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contables globales
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por Richard G. Barker
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Abril 2003
Reimpresión f0304d-e

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tendencias
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Ya vienen reglas contables globales
Y van a transformar la manera en que su empresa informa de sus utilidades.
por Richard G. Barker
yo
Para calcular e informar de su estado financiero,
las empresas estadounidenses han empleado
desde hace mucho tiempo los estándares y nor-
mas conocidos como los Principios de Contabi-
lidad Generalmente Aceptados (GAAP, por sus
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siglas en inglés). Ahora que los escándalos de
contabilidad han mostrado la vulnerabilidad de
los GAAP a la interpretación creativa, la Comi-
sión de Valores y Bolsas (SEC, por su sigla en in-
glés) y el Comité de Estándares de Contabilidad
Financiera (FASB, por su sigla en inglés) están
abriendo la puerta a la influencia internacional
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en los informes financieros estadounidenses. El
acercamiento a los estándares mundiales para
los informes ya es inevitable y su impacto en las
empresas estadounidenses va a ser profundo.
Actualmente hay por lo menos media docena
de organismos de importancia internacional
que establecen las normas contables de países
No
tan diversos como Australia, Canadá, Francia,
Alemania, Japón, el Reino Unido y Estados Uni-
dos, y cada uno de ellos tiene normas distintas.
Pero la armonización de los estándares está bien
encaminada. Los 15 países de la Unión Europea
acordaron en el 2001 la adopción de las reglas
para informes financieros desarrolladas por la
International Accounting Standards Board con
sede en Londres (Consejo de Normas Internacio-
nales de Contabilidad, IASB) a partir del 2005.
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Desde entonces, Australia ha seguido el ejemplo
y Rusia, China y Japón han expresado su inten-
ción de adoptarlas.
Para el 2005 es probable que tengamos sólo
dos organismos de contabilidad ejerciendo una
influencia dominante sobre los informes finan-
cieros a nivel mundial: FASB e IASB. Gracias a un
histórico acuerdo firmado el año pasado, los dos
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organismos trabajarán para compatibilizar cada
vez más sus estándares.
Adiós a las proformas
¿Qué es lo que va a cambiar? En algunos casos, la
práctica internacional se adaptará a los estándares
estadounidenses existentes; es probable que esto su-
ceda con las prácticas contables para fusiones y ad-
quisiciones. En otros, las prácticas estadounidenses
van a cambiar. Para las empresas estadounidenses
quizás el cambio más importante se dará en la pre-
paración de sus declaraciones de utilidades, y en lo
que las nuevas declaraciones revelarán.
Es casi seguro que se restrinja fuertemente el uso
de los informes de utilidades pro forma. Aunque a
veces sirven para hacer pronósticos, los informes
pro forma han sido una de las principales fuentes de
los abusos contables de los últimos años. Debido a
que permiten excluir de la declaración de utilidades
una amplia gama de costos extraordinarios e items
no centrales, los informes pro forma pueden literal-
mente “convertir las pérdidas en utilidades,” como
advirtió un número reciente del boletín de la SEC,
Investor Alert. En el 2001, por ejemplo, las 100 mayo-
res empresas del Nasdaq informaron de utilidades
pro forma que, en promedio, excedían los ingresos
netos, bajo los GAAP de Estados Unidos, en más de
US $1.000 millones por empresa. En los hechos, el
ingreso neto promedio fue negativo.
El problema es que los informes pro forma no
pueden estructurarse de manera que impidan el
abuso corporativo. Como consecuencia, el IASB pro-
bablemente exigirá una minuciosa declaración de
utilidades, sin exclusiones ni items extraordinarios,
a partir del 2005. La nueva declaración podría pro-
hibir informar por separado las categorías de items
que se consideren inusuales o extraordinarias por su
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reestructuración.
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tamaño o incidencia, como por ejemplo los costos de
Bienvenida, transparencia
Posiblemente los cambios en las declaraciones de
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utilidades que repercutirán más en las empresas
estadounidenses dicen relación con la manera en
que informan de los costos del empleo y, en especial,
de la compensación con acciones y las obligaciones
relacionadas con las pensiones.
De acuerdo a las reglas propuestas por IASB, a
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partir del 2005 más de 7.000 empresas en Europa
y muchas más en el resto del mundo tendrían que
contabilizar como un costo todas las remuneracio-
nes pagadas con acciones. Esto tendría un impacto
negativo inmediato en las utilidades por acción de
las empresas, lo que explica su carácter de medida
polémica y el exitoso lobby de la industria estadouni-
dense, en 1995, contra el intento de la FASB por esta-
No
blecerla como requisito. Pero con el surgimiento del
IASB y su compromiso con la convergencia, el FASB
cuenta ahora con una nueva y más fuerte base para
repetir su esfuerzo de 1995. La alineación del FASB
con el IASB en este punto es casi inevitable, porque
de lo contrario Estados Unidos tendría un estándar
de contabilidad de una calidad notoriamente menor
y que estaría reñido con la práctica internacional. El
ambiente empresarial post-Enron hace insostenible
tal postura.
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La contabilidad de los costos de las pensiones es
otra área en que las normas estadounidenses podrían
modificarse significativamente para ajustarlas a los
estándares internacionales. La práctica actual no re-
quiere que las empresas reconozcan plenamente en
sus estados financieros las obligaciones que tienen
respecto de pensiones, ni tampoco los activos que
forman parte de los planes de pensiones. Esto podría
4 harvard business review
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cambiar en el 2005, en respuesta a los nuevos están-
dares mundiales y así las obligaciones relacionadas
con las pensiones pasarían a ser transparentes.
Para hacerse una idea del posible impacto de este
cambio, considere las obligaciones que tiene General
Motors en este ámbito: durante un período de dos
años a partir del 1 de enero del 2000, informó (en es-
tricto cumplimiento con los GAAP) fuera del balance
general de un aumento de sus obligaciones hacia los
pensionados que equivalía a US$ 25 mil millones.
Si los GAAP hubieran requerido la inclusión de este
aumento en el estado de resultados de GM, tal como
se podría esperar bajo el nuevo estándar mundial, los
ingresos que la empresa habría informado habrían
caído en US$ 25 mil millones durante este período.
En menos de dos años estará concluida la primera
etapa formal de la convergencia entre las normas
de contabilidad estadounidenses y las internacio-
nales, y el proceso de permanente colaboración en
las normas futuras estará bien encaminado. En poco
tiempo más la evolución de las normas de contabili-
dad estadounidenses ya no será impulsada exclusi-
vamente por Estados Unidos. Tanto el FASB como el
IASB esperan que el resultado sea la implementación
de una contabilidad basada en principios, más senci-
lla y transparente por parte de las empresas de todas
partes del mundo.
¿Cuándo deberían empezar a prepararse las em-
presas estadounidenses para los cambios que vie-
nen? Aunque el 2005 podría parecer muy remoto, los
informes financieros de ese año requerirán de datos
comparativos de 2004 y 2003. Y ya estamos en 2003.
Richard G. Barker es investigador asociado del IASB y
conferenciante senior de contabilidad del Judge Institute
of Management, University of Cambridge, Inglaterra.
Reimpresión F0304D–E