Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
FALTA DE PERDÓN
Definiendo el perdón
1.) Ante todo, el perdón es más que aceptar lo que sucedió. El perdón va más allá
de la simple aceptación. Uno podría aceptar una ofensa con el simple fin egoísta de
“seguir adelante”, y mantener, al mismo tiempo, una fría indiferencia hacia el otro.
2.) Es más que cesar en nuestro enojo. Ésta es sólo una parte del proceso. Con el
tiempo, el perdonador tendría que tener un cambio real de actitud hacia el ofensor.
3.) Es más que tener una actitud neutral hacia el otro. Algunos creen que el perdón
se reduce a no guardar resentimiento. Tal postura no es suficiente; el propósito del
proceso del perdón es que el perdonador experimente pensamientos y sentimientos
positivos hacia el ofensor. Por supuesto, esto puede llevar tiempo. La neutralidad,
en este sentido, puede ser un gran paso en el proceso, pero nunca el desenlace
definitivo.
4.) Y también es más que hacer algo para sentirnos bien. No hay nada malo en
sentirse bien. El perdón, de hecho, aumentará la salud emocional y el bienestar del
perdonador. Mucha gente comienza el proceso del perdón justamente porque está
cansada de sentirse mal y quiere sentirse mejor. Pero esto solo no alcanza y a
menudo resulta contraproducente el haber centrado las esperanzas en un estado
puramente sentimental.
5.) Por otra parte, es importante tener en cuenta que perdonar no es excusar al
ofensor o agresor. La esposa injustamente golpeada puede excusar la violencia de
su marido, echándose ella misma la culpa de haberlo provocado con sus palabras
o acciones, aun cuando esto no sea verdad o no sea toda la verdad (como sucede
en las personas codependientes). Esto desvirtúa el verdadero perdón, haciendo
pensar que perdonar significa conformarse con ser una persona golpeada, usada o
abusada, permitiendo que estas situaciones continúen sin solución. Pero no es así;
perdonar significa admitir que lo que sucedió estuvo mal, y que no debería repetirse.
6.) Tampoco equivale a olvidar los malos recuerdos. El perdón no produce amnesia;
por el contrario, hay veces en que es necesario recordar particulares muy concretos
de los eventos que nos han herido con el fin de sanar nuestra memoria. Sin
embargo, si esto se hace bien, el perdón cambiará el modo en que recordamos el
pasado: éste dejará de estar signado por la angustia, el temor, y la ansiedad.
8.) Tampoco es decir “te perdono” cuando nuestras palabras de perdón suenan
como desprecio, como hace el personaje de Alberto Blest Gana, en Martín Rivas:
“¡Cobarde! te tengo lástima y te perdono”. No hay perdón sincero cuando éste se
convierte en un estoque tan hiriente como el desdén.
3
PRIMER DÍA
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.
Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.
Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.
Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.
4
¿SEÑOR, POR QUÉ NO ME PERDONO Y NO SOY CAPAZ DE PERDONAR?
"Si perdonan a los demás las ofensas, su Padre del cielo los perdonará a ustedes,
pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes".
(Mt 6, 14).
Señor Jesús, ante tu divina misericordia me presento como soy en estos momentos.
No me escondo. Si huyo debajo de los mares, ahí estás Tú. No desconoces nada
de mí, Tú lo sabes todo; estoy herido porque el rencor me angustia, se apodera de
mi por esa grande ofensa recibida que bloquea mi vida. Jesús, es un rencor que
crece en mi corazón y no puedo desprenderme de él a pesar de los días que han
pasado; ahí está al acecho, encarnado en mis sentimientos y pensamientos.
Señor, es mi soberbia la que le ayuda a mi razón a retenerlo. Ante Ti, tengo que
aceptarlo: no puedo perdonar a mi agresor, ésta es la realidad que te presento. Y
tampoco puedo perdonarme a mí mismo. Lo sé, soy esclavo, no soy libre; es mi ego
que no desea liberarse, le abre las puertas a este rencor que me produce ira,
frustración, que se goza difamando y reforzando los instintos de venganza.
Señor Jesús, entra en mi interior, rompe los candados y transforma mi corazón; dile
a mi razón que Tú eres más grande que ella, que tu amor quiere reinar en mi vida;
convéncela de aceptar el camino del perdón y muéstrale que tu amor hará
maravillas en mi corazón y en el de mis hermanos.
Señor Jesús, deseo que el amor de nuestro Padre reine en mí, para que me conceda
sus dones de paz y armonía. Estoy cansado y agobiado por el rencor, y deseo
escuchar tus palabras que me repites una y otra vez: "Quien esté cansado y
agobiado venga a Mí". Ayúdame a ir a Ti para comprender que la misericordia y la
reconciliación son un regalo divino que nos conduce al amor. Señor, ayúdame a
convencer a mi razón para iniciar el camino del perdón, que no esconda ante Tí el
anhelo de amar y ser amado; de perdonar y ser perdonado; y de vivir en armonía
como viven los hijos del verdadero Dios.
Jesús, deseo que me ayudes a romper esos muros de rencor con la fuerza de tu
gracia y de tu misericordia, así, en mi interior habrá gran júbilo; lograré abrir los
brazos al amor y a la reconciliación, y podré entregar a mi agresor el perdón y mi
amor. Amén.
Señor Jesús, quiero preguntarme ante tu divina presencia y con sinceridad: ¿quién
me enseñó a guardar rencor, si soy tu hijo amado y siempre me amas, perdonas,
5
bendices y me tratas con bondad y, además, estoy hecho a tu imagen y semejanza?
Y me pregunto: ¿cómo es posible que mi razón guarde rencor si el daño que me
causa es grande? ¿Por qué aprendí esta actitud que no está en mi historia infantil,
y por qué, Señor, ¿ahora de grande me cuesta dar y recibir el perdón? Tal vez
porque pienso que mi dignidad se rebaja o se daña si perdono. Jesús manso y
humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. Jesús manso y humilde de
corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.
SALMO 86
6
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia
con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios
y se avergüencen,
porque tú, Señor,
me ayudas y consuelas.
7
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.
Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.
Credo
Magníficat
“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.
9
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
10
Magníficat
“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
11
Quinto Misterio - Perdona a alguno de tus hermanos.
“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Salve Reina
Oración Final
Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.
12
Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.
De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y / o las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.
13
De todos los apegos malsanos,
Sana a mi familia, oh Jesús.
Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.
14
ORACIÓN PARA SANAR DE LA AMARGURA
1 feliz el hombre a quien sus culpas y pecados le han sido perdonados por completo.
3 mientras no confesé mi pecado, mi cuerpo iba decayendo por mi gemir de todo el
día, pues de día y de noche tu mano pesaba sobre mí. Como flor marchita por el
calor del verano, así me sentía decaer.
Cuando llega la amargura, trae otros siete espíritus peores consigo, estos pueden
ser:
1.- dolor emocional, 2.- tristeza, 3.- falta de perdón, 4.- venganza, 5.- tormento
interior, 6.- resentimiento-odio; 7.- pesares o culpa.
Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos, y les
conserve todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sin defecto alguno, para la venida de
nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23)
Antes de tratar con una enfermedad física, se debe tratar la enfermedad del alma,
se debe curar el alma primero.
15
Toda forma de artritis, artrosis, problemas de huesos en general: se debe investigar
si hay falta de perdón, pecados no confesados, secretos muy guardados, amargura.
Úlceras: son de origen nervioso. Los tejidos del estómago se llegan a irritar tanto
que pueden literalmente formar agujeros. Las causas podrían ser: iras, enojos,
amargura, rechazos, etc.
Vesícula y riñones: también estos problemas afectan a estos órganos con graves
consecuencias. Los hebreos creen que los riñones son el asiento de las emociones,
por esto hay que prestar mucha atención cuando enferman.
Hígado: Cuando una persona tiene amargura, y si ingiere alimentos con rabia, ira,
ansiedad, nervios eso va a repercutir directamente sobre el hígado, porque la
digestión se hará de una manera imperfecta.
Efectos emocionales.
Cuando no hay salud emocional, el alma no está bien, el alma enferma. Se necesita
sacar todo lo que está dentro de uno, se deben ventilar las emociones reprimidas
para que haya sanidad.
Confiesen sus ofensas unos a otros y oren unos por otros, para que sean sanados.
La oración eficaz del justo puede mucho.
Se nota aquí que la sanidad emocional llega con la confesión y la oración, ese es
un medio provisto por Dios para sanar de nuestras heridas emocionales.
¿Con quién nos confesamos? Debes buscar al sacerdote para que recibas el
sacramento de la confesión y te de la absolución de tus pecados y también pedir
oración, si estás compartiendo en comunidad en un grupo, a algún hermano, con
buen testimonio para orar.
Hebreos 12:14-15
Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie
podrá ver al Señor. Procuren que a nadie le falte la gracia de Dios, a fin de que
ninguno sea como una planta de raíz amarga que hace daño y envenena a la gente.
Santiago 3:14-15
Pero si ustedes dejan que la envidia les amargue el corazón, y hacen las cosas por
rivalidad, entonces no tienen de qué enorgullecerse y están faltando a la verdad.
Porque esta sabiduría no es la que viene de Dios, sino que es sabiduría de este
mundo, de la mente humana y del diablo mismo.
Estos versículos nos enseñan que la amargura alimenta a Satanás. Cuando hay
amargura Satanás trabaja muy fácil en la vida de la persona, y hace que su vida se
vuelva muy angustiosa. Por un lado: su fin es llevar a la persona a la depresión
hasta que ya no quiera vivir, por otro lado, la amargura contamina a los demás y
alcanza así a cantidad de personas que serán “envenenadas” por la amargura de
uno. Nuestra amargura dañará a los demás sin falta.
1. Debemos aceptar que nuestro problema es real, debemos aceptar que tenemos
amargura.
3. Debemos tomar la decisión de ser sanados. Tenemos que desear ser sanados,
aunque lo que hayamos pasado haya sido tan terrible. Debemos desear dejar atrás
todo, olvidando y perdonando para siempre. No hay sesión de oración que funcione
si uno de verdad no quiere ser sanado.
4. Pedir perdón por todos nuestros pecados y soltar, liberar a todas las personas
que nos han hecho daño.
Aunque la herida haya sido demasiado grande, aunque el trauma haya sido
demasiado grave, es necesario desear perdonar y sanar para que Dios obre su
parte divina en esta sanación.
17
¿Qué hará Dios? Dios dará una unción especial para fortalecer a la persona en ese
proceso, Él traerá consuelo sobrenatural sobre el alma, traerá Su paz, hará que la
herida sane rápido, hará que deseemos realmente perdonar con el corazón, sacará
el resentimiento del corazón, y hará finalmente que al recordar la situación que le
traumó ya no derrame lágrimas.
ORACIÓN DE PERDÓN
Señor Jesús, te pido hoy la Gracia para perdonar. Señor, perdono la imagen
equivocada que tuve de ti, por las veces que en mi familia hubo muertes,
enfermedades, dificultades económicas o por las cosas que yo pensé que eran
castigos y que las personas decían que era la Voluntad de Dios. Entonces fui
rebelde y cruel. Purifica hoy mi corazón y mi mente, Señor Jesús.
Señor, yo perdono a mi madre, por las veces que ella me hirió, me guardó rencor,
se enojó conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas, me dijo que yo
era tonto, feo, estúpido, el peor de sus hijos, que yo le costé mucho dinero a mi
familia, que yo no fui deseado, que fui un accidente, una equivocación, que no era
lo que ella esperaba.
Yo perdono a mi padre por cualquier falta de ayuda, falta de amor, falta de afecto,
falta de atención, por no darme su compañía. Yo le perdono por sus peleas,
discusiones, abandono, por estar lejos de casa, por divorciarse de mi madre, por
preferir permanecer fuera de casa, por beber, por sus críticas desagradables.
Señor, yo perdono a mis hijos por su falta de respeto, falta de obediencia, falta de
amor, falta de afecto, por su abandono, falta de comprensión, por sus malos hábitos,
por apartarse de la Iglesia.
Señor, yo perdono a mis familiares, abuelas y abuelos, tíos y tías, y a cualquier otro
que haya interferido en nuestra familia, causando confusión, hecho que uno de mis
padres estuviera contra el otro.
18
Señor, yo perdono a mis compañeros de trabajo que son desagradables, que me
hacen la vida miserable, no cooperan conmigo, tratan de quitarme mi trabajo.
Mis vecinos necesitan ser perdonados, Señor, por sus ruidos, por sus fiestas tarde
por las noches, por el ladrido de sus perros que me mantienen despierto, por sus
peleas y discusiones, por sus chismes.
Yo perdono a todas las maestras y los profesores, tanto del pasado como del
presente, Señor, a esos que me insultaron, me humillaron, se burlaron de mí, fueron
injustos, me dijeron tonto o estúpido, me hicieron quedar después de clase.
Señor, yo perdono a mis amigos, a los que hablaron mal de mí, perdieron contacto
conmigo, no estuvieron disponibles cuando necesitaba ayuda, me pidieron dinero
prestado y ni me lo devolvieron.
Señor Jesús, yo oro especialmente por la Gracia de perdonar a la persona que más
daño me haya hecho en la vida, y yo oro especialmente por poder perdonarme a mí
mismo por haber herido a mis padres, por emborracharme, por usar drogas, pecar
contra la pureza, por libros malos, películas malas, por el mal uso de internet, por
fornicar, adulterio, homosexualidad, aborto, por robar, mentir, hacer trampa y
defraudar.
Señor, yo te pido que todas esas personas a las que yo les he causado penas, me
perdonen, especialmente mi madre, padre, hijos y esposa(o).
Te doy gracias, Señor, por el amor que he recibido a través de ellos. Amén.
19
LETANÍAS DE SANACIÓN INTERIOR
ORACIÓN: Jesús, hijo de Dios, ten compasión de mí. Me presento vulnerable, con
mis heridas abiertas para que tú las habites. No permitas que me separe de ti para
que desde tu cercanía y ternura pueda sanar y ser testigo del amor tan grande que
me tienes. Fortalece mi voluntad para perdonar a los que me han herido y dame tu
humildad para saber yo también pedir perdón a las personas que han sido heridas
por mí.
Madre mía, que tu compañía me sostenga en mi caminar hacia el cielo para que,
desde la cruz, junto a ti, sin dejar de mirar a tu Hijo traspasado por mis pecados,
pueda sanar y vivir la paz que sólo viene del amor de Dios.
Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.
Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.
21
En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Vísteme con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.
Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.
22
SEGUNDO DÍA
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.
Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.
Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.
Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.
23
ROMPO LAS CADENAS DEL RENCOR
"Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: 'Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar
a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?' Jesús le contestó: 'No te
digo que, hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete"' (Mt 18, 21-22).
24
Segundo momento de oración
Señor Jesús, tu Padre me dice, "te basta mi gracia". Dame tu gracia, Jesús, y eso
me basta para romper mi cadena de rencor e iniciar a reparar la ofensa causada a
mi dignidad de cristiano, dame tu gracia para comprender que, posiblemente, donde
creo que hubo una ofensa no la haya. Y cuando sea yo quien ofenda, Señor, dame
tu gracia para buscar el perdón de mi hermano, ese perdón que cura, tranquiliza y
santifica.
Dame tu gracia, Jesús, para comprender que mi hermano es hijo de nuestro Padre
celestial, es una persona y un ser humano, que también ora junto con nosotros,
diciendo: Padre Nuestro, y, por lo tanto, merece mi cariño, mi respeto y mi perdón.
Sé, Jesús, que cuando mis palabras o actitudes hieren el corazón de mi hermano,
ya nada será igual porque una herida deja su cicatriz; sin embargo, creo y espero
que la santidad cristiana de mi hermano, y la historia de amor que Tú y yo
sostenemos, serán la base no sólo para decirle a mi hermano: te perdono y tú
perdóname, sino para dejar que tu Espíritu llene nuestras vidas. Y entonces, mi
agresor jamás será mi enemigo, porque tendremos la oportunidad de renovar
nuestra amistad y nuestro amor.
Señor, dame la gracia de saber dar y recibir el perdón cristiano que sana, ya que tu
Padre Dios te envió a curar los corazones heridos y agobiados y, Jesús, un corazón
herido y agobiado, ni Tú, ni tu Padre lo dejan a la deriva.
Será un día de fiesta para el cielo, porque habrás convertido a un gran pecador en
un gran santo, pues mi corazón aceptó y concedió el perdón. Señor, y si continuara
el dolor, te lo ofrezco para que redima y siga curando mi corazón. Nunca voy a negar
ni a reprimir el dolor. Lo ofrezco para aumentar el amor a mi hermano, para amarlo
como Tú me amas y lo amas.
SALMO 102
Como un padre
siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.
Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.
Credo
Magníficat
“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
Magníficat
“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
29
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.
“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
30
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Salve Reina
Oración Final
Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.
Elimina todos los obstáculos, cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos, que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.
De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.
32
De todas las formas de egoísmo y orgullo,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.
Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.
Entiendo que, aunque tenga miedo, mis emociones no tienen que controlar mis
acciones. Padre, que Tus dulces palabras saturen mi mente y dirijan mis
pensamientos. Ayúdame a liberar el dolor y a empezar a amar como Jesús ama.
Quiero ver a mi ofensor a través de los ojos de mi Salvador. Si yo puedo ser
perdonado, él también. Entiendo que no hay niveles en tu amor. Todos somos tus
hijos, y tu deseo es que ninguno de nosotros perezca.
Tú nos enseñas a “que la paz que viene de Cristo gobierne en nuestros corazones”.
(Col. 3:15) Cuando perdono con palabras, permite que tu Espíritu Santo llene mi
corazón de paz. Rezo para que esta paz que sólo viene de Jesús gobierne en mi
corazón, manteniendo fuera las dudas y las preguntas. Y, sobre todo, estoy
agradecido. No sólo hoy, no sólo esta semana, sino siempre. Gracias por el
recordatorio: “Siempre sé agradecido”. (Col. 3:15) Con gratitud, puedo acercarme a
ti y dejar ir la falta de perdón. Con gratitud, puedo ver a la persona que causó mi
dolor como hijo del Dios Altísimo. Amado y aceptado. Ayúdame a encontrar la
compasión que viene con el verdadero perdón.
34
Y cuando vea a la persona que me lastimó, trae esta oración a mi memoria, para
que pueda llevar cautivo cualquier pensamiento impío y hacerlos obedientes a
Cristo. (2 Cor. 10:5) Y que la confianza de Cristo en mi corazón me guíe a la libertad
del perdón. Te alabo por el trabajo que estás haciendo en mi vida, enseñando y
perfeccionando mi fe. En el nombre de Jesús, amén.
Clama al Señor pidiendo para ti, en el nombre de Jesús, la asistencia del Espíritu
Santo.
Sáname Señor de toda herida que haya alcanzado mi corazón emocional, que haya
afectado mí sensibilidad, mi memoria, mi imaginación, mi voluntad, mi alma, mi
cuerpo, mi ser; libérame de toda atadura, de toda cadena que me tenga esclavo.
Deseo ser libre Padre Eterno, por tu Santo Espíritu, para poder entregarme
alegremente a tu servicio y para ayudar a mis hermanos.
Jesús mi Señor: para Gloria del Padre Eterno, yo me entrego completamente a ti,
en mente, cuerpo, alma, espíritu y corazón, con todos mis sentidos, con todo mi ser,
con todo lo que soy, con todo lo que hago, con todo lo que tengo, tuyo soy, te
pertenezco.
Señor Jesucristo, Tú eres el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María; gracias porque
entregaste tu vida en la Cruz, y con tu Sangre nos rescataste; has resucitado y vives
con nosotros y quieres llevarnos a tu Gloria Eterna.
Padre Eterno por el poder de tu Hijo Jesús, por su Nombre, por su Sangre Redentora
y por su Santa Cruz, por el poder de tu Santo Espíritu, por las Heridas de sus manos,
de sus pies y de su costado; por la agonía de Cristo en el huerto y en la Cruz, por
el Dolor emocional que Cristo padeció viendo el sufrimiento de su Santísima Madre.
35
Yo te pido Señor, libérame y sáname en las profundidades de mi ser, hasta mis
raíces.
Libérame y sáname de todo el mal que hay en mí y que tu conoces Señor, libera mi
inconsciente, libera mi subconsciente, libera mi conciencia, de todo aquello que me
haya podido herir, en mi amor, voluntaria o involuntariamente.
Padre Eterno, sáname y libérame de todo aquello que me ata, por no haberme
aceptado, así como soy, como nací: con mi sexo y mis rasgos físicos, con mis
debilidades, con mis incapacidades, con mi carácter, con mi temperamento, con mi
cobardía.
Te doy gracias Señor, por la liberación y sanación que tú me das ahora; gracias por
Tu Amor, yo sé que Tú estas aquí, que has tocado mi ser; Yo creo en tus promesas
Jesús, son verdaderas; has dicho “Todo lo que pidáis al Padre, en Mi Nombre, sea
lo que fuere, yo lo haré”. En ti confío Padre Eterno, en ti confío Jesús y Espíritu
Santo, te alabo Trinidad Santa, te exalto eternamente.
36
ORACIÓN PARA PERDONAR
Yo ... (dices tu nombre) como Tú, Jesús, ayudado de tu gracia, quiero perdonar.
Jesús yo quiero perdonar. Señor Jesús, dame la gracia de perdonar. El perdonar es
una decisión de mi voluntad, y cuando sienta odio, venganza, ira, Señor Jesús en
Tu Santo Nombre, quiero perdonar. Yo perdono, bendigo, amo en Tu Nombre Jesús
(Pon en las manos de Jesús a las personas que más te han herido).
Señor Jesús, aquí está mi corazón herido, lávame con tu sangre, sana todas mis
heridas y sálvame. Limpia mis heridas, cicatriza mi corazón. Ahora toca esta herida
y sánala, llénala de amor. Señor bendice al que me hirió, yo lo bendigo y lo amo en
tu nombre. Transforma mi corazón, Señor Jesús y pon tu corazón en el mío, para
que yo pueda dar un perdón total.
Señor Jesús, yo decido perdonar a los que me han ofendido; porque así tú lo
quieres, porque es tu voluntad. Quiero perdonar y quiero ser perdonado. Quita todo
recuerdo nocivo, toda experiencia negativa. Señor Jesús sumérgeme en el océano
de tu amor. Porque tú has venido para que yo tenga vida y vida en abundancia.
Ayúdame Señor Jesús porque quiero ser un heraldo de tu amor. Quiero llevar a
todas las personas tu amor. Amo a toda persona, amo a la humanidad, amo a la
naturaleza, amo al mundo, Señor; obra de tu amor.
LETANÍA DE LA CONFIANZA
Del desánimo,
Libérame, Jesús.
Mi vida es un don,
Jesús, confío en Ti.
Soy tu predilecto,
Jesús, confío en Ti.
Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.
Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
39
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.
En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Vísteme con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.
Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.
40
TERCER DÍA
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.
Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.
Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.
Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.
41
YA NO QUIERO SER IGUAL
"Han oído que se dijo a los antepasados: 'No matarás', y: 'Cualquiera que cometa
homicidio será culpable ante el tribunal'? Pero yo les digo que todo aquel que se
enoje con su hermano será sometido a juicio; y cualquiera que diga 'tonto' a su
hermano, será culpable delante del tribunal; y cualquiera que diga: 'imbécil' será reo
del infierno de fuego. Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te
acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y
ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda"
(Mateo 5, 21,24).
Acepto, Jesús, que el único camino que me ofreces para terminar con mi rencor es
el perdón, la fraternidad y el amor. Sé que no hay otro camino para echar fuera a
ese ingrato inquilino que tiene su morada en mi corazón. Siempre me pregunté,
¿cuánto tiempo puedo durar con este rencor? ¡imposible que dure toda la vida! Por
eso, Jesús, me acerco a Ti y hago mía la siguiente alabanza:
Ayúdame, Señor, ya no quiero ser igual. Jesús, por tu amor y con la gracia de tu
Palabra y de la Eucaristía, ya no quiero ser igual. Por ese amor, Jesús, decido
romper las cadenas del rencor e iniciar el camino de la reconciliación, porque ya no
quiero ser igual. Señor Jesús, alabado seas porque hoy mi corazón respira de nuevo
el aire divino, y dejo el aire intoxicado que ahogaba mi vida. Mi mente, ya serena,
me dice: Gracias, porque permites que me sienta parte de Dios.
Le pido perdón a mi corazón pues, al alejarme del amor divino, lo ahogaba de rencor
y lo deshumanizaba. Ahora gozo y saboreo el perdón, y percibo la paz; me doy
cuenta que la herida que sangraba y me angustiaba comienza a desvanecerse,
pues todo mi ser te ha dicho, Jesús, necesito más de Ti. Inicio el camino del perdón,
para olvidar la palabra "venganza", fuente de pecado y de destrucción.
Señor Jesús, dame la gracia de orar y de mantenerme lejos del rencor, de la ira y
de la venganza. Señor, hoy decido gozar de tu presencia, de tu alegría que me da
el haber iniciado el camino del perdón. Por mi experiencia comprendo que el camino
del rencor es un camino amargo y oscuro. Comprendo, Jesús, que darle demasiada
importancia a las palabras y actitudes de mis hermanos, sin conocer su interior, sólo
me deja malos sentimientos.
42
Quiero amar y acercarme a mi hermano y decirle, gocemos el amor divino, gocemos
de la serenidad, de la paz y del perdón, vivamos la misericordia de Jesús. Señor,
acompáñanos para que logremos acabar con el daño mutuo que nos provocamos.
Jesús, necesito de Ti en estos momentos de tinieblas. Tú estás conmigo y eso me
basta para triunfar sobre el rencor. Amén.
Cuánto deseo, Jesús, aprender a perdonar, y aunque tengo derecho a estar de mal
humor en algunas ocasiones, rechazo todo pecado que pueda producir tal estado.
Educa mi corazón con tu Palabra para que siempre le abra las puertas al amor, a la
alegría, a la misericordia y, cuando percibas que se acerca el rencor y se instala en
mi corazón, dame la gracia de no negarlo ni ser indiferente, sino que, lo acepte y
sea capaz de transformarlo en diálogo, comprensión, perdón y oración. Éste es el
camino que hoy decido recorrer, porque ya no quiero ser igual, deseo volver a mi
ser original, el de la infancia, el de la niñez inocente, el del hombre humilde, aunque
los años se estén acumulando en mi vida.
Hoy le digo a mi corazón, gracias porque me permites amar y ser amado, ser alegre
y misericordioso, perdonar y ser perdonado; me ayudas también a salir en busca de
mis hermanos e, inclusive, a pedir las bendiciones y la gracia de Dios. De esto y de
mucho más eres capaz, tú, mi corazón; de vivir en paz, y sin resentimientos, de
doblegar mis pensamientos y mi razón al decir: amen a quien nos ofendió,
alejémonos del odio; no guardemos rencor, seamos los protagonistas de una nueva
vida. Señor, mi corazón sufre cuando mi razón se impone y le enseña a odiar, siendo
el corazón la fábrica de tu amor divino.
Señor, le pido a mi razón que inicie el camino del perdón, que nunca más vuelva a
pervertir o envenenar al corazón con el rechazo y el rencor a mis hermanos. Hazme
capaz de comprender el dolor producido por una ofensa y reaccionar con serenidad.
Amén.
Cuando la razón decide despedir el rencor, las heridas del corazón sanan.
SALMO 127
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
En cambio, a ustedes los que me escuchan les digo: amen a sus enemigos, hagan
el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los
calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa,
no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo
tuyo, no se lo reclames. Traten a los demás como quieran que ellos los traten. Pues,
si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores aman a
los que los aman. Y si hacen bien solo a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen?
También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestan a aquellos de los que esperan
cobrar, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a otros pecadores, con
intención de recobrarlo. Por el contrario, amen a sus enemigos, hagan el bien y
presten sin esperar nada; será grande su recompensa y serán hijos del Altísimo,
porque él es bueno con los malvados y desagradecidos. Sean misericordiosos como
su Padre es misericordioso. No juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no
serán condenados; perdonen, y serán perdonados; den, y se les dará: les darán una
medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que
midan se les medirá a ustedes».
Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.
44
Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.
Credo
Magníficat
“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
45
Magníficat
“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
46
Tercer Misterio - Perdona a tus compañeros del trabajo.
“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
47
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Salve Reina
Oración Final
Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.
Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.
De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y / o las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.
50
ORACIONES PARA COMENZAR A PERDONAR
Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.
Cierre sus ojos y respire profundamente. Imagínese al Señor Jesús de pie frente a
usted. Él le toma amorosamente la cabeza entre sus manos.
Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu Hijo Jesucristo, derrames tu
Santo Espíritu sobre mí, para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más
íntimo de mi corazón. Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas
sáname aquí y ahora de mi alma, mi mente, mi memoria y todo mi interior. Entra en
mí, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos
de miedo. Tú que apareciste en medio de ellos y les dijiste: "Paz a ustedes”, entra
en mi corazón y dame tu paz. Lléname de amor. Yo sé que el amor echa fuera el
temor.
Pasa por mi vida y sana mi corazón. Sabemos, Señor Jesús, que tú lo haces
siempre que te lo pedimos, y te lo estoy pidiendo con María, mi Madre, la que estaba
en las bodas de Caná cuando no había vino y tú respondiste a su deseo,
transformando el agua en vino. Cambia mi corazón y dame un corazón generoso,
un corazón afable, un corazón bondadoso, dame un corazón nuevo. Haz brotar en
mí los frutos de tu presencia. Dame el fruto de tu Espíritu que es amor, paz, alegría.
Haz que venga sobre mí el Espíritu de las bienaventuranzas, para que pueda
saborear y buscar a Dios cada día, viviendo sin complejos ni traumas junto a los
demás, junto a mi familia, junto a mis hermanos.
Padre Santo, ahora le pido a tu Hijo Amado Jesucristo que me muestre en dónde
está esa herida enterrada en mí de manera tan profunda. Está tan dentro que hasta
ha enfermado mi cuerpo, mi mente, mi alma, mi conducta. Lléname de tu espíritu
de Paz; líbrame de la condenación de llevar esa herida que quizá tengo desde que
me estaba formando en el vientre de mi madre. Inúndame de amor, de paz, de
perdón para los que lo causaron, consciente o inconscientemente y para mi mismo.
Padre, te doy gracias por tu Hijo Jesús que murió en la Cruz no solamente por mis
pecados, sino por mis dolores y temores.
Te doy gracias porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y mañana y porque Él quiere
que yo esté completamente sano; en mente, alma, cuerpo y espíritu. Señor Jesús
te pido que camines hacia mi pasado por cada segundo de mi vida y que me sanes
completamente. Ve hasta la tercera y cuarta generación de mis antepasados y
rompe toda atadura genética dañosa.
Señor Jesús, Tú me conociste aún antes de nacer. Gracias porque allí estuviste
cuando empezó la vida. Si el temor o alguna otra fuerza negativa me fue transmitida
cuando estaba en el vientre de mi madre, líbrame de tales cosas.
52
Gracias, Señor Jesús, por estar ahí cuando yo nací y por amarme. Algunos llegaron
a este mundo sin ser amados, sin ser deseados y sintieron gran rechazo. Oh, Señor
Jesús, desde un principio llena a cada uno con tu amor precioso.
Señor, regresa a cada segundo de mi vida durante mis primeros años. Algunos
fueron separados de sus padres por causa de enfermedad o muerte; algunos
nacieron en familias grandes donde no pudieron recibir el amor necesario. Señor
Jesús, regresa y llena cada vacío, da el amor que hizo falta. Quita cada dolor. Quita
todo temor, temor a la oscuridad, temor de caer, temor a los animales, temor de
perderse. Te doy gracias Jesús por darme la libertad y sanidad.
Te pido Señor que tomes mi mano y camines conmigo a la escuela. Hubo veces
cuando me sentí muy tímido, lleno de temor de dejar el hogar para ir a nuevas
situaciones. Jesús. hubo veces cuando me sentí avergonzado en la escueta.
¿Podrías quitar esos recuerdos? Por favor sana las heridas que me causaron el
trato cruel de un maestro o alumno de clase. Algunos temores entraron durante los
primeros años de escuela, el temor de hablar frente al público o el temor de fracasar.
Gracias por la sanidad de esas heridas y por liberarme de esos temores. Te doy
gracias y te alabo.
Señor Jesús te doy gracias por mi madre. Por aquellos que no tuvieron el amor de
una madre, llena ese vacío y dales el amor que necesitaron. Te pido que estés
entre mi madre y yo y dejes que tu divino amor fluya entre nosotros. Le pido perdón
a mi madre, si de alguna manera le fallé o la hice sufrir, yo la perdono si de alguna
manera me falló o me hizo sufrir.
Señor Jesús, te doy gracias por mi padre. Por aquellos tuvieron el amor de un padre
terrenal, dales todo el amor que necesitaron y no recibieron. Ven a estar entre mi
padre y yo. Te pido que tu divino amor venga a restaurar cualquier relación rota. Le
pido perdón a mi padre si en alguna manera le fallé o le hice sufrir y te pido que tu
divino amor venga a restaurar cualquier relación rota. Yo perdono si de alguna
manera me falló o me hizo sufrir.
Gracias Señor por haber estado ahí durante mi adolescencia cuando estuve en el
colegio. Hubo nuevas emociones y nuevos temores. Mientras llega cada recuerdo
doloroso a mi mente, te pido que tomes un borrador espiritual y limpies el dolor de
mi mente y sáname. Durante aquellas veces que trate de hacer cosas peligrosas,
te doy gracias porque ahí estuviste con tu mano protectora. Quita todo sentimiento
de humillación, vergüenza, culpa, temor o fracaso. De algunos que se burlaron de
su raza, apariencia, tamaño, o pobreza y fueron heridos profundamente. Déjame
saber que Tú me amabas y que estuviste ahí conmigo en cada situación. Cuando
empezamos a salir del hogar, hubo nuevos temores, frustraciones o dolores.
53
Algunos deseaban ir a la Universidad y no pudieron, otros no tuvieron la oportunidad
de entrar en la profesión de sus sueños y se sintieron muy decepcionados. Jesús
sana cada decepción y cada dolor.
Gracias por haber estado ahí cuando entramos al matrimonio. Para algunos fue un
principio hermoso, para otros fue una pesadilla. Jesús quita todo dolor. Te pido que
vengas a estar entre mí compañera (o) y yo, y si hubo más de una compañera(o)
por favor ven a estar en medio de cada uno y alivia cada dolor, le estoy diciendo a
mi compañera(o), te perdono por haberme lastimado y te pido perdón por haberte
lastimado, Señor Jesús te doy gracias porque por medio de tu divino amor, has
restaurado cada relación rota y has quitado cada recuerdo doloroso.
Gracias Señor por nuestros hijos. Quita todo sentimiento de fracaso o culpabilidad
que pueda tener como padre o madre. Alivia el dolor que causé, si castigué sin
sabiduría, si fui muy posesivo (a) con mi amor, o si hablé con ira o crítica. Les pido
perdón y perdónales por haberme lastimado.
Ahora Señor Jesús, gracias por caminar conmigo cada segundo de mi vida hasta
este mismo momento. Gracias por la sanidad de todas mis heridas, mis recuerdos
dolorosos, mi culpa, y por haberme liberado. Gracias por haberme llenado con tu
Amor. Ayúdame para amarme a mí mismo. Ayúdame para amar a otros. Pero más
que todo, Jesús, ayúdame para amarte como deseo. Te doy gracias por darme
gozo. Te doy gracias por darme paz. Gracias Jesús.
Te doy gracias por ir a los rincones más profundos de mi mente para limpiarme. Te
doy gracias por sanar mis emociones, mi mente y mis recuerdos. Te doy gracias
Jesús por sanarme y te doy toda la alabanza y toda la gloria. Te lo pido en tu Nombre
Jesús.
Gracias Señor Jesús, porque soy templo de tu Espíritu y este Templo no se puede
destruir porque es la casa de Dios.
Te doy gracias Espíritu Santo por la Fe, gracias por el amor que has puesto en mi
corazón. Amén.
54
Ahora pídele a Jesús que te muestre cómo ese fracaso, esa depresión va a actuar
positivamente en ti.
Señor Jesús te doy gracias por haberme sacado de esa obscuridad, de ese
calabozo donde mi vida se consumía, pero ahora yo sé Señor, que no fue inútil,
pues este momento de encuentro contigo quizá no lo hubiera tenido. A lo mejor
Señor, esa obscuridad no era sino la sombra de tu mano, cuando te acercabas ya
a liberarme.
Ahora dile a Jesucristo que tú no puedes dirigir tu propia vida, que tú no puedes
hacer las cosas solo, como lo intentaste en el pasado. Dile a Jesús que tú tropezaste
en el momento más miserable de tu vida y que no tienes ninguna otra parte a dónde
ir, ni nadie hacia quién volverte. Dile a Jesucristo:
Déjate abrazar ahora por Jesucristo, sabiendo que nunca más tú estará solo, pues
siempre estará Él contigo.
Te doy gracias Señor por lo que estás haciendo en mí, hazlo también con aquellos
que me han herido. Amén, Amén, Amén.
Yo me perdono por no ser perfecto, por no acertar siempre, y me acepto como soy
y decido dejar de criticarme y ser yo mismo mi peor enemigo. Porque tú, Señor,
estás en mí, sé que puedo vivir reconciliado conmigo mismo. Me libero de todo lo
que guardé contra mí mismo. Me libero de esa prisión para permanecer en paz
conmigo mismo. Hoy, por el poder del Espíritu Santo, me perdono y me reconcilio
conmigo mismo.
Señor, no quiero desperdiciar mi vida amarrado por falta de perdón. Pero, algunas
veces, me siento débil para perdonar. No consigo perdonar con mis propias
capacidades.
55
Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.
Las perdono por todo lo negativo, por todo el desamor que, queriendo o aún sin
quererlo, me transmitieron a lo largo de mi vida.
Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.
Las perdono por todo lo negativo, por todo el desamor que, queriendo o aún sin
quererlo, me transmitieron a lo largo de mi vida.
Por sobre todas las cosas, mi Dios, te pido ahora la gracia de perdonar a la persona
que más me ha herido en la vida. Aquella que es más difícil de perdonar. Quiero
perdonarla ahora, aun cuando todavía me sienta herido y con rabia.
¡Bendice a cada una de esas personas en este día de hoy, Señor! Que ellas puedan
sentirse especialmente libres y amadas por ti, en este momento.
Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.
Te consagro y te entrego cada uno de mis órganos, miembros, sentidos y potencias
de mi alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad; mi consciente, inconsciente
56
y subconsciente. Te consagro cada uno de los dones, virtudes y carismas con que
el Padre creador ha adornado mi ser: mi libertad, mi imaginación, mis instintos, mi
capacidad para amar y para elegir, mi capacidad de movimiento y de educación en
el tiempo y el espacio.
Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.
En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Vísteme con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.
Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.
57
CUARTO DÍA
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.
Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.
Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.
Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.
58
ENSÉÑAME, JESÚS, A AMAR Y A PERDONAR
Jesús, reconozco ante tu divina presencia que el rencor me daña, y que guardar
el rencor es sólo colocarle vinagre a mi vida y, posiblemente, me gane un cáncer u
otra enfermedad. En este momento de oración dame tu luz para sanar mi interior,
pues el rencor me ha dañado. Jesús, no te alejes de mí un instante, porque ya lo
has dicho, sin mí nada puedes y la tarea es ardua.
Señor Jesús, dame la humildad para saborear tu vida, tus palabras, tus bendiciones,
tu Eucaristía, tu cruz y tu gracia. Será un triunfo más para Ti. Enséñame a pedir
perdón, darlo y recibirlo. Señor, dame ese don, porque perdonar sana, regresa la
armonía y me da la santidad. Amar y perdonar constituyen el más grande
acontecimiento que puedo vivir y saborear a plenitud porque es humano y divino.
Por eso, Señor, quiero alabarte con el siguiente canto:
Te conocí y te amé,
te pedí perdón y me escuchaste.
Si te ofendí, perdóname, Señor,
pues te amo y nunca te olvidaré.
59
Jesús, dame tu gracia para colocarme en tus manos. Amo tu armonía y tu paz que
ya forma parte de mi vida; ahora comprendo que, cuando doy el perdón, mi corazón
vuelve a ser tu morada y el hogar de mi hermano. "iTarde te amé, hermosura antigua
y tan nueva, tarde te amé!, y Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te
buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre las cosas que Tú creaste... ".
Hago mías estas palabras de san Agustín, escritas en sus Confesiones.
Fortifícame con tu Espíritu, Jesús, pues tengo la certeza que no es por mi propia
iniciativa por la que actúo, sino por el don de tu gracia que me envías. Jesús,
envíame tu Espíritu para que pueda construir la fraternidad. Vivo fragmentado y
quiero encarnar tu misericordia en mi corazón, que parece perdió la capacidad de
amar y ser amado; perdonar y ser perdonado.
Jesús, no quiero ser como el fariseo que oraba: "Te doy gracias, Señor, porque yo
no soy como los demás". No, Jesús, no quiero justificarme, mucho menos decirle a
mi razón y corazón que es mi hermano el culpable de mi rencor. Quiero sanar, pero
tengo miedo decirle a mi hermano sanemos ya nuestro corazón; tengo miedo,
Jesús, a su rechazo.
Fui el ofendido y, con humildad te lo digo, soy yo quien quiero dar el primer paso
para restablecer la fraternidad; pero Señor, ni el amor ni el perdón se dan o se
ofrecen por la fuerza, quiero darlos y recibirlos con toda la libertad de mi corazón.
Reconozco, Señor, que soy yo quien agrandó el problema porque mi soberbia me
lo pidió. Soy yo quien aseguró que fue mi hermano el que equivocó el camino, el
que cometió la ofensa y me hirió; por lo tanto, concluí, Señor, que quiero verlo
humillado pidiendo perdón. Y ahora me pregunto delante de Ti: ¿dónde está mi
humildad? ¿Dónde quedó mi fervor en la oración cuanto te pido que me des un
corazón semejante al tuyo?
Ahora veo con más claridad mi hipocresía, pido y no cumplo. Pido compasión,
comprensión y misericordia y mira, Señor, lo hago con un corazón de piedra, sin
deseos de que un día sea de carne. Destierra de mi vida el rencor porque quiero
saborear tu amor y la reconciliación con mi hermano. Veo que mi rencor sigue firme
60
y bien instalado en mi corazón. Y no quiero que nadie lo toque porque sería como
tocar mi dignidad humillada. Cúrame con tu gracia, envíame el don de la humildad,
envíame al Espíritu Santo para que me lance al amor, amando y perdonando a mi
hermano. Amén.
SALMO 129
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.
Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.
Credo
Magníficat
“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.
63
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
64
Magníficat
“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
65
Quinto Misterio - Perdonar a un novio o una novia.
“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Salve Reina
Oración Final
Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.
66
Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.
De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.
67
De todos los apegos malsanos,
Sana a mi familia, oh Jesús.
Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.
68
ORACIÓN PARA OLVIDAR A UNA PERSONA AMADA
No existe situación más dolorosa que la pérdida de una persona amada, ya sea por
una ruptura en la relación que no esperábamos y peor aún la muerte del ser querido.
Un corazón roto por la pena, nos quita las ganas de vivir.
Muchas veces hemos sido heridos a lo largo de nuestras vidas, incluso en algunos
casos estas heridas son causadas desde nuestra infancia. Las heridas del alma van
causando serias consecuencias en las personas al punto de causar resentimiento y
amargura que podría convertirse en odio.
69
Señor Jesús y Dios mío,
durante mucho tiempo he estado
arrastrando las heridas de mi pasado,
pero hoy he decidido perdonar en Tu Nombre,
para recibir la salud de mi alma.
Señor Jesús, cuanto anhelo compartir con esta persona que no me corresponde,
me ha dolido aceptar su rechazo
me ha dolido su indiferencia,
Señor Jesús, arranca este sentimiento tan fuerte de mi
70
sácalo de mi corazón y dame la fuerza para seguir.
Señor Jesús, ayúdame a superar este sentimiento
sácalo de mi rápidamente
así como está lejos el Oriente del Occidente
Señor Jesús, llévate lejos de mi este sentimiento,
que lo olvide para siempre
sácalo de mi mete y mi corazón
Señor Jesús, te lo entrego en tus manos, llévatelo
dale a mi corazón tu paz y tu amor.»
Amén.
No existe nada más terrible que estar enamorados de un amor imposible, cuando
nos equivocamos y elegimos a la persona incorrecta, ¿qué debemos hacer? ¿A
quién acudimos, para arrancar el sentimiento que nos ata fuertemente? Solo
Nuestro Señor Jesucristo podrá ayudarnos.
Podemos hacer uso de la siguiente oración que nos ayudara a olvidar ese amor
imposible con el que no podemos seguir vinculados. Si este es tu caso ora al Señor
Jesús esta oración cada día y verás los resultados.
Señor Jesús, Tú sabes que no hemos sido hechos el uno para el otro
aunque me duela, lo reconozco y te entrego este sentimiento
Señor Jesús, haz que Tu Espíritu me ayude a olvidar y arrancar este recuerdo.
Señor Jesús, que mi mente y mi corazón sean limpios de apegos,
hazme olvidar los recuerdos
no es para mí, es imposible, me duele.
Sáname Señor Jesús, este dolor.
71
ORACIÓN PARA PERDONAR A UNA PERSONA QUE TE HIZO DAÑO
Hay situaciones en la vida de cada ser humano que ha causado dolor profundo, y
que representan muchas veces un daño irreparable. Algunas personas han
arrastrado desde niños una cadena de situaciones que han agravado cada vez más
el daño causado al corazón. Es aún más triste cuando el daño es causado por la
persona más cercana y que se supone que debería ser aquella a quien más
amamos y la que más debería amarnos.
Los casos más dolorosos son causados por maltrato de los padres o familiares,
estas heridas profundas solo pueden ser sanadas por Nuestro Señor Jesucristo, por
lo que haremos esta oración que te permitirá sanar tu corazón, superar el dolor y
seguir adelante.
Cuán difícil puede resultar para ti olvidar a la persona con la cual has mantenido
una relación estable, pero que lamentablemente dicha relación ha llegado a su fin.
No hay nada más devastador que el final de una relación en la que es a ti a quien
le toca perdonar, olvidar, renunciar, soltar y dejar ir.
72
Haz esta oración especial que te ayudará a perdonar, olvidar a tu ex, y dejará tu
corazón limpio y preparado para rehacer tu vida al lado de la persona correcta y dile
al Señor «Dios dame fuerza para seguir adelante».
Para ciertas situaciones donde el hombre o la mujer son atrapados por un maleficio
de parte de su pareja, la cual no puede olvidar, no resulta nada fácil superar el
apego, sobre todo cuando la costumbre ha permitido que el hombre o la mujer
dependa en muchas áreas del amor que disfrutó al lado de la que fue su pareja por
largo tiempo.
Con la ayuda del Señor Jesús, podrás encontrar las fuerzas para olvidar al esposo
que te dejó por cualquier circunstancia, poco a poco superaras a tu esposo (a) y
podrás continuar con tu vida con mucha fe y entusiasmo.
74
Señor Jesús, sé que limpiarás su recuerdo
¡Oh Dios! socórreme y sé tú mi compañero,
Señor Jesús, no me dejes, no quiero estar solo (a)
Tú eres mi ayuda y mi refugio, acompáñame por siempre, Señor.»
Amén.
Hoy día en nuestra sociedad es muy común que las personas se vean envueltas en
situación amorosas con personas que están casados, ya sea por desconocimiento
o consientes de la situación legal del hombre llega el momento en que la relación
se hace insostenible y es el momento de romper el triángulo amoroso que se formó.
«Oh buen Dios, Señor Nuestro Jesucristo, vengo ante ti a suplicar tu ayuda,
quiero confesar mi pecado y mi maldad
Señor Jesús, te confieso que sin darme cuenta me vi
envuelto (a) en este conflicto que hoy aflige mi corazón.
Señor Jesús, en tus manos pongo mis caminos, mis pasos y mis decisiones.»
Amén.
75
ORACIÓN PARA RENUNCIAR Y OLVIDAR UN AMOR NO CORRESPONDIDO Y
QUE TE HA LASTIMADO
Existen situaciones en la vida en las que nos toca llevar la desventaja, es posible
que te hayas enamorado y que ese amor no sea correspondido, que hayas sufrido
menosprecio y abandono por parte de la persona amada. Aunque es doloroso, nos
damos cuenta cuando no somos correspondidos en el amor y se hace necesario
alejarnos.
No hay nada más doloroso y difícil que el final de un romance prohibido, lo que te
ha hecho vivir momentos de emocionante alegría, y te ha permitido tener
experiencias ilícitas. Pero llega el momento en que todo debe terminar y no es nada
fácil renunciar a lo que le ha dado, aparentemente, un poco de color a la vida.
Deshacerte de tu amante y olvidarlo es un proceso difícil, hagamos esta oración a
Nuestro Señor Jesucristo, que te ayudará a salir adelante y dejar todo en sus
manos, solo tienes que tener mucha fe que todo va a ser superado de la mejor
manera.
76
«Amado Señor Jesucristo, hoy vengo a ti
reconociendo que he fallado,
sin darme cuenta los lazos de esta relación me dejaron preso
en la oscuridad y en la noche me escondí
donde nadie me veía estuve oculto
sin darme cuenta dañé y me hice daño a mí mismo.
En la vida se nos pueden presentar muchas situaciones difíciles en las que personas
que queremos, nos lastimen, y luego somos nosotros lo que nos llenamos de odio
y rencor, atando nuestra alma a sentimientos negativos. Si sientes que te
encuentras en esa situación, ora al Señor Jesús y prepárate para que el perdón
llegue a tu vida.
Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.
77
Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.
En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Visítame con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.
Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.
78
QUINTO DÍA
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.
Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.
Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.
Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.
79
EL PERDÓN ES UNA GRACIA DIVINA Y HUMANA
Ahora quiero acercarme a mis hermanos con cariño, los miraré como Tú los miras.
Le diré a quien más rencor le tengo, he pecado contra el cielo y contra ti, no merezco
llamarme tu hermano, te amo. Anímame, Jesús, para que llegue ese momento
divino que nunca olvidaré. Entonces, Señor, el rencor quedará despedido e
ingresará a nuestro corazón tu maravilloso amor. Quiero gozar tu don de perdonar,
ese don liberador que me regresa la mirada de amor y la serenidad interior.
Dale también tu gracia, Señor, a mi hermano con quien tengo diferencias dañinas,
para que los dos gocemos la fraternidad, viviremos el amor cristiano sin condiciones,
ni contaminaciones, libre, humano y divino. Será un momento de gracia porque se
estarán cerrando las heridas y acabándose nuestros resentimientos. Será el fin de
un proceso perseverante. Señor, dame tu gracia para decir: sí a tu amor; sí a la
amistad; sí a la libertad; sí a tu Reino, sí a mi hermano. Amén.
Gracias quiero darte, Señor, por estos momentos maravillosos en los que estoy
experimentando tu gracia, la gracia de perdonar. Con tu ayuda, doy el primer paso.
Ya no más desgastes emocionales, ni rencores que me hieren, no más pecados
gratuitos que dañan y hacen pesado el ambiente. Con tu fuerza, Señor, nunca más
80
devaluaré las palabras de mi hermano ni llegaré a conclusiones superficiales. Su
dignidad humana merece respeto y más siendo hijo tuyo. Nunca más pensamientos
duros contra mi hermano, pues es tu imagen y semejanza.
Le diré a mi razón que mi hermano tiene derecho de expresar su enojo, que tal vez
yo no conozco la causa, o que debo aceptar mi parte de responsabilidad. Que soy
yo quien decide si esa palabra fuerte la acepto como una ofensa o si se la entrego
al Señor del Perdón. Señor, ayúdame a convencer a mi razón que hoy nadie
necesita vivir iracundo y con rencores, que hoy todos necesitamos amor,
misericordia, perdón, alegría, paciencia y tolerancia. No quiero perder esta riqueza
divina y humana.
Tal vez mi razón no se ha dado cuenta que necesitamos comprendernos y evitar los
daños emocionales, las rencillas y las venganzas y que, con pequeños esfuerzos
humanos y la gracia divina, es posible el amor cristiano. Ven en mi ayuda, Jesús,
no niego con esto mi humanidad y mi imperfección. Pero no quiero más agresividad
contra mi hermano, no más pensamientos intransigentes que dañan y le cierran las
puertas al amor y al perdón. Quiero ser el verdadero santuario del Espíritu Santo y
no el templo de la venganza y del rencor. Triste sería, Jesús, si mi mente, mi corazón
y mi voluntad fueran el templo del demonio. Lejos de mi satanás. Nunca más estas
actitudes inhumanas, pecaminosas, intoxicadas, dañinas que denigran mi bautismo,
mi ser cristiano y mi ser de hijo de Dios. Amén.
Que tu razón no se vaya por el camino del rencor y la venganza, que escoja el
camino del amor, la comprensión y la fraternidad.
SALMO 105
81
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo,
visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad.
82
Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo.
83
derramaron la sangre inocente
y profanaron la tierra ensangrentándola;
se marcharon con sus acciones
y se prostituyeron con sus maldades.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Después de enterrar a su padre, José volvió a Egipto con sus hermanos y con todos
los que habían subido con él a enterrar a su padre. Cuando los hermanos de José
vieron que había muerto su padre, se dijeron: «A ver si José nos guarda rencor y
quiere pagarnos todo el mal que le hicimos». Y mandaron decir a José: «Antes de
morir tu padre nos encargó: “Esto dirán a José: Perdona a tus hermanos su crimen
y su pecado y el mal que te hicieron. Por tanto, perdona el crimen de los siervos del
Dios de tu padre”». José al oírlo se echó a llorar. Entonces vinieron sus hermanos,
84
se postraron ante él y le dijeron: «Aquí nos tienes, somos tus siervos». Pero José
les respondió: «No teman, ¿soy yo acaso Dios? Ustedes intentaron hacerme mal,
pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy
somos. Por tanto, no teman; yo los mantendré a ustedes y a sus hijos». Y los
consoló hablándoles al corazón. José habitó en Egipto con la familia de su padre; y
vivió ciento diez años.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.
Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.
Credo
Magníficat.
“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.
85
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
86
Magníficat
“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.
Rezar 10 veces
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
87
Cuarto Misterio - Perdona a tu Papá.
“Jesús con la Cruz acuesta camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
88
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Salve Reina
Oración Final
Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.
Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.
De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.
89
De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y / o las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.
90
De todos los defectos físicos heredados,
Sana a mi familia, oh Jesús.
Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.
PERDONAR A DIOS
91
Ojo, este artículo no gustará a quienes piensan que uno no puede enojarse con Dios
porque es pecado, porque es malo, porque así no dice la Biblia y toda clase de
argumentos que no permiten explorar este concepto que es más común de lo que
quisiéramos.
Mis enojos con el Creador han sido en su mayoría por expectativas no cumplidas,
lo cual me ha producido frustración, decepción, amargura del alma y porque no
decirlo, un sabor a engaño por parte del Señor…, ¡A veces he sentido que me ha
abandonado a mi suerte sin que le importe siquiera un poquito! ¿Te ha pasado?
Ahora bien, toda esta mescolanza de sentimientos que se aprietan en tu pecho es
genuinos, son válidos, tienes derecho a sentirlos, pero también a expresarlos pues
son tuyos, y de no hacerlo corres el riesgo de quedar estancado en el puerto de la
amargura. Es que cuando reclamamos a Dios se produce un acto de catarsis difícil
de explicar, pero quienes lo han vivido pueden dar fe que produce muchos
beneficios. ¿O acaso no lo hizo el profeta Jeremías que gritó a los cuatro vientos su
rabia contra el Creador? (Jer. 20:14-18) ¿Acaso no has leído cómo se quejó el
profeta Habacuc cuando veía que su mundo se venía abajo y el Dios al que servía
no hacía nada? (Hab. 1:2-4; 12-17) ¿Será que Jesús no expresó su dolor cuando
exclamó desde la cruz “Dios mío, Dios mío…, ¿por qué me has abandonado?
(Mateo 27:46).
Les dije en párrafos anteriores que la mayoría de mis enojos con Dios han sido por
“expectativas no cumplidas”, y nótese las comillas que utilizo aquí porque quiero
enseñarles algo importante: “Soy yo quien se hizo ilusiones de cosas, situaciones y
promesas que Dios nunca dijo que pasarían, al menos como yo esperaba que
pasaran”. Es cierto que en la Biblia encontramos unas 8.000 promesas de
bendición, pero cada una de ellas ha de ser interpretada en su contexto y no como
a mí se me da la gana, pues cuando hacemos esto se cumple el dicho popular que
es conocido en el mundo evangélico: “Interpretar un texto fuera de contexto es un
gran pretexto”.
Lo que quiero decir es que eres tú quien cometió errores que más tarde te pasarían
la cuenta. En esta vida pagamos las consecuencias de nuestras malas decisiones
o disfrutamos los resultados de las buenas decisiones.
Así que…
• Dejaste que te vendieran un evangelio de prosperidad cuando el evangelio
que predicó Cristo era más existencial que la vida misma. Jamás dijo el Señor
que no tendrías problemas (Juan 16:33).
• Permitiste decepcionarte de Dios cuando esperabas que te cuidara “y no lo
hizo” –aunque en verdad siempre estuvo al pendiente de ti, no más que
esperaste que te salvara de manera espectacular cuando por el contrario Él
trabaja de manera silenciosa–.
• Eres tú y no otro quien no supo decir NO, quien se asoció con quien no debía,
quien se metió en trabajos asfixiantes, quien comió, bebió e irrespetó su
cuerpo para luego padecer enfermedades físicas y emocionales, no culpes a
Dios…, ¡asume! (Santiago 1:13).
93
• Tú eres quien siendo adulto sigues creyendo en “cuentos de hadas”, mientras
que la Biblia nos habla que la vida suele ser cruel, dura, fuerte e injusta (leer
Proverbios y Eclesiastés), y que los hijos de Dios no estamos exentos de los
males de este mundo. Asimilar esto puede ayudarte a vivir de mejor manera
“pues las cosas malas se transforman para nosotros en cosas buenas” (Rom.
8:28).
¿Será entonces que necesitas perdonar a Dios tal como sostiene tal escritor? Mira,
si incumplió alguna de sus promesas en ti –interpretadas de la manera correcta–, o
si te abandonó a tu suerte cuando más lo necesitabas, o dejó de sostenerte todos
estos años permitiendo dolor, daño y maltrato hacia ti, entonces debes perdonarlo.
¿Pero sabes? la escuela de la vida me ha enseñado que cada vez que he sentido
el desamparo de Dios cual Cristo en la cruz, al final del proceso me doy cuenta que
nunca estuve solo, Él caminó a mi lado de manera tan imperceptible que a veces
no lo vi, pero después comprendí que el dolor, el daño, el maltrato, el sentido de
abandono y enojo es parte del guion de la vida y que debo aceptarlo, eso me ha
hecho ver la vida con otros ojos, una vida en la cual puedo caminar a pesar de todo
el mal que ella puede traer (aunque la vida también se compone de muchas
bendiciones, ¡no seas tan pesimista!).
Pero para llegar a este nivel de comprensión tuve que pasar por el desierto, sentir
el calor quemando mi espalda, el dolor en mis pies y la sequedad en mi garganta; y
aunque muchas veces el camino se hizo largo –pueden pasar años–, sé que tarde
o temprano llegaré a Canaán, la Tierra Prometida y que nada saco enojándome con
Dios. Entonces hago lo mejor que se me puede ocurrir: caigo de rodillas, derramo
lágrimas de verdad, de aquellas que vienen del alma y le pido a Dios me ayude a
seguir avanzando, perdonando, aceptando. Y cuando me levanto soy otro, uno que
está en paz con la vida, con el Señor y conmigo mismo porque he comprendido que
yo solito me hice ilusiones que no debía, me hice trampas, boicoteé mi futuro y
terminé culpándolo a Él…, ¡perdóname Señor! ¡perdóname Señor!
(En esta oración, iremos subiendo, de un modo espiritual, una escalera cronológica,
pidiendo la gracia de aceptarnos y perdonarnos. A medida que cada recuerdo
doloroso llegue a tu mente, detente en él para orar y entregar lo a Dios y no sigas
adelante hasta que el recuerdo no sea en paz).
Padre amado, te doy gracias por tu Hijo Jesús, quien murió en la cruz, no sólo para
liberarme de mis pecados, sino también de la culpabilidad y los temores que no me
dejan tener una comunión profunda contigo y que se llevan la paz.
94
Te agradezco que Jesús sea el mismo ayer, hoy y para siempre, y que él quiera que
yo sea completamente sano: en el nivel del espíritu, del alma y del cuerpo.
Señor Jesús, divino caminante, hoy quiero pedirte que camines a lo largo de mi
historia de modo que me ayudes a perdonarme por todos los errores y pecados
cometidos. Ilumina, con la luz que fluye de tu divino corazón, mi pasado, en cada
segundo de mi vida. Sáname y renuévame.
Tú, que, al abrir el Nuevo Testamento, nos presentaste tu genealogía, toma mi árbol
genealógico y permite descansar en tu presencia, a todos aquellos antepasados
que murieron sintiéndose culpables. Entra en mi familia y rompe toda atadura
genética dañina.
Jesús, tú sabías todo acerca de mí antes que yo naciese. Gracias por haber estado
allí cuando se inició mi vida. Libérame, si, cuando estaba en el vientre de mi madre,
recibí sentimientos de vergüenza o de indignidad, o si cualquier otra fuerza negativa
fue transmitida a mí, por ser un hijo no deseado. Sosiega el temor y toda angustia
visceral, si hubo, en algún momento, en el pensamiento materno, la tentativa de
abortarme. Toca la elección de muerte que pude haber hecho de vivir con mis
propias fuerzas. Dame la gracia hoy de decir sí a la vida.
Gracias, Señor Jesús, por haber estado junto a mi madre y junto a mí, en el
momento de nacer y por haberme amado. Consuélame y sáname, si hubo
programación del sexo, y mis padres se decepcionaron al ver que era de un sexo
diferente del deseado. Señor Jesús, desde el principio, llena todo con tu precioso
amor Que pueda sentir alegría y protección, como si ahora fuese un bebé que es
recibido por tus brazos y los de la Virgen María. Cólmame de tu espíritu de perdón
y de ternura, si fui dado en adopción o descuidado.
Señor Jesús, te doy gradas por mi papá. Le pido perdón y me perdono a mí mismo,
por cualquier forma en que lo haya herido o le haya fallado. Y lo perdono a él por
cualquier herida que me haya ocasionado.
95
Señor Jesús, te doy gracias por mi mamá. Le pido perdón y me perdono a mí mismo,
por cualquier forma en que la haya herido o le haya fallado. Y la perdono a ella por
cualquier herida que me haya ocasionado. Señor Jesús, te doy gracias por cada
uno de mis hermanos. Les pido perdón y me perdono a mí mismo, por cualquier
forma en que los haya herido o les haya fallado. Y los perdono a ellos por cualquier
herida que me hayan ocasionado.
Te pido que te detengas en medio de mi familia y que permitas que tu amor divino
fluya entre nosotros, a fin de que tanto yo, como cada uno de ellos, sea liberado de
la vergüenza y la culpabilidad. Te doy gracias, Señor, porque estabas junto a mí
durante los arios de mi adolescencia, cuando estaba en el colegio secundario.
Te doy gracias, Señor, por los años que han transcurrido desde entonces hasta hoy.
Tú sabes que, en esta etapa, también he cometido errores y pecados. Perdóname
y cúbreme con tu preciosa sangre. Límpiame, purifícame y sáname, para que pueda
llegar a perdonarme como tú me perdonas y a amarme como tú me antas. Gracias,
Señor, por estar llevándome ahora a dimensiones más profundas del perdón y del
amor. Siga entregando a Dios las heridas de desilusión, culpabilidad o frustraciones
que el Espíritu Santo vaya trayendo a su memoria.
ORACIÓN DE PERDÓN
96
que no he podido expresar, y no sé qué hacer con ella; es como fuego que me
quema y consume por dentro, por eso te pido me ayudes.
Señor, te pido que sometas: la cólera, el rencor, el odio, el resentimiento y la ira que
habita en mi corazón, y que las coloques a tus pies; clamo para que pueda ser libre.
Ayúdame Padre Celestial, sé que eres un Dios perdonador y rico en misericordia,
te pido que me enseñes a perdonar de corazón, porque, así como tú me perdonas
a mí, yo debo perdonar a los que me han ofendido.
Ahora comprendo que me conviene perdonar para poder estar cerca de ti, que me
conviene liberarme de las ataduras del odio, del rencor y del resentimiento que me
alejan de ti, envenenan mi alma y enferman mi cuerpo. Escucha Señor mi plegaria,
escúchame desde tu morada en el cielo, porque estoy arrepentido/a y perdóname,
pues ahora sé que el resentimiento que guardo en mi corazón es un pecado y no
quiero seguir ofendiéndote. (Busque la confesión sacramental si aún no lo ha
hecho).
Señor mío, el odio y el resentimiento hacia mis agresores, se han convertido en una
costumbre y una obsesión que me persigue de día y de noche. Solo tú puedes
realizar en mi mente y mi corazón el deseo de perdonar; muéveme para que pueda
ponerlo en práctica. Como dice tu Palabra: “Pues Dios es quien, por su
benevolencia, realiza en vosotros el querer y el obrar”.
Te pido ¡Oh! Dios, que perdones al que me ha ofendido, que lo bendigas y que
tengas misericordia de él / ella. Te pido perdón por haber hecho un juicio sobre la
persona que me ha lastimado y destruyo, con el poder de la Sangre de Jesús,
derramada en la cruz, las palabras que he dicho en su contra.
Rompo cualquier maldición y atadura de odio que haya proferido con mis labios, con
mis pensamientos y deseos destructivos hacia esa persona; te pido ahora Señor,
que la bendigas y que la grandeza de tu poder y a eficacia de la fuerza de tu amor,
la alcance en cualquier lugar en el que se encuentre.
Reconozco que necesito perdonarme a mí mismo, por todas mis faltas y errores que
he cometido. Sé que soy culpable y que he lastimado a otras personas, y te pido
que arrojes de mí esta culpa, tan lejos como dista el oriente del occidente, para que
pueda tener misericordia de mí mismo.
Perdóname Señor porque equivocadamente te culpé de las cosas negativas que
han sucedido en la vida. Sé que tú eres un Dios tierno y amoroso y que el enemigo
es quien ha venido a matar, robar y destruir.
97
Necesito restaurar mi relación contigo y sé que tú quieres que yo tenga vida y una
vida abundante, por eso, te pido que me perdones por culparte y alejarte de mí. Te
pido Señor, que, a través de tus llagas, reciba en mi alma la sanación que necesito,
para que brote un perdón sincero desde lo más profundo de mi corazón.
Que el poder reconciliador de la Cruz obre hoy tu perdón, pues por la Sangre de
Cristo derramada en ella, Dios estableció la paz y ha destruido en su propia carne
el muro de odio que nos separaba. Abro mi corazón a la gracia del perdón y la
recibo. Te doy gracias por derramarla sobre mí a través de tu Espíritu Santo.
Sello esta oración en mi corazón con la Sangre del Cordero sin mancha ni defecto,
en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.
Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.
En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
98
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Visítame con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.
Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.
99
SEXTO DÍA
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.
Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.
Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.
Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.
100
MI RAZÓN NACIÓ PARA DIALOGAR Y COMPRENDER, Y MI CORAZÓN PARA
AMAR
"Cuando se pongan a orar, perdonen lo que tengan contra otros, y el Padre del cielo
perdonará sus culpas" (Me 11, 25).
Ahora, Jesús, tenemos una sola tarea: convencer a la razón que nunca más
pervierta a mi corazón para que, en alianza, reine en mí interior tu armonía y tu
mandamiento del perdón. Sé lo maravilloso que es perdonar y, aunque es difícil
hacerlo, lo haré para gozar la armonía interior. Y entonces mi rencor se convertirá
en arrepentimiento, que me hará decirte: "misericordia, por tu inmensa bondad borra
mi culpa... cometí la maldad que aborreces ...".
Me siento agradecido por este proceso que vivo de reencuentro contigo, Jesús. Mi
corazón está tranquilo porque vuelve a amar y a perdonar, y ahora no quiere más
ofuscarse por ofensas que lo empujen al rencor.
Señor, es un trabajo que parece sencillo, pero exige un camino de conversión. Creer
en Ti, creer en la grandeza y la dignidad de mi hermano, creer que seguir el camino
del rencor es el camino del mal y de la muerte, y a un cristiano nunca le está
permitido seguir tal senda.
La razón analiza los hechos, ora, comprende y dialoga, nunca actúa por impulsos
primarios y le recuerda al corazón que continúe amando, pues ésa es su vocación.
101
Segundo momento de oración
Quiero decirles que no corran hacía la venganza, porque sólo daña mi riqueza
humana y espiritual. Quiero decirles que sepan manejar las borrascas, las
dificultades, no para agredir enseguida, sino para dialogar, buscar el bien común y
el bien de mi hermano.
Hoy, Jesús, quiero decirle a mi razón que no es la reina de la sociedad, sino que
tiene un prójimo para amar y dialogar y un entorno que debe respetar. Quiero decirle
que no se le permite ofender a nadie, ni que se la pase reviviendo heridas y, mucho
menos, reprimiéndolas, porque tarde o temprano van a explotar con mayor fuerza.
Sólo tiene permiso de atenderlas y amarlas.
Quiero, Señor, decirle a mi razón que no se sienta víctima, sino que se abra a los
nuevos momentos de misericordia y alegría, y al encuentro contigo, por el camino
del perdón y la misericordia. Quiero decirle a mi razón que no se quede en el pasado
cuando la venganza era la reina.
Señor, quiero decirle a mi soberbia que la expulso, que ya no quiero vivir con sus
problemas, que quiero vivir manso y humilde de corazón, que quiero tener un
corazón como el tuyo. Decirle claramente a mi soberbia que prefiero amar y no
vengarme, porque con una persona rencorosa y vengativa nadie quiere vivir. Quiero
vivir en la alegría y no deseo perderla, sino darla y compartirla. Quiero amar, gozar
la alegría, recibir la misericordia de Dios. Amén.
SALMO 79
103
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
David subió de allí y se estableció en los riscos de Engadí. Cuando Saúl volvió de
perseguir a los filisteos, le informaron: «David se encuentra en el desierto de
Engadí». Entonces tomó tres mil hombres escogidos de todo Israel y marchó en
busca de David y su gente frente a Sure Hayelín. Llegó a un corral de ovejas, junto
al camino, donde había una cueva. Saúl entró a hacer sus necesidades, mientras
David y sus hombres se encontraban al fondo de la cueva. Los hombres de David
le dijeron: «Este es el día del que te dijo el Señor: “Yo entregaré a tus enemigos en
tu mano”. Haz con él lo que te parezca mejor». David se levantó y cortó, sin ser
visto, la orla del manto de Saúl. Después de ello, sintió pesar por haber cortado la
orla del manto de Saúl. Y dijo a sus hombres: «El Señor me libre de obrar así contra
mi amo, el ungido del Señor, alargando mi mano contra él; pues es el ungido del
Señor». David disuadió a sus hombres con esas palabras y no les dejó alzarse
contra Saúl. Este salió de la cueva y siguió su camino. A continuación, David se
levantó, salió de la cueva y gritó detrás de Saúl: «¡Oh rey, Mi señor!». Saúl miró
hacia atrás. David se inclinó rostro a tierra y se postró. Y dijo a Saúl: «¿Por qué
haces caso a las palabras que dice la gente: “David busca tu desgracia”? Tus ojos
han visto hoy mismo en la cueva que el Señor te ha entregado en mi mano. Han
hablado de matarte, pero te he perdonado, diciéndome: “No alargaré mi mano
contra mi amo, pues es el ungido del Señor”. Padre mío, mira por un momento, la
orla de tu manto en mi mano. Si la he cortado y no te he matado, comprenderás
bien que no hay en mí ni maldad ni culpa y que no te he ofendido. Tú, en cambio,
estás buscando mi vida para arrebatármela. Que el Señor juzgue entre los dos y me
haga justicia. Pero mi mano no estará contra ti. Como dice el antiguo proverbio: “De
los malos sale maldad”. Pero en mí no hay maldad. ¿A quién ha salido a buscar el
rey de Israel? ¿A quién persigues? A un perro muerto, a una simple pulga. El Señor
sea juez y juzgue entre nosotros. Juzgará, defenderá mi causa y me hará justicia,
librándome de tu mano». Cuando David acabó de dirigir estas palabras a Saúl, este
dijo: «¿Es esta tu voz, David, hijo mío?». Saúl levantó la voz llorando. Y siguió
diciendo: «Eres mejor que yo, pues tú me tratas bien, mientras que yo te trato
mal. Hoy has puesto de manifiesto tu bondad para conmigo, pues el Señor me había
puesto en tus manos y tú no me has matado. ¿Si uno encuentra a su enemigo, le
deja seguir por las buenas el camino? Que el Señor te recompense el favor que hoy
me has hecho. Ahora sé que has de reinar y que en tu mano se consolidará la
realeza de Israel. Júrame por el Señor que no harás desaparecer mi descendencia
después de mí ni borrarás mi nombre de mi familia». David se lo juró. Saúl volvió a
su casa, y David y sus hombres subieron al refugio.
104
ROSARIO DEL PERDÓN
Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.
Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.
Credo
Magníficat
“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
Magníficat
“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
106
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.
“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
107
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Salve Reina
Oración Final
Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.
Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.
De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y / o las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.
110
ORACIÓN PARA COMENZAR A PERDONAR
Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.
1 feliz el hombre a quien sus culpas y pecados le han sido perdonados por completo.
3 mientras no confesé mi pecado, mi cuerpo iba decayendo por mi gemir de todo el
día, pues de día y de noche tu mano pesaba sobre mí. Como flor marchita por el
calor del verano, así me sentía decaer.
Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos, y les
conserve todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sin defecto alguno, para la venida de
nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23)
111
¿Como afecta la amargura en estas 3 áreas?
Antes de tratar con una enfermedad física, se debe tratar la enfermedad del alma,
se debe curar el alma primero.
Úlceras: son de origen nervioso. Los tejidos del estómago se llegan a irritar tanto
que pueden literalmente formar agujeros. Las causas podrían ser: iras, enojos,
amargura, rechazos, etc.
Vesícula y riñones: también estos problemas afectan a estos órganos con graves
consecuencias. Los hebreos creen que los riñones son el asiento de las emociones,
por esto hay que prestar mucha atención cuando enferman.
Hígado: Cuando una persona tiene amargura, y si ingiere alimentos con rabia, ira,
ansiedad, nervios eso va a repercutir directamente sobre el hígado, porque la
digestión se hará de una manera imperfecta.
Efectos emocionales.
Cuando no hay salud emocional, el alma no está bien, el alma enferma. Se necesita
sacar todo lo que está dentro de uno, se deben ventilar las emociones reprimidas
para que haya sanidad.
112
Confiesen sus ofensas unos a otros y oren unos por otros, para que sean sanados.
¿Con quién nos confesamos? Debes buscar al sacerdote para que recibas el
sacramento de la confesión y te de la absolución de tus pecados y también pedir
oración, si estás compartiendo en comunidad en un grupo, a algún hermano, con
buen testimonio para orar.
Hebreos 12:14-15
Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie
podrá ver al Señor. Procuren que a nadie le falte la gracia de Dios, a fin de que
ninguno sea como una planta de raíz amarga que hace daño y envenena a la gente.
Santiago 3:14-15
Pero si ustedes dejan que la envidia les amargue el corazón, y hacen las cosas por
rivalidad, entonces no tienen de qué enorgullecerse y están faltando a la verdad.
Porque esta sabiduría no es la que viene de Dios, sino que es sabiduría de este
mundo, de la mente humana y del diablo mismo.
Estos versículos nos enseñan que la amargura alimenta a Satanás. Cuando hay
amargura Satanás trabaja muy fácil en la vida de la persona, y hace que su vida se
vuelva muy angustiosa. Por un lado: su fin es llevar a la persona a la depresión
hasta que ya no quiera vivir, por otro lado, la amargura contamina a los demás y
alcanza así a cantidad de personas que serán “envenenadas” por la amargura de
uno. Nuestra amargura dañará a los demás sin falta.
113
¿Qué hago para sanar de la amargura?
1. Debemos aceptar que nuestro problema es real, debemos aceptar que tenemos
amargura.
3. Debemos tomar la decisión de ser sanados. Tenemos que desear ser sanados,
aunque lo que hayamos pasado haya sido tan terrible. Debemos desear dejar atrás
todo, olvidando y perdonando para siempre. No hay sesión de oración que funcione
si uno de verdad no quiere ser sanado.
4. Pedir perdón por todos nuestros pecados y soltar, liberar a todas las personas
que nos han hecho daño.
Aunque la herida haya sido demasiado grande, aunque el trauma haya sido
demasiado grave, es necesario desear perdonar y sanar para que Dios obre su
parte divina en esta sanación.
¿Qué hará Dios? Dios dará una unción especial para fortalecer a la persona en ese
proceso, Él traerá consuelo sobrenatural sobre el alma, traerá Su paz, hará que la
herida sane rápido, hará que deseemos realmente perdonar con el corazón, sacara
el resentimiento del corazón, y hará finalmente que al recordar la situación que le
traumó ya no derrame lágrimas.
Con la ayuda de tu gracia, ¡Oh Dios mío! Que has perdonado mis pecados, yo
también deseo perdonar sin condición, de todo corazón, a todas las personas que
me han ofendido o herido, perseguido o rechazado, dañado o perjudicado,
intencionalmente o no. Perdono a todos mis enemigos y a mis antepasados.
Abandono todo rencor, toda amargura, todo deseo de venganza, todo resentimiento
y todo odio o rebeldía.
Perdono en particular a (decir los nombres… en el caso de que los haya, aunque
hubiese fallecido). Perdono especialmente a las personas que más me han herido
114
en la vida, a toda persona que haya podido utilizar contra mi o los míos fuerzas
malignas (brujería, maleficio, veneno, fetichismo, magia, intriga, abuso de autoridad)
para hacerme fracasar o enfermar, o que haya atentado contra mi vida.
Hoy pido perdón a estas personas y te pido que la bendigas en todas las cosas. En
el nombre de Jesús, las libero de toda deuda hacia mí, hago las paces con ellas, las
bendigo y las confío a tu Misericordia.
Señor, te ruego que perdones mis pecados contra Ti y contra los hombres,
particularmente mis miedos, mis dudas, mis quejas, mi autocompasión, mis
desesperaciones y mis abatimientos, mis acusaciones, mis críticas y mis juicios
hacia el prójimo. Cúrame de las heridas que me han causado los otros y rompe
todos los lazos que encadenan mi libertad de hijo/a de Dios.
Te doy gracias, Señor, por el perdón, la paz y la alegría que me concedes ahora,
por medio de tu Espíritu Santo, el consolador, que me da la fuerza de su compasión.
Amén.
Yo me perdono por no ser perfecto, por no acertar siempre, y me acepto como soy
y decido dejar de criticarme y ser yo mismo mi peor enemigo. Porque tú, Señor,
estás en mí, sé que puedo vivir reconciliado conmigo mismo. Me libero de todo lo
que guardé contra mí mismo. Me libero de esa prisión para permanecer en paz
conmigo mismo. Hoy, por el poder del Espíritu Santo, me perdono y me reconcilio
conmigo mismo.
Señor, no quiero desperdiciar mi vida amarrado por falta de perdón. Pero, algunas
veces, me siento débil para perdonar. No consigo perdonar con mis propias
capacidades.
Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.
Tomo la firme decisión de vivir reconciliado con las personas en mi vida.
115
Las perdono por todo lo negativo, por todo el desamor que, queriendo o aún sin
quererlo, me transmitieron a lo largo de mi vida.
Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.
Por sobre todas las cosas, mi Dios, te pido ahora la gracia de perdonar a la persona
que más me ha herido en la vida. Aquella que es más difícil de perdonar. Quiero
perdonarla ahora, aun cuando todavía me sienta herido y con rabia.
¡Bendice a cada una de esas personas en este día, Señor! Que ellas puedan
sentirse especialmente libres y amadas por ti, en este momento.
Entiendo que, aunque tenga miedo, mis emociones no tienen que controlar mis
acciones. Padre, que Tus dulces palabras saturen mi mente y dirijan mis
pensamientos. Ayúdame a liberar el dolor y a empezar a amar como Jesús ama.
Quiero ver a mi ofensor a través de los ojos de mi Salvador. Si yo puedo ser
perdonado, él también. Entiendo que no hay niveles en tu amor. Todos somos tus
hijos, y tu deseo es que ninguno de nosotros perezca.
Tú nos enseñas a “que la paz que viene de Cristo gobierne en nuestros corazones”.
(Col. 3:15) Cuando perdono con palabras, permite que tu Espíritu Santo llene mi
corazón de paz. Rezo para que esta paz que sólo viene de Jesús gobierne en mi
corazón, manteniendo fuera las dudas y las preguntas. Y, sobre todo, estoy
116
agradecido. No sólo hoy, no sólo esta semana, sino siempre. Gracias por el
recordatorio: “Siempre sé agradecido”. (Col. 3:15) Con gratitud, puedo acercarme a
ti y dejar ir la falta de perdón. Con gratitud, puedo ver a la persona que causó mi
dolor como hijo del Dios Altísimo. Amado y aceptado. Ayúdame a encontrar la
compasión que viene con el verdadero perdón.
Y cuando vea a la persona que me lastimó, trae esta oración a mi memoria, para
que pueda llevar cautivo cualquier pensamiento impío y hacerlos obedientes a
Cristo. (2 Cor. 10:5) Y que la confianza de Cristo en mi corazón me guíe a la libertad
del perdón. Te alabo por el trabajo que estás haciendo en mi vida, enseñando y
perfeccionando mi fe. En el nombre de Jesús, amén.
Clama al Señor pidiendo para ti, en el nombre de Jesús, la asistencia del Espíritu
Santo.
Sáname Señor de toda herida que haya alcanzado mi corazón emocional, que haya
afectado mí sensibilidad, mi memoria, mi imaginación, mi voluntad, mi alma, mi
cuerpo, mi ser; libérame de toda atadura, de toda cadena que me tenga esclavo.
Deseo ser libre Padre Eterno, por tu Santo Espíritu, para poder entregarme
alegremente a tu servicio y para ayudar a mis hermanos.
Jesús mi Señor: para Gloria del Padre Eterno, yo me entrego completamente a ti,
en mente, cuerpo, alma, espíritu y corazón, con todos mis sentidos, con todo mi ser,
con todo lo que soy, con todo lo que hago, con todo lo que tengo, tuyo soy, te
pertenezco.
Señor Jesucristo, Tú eres el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María; gracias porque
entregaste tu vida en la Cruz, y con tu Sangre nos rescataste; haz resucitado y vives
con nosotros y quieres llevarnos a tu Gloria Eterna.
Libérame y sáname de todo el mal que hay en mí y que tu conoces Señor, libera mi
inconsciente, libera mi subconsciente, libera mi conciencia, de todo aquello que me
haya podido herir, en mi amor, voluntaria o involuntariamente.
Padre Eterno, sáname y libérame de todo aquello que me ata, por no haberme
aceptado, así como soy, como nací: con mi sexo y mis rasgos físicos, con mis
debilidades, con mis incapacidades, con mi carácter, con mi temperamento, con mi
cobardía.
Te doy gracias Señor, por la liberación y sanación que tú me das ahora; gracias por
Tu Amor, yo sé que Tu estas aquí, que has tocado mi ser; Yo creo en tus promesas
Jesús, son verdaderas; haz dicho “Todo lo que pidáis al Padre, en Mi Nombre, sea
lo que fuere, yo lo haré”. En ti confío Padre Eterno, en ti confío Jesús y Espíritu
Santo, te alabo Trinidad Santa, te exalto eternamente.
118
A ti María Santísima Madre Celestial, gracias, por ser mi Madre intercesora, mi
compañía. Amén.
Yo ... (dices tu nombre) como Tú, Jesús, ayudado de tu gracia, quiero perdonar.
Jesús yo quiero perdonar. Señor Jesús, dame la gracia de perdonar. El perdonar es
una decisión de mi voluntad, y cuando sienta odio, venganza, ira, Señor Jesús en
Tu Santo Nombre, quiero perdonar. Yo perdono, bendigo, amo en Tu Nombre Jesús
(Pon en las manos de Jesús a las personas que más te han herido).
Señor Jesús, aquí está mi corazón herido, lávame con tu sangre, sana todas mis
heridas y sálvame. Limpia mis heridas, cicatriza mi corazón. Ahora toca esta herida
y sánala, llénala de amor. Señor bendice al que me hirió, yo lo bendigo y lo amo en
tu nombre. Transforma mi corazón, Señor Jesús y pon tu corazón en el mío, para
que yo pueda dar un perdón total.
Señor Jesús, yo decido perdonar a los que me han ofendido; porque así tú lo
quieres, porque es tu voluntad. Quiero perdonar y quiero ser perdonado. Quita todo
recuerdo nocivo, toda experiencia negativa. Señor Jesús sumérgeme en el océano
de tu amor. Porque tú has venido para que yo tenga vida y vida en abundancia.
Ayúdame Señor Jesús porque quiero ser un heraldo de tu amor. Quiero llevar a
todas las personas tu amor. Amo a toda persona, amo a la humanidad, amo a la
naturaleza, amo al mundo Señor; obra de tu amor.
ORACIÓN: Jesús, hijo de Dios, ten compasión de mí. Me presento vulnerable, con
mis heridas abiertas para que tú las habites. No permitas que me separe de ti para
que desde tu cercanía y ternura pueda sanar y ser testigo del amor tan grande que
me tienes. Fortalece mi voluntad para perdonar a los que me han herido y dame tu
humildad para saber yo también pedir perdón a las personas que han sido heridas
por mí.
120
Madre mía, que tu compañía me sostenga en mi caminar hacia el cielo para que,
desde la cruz, junto a ti, sin dejar mirar a tu Hijo traspasado por mis pecados, pueda
sanar y vivir la paz que sólo viene del amor de Dios.
Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.
Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.
En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Visítame con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo. Amén.
121
SÉPTIMO DÍA
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.
Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.
Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.
Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.
122
LE REGRESO A MI CORAZÓN SU ÚNICA VOCACIÓN: AMAR A TODOS
Jesús, no es fácil poner el corazón en su lugar ante una ofensa. Te pido el don y la
capacidad de amar como un regalo de tu Espíritu Santo. Jesús, alabado seas
porque has abierto mi mente y mi corazón a mis hermanos. Ahora te veo en cada
uno de ellos: no me ofenden, simplemente manifiestan sus diferencias, y tienen
derecho a expresarlas como yo lo hago. Alabo a mi Padre Dios por habernos creado
diferentes.
Las palabras fuertes de mi hermano, que antes creía ofensa, ahora las veo como
expresión de su diferencia y una oportunidad para crecer y no para agredir.
Crecer en bondad con mi hermano es el camino que me propones, Señor. Digo con
san Pablo, "todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Flp 4, 13). Es bueno, Jesús,
sentir estas palabras, con amor, ante las borrascas con los demás. Son palabras
que curan, y sanan el espíritu, palabras que al Apóstol le dieron fuerza. Éste
comprendió en profundidad tu frase: "te basta mi gracia... " (2Cor 12, 9). Alabado
seas por tus palabras que me confortan y duplican mis fuerzas para avanzar en mi
vida cotidiana.
123
Tu presencia da la fuerza para curar las heridas, para transformarlo todo en gracia,
para unir el cielo con la tierra, lo humano con lo divino, el tiempo con la eternidad,
para crecer en armonía y santidad. Ante una ofensa, ahora tengo la capacidad de
rechazar el primer impulso que me lleva a levantar el muro de la división, que hiere
el corazón y daña la fraternidad. Ahora, Jesús, comprendo a mi hermano, su
momento que vive y su historia. Aprendí a reconocer mi parte y quiero caminar hacia
la libertad, desechando todo resentimiento.
Ante una ofensa, seguiré el camino de Jesús que me conduce al amor cristiano.
Atender una ofensa sólo con mis fuerzas humanas, nunca me llevará a buen fin.
SALMO 50
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar
de entre los muertos. Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo
de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo
de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez:
«¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras
joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo,
extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo
aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme».
Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.
Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.
125
Credo
Magníficat
“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
126
Magníficat
“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
127
Tercer Misterio - Perdona a tus compañeros del trabajo.
“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
128
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Magníficat
“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.
Rezar 10 veces:
V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
Final Decena
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
Salve Reina
Oración Final
Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.
Elimina todos los obstáculos, cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos, que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.
De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.
130
De todos los defectos espirituales heredados,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.
De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.
131
ORACIONES PARA COMENZAR A PERDONAR
Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.
Te pido Padre que tengas misericordia de ellos y que, si no te han conocido, que
puedan tener un encuentro personal contigo. A aquéllos que te han conocido,
permite que puedan venir al arrepentimiento para que ellos también reciban perdón
de ti y puedan ellos también ser sanados. Padre, te pido en el nombre de Jesús que
sanes las heridas que han sido causadas en mi alma y en mis emociones a
consecuencia de esos pecados cometidos contra mí.
Oh, amado Jesús, cubre todas las heridas de mi alma con tu sangre preciosa,
derramada en la cruz del Calvario. Permite que la luz de tu rostro brille sobre mi
alma y tu luz preciosa y santa traiga a la superficie todo lo oculto en mis emociones
y en mi mente causado por heridas del alma, de manera que pueda ser sanado.
132
Borra toda consecuencia de esas heridas en mi carácter, en mis actitudes y en mi
comportamiento con los demás y ayúdame. Sana mi alma y devuélveme la alegría,
la tranquilidad y la visión clara para el futuro. Señor Jesús, ordena al espíritu de
trauma emocional que salga de mi alma ahora.
Te doy gracias Padre, porque ahora que he perdonado a los que me hirieron, sé
que estás lavando y sanando toda herida emocional y a medida que sano, se va
abriendo una nueva dimensión en mi relación contigo.
ORACIÓN DE PERDÓN
Señor Jesús, te pido hoy la Gracia para perdonar. Señor, perdono la imagen
equivocada que tuve de ti, por las veces que en mi familia hubo muertes,
enfermedades, dificultades económicas o por las cosas que yo pensé que eran
castigos y que las personas decían que era la Voluntad de Dios. Entonces fui
rebelde y cruel. Purifica hoy mi corazón y mi mente, Señor Jesús.
Señor, yo perdono a mi madre, por las veces que ella me hirió, me guardó rencor,
se enojó conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas, me dijo que yo
era tonto, feo, estúpido, el peor de sus hijos, que yo le costé mucho dinero a mi
familia, que yo no fui deseado, que fui un accidente, una equivocación, que no era
lo que ella esperaba.
Yo perdono a mi padre por cualquier falta de ayuda, falta de amor, falta de afecto,
falta de atención, por no darme su compañía. Yo le perdono por sus peleas,
discusiones, abandono, por estar lejos de casa, por divorciarse de mi madre, por
preferir permanecer fuera de casa, por beber, por sus críticas desagradables.
133
Señor, yo perdono a mis hijos por su falta de respeto, falta de obediencia, falta de
amor, falta de afecto, por su abandono, falta de comprensión, por sus malos hábitos,
por apartarse de la Iglesia.
Señor, yo perdono a mis familiares, abuelas y abuelos, tíos y tías, y a cualquier otro
que haya interferido en nuestra familia, causando confusión, hecho que uno de mis
padres estuviera contra el otro.
Mis vecinos necesitan ser perdonados, Señor, por sus ruidos, por sus fiestas tarde
por las noches, por el ladrido de sus perros que me mantienen despierto, por sus
peleas y discusiones, por sus chismes.
Yo perdono a todas las personas que presten algún servicio: policías, bomberos,
choferes de ómnibus, trabajadores sociales, especialmente a los mecánicos de
automóviles y a los que reparan la televisión, u otras cosas, las cuales me pueden
haber robado algún dinero.
Yo perdono a todas las maestras y los profesores, tanto del pasado como del
presente, Señor, a esos que me insultaron, me humillaron, se burlaron de mí, fueron
injustos, me dijeron tonto o estúpido, me hicieron quedar después de clase.
Señor, yo perdono a mis amigos, a los que hablaron mal de mí, perdieron contacto
conmigo, no estuvieron disponibles cuando necesitaba ayuda, me pidieron dinero
prestado y no me lo devolvieron.
Señor Jesús, yo oro especialmente por la Gracia de perdonar a la persona que más
daño me haya hecho en la vida, y yo oro especialmente por poder perdonarme a mí
mismo por haber herido a mis padres, por emborracharme, por usar drogas, pecar
contra la pureza, por libros malos, películas malas, por el mal uso de internet, por
fornicar, adulterar, por relaciones homosexuales, por aborto, por robar, mentir, hacer
trampas y defraudar.
134
Señor, yo te pido que todas esas personas a las que yo les he causado penas, me
perdonen, especialmente mi madre, padre, hijos y esposa(o).
Te doy gracias, Señor, por el amor que he recibido a través de ellos. Amén.
ORACIÓN: Jesús, hijo de Dios, ten compasión de mí. Me presento vulnerable, con
mis heridas abiertas para que tú las habites. No permitas que me separe de ti para
que desde tu cercanía y ternura pueda sanar y ser testigo del amor tan grande que
me tienes. Fortalece mi voluntad para perdonar a los que me han herido y dame tu
humildad para saber yo también pedir perdón a las personas que han sido heridas
por mí.
Madre mía, que tu compañía me sostenga en mi caminar hacia el cielo para que,
desde la cruz, junto a ti, sin dejar mirar a tu Hijo traspasado por mis pecados, pueda
sanar y vivir la paz que sólo viene del amor de Dios.
Yo me perdono por no ser perfecto, por no acertar siempre, y me acepto como soy
y decido dejar de criticarme y ser yo mismo mi peor enemigo. Porque tú, Señor,
estás en mí, sé que puedo vivir reconciliado conmigo mismo. Me libero de todo lo
que guardé contra mí mismo. Me libero de esa prisión para permanecer en paz
conmigo mismo. Hoy, por el poder del Espíritu Santo, me perdono y me reconcilio
conmigo mismo.
Señor, no quiero desperdiciar mi vida atado por falta de perdón. Pero, algunas
veces, me siento débil para perdonar. No consigo perdonar con mis propias
capacidades.
Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.
Las perdono por todo lo negativo, por todo el desamor que, queriendo o aún sin
quererlo, me transmitieron a lo largo de mi vida.
Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.
Las perdono por todo lo negativo, por todo el desamor que, queriendo o aún sin
quererlo, me transmitieron a lo largo de mi vida.
Por sobre todas las cosas, mi Dios, te pido ahora la gracia de perdonar a la persona
que más me ha herido en la vida. Aquella que es más difícil de perdonar. Quiero
perdonarla ahora, aun cuando todavía me sienta herido y con rabia.
¡Bendice a cada una de esas personas en este día, Señor! Que ellas puedan
sentirse especialmente libres y amadas por ti, en este momento.
Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.
Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.
En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Visítame con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.
Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.
138