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Se trata de un microorganismo unicelular procarionte que puede provocar

enfermedades, fermentaciones o putrefacción en los seres vivos o materias


orgánicas.

Por tratarse de células procariotas, carecen de núcleo u orgánulos internos. Por


otra parte, aunque el término proviene de bastón, las bacterias pueden tener
forma de barra, esfera o hélice.

Las bacterias se pueden clasificar en diversos grupos partiendo de un criterio


distinto. Así, por ejemplo, si partimos de lo que es su forma nos encontramos
con el hecho de que existen cuatro tipos claramente delimitados:

Bacilos. Son las bacterias que se definen por ser alargadas y porque tienen la
posibilidad de ser curvas o rectas. De la misma forma, hay que subrayar el
hecho de que pueden contar o no con flagelos.

Leptothrix. De gran tamaño son las que se enmarcan bajo esta denominación y
tienen como principal seña de identidad que pueden presentar filamentos
llamados tabicados.

Espirilos. En este caso bajo dicha categoría se incluyen las bacterias que
tienen una apariencia curva helicoidal.

Cocos. Las bacterias que reciben dicho nombre son aquellas que poseen forma
redondeada y cuentan con la posibilidad de que pueden presentarse aisladas,
en pares o bien en forma de cadena arracimada.

Además de todo lo expuesto tenemos que subrayar también el hecho de que


las bacterias pueden clasificarse también en base a lo que es su respiración. En
este caso, podríamos realizar dos grandes grupos: las aerobias, que son las que
hacen uso del oxígeno, y las anaerobias, que no utilizan aquel sino otros
elementos tales como el carbonato, por ejemplo.

En tercer lugar podemos determinar que las bacterias se pueden clasificar


igualmente teniendo en cuenta lo que es su necesidad de crecimiento. Un
hecho este que daría lugar a encontrarnos con dos tipos de bacterias: las
heterótrofas (parasitarias, de putrefacción, simbióticas…) y las autótrofas
(fotosintetizantes, quimiosintetizantes…).

Las bacterias pueden vivir en cualquier hábitat; incluso algunas especies


sobreviven en el espacio exterior. Estas características convierten a las
bacterias en el organismo más abundante del mundo: pueden convivir 40
millones de células bacterianas en apenas un gramo de tierra.

El cuerpo del ser humano alberga unas diez células bacterianas por cada célula
humana. El sistema inmune permite que la mayoría de las bacterias sean
inofensivas o, incluso, beneficiosas (ayudan a la digestión, por ejemplo). Sin
embargo, ciertas bacterias pueden causar enfermedades de gravedad como la
tuberculosis, la lepra y el cólera.

Las bacterias ayudan en la producción de queso, manteca y yogur, cumplen


funciones de importancia en la fabricación de ciertos medicamentos y
colaboran en el tratamiento de aguas residuales. También se emplean para el
curtido de cueros y el curado de tabaco.

Microbiota

El microbioma humano es el conjunto de microorganismos, con su


respectivo material genético, presente en el cuerpo humano. Eucariotas,
arqueas, bacterias y virus viven en él, suponiendo más del 3% de su peso total.
Algunos de ellos no tienen ningún efecto directo sobre la salud del ser
humano, o bien porque todavía no se ha descrito, o simplemente, porque
mantienen una simple relación de convivencia. Sin embargo, la gran
mayoría juegan un importante papel en el cuidado de la salud de la
propia persona. Por ejemplo, ayudan a la absorción de ciertos tipos de
nutrientes, aportan componentes esenciales difícilmente sintetizables por el
propio ser humano o mejoran el funcionamiento del sistema inmunitario. Es
por ello que las alteraciones que pueden surgir en dicha comunidad
microbiana pueden ser la causa de ciertas enfermedades. En función de la
localización, numerosas patologías conocidas están asociadas a este tipo de
desequilibrios, entre las que se podría destacar la enfermedad de Crohn, la
obesidad, el asma, la fibrosis cística, la hipertensión o trastornos de la
piel, entre otras.

El microbioma humano es el conjunto de microorganismos, con su respectivo


material genético, presente en el cuerpo humano.

Tradicionalmente, la identificación y cuantificación la microbiota


humana se llevaba a cabo mediante el cultivo in vitro de los mismos a unas
determinadas condiciones. No obstante, muchos tipos celulares requieren de
circunstancias específicas imposibles de reproducir experimentalmente, lo que
dificulta su estudio. La aparición de las estrategias de secuenciación
masiva ha permitido superar esta barrera, y dar a conocer muchas de esas
cepas “incultivables”, que hasta el momento no habían podido ser
analizadas. Por esta razón, ahora se pueden saber sus características,
funciones y relaciones con otros seres vivos.

Tradicionalmente, la identificación y cuantificación la microbiota humana se


llevaba a cabo mediante el cultivo in vitro de los mismos a unas determinadas
condiciones.

La metagenómica es la disciplina encargada de secuenciar el ADN


microbiano que hay en una muestra para determinar la biodiversidad
existente en la comunidad microbiana presente en dicha muestra y las
interacciones entre los diferentes organismos que la componen. Para ello,
se puede o bien secuenciar el genoma completo de forma conjunta o
secuenciar de forma más dirigida el gen específico de bacterias 16S.

En el primer caso, tras secuenciar de forma aleatoria todo el ADN


microbiano presente en la muestra, el cuál va estar compuesto por el
genoma de los diferentes microorganismos presentes en la misma, las lecturas
obtenidas se ensamblarán y mapearán con los genomas de referencia
contenidos en las bases de datos. Una de las limitaciones de esta
aproximación surge con la existencia de lecturas que no se corresponden a los
genomas de referencia de especies conocidas. Estas lecturas podrían
relacionarse con el descubrimiento de una nueva especie. Esta estrategia se
utiliza para aportar información metabólica y funcional de los
microorganismos presentes y de la comunidad microbiana en su conjunto.

En el segundo caso se amplifican, mediante cebadores específicos, las


regiones hipervariables del gen bacteriano 16S. Se trata del gen codificante
del ARN ribosomal 16S que forma parte de la subunidad pequeña (30S)
que compone, junto con la subunidad grande (50S), los ribosomas de los
procariotas. Este gen consta de unas regiones ampliamente conservadas
en el reino bacteriano y de nueve regiones hipervariables, conocidas como
V1-V9, que son específicas de bacterias y permiten diferenciar entre géneros y
especies.
Una vez, secuenciados dichos fragmentos, la comparación con la información
contenida en las bases de datos, puede determinar qué bacterias estaban o
no presentes en las muestras, y la aparición de secuencias procedentes de
especies o géneros bacterianos no descubiertos hasta la fecha.

La metagenómica es la disciplina encargada de secuenciar el ADN microbiano


que hay en una muestra para determinar la biodiversidad existente en la
comunidad microbiana presente en dicha muestra y las interacciones entre los
diferentes organismos que la componen. Para ello, se puede o bien secuenciar
el genoma completo de forma conjunta o secuenciar de forma más dirigida el
gen específico de bacterias 16S. (doi: 10.1016/j.tig.2012.09.005).

En 2008, el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos (NIH) lanzó el


Proyecto Microbioma Humano (PMH) con el objetivo de caracterizar la
microbiota humana y analizar su implicación en la salud y enfermedades
de la especie humana. La metagenómica y la bioinformática han permitido
identificar la amplia diversidad de microorganismos presentes en las
diferentes cavidades y espacios del cuerpo humano, como el aparato
respiratorio, la cavidad oral, la piel, el conducto digestivo o el tracto
urogenital. Entre los resultados obtenidos tras analizar 4.788 muestras
procedentes de 242 donantes asintomáticos, los investigadores pudieron
concluir que hay una independencia microbiana entre las diferentes partes del
cuerpo humano, pero que, a su vez, existen comunidades conservadas y
especificas del hospedador.

El Proyecto Microbioma Humano (PMH) se lanzó con el objetivo de


caracterizar la microbiota humana en las diferentes cavidades y espacios del
cuerpo humano, como el aparato respiratorio, la cavidad oral, la piel, el
conducto digestivo o el tracto urogenital y analizar su implicación en la salud
y enfermedades de la especie humana.

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