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Proyecto de Vida

Un proyecto es un plan que se idea, para poderlo realizar. Un proyecto de vida se refiere a la definición
de un plan de lo que se desea hacer en la vida. Es una idea que toda persona diseña, con el fin de
conseguir uno o varios propósitos para su existencia, en otras palabras, se asocia al concepto
de realización personal, donde lleva a las personas a definir conscientemente las opciones que puede
tener para conducir su vida y alcanzar el destino que se propone.

Qué es un proyecto de vida


La definición de proyecto de vida es plantearse una intención o un plan, el cual desarrollará un individuo
como dueño de su vida y de cómo éste desea vivirla. Estos proyectos son elaborados en un orden vital de
prioridades, valores y expectativas.

Lo importante de lo que es un proyecto de vida radica en que, la meta planteada por la persona, sin
importar si se logra en la fecha prevista o no, es un reto, una constante búsqueda de crecimiento, una
mirada hacia el futuro que aportará beneficios y desarrollo personal.

Un proyecto de vida le da un por qué y un para qué a la existencia humana. Y con eso, le otorga sentido
al presente, porque de alguna manera se vive del presente, pero sin perder de vista que el futuro se
construye día a día.

Cuando se finalizan fases importantes en la vida; por ejemplo, acabar la secundaria o la universidad, llega
el momento de decidir qué hacer con nuestras vidas. Decidir por uno mismo, es un paso muy trascendental
ya que implica tomar las riendas de la vida personal y asumir las consecuencias de dichas decisiones (ser
responsable).

Asimismo, un proyecto de vida debe contemplar tres aspectos fundamentales: visión, misión y metas.

La visión
En un proyecto, está representa la imagen del futuro que
se desea lograr, tambien indica a dónde se quiere llegar y
cómo seremos cuando lleguemos. Esto incluye objetivos,
aspiraciones, esperanzas, sueños y metas.

La misión
Es la forma de llegar a la visión a lo largo del tiempo, son las actividades que se van a realizar para
concretar la visión.

Las metas
Son las realizaciones concluidas en el tiempo de lo que la persona se ha propuesto como proyecto de vida.
Por otra parte, la formación que se recibe en el ambiente familiar, social y cultural influye en la
definición de un proyecto de vida. Para tener claro cómo hacer un proyecto de vida, es importante
reflexionar acerca de la vida actual (quién soy, cómo soy, qué hago, etc.) y ubicarnos en el futuro
planteándose fines a uno, cinco, diez, o treinta años (quién seré, como seré, qué quiero hacer, etc.).

Un proyecto de vida no se agota en el estudio, hay que tomar en cuenta deseos a nivel afectivo, social,
familiar y laboral tales como pareja, profesión, familia, lugar y tipo de vivienda, número de hijos,
valores, salud integral, entre otros.

Hay que destacar que todo proyecto de vida presenta fortalezas como también debilidades. Entre las
fortalezas se encuentran las actitudes y valores como el amor, amistad, autoestima, respeto,
responsabilidad, optimismo, disciplina, etc. Y las debilidades están relacionadas con los antivalores como
irresponsabilidad, indecisión, indisciplina, pesimismo, etc., que poco a poco con el tiempo nos van
invadiendo.

Para qué sirve un proyecto de vida


Un proyecto de vida sirve esencialmente para mostrar a la persona de donde viene, lo que ha transcurrido
a lo largo de su vida y permitirle trazarse una meta o propósito sobre lo que desea para el futuro.

Al realizar un proyecto de vida, el individuo no sólo se plantea metas, las cuales desea lograr, sino
también estrategias a seguir para conseguirlas. Es importante tener claro los pasos para lograr un objetivo
planteado, ya que es la mejor manera de poder llegar a obtenerlo.

Un ejemplo de proyecto de vida, es plantearse entrar en la universidad, esto se debe proyectar de una
manera clara, mediante los pasos y las actividades que se deben realizar para ser admitido en la carrera
deseada, como pueden ser, promedio académico, exámenes previos, los estudios económicos y lograr
becas disponibles.

Una definición un proyecto de vida, es el autoconocimiento, es decir, cuando un individuo se plantea


metas o proyectos a futuro, debe partir desde el contexto de sus habilidades y valores personales.

Además, cuando se proyecta el futuro se debe explorar, los gustos, deseos y aspiraciones, ya que es una
experiencia que permite la conexión o la vocación de cada ser humano.

Cómo hacer un proyecto de vida


Para realizar un proyecto y alcanzar los objetivos trazados, es necesario definir las metas. Se debe iniciar
escribiendo las mismas, a través de la elaboración de una lista, luego comenzar a definir qué se desea
conseguir en la vida y visualizar el futuro. A continuación, los pasos más importantes para realizar un
proyecto de vida:

 Reflexionar: se debe pensar de una manera clara, cómo está tu vida y que deseas cambiar y a
dónde quieres llegar a partir de ese momento. Se debe tener en cuenta los aspectos de la conducta
como son, lo religioso, social, intelectual y cultural. De ser necesario, aumentar los objetivos y
cada vez que uno de estos se vaya logrando, eliminarlo de la lista y seguir anotando nuevas metas.
 Pensar con optimismo y confianza en ti mismo: se debe realizar cambios en la manera de
pensar y así, poder ver la situación con más optimismo y más objetividad. Observar las cosas
buenas en las malas y enfrentar la vida y sus inconvenientes como retos y no como
obstáculos. Pensar de manera positiva, que todo saldrá bien y con la confianza de lograr los
objetivos.
 Comprender el proceso y visualizar tus ideas: asimilar la importancia de un proyecto de vida, te
permitirá expresar tus ideas, metas, sueños, objetivos y deseos. Debes crear un proyecto, claro,
sólido y fuerte.

Ejemplos de Proyectos de Vida


Algunos ejemplos de proyectos de vida son:

 Casarse con la persona que se ama y tener hijos, es uno de los proyectos de vida más común en las
personas.
 El proyecto de vida de un estudiante es ser un gran profesional, con estabilidad emocional y
económica en la vida.
 Una vida profesional exitosa y lograr reconocimientos.

¿Por qué necesito un proyecto de vida?


Tener mi proyecto de vida desde una temprana edad, me permite aprovechar todos los recursos que la vida
nos ofrece a lo largo del camino. De esta manera llegaré más fácil a las metas trazadas.

Un proyecto de vida nos proporciona lineamientos lógicos


y claros de comportamiento, las tácticas de planeación,
toma de decisiones y organización que podremos utilizar
tanto en el presente como en el futuro.

Existen muchas razones por las que es útil un proyecto de


vida, pero la más importante, es que le da sentido a
nuestra vida, y nos permite tener motivos, metas, anhelos
y razones para seguir viviendo y para enfrentar las
adversidades que se nos puede presentar cotidianamente.

Bibliografía

Adrián, Yirda. ( Última edición:6 de noviembre del 2019). Definición de Proyecto de Vida. Recuperado
de: https://conceptodefinicion.de/proyecto-vida/. Consultado el 20 de marzo del 2020

Fuente: https://conceptodefinicion.de/proyecto-vida/
Proyecto de vida: ¿qué es y cuáles son sus
elementos más importantes?
Te explicamos cómo elaborar un proyecto de vida y
sus aspectos cruciales.
Todas las personas debemos enfrentarnos, en algún momento de la vida, a situaciones que
suponen un reto adaptativo. Tales instantes pueden parecer fragmentados, separados por el
interludio de la cotidianidad.
No obstante, una mirada más detallada nos muestra los lazos invisibles que los mantienen unidos
a un panorama amplio y congruente, que supone la experiencia misma de ser en el mundo. Esta
relación tácita da sentido al proyecto personal que cada uno de nosotros traza para su propia
existencia, como un hilo conductor que moviliza los esfuerzos y que dota a cada acto de un valor
trascendente.
En este artículo hablaremos sobre qué es el proyecto de vida, entendiéndolo como el guión
flexible que cada cual prevé para el tiempo del que dispone, y que redunda en la congruencia
entre lo que se es y lo que se hace.

Qué es un proyecto de vida


Un proyecto de vida puede definirse como un plan fundamental para la existencia. En su
elaboración deben considerarse una serie de variables, tales como necesidades u objetivos, que
pueden coincidir o no con las expectativas que el entorno depositó sobre nosotros. Un proyecto
de vida es una labor en construcción permanente que sigue cierta continuidad, pero adaptada a la
situación de cada momento.
Los proyectos de vida movilizan la acción y la posicionan en una dirección particular basada en
metas significativas, integrando los valores con las legítimas aspiraciones personales. Se erige
como un proceso que no se adhiere a una secuencia estática, pero que se extiende a lo largo de los
años y alberga una intención o propósito claros. Es un camino plagado de satisfacción, pero que
también permite la posibilidad de trastabillar.

Por qué es importante un proyecto de vida


Un proyecto de vida es esencial, en primer lugar, porque está dirigido a una de las más
elementales necesidades del ser humano: la autorrealización. Este proceso prioriza lo
importante ante lo accesorio, identificando las decisiones que dotan de sentido al modo en que se
vive. Esta distinción se lleva a cabo en el contexto de un plan de acción claro, que diluye la
ambigüedad a la que nos expone la convulsión general del entorno.
Los proyectos de vida también contribuyen a la construcción de la identidad, puesto que una
persona es en gran parte aquello a lo que dedica su tiempo (sus actos). A través de este análisis
podemos determinar qué acciones son congruentes con un sentido más profundo de quiénes
somos, en lugar de implicarnos erráticamente en una miríada de actividades que no guardan
conexión alguna con nuestros valores o necesidades.
Asimismo, los proyectos de vida potencian la llamada motivación intrínseca, que mantiene
nuestro esfuerzo al margen de los incentivos externos (económicos, sociales o de otro tipo). Dado
que permite determinar qué propósitos son significativos para nosotros a largo plazo, es mucho
menos probable que cedamos al hastío cuando surjan obstáculos que impidan o dificulten su
consecución inmediata.
Por último, el proyecto de vida nos permite pertrecharnos de un mayor autoconocimiento, pues su
diseño implica una exploración atenta del cómo y del porqué. Esta búsqueda, que tiene un
importante componente introspectivo, suele pasar desapercibida para las personas que se enrolan
en un cúmulo desbordante de acciones que las alienan de sí mismas. Viktor Frankl etiquetó el
malestar que surge en esta circunstancia como depresión noógena, esto es, la zozobra emocional
ante la pérdida de sentido.
Seguidamente ahondaremos en los aspectos básicos sobre los que debería ser sustentado un
proyecto de vida.

Cuáles son sus aspectos fundamentales


Planteamos cinco elementos fundamentales para el diseño de un proyecto de vida, cuyo análisis
debe elaborarse en paralelo: realidad, necesidades, objetivos, valores y aplicación. Todos ellos
están interconectados, y no deben entenderse como realidades independientes.

1. ¿Cuál es mi realidad en estos momentos?


Aunque las coordenadas del proyecto de vida puedan sugerir que se ubica en algún punto del
futuro, lo cierto es que deben sostenerse en la realidad del presente tal y como es. Esta realidad
es el cimiento a partir del cual deben considerarse todas sus dimensiones básicas. De lo
contrario, podemos perdernos ante la incompatibilidad entre aquello que deseamos conseguir y el
marco objetivo en el que nos encontramos.
Una de las características de la vida es que está sometida a cambios incesantes, a veces
impredecibles, por lo que no es lógico pensar que un plan de acción podrá aplicarse siempre del
mismo modo en el que fue originalmente concebido. Los recursos físicos, las personas que nos
acompañan e incluso lo que somos en nuestro fuero interno, están sujetos al fluir perenne en el
que se mecen todas las cosas. El cambio es, pues, la única constante.
Nuestro proyecto personal de vida debe estar indisolublemente conectado al momento ante el
cual se despliega, asumiendo matices a lo largo del tiempo pero manteniendo siempre su esencia.
Este propósito debe ser una parte más de la identidad, y al igual que esta varía sin que perdamos
de vista quiénes somos en realidad, nuestro propósito también ha de hacerlo. Es flexible, pero
resistente. Pese al vaivén del cambio, siempre tendrá sentido.

2. ¿Cuáles son mis necesidades?


La identificación de las propias necesidades es un proceso difícil, porque con frecuencia
hemos llegado a confundirlas con lo que en realidad son
deseos. Aunque pudiera parecer que la diferencia entre unas
y otras es solo una cuestión gramatical, el incumplimiento
de cada una de ellas supone consecuencias diferentes: si no
se satisface una necesidad caemos en la desesperación,
mientras que si se impide un deseo la emoción resultará
más fácilmente gestionable (fastidio, por ejemplo).
Las necesidades más básicas del ser humano son las
fisiológicas y las que nos proporcionan seguridad, pues
ambas son esenciales para la supervivencia. A partir de este
punto podemos encontrar las de afiliación, a través de las
que estrechamos lazos con personas que nos permiten encontrar un espacio social para el
desarrollo. Por último, en la cima misma de la pirámide que el propio Maslow concibió, se alzan
las que son únicas de nuestra especie: la satisfacción y la autorrealización (ambas vinculadas a un
adecuado plan de vida).
Detectar las necesidades implica reconocer lo que realmente es perentorio para satisfacer
cualquiera de estas dimensiones, puesto que de lo contrario se trataría únicamente de un deseo.
La capacidad para discriminar entre ambas cosas es clave, pues evita introducir metas ilusorias
para nuestra vida, que ocupan mucho tiempo y no producen satisfacción.

3. ¿Cuáles son mis objetivos?


Un objetivo es una meta que consideramos importante en lo personal, según la situación
actual y las necesidades percibidas. Es común que los objetivos no se definan de una forma
precisa, por lo que se proyectan resultados deseables pero se desconocen las acciones que
facilitarán su logro (o las herramientas de las que habrá de proveerse). Identificar con claridad
qué queremos conseguir es el primer paso para actuar congruentemente con ello.
Otro problema que podemos encontrar es la construcción de objetivos demasiado grandes, los
cuales precisarán de un tiempo o esfuerzo excesivo, asumiendo con ello un riesgo alto de ceder
en nuestro intento por alcanzarlos. Lo más eficaz en estos casos es descomponer el objetivo en
pasos asequibles a corto plazo; de manera que cada avance nos acerque más a la meta última
prevista, se obtengan refuerzos periódicamente y se aumente la sensación de autoeficacia
(creencia de que soy capaz de lograrlo).

4. ¿Cuáles son mis valores?


Los valores constituyen el posicionamiento que la persona asume sobre aspectos clave para
su vida, y cuyo peso es muy superior al que puede atribuirse a la opinión. Los valores se
imbrican en múltiples áreas de lo cotidiano, y son uno de los motivos más elementales por los
que las personas asumen un compromiso sólido y duradero. Así, un análisis de nuestras
convicciones más profundas permitirá esbozar un plan de vida que sea coherente con ellas, lo que
reportará un sentido de congruencia.
Cuando las personas llevan a cabo algo que atenta
contra sus valores, se produce una disonancia
cognitiva : una confrontación difícil entre lo que
consideramos correcto y el modo en el que
actuamos, la cual puede llevar a la culpabilidad y a la
angustia. No es infrecuente que las personas que
actúan oponiéndose a sus valores se sientan
realmente mal por ello, lo que supone una sensación
de pérdida a medio y largo plazo.
Este hecho suele obedecer a la asunción de valores
que realmente no son nuestros ni los vivenciamos como si lo fueran, sino que han sido impuestos
por terceros durante nuestro desarrollo individual. En este caso, es posible que la dirección de
nuestra vida cumpla las demandas del entorno social, mientras que las nuestras pasan a un
doloroso segundo plano. No es sencillo detectar esta circunstancia, que a menudo se vive como
una suerte de vacío existencial.
5. ¿Cómo puedo proceder?
En el momento en el que se clarifican todos los pasos precedentes, la persona está en mejor
disposición de elaborar un plan de vida adecuado, el cual debe reunir las siguientes características
fundamentales: ser respetuoso con el estado actual de las cosas, cubrir las verdaderas
necesidades, estar compuesto de logros asequibles y coincidir con nuestros valores. Con todo
ello, estaremos dispuestos no solo a diseñarlo, sino también a ponerlo en marcha.
Cualquier plan de vida está confeccionado por pequeñas cosas, cuyo efecto acumulativo es el
que lo encauza hacia las grandes gestas, que se atisban tras la línea del horizonte como una
promesa resoluble. Es importante persistir en nuestro esfuerzo y ser flexibles ante los cambios
que surjan, pues un proyecto de esta envergadura está sometido a la evolución de las necesidades
de cada etapa del ciclo vital.
Por último, es también importante aprender a renunciar. La vida está sujeta a encuentros,
reencuentros y pérdidas; y todas ella deben ser integradas en el pentagrama sobre el que discurre.
Renunciar a aquello que nos duele, o que nos impide avanzar, puede ser tan difícil como
encontrar lo que nos hace felices.

Referencias bibliográficas:

 Barbosa-Martínez, R., Ramírez-Aranda, J.M., Salazar, B. y Benavides-Torres, R. (2017). Life


Project for Adolescents: A Concept Analysis. International Journal of Social Science Studies, 4(5),
31-37.
 Rojas, A. y Suárez, A. (2017). Life Project: Perceptions and Experiences Associated with the
Welfare Students in Virtual Mode. Procedia, Social and Behavioral Sciences, 237(21), 150-156.

Fuente: https://psicologiaymente.com/psicologia/proyecto-de-vida

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