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HERÁCLITO

1 Diógenes Laercio, Vidas, IX.1-3, 6-7, 16.

(1) Heráclito, hijo de Blosón (o, según otros, de Heraconte), natural de Éfeso. Floreció en
la 69ª Olimpíada (504 -501 a. C.). Llegó a ser sumamente arrogante y desdeñoso, como es
evidente también por su libro (...).
(2) (...) Ataca además a los efesios por haber puesto en exilio a su amigo Hermodoro (...).
(3) Retirado <de la vida pública> en el templo de Artemisa, solía jugar a los dados con los
niños. Rodeado <en cierta ocasión> por los efesios <que lo miraban>, les dijo: “¿de qué os
asombráis, sinvergüenzas? ¿Acaso no es mejor hacer esto que participar en el gobierno con
vosotros?” (...) Moría a los sesenta años. (...)
(5-6) (...) El libro que nos ha llegado de él se titula, en razón de su contenido, Sobre la
naturaleza; está dividido en tres discursos: uno sobre el universo, otro político y otro
teológico. Lo ofrendó al templo de Artemisa, según dicen algunos, escribiéndolo
deliberadamente en forma oscura, de manera que sólo los iniciados pudieran tener acceso a
él y no fuese presa de fácil desprecio por parte del vulgo. (...) Tanta fama adquirió su obra
que se originó, a partir de ella una secta de discípulos: los llamados heraclíteos.
(7) (...) Algunas veces se expresa en su obra con lucidez y claridad, de modo que hasta el
más torpe puede fácilmente comprender y sentir una elevación del alma; la brevedad y la
hondura de la exposición son incomparables. (...)
(16) (...) Muchos epigramas se refieren a él (...). Por ejemplo, este otro:
No enrolles rápidamente en torno a la varilla el libro de Heráclito
de Éfeso; es, por cierto, sendero difícil de recorrer.
Es tiniebla y oscuridad, sin luz; pero si un iniciado
te introduce, es más resplandeciente que el brillante sol.

2 Plotino, Enéadas, IV.8.1.15-17.


(...) Parecía expresarse con imágenes, despreocupándose de hacer claro su significado para
nosotros, como si debiera cada uno buscar en sí, de la misma manera que él buscando
encontró.

3 Plutarco, Sobre los oráculos de la Pitia, 404 d-e (DK 22 B 93 /14 M).
También tú conoces, creo, lo dicho por Heráclito:
“el señor, de quien hay en Delfos el oráculo,
no dice ni oculta: sólo da signos”.

4 Sexto Empírico, Contra los científicos, VII.132 (DK 22 B 1 / 1 M).


Al comienzo, pues, de su <libro> Sobre la naturaleza este hombre <sc. Heráclito>,
aludiendo de alguna manera al mundo que lo rodea, dice:
“Aunque este mi discurso existe siempre,2
los hombres se vuelven incapaces de comprenderlo
tanto antes de oírlo como una vez que lo han oído;
pues aun cuando todo sucede conforme a este discurso
parecen no tener experiencia de él, teniéndola sin embargo

2
I.e., mi discurso es el discurso (= el único discurso efectivamente siempre existente).
de palabras y obras tales
como las que yo expongo
cuando distingo cada cosa según su naturaleza
y exhibo cómo es;
pero al resto de los hombres
les pasa inadvertido cuanto hacen despiertos,
de la misma manera que les pasa inadvertido cuanto hacen mientras duermen”.

5 Clemente de Alejandría, Misceláneas, V.115.3 (DK 22 B 34 / 2 M).


Y si quieres evocar aquel dicho “el que tenga oídos para oír, que oiga” <Lucas, 8.8 y
14.35) lo hallarás de algún modo implicado en lo del efesio:
“incapaces de comprender habiendo oído,
a sordos se asemejan;
de ellos da testimonio el proverbio
‘aunque presentes, están ausentes’”.

6. Clemente de Alejandría, Misceláneas, II.8.1 (DK 22 B 17 / 3 M).


En efecto, “la mayoría no repara en aquellas cosas con las que se topa, ni las conoce
aunque las haya aprendido, pero así lo imagina”, según <dice> el noble Heráclito.

7. Marco Aurelio, Meditaciones, IV.46 (DK 22 B 73 / 1 (h1) M). Además,


que no hay que “obrar ni hablar como quienes duermen”.

8 Clemente de Alejandría, Misceláneas, II.24.5 (DK 22 B 19 / 1g M).


No saben escuchar ni hablar.

9 Clemente de Alejandría, Misceláneas, II.17.4 (DK 22 B 18 / 11 M).


También parafraseando esta sentencia de Heráclito de Éfeso dijo:
“si no se esperara lo inesperado, no se lo hallará:
tan inexorable e inaccesible es”.

10 Clemente de Alejandría, Misceláneas, IV.4.2 (DK 22 B 22 / 10 M).


“Los que buscan oro
mucha tierra excavan
y encuentran poco.”

11 Clemente de Alejandría, Misceláneas, V.140.5 (DK 22 B 35 / 7 M).


“Es necesario”, según Heráclito, “que sean también indagadores de muchas cosas los
varones amantes de la sabiduría”.

12 Temistio, Discursos, 5.69 (DK 22 B 123 / 8 M).


“La naturaleza”, según Heráclito, “ama ocultarse”.

13 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.9.5 (DK 22 B 54 / 9M).


“armonía invisible, mejor que la visible.”

14 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.9.5 /DK 22 B 55 / 13 M).


De cuantas cosas hay vista, audición, aprendizaje, a ellas prefiero.
15 Sexto Empírico, Contra los científicos, VII.126 (DK 22 B 107 / 13 M)
Pero rechaza la sensación <Heráclito> diciendo textualmente:
“malos testigos son para los hombres los ojos y los oídos
de los que tienen almas bárbaras”,
lo que responde al dicho ‘es propio de las almas bárbaras fiarse de las sensaciones
irracionales’.

16 Diógenes Laercio, Vidas, IX.1 (DK 22 B 40 / 16 M).


“La polimatía no enseña a comprender;
lo habría enseñado, si no, a Hesíodo y a Pitágoras,
así como a Jenófanes y Hecateo.”

17 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.10.2 (DK 22 B 57 / 43 M).


“Maestro de la mayoría, Hesíodo;
están seguros que éste sabe la mayor parte de las cosas,
quien no llegó a conocer el día y la noche:
en efecto, son una <sola cosa>.”

18 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.9.5 (DK 22 B 56 / 21 M).


“Se engañan los hombres”, dice, “acerca del conocimiento de las cosas visibles, de la
misma manera que Homero, que fue <considerado> el más sabio de todos los griegos. A
él, en efecto, unos niños que mataban piojos lo engañaron diciéndole: ‘cuantos vimos y
atrapamos, tantos dejamos; cuantos ni vimos ni atrapamos, tantos llevamos’”.

19 Estobeo, Florilegio, III.1.179 (DK 22 B 114 / 23a M).


“Los que han de hablar con comprensión
es necesario que se afirmen en lo que es común a todos,
así como una ciudad en su ley,
y mucho más firmemente aun;
todas las leyes humanas, en efecto, se nutren
de una sola, la divina;
extiende ésta su poder tanto como quiere
y es suficiente para todas
y aun excede.”

20 Sexto Empírico, Contra los científicos, VII.133 (DK 22 B 2 / 23b M).


Tras haber mostrado con esas palabras [DK 22 B 1 / 1 M] que todo lo hacemos y pensamos
por medio de la participación en la razón divina, poco después, prosiguiendo, agrega –
puesto que es necesario seguir lo que es general, es decir, lo común–: “Mientras este mi
discurso es común, la mayoría vive como si tuviera una mente propia”. Y esto no es otra
cosa que una explicación de la manera de la disposición del todo. De modo que, en tanto
participamos concientemente de él, decimos la verdad, mientras que, si permanecemos
independientes de él, mentimos.

21 Plutarco, Sobre la superstición, II.166c (DK 22 B 89 / 24 M).


“para los despiertos hay un mundo único y común, mientras que cada uno de los
durmientes se vuelve hacia uno particular”.
22 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.9.1 (DK 22 B 50 / 26 M).
Heráclito, pues, dice que el todo es divisible indivisible, engendrado inengendrado, mortal
inmortal, que el Verbo es eterno, el Padre es el Hijo, Dios es justicia:
“no escuchándome a mí sino al discurso
es sabio convenir que todas las cosas son una”, dice Heráclito.

23 Diógenes Laercio, Vidas, IX.1 (DK 22 B 41 / 85 M).


“Una sola cosa es lo sabio: conocer el designio que gobierna todo a través de todo.”

24 Clemente de Alejandría, Misceláneas, V.115 (DK 22 B 32 / 84 M).


Yo sé que Platón también confirma que Heráclito ha escrito:
“uno, lo único sabio, quiere y no quiere ser llamado con el nombre de Zeus”.

25 Estobeo, Florilegio, III.1.174 (DK 22 B 108 / 83 M).


“De cuantos he escuchado discursos, ninguno llega al punto de comprender que <lo sabio>
es distinto de todas las cosas”.

26 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.9.2 (DK 22 B 51 / 27 M).


Y que eso ni lo saben todos ni lo admiten reprocha así: “no entienden cómo lo divergente
converge consigo mismo, armonía de tensiones opuestas, como la del arco y la lira”.

27 Teofrasto, Sobre el vértigo, IX.3.138 (DK 22 B 125 / 31 M).


Como dice Heráclito, “también el ciceón3 se descompone si no se revuelve”.

28 Porfirio, Cuestiones homéricas. A Ilíada IV.4, 69.1 (DK 22 B 102 / 91 M).


“Para el dios todas las cosas son bellas, buenas y justas; los hombres, en cambio,
consideran a unas injustas, a otras justas.”

29 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.9.4 (DK 22 B 53 / 29 M).


“Guerra de todos padre es, de todos rey;
a unos como dioses coloca, a otros, como hombres,
a unos esclavos hace, a otros, libres.”

30 Celso, en Orígenes, Contra Celso, VI.42 (DK 22 B 80 / 28 M).


Dice <Celso> que los antiguos aludían enigmáticamente a una cierta clase de guerra
divina, y que Heráclito hablaba así:
“Hay que saber
que la guerra es común,
y que la justicia es lucha,
y que todo sucede por lucha y necesidad”.

31 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.10.5 (DK 22 B 61 / 35 M).


“Mar”, dice, “agua purísima e impurísima;
para los peces, potable y saludable,
para los hombres, impotable y mortífera”.

3
Bebida hecha con vino, harina de cebada, queso de cabra y miel.
32 Aristóteles, Ética Nicomaquea, X.5.1176a (DK 22 B 9 / 37 M).
Diferente es el placer del caballo, del perro y del hombre, como dice Heráclito que “los
asnos preferirían desperdicios antes que oro”.

33 Platón, Hipias Mayor, 289 a-b (DK 22 B 82-83 / 92b M).


El más bello de los monos, al compararlo con la especie de los hombres, es feo (...) pero
también el más sabio de los hombres en relación con dios parece un mono, tanto en
sabiduría como en belleza y en todo lo demás.

34 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.10.4 (DK 22 B 60 / 33 M).


El camino hacia arriba y el <camino> hacia abajo es uno y el mismo.

35 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.10.4 (DK 22 B 59 / 32 M). El


camino recto y curvo del rodillo de cardar es uno y el mismo.

36 Porfirio, Cuestiones homéricas. A Ilíada XVIII.200 (DK 22 B 103 / 34 M).


“común”, en efecto, “es comienzo y fin” de la circunferencia “de un círculo”, según
Heráclito.

37 Estobeo, Florilegio, III.1.176-7 (DK 22 B 111 / 44 M).


La enfermedad hace a la salud agradable y buena; el hambre, a la saciedad; la fatiga, al
reposo.

38 Clemente de Alejandría, Misceláneas, IV.9.7 (DK 22 B 23 / 45 M).


No conocerían el nombre de Justicia, si tales cosas no existieran.

39 Plutarco, Consolatio ad Apollonium, 106e (DK 22 B 88 / 41 M).


Una misma cosa...: lo viviente y lo muerto, lo despierto y lo dormido, lo joven y lo viejo;
pues éstos, al cambiar, son aquellos, y aquellos, al cambiar, éstos.

40 Hipólito, Refutación de todas las herejías, IX.10.8 (DK 22 B 67 / 77 M).


“El dios:
día noche, invierno verano,
guerra paz, saciedad hambre”
(los opuestos todos, ése es el significado);
“toma diferentes formas, al igual que el fuego,
que, cuando se mezcla con especias,
es llamado según el aroma de cada una”.

41 Pseudo-Aristóteles, De mundo, V.396b (DK 22 B 10 / 25 M).


“Conexiones:
cosas enteras y no enteras;
convergente, divergente;
consonante, disonante;
de todas las cosas, uno,
y de uno, todas las cosas”.
42 Cleantes, citado por Ario Dídimo y transcripto este último en Eusebio, Preparación
evangélica, IV.20.2 (DK 22 B 12 / 40 M).
“Para los que entran en los mismos ríos,
aguas fluyen otras y otras.”

43 Heráclito, Cuestiones homéricas, 24.30 (DK 22 B 49a / 40 c2 M).


“Entramos y no entramos en los mismos ríos; somos y no somos”.

44 Plutarco, Sobre el exilio, III.604ª (DK 22 B 94 / 52 M).


“El sol”, en efecto, “no transgredirá sus medidas”, dice Heráclito; “si no, las Erinias,
ayudantes de Dike, lo pondrán descubierto”.

45 Plotino, Enéadas, IV.8.1 (DK 22 B 84a / 56a M).


“En el cambiar halla reposo”.

-- o --
PARMÉNIDES

B 1 - Proemio (Sexto Empírico, Adv. Math. VII 111 y Simplicio, De


Caelo 557, 28)

1 Las yeguas que (me) llevan tan lejos cuanto (mi) ánimo podría alcanzar,
2 me iban conduciendo luego de haberme guiado y puesto sobre el camino abundante en palabras
3 de la divinidad, que por todas las ciudades (?) lleva al hombre vidente.
4 Por él era llevado. Por él, en efecto, me llevaban las muy atentas yeguas
5 tirando del carro. Unas doncellas empero iban mostrando el camino.
6 El eje en los cubos emitía un sonido silbante
7 al ponerse incandescente -pues lo aceleraba un par de bien torneadas
8 ruedas, una por cada lado- cuando apresuraban la conducción
9 las doncellas Helíades que antes habían abandonado las mansiones de la Noche
10 hacia la luz y se habían quitado de la cabeza los velos con sus manos.
11 Allí están las puertas de las sendas de la Noche y del Día
12 enmarcadas por un dintel y un umbral de piedra.
13 Éstas, etéreas, se cierran con enormes hojas
14 de las cuales la Justicia, pródiga en castigos, posee las llaves de usos alternos.
15 A ella la aplacaron las doncellas con suaves palabras
16 persuadiéndola hábilmente de que para ellas el cerrojo asegurado
17 quitara pronto de las puertas. Éstas, al abrirse,
18 produjeron un insondable hueco entre las hojas,
19 cuando giraron en sus goznes uno tras otro los ejes guarnecidos de bronce
20 y provistos de bisagras y pernos. Por allí, a través de ellas,
21 derechamente las doncellas condujeron por el ancho camino el carro y las yeguas.
22 La diosa me acogió con afecto y tomando mi diestra en la suya
23 se dirigió a mí y me habló de esta manera:
24 "Oh, joven, compañero de inmortales aurigas,
25 tú que con las yeguas que te llevan alcanzas hasta nuestra casa,
26 ¡salud! Pues no es un mal hado el que te ha inducido a seguir
27 este camino -que está, por cierto, fuera del transitar de los hombres-,
28 sino el Derecho y la Justicia. Es justo que lo aprendas todo,
29 tanto el corazón imperturbable de la persuasiva verdad
30 como las opiniones de los mortales, en las cuales no hay creencia verdadera.
31 No obstante aprenderás también esto: cómo las apariencias
32 habrían tenido que existir genuinamente, siendo en todo (momento) la totalidad de las cosas.

B 2 (Proclo, In Timaeum I 345, 18-20; Simplicio, In Phys. 116, 28-32 a 117, 1)


1 Pues bien, yo (te) diré -tú preserva el relato después de escucharlo-
2 cuáles son las únicas vías de investigación que son pensables:
3 una, que es y que no es posible que no sea,
4 es la senda de la persuasión, pues acompaña a la verdad.
5 La otra, que no es y que es necesario que no sea,
6 ésta, te lo señalo, es un sendero que nada informa
7 pues no podrías conocer lo que, por cierto, no es (porque no es factible)
8 ni podrías mostrarlo.

B 3 (Plotino V 1, 8)
1 Pues lo mismo es pensar y ser.

B 4 (Clemente, Strom. V 15)


1 Observa empero las cosas que, aunque ausentes, están firmemente presentes para la mente.
2 pues no zanjará la conexión de lo que es con lo que es,
3 ni dispersándolo por todas partes ordenadamente
4 ni reuniéndolo.

B 5 (Proclo, In Parm. 708, 16)


1 Me es indiferente
2 dónde comience, pues allí volveré de nuevo.

B 6 (Simplicio, In Phys. 86, 27-28; 117, 4-13; 78, 3-4)


1 Es necesario decir y pensar que lo que es es; pues ser es
2 pero nada no es. Esto yo te ordeno que expreses.
3 De esta primera vía de investigación te aparto,
4 y luego de aquella por la cual los mortales que nada saben
5 deambulan, bicéfalos, pues la ausencia de recursos
6 guía en sus pechos el pensamiento errante. Se dejan llevar,
7 cual sordos y ciegos, estupefactos, gente sin capacidad de juicio,
8 que consideran ser y no ser lo mismo y no lo mismo.
9 La senda de todos ellos es revertiente.

B 6 (traducción de N. Cordero)
1 Es necesario decir y pensar que hay ser, pues es posible
2 ser, y la nada no es. Esto te ordeno que proclames;
3 pues <comenzarás> por este primer camino de investigación
4 y luego por aquel por el que deambulan los mortales que nada saben,
5 bicéfalos, pues la carencia de recursos
6 conduce en sus pechos al intelecto errante. Son llevados
7 como ciegos y sordos, estupefactos, gente sin capacidad de juzgar,
8 que considera que ser y no ser son lo mismo y no lo mismo.
9 El camino de todos ellos vuelve al punto de partida.

B 7 (Sexto Empírico, Adv. Math. VII 111)


1 Pues jamás se impondrá esto: que cosas que no son sean.
2 Tú, empero, de esta vía de investigación aparta el pensamiento
3 y que el hábito inveterado no te fuerce a dirigir por esta vía
4 el ojo sin meta, el oído zumbante
5 y la lengua; juzga en cambio con la razón la combativa refutación
6 enunciada por mí.

B8 (Simplicio, In Phys. 145, 1-28; 146, 1-24; 38, 31-32 - 39, 1-9))
1 Sólo un relato de una vía
2 queda aún: que es. En ella hay muchísimos signos:
3 que siendo ingénito es también imperecedero,
4 total, único, inconmovible y completo.
5 No fue jamás ni será, pues ahora es todo junto,
6 uno, continuo. Pues, ¿qué génesis le podrías buscar?
7 ¿Cómo y de dónde ha crecido? No te permitiré
8 decir ni pensar: "de lo que no es", pues no es decible ni pensable
9 que no es. ¿Qué necesidad lo habría impulsado
10 a nacer, después más bien que antes, a partir de lo que no es nada?
11 De este modo, es necesario que sea del todo o que no sea.
12 Tampoco de lo que no es permitirá jamás la fuerza de la convicción
13 que se genere algo a su lado, en vista de lo cual ni generarse
14 ni perecer le consiente la Justicia aflojando las cadenas,
15 sino que lo mantiene sujeto. La decisión con respecto a estas cosas reside en esto:
16 es o no es. Pero se ha decidido ya, como es necesario,
17 abandonar una impensable e innombrable (pues no es
18 una vía verdadera) y tomar la otra que es y es veraz.
19 ¿Cómo podría ser después lo que es? ¿Cómo podría generarse?
20 Porque, si se generó, no es, ni si ha de ser alguna vez.
21 De este modo, la génesis se apaga y el perecer se extingue.
22 Ni es divisible, pues es todo homogéneo,
23 ni hay más aquí, lo que le impediría ser continuo,
24 ni hay menos, sino que todo está lleno de lo que es.
25 Por ende, es todo continuo, pues lo que es está en contacto con lo que es.
26 Además, inamovible dentro de los límites de grandes ataduras,
27 no tiene comienzo ni término, puesto que la génesis y el perecer
28 han sido apartados muy lejos: los rechazó la convicción verdadera.
29 Permaneciendo idéntico y en el mismo (sitio), yace por sí mismo,
30 y así permanece estable allí mismo, porque la poderosa Necesidad
31 lo mantiene sujeto dentro de las ataduras del límite que lo cerca,
32 puesto que no es lícito que lo que es sea incompleto,
33 pues es no-indigente; si no fuese así, carecería de todo.
34 Lo mismo es pensar y el pensamiento de que es.
35 Porque sin lo que es, cuando ha sido expresado
36 no hallarás el pensar; pues ninguna otra cosa es ni será
37 aparte de lo que es, ya que el Destino lo ató
38 para que sea un todo e inmóvil. Por ello es (mero) nombre
39 todo aquello que los mortales han establecido convencidos de que es verdadero:
40 generarse y perecer, ser y no ser,
41 cambiar de lugar y mudar de color resplandeciente.
42 Además, puesto que hay un límite extremo, está completo
43 desde toda dirección, semejante a la masa de una esfera bien redonda,
44 igualmente equilibrada desde el centro en toda dirección; pues no es correcto
45 que sea algo más grande ni algo más débil aquí o allá.
46 Pues no existe algo que no sea que le impediría llegar
47 a su semejante, ni existe algo que sea de modo que,
48 de lo que es, haya aquí más y allá menos, porque es del todo inviolable.
49 Por ende, siendo igual desde toda dirección, alcanza uniformemente sus límites.
50 Con esto concluyo para ti el confiable razonamiento y el pensamiento
51 acerca de la verdad; a partir de aquí aprende las mortales opiniones
52 escuchando el orden engañador de mis versos.
53 En efecto, establecieron dos formas en sus mentes para nombrar(las),
54 de las cuales una no es correcto nombrar -en esto se han extraviado-,
55 y dividieron su cuerpo en sentido contrario y les asignaron signos
56 separados los unos de los otros: a una el fuego etéreo de la llama
57 que es sutil, sumamente leve, del todo idéntico a sí mismo,
58 pero diferente de lo otro; pero también esto en sí mismo
59 es por el contrario noche ignorante, de cuerpo denso y pesado.
60 Todo el ordenamiento verosímil te lo declaro yo a ti
61 de modo que jamás te aventaje mortal alguno con su parecer.

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