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Importancia de las

bandas en México

Ensamble básico de Alientos II

Alejandro Hernandez Olivares


Las bandas de viento de México son ensambles musicales en que se ejecutan
instrumentos de viento, en su mayoría metales, y percusión.

Su historia en México data desde mediados del siglo XIX con la llegada de
instrumentos de metal de pistones, cuando las comunidades trataron de imitar las
bandas militares. Las primeras bandas se formaron en el sur y centro de México.
En cada poblado de los distintos territorios hay ciertos tipos de bandas de vientos,
ya sea tradicionales, particulares o municipales.

Las agrupaciones musicales en México, son tradición ancestral que se remonta a


los periodos precortesianos recordándonos que la música formaba parte
fundamental de la vida de los pueblos indígenas. Así lo señala el especialista en
etnomusicología, Julio Herrera López.

Particularmente idiófonos, membranófonos y aerófonos conformaron su universo


sonoro, que en múltiples combinaciones se hacían presentes en rituales,
ceremonias, festividades y momentos de la vida que se consideraban importantes;
así lo religioso, lo militar y lo civil determinaban la presencia de grupos musicales.

En el periodo virreinal la introducción de instrumentos militares como trompetas,


pífanos y tambores fueron secundados por vihuelas, violas, arpas y rabeles, entre
otros instrumentos de cuerda también traídos del viejo continente. Fiestas,
procesiones, recibimientos y celebraciones especiales eran precedidos por
agrupaciones musicales numerosas, conformándose así, las primeras bandas
indígenas y españolas de la Nueva España, en donde los clérigos se encargaron
de la difusión de instrumentos y géneros musicales europeos, contemplando
también la creación de talleres de construcción, siendo fray Pedro de Gante uno
de los primeros fundadores (siglo XVI).

Para 1547, la iglesia contaba con la mayoría de los músicos instrumentistas y


cantadores distribuidos para su servicio en eventos religiosos y festivos, surgiendo
para esa época el sacabuche, considerado como antecedente del actual trombón
que junto con el oboe y el fagot en el siglo XVIII, popularizó su uso sobre todo en
la música religiosa.

En 1910 se crea la clase de instrumentación para bandas militares en el


conservatorio, y fue Porfirio Díaz quien encargó su creación y la instrucción
musical pública, siendo Oaxaca, Morelos y Michoacán los estados con mayor
auge musical en esa época.
1920 se distingue por la creación de la inspección de músicos militares, la cual
desaparece años después y con esto muchos músicos militares de banda se
incorporaron a las bandas civiles, comenzando así una nueva época en la historia
de las bandas en México, tradición que ha encontrado un arraigo importante a lo
largo y ancho de nuestro país y de manera destacada entre el pueblo mixe de
Oaxaca y el purépecha de Michoacán.

La Edad Media también fue uno de los periodos más ricos en el desarrollo de las
artes, pero aunque los arquitectos, pintores y escritores nos han dejado grandes
ejemplos de ello, lamentablemente las tradiciones musicales se han perdido.
Hasta la invención de la imprenta en el siglo XVI, la música era improvisada, se
transmitía por vía oral, de generación en generación, al igual que los grandes
poemas épicos y canciones.

Una de las figuras clave en el desarrollo de la música en este periodo fueron los
juglares y trovadores. Estos artistas eran muy ingeniosos, sabían tocar diversos
instrumentos como el laúd, la flauta, el rabab, el rebec, la zanfoña, etc.

Gradualmente, estos músicos itinerantes fueron ocupando un lugar importante en


la sociedad, ganándose el respeto del público. Hacían sus interpretaciones en la
iglesia y en la corte, cosa que sirvió para consolidar su posición social.

Las bandas mexicanas seguían los modelos de sus contrapartes europeas, y al


igual que ellas, ofrecían audiciones en parques, plazas y jardines. Allí tocaban un
repertorio que consistía en arreglos de ópera y música sinfónica, valses, cuadrillas
y géneros bailables, piezas populares y, evidentemente, marchas, himnos y
música marcial.

En principio, podemos hablar de dos tipos de bandas militares: las que tocan
cornetas y tambores para la instrucción y el combate —bandas de guerra— y las
que ejecutan música más formal y contrataban músicos — conocidas como
bandas de armonía, orquestas militares, bandas de viento o bandas de música.

Las bandas de guerra ensayaban fuera del cuartel, pues muchas veces éstas
fueron casas habilitadas y en el mejor de los casos ex conventos, por lo cual fue
común la falta espacio. Además, las maniobras que ejecutaba la tropa debían ser
llevadas a cabo extramuros de la ciudad, pero al ir o regresar a su cuartel lo
hacían a tambor batiente. Marchar así debió causar molestias a la población y fue
motivo de muchas quejas que en ocasiones llegaban a las más altas autoridades.
Las peticiones se hacían en todos los tonos y formas.

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