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ANILLOS OLÍMPICOS

Significado viejo, uso moderno

Los Juegos Olímpicos tienen su origen en una tradición griega. En la


antigüedad, se celebraban cuatro festividades diferentes dedicadas a los dioses
Apolo, Poseídon, Hércules y Zeus. Estas festividades, o juegos, se celebraban
cada cuatro años y estaban abiertas a todos los griegos que quisieran participar.
Los juegos más grandes se dedicaban al rey de dioses, Zeus, en Olimpia. Con el
tiempo, los deportes se fueron consolidando y los mismos territorios empezaron a
mandar a sus mejores jugadores. Una tradición, con sus más y sus menos, que se
ha manteniendo a lo largo de los siglos.

Pero, aunque los Juegos Olímpicos tengan un origen clásico, los símbolos y


costumbres que también forman parte de ellos se han ido consolidando a lo largo
de los últimos años. La primera bandera olímpica ondeó durante los Juegos
Olímpicos de Amberes de 1920, no obstante los aros no fueron introducidos
hasta ocho años más tarde. Curiosamente, las medallas olímpicas -de oro, plata y
bronce- también llevan los cinco aros olímpicos grabados, y estos aparecieron
por primera vez en los Juegos Olímpicos de París de 1924.

Los aros olímpicos son uno de los emblemas más importantes de los Juegos


Olímpicos. Como la llama olímpica, son un elemento fundamental para la
estética de los Juegos y difícilmente se olvidan. Los cinco aros de colores están
presentes en todos los atuendos deportivos, regalos y souvenirs. Incluso los
deportistas se atreven a tatuarse y llevar los aros marcados en su piel de forma
permanente. Pero ¿qué significado tienen?

La explicación más extendida es que los cinco aros representan a los cinco
continentes y, del mismo modo, cada color -azul, negro, rojo, amarillo y verde-
corresponde con los rasgos de un territorio. El azul representa a Oceanía, que está
rodeado de mares y Océanos, el verde corresponde a Europa porque es el
continente con mayor diversidad de bosques y montes, el negro por África y sus
gentes, el rojo recuerda a los indígenas americanos también llamados 'pieles
rojas' y el amarillo por Asia tanto por su piel como por los desiertos que se
extienden a lo largo del territorio.

Así, todos los continentes y todos los deportistas forman parte del conocido logo,
aunque existe otra posible explicación para los colores. Pierre de Coubertin,
fundador de los Juegos Olímpicos modernos, escribió en 1913, para la 'Revue
Olympique', que el año siguiente se utilizaría un símbolo cuyos colores
corresponden con los de todas las banderas mundiales, sin excepción. «Los seis
colores, con el fondo blanco de la bandera, así combinados representan a todas
las naciones sin excepción. El azul y el amarillo de Suecia, el azul y blanco de
Grecia o Argentina, los tricolores de Francia, Inglaterra, Estados Unidos,
Alemania, Bélgica, Italia y Hungría, el amarillo y rojo de España, junto a las
nuevas banderas de Brasil y Australia, y a las del antiguo Japón y la joven China.
He aquí un emblema verdaderamente internacional, explicaba Coubertin.

Además, el círculo representa la continuidad, lo eterno y constante que no tiene


principio ni final. El psicólogo Carl Gustav Jung añade que el círculo también se
asocia con el ser humano. Los aros olímpicos también podrían representar a los
deportistas, de orígenes muy diferentes, que se unen o entrelazan, como símbolo
de fraternidad.

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