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Roberto Amigo Apuntes para La Discusion
Roberto Amigo Apuntes para La Discusion
Roberto A migo,
his toriador del arte,
Te x to e scrito a raíz de la participación lic enc iado en artes de
de l autor e n e l Taller de Investigación en la U nivers idad
gestión cultural para artistas II N ac ional de Buenos
A ires . D oc ente
univers itario y autor
de numeros os
Estos apunte s funcionan com o pe nsam ie ntos e n voz alta, su único obje tivo e s
ens ayos s obre el arte
abrir una discusión inicial ante s de conoce r las propue stas de los que
argentino del s iglo
participan e n e sta re unión convocada por Tram a. Por e llo no inte ntan una
XI X.
e scritura rigurosa, sino un de am bular por las pre guntas sobre si hay un
m ode lo histórico local para la “ge stión” de artistas y sobre los m e canism os de
control que la ge stión de artistas de be instaurar. C om o historiador m ás
de dicado al siglo XIX que al XX, e l de am bular m e ncionado se rá e ntre los dos
fine s de e sos siglos.
Así, una ide a dom inante de ntro de la historiografía de l arte e s soste ne r que la
m ode rnidad artística e n la Arge ntina se vincula con la cre ación de las
institucione s artísticas. El e je m plo notorio, se ñalado sie m pre , e s la fundación
de la Socie dad Estím ulo de Be llas Arte s (SEBA) e n 1876 por un grupo de
jóve ne s, e ncabe zados por los artistas incipie nte s Eduardo Sivori y Eduardo
Schiaffino; m ás Ale jandro Sivori y Alfre d París, tam bié n artistas, e ntre otros.
De sde e se he cho inaugural com ie nza a te ne r re le vancia la figura de Schiaffino:
crítico de arte e n El Diario de los Láine z, im pulsor de l Muse o Nacional de Be llas
Arte s y e l e scritor de l prim e r re lato sobre e l arte e n Arge ntina, una y otra ve z
re e scrito (1883, 1910, 1933). Es de cir que Schiaffino re úne todas las funcione s
de l cam po: la critica, la artística, la m use ográfica. R e gre se m os a la SEBA, su
función principal de sde 1878 fue la e nse ñanza artística: e s e l orige n de las
actuale s e scue las de arte de l e stado, ya que fue nacionalizada e n 1905.
Fue ron los propios artistas los que garantizaron, lue go de largos inte ntos
truncos de l e stado, e l acce so a la capitalización té cnica artística.
Pe ro inte re sa aquí transitar por un par de ide as m ás que por la suce sión de
datos, por e l re lato fáctico de la historia de l arte e n la Arge ntina. La prim e ra
que ante la de bilidad de la política e statal e n re fe re ncia a lo artístico, los
prim e ros age nte s que inte ntan m ode rnizar “e l arte ” son los m ism os artistas
que cum ple n funcione s m últiple s y que pugnan por construir institucione s que
le gitim e n sus prácticas.
En e ste se ntido –m as que re gre sar a los aspe ctos de sus obras que nos
se ñalan e sta re lación política: e l sim bolism o y e l re alism o, re spe ctivam e nte -
pode m os re cordar aquí una de scripción de l carácte r de la e nse ñanza artística
que im pulsó la SEBA. Se gún e l re lato de l propio Schiaffino, los obre ros e n los
cursos nocturnos “buscan m e jorar sus condicione s de trabajo e n la lucha por la
e x iste ncia. Son pue s cada ve z m ás num e rosos; lle gan y pasan de
se iscie ntos”. Te rm inó Schiaffino su re lato sobre la acade m ia con soste nida
re tórica e ntre clasista y salvacionista: “e s justo proclam ar que todas e sas
conquistas y re alizacione s fue ron la conse cue ncia inm e diata de aque lla
fundación inicial, que nos dio los prim e ros artistas profe sionale s y profe sore s,
y re scató de la m ise ria a m illare s de obre ros, que e ngrande cie ron su facultad
de trabajo, e nnoble cie ron su e spíritu e n e l apre ndizaje de l dibujo, e n la
fre cue ntación de los calcos de la e statuaria clásica, de las publicacione s
artísticas, de las proye ccione s lum inosas de l aula de historia”.
De e ste m odo, e l proye cto unive rsalista de la ge ne ración de l oche nta incluía
una ide a de la politicidad de lo artístico com o e nnoble cim ie nto de la clase
obre ra, e n e l re lato de los “padre s fundadore s de l arte ” se pote ncia la
valoración social de l arte m e diante la re lación e stre cha e ntre e l apre ndizaje
artístico y e l trabajador, com o si hubie ra una sola m atriz civilizadora que
unifica apre ndizaje de l dibujo, tradición e urope a y lum inosidad de la historia.
Tal ve z, la “política” com o cualidad distintiva de l arte arge ntino e n la
conform ación de sus re latos históricos (de Sin pan y sin trabajo a
Manife stación de Be rni; de los Artistas de l Pue blo a C .A.Pa.ta.co; de Tucum án
Arde a El Silue tazo) te nga su orige n e n e se vínculo inicial áulico y te le ológico
e ntre artistas y obre ros. Es de cir, e ntre e l e ncue ntro fáctico e ntre Erne sto de la
C árcova y e l obre ro anónim o.
De sde lue go vínculo “ge stionado” por los propios artistas pe ro “patrocinado”
por prom ine nte s burgue se s (al igual que las fam ilias de Schiaffino, Sivori, de
la C árcova) aficionados a las arte s y a la re ge ne ración m oral. Todavía no se
habían asustado. De sde lue go, e n de te rm inado m om e nto se cansaron de l
proye cto y de jaron de aportar lo ne ce sario para e l m ante nim ie nto de l
e stable cim ie nto. Los libe rale s arge ntinos sie m pre re curre n al Estado, y é ste
com e nzó a otorgarle un subsidio e n 1899, hasta su de finitiva nacionalización
e n 1905, com o acade m ia nacional. Nada ha cam biado de m asiado.
El pape l organizador de los artistas de l oche nta e stuvo signado por su pape l
totalizador. Las re de s inte le ctuale s, por e je m plo la agrupada e n El Ate ne o no
sólo re producía e l m ode lo habitual e urope o, sino que trataban de abarcar con
su acción los e spacios vacíos de jados por e l Estado poco inte re sado e n
cue stione s artísticas. R e cié n e n 1911, lue go de la Ex posición Inte rnacional de l
C e nte nario, se re alizó e l prim e r salón nacional, lue go de carácte r anual que
de te rm inará e n ade lante lo le gitim ado e n e l arte local. Ade m ás fue e l
m om e nto de consolidación de las institucione s de control, com o la C om isión
Nacional de Be llas Arte s, por otra parte im portante por su pape l e n la
adquisición de los bie ne s artísticos.
Ante la pe rvive ncia de los artistas de la ge ne ración oche nta, los organizadore s,
e n las instancias de de cisión, hubo un m om e nto de e nfre ntam ie nto con los
jóve ne s que se habían re unido e n un grupo de nom inado Ne x us (1907-1908).
Este pasaje de “re d” a “grupo” e s significativo: vie ne n a de splazar a los
m ae stros cansados, e n palabras de C arlos R ipam onte (quie n poste riorm e nte
se hizo cargo de la “e scritura te stim onial” de l grupo, m ie ntras que José Le ón
Pagano, artista discre to, re alizó la inte rpre tación crítica y la ubicación histórica
e n contrapunto con Schiaffino). La re d im plicaban construir un siste m a de
alianzas m ás am plio para adquirir fortale za ante e l Estado, e l grupo de
artistas por e l contrario funciona com o activador de una de m anda, que lue go
pe rm itió de splazar y ocupar los e spacios de pode r y le gitim ación e n e l cam po.
Por e llo la notoria e x clusión ge ne racional de Malharro por Pagano (de sde
lue go favore cido por la te m prana m ue rte de Malharro, R am ón Silva y W alte r
de Navazio). Tal ve z, podam os lle gar a pe nsar que Malharro buscó construir, a
la ve z, un grupo y una re d alte rnativa a la he ge m ónica; la polaridad e s
habitual e n su accionar, aunque no im plica contradicción, tanto e n lo político
(anarquism o-función e ducativa e statal) com o e n lo e stilístico (dibujo
naturalista de conte nido social - pintura lum ínica de paisaje s).
La ge stión de artistas funciona e n e ste conte x to com o una inte rpe lación al
cam po artístico, anulada toda posibilidad de inte rve nción m ate rial de l Estado
(por cue stione s m e ram e nte e conóm icas pe ro fundam e ntalm e nte ide ológicas).
Los artistas m e diante la ge stión se asum e n com o parte de una e sfe ra pública
am pliada, se tornan e n inte rm e diarios de los bie ne s sim bólicos de la
socie dad, pote ncialm e nte e n pe ligro por la lógica de l m e rcado y por la lógica
de la burocracia de l Estado.
Los artistas de l siglo XIX se e nfre ntaron a la cue stión de com o inse rtarse com o
“artista nacional” e n e l m e rcado global com ple jo y com pe titivo, y m ás cuando
la Arge ntina funcionaba com o una boca de ve nta de l arte e urope o m e nor y
de corativo. La inve nción de la lucha por e l arte nacional fue la inve nción de
cóm o e l cole ccionista local optaba por adquirir la obra de artistas nacionale s y
no aque llas obritas de la cultura de l bazar. Para e llo ne ce sitaban
institucionalizar e l arte : acade m ia, m use o y salón.
Esa e structura, que hoy pue de pare ce r obsole ta, no e sconde que la “ge stión”
actual de los artistas e nfre nta e l m ism o proble m a de m e rcado de cim onónico
aunque de be construir las he rram ie ntas de inte rpe lación al m ism o e n la e tapa
actual global. La autoge stión pare ce se r una de tale s he rram ie ntas.
Es la crisis la que obliga a los artistas a ocupar e l e spacio de inte rpe lación
crítica y, paradójicam e nte , a hace r visible los aspe ctos de su producción, tanto
form as de financiam ie nto de ge stión com o ace ptación de l siste m a de pre m ios
y be ne ficios de la com pe te ncia artística e rudita. Aquí la discusión sobre e l
financiam ie nto de la ge stión se torna e n ine vitable : nadie , al fin de las
cue ntas, sabe para quie n trabaja.