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MELINDA RANKIN Y LA LIBERTAD DE CREENCIAS EN MÉXICO, 1852-1872

Por Ladislao Domínguez Clara


E-mail: dominguezcla@hotmail.com
Melinda Rankin, testifica en su libro Veinte años entre los mexicanos, que ella
estaba ejerciendo su trabajo de Maestra, educadora general de la vida de su país,
en Mississipi (1840-1847), período en el que se dio la guerra entre México y los
Estados Unidos (1846-1858), cuando supo de las noticias de México, de cómo el
pueblo mayoritario era esclavizado por un Clero o Ministerio de la Iglesia Católica
Romana, sin nada de enseñanza ni lectura de la Biblia, el libro del Cristianismo por
excelencia. Ella misma, solicitó a las iglesias de más al norte que enviaran
misioneros(as), tanto a Texas (recién anexado a los EUA, en 1845); pero, al no tener
resultados, ella misma se decidió a arriesgarse a ser misionera entre los mexicanos,
como un acto de solidaridad con los oprimidos del sistema religioso y político en
México.

Aquí, me di cuenta, había un país justo en nuestra frontera en el


que la luz de la Biblia se había excluido durante siglos. De hecho,
un cristianismo puro nunca había penetrado esta región oscura,
tal como lo demostraba toda la historia previa de México. Con la
llegada de los conquistadores españoles de México, el catolicismo
romano, con todos sus ritos idólatras, sustituyó al paganismo. Sin
importar los supuestos del sistema romano de religión, resultó
muy desmoralizante, y éste, además de sus tendencias corruptoras,
oprimió a la pobre e inofensiva gente bajo la más despótica esclavitud.
Este sistema de religión había reinado con supremacía, bajo un
tiránico clero, por más de trescientos años, y sus frutos legítimos
quedaban en evidencia por la degradación moral que prevalecía a
lo largo de una de las naciones más buenas del orbe. Mi solidaridad
se inclinó a favor de esta gente olvidada y que sufría desde hace
tanto tiempo.1

La libertad de creencias, de la que habla Melinda Rankin en su libro, y que ella


siente que era su deber y su misión, venir a sembrar en México, no es solamente la
libertad de creencias religiosas, sino de la libertad en su sentido amplio, de
creencias, de ideas, de conciencia, de opiniones, de imprenta, de libre examen de
las cosas, estudios, investigaciones, desde luego de fe y de religión libres, y por eso

1
Melinda Rankin. Veinte años entre los mexicanos. Relato de una labor misionera (original en inglés, de
1875). Traducción de David Toscana. Fondo Editorial de Nuevo León, 2008. P. 84
2

los engloba también con el título de “Derechos del Hombre” de las naciones
modernas.

En 1857, comenzó en México una revolución en busca de libertad


religiosa. Las partes involucradas eran el “Partido de la Iglesia” y el
“Partido Liberal”. El primero, con los poderes eclesiástico, político,
civil, militar y monetario de todo el país poseía ventajas que dejaban
al Partido Liberal con poco prospecto de éxito. La justicia de la causa
de los últimos parecía ser su única esperanza, y fue objeto de las más
caras súplicas al Autor de la conciencia humana, que el poder divino
se interpusiera a favor de esta nación, por tanto tiempo bajo un
gobierno directamente opuesto a los mejores intereses de su gente,
tanto temporales como espirituales. A ojos del hombre, la esperanza
casi no podía sostenerse. Con Miramón, uno de los generales mexicanos
más capaces, encabezándolos, respaldados por el clero, rico
en recursos, el partido de la Iglesia no carecía de poder mundano. Se
dice que los curas eran los grandes banqueros de México, teniendo
control total de todos los ingresos de la Iglesia, que eran inmensos.
Sin embargo, como “ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los
fuertes”, abrigamos la esperanza de que, al final, el bien prevaleciera
en esta memorable lucha. Había hombres con capacidad probada en
el Partido Liberal. Juárez, con sus compatriotas, parecía decidido
a acabar con el dominio eclesiástico, que como la plaga de Egipto
había por mucho tiempo ensombrecido la tierra, y así establecer un
gobierno más en armonía con los derechos del hombre y el espíritu
de la civilización moderna.2

Precisamente, en lo que Melinda Rankin trataba de apoyar a los niños y jóvenes


mexicanos con la enseñanza general, de educación laica, juntamente con la
educación religiosa cristiana, directamente con la Biblia, con las versiones directas
del Evangelio de Jesucristo para la cultura cristiana, se dan las guerras de La
Reforma en México (1858-1861), y la guerra de intervención francesa (1862-1867).3

Pero la Libertad que Melinda Rankin tiene en su conciencia y corazón, como


constantemente lo manifiesta en su libro, es la Libertad en Jesucristo, de contenido
bíblico, evangélico y divino. Es una Libertad que se obtiene por medio de la fe en la
persona y obra de Jesucristo como el Hijo de Dios, enviado para salvar a la
humanidad, de los engaños del diablo y sus millones de demonios (seres
espirituales, que están para matar y destruir), y que tienen a los humanos bajo

2
Ibid, p. 137-139.
3
Una semblanza de la Intervención francesa e imperio de Maximiliano de Habsburgo, en
https://www.despertaferro-ediciones.com/2020/intervencion-francesa-mexico-imperio-maximiliano-1862-
1867/
3

opresión y esclavitud, con sus mentiras y engaños en las conciencias de los


humanos, y por medio de las bajas pasiones como son la envidia, la codicia, la
avaricia, el egoísmo, y similares. Por esta razón, el libro de texto que usa Melinda
en su enseñanza de toda la educación, es la Biblia, que ella considera la Palabra
de Dios, una palabra liberadora de los engaños del diablo. Para este asunto, Jesús
el Cristo dice: “Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Evangelista Juan
8.31). Y agrega: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”
(Evangelio según Juan 8.36-47). El diablo usa sistemas religiosos, políticos, civiles
y culturales, para mantener a los humanos en pobreza, en ignorancia, en vicios y
actos de violencias.

Los reformadores de la Iglesia Cristiana desarrollaron el tema de La Libertad


Cristiana, como el documento breve de Martín Lutero, La Libertad del Cristiano.4

Y en la redacción de los Documentos de Fe de la Iglesia Reformada (1643-1648),


en la Abadía Westminster, Londres, Gran Bretaña, se tiene en sus capítulos 9 y 10,
de la Confesión de Fe, acerca del Libre Albedrío de los hombres (humanos) y de la
Libertad Cristiana y de conciencia.5

Estos aspectos doctrinales son los que Melinda Rankin venía a compartir con los
mexicanos, de 1852 a 1872, en sus veinte años de trabajo, y de los que habla y
testifica posteriormente en su libro Veinte años entre los mexicanos.

En México, antes de 1857, y de la Leyes de Reforma, no se tenían esos varios


aspectos de la Libertad, como la libertad de conciencia, de opinión, de prensa, de
ideas, de creencias, de fe ni de libre pensamiento. Todo mundo tenía que ser
católico romano, obligadamente. No había separación Iglesia y Estado.6

4
Martín Lutero. La Libertad del Cristiano. Escritos de la Reforma, 1520 (original en alemán, traducido al
español), en: http://casavidanosara.org/wp-content/uploads/2015/04/Lutero-La-Libertad-Del-Cristiano.pdf
5
Documentos que se pueden leer o descargar en: https://clir.net/wp-
content/uploads/2019/10/westminster.pdf
6
Sobre la Relación Iglesia Católica y el Estado, se puede consultar la Tesis, UNAM, de Luis Javier Rosales
Camarillo, en: http://132.248.9.195/ptd2013/agosto/0699619/0699619.pdf

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