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CERRANDO LA PUERTA A LA

FALTA DE PERDÓN

SI DIOS TE PERDONÓ, ¿QUIÉN ERES TÚ PARA NO


PERDONAR?
INTRODUCCIÓN

Definiendo el perdón

Comencemos con algunas precisiones:

1.) Ante todo, el perdón es más que aceptar lo que sucedió. El perdón va más allá
de la simple aceptación. Uno podría aceptar una ofensa con el simple fin egoísta de
“seguir adelante”, y mantener, al mismo tiempo, una fría indiferencia hacia el otro.

2.) Es más que cesar en nuestro enojo. Ésta es sólo una parte del proceso. Con el
tiempo, el perdonador tendría que tener un cambio real de actitud hacia el ofensor.

3.) Es más que tener una actitud neutral hacia el otro. Algunos creen que el perdón
se reduce a no guardar resentimiento. Tal postura no es suficiente; el propósito del
proceso del perdón es que el perdonador experimente pensamientos y sentimientos
positivos hacia el ofensor. Por supuesto, esto puede llevar tiempo. La neutralidad,
en este sentido, puede ser un gran paso en el proceso, pero nunca el desenlace
definitivo.

4.) Y también es más que hacer algo para sentirnos bien. No hay nada malo en
sentirse bien. El perdón, de hecho, aumentará la salud emocional y el bienestar del
perdonador. Mucha gente comienza el proceso del perdón justamente porque está
cansada de sentirse mal y quiere sentirse mejor. Pero esto solo no alcanza y a
menudo resulta contraproducente el haber centrado las esperanzas en un estado
puramente sentimental.

5.) Por otra parte, es importante tener en cuenta que perdonar no es excusar al
ofensor o agresor. La esposa injustamente golpeada puede excusar la violencia de
su marido, echándose ella misma la culpa de haberlo provocado con sus palabras
o acciones, aun cuando esto no sea verdad o no sea toda la verdad (como sucede
en las personas codependientes). Esto desvirtúa el verdadero perdón, haciendo
pensar que perdonar significa conformarse con ser una persona golpeada, usada o
abusada, permitiendo que estas situaciones continúen sin solución. Pero no es así;
perdonar significa admitir que lo que sucedió estuvo mal, y que no debería repetirse.

6.) Tampoco equivale a olvidar los malos recuerdos. El perdón no produce amnesia;
por el contrario, hay veces en que es necesario recordar particulares muy concretos
de los eventos que nos han herido con el fin de sanar nuestra memoria. Sin
embargo, si esto se hace bien, el perdón cambiará el modo en que recordamos el
pasado: éste dejará de estar signado por la angustia, el temor, y la ansiedad.

7.) No es tampoco cuestión de calmar los nervios. Alguien puede serenar el


nerviosismo que le causan determinadas situaciones ingratas o injustas sin
perdonar a los causantes de las mismas. Puedo aprender a dominar los nervios que
me provoca el compañero que día a día me humilla con sus burlas, sin perdonarlo.
2
Este dominio de nuestro carácter, o la capacidad de relajarme, es un paso
importante para poder perdonar, pero no es el perdón.

8.) Tampoco es decir “te perdono” cuando nuestras palabras de perdón suenan
como desprecio, como hace el personaje de Alberto Blest Gana, en Martín Rivas:
“¡Cobarde! te tengo lástima y te perdono”. No hay perdón sincero cuando éste se
convierte en un estoque tan hiriente como el desdén.

9.) Finalmente, tampoco se identifica, aunque se relaciona estrechamente, con la


reconciliación. El perdón es un paso en el proceso de la reconciliación, ya que ésta,
sin el perdón, viene a convertirse en una simple tregua donde cada parte está
buscando la oportunidad para reiniciar las hostilidades. La reconciliación real
requerirá el perdón de ambas partes, ya que en muchos casos habrá daños en
ambos lados. La reconciliación también requiere una confianza renovada, y a veces
esto no es posible. La reconciliación también requiere que ambas partes estén
preparadas para retomar la relación, y a veces sólo una de las partes está preparada
para hacer este esfuerzo. De aquí que pueda suceder que alguien perdone sin
reconciliarse (a veces porque la otra parte no quiere dar este paso), pero nunca
podría reconciliarse de verdad sin perdonar. Si el ofensor permanece obstinado en
su mal y no cambia, entonces la reconciliación es imposible.

10.) Positivamente hablando, el perdón es: 1º el abandono del resentimiento que


tenemos hacia quien nos ha ofendido o herido injustamente; 2º la renuncia a la
revancha a la que, siendo objetiva la injusticia de la herida, tenemos derecho según
la justicia humana; 3º el esfuerzo en responder con benevolencia al agresor, es
decir, con compasión, generosidad y amor.

3
PRIMER DÍA

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN PARA EMPEZAR A PERDONAR DE CORAZÓN

Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.

Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.

Espíritu Santo, espíritu de amor, fortalece mi corazón con tu presencia, ilumina mi


mente con la luz de tu sabiduría, bendíceme con tus dones y tus gracias para que
mi amor y mi perdón sean siempre limpios, sinceros, generosos y constructivos.

Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.

4
¿SEÑOR, POR QUÉ NO ME PERDONO Y NO SOY CAPAZ DE PERDONAR?

Primer momento de oración

"Si perdonan a los demás las ofensas, su Padre del cielo los perdonará a ustedes,
pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes".
(Mt 6, 14).

Señor Jesús, ante tu divina misericordia me presento como soy en estos momentos.
No me escondo. Si huyo debajo de los mares, ahí estás Tú. No desconoces nada
de mí, Tú lo sabes todo; estoy herido porque el rencor me angustia, se apodera de
mi por esa grande ofensa recibida que bloquea mi vida. Jesús, es un rencor que
crece en mi corazón y no puedo desprenderme de él a pesar de los días que han
pasado; ahí está al acecho, encarnado en mis sentimientos y pensamientos.

Señor, es mi soberbia la que le ayuda a mi razón a retenerlo. Ante Ti, tengo que
aceptarlo: no puedo perdonar a mi agresor, ésta es la realidad que te presento. Y
tampoco puedo perdonarme a mí mismo. Lo sé, soy esclavo, no soy libre; es mi ego
que no desea liberarse, le abre las puertas a este rencor que me produce ira,
frustración, que se goza difamando y reforzando los instintos de venganza.

Señor Jesús, entra en mi interior, rompe los candados y transforma mi corazón; dile
a mi razón que Tú eres más grande que ella, que tu amor quiere reinar en mi vida;
convéncela de aceptar el camino del perdón y muéstrale que tu amor hará
maravillas en mi corazón y en el de mis hermanos.

Señor Jesús, deseo que el amor de nuestro Padre reine en mí, para que me conceda
sus dones de paz y armonía. Estoy cansado y agobiado por el rencor, y deseo
escuchar tus palabras que me repites una y otra vez: "Quien esté cansado y
agobiado venga a Mí". Ayúdame a ir a Ti para comprender que la misericordia y la
reconciliación son un regalo divino que nos conduce al amor. Señor, ayúdame a
convencer a mi razón para iniciar el camino del perdón, que no esconda ante Tí el
anhelo de amar y ser amado; de perdonar y ser perdonado; y de vivir en armonía
como viven los hijos del verdadero Dios.

Jesús, deseo que me ayudes a romper esos muros de rencor con la fuerza de tu
gracia y de tu misericordia, así, en mi interior habrá gran júbilo; lograré abrir los
brazos al amor y a la reconciliación, y podré entregar a mi agresor el perdón y mi
amor. Amén.

Reconozco que estoy herido y que el rencor se instaló en mi corazón.

Segundo momento de oración

Señor Jesús, quiero preguntarme ante tu divina presencia y con sinceridad: ¿quién
me enseñó a guardar rencor, si soy tu hijo amado y siempre me amas, perdonas,
5
bendices y me tratas con bondad y, además, estoy hecho a tu imagen y semejanza?
Y me pregunto: ¿cómo es posible que mi razón guarde rencor si el daño que me
causa es grande? ¿Por qué aprendí esta actitud que no está en mi historia infantil,
y por qué, Señor, ¿ahora de grande me cuesta dar y recibir el perdón? Tal vez
porque pienso que mi dignidad se rebaja o se daña si perdono. Jesús manso y
humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. Jesús manso y humilde de
corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.

Jesús, yo mismo aprendí y me enseñé a guardar rencor. Desde ahora, lo deposito


en tu corazón misericordioso y decido no darle la importancia que le he dado. Lo
que importa en estos momentos es que estoy delante de Ti, orando, y esto solo me
basta, porque significa que me estoy abriendo al camino del perdón, del amor y de
tu misericordia, que después le entregaré a la persona que me ha dañado; mejor
dicho, a mi hermano. Suaviza mis pensamientos negativos y no le permitas a mi
corazón endurecerse. No quiero culpar a ninguno de mis hermanos, ni agredirme a
mí mismo.

Estoy en un momento de mi vida en que necesito ser atendido, sin fantasías ni


mentiras. Delante de Ti como testigo, les digo a mis rencores: "iFuera y no regresen
más! ¡Fuera porque me dañan! Ya no quiero daño para mí ni para mi hermano,
porque desde hoy le llamo hermano". Me amo y ratifico que soy hijo de Dios. Echo
fuera mis rencores porque quiero vivir sereno y amable, quiero la paz que Tú me
das, Jesús. Comprendo que no es suficiente que pronuncie estas palabras hechas
oración; entiendo, Jesús, que es necesario reconocer que he permitido que en mi
corazón anidara el rencor y eso lo oscureció; pero ahora estoy en buen camino, en
el camino del amor, el camino de Dios. Bendito y alabado seas, Jesús. Amén.

¿Quién me enseñó a guardar rencor si soy tu imagen y semejanza?

BENDICIÓN Y EXORCISMO DEL AGUA…

SALMO 86

R. Inclina tu oído, Señor, escúchame, que soy un pobre desamparado.

Inclina tu oído, Señor, escúchame,


que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,


que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;

6
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia
con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

En el día del peligro te llamo,


y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.

Todos los pueblos vendrán


a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
"Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios".

Enséñame, Señor, tu camino,


para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío;


daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu gran piedad para conmigo,
porque me salvaste
del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios


se levantan contra mí,
una banda de insolentes
atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.

Pero tú, Señor,


Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios
y se avergüencen,
porque tú, Señor,
me ayudas y consuelas.

7
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 8, 1-11

Por su parte, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de


nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los
escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola
en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús,
inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se
incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E
inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno
a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio,
que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus
acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?». Ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús
dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ROSARIO DEL PERDÓN

Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.

Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.

Credo

Creo, en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en


Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos; subió́ a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre;
desde allí ́ ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo;
la Santa Iglesia Católica; la Comunión de los Santos; el perdón de los pecados; la
resurrección de los muertos; y la vida eterna. Amén.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
8
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Primer Misterio - Perdona a Dios.

“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Segundo Misterio – Perdónate a ti mismo.

“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.

9
Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Tercer Misterio - Perdona a tu Mamá.

“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

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Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Cuarto Misterio - Perdona a tu Papá.

“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

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Quinto Misterio - Perdona a alguno de tus hermanos.

“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Salve Reina

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra;


Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh Clemente!, ¡Oh Piadosa!, ¡Oh Dulce siempre
Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos
de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración Final

Señor Jesús, desde lo alto de la cruz el Señor me enseñó a perdonar. Ayúdame a


perdonar y amar a las personas.

LETANÍA DE LA CURACIÓN PARA LAS FAMILIAS

Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.

También te pido que conserves nuestra salud, y nos sanes individual y


colectivamente como una unidad familiar: espiritual, emocional y físicamente para
tu mayor gloria.

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Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.

¡Yo creo en Ti, Señor! ¡Ayuda a mi incredulidad! ¡Que se haga Tu voluntad!

De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de egoísmo y orgullo,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos espirituales heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de adicción,


sana a mi familia, oh Jesús.

De los efectos de los recuerdos dolorosos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la esclavitud causada por promesas negativas en nuestro interior,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y / o las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.

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De todos los apegos malsanos,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las emociones, actitudes y comportamientos impíos, (por ejemplo,


mezquindad, manipulación, argumentación, celos, etc.),
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos emocionales y psicológicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las enfermedades emocionales y psicológicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos físicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las aflicciones y enfermedades físicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

Señor, aumenta la virtud de la fe en mi familia.


Señor, aumenta la virtud de la esperanza en mi familia.
Señor, aumenta la virtud de la caridad en mi familia.

Ayúdanos, Señor, a interiorizar las palabras de Josué: “En cuanto a mí y a mi familia,


serviremos al Señor” (Josué 24:15).

ORACIONES PARA COMENZAR A PERDONAR

Amado Señor Jesús, ayúdame a actuar correctamente para perdonar y ser


perdonado, para que en mi vida exista el verdadero perdón, intercede por mí para
que Dios me perdone y perdone a todos los que me han lastimado. Gracias, sé que
con tu ayuda lograré la liberación del perdón.

Dios, Padre amado, tú que perdonaste a quienes crucificaron a tu hijo, te pido me


ilumines para que pueda encontrar el verdadero camino del perdón para perdonar
a las personas que más me han herido.

Gracias Padre, porque me regalas el don de perdonar. A quienes perdones los


pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos"
(Jn 20, 22-23). Espíritu Santo, ven a mí, trae a mi vida el regalo maravilloso del
perdón, que pueda ser perdonado por quienes ofendí y que pueda perdonar a
quienes me ofenden, perdonando también de corazón mis propios errores.

Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.

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ORACIÓN PARA SANAR DE LA AMARGURA

Salmos 32:1; 3-4


Confesión y perdón

1 feliz el hombre a quien sus culpas y pecados le han sido perdonados por completo.
3 mientras no confesé mi pecado, mi cuerpo iba decayendo por mi gemir de todo el
día, pues de día y de noche tu mano pesaba sobre mí. Como flor marchita por el
calor del verano, así me sentía decaer.

Podríamos definir la amargura como tristeza, sufrimiento, amargor, falta de perdón,


un espíritu con dolor, tormento y tortura mental, falta de sosiego y paz en el corazón.

Cuando llega la amargura, trae otros siete espíritus peores consigo, estos pueden
ser:
1.- dolor emocional, 2.- tristeza, 3.- falta de perdón, 4.- venganza, 5.- tormento
interior, 6.- resentimiento-odio; 7.- pesares o culpa.

La palabra de Dios dice que estamos compuestos por 3 partes:

ESPIRITU, ALMA, Y CUERPO

Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos, y les
conserve todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sin defecto alguno, para la venida de
nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23)

¿Como afecta la amargura en estas 3 áreas?


En el espíritu, tenemos como consecuencia directa la separación de Dios.

En el alma: en las emociones y la mente aparecen la tristeza y sus compañeros


emocionales de dolor. Aparece una herida de amargura, que si no se atiende rápido
baja al fondo y se congela creando más tarde la raíz de amargura. Además, la raíz
de amargura puede conducir muy fácilmente a la depresión.

En el cuerpo: produce las famosas enfermedades psicosomáticas, que podrían


resultar en cánceres, artritis, diabetes, problemas de huesos, problemas digestivos,
problemas nerviosos, ansiedades, etc.

Casi todas las enfermedades tienen una razón psicológica.

Antes de tratar con una enfermedad física, se debe tratar la enfermedad del alma,
se debe curar el alma primero.

Se ha llegado a la conclusión que las siguientes enfermedades necesitan una


sanidad de la amargura, primeramente:

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Toda forma de artritis, artrosis, problemas de huesos en general: se debe investigar
si hay falta de perdón, pecados no confesados, secretos muy guardados, amargura.

Úlceras: son de origen nervioso. Los tejidos del estómago se llegan a irritar tanto
que pueden literalmente formar agujeros. Las causas podrían ser: iras, enojos,
amargura, rechazos, etc.

Vesícula y riñones: también estos problemas afectan a estos órganos con graves
consecuencias. Los hebreos creen que los riñones son el asiento de las emociones,
por esto hay que prestar mucha atención cuando enferman.

Hígado: Cuando una persona tiene amargura, y si ingiere alimentos con rabia, ira,
ansiedad, nervios eso va a repercutir directamente sobre el hígado, porque la
digestión se hará de una manera imperfecta.

Cáncer: los mismos estudios científicos y médicos, establecen que muchos


cánceres son de origen psicosomático, hay pruebas científicas de ello: las raíces de
amargura, los traumas, grandes sufrimientos, y aun la tristeza pueden provocar el
cáncer.

Efectos emocionales.

Cuando no hay salud emocional, el alma no está bien, el alma enferma. Se necesita
sacar todo lo que está dentro de uno, se deben ventilar las emociones reprimidas
para que haya sanidad.

Confiesen sus ofensas unos a otros y oren unos por otros, para que sean sanados.
La oración eficaz del justo puede mucho.
Se nota aquí que la sanidad emocional llega con la confesión y la oración, ese es
un medio provisto por Dios para sanar de nuestras heridas emocionales.

¿Con quién nos confesamos? Debes buscar al sacerdote para que recibas el
sacramento de la confesión y te de la absolución de tus pecados y también pedir
oración, si estás compartiendo en comunidad en un grupo, a algún hermano, con
buen testimonio para orar.

Cuidemos a quien confesamos lo nuestro para no caer en desilusiones después.


Todo lo que angustia nuestra alma tenemos que confesar, todo secreto guardado
durante años debemos confesar, toda infidelidad pasada debemos confesar, todo
sentimiento de odio oculto, amor fingido, toda envidia, celo, toda amargura, falta de
perdón, deseo de venganza debemos confesar sin tratar de justificarnos por nada,
de lo contrario no habrá sanación.

Cuando no hay perdón: se presenta en el alma una de estas tres situaciones:


1. Amargura
2. Ansiedad
3. Depresión
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El alma queda cautiva en uno de estos 3 niveles y la comunión, el gozo, la paz
que vienen de Dios se interrumpen automáticamente.

Hebreos 12:14-15

Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie
podrá ver al Señor. Procuren que a nadie le falte la gracia de Dios, a fin de que
ninguno sea como una planta de raíz amarga que hace daño y envenena a la gente.

Santiago 3:14-15

Pero si ustedes dejan que la envidia les amargue el corazón, y hacen las cosas por
rivalidad, entonces no tienen de qué enorgullecerse y están faltando a la verdad.
Porque esta sabiduría no es la que viene de Dios, sino que es sabiduría de este
mundo, de la mente humana y del diablo mismo.

Estos versículos nos enseñan que la amargura alimenta a Satanás. Cuando hay
amargura Satanás trabaja muy fácil en la vida de la persona, y hace que su vida se
vuelva muy angustiosa. Por un lado: su fin es llevar a la persona a la depresión
hasta que ya no quiera vivir, por otro lado, la amargura contamina a los demás y
alcanza así a cantidad de personas que serán “envenenadas” por la amargura de
uno. Nuestra amargura dañará a los demás sin falta.

¿Qué hago para sanar de la amargura?

El proceso para la sanación de la amargura tiene dos lados: el humano y el divino.


Para que Dios actúe debemos actuar nosotros primero: Dios nada hará si nosotros
no nos disponemos primero. Lo que debemos hacer es lo siguiente:

1. Debemos aceptar que nuestro problema es real, debemos aceptar que tenemos
amargura.

2. Debemos confesar a Dios que tenemos amargura en el corazón y pedir al Espíritu


Santo que nos revele las situaciones o circunstancias que nos traumatizaron.

3. Debemos tomar la decisión de ser sanados. Tenemos que desear ser sanados,
aunque lo que hayamos pasado haya sido tan terrible. Debemos desear dejar atrás
todo, olvidando y perdonando para siempre. No hay sesión de oración que funcione
si uno de verdad no quiere ser sanado.

4. Pedir perdón por todos nuestros pecados y soltar, liberar a todas las personas
que nos han hecho daño.
Aunque la herida haya sido demasiado grande, aunque el trauma haya sido
demasiado grave, es necesario desear perdonar y sanar para que Dios obre su
parte divina en esta sanación.

17
¿Qué hará Dios? Dios dará una unción especial para fortalecer a la persona en ese
proceso, Él traerá consuelo sobrenatural sobre el alma, traerá Su paz, hará que la
herida sane rápido, hará que deseemos realmente perdonar con el corazón, sacará
el resentimiento del corazón, y hará finalmente que al recordar la situación que le
traumó ya no derrame lágrimas.

ORACIÓN DE PERDÓN

Señor Jesús, te pido hoy la Gracia para perdonar. Señor, perdono la imagen
equivocada que tuve de ti, por las veces que en mi familia hubo muertes,
enfermedades, dificultades económicas o por las cosas que yo pensé que eran
castigos y que las personas decían que era la Voluntad de Dios. Entonces fui
rebelde y cruel. Purifica hoy mi corazón y mi mente, Señor Jesús.

Señor, yo perdono a mí mismo por mi participación en espiritismo, “juego de la


copa”, usar Brujería, leer horóscopos, búsqueda de la suerte, consultas a adivinos,
usar amuletos. Yo rechazo todas estas supersticiones y te acepto a Ti como mi
Señor Salvador. Cúbreme con Tu Espíritu Santo.

Señor, yo perdono a mi madre, por las veces que ella me hirió, me guardó rencor,
se enojó conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas, me dijo que yo
era tonto, feo, estúpido, el peor de sus hijos, que yo le costé mucho dinero a mi
familia, que yo no fui deseado, que fui un accidente, una equivocación, que no era
lo que ella esperaba.

Yo perdono a mi padre por cualquier falta de ayuda, falta de amor, falta de afecto,
falta de atención, por no darme su compañía. Yo le perdono por sus peleas,
discusiones, abandono, por estar lejos de casa, por divorciarse de mi madre, por
preferir permanecer fuera de casa, por beber, por sus críticas desagradables.

Señor, yo perdono a mis hermanos y hermanas, esos que me rechazaron, mintieron


acerca de mí, me odiaron, me guardaron rencor, compitieron por el amor de mis
padres, me hicieron daño físico, fueron muy severos conmigo, me hicieron la vida
desagradable.

Señor, yo perdono a mi esposo o esposa por su falta de amor, falta de atención,


falta de comunicación, por sus faltas, fracasos, debilidades, o esas otras acciones
o palabras que me hirieron o molestaron.

Señor, yo perdono a mis hijos por su falta de respeto, falta de obediencia, falta de
amor, falta de afecto, por su abandono, falta de comprensión, por sus malos hábitos,
por apartarse de la Iglesia.

Señor, yo perdono a mis familiares, abuelas y abuelos, tíos y tías, y a cualquier otro
que haya interferido en nuestra familia, causando confusión, hecho que uno de mis
padres estuviera contra el otro.
18
Señor, yo perdono a mis compañeros de trabajo que son desagradables, que me
hacen la vida miserable, no cooperan conmigo, tratan de quitarme mi trabajo.

Mis vecinos necesitan ser perdonados, Señor, por sus ruidos, por sus fiestas tarde
por las noches, por el ladrido de sus perros que me mantienen despierto, por sus
peleas y discusiones, por sus chismes.

Señor, yo perdono a todos los sacerdotes, monjas, obispos, a mi Parroquia, a otras


Parroquias de antes, a los consejos parroquiales, a todas las asociaciones y
movimientos de la Iglesia y a la Iglesia Católica Romana por todos sus cambios,
falta de amistad, por no alentarme como debían, no darme inspiración, no usarme
en una posición más útil o para la que se necesita más capacidad, por cualquier
pena que me hayan causado a mi o a mi familia, aún en el pasado yo les perdono.

Yo perdono a todos los profesionales que me hayan herido de cualquier forma:


doctores, enfermeras, abogados, jueces, gobernantes, políticos y servidores civiles.
Yo perdono a todas las personas que presten algún servicio: policías, bomberos,
choferes de ómnibus, trabajadores sociales, especialmente a los mecánicos de
automóviles y a los que reparan la televisión, u otras cosas, las cuales me pueden
haber quitado algún dinero.

Yo perdono a mi jefe, por no pagarme lo suficiente, por no apreciar mi trabajo, por


no ser bondadoso y razonable, por tener mal carácter y no ser amistoso, por no
darme un puesto mejor.

Yo perdono a todas las maestras y los profesores, tanto del pasado como del
presente, Señor, a esos que me insultaron, me humillaron, se burlaron de mí, fueron
injustos, me dijeron tonto o estúpido, me hicieron quedar después de clase.

Señor, yo perdono a mis amigos, a los que hablaron mal de mí, perdieron contacto
conmigo, no estuvieron disponibles cuando necesitaba ayuda, me pidieron dinero
prestado y ni me lo devolvieron.

Señor Jesús, yo oro especialmente por la Gracia de perdonar a la persona que más
daño me haya hecho en la vida, y yo oro especialmente por poder perdonarme a mí
mismo por haber herido a mis padres, por emborracharme, por usar drogas, pecar
contra la pureza, por libros malos, películas malas, por el mal uso de internet, por
fornicar, adulterio, homosexualidad, aborto, por robar, mentir, hacer trampa y
defraudar.

Señor, yo te pido que todas esas personas a las que yo les he causado penas, me
perdonen, especialmente mi madre, padre, hijos y esposa(o).

Te doy gracias, Señor, por el amor que he recibido a través de ellos. Amén.

19
LETANÍAS DE SANACIÓN INTERIOR

Dios Padre y protector mío, sáname, Señor


Dios Hijo, médico hecho hombre, sáname, Señor
Dios Espíritu Santo, sanador y santificador, sáname, Señor
Santísima Trinidad, uno y trino, sáname, Señor

Jesús nacido en Belén:

De mis heridas en la infancia, sáname Señor


De la falta de cariño y ternura, sáname Señor
De la ausencia de mis padres, sáname Señor
De cualquier maltrato, sáname Señor
De cualquier abuso, sáname Señor

Jesús, perdido y hallado en el templo:

De cualquier abandono, sáname Señor


De la falta de un hogar y familia, sáname Señor
De la soledad sufrida, sáname Señor
De la falta de confianza, sáname Señor

Jesús, camino, verdad y vida

De toda infidelidad sufrida, sáname Señor


De toda infidelidad cometida, sáname Señor
De toda mentira, sáname Señor
De toda hipocresía, sáname Señor
De toda falta de comprensión en mi matrimonio, sáname Señor
De todo maltrato, insulto, palabras hirientes en mi matrimonio, sáname Señor
De todo mal causado por la pornografía, sáname Señor
Del aborto cometido, sáname Señor
De cualquier adicción, sáname Señor
De todo mal causado a mis hijos, sáname Señor
De todo mal recibido por mis padres, sáname Señor
De cualquier miedo, líbrame Jesús
De las heridas en mi mente, líbrame Jesús
De las heridas en mi corazón, líbrame Jesús
De las heridas en mi cuerpo, líbrame Jesús
De cualquier pensamiento negativo, líbrame Jesús
De la falta de amor a mí mismo, líbrame Jesús
De toda desesperación, líbrame Jesús
De toda soledad, líbrame Jesús

En tus santas llagas, escóndeme Jesús


Con tus manos santas, acaríciame Jesús
Con tu mirada tierna, levántame Jesús
20
En tus hombros fuertes, llévame Jesús
Con tus brazos siempre abiertos, abrázame Jesús
En tu pecho encendido de amor, acógeme Jesús

ORACIÓN: Jesús, hijo de Dios, ten compasión de mí. Me presento vulnerable, con
mis heridas abiertas para que tú las habites. No permitas que me separe de ti para
que desde tu cercanía y ternura pueda sanar y ser testigo del amor tan grande que
me tienes. Fortalece mi voluntad para perdonar a los que me han herido y dame tu
humildad para saber yo también pedir perdón a las personas que han sido heridas
por mí.

Madre mía, que tu compañía me sostenga en mi caminar hacia el cielo para que,
desde la cruz, junto a ti, sin dejar de mirar a tu Hijo traspasado por mis pecados,
pueda sanar y vivir la paz que sólo viene del amor de Dios.

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.

Te consagro y te entrego cada uno de mis órganos, miembros, sentidos y potencias


de mi alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad; mi consciente, inconsciente
y subconsciente. Te consagro cada uno de los dones, virtudes y carismas con que
el Padre creador ha adornado mi ser: mi libertad, mi imaginación, mis instintos, mi
capacidad para amar y para elegir, mi capacidad de movimiento y de educación en
el tiempo y el espacio.

Te entrego también, Madre mía, mi refugio de pecadores, lo único que


verdaderamente me pertenece: mi pecado, y el de todos los hombres, y te ruego
que por tu intercesión lo presentes a tu Hijo Santísimo, para que Él lo consuma en
el fuego de su amor.

Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.

Te consagro y entrego, Madre mía, todo el tiempo de mi niñez, adolescencia,


juventud, madurez y vejez; todos mis ideales presentes: familia, oración, trabajo,
estudio, descanso, amistades, diversiones, esperanzas y proyectos: para que en el
futuro encuentre su realización según la Voluntad del Padre Celestia.

21
En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Vísteme con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.

Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

22
SEGUNDO DÍA

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN PARA EMPEZAR A PERDONAR DE CORAZÓN

Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.

Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.

Espíritu Santo, espíritu de amor, fortalece mi corazón con tu presencia, ilumina mi


mente con la luz de tu sabiduría, bendíceme con tus dones y tus gracias para que
mi amor y mi perdón sean siempre limpios, sinceros, generosos y constructivos.

Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.

23
ROMPO LAS CADENAS DEL RENCOR

Primer momento de oración

"Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: 'Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar
a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?' Jesús le contestó: 'No te
digo que, hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete"' (Mt 18, 21-22).

Señor Jesús misericordioso, es mi deseo la salvación, no sólo la eterna, sino


también en esta tierra. Busco la serenidad y la paz que solo Tú me puedes dar.
Señor, no quiero complicarme la vida, sobre todo cuando mucho depende de mí y
de mis actitudes cristianas. Enséñame, Jesús, el camino de la armonía, de la paz,
de la vida sencilla y humilde; de la vida humana y cristiana. En este momento, Jesús,
concédeme el don de saber romper las cadenas del rencor y, si me ofendieron,
ayúdame a lograr la comprensión de la ofensa, hasta llegar al perdón. Y si yo fuera
el agresor, Señor, enséñame a darme mi tiempo para serenarme, orar y comprender
que el mal que he hecho tal vez no sea tan grande como mi razón me lo muestra y
recuerda. Ayúdame a vencer las ataduras del rencor, porque si no logro sanar las
ofensas recibidas, voy a estar viviendo en la amargura.

Señor, te pido la gracia de la conversión y que no tarde en propiciar un encuentro


de amor y reconciliación con mi hermano. Jesús, no llevo prisa, pero sí te lo digo,
hoy quiero continuar el camino hacia la reconciliación con quien llamo mi hermano.
Sé, Jesús, que no es una buena solución sólo tratar de olvidar la ofensa; tampoco
sirve pensar que todo se arreglará por arte de magia o con mi indiferencia.

El camino es la oración y, después, seguir el camino del encuentro con mi hermano


hasta llegar al perdón. Dame la gracia, Jesús, de vencer todo deseo de venganza,
porque significa que aún no he logrado comprender la reconciliación y que no la he
aceptado. Señor, llevo en mi interior el espíritu de Caín, espíritu de envidia y de
rencor por el mal que recibí: ilumínalo con tu amor.

Acudo a tu presencia para llenarme de tu gracia, la gracia de tu amor que me


transforma y eso sólo me basta. Prometo que, cuando esté preparado, saldré en
busca de mi hermano y con la humildad que Tú me das, decirle, te perdono.

Cuando percibas, Jesús, que en mi interior se refuerza el rencor o el deseo de


venganza, acude pronto y, con tu gracia, ayúdame a no desviarme del camino del
perdón. Seguiré unos minutos más en tu presencia, para que tu paz rompa mis
cadenas de ira y de rencor. Amén.

El encuentro con mi hermano es el camino de la reconciliación que sana mi corazón.

24
Segundo momento de oración

Señor Jesús, tu Padre me dice, "te basta mi gracia". Dame tu gracia, Jesús, y eso
me basta para romper mi cadena de rencor e iniciar a reparar la ofensa causada a
mi dignidad de cristiano, dame tu gracia para comprender que, posiblemente, donde
creo que hubo una ofensa no la haya. Y cuando sea yo quien ofenda, Señor, dame
tu gracia para buscar el perdón de mi hermano, ese perdón que cura, tranquiliza y
santifica.

Dame tu gracia, Jesús, para comprender que mi hermano es hijo de nuestro Padre
celestial, es una persona y un ser humano, que también ora junto con nosotros,
diciendo: Padre Nuestro, y, por lo tanto, merece mi cariño, mi respeto y mi perdón.

Sé, Jesús, que cuando mis palabras o actitudes hieren el corazón de mi hermano,
ya nada será igual porque una herida deja su cicatriz; sin embargo, creo y espero
que la santidad cristiana de mi hermano, y la historia de amor que Tú y yo
sostenemos, serán la base no sólo para decirle a mi hermano: te perdono y tú
perdóname, sino para dejar que tu Espíritu llene nuestras vidas. Y entonces, mi
agresor jamás será mi enemigo, porque tendremos la oportunidad de renovar
nuestra amistad y nuestro amor.

Señor, dame la gracia de saber dar y recibir el perdón cristiano que sana, ya que tu
Padre Dios te envió a curar los corazones heridos y agobiados y, Jesús, un corazón
herido y agobiado, ni Tú, ni tu Padre lo dejan a la deriva.

Tú no puedes quedarte al margen o ser indiferente. Señor Jesús, cuando percibas


que la soberbia me impide pronunciarme a favor del perdón, y no sea capaz de
romper las cadenas del rencor, ayúdame con tu gracia para que pueda decir:
hermano, te perdono de todo corazón. Y también: perdóname, te lo pido de corazón.

Será un día de fiesta para el cielo, porque habrás convertido a un gran pecador en
un gran santo, pues mi corazón aceptó y concedió el perdón. Señor, y si continuara
el dolor, te lo ofrezco para que redima y siga curando mi corazón. Nunca voy a negar
ni a reprimir el dolor. Lo ofrezco para aumentar el amor a mi hermano, para amarlo
como Tú me amas y lo amas.

Por el momento, Señor, dame la gracia de contemplar mi herida, contemplar la


herida de mi hermano e iniciar el camino del perdón, de la redención de este hecho
amargo. Deseo que termine felizmente nuestro conflicto con el triunfo de tu gracia y
de la fraternidad. Nunca es tarde, Señor. Tú me pides perdonar no siete veces, sino
setenta veces siete, o sea, siempre.

Hoy, Jesús, delante de Ti, de mi comunidad y de mi familia, decido iniciar el camino


de tu amor, y nunca más cerrarle las puertas al perdón. Hoy, Jesús, en tu nombre y
para la gloria de tu Padre celestial, se rompen las cadenas del rencor. Amén.

Contempla tu herida y la de tu hermano e inicia el camino de la fraternidad.


25
BENDICIÓN Y EXORCISMO DEL AGUA…

SALMO 102

R. ¡Bendice, alma mía, al Señor!

Bendice, alma mía, al Señor,


y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El perdona todas tus culpas


y cura todas tus enfermedades;
el rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura;
el sacia de bienes tus anhelos,
y como un águila
se renueva tu juventud.

El Señor hace justicia


y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso,


lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen
nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,


se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

Como un padre
siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.

Los días del hombre


duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
26
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla.

Pero la misericordia del Señor


dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza
y recitan y cumplen sus mandatos.

El Señor puso en el cielo su trono,


su soberanía gobierna el universo.
bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes,
prontos a la voz de su palabra.

Bendecid al Señor, ejércitos suyos,


servidores que cumplís sus deseos.
Bendecid al Señor, todas sus obras,
en todo lugar de su imperio.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 18, 21-35

Acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende,


¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece
el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al
empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía
con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y
todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le
suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Se compadeció el
señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el
criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y,
agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero,
arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo
pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que
debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a
contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo
malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú
también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el
señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo
mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a
su hermano».

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


27
ROSARIO DEL PERDÓN

Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.

Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.

Credo

Creo, en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en


Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos; subió́ a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre;
desde allí ́ ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo;
la Santa Iglesia Católica; la Comunión de los Santos; el perdón de los pecados; la
resurrección de los muertos; y la vida eterna. Amén.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Primer Misterio - Perdona a tu esposo.

“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
28
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Segundo Misterio – Perdona a tu esposa.

“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

29
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Tercer Misterio - Perdona a tu hijo e hija.

“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Cuarto Misterio - Perdona a tu abuelo o abuela.

“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
30
Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Quinto Misterio - Perdona a tu tío o tía.

“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Salve Reina

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra;


Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra,
31
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡0h Clemente!, ¡Oh Piadosa!, ¡Oh Dulce siempre
Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos
de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración Final

Señor Jesús, desde lo alto de la cruz el Señor me enseñó a perdonar. Ayúdame a


perdonar y amar a las personas.

LETANÍA DE LA CURACIÓN PARA LAS FAMILIAS

Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.

También te pido que conserves nuestra salud, y nos sanes individual y


colectivamente como una unidad familiar: espiritual, emocional y físicamente para
tu mayor gloria.

Elimina todos los obstáculos, cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos, que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.

¡Yo creo en Ti, Señor! ¡Ayuda a mi incredulidad! ¡Que se haga Tu voluntad!

De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.

32
De todas las formas de egoísmo y orgullo,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos espirituales heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de adicción,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De los efectos de los recuerdos dolorosos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la esclavitud causada por promesas negativas en nuestro interior,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los apegos malsanos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las emociones, actitudes y comportamientos impíos, mezquindad,


manipulación, argumentación, celos.
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos emocionales y psicológicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las enfermedades emocionales y psicológicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos físicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las aflicciones y enfermedades físicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

Señor, aumenta la virtud de la fe en mi familia.


Señor, aumenta la virtud de la esperanza en mi familia.
Señor, aumenta la virtud de la caridad en mi familia.

Ayúdanos, Señor, a interiorizar las palabras de Josué: “En cuanto a mí y a mi familia,


serviremos al Señor” (Josué 24:15).
33
ORACIÓN PARA COMENZAR A PERDONAR

Amado Señor Jesús, ayúdame a actuar correctamente para perdonar y ser


perdonado, para que en mi vida exista el verdadero perdón, intercede por mí para
que Dios me perdone y perdone a todos los que me han lastimado. Gracias, sé que
con tu ayuda lograré la liberación del perdón.

Dios, Padre amado, tú que perdonaste a quienes crucificaron a tu hijo, te pido me


ilumines para que pueda encontrar el verdadero camino del perdón para perdonar
a las personas que más me han herido.

Gracias Padre, porque me regalas el don de perdonar. A quienes perdones los


pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos"
(Jn 20, 22-23). Espíritu Santo, ven a mí, trae a mi vida el regalo maravilloso del
perdón, que pueda ser perdonado por quienes ofendí y que pueda perdonar a
quienes me ofenden, perdonando también de corazón mis propios errores.

Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.

ORACIÓN PARA PERDONAR A OTROS

Querido Señor Misericordioso, gracias por tu regalo de perdón. Tu único Hijo me


amó lo suficiente como para venir a la tierra y experimentar el peor dolor imaginable
para que yo pudiera ser perdonado. Tu misericordia fluye hacia mí a pesar de mis
faltas y fracasos. Tu Palabra dice: “Vístete de amor, que nos une a todos en perfecta
armonía”. (Col. 3:14) Ayúdame a demostrar amor incondicional hoy, incluso a
aquellos que me lastiman.

Entiendo que, aunque tenga miedo, mis emociones no tienen que controlar mis
acciones. Padre, que Tus dulces palabras saturen mi mente y dirijan mis
pensamientos. Ayúdame a liberar el dolor y a empezar a amar como Jesús ama.
Quiero ver a mi ofensor a través de los ojos de mi Salvador. Si yo puedo ser
perdonado, él también. Entiendo que no hay niveles en tu amor. Todos somos tus
hijos, y tu deseo es que ninguno de nosotros perezca.

Tú nos enseñas a “que la paz que viene de Cristo gobierne en nuestros corazones”.
(Col. 3:15) Cuando perdono con palabras, permite que tu Espíritu Santo llene mi
corazón de paz. Rezo para que esta paz que sólo viene de Jesús gobierne en mi
corazón, manteniendo fuera las dudas y las preguntas. Y, sobre todo, estoy
agradecido. No sólo hoy, no sólo esta semana, sino siempre. Gracias por el
recordatorio: “Siempre sé agradecido”. (Col. 3:15) Con gratitud, puedo acercarme a
ti y dejar ir la falta de perdón. Con gratitud, puedo ver a la persona que causó mi
dolor como hijo del Dios Altísimo. Amado y aceptado. Ayúdame a encontrar la
compasión que viene con el verdadero perdón.

34
Y cuando vea a la persona que me lastimó, trae esta oración a mi memoria, para
que pueda llevar cautivo cualquier pensamiento impío y hacerlos obedientes a
Cristo. (2 Cor. 10:5) Y que la confianza de Cristo en mi corazón me guíe a la libertad
del perdón. Te alabo por el trabajo que estás haciendo en mi vida, enseñando y
perfeccionando mi fe. En el nombre de Jesús, amén.

ORACIÓN PARA SANAR LAS HERIDAS EMOCIONALES

Clama al Señor pidiendo para ti, en el nombre de Jesús, la asistencia del Espíritu
Santo.

Que no haya duda en tu interior, en tu mente, en tu alma, en tu corazón; acerca de


la presencia de Jesús Vivo y de su poder sanador hoy.

Padre Eterno, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo me presento delante de ti. Con tu


Santo Espíritu, con su Divina Luz ilumíname y descubre Señor las heridas que hay
en mi corazón, sáname Señor, en el Nombre de Jesús.

Señor Jesús, que tu misericordia me invada, te doy gracias por mi existencia, tu me


has creado, dígnate Señor acompañarme en el itinerario de mi vida, hoy, desde el
comienzo de mi concepción hasta el momento presente.

Sáname Señor de toda herida que haya alcanzado mi corazón emocional, que haya
afectado mí sensibilidad, mi memoria, mi imaginación, mi voluntad, mi alma, mi
cuerpo, mi ser; libérame de toda atadura, de toda cadena que me tenga esclavo.

Deseo ser libre Padre Eterno, por tu Santo Espíritu, para poder entregarme
alegremente a tu servicio y para ayudar a mis hermanos.

Jesús mi Señor: para Gloria del Padre Eterno, yo me entrego completamente a ti,
en mente, cuerpo, alma, espíritu y corazón, con todos mis sentidos, con todo mi ser,
con todo lo que soy, con todo lo que hago, con todo lo que tengo, tuyo soy, te
pertenezco.

Señor Jesucristo, Tú eres el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María; gracias porque
entregaste tu vida en la Cruz, y con tu Sangre nos rescataste; has resucitado y vives
con nosotros y quieres llevarnos a tu Gloria Eterna.

Dios de Misericordia y de Bondad, eres Dios de Perdón, porque eres el Amor, te


pido perdón por todos mis pecados, de todo corazón.

Padre Eterno por el poder de tu Hijo Jesús, por su Nombre, por su Sangre Redentora
y por su Santa Cruz, por el poder de tu Santo Espíritu, por las Heridas de sus manos,
de sus pies y de su costado; por la agonía de Cristo en el huerto y en la Cruz, por
el Dolor emocional que Cristo padeció viendo el sufrimiento de su Santísima Madre.

35
Yo te pido Señor, libérame y sáname en las profundidades de mi ser, hasta mis
raíces.

Libérame y sáname de todo el mal que hay en mí y que tu conoces Señor, libera mi
inconsciente, libera mi subconsciente, libera mi conciencia, de todo aquello que me
haya podido herir, en mi amor, voluntaria o involuntariamente.

Libérame y sana mi espíritu de todo sentimiento egoísta.

Libérame y sana mi espíritu de todo orgullo de autosuficiencia, de juicios temerarios.

Libérame y sana mi memoria Señor; libera y sana mi memoria del recuerdo


doloroso, de la historia de todo aquello que ha causado aflicción en mi alma.

Libérame y sáname Señor, de toda duda acerca de tu Amor, de lo que me hace


dudar de tu bondad, de tu misericordia con la cual me perdonas.

Libérame y sana mi voluntad, de toda debilidad; Ayúdame Señor a renunciar a lo


que sea necesario para poder hacer el bien y rechazar el mal.

Libera mi corazón y sánalo de toda ansiedad, de toda angustia, de todo miedo,


temor, de toda fobia que me mantiene encerrado, que me aprisiona.

Ayúdame y libera en mi Señor la capacidad para perdonar. A quienes me han hecho


daño, consciente o inconscientemente, les perdono de corazón por siempre y sin
condición, en el Nombre de Jesús nuestro Señor.

Señor Jesús visita a quienes yo he ofendido; a quienes yo he herido, visítales con


Tu Santo Espíritu; a quienes herí con palabras, con gestos, con actos, con ofensas,
toca sus corazones y sánales; libérales, para que ellos también me puedan
perdonar.

Padre Eterno, sáname y libérame de todo aquello que me ata, por no haberme
aceptado, así como soy, como nací: con mi sexo y mis rasgos físicos, con mis
debilidades, con mis incapacidades, con mi carácter, con mi temperamento, con mi
cobardía.

Te doy gracias Señor, por la liberación y sanación que tú me das ahora; gracias por
Tu Amor, yo sé que Tú estas aquí, que has tocado mi ser; Yo creo en tus promesas
Jesús, son verdaderas; has dicho “Todo lo que pidáis al Padre, en Mi Nombre, sea
lo que fuere, yo lo haré”. En ti confío Padre Eterno, en ti confío Jesús y Espíritu
Santo, te alabo Trinidad Santa, te exalto eternamente.

A ti María Santísima Madre Celestial, gracias, por ser mi Madre intercesora, mi


compañía. Amén.

36
ORACIÓN PARA PERDONAR

Yo ... (dices tu nombre) como Tú, Jesús, ayudado de tu gracia, quiero perdonar.
Jesús yo quiero perdonar. Señor Jesús, dame la gracia de perdonar. El perdonar es
una decisión de mi voluntad, y cuando sienta odio, venganza, ira, Señor Jesús en
Tu Santo Nombre, quiero perdonar. Yo perdono, bendigo, amo en Tu Nombre Jesús
(Pon en las manos de Jesús a las personas que más te han herido).

En Tu Santísimo Nombre Padre mío quiero perdonar y amar. Y tú Jesús, triunfa,


vence, en tu nombre dame la gracia de perdonar y dame un corazón generoso y
misericordioso como el tuyo. Quiero perdonar, dame un corazón santo como el tuyo.
Dame en Tu Nombre Santo la voluntad de perdonar. Mi sentimiento es bajo, pero tu
corazón en mi es grande, y tomo en tu nombre la decisión de perdonar. (Pronuncia
el nombre de los que te han hecho daño y perdónales en el Nombre de Jesús).

Señor Jesús, aquí está mi corazón herido, lávame con tu sangre, sana todas mis
heridas y sálvame. Limpia mis heridas, cicatriza mi corazón. Ahora toca esta herida
y sánala, llénala de amor. Señor bendice al que me hirió, yo lo bendigo y lo amo en
tu nombre. Transforma mi corazón, Señor Jesús y pon tu corazón en el mío, para
que yo pueda dar un perdón total.

Señor Jesús, yo decido perdonar a los que me han ofendido; porque así tú lo
quieres, porque es tu voluntad. Quiero perdonar y quiero ser perdonado. Quita todo
recuerdo nocivo, toda experiencia negativa. Señor Jesús sumérgeme en el océano
de tu amor. Porque tú has venido para que yo tenga vida y vida en abundancia.

Ayúdame Señor Jesús porque quiero ser un heraldo de tu amor. Quiero llevar a
todas las personas tu amor. Amo a toda persona, amo a la humanidad, amo a la
naturaleza, amo al mundo, Señor; obra de tu amor.

LETANÍA DE LA CONFIANZA

De creer que debo ganarme Tu amor,


Libérame, Jesús.

Del miedo a no ser digno de amor,


Libérame, Jesús.

De la falsa seguridad de que tengo lo que necesito,


Libérame, Jesús.

Del miedo a que confiar en Ti me dejará más indigente,


Libérame, Jesús.

De toda sospecha respecto a Tus palabras y Tus promesas,


Libérame, Jesús.
37
De las rebeldías contra el depender de Ti como un niño,
Libérame, Jesús.

Del rechazo y las resistencias a aceptar Tu voluntad,


Libérame, Jesús.

Del ansia por el futuro,


Libérame, Jesús.

Del resentimiento o de la excesiva preocupación por el pasado,


Libérame, Jesús.

De la constante búsqueda de mí mismo/a en el momento actual,


Libérame, Jesús.

De no creer en Tu amor y en Tu presencia.


Libérame, Jesús.

Del miedo a que se me pida dar más de lo que tengo,


Libérame, Jesús.

De creer que mi vida no tiene significado o valor,


Libérame, Jesús.

Del miedo a lo que pide el amor,


Libérame, Jesús.

Del desánimo,
Libérame, Jesús.

Tú siempre estás conmigo, me sostienes y me amas,


Jesús, confío en Ti.

Tu amor es más profundo que mis pecados y mis caídas, y me transforma,


Jesús, confío en Ti.

No saber lo que me espera mañana es una invitación a confiar en Ti,


Jesús, confío en Ti.

Tú estás conmigo en mi sufrimiento,


Jesús, confío en Ti.

Mi sufrimiento, unido al Tuyo, dará frutos en esta vida y en la próxima,


Jesús, confío en Ti.

No me dejarás huérfano, estás presente en Tu Iglesia,


Jesús, confío en Ti.
38
Tu proyecto es mejor que cualquier otra cosa,
Jesús, confío en Ti.

Me escuchas siempre y en Tu bondad me respondes,


Jesús, confío en Ti.

Me das la gracia de aceptar el perdón y de perdonar a los demás,


Jesús, confío en Ti.

Me das la fuerza de lo que necesito para hacer lo que se me pide,


Jesús, confío en Ti.

Mi vida es un don,
Jesús, confío en Ti.

Me enseñarás a tener confianza en Ti,


Jesús, confío en Ti.

Eres mi Señor y mi Dios,


Jesús, confío en Ti.

Soy tu predilecto,
Jesús, confío en Ti.

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.

Te consagro y te entrego cada uno de mis órganos, miembros, sentidos y potencias


de mi alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad; mi consciente, inconsciente
y subconsciente. Te consagro cada uno de los dones, virtudes y carismas con que
el Padre creador ha adornado mi ser: mi libertad, mi imaginación, mis instintos, mi
capacidad para amar y para elegir, mi capacidad de movimiento y de educación en
el tiempo y el espacio.

Te entrego también, Madre mía, mi refugio de pecadores, lo único que


verdaderamente me pertenece: mi pecado, y el de todos los hombres, y te ruego
que por tu intercesión lo presentes a tu Hijo Santísimo, para que Él lo consuma en
el fuego de su amor.

Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
39
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.

Te consagro y entrego, Madre mía, todo el tiempo de mi niñez, adolescencia,


juventud, madurez y vejez; todos mis ideales presentes: familia, oración, trabajo,
estudio, descanso, amistades, diversiones, esperanzas y proyectos: para que en el
futuro encuentre su realización según la Voluntad del Padre Celestia.

En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Vísteme con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.

Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

40
TERCER DÍA

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN PARA EMPEZAR A PERDONAR DE CORAZÓN

Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.

Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.

Espíritu Santo, espíritu de amor, fortalece mi corazón con tu presencia, ilumina mi


mente con la luz de tu sabiduría, bendíceme con tus dones y tus gracias para que
mi amor y mi perdón sean siempre limpios, sinceros, generosos y constructivos.

Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.

41
YA NO QUIERO SER IGUAL

Primer momento de oración

"Han oído que se dijo a los antepasados: 'No matarás', y: 'Cualquiera que cometa
homicidio será culpable ante el tribunal'? Pero yo les digo que todo aquel que se
enoje con su hermano será sometido a juicio; y cualquiera que diga 'tonto' a su
hermano, será culpable delante del tribunal; y cualquiera que diga: 'imbécil' será reo
del infierno de fuego. Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te
acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y
ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda"
(Mateo 5, 21,24).

Acepto, Jesús, que el único camino que me ofreces para terminar con mi rencor es
el perdón, la fraternidad y el amor. Sé que no hay otro camino para echar fuera a
ese ingrato inquilino que tiene su morada en mi corazón. Siempre me pregunté,
¿cuánto tiempo puedo durar con este rencor? ¡imposible que dure toda la vida! Por
eso, Jesús, me acerco a Ti y hago mía la siguiente alabanza:

"Renuévame, Señor Jesús, ya no quiero ser igual,


renuévame, Señor Jesús, pon en mí tu corazón.
Porque todo lo que hay dentro de mí,
necesita ser cambiado, Señor.
Porque todo lo que hay dentro de mi corazón,
necesita más de Ti".

Ayúdame, Señor, ya no quiero ser igual. Jesús, por tu amor y con la gracia de tu
Palabra y de la Eucaristía, ya no quiero ser igual. Por ese amor, Jesús, decido
romper las cadenas del rencor e iniciar el camino de la reconciliación, porque ya no
quiero ser igual. Señor Jesús, alabado seas porque hoy mi corazón respira de nuevo
el aire divino, y dejo el aire intoxicado que ahogaba mi vida. Mi mente, ya serena,
me dice: Gracias, porque permites que me sienta parte de Dios.

Le pido perdón a mi corazón pues, al alejarme del amor divino, lo ahogaba de rencor
y lo deshumanizaba. Ahora gozo y saboreo el perdón, y percibo la paz; me doy
cuenta que la herida que sangraba y me angustiaba comienza a desvanecerse,
pues todo mi ser te ha dicho, Jesús, necesito más de Ti. Inicio el camino del perdón,
para olvidar la palabra "venganza", fuente de pecado y de destrucción.

Señor Jesús, dame la gracia de orar y de mantenerme lejos del rencor, de la ira y
de la venganza. Señor, hoy decido gozar de tu presencia, de tu alegría que me da
el haber iniciado el camino del perdón. Por mi experiencia comprendo que el camino
del rencor es un camino amargo y oscuro. Comprendo, Jesús, que darle demasiada
importancia a las palabras y actitudes de mis hermanos, sin conocer su interior, sólo
me deja malos sentimientos.

42
Quiero amar y acercarme a mi hermano y decirle, gocemos el amor divino, gocemos
de la serenidad, de la paz y del perdón, vivamos la misericordia de Jesús. Señor,
acompáñanos para que logremos acabar con el daño mutuo que nos provocamos.
Jesús, necesito de Ti en estos momentos de tinieblas. Tú estás conmigo y eso me
basta para triunfar sobre el rencor. Amén.

La alegría llega al corazón cuando la razón inicia el camino del perdón.

Segundo momento de oración

Cuánto deseo, Jesús, aprender a perdonar, y aunque tengo derecho a estar de mal
humor en algunas ocasiones, rechazo todo pecado que pueda producir tal estado.
Educa mi corazón con tu Palabra para que siempre le abra las puertas al amor, a la
alegría, a la misericordia y, cuando percibas que se acerca el rencor y se instala en
mi corazón, dame la gracia de no negarlo ni ser indiferente, sino que, lo acepte y
sea capaz de transformarlo en diálogo, comprensión, perdón y oración. Éste es el
camino que hoy decido recorrer, porque ya no quiero ser igual, deseo volver a mi
ser original, el de la infancia, el de la niñez inocente, el del hombre humilde, aunque
los años se estén acumulando en mi vida.

Hoy le digo a mi corazón, gracias porque me permites amar y ser amado, ser alegre
y misericordioso, perdonar y ser perdonado; me ayudas también a salir en busca de
mis hermanos e, inclusive, a pedir las bendiciones y la gracia de Dios. De esto y de
mucho más eres capaz, tú, mi corazón; de vivir en paz, y sin resentimientos, de
doblegar mis pensamientos y mi razón al decir: amen a quien nos ofendió,
alejémonos del odio; no guardemos rencor, seamos los protagonistas de una nueva
vida. Señor, mi corazón sufre cuando mi razón se impone y le enseña a odiar, siendo
el corazón la fábrica de tu amor divino.

Señor, le pido a mi razón que inicie el camino del perdón, que nunca más vuelva a
pervertir o envenenar al corazón con el rechazo y el rencor a mis hermanos. Hazme
capaz de comprender el dolor producido por una ofensa y reaccionar con serenidad.
Amén.

Cuando la razón decide despedir el rencor, las heridas del corazón sanan.

BENDICIÓN Y EXORCISMO DEL AGUA…

SALMO 127

R. ¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos!

Dichoso el que teme al Señor


y sigue sus caminos.
43
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,


alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,


que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 6, 27-38

En cambio, a ustedes los que me escuchan les digo: amen a sus enemigos, hagan
el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los
calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa,
no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo
tuyo, no se lo reclames. Traten a los demás como quieran que ellos los traten. Pues,
si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores aman a
los que los aman. Y si hacen bien solo a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen?
También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestan a aquellos de los que esperan
cobrar, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a otros pecadores, con
intención de recobrarlo. Por el contrario, amen a sus enemigos, hagan el bien y
presten sin esperar nada; será grande su recompensa y serán hijos del Altísimo,
porque él es bueno con los malvados y desagradecidos. Sean misericordiosos como
su Padre es misericordioso. No juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no
serán condenados; perdonen, y serán perdonados; den, y se les dará: les darán una
medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que
midan se les medirá a ustedes».

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ROSARIO DEL PERDÓN

Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.

44
Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.

Credo

Creo, en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en


Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos; subió́ a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre;
desde allí ́ ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo;
la Santa Iglesia Católica; la Comunión de los Santos; el perdón de los pecados; la
resurrección de los muertos; y la vida eterna. Amén.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Primer Misterio - Perdona a tus jefes del trabajo.

“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

45
Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Segundo Misterio – Perdona a tus socios.

“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

46
Tercer Misterio - Perdona a tus compañeros del trabajo.

“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Cuarto Misterio - Perdona a tus maestros y profesores.

“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

47
Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Quinto Misterio - Perdonar a la persona que más me ha ofendido.

“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Salve Reina

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra;


Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra,
48
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh Clemente!, ¡Oh Piadosa!, ¡Oh Dulce siempre
Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos
de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración Final

Señor Jesús, desde lo alto de la cruz el Señor me enseñó a perdonar. Ayúdame a


perdonar y amar a las personas.

LETANÍA DE LA CURACIÓN PARA LAS FAMILIAS

Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.

También te pido que conserves nuestra salud, y nos sanes individual y


colectivamente como una unidad familiar: espiritual, emocional y físicamente para
tu mayor gloria.

Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.

¡Yo creo en Ti, Señor! ¡Ayuda a mi incredulidad! ¡Que se haga Tu voluntad!

De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de egoísmo y orgullo,


Sana a mi familia, oh Jesús.
49
De todos los defectos espirituales heredados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de adicción,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De los efectos de los recuerdos dolorosos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la esclavitud causada por promesas negativas en nuestro interior,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y / o las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los apegos malsanos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las emociones, actitudes y comportamientos impíos, (por ejemplo,


mezquindad, manipulación, argumentación, celos, etc.),
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos emocionales y psicológicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las enfermedades emocionales y psicológicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos físicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las aflicciones y enfermedades físicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

Señor, aumenta la virtud de la fe en mi familia.


Señor, aumenta la virtud de la esperanza en mi familia.
Señor, aumenta la virtud de la caridad en mi familia.

Ayúdanos, Señor, a interiorizar las palabras de Josué: “En cuanto a mí y a mi familia,


serviremos al Señor” (Josué 24:15).

50
ORACIONES PARA COMENZAR A PERDONAR

Amado Señor Jesús, ayúdame a actuar correctamente para perdonar y ser


perdonado, para que en mi vida exista el verdadero perdón, intercede por mí para
que Dios me perdone y perdone a todos los que me han lastimado. Gracias, sé que
con tu ayuda lograre la liberación del perdón.

Dios, Padre amado, tú que perdonaste a quienes crucificaron a tu hijo, te pido me


ilumines para que pueda encontrar el verdadero camino del perdón para perdonar
a las personas que más me han herido.

Gracias Padre, porque me regalas el don de perdonar. A quienes perdones los


pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos"
(Jn 20, 22-23). Espíritu Santo, ven a mí, trae a mi vida el regalo maravilloso del
perdón, que pueda ser perdonado por quienes ofendí y que pueda perdonar a
quienes me ofenden, perdonando también de corazón mis propios errores.

Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.

ORACIÓN PARA LA SANACIÓN INTERIOR DE LOS RECUERDOS

Cierre sus ojos y respire profundamente. Imagínese al Señor Jesús de pie frente a
usted. Él le toma amorosamente la cabeza entre sus manos.

Ahora repita conmigo sin abrir los ojos:


Señor Jesucristo, hasta el día de hoy he querido caminar por mí mismo, pero me
doy cuenta que las cosas no han ido en mi vida como yo hubiera esperado, porque
sé que Tú crees en mí, que me amas así, como soy en este momento, por eso
acudo a TI para decirte: me rindo, no me rindo al mal, ni al demonio, me rindo a ti,
pues soy hechura de tus manos. Ya no puedo vivir mi propia vida, ya no puedo
seguir de esta manera. Señor toma mi vida y haz un signo de amor conmigo:
ayúdame.

Respira profundamente y siente como el amor de Cristo Jesús entra en ti y corre


por sus venas, deja que Él sea quien te muestre las etapas de su vida, deja que te
muestre cuándo fue ese fracaso, o el momento inicial de esa depresión, soledad,
tristeza, amargura y resentimiento. Ese cansancio que parece ya no separarse más
de tu vida.

Permanece con los ojos cerrados y respira otra vez profundamente.


Deja que la luz, la paz, el amor sanador del Padre siga corriendo por todo tu ser:
Padre lleno de bondad, Padre de misericordia, de perdón y de amor, te alabo, te
adoro y te doy gracias porque por amor nos diste a tu hijo Jesucristo. Gracias Padre
porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que Él es la luz, la verdad y el buen
pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.
51
Hoy, Padre, me quiero presentar delante de Ti, como tu hijo, Tú me conoces por mi
nombre. Pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida, Tú conoces mi corazón y
conoces las heridas de mi historia, Tú conoces todo lo que he querido hacer y no
he hecho. Conoces también lo que hice o me hicieron lastimándome, Tú conoces
mis limitaciones, errores y mi pecado. Conoces los traumas y complejos de mi vida.

Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu Hijo Jesucristo, derrames tu
Santo Espíritu sobre mí, para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más
íntimo de mi corazón. Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas
sáname aquí y ahora de mi alma, mi mente, mi memoria y todo mi interior. Entra en
mí, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos
de miedo. Tú que apareciste en medio de ellos y les dijiste: "Paz a ustedes”, entra
en mi corazón y dame tu paz. Lléname de amor. Yo sé que el amor echa fuera el
temor.

Pasa por mi vida y sana mi corazón. Sabemos, Señor Jesús, que tú lo haces
siempre que te lo pedimos, y te lo estoy pidiendo con María, mi Madre, la que estaba
en las bodas de Caná cuando no había vino y tú respondiste a su deseo,
transformando el agua en vino. Cambia mi corazón y dame un corazón generoso,
un corazón afable, un corazón bondadoso, dame un corazón nuevo. Haz brotar en
mí los frutos de tu presencia. Dame el fruto de tu Espíritu que es amor, paz, alegría.
Haz que venga sobre mí el Espíritu de las bienaventuranzas, para que pueda
saborear y buscar a Dios cada día, viviendo sin complejos ni traumas junto a los
demás, junto a mi familia, junto a mis hermanos.

Padre Santo, ahora le pido a tu Hijo Amado Jesucristo que me muestre en dónde
está esa herida enterrada en mí de manera tan profunda. Está tan dentro que hasta
ha enfermado mi cuerpo, mi mente, mi alma, mi conducta. Lléname de tu espíritu
de Paz; líbrame de la condenación de llevar esa herida que quizá tengo desde que
me estaba formando en el vientre de mi madre. Inúndame de amor, de paz, de
perdón para los que lo causaron, consciente o inconscientemente y para mi mismo.

Padre, te doy gracias por tu Hijo Jesús que murió en la Cruz no solamente por mis
pecados, sino por mis dolores y temores.

Te doy gracias porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y mañana y porque Él quiere
que yo esté completamente sano; en mente, alma, cuerpo y espíritu. Señor Jesús
te pido que camines hacia mi pasado por cada segundo de mi vida y que me sanes
completamente. Ve hasta la tercera y cuarta generación de mis antepasados y
rompe toda atadura genética dañosa.

Señor Jesús, Tú me conociste aún antes de nacer. Gracias porque allí estuviste
cuando empezó la vida. Si el temor o alguna otra fuerza negativa me fue transmitida
cuando estaba en el vientre de mi madre, líbrame de tales cosas.

52
Gracias, Señor Jesús, por estar ahí cuando yo nací y por amarme. Algunos llegaron
a este mundo sin ser amados, sin ser deseados y sintieron gran rechazo. Oh, Señor
Jesús, desde un principio llena a cada uno con tu amor precioso.

Señor, regresa a cada segundo de mi vida durante mis primeros años. Algunos
fueron separados de sus padres por causa de enfermedad o muerte; algunos
nacieron en familias grandes donde no pudieron recibir el amor necesario. Señor
Jesús, regresa y llena cada vacío, da el amor que hizo falta. Quita cada dolor. Quita
todo temor, temor a la oscuridad, temor de caer, temor a los animales, temor de
perderse. Te doy gracias Jesús por darme la libertad y sanidad.

Te pido Señor que tomes mi mano y camines conmigo a la escuela. Hubo veces
cuando me sentí muy tímido, lleno de temor de dejar el hogar para ir a nuevas
situaciones. Jesús. hubo veces cuando me sentí avergonzado en la escueta.
¿Podrías quitar esos recuerdos? Por favor sana las heridas que me causaron el
trato cruel de un maestro o alumno de clase. Algunos temores entraron durante los
primeros años de escuela, el temor de hablar frente al público o el temor de fracasar.
Gracias por la sanidad de esas heridas y por liberarme de esos temores. Te doy
gracias y te alabo.

Señor Jesús te doy gracias por mi madre. Por aquellos que no tuvieron el amor de
una madre, llena ese vacío y dales el amor que necesitaron. Te pido que estés
entre mi madre y yo y dejes que tu divino amor fluya entre nosotros. Le pido perdón
a mi madre, si de alguna manera le fallé o la hice sufrir, yo la perdono si de alguna
manera me falló o me hizo sufrir.

Señor Jesús, te doy gracias por mi padre. Por aquellos tuvieron el amor de un padre
terrenal, dales todo el amor que necesitaron y no recibieron. Ven a estar entre mi
padre y yo. Te pido que tu divino amor venga a restaurar cualquier relación rota. Le
pido perdón a mi padre si en alguna manera le fallé o le hice sufrir y te pido que tu
divino amor venga a restaurar cualquier relación rota. Yo perdono si de alguna
manera me falló o me hizo sufrir.

Te encomiendo a mis hermanos y hermanas. Donde hubo sentimientos de


competencia, celos o resentimientos. Te pido que, con tu poder sanador y amor,
restaures cada relación rota. Yo perdono a cada hermano y hermana por haberme
lastimado o fallado, y les pido perdón a ellos por haberles lastimado o fallado.

Gracias Señor por haber estado ahí durante mi adolescencia cuando estuve en el
colegio. Hubo nuevas emociones y nuevos temores. Mientras llega cada recuerdo
doloroso a mi mente, te pido que tomes un borrador espiritual y limpies el dolor de
mi mente y sáname. Durante aquellas veces que trate de hacer cosas peligrosas,
te doy gracias porque ahí estuviste con tu mano protectora. Quita todo sentimiento
de humillación, vergüenza, culpa, temor o fracaso. De algunos que se burlaron de
su raza, apariencia, tamaño, o pobreza y fueron heridos profundamente. Déjame
saber que Tú me amabas y que estuviste ahí conmigo en cada situación. Cuando
empezamos a salir del hogar, hubo nuevos temores, frustraciones o dolores.
53
Algunos deseaban ir a la Universidad y no pudieron, otros no tuvieron la oportunidad
de entrar en la profesión de sus sueños y se sintieron muy decepcionados. Jesús
sana cada decepción y cada dolor.

Gracias por haber estado ahí cuando entramos al matrimonio. Para algunos fue un
principio hermoso, para otros fue una pesadilla. Jesús quita todo dolor. Te pido que
vengas a estar entre mí compañera (o) y yo, y si hubo más de una compañera(o)
por favor ven a estar en medio de cada uno y alivia cada dolor, le estoy diciendo a
mi compañera(o), te perdono por haberme lastimado y te pido perdón por haberte
lastimado, Señor Jesús te doy gracias porque por medio de tu divino amor, has
restaurado cada relación rota y has quitado cada recuerdo doloroso.

Gracias Señor por nuestros hijos. Quita todo sentimiento de fracaso o culpabilidad
que pueda tener como padre o madre. Alivia el dolor que causé, si castigué sin
sabiduría, si fui muy posesivo (a) con mi amor, o si hablé con ira o crítica. Les pido
perdón y perdónales por haberme lastimado.

Señor durante aquellos tiempos terribles de accidentes, tiempos de enfermedad y


operaciones, te doy gracias por haber estado ahí. Ahora te pido que quites el horror,
el temor y el recuerdo del dolor. Líbrame del trauma que sentí. Gracias por estar
ahí en el tiempo de tristeza. Te doy gracias porque me tomaste de la mano y
caminaste conmigo por el valle; te doy gracias por quitarme la carga; te doy gracias
por quitarme la tristeza, mi quebranto y mi lamento. Te doy gracias por haberme
dado tu gozo y tu paz.

Ahora Señor Jesús, gracias por caminar conmigo cada segundo de mi vida hasta
este mismo momento. Gracias por la sanidad de todas mis heridas, mis recuerdos
dolorosos, mi culpa, y por haberme liberado. Gracias por haberme llenado con tu
Amor. Ayúdame para amarme a mí mismo. Ayúdame para amar a otros. Pero más
que todo, Jesús, ayúdame para amarte como deseo. Te doy gracias por darme
gozo. Te doy gracias por darme paz. Gracias Jesús.

Te doy gracias por ir a los rincones más profundos de mi mente para limpiarme. Te
doy gracias por sanar mis emociones, mi mente y mis recuerdos. Te doy gracias
Jesús por sanarme y te doy toda la alabanza y toda la gloria. Te lo pido en tu Nombre
Jesús.

Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en mi vida.

Te doy gracias de todo corazón porque Tú me sanas, porque Tú me liberas, porque


Tú rompes las cadenas y me das la libertad.

Gracias Señor Jesús, porque soy templo de tu Espíritu y este Templo no se puede
destruir porque es la casa de Dios.

Te doy gracias Espíritu Santo por la Fe, gracias por el amor que has puesto en mi
corazón. Amén.
54
Ahora pídele a Jesús que te muestre cómo ese fracaso, esa depresión va a actuar
positivamente en ti.

Señor Jesús te doy gracias por haberme sacado de esa obscuridad, de ese
calabozo donde mi vida se consumía, pero ahora yo sé Señor, que no fue inútil,
pues este momento de encuentro contigo quizá no lo hubiera tenido. A lo mejor
Señor, esa obscuridad no era sino la sombra de tu mano, cuando te acercabas ya
a liberarme.

Ahora dile a Jesucristo que tú no puedes dirigir tu propia vida, que tú no puedes
hacer las cosas solo, como lo intentaste en el pasado. Dile a Jesús que tú tropezaste
en el momento más miserable de tu vida y que no tienes ninguna otra parte a dónde
ir, ni nadie hacia quién volverte. Dile a Jesucristo:

Señor Jesucristo, deposito en Ti toda mi confianza, guíame en todos los momentos


de mi vida. Dame la fuerza para rebasar este sentimiento de fracaso, y para hacer
eso que hasta ahora no he podido hacer.

Déjate abrazar ahora por Jesucristo, sabiendo que nunca más tú estará solo, pues
siempre estará Él contigo.

Te doy gracias Señor por lo que estás haciendo en mí, hazlo también con aquellos
que me han herido. Amén, Amén, Amén.

ORACIÓN DE PERDÓN Y RECONCILIACIÓN

Mi Señor y mi Dios, lleno de amor y bondad, yo acepto perdonar a todas las


personas en mi vida, comenzando por mí mismo, porque sé que Tú Señor, me has
perdonado primero. Y si tú, Señor, ya me has perdonado, también yo me perdono
por todos mis pecados, faltas y fallas, especialmente por esta situación…

Yo me perdono por no ser perfecto, por no acertar siempre, y me acepto como soy
y decido dejar de criticarme y ser yo mismo mi peor enemigo. Porque tú, Señor,
estás en mí, sé que puedo vivir reconciliado conmigo mismo. Me libero de todo lo
que guardé contra mí mismo. Me libero de esa prisión para permanecer en paz
conmigo mismo. Hoy, por el poder del Espíritu Santo, me perdono y me reconcilio
conmigo mismo.

Señor, no quiero desperdiciar mi vida amarrado por falta de perdón. Pero, algunas
veces, me siento débil para perdonar. No consigo perdonar con mis propias
capacidades.

¡Socórreme con tu fuerza!

55
Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.

Tomo la firme decisión de vivir reconciliado con las personas en mi vida.

Perdono a todas las personas ligadas a mí.

Las perdono por todo lo negativo, por todo el desamor que, queriendo o aún sin
quererlo, me transmitieron a lo largo de mi vida.

Perdono especialmente a esta persona (pronuncia el nombre de ella) por esta


situación (presenta al Señor el motivo). Yo perdono de todo corazón cualquier tipo
de abuso y decepción. Yo la perdono, ahora, por no haberme dado el amor y el
respeto profundo, entero y suficiente que yo tanto necesitaba. Yo las libero y me
reconcilio hoy con ellas.

Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.

Tomo la firme decisión de vivir reconciliado con las personas en mi vida.

Perdono a todas las personas ligadas a mí.

Las perdono por todo lo negativo, por todo el desamor que, queriendo o aún sin
quererlo, me transmitieron a lo largo de mi vida.
Por sobre todas las cosas, mi Dios, te pido ahora la gracia de perdonar a la persona
que más me ha herido en la vida. Aquella que es más difícil de perdonar. Quiero
perdonarla ahora, aun cuando todavía me sienta herido y con rabia.

Muéstrame, Señor, entre todos mis amigos, en mi familia, y en aquellos que


ejercieron alguna autoridad sobre mí, a quien en mi corazón yo todavía necesito dar
mi perdón. ¡Dame esa gracia!

¡Bendice a cada una de esas personas en este día de hoy, Señor! Que ellas puedan
sentirse especialmente libres y amadas por ti, en este momento.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.
Te consagro y te entrego cada uno de mis órganos, miembros, sentidos y potencias
de mi alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad; mi consciente, inconsciente
56
y subconsciente. Te consagro cada uno de los dones, virtudes y carismas con que
el Padre creador ha adornado mi ser: mi libertad, mi imaginación, mis instintos, mi
capacidad para amar y para elegir, mi capacidad de movimiento y de educación en
el tiempo y el espacio.

Te entrego también, Madre mía, mi refugio de pecadores, lo único que


verdaderamente me pertenece: mi pecado, y el de todos los hombres, y te ruego
que por tu intercesión lo presentes a tu Hijo Santísimo, para que Él lo consuma en
el fuego de su amor.

Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.

Te consagro y entrego, Madre mía, todo el tiempo de mi niñez, adolescencia,


juventud, madurez y vejez; todos mis ideales presentes: familia, oración, trabajo,
estudio, descanso, amistades, diversiones, esperanzas y proyectos: para que en el
futuro encuentre su realización según la Voluntad del Padre Celestia.

En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Vísteme con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.

Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.

Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

57
CUARTO DÍA

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN PARA EMPEZAR A PERDONAR DE CORAZÓN

Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.

Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.

Espíritu Santo, espíritu de amor, fortalece mi corazón con tu presencia, ilumina mi


mente con la luz de tu sabiduría, bendíceme con tus dones y tus gracias para que
mi amor y mi perdón sean siempre limpios, sinceros, generosos y constructivos.

Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.

58
ENSÉÑAME, JESÚS, A AMAR Y A PERDONAR

Primer momento de oración

"Por lo tanto, como elegidos de Dios, consagrados y amados, revístanse de


sentimientos de profunda compasión, de amabilidad, de humildad, de
mansedumbre y paciencia; sopórtense mutuamente; perdónense si alguien tiene
queja de otro; el Señor los ha perdonado, hagan ustedes lo mismo" (Col 3, 12,14).

Jesús, reconozco ante tu divina presencia que el rencor me daña, y que guardar
el rencor es sólo colocarle vinagre a mi vida y, posiblemente, me gane un cáncer u
otra enfermedad. En este momento de oración dame tu luz para sanar mi interior,
pues el rencor me ha dañado. Jesús, no te alejes de mí un instante, porque ya lo
has dicho, sin mí nada puedes y la tarea es ardua.

Estoy unido a Ti como la vid y el sarmiento, coloca en mi corazón la capacidad de


amar y perdonar. Me siento mal, Jesús. Cuando rezo el Padre Nuestro te digo con
frecuencia y solemnidad, que me perdones porque yo ya he perdonado a quien me
ofende. Jesús, mi interior me dice: es una soberana mentira lo que estás rezando.
Quiero ser sincero contigo, Señor, el rencor se apodera de mi corazón y me gana la
batalla; dame la gracia de retirarlo de mi vida, dame tu sencillez para saber otorgar
el perdón cuando mi agresor me lo pida y, si fuera posible, sea yo quien dé el primer
paso, como signo de humildad.

Señor Jesús, dame la humildad para saborear tu vida, tus palabras, tus bendiciones,
tu Eucaristía, tu cruz y tu gracia. Será un triunfo más para Ti. Enséñame a pedir
perdón, darlo y recibirlo. Señor, dame ese don, porque perdonar sana, regresa la
armonía y me da la santidad. Amar y perdonar constituyen el más grande
acontecimiento que puedo vivir y saborear a plenitud porque es humano y divino.
Por eso, Señor, quiero alabarte con el siguiente canto:

Gracias quiero darte por amarme,


gracias quiero darte yo a Ti, Señor.
Hoy soy feliz porque te conocí,
gracias por amarme a mí también.

Yo quiero ser, Señor, amado


como el barro en manos del alfarero.
Toma mi vida, hazla de nuevo,
yo quiero ser un vaso nuevo.
Toma mi vida, hazla de nuevo,
yo quiero ser un vaso nuevo.

Te conocí y te amé,
te pedí perdón y me escuchaste.
Si te ofendí, perdóname, Señor,
pues te amo y nunca te olvidaré.
59
Jesús, dame tu gracia para colocarme en tus manos. Amo tu armonía y tu paz que
ya forma parte de mi vida; ahora comprendo que, cuando doy el perdón, mi corazón
vuelve a ser tu morada y el hogar de mi hermano. "iTarde te amé, hermosura antigua
y tan nueva, tarde te amé!, y Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te
buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre las cosas que Tú creaste... ".
Hago mías estas palabras de san Agustín, escritas en sus Confesiones.

Yo pudiera confesar, tarde me decidí a perdonar y colocarme en tus manos.

Señor, ahora sólo espero manifestar tu sencillez al acercarme a mi hermano y lo


haré con humildad, porque estoy pisando suelo sagrado; lo miraré con amor y le
trasmitiré tu cariño. Y si tengo que esperar porque mi hermano aún no me abre las
puertas de su corazón, esperaré con alegría, sabiendo que Tú eres el autor del
perdón y eso me basta. Amén.

Cuando amo y perdono, mi corazón vuelve a ser morada de Dios y hogar de mi


hermano.

Segundo momento de oración

Fortifícame con tu Espíritu, Jesús, pues tengo la certeza que no es por mi propia
iniciativa por la que actúo, sino por el don de tu gracia que me envías. Jesús,
envíame tu Espíritu para que pueda construir la fraternidad. Vivo fragmentado y
quiero encarnar tu misericordia en mi corazón, que parece perdió la capacidad de
amar y ser amado; perdonar y ser perdonado.

Jesús, no quiero ser como el fariseo que oraba: "Te doy gracias, Señor, porque yo
no soy como los demás". No, Jesús, no quiero justificarme, mucho menos decirle a
mi razón y corazón que es mi hermano el culpable de mi rencor. Quiero sanar, pero
tengo miedo decirle a mi hermano sanemos ya nuestro corazón; tengo miedo,
Jesús, a su rechazo.

Fui el ofendido y, con humildad te lo digo, soy yo quien quiero dar el primer paso
para restablecer la fraternidad; pero Señor, ni el amor ni el perdón se dan o se
ofrecen por la fuerza, quiero darlos y recibirlos con toda la libertad de mi corazón.
Reconozco, Señor, que soy yo quien agrandó el problema porque mi soberbia me
lo pidió. Soy yo quien aseguró que fue mi hermano el que equivocó el camino, el
que cometió la ofensa y me hirió; por lo tanto, concluí, Señor, que quiero verlo
humillado pidiendo perdón. Y ahora me pregunto delante de Ti: ¿dónde está mi
humildad? ¿Dónde quedó mi fervor en la oración cuanto te pido que me des un
corazón semejante al tuyo?

Ahora veo con más claridad mi hipocresía, pido y no cumplo. Pido compasión,
comprensión y misericordia y mira, Señor, lo hago con un corazón de piedra, sin
deseos de que un día sea de carne. Destierra de mi vida el rencor porque quiero
saborear tu amor y la reconciliación con mi hermano. Veo que mi rencor sigue firme
60
y bien instalado en mi corazón. Y no quiero que nadie lo toque porque sería como
tocar mi dignidad humillada. Cúrame con tu gracia, envíame el don de la humildad,
envíame al Espíritu Santo para que me lance al amor, amando y perdonando a mi
hermano. Amén.

La división de la mente y el corazón no deja nada bueno en tu interior, porque impide


el amor y el perdón.

BENDICIÓN Y EXORCISMO DEL AGUA…

SALMO 129

R. Desde lo hondo, a ti grito, Señor

Desde lo hondo a ti grito, Señor;


Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,


¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,


espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,


como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 18, 21 - 35

Acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende,


¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece
61
el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al
empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía
con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y
todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le
suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Se compadeció el
señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el
criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y,
agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero,
arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo
pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que
debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a
contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo
malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú
también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el
señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo
mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a
su hermano».

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ROSARIO DEL PERDÓN

Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.

Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.

Credo

Creo, en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en


Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos; subió́ a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre;
desde allí ́ ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo;
la Santa Iglesia Católica; la Comunión de los Santos; el perdón de los pecados; la
resurrección de los muertos; y la vida eterna. Amén.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
62
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Primer Misterio – Perdona alguna persona que has amado.

“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Segundo Misterio – Perdona a una persona que te ha rechazado.

“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.

63
Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Tercer Misterio - Perdona a un amor imposible.

“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.
64
Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Cuarto Misterio - Perdona a la persona que más daño te ha hecho.

“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

65
Quinto Misterio - Perdonar a un novio o una novia.

“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Salve Reina

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra;


Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh Clemente!, ¡Oh Piadosa!, ¡Oh Dulce siempre
Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos
de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración Final

Señor Jesús, desde lo alto de la cruz el Señor me enseñó a perdonar. Ayúdame a


perdonar y amar a las personas.

LETANÍA DE LA CURACIÓN PARA LAS FAMILIAS

Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.

También te pido que conserves nuestra salud, y nos sanes individual y


colectivamente como una unidad familiar: espiritual, emocional y físicamente para
tu mayor gloria.

66
Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.

¡Yo creo en Ti, Señor! ¡Ayuda a mi incredulidad! ¡Que se haga Tu voluntad!

De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de egoísmo y orgullo,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos espirituales heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de adicción,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De los efectos de los recuerdos dolorosos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la esclavitud causada por promesas negativas en nuestro interior,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.

67
De todos los apegos malsanos,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las emociones, actitudes y comportamientos impíos, (por ejemplo,


mezquindad, manipulación, argumentación, celos, etc.),
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos emocionales y psicológicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las enfermedades emocionales y psicológicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos físicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las aflicciones y enfermedades físicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

Señor, aumenta la virtud de la fe en mi familia.


Señor, aumenta la virtud de la esperanza en mi familia.
Señor, aumenta la virtud de la caridad en mi familia.

Ayúdanos, Señor, a interiorizar las palabras de Josué: “En cuanto a mí y a mi familia,


serviremos al Señor” (Josué 24:15).

ORACIONES PARA COMENZAR A PERDONAR

Amado Señor Jesús, ayúdame a actuar correctamente para perdonar y ser


perdonado, para que en mi vida exista el verdadero perdón, intercede por mí para
que Dios me perdone y perdone a todos los que me han lastimado. Gracias, sé que
con tu ayuda lograre la liberación del perdón.

Dios, Padre amado, tú que perdonaste a quienes crucificaron a tu hijo, te pido me


ilumines para que pueda encontrar el verdadero camino del perdón para perdonar
a las personas que más me han herido.

Gracias Padre, porque me regalas el don de perdonar. A quienes perdones los


pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos"
(Jn 20, 22-23). Espíritu Santo, ven a mí, trae a mi vida el regalo maravilloso del
perdón, que pueda ser perdonado por quienes ofendí y que pueda perdonar a
quienes me ofenden, perdonando también de corazón mis propios errores.

Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.

68
ORACIÓN PARA OLVIDAR A UNA PERSONA AMADA

No existe situación más dolorosa que la pérdida de una persona amada, ya sea por
una ruptura en la relación que no esperábamos y peor aún la muerte del ser querido.
Un corazón roto por la pena, nos quita las ganas de vivir.

La siguiente oración es perfecta para este tipo de situaciones, es necesario orarla


cada día hasta que la persona se sienta con fuerzas para seguir adelante en la vida.

«Señor Jesús, cuan profundamente han herido mi corazón


Siento de forma literal como mi alma se desgarra en pedazos
Y sé que solo tú, Señor Jesús, puedes ayudarme en este momento.

Señor Jesús, ayúdame a olvidar este amor que me ha herido


Sabes bien cuanto ame a esa persona, sin esperar este fin.

Pero ahora que todo ha terminado, no me dejes


Señor Jesús, agárrame fuerte de tu mano
Susténtame, fortaléceme.

Señor Jesús, las fuerzas me han dejado y siento morir


Vivifícame lléname de vida y levántame.

Señor Jesús, ¡Sana mi corazón Oh Dios! Sáname


Tómame y hazme de nuevo
Entonces solo así mi corazón querrá seguir latiendo
Señor Jesús, dame fuerzas para vivir y seguir adelante
Fortalece mis huesos, vivifícame.

Señor Jesús, devuélveme las ganas de vivir.


Ayúdame a olvidar para siempre este amor que me hace daño,
y líbrame de la soledad que me acecha.»
Amén.

ORACIÓN PARA OLVIDAR Y PERDONAR

Muchas veces hemos sido heridos a lo largo de nuestras vidas, incluso en algunos
casos estas heridas son causadas desde nuestra infancia. Las heridas del alma van
causando serias consecuencias en las personas al punto de causar resentimiento y
amargura que podría convertirse en odio.

El perdón es un bálsamo sanador que va de la mano del olvido, aunque no es fácil


hacerlo, aquí te presentamos la siguiente oración que te ayudará a perdonar y
olvidarte de las situaciones que te marcaron, repítela con fe en las noches antes de
dormir y sentirás el cambio en tu interior.

69
Señor Jesús y Dios mío,
durante mucho tiempo he estado
arrastrando las heridas de mi pasado,
pero hoy he decidido perdonar en Tu Nombre,
para recibir la salud de mi alma.

Señor Jesús, hoy te entrego este dolor


hoy decido perdonar
Señor Jesús, en Tu Nombre, yo perdono hoy a (di el nombre de las personas)
por el daño que me han causado.

Hoy decido perdonar y olvidar


Hoy decido soltar el pasado de dolor.

Señor Jesús, sin tu ayuda no podría lograrlo, pero, así como


tú perdonaste a los que te ofendieron,
Señor Jesús, yo decido perdonar en Tu Nombre a mis ofensores,
abro las puertas de mi cárcel, donde estuve preso en mi dolor.

Señor Jesús, en Tu Nombre yo perdono y te pido que me ayudes a olvidar,


En Tu Nombre, Señor Jesús, me levanto y avanzo.

Suelto las cadenas de dolor que arrastre todo este tiempo.


Soy libre, en Tu Nombre Señor Jesús, soy libre.
Amén.

ORACIÓN PARA PERDONAR CUANDO TE HAS SENTIDO RECHAZADO

No hay nada más incómodo y doloroso que sufrir el menosprecio y la indiferencia


de alguien que nos agrada pero que no nos corresponde, ¿cómo podemos superar
el sentimiento que nos causa tan fuerte atracción hacia una persona que no nos
quiere? Por medio de la oración.

Con la siguiente oración lograremos superar rápidamente la dependencia que nos


mantiene atados a una persona que no nos quiere, repítela con fe y verás que pronto
serás libre de esa situación tan incómoda.

«Señor Jesús y Dios mío escúchame


Hay en mi un fuerte deseo que me arrastra,
lo he tratado de evitar, pero me doy cuenta que me domina
y que no puedo sacarlo de mí.

Señor Jesús, cuanto anhelo compartir con esta persona que no me corresponde,
me ha dolido aceptar su rechazo
me ha dolido su indiferencia,
Señor Jesús, arranca este sentimiento tan fuerte de mi
70
sácalo de mi corazón y dame la fuerza para seguir.
Señor Jesús, ayúdame a superar este sentimiento
sácalo de mi rápidamente
así como está lejos el Oriente del Occidente
Señor Jesús, llévate lejos de mi este sentimiento,
que lo olvide para siempre
sácalo de mi mete y mi corazón
Señor Jesús, te lo entrego en tus manos, llévatelo
dale a mi corazón tu paz y tu amor.»
Amén.

ORACIÓN PARA OLVIDAR UN AMOR IMPOSIBLE

No existe nada más terrible que estar enamorados de un amor imposible, cuando
nos equivocamos y elegimos a la persona incorrecta, ¿qué debemos hacer? ¿A
quién acudimos, para arrancar el sentimiento que nos ata fuertemente? Solo
Nuestro Señor Jesucristo podrá ayudarnos.

Podemos hacer uso de la siguiente oración que nos ayudara a olvidar ese amor
imposible con el que no podemos seguir vinculados. Si este es tu caso ora al Señor
Jesús esta oración cada día y verás los resultados.

«Señor Jesús, mucho me ha costado reconocer


que me equivoqué
pero hoy estoy ante ti reconociendo mi error
Señor Jesús, quiero entregarte este amor que siento
hacia esta persona que tristemente es imposible para mi
solo tú sabes cuánto le he amado.

Señor Jesús, Tú sabes que no hemos sido hechos el uno para el otro
aunque me duela, lo reconozco y te entrego este sentimiento
Señor Jesús, haz que Tu Espíritu me ayude a olvidar y arrancar este recuerdo.
Señor Jesús, que mi mente y mi corazón sean limpios de apegos,
hazme olvidar los recuerdos
no es para mí, es imposible, me duele.
Sáname Señor Jesús, este dolor.

Señor Jesús, socórreme, limpia mi corazón,


hazlo de nuevo para que nunca más me sienta
de la manera que me siento hoy.

Señor Jesús, sé que todo va a estar bien


sé que voy a superar este momento
Señor Jesús, te doy gracias porque sé que me escuchas y me ayudas.»
Amén.

71
ORACIÓN PARA PERDONAR A UNA PERSONA QUE TE HIZO DAÑO

Hay situaciones en la vida de cada ser humano que ha causado dolor profundo, y
que representan muchas veces un daño irreparable. Algunas personas han
arrastrado desde niños una cadena de situaciones que han agravado cada vez más
el daño causado al corazón. Es aún más triste cuando el daño es causado por la
persona más cercana y que se supone que debería ser aquella a quien más
amamos y la que más debería amarnos.

Los casos más dolorosos son causados por maltrato de los padres o familiares,
estas heridas profundas solo pueden ser sanadas por Nuestro Señor Jesucristo, por
lo que haremos esta oración que te permitirá sanar tu corazón, superar el dolor y
seguir adelante.

«Señor Mío, Jesucristo, mira el daño que han causado a mi corazón,


nunca imagine tal situación.

Señor Jesús, fue fraccionada mi alma por la traición y la humillación


pero sé que Tú puedes reparar un corazón roto,
Señor Jesús, yo sé que Tú puedes sanar mi herida y mi dolor.

Señor Jesús, yo sé que tú me levantarás y me sacarás de este hoyo profundo


sana mi dolor y ayúdame a perdonar.
Señor Jesús, no quiero permanecer en el dolor,
por eso perdono a (se nombra a la persona que causo el daño)
y suelto las cadenas que me atan a él
Señor Jesús, lo dejo libre y me libero yo también.

Señor Jesús, suelto el dolor del pasado


suelto los recuerdos dolorosos
Señor Jesús, con tu ayuda me levanto y sigo hacia adelante
con tu amor sana mi corazón.

Señor Jesús, sé que tú me das las fuerzas


Eres Tú en mí haciéndolo otra vez.»
Amén.

ORACIÓN PARA PERDONAR A UN NOVIO (A)

Cuán difícil puede resultar para ti olvidar a la persona con la cual has mantenido
una relación estable, pero que lamentablemente dicha relación ha llegado a su fin.
No hay nada más devastador que el final de una relación en la que es a ti a quien
le toca perdonar, olvidar, renunciar, soltar y dejar ir.

72
Haz esta oración especial que te ayudará a perdonar, olvidar a tu ex, y dejará tu
corazón limpio y preparado para rehacer tu vida al lado de la persona correcta y dile
al Señor «Dios dame fuerza para seguir adelante».

«Señor mío Jesucristo, ayúdame en este preciso momento,


necesito olvidar cada segundo compartido
en esta relación que ha llegado a su fin.

Señor Jesús, quiero correr fuertemente a tus brazos


necesito que me abraces fuerte hasta que
se junten los pedazos que han quedado de mí.

Señor Jesús, fueron muchos momentos vividos


ayúdame a perdonar y olvidar,
Señor Jesús, dame las fuerzas necesarias para seguir.

Señor Jesús, en ti encuentro paz y fortaleza,


por eso recurro en este día ante tu presencia
para que me ayudes a perdonar y olvidar este amor.

Señor Jesús, acepto Tu voluntad, fortaléceme


no hay amor más grande que el tuyo
por eso te entregaste a Ti mismo hasta morir en la Cruz, por toda la humanidad,
Señor Jesús, que tu amor sea suficiente para mi
llegó el final de una historia.
Señor Jesús, ayúdame a comenzar otra vez, pero tomado de tu mano.»
Amén.

ORACIÓN PARA OLVIDAR A UNA PAREJA

Para ciertas situaciones donde el hombre o la mujer son atrapados por un maleficio
de parte de su pareja, la cual no puede olvidar, no resulta nada fácil superar el
apego, sobre todo cuando la costumbre ha permitido que el hombre o la mujer
dependa en muchas áreas del amor que disfrutó al lado de la que fue su pareja por
largo tiempo.

Con esta oración encontrarás la liberación y así superarás el apego y lograrás


olvidar a la pareja que te dañó por tanto tiempo.

«Señor Jesucristo, ayúdame a salir de mi desdicha


sabes cuánto amé y cuanto entregué,
pero hoy todo ha culminado.

Señor Jesús, ayúdame a olvidar a esta persona,


Tú sabes que mi corazón está lleno de ella,
libérame, Señor Jesús.
73
Señor Jesús, saca su aroma de mi recuerdo
borra su voz de mi memoria,
Señor Jesús, hoy suelto las ligaduras de mi alma
las arranco para siempre de mi ser.

Señor Jesús, ya no puedo más, me levanto para seguir


no es el fin, eso lo sé

Señor Jesús, algo bueno tienes para mí más adelante,


permíteme sanar mi corazón
para el momento en que llegue a mí la persona indicada.

Señor Jesús, hoy mi corazón llora, pero mañana cantará de alegría


Porque Tú eres bueno y para siempre es Tu misericordia.»
Amén.

ORACIÓN PARA OLVIDAR A MI ESPOSO (A)

En ocasiones las consecuencias de un divorcio pueden ser nefastas si no se


canalizan bien los sentimientos de pérdida, rechazo y abandono. Por lo general las
mujeres llegan al altar con la idea de ser felices para siempre, lamentablemente no
siempre sucede así.

Con la ayuda del Señor Jesús, podrás encontrar las fuerzas para olvidar al esposo
que te dejó por cualquier circunstancia, poco a poco superaras a tu esposo (a) y
podrás continuar con tu vida con mucha fe y entusiasmo.

«Señor Jesús, hoy clamo a ti


hoy recurro ante tu altar a suplicar ayuda,
Señor Jesús, ayúdame a olvidar al hombre (mujer) que amé,
el pacto de mi matrimonio se fracturó
y necesito superar el dolor de esta pérdida.

Señor Jesús, Tú eres bueno y fiel


hoy el pacto lo hago contigo
porque sé que no me fallarás jamás.

Señor Jesús, en ti encuentro refugio, Tú eres mi fuerza


desliga mi alma y mi corazón de el que fue mi esposo.

Señor Jesús, ayúdame a olvidar y no extrañar su presencia


sácalo de mí, de lo más profundo de mi corazón,
Señor Jesús, bórralo de mi memoria
y limpia mi corazón, sánalo de él.

74
Señor Jesús, sé que limpiarás su recuerdo
¡Oh Dios! socórreme y sé tú mi compañero,
Señor Jesús, no me dejes, no quiero estar solo (a)
Tú eres mi ayuda y mi refugio, acompáñame por siempre, Señor.»
Amén.

ORACIÓN PARA PERDONAR Y OLVIDAR A UNA PERSONA CASADA

Hoy día en nuestra sociedad es muy común que las personas se vean envueltas en
situación amorosas con personas que están casados, ya sea por desconocimiento
o consientes de la situación legal del hombre llega el momento en que la relación
se hace insostenible y es el momento de romper el triángulo amoroso que se formó.

Si es tu caso, sabemos que, aunque no resulte fácil, Nuestro Señor Jesucristo te


ayudará a salir adelante en la ruptura de una relación que al final de cuentas te hace
mucho daño.

«Oh buen Dios, Señor Nuestro Jesucristo, vengo ante ti a suplicar tu ayuda,
quiero confesar mi pecado y mi maldad
Señor Jesús, te confieso que sin darme cuenta me vi
envuelto (a) en este conflicto que hoy aflige mi corazón.

Señor Jesús, perdóname por estropear la estabilidad de una familia,


perdóname por haber causado dolor al corazón de otra persona,
Señor Jesús, perdóname por causar dolor aun en el corazón de sus hijos
y ayúdame a alejarme de esta persona casada.

Señor Jesús, prometo que seré respetuoso del pacto matrimonial,


porque sin duda como persona también
merezco el mismo respeto para mí.

Señor Jesús, solo tú mi Dios sabes mi dolor,


solo tú sabes lo difícil de mi posición,

Señor Jesús, solo tú puedes sacarme de esto.


ayúdame a olvidar y seguir adelante.

Señor Jesús, restaura la familia de esta persona,


sana su corazón y restáurame también a mí.

Señor Jesús, en tus manos pongo mis caminos, mis pasos y mis decisiones.»
Amén.

75
ORACIÓN PARA RENUNCIAR Y OLVIDAR UN AMOR NO CORRESPONDIDO Y
QUE TE HA LASTIMADO

Existen situaciones en la vida en las que nos toca llevar la desventaja, es posible
que te hayas enamorado y que ese amor no sea correspondido, que hayas sufrido
menosprecio y abandono por parte de la persona amada. Aunque es doloroso, nos
damos cuenta cuando no somos correspondidos en el amor y se hace necesario
alejarnos.

Para este tipo de situaciones debemos acudir a la ayuda de Nuestro Señor


Jesucristo, tener fe que todo va a pasar y que con el favor de Dios vas a salir
adelante.

«Amado Señor Jesucristo, mira mi corazón herido


mis lágrimas han inundado mi cama,
el dolor de mi corazón me ha hecho desfallecer.

Señor Jesús, te entrego este amor y cada sentimiento


que nació en mí sin ser correspondido.

Señor Jesús, perdona mi equivocación, endereza mis pasos


sana mis heridas, cámbiame y hazme nuevo,
para volver a empezar a caminar tomado de Tu mano.

Señor Jesús, sana la herida del rechazo y el menosprecio


sana los momentos que viví una mentira,
engañada por mi propio corazón.

Señor Jesús, sé que tu amor me restaura y tu poder me sana


soy amada por ti y tu amor me basta,
Señor Jesús, no hay nadie como tú que me has
amado antes que el mundo fuera hecho
cuando estaba en el vientre de mi madre
allí me miraste y me amaste, Señor Jesús tu amor me sana.»
Amén.

ORACIÓN PARA OLVIDAR A UN AMANTE

No hay nada más doloroso y difícil que el final de un romance prohibido, lo que te
ha hecho vivir momentos de emocionante alegría, y te ha permitido tener
experiencias ilícitas. Pero llega el momento en que todo debe terminar y no es nada
fácil renunciar a lo que le ha dado, aparentemente, un poco de color a la vida.
Deshacerte de tu amante y olvidarlo es un proceso difícil, hagamos esta oración a
Nuestro Señor Jesucristo, que te ayudará a salir adelante y dejar todo en sus
manos, solo tienes que tener mucha fe que todo va a ser superado de la mejor
manera.
76
«Amado Señor Jesucristo, hoy vengo a ti
reconociendo que he fallado,
sin darme cuenta los lazos de esta relación me dejaron preso
en la oscuridad y en la noche me escondí
donde nadie me veía estuve oculto
sin darme cuenta dañé y me hice daño a mí mismo.

Señor Jesús, como olvidar todo lo vivido, dame fuerzas


borra con Tu Sangre las huellas de esta relación
borra con Tu Sangre de mi corazón
el sentimiento que me ató.

Oh Señor Jesús, solo tú sabes cuánto sufrí,


pero necesito olvidar los momentos vividos y comenzar de nuevo.

Señor Jesús, dame las fuerzas y el valor de levantarme,


sustenta mi vida y que mi corazón sea sanado.

Señor Jesús, socórreme y libérame de todo lo prohibido y lo oculto


dame las fuerzas y el valor para seguir adelante
yo sé que tú eres poderoso para librarme de esta relación.»
Amén.

En la vida se nos pueden presentar muchas situaciones difíciles en las que personas
que queremos, nos lastimen, y luego somos nosotros lo que nos llenamos de odio
y rencor, atando nuestra alma a sentimientos negativos. Si sientes que te
encuentras en esa situación, ora al Señor Jesús y prepárate para que el perdón
llegue a tu vida.

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.

Te consagro y te entrego cada uno de mis órganos, miembros, sentidos y potencias


de mi alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad; mi consciente, inconsciente
y subconsciente. Te consagro cada uno de los dones, virtudes y carismas con que
el Padre creador ha adornado mi ser: mi libertad, mi imaginación, mis instintos, mi
capacidad para amar y para elegir, mi capacidad de movimiento y de educación en
el tiempo y el espacio.

Te entrego también, Madre mía, mi refugio de pecadores, lo único que


verdaderamente me pertenece: mi pecado, y el de todos los hombres, y te ruego
que por tu intercesión lo presentes a tu Hijo Santísimo, para que Él lo consuma en
el fuego de su amor.

77
Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.

Te consagro y entrego, Madre mía, todo el tiempo de mi niñez, adolescencia,


juventud, madurez y vejez; todos mis ideales presentes: familia, oración, trabajo,
estudio, descanso, amistades, diversiones, esperanzas y proyectos: para que en el
futuro encuentre su realización según la Voluntad del Padre Celestia.

En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Visítame con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.

Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

78
QUINTO DÍA

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN PARA EMPEZAR A PERDONAR DE CORAZÓN

Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.

Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.

Espíritu Santo, espíritu de amor, fortalece mi corazón con tu presencia, ilumina mi


mente con la luz de tu sabiduría, bendíceme con tus dones y tus gracias para que
mi amor y mi perdón sean siempre limpios, sinceros, generosos y constructivos.

Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.

79
EL PERDÓN ES UNA GRACIA DIVINA Y HUMANA

Primer momento de oración

"El amor es paciente, es servicial, el amor no es envidioso ni busca aparentar, no


es orgulloso ni actúa con bajeza, no busca su interés, no se irrita, sino que deja
atrás las ofensas y las perdona, nunca se alegra de la injusticia, y siempre se alegra
de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor
nunca terminará. Las profecías serán eliminadas, el don de lenguas terminará, el
conocimiento será eliminado" (1Cor 13, 4-8).

Maravilloso camino es el perdón. Mis padres, Señor, en tu nombre y para mi bien


humano y espiritual, desarrollaron en mí la capacidad de amar, perdonar y
comprender las ofensas de mis hermanos. Maravilloso trabajo el de mis padres que
me acostumbraron a pedir disculpas, ahuyentando el rencor del corazón. Con el
tiempo, debo confesarlo, terminada mi niñez, la reina soberbia se despertó y llegó
para quedarse; destruyó con facilidad esa historia sencilla de amor nacida en mi
infancia; y ahora, Jesús, mi ego se resiste a salir, se colocó en el lugar de la sencillez
y la humildad que aprendí en mi infancia. Señor, asumo mi responsabilidad, y ahora
sé que no basta orar y pedirte que destrones mi soberbia, sería muy poco esfuerzo
de mi parte. El camino es la conversión perseverante y profunda, una conversión
que es un don tuyo, porque con tu gracia todo lo puedes.

Ahora quiero acercarme a mis hermanos con cariño, los miraré como Tú los miras.
Le diré a quien más rencor le tengo, he pecado contra el cielo y contra ti, no merezco
llamarme tu hermano, te amo. Anímame, Jesús, para que llegue ese momento
divino que nunca olvidaré. Entonces, Señor, el rencor quedará despedido e
ingresará a nuestro corazón tu maravilloso amor. Quiero gozar tu don de perdonar,
ese don liberador que me regresa la mirada de amor y la serenidad interior.

Dale también tu gracia, Señor, a mi hermano con quien tengo diferencias dañinas,
para que los dos gocemos la fraternidad, viviremos el amor cristiano sin condiciones,
ni contaminaciones, libre, humano y divino. Será un momento de gracia porque se
estarán cerrando las heridas y acabándose nuestros resentimientos. Será el fin de
un proceso perseverante. Señor, dame tu gracia para decir: sí a tu amor; sí a la
amistad; sí a la libertad; sí a tu Reino, sí a mi hermano. Amén.

Cuando se experimenta el perdón, se vive un momento divino y, a la vez, muy


humano que nunca olvidarás.

Segundo momento de oración

Gracias quiero darte, Señor, por estos momentos maravillosos en los que estoy
experimentando tu gracia, la gracia de perdonar. Con tu ayuda, doy el primer paso.
Ya no más desgastes emocionales, ni rencores que me hieren, no más pecados
gratuitos que dañan y hacen pesado el ambiente. Con tu fuerza, Señor, nunca más
80
devaluaré las palabras de mi hermano ni llegaré a conclusiones superficiales. Su
dignidad humana merece respeto y más siendo hijo tuyo. Nunca más pensamientos
duros contra mi hermano, pues es tu imagen y semejanza.

Y si en alguna ocasión, Señor, una palabra me ofendiera, antes de endurecer el


corazón contra mi hermano, dame tu gracia para decirle a mi razón: no, no te vayas
por el camino del rencor, escoge el camino del amor, la comprensión y la fraternidad.

Le diré a mi razón que mi hermano tiene derecho de expresar su enojo, que tal vez
yo no conozco la causa, o que debo aceptar mi parte de responsabilidad. Que soy
yo quien decide si esa palabra fuerte la acepto como una ofensa o si se la entrego
al Señor del Perdón. Señor, ayúdame a convencer a mi razón que hoy nadie
necesita vivir iracundo y con rencores, que hoy todos necesitamos amor,
misericordia, perdón, alegría, paciencia y tolerancia. No quiero perder esta riqueza
divina y humana.

Tal vez mi razón no se ha dado cuenta que necesitamos comprendernos y evitar los
daños emocionales, las rencillas y las venganzas y que, con pequeños esfuerzos
humanos y la gracia divina, es posible el amor cristiano. Ven en mi ayuda, Jesús,
no niego con esto mi humanidad y mi imperfección. Pero no quiero más agresividad
contra mi hermano, no más pensamientos intransigentes que dañan y le cierran las
puertas al amor y al perdón. Quiero ser el verdadero santuario del Espíritu Santo y
no el templo de la venganza y del rencor. Triste sería, Jesús, si mi mente, mi corazón
y mi voluntad fueran el templo del demonio. Lejos de mi satanás. Nunca más estas
actitudes inhumanas, pecaminosas, intoxicadas, dañinas que denigran mi bautismo,
mi ser cristiano y mi ser de hijo de Dios. Amén.

Que tu razón no se vaya por el camino del rencor y la venganza, que escoja el
camino del amor, la comprensión y la fraternidad.

BENDICIÓN Y EXORCISMO DEL AGUA…

SALMO 105

R. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Señor porque es bueno,


porque es eterna su misericordia.

¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,


pregonar toda su alabanza?
Dichosos los que respeten el derecho
y practican siempre la justicia.

81
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo,
visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad.

Hemos pecado con nuestros padres,


hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas;

no se acordaron de tu abundante misericordia,


se rebelaron contra el Altísimo en el mar Rojo,
pero Dios los salvó por amor de su nombre,
para manifestar su poder.

Increpó al mar Rojo, y se secó,


los condujo por el abismo como por tierra firme;
los salvó de la mano del adversario,
los rescató del puño del enemigo;

las aguas cubrieron a los atacantes,


y ni uno sólo se salvó:
entonces creyeron sus palabras,
cantaron su alabanza.

Bien pronto olvidaron sus obras,


y no se fiaron de sus planes:
ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la estepa.
Él les concedió lo que pedían,
pero les mandó un cólico por su gula.

Envidiaron a Moisés en el campamento,


y a Aarón, el consagrado al Señor:
se abrió la tierra y se tragó a Datán,
se cerró sobre Abirón y sus secuaces;
un fuego abrasó a su banda,
una llama consumió a los malvados.

En Horeb se hicieron un becerro,


adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba.

82
Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo.

Dios hablaba ya de aniquilarlos;


pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a Él,
para apartar su cólera del exterminio.

Despreciaron una tierra envidiable,


no creyeron en su palabra;
murmuraban en las tiendas,
no escucharon la voz del Señor.

El alzó la mano y juró


que los haría morir en el desierto,
que dispersaría su estirpe por las naciones
y los aventaría por los países.

Se acoplaron con Baal Fegor,


comieron de los sacrificios a dioses muertos;
provocaron a Dios con sus perversiones,
y los asaltó una plaga;

pero Finés se levantó e hizo justicia,


y la plaga cesó;
y se le apuntó a su favor
por generación sin término.

Lo irritaron junto a las aguas de Meribá,


Moisés tuvo que sufrir por culpa de ellos;
le habían amargado el alma,
y desvariaron sus labios.

No exterminaron a los pueblos


que el Señor les había mandado;
emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres;

adoraron sus ídolos


y cayeron en sus lazos;
inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas;

83
derramaron la sangre inocente
y profanaron la tierra ensangrentándola;
se marcharon con sus acciones
y se prostituyeron con sus maldades.

La ira del Señor se encendió contra su pueblo,


y aborreció su heredad;
los entregó en manos de gentiles,
y sus adversarios los sometieron;
sus enemigos los tiranizaban
y los doblegaron bajo su poder.

Cuántas veces los libró;


más ellos, obstinados en su actitud,
perecían por sus culpas;
pero él miró su angustia,
y escuchó sus gritos.

Recordando su pacto con ellos,


se arrepintió con inmensa misericordia;
hizo que movieran a compasión
a los que habían deportado.

Sálvanos, Señor, Dios nuestro,


reúnenos de entre los gentiles:
daremos gracias a su santo nombre,
y alabarte será nuestra gloria.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,


desde siempre y por siempre.
Y todo el pueblo diga:
¡Amén!

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURA DEL LIBRO DE GÉNESIS 50, 14 - 22

Después de enterrar a su padre, José volvió a Egipto con sus hermanos y con todos
los que habían subido con él a enterrar a su padre. Cuando los hermanos de José
vieron que había muerto su padre, se dijeron: «A ver si José nos guarda rencor y
quiere pagarnos todo el mal que le hicimos». Y mandaron decir a José: «Antes de
morir tu padre nos encargó: “Esto dirán a José: Perdona a tus hermanos su crimen
y su pecado y el mal que te hicieron. Por tanto, perdona el crimen de los siervos del
Dios de tu padre”». José al oírlo se echó a llorar. Entonces vinieron sus hermanos,
84
se postraron ante él y le dijeron: «Aquí nos tienes, somos tus siervos». Pero José
les respondió: «No teman, ¿soy yo acaso Dios? Ustedes intentaron hacerme mal,
pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy
somos. Por tanto, no teman; yo los mantendré a ustedes y a sus hijos». Y los
consoló hablándoles al corazón. José habitó en Egipto con la familia de su padre; y
vivió ciento diez años.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ROSARIO DEL PERDÓN

Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.

Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.

Credo

Creo, en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en


Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos; subió́ a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre;
desde allí ́ ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo;
la Santa Iglesia Católica; la Comunión de los Santos; el perdón de los pecados; la
resurrección de los muertos; y la vida eterna. Amén.

Magníficat.

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Primer Misterio - Perdona a Dios.

“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.

85
Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Segundo Misterio – Perdónate a ti mismo.

“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

86
Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Tercer Misterio - Perdona a tu Mamá.

“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.

Rezar 10 veces

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

87
Cuarto Misterio - Perdona a tu Papá.

“Jesús con la Cruz acuesta camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Quinto Misterio - Perdona a alguno de tus hermanos.

“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

88
Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Salve Reina

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra;


Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡0h Clemente!, ¡Oh Piadosa!, ¡Oh Dulce siempre
Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos
de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración Final

Señor Jesús, desde lo alto de la cruz el Señor me enseñó a perdonar. Ayúdame a


perdonar y amar a las personas.

LETANÍA DE LA CURACIÓN PARA LAS FAMILIAS

Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.

También te pido que conserves nuestra salud, y nos sanes individual y


colectivamente como una unidad familiar: espiritual, emocional y físicamente para
tu mayor gloria.

Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.

¡Yo creo en Ti, Señor! ¡Ayuda a mi incredulidad! ¡Que se haga Tu voluntad!

De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.

89
De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de egoísmo y orgullo,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos espirituales heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de adicción,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De los efectos de los recuerdos dolorosos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la esclavitud causada por promesas negativas en nuestro interior,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y / o las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los apegos malsanos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las emociones, actitudes y comportamientos impíos, mezquindad,


manipulación, argumentación, celos.
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos emocionales y psicológicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las enfermedades emocionales y psicológicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

90
De todos los defectos físicos heredados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las aflicciones y enfermedades físicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

Señor, aumenta la virtud de la fe en mi familia.


Señor, aumenta la virtud de la esperanza en mi familia.
Señor, aumenta la virtud de la caridad en mi familia.

Ayúdanos, Señor, a interiorizar las palabras de Josué: “En cuanto a mí y a mi familia,


serviremos al Señor” (Josué 24:15).

ORACIONES PARA COMENZAR A PERDONAR

Amado Señor Jesús, ayúdame a actuar correctamente para perdonar y ser


perdonado, para que en mi vida exista el verdadero perdón, intercede por mí para
que Dios me perdone y perdone a todos los que me han lastimado. Gracias, sé que
con tu ayuda lograre la liberación del perdón.

Dios, Padre amado, tú que perdonaste a quienes crucificaron a tu hijo, te pido me


ilumines para que pueda encontrar el verdadero camino del perdón para perdonar
a las personas que más me han herido.

Gracias Padre, porque me regalas el don de perdonar. A quienes perdones los


pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos"
(Jn 20, 22-23). Espíritu Santo, ven a mí, trae a mi vida el regalo maravilloso del
perdón, que pueda ser perdonado por quienes ofendí y que pueda perdonar a
quienes me ofenden, perdonando también de corazón mis propios errores.

Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.

PERDONAR A DIOS

En un libro de un conocido escritor decía: “Perdóname Dios y yo te perdono a ti, así


podremos caminar juntos”. Debo confesar que tal afirmación me impactó al instante
y hasta me pareció impertinente, por decir lo menos, la época que leí esa obra era
muy joven y bastante cerrado a ideas nuevas. Pero han pasado los años y he venido
a entender lo que el autor quiso decir, o quizá lo que yo quiero creer que quiso decir;
en fin, perdonar a Dios no es una enseñanza bíblica, lo sé, tampoco tiene asidero
doctrinal y el sentido teológico es muy abstracto, pero tiene algo de verdad si se le
sabe interpretar.

91
Ojo, este artículo no gustará a quienes piensan que uno no puede enojarse con Dios
porque es pecado, porque es malo, porque así no dice la Biblia y toda clase de
argumentos que no permiten explorar este concepto que es más común de lo que
quisiéramos.

Estoy Enojado con Dios ¡Y Qué!

¿Quién alguna vez no se ha sentido enojado con Dios? ¿Decepcionado con


Él? ¿Desamparado? Yo sí y muchas veces.

Mis enojos con el Creador han sido en su mayoría por expectativas no cumplidas,
lo cual me ha producido frustración, decepción, amargura del alma y porque no
decirlo, un sabor a engaño por parte del Señor…, ¡A veces he sentido que me ha
abandonado a mi suerte sin que le importe siquiera un poquito! ¿Te ha pasado?
Ahora bien, toda esta mescolanza de sentimientos que se aprietan en tu pecho es
genuinos, son válidos, tienes derecho a sentirlos, pero también a expresarlos pues
son tuyos, y de no hacerlo corres el riesgo de quedar estancado en el puerto de la
amargura. Es que cuando reclamamos a Dios se produce un acto de catarsis difícil
de explicar, pero quienes lo han vivido pueden dar fe que produce muchos
beneficios. ¿O acaso no lo hizo el profeta Jeremías que gritó a los cuatro vientos su
rabia contra el Creador? (Jer. 20:14-18) ¿Acaso no has leído cómo se quejó el
profeta Habacuc cuando veía que su mundo se venía abajo y el Dios al que servía
no hacía nada? (Hab. 1:2-4; 12-17) ¿Será que Jesús no expresó su dolor cuando
exclamó desde la cruz “Dios mío, Dios mío…, ¿por qué me has abandonado?
(Mateo 27:46).

No Dejes Pasar Mucho Tiempo

Sin embargo, aunque tienes derecho a sentirte enojado, decepcionado, frustrado,


abandonado por Dios y pregonarlo con bombos y platillos, haz de procurar que esto
no sea por mucho tiempo y de manera desproporcionada, todo en su justa medida,
pues si permaneces en ese estado tu alma se resiente y tu cuerpo sufre las
consecuencias. De ahí que el apóstol nos aconseja: “Enójense, pero no pequen”
(Efesios 4:26).

El enojo es un conducto catártico (que libera energía contenida), pero debe


expresarse de manera asertiva: “en el momento correcto, con las palabras-acciones
correctas y con la persona correcta”. Y esto incluye a Dios, sí, a Dios. Si vas a
enojarte con Él debes hacerlo de la manera correcta…, “sin pecar”, o sea, sin
maldecirlo, blasfemarlo, calumniarlo o desprestigiar su nombre (cuando uno está
enojado dice y hace cosas que después se arrepiente, ten cuidado). Por lo demás
el versículo de Efesios afirma que “el sol no debe ponerse sobre nuestro enojo”,
queriéndonos enseñar que no es aconsejable dejar pasar mucho tiempo una
condición como ésta, mucho menos con el Creador, ¿sabes por qué? porque
cuando permaneces enojado con Dios le das cabida al diablo (Ef. 4:27), ¡así es! le
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das permiso al enemigo para que haga estragos en tu vida, en tu salud física,
mental, emocional…, lo autorizas para instalarse en tu corazón causando toda
clases de males contra ti y tus seres queridos.

Son tus Errores los que han acabado con tu Fe

Les dije en párrafos anteriores que la mayoría de mis enojos con Dios han sido por
“expectativas no cumplidas”, y nótese las comillas que utilizo aquí porque quiero
enseñarles algo importante: “Soy yo quien se hizo ilusiones de cosas, situaciones y
promesas que Dios nunca dijo que pasarían, al menos como yo esperaba que
pasaran”. Es cierto que en la Biblia encontramos unas 8.000 promesas de
bendición, pero cada una de ellas ha de ser interpretada en su contexto y no como
a mí se me da la gana, pues cuando hacemos esto se cumple el dicho popular que
es conocido en el mundo evangélico: “Interpretar un texto fuera de contexto es un
gran pretexto”.

Lo que quiero decir es que eres tú quien cometió errores que más tarde te pasarían
la cuenta. En esta vida pagamos las consecuencias de nuestras malas decisiones
o disfrutamos los resultados de las buenas decisiones.

Así que…
• Dejaste que te vendieran un evangelio de prosperidad cuando el evangelio
que predicó Cristo era más existencial que la vida misma. Jamás dijo el Señor
que no tendrías problemas (Juan 16:33).
• Permitiste decepcionarte de Dios cuando esperabas que te cuidara “y no lo
hizo” –aunque en verdad siempre estuvo al pendiente de ti, no más que
esperaste que te salvara de manera espectacular cuando por el contrario Él
trabaja de manera silenciosa–.

• Te enojaste con el Creador porque no te ayudó con ese problema que te


agobiaba por más que le pediste, pero no reconoces que tú mismo te metiste
en ese lío y luego creíste que era obligación de Él corregir tus estupideces
(Proverbios 19:3).

• Fuiste tú quien cargado de penas y culpas te alejaste de todos –te


autoexiliaste en tu isla dejando afuera al Señor–, y luego desde tu soledad
maldijiste al mundo y al Creador para después preguntarte, ¿por qué me dejó
solo? (Mateo 10:33).

• Eres tú y no otro quien no supo decir NO, quien se asoció con quien no debía,
quien se metió en trabajos asfixiantes, quien comió, bebió e irrespetó su
cuerpo para luego padecer enfermedades físicas y emocionales, no culpes a
Dios…, ¡asume! (Santiago 1:13).

93
• Tú eres quien siendo adulto sigues creyendo en “cuentos de hadas”, mientras
que la Biblia nos habla que la vida suele ser cruel, dura, fuerte e injusta (leer
Proverbios y Eclesiastés), y que los hijos de Dios no estamos exentos de los
males de este mundo. Asimilar esto puede ayudarte a vivir de mejor manera
“pues las cosas malas se transforman para nosotros en cosas buenas” (Rom.
8:28).

Perdónate y has las Paces con Él

¿Será entonces que necesitas perdonar a Dios tal como sostiene tal escritor? Mira,
si incumplió alguna de sus promesas en ti –interpretadas de la manera correcta–, o
si te abandonó a tu suerte cuando más lo necesitabas, o dejó de sostenerte todos
estos años permitiendo dolor, daño y maltrato hacia ti, entonces debes perdonarlo.

¿Pero sabes? la escuela de la vida me ha enseñado que cada vez que he sentido
el desamparo de Dios cual Cristo en la cruz, al final del proceso me doy cuenta que
nunca estuve solo, Él caminó a mi lado de manera tan imperceptible que a veces
no lo vi, pero después comprendí que el dolor, el daño, el maltrato, el sentido de
abandono y enojo es parte del guion de la vida y que debo aceptarlo, eso me ha
hecho ver la vida con otros ojos, una vida en la cual puedo caminar a pesar de todo
el mal que ella puede traer (aunque la vida también se compone de muchas
bendiciones, ¡no seas tan pesimista!).

Pero para llegar a este nivel de comprensión tuve que pasar por el desierto, sentir
el calor quemando mi espalda, el dolor en mis pies y la sequedad en mi garganta; y
aunque muchas veces el camino se hizo largo –pueden pasar años–, sé que tarde
o temprano llegaré a Canaán, la Tierra Prometida y que nada saco enojándome con
Dios. Entonces hago lo mejor que se me puede ocurrir: caigo de rodillas, derramo
lágrimas de verdad, de aquellas que vienen del alma y le pido a Dios me ayude a
seguir avanzando, perdonando, aceptando. Y cuando me levanto soy otro, uno que
está en paz con la vida, con el Señor y conmigo mismo porque he comprendido que
yo solito me hice ilusiones que no debía, me hice trampas, boicoteé mi futuro y
terminé culpándolo a Él…, ¡perdóname Señor! ¡perdóname Señor!

ORACIÓN PARA PERDONARME A MI MISMO

(En esta oración, iremos subiendo, de un modo espiritual, una escalera cronológica,
pidiendo la gracia de aceptarnos y perdonarnos. A medida que cada recuerdo
doloroso llegue a tu mente, detente en él para orar y entregar lo a Dios y no sigas
adelante hasta que el recuerdo no sea en paz).
Padre amado, te doy gracias por tu Hijo Jesús, quien murió en la cruz, no sólo para
liberarme de mis pecados, sino también de la culpabilidad y los temores que no me
dejan tener una comunión profunda contigo y que se llevan la paz.

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Te agradezco que Jesús sea el mismo ayer, hoy y para siempre, y que él quiera que
yo sea completamente sano: en el nivel del espíritu, del alma y del cuerpo.

Señor Jesús, divino caminante, hoy quiero pedirte que camines a lo largo de mi
historia de modo que me ayudes a perdonarme por todos los errores y pecados
cometidos. Ilumina, con la luz que fluye de tu divino corazón, mi pasado, en cada
segundo de mi vida. Sáname y renuévame.

Tú, que, al abrir el Nuevo Testamento, nos presentaste tu genealogía, toma mi árbol
genealógico y permite descansar en tu presencia, a todos aquellos antepasados
que murieron sintiéndose culpables. Entra en mi familia y rompe toda atadura
genética dañina.

Jesús, tú sabías todo acerca de mí antes que yo naciese. Gracias por haber estado
allí cuando se inició mi vida. Libérame, si, cuando estaba en el vientre de mi madre,
recibí sentimientos de vergüenza o de indignidad, o si cualquier otra fuerza negativa
fue transmitida a mí, por ser un hijo no deseado. Sosiega el temor y toda angustia
visceral, si hubo, en algún momento, en el pensamiento materno, la tentativa de
abortarme. Toca la elección de muerte que pude haber hecho de vivir con mis
propias fuerzas. Dame la gracia hoy de decir sí a la vida.

Gracias, Señor Jesús, por haber estado junto a mi madre y junto a mí, en el
momento de nacer y por haberme amado. Consuélame y sáname, si hubo
programación del sexo, y mis padres se decepcionaron al ver que era de un sexo
diferente del deseado. Señor Jesús, desde el principio, llena todo con tu precioso
amor Que pueda sentir alegría y protección, como si ahora fuese un bebé que es
recibido por tus brazos y los de la Virgen María. Cólmame de tu espíritu de perdón
y de ternura, si fui dado en adopción o descuidado.

Señor, camina por mi pasado, a lo largo de cada segundo de mi vida, a través de


aquellos arios que viví cuando iba al colegio primario. Sáname, si fui acusado
injustamente por alguna de mis maestras, o si mis compañeros se burlaban y reían
de mí. Libérame de cualquier acontecimiento que, en ese período, haya generado
en mi mente culpabilidad o vergüenza y que me impide hoy acoger el sentido de
dignidad de ser hijo de Dios. Regresa y llena cada vacío, cólmame del amor que no
recibí. Remueve toda herida de violencia doméstica y de golpes que pude haber
recibido en esa etapa de mi infancia. Sáname especialmente del miedo al fracaso y
de hablar en público. Quítame todos los temores, que no me dejan recibir y
conservar tu paz. Les pido perdón a mis maestras y compañeros, y me perdono a
mí mismo, por cualquier mal que les haya ocasionado. Te doy gracias, Jesús, por
liberarme y sanarme.

Señor Jesús, te doy gradas por mi papá. Le pido perdón y me perdono a mí mismo,
por cualquier forma en que lo haya herido o le haya fallado. Y lo perdono a él por
cualquier herida que me haya ocasionado.

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Señor Jesús, te doy gracias por mi mamá. Le pido perdón y me perdono a mí mismo,
por cualquier forma en que la haya herido o le haya fallado. Y la perdono a ella por
cualquier herida que me haya ocasionado. Señor Jesús, te doy gracias por cada
uno de mis hermanos. Les pido perdón y me perdono a mí mismo, por cualquier
forma en que los haya herido o les haya fallado. Y los perdono a ellos por cualquier
herida que me hayan ocasionado.

Te pido que te detengas en medio de mi familia y que permitas que tu amor divino
fluya entre nosotros, a fin de que tanto yo, como cada uno de ellos, sea liberado de
la vergüenza y la culpabilidad. Te doy gracias, Señor, porque estabas junto a mí
durante los arios de mi adolescencia, cuando estaba en el colegio secundario.

En este momento, te entrego las dificultades y temores que me afectaron en esa


etapa y que todavía hoy me condicionan. Toma cualquier sentimiento de
humillación, vergüenza, culpabilidad, temor o fracaso y quita de mi mente el dolor.
Les pido perdón a las personas que pude haber herido en esa etapa de mi vida y
me perdono a mí mismo. También los perdono a ellos por cualquier herida que me
hayan ocasionado.

Te doy gracias, Señor, por los años que han transcurrido desde entonces hasta hoy.
Tú sabes que, en esta etapa, también he cometido errores y pecados. Perdóname
y cúbreme con tu preciosa sangre. Límpiame, purifícame y sáname, para que pueda
llegar a perdonarme como tú me perdonas y a amarme como tú me antas. Gracias,
Señor, por estar llevándome ahora a dimensiones más profundas del perdón y del
amor. Siga entregando a Dios las heridas de desilusión, culpabilidad o frustraciones
que el Espíritu Santo vaya trayendo a su memoria.

En el plano profesional, lo que haya sentido como fracaso, especialmente, quienes


deseaban ir a la universidad y no pudieron. O quienes no pudieron realizar la
profesión que siempre imaginaron y se sintieron frustrados. Recorre tú mismo los
escalones de tu vida afectiva antes del matrimonio y, luego, durante la etapa
matrimonial, perdonándote y perdonando. También, perdónate por los errores
cometidos como papá o mamá, en relación con tus hijos.

ORACIÓN DE PERDÓN

Señor, el día de hoy me postro y me humillo bajo tu mano poderosa. Reconozco


que mi corazón es engañoso y que solo tú, Yahvé, lo conoces y sabes lo que hay
dentro de él. Te pido que me los muestres para que yo también pueda verlo (un
momento de silencio).

Muchos sentimientos atormentan mi alma. Me doy cuenta que tengo resentimiento


escondido, que siento odio y me cuesta reconocerlo. Siento un rencor profundo
hacia los que me han herido y un fuerte deseo de venganza lucha dentro de mí.
Experimento mucha cólera hacia mis agresores y siento una ira sorda y profunda

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que no he podido expresar, y no sé qué hacer con ella; es como fuego que me
quema y consume por dentro, por eso te pido me ayudes.

Señor, te pido que sometas: la cólera, el rencor, el odio, el resentimiento y la ira que
habita en mi corazón, y que las coloques a tus pies; clamo para que pueda ser libre.
Ayúdame Padre Celestial, sé que eres un Dios perdonador y rico en misericordia,
te pido que me enseñes a perdonar de corazón, porque, así como tú me perdonas
a mí, yo debo perdonar a los que me han ofendido.

Ahora comprendo que me conviene perdonar para poder estar cerca de ti, que me
conviene liberarme de las ataduras del odio, del rencor y del resentimiento que me
alejan de ti, envenenan mi alma y enferman mi cuerpo. Escucha Señor mi plegaria,
escúchame desde tu morada en el cielo, porque estoy arrepentido/a y perdóname,
pues ahora sé que el resentimiento que guardo en mi corazón es un pecado y no
quiero seguir ofendiéndote. (Busque la confesión sacramental si aún no lo ha
hecho).

Señor mío, el odio y el resentimiento hacia mis agresores, se han convertido en una
costumbre y una obsesión que me persigue de día y de noche. Solo tú puedes
realizar en mi mente y mi corazón el deseo de perdonar; muéveme para que pueda
ponerlo en práctica. Como dice tu Palabra: “Pues Dios es quien, por su
benevolencia, realiza en vosotros el querer y el obrar”.

En este día tomo la decisión de perdonar a: (di el nombre de la persona a perdonar)


por haberme abandonado, fallado, traicionado, abusado, golpeado, herido,
calumniado, estafado (escribir cualquier ofensa) y rompo las cadenas de odio,
resentimiento y rencor que me atan a esa persona, en el Nombre de Jesús y por el
poder de su Sangre Poderosa.

Te pido ¡Oh! Dios, que perdones al que me ha ofendido, que lo bendigas y que
tengas misericordia de él / ella. Te pido perdón por haber hecho un juicio sobre la
persona que me ha lastimado y destruyo, con el poder de la Sangre de Jesús,
derramada en la cruz, las palabras que he dicho en su contra.

Rompo cualquier maldición y atadura de odio que haya proferido con mis labios, con
mis pensamientos y deseos destructivos hacia esa persona; te pido ahora Señor,
que la bendigas y que la grandeza de tu poder y a eficacia de la fuerza de tu amor,
la alcance en cualquier lugar en el que se encuentre.

Reconozco que necesito perdonarme a mí mismo, por todas mis faltas y errores que
he cometido. Sé que soy culpable y que he lastimado a otras personas, y te pido
que arrojes de mí esta culpa, tan lejos como dista el oriente del occidente, para que
pueda tener misericordia de mí mismo.
Perdóname Señor porque equivocadamente te culpé de las cosas negativas que
han sucedido en la vida. Sé que tú eres un Dios tierno y amoroso y que el enemigo
es quien ha venido a matar, robar y destruir.

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Necesito restaurar mi relación contigo y sé que tú quieres que yo tenga vida y una
vida abundante, por eso, te pido que me perdones por culparte y alejarte de mí. Te
pido Señor, que, a través de tus llagas, reciba en mi alma la sanación que necesito,
para que brote un perdón sincero desde lo más profundo de mi corazón.

Que el poder reconciliador de la Cruz obre hoy tu perdón, pues por la Sangre de
Cristo derramada en ella, Dios estableció la paz y ha destruido en su propia carne
el muro de odio que nos separaba. Abro mi corazón a la gracia del perdón y la
recibo. Te doy gracias por derramarla sobre mí a través de tu Espíritu Santo.

Sello esta oración en mi corazón con la Sangre del Cordero sin mancha ni defecto,
en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.

Te consagro y te entrego cada uno de mis órganos, miembros, sentidos y potencias


de mi alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad; mi consciente, inconsciente
y subconsciente. Te consagro cada uno de los dones, virtudes y carismas con que
el Padre creador ha adornado mi ser: mi libertad, mi imaginación, mis instintos, mi
capacidad para amar y para elegir, mi capacidad de movimiento y de educación en
el tiempo y el espacio.

Te entrego también, Madre mía, mi refugio de pecadores, lo único que


verdaderamente me pertenece: mi pecado, y el de todos los hombres, y te ruego
que por tu intercesión lo presentes a tu Hijo Santísimo, para que Él lo consuma en
el fuego de su amor.

Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.

Te consagro y entrego, Madre mía, todo el tiempo de mi niñez, adolescencia,


juventud, madurez y vejez; todos mis ideales presentes: familia, oración, trabajo,
estudio, descanso, amistades, diversiones, esperanzas y proyectos: para que en el
futuro encuentre su realización según la Voluntad del Padre Celestia.

En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
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Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Visítame con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.

Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.

Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

99
SEXTO DÍA

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN PARA EMPEZAR A PERDONAR DE CORAZÓN

Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.

Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.

Espíritu Santo, espíritu de amor, fortalece mi corazón con tu presencia, ilumina mi


mente con la luz de tu sabiduría, bendíceme con tus dones y tus gracias para que
mi amor y mi perdón sean siempre limpios, sinceros, generosos y constructivos.

Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.

100
MI RAZÓN NACIÓ PARA DIALOGAR Y COMPRENDER, Y MI CORAZÓN PARA
AMAR

Primer momento de oración

"Cuando se pongan a orar, perdonen lo que tengan contra otros, y el Padre del cielo
perdonará sus culpas" (Me 11, 25).

Jesús, has hecho un milagro en mi interior: haz vuelto a encarnarte en mi razón,


aunque la encuentres limitada de perdón por la historia de soberbia y rencor que ha
vivido. Catequiza y termina de convencer a mi razón, Jesús, para que entienda que
contigo nadie pierde. Hago mías las palabras de san Pablo, "con mucho gusto
presumiré de mis debilidades, para que se aloje en mí la fuerza de Cristo... pues si
me siento débil es cuando soy fuerte" (2Cor 9, 10).

Ahora, Jesús, tenemos una sola tarea: convencer a la razón que nunca más
pervierta a mi corazón para que, en alianza, reine en mí interior tu armonía y tu
mandamiento del perdón. Sé lo maravilloso que es perdonar y, aunque es difícil
hacerlo, lo haré para gozar la armonía interior. Y entonces mi rencor se convertirá
en arrepentimiento, que me hará decirte: "misericordia, por tu inmensa bondad borra
mi culpa... cometí la maldad que aborreces ...".

Me siento agradecido por este proceso que vivo de reencuentro contigo, Jesús. Mi
corazón está tranquilo porque vuelve a amar y a perdonar, y ahora no quiere más
ofuscarse por ofensas que lo empujen al rencor.

Es la hora de la reconciliación, es la hora de la misericordia, es la hora del perdón,


es la hora del amor. Bendito seas por siempre, Jesús. No más complejos de
superioridad o inferioridad, simplemente mi razón tiene la tarea de analizar los
hechos, orar, comprender, dialogar, pero nunca actuar por impulsos primarios y
recordarle al corazón, con serenidad, que continúe amando pues ésa es su
vocación.

Señor, es un trabajo que parece sencillo, pero exige un camino de conversión. Creer
en Ti, creer en la grandeza y la dignidad de mi hermano, creer que seguir el camino
del rencor es el camino del mal y de la muerte, y a un cristiano nunca le está
permitido seguir tal senda.

Jesús, yo sé que mi hermano tiene la libertad de expresar sus sentimientos, y


también sé que mi razón tiene la libertad de sentirse herida. Pero dame la gracia de
comprender y no juzgar a mis hermanos. Gracias por mi razón que nació para
dialogar y por mi corazón que nació para amar. Amén.

La razón analiza los hechos, ora, comprende y dialoga, nunca actúa por impulsos
primarios y le recuerda al corazón que continúe amando, pues ésa es su vocación.

101
Segundo momento de oración

Ten paciencia conmigo, Jesús, no te canses de las limitaciones de mi razón y de mi


corazón, pues Tú los creaste para dialogar, comunicarse, decidir, producir armonía,
construir una sociedad en donde reine el amor. Quiero decirle a mí razón y a mi
corazón, en tu presencia Jesús, que miren a las personas y los acontecimientos con
equilibrio, prudencia y amor.

Quiero decirles que no corran hacía la venganza, porque sólo daña mi riqueza
humana y espiritual. Quiero decirles que sepan manejar las borrascas, las
dificultades, no para agredir enseguida, sino para dialogar, buscar el bien común y
el bien de mi hermano.

Hoy, Jesús, quiero decirle a mi razón que no es la reina de la sociedad, sino que
tiene un prójimo para amar y dialogar y un entorno que debe respetar. Quiero decirle
que no se le permite ofender a nadie, ni que se la pase reviviendo heridas y, mucho
menos, reprimiéndolas, porque tarde o temprano van a explotar con mayor fuerza.
Sólo tiene permiso de atenderlas y amarlas.

Quiero, Señor, decirle a mi razón que no se sienta víctima, sino que se abra a los
nuevos momentos de misericordia y alegría, y al encuentro contigo, por el camino
del perdón y la misericordia. Quiero decirle a mi razón que no se quede en el pasado
cuando la venganza era la reina.

Señor, quiero decirle a mi soberbia que la expulso, que ya no quiero vivir con sus
problemas, que quiero vivir manso y humilde de corazón, que quiero tener un
corazón como el tuyo. Decirle claramente a mi soberbia que prefiero amar y no
vengarme, porque con una persona rencorosa y vengativa nadie quiere vivir. Quiero
vivir en la alegría y no deseo perderla, sino darla y compartirla. Quiero amar, gozar
la alegría, recibir la misericordia de Dios. Amén.

Señor, le digo a mi soberbia: no quiero vivir en problemas, quiero vivir manso y


humilde de corazón.

BENDICIÓN Y EXORCISMO DEL AGUA…

SALMO 79

R. ¡Despierta, tu poder, Señor y ven a salvarnos!

Pastor de Israel, escucha,


tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraín, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.
102
Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Señor, Dios de los ejércitos,


¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?

Les diste a comer llanto,


a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Dios de los ejércitos, restáuranos,


que brille tu rostro y nos salve.

Sacaste una vid de Egipto,


expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno, y echó raíces
hasta llenar el país;

Su sombra cubría las montañas,


y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por qué has derribado su cerca


para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?

Dios de los ejércitos, vuélvete:


mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa.

La han talado y le han prendido fuego;


con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.

No nos alejaremos de ti:


danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos,


que brille tu rostro y nos salve.

103
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURA DEL PRIMER LIBRO DE SAMUEL 24, 1 - 23

David subió de allí y se estableció en los riscos de Engadí. Cuando Saúl volvió de
perseguir a los filisteos, le informaron: «David se encuentra en el desierto de
Engadí». Entonces tomó tres mil hombres escogidos de todo Israel y marchó en
busca de David y su gente frente a Sure Hayelín. Llegó a un corral de ovejas, junto
al camino, donde había una cueva. Saúl entró a hacer sus necesidades, mientras
David y sus hombres se encontraban al fondo de la cueva. Los hombres de David
le dijeron: «Este es el día del que te dijo el Señor: “Yo entregaré a tus enemigos en
tu mano”. Haz con él lo que te parezca mejor». David se levantó y cortó, sin ser
visto, la orla del manto de Saúl. Después de ello, sintió pesar por haber cortado la
orla del manto de Saúl. Y dijo a sus hombres: «El Señor me libre de obrar así contra
mi amo, el ungido del Señor, alargando mi mano contra él; pues es el ungido del
Señor». David disuadió a sus hombres con esas palabras y no les dejó alzarse
contra Saúl. Este salió de la cueva y siguió su camino. A continuación, David se
levantó, salió de la cueva y gritó detrás de Saúl: «¡Oh rey, Mi señor!». Saúl miró
hacia atrás. David se inclinó rostro a tierra y se postró. Y dijo a Saúl: «¿Por qué
haces caso a las palabras que dice la gente: “David busca tu desgracia”? Tus ojos
han visto hoy mismo en la cueva que el Señor te ha entregado en mi mano. Han
hablado de matarte, pero te he perdonado, diciéndome: “No alargaré mi mano
contra mi amo, pues es el ungido del Señor”. Padre mío, mira por un momento, la
orla de tu manto en mi mano. Si la he cortado y no te he matado, comprenderás
bien que no hay en mí ni maldad ni culpa y que no te he ofendido. Tú, en cambio,
estás buscando mi vida para arrebatármela. Que el Señor juzgue entre los dos y me
haga justicia. Pero mi mano no estará contra ti. Como dice el antiguo proverbio: “De
los malos sale maldad”. Pero en mí no hay maldad. ¿A quién ha salido a buscar el
rey de Israel? ¿A quién persigues? A un perro muerto, a una simple pulga. El Señor
sea juez y juzgue entre nosotros. Juzgará, defenderá mi causa y me hará justicia,
librándome de tu mano». Cuando David acabó de dirigir estas palabras a Saúl, este
dijo: «¿Es esta tu voz, David, hijo mío?». Saúl levantó la voz llorando. Y siguió
diciendo: «Eres mejor que yo, pues tú me tratas bien, mientras que yo te trato
mal. Hoy has puesto de manifiesto tu bondad para conmigo, pues el Señor me había
puesto en tus manos y tú no me has matado. ¿Si uno encuentra a su enemigo, le
deja seguir por las buenas el camino? Que el Señor te recompense el favor que hoy
me has hecho. Ahora sé que has de reinar y que en tu mano se consolidará la
realeza de Israel. Júrame por el Señor que no harás desaparecer mi descendencia
después de mí ni borrarás mi nombre de mi familia». David se lo juró. Saúl volvió a
su casa, y David y sus hombres subieron al refugio.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

104
ROSARIO DEL PERDÓN

Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.

Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.

Credo

Creo, en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en


Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos; subió́ a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre;
desde allí ́ ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo;
la Santa Iglesia Católica; la Comunión de los Santos; el perdón de los pecados; la
resurrección de los muertos; y la vida eterna. Amén.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Primer Misterio - Perdona a tu esposo.

“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
105
“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Segundo Misterio – Perdona a tu esposa.

“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

106
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Tercer Misterio - Perdona a tu hijo e hija.

“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Cuarto Misterio - Perdona a tu abuelo o abuela.

“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo
107
Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Quinto Misterio - Perdona a tu tío o tía.

“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Salve Reina

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra;


Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra,
108
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡0h Clemente!, ¡Oh Piadosa!, ¡Oh Dulce siempre
Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos
de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración Final

Señor Jesús, desde lo alto de la cruz el Señor me enseñó a perdonar. Ayúdame a


perdonar y amar a las personas.

LETANÍA DE LA CURACIÓN PARA LAS FAMILIAS

Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.

También te pido que conserves nuestra salud, y nos sanes individual y


colectivamente como una unidad familiar: espiritual, emocional y físicamente para
tu mayor gloria.

Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.

¡Yo creo en Ti, Señor! ¡Ayuda a mi incredulidad! ¡Que se haga Tu voluntad!

De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de egoísmo y orgullo,


Sana a mi familia, oh Jesús.
109
De todos los defectos espirituales heredados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de adicción,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De los efectos de los recuerdos dolorosos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la esclavitud causada por promesas negativas en nuestro interior,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y / o las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los apegos malsanos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las emociones, actitudes y comportamientos impíos, mezquindad,


manipulación, argumentación, celos.
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos emocionales y psicológicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las enfermedades emocionales y psicológicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos físicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las aflicciones y enfermedades físicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

Señor, aumenta la virtud de la fe en mi familia.


Señor, aumenta la virtud de la esperanza en mi familia.
Señor, aumenta la virtud de la caridad en mi familia.

Ayúdanos, Señor, a interiorizar las palabras de Josué: “En cuanto a mí y a mi familia,


serviremos al Señor” (Josué 24:15).

110
ORACIÓN PARA COMENZAR A PERDONAR

Amado Señor Jesús, ayúdame a actuar correctamente para perdonar y ser


perdonado, para que en mi vida exista el verdadero perdón, intercede por mí para
que Dios me perdone y perdone a todos los que me han lastimado. Gracias, sé que
con tu ayuda lograre la liberación del perdón.

Dios, Padre amado, tú que perdonaste a quienes crucificaron a tu hijo, te pido me


ilumines para que pueda encontrar el verdadero camino del perdón para perdonar
a las personas que más me han herido.

Gracias Padre, porque me regalas el don de perdonar. A quienes perdones los


pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos"
(Jn 20, 22-23). Espíritu Santo, ven a mí, trae a mi vida el regalo maravilloso del
perdón, que pueda ser perdonado por quienes ofendí y que pueda perdonar a
quienes me ofenden, perdonando también de corazón mis propios errores.

Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.

ORACIÓN PARA SANAR DE LA AMARGURA

Salmos 32:1; 3-4


Confesión y perdón

1 feliz el hombre a quien sus culpas y pecados le han sido perdonados por completo.
3 mientras no confesé mi pecado, mi cuerpo iba decayendo por mi gemir de todo el
día, pues de día y de noche tu mano pesaba sobre mí. Como flor marchita por el
calor del verano, así me sentía decaer.

Podríamos definir la amargura como tristeza, sufrimiento, amargor, falta de perdón,


un espíritu con dolor, tormento y tortura mental, falta de sosiego y paz en el corazón.
Cuando llega la amargura, trae otros siete espíritus peores consigo, estos pueden
ser:
1.- dolor emocional, 2.- tristeza, 3.- falta de perdón, 4.- venganza, 5.- tormento
interior, 6.- resentimiento-odio; 7.- pesares o culpa.

La palabra de Dios dice que estamos compuestos por 3 partes:

ESPIRITU, ALMA, Y CUERPO

Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos, y les
conserve todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sin defecto alguno, para la venida de
nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23)

111
¿Como afecta la amargura en estas 3 áreas?

En el espíritu, tenemos como consecuencia directa la separación de Dios.

En el alma: en las emociones y la mente aparecen la tristeza y sus compañeros


emocionales de dolor. Aparece una herida de amargura, que si no se atiende rápido
baja al fondo y se congela creando más tarde la raíz de amargura. Además, la raíz
de amargura puede conducir muy fácilmente a la depresión.

En el cuerpo: produce las famosas enfermedades psicosomáticas, que podrían


resultar en cánceres, artritis, diabetes, problemas de huesos, problemas digestivos,
problemas nerviosos, ansiedades, etc.

Casi todas las enfermedades tienen una razón psicológica.

Antes de tratar con una enfermedad física, se debe tratar la enfermedad del alma,
se debe curar el alma primero.

Se ha llegado a la conclusión que las siguientes enfermedades necesitan una


sanidad de la amargura, primeramente:

Toda forma de artritis, artrosis, problemas de huesos en general: se debe investigar


si hay falta de perdón, pecados no confesados, secretos muy guardados, amargura.

Úlceras: son de origen nervioso. Los tejidos del estómago se llegan a irritar tanto
que pueden literalmente formar agujeros. Las causas podrían ser: iras, enojos,
amargura, rechazos, etc.

Vesícula y riñones: también estos problemas afectan a estos órganos con graves
consecuencias. Los hebreos creen que los riñones son el asiento de las emociones,
por esto hay que prestar mucha atención cuando enferman.

Hígado: Cuando una persona tiene amargura, y si ingiere alimentos con rabia, ira,
ansiedad, nervios eso va a repercutir directamente sobre el hígado, porque la
digestión se hará de una manera imperfecta.

Cáncer: los mismos estudios científicos y médicos, establecen que muchos


cánceres son de origen psicosomático, hay pruebas científicas de ello: las raíces de
amargura, los traumas, grandes sufrimientos, y aun la tristeza pueden provocar el
cáncer.

Efectos emocionales.

Cuando no hay salud emocional, el alma no está bien, el alma enferma. Se necesita
sacar todo lo que está dentro de uno, se deben ventilar las emociones reprimidas
para que haya sanidad.

112
Confiesen sus ofensas unos a otros y oren unos por otros, para que sean sanados.

La oración eficaz del justo puede mucho.


Se nota aquí que la sanidad emocional llega con la confesión y la oración, ese es
un medio provisto por Dios para sanar de nuestras heridas emocionales.

¿Con quién nos confesamos? Debes buscar al sacerdote para que recibas el
sacramento de la confesión y te de la absolución de tus pecados y también pedir
oración, si estás compartiendo en comunidad en un grupo, a algún hermano, con
buen testimonio para orar.

Cuidemos a quien confesamos lo nuestro para no caer en desilusiones después.


Todo lo que angustia nuestra alma tenemos que confesar, todo secreto guardado
durante años debemos confesar, toda infidelidad pasada debemos confesar, todo
sentimiento de odio oculto, amor fingido, toda envidia, celo, toda amargura, falta de
perdón, deseo de venganza debemos confesar sin tratar de justificarnos por nada,
de lo contrario no habrá sanación.

Cuando no hay perdón: se presenta en el alma una de estas tres situaciones:


1. Amargura
2. Ansiedad
3. Depresión

El alma queda cautiva en uno de estos 3 niveles y la comunión, el gozo, la paz


que vienen de Dios se interrumpen automáticamente.

Hebreos 12:14-15

Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie
podrá ver al Señor. Procuren que a nadie le falte la gracia de Dios, a fin de que
ninguno sea como una planta de raíz amarga que hace daño y envenena a la gente.

Santiago 3:14-15

Pero si ustedes dejan que la envidia les amargue el corazón, y hacen las cosas por
rivalidad, entonces no tienen de qué enorgullecerse y están faltando a la verdad.
Porque esta sabiduría no es la que viene de Dios, sino que es sabiduría de este
mundo, de la mente humana y del diablo mismo.

Estos versículos nos enseñan que la amargura alimenta a Satanás. Cuando hay
amargura Satanás trabaja muy fácil en la vida de la persona, y hace que su vida se
vuelva muy angustiosa. Por un lado: su fin es llevar a la persona a la depresión
hasta que ya no quiera vivir, por otro lado, la amargura contamina a los demás y
alcanza así a cantidad de personas que serán “envenenadas” por la amargura de
uno. Nuestra amargura dañará a los demás sin falta.

113
¿Qué hago para sanar de la amargura?

El proceso para la sanación de la amargura tiene dos lados: el humano y el divino.


Para que Dios actué debemos actuar nosotros primero: Dios nada hará si nosotros
no nos disponemos primero. Lo que debemos hacer es lo siguiente:

1. Debemos aceptar que nuestro problema es real, debemos aceptar que tenemos
amargura.

2. Debemos confesar a Dios que tenemos amargura en el corazón y pedir al Espíritu


Santo que nos revele las situaciones o circunstancias que nos traumatizaron.

3. Debemos tomar la decisión de ser sanados. Tenemos que desear ser sanados,
aunque lo que hayamos pasado haya sido tan terrible. Debemos desear dejar atrás
todo, olvidando y perdonando para siempre. No hay sesión de oración que funcione
si uno de verdad no quiere ser sanado.

4. Pedir perdón por todos nuestros pecados y soltar, liberar a todas las personas
que nos han hecho daño.

Aunque la herida haya sido demasiado grande, aunque el trauma haya sido
demasiado grave, es necesario desear perdonar y sanar para que Dios obre su
parte divina en esta sanación.

¿Qué hará Dios? Dios dará una unción especial para fortalecer a la persona en ese
proceso, Él traerá consuelo sobrenatural sobre el alma, traerá Su paz, hará que la
herida sane rápido, hará que deseemos realmente perdonar con el corazón, sacara
el resentimiento del corazón, y hará finalmente que al recordar la situación que le
traumó ya no derrame lágrimas.

ORACIÓN DE PERDÓN EN EL ESPÍRITU SANTO

Para alcanzar toda sanación y liberación es imprescindible el perdón, porque el


tentador utiliza siempre las heridas de nuestra historia para forjar sus insidias. (Y, a
veces es algo que permanece oculto en nuestro subconsciente, por eso es
conveniente perdonar y pedir perdón las veces que sea necesario).

Con la ayuda de tu gracia, ¡Oh Dios mío! Que has perdonado mis pecados, yo
también deseo perdonar sin condición, de todo corazón, a todas las personas que
me han ofendido o herido, perseguido o rechazado, dañado o perjudicado,
intencionalmente o no. Perdono a todos mis enemigos y a mis antepasados.
Abandono todo rencor, toda amargura, todo deseo de venganza, todo resentimiento
y todo odio o rebeldía.

Perdono en particular a (decir los nombres… en el caso de que los haya, aunque
hubiese fallecido). Perdono especialmente a las personas que más me han herido
114
en la vida, a toda persona que haya podido utilizar contra mi o los míos fuerzas
malignas (brujería, maleficio, veneno, fetichismo, magia, intriga, abuso de autoridad)
para hacerme fracasar o enfermar, o que haya atentado contra mi vida.

Hoy pido perdón a estas personas y te pido que la bendigas en todas las cosas. En
el nombre de Jesús, las libero de toda deuda hacia mí, hago las paces con ellas, las
bendigo y las confío a tu Misericordia.

Señor, te ruego que perdones mis pecados contra Ti y contra los hombres,
particularmente mis miedos, mis dudas, mis quejas, mi autocompasión, mis
desesperaciones y mis abatimientos, mis acusaciones, mis críticas y mis juicios
hacia el prójimo. Cúrame de las heridas que me han causado los otros y rompe
todos los lazos que encadenan mi libertad de hijo/a de Dios.

Te doy gracias, Señor, por el perdón, la paz y la alegría que me concedes ahora,
por medio de tu Espíritu Santo, el consolador, que me da la fuerza de su compasión.
Amén.

ORACIÓN DE PERDÓN Y RECONCILIACIÓN

Mi Señor y mi Dios, lleno de amor y bondad, yo acepto perdonar a todas las


personas en mi vida, comenzando por mí mismo, porque sé que Tú Señor, me has
perdonado primero. Y si tú, Señor, ya me has perdonado, también yo me perdono
por todos mis pecados, faltas y fallas, especialmente por esta situación…

Yo me perdono por no ser perfecto, por no acertar siempre, y me acepto como soy
y decido dejar de criticarme y ser yo mismo mi peor enemigo. Porque tú, Señor,
estás en mí, sé que puedo vivir reconciliado conmigo mismo. Me libero de todo lo
que guardé contra mí mismo. Me libero de esa prisión para permanecer en paz
conmigo mismo. Hoy, por el poder del Espíritu Santo, me perdono y me reconcilio
conmigo mismo.

Señor, no quiero desperdiciar mi vida amarrado por falta de perdón. Pero, algunas
veces, me siento débil para perdonar. No consigo perdonar con mis propias
capacidades.

¡Socórreme con tu fuerza!

Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.
Tomo la firme decisión de vivir reconciliado con las personas en mi vida.

Perdono a todas las personas ligadas a mí.

115
Las perdono por todo lo negativo, por todo el desamor que, queriendo o aún sin
quererlo, me transmitieron a lo largo de mi vida.

Perdono especialmente a esta persona (pronuncia el nombre de ella) por esta


situación (presenta al Señor el motivo). Yo perdono de todo corazón cualquier tipo
de abuso y decepción. Yo la perdono, ahora, por no haberme dado el amor y el
respeto profundo, entero y suficiente que yo tanto necesitaba. Yo las libero y me
reconcilio hoy con ellas.

Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.

Por sobre todas las cosas, mi Dios, te pido ahora la gracia de perdonar a la persona
que más me ha herido en la vida. Aquella que es más difícil de perdonar. Quiero
perdonarla ahora, aun cuando todavía me sienta herido y con rabia.

Muéstrame, Señor, entre todos mis amigos, en mi familia, y en aquellos que


ejercieron alguna autoridad sobre mí, a quien en mi corazón yo todavía necesito dar
mi perdón. ¡Dame esa gracia!

¡Bendice a cada una de esas personas en este día, Señor! Que ellas puedan
sentirse especialmente libres y amadas por ti, en este momento.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.

ORACIÓN PARA PERDONAR A OTROS

Querido Señor Misericordioso, Gracias por su regalo de perdón. Tu único Hijo me


amó lo suficiente como para venir a la tierra y experimentar el peor dolor imaginable
para que yo pudiera ser perdonado. Tu misericordia fluye hacia mí a pesar de mis
faltas y fracasos. Tu Palabra dice: “Vístete de amor, que nos une a todos en perfecta
armonía”. (Col. 3:14) Ayúdame a demostrar amor incondicional hoy, incluso a
aquellos que me lastiman.

Entiendo que, aunque tenga miedo, mis emociones no tienen que controlar mis
acciones. Padre, que Tus dulces palabras saturen mi mente y dirijan mis
pensamientos. Ayúdame a liberar el dolor y a empezar a amar como Jesús ama.
Quiero ver a mi ofensor a través de los ojos de mi Salvador. Si yo puedo ser
perdonado, él también. Entiendo que no hay niveles en tu amor. Todos somos tus
hijos, y tu deseo es que ninguno de nosotros perezca.

Tú nos enseñas a “que la paz que viene de Cristo gobierne en nuestros corazones”.
(Col. 3:15) Cuando perdono con palabras, permite que tu Espíritu Santo llene mi
corazón de paz. Rezo para que esta paz que sólo viene de Jesús gobierne en mi
corazón, manteniendo fuera las dudas y las preguntas. Y, sobre todo, estoy
116
agradecido. No sólo hoy, no sólo esta semana, sino siempre. Gracias por el
recordatorio: “Siempre sé agradecido”. (Col. 3:15) Con gratitud, puedo acercarme a
ti y dejar ir la falta de perdón. Con gratitud, puedo ver a la persona que causó mi
dolor como hijo del Dios Altísimo. Amado y aceptado. Ayúdame a encontrar la
compasión que viene con el verdadero perdón.

Y cuando vea a la persona que me lastimó, trae esta oración a mi memoria, para
que pueda llevar cautivo cualquier pensamiento impío y hacerlos obedientes a
Cristo. (2 Cor. 10:5) Y que la confianza de Cristo en mi corazón me guíe a la libertad
del perdón. Te alabo por el trabajo que estás haciendo en mi vida, enseñando y
perfeccionando mi fe. En el nombre de Jesús, amén.

ORACIÓN PARA SANAR LAS HERIDAS EMOCIONALES

Clama al Señor pidiendo para ti, en el nombre de Jesús, la asistencia del Espíritu
Santo.

Que no haya duda en tu interior, en tu mente, en tu alma, en tu corazón; acerca de


la presencia de Jesús Vivo y de su poder sanador hoy.

Padre Eterno, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo me presento delante de ti. Con tu


Santo Espíritu, con su Divina Luz ilumíname y descubre Señor las heridas que hay
en mi corazón, sáname Señor, en el Nombre de Jesús.

Señor Jesús, que tu misericordia me invada, te doy gracias por mi existencia, tu me


has creado, dígnate Señor acompañarme en el itinerario de mi vida, hoy, desde el
comienzo de mi concepción hasta el momento presente.

Sáname Señor de toda herida que haya alcanzado mi corazón emocional, que haya
afectado mí sensibilidad, mi memoria, mi imaginación, mi voluntad, mi alma, mi
cuerpo, mi ser; libérame de toda atadura, de toda cadena que me tenga esclavo.

Deseo ser libre Padre Eterno, por tu Santo Espíritu, para poder entregarme
alegremente a tu servicio y para ayudar a mis hermanos.

Jesús mi Señor: para Gloria del Padre Eterno, yo me entrego completamente a ti,
en mente, cuerpo, alma, espíritu y corazón, con todos mis sentidos, con todo mi ser,
con todo lo que soy, con todo lo que hago, con todo lo que tengo, tuyo soy, te
pertenezco.

Señor Jesucristo, Tú eres el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María; gracias porque
entregaste tu vida en la Cruz, y con tu Sangre nos rescataste; haz resucitado y vives
con nosotros y quieres llevarnos a tu Gloria Eterna.

Dios de Misericordia y de Bondad, eres Dios de Perdón, porque eres el Amor, te


pido perdón por todos mis pecados, de todo corazón.
117
Padre Eterno por el poder de tu Hijo Jesús, por su Nombre, por su Sangre Redentora
y por su Santa Cruz, por el poder de tu Santo Espíritu, por las Heridas de sus manos,
de sus pies y de su costado; por la agonía de Cristo en el huerto y en la Cruz, por
el Dolor emocional que Cristo padeció viendo el sufrimiento de su Santísima Madre.

Yo te pido Señor, libérame y sáname en las profundidades de mi ser, hasta mis


raíces.

Libérame y sáname de todo el mal que hay en mí y que tu conoces Señor, libera mi
inconsciente, libera mi subconsciente, libera mi conciencia, de todo aquello que me
haya podido herir, en mi amor, voluntaria o involuntariamente.

Libérame y sana mi espíritu de todo sentimiento egoísta.

Libérame y sana mi espíritu de todo orgullo de autosuficiencia, de juicios temerarios.

Libérame y sana mi memoria Señor; libera y sana mi memoria del recuerdo


doloroso, de la historia de todo aquello que ha causado aflicción en mi alma.

Libérame y sáname Señor, de toda duda acerca de tu Amor, de lo que me hace


dudar de tu bondad, de tu misericordia con la cual me perdonas.

Libérame y sana mi voluntad, de toda debilidad; Ayúdame Señor a renunciar a lo


que sea necesario para poder hacer el bien y rechazar el mal.
Libera mi corazón y sánalo de toda ansiedad, de toda angustia, de todo miedo,
temor, de toda fobia que me mantiene encerrado, que me aprisiona.

Ayúdame y libera en mi Señor la capacidad para perdonar. A quienes me han hecho


daño, consciente o inconscientemente, les perdono de corazón por siempre y sin
condición, en el Nombre de Jesús nuestro Señor.

Señor Jesús visita a quienes yo he ofendido; a quienes yo he herido, visítales con


Tu Santo Espíritu; a quienes herí con palabras, con gestos, con actos, con ofensas,
toca sus corazones y sánales; libérales, para que ellos también me puedan
perdonar.

Padre Eterno, sáname y libérame de todo aquello que me ata, por no haberme
aceptado, así como soy, como nací: con mi sexo y mis rasgos físicos, con mis
debilidades, con mis incapacidades, con mi carácter, con mi temperamento, con mi
cobardía.

Te doy gracias Señor, por la liberación y sanación que tú me das ahora; gracias por
Tu Amor, yo sé que Tu estas aquí, que has tocado mi ser; Yo creo en tus promesas
Jesús, son verdaderas; haz dicho “Todo lo que pidáis al Padre, en Mi Nombre, sea
lo que fuere, yo lo haré”. En ti confío Padre Eterno, en ti confío Jesús y Espíritu
Santo, te alabo Trinidad Santa, te exalto eternamente.

118
A ti María Santísima Madre Celestial, gracias, por ser mi Madre intercesora, mi
compañía. Amén.

ORACIÓN PARA PERDONAR

Yo ... (dices tu nombre) como Tú, Jesús, ayudado de tu gracia, quiero perdonar.
Jesús yo quiero perdonar. Señor Jesús, dame la gracia de perdonar. El perdonar es
una decisión de mi voluntad, y cuando sienta odio, venganza, ira, Señor Jesús en
Tu Santo Nombre, quiero perdonar. Yo perdono, bendigo, amo en Tu Nombre Jesús
(Pon en las manos de Jesús a las personas que más te han herido).

En Tu Santísimo Nombre Padre mío quiero perdonar y amar. Y tú Jesús, triunfa,


vence, en tu nombre dame la gracia de perdonar y dame un corazón generoso y
misericordioso como el tuyo. Quiero perdonar, dame un corazón santo como el tuyo.
Dame en Tu Nombre Santo la voluntad de perdonar. Mi sentimiento es bajo, pero tu
corazón en mi es grande, y tomo en tu nombre la decisión de perdonar. (Pronuncia
el nombre de los que te han hecho daño y perdónales en el Nombre de Jesús).

Señor Jesús, aquí está mi corazón herido, lávame con tu sangre, sana todas mis
heridas y sálvame. Limpia mis heridas, cicatriza mi corazón. Ahora toca esta herida
y sánala, llénala de amor. Señor bendice al que me hirió, yo lo bendigo y lo amo en
tu nombre. Transforma mi corazón, Señor Jesús y pon tu corazón en el mío, para
que yo pueda dar un perdón total.

Señor Jesús, yo decido perdonar a los que me han ofendido; porque así tú lo
quieres, porque es tu voluntad. Quiero perdonar y quiero ser perdonado. Quita todo
recuerdo nocivo, toda experiencia negativa. Señor Jesús sumérgeme en el océano
de tu amor. Porque tú has venido para que yo tenga vida y vida en abundancia.

Ayúdame Señor Jesús porque quiero ser un heraldo de tu amor. Quiero llevar a
todas las personas tu amor. Amo a toda persona, amo a la humanidad, amo a la
naturaleza, amo al mundo Señor; obra de tu amor.

LETANÍAS DE SANACIÓN INTERIOR

Dios Padre y protector mío, sáname, Señor


Dios Hijo, médico hecho hombre, sáname, Señor
Dios Espíritu Santo, sanador y santificador, sáname, Señor
Santísima Trinidad, uno y trino, sáname, Señor

Jesús nacido en Belén:

De mis heridas en la infancia, sáname Señor


De la falta de cariño y ternura, sáname Señor
De la ausencia de mis padres, sáname Señor
119
De cualquier maltrato, sáname Señor
De cualquier abuso, sáname Señor

Jesús, perdido y hallado en el templo:

De cualquier abandono, sáname Señor


De la falta de un hogar y familia, sáname Señor
De la soledad sufrida, sáname Señor
De la falta de confianza, sáname Señor

Jesús, camino, verdad y vida

De toda infidelidad sufrida, sáname Señor


De toda infidelidad cometida, sáname Señor
De toda mentira, sáname Señor
De toda hipocresía, sáname Señor
De toda falta de comprensión en mi matrimonio, sáname Señor
De todo maltrato, insulto, palabras hirientes en mi matrimonio, sáname Señor
De todo mal causado por la pornografía, sáname Señor
Del aborto cometido, sáname Señor
De cualquier adicción, sáname Señor
De todo mal causado a mis hijos, sáname Señor
De todo mal recibido por mis padres, sáname Señor
De cualquier miedo, líbrame Jesús
De las heridas en mi mente, líbrame Jesús
De las heridas en mi corazón, líbrame Jesús
De las heridas en mi cuerpo, líbrame Jesús
De cualquier pensamiento negativo, líbrame Jesús
De la falta de amor a mí mismo, líbrame Jesús
De toda desesperación, líbrame Jesús
De toda soledad, líbrame Jesús

En tus santas llagas, escóndeme Jesús


Con tus manos santas, acaríciame Jesús
Con tu mirada tierna, levántame Jesús
En tus hombros fuertes, llévame Jesús
Con tus brazos siempre abiertos, abrázame Jesús
En tu pecho encendido de amor, acógeme Jesús

ORACIÓN: Jesús, hijo de Dios, ten compasión de mí. Me presento vulnerable, con
mis heridas abiertas para que tú las habites. No permitas que me separe de ti para
que desde tu cercanía y ternura pueda sanar y ser testigo del amor tan grande que
me tienes. Fortalece mi voluntad para perdonar a los que me han herido y dame tu
humildad para saber yo también pedir perdón a las personas que han sido heridas
por mí.

120
Madre mía, que tu compañía me sostenga en mi caminar hacia el cielo para que,
desde la cruz, junto a ti, sin dejar mirar a tu Hijo traspasado por mis pecados, pueda
sanar y vivir la paz que sólo viene del amor de Dios.

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.

Te consagro y te entrego cada uno de mis órganos, miembros, sentidos y potencias


de mi alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad; mi consciente, inconsciente
y subconsciente. Te consagro cada uno de los dones, virtudes y carismas con que
el Padre creador ha adornado mi ser: mi libertad, mi imaginación, mis instintos, mi
capacidad para amar y para elegir, mi capacidad de movimiento y de educación en
el tiempo y el espacio.

Te entrego también, Madre mía, mi refugio de pecadores, lo único que


verdaderamente me pertenece: mi pecado, y el de todos los hombres, y te ruego
que por tu intercesión lo presentes a tu Hijo Santísimo, para que Él lo consuma en
el fuego de su amor.

Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.

Te consagro y entrego, Madre mía, todo el tiempo de mi niñez, adolescencia,


juventud, madurez y vejez; todos mis ideales presentes: familia, oración, trabajo,
estudio, descanso, amistades, diversiones, esperanzas y proyectos: para que en el
futuro encuentre su realización según la Voluntad del Padre Celestia.

En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Visítame con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo. Amén.

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

121
SÉPTIMO DÍA

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de
todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera
impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que
me los perdonarás, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me darás gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta
el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN PARA EMPEZAR A PERDONAR DE CORAZÓN

Padre, Dios, fuente de todo amor y de todo perdón, que me amas más que nadie y
que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de
corazón a todos lo que me han hecho daño y a los que me lo harán en el futuro,
enséñame a perdonarles sin temor a que me causen nuevas ofensas, enséñame a
perdonarles sin condiciones, sin límites, con un corazón sincero y generoso.

Jesús, Hijo amado de Dios, maestro del amor y del perdón, enséñame a perdonar
a todos sin distinción, sin importar el daño que me hayan hecho. Enséñame a
perdonar a todos una y mil veces, siempre que sea necesario, enséñame a
perdonarles, aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y
continúen haciéndolo, enséñame a perdonarles, aunque el dolor que me causen
sea cada vez mayor.

Espíritu Santo, espíritu de amor, fortalece mi corazón con tu presencia, ilumina mi


mente con la luz de tu sabiduría, bendíceme con tus dones y tus gracias para que
mi amor y mi perdón sean siempre limpios, sinceros, generosos y constructivos.

Enséñame a cambiar el rencor por amor, el mal por el bien. Enséñame a amar y
perdonar como solo tú que eres Dios sabes hacerlo. Hoy y siempre. Amén.

122
LE REGRESO A MI CORAZÓN SU ÚNICA VOCACIÓN: AMAR A TODOS

Primer momento de oración

"Sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así


como Dios los perdona en Cristo" (Ef 4, 32).

Jesús, no es fácil poner el corazón en su lugar ante una ofensa. Te pido el don y la
capacidad de amar como un regalo de tu Espíritu Santo. Jesús, alabado seas
porque has abierto mi mente y mi corazón a mis hermanos. Ahora te veo en cada
uno de ellos: no me ofenden, simplemente manifiestan sus diferencias, y tienen
derecho a expresarlas como yo lo hago. Alabo a mi Padre Dios por habernos creado
diferentes.

Jesús, es grande tu misericordia, dame la fuerza y lléname de tu amor santo y


maravilloso para amar a todos. Gracias te doy porque le has regresado a mi corazón
la fuerza de tu amor y la fuerza de la fraternidad. Amo más y mejor a mis hermanos,
y soy yo el primer beneficiado. Siento que sin mis hermanos nada soy, sin su alegría
y comprensión nada soy; sin Ti nada soy.

Mi espíritu fragmentado, Señor, inicia a gozar de tu bondad. Ahora mi corazón, como


una fábrica de amor, está produciendo al cien por ciento lo que siempre tuvo que
haber producido: amor, amistad, cercanía, alegría, misericordia y ternura. Gozo el
ser hijo de Dios y hermano de mis hermanos. Gozo de un corazón libre, sin ataduras
ni resentimientos. Me comprendo y logro comprender a mis hermanos, disfruto su
cercanía y en su mirada percibo la de Dios.

Ahora mi hermano está en el centro de mi corazón, no lo juzgo, sino que lo


comprendo; no lo excluyo, sino lo incluyo. Ahora veo en él tu presencia. Señor,
gracias porque comprendo que, ante una ofensa, el camino es la comprensión y el
diálogo. Ahora, antes de aceptar una palabra o una actitud como ofensa, te la
presento y la cubro con tu amor divino. Amén.

Las palabras fuertes de mi hermano, que antes creía ofensa, ahora las veo como
expresión de su diferencia y una oportunidad para crecer y no para agredir.

Segundo momento de oración

Crecer en bondad con mi hermano es el camino que me propones, Señor. Digo con
san Pablo, "todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Flp 4, 13). Es bueno, Jesús,
sentir estas palabras, con amor, ante las borrascas con los demás. Son palabras
que curan, y sanan el espíritu, palabras que al Apóstol le dieron fuerza. Éste
comprendió en profundidad tu frase: "te basta mi gracia... " (2Cor 12, 9). Alabado
seas por tus palabras que me confortan y duplican mis fuerzas para avanzar en mi
vida cotidiana.

123
Tu presencia da la fuerza para curar las heridas, para transformarlo todo en gracia,
para unir el cielo con la tierra, lo humano con lo divino, el tiempo con la eternidad,
para crecer en armonía y santidad. Ante una ofensa, ahora tengo la capacidad de
rechazar el primer impulso que me lleva a levantar el muro de la división, que hiere
el corazón y daña la fraternidad. Ahora, Jesús, comprendo a mi hermano, su
momento que vive y su historia. Aprendí a reconocer mi parte y quiero caminar hacia
la libertad, desechando todo resentimiento.

Ahora, Jesús, mi razón y mi corazón aprendieron la lección y están catequizados,


es nuestro triunfo. No dudo, Señor, de tu amor, de tu gracia, de tu cercanía, que
siempre están conmigo, pues Tú lo has dicho: "Yo estaré con ustedes hasta el fin
del mundo". Temo por mi inconstancia, Jesús, sé mi salvación. Siento mis pasiones,
el demonio y la carne, no me dejes un instante, pues Tú "ya has vencido el mundo
y al demonio". En Ti, Jesús, puedo vencer esos arrebatos primerizos de ira que me
llevan al rencor. He logrado comprender que el pecado de mi hermano necesita de
mi oración, amor y de mi testimonio cristiano y silencioso.

Mi rencor ya se encuentra en el pasado. Ahora es el viento del Espirito Santo que,


con sus siete dones, me llena y purifica. Es el Espíritu Santo que sostiene mi espíritu
para volver con mi hermano y, juntos, vencer el orgullo. Señor, soy tu imagen, pero
no olvido que soy de barro. Amén.

Ante una ofensa, seguiré el camino de Jesús que me conduce al amor cristiano.
Atender una ofensa sólo con mis fuerzas humanas, nunca me llevará a buen fin.

BENDICIÓN Y EXORCISMO DEL AGUA…

SALMO 50

R. ¡Pero yo confío en la misericordia de Dios, por siempre jamás!

¿Por qué te glorías de la maldad


y te envalentonas contra el piadoso?
Estás todo el día maquinando injusticias,
tu lengua es navaja afilada,
autor de fraudes;
prefieres el mal al bien,
la mentira a la honradez;
prefieres las palabras corrosivas,
lengua embustera.

Pues Dios te destruirá para siempre,


te abatirá y te barrerá de tu tienda;
arrancará tus raíces
del suelo vital.
124
Lo verán los justos, y temerán,
y se reirán de él:
"mirad al valiente
que no puso en Dios su apoyo,
confió en sus muchas riquezas,
se insolentó en sus crímenes".

Pero yo, como verde olivo,


en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás.

Te daré siempre gracias


porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
"Tu nombre es bueno".

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 21, 14-19

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar
de entre los muertos. Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo
de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo
de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez:
«¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras
joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo,
extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo
aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme».

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ROSARIO DEL PERDÓN

Para rezar el Rosario del Perdón. Popular rosario para ser rezado durante el tiempo
de Cuaresma.

Por la señal de la Santa Cruz, De nuestros enemigos, Líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, Del Hijo, Y del Espíritu Santo, Amén.
125
Credo

Creo, en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en


Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos; subió́ a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre;
desde allí ́ ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo;
la Santa Iglesia Católica; la Comunión de los Santos; el perdón de los pecados; la
resurrección de los muertos; y la vida eterna. Amén.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Primer Misterio - Perdona a tus jefes del trabajo.

“La oración de Jesús en el huerto” – Pido perdón a Jesús, pues Él oró y sudó sangre
en el jardín de los olivos, porque muchas veces yo me dejo llevar por el orgullo,
egoísmo, vanidad, rabia y odio.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

126
Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Segundo Misterio – Perdona a tus compañeros de trabajo.

“La Flagelación de Nuestro Señor” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue azotado en
la casa de Pilato, porque muchas veces yo me dejo llevar por los celos, envidia,
autosuficiencia, hipocresía, pecados de la lengua, pereza y mentira.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

127
Tercer Misterio - Perdona a tus compañeros del trabajo.

“La Coronación de Espinas” – Pido perdón a Jesús, pues Él fue coronado de espinas
porque yo me dejo llevar por los malos pensamientos, malas palabras, juicios y
condenas, impurezas e infidelidades.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Cuarto Misterio - Perdona a tus maestros y profesores.

“Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario” – Pido perdón a Jesús, pues Él
cargó la cruz porque yo, muchas veces, cometo pecados por falta de aceptación,
por reclamar y murmurar, no queriendo llevar mi cruz.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

128
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.

Quinto Misterio - Perdonar a la persona que más me ha ofendido.

“La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” – Pido perdón a Jesús, pues
Él fue crucificado por causa de la falta de confianza que yo tengo y por causa del
miedo.

Rezar 10 veces:

V. Yo te amo y te perdono
R. Yo te perdono y te amo

Final Decena

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y


siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Señor Jesús, bendice (Ahora menciona el nombre de cada persona que deseas
perdonar) y ayúdame a perdonarlas, amarlas, bendecirlas y aceptarlas como ellas
son”.

Salve Reina

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra;


Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh Clemente!, ¡Oh Piadosa!, ¡Oh Dulce siempre
129
Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos
de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración Final

Señor Jesús, desde lo alto de la cruz el Señor me enseñó a perdonar. Ayúdame a


perdonar y amar a las personas.

LETANÍA DE LA CURACIÓN PARA LAS FAMILIAS

Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en
nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que
nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas.

También te pido que conserves nuestra salud, y nos sanes individual y


colectivamente como una unidad familiar: espiritual, emocional y físicamente para
tu mayor gloria.

Elimina todos los obstáculos, cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior
que son negativas, espíritus impíos opresivos, que impidan un ambiente armonioso
y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.

¡Yo creo en Ti, Señor! ¡Ayuda a mi incredulidad! ¡Que se haga Tu voluntad!

De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios
Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo
Tú puedes proporcionar,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede
mover montañas,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de egoísmo y orgullo,


Sana a mi familia, oh Jesús.

130
De todos los defectos espirituales heredados,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De la apatía espiritual,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las formas de adicción,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De los efectos de los recuerdos dolorosos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De la esclavitud causada por promesas negativas en nuestro interior,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio,
el divorcio y las diversas formas de abuso,
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los apegos malsanos,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las emociones, actitudes y comportamientos impíos, mezquindad,


manipulación, argumentación, celos.
Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos emocionales y psicológicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las enfermedades emocionales y psicológicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todos los defectos físicos heredados,


Sana a mi familia, oh Jesús.

De todas las aflicciones y enfermedades físicas,


Sana a mi familia, oh Jesús.

Señor, aumenta la virtud de la fe en mi familia.


Señor, aumenta la virtud de la esperanza en mi familia.
Señor, aumenta la virtud de la caridad en mi familia.

Ayúdanos, Señor, a interiorizar las palabras de Josué: “En cuanto a mí y a mi familia,


serviremos al Señor” (Josué 24:15).

131
ORACIONES PARA COMENZAR A PERDONAR

Amado Señor Jesús, ayúdame a actuar correctamente para perdonar y ser


perdonado, para que en mi vida exista el verdadero perdón, intercede por mí para
que Dios me perdone y perdone a todos los que me han lastimado. Gracias, sé que
con tu ayuda lograre la liberación del perdón.

Dios, Padre amado, tú que perdonaste a quienes crucificaron a tu hijo, te pido me


ilumines para que pueda encontrar el verdadero camino del perdón para perdonar
a las personas que más me han herido.

Gracias Padre, porque me regalas el don de perdonar. A quienes perdones los


pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos"
(Jn 20, 22-23). Espíritu Santo, ven a mí, trae a mi vida el regalo maravilloso del
perdón, que pueda ser perdonado por quienes ofendí y que pueda perdonar a
quienes me ofenden, perdonando también de corazón mis propios errores.

Espíritu Santo, desciende sobre mí, limpia mi corazón, mi mente y espíritu para que
pueda comenzar una nueva vida.

ORACIÓN PARA PERDONAR Y SANAR EL ALMA

Padre, en el nombre de Jesús, reconozco que he pecado contra ti y me arrepiento.


Confieso mis faltas y mis errores y te pido que me perdones y borres mis
transgresiones con la sangre de Jesús.

En este momento es mi decisión el perdonar a cada persona que me ha ofendido,


herido, criticado, me ha hecho mal, me ha robado y me ha violentado de diferentes
maneras. Entiendo Padre que perdonarlos no significa que yo justifico el mal que
me hicieron. Lo que sí significa es que por tu gracia Padre, puedo voluntariamente
tomar la decisión de traer esas deudas de ellos conmigo y dejarlas a los pies de la
cruz, en el nombre de Jesús. (En este momento, tome el tiempo necesario para
mencionar cada persona por su nombre y decir que le perdona.) Desde este
momento toma Padre esta carga de mí y libérame del peso emocional del rencor.

Te pido Padre que tengas misericordia de ellos y que, si no te han conocido, que
puedan tener un encuentro personal contigo. A aquéllos que te han conocido,
permite que puedan venir al arrepentimiento para que ellos también reciban perdón
de ti y puedan ellos también ser sanados. Padre, te pido en el nombre de Jesús que
sanes las heridas que han sido causadas en mi alma y en mis emociones a
consecuencia de esos pecados cometidos contra mí.

Oh, amado Jesús, cubre todas las heridas de mi alma con tu sangre preciosa,
derramada en la cruz del Calvario. Permite que la luz de tu rostro brille sobre mi
alma y tu luz preciosa y santa traiga a la superficie todo lo oculto en mis emociones
y en mi mente causado por heridas del alma, de manera que pueda ser sanado.
132
Borra toda consecuencia de esas heridas en mi carácter, en mis actitudes y en mi
comportamiento con los demás y ayúdame. Sana mi alma y devuélveme la alegría,
la tranquilidad y la visión clara para el futuro. Señor Jesús, ordena al espíritu de
trauma emocional que salga de mi alma ahora.

Te doy gracias Padre, porque ahora que he perdonado a los que me hirieron, sé
que estás lavando y sanando toda herida emocional y a medida que sano, se va
abriendo una nueva dimensión en mi relación contigo.

Gracias Padre, por contestar mis oraciones.

En el nombre de Jesús. Amén.

ORACIÓN DE PERDÓN

Señor Jesús, te pido hoy la Gracia para perdonar. Señor, perdono la imagen
equivocada que tuve de ti, por las veces que en mi familia hubo muertes,
enfermedades, dificultades económicas o por las cosas que yo pensé que eran
castigos y que las personas decían que era la Voluntad de Dios. Entonces fui
rebelde y cruel. Purifica hoy mi corazón y mi mente, Señor Jesús.

Señor, yo me perdono a mí mismo por mi participación en espiritismo, “juego de la


copa”, usar brujería, leer horóscopos, búsqueda de la suerte, consultas a adivinos,
usar amuletos. Yo rechazo todas estas supersticiones y te acepto a Ti como mi
Señor y Salvador. Lléname con Tu Espíritu Santo.

Señor, yo perdono a mi madre, por las veces que ella me hirió, me guardó rencor,
se enojó conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas, me dijo que yo
era tonto, feo, estúpido, el peor de sus hijos, que yo le costé mucho dinero a mi
familia, que yo no fui deseado, que fui un accidente, una equivocación, que no era
lo que ella esperaba.

Yo perdono a mi padre por cualquier falta de ayuda, falta de amor, falta de afecto,
falta de atención, por no darme su compañía. Yo le perdono por sus peleas,
discusiones, abandono, por estar lejos de casa, por divorciarse de mi madre, por
preferir permanecer fuera de casa, por beber, por sus críticas desagradables.

Señor, yo perdono a mis hermanos y hermanas, esos que me rechazaron, mintieron


acerca de mí, me odiaron, me guardaron rencor, compitieron por el amor de mis
padres, me hicieron daño físico, fueron muy severos conmigo, me hicieron la vida
desagradable.

Señor, yo perdono a mi esposo o esposa por su falta de amor, falta de atención,


falta de comunicación, por sus faltas, fracasos, debilidades, o esas otras acciones
o palabras que me hirieron o molestaron.

133
Señor, yo perdono a mis hijos por su falta de respeto, falta de obediencia, falta de
amor, falta de afecto, por su abandono, falta de comprensión, por sus malos hábitos,
por apartarse de la Iglesia.

Señor, yo perdono a mis familiares, abuelas y abuelos, tíos y tías, y a cualquier otro
que haya interferido en nuestra familia, causando confusión, hecho que uno de mis
padres estuviera contra el otro.

Señor, yo perdono a mis compañeros de trabajo que son desagradables, que me


hacen la vida miserable, no cooperan conmigo, tratan de quitarme mi trabajo.

Mis vecinos necesitan ser perdonados, Señor, por sus ruidos, por sus fiestas tarde
por las noches, por el ladrido de sus perros que me mantienen despierto, por sus
peleas y discusiones, por sus chismes.

Señor, yo perdono a todos los sacerdotes, monjas, obispos, líderes parroquiales, a


todas las asociaciones y movimientos de la Iglesia, por su falta de amistad, por no
alentarme como debían, no darme inspiración, no usarme en una posición más útil
o para la que se necesita más capacidad, por cualquier pena que me hayan causado
a mi o a mi familia, aun en el pasado yo les perdono.

Yo perdono a todos los profesionales que me hayan herido de cualquier forma:


doctores, enfermeras, abogados, jueces, gobernantes, políticos y servidores civiles.

Yo perdono a todas las personas que presten algún servicio: policías, bomberos,
choferes de ómnibus, trabajadores sociales, especialmente a los mecánicos de
automóviles y a los que reparan la televisión, u otras cosas, las cuales me pueden
haber robado algún dinero.

Yo perdono a mi jefe, por no pagarme lo suficiente, por no apreciar mi trabajo, por


no ser bondadoso y razonable, por tener mal carácter y no ser amistoso, por no
darme un puesto mejor.

Yo perdono a todas las maestras y los profesores, tanto del pasado como del
presente, Señor, a esos que me insultaron, me humillaron, se burlaron de mí, fueron
injustos, me dijeron tonto o estúpido, me hicieron quedar después de clase.

Señor, yo perdono a mis amigos, a los que hablaron mal de mí, perdieron contacto
conmigo, no estuvieron disponibles cuando necesitaba ayuda, me pidieron dinero
prestado y no me lo devolvieron.

Señor Jesús, yo oro especialmente por la Gracia de perdonar a la persona que más
daño me haya hecho en la vida, y yo oro especialmente por poder perdonarme a mí
mismo por haber herido a mis padres, por emborracharme, por usar drogas, pecar
contra la pureza, por libros malos, películas malas, por el mal uso de internet, por
fornicar, adulterar, por relaciones homosexuales, por aborto, por robar, mentir, hacer
trampas y defraudar.
134
Señor, yo te pido que todas esas personas a las que yo les he causado penas, me
perdonen, especialmente mi madre, padre, hijos y esposa(o).

Te doy gracias, Señor, por el amor que he recibido a través de ellos. Amén.

LETANÍAS DE SANACIÓN INTERIOR

Dios Padre y protector mío, sáname, Señor


Dios Hijo, médico hecho hombre, sáname, Señor
Dios Espíritu Santo, sanador y santificador, sáname, Señor
Santísima Trinidad, uno y trino, sáname, Señor

Jesús nacido en Belén:

De mis heridas en la infancia, sáname Señor


De la falta de cariño y ternura, sáname Señor
De la ausencia de mis padres, sáname Señor
De cualquier maltrato, sáname Señor
De cualquier abuso, sáname Señor

Jesús, perdido y hallado en el templo:

De cualquier abandono, sáname Señor


De la falta de un hogar y familia, sáname Señor
De la soledad sufrida, sáname Señor
De la falta de confianza, sáname Señor

Jesús, camino, verdad y vida

De toda infidelidad sufrida, sáname Señor


De toda infidelidad cometida, sáname Señor
De toda mentira, sáname Señor
De toda hipocresía, sáname Señor
De toda falta de comprensión en mi matrimonio, sáname Señor
De todo maltrato, insulto, palabras hirientes en mi matrimonio, sáname Señor
De todo mal causado por la pornografía, sáname Señor
Del aborto cometido, sáname Señor
De cualquier adicción, sáname Señor
De todo mal causado a mis hijos, sáname Señor
De todo mal recibido por mis padres, sáname Señor
De cualquier miedo, líbrame Jesús
De las heridas en mi mente, líbrame Jesús
De las heridas en mi corazón, líbrame Jesús
De las heridas en mi cuerpo, líbrame Jesús
De cualquier pensamiento negativo, líbrame Jesús
De la falta de amor a mí mismo, líbrame Jesús
135
De toda desesperación, líbrame Jesús
De toda soledad, líbrame Jesús

En tus santas llagas, escóndeme Jesús


Con tus manos santas, acaríciame Jesús
Con tu mirada tierna, levántame Jesús
En tus hombros fuertes, llévame Jesús
Con tus brazos siempre abiertos, abrázame Jesús
En tu pecho encendido de amor, acógeme Jesús

ORACIÓN: Jesús, hijo de Dios, ten compasión de mí. Me presento vulnerable, con
mis heridas abiertas para que tú las habites. No permitas que me separe de ti para
que desde tu cercanía y ternura pueda sanar y ser testigo del amor tan grande que
me tienes. Fortalece mi voluntad para perdonar a los que me han herido y dame tu
humildad para saber yo también pedir perdón a las personas que han sido heridas
por mí.

Madre mía, que tu compañía me sostenga en mi caminar hacia el cielo para que,
desde la cruz, junto a ti, sin dejar mirar a tu Hijo traspasado por mis pecados, pueda
sanar y vivir la paz que sólo viene del amor de Dios.

ORACIÓN DE PERDÓN Y RECONCILIACIÓN

Mi Señor y mi Dios, lleno de amor y bondad, yo acepto perdonar a todas las


personas en mi vida, comenzando por mí mismo, porque sé que Tú Señor, me has
perdonado primero. Y si tú, Señor, ya me has perdonado, también yo me perdono
por todos mis pecados, faltas y fallas, especialmente por esta situación…

Yo me perdono por no ser perfecto, por no acertar siempre, y me acepto como soy
y decido dejar de criticarme y ser yo mismo mi peor enemigo. Porque tú, Señor,
estás en mí, sé que puedo vivir reconciliado conmigo mismo. Me libero de todo lo
que guardé contra mí mismo. Me libero de esa prisión para permanecer en paz
conmigo mismo. Hoy, por el poder del Espíritu Santo, me perdono y me reconcilio
conmigo mismo.

Señor, no quiero desperdiciar mi vida atado por falta de perdón. Pero, algunas
veces, me siento débil para perdonar. No consigo perdonar con mis propias
capacidades.

¡Socórreme con tu fuerza!

Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.

Tomo la firme decisión de vivir reconciliado con las personas en mi vida.


136
Perdono a todas las personas ligadas a mí.

Las perdono por todo lo negativo, por todo el desamor que, queriendo o aún sin
quererlo, me transmitieron a lo largo de mi vida.

Perdono especialmente a esta persona (pronuncia el nombre de ella) por esta


situación (presenta al Señor el motivo). Yo perdono de todo corazón cualquier tipo
de abuso y decepción. Yo la perdono, ahora, por no haberme dado el amor y el
respeto profundo, entero y suficiente que yo tanto necesitaba. Yo la libero y me
reconcilio hoy con ella.

Sé que Tu, Señor, no permitirás que las relaciones difíciles de mi vida se vuelvan
todavía peores. Te pido, Señor, que cures mis rabias reprimidas, mis amarguras y
resentimientos.

Tomo la firme decisión de vivir reconciliado con las personas en mi vida.

Perdono a todas las personas ligadas a mí.

Las perdono por todo lo negativo, por todo el desamor que, queriendo o aún sin
quererlo, me transmitieron a lo largo de mi vida.

Por sobre todas las cosas, mi Dios, te pido ahora la gracia de perdonar a la persona
que más me ha herido en la vida. Aquella que es más difícil de perdonar. Quiero
perdonarla ahora, aun cuando todavía me sienta herido y con rabia.

Muéstrame, Señor, entre todos mis amigos, en mi familia, y en aquellos que


ejercieron alguna autoridad sobre mí, a quien en mi corazón yo todavía necesito dar
mi perdón. ¡Dame esa gracia!

¡Bendice a cada una de esas personas en este día, Señor! Que ellas puedan
sentirse especialmente libres y amadas por ti, en este momento.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Madre Santísima, Madre de Dios y Madre mía, hoy me presento ante ti para
consagrarte toda mi vida y todo mi ser (y a este hijo tuyo) a tu Inmaculado Corazón.

Te consagro y te entrego cada uno de mis órganos, miembros, sentidos y potencias


de mi alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad; mi consciente, inconsciente
y subconsciente. Te consagro cada uno de los dones, virtudes y carismas con que
el Padre creador ha adornado mi ser: mi libertad, mi imaginación, mis instintos, mi
capacidad para amar y para elegir, mi capacidad de movimiento y de educación en
el tiempo y el espacio.
137
Te entrego también, Madre mía, mi refugio de pecadores, lo único que
verdaderamente me pertenece: mi pecado, y el de todos los hombres, y te ruego
que por tu intercesión lo presentes a tu Hijo Santísimo, para que Él lo consuma en
el fuego de su amor.

Acepto desde hoy y para siempre, Madre mía toda mi vida, toda mi historia, como
parte de la historia de la salvación y para que no sea un simple acto de aceptación,
te lo ofrezco como holocausto de amor y oblación; y para ello te consagro todo el
tiempo pasado en el vientre de mi madre, todas las heridas que pude haber recibido
en el vientre de mi mamá, así como también cada una de las taras genealógicas
que pude haber heredado de mis antepasados, para que en tu Corazón Inmaculado
encuentren su rompimiento y sanación.

Te consagro y entrego, Madre mía, todo el tiempo de mi niñez, adolescencia,


juventud, madurez y vejez; todos mis ideales presentes: familia, oración, trabajo,
estudio, descanso, amistades, diversiones, esperanzas y proyectos: para que en el
futuro encuentre su realización según la Voluntad del Padre Celestia.

En fin, Madre, a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que tengo, todo lo que
soy, para que Tú, según tu beneplácito dispongas de mi vida, entregándola al Santo
de los Santos, al Altísimo, al que con el Hijo y el Espíritu Santo, es Uno y Trino,
Trinidad Santa, de quien Tú Señora, eres la esclava por amor. Acéptame como hijo
y posesión tuya. Visítame con los ropajes de la gracia como vestiste a tu Jesús.
Entrégame a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, rogándoles que hagan
de mí una criatura nueva, una verdadera imagen de Jesús y Tuya; y ya que soy todo
tuyo, guárdame y defiéndeme como hijo tuyo, hasta que me lleves al cielo.

Madre mía, para que el triunfo de tu Inmaculado Corazón, el reinado del Sagrado
Corazón de Tu Hijo Jesús sea una pronta realidad, cuenta conmigo, Amén.

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios


nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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