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AFRONTAMIENTO Y DUELO
ACTIVIDAD ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
SEMINARIO PSICOSOCIALES
DINÁMICA GRUPAL
En ese momento, yo tenía ocho años. Pese a los años transcurridos desde entonces y que no
se ha vuelto a repetir, tengo un recuerdo vívido de la situación. El cúmulo de una serie de
sucesos negativos fueron el desencadenante que provocó dicha experiencia.
Recuerdo el momento en el que fui consciente de que había un problema y que tenía que
hacer todo lo posible por tratar de solucionarlo. Como no disponía de todos los recursos
necesarios, ni físicos ni psicológicos, acudí a otro familiar de confianza, con quien me puse en
contacto por teléfono para contarle la situación.
Mientras yo estaba al lado de la persona que necesitaba ayuda urgentemente, sin saber muy
bien qué hacer aparte de no dejarla sola, el familiar con el que hablé acudió lo más rápido
posible al domicilio en el que nos encontrábamos y solicitó que acudiese una ambulancia.
Una vez llegaron los servicios sanitarios, examinaron a la persona afectada para saber cómo
actuar y se la llevaron al hospital, donde supieron enmendar lo ocurrido y salvarla.
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Seminario “Afrontamiento y duelo”
Este suceso traumático provocó en mí una sensación absoluta de impotencia, agobio y temor,
ya que me encontraba a solas con un familiar querido y no sabía cuál era la forma correcta de
actuar y gestionarlo.
No tengo claro cuál era la emoción que predominaba sobre las demás, pero sí sé que no
estaba dispuesta a rendirme. Me armé de valor y fuerza, cualidades que me sirvieron para no
desesperar y evitar pensar en los posibles escenarios que podían darse.
Atribuyo a la adrenalina del momento el no tener tiempo para desahogarme, solo para actuar
y buscar ayuda lo más rápido posible. Aunque después sí me invadió una profunda tristeza y
desconcierto, puesto que no era capaz de entender cómo y porqué la persona en cuestión
había llegado a tal punto en el que no veía otra salida que quitarse su propia vida.
Otra de las fases por las que pasé, ya posterior a la experiencia, fue la ira y la rabia. Me sentía
de esta forma porque lo veía como si mi familiar me estuviese abandonando y no pensase en
las personas que le querían. Consideraba aquello prácticamente como una traición, algo de lo
que no estoy orgullosa puesto que después comprendí que su salud mental estaba realmente
dañada y perjudicada.
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Seminario “Afrontamiento y duelo”