Temas para los Carteles Equipo Laico al servicio de la Pastoral

1. Semilleros de Voca-
Semilleros de Vocaciones
Tema de Retiro No. 30
ciones, los hermanos
mas pequeños de nues- 15 ENFERMEDADES DEL CRISTIANO
tra Obra, germinando FELICITACIONES NAVIDEÑAS DE LA CURIA ROMANA
un cuerpo más vivo,
más sano, más armo- ¡Luz y sal!, ¡Hasta que Cristo se forme en ustedes!
nioso, unido en sí mis-
mo y con Cristo. Por gracia de Dios presentamos el tema de retiro (30 ), dirigi-
do a los alumnos y dirigentes de Semilleros de Vocaciones.
En nuestro itinerario a la celebración áurea de nuestra Obra,
intención siempre primera es buscar la gloria de Dios y la salva-
ción de todo el género humano, y esto mediante un cambio
2. Espíritu Santo, va- de mentalidad, en dos pasos: conservar la frescura del carisma
cuna espiritual de los fundacional y presentar la Obra al mundo con sus nuevas ge-
cristianos fortalece a neraciones de manera atractiva y atrayente. Después del dis-
los miembros de la cernimiento necesario optamos por el siguiente tema.
Iglesia; y los libera de
dolencias y toda en- Dedicado a Dios en sus tres divinas Personas: a Dios Creador,
fermedad. a Dios Redentor y a Dios Santificador, a nuestra Madre la Vir-
gen María a nuestra Madre la Iglesia. Por los que por esta pan-
demia han ya partido al encuentro eterno; por los que están
atravesando un mar de conflictos por la mismo, y por los que –
por el arcano de Dios- con su gracia han logrado sortear o
vencido ya esta situación en salud en sus distintas facetas. Por
3. Salud del corazón por los que colaboraron humanamente a lo largo de todos estos
amor: solo el amor de años para que esta Obra Apostólica sea lo que es hoy para
Jesús, el amparo y cui- Dios, para la Iglesia y para nosotros, fieles administradores de
dados de María Santísi- las multiformes gracias y dones de Dios: Laicos y Clero.
ma, sanan a los cristia-
nos de todo daño, dando Entrando ya al tema, en el primer “mal” o “enfermedad” el
fin a contagios de egoís- Papa nos presenta no sólo el mal, sino también el diagnóstico y
mo, soberbia, ambición la cura (en estos tiempos diríamos “la vacuna”). Es bueno se-
que desunen al hombre guir para cada uno de esas “enfermedades” la misma meto-
dología del Papa, y –si se nos permite agregar el cómo preve-
de fe.
nirla, ahora que si le sumamos la intención de las cuatro Notas,
las cuatro Pastorales de la Obra y el ADN de la formación au-
nado a nuestros Documentos base, ¡qué mejor!
«Tú estás sobre los Querubines, Tú que has cambiado la mi-

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serable condición del mundo cuando te has hecho como uno
de nosotros» (San Atanasio).
«Queridos Hermanos
Al final del Adviento, nos reunimos para los tradicionales sa-
ludos. En unos días tendremos la alegría de celebrar la Nativi-
dad del Señor; el evento de Dios que se hizo hombre para sal-
var a los hombres; la manifestación del amor de Dios, que no
se limita a darnos algo y enviarnos algún mensaje o ciertos
mensajeros, sino que se entrega a sí mismo; el misterio de Dios
que toma sobre sí nuestra condición humana y nuestros peca-
dos para revelarnos su vida divina, su inmensa gracia y su
perdón gratuito. Es la cita con Dios, que nace en la pobreza de
la gruta de Belén para enseñarnos el poder de la humildad.
El Papa Francisco, en primer lugar imparte a sus colaborado-
res, hermanos y hermanas, de todo el mundo y a sus seres que-
ridos una santa Navidad y un feliz Año Nuevo.
Es bello pensar que como miembros de Semilleros de Voca-
ciones, podemos ser pequeños modelos en la Iglesia, como un
«cuerpo» que trata cotidianamente de ser más vivo, más sano,
más armonioso y más unido en sí mismo y con Cristo.
La oración cotidiana, la participación asidua en los Sacra-
mentos, especialmente en la Eucaristía y la Reconciliación, el
contacto diario con la Palabra de Dios y la espiritualidad tradu-
cida en la caridad vivida, son el alimento vital para cada uno
de nosotros. Que nos resulte claro a todos que, sin Él, no pode-
mos hacer nada (cf. Jn 15,5).
Por tanto, la relación viva con Dios alimenta y refuerza tam-
bién la comunión con los demás; es decir, cuanto más estre-
chamente estamos unidos a Dios, más unidos estamos entre
nosotros, porque el Espíritu de Dios une y el espíritu del maligno
divide.
Como todo ser humano, también los niños y jóvenes están
expuestos a los males del mundo, a la enfermedad. El Papa,
señala algunos posibles males, en los que debes tener cuidado.
Son enfermedades y tentaciones que debilitan el servicio co-
mo cristianos al Señor. Es preciso reflexionarlos, ya que te ayu-
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tros colaboradores. Y, por favor, ¡no olvidéis rezar por mí! Gra-
cias de todo corazón».
Cuestionario
¿Cuáles son tus actitudes y acciones, cuando olvidas
que el Espíritu Santo te puede sanar en cualquier en-
fermedad espiritual que afecte a la Iglesia?
¿Sabes qué enfermedad o virus es el más contagioso en
tu niñez y/o adolescencia, entre tus mismos compañe-
ros de Semilleros de Vocaciones?
¿Qué Vacuna principal es la que cura el espíritu y al-
ma del cristiano, para tener un corazón sano y feliz?
¿Has descubierto la responsabilidad de ser niño, ado-
lescente o joven parte de una sociedad que te necesita
feliz y sencillo, para convertir estos tiempos difíciles
que absorben a los adultos?
¿Cuál es el mensaje principal del Santo Padre Papa
Francisco para la cura de las enfermedades de los cris-
tianos en nuestros tiempos de pandemia?
¿Vives en un mundo real y coherente ante los medios
de comunicación, elijes lo bueno y lo mejor para tu de-
sarrollo intelectual de ser una buena persona y mejor
cristiano?
¿Sabes el tesoro que tienes en tu sonrisa y el efecto
que causa en quien la reconoce sincera y de corazón?
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 En este tiempo que los medios de comunicación son ven-
tanas abiertas a los niños y jóvenes, deben ser responsables y
vigilados a lo que observan, ya que los puede empoderar y
engañar a obtener lo imposible, la moda, el daño al cuerpo,
los vicios, y mucho mas que los llena de vanidad y presunción.
Niños, adolescentes y jóvenes de Semilleros de Vocaciones,
estos males y estas tentaciones son naturalmente un peligro
para todo cristiano y para toda comunidad, congregación,
parroquia, Movimiento eclesial, y pueden afectar tanto en el
plano individual como en el comunitario.
Es preciso aclarar que corresponde solamente al Espíritu
Santo –el alma del Cuerpo Místico de Cristo, como afirma el
Credo Niceo Constantinopolitano: «Creo... en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida» –curar toda enfermedad. Es el Espíritu
Santo el que sostiene todo esfuerzo sincero de purificación y
toda buena voluntad de conversión.
La curación es también fruto del tener conciencia de la en-
fermedad, y de la decisión personal y comunitaria de curarse,
soportando pacientemente y con perseverancia la cura.
Así, pues, estamos llamados – en este tiempo de Navidad y
durante todo el tiempo de nuestro servicio y de nuestra existen-
cia – a vivir «siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo
hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo
recibe trabazón y cohesión por medio de toda clase de juntu-
ras que llevan la nutrición según la actividad propia de cada
una de las partes, realizando así el crecimiento del cuerpo pa-
ra su edificación en el amor» (Ef 4,15-16).
Por tanto, para no caer en estos días en los que nos prepa-
ramos a la Confesión, pidamos a la Virgen María, Madre de
Dios y Madre de la Iglesia, que cure las heridas del pecado
que cada uno de nosotros lleva en su corazón.
Pidámosle que nos haga amar a la Iglesia como la ha ama-
do Cristo, su Hijo y nuestro Señor, y nos dé valor para recono-
cernos pecadores y necesitados de su misericordia, sin miedo a
abandonar nuestra alma entre sus manos maternales.
Feliz Navidad a todos vosotros, a vuestras familias y a vues-
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darán a prepararte para acudir al Sacramento de la Reconci-
liación, y preparados esperemos la Navidad en gracia de Dios.
ENFERMEDADES
1°. El mal de sentirse, «inmune», e incluso «indispensable»,
descuidando los valores y modales y creer que por ser joven no
puede ser responsable de ser una mejor persona.
Es el relato en la Biblia del rico, que pensaba vivir eterna-
mente (cf. Lc 12,13-21).
Y también de aquellos que se convierten en amos, creyen-
do ser superiores a todos, en vez de ser generosos y ayudar con
su servicio a todos.
2° El mal de «martalismo» (que viene de Marta), dedicarse
excesivamente a diversas labores de trabajo, dejando a un la-
do, «la mejor parte»: el estar sentados a los pies de Jesús (cf. Lc
10,38-42).
Todos tenemos derecho a descansar, a compartir con la
familia a tomar unas vacaciones. El libro de Eclesiastés nos di-
ce: «Todo tiene su tiempo, cada cosa su momento» (3,1).
3° También existe el mal de aquellos que tienen un corazón
de piedra y son «duros de cerviz» (Hch 7,51); de los que actúan
con malos sentimientos, no atienden a quienes los guían y for-
man, dañándose ellos mismo en su interior; en vez de ser
«jóvenes y niños de Dios».
Sintamos de corazón el dolor de otros niños, unámonos a
llorar con los que lloran y también alegrarnos con quienes se
alegran.
Ser cristiano, en efecto, significa tener «los sentimientos pro-
pios de Cristo Jesús» (Flp 2,5), sentimientos de humildad y entre-
ga, de desprendimiento y generosidad.
4° El mal de la organización descomunal. Pretender planear
todo perfectamente de manera personal y pensar que solo
uno solo puede realizar un objetivo sin contar con el auxilio del
Espíritu Santo, No es así; siempre necesitamos del Espíritu Santo
para llegar a un buen fin los proyectos de la Iglesia.
5° El mal de falta de coordinación. Cuando los miembros
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pierden la comunión entre ellos, por ejemplo: el pensar que el
pie no necesita de los brazos para colocarse los zapatos; y en
los grupos, pensar que uno solo puede hacer todas las activi-
dades. “El pensar que no necesitamos de los demás” eso solo
causa molestia, confusión y mal rendimiento e incluso el fraca-
so en muchas ocasiones.
6° También existe la enfermedad del «Alzheimer espiritual»,
es decir, el olvido de la «historia de la salvación», de la historia
personal con el Señor, del «primer amor» (Ap 2,4) 25.
Es una disminución progresiva de las facultades espirituales
que, en un período de tiempo más largo o más corto, causa
una grave discapacidad de la persona, por lo que se hace in-
capaz de llevar a cabo cualquier actividad autónoma, vivien-
do un estado de dependencia absoluta de su manera de ver,
a menudo imaginaria.
Lo vemos en los que han perdido el recuerdo de su encuen-
tro con el Señor; de su Bautismo, de su primera comunión, del
alejamiento al Sacramento de la Reconciliación. Alejarse de la
Palabra del Señor hasta llegar al olvido; pero lo mas preocu-
pante el acudir a falsos dioses y esclavizándose a ellos.
7° El mal de la competencia. Que por medio de la aparien-
cia usando la ropa de moda los mejores útiles escolares los jue-
gos de moda de la mejor tecnología, se convierten en el obje-
tivo principal de tu vida, olvidando las palabras de san Pablo:
«No obréis por vanidad ni por ostentación, considerando a los
demás por la humildad como superiores. No os encerréis en
vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los de-
más» (Flp 2,3-4).
8° El mal de la esquizofrenia existencial. Enfermedad al ac-
tuar de forma diferente a la honestidad, tratando de engañar
y mentir a quienes le rodean y no ser un niño o joven sincero y
sencillo ante los que les rodean.
9° El mal de la cháchara, de la murmuración. Hablar de una
persona ausente y sembrar «cizaña», en quienes lo escuchan y
creen lo que dice.
San Pablo nos amonesta: «Hacedlo todo sin murmuraciones
ni discusiones, para ser irreprensibles e inocentes» (cf. Flp 2,14-
18). Hermanos, ¡guardémonos del terrorismo de las habladurías!
10°. El mal de ensalzar a los superiores: Todo niño y joven de-
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be ser obediente a sus mayores y quienes tienen autoridad so-
bre su educación; a sus padres, maestros, abuelos etc. y hay
que tener cuidado de no aprovecharse del cariño de alguno
de ellos y siempre honrarlos y corresponder con obediencia y
docilidad.
11° El mal de la indiferencia hacia los demás. Se da cuando
cada uno piensa sólo en sí mismo, y no ve la necesidad de los
demás, muchos niños y jóvenes, gracias a Dios tienen la fortuna
de tener todo lo que desean, pero hay niños que no pueden
tener ni lo necesario, ante eso niños, cuiden y compártalos con
quien conozcan que necesita.
12° El mal de la cara fúnebre. La sonrisa de los niños es lo
mas bello y tierno, y que alegran aligerando los problemas, así
como alegran y sanan los corazones duros. Niños y jóvenes se-
an siempre sencillos, eviten las caras largas, enojos y caritas de
niños en berrinche. Den contento abundante a sus padres y a
todas las gentes que necesitan llenar sus corazones al ver sus
sonrisas.
13° El mal de acumular: Los bienes materiales son para vivir
cómodamente y muchas veces nos tenemos lo que no necesi-
tamos, “eso no nos pertenece” pues no necesitamos de lo ma-
terial para ser felices. Que tus tesoros sean lo que ofrezcas al
Padre y le agrade, esa será tu mayor riqueza, estar al lado de
Dios.
«Tú dices: Soy rico; me he enriquecido; nada me falta. Y no
te das cuenta de que eres un desgraciado, digno de compa-
sión, pobre, ciego y desnudo... Sé, pues, ferviente y arrepiénte-
te» (Ap 3,17-19).
14° El mal de los círculos cerrados: Ser agradable con todos,
ser respetuoso con adultos y pequeños, nunca trates de hacer
bandos que lleguen al pleito o malos entendidos, no seas cau-
sa de groserías o travesuras, pues todos pueden señalarte co-
mo un niño problemático y corres el riego de quedarte solo sin
amigos.
«Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado» (Lc
11,17).
15°. Y el último: el mal del botín terrenal y de la presunción:
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