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La emisión de la

moneda
LA MONEDA EN ESPAÑA s. XVIII
En el siglo XVIII en España no ocurren novedades importantes en el sistema monetario.
Los Borbones, a pesar de sus esfuerzos no lograron reducir la inflación, se producían las
devaluaciones carolinas y se reducía la ley de las nuevas monedas.
Carlos III emitió una gran cantidad de papel moneda en forma de Títulos de Deuda
Pública ' Vales Reales'.
En 1782 se creó el Banco Nacional de San Carlos, antecesor del actual Banco de España.
 
Carlos III 'El Pretendiente' acuño monedas de oro: Escudo, 2 Escudos y 4 Escudos.

Monedas de plata: Real - Croat -


Dieciocheno, 2 Reales y 8 Reales.

Monedas de cobre: Dinero y Ardite.
 
Felipe V acuño monedas de oro: 1/2 Escudo, Escudo, 2 Escudos, 4 Escudos y 8 Escudos.

Monedas de plata: 1/2 Real, Real, 2 Reales, 4 Reales y 8 Reales.


Monedas de
cobre: Dinero, Maravedí, Dobler, 4
Cuartos, Treseta, 2 Maravedis, Seiseno, 4
Maravedis y 8 Cuartos.

 
 
Luis I acuño monedas de oro: 2 Escudos, 4 Escudos y 8 Escudos. 
Monedas de plata:
1/2 Real, Real,
2 Reales, 4 Reales y
8 Reales.

Moneda de cobre: Treseta.
 
 
Fernando VI acuño monedas de oro: 1/2 Escudo, Escudo, 2 Escudos, 4 Escudos y 8
Escudos.

Monedas de plata: 1/2 Real, Real, 2
Reales, 4 Reales y 8 Reales.

Monedas de cobre: Maravedí, 1/2 Cuarto, Cuarto, y Ardite.


 
 
Carlos III acuño monedas de oro: 1/2 Escudo, Escudo, 2 Escudos, 4 Escudos y 8 Escudos.
Monedas de
plata: 1/2 Real, Rea
l, 2 Reales, 4
Reales y 8 Reales.

Monedas de
cobre: Maravedí, Cornado, Barrilla, Octavo, Cu
arto, 4 Cornados, 2 Maravedis, 4 Maravedis y 8
Maravedis.
La nueva España
Durante todo el siglo XVIII la producción de metales preciosos se incrementó por la
revitalización de viejas explotaciones y el descubrimiento de otras nuevas, y su
crecimiento tuvo un efecto dinamizador de los demás sectores productivos. A ello se unió
que la población prácticamente se dobló entre 1742 y 1810. A principios de este siglo, el
virreinato tenía cerca de quinientos reales y realitos, con unas tres mil minas activas.
Reino de la nueva España a principios del siglo XIX
En la primera década del siglo, Nueva España producía la mitad de los ingresos
tributarios de toda la Corona, y al final del mismo las 2/3
partes. Los ingresos fiscales tuvieron un crecimiento continuo,
alrededor de un 1,75% anual, salvo en los quinquenios 1721 a 25
y 1736 a 1740, siendo los incrementos más importantes los que
se produjeron entre los años 1781 a 85 y 1806 a 10, en los que la
tasa llegó al 4,4% anual, debido a una creciente presión fiscal
que impulsó el malestar contra la Corona.
Los nuevos impuestos supusieron un profundo cambio en el
sistema impositivo virreinal, dado que si antes de 1780 las contribuciones formaban la base
de las rentas reales, después de este año la miscelánea de guerra y los préstamos forzosos y
voluntarios pasaron en veinte años a suponer el 65% de los ingresos. Si bien este cambio
permitió un brusco incremento de los ingresos, desalentó la inversión y condujo a la
caída de la producción monetaria.
La tesorería de Nueva España era la encargada de sostener el mantenimiento de las
defensas y los presidios dependientes del virreinato en el Caribe, las provincias interiores y
Asia, y a finales del siglo se convirtió en la suministradora de casi el 75% de las
remesas enviadas a la Península, lo que suponía cerca del 25% del total de los ingresos de
la Tesorería General de España en la segunda mitad del siglo.
Tras la depresión en el comercio ultramarino con Cádiz que encontramos entre 1681 y
1709, se produjo una recuperación del mismo entre esta fecha y 1722, para elevarse
definitivamente entre 1748 y 1778. En el caso de Nueva España, el comercio mejoró
también entre los años 1741 y 1779, y el comercio exterior se elevó considerablemente a
partir de la liberación del mismo.
Las naves que volvían a la Península llevaban mercancías de cambio tanto para los
particulares como por cuenta del Rey. Por cuenta de particulares transportaban plata y
oro acuñados o labrados, grana, añil, cacao, algodón y varias mercancías y alimentos. Por
cuenta del Rey la principal mercancía transportada era metales preciosos amonedados,
muestras de monedas y alhajas, pero también cacao, cobre, chocolate, algunas especias y
otros productos.

8 reales columnario 1733 México, Felipe V


Céspedes del Castillo hace un riguroso estudio de la circulación monetaria en Nueva
España partiendo de las cantidades totales de acuñación de la ceca de su capital. El mismo
muestra que, con los datos disponibles y en ocasiones no coincidentes, los montantes
anuales de emisiones a comienzos de la centuria oscilaban entre los tres y cuatro millones
de pesos. Otra importante referencia en este tema son los trabajos llevados a cabo por
Ruggiero Romano.
Según un auto del superintendente José de Veitia, autorizado por el escribano Antonio
Alejo de Mendoza el 18 de marzo de 1732, entre 1715 y 1729 inclusive ambos se habían
labrado en esta Real Casa 1.242.691 marcos, una onza y una ochava de plata de la Corona y
12.743.687 marcos, dos onzas y cuatro ochavas por parte de particulares, siendo los
derechos de braceaje y monedaje de 1.783.633 pesos y dos reales.
Los estudios de Ruggiero Romano último muestran un colosal incremento en la
producción y exportación de moneda durante el siglo XVIII en la ceca novohispana, y muy
especialmente en su segunda mitad. Su exportación supuso un promedio anual de entre
10.400.000 y 15.700.000 pesos al año, siendo sus destinos, como más tarde analizaremos,
el comercio de Asia y el metropolitano, la Capitanía General de Cuba y la de Venezuela y
los territorios septentrionales del Virreinato. Un importe nada desdeñable se correspondería
al activo contrabando.

8 escudos México 1744, Fernando VI


El mayor éxito monetario del reinado de Fernando VI fue la mejora del circulante en los
Reinos de las Indias. La mala calidad de parte de la moneda en los mismos, compuesta de
piezas cercenadas y faltas de peso batidas con anterioridad a 1728, moneda falsa o
extranjera y moneda perulera de oro falta de peso había perjudicado al comercio
novohispano.
Un Bando del Virrey de 10 de abril de 1749 ordenó que la moneda batida en México, Perú
o Guatemala de antigua labra debía necesariamente ser aceptada en las transacciones
comerciales sin ninguna discriminación, citando explícitamente los escudos procedentes
del Perú sin notoria merma de peso. Tras la publicación, las autoridades municipales y
los representantes de los hombres de negocio de Puebla escribieron al Virrey trasladándole
las quejas de los pobres y los comerciantes contra la aceptación de la moneda de antigua
labra, toda vez que su forma favorecía el cercén, y muchos pensaban que eran
falsificaciones.
La falta de aceptación de la moneda antigua se extendió por el virreinato. Los vecinos,
marineros y comerciantes de Veracruz rehusaban aceptarlas, dado que se estimaba que
muchos de los pesos no contenían más de cinco reales. En la misma ciudad de México no
eran admitidas en las tiendas, oficinas ni establecimientos, con lo cual no podían ni los
pobres comprar ni los ricos vender. Aunque el virrey volvió a repetir el Bando en fecha 6
de septiembre de ese mismo año, la oposición a su aceptación no cesó.
Para solucionar estos problemas, el virrey convocó una Junta, compuesta por el
superintendente de la Casa de Moneda, el prior de la Cofradía de Comerciantes, su
predecesor y destacados hombres de negocio de la ciudad de México. Dicha Junta informó
que desde el 19 de julio de 1746 al 7 de octubre de 1751 la ceca había batido 1.752.877,5
pesos en medios reales, reales sencillos y piezas de dos reales.

8 reales México 1785, Carlos III


A comienzos del reinado de Carlos III el valor del metal amonedado en esta ceca rondaba
los 12 millones de pesos, lo que en opinión de Céspedes fue debido a las reformas llevadas
a cabo por Felipe V y Fernando VI. Los montantes a finales del reinado de Carlos III se
acercan a los 20 millones de pesos, lo que llega a su máxima expresión con las emisiones
de 1796, 24 millones, cuando todavía dura la inercia de sus reformas. Posteriormente, el
importe total de la moneda batida desciende, primero lentamente y más tarde muy
rápidamente.
A este notabilísimo incremento se debería también a una Hacienda Real más eficaz y
organizada, que perseguiría con eficacia creciente la evasión y circulación de plata en pasta,
que evadía el pago de los derechos de braceaje y señoreaje por su acuñación.

No podemos olvidar que la moneda acuñada era el principal producto de exportación de las
Indias, tanto por vía legal como por contrabando, y que las políticas liberalizadoras del
comercio incrementaron el tráfico mercantil, con lo que a pesar de las crecientes emisiones
cada vez había menos moneda en el mercado interior.

Bibliografía
https://oroinformacion.com/la-moneda-y-la-circulacion-
monetaria-en-nueva-espana-en-el-siglo-xviii/
https://www.fuenterrebollo.com/faqs-numismatica/Banco-
Espana/menu.html

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