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Código: 20151481
PREGUNTA 1:
En primer lugar, las superficies de las plantas cumplirán la función de barrera, es decir, la
superficie se encargará de separar la planta del medio exterior. El componente que se encarga
de dicha función es la cutícula, compuesta principalmente por cutina o suberina, cutano y ceras
que pueden ser tanto intracuticulares como epicuticulares. Según Pollard y otros, la cutina es
una matriz polimérica cuyos monómeros son principalmente ácidos grasos w-hidroxi C16 y
C18 que además puede ser despolimerizada escindiendo o “rompiendo” sus enlaces éster, el
cutano es más resistente a dicha despolimerización y los monómeros de las ceras son cadenas
largas (C24 – C34) de moléculas apolares saturadas (2008: 236). Por otro lado, la suberina es
otro tipo de polímero que crecerá principalmente en raíces y tallos, cuyos monómeros son
ésteres y cadenas aromáticas, estas últimas más resistentes a la despolimerización. Finalmente,
la cutícula pertenecerá al sistema de tejido dérmico, específicamente, la cutina y la ceras
epicuticulares pertenecerán a la epidermis, mientras que la suberina pertenecerá a la peridermis.
En segundo lugar, la superficie de las plantas cumplirá la función de defensa, tanto física como
química. Los componentes que realizarán dicha función serán la cutícula, las células
pavimentosas, una capa de compuestos de Si que se formará en la mayoría de las plantas y los
tricomas. Ya se habló acerca de la cutícula y su estructura, y es gracias a esta última que la
cutícula cumple una función de defensa física.
Ahora, las células pavimentosas son células no especializadas que se encargan principalmente
de la protección de los tejidos que están por debajo de estas, además, conforman la mayor parte
de la epidermis. También, dichas células se harán cargo de que el espaciamiento entre otras
células especializadas sea el más eficiente posible. Por ejemplo, según Caspar y otros, las
células pavimentosas se encargarán del espaciamiento de las células estomáticas en la
epidermis (2017: 627), esto junto con la cutina, según Pollard y otros (2008: 236) y la capa de
silicio. Así, y ya que las células pavimentosas no poseen cloroplastos, estas formarán parte del
sistema de tejido dérmico, en específico, de la epidermis.
La capa de Si, por su parte, se encuentra justo por debajo de la cutícula y cumplirá tanto una
función de defensa física como química. De defensa física ya que esta actúa como barrera frente
a microbios y parásitos, inhibiendo así su penetración en la planta, además, esta barrera hace
que la planta sea menos susceptible a la degradación causada por hongos. Por otro lado, dicha
capa también cumple una función de defensa química ya que esta barrera está relacionada con
la secreción de compuestos antimicrobianos, de hecho, Wang y otros indican que la resistencia
bioquímica potenciada por silicio se asocia con el aumento de la actividad de enzimas
relacionadas con la defensa, como la polifenoloxidasa, glucanasa, peroxidasa y la fenilalanina
amoniaco liasa (PAL); además de inducir la producción de compuestos fenólicos, flavonoides,
fitoalexinas y proteínas relacionadas con la patogénesis (2017: 4). Entonces, ya que esta capa
se encuentra a lo largo de diferentes partes de la planta, incluyendo tallos y raíces, esta barrera
formará parte tanto de la epidermis como de la peridermis.
Por otro lado, los tricomas son protuberancias tanto unicelulares como multicelulares y se
dividen en tricomas no glandulares y tricomas glandulares. Los tricomas glandulares son los
que cumplen la función de protección química. Por ejemplo, Beverley nos indica que existen
ciertas clases de tricomas que protegen a las plantas de los herbívoros secretando sustancias
que atraen a los depredadores (2000: 497).
En tercer lugar, las superficies también cumplirán el papel importante del intercambio de gases.
Para tal propósito, las plantas cuentan con la cutícula y los estomas. Por su parte, será la
cutícula, gracias a que cuenta con capas de ceras intracuticulares y epicuticulares, la que
minimizará la pérdida de agua (ceras intracuticulares), aunque también no permitirá el paso de
agua hacia la hoja (ceras epicuticulares). Es decir, la cutícula jugará un papel importante en
cuanto a control no estomático de agua se refiere. Por otro lado, las células estomáticas o células
oclusivas serán las principales (por no decir las únicas) puertas de entrada y salida de los
diferentes gases que se puedan difundir hacia dentro y fuera de la planta, principalmente O2,
CO2 y vapor de agua. Según Audesirk, Audesirk y Byers, se considera que la pérdida de agua
que se da a través de los estomas es por mucho la mayor fuente de pérdida de agua, siendo en
ocasiones mortal para las plantas cuando estas no se encuentran en buenas condiciones de
irrigación, por ejemplo, climas cálidos y secos (2013: 857). Las células oclusivas regulan la
entrada y salida de los gases por medio de la turgencia interior. Esta regulación depende de
parámetros tales como la intensidad de luz, la concentración de CO2 y la cantidad de agua
dentro de la planta. En específico, para el parámetro del agua, las células oclusivas se cerrarán
mientas más seca se encuentre la planta, pues en dicha condición la planta sintetizará ácido
abscísico, lo cual ocasionará que el agua dentro de las vacuolas de las células salga de estas por
ósmosis, haciendo que dicha células pierdan volumen y, de manera espontánea, se junten. Las
células estomáticas poseen también cloroplastos, por lo que pertenecen tanto al sistema de
tejido dérmico, como al sistema de tejido fundamental.
Finalmente, sí existe variabilidad estructural entre especies. A modo de ejemplo, Caspar y otros
nos indican una diferencia entre la distribución estomática entre plantas monocotiledóneas y
dicotiledóneas, en donde para el primer tipo de planta, los estomas están menos espaciados
(2017: 628). También el hecho de que las Charophycean Algae no cuenten con estomas es otra
diferencia estructural. Por último, resulta evidente que la estructura de los tricomas variará
entre especies, pues se sabe que estos surgen a partir de la presión ambiental, por ende, existirán
plantas con un tipo especializado de tricomas para su entorno específico.
En segundo lugar, como se sabe, la enzima RuBisCO no es selectiva con el CO2, lo que
ocasiona el proceso conocido como fotorrespiración, en donde dicha enzima fija O2 en vez de
CO2 con lo cual se inhibe el proceso de carboxilación y se oxigena a la molécula RuBP. Dicho
proceso no es deseable, puesto que consume energía que podría ser usada para el ciclo de
Calvin. Ahora, y lamentablemente, el proceso de fotorrespiración es inevitable, y la intensidad
con la que se lleve a cabo dependerá de diferentes factores, siendo los principales el tipo de
planta (C3, C4 o CAM), las presiones parciales de O2 y CO2 dentro de la hoja y la temperatura,
en donde a mayor temperatura la enzima RuBisCO es aún menos selectiva con el CO2. En este
contexto, y ya que los 3 factores antes mencionados no son los únicos que afectan el proceso
de fotorrespiración, es necesario contar con parámetros que, de una u otra forma, resuman todos
los parámetros anteriormente mencionados en uno. Entonces, se usan los puntos de
compensación para determinar los niveles de fotorrespiración sin la necesidad de analizar de
manera separada los demás parámetros. Así, se tienen los puntos de compensación de luz y
CO2. Por un lado, la gráfica para el punto de compensación de luz mide la captación neta de
CO2 en función de la intensidad de luz o llamada también irradiancia. Por otro lado, la gráfica
para el punto de compensación de CO2 mide, una vez más, la captación neta de CO2, pero esta
vez en función de la concentración de dicho gas. Luego, los puntos de compensación se dan
cuando la captación neta de CO2 es igual a 0, en otras palabras, la tasa de fotosíntesis es igual
a la tasa de fotorrespiración.
Finalmente, sí existe una diferencia entre los puntos de compensación de CO2 entre las plantas
C3 y C4, pues las plantas C4 tienen una mejor captación de carbono, gracias a que cuentan con
mecanismos para concentrar el CO2 en su vaina perivascular (se puede apreciar esto en la
pregunta 4). Luego, el punto de compensación de CO2 para las plantas C4 será menor al de las
plantas C3.
PREGUNTA 3:
También contamos con las constantes cinéticas de la enzima RuBisCO para el O2 y CO2:
Entonces,
Así, nos damos cuenta de que la velocidad de carboxilación es 5 veces mayor a la velocidad de
oxigenación, aún cuando la concentración de 𝑂2 es 20 veces mayor a la concentración de 𝐶𝑂2
dentro de la planta. Esto trae como consecuencia una mayor facilidad de la planta de trigo para
una mejor captación neta de 𝐶𝑂2 a condiciones normales, aún si esta no contara con
mecanismos para concentrar el carbono en su vaina perivascular.
Finalmente, si bien la enzima RuBisCO puede trabajar tanto con 𝑂2 como con 𝐶𝑂2, se
necesitaría una mayor concentración de 𝑂2 para que la planta de trigo deje de ser autótrofa.
Esto es gracias a que el 𝑘𝑀 del 𝐶𝑂2 es menor al 𝑘𝑀 del 𝑂2 y, por otro lado, el 𝑘𝑐𝑎𝑡 del 𝐶𝑂2 es
mayor al 𝑘𝑐𝑎𝑡 del 𝑂2, lo que se traduce en una mayor afinidad de la enzima RuBisCO por el
𝐶𝑂2.
PREGUNTA 4:
Ahora, para la velocidad de carboxilación por PEP carboxilasa, contamos con las constantes
cinéticas, así como con las concentraciones de la enzima y el substrato:
Teniendo en cuenta los valores anteriores para la velocidad de oxigenación y carboxilación por
RuBisCO:
Notamos que la velocidad de carboxilación por PEP carboxilasa usando como substrato al
𝐻𝐶𝑂3− es al menos 1000 veces más rápida que la velocidad de oxigenación por RuBisCO.
Se puede concluir entonces que el proceso de fijación de carbono en las plantas C4 es tan
eficiente justamente por la enorme diferencia entre las velocidades de oxigenación por
RuBisCO y carboxilación por PEP carboxilasa.
1. AUDESIRK, Teresa, AUDESIRK, Gerald y BYERS, Bruce
2013 Biología. La vida en la Tierra. Con fisiología. Novena edición. Juárez: Pearson
Educación de México.