Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Como terapeuta de shiatsu, a menudo me encuentro sin palabras para comunicarme con mis pacientes, y
lo que es más importante, que éstos me entiendan. Literalmente, les suena a chino. Muchos terapeutas
tenemos tan asumidos conceptos como el Qi o el Yin y el Yang, que hablamos de ellos olvidando que para
la mayoría de personas no significan casi nada (cuando no son vistas como meras palabrejas esotéricas
directamente). Una parte muy importante de la efectividad de la terapia, es aprender a hablar el mismo
idioma que tus pacientes, tanto para entender sus necesidades, como para que ellos entiendan qué estás
haciendo.
Este post, continua la serie de artículos con nociones básicas de la medicina china, el shiatsu y otras
terapias afines, para todas aquellas personas que estén interesadas en saber un poco más. En esta ocasión,
hablaremos del omnipresente Qi. Se traduce habitualmente como energía, pero en el cuerpo asume
diferentes formas y funciones, haciendo relativamente complejo algo que, en realidad, no es más que
“aire”. ¿Qué es el Qi desde la perspectiva de la Medicina China y el Shiatsu?.
Al traducir cualquier idioma, es importante que la palabra esté en un contexto determinado para que la
traducción sea correcta. Con el chino, el japonés y otros idiomas cuya escritura está basada en ideogramas
(imágenes) y no en un alfabeto (sonidos), y que además cuentan con una tradición y culturas milenarias,
el contexto es esencial.
Si analizamos el carácter 氣 qì, vemos que está formado por dos partes:
El propio ideograma del Qi nos indica que es algo material (la sustancia, el arroz) e inmaterial (aire, el
vapor del arroz cocinándose) al mismo tiempo. “El Qi puede ser tan etéreo e inmaterial como el vapor, y
tan denso y material como el arroz” [2]. Así, el Qi “puede considerarse como el poder que unifica y da
vida. Une la energía a la materia, [y] sin él nada se mantendría unido y nada tangible existiría. […] El Qi es
una fuerza unificadora y cohesionadora en el lugar donde la energía está a punto de materializarse y
donde la materia está a punto de convertirse en energía.” [3].
El Qi pertenece a los “Tres Tesoros” (精氣神 – jīng qì shén) y es una de las “Sustancias Vitales” del cuerpo,
además de ser la base de todas ellas: la Esencia, la Sangre o los Líquidos Orgánicos son diferentes
manifestaciones del Qi en varios grados de “materialidad”.
Estos tres tipos de Qi están relacionados respectivamente con el Calentador Superior, Medio e Inferior.
La transformación del Qi va más allá. El Qi Original hace de catalizador del Qi de Reunión, para obtener Qi
Verdadero o Zhen Qi (真氣 zhē qì), que después se divide en Qi Defensivo (衛氣 wèi qì) y Qi Nutritivo (精
氣 jīng qì). El Wei Qi circula entre los músculos y la piel, y es el principal encargado de protegernos de los
factores patógenos externos. El Jing Qi es el que circula por los canales energéticos.
Patologías del Qi
Cuando el cuerpo está equilibrado Qi fluye correctamente, cumpliendo con todas sus funciones. Tenemos
salud y nos encontramos bien. Cuando estamos enfermos es porque hay un desequilibrio o desarmonía,
y el Qi no fluye bien:
El Ki en el Shiatsu
Al comienzo de su formación, los practicantes de Shiatsu aprenden que el Ki es la energía que fluye por
los meridianos del cuerpo. En una sesión de Shiatsu se ejercen presiones con las manos y los pulgares a lo
largo del recorrido de los meridianos y en los puntos o tsubos para reequilibrar el flujo del Ki [4]: para
tonificarlo si hay una insuficiencia, para dispersarlo si hay un exceso, para moverlo si está bloqueado, o
para encauzarlo si fluye en la dirección equivocada.
Además, los Tsubos, que son puntos “como jarrones” a lo largo del recorrido de los meridianos (aunque
hay algunos fuera de éstos) donde el Ki es más perceptible, tienen funciones concretas que nos permiten,
al presionarlos, comunicarnos con el Ki de los órganos internos, regular el Yin y el Yang, o alguno de los 5
elementos, o tratar patologías concretas del Ki, la Sangre, los Líquidos Orgánicos, etc.