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El dulce lazo de la Hispanidad.

La unión entre México y Guatemala tras la

+Independencia.

Introducción

Tras once años de iniciados los movimientos independentistas en América Latina, México
y Guatemala proclamaron su independencia en 1821, poniendo fin a tres siglos de
dominio español. La antigua Capitanía General de Guatemala, conformada por las
provincias de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Chiapas, se
declaró independiente el 15 de septiembre de 1821. Al mismo tiempo, el Plan de Iguala,
ideado por Agustín de Iturbide, tomaba su visión de fuerza como para llevar a la
independencia de México el 27 de septiembre de 1821. Dicho evento daría pie a un largo
proceso de configuración nacional y territorial; esto último daría lugar a la delimitación de
la frontera sur que incluiría el territorio de Guatemala.

Dicha propuesta resultó bien recibida por las distintas provincias de Guatemala,
excepto en El Salvador, lo que permitió la expansión del territorio del recién nacido
Imperio Mexicano, por sobre las fronteras tradicionales de la Nueva España. Sin embargo,
la caída de Iturbide trajo consigo la independencia definitiva de Centroamérica; que le
llevaría a la conformación, en un primer momento, de una Confederación
Centroamericana, cuya duración sería tan efímera como el propio proyecto iturbidista.
Este trabajo explora las relaciones México-guatemaltecas a partir de la independencia de
ambos; lo que permitió una unión entre estos dos estados bajo el gobierno de Iturbide.

La determinación de Guatemala. De la Conquista a la Independencia.

Tras la caída de la Gran Tenochtitlán, Cortés temió que la avaricia y arrogancia de


algunos de sus capitanes que habían sido clave para la conquista, pudieran rebelarse en su
contra. Por lo tanto, decidió enviarlos lejos con el objeto de incrementar sus dominios,
para lo que organizó dos expediciones; una de ellas a cargo de Pedro de Alvarado hacia el
sur con rumbo a los actuales territorios de Guatemala. 1 Sin embargo, debido a la falta de
un solo imperio que tuviera el control sobre los otros pueblos, sino que había muchos
grupos divididos entre sí; por lo que la conquista del territorio guatemalteco fue más lento

1
Villacorta C., Antonio, Historia de la Capitanía,1942, p. 23.
y difícil. A pesar de ello, se establece el 25 de julio de1524 como la fecha de fundación de
Guatemala gracias a la conquista de los pueblos mayas quichés y cakchiqueles; 2 en
realidad esta fecha marca el establecimiento de la capital del nuevo reino, aunque la
conquista recién había comenzado. De hecho, les tomó 200 años más someter a los itzáes
del territorio petenero.3

Fue hasta 1538 que Guatemala ascendió a Capitanía General y Pedro Alvarado
recibió el cargo de Capitán General; de tal suerte que logra su autonomía. 4 La Monarquía
hispana solía dar el estatuto de Capitanía General a un territorio en zonas de frontera y en
su mayoría estaban supeditadas a los Virreyes en sentido administrativo y en lo religioso a
los Arzobispos de México y Lima; no obstante la designación de los Capitanes era a
discreción del rey.5 Hasta 1549 que se estableció la Real Audiencia de Guatemala con un
territorio de 500 mil kilómetros cuadrados, conformado por las provincias de Honduras,
Nicaragua, Guatemala, Chiapas, Yucatán y Cozumel, con capital en la ciudad
guatemalteca en Santiago de los Caballeros. Dicha ciudad además de ser la cabeza del
Corregimiento del Valle, también era el centro político, económico, social, religioso y
cultural.6 Con ello, autonomía respecto al Virreinato de México, sí se mantuvo
intercambios centralizados con España únicamente a través del puerto de Veracruz. 7 El
objetivo de independizar completamente a las capitanías de los Virreinatos, sino hacerlos
dependientemente del Real Consejo de Indias fue evitar que las villas de las Indias de
Occidente se feudalizaran, generando así sus propios fueros. Con ello, se reafirmó la
suprema Autoridad Real.8

Si bien se pretendía la centralidad de Guatemala, por sobre la de las provincias, la


geografía del Istmo complicaba esta pretensión. Las distancias eran sumamente grandes y
no se desarrolló una buena red de caminos; por lo que había regiones de la Audiencia que
no era posible de acceder en verano. Por lo tanto, cada provincia terminó por crear a lo
largo de 300 años de dominio hispano, una subcultura y modo de vida propio. Asimismo,

2
Carrera Mejía, Mynor, Historia de Guatemala, 2014, p. 34.
3
Bordoña, Perdomo, Ricardo, Guatemala, 2012, p. 59.
4
Íbid., p. 85.
5
Villacorta C., Antonio, Historia de la Capitanía, 1942, p. 26- 27.
6
Bordoña, Perdomo, Ricardo, Guatemala, 2012, p. 76.
7
Íbid., p. 88.
8
Íbid.,p.77.
no existía unos límites claros, sino más bien una gran zona de frontera aún por construir. 9
La sociedad estaba conformada por distintas clases sociales: la “clase alta” de la que eran
parte los hacendados, comerciantes y funcionarios; la “clase media”, donde se ubicaban
los artesanos, agricultores, criollos desplazados, españoles pobres y los aspirantes al
estrato superior; por último, la “clase baja” constituida por indios y ladinos pobres. 10 Éstas
eran las condiciones de Guatemala antes de su independencia.

En 1808 el Ayuntamiento de la Junta Suprema Central envío una comunicación


que contenía los primeros anhelos de libertad expresados oficialmente. 11 Esto fue
consecuencia de las Reformas fiscales establecidas por España.12 Tres años después
estalló en San Salvador un movimiento, que la historiografía salvadoreña señala como,
precursor de la Independencia de la Capitanía General de Guatemala, y un año más tarde
fue descubierta en la ciudad capital, la llamada conspiración de Belén. 13Sin embargo, la
misma historiografía Guatemalteca señala que no existían verdaderos movimientos
independentistas ni una clase política suficiente ni preparada para lograr la transición
hacia la vida independiente, sino que la coyuntura de la Independencia de México les
brindaba la ocasión para lograr la suya.14

La declaración de independencia se logró como consecuencia de la noche del 14


de septiembre de 1821. Esa noche, la capital de la Capitanía fue recorrida por varios
grupos independentistas que buscaban el apoyo popular, al tiempo que se celebraba una
sesión en el Palacio Real para discutir la acción de Guatemala frente a la coyuntura de la
crisis monárquica y una posible independencia. Temerosos de las posibles revueltas del
pueblo (en su mayoría indios) contra la minoría criolla, los hombres reunidos en el
Palacio buscaron una solución rápida para evitar la violencia. Finalmente con el Palacio
rodeado por el pueblo, la opción independentista se impone y el 15 de septiembre de 1821
se redactó, aprobó y firmó el Acta de Independencia de España.15 Sin embargo, al mismo

9
Íbid., p. 96.
10
Íbid.,p. 97.
11
Villacorta C., Antonio, Historia de la Capitanía, 1942, p. 459.
12
Íbid., p.444.
13
Íbid., p. 80.
14
Bordoña, Perdomo, Ricardo, Guatemala, 2012, p. 154.

15
Íbid., p. 143.
tiempo ya había llegado la propuesta desde México de anexarse al naciente Imperio
independiente; así aunque el acta de independencia había declarado la libertad de todas las
provincias que conformaban la Audiencia Real, para entonces Quetzaltenango y Chiapas
ya habían firmado su anexión. 16 Finalmente, para el año siguiente todas las provincias de
Centroamérica, excepto Salvador que se proclamaba parte de Estados Unidos, ya eran
parte del territorio del Imperio Mexicano.

Por su parte la Asamblea Constituyente se compondrá en 1823, para reafirmar la


proclamación de independencia absoluta de España, México y de cualquier otra potencia.
Establecido lo anterior se esperaría generar la cohesión necesaria para proceder a las
consultas expuestas por la Audiencia de Guatemala. De dicha jugada resulta la elección de
funcionarios con categoría para organizar la estadía y proyección durante dos meses, las
figuras de Pedro Molina, Juan Vicente Villacorta y Antonio Rivera Cabezas serán sin
duda las indicadas. Para nos desperdiciar la agilidad de este movimiento político, se
aprovecha a Pedro Molina para determinar la jefatura del estado de Guatemala y secundar
los movimientos para el jefe de estado de San Salvador.17

Los pueblos centroamericanos verán su debilidad bajo el alcance territorial y sus


aspiraciones dentro del juego de naciones americanas. Para ello optaran de manera
continua con la idea ferviente autonomía.18 Centroamérica despreciara con sus actos lo
que representa una Unión Centroamericana, en donde se debe alejar los intereses estatales
por los de la federación encargada del correcto desarrollo de los pueblos. Bajo estos
puntos y de manera lamentable la unión regida por la federación se encontrara condenada
al fracaso y con ello las complicaciones para un mejor prospecto gubernamental
centroamericano. 19

El inicio de una cercanía distante.


En el verano de 1821 las victorias y adhesiones que conseguía el ejército trigarante,
liderado por el coronel Agustín de Iturbide, habían logrado que la emancipación
novohispana se viera como un hecho inminente, retrasada tan sólo mientras se esperaba la

16
Íbid., p. 144.
17
Íbid., p. 147.
18
Íbid., p. 148.
19
Íbid., p. 148.
llegada del nuevo Jefe Político de la Nueva España. Para ese entonces, a pesar de la
cercanía geográfica, la relación entre el Reino o Capitanía General de Guatemala con el
Virreinato de la Nueva España era limitada, pues tanto los intercambios comerciales como
los políticos de la Capitanía, se establecían directamente con los circuitos mercantiles y
autoridades de la península. Sin embargo, las noticias sobre los triunfos trigarantes fueron
tan relevantes en la capital guatemalteca, que sus líderes políticos, apresurados por la
turba, declararon independiente al Reino de Guatemala la noche del 15 de septiembre de
1821. No obstante, la ruptura de los vínculos políticos con la metrópoli no fue un suceso
provocado únicamente por la precipitación del pueblo alborotado, pues en este proceso
hicieron mancuerna, tanto los intereses de la élite guatemalteca como los de los
fundadores del nuevo Estado mexicano en incorporar aquellos territorios a los linderos del
Imperio de Septentrión.20

El ideal de unificar a los territorios novohispanos con los centroamericanos en una


sola entidad política y administrativa, señalando a México como el punto neurálgico
natural de aquella unión no era nueva ni se había gestado en el continente americano.
Desde 1783 el Conde de Aranda había sugerido a Carlos III convertir al virreinato de la
Nueva España en Reino de México, cuya corona habría de ceñirse algún infante de la casa
de Borbón, misma sugerencia que hizo Manuel Godoy a Carlos IV en 1804. Se proponía
que las fronteras del nuevo Estado se extendieran hasta Panamá, provincia que se
mantendría bajo la soberanía española para servir como puerto de comercio.
Posteriormente, Mariano Michelena y Lucas Alamán refrendaron dicha integración
política y administrativa a las Cortes de España en 1820. 21 Por otra parte, el Plan de Iguala
no era explícito en cuanto a los límites de sus fronteras, incluso, la forma en que se
intitulaba “Plan de Independencia de la América Septentrional”, sugería que éstas podían
abarcar todo el septentrión hispanoamericano.

Entre los dirigentes independentistas novohispanos la incorporación de la


Capitanía General de Guatemala representó un factor indispensable para consolidar el
programa político propuesto por el Plan de Iguala. Esto respondía a la preocupación que
levantaba el hecho de que las provincias centroamericanas pudieran mantenerse leales a la

20
Toussaint, Vecindad, 2001, p. 23.
21
Alamán, Historia, T. V, 1942, 516.
Corona, representando una amenaza para las fronteras mexicanas. Por otra parte, si la
Capitanía decidía establecerse como una república tras la ruptura de sus lazos con la
metrópoli, no menos amenazante resultaría su vecindad, toda vez que en la Nueva España
se proyectaba instaurar una monarquía constitucional como sistema de gobierno. Además,
bajo la noción de que una gran extensión territorial denotaba poderío y superioridad, la
integración de Centroamérica al Imperio Mexicano, proyectaría a éste como una potencia
ante el concierto de las naciones.22

En la conformación de un gran Estado independiente a partir de la unión


novohispana y centroamericana, fue especialmente activo el autor del Plan de Iguala, el
coronel Agustín de Iturbide. Desde las primeras misivas que Iturbide intercambió con las
autoridades guatemaltecas reveló el proyecto imperial en el cual se encontraba incluida
Centroamérica. Señalaba que sacudiéndose del madero tan pesado con que la metrópoli
tenia cargados a estos reinos, su enorme extensión, feracidad y riqueza, así como la
ilustración y gran cantidad de habitantes, le destinaban al Imperio un lugar de opulencia
entre las naciones del universo mundo. Manifestaba que la naturaleza había hecho los
límites de Guatemala y Nueva España tan imperceptibles que no podía ser sino la
voluntad divina interviniendo para que ambas porciones se mantuvieran siempre unidas.
Por lo anterior, era justo que México compartiera de su “bondadosa dotación” a
Guatemala, tan olvidada de la memoria real.23

Las dulces palabras de Iturbide perseguían dos objetivos. Además de acrecentar las
fronteras del Estado en ciernes, se buscaba evitar que las ideas republicanas estuvieran tan
cercanas a su puerta. Escribió Iturbide que sólo mediante un vínculo tan estrecho como el
de la fusión en un único Estado podía hacerse frente a las convulsiones intestinas,
rechazando a costa de lo que fuera aquella “manía de las innovaciones republicanas”
herejía heredada de los extraños franceses y que tanto daño podría causar al septentrión de
la América hispana.24 De acuerdo a Iturbide, la monarquía constitucional propuesta en el
Plan de Iguala garantizaría la libertad del pueblo centroamericano, a la vez que le
proporcionaría sólidas bases para impulsar el desarrollo económico, enfrentar las

22
Toussaint, Vecindad, 2001, p. 23.
23
Ibidem, p. 24.
24
Idem.
convulsiones internas y defenderse de las posibles agresiones de potencias extranjeras. A
cambio de que las provincias de Guatemala reconocieran la soberanía del territorio
mexicano sobre aquellos territorios, este último enviaría tropas, plata y otorgaría una justa
representación a los estamentos centroamericanos en el Congreso que se reuniría en la
capital imperial para redactar una nueva constitución. En su adulador discurso, Iturbide
llegó incluso a afirmar que de darse un aumento de población y de prosperidad en
aquellas provincias, éstas podrían separarse del Imperio Mexicano.25

En últimos tiempos, la historiografía ha convenido denominar a los intereses


mexicanos sobre Centroamérica durante el Primer Imperio como Doctrina Iturbide. Lo
anterior se explica por el constante el empeño que Iturbide invirtió en el logro de la
incorporación de las provincias centroamericanas al Imperio Mexicano. Esto no implica
que se atribuya la autoría de dichas estrategias geopolíticas al futuro emperador, pues en
esta formulación estuvieron involucrados también los militares Manuel Mier y Terán y
Vicente Filisola. Asimismo, tanto la Gaceta Imperial como algunos panfletos anónimos
se dieron a la tarea de difundir las ideas de la anexión. La Comisión de Relaciones
Exteriores de la Soberana Junta Gubernativa validó el proceder y las intenciones de
Iturbide tras realizar un análisis sobre la posición del país en el contexto internacional. En
dicho estudio se hacía hincapié en la relevancia de Chiapas por ser un muro para defender
la entrada del rio Grijalva. Además, se señalaba la importancia del Istmo de Tehuantepec
para conectar el comercio entre el océano Pacífico y el Golfo de México. Los postulados
de la Doctrina Iturbide no fueron cuestionados ni siquiera por los más férreos opositores
al Emperador.26

Aunque se trató que la incorporación de Centroamérica al Imperio Mexicano se


diera en los mejores términos de negociación, es imposible negar el carácter impositivo
que las autoridades mexicanas asumieron en la consecución de su objetivo. Pues, incluso
antes de que se firmaran los Tratados de Córdoba, que -en teoría- reconocían la
independencia del Imperio Mexicano, se llevaron a cabo intensivas campañas de
disuasión en Chiapas y Guatemala. Se enviaban emisarios oficiales y espías a difundir

25
Ibidem, p. 25.
26
Ibidem, p. 26-27.
noticias entre las autoridades y, con la ayuda de la prensa, se esparcían rumores de una
posible invasión de las tropas rebeldes mexicanas.27

A pesar de la insistencia mexicana, es importante señalar que la unión de


Centroamérica al Imperio mexicano se hizo en respuesta a los intereses y acciones de la
elite guatemalteca. De hecho, antes de que Iturbide planteara los ofrecimientos
anteriormente detallados, el Plan de Iguala contaba ya con un copioso número de
adherentes entre la población de Guatemala. Lo anterior demostraba que los triunfos de
Iturbide, sumados a los rumores difundidos por sus agentes, habían tenido en Guatemala
el efecto de un ejército marchando en su contra. Por lo que, al encontrarse aisladas de una
metrópoli languideciente, sin recursos monetarios ni militares, las autoridades reales de la
capitanía se vieron entre la espada y la pared. Además, la ocupación de Oaxaca por tropas
trigarantes en agosto de 1821, hizo ver a las autoridades guatemaltecas que resultaría
imposible mantenerse fieles a la Corona cuando se encontraban rodeadas por dos grandes
estados rebeldes. Desde luego, hubo quien se opuso a la idea de la independencia,
principalmente el Arzobispo. Mientras que algunas élites comerciantes, proponían la
creación de una república que aglutinara a las provincias centroamericanas. 28

Sin embargo, la falta de caminos, sus costas vulnerables, la economía pobre, la


gran cantidad de grupos indígenas, muchos de ellos con lenguajes diferentes, hacían que
la idea de forjar un Estado independiente pareciera un sueño. Por otra parte, el Plan de
Iguala ofrecía certidumbre y seguridad a funcionarios y particulares oriundos de península
que vivían en Centroamérica. Aseguraba también el catolicismo, los fueros eclesiásticos y
conciliaba las modernas bondades del sistema representativo con la tradición centralista
de la Monarquía católica. Otorgaba pues a Centroamérica la posibilidad de acceder a la
vida independiente respaldados en lo militar, político y económico por aquella potencia en
que se pretendía convertir la Nueva España. 29

Entre la alcurnia que apoyaba los planes iturbidistas se encontraba la familia


Aycinena, que además aglutinaba a ambiciosos miembros de la oligarquía guatemalteca.
La adhesión de estas oligarquías al Plan de Iguala es perfectamente congruente con las

27
Ibidem, p. 29.
28
Ibidem, p. 28.
29
Ibidem, p. 32.
luchas autonomistas y constitucionales que emprendieron en la península a favor del
Reino de Guatemala durante la reunión de las Cortes de Cádiz. Dichas élites trataron de
impulsar a las autoridades del Ayuntamiento de Guatemala a declarar la independencia en
favor de la unión con el Imperio de Septentrión. Sin embargo, la oposición del Arzobispo,
que esgrimió argumentos en favor de España, así como de quienes se inclinaban por la
república como forma de gobierno, evitó que desde el 15 de septiembre de 1821
declararan su anexión al Imperio mexicano. En cambio, se acordó el establecimiento de
un congreso que decidiría el rumbo futuro del Reino.30

No obstante, la demora de las autoridades capitalinas en jurar el Plan de Iguala, fue


tomada en ventaja por las élites provinciales guatemaltecas, que desde tiempo atrás
guardaban rencores contra la capital del Reino. De manera individual fueron abrazando la
bandera tricolor, por lo que la unidad interna de la Capitanía se había marchitado para
siempre. No tardó en aparecer una oleada de pronunciamientos separatistas, en los que la
antigua capital fue duramente repudiada. El primer territorio en anexarse fue Chiapas,
argumentando que su comercio siempre había sido con las provincias novohispanas de
Oaxaca, Puebla y Veracruz compartiendo con éstas sus usos y costumbres:

“Chiapas ha estado bajo el gobierno guatemalteco como tres siglos, y en todo este tiempo
no ha prosperado. […] La provincia de Chiapas todo su comercio lo tiene con las
[provincias de Oaxaca, Puebla y Veracruz] del Imperio; en ellas expande sus ganados,
azúcar y demás producciones del país […] Las de Puebla, Oaxaca y demás son casi
iguales en uso y costumbres […] Las provincias del Imperio son las que enriquecen ésta
por la articulación del comercio que hay entre unas y otras” 31

Tras una consulta a los partidos integrantes de Honduras y Nicaragua, el 12 de


octubre de 1821, éstas siguieron la pauta de Chiapas y declararon su anexión al Imperio
Mexicano con la cláusula de quedar sujetas a la capital mexicana y no a Ciudad de
Guatemala. En enero siguiente las autoridades de San Salvador tomaron igual decisión.32

El 27 de noviembre de 1821 en la Junta del Reino, el Capitán General de


Guatemala leyó un oficio firmado por Iturbide que conminaba a las autoridades
guatemaltecas a sumarse al imperio y anunciaba la marcha de un contingente militar

30
Ibidem, p. 31.
31
Ibidem, p. 33.
32
Ibidem, p. 35.
hacia Guatemala. La junta consultiva que se estableció después del 15 de septiembre de
1821, por iniciativa del Marqués de Aycinena decidió cancelar el Congreso
centroamericano y realizar una consulta general a la población por medio de los cabildos.
En la consulta, con el interés de restablecer el orden, ganó la opción de unirse al Imperio,
por lo que la Junta Consultiva sancionó la anexión al Imperio mexicano el 5 de enero de
1822. En la Ciudad de México se celebró con un repique general de campanas, salvas de
artillería y un Te deum la extensión de las fronteras imperiales hasta Panamá sin
necesidad de un solo muerto.33

Vicente Filisola: Capitán General

Bajo la bandera de una nueva esperanza y con el interés por forjar un gobierno de orden
para el beneficio del imperio, Vicente Filisola sería el personaje indicado por Agustín de
Iturbide para concretar la campaña diplomática en los territorios centroamericanos. Este
militar español ingresará al ejercito de su católica majestad en 1804 y será mandado a
servir dentro de Nueva España en 1811 ante la incertidumbre de los levantamientos de
independencia. Al tratar con las ideas de Agustín de Iturbide, Vicente Filisola quedaría
encantado con el proyecto imperial y se uniría a las filas bajo la promoción del Plan de
Iguala, sin duda esta adhesión al plan le sería favorable cuando es elevado por manos del
emperador al cargo de brigadier general.

El plan de Iguala o Acta de independencia del América Septentrional tendría ciertos


objetivos particulares para el proyecto mexicano, cómo establecer la unión de todas las
clases sociales que llevarían a considerar la integración de Centroamérica. En palabras de
Rafael Vázquez, para el imperio mexicano la incorporación de las provincias
guatemaltecas será considerada una consecuencia lógica y obligada de la ruptura con la
metrópoli peninsular.34 Sin embargo la unidad de México y Guatemala no fue una realidad
colonial y para contrarrestar esto el mismo Iturbide buscara por medio de la diplomacia
las formas para integrar a la capitanía de Guatemala y sus colindantes en el imperio
mexicano, esto se expone de sus siguientes palabras:

33
Ibidem, p. 38.
Toussaint, Mónica, Vecindad y diplomacia. Centroamérica en la política exterior
34

mexicana. 1821-1988,2001, p.23.


“El Reino de Guatemala estaba en cierto modo separado de México, pero comprendidos
ambos en un mismo continente y siendo el segundo el que daba su importancia al primero y
lo hacía existir para España, sus mutuos intereses exigen su reunión bajo el plan general
que se adopte de común acuerdo en las Cortes o Estados generales que muy en breve
deberán congregarse en la capital del Imperio”.

Por el otro lado la elite guatemalteca vera con buenos ojos los objetivos del Plan de Iguala
y sus resultados imperiales, y bajo esta intensión Mariano Aycinena un criollo de buena
posición en la capitanía buscara realizar un movimiento oficial de anexión al imperio. 35
Para Centroamérica el acceder a una anexión con México representaba un respaldo en
materia de seguridad militar, un desarrollo político y sobre todo una oportunidad a largo
plazo para conseguir una autonomía.

Sin embargo, no solo los anexionistas se encontrarían presentes en la situación


centroamericana patrocinada por la familia Aycinena, también existieron negativas para el
rompimiento con la metrópoli peninsular y varios personajes, entre ellos el arzobispo de
Guatemala y los miembros del ayuntamiento se opusieron al comentar que las ideas de
contrarias a la península debilitaban su objetivo como reino incurriendo en la ilegitimidad.
Dentro de este amplio espacio de posturas sobre el destino centroamericano también se
encontraron posturas que guiaban el destino a una solución republicana, entre las
cabecillas se cuenta con Francisco Barrundia, Pedro Molina y José Matía Delgado.El
movimiento republicano en Centroamérica agilizaría la situación en Guatemala para la
anexión con México, propuesta el 15 de septiembre de 1821.36 La situación del gobierno
imperial para optar por una decisión favorable tardaría, llevando al cause anexionista a un
desgaste debido a soluciones que no parecían inmediatas. Para la encrucijada de los
movimientos de anexión o independencia republicana tendríamos respuestas de zonas
como Chiapas, que negarían su unión con Guatemala y precederían directamente a la
unión y establecimiento comercial con México y su capitanía en la zona de Puebla.

La justificación chiapaneca en palabras de uno de sus colaboradores más importantes


Manuel Ramírez es la siguiente:

35
Íbid, p.32.
36
Filisola, La cooperación de México en la independencia de Centroamérica, 1911, p.20.
“Chiapas ha estado bajo el gobierno guatemalteco como tres siglos, y en todo este tiempo
no ha prosperado, Guatemala jamás ha proporcionado a esta provincia, ni ciencias, ni
industria, ni ninguna otra utilidad, y si la ha mirado con mucha indiferencia. La provincia
de Chiapas todo su comercio lo tiene con las del Imperio; en ellas expande sus ganados,
azúcar y demás producciones del país. Las de Puebla, Oaxaca y demás, casi son iguales
en uso y costumbres con la de Chiapa, en ningún caso tiene analogía ésta con Guatemala.
Las provincias del Imperio son las que enriquecen ésta por la articulación del comercio
que hay entre unas y otras”.37

Con estas premisas Chipas buscaba no volver nunca al dominio guatemalteco, y sin
dudarlo otros territorios decidieron seguir el ejemplo chiapaneco para mayor desarrollo y
estabilidad, estos serían los casos de Honduras y Nicaragua en sus respectivos momentos.
Los puntos expuestos por Chiapas, Honduras y Nicaragua, tratarían de ser apoyados por el
gobierno imperial y estos reiterarían su fidelidad al plan de Iguala, siempre y cuando su
desarrollo no se encontrara bajo la administración de Guatemala.

También existieron provincias disidentes al gobierno guatemalteco que no podrían


realizar lo presentado por Chiapas, esos casos de fallo en la autonomía de Guatemala
corresponden a los territorios de Hereida en Costa Rica, Santa Rosa en Honduras y
Masaya en Nicaragua.

La solución del imperio mexicano a estos problemas será mandar a un emisario que
transmita a las autoridades de Guatemala la necesidad de unirse al plan de Iguala de
manera diplomática y por sino accedían ya se encontraba un contingente militar en las
fronteras de Chiapas para hacer entrar en razón la anexión propuesta. 38 Para este hecho se
realizará una consulta general a los pobladores por medio de los ayuntamientos y se
expondría a la consulta el oficio de Iturbide y la anexión al Imperio.Ante todo, este
panorama se enfrentaría el Brigadier Vicente Filisola y sería enviado por Agustín de
Iturbide para contrarrestar el desorden y promover atreves deflores y garrote la anexión
centroamericana. Po lo tanto la regencia en Guatemala buscaba solucionar las divisiones y
evitar la repartición de justicia, por parte del enviado del llamado emperador.

Los pueblos rebeldes a la capitanía guatemalteca acudirían a la Figuera del brigadier para
poder agilizar la situación con el Imperio y evitar los enfrentamientos con sus vecinos.

37
Filisola, La cooperación de México en la independencia de Centroamérica, 1911, p.37.

38
Íbid, p.46.
Para un militar como Vicente Filisola el panorama parecía un total caos donde cada quien
se cree con la autoridad de justicia, como estratega, el brigadier patrocino 300 de sus
efectivos a Quetzaltenango y el resto daría resguardo en la cabecera chiapaneca. Por
consiguiente, el brigadier enfrentaba el problema de poder guatemalteco y se insertaba en
su interés el aplacar los levantamientos republicanos en el salvador, por órdenes precisas
de Agustín de Iturbide.

Con la pacificación de la zona centroamericana Filisola podrá fungir como enlace entre
las provincias centroamericanas y el imperio mexicano. Este movimiento lo aprovecharon
las elites guatemaltecas representadas por la familia Aycinena, ya que de esta manera su
plan anexionista revaloraba sus intereses políticos y económicos en esta nueva elite
imperial. El avance de Filisola dará como resultado su nombramiento de capitán general
en los territorios guatemaltecos, a pesar que ese no era el plan trazado por los estrategas
imperiales.

Dentro de la historiografía guatemalteca la figura del brigadier Vicente Filisola no es muy


bien vista y debido a esto se le considera como el enviado del tirano. 39La llegada de
Filisola a Centroamérica y su unión con las elites guatemaltecas hará que cambie de
rumbo las relaciones de anexión, es decir, después del caso chiapaneco el intento del
Salvador y las exigencias de Honduras, la idea de ingresa cada provincia por separado al
Imperio de México no será viable. La nueva propuesta guatemalteca tendrá como objetivo
el restablecimiento de la capitanía para mantener el orden y ser favorables a los intereses
mexicanos.

El dilema del brigadier consiste en mantener el orden y restablecer las bases del “antiguo
pie centroamericano” (volver el control de la Ciudad de Guatemala a las ciudades
disidentes). Al mismo tiempo las provincias disidentes verán estas decisiones como una
traición, pues confían en el Imperio en tanto los aleje de Guatemala. Lamentablemente
para las provincias contrarias a Guatemala, la visión de restaurar la capitanía brindaba la
seguridad necesaria para el imperio, y con esto se iniciaría el proyecto de gobernabilidad
propuesto en la doctrina Iturbide. Sin querer se presentará unas semanas después la
sublevación de Veracruz por parte de Antonio López de Santa Anna en el Plan de Casa

39
Íbid, p.48.
Mata, con ello la preocupación de Filisola se dividía entre los actos de traición a la figura
del emperador y los levantamientos republicanos por parte de los salvadoreños.40

La guerrilla en el salvador demuestra que el brigadier Vicente Filisola tendrá una gran
visión en el conflicto al evitar saqueos de parte de los guatemaltecos, al igual que la
libertad de ciertos jefes republicanos, sin duda esto iba demostrando el carácter con el que
se quería forjar el Imperio. Lamentablemente para los partidarios de Iturbide su gobierno
caería unas semanas después de la victoria contra los republicanos en Centroamérica. Al
frenar el gobierno imperial de Iturbide, Filisola quedaría en un limbo de poder donde
entraría la duda por seguir en Guatemala o regresar a México como un hombre de
confianza al antiguo emperador. Durante este proceso golpista, Filisola sería incitado por
el gobierno mexicano a dejar las hostilidades con las provincias centroamericanas, liberar
a los prisioneros políticos y convocar a elecciones que permitieran la continuidad o salida
al de los centroamericanos en lo que surgiera para México. Vicente Filisola se mantendrá
en Guatemala por la ratificación de su puesto por parte de Alamán y únicamente saldría
hasta que se decidiera el futuro por medio de manera legítima. 41El fin de Filisola como
representante mexicano se tendría el 1 de Julio de 1823 con la proclamación de la
independencia de las Provincias Unidas de Centro América, transformando el Congreso
de Consulta Imperial en Asamblea Nacional Constituyente, será hasta el 3 de Agosto de
1823 que el brigadier salga de Guatemala con un futuro indefinido por las circunstancias
en México.

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