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I!

Reflexión histórica acerca


del fundamentalismo

LUIS-JAVIER FERNÁNDEZ FRONTELA


(Talavera de la Reina)

Con este fin de siglo, que para algunos ha sido el siglo más
corto de la historia, asistimos a lo que se ha denominado el fin o
el crepúsculo de las ideologías, que han sustentado la vida política
y social de estos dos últimos siglos, así como las relaciones inter-
nacionales.
J unto al fin de las ideologías, este fin de siglo ve reanimarse
viej as posturas irracionales como el nacionalismo, o lo que para
algunos ha sido denominado como la vuelta a la tribu 1, Y el
llamado integrismo o fundamentalismo, los cuales no son propios
de este momento, sino que hunden sus raÍCes en el mundo del
siglo XIX, ya que nacieron como respuesta y oposición a las ideo-
logías propias del mundo del siglo XIX, modernidad, centralismo
liberal e imperialismo europeo.
Estos movimientos nacionalista o fundamentalista no tienen
otra finalidad que la que han tenido el resto de movimientos con-
temporáneos, reconstruir la solidaridad y el orden ante la concien-
cia que tenían de una pérdida de sentido; para ello los distintos
movimientos desarrollados en el mundo contemporáneo han ape-
lado a distintas solidaridades: solidaridad de clase, de raza, de

1 HELENO SAÑA, «La Europa de las tribus», en El Independiente, domingo


20 de septiembre de 1991. La misma idea expresa W. P. DANHRENDOR, «¿Una
Europa de las regiones?», en El País, jueves 10 de octubre de 1991.

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD (52) (1993), 227-255


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naclOn, de pertenencia al grupo de los puros o de los perfectos 2.


Es significativo que todos los grandes movimientos ideológicos,
desarrollados en la contemporaneidad, se han arropado de una
fraseología sacra y han pretendido desarrollar una conciencia de
universalidad creyéndose investidos de la obligación de establecer
una nueva civilización o cultura; se habla de nueva era, del reich
milenario, del restablecimiento de la comunidad de los elegidos 3.
De alguna manera todos los movimientos contemporáneos han
supuesto la ruptura del orden anteriormente existente, el cual, a su
vez, les consideraba como peligrosos y les negaba la validez y el
derecho a la existencia; por ello podemos decir que todo movi-
miento como forma de luchar por su propia supervivencia va car-
gado de un cierto fanatismo o intolerancia, que le lleva a intentar
acabar con la cultura dominante para establecer su propia visión
del mundo y de la sociedad, y ello desde el liberalismo con el
famoso slogan de «hay que ser intolerantes con la intolerancia»,
hasta los movimientos fundamentalistas islámicos con su «guerra
santa a la impiedad», o el neofundamentalismo protestante en
Hispanoamérica con su táctica de desarraigo cultural de las masas
frente al catolicismo y la cultura autóctona, pasando por el movi-
miento comunista y su llamada a la unión de todos los parias para
luchar contra la explotación burguesa.
Todos los movimientos políticos-sociales-religiosos lo que pre-
tenden es ofrecerse como alternativa en un momento de crisis o de
derrumbamiento de los anteriores ideales; se presentan ofreciendo
la oportunidad de estructurar la sociedad sobre nuevas bases y no
es infrecuente que miren hacia el pasado, ya que el futuro más
inmediato que pretenden construir es para ellos el renacer de una
época anterior feliz, en función de la cual rompen con el presente.
El concepto integrismo es un concepto cargado ya de historia.
Con él se ha designado desde el último tercio del siglo XIX a una
corriente de pensamiento, pero a la vez a una tendencia político-
religiosa que pretende sacar del magisterio religioso la respuesta a
todo tipo de cuestiones, tanto de la vida pública como de la pri-
2 F. ALBERONI, Las razones del bien y del mal, ¿cómo concebir lluevas
valores para la modernidad?, Barcelona, 1987, pp. 120-123.
3 MICHAEL BAIGENT, El legado mesiánico, Madrid, 1987, pp. 150-165.
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REFLEXION HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO

vada, negando que ambas esferas tengan su propia autonomía, ya


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que en todo momento están sometidas al criterio de la religión o


más concretamente a las instituciones que vehiculan el mensaje
religioso.
Las características del integrismo son la intransigencia, «el
error no tiene derecho a existir», fidelidad u obediencia al magis-
terio religioso. La verdad que son fieles en la medida que les da
la razón, cuando no, rompen con él; es llamativa la frase integrista:
«se obedece, pero 110 se cumple; lucha abierta contra todo lo que
denominan tendencias modernas: naturalismo, liberalismo, socia-
lismo, comunismo, secularismo; se declaran puritanos en la moral
y en las costumbres. La característica fundamental del integrismo
es la oposición a todas las corrientes nacidas de la ilustración y elel
mundo, nacido a raíz de la revolución francesa. El integrismo debe
ser visto como una postura de oposición al mundo moderno y una
vuelta a un pasado más mitificado que real, es una reacción más
emocional que racional de ciertos sectores sociales, que creen que
los valores culturales, tenidos como perennes y sagrados, están a
puntos de perecer 4.
Frente a este fenómeno nacido en los países islámicos y que
tiene muchos paralelismos con el integrismo occidental, nosotros
quisiéramos hablar de fundamentalismo; en primer lugar por la
carga histórica que tiene el concepto, que fácilmente se le identi-
fica con el mundo occidental-cristiano y en segundo lugar porque,
frente al integrismo, que es una respuesta defensiva de la propia
sociedad cristiano-occidental a los cambios sociales, políticos,
culturales y religiosos, experimentados en su seno, lo que denomi-
namos fundamentalismo islámico, caracterizándose por la oposi-
ción a todos los valores propios del mundo contemporáneo, no
nace como respuesta a fenómenos nacidos en la propia cultura
islámica, sino como defensa de la propia identidad cultural y re-
ligiosa frente a lo que ellos experimentan como una agresión por
parte del mundo occidental, más concretamente Europa 5.

4 Para saber más sobre el integrismo, ver la obra de JUAN MARÍA LABOA,
El integrismo, UIl talante limitado y excluyente, Madrid, 1985.
5 Esta mentalidad antiimperialista ha sido empleada durante la Guerra del
Golfo por un líder que representa al movimiento arabista de corte laico más
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l. EL FUNDAMENTALISMO ISLÁMICO

Para comprender el fenómeno del fundamentalismo islámico


no debemos perder de vista el fenómeno del imperialismo o colo-
nialismo europeo de finales del siglo XIX y primera mitad del
siglo XX, mediante el cual el occidente europeo llegó a dominar,
bien directamente, bien indirectamente, por medio de autoridades
interpuestas, al resto del mundo; y no solamente fue un dominio
político y una explotación económica, sino también un intento de
uniformidad cultural, tratando de asimilar a los países dominados
a los valores culturales europeos. Esto es lo que nos explicará la
animaversión frente al «hombre blanco», por parte de los domi-
nados 6.
Una de las ideas que debemos tener presente a la hora de
intentar comprender al fundamentalismo islámico es la de reacción
contra el mundo occidental, así como el deseo de las formas pro-
pias de organizarse en lo social y político y desarrollarse en lo
económico en su propio mundo cultural islámico 7.

que al islamista como es Saddam Husein, que pretendió ganarse las bases del
islamismo al presentar la guerra contra la coalición internacional como una
nueva cruzada o guerra santa contra el impío Occidente. No podemos olvidar
que la República de Irak desde su nacimiento ha tenido un fuerte sentido
antioccidental, lo cual hará que siempre haya virado en la órbita de los países
socialistas. Editorial de La Civittá Católica, 17, noviembre de 1990.
6 Esta reacción no se dio solamente en el mundo islámico, el cual pudo
preservar mucho más su identidad religiosa y cultural, también en el mundo
africano vemos la reacción contra el mundo occidental con los distintos fe-
nómenos del sincretismo religioso y más tarde con las llamadas políticas de
autenticidad. El sincretismo se presenta como la forma de afianzar la perso-
nalidad negra del africano frente al blanco y al colonialismo. Los blancos
representaban para los negros un mundo de ricos, de gente poderosa que
encontraban el secreto de su riqueza y de su poder en su religión; por ello
con sincretismo, mezcla de los ritos tradicionales africanos y de elementos
cristianos, ven el camino de afianzarse en los valores del blanco sin renunciar
para nada a su personalidad: «Nosotros somos desgraciados porque Dios /la
nos ayuda a hacernos ricos. No se alía COIl /losotros. Pero ahora ya nos
hemos despabilados. En nuestra Iglesia encontramos la fuerza para obtener
las cosas buenas de la civilización». A. CAMPS, «Nuevas religiones en Afri-
ca», en Concilium 181 (1981), pp. 106-113.
7 Esto es lo que nos explica que el mensaje fundamenlalisla se haya
convertido en la ideología de los sectores más desfavorecidos en lo económi-
co y de las clases medias desencantadas frente al modelo occidental en lo
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REFLEXION HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO 231

El fundamentalismo no será entendido si no se es capaz de


comprenderle como la forma de recuperar y mantener la propia
identidad cultural y religiosa que se ha visto amenazada por agen-
tes externos al mismo islamismo 8.
Por ello la finalidad última del fundamentalismo islámico es el
llegar a establecer la sociedad islámica regida por la ley coránica
y alejada en todo del modelo occidental. En verdad que éste no es
un intento de estas últimas décadas, sino algo que se ha pretendido
a lo largo de todo este siglo en los distintos países donde el Islam
tiene fuerza, Turquía, Pakistán 9. Régimen islámico, que en pala-

social. «El islam socava al régimen egipcio», en El País, lunes 8 de febrero


de 1993. Es frecuente la acusación que se hace al cristianismo como agente
del colonialismo europeo; así se expresaba Gadhafi en la cuarta Asamblea del
Movimiento panafricano de la juventud: «La visión cristiana del mundo está
marcada por el sello de Europa. Es la visión del hombre blanco que desprecia
al hombre negro, y a ella obedece la mentalidad de los sacerdotes y del Papa».
CONCEPCIÓN SÁNCHEZ, «Contra el cristianismo; Gadhafi cree que es un medio
de opresión colonialista», en Tercer Mundo 47 (1974), p. 37.
8 Esta es la idea defendida por John Loeke que ve al fundamentalismo
como nn movimiento reaccionario que se desarrolla en las culturas que ex-
perimentan un proceso de desintegración, que ven puesta en entredicho toda
la serie de mitos, símbolos y creencias que dan sentido al ser de la comunidad
y sin los cuales se ven abocados al caos, la confusión. JOHN K. LOCKE,
«Reflexiones sobre el fenómeno del fundamentalismo», en Selecciones de
Teología, 124 (1992), pp. 327-329. Nunca debe ser visto el fundamentalismo
como una herencia histórica, sino como fruto de una crisis de identidad de
una cultura, la islámica, qne no ha llegado a ver nada claro su propio futuro
como comunidad, de ahí que haya nacido cuando se ha sentido agredido por
un factor externo como ha sido el colonialismo.
9 Este intento de establecer la sociedad islámica es lo que han pretendido
llevar a cabo distintas órdenes sufitas en Turquía a partir de finales de la
década de 1940; la más virulenta ha sido la Nurcula que prendió en los
medios universitarios y que tenía por lema de su actuación: «Toda la verdad
está en el Corán, el laicismo es contrario al islam, es necesario restablecer
la ShariG». En este intento por establecer una sociedad regida por los prin-
cipios islámicos jugó un papel importante el Partido Democrático que gober-
nó durante la década de 1950 y que restableció ciertos principios islámicos
bajo la tutela del Estado. Así debemos entender la pugna entre laicismo,
apoyado por el ejército que tradicionalmente se ha visto como el heredero del
Espíritu de Ataturk y el islamismo con la consiguiente secuela de toma del
poder por el elemento militar que ha dejado desarrollarse los principios islá-
micos siempre y cuando no se opusiera al «orden público, a la moral o a las
leyes emanadas en su apoyo». Un caso parecido es el de Pakistán, donde el
elemento militar ha sido el abanderado del programa islámico; esto nos puede
explicar la oposición del ejército a la política de Alí. Buhto, de carácter
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bras de Jhomeini no es otra cosa que «un gobierno de ley divina,


donde la ley efectiva pertenece exclusivamente a Dios, y donde
nadie, fuera quien fuere tiene derecho a legislar, ni hay persona
alguna que tenga derecho a gobernar, sino es sobre la base de la
autoridad que le ha sido conferida por Dios ... , es el experto reli-
gioso, y no otro, el que ha de ocuparse de los asuntos religiosos».
Solamente se puede llegar a entender la reacción del funda-
mentalismo desde la comprensión del Islam como Umma, o lo que
es lo mismo, la conciencia de pertenencia por parte de todos los
musulmanes a una misma comunidad, la comunidad del profeta, la
cual se entiende como un todo político, social, religioso, donde
ninguna de las facetas de la vida individual y social debe quedar
al margen de los dictados de la ley coránica. Esta pertenencia a la
comunidad del profeta crea lazos tan profundos entre los musulma-
nes que se sitúan por encima de cualquier otra vinculación de
carácter étnico o nacional y es lo que constituye la nostalgia y el
fundamento del movimiento de unidad islámico 10.
La Umma, comunidad del profeta, es una comunidad igualita-
ria, laica, teocrática, ya que la Sharia, la ley por la que han de
regirse todos los aspectos de la vida, ha sido dada directamente por
Alá; de aquí que sea la comunidad de los elegidos, los perfectos
-la de aquellos que siguen la Sharia-, la única que agrada a Dios
y la que está llamada a liderar a la humanidad 11.

socialista y laica. FRANCIS ROBINSON, El mundo islámico, esplendor de una fe,


II, Madrid, 1992, pp. 158-171.
10 No se puede hablar propiamente de una nación árabe como una entidad
realizada. El islam ha sabido crear la conciencia de un destino común entre
gentes pertenecientes a distintas etnias o razas. Por tanto, cuando el Corán
habla de superioridad lo hace en sentido religioso aplicada a los musulmanes
y no de superioridad racial de los árabes; en este sentido debemos buscar la
diferencia entre movimiento fundamentalista islámico y el movimiento árabe
de los partidos Bath. PEDRO MARTÍNEZ MONTAvEz, "Cuando el mundo árabe se
mueve», en Aula de cultura de El Correo Espa/lol-EI Pueblo Vasco, Bilbao,
1991, pp. 72-75. G. BbwERING, "El despertar del islam», en Selecciones de
Teología, 30 (1991), p. 137.
11 De la siguiente manera considera la comunidad del profeta el Corán:
«". ¡Que constituyáis una comunidad que invite al bien, ordenando lo que
está bien y prohibiendo lo que está mal! ". De Dios es lo que hay en los
cielos y en la tierra. Todo será devuelto a Dios. Sois la mejor comunidad
humana que jamás se haya suscitado: ordenáis lo que está bien, prohibís lo
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Esta conciencia de pertenecer a la comunidad del profeta, a la


comunidad de los escogidos, es lo que lleva al musulmán a creer
que sólo él tiene la plenitud de los derechos políticos y religiosos,
el no musulmán es visto como extranjero, huésped, protegido.
De esta concepción de la comunidad del profeta, Umma es de
donde nace la oposición del mundo islámico al moderno Estado de
Israel, el cual se ve como algo escandaloso y ofensivo y por ello
todo intento de oponerse a él es visto como guerra santa, la cual
obliga a todo verdadero musulmán 12. Esta conciencia-pertenencia
a la comunidad es la que está en la base de la obligación que tiene
todo musulmán de convertirse en un apóstol, propagador del Islam
por medio del proselitismo o por medio de la guerra.

1.1. Características del fundamentalismo islámico

Entre las características del fundamentalismo islámico debe-


mos destacar el fanatismo y la oposición violenta contra todo lo
que no proviene del islam, llegando incluso al uso de la fuerza y
de las prácticas terroristas para implantar los usos islámicos; rup-
tura contra la moda y costumbres occidentales para recalcar los
usos y tradiciones islámicos como forma de mantener la propia
personalidad y la fidelidad a la tradición; esto es lo que hará que

que está mal y creéis en Dios. Si la gente de la Escritura creyera, les iría
mejor. Hay entre ellos creyentes, pero la mayor parte son perversos», «El
Corán», Madrid, 1980, pp. 102-103.
12 Esta conciencia de oposición a Israel hasta convertirla en guerra santa
se fundamenta en el Corán como medio de reconquistar aquello que les ha
sido arrebatado: «Matadles donde les halléis y expulsadles de donde os hayan
expulsado», «El Corán» 2, 191. La oposición a Israel no reviste una carac-
terística étnica, simplemente nace de la conciencia de haber sido arrojados de
una tierra que consideraban suya y obliga a todo musulmán en función de la
solidaridad nacida de pertenecer a la misma comunidad de los elegidos. La
guerra santa se ha de realizar siempre a favor del oprimido, en este caso a
favor de los palestinos a quienes se les niega sus derechos en una tierra que
les ha sido arrebatada. A partir de la década de 1970, Palestina, como per-
sonaje colectivo, será el gran símbolo que se esgrima contra el imperialismo
por parte de los movimientos islámicos. ROLF REICHERT, Historia de Palestina,
Barcelona, 1973, pp. 191-221. GILLES I(EPEL, La revancha de Dios. Cristia-
nos, judíos y musulmanes a la conquista del mundo, Salamanca, 1991,
pp. 42-44, 68-70.
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en la década de 1950 los movimientos de liberación del Magreb


apelen al islamismo como forma de construir una conciencia na-
cional de oposición a las potencias coloniales.
El problema del fundamentalismo islámico ha comenzado a
preocupar a Occidente por la importancia geoestratégica que tiene
esta amplia zona, que abarca desde las costas atlánticas de Africa
hasta las costas del océano Indico en el sureste asiático; por el
importante papel económico que juegan estos países al ser en su
mayoría los detentadores de la mayor parte de las reservas petro-
líferas. No podemos olvidar la importancia que adquirió el petró-
leo utilizado como arma política por estos países contra Occidente,
el de la crisis económica de la década de 1970. Por la gran explo-
sión demográfica que experimentan con la consecuente migración
hacia los países occidentales donde se agraban los problemas a la
hora de intentar acogerles, ya que en su mayor parte, y debido a
toda una red de asociaciones de ayuda a estos emigrados, conti-
núan manteniendo sus señas de identidad, así como los lazos con
los países de origen, lo que dificulta el problema de su integra-
ción 13.
Estos movimientos comenzaron a inquietar a Occidente cuando
los grupos de reislamización consideran que la toma del poder en
los distintos países estaba al orden del día, ya que los grupos
anteriormente detentadores del poder habían fracasado, tanto los
movimientos políticos de corte marxista 14, como los regímenes
que giraban en torno a los modelos occidentales que fueron inca-
paces de crear las condiciones necesarias para el desarrollo de

13 JOAQUÍN ARRlOLA PALOMARES, «La guerra del Golfo Pérsico: comienza el


siglo XXI», en Servicio de Documentación-Iglesia Viva, 28 (1991), pp. 9-10.
14 No podemos perder de vista que en la mayor parte de los países a la
hora de la lucha contra la independencia se apeló al sentimiento religioso del
islam, convirtiendo a sus luchadores en soldados del islam. Es también en
estos primeros años setenta, después de la derrota del 67 frente a Israel,
cuando cae el liderazgo de algunos que habían tratado de liderar el mundo
árabe desde una óptica laica como N asser y trae el auge de los estados de la
península arábiga, las petromonarquías, que se convierten en la fuente de
financiación de muchos de estos movimientos, llegando a fundar el Banco
Islámico de desarrollo, que fue un verdadero instrumento de la propagación
de las ideas fundamentalistas. Sólo financiaban programas de desarrollo si
permitían la creación de una mezquita y una escuela coránica.
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estos pueblos, así como de erradicar viejas estructuras sociales y


económicas que sumían a estos países en el subdesarrollo 15.
Este fenómeno del fundamentalismo islámico, que aunque ha
sido en estos últimos años cuando ha mostrado su rostro violento,
ha venido germinando durante los últimos cuarenta años como
consecuencia de la proliferación del sistema de mezquitas; institu-
ción que aglutinaba a la población mejor que otras instancias de
carácter oficial, así como por la adopción que del islam hacen las
distintas Constituciones considerándolo como religión de Estado;
igualmente ha influido la adopción del Código familiar y toda otra
serie de legislación basada en la sharia islámica 16. Incluso en
múltiples países árabes estos movimientos de reislamización van a
ser utilizados por los propios gobernantes para quebrantar la in-
fluencia de los movimientos de corte izquierdista 17.

15 GILLE KEPEL, La revancha de dios. Cristiallos, judíos y musulmalles a la


reconquista del mundo, Salamanca, 1991, pp. 46-50.
Es por esta época cuando los Hermanos Musulmanes, bajo la guía de
Sayid Qutb, optan por la vía revolucionaria a través de la cual alcanzan el
poder sin abandonar por ello la participación en el juego político egipcio. Los
primeros enfrentamientos del gobierno egipcio con este grupo fundamentalis-
ta son de 1974; a partir de 1977, Sadat va a apoyar algunas de sus reivindi-
caciones; en 1981 será asesinado por el grupo islamista Alijha, la guerra
santa; comenzando entonces una dura represión contra el movimiento. Es
también en 1979 cuando un grupo de fundamentalistas toman la Gran Mez-
quita de la Meca como protesta contra la idolatría en la que había caído la
monarquía saudí. En 1982 los Hermanos Musulmanes toman la ciudad siria
de Hama; la ciudad fue reconquistada por las fuerzas gubernamentales y los
barrios populares donde se concentraban los dirigentes fueron bombardeados.
No podemos olvidar que en Siria gobernaba el partido Ba'th de corte laico,
que pone su énfasis en el elemento árabe; es un partido que apela al nacio-
nalismo étnico e integrador de las distintas confesiones religiosas existentes
en el mundo árabe. No se puede olvidar que entre los fundadores del Ba'th
se encuentran tres estudiantes sirios de los años treinta, Zaki al-Arzuzi,
musulmán alauita; Michel Zaki, cristiano ortodoxo, y Salah Bitar, musulmán
sunita y que su lema es «es árabe quien nace árabe, sea cual sea su religión».
Para este partido el islam ocupa un puesto destacado, pero no como movi-
miento religioso, sino cultural. WOLFGANG BENZ y HERMANN GRAML, «Historia
universal. Siglo veintiuno», V. 36, en El Siglo XX, In. Problemas mundiales
entre los dos bloques de poder, Madrid, 1987, pp. 88-113.
16 TARAR MAJDUB, «Alá en auxilio de la política», en El País, domingo 4
de abril de 1993.
17 De esta manera debemos explicarnos la política islámica de Gadhafi en
Libia; desde el comienzo trató de llevar una política de confrontación contra
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Sólo podemos llegar a captar toda la fuerza del movimiento


fundamentalista en la medida en que tengamos en cuenta una serie
de factores: El recuerdo de la grandeza árabe islámica. No pode-
mos olvidar que el fundamentalista islámico, como todo integrista,
es un nostálgico, alguien que desea la vuelta de un pasado más
idílico que real. La visión del Occidente, rival histórico del islam
como dominador. La conciencia que el propio islam ha contagiado
a sus seguidores de ser un pueblo escogido para vencer y que de
alguna manera viene a expresar el deseo del dominio del mundo,
que lleva implícita la fe islámica. La incapacidad de aceptar la
secularización, propia del occidente impío y blasfemo, en cuanto
que es contraria al orden querido por Alá 18.

1.2. Orígenes del ¡undamentalismo islámico

Los orígenes del fundamentalismo islámico deberíamos buscar-


los en el paso del siglo XIX al xx, cuando los países islámicos se
vieron acometidos por el colonialismo europeo y en su seno nacie-
ron diversas tendencias para dar respuesta al problema del atraso

Occidente, al que acusa que durante la época colonial había suplantado la


sharia, ley islámica, por leyes de «corte fascista» bajo el pretexto de la
civilización, en esta línea de tratar de islamizar la sociedad, prohíbe las
bebidas alcohólicas, censura los libros de texto, manda escribir todos los
letreros en árabe. Incluso va más allá de los mismos fundamentalistas decla-
rando que el Corán es la única fuente de legitimidad, negando la de los
Hadiths; esto es lo que lleva a una comisión de teólogos a declarar como
apóstata a Gadhafi. FRANCIS ROBINSON, a.c., pp. 157-60. Gadhafi defendió en
la cuarta asamblea del movimiento panafricano de la juventud su cuarta vía,
consistente en luchar contra las ideologías dominantes en el momento: comu-
nismo, capitalismo y colonialismo como instrumentos de dominio de Occiden-
te sobre el mundo árabe y africano. CONCEPCIÓN SÁNCHEZ, a.c., pp. 36-37.
El mismo viraje se da en el Paquistán hacia el estado islámico; ante la
pérdida del Paquistán oriental se ve el islam como la única vía hacia el
progreso y la única forma de reconstruir el estado. Se interpreta la política
llevada a cabo por Alí Buhto, la vía socialista, como un fracaso. Será el
ejército el que se ponga a la cabeza de este resurgir islámico, al declarar el
general Ziau ul-Haq que la democracia, tal y como se practicaba en Occiden-
te, es antiislámica, ya que va contra la soberanía de Alá. FRANCIS ROBINSON,
a.c., pp. 160ss.
18 ELSAYAD ELHAHED, «El reto del fundamentalismo islámico», en Canci-
lium 241 (1992), pp. 101-113.
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I REFLEXlON HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO 237

islámico en los tiempos contemporáneos. Por una parte nacieron


toda una serie de corrientes de carácter laico que vieron que el
atraso islámico era debido a una serie de rémoras históricas del
propio mundo musulmán: el inmovilismo social y político, la ig-
norancia y la superstición, la indiferencia hacia las ciencias, el
analfabetismo de la mujer, la autocracia del régimen otomano que
lleva a la restricción de las libertades públicas, así como la valo-
ración de las carreras de tipo administrativo y militar en detrimen-
to de las profesiones liberales y artesanales; la incidencia en el
mundo social de ciertas doctrinas teológicas referentes a la predes-
tinación, que favorecen el fatalismo y la negación de la libertad
humana, así como la renuncia y huida del mundo, el rigorismo de
los maestros de la ley, que han desarrollado todo un complejo de
preceptos que se contrapone a la simplicidad de los orígenes. Fren-
te a esta concepción meramente laica y secular del islam, que ve
en él un mero hecho cultural, se desarrolla otra intermedia entre
el laicismo y lo que serán las tendencias fundamentalistas, que
entiende el islam como una llamada a la reforma de las almas y
a la regeneración moral de la sociedad, defendiendo la importancia
de la religión en el desarrollo de los pueblos. Va a ser en éste
donde comienza a defenderse la idea federal de los pueblos islá-
micos, que más tarde, cuando accedan a la independencia, dará
lugar al nacimiento de la Liga árabe. Busca reformar las institu-
ciones religiosas, tanto las órdenes sufitas como las distintas cofra-
días, a las que se culpa, en parte, de la despersonalización del
propio islam, pretende una renovación de la propia oratoria religio-
sa, acabar con el fanatismo que caracterizaba al islam del momen-
to, se opone a la poligamia y a la esclavitud. Llega a afirmar que
las leyes científicas no contradecían en nada la omnipotencia y
soberanía de Dios, sino que eran modos de actuar Dios. Por otra
parte y en una línea más social, se busca una reordenación del
sistema de mezquitas, llegando incluso a una cierta desamortiza-
ción de los bienes amortizados en las mismas. La modernización
de la administración civil y militar en la línea de la europea 19.

19 ALÍ MERAD, «El reformismo musulmán moderno», en Concilium 116


(1976), pp. 175-189.
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238 L.-J. FERNANDEZ FRONTELA

Una tercera tendencia sería la que viene patrocinada por una


serie de movimientos de carácter eminentemente islámico y que
aceptan el programa de Wahabismo, movimiento nacido a finales
del siglo XVIII, que entre otras cosas buscaba: restaurar el culto y
el dogma islámico en su pureza original. Estos grupos defienden
la autoridad exclusiva de Dios expresada por medio del Corán y
la tradición del profeta. Se declaran rigoristas en materia de moral
e intentan inculcar en los musulmanes una fe en su propio destino
como pueblo que les lleve a restaurar el vigor político y social que
en otros tiempos tuvo el islam 20.
Son estos movimientos los que va a tratar de reafirmar el islam
corno mensaje religioso, pero a la vez como mensaje que les anima
a luchar por la independencia de los territorios ocupados por las
potencias occidentales y contra aquellos soberanos y autoridades
que colaboran con Occidente 21.

20 Serán estos movimientos los que desarrollen una conciencia de oposi-


ción a las potencias coloniales europeas al desarrollar sus propias señas de
identidad islámica. ROGER DU PASQUIER, El despertar del islam, Bilbao, 1992,
pp. 51-66. Mí MERAD, El islam contemporáneo, Méjico, 1940, pp. 27-40.
JACQUES JOMIER, Para conocer bien el islam, Estella, 1989, pp. 109-116.
21 En este sentido es llamativa la política llevada a cabo por el movimiento
de Ikhwan, los hermanos, nacidos en Arabia a partir de 1912 y que tenían por
ideal morir combatiendo porque aumentase el número de personas que vivie-
sen según los ideales islámicos. Va a ser el instrumento de la lucha por la
independencia de los pueblos árabes del Oriente Medio. Los hermanos lleva-
ron a cabo una misión proselitista entre la población beduina del desierto a
la que persuadieron para que dejaran sus prácticas no islámicas, a la vez que
formaran comunidades sedentarias; aplicaban la sharia al pie de la letra,
azotaban a las mujeres que vistiesen de seda o a los hombres que llegaran
tarde a la oración. Una vez conseguida por la familia saudí la independencia
de la actual Arabia Saudí y al convertirse este grupo en un estorbo en la
política internacional de la nueva monarquía árabe al enfrentarse con los
británicos del Irak y de la Transjordania, los Ikhwan van a ser aniquilados en
la batalla de Sabila en 1929. No obstante, Arabia Saudí se convierte en un
Estado islámico regido por la ley coránica, pero a su vez se abrió en ciertos
aspectos a la modernidad, siempre dentro del marco de la ley islámica. Los
decretos de la monarquía saudí regulaban aquellas esferas de la vida no
contempladas en la ley islámica. FRANCIS ROBINSON, O.c., pp. 140-142.
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REFLEXION HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO 239

1.3. Diversos tipos de fundamentalismo islámico

Debemos comenzar diciendo que no existe un único fundamen-


talismo, éste depende del área islámica de donde haya nacido. No
es lo mismo el fundamentalismo sunnita de los hermanos mu-
sulmanes que el chiíta patrocinado por la revolución iranÍ -que
son los dos en los que nos vamos a fijar nosotros-, aunque todos
ellos tengan una única finalidad: el establecimiento de la sociedad
islámica, cerrada en todo al occidente y partan de un mismo prin-
cipio: el de la ruptura con el mundo que le rodea, la cultura
occidental, a la que considera jahiliya, impiedad, ignoran-
cia o barbarie, semejante a lo que en su universo mental ocurría
en los tiempos anteriores al profeta; por ello, el verdadero mu-
sulmán lo que debe hacer es romper con el mundo, con la cultu-
ra dominante para levantar sobre sus ruinas la sociedad islámica,
para lo cual nada mejor que seguir el ejemplo de Mahoma que en
el 622 abandona la Meca, donde reinaba la yahiliya, camino de
Medina donde destruyó los ídolos y estableció el islam, la sumi-
sión a Alá.
El islam, con la pretensión de universalidad que reclama para
su doctrina, divide el mundo en dos: dar-al islam, la comunidad
de los creyentes, fieles a las enseñanzas del profeta, y dar-al harb,
aquellos que no conocen o rechazan la doctrina de Mahoma. Para
el islam estos dos mundos no son dos realidades estáticas, sino que
la comunidad islámica está llamada a absorber a su oponente, bien
por la convicción, bien por la violencia 22.
El fundamentalismo islámico, en su pretensión de establecer
una sociedad y estado islámico, se basa en que en el mundo pre-
sente los hombres ya no adoran a Alá, único garante de la justicia
en la tierra, sino que han usurpado la soberanía divina; de aquÍ
nace su aversión a la democracia de tipo occidental. Por ello,
finalidad de todo gobernante musulmán es intentar que la justicia
reine en la tierra y para ello no hay otra vía que la aplicación de
la ley coránica, la Sahria. La aplicación de esta ley sólo se puede

22 ,,¡Creyentes! ¡Combatid contra los infieles que tengáis cerca! ¡Que os


encuentren duros! ¡Sabed que Dios está con los que le temen! «El Corán»
9,123.
240 L.-J. FERNANDEZ FRONTELA

llevar a cabo si una élite de creyentes emprende la reconquista de


la sociedad, una vez que hayan roto con ella 23.
Los Hermanos Musulmanes, desarrollados fundamentalmente
en Egipto, desde su fundación en la década de 1920 han persegui-
do una única finalidad: la instauración del Estado islámico, así
como una fuerte conciencia nacionalista. Parten del principio de
que el atraso del mundo musulmán procede del alejamiento que
sus pueblos han hecho de la religión y por ello la base de todo
renacimiento está en la vuelta a las enseñanzas del islam. Entre los
objetivos de los Hermanos Musulmanes están el alcázar, un islam
purificado basado en el Corán y en la Sunna, un islam que abarque
a todos los sectores de la existencia humana, pues considera al
islam como una ley no sólo para el más allá, sino para el mundo,
un islam militante, comprometido con todos los miembros de la
comunidad islámica; de donde se deduce que todo hermano musul-
mán debe comprometerse en hacer revivir la gloria del islam,
hacer renacer su legislación.
En el horizonte de los Hermanos Musulmanes está el estable-
cimiento de la sociedad islámica, que se caracteriza por el rechazo
de la lucha de clases a la que consideran una realidad del mundo
occidental, que se opone a uno de los pilares fundamentales de la
sociedad islámica, que es la comunidad igualitaria y solidaria de
los creyentes. La conciencia de igualdad en el mundo islámico
nace de la fe en el Dios único, Alá, del cual todos se sienten
servidores. Se rechaza, también, algo típico del sistema capitalista,
Occidente, el préstamo a interés, y buscan la sustitución de los
bancos occidentales por los bancos islámicos, donde el interés es
sustituido por acciones que participan en el capital y en el bene-
ficio. Se admite la propiedad privada, pero se recalca su función
social. Se manifiestan tradicionales a la hora de fijar el papel de
la mujer, y no podía ser de otra manera si se admite el Corán como
ley suprema, a la vez que es una manera de recalcar su animaver-
sión hacia Occidente y hacia algunos de los movimientos sociales

23 Al fiel creyente musulmán se le pide que siga fielmente el ejemplo del


profeta Mahoma, al regresar vencedor de Medina que se desembarazó de los
enemigos que le habían injuriado. Y es que ya en el Corán se le dice: «En
el enviado de Dios tenéis, ciertamente, un bello modelo», «El Corán» 33,21.
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REFLEXION HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO 241

nacidos y desarrollados en el mismo, como es el caso del movi-


miento de liberación de la mujer. Justifican la poligamia, el repu-
dio y afirman que el verdadero papel de la mujer es el hogar, la
procreación y la primera educación de los hijos.
El Chiísmo, por otra parte, es el único grupo que ha llegado a
establecer un Estado islámico, con su intento por volver a las
fuentes iraníes que no son otra que la vuelta a la cultura islámica 24.
Para ello supo explotar la situación interna del Irán, descontento
en gran parte con la política del Sha.
La revolución fue fruto de una coalición de cuatro fuerzas: la
burguesía de los bazares, que se convierte en el elemento de finan-
ciación de la protesta, ya que ven amenazados sus intereses por la
presión del capitalismo occidental, el cual era fomentado desde el
poder; las masas descontentas del bajo nivel de vida; el chiísmo
que aporta los elementos ideológicos y los cuadros de mando; no
podemos olvidar que el chiísmo tradicionalmente ha estado al lado
de las protestas populares iraníes contra el poder establecido; esto
es lo que lleva a que una revuelta, que en su origen no tenía por
finalidad el establecimiento de la sociedad islámica, se vea mar-
cada por la huella islámica y se convierta a su vez en propagadora
de la revolución islámica a otras partes. Pronto se prohíbe todo lo
que suene a signo identificador con Occidente y más concretamen-
te con los Estados Unidos: el cine, la música, la pornografía. Se
insiste en el respeto a los valores islámicos, así como a los signos
identificadores de los mismos como es el vestido de la mujer o la
prohibición de las bebidas alcohólicas. Finalmente, se impone la
ley islámica como la única que debe regular la vida del Irán 25.

24 Es significativa esta ruptura que patrocina el chiísmo con la vuelta al


islam. No se puede olvidar que la monarquía de los Pahlevi, desde su instau-
ración en el año 1926 ha llevado una orientación marcadamente pro occidental
y con un programa de modernización en la línea de las naciones europeas. Su
fundador había tomado como modelo al dirigente turco Mustafá Kemal, que
llevó una política de corte laicista. La dinastía de los Pahlevi había intentado
empalmar con la grandeza del antiguo imperio persa, como forma de dar una
cierta legitimación histórica a su sistema. Basta recordar los fastos con los
que Mohameed reza Pahlevi celebró en las ruinas de Persépolis los 2500 años
del Imperio. JosÉ ANTONIO GONZÁLEZ CASANOVA, Dictadores, Dictaduras, Bar-
celona, 1981, pp. 243-294.
25 EMILIO GALINDO AGUILAR, «Los movimientos fundamenta listas en el is-
242 L.-J. FERNANDEZ FRONTELA

Ciertamente, a la hora de hablar del triunfo del chiísmo, debe-


mos tener en cuenta una serie de factores históricos que van unidos
al nacimiento del propio chiísmo. El chiísmo nace en los primeros
años del islam en las luchas sobre el califato; los chiítas niegan
que el cuarto califa, Alí, yerno de Mahoma, fuera separado del
califato por el gobernador de Siria, Muawiya, en el 657. A partir
de este hecho elaboran su teoría acerca del poder, según la cual
quien ejerce el poder carece de legitimidad hasta que vuelva el
imán oculto, el Mahdi, cuya llegada prometen los doctores chiítas
y a quien todo fiel debe obediencia; esa ilegitimidad que atribuyen
al poder es lo que da a la revolución una base doctrinal para llevar
a cabo la lucha contra el régimen del Sha 26.

1.4. Conclusión

Podemos decir que el fundamentalismo islámico es fruto del


resentimiento que hacia Occidente se ha cuajado en grandes sec-
tores de la población musulmana, debido a la política imperialista,
llevada por éste y el miedo a perder la identidad cultural y re-
ligiosa en aras de los valores y comportamientos occidentales.

lam», en Servicio de Documentación, 13 (1989), pp. 31-34. ROGER GARAUDY,


Los integrismos. Ensayo sobre los fundamentalismos en el mundo, Barcelona,
1991, pp. 69-72.
26 A la hora de comprender el chiísmo debemos tener en cuenta su propia
mitología. La teoría de los doce imanes, en la que se recuerda el drama de
Karbalá, donde el tercer imán Husseín, heredero del profeta, intérprete de la
ley, guía infalible de la comunidad, mediador entre Dios y el pueblo, fue
asesinado. Entre los chiítas se identifica al pueblo, oprimido y marginado por
el régimen del Sha, con Husseín, el imán asesinado; mientras que el papel de
la familia Omeya, responsable de la muerte del imán Husseín, se lo atribuyen
al Sha y a América. Junto al drama de Karbalá se esgrime la teoría del
duodécimo imán, Mahdid, desaparecido misteriosamente el año 827 en Sama-
rra en el actual Irak. En la creencia chiíta este imán está oculto y se le
considera como el señor de los tiempos. Los chiítas esperan la vuelta del
Mahdik, el cual hará reinar definitivamente la justicia. Muchos quisieron ver
en la persona de Jhomeini al Mahdik, por la vida intachable que llevaba y por
ser un doctor impuesto en la ley islámica. Esta creencia mítica del chiísmo
es lo que ha dado a la revolución iraní unos tintes de espera escatológica, ya
que con ella se restablecía el reinado del islam que traería la felicidad a la
humanidad. ROGER Du PASQUIER, a.c., pp. 101-110.
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REFLEXION HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO 243

A ello debemos unir otro factor de tipo económico y social:


la depresión económica que afecta a los países árabes en las úl-
timas décadas y que ha llevado a grandes sectores de la pobla-
ción, no fundamentalmente rural y de clase baja, sino urbana y de
clase media, a verse perjudicados por la política oficial que
no siempre contó con las masas a la hora de elaborar sus pro-
gramas. No podemos olvidar la propia fe en su destino histórico
como comunidad elegida y el recuerdo al pasado histórico, que es
lo que lleva a los musulmanes a repetir con harta frecuencia el
versÍCulo del Corán: «ellos lo ven lejos, nosotros cerca», refirién">
dose al triunfo final del Islam contra la impiedad reinante en el
mundo.
El fundamentalismo necesita del poder, adueñarse de la gober-
nación de los distintos Estados para instaurar la sociedad islámica;
para lo cual tendrá que recurrir a medios violentos, al querer
imponer su propio concepto de vida a otros grupos, que no comul-
guen con su modo de ver la vida.
También debemos decir que Occidente teme al Islam funda-
mentalista; en primer lugar por la negación de los valores funda-
mentales del mundo occidental, secularidad, democracia, libera-
ción de la mujer, importancia de la razón, relativismo histórico.
También por las graves consecuencias que desde el plano político
y económico traería el triunfo del fundamentalismo, se le ve como
una fuerza desestabilizadora.

2. EL FUNDAMENTALISMO PROTESTANTE EN HISPANOAMÉRICA 27

Al hablar del fundamentalismo islámico decíamos que había


sido una respuesta interna de la propia cultura islámica por salvar
su propia identidad. Lo que denominamos el neofundamentalismo
protestante en Hispanoamérica es todo lo contrario; una serie de
movimientos de carácter religioso transplantados fuera del área de

27 Lo que pretendemos en este apartado no es tanto seguir el desarróllo de


cada uno de estos movimientos fundamentalistas, cuanto acercanos a algunas
de las causas históricas de la penetración del protestantismo en la América
hispana con esa connotación antihispana que la caracterizó.
244 L.-J. FERNANDEZ FRONTELA

origen con una finalidad concreta: socabar la personalidad religio-


so-cultural de la América hispana 28.
El fundamentalismo protestante en Hispanoamérica tiene unas
connotaciones muy concretas, caracterizadas por una posición
antihispana y católica; a su vez pretende defender un concepto
mesiánico y providencialista atribuido a los Estados Unidos de
América en orden a la extensión del evangelio y salvaguarda de la
cultura cristiana. De ahí que adquiera unos caracteres de extremis-
mo político y social como forma de parar el avance de los movi-
mientos progresistas, que según ellos vendrían a poner en entredi-
cho las bases del modelo social y cultural de los Estados Unidos
de América, al cual atribuyen el papel de ayudar a la instauración
del reino de Dios en la historia 29.
El protestantismo llegó con una intención muy clara, ganar
adeptos entre la población de las Repúblicas americanas y a ser
posible suplantar al catolicismo, al que consideraba un cristianis-
mo viciado o corrompido, un «edificio de barbarie» 30.

28 La acusación que aún en nuestros días se hace a las sectas de origen


americano en el área centroamericana y más concretamente en Méjico es la
de ser agentes de destrucción de la cultura religiosa mejicana y la destrucción
de la unidad del pueblo mejicano. PEDRO FERNÁNDEZ, «El proselitismo como
problema ecuménico. Las sectas protestantes invaden el Méjico de hoy», en
Diálogo ecuménico, 24 (1989), pp. 411-414.
29 El protestantismo exportado desde Estados Unidos a los antiguos países
hispanos de América, junto a la conciencia providencialista, mezcla el patrio-
tismo y el racismo. Parten de la consideración de que el americano por
excelencia era el blanco, anglosajón y protestante, en su intento de difundir
entre la población de Hispanoamérica los que ellos creen los valores propios
del protestantismo, traídos por los padres peregrinos a su llegada a América
del Norte, que a su vez es visto como un acto de caridad el darlos a conocer:
Fe, bienestar, progreso. Los hispanoamericanos podrán regenerarse y alcanzar
la salvación en la medida que se acojan al verdadero camino del progreso. El
protestantismo norteamericano se convierte en un verdadero vocero de las
excelencias del capitalismo estadounidense y será una de las vías de penetra-
ción de éste en la América hispana. EMILE G. LEONARD, Historia general del
protestantismo, IV expansión y estado actual, Barcelona, 1977, pp. 140-144.
30 No es extraño escuchar entre los primeros misioneros protestantes lle-
gados a Hispanoamérica, expresiones como: «La fe católica es una deforma-
ción del cristianismo que no eleva la dignidad de los indígenas y que rebaja
la de los colonos; que la Iglesia católica se ha levantado sobre las tumbas de
millones y miles de millones de seres maltratados y asesinados». «La tierra
del Cristo muerto», «continente descuidado», «continente sin Cristo», «donde
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REFLEXlON HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO 245

Entre los factores que influyen en la propagación del protestan-


tismo tenemos: la doctrina del Destino manifiesto, el apoyo de la
intelectualidad hispanoamericana.

2.1. La doctrina del Destino manifiesto

No podemos separar la presencia protestante en Hispanoamé-


rica de los intereses de Estados Unidos por esta zona del continen-
te. Lo mismo que desde el punto de vista político, América del
Norte va a considerar al resto del continente como lugar de su
intervención, hará desde la perspectiva religiosa, manteniendo una
visión contraria a las confesiones protestantes europeas frente al
mundo hispanoamericano y su presencia misionera 31.
Misión protestante y colonización no están reñidos en el caso
del protestantismo norteamericano en la América hispana 32. Tanto
una como otra se fundan en dos grandes declaraciones:
La declaración de Monroe, 1823, que ha sido sintetizada en el
slogan: «América para los americanos», donde por americanos se
entendían únicamente a los del Norte, los herederos de la tradición
anglosajona.
España llevó la cruz pero no a Cristo». H. J. PRIEN, La historia del cristia-
nismo en América Latina, Salamanca, 1990, pp. 761-764.
31 Va a ser significativa la postura del protestantismo estadounidense en
la Conferencia de Edimburgo, 1910, contraria al pro.testantismo europeo que
trató de la misión entre los pueblos no cristianos, entre los cuales no intro-
ducían a Hispanoamérica. El protestantismo norteamericano, con su peculiar
visión del mundo, pueblos cristianos y pueblos paganos, consideraba a His-
panoamérica un continente pagano. H. J. PRIEN, a.c., p. 762-763.
32 El protestantismo de cuño americano siempre tuvo unas connotaciones
anticatólicas, incluso cree que el protestantismo es una concepción peculiar
de la existencia sin la cual no podría comprenderse los Estados Unidos; los
cuales para ellos quedan caracterizados por ser anglosajones y protestantes,
dando un carácter étnico y racial a la pertenencia confesional y al naciona-
lismo estadounidense. En esta misma línea se mueve el movimiento del Ku-
Kux-Klan, refundado en 1915 por el coronel Simmons, soldado en la guerra
hispanoamericano y predicador laico de una de las denominaciones del pro-
testantismo fundamenta lista, el cual defiende: «El mantenimiento de los de-
rechos, los privilegios, las tradiciones, el ideal del puro americanismo».
Entre sus propuestas estaban el prohibir a los católicos el voto en un país
protestante, así como la obligación de todo americano de adoptar la Biblia
como norma de vida.
246 L.-J. FERNANDEZ FRONTELA

La doctrina Monroe se sintetizaba en lo siguiente: el Nuevo


Mundo no es lugar que pueda ser colonizado por las potencias
europeas y dada la diferencia entre el sistema político de Europa
y de Estados Unidos, éstos considerarían cualquier intento de
ingerencia extranjera en el Nuevo Mundo como peligroso para su
paz y seguridad.
«El Destino manifiesto», doctrina que nace a comienzos de los
años cuarenta del siglo XIX, viene a justificar la expansión de
Estados Unidos no sólo en los territorios entre el Missisipi y el
Pacífico, sino en los territorios al norte del Río Grande pertene-
cientes a Méjico 33. Esta doctrina del Destino manifiesto es la base
de la expansión, fuera de lo que se ha denominado las fronteras
naturales, una vez que supere la crisis de la Guerra civil, 1860-
1865, reclamando el derecho a las colonias españolas del Caribe.
Así lo vio un líder del protestantismo anglosajón, H. Beach, en su
obra Geografía de la misión protestante: «Los Estados Unidos han
ocupado las Indias Occidentales para mostrar al mundo que la
educación y el puro cristianismo pueden preparar a los hombres
a autogobernarse». Y del posterior imperialismo norteamericano,
desarrollado desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, el
mismo H. Beach, en la obra anteriormente citada justifica por
causas providenciales la expansión estadounidense, la cual es vista
como una vocación del pueblo protestante. Este autor señala una
serie de acontecimientos que él llama providenciales en la historia
del siglo XiX de Estados Unidos:
- La decisión tomada por Napoleón durante la misa de Pas-
cua de 1803 de vender la Luisida a Estados Unidos.
- La caída de Fernando VII, que facilita el proceso de inde-
pendencia de la América hispana.
- La anexión de los territorios del oeste, bien por la guerra
contra Méjico, 1845-1848, bien con España, 1898-1900, con la
anexión de Puerto Rico y la tutela sobre Cuba 34.

33F. J. TURNER, La frontera en la historia americana, Madrid, 1960.


34La cita de la ,obra de H. BEAcH, Geografía de la misión protestante la
tomamos de P. DAMBORIENA, El protestantismo en América Latina, l. Etapas
y métodos del protestantismo latinoamericano, Bogotá, 1962, pp. 21ss.
REFLEXION HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO 247

La doctrina del «Destino manifiesto» viene a ser un comple-


mento a la doctrina Monroe, según la cual los Estados Unidos
tienen un destino manifiesto que cumplir, extenderse sobre el
continente que les había sido otorgado por la Providencia. «El
futuro trascendente, el futuro sin límites será la era de la grandeza
norteamericana. En este magnífico dominio de espacio y de tiem-
po, esta nación de naciones está destinada a manifestar las exce-
lencias de sus principios divinos. Su suelo será un hemisferio, su
techo el firmamento tachonado de estrellas».
En esta misma doctrina del «Destino manifiesto» se presenta al
hispanoamericano un camino de regeneración y de salvación en la
medida en que acoja el camino del verdadero progreso. Entiendo
por verdadero progreso la liberalización del oscurantismo, heren-
cia hispana, entendido por tal el retraso político y económico y el
dominio de las fuerzas conservadoras, españolistas, defensoras de
un sistema de gobierno central que desde siempre había negado el
progreso, visto éste como libre comercio, libre empresa y libertad
de pensamiento. La doctrina del Destino manifiesto se presenta
como una crítica abierta y generalizada a la obra de España y
Portugal en América, vista en su doble perspectiva religiosa y
social 35.
Todo esto es lo que nos explica que los misioneros protestantes
del siglo XIX, de procedencia norteamericana, intentaran legitimar
una política en buena medida anticatólica y pro estadounidense.
Teodoro Roosevelt, presidente de los Estados Unidos en el doble
mandato de 1901-1909, y uno de los más firmes militantes en el
bando anexionista de las últimas colonias hispanas en América,
siguiendo en la línea del «Destino manifiesto» llega a afirmar:
«Creo que será larga y difícil la absorción de estos países por los
Estados Unidos, mientras sean países católicos».
Hasta los años sesenta de nuestro siglo, los Estados Unidos
apoyarán decididamente a las confesiones históricas protestantes
en su penetración en Hispanoamérica, no tanto por motivos reli-
giosos y agentes de evangelización, sino fundamentalmente de
americanización, y como forma de quebrantar la herencia hispana
35 PABLO ROMO, «Penetración protestante en Iberoamérica. Apuntes histó-
ricos de actualidad», en Diálogo ecuménico 24 (1989), p. 380.
248 L.-J. FERNANDEZ FRONTELA

en América, a la que se atribuye ser la causa de todos los males


por los que pasan aquellos países. A partir de los años sesenta,
cuando la Iglesia católica adquiere un mayor compromiso con los
pobres y desheredados y con la Iglesia católica algunas confesio-
nes protestantes como los metodistas y los evangélicos, las deno-
minaciones protestantes comenzarán a ser mal vistas en las esferas
del poder estadounidense y con ello cambiará el apoyo, que co-
menzará a darse a las sectas 36.
Rockefeller, vicepresidente del primer mandato de Nixon, en
un informe del año 1970, después de haber recorrido la América
hispana, llega a la siguiente conclusión: «La Iglesia católica ha
dejado de ser un aliado de confianza para los Estados Unidos y
ya no es garantía para la estabilidad social del cO/ltinente ... por
el contrario, se transforma en un peligro porque conciencia a las
masas» 37.

2.2. Las simpatías de los intelectuales y gobiernos americanos

Ciertamente, esta crítica a la labor de la Iglesia católica en


Hispanoamérica y a España como potencia colonizadora por parte
del protestantismo norteamericano, va a enlazar con la postura de
la intelectualidad hispanoamericana frente a lo que había sido su
pasado histórico más reciente y que ha sido denominado como «la

36 A comienzos de los años sesenta una gran parte de los analistas se dan
cuenta de que el cambio social o «una completa transformación social de la
sociedad» no se conseguiría de forma pacífica, sino por medios violentos;
esto es lo que llevará a amplios sectores eclesiales a romper con su tradicional
status de defensa del orden antiguo y de las clases sociales acomodadas para
intentar acercarse a los sectores más desfavorecidos y lograr un nuevo marco
político. WILLIAM V. D'ANTONIO, Democracia y religión, en Religión, revolu-
ción y reforma. Nuevas formas de transformación en Latinoamérica, Barce-
lona, 1970, pp. 437-482.
37 También al episcopado latinoamericano ha llegado la preocupación por
el problema de las sectas y del protestantismo fundamentalista procedente de
Estados Unidos. Se ha hablado de «las sectas protestantes instrumento del
imperialismo norteamericano», «manipulación de las sectas por la CIA»,
«penetración de las sectas como parte de un plan amplio de penetración
ideológica en América Centra!». «Las sectas en Centroamérica», en Pro
mundi Vita, 100 (1985), pp. 2-4.
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I
! REFLEXlON HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO 249

renuncia de América a su pasado». Esto es lo que lleva a los


pensadores americanos a mirar como ajena la realidad histórica
anterior 38.
En Chile, Francisco de Bilbao va a reflexionar sobre el conflic-
to americano en la contradicción que representa el catolicismo
frente al republicanismo, la religión frente a la política. El cato-
licismo para este autor había subsistido después de la independen-
cia en los espíritus americanos, haciendo pesar en ello la sujeción
a unos principios dogmáticos que no admitían discusión. Propug-
naba el triunfo de la soberanía del pueblo y la preeminencia de la
razón sobre la fe. Para Francisco Bilbao, una de la dos fuerzas
tenía que lanzarse sobre la otra; de donde deducía que el republi·
canismo debía dejar a un lado la religión católica e imponer la fe
en la razón, si no se quería que la religión católica impusiera unos
gobiernos de corte teocrático 39.
La misma crítica se da en Méjico de la mano de José María
Luis de Mora, que llegaba a la conclusión de que la contradicción
hispanoamericana residía en la coexistencia de las fuerzas del
progreso y del retroceso, las cuales no admitían compatibilidad
alguna. La primera representaba el triunfo de la libertad, la segun-
da el mantenimiento de los pilares de la colonia, el clero y el
ejército, por lo cual era necesario acabar con los privilegios de
estos dos sectores herederos de la época colonial, si de verdad se
quería avanzar por el camino de la libertad.
La independencia para todos estos pensadores hispanoamerica-
nos frente a España, se había dado solamente en el terreno político,
pero no en el cultural y menos en el social; de aquí que propongan
la emancipación cultural del americano. Como instrumento de esa
emancipación cultural va a llevarse a cabo todo un programa de
educación inspirado en las doctrinas positivistas, con lo cual pre-
tendían cambiar la mentalidad del hombre hispanoamericano y
prepararle para la época de la libertad y del progreso. Uno de los
representantes de esta línea fue el argentino Domingo Faustino

38 STEPHEN CLISSOLD, PelJil cultural de Latinoamérica, Barcelona, 1967,


pp. 8-12, 71-77.
39 J. OCAMPOS LÓPEZ, El positivismo y el movimiento de la regeneración en
Colombia, La Habana, 1968, pp. 96-100.
250 L.-J. FERNANDEZ FRONTELA

Sarmiento, que pretendía educar al pueblo para una libertad que


naciera de la propia voluntad del individuo. Domingo Faustino
Sarmiento se presentaba como admirador del espíritu anglosajón y
apologeta de los Estados Unidos: «Alcancemos a los Estados
Unidos, seamos la América como el mar es el océano, seamos
Estados Unidos» 40.
No nos debe extrañar que los más entusiastas en la penetración
del protestantismo en la América hispana fueran los políticos libe-
rales partidarios de la defensa de la tolerancia filosófica y religio-
sa, que buscaron quebrantar la influencia y el poder de la Iglesia
y del clero y que no veían en la propagación de la Biblia, uno de
los primeros caminos de penetración del protestantismo en Hispa-
noamérica, un peligro tan revolucionado como los sectores cató-
licos 41. El liberalismo, con su ideario racionalista y su búsqueda de
una sociedad secularizada, va a llegar a constantes conflictos con
la Iglesia católica, la que van a intentar quitar los privilegios que
detentaba en el pasado colonial, enseñanza, beneficencia, así como
llegar a establecer la libertad de culto 42.
No podemos olvidar la cosmovisión liberal, según la cual la
religión es un asunto privado del individuo y por ello la moral
religiosa y la moral social deben ir por separado. Van a afirmar la
necesidad de mantener a la Iglesia al margen de cualquier inter-
vención en asuntos sociales. A la Iglesia no la reconocen más que
un papel espiritual sin tener que intervenir para nada en la reforma
de la sociedad 43.
40 DEMETRIO RAMOS PÉREZ, Manual de Historia Universal, XII, América
contemporánea, Madrid, 1987, pp. 223-244. VALENTÍN TASCÓN, Literatura y
sociedad en América Latina, Salamanca, 1981, pp. 42-45. Sobre la ruptura de
la Iglesia con la política liberal, debido al influjo anglosajón y al llamado
pacto neo colonial, ver ENRIQUE D. DUSSEL, Historia de la Iglesia en América
Latina. Coloniaje y liberación (1492-1983), Madrid, 1983, pp. 168-177.
41 Historia general de la Iglesia en América Latina, V, Méjico, Salamanca,
1981, 1984, pp. 288-295, VII, pp. 501-508.
42 Sobre este tema pueden verse los distintos volúmenes de la historia
general de la Iglesia en América Latina, publicada por la Editorial Sígueme,
Salamanca, donde se describe la penetración del protestantismo desde el
siglo XIX.
43 Es significativa la política liberal centrada en quitar protagonismo so-
cial a la Iglesia por medio de favorecer las tendencias seculares, la desamor-
tización de los bienes eclesiásticos, exclaustración de regulares, política que
REFLEXION HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO 251

2.3. El protestantismo fundamentalista

Todos estos factores que acabamos de enumerar ayudan a crear


en el protestantismo americano un fuerte optimismo misionero con
el cual se buscaba la evangelización del orden socio-económico
del capitalismo exportado desde Estados Unidos y acabar con la
cultura pagana, es decir, con las religiones indígenas y el catolis-
cisma, sacando a los pueblos americanos del atraso al que se veía
sometido por la religión católica, que es presentada como «una
religión pagana, falsa, que esclaviza y encadena las almas de los
hombres», llevada desde España. Se da en ellos una mezcla de la
experiencia religiosa y del patriotismo o nacionalismo americano,
que les lleva a afirmar: «América (lus Esíadus Unidos) es la única
nación cristiana del mundo». No podemos olvidar que estamos en
los momentos de la postguerra civil, momentos de renovación en
todos los campos y de creación de un nacionalismo capaz de
aglutinar a las fuerzas enfrentadas en la contienda civil y capaz de
crear un estado-nación liberal y entusiasta en sus pretensiones
políticas y económicas y a ello ayudan las corrientes evangeli-
cales 44.
No nos debe extrañar que la gran penetración protestante en
Hispanoamérica llegue de la mano de las corrientes que hoy de-
nominamos fundamentalistas, nacidas en el período de entre siglos
y que ya en los finales del siglo XIX fueron conocidas como evan-
gelismo, entendiendo por tal a todo grupo cristiano de tradición
protestante, que busca la renovación de las confesiones históricas
y la crítica al catolicismo por haber adulterado el mensaje evan-
gélico. Se basan en una vuelta a los principios que inspiraron la
se repite, por lo general en todos los Estados hispanoamericanos. Historia
general de la Iglesia en América Latina, V, Salamanca, 1987, pp. 199-262,
VII, pp. 299-304, VIII, pp. 203-245.
44 EMILE G. LÉONARD, o.c., pp. 13-27. Es significativo la insistencia de
todos estos movimientos en el tema de América, Estados Unidos, como nación
predilecta; creo que a ello ha contribuido el mito del Nuevo Mundo, donde
la humanidad puede comenzar de nuevo, así como el recuerdo histórico de los
padres peregrinos que encuentran en las tierras de América del Norte la paz
y la tranquilidad para practicar su fe, en contra de lo que pasaba en el
continente europeo marcado por la intolerancia. ROGER MEHL, Tratado de
sociología del protestantismo, Madrid, 1974, pp. 249-250.
252 L.-J. FERNANDEZ FRONTELA

reforma protestante: la Biblia, base de todos sus principios doctri-


nales, única y verdadera fuente de fe. Fomento de una piedad
individualista. Insistencia en la experiencia personal de conver-
sión. Preferencia de la predicación sobre la acción social. Tienen
un fuerte acento escatologista en la espera inminente de la venida
del Señor.
Defienden que todo comportamiento moral de las personas
debe ajustarse a la ley de Dios, la cual ha sido revelada de una vez
para siempre y que no admite interpretaciones. Parten y practican
una lectura literalista de la Escritura.
De aquí que todas las corrientes fundamentalistas nacidas del
evangelismo americano de finales del siglo XIX, como pasa con las
corrientes integristas en el seno del catolicismo, quedan caracteriza-
das por su oposición al mundo moderno, a la razón y, por supuesto,
a toda la serie de corrientes científicas e ideológicas nacidas en la
modernidad: Evolucionismo, crítica bíblica, modernismo, así como
las corrientes liberales y socialistas, entre ellas el comunismo y las
tendencias secularizantes; todas ellas son consideradas malas o
perversas, pues en la base de todas ellas se encuentra el materialis-
mo, el ateísmo, la negación de Dios; por ello todas ellas son pecado;
solamente la cosmovisión conservadora, aquélla que niega la evo-
lución en el campo de las ideas y de las creencias, y afirma la
fidelidad a una tradición considerada inmutable, al defender lo que
siempre ha sido, que se preocupa más de conservar el pasado que de
entender el presente o de proyectar el futuro, es fiel a Cristo 45.
45 No se puede olvidar que será el fundamentalismo protestante una de las
corrientes ideológicas que está en la base de la llamada caza de brujas en
Estados Unidos en la década de los años 1950 y que pretendía ver el peligro
comunista por todas las partes; con lo que se ayuda a echar las bases del
nacionalismo americano en la identificación de Norteamérica con la defensa
de los valores cristianos. A Norteamérica, Dios nunca puede fallarla. Igual-
mente, este fundamentalismo está en la base de la llamada nueva derecha y
de la mayoría moral que tan importante papel jugaron en la elección de
'Reagan como presidente de los Estados Unidos. De alguna manera sus pos-
turas intransigentes, no sólo en cuestiones doctrinales, sino también de com-
portamiento hacen difícil, cuando no imposible, la convivencia social al no
aceptar el pluralismo social y al intentar imponer un sistema uniforme y
obligatorio de comportamiento. FLORENCIA GALINDO, El protestantismo funda-
menta lista. Una experiencia ambigua para América Latina, Estella, 1992,
pp. 144-147.
I
I
REFLEXION HlSTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO

Parten de una visión pesimista tanto del mundo como de la


historia, según la cual el mundo no puede salvarse, ya que está
marcado por la experiencia del mal y del pecado y esto hace que
253

esté abocado a una catástrofe apocalíptica, de donde sacan la


conclusión de que misión de la religión no es dedicarse a ninguna
función social, ya que el mundo no tiene remedio, sino predicar la
conversión individual de la persona.
Sobre estos movimientos pesa la tradición del protestantismo
americano, en concreto del puritanismo, para el cual el hombre no
puede cambiar el curso de la historia y el devenir del mundo, que
han sido determinados por Dios, así como la visión del hombre
como un ser predestinado, bien para la salvación; bien para la
condenación. Todo ello les lleva a afirmar la incapacidad del
hombre de cara a su salvación, todo depende de un mandato irre-
vocable de Dios. Aquí nace la postura de resignación ante los
acontecimientos sociales y la condena de la participación del cre-
yente en los movimientos de liberación. Al defender la incapaci-
dad de transformar el mundo y la sociedad, con esta postura se
convierten en agentes legitimadores del orden establecido, como
algo decretado por Dios.
Igualmente hay que señalar la importancia de la tradición pie-
tista, la cual pone el acento en la conversión personal, en el recha-
zo de toda discusión teológica, la cual pondría en peligro las
propias bases de la fe y la obsesión evangelizadora que quedaría
concretada en la llamada al cambio personal. De ahí que una de
las características de todo movimiento fundamentalista sea la aver-
sión a la razón, al espíritu crítico y la cerrazón a la lectura lite-
ralista de los libros de la Escritura.
Este protestantismo fundamentalista va a quedar caracterizado
por la continua fragmentación. Se dividen en grupúsculos, aunque
al final todos ellos terminan defendiendo lo mismo. Ya desde sus
inicios en el movimiento evangelical, que está en la base del
renacimiento espiritual de Estados Unidos después de la guerra
civil, encontramos dos corrientes, una que parte de la idea de que
América -y cuando hablan de América se refieren a Estados
Unidos- está redimida y entregada a Dios, y otra que defiende
una postura de evangelio social, ya que se da cuenta de que tanto
254 L.-J. FERNANDEZ FRONTELA

América como el mundo no están redimidos y que es necesario un


fuerte movimiento de reprotestación que imponga el auténtico
cristianismo, que no es otro que el protestante; con lo que el
protestantismo fundamentalista americano va a entrar en conflicto
con el movimiento protestante mundial, que cree que la misión
debe ser llevada única y exclusivamente a los territorios no evan-
gelizados, aunque en algunos de ellos no estén presentes las con-
fesiones protestantes.
En nuestros días se dividen entre neoevangelicales, partidarios
de la acción social y del compromiso político de los cristianos, y
los neofundamentalistas que creen que la misión de las iglesias no
es otra que la predicación y la salvación de las almas, dejando a
un lado todo lo que suene a compromiso temporal del cristiano.
Otra de las características de este movimiento fundamentalista
es la ruptura con el movimiento ecuménico. Es cierto que en el
protestantismo norteamericano ha pesado mucho la tradición cal-
vinista. De aquí que este protestantismo haya visto de una forma
negativa a las demás confesiones cristianas. Acusaba al luteranis-
mo de ser la confesión de una raza extranjera: los alemanes; al I

anglicanismo de vivir vuelto hacia Londres, y a la Iglesia católica


de ser la de los extranjeros que acoje a los miembros de las razas
inferiores, blancos y negros; de alguna manera a todos aquellos
que son despreciados por el orgullo anglosajón 46. En concreto, el
movimiento fundamentalista en nuestro tiempo va a romper con el
Consejo Mundial de las Iglesias al que consideran como la ame-
naza más seria surgida al cristianismo tradicional. Frente al Con-
sejo Mundial de las Iglesias, ellos fundan su propio órgano coor-
dinador: el Concilio americano de las iglesias cristianas.

3. CONCLUSIÓN

Como conclusión debemos señalar el carácter antimoderno de


todas las formas de fundamentalismo, entendiendo por moderno el
mundo nacido de las revoluciones iniciadas a finales del si-
glo XVIII y a lo largo del siglo XIX.
46 M. BOEGNER, Le probleme de l'unité chl'etienne, París, pp. 37ss.
REFLEXION HISTORICA ACERCA DEL FUNDAMENTALISMO 255

Igualmente debemos señalar su mirada a un pasado más ficticio


que real, a la luz del cual pretenden construir el presente.
Características de estos movimientos es la negación de todo
tipo de evolución, tanto de las ideas como de las formas de com-
prender los libros y las tradiciones sagradas o religiosas en que se
sustentan; esto es lo que les incapacita para el diálogo, el intento
de comprensión de los otros que no piensan o no ven el mundo de
la misma forma, con lo cual caen en la intolerancia, el rechazo
como infieles, herejes, del resto de los movimientos y personas
que no comulgan con sus ideas; todo ello trae como consecuencia
la conflictividad en la vida diaria, cuando no la ruptura de la
misma sociedad. Necesitan de un chivo expiatorio, al que cargar
todos los males de la historia más reciente. Occidente para el
fundamentalismo islámico; la cultura hispana, el comunismo o el
mismo ecumenismo para el fundamentalismo protestante.
Debemos hacer constar que estos movimientos se manifiestan
como movimientos puristas, en un caso frente a Occidente, el
integrismo islámico, por el que se ha visto atacado, o frente a la
cultura hispana y el catolicismo a los que trata de barbarie y
profanación del cristianismo, el fundamentalismo protestante, que
se presenta como la más pura interpretación del cristianismo.
Característica de estos movimientos es que prenden en los
sectores sociales azotados por la crisis económica, social, así como
de valores que ha afectado al mundo en los últimos tiempos. Es
decir, se nutren de gente desencantada, que ven amenazada su
propia personalidad, su universo mental, a la luz del cual había
comprendido el mundo y la historia.

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