sobre EII y su casa (2,27b-36) - Oraculo sobre Eh y su casa, concluslon (3,11-15a)

C. Escena 3 - Tres llamadas infructuosas del Señor a Samuel (3,1-9)

20
Por eso, la figura de Samuel se ve provisionalmente
LECTURA DEL RELATO enriquecida por esta promesa divina, sobre todo si se
piensa que Samuel no estuvo nunca ligado a los sa-
cerdotes decadentes, ya que el narrador se preocupa
Frente a Samuel: los sacerdotes de yuxtaponerlo regularmente a ellos para crear y re-
forzar el contraste.
condenados a desaparecer (2,21 b-36)
Una de las constantes de este cuadro es la con-
dena sin remedio de los hijos de Elí, cuyo pecado va La palabra confiada a Samuel (3,1-21)
a causar la ruina de toda la familia sacerdotal. La es-
cena de los reproches del padre, que hace eco a la La secuencía que forma el capítulo 3 queda limi-
descripción del pecado, es una buena introducción a tada por una inclusión muy significativa de las trans-
los dos oráculos siguientes. Pero desde el final del formaciones esenciales que aquí se llevan a cabo.
primer cuadro hay varios estribillos que ponen ritmo Encontramos en primer lugar dos nuevas noticias so-
bre Samuel (3,1 a y 19). La primera se parece mucho
al relato de las faltas en que se obstinan los hijos de
a las anteriores y repite lo mismo que ellas: Samuel
Elí (2,11 a.18.21 a.26 y 3,1 a). Subrayan el contraste
está con el Señor y le sirve. Pero al final se afirma al-
que opone a Samuel y a estos sacerdotes indignos:
go inédito hasta ahora: el Señor está con él. Más im-
mientras que ellos pecan contra los hombres y con-
portante todavía: mientras que al principio el narrador
tra el Señor (2,25), él «iba creciendo y se ganaba el
indica que la palabra es rara y las visiones inexis-
aprecio del Señor y de los hombres» (2,26),
tentes (3,1 b), al final afirma que el Señor sigue de-
En este contexto es en el que el hombre de Dios fue jándose ver y se revela a Samuel por su palabra, a la
a entregar su oráculo a EH: una condena inapelable por vista de todo Israel (3,20-21). Así pues, el relato in-
los pecados de sus hijos, que agrava más aún la falta tenta mostrar cómo puede hacerse de nuevo presen-
de gratitud ante los numerosos beneficios prodigados te el Señor a su pueblo, gracias a una vinculación,
por el Señor a esta familia de sacerdotes (2,27-33). La desde ahora recíproca, con Samuel.
señal del juicio es clara: los dos hijos y sucesores de Pero se plantea una cuestión: ¿por qué una esce-
Elí morirán el mismo día (2,34), y la casa sacerdotal na tan larga para una cosa tan simple? ¿Por qué to-
conocerá un fin miserable (2,36). Por el contrario, un do este juego nocturno con EH y la repetición del orá-
sacerdote fiel actuará según la voluntad del Señor, culo del hombre de Dios? ¿Por qué esta insistencia
que afianzará su sacerdocio (2,35). En este punto del de Elí con Samuel? A veces se ha dicho que el autor
relato el lector piensa espontáneamente que este había querido construir una escena de vocación pro-
anuncio se refiere a Samuel: su presencia como «ser- fética respetando un esquema corriente en la Biblia.
vidor» en Siló y la cercanía de que goza con el Señor Pero el esquema en cuestión no aparece en esta pá-
hacen creer que éste ha decidido ya su elección. En gina, y Dios no confía ninguna misión a Samuel, sien-
realidad no será así, pero esto no se sabe todavía 5. do así que éste es el elemento central de los otros re-
latos. Por tanto, hay que buscar otro motivo y mirar
por el lado de Elí. Se establece una oposición entre
el anciano sacerdote y el joven Samuel. Acostado en
" La espera no se verá colmada más que con Sadoc, el sa-
cerdote de la época de Salomón, preferido a un descendiente su lecho, lejos del Señor, ya no puede ver (3,2): ¿có-
de EH, Abiatar: véase 1 Re 2,26-27. mo iba a tener una visión o escuchar una palabra?
21
Elí no sirve para colmar el vacío que sufre Israel cuencia importante: Elí sabe que ha debido pasar al-
(3,1 b). Por el contrario, Samuel está acostado en el go. Se comprende así la actitud de Samuel, que co-
santuario del Señor, cerca del arca, y la luz de Dios, noce ya el contenido del oráculo y tiene miedo de co-
que brilla todavía, le permite ver (3,.3). Queda por municárselo a Elí. Se comprende igualmente la curio-
tanto un resquicio para la esperanza. sidad que mueve al sacerdote a preguntar al joven:
De hecho, el Señor llama. Para frenar el relato y desea conocer la palabra que Samuel ha recibido y
crear tensión, el narrador recurre a la técnica fre- su manera de interpelarle revela la impaciencia de al-
cuente de la triple repetición (véase el recuadro). Es guien obsesionado por aquella palabra: «¿Qué es lo
esta repetición lo que da forma a la escena de las lla- que te ha dicho? No me ocultes nada. Que Dios te
madas infructuosas (3,4-9). El efecto es importante.
Las tres veces Samuel reacciona del mismo modo:
declara sin tardar su disponibilidad paciente y corre
al lado de Elí (3,4-5a.6.8a). Si no reconoce al Señor, UNA TÉCNICA NARRATIVA:
no es culpa suya, indica el narrador: no puede cono- LA TRIPLE REPETICiÓN
cerlo, porque nunca le había hablado todavía (3,7).
La falta está en Elí, ya que sólo la tercera vez com- Este técnica consiste es repetir tres veces un mismo
prende quién lo llama, antes de sugerírselo a Sa- elemento narrativo. Las dos primeras veces, no pasa na-
mue!. ¿Será quizás demasiado tarde? ¿Pudo la tor- da o las cosas le van mal al héroe; a la tercera va la ven-
peza del sacerdote hacer que fracasara el deseo del cida, y esto permite que avance el relato. El efecto es que
Señor? ¿Llamará Dios por cuarta vez? la tensión crece, al retrasarse la acción y al introducirse
una duda sobre el desenlace feliz de la historia.
No solamente lo llama, sino que viene, se hace
presente, y su llamada se vuelve insistente: «i Sa- Frecuente en los cuentos populares, la técnica de la
muel, Samuel!». La respuesta de Samuel es sorpren- triple repetición es también común en la Biblia. En Gn
dente. En efecto, Elí le había recomendado que dije- 38, por ejemplo, mueren los dos primeros hijos de lu-
dá, mientras que el tercero es la causa de los problemas
ra: «Habla, Señor, que tu siervo escucha», identifi-
del padre. En lue 20,14-48, las consecuencias de dos
cando así el origen de esas misteriosas llamadas.
combates son dramáticas para Israel, mientras que el
Curiosamente, Samuel no recoge aquí el vocativo tercero sale bien. El narrador de 1 Sm recurre varias ve-
«Señor»; se diría que evita nombrar a su interlocutor, ces a esta técnica (5,1-10; 8-12). Además, es la misma
aunque le invita a hablar. Lo cierto es que le escucha, que determina la construcción de los capítulos 9 a 11.
como le había dicho EIí. Y como lo escucha, le per-
mite al Señor que hable. Por eso a la mañana si- 1 Sm 3,4-10 presenta una variante del esquema
guiente, al hacerse de día, «abrió las puertas del fundamental, ya que tiene lugar una cuarta llamada.
templo del Señor» (3,15a). Este gesto tiene un al- Esta variante, en la que se añade un cuarto elemento, va
destinada a crear sorpresa, ya que resulta inesperado,
cance simbólico: significa que vuelven a establecerse
sobre todo si ha sucedido algo la tercera vez, como en
las relaciones de alianza entre el pueblo y Dios, co- nuestro caso. También esta técnica es corriente. La en-
mo muestra claramente un pasaje del segundo libro contramos, por ejemplo, cuando la captura de Sansón
de las Crónicas (2 Cr 29,3.6-7.10). Eso es lo que ha- (lue 16,15-21), en la fábula de Yotán (lue 8,7-15), en
ce posible la escucha de Samuel; la conclusión del los oráculos de Balaán (Nm 23-24) o en las instruccio-
acto lo señalará con claridad (3,19-21). nes de Samuel a Saúl (10,2-8).
La serie de las tres llamadas tiene una conse-
22
castigue, SI me ocultas una sola palabra de lo que él taclón sacerdotal que aquí desaparece No es el cui-
te ha dicho» Es CUriOSO cómo, en esta ocaSión, EH ta lo que Importará en el futuro, sino la palabra, que
eVita a su vez designar al Señor como qUien le ha ha- ha vuelto a dejarse oír gracias a Samuel y a su Vin-
blado a Samuel Todo ocurre como SI aguardase a co- culaCión ahora mutua con el Señor Todo Israel tiene
nocer el contenido de la palabra antes de pronunciar- que vérselas con aquel a qUien el narrador califica en
se sobre su autor. En efecto, tras el Informe de Sa- adelante de «profeta», a qUien el Señor se le apare-
muel, y solo entonces, declara «¡Es el Señor l » 6 El ce y le concede sus revelaCiones. En este sentido,
hecho de que el oráculo trasmitido a Samuel cOincida hay en el relato algunas señales que parecen desig-
con el que Elí había recibido anteriormente del hom- nar a Samuel como un sucesor de MOisés Como
bre de DIos convence al sacerdote de que es real- MOiSés, es llamado (cf Ex 3,4) y luego acreditado por
mente el Señor el que ha hablado al joven DIOS, que se le aparece y le habla (cf. Nm 12,7-8).
Así pues, la palabra de EII no es solamente la ex- l.No será este profeta semejante a MOisés el que
presión de su reslgnaclon ante la declslon de DIos DIOS, hará surgir para su pueblo y del que nos habla
«<¡Que haga lo que está bien a sus OjOSI»), sino que el Deuteronomio (18, 15-18)?
Intenta ante todo ratificar a los oJos de Samuel el Ori- En cualqUier caso, es una doble sustitución la que
gen divino de la revelaCión reCibida. SI antes no se tiene lugar en este acto En cuanto al personaje acre-
había atrevido a nombrar a su Interlocutor, ahora sa- dItado a qUien pueda revelarse el Señor, el oráculo
be muy bien que es el Señor qUien le ha hablado Es- del hombre de DIos anunCiaba más bien un sacerdo-
to aclara la lógica narrativa del mantenimiento de un te (cf. 2,27.35), pero es un profeta el que se presen-
doble oraculo y del papel Importante que se le reser- ta. Así, mientras que Samuel ocupa el lugar de los hi-
va a EH en la escena de la llamada. Era precIso que JOs de Elí, el profetismo sustituye al sacerdocIo como
fuera la antigua autoridad la que autentificara para el forma concreta de poder en Israel Esto, por otro la-
mismo Samuel su experiencia de la palabra. Pero se- do, parece estar en conformidad con los deseos de
mejante operación necesitaba un punto de apoyo el los fieles del pueblo En efecto, en el nucleo central
oráculo del hombre de DIos a EII. Se observará Igual- del primer cuadro encontramos dos frases enigmáti-
mente la Ironía de la escena el anciano sacerdote
cas que ahora se Iluminan Ana decía entonces.
utiliza lo que aún le queda de autoridad para consa-
«(Ofreceré al niño) para que veamos el rostro del Se-
grar la ascensión Irremediable de su sucesor.
ñor» (1,22), Y Elcaná le hace eco' «Solamente, que el
Señor haga levantar su palabra» (1,23) 7 Y esto es lo
Samuel, ¿ un profeta semejante a Moisés? que se realiza aquí gracias a Samuel. el Señor se ha-
ce ver y habla (3,21), mientras que antes sus mani-
La conclUSión, como ya he diCho, recapitula la festaCiones eran muy raras
evolución que se ha produCido SI Samuel sigue cre-
Ciendo, no es ya un «sirviente» como en las otras no-
ticias No hay que verlo ya como un menor que tenga
7 Traducclon literal En la pnmera Cita, el verbo es equIvoco
que rendir cuentas Ahora es una persona autónoma
Vocalizado wf!mr'ah, como en el texto masoretlco, significa «pa-
Además, esta palabra estaba cargada de una con no- ra que aparezca ante el rostro del Señor», pero en este caso la
preposlclon resulta extraña En efecto, es la marca del acusativo
e Invita a vocalizar el verbo wf!mr'eh para hacerlo transitiVO, lo
cual da el sentido que hemos dicho l,No habra quendo el autor
• Mejor que «El es el Señor» Una InverSlon en hebreo hace usar este giro tan cunoso para crear precisamente este doble
prefenr la lectura que propongo Cf Gn 12,12 o Ex 9,27 sentido?

23
Pero bien está lo que bien acaba. Queda tendido zar las cosas de nuevo. Porque, apoyándose en este
el puente: la condena de los hijos de Elí sigue en niño, que él mismo pudo darse porque antes se lo ha-
suspenso (2,27-36); incluso ha repercutido en Sa- bían pedido, el Señor prepara una renovación de las
muel (3,18), cuyas palabras cumple siempre el Señor instituciones de su pueblo, renovación marcada por la
(3,19b). No es, pues, de extrañar que sea una pala- fidelidad que demuestra el joven Samuel. Así desapa-
bra de Samuel la que relance el relato (4,1 a). recerá el sacerdocio corrompido, reemplazado por un
«sacerdote" según el corazón de Dios, un sustituto
que toma inmediatamente los rasgos de Samuel. Pero
Síntesis entonces el Señor interviene directamente -hasta aho-
¿Cuáles son los rasgos principales de Samuel que ra sólo lo ha hecho para hacer a Ana fecunda (1,19 Y
aparecen en este primer acto? Nacido del encuentro 2,21 )-: arranca a Samuel del mundo exclusivamente
entre el deseo de su madre y el del Señor, entre la dis- sacerdotal que es el suyo, para revelarle su palabra y
ponibilidad total de ella y el don generoso de éste, Sa- hacerlo así autónomo respecto a Elí, que no puede
muel es, por su nacimiento, un personaje fuera de las menos de inclinarse y autentificar la experiencia de su
normas, como lo veía ya su madre, dado el vínculo tan joven servidor. En adelante, el Señor «está con» Sa-
fuerte que tenía con el Señor. Con él parecen comen- muel, del que ha hecho un profeta semejante a Moisés.

24
ACTO II

OLVIDO Y RECONOCIMIENTO
DE UN PROFETA
(1 Sm 4-7)

El rasgo más marcado de este segundo acto es la nos cierra esta posibilidad. Entonces se plantea la
ausencia de Samuel, relegado por largo tiempo en la cuestión: ¿a qué se debe esta aparente digresión en
sombra, ya que no es mencionado en el relato del fi- la historia de Samuel? ¿Qué impacto tiene sobre el
nal de la casa sacerdotal y de las desventuras del ar- personaje? ¿Cómo nos habla de él el silencio que ro-
ca. Por otra parte, los comentaristas suelen considerar dea su figura? Intentaré responder a estas cuestiones
este relato como un paréntesis. Pero nuestro método tras una breve ojeada a la estructura del relato.

Primera visión del relato: su estructura

Todo este acto va enmarcado por dos relatos de - En 4,6-7 y 7,7b, el narrador habla de la reac-
batallas entre los israelitas y los filisteos. Es impre- ción de temor del futuro vencedor cuando conoce la
sionante la simetría que existe entre los dos, sosteni- amenaza que representa para él el adversario (<<Y
da por numerosos contactos verbales. cayeron en la cuenta ... ; les entró miedo... y de-
- En 4,1-2 Yen 7,10-11 se narran los dos comba- cían ... ») (C).
tes de Eben Ezer. En cada ocasión, el que provoca El paralelismo entre los dos pasajes es inverso.
las hostilidades conoce la derrota: aquí, Israel; allí, En el capítulo 4, el relato va de A a C: derrotado an-
los filisteos (A). te los filisteos, Israel busca un medio de salvación (el
- En 4,3-5 y 7,8-9, los israelitas recurren a un me- arca), que amenaza al enemigo y le infunde pavor.
dio relacionado con el Señor, «para que nos salve del En el capítulo 7, va de C a A: los israelitas tiemblan
poder de los enemigos»: aquí, el arca; allí, la interce- cuando se acercan los filisteos, buscan la manera de
sión de Samuel. En las dos partes, el discurso va se- vencer (Samuel) y obtienen la victoria. Además, tras
guido del relato de la utilización del medio de salva- el relato del capítulo 4 (vv. 7b-1 Oa) y antes del relato
ción que se ha evocado (B). del capítulo 7 (vv. 2-6), se dan otras semejanzas. En
25
ambos lados encontramos -en los filisteos (cap. 4) y ban (4,10-11). Estructuralmente hablando, este bre-
en Israel (cap. 7)- un discurso para dar ánimos a los ve relato desempeña el papel de anunciar el tema
combatientes, seguido del paso a la acción. En del resto del acto. En efecto, encontramos tres cua-
cuanto al contenido del discurso, indica la actitud dros anticipados en orden inverso al de su desarro-
que hay que adoptar para verse libres del peligro; en llo.
cuanto al sentimiento de los actores, es común el
respeto por el Dios de Israel que, en los dos casos, - La derrota y la desbandada de Israel (4,10) tie-
parece llevar a la victoria (a los filisteos en 4, 10a y a nen su correspondiente en la reunión del pueblo (7,5-
Israel en 7,10-11). En cada extremo de este segun- 6) Y su victoria (7,10-11).
do acto, por consiguiente, los dos relatos guardan - La captura del arca (4,11 a) anticipa un relato
una relación formal (4,1-9 Y 7,2-12). Sus desarrollos largo donde el arca capturada (5,1-2; 6,8), se libera a
son rigurosamente inversos, lo cual es una indica- sí misma y luego se retira (5,1-7,1).
ción literaria de la inversión de la suerte que les ca-
be a los dos adversarios. Desde ahora nos es posi- - La muerte de los hijos de Elí (4,11 b) anuncia lo
ble observar cómo Samuel se encuentra estructural- que viene inmediatamente a continuación, es decir, la
mente en oposición al arca de la alianza: el arca muerte de EH y de su nuera (4,12-22).
guarda relación con la derrota de Israel, Samuel con Estos tres anuncios contienen algunas palabras
su victoria. clave que se repiten en el relato correspondiente;
El punto culminante del primer relato de una ba- además, los dos primeros relatos terminan con un
talla no entra en el paralelismo antes descrito. Narra nuevo anuncio del cuadro siguiente: el final del pri-
una segunda derrota de Israel, más catastrófica aún mero pone el arca en primer plano (4,19-21), mien-
que la primera, ya que el arca es capturada por el tras que al terminar el segundo se produce una nue-
enemigo y mueren los hijos de Elí que la acompaña- va derrota de Israel (6,19). De todo ello se deduce

ACTO 2 (1 Sm 4-7)
Doble derrota de Israel (4,1-11)

1. Introducción: derrota de Israel ante los filisteos (1-2)


2. Relato: el arca de la alianza llega al campamento israelita (3-9)
- Decisión y reacción de Israel (3-5)
- Reacción y decisión de los filisteos (6-9)
3. Centro: nueva derrota de Israel (10-11)
= ANUNCIO DEL TEMA: triple crisis
c. Derrota de Israel (10)
b. Toma del arca (1 la)
a. Muerte de los hijos de Elí (1 lb)

26
A. Desaparición de la casa sacerdotal (4,12-22)
1. Relato: anuncio de la catástrofe a EH (12-17)
2. Centro: muerte de EH al caerse del trono (18)
3. Desenlace: muerte de la nuera, nacimiento de Icabod (19-22)
= esbozo de B

B. Victoria del Señor y retorno del arca (5,1-7,1)


1. Relato: doble victoria en Filistea (5,1-12)
- Victoria del Señor sobre Dagón (1-5)
- Victoria del Señor sobre los filisteos (6-12)
los versículos ]]-12 esbozan B2
2. Centro: el Señor libera el arca (6,1-14)
- Instrucciones para la vuelta del arca (1-lOa)
- Vuelta y acogida del arca (10b-14)
el v. 14 esboza B3
3. Desenlace: el arca castiga y es retirada (6,15-7,1)
- Honores que se rinden al arca victoriosa (15-18)
- Victoria del arca en Israel y custodia de la misma (6,19-7,1)
= esbozo de C

C. Conversión y victoria de Israel (7,2-17)


1. Relato: conversión de Israel y llamada a Samuel (2-8)
- Conversión: se cuestiona la derrota (2-6)
- Ataque de los filisteos y súplica de intercesión (7-8)
2. Centro: intercesión de Samuel y victoria para Israel (9-11)
3. Desenlace: señal de victoria y pacificación (12-17)
- Desenlace particular: «Nos ha socorrido el Señor» (12)
- Ampliación: fin de la crisis y pacificación (13-14)
- Prolongación: Samuel juzga a todo Israel (15-17).

que la derrota repetida de Israel ante los filisteos abre pone de manifiesto estos datos y esboza el desarro-
una triple crisis. Los tres problemas de esta crisis se llo de las diversas partes del relato. Por desgracia, es
exponen sucesivamente en unos cuadros bien enca- imposible detallar aquí el sistema concreto de inclu-
denados, cada uno de los cuales se desarrolla por sí siones y de palabras-gancho que marcan esta es-
mismo y encuentra su solución. El esquema adjunto tructura del texto.
27
El porqué de los desastres de Israel (4,1-7,1)

el arca, hasta el punto de que se ven obligados a de-


ALGUNAS EXPLICACIONES ERRÓNEAS volverla (5,6-12). Y mientras ellos intentan asegurarse
de que el Señor es ciertamente el responsable de sus
males (6,3.5.9), una escenificación ingeniosa (6,7-8)
«¿Por qué nos ha hecho sufrir hoy el Señor esta hace brillar de nuevo su dominio (6,10-14): para el Se-
derrota frente a los filisteos?" (4,3). En la literatura ñor se trata de un nuevo éxodo, como parecen indicar
antigua del Próximo Oriente se constata que una de-
las numerosas alusiones a \a salida de Egipto. Acogi-
rrota puede ser interpretada al menos de tres mane-
do con los honores reservados al vencedor que exhi-
ras distintas en relación con los dioses. Unas veces,
be los objetos de oro como señal de victoria (6,15-18),
el dios del vencido sería inferior al del vencedor e in-
capaz de defender a su protegido: es lo que suelen el Señor demuestra de nuevo su superioridad hiriendo
pensar siempre los vencedores. En Jos vencidos sue- a las gentes de Bet Semés. Demuestra así que su vic-
len encontrarse más bien otros dos puntos de vista: toria no ha de ser forzosamente la victoria de los israe-
su Dios estaba ausente del combate, por haberse ol- litas y que la devolución del arca no significa que ellos
vidado de él los suyos, o bien estaba airado con su hayan recobrado la gracia ante un Dios que parece
pueblo y lo había abandonado para castigar su peca- preferir que estén lejos de su arca (6,19-7,1).
do. Si la primera derrota de Israel era fácilmente ex-
plicable por la ausencia del arca de la alianza (4,3),
la segunda tiene todas las apariencias de ser una de- LOS PECADOS DE ISRAEL
rrota del Señor, ya que sus sacerdotes han perdido
en ella la vida, y ha sido capturada el arca, que creían
les aseguraba la victoria (4,10-11). Por otra parte, el Ahora hay una cosa clara: el Señor no es inferior
arca es colocada en el templo de Dagón como un a nadie. Pero vuelve a plantearse la cuestión: ¿por
botín que probaba la superioridad de este dios. En re- qué ha permitido el Señor la derrota ante los filisteos
sumen, el Dios de Israel no ha reiterado contra los fi- (cf. 4,3)? Esta vez parece imponerse la respuesta: ha
listeos sus proezas de antaño (cf. 4,8). También él ha sido por los pecados de Israel. Espontáneamente se
sido derrotado y desterrado de los suyos, signo pal- piensa en la infidelidad de la casa sacerdotal que de-
pable de su debilidad. Por tanto, parece imponerse saparece en medio de la tormenta. Pero resulta al
una interpretación trágica: una vez vencido el Señor, menos desproporcionado el hecho de que el castigo
Israel ha perdido su gloria, como repite en su lecho infligido a EIí y a sus hijos alcance hasta este punto
de muerte la mujer de Pinjás (4,20-21). al pueblo entero. Pues bien, cuando regresa Samuel,
La continuación de la historia desmiente sin em- atribuye de antemano la derrota ante los filisteos y el
bargo esta interpretación. De noche, en el templo de abandono del Señor a la infidelidad de Israel, a su si-
Dagón en Asdod, tiene lugar una especie de combate tuación de idolatría: «Quitaos de entre vosotros los
de los dioses, tras el cual se evidencia la superioridad dioses y diosas extranjeros, volveos hacia el Señor y
aplastante del Dios de Israel (5,3-5). A continuación, el adoradlo sólo a él" (7,3). Los sucesos posteriores le
Señor afianza su poder a costa de los filisteos; su ma- darán la razón; por tanto, ha puesto el dedo en el ver-
no pesa sobre ellos y siembra plagas por donde pasa dadero motivo de la catástrofe.
28
¿Pero cómo comprender este discurso de Sa- también un pecado de Israel. Los ancianos atribuyen
muel? ¿Dónde se habla de ese pecado de Israel? Pa- la primera derrota a la ausencia del arca (4,3), sin
ra aclarar esta cuestión, hay que considerar el con- plantearse siquiera la cuestión de su propia infideli-
texto más amplio de la historia. En efecto, las pala- dad, siendo así que, con el arca o sin ella, Dios so-
bras de Samuel remiten claramente a un pasaje del corrió siempre a Israel cuando éste fue fiel. Por tanto,
libro de los Jueces (Jue 10,6-16) donde puede leerse los ancianos dan prueba de mala fe. Pero, una vez
esto: Israel es una vez más infiel al Señor, que lo en- más, la manera de considerar el arca no es la que de-
trega al poder de los filísteos y de los amonitas (vv. 6- biera ser. Israel parece haberla tomado como una es-
7). La amenaza de Amón (vv. 8-9) mueve al pueblo a pecie de talismán cuya presencia basta para asegu-
proclamar sus deseos de conversión y a confesar su rar la victoria y la salvación, de una forma casi mági-
pecado (v. 10). Ante la severidad del Señor que nie- ca (4,3). Se trata de manipular a Dios en provecho
ga la salvación (vv. 11-14), el pueblo reitera su confe- propio. Por eso, no debe de ser casual el hecho de
sión pidiendo ayuda (v. 15). Pasando entonces a los que, tras la aclamación de Israel al llegar el arca al
hechos, renuncia a su idolatría, y el Señor cambia de campamento (4,5), no se la llame «el arca de la alían-
parecer (v. 16); con su ayuda, Jefté triunfa del enemi- za del Señor (o de Dios)) (vv. 3.4.5), sino simple-
go. Tras un periodo de calma, Israel vuelve a pecar; mente «el arca del Señor (o de Dios)) (vv. 6.11.17,
se anuncia entonces el dominio filisteo (Jue 13,1; cf. etc.). Es como si aquel grito, signo de una concepción
10,7). Sansón no logar acabar con ellos (Jue 13,5; cf. mágica del cofre sagrado, representase una ruptura
15,18). Se abre a continuación un periodo de anar- de la alianza por parte de «todo Israel». Finalmente,
quía (Jue 17,6; 21,25), de idolatría (J!Je 17,1-5; circunstancia agravante, prefieren aquel objeto pasi-
18,14-20.30-31), de desorden moral (Jue 19,22-30) y vo al mediador humano acreditado por el Señor. A
de guerra civil entre las tribus, en la que está a pun- pesar de que fue él mismo quien lanzó al pueblo a la
to de perecer la tribu de Benjamín (Jue 20-21). Todo lucha contra los filisteos (4,1 a) -o quizás por culpa de
culmina con el pecado de los sacerdotes de Siló, los eso-, el hombre de la Palabra se ve relegado en pro-
únicos mediadores que había entre Dios y el pueblo. vecho de otro medio considerado como más seguro
Pero esta última infidelidad no debe eclipsar el con- y que «obligaba» más a Dios. Se comprende enton-
texto global de infidelidad sin conversión, una situa- ces por qué Israel sufre un nuevo revés ante el ene-
ción que perdura desde Jue 13,1. migo, de lo cual Dios se aprovecha para cumplir la
Por otra parte, en el contexto del capítulo 4 hay palabra de Samuel a propósito de la familia de Elí.

Samuel, O la palabra que salva (7,2-17)

Ahora se entiende perfectamente por qué Samuel ja aparte con vistas a un nuevo porvenir. En efecto,
está ausente de todo este asunto. El único fiel al Señor Samuel sale engrandecido de la crisis. No sólo su pa-
es también el único que se queda fuera de la catástro- labra se ha visto rubricada por los hechos, sino que
fe que lo arrastra todo -a los ancianos, al pueblo, a los todo poder oficial ha desaparecido con la muerte de
sacerdotes y hasta el arca-, aquel a quien el Señor de- Elí. En este sentido, es significativo que sea el trono el
29
SitiO de donde se cae el sacerdote (4,18a), un trono Así pues, parece que Samuel es el SUStitUtO del
donde estaba sentado desde su pnmera apanclón arca como signo eficaz de la presencia de DIOS en
(1 ,3, 4,13, la misma palabra hebrea) Y la noticia que mediO de su pueblo No es que el arca haya perdido
resume su época de gobierno (4,18b) confirma que el su valor Al contrano, el relato muestra de qué forma
poder está ya vacante Pero el vacío que se hace sen- magistral puede manifestar el Señor en ella su poder
tir tiene Igualmente otra dimensión Es que uno ya no Pero, una vez vengado el honor de su arca, DIOS obra
puede «estar en presencia del Señor» cuando se ha de manera que el arca vuelva a la esfera de lo sa-
empeñado en mantener apartada el arca (6,20,7,1). grado y mantenga a todo el pueblo temeroso, como
para alejar de él la tentación de volver a utilizar ese
lugar de su presencia como una especie de fetiche.
DOS TIPOS DE RELACION CON DIOS: En adelante, sólo Samuel, que había quedado pos-
tergado por los ancianos en provecho del arca, pue-
EL ARCA Y SAMUEL
de permitir todavía al Señor liberar a Israel del domi-
niO filisteo Así pues, en este acto se oponen dos
Este vacío dura bastante tiempo hasta que se es- modalidades de la presencia del Señor en su pueblo
boza en Israel un movimiento pOSitiVO hacia el Señor el arca que quenan los ancianos y que aclamaba el
{,Susplro, desaliento, lamentación? El sentido del úl- pueblo queda finalmente descalificada, Samuel, acre-
timo verbo de 7,2 no está claro. Lo cierto es que Sa- ditado por el Señor como profeta, se revela eficaz
muel aprovecha la ocaslon interviene finalmente pa- para la salvaCión
ra Interpretar toda la situación de la casa de Israel {,Pero cuál es la Importancia real de esta pre-
como un retorno, como un comienzo de conversión ferenCia del Señor? Por un lado, se presenta a Sa-
Le da nuevos alientos, denunciando la apostasía del muel como el hombre de la palabra Constituido co-
pueblo e invitándole a demostrar la slncendad y la mo tal por la llamada del Señor en presencia del ar-
profundidad de sus disposIciones pasando a los he- ca (cap 3), interviene por vez pnmera en calidad de
chos "SI querels convertiros al Señor de todo cora- tal para lanzar la campaña contra los filisteos (4,1 a),
zon, qUitad de entre vosotros los dioses y diosas ex- luego para recoger el mOVimiento del pueblo, inter-
tranjeros, volveos hacia el Señor y adoradlo sólo a pretarlo y hacer de él un verdadero proceso de con-
él» (7,3) Los Israelitas obedecen y reconocen su pe- verslon (7,3), para convocar la asamblea (7,5), gntar
cado de manera ntual "en presencia del Señor», en al Señor (7,9) y dar finalmente sentido a la vlctona
Mlspa Así, gracias a la Intervención de Samuel, se (7,12) Por otro lado, en OpOSICión a esta característi-
hace posible de nuevo lo que ya no era posible con el ca de Samuel, el arca es una presencia muda; DIOS
arca mantenerse en presencia del Señor (7,4-6) Del no puede expresarse en ella más que por mediO de
mismo modo, cuando el pueblo recurre a la Interce- signos. los golpes asestados a Israel y a los filisteos.
slon de Samuel, el Señor le asegura la presencia VIC- Se trata ciertamente de una especie de lenguaje,
tonosa que habla negado cuando los ancianos ha- pero Sin palabras y, como tal, equIvoco Por eso hay
bían hecho llevar el arca al campamento '.

este verbo indica el obJetiVO de la presencia del arca, de la que


1La slmetrla Invertida que pone de manifiesto el estudio es- se cree que salva ella misma a Israel independientemente de
tructural destaca este hecho Por otra parte, hay una palabra e/a- DIOS (el arca es sUjeto del verbo), la segunda vez, el verbo apa-
ve que subraya esta relaclon En 4,3 y 7,8 aparece una misma rece en la suplica ardiente que Israel dirige a Samuel para que
forma verbal "y que nos salve (w8yoshl'enO)>> La primera vez, grite al Señor y este lo salve de los filisteos

30
que multiplicar los signos, terribles en este caso, para feta, se le sitúa también en la línea de Josué, artífice
lograr el objetivo buscado de victOrias y promotor de aquel lazo tan profundo y
Así pues, lo esencial parece estar en el plano de exclUSIVO que unía a Israel con el Señor Con su res-
la palabra En este plano, la diferenCia entre el arca y puesta pOSitiva, el pueblo ratifica de manera ImplíCita
Samuel consiste en que éste tiene una palabra clara, la autoridad de este nuevo Josué
que Impide una relaCión de tipO Instrumental entre Is- Después de dirigirse al pueblo en favor del Señor
rael y su DIos -no se puede manipular a un profeta (7,3), Samuel se ofrece a hablar del Señor en favor
como un objeto, aunque sea sagrado-, para permitir del pueblo (7,5), completándose así el círculo de la
una relaCión de tipO dialogal Esta nueva relaCión se mediaCión Se convierte, por tanto, en mediador
esboza ya en el SUSpiro de Israel. Se ha hecho POSI- cuando el pueblo le pide que ore en nombre suyo, en
ble por la palabra de Samuel, que denuncia el peca- una frase que, gracias a la ambivalencia del verbo he-
do del pueblo y enuncia las condiciones para poder breo (b.ares) , describe a las mil maraVillas la funCión
restablecer un vínculo privilegiado con el Señor Se propia del Intercesor· «No seas sordo/mudo para no-
Instaura cuando DIos responde a las súplicas que le sotros, para gritar al Señor nuestro DIOS» (7,8) Israel
dirige Samuel de parte del pueblo que ha confesado sabe que, SI grita, el Señor no le responderá (cf Jue
su pecado (7,2-10). Samuel es el ÚniCO mediador de 10,11-14). Pero, gracias a Samuel, el Señor puede
esta relaCión Es lo que reconoce el pueblo cuando volver a ser su DIOS, concediéndole la salvaCión
sigue la inVitación del profeta a la conversión (7,3-6)
Y apela a él para que Interceda en su favor (7,8). De Para describir la acción de Samuel se utiliza un úl-
esta manera Israel rubrica finalmente la eleCCión de timo término «juzgar» (shaphaf) Este verbo se utiliza
aquel a qUien el Señor había acreditado como profe- de dos maneras diferentes en el capítulo 7. En el V 6c,
ta ante los oJos del pueblo (cf. 3,20) la frase resume la escena precedente con lo que ha-
ce, subraya el narrador, Samuel «juzga» a Israel, es
deCir, restablece el orden alterado de las relaCiones
SAMUEL, PROFETA V JUEZ entre Israel y su DIOS En 7,15-17, por el contrano, el
verbo «juzgar» se refiere a una institución política y
significa más bien «gobernar, administrar» Esta pala-
Una vez descubierta la loglca y la Importancia del bra es la que deSigna la funCión de los Jueces de
relato al describir el papel de Samuel, queda por es- qUienes habla el libro de este nombre. Por otra parte,
tudiar más de cerca lo que se dice de este mediador en este capítulo, Samuel adqUiere un perfil de «juez»,
Las primeras palabras de Samuel que nos ofrece el tal como nos lo descnbe el prólogo de Jue (2,11-18).
narrador son una llamada a la conversión del cora- en un pueblo infiel (w 11-12), que sirve a Baal y a las
zón Pues bien, hacen eco al centro y al final del últi- Astartés (v 13) y que está abocado por consigUiente
mo discurso de Josué (Jos 24,1423) Ademas, como a la opresión y al fracaso de sus luchas de liberaCión
éste, Samuel es el mediador de una gran victoria en (w 14-15), el Señor suscita un juez capaz de salvar
lo que se parece mucho a una «guerra del Señop> (w 16-17) Se queda aliado de ese juez y, durante to-
(7,10) 2 De esta manera, SI se le presenta como pro- da su Vida, libra a Israel del poder de sus enemigos (v
18). Así pues, al final de su hazaña, Samuel, media-
dor, profeta e Intercesor, se pone a gobernar a Israel
2 A propOSltO de las guerras del Señor, vease el capitulo 4
de P Beauchamp - D Vasse, La violencia en la Biblia (Cuaderno como un «juez», asegurando el orden y la paz para el
blbllco n° 76) Verbo DIVino, Estella 1992, 35-41 pueblo y prosigUiendo aSI la obra de Josué
31
Finalmente, hay que subrayar un último hecho im- Conclusión
portante de este acto: la desaparición de Siló. En el
primer acto, como recordará el lector, Siló constituía el «Profeta» y «juez»: he aquí dos rasgos impor-
único lugar de encuentro entre Dios y los fieles israe- tante de la figura de Samuel. Pero estos títulos son
litas. Pero, desde el final de este acto, es Samuel tan sólo indicios que el relato matiza y enriquece
quien se convierte para todo Israel en el lugar de la dándoles un contenido concreto. En el fondo, en Sa-
presencia del Señor por medio de la palabra (3,20- muel, el profetismo y la judicatura resultan comple-
21). El segundo acto confirma e ilustra esta transfor- mentarios. Su profetismo se define ante todo desde
mación: el santuario de Siló y sus mediaciones cul- el Señor que le confía su revelación y su palabra
tuales quedan ahora desacreditados en provecho de (3,20-21). La cualidad de juez, por el contrario, alu-
la mediación por la palabra. En efecto, el recurso a Si- de más bien a la relación de autoridad en el seno del
ló es un fracaso, y la ciudad misma se convierte en un pueblo, cuya autonomía garantiza Samuel al mismo
lugar de muerte, mientras que el recurso al profeta tiempo que asegura su gobierno (7,13-17). De esta
conduce a la victoria y a la paz. El holocausto de Sa- manera, el profetismo y la judicatura son como los
muel y la construcción de un altar en Ramá (7,9-10 y dos aspectos esenciales de la posición de mediador
17) van también en esta dirección: los pocos actos de que ocupa Samuel entre el Señor y su pueblo. Re-
culto que ahora se mencionan están ligados en ade- conocido por éste (7,8), después de haber sido
lante a la persona del mediador. Igualmente, si las tres acreditado por aquél (3,20), el mediador es la per-
localidades visitadas por el juez son otros tantos san- sona en quien confluyen las vías de comunicación
tuarios (7,16), su paso de la una a la otra demuestra entre Dios e Israel, sobre todo después de que ha
que lo esencial no son ahora los lugares, sino quien desaparecido el sacerdocio y el arca se ha visto li-
los visita. Y al revés, el carácter sagrado de estas ciu- bre de los intentos de manipulación. Así es como su
dades subraya el sello profundamente religioso de la personaje incluye igualmente estos dos rasgos sa-
actividad política de Samuel. cerdotales.

32
ACTO III

EL PUEBLO PIDE UN REY


ASAMUEL
(1 Sm 8)

Después de un largo periodo sin historia, se per- oficial que deberían cumplir con honradez (8,3; d. Dt
fila una crisis en el horizonte. La situación da la im- 16,19 Y Prov 17,23). Está claro: los hijos de Samuel
presión de ser algo ya sabido. El jefe se va haciendo recuerdan curiosamente a los de EIí, y esto hace sos-
viejo. Sus hijos, destinados a sucederle, están en pechar que las cosas son el preludio de nuevos pro-
parte instalados en su cargo, pero no siguen las hue- blemas institucionales. Con la esperanza de evitar
llas del padre: abusan de su posición y atienden a esta crisis, los ancianos de Israel se deciden a tomar
sus propios intereses. Para ello pervierten la función cartas en el asunto y van a buscar a Samuel (8,1-4)

La estructura: primera ojeada a un enigma

Para un observador atento, la estructura del ac- fiesta esta estructura invitan a leer como una intro-
to se percibe fácilmente. Se celebra una asamblea ducción los vv. 1-3: estas líneas aseguran la transi-
en casa de Samuel, que él mismo se encarga de di- ción con el acto anterior, como demuestran la repe-
solver (vv. 4 y 22b). Al principio y al final de la reu- tición de términos clave y el paralelismo entre los hi-
nión en Ramá, el pueblo le pide a Samuel un rey jos de Samuel y los de EIí.
que los gobierne a semejanza de las otras naciones
(vv. 5 y 19b-20); el mediador acoge la petición y con- En este relato, Samuel se encuentra siempre en-
sulta con el Señor (vv. 6 y 21), que le responde que tre el pueblo y el Señor, como mediador. Toda comu-
escuche la voz del pueblo y le dé un rey (vv. 7a.9b nicación entre ellos pasa por él, de forma que es co-
y 22a). Entre estas dos partes, asistimos a un largo mo un paso obligado de la palabra. Pues bien, te-
discurso de Samuel (vv. 11-18), ligado al resto por niendo en cuenta la estructura, hay algo que impre-
medio de unas transiciones narrativas (vv. 10 Y siona de entrada: al final, el pueblo repite a Samuella
19a). Las simetrías concéntricas que pone de mani- petición de los ancianos, y también el Señor reitera
33
ACTO 3 (1 Sm 8)
SIMETRÍA CONCÉNTRICA

A. Introducción: reunión en Ramá (4) A'. Conclusión: disolución de la asamblea (22b)

B. Primer diálogo (5-9) B'. Segundo diálogo (19b·22)


1. Petición de los ancianos de Israel (5) 1. Proyecto del pueblo (19b-20)
«nómbranos un rey «queremos tener un rey
(para que nos) gobierne, como se hace en como las demás naciones... nos
todas las naciones» gobernará»
2. Reacción de Samuel referida al Señor (6) 2. Reacción de Samuel, referida al Señor (21)
3. Respuesta-orden del Señor (7-9) 3. Respuesta-orden del Señor (22a)
«Atiende a su ruego (del pueblo)... «Atiende a su ruego
del rey que va a reinar sobre ellos» y nómbrales un rey»
C'. Transición narrativa (19a)
C. Transición narrativa (lO); negativa a escuchar el discurso
anuncio del discurso

D. Discurso de Samuel: el «derecho» del rey (11-18)

sus instrucciones. Es que, entre tanto, la mediación so no ha hecho avanzar el asunto. Pero ¿qué ha pa-
de Samuel no ha servido de nada, ya que su discur- sado para que Samuel falle así en su misión?

El rey según Samuel (8,10-18)

En el v. 9 el señor ordena a Samuel que comuni- miento de un rey, desarrolla de hecho las conse-
que al pueblo el mishpat del rey. Este término, cons- cuencias socio-económicas negativas de la institu-
truido sobre la raíz del verbo shaphat, «juzgar, go- ción que exigen los ancianos. En efecto, un rey ha de
bernar», significa concretamente la costumbre, la tener los medios para gobernar con continuidad. Ne-
manera habitual de obrar. En todo caso, éste es el cesita una corte y una administración (vv. 14b.15b),
sentido que le da Samuel, ya que su discurso descri- así como un ejército debidamente equipado (vv. 11-
be la «manera de gobernar» del rey, para traducir el 12). Además, para mantener a sus gentes, ha de po-
juego de palabras hebreas. Al describir el comporta- seer bienes (v. 12b), cobrar impuestos (vv. 15a y
34
17a), reclutar hombres, requisar ganado y bienes (vv.
11b-14y16). LA EXPRESiÓN DEL PENSAMIENTO
Le toca evidentemente al pueblo soportar el cos- DE UN PERSONAJE
te de todo ello. Esto es en substancia lo que Samuel
dice al pueblo. Para expresar el pensamiento de uno de sus
personajes, el narrador dispone sin duda del dis-
Pero lo menos que puede decirse es que el tono curso directo o indirecto que puede producirse en
de su discurso no es un tono neutro. Aparece cuatro un diálogo, pero que puede ser también una es-
veces la palabra «tomará», sin contar los dos «co- pecie de monólogo (cf. Gn 17,17; 27,41; 1 Sm
brará el diezmo», para decir en resumen: «Tomará 27,1). Sin interrumpir el hilo del relato, el narrador
para ély para los suyos lo que es vuestro». Personas, omnisciente puede también penetrar en la
animales y bienes: ¡lo mejor será para el rey! La dia- conciencia de un personaje y revelar las convic-
triba culmina en la última frase: «Vosotros mismos ciones o intenciones de dicho personaje median-
seréis sus esclavos,) (v. 17). Para Samuel, pedir un te sus propias palabras; del mismo modo, puede
reyes escoger la esclavitud. Pero el Señor, a diferen- anticipar palabras que va a citar a continuación.
cia de lo que hizo con los esclavos del Faraón (v. 18),
Este procedimiento aparece varias veces en
no libera a nadie de una esclavitud voluntaria. Bien
nuestro relato. Así, por ejemplo, en 8,10, antes de
llevada por la composición retórica del conjunto, esta
citar el discurso de Samuel, el narrador indica al
peroración amenazadora es clara en cuanto a la in- lector la intención que preside dicho discurso: el
tención disuasoria del orador. En su discurso todo es- mediador desea informar de lo que le ha dicho el
tá en función de hacer odiosa la realeza y lograr que Señor (v. 10a). Pero no ve en el pueblo más que
el pueblo desista de su petición. Así es como Samuel «al que le exige un rey", algo que no le agrada (v.
intenta «advertir» solemnemente al pueblo, como le 10b; cf. v. 6a). Esto explica por qué pronuncia ese
ha invitado a hacer el Señor (v. 9b). discurso, a pesar de sus buenas intenciones. En
En efecto, parece como si Samuel se atuviese a 8,6, el narrador revela además cómo resuena la
las órdenes recibidas de Dios (v. 9). Pero hay algo petición de los ancianos en los oídos de un Sa-
que salta a la vista: el mediador no ejecuta la prime- muel que no parece haber oído el final de la pe-
ra norma del señor: obedecer al pueblo y, en conse- tición. En la primera parte del relato había ya dos
cuencia, atender a su reivindicación. Limitándose a ejemplos: en 1,13b, el narrador revela la opinión
las restricciones con que Dios acompaña su conce- de EH a propósito de la actitud de Ana, y en 4,6b
sión, Samuel hace lo contrario de lo que le pedían, ya anticipa la palabra de los filisteos, subrayando así
que su acción se reduce a presionar al pueblo para la confusión que sufren entre Dios y el arca (v. 7).
que renuncie a su proyecto. La agresividad de su dis-
curso demuestra una voluntad disuasiva que difícil-
mente oculta una oposición obstinada a los deseos muel trasmitió lo que le había dicho el Señor al pue-
de Israel, es decir, a unos deseos que, sin embargo, blo". En realidad, no tendría sentido que el mediador
el Señor acepta. Desde este momento, vemos dónde repitiese a todos las palabras que Dios le había diri-
se sitúa el pecado de Samuel: de la orden de Dios só- gido personalmente a él. Pero lo que el narrador quie-
lo escucha lo que quiere escuchar (cf. v.6). re señalar con estas palabras es que, al pronunciar
Pero hay que advertir una cosa: el narrador per- su discurso, Samuel tiene conciencia de estar ejecu-
mite suponer que la falta de Samuel no es intencio- tando puntualmente la orden recibida (véase el re-
nal. En efecto, en el v. 10 señala al lector que «Sa- cuadro adjunto). Otro dato en este sentido: para co-
35
menzar su discurso, Samuel recoge las últimas pala- «Adviérteles solemnemente y expónles la manera
bras del Señor (vv. 11 a y 9b), como para significar (de gobernar) del rey" (registro ético). Pero son posi-
que desea ciertamente desarrollar en sus palabras bles otros sentidos: «Enúnciales las estipulaciones
las instrucciones divinas. ¡Lo que pasa es que se ol- del tratado y expónles los derechos del rey» (registro
vida de lo esencial! legislativo); o también: «Atestigua contra ellos y ex-
En su descargo, hay que subrayar que la segun- pónles el juicio del rey'> (registro judicia~. De estos
da parte de las instrucciones de Dios no está muy tres significados, Samuel ha tomado el que le permi-
clara. Debido a los muchos sentidos de las palabras tía agitar ante Israel el espectro del despotismo. Por
empleadas, es posible comprender al menos tres co- otro lado, es el que cuadraba mejor con el olvido de
sas diferentes. Así, con Samuel, se puede entender: la primera parte de la orden: «Obedéceles... ».

Cuando Samuel sólo se ve a sí mismo (8,5-9)

del pueblo en todo lo que te diga, porque no te re-


LA SORDERA DE SAMUEL chaza a ti; es a mí a quien rechazan; no me quieren
como rey» (v. 7). Samuel tiene la sensación de haber
sido rechazado y esto explica su sordera parcial. Si
Samuel parece ser un hombre de buena fe. En es- hubiera oído bien, habría captado también las últimas
tas condiciones, si sólo tiene en cuenta una parte de palabras y habría comprendido que, al querer hacer-
la orden divina, es porque no ha oído la otra. Por lo se «como todas las naciones», Israel rechazaba a su
demás, no es la primera vez que le pasa esto. En el Dios, del que era vasallo por alianza. En resumen, si
v. 6, el narrador hace oír el eco que produce en Sa- por dos veces Samuel no oye, o mejor dicho sólo oye
muella petición de los ancianos: «La palabra fue ma- una parte de lo que le han dicho, es porque reaccio-
la a los oídos de Samuel, porque habían dicho: Da- na en función de sí mismo, humillado por el despre-
nos un rey para gobernarnos». El eco es incompleto, cio del que se siente víctima. Por eso, va filtrando to-
porque habían dicho: «Nómbranos un rey para que das las palabras de los ancianos (v. 5) y las del Se-
nos gobierne, como se hace en todas las naciones» ñor (v. 9) a través del prisma deformante de sus pro-
(v., 5b). Samuel se queda con las palabras «que nos pios sentimientos (v. 6a). No es extraño entonces que
gobierne». De hecho, se detiene en el elemento que haga de pantalla entre Israel y Dios y que su media-
le afecta personalmente, ya que, hasta ahora, era él ción fracase.
quien gobernaba a Israel (7,15-17). Por tanto, la peti-
ción de los ancianos resuena en él como una crítica
dirigida a su actuación de jefe; y esto llama su aten-
LA PETICiÓN DE LOS ANCIANOS
ción hasta el punto de que no registra el final de la
frase: «como se hace en todas las naciones».
Es esto exactamente lo que el Señor le hace ob- Consecuencia de su sordera: Samuel no puede
servar cuando responde a su oración: «Haz caso al captar la complejidad y el alcance verdadero de la
36
petlclon de los ancianos. SI es verdad que no le agra-
da, tiene al menos el ménto de Intentar poner reme- LA RESPUESTA DEL SEÑOR
dio a un problema real. En efecto, su sucesión pare-
ce estar en entredicho, dado que se reproduce en
ella de forma general una situación que Israel tuvo En la reacclon que le comunica a Samuel, el Señor
que padecer antenormente. Pero, SI la cnsls que pa- subraya ante todo la rebelión que esto supone contra
rece anunciarse Justifica una intervención de los an- él El régimen de los Jueces, donde el poder no es he-
redltano, le permite Intervenir para darle a Israel el jefe
Cianos, no basta para fundamentar su petición de un
que en cada caso necesita. Una monarquía soluciona-
rey' el problema concreto que se plantea no puede
ría ciertamente la cuestión de la sucesión gracias al
por sí solo legitimar válidamente la aboliCión de la JU· pnnclplo dinástiCO, pero pnvana al Señor de toda POSI-
dlcatura, cuya última expenencla ha resultado total- bilidad de Intervenir políticamente de forma directa, y su
mente pOSitiva (cf 7,2-17) «realeza» quedaría entonces malparada En esto Isra-
Por otro lado, al poner la petición de un rey en la- el sería como las demás naCiones, renegando de su
bios de los «ancianos de Israel», el narrador nos da cualidad de pueblo elegido, ligado a su DIos por una
una señal que contnbuye a hacer sospechosa esta alianza exclUSiva Por eso, el Señor tiene razón al re-
actitud Sólo otra vez interviene este personaje co- saltar el parecido entre la petición de los ancianos y la
lectivo en el pnmer libro de Samuel, y es cuando la Idolatría tanto en un caso como en el otro, Israel no Sir-
derrota ante los filisteos, en 4,3 También allí los an- ve al Señor y sólo a él, tal como se comprometió a ha-
cianos proponen resolver una cnsls aplicando un re- cer en el Slnal y en épocas más recientes todavía (cf
medio milagroso que excluye a Samuel 1 Pero su In· 7,3-4). y SI rechazan también a Samuel, esto no es más
que la consecuencia de un rechazo mas fundamental
tervenc!ón, como hemos VIsto, preclp!ta a JsraeJ en
que afecta pnmero al Señor y a fa afianza (8,7-8)
un desastre Sin precedentes Y lo mismo que habían
quendo arreglar por propIa iniCiativa una cuestión Tras esta denuncia de la Idolatna larvada que su-
que hasta entonces pertenecía sólo al Señor (la VIC· pone la petición de un rey, resulta realmente Inespe-
tona sobre el enemigo), también ahora pretenden 1m· rada la orden formal de acceder a esta petición, aun-
poner una solución de su cosecha a un problema re· que sea con ciertas restncclones. «Atiende a su rue-
servado hasta entonces a la Junsdlcclón divina (la go, pero .. » (v.9) No obstante, esto corresponde muy
elecclon de un jefe) En esto, su actitud ronda ya con bien a la petlclon, cuyo carácter ambivalente ya he-
mos comentado. Como dIcha petición tiene cierto
la rebelión
fundamento, cabe esperar que el Señor la escuche,
En resumen, SI los ancianos intervienen con ra- pero, como constituye Igualmente una infidelidad, se
zon, su petIción no es por eso menos Impropia y comprende tambIén que la denuncie como tal Por
eqUivoca El Señor respondera a esta paradoja otra parte, pone ciertas restncclones a su conceSión,
con una toma de posIción Igualmente paradójica que afectan al objeto mismo de lo que se pide «<el rey
(vv 7-9) que va a reinar sobre ellos»), aunque no este del to-
do claro el alcance exacto de esta frase. En una pa-
labra, de acuerdo con un rey, pero no con un rey
cualqUiera Por oscura que sea, la poslclon del Señor
, Las dos propuestas de los ancianos de Israel (4,3 y 8,5) se
no deja de responder a cierta lógica Pero, cegado
formulan del mismo modo enunClaClon del problema, InVltaclon por su sentimiento de humlllaclon, Samuel no puede
a obrar y resultado esperado captar su Justicia
37
Fracaso de la mediación (8,19-22)

Como Samuel no ha «oído (bien) la voz» del pue- empleada es significativa. Generalmente sirve para
blo (v. 7a.9a), es natural que los israelitas se nieguen introducir una frase de advertencia o supone una si-
ahora a «oír su voz» (v. 19a), En su reacción ante su tuación grave. Se diría entonces que Samuel ha com-
intento de disuasión, ni siquiera se dirigen a él. No prendido finalmente la gravedad de las palabras del
hacen más que reafirmar su voluntad común de tener pueblo y alerta al Señor quien, por su parte, ha com-
un rey: «Dijeron: No, queremos tener un rey» (v. 19b; prendido las cosas ya hace tiempo...
cf. v. 5: «Le dijeron: Nómbranos un rey»). Recogiendo
En estas condiciones, la respuesta divina puede
entonces los términos de la petición de los ancianos,
sorprender al mediador, que acaba de enterarse de
la precisan más aún: El «como se hace en todas las
naciones» del v. 5 se convierte en una afirmación dis- la voluntad del pueblo de hacerse como las demás
tinta y explícita de la voluntad rebelde que suponía su naciones. En realidad, Dios no hace más que repe-
actitud: «Así seremos como las demás naciones» (v. tir una norma anterior que Samuel parecía no ha-
20a). La expresión «para que nos gobierne» (v. 5) se ber oído (v. 9). Por tanto, es ésta la primera vez que
amplía ahora: «Nuestro rey nos gobernará y marcha- Samuel oye verdaderamente las palabras con las
rá al frente de nosotros para luchar en la guerra» (v. que el Señor parece confirmar su propia posterga-
20b). Samuel, en defensa de su causa, había llama- ción: «Atiende a su ruego y nómbrales un rey» (v.
do la atención sobre los inconvenientes de la monar- 22a). La contradicción debió parecerle demasiado
quía; el pueblo prefiere ver sus ventaias, que el dis- fuerte a Samuel y renuncia a ello. Despide a los is-
curso del profeta no acababa de ocultar por comple- raelitas sin ejecutar la orden divina, que le resulta
to (cf. w. 11-12). Pero, al hablar de guerras, el pueblo sin duda incomprensible. Para Samuel, es un fraca-
añade algo más a su rebelión, puesto que se trata de so.
un nuevo rechazo del Señor, que hasta ahora «com- Ciertamente, el Señor no hace nada para facilitar-
batía los combates» de Israel, «saliendo al frente de le las cosas. ¿Juzgaría acaso necesario este fracaso
ellos» de forma victoriosa (cf. 7,10-11). para enseñar a su mediador a no poner obstáculos a
Así pues, Samuel ha obtenido el efecto contrario su comunicación? Porque el único que da por zanja-
de lo que pretendía: lo único que ha conseguido es do el asunto es Samuel. La orden de Dios sigue en
afianzar al pueblo en sus planes. Pero no lo ha perdi- pie, y el Señor relanzará la historia para llevar poco a
do todo -ni tampoco el lector-, ya que ha obligado a poco a Samuel a que cumpla su voluntad (cf. cap. 9-
Israel a confesar claramente su intención. Y esta vez, 11). Tampoco ha acabado la historia para los israeli-
oye «todas las palabras del pueblo». El narrador aña- tas. Es verdad que vuelven a sus casas, pero el na-
de incluso que las «habla a los oídos del Señor» (v. rrador no lo menciona, como si quisiera sugerir que
21). Sin embargo, el Señor en su omnisciencia no siguen allí con su reivindicación, esperando una so-
necesitaba que nadie le informara 2. Pero la expresión lución positiva.

2 En el v. 6b, Samuel no presenta ningún informe al Señor, rriente de la petición de los ancianos y comprenderla mejor que
sino que ora ante él. i Esto no le impide al Señor estar al co- Samuel!

38
Conclusión y apertura

El relato del capítulo 8 Introduce la «cuestión mo- Más tarde, Samuel ejecutará puntualmente la or-
narqUlca" en Israel. El narrador tenía que precisar los den reCibida. En 12,1, repite las palabras mismas del
términos de esta cuestión y las posIciones de los ac- Señor para deCir a todo Israel· «Yo he atendido a
tores ante la misma. El pueblo, para ser como las de- vuestras peticiones y os he deSignado un rey" (cf
más naCiones, qUiere un rey que establezca una con- 8,7a 9 y 22a) Se trata de la instrucción positiva Pe-
tinUidad en su gobierno y que sea un jefe militar De ro Igualmente señala las restncclones diVinas en too
este modo, pnva al Señor de sus pnnclpales prerro- dos los sentidos que estas pueden tener En 8,10-18,
gativas y discute su calidad de soberano. Samuel, a adwtló solemnemente al pueblo de la manera (de
qUien afecta de rebote esta petición, se opone a la gobernar) del rey (registro étiCO) Más adelante, re-
monarquía. Según él, reduciría al pueblo a la escla- petirá en dos ocasiones el JUICIO del rey enunciado
Vitud, anulando la obra liberadora del Señor Éste, por por DIOS en 8,7-8 pnmero, antes de escoger al mo-
su parte, no se mega a concederles un rey, pero Im- narca (10,18-19), luego, en presencia de todos (12,6-
pone unas restncclones un tanto Imprecisas: se Igno- 12) Ydespués de haber invocado un doble testlmomo
ra, por conSigUiente, el tipO de rey que estaría diS- contra ellos (12,35· registro JudiCial) Del mismo mo-
puesto a conceder. do, proclamará solemnemente la constitución, el de-
recho de la realeza (10,25), y la Integrará en la alian-
En resumen, el pueblo y Samuel parecen com- za, enunciando de nuevo sus estipulaciones (12,12-
partir una misma concepción de la realeza. la que 13 Y 20-25. regIstro JeglslatlVo). El dIscurso del Señor
está en curso en las nacIones vecinas. Pero sus po- en 8,7-9 constituye así un anuncIo de lo que cumpli-
SICiones son diametralmente opuestas, ya que a uno rá Samuel en las otras dos asambleas, de Mlspá
le atraen las ventajas y el otro subraya exclUSiva- (10,17-25) y de GUllgal (cap. 12) 3. Esto Significa que
mente los nesgas. El Señor mantiene una posIción el Señor lo va a condUCir poco a poco hasta llevar a
intermedia, como SI estuviera dispuesto a cortar términO su tarea de mediador, estableciendo un rey
para su pueblo una realeza a medida, una realeza según sus deseos Pero, como Samuel por el mo-
cuyos contornos exactos no se pueden precisar to- mento constituye un obstáculo, el Señor tendrá que
davía. En cuanto al narrador, Justifica la actitud de buscar por ahora un rodeo ..
los ancianos aunque haCiéndola sospechosa, como
para sostener la pOSIción paradóJica del Señor Así a Las tradUCCiones no siempre permiten establecer las rela-
pues, este acto constituye una maraVillosa apertura ciones qua autonza el hebreo Pero los mismos terminas de las
para la continuaCión de la hlstona, aun cuando la in- palabras del Señor en 8,7-9 se recogen a contlnUaCIOn, y casI
siempre en los discursos de Samuel, a excepción de las dos fra-
comprensión de Samuel haya suspendIdo de mo- ses en que DIOS habla de el (<<no te rechazan a ti" y «asl hacen
mento su curso tamblen contigo.. , en 8,7b y 8b)

39
ACTO IV
SAÚL, ELEGIDO DEL SEÑOR,
ACLAMADO POR EL PUEBLO
(1 Sm 9-11)

«Había una vez un hombre de la tnbu de BenJa- qUien DIOS encarga asegurar el paso a la monarquía
mín, llamado QUlS... » (9,1). Comienza una nueva hls- (9,16). De este modo, el proceso detenido en el pia-
tona, como en el capítulo 1, con la presentacIón del no de la negociación (cap. 8) emprende de nuevo su
padre de un héroe Pero aquí ya no se trata de Sa- curso al hilo de la narraCión, donde poco a poco se
muel, SinO de Saúl El rechazo del mediador por par- va dibujando el modelo de rey que el Señor está diS-
te de Israel y su incapacidad para ejecutar las órde- puesto a dar a su pueblo. Después de echar una
nes diVinas parecen haber modificado su POSIción en Ojeada sobre el conjunto de este relato describIendo
el relato En adelante, Samuel no será tanto un me- su estructura, segUiremos a Samuel en sus relacIo-
diador entre el pueblo y el Señor como un agente a nes con los otros actores: el Señor, Saúl y el pueblo.

Construcción y unidad de 1 Sm 9..11

El largo relato de la ascensión de Saúl a la reale- tOrla y de la despedida del pueblo (10,17 y 25b) La
za (9,1-2 a 11,14-15) 1 se desarrolla en tres cuadros. victOria sobre los amonitas es objeto de un tercer cua-
El primero, el más largo, empieza con la pérdida de dro, limitado por una IncluSión narrativa. Al prinCipiO,
las asnas de QUIS y su búsqueda inútil por Saúl y su segUido por la mayoría de Israel, Saúl guarda silencIo
Criado (9,3-4). Termina con un breve recuerdo de es- frente a los que ponen en duda su habilidad para sal-
tos hechos y el anuncIo final de la recuperación de los var (10,26-27) 2, al final, toma la palabra para Impedir
animales en relación con la gran novedad que perma- el castigo de los contestatanos, que de este modo se
nece aún en secreto' el asunto de la realeza (10,14-
16). El segundo cuadro describe la asamblea de Mls-
2 Las dos ultimas palabras del capitulo 10 han sido objeto a
pá y va enmarcado por las menciones de la convoca- veces de una correcclon a partir de las antiguas versiones para
que sirvan de Introducclon al capitulo 11 ("CasI un mes mas tar-
de» SJ y Osty) Pero el texto hebreo es perfectamente tradUCI-
ble y narratlvamente mejor ("Pero el se quedo Impasible» vea-
1 Vease supra, p 9 se TOS y la edlclon de la Casa de la BIblia)

40
benefician de la salvación de todos (11 ,12-13). Los w. para que se dirija a la ciudad en cuestión (9,5-10); en
14-15 del capítulo 11 son la prolongación natural de la el segundo, unas muchachas (ne'arót) preparan el
victoria del nuevo rey y constituyen la conclusión de encuentro decisivo de Saúl con Samuel (9,11-13).
todo el acto. Del mismo modo, la presentación de Saúl La segunda escena se abre con una vuelta atrás,
en 9,1-2 se debe leer como una introducción al primer ya que el narrador habla de un suceso que ocurrió el
cuadro y al conjunto del acto.
día de antes en la ciudad: la orden secreta del Señor
a Samuel para que unja a Saúl como príncipe (9,15-
16). Termina con la ejecución secreta de esta orden,
PRIMER CUADRO: UNCiÓN PRIVADA DE al día siguiente de los hechos relatados en la escena
SAÚL (9,3-10,16) (9,27-10,1). Dentro de estos límites, el relato se de-
sarrolla de nuevo en dos etapas: está primero el en-
cuentro y el diálogo entre el profeta y Saúl a la puer-
Cerrado por la inclusión ya señalada (9,3-4 y
ta de la ciudad (9,17-21), Y luego dos sucesos que
10,14-16), este primer cuadro se compone a su vez
ocurren en lugares elevados: la comida en el altoza-
de tres escenas bien encadenadas, pero definidas
no y la velada y la noche en la terraza (9,22-26). Hay
gracias a unas inclusiones que es imposible detallar
que observar que la segunda etapa se le anuncia a
aquí, por falta de espacio. La primera escena va des-
Saúl en el v. 19 y que, en cada parte, hay alguien que
de la llegada de Saúl a la tierra de Suf, donde habita
un hombre de Dios (9,5-6a), hasta que entra en la le dirige una frase enigmática (9,20b y 24a).
ciudad de donde sale dicho hombre de Dios, que no La tercera escena narra lo que le sucede a Saúl
es otro que Samuel (9,14). Se articula en dos diálo- después de la unción. También aquí hay dos partes: el
gos: en el primero, el criado (na'af) convence a Saúl anuncio de Samuel y luego el relato de su cumpli-

SIMETRíA CONCÉNTRICA DE 1 Sm 10,2-13


a. Doble encuentro después de la partida (2-4)
b. Experiencia «profética» anunciada (5-6a)
c. Trasformación y cumplimiento de los signos: anuncio (6b-7a)
X. Órdenes de Samuel a Saúl (7b-8)
c'. Trasformación y cumplimiento de los signos: mención (9)
b'. Experiencia «profética» realizada (10)
a'. Doble reacción de la gente antes de la llegada (11-13).

miento (10,2-8 Y9-13). Pero mirando más de cerca las Así pues, todo el cuadro gravita en torno al en-
cosas, se puede observar una disposición concéntrica cuentro entre Samuel y Saúl, que culmina en la un-
de los diversos elementos de la escena, simetría que ción del príncipe (véase la estructura). Ésta era pre-
deja en el centro una serie de órdenes concretas visible, ya que la presentación de Saúl como el «jo-
dadas por el profeta al nuevo rey (10,7b-8). El esque- ven escogido», que sobrepasaba a todos de los hom-
ma adjunto permite ver estas correspondencias. bros para arriba (9,2), sigue inmediatamente a la
41
aprobación que DIos hace de la petición de un rey blemas, ¿no se dice de él que puede indicar el ca-
(8,22). Sin embargo, esta solución parece verse com- mino y que tIene que dlnglrse a un banquete? En la
prometida de antemano por la pérdida de las asnas, segunda escena, se ha colmado la ausencia: Saúl
es deCIr, de las cabalgaduras, que son el signo de un encuentra a Samuel, que le asegura que los amma-
estatuto político preeminente 3. les han sido encontrados y que le inVita a un ban-
quete sacnflclal, donde le concede el puesto de ho-
Estas asnas constituyen, por otra parte, el hilo
conductor del relato, Junto con otros dos elementos. nor y le hace servir un trozo escogido La escena tie-
el hombre de DIos y la comida En efecto, los encon- ne un sentIdo simbólico recobradas sus asnas, Saúl
puede ya pretender el poder, y la comida sacnflclal
tramos en todas las escenas En la pnmera se nota
se parece mucho a un nto de investidura real 4 FI-
su ausencia' las asnas no se pueden encontrar, la
nalmente, en la tercera escena, como para auten-
comIda se ha agotado y se busca a un hombre de
OJOS, del que cabe esperar que resuelva ambos pro-

4 Vease 1 Sm 16,3-5,2 Sm 15,10-12, 1 Re 1,9-11 18-1925,

en estas escenas se encuentran el sacnflclo, los invitados, la un-


3 Vease Jue 5,10, 10,4, 12, 14, Gn 49,10-11, Zac 9,9, y tam- clan o el nombramiento, el banquete solo se menciona expresa-
bien 1 Re 1,33, mente en 1 Re 1,25 y 41

ACTO 4 - 1er CUADRO (1 Sm 9,3-10,16)

INTRODUCCIÓN las asnas perdidas y la miSión de Saúl (9,3-4)

A. Preparación para el encuentro con Samuel (9,5-14)


1 Pnmer dIálogo con el cnado (5-10)
2 Segundo dIálogo con las Jóvenes (1l-14)

B. Encuentro, banquete y unción (9,15-10,1)


1 a Orden secreta del Señor a Samuel ungir a Saúl (9,15-16)
b Encuentro entre Saúl y Samuel diálogo (9,17-21)

2 b' Banquete, conversaCión y despedida (9,22-26)


a' UnCión secreta de Saúl por Samuel (9,27-10,1)

C. Consecuencias del encuentro con Samuel (10,2-13)


1 DiSCurso Samuel anunCia lo que va a pasar (2-8)
2 Se cumplen los Signos al volver Saúl (9-13)

CONCLUSIÓN hallazgo de las asnas, silenclO sobre la realeza (10,14-16)

42
tificar la unción a los ojos de Saúl, dos hombres le ciona la respuesta del pueblo (w. 19b y 24b). Des-
confirman el hallazgo de las asnas, y otros le ofrecen pués de hablarles, Samuel pasa a la acción «delante
en homenaje unos panes, antes de que se encuen- del Señor», primero para designar, echando suertes,
tre con los profetas y reciba el Espíritu, signo de la al rey (w. 20-21) Y luego para exponerles el estatuto
eficacia de la unción que ha recibido. Pero lo que to- de la realeza y dejarlo debidamente registrado por
davía es secreto tiene que manifestarse ahora en escrito (v. 25a). El esquema recoge estas correspon-
público. dencias.
En el centro del cuadro, el elegido del Señor es
manifestado ante el pueblo reunido (w. 22-23; cf.
SEGUNDO CUADRO: ELECCiÓN Y 9,2). Designado ya por la suerte (w. 20-21), es des-
ACLAMACiÓN PÚBLICA (10,17-25) cubierto gracias a una palabra del Señor y presen-
tado en público por Samuel, antes de ser aclamado
por el pueblo que reconoce su soberanía (v. 24).
Hay aquí un elemento que llama la atención: en el Pero esta elección de Saúl está en tensión con lo
centro del cuadro, el pueblo mismo parece tomar la que la enmarca. Al comienzo, Samuel denuncia la
iniciativa sin la mediación de Samuel: consulta al Se- petición de un rey como un rechazo de Dios; al fi-
ñor y encuentra a Saúl, que se había escondido (w. nal, enuncia un estatuto de la realeza del que no se
22-23). Antes y después de esto, Samuel está ante el sabe nada, pero que presumiblemente limitará el
pueblo: le habla, primero del pasado (w. 18-19) y lue- poder del monarca recién designado, ya que el es-
go del presente (v. 24a), y en cada ocasión se men- crito se deposita «ante el Señor».

ACTO 4 - 22 CUADRO (1 Sm 10,17-25)

INTRODUCCIÓN: convocatoria de una asamblea en Mispá (17)

A. Samuel y el pueblo: designación (18-21)


X. Discurso: el rey como apostasía (18-19)
y acción: designación de Saúl echando suertes (20-21)

B. El pueblo consulta al Señor: Saúl descubierto (22-23)

A'. Samuel y el pueblo: aclamación (24-25a)


X'. Diálogo: aclamación de Saúl como rey (24)
y acción: inscripción del estatuto de la monarquía (25a)

CONCLUSIÓN: Samue1 despide a la asamblea (25b)

43
a la gente (v. 4). Pero, una vez enviados por Saúl por
TERCER CUADRO: LA PRUEBA DE LA todo el país, sus palabras movilizan al pueblo, que si-
VICTORIA (10,26-11,13) gue a su nuevo caudillo (vv. 7b-a).
- En el centro, Saúl queda trasformado por el Es-
En los límites de la inclusión que subraya la mag- píritu cuando se entera del asunto (vv. 5-7a), y esto lo
nanimidad del rey, que absuelve a sus detractores trastorna todo: el mensaje derrotista se vuelve alen-
(10,26-27 Y 11,12-13), se advierte una simetría con- tador, la salvación se hace realidad, mientras que
céntrica que hace destacar varias transformaciones. Saúl barre de un solo golpe la amenaza y la ver-
- Najás, el amonita, amenaza una ciudad, con la güenza, desmintiendo así a sus adversarios que, sin
intención de humillar a todo Israel (vv. 1-2). Saúl di- embargo, se benefician de la victoria (véase la es-
solverá esta amenaza con el pueblo, dispersando al tructura).
ejército de Amón (v. 11). El rey aclamado por el pueblo demuestra así sus
- Entretanto, los ancianos de Yabés proponen una cualidades como jefe guerrero y salvador, aunque él
tregua para enviar mensajeros a Israel en busca de mismo reconoce que la salvación viene del Señor (v.
un salvador (v. 3), Al volver, dichos mensajeros anun- 13b; cf. v. 6a). Samuel convoca entonces a Israel en
cian la salvación inminente de la ciudad (vv. 9-10). Guilgal, y allí entronizan a Saúl como rey en medio de
- De hecho, se habían dirigido inmediatamente a la alegría general (vv. 14-15). Recojamos ahora este
Guibeá de Saúl, y sus palabras habían desalentado largo relato para ver cómo evolucionan sus personajes.

ACTO 4 - 32 CUADRO (1 Sm 10,26-11,13)


INTRODUCCIÓN: retomo de Saúl y críticas (10,26-27)

A. En Yabés: Najás amenaza a Israel (11,1-3)


X. Amenaza de humillación (1-2)
y. Tregua: los mensajeros buscan un salvador (3)

B. En Israel: un salvador, Saúl (11,4-8)


Z. Se anuncia al pueblo la amenaza: desaliento (4)
> Trasformación de Saúl por el Espíritu (5-7a)
Z'. Nuevo anuncio: movilización y reunión (7b-8)

A'. En Yabés: victoria de Saúl sobre Najás y Amón (11,9-11)


Y'. Los mensajeros anuncian la salvación (9-10)
X'. La victoria acaba con la amenaza (11).
CONCLUSIÓN: respuesta magnánima de Saúl a sus críticos (11,12-13)

44
Samuel y el proyecto del Señor
Así pues, el Señor toma de nuevo la iniciativa con- en que él mismo se ha encerrado con su negativa a
duciendo a Saúl hasta Samuel. De forma sorpren- escuchar a Israel y a Dios (cap. 8): ante el hecho con-
dente, éste se decide a colaborar. En efecto, a lo lar- sumado -llega Saúl-, el profeta se siente igualmente
go de todo el acto seguirá el juego, como si sus reti- valorado en la medida en que vuelve a ser el hombre
cencias ante la monarquía se hubieran derretido co- de confianza del Señor quien, al introducirlo en su se-
mo la nieve al sol. El único elemento que puede ex- creto, lo convierte en el árbitro de la situación. En
plicar este cambio es la revelación secreta que el Se- efecto, la información que le ofrece es decisiva, ya
ñor le ha concedido (9,15-16). Ésta representa, para que, con medias palabras, precisa la imagen del rey
Samuel, una buena manera de salir del aislamiento que Dios está dispuesto a dar a Israel.

LA NARRATIVIZACIÓN DE LAS IDEAS

Hay varias maneras de expresar una idea. La pode- ñor parece decir que. si concede un rey, lo hace -como
mos formular por medio de conceptos, de forma abs- cuando el éxodo- para responder a los lamentos del
tracta, o de manera indirecta, con proverbios, por ejem- pueblo que pide un libertador parecido a Moisés. Lee,
plo. Podemos recurrir también a una historia, incluso por tanto, la petición de los ancianos como un grito de
mediante una simple alusión, si la historia es conocida. apuro... Pero el pueblo no está oprimido y se encuentra
Esta historia puede ser inventada, puede deformar la bastante bien tras la derrota de los filisteos (7,10-14).
realidad, poco importa: lo esencial es que sea verdad lo ¿Dónde está entonces la paradoja?
que intenta expresar. E. Charpentier da un buen ejem- Hay un detalle revelador: en la cita de Éx 3 en 1 Sm
plo de ello (Para leer el Nuevo Testamento, p. 21). En 9,16b se ha omitido una palabra: «la miseria, la humi-
9,16b encontramos dos ejemplos de una narración de llación» del pueblo. En esta omisión, creo yo, está la
ideas. clave. El Señor ha visto a su pueblo: no está ni humi-
La alusión a la liberación del poder de los filisteos llado ni oprimido; por tanto, no tiene ninguna razón
indica que la tarea del rey guerrero que pide Israel ca- para exigir. Así, con estas palabras, el Señor podría su-
rece de objeto real; lo mismo que en el capítulo 11, al gerir a Samuel que, según él, la petición de un rey no
contar que Saúl obtiene la victoria a la manera de los tiene razón de ser. Además, la alusión al éxodo remite
Jueces, el narrador mostrará que no había motivos para al profeta a otra palabra que Dios le había dirigido
cambiar el sistema de poder político. (8,8), donde la liberación de Egipto marca el comienzo
de las infidelidades de Israel. Por eso, esta alusión po-
«He visto la aflicción de mi pueblo y su clamor ha dría ser una manera de significar el sentimiento de re-
llegado hasta mí» (9,16): el final de la revelación divi- chazo que el Señor experimenta ahora como entonces.
na a Samuel es casi una cita que Dios mismo hace de Véase también el recuadro: La agresión de Najás, p.
sus palabras a Moisés en Éx 3,7-9. De este modo el Se- 55.

45
"Te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín; para que Israel pueda convertirse en una nación co-
lo ungirás como jefe de mi pueblo Israel» (9, 16a). Se mo las demás, una evolución que el rey solicitado
trata ante todo de una unción, de un rito religioso que tendría que consagrar (cf. 8,5.19-20). En resumen, el
transforma al ungido para unirlo al Señor con un lazo Señor concede al pueblo un "príncipe» que acaba
de subordinación: se convierte en representante del con sus reivindicaciones de autonomía.
Señor, en una especie de lugarteniente encargado
"Para que salve a mi pueblo de los filisteos, por-
de una misión, que sigue estando en dependencia de
que he visto la aflicción de mi pueblo y su clamor ha
aquel que le da su espíritu y su fuerza. El título utili-
llegado hasta mí» (9,16b). Israel había solicitado un
zado por Dios es significativo en este aspecto. El tér-
mino nagufd Uefe, príncipe) es, efectivamente, el títu- rey guerrero; a primera vista, el Señor accede a sus
lo para designar a los personajes que van a ser reyes deseos. i Pero lo cierto es que, después del capítulo
por elección directa del Señor, en contra de las leyes 7, los filisteos han dejado de constituir una amenaza
de sucesión dinástica 5. Subraya, por tanto, que el po- para Israel! Por tanto, la tarea del rey se presenta de
der de estos reyes depende directamente de la vo- antemano como carente de sentido, como si no tu-
luntad divina. Finalmente, al repetir cuatro veces "mi vieran razón de ser las exigencias de un pueblo, cu-
pueblo» (w. 16-17), el Señor hace comprender clara- yas quejas imaginarias no tienen valor ante el Señor.
mente a Samuel que no intenta renunciar a sus de- De aquí se deduce que Dios está dispuesto, como
rechos sobre Israel, que -con rey o sin rey- seguirá por despecho, a darle a Israel un rey, pero un rey inú-
siendo "su» pueblo y no una nación como las demás. til (véase el recuadro). Lo demostrará todo lo que si-
Por otra parte, en el v. 17, el Señor describe a Saúl gue: Saúl obtendrá su primera victoria a la manera de
como el que "pondrá freno» al pueblo. En efecto, él los Jueces (cap. 11); pero, como rey, morirá lamenta-
le pondrá las riendas ya que, siendo vasallo del Se- blemente, incapaz de salvar a Israel de manos de los
ñor, el rey constituye por eso mismo un obstáculo filisteos que se rebelarán contra él (cap. 31).
En estas condiciones, se comprende que Samuel
acepte seguir en el proyecto que Dios le ha revelado
5 Así David (13,14; 25,30), Salomón (1 Re 1,35), Jeroboán
así, con gran secreto. Porque está claro que ni Saúl
(14,7), Basá (16,2). ni el pueblo están todavía al corriente de nada...

Saúl, un rey bajo influencia

mor popular (9,6), y las jóvenes le ponen al corriente


EL ENCUENTRO CON SAMUEL de unos detalles aparentemente superfluos, pero que,
como veremos más adelante, indican que Samuel lo
tiene todo preparado para su venida (9,12-13; cf. 9,22-
Al parecer, Saúl no conoce a Samuel. Al menos, no 23). A los ojos de Saúl, el hombre de Dios tiene que
lo ha visto nunca, como se deduce de su primera pre- ser una figura notable: no solamente es venerado, sino
gunta (9,18). Sin embargo, antes de encontrarlo, le han que debe tener dones de vidente (9,6) y es una perso-
hablado ya del vidente: su criado se hace eco del ru- nalidad religiosa importante (9,13). Ante ello, Saúl tie-
46
ne una doble reacción: primero, de respeto, ya que no
se atreve a ir a verlo sin nada que ofrecerle (9,7); lue-
go, de curiosidad, ya que no se entretiene, como en la LA ESCENA-TIPO
escena típíca del encuentro junto al pozo, con las jó- Como ocurre en todas las literaturas tradicionales,
venes parlanchinas que esperan quizás hacerse con los narradores bíblicos siguen con frecuencia ciertas
el buen mozo (véase el recuadro adjunto). pautas o modelos preestablecidos de narrar. Entre
Nos imaginamos, pues, fácilmente la reacción de ellos, la escena-tipo agrupa un conjunto de elementos
Saúl que, al interpelar a un extraño, oye que éste le di- o de detalles que, combinados entre sí, forman un seg-
ce de pronto: «Yo soy el vidente» (9,18-19). Sin transi- mento narrativo que es posible encontrar en diferentes
ción alguna, se encuentra ante aquel gran persol)aje, contextos.
aureolado de misterio, que tanto deseaba ver. Este, El encuentro en el pozo es un buen ejemplo de ello
por su parte, se hace dueño de la situación de forma en la Biblia. He aquí sus elementos básicos: 1) un jo-
decidida: «Sube delante de mí. .. ; hoy comerás conmi- ven héroe viaja lejos de su casa al comienzo de su ca-
go...; por la mañana te despediré... » (9,19); luego res- rrera; 2) se encuentra junto a un pozo con una o varias
ponde a una cuestión que Saúl ni siquiera ha tenido jóvenes que vienen a sacar agua; 3) uno saca agua pa-
tiempo de plantearle: «No te preocupes por tus asnas, ra dársela al otro o para abrevar el rebaño; 4) una jo-
porque ya aparecieron» (9,20). Saúl debió sentirse ven corre a anunciar la llegada de un extranjero; 5) el
anonadado; buena señal de ello es la actitud pura- extranjero es acogido en la familia de la laven y todo
mente pasiva que mantiene hasta el final del acto. Su termina en boda. Véase Gn 24; 29,1-14; Ex 2,15-22 y
única reacción es para subrayar su incomprensión an- -¿por qué no?- In 4,1-42. Cada organización de una
te lo que le ocurre a él, el representante de la tribu más escena-tipo debe su carácter propio a las variantes,
pequeña de Israel (9,21). Lo cierto es que Samuel ha añadidos u omisiones que el narrador impone al mo-
tomado las riendas del asunto y que en adelante ejer- delo, demostrando así su genio narrativo.
cerá de forma permanente su ascendiente sobre Saúl. En 1 Sm 9,11-13 tenemos una alusión a la escena-
tipo que acabamos de describir. Tan sólo se advierten
en ella los dos primeros puntos, pero ambos son fácil-
SAMUEL y SAÚL: UN PRíNCIPE mente reconocibles. Así pues, todo sucede como si la
SUBYUGADO Y COLMADO DE HONORES escena quedase abortada, dado que Saúl tiene prisas
por encontrar al vidente. ¿Es la señal de que el viaje no
es ordinario y de que a Saúlle espera algo más que un
En efecto, a lo largo de todo el cuadro, Samuel pa- matrimonio? ¿o, por el contrario, de que se trata de un
rece como si quisiera impresionar a Saúl con su au- héroe que, con las prisas por salir bien parado, no con-
toridad (9,19-20.23-24; 10,8) Y sus dones de vidente sigue hacer nada (cf. 13,7b-14; 15,13-23)? ¿ü quizás
(9,27b; 10,2-6). Curiosamente, al mismo tiempo, no se trata de las dos cosas a la vez?
deja de colmarlo de honores, como si viera en Saúl a
un superior: lo hace pasar delante de él y lo recibe
como huésped de honor (9, 19a), antes de anunciarle
un porvenir glorioso en Israel (9,20b), destino que cia: al terminar el banquete, se lo lleva para tener una
prefigura poniéndole al frente de los invitados (9,22) charla con él, (9,25); al día siguiente, vuelve a acom-
y haciéndole servir un trozo seleccionado expresa- pañarle. Es entonces cuando, en un coloquio cómpli-
mente para él (9,24). Después de subyugarlo de es- ce, le confiere la unción, signo decisivo del honor real
te modo, establece con él una especie de conniven- que le ha tocado (9,27-10,1).
47
Saul, por su parte, se deja llevar Realmente, lo que las Jovenes eran capaces de repetir. que los In-
(,puede hacer otra cosa? Porque Samuel no le deja Vitados tienen que aguardar a Samuel, ya que es el
margen de maniobra. En la unCión, por ejemplo, cor- qUien bendice el sacnflclo (9,13). La última orden del
ta todo tipO de reacción para explicar su gesto, hace profeta en 10,8 aludlra de nuevo a ello En resumen,
una pregunta (( (, No te unge el Señor como Jefe de su tras la promesa de la realeza (9,20b), Saul reCIbe una
heredad?,,), luego ofrece tres signos que contestarán inVitaCión que lo sitúa claramente en una posICión su-
a esta pregunta De este modo, Saul tendrá que es- bordinada respecto a Samuel (9,24b, cf 10,8).
perar a que se haya Ido Samuel para saber que cier-
tamente es el Señor qUien lo ha elegido como rey Pe-
ro entonces será demasiado tarde para reaccionar UN REY QUE SE VA LIBERANDO
De nuevo, se ve como desbordado por la autoridad POCO A POCO
de un profeta que le promete otros signos de su dig-
nidad y del poder que ahora posee (10,2-7). En reali-
dad, todo pasa como SI el doble Juego de Samuel es- Al volver, Saúl ve realizados los signos que habla
tuviera dictado por la amblguedad del estatuto del anunciado Samuel No cabe duda de que el prestigio
rey Ungido como «prlnclpe" (nagurd) sobre lo que del Vidente ha aumentado así a los oJos del ungido
queda de la heredad del Señor (10,1), el rey se verá Pero el narrador sólo refiere el cumplimIento de un
a la vez colmado de honores por su posIción eminen- signo el que muestra cómo DIOS toma posesión de
te ante el pueblo, pero dependiente del Señor y de su Saúl por mediO de su espíritu, revelando así en él a
profeta Así pues, esta escena ofrece una parábola un hombre de DIOS Pero (,cuál es la reacción de
en acción de la posIción ambivalente del futuro rey, Saúl? El narrador no dice nada de ella hasta 10,14-
cuya unción queda confirmada cuando recibe el Es- 16, donde Saúl se encuentra a su amigo íntimo 7 y le
píritu de DIOS que le vuelve a subyugar (10,9-10) cuenta su aventura "Pero no le mencIonó el asunto
En este mismo sentido parecen Ir dos palabras del reinado», indica CUidadosamente el narrador
enigmátIcas dirigIdas a Saul En 9,20b, Samuel afirma (10,16b). (,Se calla para eVitar complicaCiones y pro-
que «todo el deseo de Israel está por Saul» Esta fra- teger su posICión todavía precana? (,Se ve redUCido
se tiene un doble sentido haCia el se dirige el deseo al SilenCIO por miedo a violar el secreto de un perso-
de Israel de tener un rey a su cabeza, mientras que él, naJe tan ImpreSionante como Samuel? No hay por
como rey, tendrá a su favor cuanto se puede desear, qué exclUir ninguna de estas dos reaccIones las dos
honores y riquezas En 9,24b, por el contrario, el tono Juntas forman el resultado ambivalente de lo que ha
es muy dIstInto «Para la CIta, ten CUidado de todo lo hecho Samuel, subyugándolo por una parte y hon-
que ha dicho el pueblo al que he invitado» 6 El COCI- rándolo por otra de ahí sus temores, pero qUlzas
nero habla a Saul de una cita que Samuel le concre- también su voluntad de proteger su compliCidad con
tará en 10,8 Y le adVierte que este atento a todo lo que Samuel y el poder que de él reCibe
han dicho los Invitados Pero estos no han dicho sino En Mlspá encuentran a Saul escondido entre los
bagajes (10,22) (,ultlmo Intento de escapar a su des-

6 En hebreo la frase es oscura, y los traductores han de con-


Jeturar su sentido, Si es que no renuncian pura y simplemente a
traducir Creo que el texto es voluntanamente ellptlco, para ha- 7 Con los Setenta (<<familiar, intimo»), «persona amiga», mas

cer emgmatlcas las palabras del cocinero a Saul, por eso pudo bIen que «t/o», segun el primer senlido de la palabra y en con-
ser mal vocalizado MI hlpotesls se basa, por tanto, en una res- tra de la mayor parte de las tradUCCiones (TOB, Biblia de Jeru-
tauraclon del texto que no toca las consonantes del hebreo salen, Osty, Casa de la Biblia, etc)

48
tino? Esto hace pensar, de todos modos, que en él apelar a Samuel en apoyo de sus órdenes (11 ,7). Lle-
predomina más la timidez y el miedo que los senti- gará incluso a imponer sus derechos de juez frente a
mientos de superioridad. Y esto se comprende si se Samuel, cuando el pueblo quiera llevar a los reos an-
considera el retrato que de él hace el narrador: un jo- te el antiguo magistrado (11,12-13).
ven sin pretensiones (9,3-4.21), poco emprendedor y
más bien tímido (9,5-7), a pesar de su estatura ex- Por tanto, Saúl no será una marioneta, como era
cepcional, o quizás por causa de ella (9,2). El presti- de temer. El hecho es que, previamente, Samuel le
gio de Samuel sobre semejante personalidad no pue- ha hecho sentir qué tipo de rey quería el Señor que
de menos de ser dominante, y Saúl no podrá nunca fuera. Al hacerlo dependiente, sin dejarle tiempo pa-
deshacerse completamente de él, como atestiguan ra reaccionar, Samuel le ha significado que recibiría
los relatos de la campaña contra Amalee (cap. 15) y su poder de Dios y que, por tanto, debería ejercerlo
de su visita a la nigromante (cap. 28). A pesar de ello, en dependencia respecto a él y a su profeta. Este pa-
Saúl irá adquiriendo cierta autonomía: tras su acla- pel debía de venirle muy bien a Samuel, de quien sa-
mación por el pueblo (10,24), tomará él mismo las bemos desde el capítulo 8 que tenía miedo de perder
decisiones que se acaban imponiendo (11 ,6a), no sin toda su influencia en Israel.

Samuel y el pueblo; un rey acorralado

contra el Señor, ni contra Samuel, ya que son sus


UN PUEBLO MARGINADO protagonistas. Por tanto, es una conspiración contra
el pueblo, más concretamente contra el rey que el
pueblo desea. Por eso, sus representantes no asisten
La primera vez que «el pueblo» interviene en es- a la unción de Saúl, caso único entre los relatos que
te acto es en el banquete sacrificial organizado por hemos evocado. En resumen, Samuel, con una refi-
Samuel para la visita de Saúl (9,22-24; cf. también nada ironía, hace al pueblo cómplice del rito en el
9,12-13). Los treinta invitados son probablemente los que se esboza la investidura del rey que habrá de
representantes del pueblo, como ocurre en los otros frustrar sus esperanzas.
tres banquetes de investidura real que nos narra la
historia deuteronomista (véase la nota 4 de la p. 42). Si supiera el pueblo lo que se tramaba en secreto,
Pero precisamente en todas esas otras reuniones se ¿cuál sería su reacción ante Saúl? Extrañeza y des-
huele la conspiración: ¿no se consagra en ellas al su- precio. ¡Se extrañaría de ver que ese hijo de un «hom-
cesor de un rey que aún vive? David sustituye a Saúl, bre de buena posición» (9,1-2) estaba en connivencia
Absalón quiere derribar a su padre y Adonías intenta con el profeta y lo despreciaría, por servir así a sus
apartar a Salomón del trono de David. De ahí el rela- proyectos insidiosos! Pues bien, son precisamente
tivo secreto que rodea al banquete y la ignorancia de ésos los sentimientos de sorpresa y de disgusto que
los invitados sobre el objetivo real de la reunión, dos experimenta el pueblo cuando ve a Saúl en trance con
motivos comunes a todos estos textos. Pero si aquí los profetas. Lo que para Saúl es una confirmación de
hay una conspiración, ¿contra quién se dirige? No la unción que ha recibido, crea en los espectadores
49
a~ombro (,,~~ambién Saúl entre los profetas?») y des- corre el ~iesgo de conCX?er de nuevo la opresión, re-
den (" ¿y q~len es el padre de esos otros?»: expresión cuerdo discreto de su primera intervención (8,11-18).
de desprecIo por unas personas sin lazos sociales).
Otro elemento significativo: el echar suertes. En el
Sin saber lo que realmente pasaba, la gente tiene
Antiguo Testamento, este procedimiento no se des-
exactamente la misma reacción que habría tenido si lo
cribe nunca más que cuando se trata de encontrar un
supiera (10,11-12). Pero sólo el lector percibe la ironía
c~lpable 9. Pero aquí la suerte recae en Saúl, el "pe-
que subraya su ignorancia: el pueblo no sabe nada' ni
dld~» (~. 21). De esta forma, en la medida en que, co-
siquiera lo sabe el amigo de Saúl. '
mo Indica su nombre, encarna la petición rebelde del
pueblo, Saúl podría muy bien representar simbólica-
- mente la culpabilidad que se atribuye a esta rebeldía.
MANIFESTACiÓN DEL REY EN MISPÁ Es como una sombra que planea sobre el rey y sobre
su elección. Pero al pueblo no parece preocuparle
Finalmente, en Mispá, Samuel parece poner las esto. Tan sólo le inquieta que no puedan encontrar al
cartas sobre la mesa ante el pueblo. Se presenta co- elegido, y su pregunta parece sugerir que siguen sos-
mo un profeta que habla y actúa en nombre del Señor pechando todavía de la mala fe de Samuel (podría in-
te~tar. una ~ueva obstrucción, como en Ramá). Pero,
(1~, ~ 8-19.24-25) B. Esto le confiere una posición a
priOri menos sospechosa que la de mediador. Así, de al IndIcar donde se encuentra el elegido por la suer-
forma descubierta, sin que se vea que están trucados te, el Señor confirma la validez del procedimiento se-
los dados, Samuel va a hacer que el pueblo acepte guido por Samuel (10,21-22).
como rey a quien ya ha sido ungido en secreto. Apenas se presenta Saúl, y a pesar de lo ridículo
Ahora Samuel comprende lo que quiere el Señor. de la situación -¡un rey oculto entre los bagajes!-,
Sa~uel se apresura a subrayar lo que tiene de único,
Puede entonces copiar en su discurso las palabras
que ~abía oído en Ramá. Lo mismo que el Señor, de- de Incomparable, y que parece justificar la elección
nu~c!~ ante todo el rechazo de Dios que constituye la
del Señor. Y el pueblo exclama sin vacilar: "¡Viva el
r~y!», una especie de juramento elíptico por el que se
petl~.l.on de un rey; luego, sin transición y de forma pa-
radojlca, procede a la elección del mismo (10,18-19, vincula por contrato con su nuevo soberano (10 23-
comparados con 8,7-9). Pero es curioso cómo el re- 24). En este contexto cabe perfectamente pensar que
proche al pueblo se formula como un oráculo profético el "estatuto de la realeza», que Samuel proclama en-
d~ juicio. En este género de oráculo, la acusación va
tonces, conci~rne a las r~laciones entre el pueblo y
~Iempre ~eguida de una sentencia que impone un cas-
su rey. Ademas, se consigna este hecho en el libro
tigo. AqUl no hay sentencia, sino la designación por (~o "en un libro», como la mayor parte de las traduc-
Ciones, porque en el hebreo figura el artículo). En el
suertes ~el r.ey.. ~s como si la donación de un rey fue-
ra el castigo infligido al pueblo por su infidelidad a Dios. trasfondo de la escena anterior, este libro no puede
Por lo demás, ¿acaso no aparecen los reyes como ser otro más que el «libro de la Ley» colocado por
opresores del pueblo en el oráculo de juicio (v. 18)? Mois~s ~I lado del arca (Dt 31,24-26): donde Josué
Por eso Samuel podría insinuar que, con su rey, Israel consigno las cláusulas de la alianza de Siquén (Jos
24,26). El codicilo redactado por Samuel parece de-

Es significa.tivo en este sentido que Samuel recoja en


8
10,1~-19a el comienzo del oráculo del profeta que interviene al • 9 Véa~e .~n Jos 7,16-18 (Acán), 1 Sm 14,40-42 (Jonatán) y
comienzo de la historia de Gedeón (Jue 6,7-10). sin descnpclon, Jon 1,7 (Jonás) ,

50
jar intacto dicho libro: por tanto, no ha quedado abo- cómo la soberanía del Señor sigue intacta y que su
lida la alianza entre Dios e Israel, y éste sigue siendo poder real depende de él. ¡Qué alegría para Samuel
el vasallo del Señor. Lo prueba el hecho de que de- saber que el rey reafirma por sí mismo la preeminen-
positaron el libro «delante del Señor», tomado como cia de Dios! Ahora podrá exponer al pueblo el tipo de
testigo del compromiso del pueblo con el rey (10,25). realeza que tendrá curso en Israel, aunque esto no
encuentre el favor popular. Así Samuel podrá hacer
como si se limitara simplemente a explicitar la decla-
CONFIRMADO POR LA VICTORIA, SAÚL ración del nuevo rey, siendo así que en realidad des-
RECONOCE AL SEÑOR velará la intención que lo guiaba desde el principio.
Probablemente con esta intención invita al pueblo
Tal como la vemos narrada, la primera hazaña de a Guilgal: «Venid, vamos a Guilgal para renovar allí la
Saúl no difiere en nada del triunfo de un juez como monarquía» (v. 14). Al responder a esta llamada, Is·
Gedeón: es la presencia del Espíritu de Dios lo que rael inaugura oficialmente la realeza de Saúl: "Pro·
hace posible su victoria. Por otra parte, así lo recono· clamaron allí como rey a Saúl delante del Señor, en
ce el mismo Saúl cuando proclama: «Hoy ha conce· medio de ofrendas de sacrificios y de fiestas popula·
dido el Señor la victoria a Israel» (v. 13). De este mo- res» (v. 15). ¿Pero era eso lo que Samuel quería de-
do, él mismo reconoce que la eficacia de su poder cir? El verbo que él utiliza tiene normalmente el sen·
real depende de Dios, quien, más que nunca, es el tido de «renovap>, aunque puede significar también
único «salvador» de su pueblo. Por tanto, Saúl, con· <<inaugurar». Así pues, Samuel intenta renovar una
firmado en su posición, es el primero que hace ver realeza. ¿Y si fuera la del Señor?

Síntesis

En este acto, el narrador muestra a Samuel obe- Israel y, por este título, mantiene su influencia sobre
deciendo las órdenes de Dios. En efecto, Dios le ha Saúl y sobre el pueblo. Por otra parte, su manera há-
comunicado sus intenciones sobre el género de rea- bil de usar del secreto que Dios le ha confiado es una
leza que quiere conceder a Israel. Relanzado de es- manera de manifestar su superioridad. Porque, si Sa-
te modo, Samuel pone toda su creatividad al servicio muel hace comprender a Saúl qué tipo de jefe tiene
del proyecto de Dios, quien, en compensación, con- que ser, jamás le revelará el despecho que siente el
firmará sus palabras velando para que se cumplan Señor al conceder que sea rey de Israel. En cuanto al
(10,2-10). Pero Samuel ha cambiado de papel. Ha pueblo que aclama a su rey y le declara su sumisión,
cambiado sus hábitos de negociador inexperto por el sigue ignorando lo que ha escogido. En resumen,
manto del profeta que dice las palabras de Dios Dios y Samuel practican la política de los hechos
(9,27; 10,18), que actúa en su nombre (10,1.17.25) Y consumados y llevan a Saúl, y luego al pueblo, a
que se convierte en el heraldo de su acción en medio aceptar una situación que no saben todavía a qué los
del pueblo (10,24). En esta nueva posición, Samuel compromete. Pero no pierden nada por esperar: a
es el signo y la garantía de la soberanía del Señor en Samuel aún le quedan bazas para seguir jugando.
51
ACTO V

EL REY EN LA ALIANZA
RENOVADA
(1 Sm 12)

Para el pueblo, en Guilgal, bien está lo que bien belión, una ruptura de la alianza. Por eso, no está to-
acaba: termina de inaugurar la monarquía y se alegra do terminado con la elección de un rey. Queda por
por ello después de ofrecer «sacrificios de paz ante precisar claramente qué pasa con la alianza y definir
el Señor», señal de sus buenas relaciones con aquel el estatuto de aquellos para quienes la petición po-
Dios que ha confirmado al rey dándole la victoria pular supone un rechazo: el Señor y Samuel (cf. 8,7-
(11,15). Pero es demasiado pronto para celebrar así 8). En efecto, hasta entonces los dos se han queda-
la alianza. A pesar del discurso de Mispá (10,18-19), do fuera del pacto que vincula al pueblo con el rey
el pueblo aún no ha comprendido de veras que, para (10,24-25 y 11,15). Éste es el objeto propio de este
Dios y para Samuel, la petición de un reyes una re- último acto.

La asamblea de Guilgal: la estructura del relato

Para unificar su relato, el narrador recurre a una parte, se ve suplantado por el monarca «<ahí tenéis
conocida técnica que consiste en poner formalmente al rey que ha de guiaros... ; yo os he guiado desde mi
en relación el centro de la unidad con el comienzo y juventud hasta hoy»: v. 2); por otra parte,el Señor tie-
el fin, según el esquema A (vv. 1-2) A'(vv. 12-13) - S ne frente a sí a un rival (<<me pedisteis que os nom-
(vv. 14-15) S' (vv. 24-25). brara un rey, siendo así que vuestro reyes el Señor,
En A y A' se mencionan la petición del pueblo
vuestro Dios»: vv. 12-13). El tema de la primera par-
(<<me dijisteis») y el don del rey (<<ahí tenéis al rey»), te resalta con claridad en esta relación: se vuelve a
por Samuel en el v. 1 «<os he designado un rey») y hablar del rechazo que han sufrido Samuel y el Se-
por Dios en el v. 13 «<el Señor os ha nombrado un ñor con la petición del rey.
rey»). Por ambas partes el que da el rey ve cuestio- En S y S' se plantea una misma alternativa ante
nada su posición por el rey pedido: Samuel, por una el pueblo y su rey (<<vosotros y vuestro rey»). En S,
52
el tono es jurídico: "Si honráis al Señor y le ser- Egipto a vuestros antepasados»; en la segunda, evo-
vís... », viviréis y seréis felices, "pero si no le obede- ca la rebelión de Israel: "Es cierto que habéis come-
céis y os rebeláis contra sus órdenes», vendrá el tido una gran maldad». Esta correspondencia nos re-
castigo divino (vv. 14-15). Al final, el estilo es más vela la manera en que Samuel habla de las partes
bien exhortativo: "Honrad al Señor y servidle since- presentes.
ramente... Pero si hacéis el mal», vendrá la destruc-
Si dejamos de lado los datos indicados hasta
ción (vv. 24-25). Se impone el paralelismo y refleja lo
ahora, el acto comprende cuatro secuencias que
esencial de la segunda parte, que orienta las mira-
comienzan todas ellas con una orden de Samuel al
das hacia el futuro e insiste en la adhesión al Señor,
pueblo (vv. 3.7.16 y 20b). A la primera secuencia, en
que sigue siendo el soberano de Israel. En cuanto al
rey, está ligado por la alianza cuyo garante parece la que Samuel se declara inocente ante el pueblo
en presencia del Señor (vv. 3-5), se opone la terce-
ser Samuel.
ra, en la que el pueblo se acusa ante el profeta tras
Los vv. 12-13 Y 14-15, que he distinguido hasta la intervención divina (vv. 16-19). También se pue-
ahora, constituyen por otro lado una unidad de senti- den comparar la segunda y la cuarta secuencias
do que constituye el núcleo del texto: la primera par- (vv. 7-11 y 20b-23). Hay tres elementos que se co-
te culmina en la petición y el don de un rey, la segun- rresponden dos a dos en simetría concéntrica (a b
da precisa de antemano el estatuto teocrático de ese c - c' b' a'): Moisés y Aarón eran mediadores en Is-
rey y del pueblo a él ligado. Estamos pues en el pun- rael (v. 8), como lo seguirá siendo Samuel (v. 23); si
to de sutura entre el pasado y el futuro, en el paso el Señor se vuelve contra Israel cuando éste lo olvi-
efectivo a un régimen monárquico. da (v. 9), está siempre dispuesto a mostrarle su fi-
Las dos partes que hemos señalado están forma- delidad (v. 22); puesto que el Señor libera al pueblo
das a su vez por dos secciones. En ambas, la cesura que se convierte (vv. 10-11), Israel no se debe apar-
queda indicada con la fórmula: "y Samuel dijo al tar del único Dios capaz de salvarlo (vv. 20b-21). Se
pueblo» (vv. 6 y 20). Además, en las dos parecen co- diría que, para su último discurso, Samuel saca pa-
rresponderse los comienzos de los discursos. En la ra el futuro las lecciones de la historia de la salva-
primera, Samuel recuerda los beneficios del señor: ción que antes ha recordado (véase el esquema de
"El Señor envió a Moisés y a Aarón, que sacaron de la página 54).

Rehabilitación del Señor y de Samuel

La estructura que 'hemos propuesto pone de re- ciativa. Partiendo de la entronización que se acaba
lieve la arquitectura de un relato cuya trama vamos de realizar, conduce a Israel a rehabilitar a quienes
ahora a considerar. En el fondo, se trata de un pro- la solicitud de un rey en Ramá rechazaba y a res-
ceso del pueblo que Samuel pone en escena y lle- taurar la alianza con el Señor reconociendo su pe-
va a su término manteniendo constantemente la ¡ni- cado.
53
poner fin al régimen de los Jueces. Finalmente, su-
LA INOCENCIA DE SAMUEL (12,1-5) braya que el rey ocupa su lugar al frente del pueblo y
que él mismo se reconoce orillado (w. 1-2). Es en-
tonces cuando se enfrenta con sus interlocutores
Para empezar, Samuel recuerda la petición del para pedirles cuentas; ¿qué es lo que le reprochan,
pueblo, que ahora ha quedado satisfecha. Señala de en el fondo, para excluirlo de un poder que siempre
paso que ha sido él mismo quien ha instituido al rey y ha ejercido con rectitud? Israel se ve obligado a reco-
minimiza los motivos alegados por los ancianos para nocer que no tiene motivos de queja contra el antiguo

ACTO 5 (1 Sm 12)
A. Punto de partida =
Situación nueva (1-2):
Samuel sustituido por el rey pedido por el pueblo
X. SECUENCIA 1 (3-5)
Samuel reconocido inocente
por el pueblo y por el Señor
y. Transición (6)
beneficios del Señor al pueblo
Z. SECUENCIA 2 (7-11)
Sumario de la historia de la salvación

A'. Centro =
Situación nueva (12-13)
el rey pedido por Israel es un rival del Señor
Condición para mantener la situación (14-15)
con el rey, reconocer al Señor como soberano =

B. Centro
X'. SECUENCIA 3 (16-19)
Israel se acusa, confundido
por Samuel y por el Señor
Y'. Transición (20a)
maldad del pueblo contra el Señor
Z'. SECUENCIA 4 (20-23)
Disposiciones para el futuro
Recuerdo exhortativo de la condición (24-25)
reconocer al Señor como soberano =

B'. Punto de llegada

54
jefe, y lo hace de mejor grado todavía por el hecho de pueblo un proceso, que consiste en establecer la
que, al pronunciar Samuel estas palabras, da la im- realidad de los hechos salvíficos de Dios, sus «jus-
presión de estar iniciando un discurso de despedida ticias» (v. 7). Efectivamente, entre él y el pueblo
(vv. 3-4). Pero, al reconocer la inocencia de Samuel, existe un contencioso sobre este punto. Porque la
no sólo refuerza su antigua autoridad haciéndola ina- petición de un reyes la señal de que Israel desco-
tacable, sino que debilita su propia posición al confe- noce las hazañas del Señor en favor suyo, ya que
sar implícitamente que no tiene ningún motivo para rechaza su soberanía. Este punto resalta con clari-
rechazar a su jefe. Esto es más serio todavía, si se dad en la defensa de Samuel. Oprimidos por el Fa-
piensa que el mismo Señor atestigua en favor de su raón o por otros enemigos, sus padres gritaron al
profeta, ratificando lo que acaba de pasar (v. 5). Señor, quien les envió libertadores eficaces, Moisés
y Aarón, y luego los Jueces hasta Samuel (vv. 8-11).
Pero ellos, amenazados por Najás, el rey de los
LAS «JUSTICIAS» DEL SEÑOR amonitas, en vez de gritar ante el Señor, dijeron
(12,6-13) «no» a su rey, al Señor, para reclamar otro rey (véa-
se el recuadro). A pesar de eso, al Señor permane-
ció fiel dándoles el rey que querían (vv. 12-13). En
Una vez declarado inocente, Samuel se convier- una palabra, mientras que Israel se ha apartado de
te en el abogado del Señor para entablar con el su Dios, éste le ha mostrado su bondad. Del discur-

LA AGRESiÓN DE NAJÁS y LA PETICiÓN DE UN REY (12,12)

En 12,12, Samuel establece una relación de causa- en vez de acudir al Señor y gritar a él para que envíe un
efecto entre la petición del pueblo y la reciente agresión libertador como lo había hecho antaño (12,8-11), el
de Najás el amonita (cf. 11,1). Aunque esto está en pueblo exige un rey, prescindiendo así de Dios y criti-
contradicción con la historia anterior, curiosamente, el cando su realeza (12,12).
pueblo le deja hablar sin reaccionar. Estamos ante una
narrativización de las ideas: aunque el profeta deforma Esta «manipulación de los hechos» tiene la ventaja
los hechos, lo que dice es sustancialmente exacto. de que, no sólo pone al descubierto el pecado de Israel,
sino también la benevolencia del Señor, su <<justicia».
Desde 8,19 (donde la expresión del pueblo es muy
En efecto, el episodio de Najás ha demostrado que, más
parecida a la que Samuelle presta en 12,12b), el profe-
ta sabe que el verdadero motivo de la petición del pue- allá de la rebelión, el rey constituye un don de Dios or-
blo es su voluntad de conquistar su autonomía frente al denado a la salvación del pueblo, ya que Saúl, apoya-
Señor, haciéndose una nación como las demás. Este do por el Señor, alejó efectivamente la amenaza que pe-
motivo es el que Samuel señala en su discurso, pero lo saba sobre todo Israel (11,11.13). De este modo, con
sitúa en un escenario que, al mismo tiempo que se ins- una sola alusión a la historia, Samuellogra expresar los
cribe en la retrospectiva histórica, pone bien de mani- dos aspectos, negativo y positivo, que le interesa desta-
fiesto la rebelión de Israel. Ante la amenaza de Najás, car al recordar la petición y el don del rey.

55
so de Samuel se deduce a la vez la InocenCia del respectivas de soberano que puede perdonar y de
Señor, que siempre se ha mostrado justo, y el pe- mediador eficaz, exculpándolos definitivamente. Al
cado del pueblo, que se ha rebelado contra él En contrano, reconoce que su pecado ha Sido cierta-
resumen, lo mismo que en Mlspá (10, 18-19a), Sa- mente la rebelión, una rebellon que colma las ante-
muel procede al «jUICIO» del rey para acusar al pue- riores, y admite al mismo tiempo la Justicia de la ape-
blo de infidelidad a la alianza. laCión histÓrica de Samuel (vv 7-13)
Esta escena presenta varios puntos de compara-
ción con el capítulo 7 También allí el Señor había
~RAELRECONOCESUPECADO hecho retumbar el trueno a petición de Samuel, pe-
(12,14-19) ro era contra los filisteos y para confUSión de los mis-
mos (7,9-10) Antes de aquella VictOria, a InVitación
El pueblo Inculpado no responde nada y oye có- del profeta, el pueblo habla reanudado sus Vinculas
mo el profeta le recuerda que, con su rey, sigue es- con el Señor confesando su pecado y eligiendo ser-
tando sometido al mandamiento fundamental de la VIrle solo a el (7,3-6), luego, había pedido a Samuel
alianza que ha trasgredido (vv 14-15) Pero no ha ter- que intercediera para eVitar la derrota (7,8-9). El pa-
minado el proceso Judicial Repitiendo sus palabras ralelismo es CUriOSO y pone de relieve el papel, al
del v 7 «<Y ahora acercaos»), Saúllndlca al pueblo mismo tiempo parecido y distinto, de Samuel, qUien
que pasa a la etapa siguiente, la demostración de la en este caso Invoca al Señor para que confunda al
culpabilidad del acusado ASI, en linea con lo anterior, pueblo rebelde (12,17-18) De esta forma, el trueno
Israel se ve formalmente acusado de infidelidad al que había liberado a Israel del miedo ante el enemi-
Señor (v 17b), antes de que una tormenta inespera- go (7,7), provoca aqUl su temor al Señor y a Samuel
da y un aguacero anunciado por Samuel le confirme (12,18) Pero el temor ha cambiado de signo '. Pues,
que DIOS da la razon al profeta (vv 17-18) Entonces a diferenCia de los filisteos, DIOS y Samuel no son la
el pueblo confiesa su pecado Pero el temor que sien- causa del temor, sino más bien su objeto, ya que la
te no es tanto el miedo ante una Intervención diVina causa es la toma de conCienCia de la rebelión que
espantosa -la tormenta es más espectacular que puede condUCir a la muerte (12,19) Así, en GUllgal,
aterradora- cuanto el «reconOCimiento de que YHWH Samuel hace comprender a Israel que la infidelidad
es el únrco rey, y Samuel el únrco hombre Investido al Señor constituye para él un peligro mucho más
de su autoridad» (L Oerousseaux) grave que una agresIón enemiga Este mensaje no
deja de ser oportuno despues de haber Sido denun-
Este temor, en Cierto modo, restablece las justas Ciada la petición de un rey como una rebellon moti-
relaciones que supone la alianza Es lo que se dedu- vada por el miedo a un ataque enemigo (12,12-13),
ce de las palabras del pueblo (v 19) Antes de confe- para Israel, aquello era navegar entre ESCila y Ca-
sar su culpabilidad, pide gracia al Señor recurnendo ribdiS
a la Intercesión de Samuel con la esperanza de no
sufrir el castigo de los perjuros, la pena de muerte
De este modo se percibe que el verdadero motivo del
temor no es la Intervenclon diVina, SinO más bien el 1 Hay ademas una modlflcaclon significativa En la expreslon

pecado, que esta denunCia, y su consecuenCia, la «temer ante el enemigo" se emplea una preposlclon que Impli-
ca alejamiento de aquello que se teme, «temer al Señor" se
muerte Pero al mismo tiempo, al Invocar al Señor y a construye con objeto directo que supone una relaclon directa
Samuel, el pueblo los restablece en sus pOSIciones entre el sUjeto y el objeto

56
en Ramá: la soberanía del Señor, la infidelidad que
EL PUEBLO AGRACIADO DE NUEVO supone pedir un rey y la importancia del papel de Sa-
(12,20-25) mue!. Al llegar al final de este proceso, y en respues-
ta a la súplica de Israel, Samuel suspende la senten-
cia: el pueblo no tiene por qué temer un castigo, si
Samuel, encadenando diversos procedimientos ju- acepta, sin rebelarse, ser un fiel vasallo del Señor,
diciales, consigue que el pueblo vaya pasando poco a que lo reconoce de nuevo como pueblo suyo (w. 20-
poco, de ser acusador potencial al principio (v. 3), a 22). En una palabra, Samuel conduce de nuevo al
confesarse culpable y a pedir gracia al Señor (v. 19). pueblo a la elección que había hecho antes, renun-
La argumentación es de un rigor impecable: partiendo ciando a los ídolos y adhiriéndose al Señor por la con-
de unas premisas que el pueblo no podía discutir -la fesión de su pecado (7,3-6). Por su parte, él seguirá
inocencia de Samuel y los beneficios históricos del en funciones, no ya para dirigir a Israel, sino como
Señor-, le obliga a reconocer lo que había ignorado mediador de una alianza restaurada (12,23).

Samuel, mediador de la alianza restaurada

Al final de la reunión en Guilgal, la alianza pro- céis y no sois rebeldes a sus órdenes, entonces vo-
puesta de nuevo aparece como una relación mutua. sotros y el rey que os gobierna viviréis al ser fieles al
Si, por una parte, el Señor no intenta abandonar a su Señor vuestro Dios»; en otras palabras, seréis verda-
aliado, del que quiere hacerse un pueblo (v. 22), Is- deros vasallos reconociendo su soberanía. «Pero, si
rael recibe la invitación de responder sirviéndole de no le obedecéis y os rebeláis contra sus órdenes, el
todo corazón, sin apartarse de él (w. 20.24). Se ob- Señor os castigará como castigó a vuestros antepa-
serva aquí un recuerdo del centro del relato, donde el sados» y, como ellos, tendréis que experimentar su
sistema monárquico queda integrado en la alianza poder sobre vuestras espaldas (w. 14-15). La alter-
con Dios, recibiendo así su propio estatuto. El media- nativa es simple: vivir la alianza o morir. Tal es el «es-
dor de esta operación es Samuel que, en este acto, tatuto del rey» que es el Señor. De esta forma, Sa-
ocupa una posición que deja presagiar su importan- muel hace comprender a Israel que, lejos de conver-
cia en el futuro. tirse en una nación como las demás, sigue siendo el
pueblo de Dios, el pueblo de su alianza (d. 9,16-17:
se repite cuatro veces «mi pueblo»).
LA ALIANZA Y EL ESTATUTO DEL REY Pero, al recordar así la estipulación fundamental
del pacto que vincula a Israel con su Señor, Samuel
determina igualmente el estatuto del rey. El nuevo rey
En el centro del acto, Samuel reafirma la realeza está sometido al Señor; lo mismo que el pueblo, y
del Señor (v. 12b; d. 8,7b) Y la necesidad de que Is- junto con él, recogerá los frutos de la elección que
rael reconozca sus derechos, sirviéndole como fiel hagan: una relación positiva (v. 14b) o el desastre (v.
vasallo: «Si honráis al Señor y le servís, si le obede- 22b). Es verdad que el rey ocupa una posición de po-
57
der en el pueblo «<un rey sobre vosotros». cf w 12- Nuevo Moisés
14, tres veces), pero a los oJos de DIOS, el rey y el
pueblo son una sola entidad. Esto es lo que Ilumina El libro del Éxodo nos ofrece un primer grupo de
ante el pueblo la paradoja que Samuel había enun- relatos Cuando la séptima plaga de Egipto, tras su
ciado en 10,18-19 y en 12,12-13, a saber: que, al anuncIo a MOiSés, el Señor «trajo el trueno y la llu-
conceder un rey, el Señor accede a una petición que via» para mover al arrepentimiento al Faraón, que,
supone también su rechazo. Samuel tenía ya la clave Sin embargo, endureció su corazón porql.e «no temía
de esta paradoja desde 9,16: SI el Señor acepta un al Señor» (Éx 9,18-35) El escenario global de 1 Sm
rey, es con la condición de que siga Intacta su sobe- 12,16-18 es, por su parte, un eco del acontecimiento
ranía sobre Israel y, por tanto, que el rey se le some- del paso del Mar, donde MOisés inVita al pueblo a
ta. Samuel había logrado convencer de ello a Saúl «estar allí para ver lo que hace el Señor», contem-
con su pedagogía de choque Y es lo que finalmente plando un milagro de la naturaleza que provoca en Is-
revela al pueblo en GUllgal rael el temor y la fe en el Señor y MOisés (Ex
La pOSICión del rey en este relato manifiesta por 14,1331) Finalmente, la teofanía del Slnaí conoce el
otro lado su estatuto Después de declarar que el rey signo del trueno, que engendra en los Israelitas el te-
en adelante «camina al frente» de Israel (v 2), Sa- mor a la muerte Por eso se dJrJgen a MOiSés, qUien
muel manifiesta la supremacía del monarca ponién- les dice que esto ocurre para que no pequen más (Éx
dolo en compañía de DIOS ante el pueblo Pero al mis- 20,18-20) 3 Así pues, el signo de GUllgal hace reVIVir
mo tiempo le atribuye el título de «ungido», «me- al pueblo los acontecimientos de su origen Como en
sías,>, revelando a Israel lo que todavía Ignora, o sea, el mar de los Juncos, contempla el poder que DIOS
que Saúl ha recibido una unción que lo convierte en despliega en respuesta a Samuel Ante esto, adopta
vasallo del Señor (v 5) ASI es como el profeta mani- la Justa reacción del temor al Señor ya Samuel, con-
fiesta finalmente a los oJos de todos lo que ha de ser fiesa su pecado e Implora la mediación del profeta
la monarquía en Israel, tal como se lo había dicho el
para segUir vIviendo ¡Que no vaya ahora a hacer co-
Señor la víspera de la llegada de Saúl (9,16) 2
mo el Faraon, que, después de haber confesado su
pecado, se obstinó en él y pereció en medio del mar,
por no haber temido al Señor l
SAMUEL, MEDIADOR
SI esto es así, en GUllgal, Samuel se presenta co-
mo un nuevo MOiSés, servidor de la soberanía del
Para apreciar en su medida exacta la posIción de
Señor sobre Israel y de su alianza, Justificado por el
Samuel en esta escena de restauración de la alianza,
pueblo (cf Nm 16,15) e intercediendo por él a peti-
nos serán útiles algunas comparaciones con otros re-
ción suya (cf Nm 11,2, 21,7)
latos del Antiguo Testamento Esto nos dlra, por otra
parte, algo sobre el papel que el profeta tendrá en el
futuro
3 En este senlido, el trueno de GUllgal se puede leer como la
manlfestaclon de la presencia activa de DIOS en la renovaclon de
la alianza Todas estas relaciones con el Exodo (y más leJOS con
2 Solamente con David, el rey adqulrlra una pOSIClon parti- Josue y los Jueces) se hacen posibles mediante la repetlclon de
cular ante el Señor, cuando este lo adopte como «hiJO" (cf 2 Sm terminas clave y expresiones tlplcas que aqUl no podemos de-
7,14) tallar

58
Nuevo Josué obra de los mediadores Moisés y Aarón en el naci-
miento del pueblo, ya que no sólo los convierte en
Se puede ir más lejos y comparar también a Sa- agentes directos de la liberación de Egipto, sino que
muel con Josué. En efecto, Josué había procedido a llega a atribuirles la instalación en la tierra prometida
la renovación de la alianza tras el don de la Tierra a (vv. 6.8). Se diría que intenta demostrar que esta fun-
Israel (Jos 24). Del mismo modo, Samuel restaura la
ción es irreemplazable, ya que es esencial en el
alianza después del don del rey. Numerosos parale-
acontecimiento paradigmático de la historia de la
lismos nos permiten relacionar ambos textos y llaman
salvación. Así, con rey o sin rey, Israel tiene necesi-
la atención sobre sus diferencias.
dad de un mediador. Por tanto, no es extraño que,
En el acontecimiento mismo, se observa una di1e- aun cuando haya cedido al rey el poder político de
rencia esencial. Para Josué, se trataba de invitar a Is- que gozaba (v. 2), Samuel no tenga intención de re-
rael a elegir libremente al Señor como soberano, pro-
tirarse. Como el Señor continúa siendo el verdadero
puesta que el pueblo acepta (24,14.16-17.21-22 Y
rey en Israel, seguirá siendo preciso alguien que sea
24). Por el contrario, en Guilgal no se trata de esco-
garante de ello.
ger o no al Señor, sino de renovar y confirmar el ju-
ramento de alianza prestado entonces y reciente- Ése es el lugar que Samuel va a ocupar desde
mente violado. Por otra parte, a diferencia de lo que ahora, inaugurando al mismo tiempo el ministerio
ocurrió en tiempos de Josué, el pueblo no manifiesta profético. Para él, es una cuestión de fidelidad a sí
explícitamente su acuerdo. Lo hace sólo implícita- mismo, al Señor y al pueblo. ¿Mantiene el Señor su
mente, cuando confiesa su pecado y expresa su fidelidad a Israel (v. 22)? Samuel hará lo mismo: «Por
arrepentimiento (v. 19). Por eso Samuel introdujo en mi parte, no pienso pecar contra el Señor dejando de
su retrospectiva histórica ciertos elementos que Jo- rogar por vosotros y de enseñaros el camino recto y
sué no menciona: el pecado del pueblo y el perdón bueno» (v. 23). Con estos términos, Samuel precisa
que el Señor concede a los pecadores arrepentidos en qué sentido ejercerá en adelante su mediación.
(12,9-11). Traza de este modo a sus interlocutores el Por una parte, seguirá siendo fiel a lo que el pueblo
camino a seguir: restaurar el orden roto supone que parece esperar de él (v. 19a): seguirá con su inter-
el pueblo confiese su falta y haga una enmienda ho- cesión, restableciendo continuamente el vínculo en-
norable, como en tiempos de Jefté (compárese 12,10
tre Israel y su Dios (orar). Por otra, y en sentido in-
con Jue 10,10) Y como al principio del mandato de
verso, seguirá siendo quien instruya al pueblo en los
Samuel (cf. 7,3-6).
caminos del bien y del derecho, manteniéndolo en la
alianza y marcándole las exigencias éticas (ense-
ñar). ¿Y qué es esta segunda tarea, sino la prolon-
La nueva posición de Samuel
gación de lo que el Señor le había pedido en Ramá:
Sobre la base de las comparaciones que acaba- enunciar las estipulaciones de la alianza, amones-
mos de hacer, se puede describir el papel de Samuel tando al pueblo cuando emprenda un camino falso?
en este acto como el de un mediador de la alianza al En resumen, al continuar con su tarea de mediación
estilo de Josué, pero también como un émulo de a través de la palabra, Samuel seguirá manteniendo
Moisés. Por otra parte, el mismo Samuel amplifica la la función que había desempeñado en Guilgal.

59
Síntesis

Como había dado a entender Samuel al convocar Así pues, la crisis abierta en el capítulo 8 por la
a Israel en Guilgal (11,14), se trata de una renovación conducta de los hijos de Samuel, y sobre todo por la
de la realeza del Señor. El dominio que Samuel ejer- petición de los ancianos, encuentra aquí su resolución.
ce sobre el pueblo es el signo más claro de que se ha El pueblo tiene el rey que había pedido (11, 15a; 12,1-
vuelto a imponer la soberanía del Señor. Afianzado 2); el Señor y Samuel, cuyas posiciones habían esta-
sobre un poder aprobado por Dios, Samuel, nuevo do en peligro (8,6-8) y que habían quedado fuera del
Moisés y nuevo Josué, suscita el retorno del pueblo, contrato real proclamado en 10,24-25, vuelven, en lo
después de haberle impuesto el restablecimiento de esencial, a ocupar su sitio en Israel. En efecto, la mo-
la alianza, comprometida por su infidelidad. Con ayu- narquía ha quedado integrada en el orden de la alian-
da de un escenario sin fallos, y firme con el apoyo de za que preside las relaciones entre el Señor y el pue-
Dios, Samuel va llevando poco a poco a Israel a que blo desde el éxodo. Todo esto presenta una coheren-
reconozca su culpabilidad y lave de toda sospecha a cia notable con lo que se cuenta en el acto central
quienes su petición había puesto en entredicho. De (cap. 9-11), donde se ve nacer la realeza tal como la
este modo, ejecuta las órdenes que el Señor le había concibe el Señor. Además, en cierto modo, los discur-
dado en Ramá: pronunciar el juicio dictado por Dios sos de Samuel no hacen sino explicitar en un lengua-
sobre el rey que habían pedido y enunciar las estipu- je más formal el modelo de realeza trazado en el rela-
laciones de la alianza que gar~ntizasen los derechos to anterior. En cuanto a la posición de fuerza que ocu-
imprescriptibles del soberano/De esta manera! el rey pan Dios y Samuel en la reunión de Guilgal, reprodu-
humano, a pesar de la posición eminente que le con- ce/pero esta vez sin maquillaje de ningún tipo, la que
fería su poder político, queda manifiestamente subor- ocupaban ya antes en la sombra. Aquí es donde la di-
dinado al que sigue siendo el único soberano de Is- plomacia de Samuel alcanza realmente su cima, cuan-
rael, el Señor. Por otra parte, Samuel no se ve priva- do revela al pueblo que, a pesar de tener rey, nunca
do de su papel de mediador de la palabra entre Dios podrá ser como las demás naciones, ligado como es-
y su pueblo. tá por sus compromisos de alianza con el Señor.

60
ACTO VI
EL SEÑOR RECHAZA A SAÚL
POR MEDIO DE SAMUEL
(1 Sm 13 ... 28)

Las últimas apariciones de Samuel están ligadas rrido para que haya sido rechazado tan categórica-
al trágico destino del primer rey. En efecto, en tres oca- mente por Dios y haya tenido que sufrir tantos sinsa-
siones se ve obligado a comunicar a Saúl que el Se- bores? ¿Y qué papel juega Samuel en todo este rela-
ñor lo ha rechazado: la primera vez, al comienzo mis- to? ¿Qué sentimientos lo animan? Los episodios que
mo de su reinado; la última, inmediatamente antes de vamos a leer están demasiado dispersos, y la inter-
que muriera en combate aquel rey guerrero que Israel venQión dª SamIJel e~ demasiado escueta para que
había solicitado para que fuera su libertador. La única pueda resultar útil un análisis de la estructura literaria
vez que el profeta interviene sin que se trate realmen- de estos relatos. Nos contentaremos, pues, con el es-
te del monarca, es para ungir a David, el sustituto y ri- tudio narrativo, para precisar lo mejor posible los1er~
val de Saúl, cuya ascensión va a pesar gravemente en minos y el alcañce del rechazo de Saúl, así como co-
el drama de este último. Pero ¿qué es lo que ha ocu- mo la situación y el papel que representa Samuel.

La falta y el rechazo de Saúl en Guilgal (13,7b-15a)

En el relato de la unción, como hemos visto, Sa-


muel hace presentir claramente a Saúl el carácter teo- 1 En 10,5 (y 13,3), la palabra hebrea netsíb puede designar
crático de la realeza, que definirá en la asamblea de un prefecto, una guarnición o un monumento, columna o estela.
Guilgal (9,1-10,16 Y 12,12-15.20-25). Efectivamente, Muchas versiones optan por el sentido de prefecto (que es qui-
desde el principio el joven príncipe queda sometido al zás el de la tradición antigua que aquí se recoge). Pero en el re-
Señor y a las órdenes del profeta. Así, en el centro de lato actual, según 7,13-14, es inconcebible que un prefecto o
una guarnición residan en Guibeá, en pleno país de Benjamín.
la escena que sigue a la unción, resuenan las instruc- Por tanto, debe tratarse de un monumento cuya presencia ates-
ciones de Samuel para que Saúl llegue a Guibeá, tigua el dominio pasado de los filisteos. Véase en este sentido la
donde se encuentra la «columna« de los filisteos 1 • nota de la Biblia de Jerusalén.

61
«Haz lo que te parezca bien, porque Dios estará con- pueblo asustado corre a la desbandada, el rey no
tigo. Luego bajarás a mi encuentro en Guilgal; yo tam- aguarda más y ofrece el holocausto (w. 7b-9). En-
bién bajaré allí para ofrecer holocaustos y sacrificios tonces llega Samuel. Cuando pide explicaciones,
de comunión. Espera siete días hasta que yo vaya y Saúl busca una justificación: creyó que obraba bien
te manifieste lo que debes hacer» (10,7-8) aplacando al Señor para conservar al pueblo a su la-
Las instrucciones de Samuel encuentran eco des- do y llevarlo a la batalla; pero también tuvo miedo de
de el principio del capítulo 13. En efecto, Jonatán, el que el enemigo atacara (w. 11-12). El profeta le res-
segundo general de las tropas de Saúl (13,2), del que ponde que, de todos modos, ha violado la estructura
se indica más tarde que es su hijo (cf. 13,16), derriba teocrática de su realeza transgrediendo las órdenes
la columna de los filisteos en Guibeá, lanzando así de Dios (w. 13a y 14b). Desde entonces, en vez de
un desafío a los antiguos amos de Israel (13,3a). To- ver cómo el Señor afianza su poder, verá cómo bus-
ma una iniciativa que Saúl habría podido o habría de- ca a otro príncipe que obre según su corazón (w.
bido tomar antes que él, ya que Samuel le había in- 13b-14a).
vitado a dar pruebas de su valía con la ayuda de En esta corta escena, Samuel se presenta como
Dios, según le aconsejasen las circunstancias a su el agente de la teocracia en Israel. Denuncia la infi-
llegada a Guibeá (1 0,5a.7b). Pero Saúl no hizo nada. delidad de Saúl al contrato que liga al rey con el Se-
No emprende personalmente ninguna acción, con- ñor, cuyas prescripciones obligan al monarca, y
tentándose más tarde con sostener el movimiento anuncia la decisión divina que le priva de su realeza.
que otro ha iniciado (13,3b) y hasta atribuyéndose Es curioso cómo Samuel no habla de sí mismo. Se
sus méritos (13,4). ¿Quién es, entonces, ese rey que contenta con ser un portavoz. No deja traslucir sus
espera que otros tomen la iniciativa y se limita a se- sentimientos, a no ser que su primera palabra, «has
guir el camino que otros le han trazado? obrado como un loco», refleje su decepción al ver
Tras el desafío de Jonatán, la situación evolucio- que Samuel ha actuado neciamente, fracasando en
na rápidamente en detrimento de Israel, de modo su primera prueba, y que en lo sucesivo su realeza
que muchos se ocultan o huyen ante el avance de los no se podrá mantener. Pero el rechazo de Saúl no
filisteos (13,5-7a). Siguiendo las órdenes de Samuel, significa, sin embargo, que Dios ponga término a la
Saúl se queda en Guibeá y espera durante siete días experiencia de la realeza. Al contrario, Samuel anun-
al profeta. Pero, viendo que Samuel tarda y que el cia que seguirá adelante, pero con otro.

Nueva oportunidad fallida para Saúl (cap. 15)

descendiente de Elí, el sacerdote Ajías, que trajo el


EL PECADO DE SAÚL arca y el efod (14,3.18). Pero Samuel va a buscarlo
de parte del Señor. Y como Saúl ha intentado restau-
Al leer el capítulo 14, podría decirse que Saúl in- rar en beneficio propio el antiguo orden sacerdotal
tenta prescindir de Samuel. En efecto, para que le abolido en favor del profeta, Samuel le recuerda en
apoye en la lucha contra los filisteos, recurre a un primer lugar que ha sido por medio de él como Dios
62
LA EXÉGESIS NARRATIVA

El documento de la Pontificia Comisión Bíblica so- A este género de estudio (la exégesis narrativa), tí-
bre «La interpretación de la Biblia en la Iglesia» picamente literario, se asocia la reflexión teológica,
(1993) presenta así la exégesis narrativa: que considera las consecuencias que comporta, para la
adhesión a la fe, la naturaleza de relato -y por tanto de
«La exégesis narrativa propone un método de com- testimonio- de la Sagrada Escritura, y deduce de allí
prensión y de comunicación del mensaje bíblico que una hermenéutica práctica y pastoral. Se reacciona así
corresponde a las formas de relato y de testimonio, contra la reducción del texto inspirado a una serie de
modalidades fundamentales de la comunicación entre tesis teológicas, frecuentemente formuladas según ca-
personas humanas, características también de la Sagra- tegorías y lenguaje no escriturísticos. Se pide a la exé-
da Escritura. El Antiguo Testamento, en efecto presen- gesis narrativa rehabilitar, en contextos históricos nue-
ta una historia de la salvación cuyo relato eficaz se con- vos, los modos de comunicación y de significación
vierte en sustancia de la profesión de fe, de la liturgia y propios del relato bíblico, a fin de abrir mejor el cami-
de la catequesis (cf. Sal 78,3-4; Éx 12,24-27; Dt 6,20-
no a su eficacia para la salvación. Se insiste sobre la
25; 26,5-10). Por su parte, la proclamación del kerigma
cristiano comprende la secuencia narrativa de la vida, necesidad de «narrar la salvación» (aspecto informati-
de la muerte y de la resurrección de Jesucristo, aconte- vo del relato) y de «narrar para la salvación» (aspecto
cimientos de los cuales los evangelios nos ofrecen el re- performativo). El relato bíblico, en efecto, contiene ex-
lato detallado. La catequesis también se presenta bajo plícita o implícitamente, según los casos, una llamada
forma narrativa (cf. 1 Cor 11,23-25)... existencial dirigida al lector.

le ha conferido la realeza (15,1 a); luego le encarga tao ¿Tiene realmente buena conciencia o procede de
una nueva misión en nombre del Señor. Reafirma de mala fe y quiere deshacerse de Samuel? Nada se
este modo la sumisión necesaria del rey a los pro- nos dice al respecto, y resulta imposible contestar
yectos divinos sobre Israel, pero además, al parecer, esta pregunta. Lo cierto es que saluda a Samuel con
le da al rey una nueva oportunidad (v. 1b-2). La orden un triunfal "¡He cumplido la orden del Señor!» (v.
no puede ser más concreta: se trata de exterminar 13), lo cual está en contradicción con el juicio divino
por completo a Amalec (v. 3). Pero Saúl y el pueblo (v. 11 b). Luego, ante las repetidas acusaciones de
perdonan al rey y lo mejor del ganado, entregando lo Samuel, el rey afirma por dos veces su obediencia,
demás al exterminio (w. 8-9). cargando solamente sobre el pueblo la responsabili-
Advertido por el Señor, que le pone al corriente dad de haber perdonado lo mejor del ganado, ver-
de la desobediencia del rey, Samuel va a ver a Saúl. sión que contradice la del narrador (cf. V. 9). Además,
De nuevo la escena se desarrolla en Guilgal, como hace valer una circunstancia atenuante, repitiendo
si el narrador quisiera subrayar que Saúl se enteró su intención de hacer sacrificios al Señor (w. 15 y
de su rechazo en el mismo lugar en que se había 20-21). Pero Samuel, ignorando deliberadamente el
inaugurado su realeza como institución teocrática papel del pueblo, hace ver continuamente a Saúl la
(11,14-12,25). Pero aquí se defiende contra el profe- realidad de su desobediencia (vv. 14.19.22-23) has-
63
ta que éste termina por reconocerla y por confesar siderada (13,13); pero, después de aquella primera
su debilidad ante el pueblo: «He pecado, he deso- experiencia, ¿cómo pudo dejar que se le escapara la
bedecido la orden del Señor y tus palabras, pues te- segunda oportunidad que se le ofrecía? La decep-
mí al pueblo y le hice caso» (v. 24). Aunque fue el ción de Samuel parece haber llegado a colmo. Sin
pueblo el que se quedó con el botín, Saúl carga con embargo, pasa toda la noche intercediendo por el rey
la responsabilidad de todo ello. (15,11), esperando quizás doblegar al Señor; pero
sus esfuerzos son vanos, como indica lo sucedido
El rey ha fallado de nuevo por no respetar la es-
después. Y si Samuel se muestra tan duro con Saúl,
tructura teocrática de la nueva institución. Querido por
quizás sea para disimular pudorosamente su decep-
el pueblo, el rey ha escuchado al pueblo, sin hacer ca-
ción, su tristeza y -¿por qué no?- su desaprobación
so de la palabra divina. También Samuel pronuncia
ante la decisión inapelable del Señor, decisión que,
dos veces el rechazo del rey: «Por haber rechazado la
sin embargo, recibe el encargo de comunicar. Si esto
palabra del Señor, él te rechaza a ti como rey» (w.
es así, la última reflexión de Samuel sobre «el Res-
23.26). El rey del pueblo, que simboliza el rechazo de
plandor de Israel que no se arrepiente» podría ser
la realeza del Señor (cf. 8,7b; 10,19), es ahora recha-
zado a su vez por no haber mantenido, contra la vo- muy bien un rasgo lleno de ironía y de despecho an-
luntad del pueblo si era necesario, la soberanía del te un Dios que se arrepintió, sin embargo, de haber
Señor. La escena del manto desgarrado permite a Sa- hecho rey a Saúl, como lo dice él mismo (compárese
muel confirmar el veredicto divino y anunciar que Saúl v.9 con los w. 11 Y 35). Esto explica igualmente por
tiene ya un sucesor (15,28). Y no cambia para nada qué Samuel prolonga el luto por Saúl, hasta el punto
las cosas el hecho de que el profeta ceda a las insis- de que el Señor tiene que criticar el comportamiento
tencias del rey, que teme perder su prestigio ante los melancólico de su profeta (15,35 y 16,1).
ancianos y el pueblo. En este contexto, ¿cómo no leer Quizás Samuel es sensible al drama de un Saúl,
la ejecución del rey Agag por orden de Samuel como atrapado en una situación que lo desborda. Saúl es
el símbolo trágico de la desposesión de Saúl? «De- el rey proclamado por un pueblo que desea conquis-
lante del Señor en Guilgal», donde el pueblo había tar su autonomía, haciéndose como las demás na-
hecho de Saúl su rey (15,33; véase 11,14), Samuel ciones (cap. 8). A ese rey, en nombre de la alianza,
degüella a Agag, el rey de una nación como las de- Dios le impone un marco teocrático que lo somete a
más (tal como lo es Saúl cuando hace caso del pue- la autoridad divina y a la del profeta (cap. 12). Así
blo). Luego, Samuel regresa a su casa y, como si pues, Saúl tiene que satisfacer unas expectativas
hubiera muerto Saúl, hace duelo por aquel rey al que contradictorias, y esta antinomia es la fuente de su
ya no volvería a ver (15,34-35). Así, su vuelta a Ramá tragedia. Porque tiene que obedecer o a Dios o al
significa probablemente su retiro de la vida pública. pueblo, con el riesgo de verse rechazado por aquel a
quien desobedezca. A pesar de su propósito declara-
do de obedecer a Dios, en definitiva, es al pueblo a
SENTIMIENTOS DE SAMUEL ANTE EL quien sigue. Véase 13,7b-8a; 14,18.38-44; 15,13.20-
DRAMA DE SAÚL 21 (donde quiere obedecer a Dios) y 13,8b-9; 14,19-
20.45; 15,24 (donde sigue al pueblo). Una escena tí-
pica en este sentido es la escena del sacrificio del bo-
Pero ¿cómo vive Samuel la decadencia de Saúl? tín en 14,32-35. Saúl no puede resistir al pueblo que
Cuando se entera de la desobediencia del rey, mon- se echa sobre el botín; se esfuerza por canalizarlo
ta en cólera (15,11b). Es la actitud de Saúllo que le para que lo haga según las reglas dictadas por Dios,
indigna: la primera vez, quizás obró de forma incon- como si buscase a toda costa no disgustar ni al uno
64
ni al otro. Pero lo cierto es que actúa a remolque del
pueblo. Por eso sufre las consecuencias del tipo de
SAMUEL EN EL ANTIGUO realeza que practica con sus hechos. Puesto que
TESTAMENTO niega por debilidad la estructura teocrática que hace
a la monarquía compatible con la alianza, su única
Fuera de 1 Sm, se cita poco a Samuel en el Anti- posibilidad es ser desposeído por Dios. Y Samuel,
guo Testamento. En Jr 15,1 y Sal 99,6, se le mencio- como portavoz del Señor, no puede menos de tras-
na alIado de Moisés (y de Aarón) como el tipo de in- mitirle sus decisiones, sea cual fuere su decepción y
tercesor que ora con eficacia (véase 1 Sm 7,9; 12,17- su tristeza.
19.23; 15,11). El primer libro de las Crónicas lo sitúa Así pues, Saúl se vio metido en un asunto que le
con sus hijos en la descendencia de Leví (6,13.18) y desbordaba, ya que afectaba a la relación entre Israel
le atribuye algunas acciones que 1 Sm desconoce y su Dios. Israel había pedido un rey "como se hace
(9,22 y 26,28). Por otra parte, 1 Cr 11,3 señala que la en todas naciones» (8,5), un rey guerrero (8,20), yes-
unción de David por los ancianos de Israel (véase 2 ta petición significa a los ojos de Dios que su pueblo
Sm 5,3) se hizo en conformidad con una palabra de lo rechaza (ma'as: 8,7-8; 10,19). Tanto el nombre de
Samuel. Finalmente, 2 Cr 35,18 califica a Samuel de Saúl (sha'u/: "pedido») como su aspecto exterior de
profeta y ve su época como ideal desde el punto de campeón (9,2; 10,23), lo designan como ese "rey pe-
vista religioso. dido». Pero un rey que encarna de tal modo la peti-
ción del pueblo que llega a rechazar al Señor (sha'a/:
Hay sólo un texto que evoca más ampliamente la
8,10; 10,22; 12,13.17.19) no puede menos de verse
figura de Samuel: es la estrofa que le dedica el Siráci- rechazado a su vez (ma'as: 15,23.26; 16,1). Y no es
da en su «elogio de los padres» (Edo 46,13-20). Si la precisamente una casualidad o una arbitrariedad el
versión griega recoge los títulos de profeta y de viden- hecho de que precisamente su falta de respeto a la
te (vv. 13.15), el hebreo lo llama además nazir, juez y estructura teocrática del pueblo de la alianza sea lo
sacerdote (v. 13). Después de recordar su obra princi- que provoca su caída: ¿no es precisamente este pe-
pal de instauración de la realeza y de unción de los je- cado de Israel el que él encarna y asume (véase
fes (v. 13), lo elogia insistiendo en la fidelidad de Sa- 10,18-21)? El único error de Saúl es haber seguido al
muel (v. 15), fijándose sobre todo en tres episodios de pueblo y haberlo escuchado. Pero ¿no constituye la
su vida: la intercesión victoriosa sobre los filisteos (vv. petición del pueblo la esencia misma de su realeza?
14.16-18: cf. 1 Sm 7,3-10), la protesta de inocencia en En semejante posición, la suerte de Saúl no podía
el momento de retirarse (v. 19: cf. 12,1-5) y la profe- menos de ser trágica. Y esta tragedia sólo se podía
cía post mortem del final de Saúl (v. 20: cf. 28,11-19). representar en el camino de la guerra al que lo lla-
Subraya de este modo el poder de su oración, la recti- maba el pueblo (8,20) y al que, según este deseo, lo
tud de su vida y la fuerza de su profecía, que no logra atraía el Señor (9,16). A través de esta figura trágica,
detener ni la misma muerte. el relato podría ilustrar el fracaso irremediable de una
monarquía que significara para Israel abandonar la
alianza, que tenía en Samuel su valedor.

65
Un nuevo rey para sellar el destino de Saúl

más pequeño, del que nadie se habría podido imagi-


SAMUEL CONCEDE A DAVID LA UNCiÓN nar que pudiera tener algo que ver con el asunto. Por-
REAL (16,1-13) que no hay nada tan contrario a Saúl como ese cha-
val «rubio, de hermosos ojos y de buena presencia»,
que es para postre pastor, todo lo contrario de un gue-
Saúl era el rey que el pueblo había pedido para él rrero (w. 11-12). De este modo, la elección del Señor
(8,5.19); David será un rey para el Señor. ¿No le dice recae sobre alguien que no tiene ningún título para rei-
Dios a Samuel al ir a buscarlo a su casa para con- vindicar la realeza, para que nadie olvide que la ha re-
fiarle una nueva misión: «Yo me he elegido un reyen- cibido tan sólo del Señor y de su Espíritu (v. 13).
tre sus hijos» (16,1) Y «me ungirás al que yo te diga»
(v. 3)? Además, en esta escena todo indica que el
nuevo elegido será todo lo contrario a Saúl. SAMUEL PROTEGE A DAVID DE SAÚL
Para que se pueda comparar a los dos hombres, (19,18-24)
han de tener puntos en común. Los dos son consa-
grados reyes por Samuel obedeciendo una orden di-
vina, y los gestos de la unción son parecidos (16,3 y Tras la unción de David, Samuel se retira de nue-
13; véase 9,16 Y 10,1). Igualmente, el contexto de la vo a Ramá (16,13), Y es allí donde David se refugia
elección es en ambos casos un banquete sacrificial al principio cuando Saúl intenta echarle mano para
(16,5 y 9,12-13.22-24). Los dos relatos coinciden, por matarlo (19,11-18). Viene entonces una escena cu-
tanto, en lo esencial, señal de que se trata cierta- riosa. Saúl se entera dónde se oculta David y envía
mente de un cambio de rey, donde el segundo ungi- emisarios para que lo detengan. Pero Samuel y la
do sustituye al primero. En una palabra, al dar la un- banda de profetas que lo rodean neutralizan a los
ción a David, Samuel consagra definitivamente el re- tres grupos de enviados que Saúl manda sucesiva-
chazo de Saúl (16,1). mente, haciendo que caigan también ellos en un tran-
ce profético. Lo mismo ocurre con Saúl cuando viene
Pero es sobre todo el contraste entre estos dos re-
personalmente y se ve presa de un espíritu de Dios
yes lo que el relato destaca. En este sentido, el cam-
apenas llegado a Ramá. En su trance, se quitó la ro-
bio de mirada que el Señor impone a Samuel es su-
mamente significativo (v. 7b): si se había presentado a pa, «cayó desnudo en tierra y estuvo así todo el día
Saúl como «el vidente» (9,19), ahora resulta que es y toda la noche. Por eso se dice: '¿también Saúl en-
tre los profetas?'» (v. 24b).
un mal vidente. En efecto, los ojos del profeta se po-
san espontáneamente sobre aquel que, por su estatu- Este relato y el proverbio con que concluye re-
ra y su porte, se parece más a Saúl, sobre Eliab. Pero cuerdan claramente la escena donde se confirmó la
el Señor lo «rechaza», como había hecho con Saúl unción de Saúl con el trance que experimentó bajo la
(w. 6-7a), y lo mismo va haciendo con los jóvenes que influencia del espíritu de Dios y en relación con un
el padre le presenta en un primer momento y de los grupo de profetas (10,10-12). Entonces se trataba de
que el narrador dirá más adelante que siguieron a un signo dado por Samuel para atestiguar a los ojos
Saúl en la guerra (w. 8-9; d. 17,13). El elegido es el del ungido la realidad y la eficacia de la unción recibi-
66
LA SOMBRA DE SAMUEL ANUNCIA A
SAMUEL EN EL NUEVO TESTAMENTO
SAÚL SU MUERTE (28,3-25)
En el Nuevo Testamento se menciona a Samuel en
tres ocasiones, siempre como profeta. Se refieren a él En este punto del relato, Samuel ha muerto e Is-
dos discursos de los Hechos de los apóstoles: Pedro ve rael hace luto por él (25,1 Y 28,3a). En cuanto a Saúl,
en él al que comenzó el linaje de los profetas que to-
su tragedia toca a su fin. Enfrentado una vez más
maron el relevo de Moisés para anunciar al nuevo pro-
con los filisteos, siente miedo. Sus intentos de con-
feta, Jesús (3,24); Pablo, en una mirada retrospectiva.a
la historia de Israel, menciona a Samuel como el pn- sultar al Señor por las vías ordinarias resultan in-
mer profeta que marca el término de la época de ~os fructuosos (28,4-6). Por eso recurre a una antigua
Jueces (13,20). En cuanto a la carta a los Hebreos, lll- práctica cananea que, él mis~o. ha abolido .(v.. ~b), la
cluye a «Samuel y los profetas» en una lista de perso- nigromancia. No es esta la unlca contradlcclon, ya
najes de la antigua alianza, cuya fe fue realmente efi- que por este medio Saúl busca el contact? con un
caz (11,32). profeta, siendo así que en Israel se ve la nigroman-
cia como lo opuesto al profetismo (cf. Dt 17,10-18 e
Aunque no cita expresamente a Samuel, el relato Is 8,18-20). Pero estas contradicciones revelan el es-
lucano de la infancia de Jesús debe mucho a 1 Sm 1-2. tado anímico de aquel rey en apuros que siente que
En efecto, el cántico de María (1,46-55) se inspira am- va a librar su último combate. Así pues, Saúl se dis-
pliamente en el de Ana (véase también 1,69). Por ot~a fraza -juna vez más el simbolismo del vestido!- y se
parte, la escena de Jesús en el templo recuerda .la Si- dirige a la adivina de Endor (vv. 7-8).
tuación del joven Samuel y termina con un sumano so-
bre el crecimiento de Jesús calcado sobre las palabras Desconfiando al principio, la mujer acaba acce-
del relato de la infancia de Samuel (2,52; véase 1 Sm diendo a los deseos del rey al que descubre bajo su
2,21.26) disfraz. Hace subir de los infiernos al espíritu de Sa-
muel, revestido del manto que llevaba en Guilgal pa-
ra significar al rey su rechazo (v. 14; véase 15,27).
Saúl le confiesa su angustia y la perplejidad que su-
da. Ahora es el signo premonitorio de que Dios esta- fre por el ataque de los filisteos y el silencio de Dio~.
rá con David para protegerlo y de que los esfuerzos y Samuel le explica la ausencia del Señor y su .hos~l­
de Saúl por eliminar a su rival están destinados al fra- lidad, recordando a Saúl su segunda desobediencia
caso. El proverbio adquiere entonces una trágica iro- y la desposesión de que ha sido objeto en provecho
nía, ya que coloca al mismo Saúl entre los que co~tri­ de David (28,16-18; ver sobre todo 15,28). Termin~
anunciando la muerte inminente de Saúl y de sus hi-
buyen a la gloria de David... Finalmente, da.da la .'m-
jos. Él, el rey pedido por Israel para combatir sus gue-
portancia del simbolismo del vestido en el pnmer libro
rras (8,20), conocerá precisamente en la guerra su
de Samuel (véanse, por ejemplo, 15,28; 17,38-39; fracaso definitivo (28,19). Saúl reacciona «cayendo
18,4; 24,5-6), no sería extraño que la desnudez de de repente en tierra todo lo largo que era, lleno de es-
Saúl fuera una alusión a la pérdida del poder real, cu- panto por las palabras de Samuel» y negándose a co-
ya dignidad estaba significada en el ve~!ido del 9u~ se mer, con lo que se prefigura ya su fin (vv. ?0-23). Aun
despoja. Igualmente, su larga postracl?n podna Ilus- después de su muerte, Samuel no ha abdicado de su
trar la impotencia a la que se ve redUCido ahora fren- papel de profeta, que no puede menos de señalar al
te a David. rey su rechazo irreversible y su irremediable fracaso.
67
Conclusión

Así pues, es en la dimensión teocrática de la rea- Por primera vez desde 8,6, afloran claramente en
leza donde parece tropezar Saúl. En este contexto, el relato los sentimientos de Samuel: decepción, có-
Samuel aparece casi exclusivamente, frente a Israel lera, piedad quizás, y luego esa amargura llena de
y frente a su rey, como el representante de los dere- tristeza en el momento en que se retira a Ramá. Pe-
chos del Señor, garantizados por la constitución mo- ro, como profeta, guarda para sí sus sentimientos y
nárquica proclamada en Guilgal (cap. 12). Por este tí- sólo los manifiesta ante el Señor; nada se filtra a los
tulo interviene en varias ocasiones para comunicar a ojos del pueblo y del rey más que la dureza tras la
Saúl la decisión divina después de sus transgresio- que se ocultan. Pero no demostrará tener mucha pri-
nes. En este papel de fuerte carácter profético, anun- sa en ir a ungir un nuevo rey, invocando su temor, ilu-
cia y anticipa la función de muchos profetas de la sorio en el contexto actual (16,2), y se apresurará a
época real. Ligado a la ascensión y al ocaso del pri- regresar a su casa, una vez realizada la unción. Más
mer rey, Samuel encarna, desde el inicio de la mo- tarde, se contentará con proteger sin más la huida de
narquía, la figura del profeta, cuyo contra-poder cie- David. Pero, ¿qué hay de extraño en que le cueste
rra al rey de Israel el camino del populismo y del po- aceptar el fracaso de Saúl? ¿Por qué el fracaso de
der arbitrario, prácticas contrarias a la alianza e into- Saúl habría de ser también una desilusión para quien
lerables a los ojos del Dios de la vida y de la libertad. lo ha ungido?

68
CONCLUSIÓN:

UNA CUESTIÓN DE PODER...

Al final de esta lectura podemos percibir la rique- muestra fiel, y su fidelidad consiste muchas veces en
za del personaje literario de Samuel, pero también su obrar de manera que la alianza siga siendo posible,
complejidad. Resulta difícil deducir lo esencial de to- aun cuando Israel se aparte o reniegue de ella. A
do ello. La idea de mediación a través de la palabra partir de aquí se puede iluminar la actitud que el na-
es quizás la menos mala para resumir su figura. Efec- rrador le atribuye en el asunto del nacimiento de la
tivamente, en el relato Samuel aparece como el lugar monarquía: el Señor no hace más que proteger a su
de intercambio privilegiado entre el Señor e Israel. aliado contra un error que podría resultarle fatal, aun-
Por eso las modificaciones que conoce su personaje que permitiendo la evolución constitucional que el
-sacerdote, profeta, jefe, negociador, mensajero y pueblo desea.
hacedor de reyes, mediador de la a\\anza- se deben
En este marco general, el relato desarrolla espe-
todas ellas a la evolución de las relaciones a las que
él sirve de mediador. Por eso, Samuel es en cierto cialmente una .. meditación narrativa» respecto a la
modo el hombre de la alianza y, por este título, un cuestión del poder en Israel. Por una parte, el jefe
nuevo Moisés. no puede disponer nunca de un poder absoluto.
Nunca habrá un ..faraón» legítimo en el seno del
Pero quizás sea necesario mencionar aquí rápi- pueblo de la alianza, ya que el Señor es su rey, el
damente una cuestión planteada por esta interpreta- que liberó a su pueblo, aquel con el que siempre hay
ción del relato. Pues la imagen de Dios que de aquí que contar. Mejor dicho, un poder humano es legíti-
se desprende no es precisamente la que cabría es- mo en la medida en que acepte verse limitado por el
perar. La impresión que domina es la de un Dios que de Dios, que defiende los verdaderos intereses del
manipula los elementos y las personas, que impone pueblo, y en la medida en que se ejerza en la misma
sus soluciones y que rechaza a los individuos por línea, como un servicio a la libertad y a la vida de la
motivos un tanto frívolos. Es difícil considerar aquí to- gente (cf. 1 Sm 8 y 12; 2 Sm 11-12; 1 Re 12,1-24;
dos los aspectos de esta cuestión, pero podemos in- Sal 72). Mas, por otra parte, el jefe en Israel no pue-
dicar alguna que otra pista de reflexión. de estar sometido al pueblo, aunque tenga cierta-
Una convicción atraviesa el largo relato del que mente que escucharle. En efecto, se le considera co-
forman parte los libros de Samuel: Israel ha compro- mo un árbitro, que ha de buscar el bien común y pro-
metido su libertad en la alianza con el Señor, una mover la alianza con Dios. Pues bien, el deseo del
alianza que se ha convertido para él en el único ca- pueblo o el de los que cuentan algo en Israel no
mino de vida y de felicidad. El Señor, por su parte, se siempre va en este sentido, como lo ilustra ya la mis-
69
ma petición de un rey. De ahí la necesidad de que el tos relatos son testimOniOS de una profunda decep-
rey siga siendo independiente respecto a sus súbdi- ción respecto a la realeza, tienen el merito de que
tos En este punto precisamente es donde la histOria hacen pensar en el difíCil ejercIcIo del poder y en sus
de Saúl resulta ejemplar (cf. 1 Sm 13 y 15, véase enfermedades Y, en este contexto, no es Indiferente
también 1 Re 3,16-28, 11,1-3) que DIOS esté siempre presente y garantizando los
En resumen, la posIción del reyes delicada. Tan verdaderos Intereses del pueblo
delicada que la realeza parece estar abocada al fra- En nuestros días, la democracia y la secularización
caso desde el primer Intento. Por lo demás, Incluso podrían hacernos pensar que estos textos han perdido
David y Salomón, cuya realeza no dejÓ de ser bri- toda su actualidad Sin embargo, las trampas denun-
llante, acabarán lamentablemente El reinado del Pri- ciadas lona son las que siempre acechan a los hom-
mero se verá deslucido por un abuso de poder y lue- bres en el poder, obligados a abrirse paso por entre
go por las disputas suceSOrias, el del segundo termi- dos escollos: las diversas formas de un poder absolu-
nará con una partición del reinO, debida al coste de- to que juega con el pueblo, y las de un popullsmo que
masiado elevado de una política de grandeza SI es- pierde el sentido del coraje y de la responsabilidad?

PARA PROSEGUIR EL ESTUDIO

1. SAMUEL - L ALONSO SCHOKEL, Samuel (Los libros sagra-


dos 4), Cristiandad, Madrid 1973 TradUCCión con
A qUien desee profundizar en el primer libro de Sa- abundantes notas a modo de comentarla y una bre-
muel, no podemos menos de aconsejarle la lectura de ve introdUCCión
la tesIs que aquí hemos vulgarizado A WENIN, Samuel
- A CAQUOT & Ph. DE ROBERT, Les IJvres de Sa-
et I'mstauratlOn de la monarchle (1 Sm 1-12) Une
recherche IIttéralre sur le personnage (Publlcatlons
muel Commentalre de I'Anclen Testment, VI, Labor &
Fldes 1994, 650 P Obra de grandes vuelos, atenta a
Umversltalres Européennes, Serie XXIII Théologle, vol
la crítica literaria e histÓrica del texto, más que a la di-
342), Peter Lang, Francfort del Meno 1988, 490 P
mensión teológica del relato.
Las otras obras proponen una exposIción más
cláSica, de tipO histÓrico-crítiCo
- G. Auzou, La danza ante el arca, EstudiOS de los Dos artículos más téCniCOS presentan refleXiones
libros de Samuel, FAX, Madrid 1971 Son conocidas originales sobre la histOria de los textos relatiVOS a
Samuel·
las cualidades pedagógicas del autor, que expone
claramente los resultados de las investigaciones hiS- - F LANGLAMET, «Les réclts de I'lnstltutlon de la ro-
tÓricas. yauté (1 Sam, VII-XII). De Welhausen aux travaux ré-
- P GIBERT, Los IJbros de Samuel y de los Reyes cents», Revue BlblJque 77 (1970) 161-200
(Cuaderno bíblico nº 44), Verbo DIVinO, Estella 31994 - A, CAQUOT, «Samuel (Llvres deh en Supplé-
EstudiO de las diversas formas narrativas utilizadas, ment au Olctlonnalre de la Blble, XI (1991) col. 1048-
así como sobre el origen profétiCO de estos libros. 1098
70
2. EL ANÁLISIS NARRATIVO néutica, Verbo Divino, Estella 21992. Aplicación al len-
guaje religioso de los principios semióticos.
a) en teoría
- Equipo «Cahiers Évangile», Iniciación al análisis
- C. CHABROL - L. MARIN, Semiótica narrativa: re- estructural (Cuaderno bíblico nº 14), Verbo Divino,
latos bíblicos, Narcea, Madrid 1975. Colección de ar- Estella 61993.
tículos básicos sobre el método estructural y sus pro-
blemas hermenéuticos.
- C. M. DíAZ CASTRILLÓN, Leer el texto, vivir la pa- b) en la práctica
labra, Verbo Divino, Estella 1988. Manual pedagógico - Grupo de Entrevernes, Signos y parábolas. Se-
sobre los principios fundamentales de la lectura es- miótica y texto bíblico, Cristiandad, Madrid 1979. Apli-
tructural de la Biblia. cación pedagógica de la semiótica moderna a algu-
- J. CI. GIROUD - L. Panier, Semiótica. Una prácti- nos relatos de milagro y parábolas del evangelio.
ca de lectura y análisis de los textos bíblicos (Cua- - J. N. ALETII, El arte de contar a Jesucristo, Sí-
derno bíblico nº 59), Verbo Divino, Estella 31993. gueme, Salamanca 1992, 230 p. La escritura narrati-
- A. GRABNER-HAIDER, Semiótica y teología. Ellen- va del evangelio de Lucas, con un léxico de términos
guaje religioso entre la filosofía analítica y herme- técnicos y unas indicaciones bibliográficas útiles.

71
LISTA DE RECUADROS
Historia de la redacclon de los textos sobre Samuel 11
El cantlco de Ana (2,1-10) 17
El nombre de Samuel 18
Una tecnlca narrativa la triple repetlclon 22
La expreslon del pensamiento de un personaje 35
La narratlvlzaClon de las Ideas 45
La escena-tipo 47
La agreslon de Najas y la petlclon de un rey (12,12) 55
La exegesls narrativa 63
Samuel en el Antiguo Testamento 65
Samuel en el Nuevo Testamento 67
Contenido
De Samuel sólo se conocen de ordinario su nacimiento, tan esperado por su madre Ana, y su llama-
da nocturna por Dios, cuando no era más que un niño. Pero eso no es más que el comienzo de una vi-
da muy rica, ya que Samuel, el último de los jueces y el primero de los profetas, va a designar a los dos
primeros reyes de Israel: Saúl y David. De este modo orienta la historia bíblica durante más de cuatro si-
glos.
André WÉNIN, biblista de Namur, presenta los relatos sobre Samuel según un método de lectura en
pleno apogeo: el análisis narrativo. Hace hablar al relato observando cuidadosamente a sus personajes.
Muestra la coherencia profunda buscada por los últimos redactores. Este método respeta el texto bíbli-
co final, pero invita además al lector a ser activo, para ir construyendo poco a poco el itinerario y el sen-
tido del personaje de Samuel.

Introducción 5
ACTO 1: Nacimiento e infancia de Samuel (1 Sm 1-3) 13
Samuel, el hijo del don (1,1-2,21 a) 14
La llamada del Señor (2,21 b-3,21) 19
ACTO 2: Olvido y reconocimiento de un profeta (1 Sm 4-7) 25
El por qué de los desastres de Israel (4,1-7,1) 28
Samuel, o la Palabra que salva (7,2-17) 29
ACTO 3: El pueblo pide un rey a Samuel (1 Sm 8) 33
ACTO 4: Saúl, elegido del Señor, aclamado por el pueblo (1 Sm 9-11) , 40
ACTO 5: El rey en la alianza renovada (1 Sm 12) 52
ACTO 6: El Señor rechaza a Saúl por medio de Samuel (1 Sm 13 28) 61
La falta y el rechazo de Saúl en Guilgal (1 Sm 13,7-15) 61
Nueva oportunidad fallida para Saúl (1 Sm 15) 62
Samuel da a David la unción real (1 Sm 16) 66
Samuel protege a David de Saúl (1 Sm 19,18-24) 66
La sombra de Samuel anuncia a Saúl su muerte (1 Sm 28) 67
CONCLUSiÓN: una cuestión de poder 69
Para proseguir el estudio 70
Lista de recuadros .

También podría gustarte