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con mi propio ejemplo de vida cris ana.
Así pues, habrá que evitar que la oración esté hecha sólo a base
Ayúdame a ver tu rostro de intenciones de la comunidad, o de pe ciones para nuestro me‐
en cada uno de las personas a las que les hablo. joramiento personal, olvidándonos del mundo. Y a la vez, habrá
Dame la fuerza y el valor para proclamar tu Palabra que procurar que no quede todo muy general y lejano, y encima
para que todos la en endan y crean en dicho con frases vagas y tópicas, sino que también salgan intencio‐
buscando tu perdón y dando amor a los demás. nes más próximas, de los acontecimientos que afectan más a los
Recuérdame que siempre haga tu voluntad y no la mía. asistentes (a nivel Arquidiocesano resaltamos los valores promo‐
Amén. vidos mensualmente al interior del PDR/E).
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se canta nada en ningún momento, ya que si se canta en algún III. FORMACIÓN: LITURGIA DE LA PALABRA.
otro momento también se puede cantar en éste), se puede recitar Recorrido práctico.
el salmo pausadamente y sin respuesta de la gente, o se puede
Textos tomados de “Colección Celebrar”. n. 26 (CPL,
hacer otra combinación: el lector dice el texto de la respuesta y
Barcelona) con algunas adaptaciones de acuerdo a
la gente lo repite; el lector lee pausadamente las estrofas del sal‐
nuestro contexto pastoral.
mo, sin respuesta de la gente; al final, el lector vuelve a decir el
texto de la respuesta y la asamblea vuelve a repe rlo. 1. En la Liturgia de la Palabra hay un servicio relevante: el del lector.
15. El Salmo lo lee una persona dis nta de la que ha leído la Prime‐ 2. Otra tarea a valorar en la Liturgia de la Palabra es la del moni-
ra Lectura y dis nta también de la que leerá la Segunda. Hay, tor. Las moniciones, en este momento, sirven para que la asam‐
pues, tres lectores: de la Primera Lectura, del Salmo, y de la Se‐ blea pueda captar mejor las lecturas, concentrar su atención:
gunda. Este cambio de personas, hecho con calma y dignamen‐ normalmente, cuando uno llega de la calle, de la vida normal,
te, ayuda a resaltar la especifidad de cada texto. Sin embargo, si cuesta entrar en el lenguaje y en el ambiente a veces tan dife‐
en algún lugar se ve necesario reducir el número de personas rente y poco conocido en que está escrita la
que intervienen, el lector de la Primera Lectura puede leer tam‐ Palabra de Dios. Las moniciones no podrán
bién las estrofas del Salmo. pretender, sin embargo, conseguir que todo se
16. Después del Salmo, el monitor dice (si la hay) la monición a la en enda totalmente (no pasa nada si que‐
Segunda Lectura, y el lector lee la lectura. dan cosas oscuras: ¡no estamos en una clase
sino en una celebración!). No serán pequeños
17. Después de la Segunda Lectura, viene la preparación al sermones o pequeños resúmenes de la lec‐
Evangelio. Si hay monición, la preparación del Evangelio co‐ tura. Serán, sencillamente, esto: un toque
mienza con la monición, que no debe leerse después del Aleluya, de atención para situar la lectura, para que
sino antes. Después de la monición, todos se ponen en pie y se la lectura pueda ser mejor captada.
aclama el Evangelio con el canto del Aleluya o, en empo de Cua‐
resma, con otro canto de aclamación a Jesucristo. El canto del 3. Las moniciones pueden ser redactadas en cada lugar, pero para
Aleluya puede acompañarse con el canto o la lectura del versícu‐ preservar el criterio pastoral, a nivel de nuestro caso par cular, se
lo que el leccionario asigna en este momento (se canta el Aleluya, sugiere vehementemente el uso de las moniciones emi das men‐
se lee o canta el versículo, se vuelve a cantar el Aleluya): si se sualmente por Pastoral Litúrgica de la Arquidiócesis de Barranqui‐
lee, no debe hacerlo quien ha leído la Segunda Lectura, ya que lla. O se pueden u lizar las que propone el "Misa Dominical", pero
no ene nada que ver, sino que puede hacerlo, por ejemplo, el repasándolas antes de comenzar, por si hay que adaptar, suprimir
director de cantos. Durante el canto del Aleluya se prepara el o añadir algo.
incienso si lo hay, y el que ene que leer el evangelio va hacia el
4. Como principio general debemos recordar que la monición de
lugar correspondiente desde donde lo leerá.
las lecturas no debe quitarnos la “sorpresa” de encontrarnos con
18. Después, el presbítero o diácono a quien corresponda, proclama la Palabra, por esto, en la monición no citaremos frases de la
el Evangelio. Terminado el Evangelio ene lugar la homilía. Des‐ misma lectura, ni haremos una síntesis de la misma, sobre todo
si el texto bíblico es breve. No se trata de resumir el texto. Por
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ejemplo: “San Pablo nos va a decir que…” (¡Dejemos a San Pablo 11. Después de la Primera Lectura viene el Salmo. El salmo res‐
decirnos él mismo lo que quiere decirnos!). ponsorial es un momento en que, dentro de la Liturgia de la Pala‐
bra, oramos con las palabras que nos da la misma Palabra de Dios.
5. Las moniciones deben estar debidamente preparadas con an ci‐ Es un momento importante, que hay que realizar adecuadamen‐
pación, evitando caer en improvisaciones. te. Y por esta razón no hay que subs tuir el salmo responsorial
6. Las moniciones no se dicen desde el ambón, sino desde otro lu‐ por ningún otro canto actual.
gar. El lugar de la Palabra es sólo para eso: para la proclamación 12. La mejor manera de proclamar el salmo es que un cantor cante
de la Palabra. las estrofas y todo el pueblo cante la an fona de respuesta. Con‐
7. Las moniciones no las lee el mismo que leerá la lectura. Porque vendría esforzarse para poder hacerlo así, y si no, al menos po‐
conviene que se dis nga bien lo que es la Palabra de Dios de lo der hacerlo así en los días más solemnes. Pero atención: este
que es nuestra palabra. "poder hacerlo así" quiere decir "poder hacerlo así bien" , y no
"poder hacerlo así de la manera que sea porque nos han dicho
8. Entrando ya a repasar concretamente el desarrollo de la Litur‐ que hay que hacerlo". Hacerlo bien querrá decir que el cantor can‐
gia de la Palabra, conviene destacar que, para comenzarla, es te bien, cante de tal manera que la letra se en enda bien (¡esto es
preciso que la asamblea esté en silencio. Es decir, una vez ter‐ indispensable!) y ayude a orar. Si no, más vale leer las estrofas.
minada la oración colecta no hay que empezar inmediatamente
con la monición a la Primera Lectura, sino que hay que esperar a 13. Si no se pueden cantar las estrofas, al menos sí que habrá que
que todo el mundo esté bien sentado y a que no se oigan ruidos. cantar en todas las misas la an fona de respuesta. Es la mejor
Entonces, el monitor se acerca al micrófono y comienza la moni‐ forma de crear el clima de oración que el salmo debe tener:
ción (y, si no hay monición, sube el lector y comienza la lectura). con el canto repe do de la an fona por parte de la asamblea. Si
se puede, esta an fona será la misma que pone el leccionario;
9. Este criterio de no comenzar a leer nada si la gente no está tran‐ pero si la del leccionario no se sabe, o los asistentes no son ca‐
quila y quieta y en disposición de escuchar, hay que seguirlo en paces de aprenderla, entonces se puede cantar otra, sencilla y
toda ocasión. Por ejemplo, dejando pausas, y no uniéndolo todo más conocida, que tenga un sen do parecido; o alguna general
sin dar empo a respirar y digerir lo que se ha escuchado: entre como "Tu Palabra me da vida". Alternando con la an fona, un
la monición y la Primera Lectura, entre la Primera Lectura y el lector irá recitando las estrofas del salmo (sólo las estrofas, y no
salmo, entre el salmo y la monición a la Segunda Lectura, etc ... el texto de la respuesta). Y si se puede, el recitado de las estro‐
fas será bueno acompañarlo con música de fondo, suave, de gui‐
10. Después de la monición se empieza la lectura. Los lectores tarra o de órgano, por ejemplo.
pueden subir todos a la vez después de la oración colecta y bajar
después del Evangelio, o pueden subir cuando les toque leer y bajar 14. Lo que sí hay que evitar es hacer que la gente vaya repi endo de
al terminar. S i suben cuando les toca leer, no lo harán mientras el memoria, sin cantar, la respuesta que pone el leccionario. Esto no
monitor lee la monición, sino antes de comenzarla o después de se tendría que hacer nunca, porque impide realizar el obje vo
acabarla. Antes de comenzar cada lectura hay que asegurar que del Salmo: impide el clima de oración, ya que todo el mundo
el micrófono esté a la altura adecuada para el lector correspon‐ está pendiente de recordar la respuesta. Si realmente es imposi‐
diente. ble cantar nada (es decir, en aquellas celebraciones en las que no
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