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Comunicación. Efectos
Cabe tener especialmente en cuenta que no existe la ruptura automática del
contrato de trabajo: es imprescindible la expresión de voluntad concreta
de alguna de las partes de disolverlo —con la excepción de lo dispuesto en el
párr. 3º del art. 241, LCT.
Es importante determinar concretamente en qué momento se extingue el
contrato de trabajo. El hecho de la extinción de la relación (distracto) es de
carácter instantáneo, es decir que produce efectos desde el momento en
que se perfecciona; esto es, cuando la voluntad de extinguirlo llega a la
esfera de conocimiento de la otra parte.
La extinción del contrato puede producirse por un acto jurídico unilateral o
bilateral, expreso o tácito. La comunicación del despido debe bastarse a sí
misma, aunque en algunos casos pueden admitirse errores que, si son
subsanados inmediatamente mediante otra comunicación fehaciente, no le
hacen perder validez. En caso de duda sobre la disolución o la subsistencia
del contrato, debe estarse por el mantenimiento de la relación (art. 10, LCT).
Si una de las partes intima a la otra para que en el plazo de 48 horas dé
cumplimiento a una obligación contractual bajo apercibimiento de despido —el
trabajador que requiere el pago de salarios adeudados o el empleador que intima
por el reintegro al trabajo—, y vencido el plazo otorgado no se efectiviza el
apercibimiento por medio de una comunicación escrita que específicamente así
lo disponga, el contrato sigue vigente.
En principio, quien elige un medio para cursar una comunicación referida
a la relación laboral carga con los riesgos que ello implica, salvo que no sea
imputable al destinatario la causa que impide la efectividad del medio empleado.
Por lo tanto, la parte que decide despedir o considerarse despedida es
responsable del medio elegido para transmitir la noticia, aunque también el
destinatario tiene una carga de diligencia.
Si los despachos postales remitidos por el trabajador no son entregados
porque el destinatario rehusó recibirlos, han ingresado a la esfera posible
de conocimiento de la empresa, toda vez que si bien es cierto que no se ha
interiorizado de su contenido, ello se debe a una conducta que le resulta
reprochable por ser violatoria de la buena fe exigida por el art. 63, LCT, ya
que no es propio de un buen empleador negarse a recibir, sin justificación
alguna, las piezas postales que le envía el empleado a su domicilio.
1. Despido directo
Es la extinción decidida unilateralmente por el empleador, y puede consistir
en un despido sin causa o con justa causa.
2. Despido indirecto
Es el decidido por el trabajador ante un incumplimiento del empleador de
suficiente gravedad que constituya una injuria que impida la continuación
del contrato; debe ser notificado por escrito, previa intimación al empleador para
que revea su actitud, expresando en forma suficientemente clara los motivos que
justifican su decisión.
Ello en virtud del principio de subjetividad de la injuria y como contrapartida de la
obligación empresaria de limitar sus decisiones rupturistas a supuestos límites
en los que no resulte factible aplicar sanciones laborales (ver art. 67, LCT).
La prueba de la causa invocada está a cargo del trabajador y, de
demostrarla, genera el derecho a cobrar las mismas indemnizaciones que
en caso de despido directo sin causa o sin causa justificada:
indemnización sustitutiva de preaviso, integración del mes de despido e
indemnización por antigüedad, como, asimismo, las que correspondan
según cada caso particular.
Así lo dispuso expresamente el art. 246, LCT, al consignar que "cuando el
trabajador hiciese denuncia del contrato de trabajo fundado en justa causa,
tendrá derecho a las indemnizaciones previstas en los arts. 232, 233 y 245".