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Si es necesario, matar al presidente

Lukas romero

Introducción
1. La cruda realidad
Las palabras dichas por el ministro Bellolio podrían representar a un gran grupo de la
población, quienes habían escuchado frases en contra del presidente de grupos que “sólo
hacen ruido”, por lo que nunca les tomaron el peso a dichas palabras, hasta que alguien
más, alguien de su mismo círculo, el cual es la política, alza la voz y ataca directamente
al presidente. Esto, para algunos, puede llegar a ser algo impensado, un ataque a la
democracia, como dijo el ministro, un golpe que, al parecer, nadie se esperaba. Pero esta
situación no puede ser más equivoca, los ataques públicos a las figuras de mando han
existido durante años y han servido como lemas para movilizaciones, el problema es
que los dueños de aquellos dichos no tienen intención de ser parte de la política,
además, habían sido aislados de este círculo, pero ahora la célula ha entrado y está
atacando desde dentro.
Floripondio decía ya en 1999
“Si este país está triste
Les conviene que estemos tristes
Si este país está perdido
¿Dónde la vieron, maricones?
¡Afuera con la mierda! ¡Sirenas de alerta!
Si es necesario, matar al presidente
Si es necesario, cortar la mano a los ladrones
¡Volviendo al sueño perdido! ¡Volviendo al lugar de origen!”
Por obvias razones, discursos como estos fueron tildados como simples mensajes de
odio en contra de las figuras de mando del país, pero no se les tomó en serio, quizás la
clase política no entendía que eran gritos del pueblo para el pueblo. No eran personas
ajenas a la realidad país los que cantaban, eran los mismos que en un pasado creyeron
en la democracia, los que ahora cantaban y gritaban a todo pulmón frases como esta.
Debido a esto, y utilizando una gran cantidad de artistas que alzaron la voz en contra de
sus mandatarios electos, intentaré responder la pregunta ¿Es democrático destituir a un
presidente electo?.
Desarrollo
2. El congreso de ratones
Las acusaciones en contra del presidente Sebastián Piñera están más que justificado, se
le han descubierto faltas graves en contra de la constitución y el mismo estado, lo que,
en el papel, es muy fácil de solucionar. La situación es que para ello, distintas entidades
deberían intervenir creando un proceso engorroso y lleno de conflictos de interés, ya
que como dice El padrino: es mejor tener amigos que dinero. Esta situación de
corrupción ayuda a ocultar los ejercicios corruptos anteriores, creando una súper
defensa para con el presidente.
En palabras de La Polla Records “Estáis todos acojonaos por el ejército / y vendios a
todos los banqueros / camuflando en democracia este fascismo / porque acá siempre
mandan los mismos” refiriéndose a problemas similares que vive España con sus
líderes. Nuevamente, estas frases son tan solo mensajes de odio en contra de la clase
política, pero frases como “la solución es una cámara de gas con los políticos dentro” ha
recorrido las manifestaciones del mundo. El sistema de gobernabilidad protege ante
todo a su mandatario, dándole la capacidad de cometer corrupción aunque haya jurado
no hacerlo, y suena muy ingenuo hablar de lo “que juró cada uno”, las palabras son eso,
pero ¿si no creemos en las palabras de las personas, de qué sirve vivir en democracia?

3. Las palabras se las lleva el viento


La verdad en la política es una palabra que no se utiliza, es sagrada, nos cuesta
relacionar la verdad con la política, pues hemos perdido la fe en aquella clase, y no
porque nosotros hayamos querido, sino que ellos nos han educado así. La poca fe que
tenemos es preocupante, podríamos llegar a un límite donde nadie crea en nadie y la
democracia ya no sea el medio correcto, vamos a desconfiar de todo y de todos.
En Chile, se relaciona la frase “perro muerto” con el acto de acudir a un servicio y no
pagar por el: tomar un taxi, comer en un restorán, etc; y asociamos a quienes realizan el
perro muerto con personas que faltan a la verdad, pues aceptaron pagar por lo que iban a
recibir. Nuestra clase política ha faltado a su palabra y se han ido sin pagar tantas veces
que esta irregularidad se ha consagrado como un ejemplo del perro muerto.
Hemos naturalizado la corrupción en la clase política que ya no nos sorprende, votamos
por lo menos malo y esperamos que no sea tan corrupto, es decir, hemos perdido toda fe
en la democracia.
4. Fuimos una amenaza, casi una revolución
“Vamos compañeros, hay que ponerle un poco más de empeño, salimos a la calle
nuevamente, la educación chilena no se vende, se defiende” cantaron estudiantes en el
2006, luego en el 2011 lo cantamos las nuevas generaciones y así en adelante. De la
revolución pingüina nacieron grandes exponentes que subieron a los altos cargos, con la
idea de cambiar el sistema desde dentro, pero tan solo fue cuestión de tiempo y dinero
para que aquellos que ayer lucharon junto a nosotros, ahora nos den la espalda.
Nuevamente la política nos había fallado como sociedad y toda la lucha había servido
para nada, Ismael Serrano canta
“Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada
Y tras tanto puño en alto y tanta sangre derramada
Al final de la partida no pudisteis hacer nada
(…)
Sin embargo a veces pienso que al final todo dio igual
Las ostias siguen cayendo sobre quien habla de más”
Por esta misma razón, para la gente, para el pueblo, esta situación es tan obvia y nos
preguntamos ¿En serio la clase política se pregunta de manera no irónica el por qué no
tenemos fe en ellos?
La constante falta a la verdad ha mermado de manera irreparable a los pueblos, en este
caso el chileno. No podemos confiar en nadie, todos nos quieren pasar gato por liebre,
los presidentes roban y son protegidos, los ex pingüinos se vendieron al sistema, los
nuevos revolucionarios deben inventar enfermedades para ganarse nuestro apoyo y
muchas cosas más que ocurren a diario.
En esta sociedad donde ya no podemos confiar en nadie, donde el pueblo fue vencido
porque nunca estuvo unido, claramente no hay democracia y no podemos confiar en
ella. La única forma de recuperar la fe es cambiando radicalmente la situación y vuelven
las palabras de Floripondio a nuestra cabeza: cortarle la manos a los ladrones y matar al
presidente. Claramente no de una manera literal, pero sí tomar cartas en el asunto.
Quizás la única forma de volver a creer en la democracia es atacándola en un principio.

5. Tanques a la patria
Claramente, una posible solución para recuperar la fe en la clase política es construirla
desde 0, pero para ello debemos pensar el como trabajar este cambio. Muchos utilizan la
frase “la violencia es el camino” y claro, en parte es lo que propongo en este ensayo, el
pero está en el cómo ejercemos la violencia. Molotov en su canción “Hit me” propone
una opción cantando:
“México solidario acabo a los tiranos
Sin la necesidad de ensuciarnos las manos
No podemos pedir resultado inmediato de un legado de 75 años
Todos unidos pedimos un cambio
Piedra sobre piedra y peldaño a peldaño
Solo poder expresarnos
Es palabra de honor de nuestro Jefe de Estado”
Esta forma de llevar el conflicto un poco más despacio, pues a pesar de atacar
directamente a la clase política, no lo hacen con palabras de odio literal, siendo un
camino óptimo, así como el proceso legal al cual se ha sometido al presidente Piñera.
Esta opción es completamente válida, y podríamos decir, la más democrática, pues en
parte deberíamos hacernos cargos de los votos que hemos ejercido.
El problema con esta forma de llevar los problemas es que es la forma que se ha
utilizado hasta el día de hoy, durante años acudiendo a la paz y a la unión del pueblo, las
marchas y los cantos, logrando perder aún más la fe en la política. La vía pacífica
siempre debe ser la primera opción, creo yo, el diálogo es la base de la democracia, pero
en esta sociedad la democracia no prima hace mucho tiempo y lo único que logramos es
que se rían en nuestra cara, mientras marchamos y nos expresamos, nuestro líder al cual
increpamos de manera pacífica está comiendo pizza tranquilamente.

Conclusión
6. La solución final
Como vemos, el pueblo se ha expresado constantemente en contra de una clase la cual
no tiene nada de confianza y podríamos pensar que la vía democrática ya ha fracasado,
por lo que pensamos en derrocar a un presidente, a lo cual nace la pregunta de este
ensayo “¿es democrático destituir a un presidente electo?”.
Este ensayo fue estructurado de esta manera para dar contexto a mi respuesta, pues creo
que la democracia nos ha fallado y nosotros a ella, lo que vivimos hoy no es una
democracia, ya que el pueblo dice estar unido, pero tan solo está buscando detener el
mal mayor, pero más fragmentado que nunca.
Por lo mismo, creo que la actitud más democrática que podríamos tener es derrocar al
presidente, para poder comenzar el proceso de confiar nuevamente en el sistema en el
que vivimos y que nos beneficia en su mayoría como pueblo.

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