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La decepción es una emoción dolorosa que se despierta en una persona al incumplirse una
expectativa construida, generalmente en torno al comportamiento de otra persona o en
relación a algún acontecimiento. De esta forma, una decepción siempre ocurre tras esperar
algo concreto y depositar ilusión en ello y cuando esa expectativa no sucede o sí que sucede,
pero de diferente forma.
La decepción es un proceso interno y sucede cuando uno no se relaciona con las personas tal y
como son, sino tal y como uno cree que son o tal y como quiere que sean.
Aprender a manejarla pasa por aceptar que los demás no son ni se comportan como uno
mismo, sino según su propio mundo de valores, creencias, principios y experiencias.
En algunos casos puede ser de utilidad hablar sobre estos sentimientos con alguien de
confianza que ayude a contrastar y relativizar la situación.
A grandes rasgos
Psicología, hombre decepcionado cuanto mayor es el vínculo y la confianza con la otra persona
y cuanto más concreta y definida es la expectativa, mayor será la decepción si no llega a
cumplirse esta última. Generalmente, la decepción suele ir acompañada de otras emociones
como la frustración, la tristeza, el enfado, la rabia o el hecho de sentirse engañado y
desilusionado.
Cómo manejarla
Algunas claves a tener en cuenta para manejar estos estados de decepción son:
Entender que los demás no son ni deben ser como uno desea, ni es misión de los demás
cumplir con las expectativas que uno se ha construido.
Aceptar que los demás no son ni se comportan necesariamente como uno mismo, sino en
función de su propio mundo de valores, creencias, principios y experiencias.
Al construir expectativas y anticiparse a acontecimientos es necesario poder diferenciar los
aspectos que dependen de uno mismo y los que no, y centrarse y trabajar en los primeros.
Además, en relación a los segundos es importante aceptar que puede que sucedan o no.
Identificar y canalizar las emociones que surjan a raíz de las decepciones o desengaños
experimentados. Es normal y legítimo sentir tristeza, rabia y frustración, pero cada uno debe
aprender a encauzar dichas emociones.
En algunos casos puede ser de utilidad hablar sobre estos sentimientos con alguien de
confianza que ayude a contrastar y relativizar la situación. Y, si es posible, y uno cree que
puede serle beneficioso, también es recomendable compartir estos razonamientos sobre la
situación creada y los sentimientos creados con la persona que ha provocado la decepción.
Volver a confiar y a aproximarse a los demás, aunque a veces se necesite un tiempo previo de
distancia para gestionar lo sucedido y poder afrontar las futuras relaciones y situaciones
sociales con ánimo renovado.