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Éthos

El éthos para los griegos es un modo de ser del sujeto que se traduce en sus
costumbres, su aspecto, su manera de caminar, la calma con que afronta los
acontecimientos de la vida. El hombre que posee un éthos bello y que puede
ser admirado y citado como ejemplo es el que practica su libertad de manera
refleja (DE4, 714). Actitud de modernidad. En lugar de tomar la modernidad
como un período y distinguir, así, entre “moderno”, “premoderno” y
“postmoderno”; Foucault toma la modernidad como una actitud, como un éthos
en el sentido griego del término, es decir, como una elección voluntaria de una
manera de pensar y sentir, de obrar y conducirse, como marca de pertenencia
y como tarea (DE4, 568). Esta actitud se caracteriza negativa y positivamente.
1) Caracterización negativa: Se trata de evitar el chantaje de la Aufklärung; no
se trata de plantear la cuestión de la modernidad en términos de una alternativa
simplista de aceptación o rechazo. “Es necesario intentar el análisis de
nosotros mismos en cuanto seres históricamente determinados, en cierta
medida, por la Aufklärung” (DE4, 572). Debemos preguntarnos por aquello que
ya no es necesario para constituirnos como sujetos autónomos. No hay que
confundir la Aufklärung con el humanismo: el principio de una exigencia por
constituirnos a nosotros mismos como sujetos autónomos establece una
tensión entre Aufklärung y humanismo. En efecto, este último supone una
concepción universal del hombre. 2) Caracterización positiva: Se trata de una
crítica práctica: la crítica kantiana se preocupaba por determinar los límites que
el conocimiento no debía superar; la ontología del presente, en cambio, es una
crítica que adopta la forma práctica de la superación posible del límite. Es una
crítica arqueológica en su método (no es trascendental, no trata de establecer
las estructuras universales de todo conocimiento): se ocupa de los discursos
que articulan lo que pensamos, decimos y hacemos en tanto que
acontecimientos (événements) históricos. Es una crítica genealógica en su
finalidad: no se trata de deducir a partir de lo que somos lo que nos es
imposible hacer o conocer, sino de deducir, a partir de la contingencia histórica
que nos ha hecho ser lo que somos, la posibilidad de no ser, hacer o pensar lo
que somos, hacemos o pensamos (DE4, 574). Se trata de una crítica
experimental: un trabajo de nosotros sobre nosotros mismos en tanto que seres
libres, una prueba histórica de los límites que podemos superar. Consiste en
transformaciones parciales y no en las promesas de un hombre nuevo. Es una
crítica que tiene su apuesta (enjeu), su homogeneidad, su sistematicidad y su
generalidad. La apuesta es desconectar el crecimiento de las capacidades
(producción económica, instituciones, técnicas de comunicación) de la
intensificación de las relaciones de poder (disciplinas colectivas e individuales,
procedimientos de normalización ejercidos en nombre del estado, exigencias
sociales y regionales). En cuanto a la homogeneidad, se refiere a que el objeto
de estudio son las prácticas. No se trata de analizar las representaciones que
los hombres tienen de sí mismos ni las condiciones que los llevan a pensar de
una determinada manera sin que ellos lo sepan, sino lo que hacen y el modo
en el que lo hacen: las formas de racionalidad que organizan las maneras de
hacer (aspecto tecnológico) y la libertad con la que actúan en estos sistemas
prácticos (cómo reaccionan, cómo los modifican –aspecto estratégico–). La
sistematicidad alude a que este conjunto de prácticas tiene tres dominios: las
relaciones de dominio sobre las cosas (saber), las relaciones de acción con los
otros (poder), las relaciones consigo mismo (ética). ¿Cómo nos hemos
constituido como sujetos del saber, como sujetos que ejercen o padecen el
poder, como sujetos éticos de nuestras acciones? Por último, la generalidad
alude a que estas prácticas tienen un carácter recurrente. “La ontología crítica
de nosotros mismos no hay que considerarla como una teoría, una doctrina, ni
tampoco como un cuerpo permanente de saber que se acumula; es necesario
concebirla como una actitud, un éthos, una vida filosófica en la que la crítica de
lo que nosotros somos es, a la vez, análisis histórico de los límites que nos son
impuestos y prueba de su posible transgresión” (DE4, 577). Baudelaire.
Foucault también describe la actitud de modernidad a partir de la obra de
Baudelaire. Véase: Baudelaire.

Ethos [6]: DE4, 525. HS2, 117, 191, 244. HS3, 110, 113.

Êthos [44]: DE4, 418, 526, 568, 571, 573-575, 577, 586-587, 714, 727, 800.
HS, 25, 203, 227-228, 312, 318, 328, 356, 364, 398.

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