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HISTORIA GENERAL

DEL CINE
Volumen XI

NUEVOS CINES (AÑOS 60)

CATEDRA
Signo e imagen
HISTORIA GENERAL DEL CINE
Volum en XI
NUEVOS CINES (AÑOS 60)
Ray Carney, Quim Casas, Alberto Elena,
András Bálint Kovács, Lino Micciché,
José Enrique Monterde, Marco Müller, Ángel Quintana,
Esteve Riambau, Darío Tomasi, Casimiro Torreiro,
Manuel Vidal Estévez

HISTORIA GENERAL DEL CINE


Volumen XI
NUEVOS CINES (AÑOS 60)

Coordinado por
José Enrique Monterde y Esteve Riambau

CATEDRA
Signo e imagen
Planificada por
Juan M. Company, Carlos F. Heredero, Javier Maqua,
José Enrique Monterde, Manuel Palacio, Esteve Riambau,
Jenaro Talens, Casimiro Torreiro y Santos Zunzunegui

Coordinación editorial:
Marisa Barreno

Dirección general de la obra:


Gustavo Domínguez y Jenaro Talens
Presentación
Documentación gráfica: G ustavo D omínguez
Fernando Muñoz J enaro Talens

Cuando se cumplen 100 años del nacimiento del cinematógrafo,


Traducciones: del artículo de R. Carney, Marta Riosalido; el arte del siglo xx, según famosa la frase de Fritz Lang, parece llegado
del de A. B. Kovács, Marisa Barreno; de los de L. Micciché y el momento de mirar hacia atrás y preguntamos <ide qué hablamos
M. Müller, Héctor Arruabarrena; del de D. Tomasi,
Margarita García Galán cuando hablamos de historia del cine? En efecto, uno de los proble­
mas más importantes de los que han ocupado el debate internacional
sobre el discurso fìlmico en los últimos años es el que se refiere al pro­
Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto
en el art. 534-bis del Código Penal vigente, podrán ser castigados
blema del concepto de historia del cine. Desde finales de la década de
con penas de multa y privación de libertad quienes reprodujeren los años sesenta la reflexión sobre el fenómeno cinematográfico ha
o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística
o científica fijada en cualquier tipo de soporte
discurrido por senderos que tendían a sustituir la aproximación impre­
sin la preceptiva autorización. sionista y casi ontològica al cine como arte por un análisis textual del
objeto fìlmico en términos de discurso. La semiótica, el formalismo,
la narratología, la teoría de los géneros, la hermenéutica o la más re­
© Ray Carney, Quim Casas, Alberto Elena, András Bálint ciente teoría de la percepción de la crítica académica, sobre todo nor­
Kovács, Lino Micciché, José Enrique Monterde, Marco Müller, teamericana, partían, sin embargo, en la mayoría de los casos de una
Ángel Quintana, Esteve Riambau, Dario Tomasi, aceptación previa del canon historiográfico establecido. Dicho canon
Casimiro Torreiro, Manuel Vidal Estévez asumía una periodización y jerarquización de los modelos estableci­
© Ediciones Cátedra, S. A., 1995 dos sobre la base de argumentos de valor que no se presentaban como
Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid
Depósito legal: M. 41.828-1995 tales, sino como resultado de una decantación objetiva. De ese modo,
I.S.B.N. (Obra completa): 84-376-1369-8 por ejemplo, nociones tales como «cine igual a relato» o, lo que es lo
I.S.B.N. (Volumen XI): 84-376-1396-5 mismo, «cine igual a cine narrativo» —y más concretamente «cine na­
Printed in Spain rrativo norteamericano»— han venido funcionando como paradig-
Impreso en Gráficas Rogar, S. A.
Pol. Ind. Cobo Calleja. Fuenlabrada (Madrid)
plicativas del devenir de los Nuevos Cines europeos, planteando Chile. Sin embargo, la magnitud que significaba para este volumen
aquello que nos permite identificar los rasgos comunes y en su caso abordar también ese apartado, así como la voluntad de mantener una
los matices diferenciales. Así se verán reflejadas en esas páginas las de­ continuidad en la historización del cine latinoamericano, correspon­
pendencias políticas, los modelos industriales o las renovaciones te­ diente a una tradición en alguna medida autóctona, han motivado la
máticas y estilísticas que autorizan a mantener como operativo el con­ separación de esa parte para incluirla en el volumen X, centrado ex­
cepto de Nuevo Cine; y al mismo tiempo no pueden dejar de ser se­ clusivamente en el curso de las diversas cinematográficas del conti­
ñaladas las diferencias derivadas de la diversidad socio-política de los nente americano. Ello no obsta para que en la conceptualización ge­
diferentes países europeos, con especial atención a la resultante de la neral que abre nuestro volumen estén presentes las inevitables refe­
fractura entre Este y Oeste consecuencia de la entonces aún vigente rencias a las posturas teóricas y aportaciones fílmicas de cineastas
política de bloques. De ahí que se singularice el caso húngaro como como Glauber Rocha, Femando Solanas o Julio García Espinosa, cuya
ejemplificación del modelo inherente a los países llamados socialistas, aportación a la poética renovadora fue tan relevante como la de Jean-
mientras que los occidentales ofrecen variantes más llamativas, aun Luc Godard, Lindsay Anderson, Jean-Marie Straub, Andrzej Wajda,
dentro de un modelo que en líneas generales podemos aceptar como John Cassavetes o Nagisa Óshima.
común.
Sin embargo, a pesar de su raíz europea el fenómeno de los Nue­
vos Cines tiene un alcance mucho más amplio, con derivaciones tanto
en las diversas áreas del que por entonces comenzó a denominarse Ter­
cer Mundo, como incluso en los propios Estados Unidos, con la sal­
vedad de que mientras en Europa —y Japón— se trataba de un movi­
miento de renovación de los progresivamente obsoletos aparatos cine­
matográficos nacionales, en los Estados Unidos consistía en una
abierta y radical alternativa al modelo hegemónico hollywoodiano y
en muchos de los restantes lugares significaba el nacimiento de la ci­
nematografía nacional. Así, la segunda parte del volumen atiende a la
floración del Nuevo Cine primero en los Estados Unidos —en su do­
ble vertiente, narrativa y experimental— y Japón, luego en los cines del
área china (República Popular China, Hong-Kong y Taiwán) y final­
mente en el casi absoluto nacimiento del cine africano, sobre todo en
la zona del Africa Negra y el Magreb (sin olvidar las transformaciones
experimentadas en el cine egipcio, poseedor de una dilatada historia).
Resulta evidente que otra área fundamental de la floración reno­
vadora queda al margen de las páginas de este volumen, aunque haya
significado inequívocamente una contribución decisiva al fenómeno.
Nos referimos a América Latina, donde aparecieron manifestaciones
del Nuevo Cine en países de amplia tradición cinematográfica —caso
de Brasil, Argentina y México— , pero también en otros donde prácti­
camente correspondían al nacimiento de una cinematografía nacio­
nal, como ocurriera sobre todo en Cuba, Bolivia y en buena parte de

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PRIMERA PARTE
EU RO PA
Teorías y poéticas del Nuevo Cine
Lino M icciché

«Donde haya un cineasta dispuesto a filmar la


verdad y a afrontar los modelos hipócritas y poli­
ciales de la censura intelectual, allí habrá un ger­
men vivo del Cinema Novo»
G. Rocha, 1965
C uestiones de método
Dos observaciones preliminares.
La primera. Salvo raras excepciones, cualquier principio definidor
que trate de identificar bajo un común denominador movimientos,
tendencias, posiciones que caracterizan un determinado período his­
tórico, no es más que una indicación convencional. Para ser más pre­
cisos, cuando esa dinámica histórica a la que este principio definidor
se refiere sigue aún vigente, éste forma parte de la misma dinámica, es
su instrumento simbólico, su estandarte unificador: el acto de autode-
finirse siempre forma parte del acto de autoafirmarse. Aunque los de­
finidores sean los adversarios de la dinámica definida —lo que ocurre,
por ejemplo, muy a menudo en el campo político y político-ideológi­
co— la definición termina por ser funcional, quizás en clave autoiró-
nica, a la afirmación de la dinámica que se quería combatir. No por
casualidad, en política y, en general, en el debate de las ideas, el silen­
cio de los adversarios da más miedo que su polémica.

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Pero cuando esa dinámica histórica a la que se refiere el principio espacialmente, existen sólo en las abstractas claridades de la Teoría: en
definidor ha concluido su ciclo vital, el «definir» y el «etiquetan> for­ los hechos concretos de la Historia, de la Cultura, incluso de la Histo­
man parte de una técnica historiográfica, para la cual encerrar una cier­ ria del Cine, no existen límites temporales o espaciales, sino sólo lar­
ta cantidad de fenómenos, individuales o colectivos, bajo una única guísimos y lentísimos fundidos encadenados. Y, para continuar en la
fórmula evita la repetición de algunos datos generales, sugiere a priori metáfora cinematográfica, los tiempos de los fundidos entre dinámi­
una valoración de conjunto, ofrece elementos exegéticos constantes, cas y fenómenos prevalecen claramente, en la Historia, sobre los tiem­
establece un sistema funcional de referencialidades complejas y recí­ pos en los que el fenómeno y la dinámica carecen totalmente de sig­
procamente complementarias, hace que los descartes contradictorios nos apreciables de fade in o de fade out: es más, la Historia es toda una
vuelvan a estar entre las variantes libres de la norma: el acto del defi­ disolución.
nir implica siempre una técnica alusiva que remite a lo implícito y, Este razonamiento nos ha hecho entrar, implícitamente, en la se­
por tanto, a lo «impreciso». gunda observación preliminar. Cuando hablamos de Nuevo Cine, so­
Si se analizasen a fondo estas prácticas clasificadoras (de las cuales lemos aludir generalmente al llamado «Nuevo Cine de los años 60»,
no parece estar exenta ninguna de las actuales metodologías críticas e es decir, al fenómeno que comprende culturas y cinematografías de lo
historiográficas, y que comprenden, pues, campos bastante distintos más distante y diverso, denominándose variadamente (Shin Eiga y
entre sí y nociones muy diferentes como renacimiento, contrarrefor­ Nouvelle Vague, New American Cinema y Nuevo Cine, Nova Vina y
ma, romanticismo, fascismo, vanguardias, tercer mundo, etc.; y, en el Cinema Novo, etc.), y situándose de manera diferente en el contexto
cine, definiciones como neorrealismo italiano, expresionismo alemán, cinematográfico nacional, pero teniendo de cualquier modo, general­
realismo soviético, tercer cine, etc., y además casi todas las nociones mente («generalmente», no «siempre») una mayor difusión y un im­
cinematográficas y de géneros, como «musical», «comedia», «thrillep>, pacto más significativo entre el comienzo y el fin de los años 60. Sin
«shomingeki», «terron>, etc., y paragéneros como «slapstick», «sophisti- embargo, si el Nuevo Cine, desde un punto de vista «productivo»,
cated comedy», «road movie», «ecranisazia», etc.), probablemente se tuvo un protagonismo indiscutible en los años 60 —cuando el fenó­
llegaría a la conclusión de que éste es uno de los más vistosos y persis­ meno asumió tal evidencia que se le dedicaron convenciones y revis­
tentes residuos «idealistas» de la cultura contemporánea, para la cual tas especializadas, ciclos y ensayos analíticos, exclusivas periodísticas y
cada fenómeno particular debe formar parte por fuerza de un «siste­ salas cinematográficas— desde un punto de vista «teórico» reveló de
ma» fenoménico más complejo, y cada norma particular de una taxo­ pronto muchas de sus profundas raíces en algunos debates, aconteci­
nomía general. Tal vez sea un riesgo ineluctable, hasta el punto de que mientos y dinámicas cinematográficas de los años 50.
quien escribe, exorcizándolo, acaba por caer en él cuando lo define
como un residuo «idealista». Sin ahondar más, pues, lo dejaremos
como una sugerencia implícita de una duda metodológica sobre la no­ T e o r ía s d e l o s a ñ o s 50 / p r á c tic a s d e lo s años 60
ción de Nuevo Cine, y como una invitación a no plantear y a no plan­
tearse preguntas a las que sería imposible dar respuestas inteligente­ Esta afinnación es obvia en lo que respecta al capítulo más cono­
mente definitivas: ¿qué fue y qué no fue exactamente, en los años 60, cido intemacionalmente del Nuevo Cine, la Nouvelle Vague francesa,
el Nuevo Cine?; ¿cuándo, precisamente, comenzó el fenómeno y cuyo trabajo preliminar —teórica y críticamente— se desarrolla en su
cuándo, precisamente, acabó?; ¿quién formó parte integralmente y integridad, como ya es sabido, a lo largo de la década de los 50 en las
quién se mantuvo rigurosamente al margen? No es que los fenóme­ columnas de los Cahiers du Cinéma (y de «cualquier» otra publicación
nos históricos y culturales no tengan fronteras temporales (desde cuán­ cultural importante como, por ejemplo, Arts, en la que, entre el 54 y
do y hasta cuándo) y espaciales (quién y qué intervino, quién y qué no in­ el 58, el joven crítico François Truffaut reseña unas 430 películas,
tervino). El hecho es que las fronteras claras y delimitadas, temporal o transformando progresivamente cualquier recensión en un gesto de

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batalla en la guerra contra el cinema de papa y «en el examen expresa­ del 5 de febrero de 1956 la presentación de las tres películas en cartel
mente pesimista de una cierta tendencia del cine francés»), para de­ (O Dreamland de L. Anderson, Together de L. Mazzetti, Momma dont
sembocar, sólo como conclusión de esta larga preparación político- allow de K. Reisz y T. Richardson) parece muy motivada: «Los autores
cultural y teórico-ideológica, en el «lanzamiento» de la «nueva oleada» de las películas prefieren llamar a su trabajo free más que experimental.
a partir del festival de Cannes de 1959. Aunque no sería erróneo ha­ De hecho no es autocontemplativo ni esotérico. Su principal preocu­
cer remontar, sin más, a 1948 el primer enunciado teórico de la Nou- pación no es la técnica», afirmaba el manifiesto, que, poco después,
velle Vague francesa: aquel escrito importantísimo de Alexandre As- aclaraba: «Estas películas son libres en el sentido de que sus aserciones
truc, «Naissance d’une nouvelle avant-garde: la caméra-stylo», en el son totalmente personales»; precisando, después, a propósito de los
que el futuro autor de Le rideau cramoisi y de Les mauvaises rencontres distintos fondos sociales de las tres películas: «...Estas ambientaciones
auspicia un «cine liberadop>, en el que la dirección sea «una verdadera pueden haber aparecido antes en el cine británico. Aquí, sin embargo,
escritura», «capaz de dar cuenta de cualquier orden de realidad»; por­ está el esfuerzo de verlas y sentirlas de un modo nuevo, con amor o
que el cine, que «hasta ahora ha sido sólo un espectáculo... una atrac­ con rabia, pero nunca fríamente, asépticamente, convencionalmen­
ción de feria, un divertimento como el teatro boulevardier y un medio te»; y, por último, concluía: «En realidad, los autores de estas pelícu­
para conservar las imágenes de la época», se ha convertido «poco a las las proponen como un desafio a la ortodoxia». Había recordado
poco en un lenguaje... tan riguroso que el pensamiento podrá escribir­ antes que el último programa de Free Cinema es de 1959, aunque la
se directamente sobre la película»; incluso hoy Descartes escribiría «en opinión pública y la crítica (extrabritánicos sobre todo: no de manera
películas, ya que su Discurso sobre el método hoy sería tal que solamente distinta de cuanto sucede con el neorrealismo italiano, del que mu­
el cine podría expresarlo convenientemente». chos críticos extranjeros hablan aún en las postrimerías de los años 50
Igualmente obvio es todo lo que sucede de innovador en el esce­ y algunos hasta en plenos años 60, cuando aquella dinámica estaba
nario cinematográfico británico de los años 50. A decir verdad, aquí zanjada y superada hacía más de una década) seguirá hablando de
las premisas teóricas y los presupuestos críticos de cualquier gesto in­ Free Cinema, a lo largo de los años 60, a propósito de las películas
novador preceden igualmente la batalla, también ésta teórica, de las realizadas en ese decenio no sólo por Anderson, Reisz y Richardson
«jóvenes generaciones» parisinas: en efecto, entre el 46 y el 52 (parale­ sino también por Jack Clayton, Desmond Davis, Richard Lester y
lamente, pues, a las polémicas italianas en tomo al Neorrealismo), des­ John Schlesinger. Valdrá, en suma, recordar que ese «nuevo cine» bri­
de las páginas de la revista oxoniense Sequence, Lindsay Anderson y tánico que es el Free Cinema concluye su parábola áurea cuando en
Karel Reisz (además de Gavin Lambert y Penelope Houston, e inclu­ casi todo el resto del mundo comienzan a surgir las otras «nouvelles
so los fundadores, John Bound y Peter Ericsson), polemizan contra el vagues».
cine nacional, aprecian ajean Vigo y John Ford, revalorizan el docu- El caso polaco es distinto, aunque casi contemporáneo al británi­
mentalismo de Grierson y de Jennings, auspician un cine comprome­ co. En Varsovia, de hecho, se teoriza menos sobre el cine y más sobre
tido con su propio tiempo y terminan por aceptar la definición de la ideología y la cultura. En 1954, a un año de la muerte de Stalin, y
Free Cinema para las obras caracterizadas por el «uso personal y expre­ mientras se filmaba la primera película de Andrzej Wajda, Pokolenie
sivo» del cine (Alan Cooke). Estas son, aunque desde un punto de vis­ (Generación), el crítico e historiador de cine Jerzy Toeplitz pudo atacar
ta autodefinidor, las premisas de ese primer programa del Free Cine­ abiertamente, en un congreso cultural, las tendencias regresivas del
ma que se propuso al público del National Film Theatre en febrero cine polaco; pero, al poco tiempo, el advenimiento al poder de Wies-
de 1956, y del que en 1959 se presentó la sexta y última selección. law Gomulka (el 20 de octubre de 1956) es lo que da un ritmo vertigi­
Años más tarde, Anderson explicaría que la adopción de la fórmula de noso a los acontecimientos políticos y culturales polacos. Es la época
Cooke fue sólo para disponer de «una cómoda etiqueta... ofrecida a del Po prostu y del Nowa Kultura, desde cuyas columnas toda una ge­
los periodistas para que escribiesen sobre ella»; pero en el programa neración de intelectuales puede ironizar sobre el poder y criticarlo, po­

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niendo en discusión su esclerosis. El «octubre polaco», como momen­ matografía y Teatro)— Juan Antonio Bardem (que en aquel mismo
to político de renovación, se acabará bastante pronto, conteniendo ya año firma la antonioniana Muerte de un ciclista) apodícticamente define
al final de la revuelta de Budapest (a la que está estrechamente ligado) el cine nacional como «políticamente ineficaz, socialmente falso, inte­
las razones de su propia crisis. Pero si el «liberalismo» de Gomulka ten­ lectualmente enfermo, estéticamente nulo e industrialmente raquíti­
drá una duración brevísima, el reviva! cinematográfico polaco —que co», afirmando, al tiempo, que «la visión del mundo, de este mundo
tiene sus propios títulos bandera en Kanal, Popiol i diamant (Cenizasy español que se refleja en las películas españolas, es falsa» y señalando
diamantes), Lotna y Samson de Andrzej Wajda, en Cien y Prawdziwy ko- que, en esos productos nacionales, «nada corresponde a la realidad».
niec wielkiej wojny (El verdaderofin de la guerra) de Jerzy Kawalerovicz, en En aquella ocasión Patino, Bardem y Berlanga (además de J. de Pra-
Wspóny pokój de Wojciech Has, en Zezowate Szczescie de Andrzej da, E. Ducay, M. Arroita-Jáuregui, J. M. Pérez Lozano, P. Garagorri,
Munk, todos ellos realizados entre el 56/57 y el 60/61— dura casi un M. Rabanal Taylor y R. Muñoz Suay, cuya firma es censurada por el
lustro, y se asomaba al comienzo del nuevo decenio, cuando, sumado director del S.E.U.) firman juntos una declaración de apertura de las
a las graves condiciones políticas del país, un dramático acontecimien­ Conversaciones que concluye con un perentorio «¡El cine español
to, la prematura muerte de Munk, marca luctuosamente su final; está muerto! ¡Viva el cine español!». Es cierto que los resultados de
mientras tanto, la novísima generación del tercer cine de Varsovia, re­ esta toma de posición no serán palpables hasta comienzos de los
cogiendo el «testigo», se dispone a suceder a la generación del 56, con años 60, cuando el Nuevo Cine se consolidará, contradictoria pero fir­
el estreno Noz W Wodzie (El cuchillo en el agua, 1962) de Román Polans- memente, por la incursión en la producción de una cincuentena de
ki, de Rysopis (1964) de Jerzy Skolimowski y de Struktura krystalu (La es­ jóvenes directores, sólo algunos de ellos salidos de la renovada escue­
tructura de cristal, 1969) de Krzysztof Zanussi. Como puede verse, el la de cine del antiguo I.I.E.C.; pero todas las premisas están en la agi­
caso del «nuevo cine» en Polonia es muy particular: en esencia, está tación crítica, teórica y política que se originó después de Salamanca.
marcado por dos dinámicas (una del 56/61 y otra del 62/69, la prime­ Por tanto, hablar del Nuevo Cine de los años 60 significa, implíci­
ra más colectiva, la segunda más individual), muy diferentes pero rela­ tamente, aludir a un fenómeno que tuvo manifestaciones en todo el
cionadas entre sí (la primera abre camino a la segunda, la cual tienen planeta en esa década, pero que registró casi todas las premisas de su
en aquélla sus primeros maestros). Las dos encuentran una consonan­ fundación (teóricas, críticas, poéticas y políticas) y no pocas prediccio­
cia casi total entre práctica crítico-teórica y práctica productivo-creati- nes nacionales concretas en la década anterior: un largo fundido, se
va (a menudo los críticos forman parte de los «estudios» junto a los ci­ decía, que, si bien termina en los años 60, tiene su comienzo, cierta­
neastas y contribuyen, casi a la par que éstos, a hacer posibles las mente, en los años 50.
obras); mientras, contrariamente a cuanto sucede casi por doquier,
más que a una polémica generacional, asistimos a las vicisitudes alter­
nas de un frente común, aunque generacionalmente diferenciado, La e x p lo sió n d e l o «n u ev o »
contra las censuras del régimen y los pocos directores no afiliados.
Igual de distinto, en algunos aspectos (pero análogo en otros), es Lo que los años 50 anunciaban en términos de crisis de la creativi­
el caso del cine español. Del 14 al 29 de mayo de 1955 se desarrollan dad, de desgaste de las viejas fórmulas, de impacto competitivo de los
en la Universidad de Salamanca, promovidas por el cineclub de la ciu­ medios (y de empleo del tiempo libre de las grandes masas) con las na­
dad y dirigidas por un futuro autor del Nuevo Cine Español, Basilio cientes televisiones europeas y de fermento en dirección de una iden­
Martín Patino, las Primeras Conversaciones Cinematográficas de Sala­ tificación de la cultura nacional (en el así llamado Tercer Mundo) se
manca, donde —aprovechando el clima de «apertura controlada» del expande en todo el mundo en los años 60. Aparte de los dos casos de
régimen franquista (no por casualidad, entre los componentes están Gran Bretaña y Polonia —cuando, como se ha visto, el fenómeno se
los directores generales de Instrucción Universitaria y de los de Cine­ concreta y concluye al amparo inmediato del debate, que, en otro lu­

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gar en cambio, se manifiesta más tarde, y, por tanto, se concreta tam­ (también porque, en muchas cinematografías —sobre todo en el Ter­
bién más tarde— inmediatamente después el cine francés y su Nouve- cer Mundo, pero no solamente— lo «nuevo» nace precisamente en
lle Vague se añaden al «nuevo cine» internacional: en el Tercer Mun­ oposición a la tradición, a la fuerza de penetración y de formación in­
do, las cinematografías argentina, cubana, brasileña, mexicana, y, en docta de los espectadores, de Hollywood y su entorno), no por ello las
general, el cine hispanoamericano; en el África árabe, las cinematogra­ otras «nuevas olas» mundiales se asemejan.
fías magrebíes, y en el África negra, la cinematografía senegalesa, se­ En el plano de la inspiración y, sobre todo, en el más puramente
guida por significativos estrenos de grupo de los cineastas de Costa de expresivo (formal y narratológico), las marcadas interdependencias
Marfil y de Nigeria; en Asia, la nueva oleada de jóvenes cineastas ni­ que se manifiestan entre una y otra dinámica, acaso también conti­
pones y de los nuevos directores hindúes; en Europa oriental, la Nova nentalmente distantes, contemplan casi exclusivamente: la común
Vina checoslovaca, el cine de la nueva generación magiar (sobre un te­ asunción de los «modelos» clásicos (por ejemplo Rossellini); la común
rreno trillado, aquí, por dos representantes de la generación anterior referencia a particularísimos autores nuevos que, aunque forman par­
como Miklós Jancsó y András Kovács) la dinámica emprendida por el te de las «nuevas olas» participan con una peculiar y marcadísima fuer­
cine yugoslavo de Makavejev, Pavlovic, Sljepevic, Klopcic, Lazic, za innovadora, que va mucho más allá de la dinámica generacional de
Draskovic, Papic, Giorgievic, Petrovic, Mimica, etc.; en la Unión So­ la que forman parte (por ejemplo Godard); la común adopción de
viética euroasiática se advierten fermentos tanto en el cine ruso (Tar- particulares instrumentaciones técnicas (por ejemplo, las tecnologías
kovski es sólo un nombre entre tantos) como en las cinematografías ligeras adoptadas en Francia y en Canadá para los documentales, uni­
de las repúblicas asiáticas y transcaucásicas (Paradjanov, Iosseliani, das después bajo la falsa etiqueta común de «cinema vérité»); la estre­
Mansurov, los dos Schenguelaia, Abuladze, etc.); y en Europa occi­ cha solidaridad para encontrar salidas de mercado comunes para pro­
dental, al impulso inicial francés, le siguen las bien distintas dinámicas ductos también muy distintos entre sí (por ejemplo la Difilm en Bra­
italiana, alemana, española, suiza, belga y sueca. sil o la Filmcoop en Estados Unidos); el ffente político común ante
Tal vez el único caso radicalmente distinto respecto a lo que ocu­ las censuras del poder (por ejemplo, la Nova Vina de Praga enfrentán­
rre en el resto del mundo sea el de N.A.C., el New American Cinema dose a la política cultural novotniana que se opone a todo lo nuevo);
que, mientras Hollywood se sumerge en su propia crisis (productiva la común hermandad de muchas dinámicas cinematográficas del
y de mercado), no se propone recoger el relevo en la vieja Meca del «nuevo» con las dinámicas políticas emergentes en ese tiempo (por
Cine, sino que —encontrando, incluso a mediados de los años 60 el ejemplo, «nuevo cine» y «nueva izquierda» en Japón, o bien Nova
clímax de su propio fulgor y de su propia fortuna— propone una Vina y [pre] primavera de Praga en Checoslovaquia); y también, pero
práctica expresiva, un sistema de circulación de los productos, una re­ casi siempre ajeno a las obras, o, si inherente, muy selectivo respecto
lación con los espectadores que están dispuestos a destruir todas las a la masa que constituía, en cada situación, el conjunto de las vagues
posibles incrustaciones de la fiction y del «espectáculo» hollywoodien- nacionales.
ses. Pero en este caso, el nuevo parece más relacionado, autónomamen­ Por otra parte, bien pensado, no podría haber sido de otra mane­
te, con las vanguardias cinematográficas, y no sólo las cinematográfi­ ra. El terreno común de una dinámica tan conspicua, a la que se debe
cas, de los años 50 y de los años 20 en Europa, que con la sugestión de lo que es quizás, mundialmente (con la excepción de los Estados Uni­
las otras New Waves mundiales nacientes. Por otra parte, casi para con­ dos), la década de mayor florecimiento y de resultados más ricos de
firmar la diversidad estadounidense en las dinámicas de renovación, los (entonces) 65/75 años de la Décima Musa, era «también» la del re­
Hollywood también se renovará, radical y prepotente, entre fines de chazo de películas producidas por las «máquina del cine»: por un cine
los años 60 y comienzos de los 70, precisamente cuando las Nouvelles que, como había preconizado y auspiciado Astruc, fuese «una verda­
Vagues ya están desfasadas o en declive en el resto del mundo. dera escritura» de autor. Hasta el punto de que, no sin evidentes con­
Sin embargo, si el caso «americano» continúa haciendo historia tradicciones y clamorosas manifestaciones de («creativo») visionaris-

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r
mo crítico («No está muy claro, como conclusión de esta apasionante conocibles (sobre todo en el segundo lustro de los 60: el periodo
lectura —escribe, con una ligerísima ironía paternal, el cómplice An- 65/69) algunos elementos de un «sistema teórico (implícito)»:
dré Bazin, resumiendo el estudio de Chabrol y Rohmer sobre Alfred
Hitchcock— si... [esa]... es fruto de las obras que analizan o sólo de su
pensamiento»), las «jóvenes generaciones» de la Nouvelle Vague pari­ a) En el nivel de las estructuras narrativas
sina (los de la generación «hitchcockhawksiana») junto a las muchas re­
verencias a los diferentes modelos de autor representados por Renoir Se podía constatar un rechazo ampliamente generalizado de la tra­
y por Rossellini, fueron mostrando metódicamente su amor al cine ma novelesca. De la trama robustamente construida donde, por un
americano, tratando de valorar la cantidad y la calidad de los «descar­ lado, personajes psicológicamente definidos (de los que estaba progra­
tes» de autor de los diferentes directores, respecto a la «máquina» cuya máticamente aclarado el de dónde y el dónde) y, por el otro, aconte­
«obra» era el «producto». Natural, en fin, para una dinámica que apun­ cimientos cronológicamente articulados, constituían un tejido com­
taba al (re)nacimiento de la «autorialidad» en el cine (esto es, en esen­ pacto: un verdadero y auténtico «sistema narrativo» cerrado, en el que
cia, la politique des auteurs), cuyas recíprocas influencias y sus muchas las diversas dinámicas narrativas entraban en conflicto, se componían,
osmosis abordaban no ya los fenómenos colectivos sino también las se complicaban, se cruzaban y se disolvían, resolviéndose o disolvién­
individualidades. dose, por último, en la «solución» final. Al modelo «literario» dicken-
En conclusión, lo que desde los albores de la década (y, sistemáti­ siano «cerrado» que era el punto de partida de la narratividad cine­
camente, a partir de mediados de los años 60) comenzó a llamarse un matográfica desde finales de la década de 1910 le sucedía ahora el mo­
poco por todas partes Nuevo Cine —y que comprendía, pues, todas delo «cinematográfico» godardiano explícitamente «abierto» (ej.: Bel-
las nouveües vagues existentes— tenía caracteres extremadamente defor­ mondo/Poiccard/Kovács de À bout de souffle/Al final de la escapa­
mes y era más parecido —y tampoco siempre— a lo que en política da, 1959J, donde se disolvían las nociones de «personaje» y de «tra­
se llama un «cartel de los no», consolidado más por la comunidad de ma», convirtiéndose el uno y la otra en el débil hilo conductor de un
las negaciones (los «no») que por la de los consensos (los «sí»). Por otra discurso (socio-antropológico) que tendía a dar, impresionísticamente,
parte, los líderes de las distintas, pero contemporáneas, dinámicas (Ro­ el sentimiento de las cosas, cambiando el papel mismo del intérprete,
cha, Forman, Birri, Óshima, etc.) también se dirigían a determinar, al que ya no es partícipe-cómplice de una «puesta en escena», sino actan-
menos a favorecer, la unidad entre todo lo «nuevo», no sólo buscán­ te-actor de una «puesta en situación».
dola en su propio interior, sino apoyándola también en las diferentes
realidades positivas: como algunos festivales (la Semana Internacional
de la Crítica de Cannes y la Mostra de Pesaro), algunas revistas (Ca- b) En el nivel de losprocedimientos rítmicos
hiers du Cinéma, por citar una revista occidental, y Film a doba por citar
una publicación euro-oriental), alguna instituciones (como el Kurato- Aunque sobrevivía todavía (se entiende, mutatis mutandis) en algu­
rium Junger Deutscher Film o el Office National du Film canadiense), nos autores (ej. Truffaut y Chabrol), estaba siendo mayoritariamente
algunos críticos (como el francés Louis Marcorelles o el pocalo Boles- olvidado el decoupage clásico (que había sido y era el triunfo de la pro­
lav Michalek). ducción hollywoodiana), que hacía hincapié en el proceder coheren­
En verdad, más allá de estas singularidades creadas (sobre todo al temente diacrònico de la story, satisfacía sin dificultades apreciables
principio, en las temporadas 60/65) desde el exterior (o también, y es todos los interrogantes de los espectadores, colmaba cualquier vacío
más que una hipótesis, como primer resultado de una «recaída»), en­ informativo relevante sobre los personajes y afirmaba el arte (cinema­
tre las diversas vagues de Montreal y Praga, Moscú y Río de Janeiro, tográfico) como «síntesis a priori» del mundo. Precisamente por parte
Dakar y Oberhausen, París y Tokio, llegarían a ser, con el tiempo, re­ de Hollywood, el revolucionario decoupage wellesiano de Citizen Kane

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c) En el nivel de lo «Jílmico»
Desde siempre, la actitud de «filmar» estaba encaminada a borrar
la «presencia» de la cámara y, separando el dato técnico-mecánico del
poético-expresivo, a anular el primero en el segundo: tanto porque
ello respondía a la necesidad de un cine psicológico-novelesco, como
porque favorecía la implicación, subliminal y pasiva, del espectador
que, de esta manera, llegaba a situarse en el centro de la trama. En
buena parte de las películas de los años 60, en cambio, la de la cáma­
ra era una presencia no sólo no ocultada, sino, a veces subrayada sin
más (en lo visual y en lo sonoro), tanto con el fin de introducir un
nuevo elemento dialéctico como para subrayar el carácter fenomeno-
lógico de lo narrado. Era, también en términos de lenguaje, la pro­
puesta de un nuevo y polémico «realismo», que destronaba las anti­
guas fórmulas y encontraba numerosas correspondencias con lo que
otros estaban haciendo en la literatura, en las artes visuales, en la mú­
sica y en el teatro. En no pocos autores, el rechazo del montaje (como
Antes de la revolución (Bernardo Bertolucci, 1964). punto fundamental de la operación de «ficción» del cine, que aunque
también partía de la realidad objetiva de lo «profílmico», la transfigu­
raba, mediante separaciones y enlaces, o bien cortes y añadidos, en
(Ciudadano Kane, 1941), se había propuesto como una de las bases del una nueva y autónoma realidad, irreconocible en el mundo objetivo)
cine de la modernidad. Y, al menos en este sentido, la clásica prosodia llevaba a un desbarajuste de las tradicionales subdivisiones entre en­
de Hawks o de Ford, el montaje de la «transparencia» rosselliniana o cuadre y secuencia, y a una expansión del uso, un tiempo sólo excep­
del «realismo» renoiriano, los ritmos de suspense sistemático de Hitch- cional, del «plano-secuencia» (es decir de la toma ininterrumpida de lo
cock o aquellos épico-melodramáticos de Visconti, parecían evocacio­ «profílmico»); mientras, el figurativismo de los planos —antiguo y
nes puramente ideológicas: el nuevo modelo rítmico ya no parece convencional paso obligado para un «cine de autor»— sufría también
aquél, armónicamente articulado y calibrado en forma de contrapun­ profundas revisiones, que iban desde la recuperación del sencillo ca-
to, de la forma de la «sonata» clásica y de la «sinfonía» decimonónica, drage rosselliniano hasta la desintegración óptica de los elementos
sino aquél sincopado de la ejecución del jazz. El arte (cinematográfi­ compositivos.
co) ya no se propone mimesis perfectas y síntesis (a priori) del mundo Confirmación de esta nueva postura era el uso extradiegético, no
y de la historia, sino como «vivencia» fenoménica, donde lo existen- poco frecuente, de la «mirada a la cámara», es decir, la programática
cial ha reemplazado a lo categorial (pienso, en este sentido, en Berto- explicitación de esa postura de actor que, en la tradición del «cine clá­
lucci, todavía «viscontiniano» a su manera, de Prima della rivoluzione, sico» estaba generalmente considerada como un «errop> de toma: el
(Antes de la revolución, 1963); o en el Rocha que pasa de la épica revo­ actor que recorría con su propia mirada, por razones narrativas, el es­
lucionaria de Deus e o diablo na térra do sol (Diosy el diablo en la tierra del pacio correspondiente al lugar donde opera la cámara no llega a evitar
sol, 1964), a esa fenomenología de la revuelta y de la derrota que es Te­ mirar, quizás fugazmente, al interior del objetivo. En muchas pelícu­
rra em transe; o en Nihon no Yoru to kiri (Nochey niebla enJapón) o Nihon las de la época (empezando por uno de los episodios de la fundación
shunka kó (Sobre las canciones obscenasjaponesas) de Oshima. del Nuevo Cine, el godardiano A l final de la escapada), la programatici-

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dad de la «mirada en la cámara» respondía, al menos, a dos opciones in­ Hay que destacar que éste es uno de los modos más concretos con
novadoras: 1) establecer una especie de entendimiento tácito, casi una los que las nuevas generaciones, recuperando usos y papeles distintos
«unidad actancial» entre «espectadon> y «acton>, más allá de la vicisitud del lenguaje cinematográfico, contribuyen a hacer salir al cine del así
que el primero finge creer y el segundo finge vivir; 2) subrayar el «extra­ llamado «orden global» que caracteriza, y contamina, los primeros
ñamiento» necesario (Verjremdung) que el espectador debía conservar años de su historia: de hecho, a diferencia de los otros lenguajes «histó­
respecto a la visión (piénsese también, en este sentido, en algunas se­ ricos» (ante todo la «lengua» literaria, que se distingue de la «lengua de
cuencias cinematográficas «brechtianas» de los hermanos Taviani). uso» de la comunicación corriente), el lenguaje cinematográfico había
sido considerado durante décadas, y desde los orígenes del cine, como
el vehículo comunicativo de una práctica sustancialmente única, el «es­
d) En el nivel de los mensajes ideológicos pectáculo» cinematográfico: ya estuviese destinado a la comunicación
científica o a la expresión artística, a la información o al cuento de fic­
Se podía constatar un rechazo casi unánime a la explicación de ción, a la grabación documental o a la vanguardia poética. En cambio,
esos «mensajes ideológicos», directos o indirectos, que habían caracte­ es típico de los años 60 la superación (no ya sólo esporádicamente in­
rizado, por ejemplo, algunos momentos del neorrealismo posbélico dividual y a riesgo de marginación, sino colectiva y, de cualquier modo
italiano, del realismo prebélico francés y más que nunca del llamado acogida por el mercado) del aspecto «circense» del cine: aquel por el
«realismo socialista»; y habían sido la cruz y el placer de la «crítica de que, a diferencia de los otros lenguajes históricos, el cinematográfico
izquierdas». Con la única excepción del nuevo cine nipón (casi todo ha ofrecido durante medio siglo «espectáculo de sí mismo», siendo,
fuertemente ideologizado), incluso en dinámicas y tendencias de fuer­ pues, fundamentalmente, y para los más, no ya un medio (de expre­
te politización, como las de las nuevas cinematografías del Tercer sión o de comunicación) sino un fin (el espectáculo precisamente).
Mundo (véase el caso del Cinema Novo brasileño) o de las cinemato­ Por último, es propio de este decenio la total recuperación para el
grafías antisocialburocráticas del Este de Europa (véase el caso de la lenguaje cinematográfico de su potencial estético, y, por tanto, de su
Nova Vina checoslovaca), la ideología estaba siempre desleída (y filtra­ independencia de las cargas de la ideología, de los deberes de la didác­
da en un vigoroso aparato metafórico), y a menudo (véase el cine de tica, de las obligaciones de la política, de las necesidades de la infor­
Glauber Rocha) transformada en leyenda y mitología, sin que casi mación y de los hábitos del espectáculo. El nacimiento de un cine se­
nunca reapareciese la figura clásica del «personaje positivo» (con sus parado de la militancia política y/o de la (contra) información —a me­
antítesis dialécticas y sus derivaciones secundarias), portador de la «lí­ nudo, paralelamente, por los autores mismos del «cine de poesía» más
nea» justa (ético-política). libre (véase el caso de Pasolini)— es una pmeba «a contrario» de la ma­
En compensación, se abren camino en esa época, desde los Cinegior- durez que ha alcanzado el cine: es el resultado de una (otra vez más
nali liberi de Zavattini hasta las filmaciones del Newsreel de Robert Kra- «implícita»,) teoría.
mer (pero también con múltiples experiencias en el largometraje: desde
el italiano Aü’armi siamofascisti al argentino La hora de los hornos), la op­
ción alternativa, tan directa y explícita, del cine militante (que continua­ e) En el nivel de las estructurasproductivas
rá también posteriormente en los años 70), con fuertes connotaciones
políticas e ideológicas, y deliberadamente funcional con las causas polí­ En este ámbito, a decir verdad, la situación del Nuevo Cine de los
ticas, al servicio de las cuales se ponen abiertamente los cineastas «mili­ años 60 es mucho más ambigua. En el plano de los debates teóricos y
tantes», sean aquéllas la liberación del Tercer Mundo en vías de descolo­ de los enunciados de principio, se podrían constatar la apertura casi
nización, la salida de las oprimentes anquilosis del «socialismo real» o la unánime de un discurso fuertemente crítico sobre mecanismos pro­
lucha contra la prepotencia social del capitalismo maduro. ductivos y distributivos del cine y la conciencia generalizada de la ne-

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cesidad de crear estructuras alternativas o cuando menos distintas, que de las declaraciones de poética, son muchos los puntos comunes en­
permitiesen un menor condicionamiento de los productos. Pero, tre los nuevos cineastas de los años 60.
aparte de las notables diferencias ya existentes en el plano teórico (por Para muchos, aunque no ciertamente para todos, el «ser industrial»
ejemplo, entre las posiciones radicalmente offde Joñas Mekas, y de la del cine es el adversario común. Por algunos motivos, los más radica­
Filmcoop del New American Cinema, y aquéllas, por necesidad, mu­ les son los filmmakers del New American Cinema Group, los cuales
cho más cautamente reformistas de los cineastas de Praga y Bratislava, —repitiendo (casi seguramente sin saberlo) el radicalismo de los jui­
que apuntaban a un mínimo de autogestión del aparato productivo es­ cios de Bardem en Salamanca— afirman que, en todo el mundo, el
tatal), la diversidad era verificable sobre todo en la práctica: si en Brasil «cine oficial» respira estertóreamente en cuanto que es «moralmente
los autores se embarcaban en la aventura productivo-distribuidora de corrupto, estéticamente obsoleto, temáticamente superficial, congéni-
de la Difilm, en Francia el antiindustrialismo de la Nouvelle Vague no tamente aburrido»; y añaden que incluso «las películas en apariencia
era mucho más que un recuerdo juvenil (con raras, aunque significati­ válidas, aquellas que reivindican cánones morales y estéticos elevados,
vas excepciones) ya en los primeros años 60, cuando casi toda la gene­ y como tales son aceptados por la crítica y por el público, revelan la
ración de los exjeunes tures formaba parte del elenco de directores de la falsedad del film-producto. La misma calidad de la confección es la
nueva qualitéfrançaise; si, en la Bolivia de Jorge Sanjinés o en el Uru­ contraseña del disfraz utilizado para cubrir su falsedad temática, su fal­
guay de Mario Handler, hacer una película no quiere decir limitarse a ta de sensibilidad, su ausencia de estilo». Con motivaciones menos
dirigirla sino que significa «hacerla con las manos, los pies, la sonrisa, apocalípticas y sociológicamente más congruentes, un «compañero de
la mente, el engaño, la astucia, la acción sindical y un poco de dolon> viaje» del New American Cinema, muy independiente y solitario,
(Handler), en la Italia de Franco Cristaldi o en la España de Elias Que- Stan Brakhage, al tomar posición contra el cine «profesional» en nom­
rejeta son jóvenes productores hábiles e iluminados quienes promue­ bre de la independencia amateur («El amateur... filma personas, luga­
ven, y producen, lo «nuevo», quizá aprovechando inteligentemente las res y objetos de su amor... No debe inventar un dios de la memoria...
aperturas de las nuevas legislaciones cinematográficas, pero, ciertamen­ Es libre... Por esto creo inevitable que cualquier arte del cine debe na­
te, encontrándose en la situación de trabajar solamente el ámbito de re­ cer del aficionado...»), escribirá (en tomo a 1967): «Hollywood... cele­
novaciones estructurales parciales. Con el paso de los años, es decir, ha­ bra dramas rituales para celebrar la memoria de masa... y películas pro­
cia el fin de la década, el Nuevo Cine se ha convertido en casi todo el piciatorias que tratan de controlar el destino de la nación...»
mundo industrial en el cine predilecto de las plateas más evoluciona­ El manifiesto neoyorquino del New American Cinema Group es
das y, aunque algunos cineastas europeos, los más coherentes y los más del 28/30 de septiembre de 1960. Menos de dos años después, el 28
innovadores, continúan teniendo grandes dificultades, la marginación de febrero de 1962 serán los 26 firmantes del Manifiesto de Oberhau-
sistemática de lo «nuevo» queda como patrimonio de las cinematogra­ sen (entre los cuales se encuentran A. Kluge, E. Reitz y P. Schamoni)
fías tercermundistas y de algunas dictaduras supervivientes. En esto, en quienes hablarán de «bancarrota» del «cine convencional», limitando,
fin, la unidad «antiindustrial» del Nuevo Cine, desde su muy proble­ sin embargo, el juicio de la realidad cinematográfica alemana, y vien­
mático y, esencialmente, inexistente comienzo, no es ni mucho menos do la específica situación de crisis del cine industrial como aquella en
un problema teórico al final de la década. que «el nuevo cine adquiere la posibilidad de vivir... liberado de las
convenciones habituales, de cualquier tentativa de comercialización,
de cualquier tutela financiera».
L as poéticas y las teorías Casi tres años después de Oberhausen, en enero de 1965, Glauber
Rocha, en su manifiesto «Urna estética da fame», afirma que «el com­
Sin embargo, y no sólo en el ámbito de las teorizaciones implíci­ promiso del cine industrial es con la mentira y con la explotación»;
tas (en la práctica) y de los enunciados generales, sino también en el pero, aparte del hecho de que esta vez el juicio es más ético-político,

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también en este caso la imputación involucra exclusivamente a la pro­
ducción filmica de Brasil.
Más allá de estas declaraciones, tan próximas y tan distantes al mis­
mo tiempo, el punto en que se dan muchas convergencias es aquel,
muy concreto además de «ideológico», del «bajo costo». Lo teorizan
lo sfilmmakers del New American Cinema («El New American Cine­
ma está aboliendo el mito del budget —afirman en el punto 4 de su
manifiesto de 1960— demostrando que se pueden hacer buenas pe­
lículas comerciales en el campo internacional con un presupuesto en­
tre 25.000 y 200.000 dólares»), manifestando que la «idea del bajo cos­
to no nace de consideraciones puramente comerciales, pero lleva el
mismo camino que sus convicciones éticas y estéticas», es decir, con
las «cosas» que los filmmakers quieren decir y sobre el «modo» en que
quieren decirlas.
Lo practican por necesidad, antes incluso de teorizarlo por con­
vencimiento, todos los cineastas del Tercer Mundo africano e hispa­
noamericano, incluso los jóvenes del Cinema Novo brasileño, o sea,
aquéllos menos distantes de una práctica (aunque a su modo) indus­
trial: los que denuncian en el 66 un costo medio del New American
Cinema entre 40.000 y 60.000 dólares (véase De Andrade en T. R. so­
bre el Cinema Novo, al cuidado de L. Marcorelles en Cahiers du Ciné- Banditi a Orgosolo (Vittorio De Seta, 1961).
ma, n. 176, 1966).
Lo practican y lo teorizan, al menos en sus comienzos, algunos
nuevos cineastas italianos como Vittorio De Seta (... «La libertad del Aisladamente lo afirman varios exponentes del «nuevo» como los
director está en función del costo en el que llega a incluir la película húngaros István Szabó («Un pequeño grupo de colaboradores y un
que hace. Es una libertad subjetiva y objetiva... Si me diesen una cáte­ presupuesto limitado dejan al cineasta mayor libertad») y Miklós Janc-
dra podría enseñar cómo hacer películas de bajo costo»), Marco Be- só («Las mías son películas pobres. El mío es un estilo para ahorrar di­
llocchio («...un director deja de ser libre si tiene necesidad de 700 mi­ nero... Debo hacer las películas deprisa, por eso no utilizo el monta­
llones para expresarse [1967] ... La única razón que me ha permitido je... He encontrado el método del plano-secuencia para ahorrar tiem­
trabajar libremente es que I pugni in tasca [Las manos en los bolsi­ po de trabajo...»), que explica incluso en clave económica sus
llos, 1965] ha costado quince veces menos...»), Gian Vittorio Baldi opciones estilísticas; el hindú Mrinal Sen («Realizar una película,
(«Las películas deben ser filmadas a bajo costo: cuanto menor sea el como se sabe, es una empresa costosa... Debemos liberar el medio.
costo, más libres serán de las pesadas influencias comerciales y publi­ Debemos probar que la realización de una película ya no será un pro­
citarias...»); hasta los hermanos Taviani, de los cuales Paolo teoriza sin yecto costoso»), que auspicia películas «a lo Pather Panchali» (1. Produc­
más sobre una especie de sveikismus cinematográfico («...¿Cómo hacer ciones sin divos, sin brillo y las más de las veces con no profesionales;
las películas? Elaborando, cuando es posible, operaciones de rapiña. 2. Producciones con presupuestos bajísimos; 3. Producciones funda­
Es necesario robar. Hacer pasar, de contrabando, por operaciones co­ mentalmente en exteriores; 4. Producciones que amalgamen ficción y
merciales aquellas que no lo son. No es fácil...»). documentalismo); el primerísimo Truffaut («...Cuanto más caras son

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las películas, más estúpidas son... Una película de 300 millones, para necesario improvisar sobre lo que se rechaza...»), a Óshima («La repre­
recuperar los gastos, debe gustar a todas las clases sociales en todos los sentación no debe ser una ilustración del guión. Consiste en una ne­
países. Una película de 60 millones puede cubrir gastos simplemente gación, por parte de la calidad, de la imagen expresada por el guión,
en Francia o atrayendo a pequeños grupos en muchos países...», 1957) el descubrimiento de una nueva imagen que supone esta negación
aunque luego practique un cine serenamente «industrial»; el cubano como su momento necesario»).
Julio García Espinosa («Hoy el cine perfecto desde el punto de vista La realidad es que los años 60 conllevan, tal vez confusa y contra­
técnico y artístico es casi siempre un cine reaccionario»), transforman­ dictoriamente, pero de modo irreversible: a) una visión de la identi­
do las necesidades del cine tercermundista en pura «ideología». dad y del papel del «autop> cinematográfico marcadamente distinta de
De estas opciones para el low budget, deriva la superación del aquélla predominante hasta ahora, una nueva visión gracias a la cual
guión como proyección definida de la película que va a realizarse, co­ el epicentro de la película tiende a desplazarse, incluso en los discur­
mún a muchos exponentes del nuevo cine: de Jancsó («En mis pelícu­ sos teórico-poéticos sobre la práctica cinematográfica, del aparato pro­
las hay mucha improvisación, un notable margen para continuas mo­ ducción/consumo al punto neurálgico autor/obra; b) una nueva con­
dificaciones e intervenciones. Los guiones que sirven de base para cepción del cine, de biblia pauperum y «espectáculo de masa» a viático
nuestro trabajo son una descamada serie de sugerencias en ningún cognoscitivo, «medio para expresar problemas importantes» (Wajda),
momento definitivas»), a Godard («Ninguna de mis películas depen­ trámite «para mejorar el mundo» (Rocha), «instrumento de lucha»
de de un verdadero guión, sólo de una idea plasmada en tres o cuatro (Sanjinés); c) una nueva narratología cinematográfica, muy distante de
páginas... No tengo una historia en la que se desenvuelve un persona­ la «clásica», cuyos cánones principales han sido definidos por Griífith
je, tengo un personaje, y es el personaje el que impone la historia»), y esencialmente practicados hasta los años 50.
de Kramer («Existe un guión... Pero este tipo de trabajo continúa tam­ Coincidiendo con los tiempos y cuanto sucede en otros ámbitos
bién durante el rodaje, así pues se escribe una escena mientras se expresivos (por ejemplo, la «obra abierta» en el campo literario) surge
monta la cámara, otra mientras se regulan las luces...») a De Seta («Los la nueva exigencia de la «película abierta»: «No me gustan las pelícu­
grandes de antes preordenaban y ejecutaban; hoy se tiene más fe en las cerradas, acabadas en sí mismas —afirma, entre otros, Dusan Ma-
las sugerencias de la realidad; hoy el guión ha decaído [mientras que kavejev— ... al hacer una película aspiro a conseguir una estructura
permanece vital el objeto, esto es el tema]»). Mientras otros cineastas, compuesta de varios elementos, dotada del mayor número posible de
aun considerando funcional la fase del guión, ven la dirección como momentos abiertos; cada espectador puede, así, entrar o salir a su pla­
el momento de la contraposición dialéctica con el original (guión): cer, puede construir su propia película, que puede incluso ser distinta
desde Pasolini («He constatado que el guión no tiene absolutamente de la mía.»
ninguna importancia desde el punto de vista estilístico, porque des­ Repetidamente se afirma la idea de que la película no debe repre­
pués de la elección del modo de rodar, la elección de los actores con­ sentar tanto una auténtica «vivencia» sino ser una «vivencia» en sí mis­
figurará el estilo de la película. Es la misma relación que existe entre ma, «no organizando los... materiales en una especie de forma conver­
una película y un libro...»), hasta Tarkovski («La dirección cinemato­ tida en fiction, sino haciendo surgir las grandes líneas de la realidad en
gráfica comienza no en el momento en el que se discute el guión con la película» (Kramer). Para muchos cineastas, la película es algo que
el guionista... sino en el momento en el que, frente a la mirada inte­ «continúa en su devenip> mientras se piensa en ella, mientras se escri­
rior de la persona que hace la película y que es llamada director, sur­ be y mientras se rueda (lo afirma Bertolucci a propósito de Antes de la
ge la imagen de esta película...»), desde Bellocchio («A mi modo de revolución); algo que se rueda en contra del guión, y después se monta
ver es necesario partir de un guión durísimo, verdaderamente impor­ en contra de lo rodado (tal como dice Ferreri a propósito de L Ha­
tante, que después se puede discutir, rechazar, pero que debe consti­ rem/El harén, 1967); que debe mostrar los «procesos» de los problemas,
tuir la base porque la improvisación es inevitable en el cine, pero es esto es «someter a juicio, sin emitir veredicto» (García Espinosa); tam­

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bién porque actuar en una película supone vivirla con intensidad, y para realizar una película es la honestidad»), si ser sincero no quiere
porque —dice el nuevo autor— «vivo inmerso en la película que decir necesariamente ser una gran artista, «para ser un gran artista es
hago» (Ferreri), o sin más «yo, con el cine, vivo» (Olmi), así que «la pe­ necesario ser sincero».
lícula... no es una película, sino un trozo de vida verdaderamente» Pero cada opción «estética» es también, necesariamente, una op­
(Orsini). ción «ética». En efecto, «una posición de la cámara, un encuadre, en
En conclusión, la película no sólo no debe ocultar el proceso de una película, son ya todo un mundo»: porque «el estilo es ya un
su «factura», sino que, en cambio, debe exhibirlo en toda su «ambigüe­ modo de ver el mundo»; y «un encuadre... contiene su poesía del mis­
dad» («Hay que ver e interpretar esta película en clave de ambigüedad» mo modo que su moral»; e incluso «una dolly... puede ser o no ser mo­
escribe B. Bertolucci, a propósito de su segunda obra) y en la dialécti­ ral» (Bertolucci). En el Nuevo Cine, finalmente «la moralidad es con­
ca que se llega a crear entre la subjetividad creativa y la objetividad en fiada sólo al estilo» (Bellocchio). Y el estilo se identifica de tal manera
la que aquélla opera: para que se establezcan «constantemente nuevas con la moralidad que el líder del Cinema Novo brasileño afirma en su
relaciones intensivas con la realidad renovando así su subjetividad a tra­ Manifiesto: «Es una cuestión de moral, que se reflejará en las películas
vés de la negación permanente de sí misma» (Óshima). La verdadera en el momento de filmar un hombre o una casa, en el detalle enfoca­
película del «nuevo cine» es aquella que no pone en escena una histo­ dor...»; y algunos años después aclarará perentoriamente: «el Cinema
ria sino la puesta en escena de una historia: «La obra... puede tener una Novo no es cuestión de edad sino de verdad» (Rocha).
utilidad sólo para aquel espectador que tal vez sin comprender del Esta unión indisoluble de forma (estética) y contenido (moral),
todo el proceso creativo, haga suyo el proceso de liberación del creador» vistos no como opuestos sino como simple diversidad denominativa
(Amico; las cursivas son mías). de un mismo gesto (una dolly —es decir, una opción formal— es tam­
Se trata, por tanto, de romper «los paradigmas regresivos que para­ bién una «posición moral» —es decir, una opción ética—), lleva a más
lizan la capacidad y las posibilidades de la mirada», creando «nuevos de un cineasta a recuperar la proximidad cine/música que había sido
ojos para atravesar el espesor de las cosas», determinando «nuevos rit­ planteada por algunos teóricos de los orígenes (Germaine Dulac había
mos... abiertos a todo incluso al error, pero por eso mismo vitales, car­ hablado del cine como «sinfonía visual»). «Entre todas las artes, la que
gados de impaciencia» (Taviani): en efecto, «la verdad es violencia» y resulta más próxima al cine es la música: también en ella el problema
«la cámara es un animal que es lanzado en libertad en medio del mun­ del tiempo es fundamental», escribe Tarkovski hablando del cine
do» (Bertolucci), donde puede construir «documentales negativos so­ como «escultura del tiempo». «A nuestros directores les falta, sobre
bre una realidad que no existe» —como ha observado agudamente Jos todo, el sentido de la forma y de un modelo de medición rítmica del
Oliver a propósito de la Escuela de Barcelona —y contraponer a «ver­ tiempo», dice Satyajit Ray, afirmando a la vez que «con un poco de
dades hechas de mentiras» el cuento de «mentiras hechas de verdades» fantasía, quizás se podría concebir un tema cinematográfico estructu­
(Suárez). Porque «el tema de la verdad y de la mentira» es, en el fon­ rado como el raga». «¿Por qué hemos concebido Sotto ilsegno deUo scor-
do, el único tema verdadero existente en el cine: «Se trata necesaria­ pionef Paradójicamente deberemos responder: porque tenemos ganas
mente de interrogarse acerca de la verdad, utilizando medios que son de hacer música», confiesan Paolo y Vittorio Taviani, reconociendo
necesariamente mentirosos» (Rivette). que la «vocación por una constmcción musical ya estaba latente en las
La cuestión es «ética» aún antes que «estética»: el autor debe «en­ otras películas nuestras» y precisando que «en Scorpione la estructura
contrar el valor para llegar cada vez más al fondo de las cosas... elegir de tipo musical aparece como elección consciente». «Pienso en la mú­
y soportar, por tanto, esta responsabilidad suya hasta el fin... Estar sica como cine. No la banda sonora, sino la música de las imágenes»,
siempre de parte de la verdad y de la claridad» (Schorm); también por­ declara Carmelo Bene. «Tal vez sea la imagen del músico la que más
que, como afirma Ritwick Ghatak, comentando una declaración de se me asemeje, puesto que he concebido mis Cuentos morales como seis
Antonioni en el Festival de Cannes 1961 («La condición fundamental variaciones sinfónicas», admite Eric Rohmer, precisando, inmediata-

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ra del autor/director. Se puede incluso decir que este último tema es
uno de los leitmotiv emergentes de todo el cuadro mundial del Nuevo
Cine. Con la única excepción, quizás, de la situación italiana —en la
que la Nueva Ola nace, principalmente, por iniciativa de los produc­
tores (Goffredo Lombardo y Titanus, Franco Cristaldi y Vides, Alfre­
do Bini y Arco Film; pero también productores más tradicionales, que
adaptan rápidamente sus propios trends productivos a las nuevas exi­
gencias internacionales y favorecen, de modo hasta excesivo, los co­
mienzos de las nuevas generaciones cinematográficas)— en todo el
mundo, los autores/directores son quienes determinan los grandes
cambios que renuevan las distintas cinematografías nacionales: en
muchos casos, son ellos y sus asociaciones quienes determinan nuevas
legislaciones cinematográficas; en su nombre, en varias circunstancias
políticas, se crean solidaridades político-intelectuales activas y orgáni­
cas (y este fenómeno irá desde el nuevo cine checoslovaco de los pri­
meros años 60 hasta el nuevo cine chileno, el último de los Nuevos
Cines, de comienzos de los años 70, en el Chile de Allende); en tomo
a ellos se cristalizan las no pocas iniciativas productivas (en Francia, en
Brasil, en Japón, en Argentina...) virtualmente distintas de las tradicio­
nales empresas cinematográficas y de la clásica división de papeles en­
tre «producción» y «creación».
Crónica de Anna Magdalena Bach (Jean-Marie Straub, 1967). A mediados de la década, cuando incluso la crítica comienza a re­
novarse, sea porque está implicada en la (y separada de la) batalla en­
tre «viejo» y «nuevo» que envuelve a la creación cinematográfica, sea
mente después: «Al igual que un músico, hago variar el motivo inicial: porque ha sido alcanzada por el eco, directa o indirectamente, de nue­
ralentizando, acelerando, alargando, acortando, adornando o afinan­ vas instrumentaciones críticas (el estructuralismo, la semiología), y se­
do». «Stravinsky ha dicho: “Sé bien que la música no es capaz de ex­ guramente un poco por todas partes —incluso prescindiendo de
presar nada”. Pienso que lo mismo valdría para una película», aclara cómo ha nacido y bajo qué impulso— el Nuevo Cine parece ser un fe­
Jean-Marie Straub a propósito del découpage de su Chronik der Anna- nómeno generalizado y mucho más cargado de implicaciones que un
Magdalena Bach (Crónica de Anna Magdalena Bacb, 1967). «El cine se simple, fisiológico cambio generacional. En esos momentos centrales
parece a la música más que a ningún otro arte», afirma Maurizio Pon- de los años 60, se decía, apareció verdaderamente una doble sensa­
zi en el año de su iniciación. ción: por un lado, la impresión de un «momento cero» del cine, como
En otras palabras, es evidente que los autores del nuevo cine re­ el enunciado por Jean-Pierre Lefebvre («el cine no existe todavía, el
quieren para las películas una total libertad expresiva, una salida radi­ cine no ha nacido todavía de verdad»); por el otro, la certeza de que la
cal de las constricciones conciliadoras entre «contenido» y «forma», década en curso fuese precisamente la de la salida definitiva del cine
una exención de las obligaciones narrativas de la «historia» y psicoló­ de una larga protohistoria, con una gran «riqueza de posibilidades no
gicas del «personaje», una salida de las constricciones de la industria, explotadas» hasta entonces y un «futuro sin fronteras» (Tarkovski).
además de, casi unánimemente, un mayor reconocimiento de la figu­ En cambio, las cosas no fueron de este modo. Entre el final de la

38 39
década y los comienzos de los años 70 —en el «plano general», con la
difusión mundial de la dinámica de restauración política, en el «plano
cinematográfico», con la superación de los diez años de crisis que ha­
bían golpeado a Hollywood y la propuesta renovada de la hegemonía
hollywoodense sobre el mercado cinematográfico de todo el plane­
ta— el Nuevo Cine se repliega en todo el mundo de una manera nue­
va, se esteriliza en los pequeños filones de la película «juvenil», asume
las actitudes un poco cínicas del nuevo imaginario industrial, se trans­
forma, a menudo sumergiéndose en práctica televisiva mientras la
competencia de las muchas televisiones disminuye radicalmente el
público y la de los renovados superproductos made in U.S.A. suma lo­
calidades entre los espectadores de las cinematografías nacionales.
Quizá los años 60 sean el más bello decenio entre los cien que El estado asistencial
cumple el cine en diciembre de 1995: aquel que se abre a más esperan­
zas, propone más experiencias, muestra una mayor dialéctica de la C asim iro T orreiro
oferta. Pero es también la última década del gran cine mundial. Y esto
ni los propios creadores del Nuevo Cine podían saberlo. A ntecedentes

A la hora de establecer las razones que llevaron al más que surgi­


miento, literal estallido de algunos de los llamados nuevos cines en
Europa occidental desde finales de la década de 1950 hasta bien entra­
dos los 70, no existen dudas en identificar como fundamental uno de
los factores que explican el fenómeno: la actuación más o menos di­
recta de los distintos estados nacionales por vía legislativa. Desde la ul­
tramontana España del franquismo hasta la vieja monarquía constitu­
cional británica, todos los estados ayudaron, con sus políticas de pro­
tección a la producción —y más marginalmente, también a la
exhibición y a distintas medidas de actuación cultural tendentes a ga­
rantizar la base profesional del cine del futuro: escuelas de cine, archi­
vos, filmotecas, promoción exterior, becas de formación en el extran­
jero, etc.—, a estimular la aparición de una generación de recambio
dispuesta a presentarse como alternativa a los cineastas de prestigio
que componían el cuadro rector de cada cine nacional. Cineastas que,
no obstante, comenzaban entonces a no sintonizar tan claramente
con su público natural, situación que no tardarían en aprovechar los
aspirantes a sucederlos.
Esta falta de sintonía, que los portavoces de los jóvenes aspirantes
elevaron a veces a abusiva consigna propagandística no asentada en

40 41
datos empíricos —en esto se llevaron la palma algunos de los críticos como era el de los estudios de Hollywood, sino también de causas di­
franceses activos desde comienzos de la década de los 50, luego con­ rectamente políticas: ya desde los días finales de la guerra se hizo evi­
vertidos ellos mismos en cineastas, quienes arremetieron contra lo que dente que las autoridades de ocupación estadounidenses tenían pla­
François Truffaut llamó despectivamente le cinéma depapa, films obra nes específicos para algunos de los países derrotados en la guerra, que
de cineastas que, como Claude Autant-Lara, Yves Allégret, André Ca- no siempre se vieron coronados por el éxito, pero que hablan a las cla­
yatte, Marcel Carné, Christian-Jacque y otros, fueron responsables de ras del interés estratégico que la industria cinematográfica comenzaba
la resurrección del cine popular francés después de la guerra—, tuvo a tener para la administración norteamericana. Así queda en evidencia
su origen, entre otros factores, en la extensión en progresión geométri­ en el caso de Italia, donde desde 1944 las autoridades ocupantes inten­
ca de la televisión en los países europeos más desarrollados. taron interponer trabas legales a la reanudación de las actividades pro­
Este fenómeno, similar al que se había producido en los Estados ductivas. Concretamente, el almirante Stone, presidente del Film
Unidos desde 1949 —y una de las causas del brusco cambio de con­ Board aliado, intentó sin éxito evitar que se produjeran películas tras
tenidos y de estrategias de venta de la industria cinematográfica ame­ la Liberación, con la excusa de que el cine era un invento del fascismo
ricana—, produjo, en primer lugar, un cambio apreciable en la edad y que Italia, como país agrícola, «¿qué necesidad tiene de una indus­
media del espectador de las salas de cine, que se rejuveneció súbita­ tria del cine?» (Quaglietti, 1980: 37-38).
mente y que perdió su característica de público universal para conver­ Frente a su propia opinión pública, preocupados desde un punto
tirse en público especializado, con un nivel cultural más alto, unos in­ de vista nacionalista por la aculturación a que podía llevar una coloni­
tereses más afinados y una mayor exigencia en cuanto al consumo de zación del mercado propio por productos ajenos —es preciso recor­
ficciones cinematográficas. Pero también, y ante todo, una contrac­ dar que, en la época, el cine sigue siendo el medio de comunicación
ción espectacular de la audiencia global, perfectamente constatable en masivo por excelencia—, y a la presión de las asociaciones profesio­
la práctica totalidad de los países desde mediados de los 50 y, ya con nales y de los sindicatos del sector, poderosos en algunos países con­
carácter más acusado, en toda la década posterior. cretos —Francia, Italia, Gran Bretaña—, los distintos gobiernos de
Frente a la fortísima contracción de un mercado tradicionalmente las democracias europeo-occidentales intentaron ya desde la década
ágil y altamente rentable como el de la exhibición cinematográfica, de los 50 implementar políticas de protección que, en todo caso, no
que afectó más a las producciones de cada país europeo que a la del eran nuevas.
cada vez más influyente concurrente estadounidense, los distintos go­ Por citar un ejemplo, un país con un mercado débil como Dina­
biernos decidieron afrontar la puesta en marcha de políticas de protec­ marca, en el que llegó a cuajar, hacia 1962, un cine de nuevo cuño
ción que tenían como prioridad inmediata la salvaguardia de los pues­ —con directores como Henning Carlsen, Palle Kjoerulff-Schmidt o
tos de trabajo directamente empleados en la industria, en grave peli­ Henrik Stangerup—, ya se dotó de una ley de ayudas que, aprobada
gro de desaparición ante la magnitud global de la crisis. en fecha tan temprana como 1933, fomentaba la producción y distri­
La segunda razón'del apoyo directo del estado al cine venía dada bución de cortometrajes daneses. Desde 1939, el Centro Cinemato­
por factores de índole política y cultural. Desde el final de la Segunda gráfico del estado financió y coordinó la producción y distribución de
Guerra Mundial, y tras la normalización de las relaciones de intercam­ filmes con carácter cultural —Cari T. Dreyer trabajó en este proyec­
bio entre Europa y su nuevo protector ultraoceánico, pronto se hizo to—, que se canalizaban a través de diferentes organismos, desde el
evidente la capacidad del asfixiante aliado para imponer en Europa Comité Cinematográfico gubernamental (Ministeriemes Filmudvaig)
sus propios productos, y más después de los años en que, bloqueada hasta la Liga Obrera de Enseñanza. Esta iniciativa sirvió, entre otras
buena parte del mercado europeo por la guerra, se acumulaban los tí­ cosas, para la formación profesional de varias generaciones de cineas­
tulos estadounidenses por estrenar. tas, en un país sin escuela oficial de cine.
Una fuerza no sólo derivada de un superior aparato productivo En Gran Bretaña, un buen ejemplo de mantenimiento de una po­

42 43
lítica continuada de subvenciones, el gobierno laborista prohibió por los países firmantes del Tratado de Roma, embrión de la Comunidad
decreto la exportación de capitales obtenidos por las ganancias en Económica Europea, las reticencias tenían que ver además con la im­
cine de las empresas extranjeras (1947) y creó en 1949 la National Film posibilidad del mantenimiento de políticas industriales de corte pro­
Finance Corporation (NFFC) dependiente del Ministerio de Indus­ teccionista, que se consideraban ya entonces lesivas para la libre com­
tria, una especie de banco público dedicado al cine que tuvo entre sus petencia entre los países miembros, razón por la cual las subvenciones
competencias, desde un principio, financiar hasta el 30% del coste to­ se disfrazaron a menudo de amplias operaciones de intervención cul­
tal de un film, con la intención de recuperar de manos de sus produc­ tural antes de lo que en el fondo eran, medidas industriales. Por otra
tores el préstamo concedido una vez que la película se estrenase. La parte, la diferente situación política en que se encontraban los estados
creación de la NFFC fue una medida adoptada en tiempos de inci­ europeos en sus relaciones bilaterales con Estados Unidos dificultó en
piente crisis de la industria, pero en un contexto que, no obstante, algunos casos —en Alemania occidental, por ejemplo— la adopción
contemplaba aún la existencia de empresas de capital autóctono (Bal- estricta de cuotas de pantalla: no pareció entonces aconsejable, por
con/Ealing, Hammer, etc.) capaces de producir regularmente e inclu­ añadidura, la disputa con unas empresas multinacionales que desde
so de penetrar en mercados foráneos. comienzos de los 50 llevaban adelante una eficaz y progresiva inver­
Conviene recordar que durante unos 30 años la NFFC ayudó a sión en productos nominalmente europeos —que en la jerga del ofi­
producir la nada despreciable cifra de 750 films británicos, y durante cio se llamó runaway production o producción desertora. Dicha pe­
la década de 1950 fue la responsable de financiar alrededor del 50% netración fue especialmente notable en Gran Bretaña, pero también
de la producción nacional. El ejemplo de la NFFC fue retomado en en Italia, donde se concretó en una inversión neta de 350 millones de
otros países, como por ejemplo Flolanda, que en 1956 creó un fondo dólares en films italianos entre 1957 y 1967.
destinado a la producción, financiado en común por el Ministerio de De hecho, tanto las administraciones democráticas de ambos paí­
Educación y por el Neerlandesche Bioscoop-Bond, un banco cuya ses como la dictatorial España vieron con buenos ojos la inversión fo­
principal tarea era impulsar la balbuceante industria local. ránea en una industria necesitada de mantener sus puestos de trabajo,
En Alemania occidental, por su parte, el gobierno democristiano por una parte, al tiempo que, por la otra, entendieron que la inversión
puso en marcha una primera política de subvenciones para el cine, estadounidense en películas nominalmente nacionales aseguraría a és­
aprobada por el Bundestag —parlamento— en marzo de 1950. Con­ tas una presencia en los mercados internacionales que las débiles dis­
sistía básicamente en la regulación de la concesión de avales para la tribuidoras autóctonas estaban muy lejos de poder garantizar: el caso
obtención de créditos federales a bajo interés destinados a la produc­ de grandes superproducciones británicas financiadas por capital esta­
ción. Esta política, muy cauta si se la compara con la puesta en prác­ dounidense, como The Bridge on the River Kwai (El puente sobre el río
tica de la década siguiente, supuso un incentivo considerable que ayu­ Kwai, 1957) o Lawrence ofArabia (Lawrence de Arabia, 1963), ambas de
dó a nacer, entre otros, a algunos de los pocos films alemanes que se David Lean, así parecía confirmarlo.
exportaron con éxito a lo largo de la década de 1950, como por ejem­
plo la saga centrada en la vida de la emperatriz Sissí. Por otra parte,
hay que recordar que la reconstrucción económica y el fomento ci­ U n ejem plo p io n er o : G r a n B r e ta ñ a
nematográfico provocaron un alza considerable en el número de sa­
las en todo el país, que entre 1950 y 1958 aumentó, ya está dicho, Las legislaciones que habrían de garantizar el surgimiento de los
de 4.000 a 7.085. dos primeros movimientos de nuevo cine en Europa, considerable­
Estas políticas, sin embargo, no siempre dieron los frutos desea­ mente influyentes luego en casi todo el mundo, el Free Cinema britá­
dos, entre otras cosas porque no todos los gobiernos que las llevaron nico y la Nouvelle Vague francesa, contenían empero modificaciones
adelante demostraron el mismo celo en su aplicación. En el caso de sustanciales sobre las normativas vigentes que permitieron abrir una

44 45
puerta a aspirantes que, hasta entonces, poco podían hacer para intro­
ducirse con garantías en los cerrados ambientes del cine establecido.
Aunque los resultados fueron en algunos casos descorazonadores, in­
dicativos en todo caso de las contradicciones que supuso en cada país
la adopción de medidas que no todo el establishment político defendía
con igual firmeza.
Un buen ejemplo es Gran Bretaña. En 1957, el gobierno conserva­
dor precisa por ley las competencias de la Cinematograph Films Act
(CFA) aprobada originalmente en 1950, que hace obligatoria la llama­
da tasa Levy sobre cada entrada vendida con la finalidad de que ese di­
nero fuese a parar a un fondo, el British Film Production Fund, dise­
ñado para ser la base de ayuda a la producción autóctona. Asimismo,
prorroga hasta 1967 la actuación de la National Film Finance Corpo­
ration (que más tarde vería ampliado su periodo de vigencia has­
ta 1984).
La CFA establecía una ayuda automática para films de corto y lar­
gometraje de hasta el 40% «de la parte bruta del distribuidop>, e inclu­
so en algunos casos, los de films de bajo presupuesto, este porcentaje
se podía multiplicar por dos. Pero realmente la originalidad del siste­
ma de subvención británico viene dada por la financiación del fondo Esa clase de amor (John Schlesinger, 1962).
de producción, que nace de los propios espectadores de films no sólo
ingleses, sino de toda nacionalidad. La tasa, «del 11% de la fracción
del precio (de la entrada) que exceda los 11 peniques», según la punti­
llosa redacción original, se aplicó a recaudaciones casi siempre en as­ ción; para caer otra vez a 84, 79 y 77 los tres años siguientes; la pro­
censo desde 1957 en adelante: 2.537.063 libras ese año, 3.849.932 ducción se estabilizó en estos baremos, entre 70 y 80 films, hasta bien
en 1959, 4.027.133 en 1961. Además, se amparó la neutralidad de la entrados los años 70— , no es menos cierto que las ventajas que apor­
concesión de subvenciones haciendo que la oficina encargada de la tó la nueva legislación no fueron aprovechadas únicamente por los
administración del fondo, la British Film Fund Agency, estuviera nuevos cineastas enragés que renovarían, por lo menos desde la dimen­
compuesta por miembros sin ninguna conexión con la industria cine­ sión temática y formal, el cine británico de la época, sino por el teóri­
matográfica. co enemigo: el capital multinacional de las majors estadounidenses, si­
A esta legislación se adherirán algunos de los jóvenes cineastas tuación que se repitió en varios países europeos a lo largo de los 60.
que, como Lindsay Anderson, Jack Clayton, Karel Reisz, Tony Ri- La estrategia que adoptaron las empresas estadounidenses fue sim­
chardson o John Schlesinger, efectúan su debut en el largometraje en­ ple pero efectiva: por una parte, mantuvieron su tradicional política
tre 1958 y 1961, a veces a través de empresas de producción indepen­ de contratación de cineastas, actores y profesionales emergentes que
dientes, otras incluso de la mano de viejos productores todavía activos. también afectó al Free Cinema, ya que pronto iniciarían carrera en
Y si bien es cierto que el número de films aumenta considerablemen­ Hollywood algunos de los directores más dotados, unos con poca for­
te —de 63 en 1956 se pasa a 81 en 1957, a 105 en 1958, el primer año tuna —Tony Richardson—, otros con más regularidad —Schlesinger,
en que se puede medir efectivamente el alcance de la nueva legisla- Richard Lester, el canadiense Sidney Furie, Bryan Forbes o Clive Don-

46 47
ner. Por la otra, buscaron potenciar sus filiales inglesas —conviene re­
cordar que estudios como Warner Bros, o MGM producían regular­
mente en el país desde los años 30— invirtiendo en lo que ya hemos
descrito como runaway production.
Bien es cierto que, como hiciera el estado francés para asegurar su
industria a comienzos de los años 30, el británico también estipuló
por ley, en 1960, las condiciones necesarias para considerar un film de
nacionalidad británica: «1) que el productor sea un sujeto británico; 2)
que el estudio de rodaje esté situado en la Commonwealth; 3) que el
nombre y la dirección del estudio (o del productor si no hay rodaje en
estudio) figure en la película (al comienzo o al final) de forma que sea
proyectado durante 10 segundos por lo menos». Y dejaba la puerta
abierta, asimismo, para que Su Majestad sancionase por decreto que
un film cualquiera podía obtener la nacionalidad inglesa siempre que
estuviesen realizados a través de acuerdos firmados «por otros gobier­
nos o con organizaciones internacionales».
Pero esta puntualización legal tampoco impidió la astucia de las
majors. Su estrategia se orientó desde finales de los 50 hacia la diversi­
ficación y la ampliación del número de coproducciones, bien con em­
presas británicas, bien con sus propias filiales, lo que daría lugar a uno
de los fenómenos más importantes, desde el punto de vista de la pro­
ducción, del cine británico —y continental, por otra parte— de la dé­
cada de los 60, al tiempo que dejaba expuesta a la vapuleada industria
nacional a los vaivenes inversores norteamericanos. De esta forma, el
cine británico contempla en 1967 cómo el 75% de la producción su­
puestamente nacional está financiada en realidad con capital estadou­
nidense, situación que se hace agobiante si se contempla el número de La soledad del corredor defondo (Tony Richardson, 1962).
coproducciones financiadas por empresas norteamericanas: en 1968,
por poner un ejemplo extremo, 43 de las 49 coproducciones británi­
cas eran estadounidenses. lo es entre su productora, Woodfall, y United Artists. De manera que
La ocupación progresiva del capital norteamericano de las redes el sello productor que más se ve repetirse en los productos de los «jó­
industriales del cine británico redujo considerablemente el margen de venes airados» sea el de British Lion, una firma creada en 1919, origi­
maniobra de los nuevos cineastas. Poco interesadas en un cine con ca­ nalmente dedicada a la producción y la distribución, convertida en se-
racterísticas de independencia y con una audiencia, por tanto, tenden- migubemamental cuando, en 1955, la NFFC —otra vez, pues, la in­
cialmente menor, las majors arriesgaron poco en la producción del tervención estatal— se hizo cargo de la gestión de la empresa, incapaz
Free Cinema —aunque hay alguna excepción: The Innocents (Suspen­ de pagar un préstamo de 3 millones de libras que le había concedido
se, 1960) de Jack Clayton es una coproducción entre el realizador y a su anterior propietario, el famoso Alexander Korda.
la Twentieth Century Fox; TomJones (TomJones, 1963) de Richardson No es casual entonces que British Lion asegurase la distribución

49
vez reordenadas las finanzas de la empresa, saneadas sus deudas y
puesta otra vez en situación de competir, la NFFC la ponga en venta
—marzo de 1963—, a pesar de las demostraciones de protesta de sin­
dicatos y profesionales del sector —British Lion va a parar a manos de
uno de los dos grandes grupos históricos del cine británico, el funda­
do por Michael Balcón—, se constate el debilitamiento extremo del
Free Cinema como movimiento.

D e G aulle y M alraux: la N ouvelle Vague


Cronológicamente, el segundo de los grandes movimientos que
recibirían la etiqueta genérica de nuevos cines se gestó en una Francia
en grave crisis política provocada por las secuelas dolorosas de una
descolonización hecha a regañadientes. En 1958, con el ejército fran­
cés empantanado en la ementa guerra de Argelia, asume la presiden­
cia del gobierno un hombre talismán, Charles De Gaulle, el general y
estadista más respetado por el electorado francés desde los tiempos de
la Segunda Guerra. De Gaulle es una solución coyuntural para poner
grandes remedios a unos males que amenazaban gangrena, y aunque
no es éste el espacio para analizar su tarea de gobierno, conviene re­
cordar que una de sus principales medidas fue el nombramiento de
un prestigioso escritor e intelectual otrora de izquierdas, André Mal­
raux, como ministro de Cultura.
Malraux, realizador en los años 30 de una de las mejores películas
de propaganda republicana rodadas durante la Guerra Civil española,
LEspoir/Sierra de Teruel (1938), fue el responsable de hacer aprobar la
legislación cinematográfica de corte proteccionista que lleva su nom­
bre, la ley Pinay-Malraux, que vio la luz en junio de 1959. No era, em­
pero, una ley ex novo. Al igual que había ocurrido antes en Gran Bre­
taña, en Francia se asiste a una actualización de la legislación preexis­
Un sabor a miel (Tony Richardson, 1961). tente, puesto que la Ley de Desarrollo del Cine, que creó un fondo a
tal efecto, lleva fecha de 1953, y una caducidad estipulada el 31 de di­
ciembre de 1959. Y también anterior, concretamente de 1955, es la
de algunos significativos films del Free Cinema, como The Loneliness of aprobación de tres decretos-ley que instituyeron los «premios a la cali­
the Long Distance Runner (La soledad del corredor defondo, 1962) y A Tas­ dad», baremo de orden estético del que se beneficiaron algunos ambi­
te ofHoney (Un sabor a miel, 1961) de Richardson, o The Caretaker (1963) ciosos intentos de ruptura, como La pointe courte (1955) de Agnès Var-
de Clive Donner, por ejemplo. Como no es casual tampoco que una da o Les mauvaises rencontres (1955) de Alexandre Astmc, obras y ci-

50 51
neastas ambos considerados como precursores de la famosa Nouvelle
Vague.
Así las cosas, cuando el ministro de Cultura se apresta a modificar
las reglas del juego del cine francés lo hace teniendo en cuenta que el
dinámico y combativo sector ya tiene un diagnóstico de las necesida­
des del cambio, que el realizador Yves Ciampi, presidente del sindica­
to de técnicos cinematográficos, concretó públicamente en una entre­
vista publicada en Cinéma 59 en marzo de ese crucial año de 1959:
a) reducción de los impuestos que gravaban la exhibición (porcentaje
que no sólo no se modificará, sino que siguió aumentando en los
años inmediatamente siguientes); b) aumento de la promoción del
cine francés con vistas a su exportación; y c) refuerzo de las leyes de
subvención y ayuda.
La legislación que Malraux hizo aprobar tenía en cuenta sobre
todo los dos últimos puntos, y en especial el tercero. De hecho, se es­
tablece una medida clave, y no sólo desde el punto de vista propagan­
dístico: el avance sur recettes, ayudas a los productores a film terminado
que, financiadas a través del Crédit National, están pensadas para pro-
mocionar ante todo el cine de los realizadores noveles, que son los Los 400golpes (François Truffaut, 1959).
más directos beneficiarios de la ley Pinay-Malraux: sólo así se entien­
de que sea Francia el único país occidental en el cual —gracias tam­
bién a la legislación— se haya producido la rápida sustitución de la ge­ zadores que se produce entre 1958 y 1961 (97 debutantes), que se re­
neración que surge al cine inmediatamente antes, y también poco des­ ducirá un poco entre 1962 y 1964 (cuando los recién llegados fue­
pués, de la Segunda Guerra Mundial. La revolución palaciega de la ron 48), porcentajes no obstante extremadamente generosos, sobre
muy pronto bautizada como Nouvelle Vague será, pues, una revolu­ todo si se les compara con la realidad de otros nuevos cines.
ción triunfante en toda la línea. Y su triunfo hace que, entre otras co­ Y lo que explica esta torrencial irrupción de jóvenes con vocación
sas, el avance sur recettes se amplíe, en 1962, a proyectos sobre guión de cineastas no es otra cosa que los amplios criterios de los miembros
—ayudas verdaderamente anticipadas, por lo tanto—, y en 1963 se de las sucesivas comisiones consultivas que, citadas por el Ministe­
corrigiese con el fin de que no sólo los productores, sino también los rio de Cultura, dictaminaron sobre la validez de los proyectos pre­
cineastas fuesen directos beneficiarios de las ayudas. sentados. Estas comisiones, de 30 miembros, elevaron considerable­
Por otra parte, la ampliación de los premios «especial calidad» para mente el número total de films subvencionados por cualquiera de
películas con voluntad de ruptura formal o ambiciones estéticas o te­ las tres vías habituales —anticipos, subvención automática o pre­
máticas que, a priori, les limitasen su audiencia potencial fue la medi­ mios a la especial calidad— : si en el periodo 1955-1958 se premia­
da que explica, junto al éxito de público de los primeros films «nue­ ron, entre cortos y largometrajes, 318 proyectos —una media de 79
vos» — Les 400 coups (Los 400golpes, 1959) de Truffaut, Le beau Serge (El al año— , entre 1959 y 1963 nada menos que 780 (156 por año) reci­
bello Sergio, 1958) de Chabrol, L’année dernière à Marienbad (El año pasa­ bieron el visto bueno de las comisiones.
do en Marienbad, 1961) de Resnais o À bout de souffle (Alfinal de la esca­ La viabilidad de la ley Pinay-Malraux como impulso principal a la
pada, 1959) de Godard—, la proliferación de debuts de nuevos reali- hora de comprender el dinamismo que toma el cine francés a co-

52 53
gastó en sólo cuatro ejercicios, entre 1960 y 1963, la muy respetable
cifra de 7.700 millones de francos viejos en subvencionar un cine cuyo
déficit entre costes y recaudaciones fue, en el mismo periodo, de nada
menos que 11.961 millones de francos viejos.

V ieja industria vs. aspirantes: Alemania O ccid en ta l

El tercero de los Nuevos Cines europeo-occidentales en irrumpir


a comienzos de los 60, el Junger Deutscher Film —se suele aceptar
que el pistoletazo de salida lo dieron, el 28 de febrero de 1962, los 26
jóvenes cineastas que firmaron en el marco del festival homónimo el
llamado Manifiesto de Oberhausen; aunque es más importante recor­
dar que, casi al mismo tiempo, se produjeron los primeros intentos de
organización de producción alternativa cuando Alexander Kluge y
Detten Schleiermacher crean en Ulm el Institut fiir Filmsgestaltung,
con el fin de estimular los nuevos productos—, lo hizo en un contex­
to de crisis generalizada de la industria y mayoritariamente contra las
intenciones del gobierno conservador, que al tiempo que implemen-
A lfinal de la escapada (Jean-Luc Godard, 1959). taba a regañadientes medidas de protección, impulsado por la grave­
dad de la situación, intentaba que éstas no fuesen a parar a manos de
una nueva generación de directores críticos respecto al establishment
mienzos de la época queda de manifiesto cuando se revisan las cifras, político surgido tras la derrota nazi de 1945, la ocupación del país por
en primer lugar, de las recaudaciones de las producciones nacionales los Aliados y la partición del territorio en dos Alemanias.
en su propio mercado: entre 1955 y 1959, las películas francesas re­ La situación de la industria era, en ese año de 1962, verdaderamen­
caudaban 65,3 millones de dólares de media anual, porcentaje que se te preocupante. Tras el renacer que supuso, para el cine de consumo,
elevó a 73,4 en el periodo 1960-1964, un aumento del 9,1% frente la legislación de 1950, lo cierto es que entre 1958 y 1962, y en gran
al 2,3% de variación positiva que experimenta en igual periodo el parte por el impacto de la competencia televisiva, los ingresos de las
cine estadounidense, o el 7,7% del resto de países. De igual forma, se distribuidoras descendieron en más de un 50%, concretamente de 173
produce un ligero aumento en el porcentaje global de espectadores, a 78 millones de marcos. La cuota de mercado para las películas ale­
que en 1959 constituía el 49,5% del total y en 1961 fue el 51,1%. manas, que era del 47,3% en 1960, desciende al 32,1% en 1961, para
Y en lo que se refiere a la unánimemente considerada asignatura caer nuevamente en 1962 al 28,5%. Dicho de otra manera, que si en­
pendiente del cine francés, la ocupación del mercado exterior, se apre­ tre 1958 y 1961 el cine alemán pierde el 27% de sus espectadores, el
cia un alza en las exportaciones a diversos países europeos —Gran porcentaje de los que desertan de ver films de producción nacional es
Bretaña, países del Este, Alemania Occidental, Austria o los países mayor aún. Y no se trataba sólo de una crisis industrial, sino sobre
nórdicos—, un aumento también en la exportación hacia Sudamérica todo creativa: es muy significativo que en 1962, y por primera vez,
y una ligera contracción, en cambio, en el mercado estadounidense. ningún largometraje alemán recibe el Bundesfilmpreis, premios anuales
Aunque bien es cierto que para obtener todo esto, el estado francés se a la calidad con que premia el Ministerio del Interior a la producción

54 55
nacional, al tiempo que quedan igualmente desiertos los premios con­
cedidos a la dirección y al guión.
Buen indicador del grado a que había llegado la crisis es el caso del
otrora todopoderoso imperio de la UFA (Universum Film Aktienge­
sellschaft, convertida en 1956 en Universum Film Allgemeine Gesells­
chaft, aunque en manos de los mismos grupos económicos que la ha­
bían creado en el lejano 1917: el Deutscher Bank, la Agfa, la Krupp, la
química IG Farben y el Dresdner Bank, a los que se agregó la Banca
Morgan), el único grupo europeo con un dominio fuerte del mercado
nacional a partir de su actuación en los tres frentes clásicos de la acti­
vidad cinematográfica. Incapaz de hacer frente a la emergencia de un
nuevo espectador, agobiado por una gestión arcaica y por criterios de
producción excesivamente rígidos, la UFA va a la quiebra en 1962,
tras un caótico ejercicio, el de 1961, en el que llega a perder hasta 6
millones de marcos.
En medio de un contexto así, y con una producción alarmantemen­
te decreciente —98 films en 1960,79 en 1961,64 en 1962,58 en 1963—,
el gobierno federal intenta hacer aprobar un primer proyecto de ley de
subvención. Pero a diferencia de la política defendida en Francia por
Malraux, para quien la ayuda tenía que «hacer frente a los automatis­
mos basados sólo en el éxito comercial», en Alemania Occidental se Una muchacha sin historia (Alexander Kluge, 1966).
pretendió premiar ante todo la comercialidad de los productos, por la
expeditiva fórmula de «a mayor éxito, mayor subvención». Pero a pe­
sar del apoyo de la industria establecida, la fuerte oposición que susci­ subvención— no eran a fondo perdido; por el contrario, convertían
tó el proyecto entre los sectores profesionales más dinámicos hizo que de hecho al Kuratorium en coproductor de los films que apoyaba, y le
el estado desistiese provisionalmente de llevar a cabo sus planes. facultaban incluso a disfrutar de un cierto margen en el beneficio ge­
El segundo intento de apoyo, esencial para el surgimiento real de nerado por las películas que ayudaba a producir. Abschied von gestem
un nuevo cine, vino promovido por los propios cineastas, quienes (Una muchacha sin historia, 1966) de Alexander Kluge, Derjunge Tórless
consiguieron dinero federal para crear, en 1964, el Kuratorium Junger (Eljoven Tórless, 1966) de Volker Schlóndorff y Schonzeitfür Füchse (Veda
Deutscher Film (KIDF) Promovido por Alexander Kluge, Norbert para zorros, 1966) de Peter Schamoni, portaestandartes del JDF —que
Kückelmann y Hans-Rolf Strobel, la finalidad de la institución era la obtendrán, junto con Es (1965) de Ulrich Schamoni, 10 de los 11 pre­
de ayudar a los nuevos realizadores, con sumas que podían llegar a mios de calidad federales—, todos estrenados en 1966, recibieron
los 300.000 marcos por proyecto. El primer año, el Kuratorium con­ cada uno 200.000 marcos de subvención, lo que ayuda a entender el
cedió más de 2 millones de marcos, y hasta 1968 vivirá de la aporta­ papel crucial del KJDF en el surgimiento del Nuevo Cine Alemán.
ción federal; a partir de ese año, fueron los Länder (gobiernos regiona­ Pero más allá del Kuratorium, el estado federal se dispuso a apro­
les) los que suministraron los fondos para su funcionamiento. bar finalmente una legislación cinematográfica. En 1967, y tras el re­
Las ayudas, que se realizaban sobre guión previo —lo que provo­ punte de producción (ese año se ruedan 72 films, 89 en 1968, 110
có que algunos proyectos no llegasen a prosperar, a pesar de recibir en 1969), fruto en gran parte del interés del público por los primeros

56 57
p

la película acogida a los beneficios de la ley. Es decir, que como es ha­


bitual en Europa tras la desregulación que se produjo a comienzos de
la década de los 90, el valor perseguido por quienes adjudican la sub­
vención no es otro que el mercado: sólo se defenderán los que mejor
lleguen al público, lo cual limita, como es obvio, las opciones para
quienes pretendan realizar productos al margen de modas, géneros o
tendencias comerciales dominantes. En su aplicación, pues, la ley ayu­
dó a estabilizar a las empresas asentadas desde tiempo atrás —que era
lo que se proponía, dado lo maltrecho de las finanzas de las distribui­
doras no multinacionales—, al tiempo que lógicamente polariza (fal­
samente) dos opciones, «cine comercial» de una parte, «cine de auton>
de la otra: si se observa de cerca el considerable aumento en el núme­
ro de películas producidas tras la entrada en vigor de la ley, se podrá
constatar que casi la mitad de las 89 películas de 1968 (concretamen­
te, el 44%) son subproductos de cine «sexy», mientras que los films
del JDF no llegan siquiera al 30% del total. Esa tendencia se agudiza­
rá aún más en 1969, cuando de las 110 películas producidas, exacta­
mente la mitad corresponderán al cine «S», y en 1970, cuando de las
105 producidas, tan sólo 20 se pueden adscribir al JDF.
La legislación terminó por sancionar, pues, una situación persegui­
da por los productores comerciales. No se trataba ya de que el públi­
Vedapara zorros (Peter Schamoni, 1966). co tuviese claro el perverso maniqueísmo cine comercial/cine de au­
tor, sino incluso de privar a cualquier neocompetidor proveniente de
las filas del JDF de los mecanismos necesarios para llevar adelante su
films de los realizadores noveles, el gobierno obtiene del legislativo la trabajo. De tal manera, a los jóvenes realizadores agrupados desde no­
aprobación de una «ley para el fomento del cine alemán» (Film- viembre de 1966 en la Asociación Laboral de Productores Cinemato­
fórderungsgesetz), que entra en vigor el 1 de enero de 1968. La ley, cuyos gráficos de Ficción del Nuevo Cine Alemán (Arbeitsgemeinschaft
responsables son los diputados democristianos Berthold Martin y Hans Neuer Deutscher Spielfilmproduzenten, ANDS), se les niega el for­
Toussaint, establece como objetivo principal «un incremento sensible mar parte de la Coordinadora Federal de Asociaciones de Productores
de la calidad de cine alemán y el mejoramiento de la estructura produc­ Cinematográficos y Televisivos. Tampoco tienen acceso a las empresas
tiva», una redacción casi idéntica a la de la ley abortada en 1963. Para especializadas en la exportación de films, ni a las instancias que deci­
tal fin, se destinan, como en Gran Bretaña, 10 centavos de cada entra­ den qué películas federales se enviarán a los festivales internacionales.
da vendida para alimentar un fondo de protección no sólo dedicado De hecho, los éxitos obtenidos por el nuevo cine alemán en festivales
a la ayuda a la producción, sino también a la modernización del par­ extranjeros entre 1966 y 1967 se debieron sobre todo a gestiones direc­
que de salas, para lo que se destina un tercio del total. tas con los organizadores.
La ayuda al productor, que podía llegar hasta los 250.000 marcos El progresivo aislamiento de los nuevos realizadores se completa
por film, se realizaba si éste podía justificar una recaudación, en Ale­ por razones coyunturales que van forzando poco a poco a una «gueti-
mania Occidental, de un mínimo de 500.000 marcos en dos años de zación» progresiva del JDF. En 1969, la Constantin Film, junto con

58

L
Gloria e Inter Films, una de las tres grandes productoras de capital ale­ terminarán adoptando casi todos: la continuidad del JDF quedó así
mán (desde 1965, el 60% de sus acciones está en poder del grupo Ber­ en gran parte asegurada por lo menos durante la década de los 70:
telsmann), y empresa pionera en la organización de muestras de nue­ en 1974 se firmó un contrato entre la televisión y la industria, por el
vo cine alemán (la primera, en Berlín, en 1965), tiene que hacer fren­ cual aquélla se comprometía a producir películas que serían vistas
te a una crisis provocada por el desinterés de Bertelsmann por la también en salas. Entre 1974 y 1979 se destinaron a este fin nada me­
empresa, que la lleva a quedar durante dos años prácticamente fuera nos que 46,6 millones de marcos.
de juego, y a pesar de que en 1971 su antiguo propietario, Walffied
Barthel, recupera la propiedad, lo cierto es que ni ella ni sus dos com­
petidoras alemanas llegarán a ver el comienzo de la nueva década. La expansión por E uropa
Ante este panorama comienzan a prosperar las iniciativas de pro­
ducción y distribución alternativa e incluso underground, muchas de las Estos tres primeros casos de legislación proteccionista que desem­
cuales se crean a partir de 1968. Así nacen el Filmverlag der Autoren, la peñaron, mejor o peor, un papel de primer orden en el surgimiento y
Coop en Hamburgo, el Independent Film Center de Munich o el en la primera consolidación de los nuevos cines, no fueron los únicos.
XScreen de Colonia. Coop, la más activa, logró reunir en sólo seis me­ En pocos años, su ejemplo cundió y casi todos los países de Europa
ses un catálogo de alrededor de 50 títulos. En una aproximación super­ occidental se dotaron de políticas de subvención que ayudarían a
ficial, puede parecer su consonancia con Vair du temps y el aumento de otros movimientos de jóvenes cineastas deseosos de abrirse paso en la
la militancia política post-68. Pero la razón de su creación es más sen­ producción cinematográfica. No todas estas políticas tuvieron la mis­
cilla: sin plataformas de este tipo, por modestas que fuesen, el nuevo ma intensidad ni cumplieron los mismos objetivos; pero lo que inte­
cine alemán no hubiese sobrevivido, ni hubiese dado lugar a prácticas resa recalcar aquí es que sin ellas difícilmente se entiende el surgimien­
fllmicas tan dispares como las que firmaron Volker Schlöndorff, Wim to de cineastas situados tanto estética como temáticamente en dimen­
Wenders, Werner Herzog, Peter Lilienthal, Werner Schroeter, Werner siones similares a sus homólogos franceses o británicos.
Neckes o Adolf Winkelman, por citar sólo a algunos creadores. La radicalidad o la tibieza con que algunos gobiernos europeos se
Aunque es también cierto que la supervivencia del Nuevo Cine aprestaron a seguir las huellas de Francia o Gran Bretaña será determi­
Alemán la garantizaría, irónicamente, no las propias iniciativas profe­ nante, en algunos casos tanto como la amplitud o no de su mercado
sionales surgidas del seno del JDF, sino la televisión estatal, cuya auto­ interno, para el surgimiento de nuevos cineastas. Que en Bélgica, por
nomía con respecto al poder federal era —y es— considerable. Al­ ejemplo, sólo podamos hablar realmente de un nuevo valor, André
gunos cineastas, como Reinhard Hauff, Helma Sanders-Brahms o Pe­ Delvaux, tal vez haya que entenderlo a la luz de los dos factores: un
ter Lilienthal provenían del medio, donde habían realizado carreras mercado reducido —aunque mayor a tenor de la lengua— y una le­
'continuadas —Lilienthal, por ejemplo, desde 1959—. Pero a partir gislación de cortos vuelos: el Real Decreto de ayuda a la industria bel­
de 1967, algunos cineastas sin contacto hasta entonces con el medio ga, de octubre de 1963, establece el reembolso al productor del 70, 75
televisivo buscaron refugio tanto en cadenas regionales unidas, ARD, u 80%, según los casos, del impuesto sobre el precio de las entradas re­
como en la ZDF, la segunda cadena de la televisión federal, por cuen­ caudadas por una película determinada. O lo que es lo mismo, dicho
ta de los cuales realizarán algunas películas que alcanzarían notorie­ reembolso-subvención jamás superará el 18%, en el mejor de los ca­
dad nacional cuando, en 1970, tres de ellas — Katzelmacher ( 1969) y sos, del precio global de la entrada.
Liebe ist kälter als der Tod (1969) de Fassbinder, y Malatesta (1969) de Li­ Otro caso de legislación tímida o vacilante es Portugal, que a fina­
lienthal— fueron premiadas en las entregas anuales federales. les de los 50 pone en funcionamiento becas estatales para cursar estu­
Este hecho provocó una amplia discusión entre los nuevos realiza­ dios de cine en el extranjero, para jóvenes aspirantes a realizadores
dores sobre la conveniencia de trabajar para la televisión, postura que (Femando Lopes, Antonio da Cunha Telles o Paulo Rocha serán algu-

60 61
nos de los beneficiarios). Pero habrá que esperar hasta 1971, cuando el estado federal para rechazar en primera instancia la subvención para
ya se había producido el fracaso de la productora que Cunha Telles el documental Siamo italiani (1963-64) de Alexander Seiler; a Uneville
montó para financiar los primeros films de Rocha (Verdes anos, 1962; a Chandigarh (1965), mediometraje de Alain Tanner; a Chicorée (1965)
Mudar de vida, 1967) y Lopes (Beüarmino, 1964), y cuando los restos de de Fredi Mürer o a Linconnu de Shandigor (1967) de Jean-Louis Roy.
lo que fue el incipiente nuevo cine portugués habían buscado refugio Que la corrección legal de 1969 estimuló la eclosión del nuevo cine
en la financiación de fundaciones privadas, como la influyente Gul- suizo está fuera de duda: entre 1969 y 1970 se produce, por ejemplo,
benkian (que concede subvenciones a partir de 1970), para ver aproba­ el debut en la realización de largometrajes de ficción de los dos cineas­
da la creación de un Instituto Portugués del Cine, así como un im­ tas más representativos de dicho movimiento, Tanner — Charles, mort
puesto del 15% sobre el precio de las entradas para alimentar un fon­ ou vif (Charles, muerto o vivo, 1969)— y Claude Goretta (Lefou, 1970),
do que se destinará tanto a la producción como a la distribución y a formados casi dos décadas antes en Gran Bretaña, quienes tras traba­
la mejora de la infraestructura técnica. Aunque hay que recordar igual­ jar en la televisión, habían fundado, junto a Claude Soutter, Lagrange
mente que la ley de cine sólo se comenzó a aplicar, con mucha timi­ y Roy, el Groupe 5, origen formal de la renovación helvética.
dez, a partir de 1973, en vísperas por tanto de la «revolución de los cla­ Donde sí se puede hablar de un apoyo más decidido y de políticas
veles» que inauguró, también en el terreno cinematográfico, una diná­ más estructuradas es en los países nórdicos, pioneros en la materia,
mica política completamente diferente. como ya hemos visto. Suecia reformó su legislación en julio de 1963;
No menos tímida y tardía fue la legislación austríaca, que des­ se eliminaron los impuestos que gravaban el precio de las entradas en
de 1972 comenzó a subvencionar la realización de films experimenta­ un 25% y se destinó el equivalente de un 10% de este impuesto para
les y que sólo en 1980 se dotará de una Ley de Ayuda al cine que des­ dotar presupuestariamente al Svenska Filminstitutet (SFI) creado en
tinaba a producción... la misma cantidad de chelines que recibía esa fecha con la finalidad de dinamizar el desarrollo de cine sueco.
anualmente el teatro de la ópera de Viena. Por su parte, Suiza, que sus­ Al SFI se le confían numerosas iniciativas: estímulo a la producción
tituyó el 1 de enero de 1963 su ley de cine de 1958, constituye un de obras formalmente arriesgadas —cláusula a la que se adherirán
ejemplo de protección de marcado cariz cultural y considerable inci­ para realizar su debut comercial algunos jóvenes cineastas como Bo
dencia estatal en el contenido político de las películas a subvencionar, Widerberg (Bamvagnen, 1963), Jóm Donner con En sóndag i september
pero no efectivamente operativa en el terreno industrial. La ley fede­ (Un domingo de septiembre, 1963) o Jan Troell con Har har du ditt liv (El
ral de 1963 estableció subsidios a la producción de «películas de índo­ fuego de la vida, 1966), o para asegurarse una continuidad problemáti­
le cultural, documental y educativa, estimadas de utilidad desde un ca, como Vilgot Sjóman (491, 1964)—, promoción del cine sueco en
punto de vista cultural o político nacional»; premios a la calidad y be­ el extranjero y coordinación de los numerosos cine-clubs existentes en
cas de perfeccionamiento para cineastas en el extranjero; dotó a la Ci­ el país. Igualmente, el SFI absorbió en el momento de su fundación la
némathèque Suisse de Lausana y promovió, mediante subvención, «el Cinemateca de Estocolmo, uno de los mejores archivos cinematográfi­
fomento de la cultura y la educación cinematográficas». Pero su alcan­ cos del mundo, y también al ente se le asignó la gestión de la Filmsko-
ce fue corto, entre otras cosas porque el noticiario federal Ciné-Joumal lan, escuela de cine y televisión que nació con la nueva legislación.
absorbió él solo la mitad de las subvenciones previstas. El impulso que la legislación proteccionista supuso para la industria
No fue hasta 1969 cuando esta legislación se revisó con el fin de sueca fue considerable. Por citar sólo un ejemplo, entre 1963 y 1966, la
ampliar sus beneficios a películas de ficción y se cambió el controver­ principal productora del país, la Svensk Filminsdustri, el estudio habi­
tido requisito de que se tratase de películas de «defensa espiritual del tual de Ingmar Bergman, y que financió films de cineastas como
país», cláusula que se sustituyó por la también ambigua «films de va­ Sjóman, Troell, Mai Zetterling o Donner, triplicó el valor de sus accio­
lona No obstante, era un paso adelante, toda vez que lo de «defensa nes, en gran parte gracias a las ventajas de las subvenciones y al éxito
espiritual» había sido la coartada esgrimida en el periodo anterior por de los «nuevos cineastas». Gracias a la revalorización de su patrimo­

62 63
nio, la Svensk absorbió a otra productora, Art Film, especializada en causas artísticas como directamente políticas. Dicho de otra manera,
documentales y films infantiles —importante segmento de la produc­ también un país que no conocía los cauces de participación política
ción anual sueca—, y amplió desde 1966 su base de negocios con la propios de una democracia y que, por lo menos en teoría, deben sal­
producción de films con destino televisivo. vaguardar a los creadores de cualquier intento de coacción artística del
Al influjo de la legislación sueca, otros países nórdicos pusieron en estado a cambio de sus ayudas, intentó poner en práctica medidas si­
pie medidas similares. Dinamarca creó, según el modelo de su vecino, milares a las de sus vecinos. Y sólo gracias a estas políticas se produjo
el Instituto del Cine Danés en 1964, el mismo año de la aprobación la inusual irrupción de un movimiento, el llamado Nuevo Cine Espa­
de una ley de cine que crea un fondo con el ya tradicional 15% del ñol, que tuvo una continuación cronológicamente inmediata y estéti­
impuesto sobre entradas vendidas y se establecen cláusulas de benefi­ camente diferenciada, la llamada Escuela de Barcelona.
cio para películas de calidad especial. Además, crea una escuela de El caso español, país que soportaba una dictadura desde 1939, se
cine, en funcionamiento desde 1966. Entre 1964 y 1972 —año en que revela igualmente atípico a la hora de analizar las medidas concretas
se revisa la ley, se elimina el impuesto del 15% y a cambio se conce­ que se adoptaron: antes aún de aprobarse y ponerse en práctica una le­
den dotaciones fijas a cada proyecto, por cuenta de los presupuestos gislación de protección industrial, las autoridades aperturistas que la
del estado—, 73 de los 209 films producidos en el país contaron con propusieron —con el Director General de Cinematografía y Teatro,
ayudas provenientes del fondo. Es de hacer notar que la presión polí­ José María García Escudero, a la cabeza— fijaron por ley un código de
tico-ideológica sobre el contenido de los films no se hace patente en censura, medida paradójicamente pedida también por la oposición al
el caso danés; por el contrario, en 1969 se vota una ley que elimina régimen, toda vez que la situación anterior estaba dominada por la
toda forma de censura para el público adulto. más absoluta arbitrariedad censora. El código español de 1963, que
Finlandia, por su parte, apmeba la creación de un instituto del pretendía, como todos los códigos de censura, el triple objetivo del
cine un poco más tarde que sus vecinos, en 1969, como consecuencia control político, moral y religioso, es del todo inseparable de la legis­
de la apertura política que inauguró, tres años antes, la llegada al po­ lación que dio origen al nuevo cine: antes que otra cosa, la censura en
der de un gobierno socialdemócrata. Entre sus competencias figuraba el cine español es un verdadero modo de producción por la amplitud
la producción, a la que destinaba el 43% de sus presupuestos anuales y la radicalidad con que afecta al contenido de las películas. El estado,
—que provenían del 4% bruto de la recaudación de los cines— para pues, puso las bases para una renovación industrial. Pero al mismo
incentivar la producción. Además, el 25% de dichos presupuestos se tiempo, se aseguró de que el contenido de las películas no afectase en
destinaban a subvencionar a salas de cine que proyectasen películas de absoluto al férreo control ideológico que mantenía sobre ciudadanos
especial riesgo estético o temático; un 5% para la promoción exterior y creadores.
y un 17% para investigación y publicaciones. Además de prohibir desde el suicidio al duelo, desde el divorcio
hasta la prostitución y todo lo que atentase contra el matrimonio, el
aborto, la toxicomanía o la crueldad contra animales o personas, el có­
U n caso atípico: E spaña digo del 63 prohibía expresamente cualquier referencia ofensiva al
dogma católico y a los principios del estado; obviamente, prohibía
Los ejemplos hasta ahora abordados se refieren, con una sola ex­ también toda referencia contraria a la persona del dictador y todo ele­
cepción —Portugal—, a países con regímenes democráticos. El caso mento considerado atentatorio contra la seguridad exterior o interior
español es, en este contexto, verdaderamente atípico: en la España del país. Por si esto fuese poco, la redacción recordaba la obligatorie­
franquista del llamado «desarrollismo económico» y la tímida apertu­ dad de no incluir escenas que indujesen a las bajas pasiones «del espec­
ra política que marcó buena parte de la década de los 60, se imple- tador normal», advertía contra cualquier vulneración de las «normas
mentaron amplias medidas de protección que fracasaron tanto por del buen gusto» y recordaba que si se reiteraban o acumulaban ele­

64 65
mentos lascivos, el film podría igualmente ser prohibido en su tota­ tud que a partir de 1964 un productor podía disponer, además, de cré­
lidad. ditos a través de los siguientes mecanismos: a) créditos normales a la
Una vez aprobado el código de censura, la dirección general de producción; b) anticipos del Banco de Crédito Oficial para las pelícu­
cine puso en marcha una política de subvenciones y de renovación las de Interés Especial; c) partidas no retomables en concepto de «Es­
cultural —creación de la Filmoteca estatal con atribuciones de archi­ pecial Calidad; d) anticipos del Fondo de Protección por igual con­
vo y, como en Suecia, impulso y fomento de los cine-clubs como ins­ cepto; e) anticipo del banco de Crédito Industrial para financiar pe­
tancias de formación cultural del espectador—, que el propio García lículas comerciales, a devolver en tres años; f) avales oficiales a los pro­
Escudero bautizó como la «Carta Magna del cine español». Esta le­ ductores para la obtención de créditos privados.
gislación, conocida por Nuevas Normas para el desarrollo de la Ci­ España aparece en la época como un ejemplo muy definido de ar­
nematografía, aprobadas en agosto de 1964, abolió la nefasta cláusu­ ticulación de una política de subvenciones con un interés primaria­
la del Interés Nacional que hasta entonces concedía una subvención mente político. No obstante, es también el caso español el que más cla­
del 50% del coste reconocido a los films que exaltasen los valores do­ ro resulta para analizar una política que resume y amplía los defectos
minantes —principal resorte de control ideológico impuesto a la in­ de sus homologas europeas. Así, en España concurre un interés rapaz
dustria cinematográfica— y la sustituyó, como en otros países euro­ de la industria asentada que pone en peligro, como en Alemania occi­
peos, por un porcentaje general del 15% sobre la recaudación en ta­ dental, el desarrollo de un auténtico nuevo cine: la cláusula del 15%
quilla de cada film en los primeros cinco años de su carrera comercial. automático, en manos de productoras que se emplearon a fondo en la
Pero lo que hace particularmente claras las intenciones de la ley es realización de productos vulgares de consumo en régimen de copro­
que establece porcentajes aún mayores de subvención a fondo perdi­ ducción, se convertirá en el auténtico talón de Aquiles de la política
do —que podían llegar hasta el 50% del coste— para películas consi­ reformista; la articulación compleja de medidas que ya se habían pro­
deradas de Interés Especial, categoría casi reservada en exclusiva a los bado, y con éxito, en Francia o en Gran Bretaña —fondos de protec­
egresados de la Escuela Oficial de Cine, que el propio García Escude­ ción financiados indirectamente; premios a la calidad—, se llevó a
ro había creado en noviembre de 1962 a partir del anterior Instituto cabo sin que, a diferencia del país galo o de los nórdicos, el público
de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas. Es decir, que la admitiera las propuestas renovadoras, considerablemente elípticas y tí­
ley protegía desde el comienzo los intentos de realizar películas cultu­ midas por obra y gracia de la censura; y un papel deficiente de la tele­
ralmente ambiciosas, homologables, a pesar de las trabas censoras, al visión que, como en Alemania Occidental, servirá provisionalmente
resto de las producciones europeas de los nuevos realizadores: en el de refugio a algunos cineastas cuando se agote la prodigalidad del es­
fondo, la operación del Nuevo Cine Español fue, ante todo, un inten­ tado benefactor. Pero a diferencia del ejemplo alemán, una televisión
to de corte netamente político, una operación tendente a limpiar la fa­ todavía mucho más controlada políticamente que el cine dejará un
chada política del régimen con una hábil propaganda en los festivales margen nulo de experimentación a los directores, que sólo podrán
internacionales. continuar en ella su carrera, pero a costa de aceptar implícitamente el
Las normas preveían, como en otros países europeos ya menciona­ statu, quo existente.
dos, la creación de un Fondo de Protección que debía nutrirse con el Y en proporción infinitamente mayor que en Francia —donde su­
impuesto al tráfico de empresas, derechos de doblaje de películas ex­ frieron cortapisas políticas películas que abordaban el conflicto argeli­
tranjeras, cánones de publicidad y pago por parte de la televisión esta­ no, como Le petit soldat (El soldadito, 1962) de Jean-Luc Godard; otras
tal (TVE) en concepto de derechos de emisión de películas extranjeras, consideradas inaceptables desde el punto de vista moral, como Suzan-
medida esta última que no se llevó a cabo: TVE no pagó cánones de ne Simonin, la religieuse de Diderot (La religiosa, 1966), de Jacques Rivet-
doblaje ni participó, al menos en esta época, como coproductor de la te); u otras, en fin, por simple «apología del castrismo», como Cuba sí
industria cinematográfica. La generosidad del estado fue de tal ampli­ (1962) de Chris Marker— o que en Suiza, el estado se cubrió las espal­

66 67
das de cualquier esbozo de crítica por el expeditivo recurso de aplicar
un código de censura cuya apabullante cantidad de cortapisas dejó
efectivamente muy poco margen de juego incluso a quienes estuvie­
ron dispuestos, de buena fe, a aceptar un marco de restricciones para
realizar su debut como profesionales.
Todo esto explica que, a diferencia de otros países europeos, en Es­
paña el nuevo cine terminase abruptamente en cuanto el estado cerró
el grifo de las subvenciones —hacia 1969— ; que la herencia estética y
profesional de los neocineastas fuese verdaderamente parca; e incluso
que las medidas que se articularon para nacer hacer un cine ex-novo
acabasen volviéndose ásperamente, por el endeudamiento acumulado
por el estado respecto a los productores —entre otras cosas, por los ex­
cesos de éstos y por una redacción legal deficiente— contra el conjun­ Un modelo industrial ortopédico
to de una industria ya entonces vacilante, pero decididamente desar­
ticulada a comienzos de la década de los 70. E steve Riambau

«Luché con toda la profesión contra los acuerdos Blum-Bymes


de mayo de 1946, después por la ley de ayudas, por los primeros con­
venios colectivos serios firmados por los productores... Así, pues, sen­
té las bases profesionales de este oficio en el que estos jóvenes vinie­
ron a infiltrarse confortablemente para echamos a la calle», afirmó un
irritado Claude Autant-Lara en 1983 cuando fue interrogado por René
Prédal (Douin, 1983:203) acerca de la irrupción de la Nouvelle Vague
en el cine francés de finales de los cincuenta. El veterano realizador de
La traversée de Paris (La travesía de París, 1959), se hallaba entonces en la
cresta de la ola de su carrera cinematográfica y plenamente identifica­
do con un modelo industrial europeo desarrollado a partir de la Se­
gunda Guerra Mundial.
Sus oponentes, en cambio, eran jóvenes críticos dispuestos a susti­
tuir la pluma por la cámara de acuerdo con una estrategia abiertamen­
te beligerante. En palabras del guionista Jean Gruault (Riambau y To-
rreiro, 1989: 52), «el propio Tmffaut convenía, me lo repitió varía ve­
ces al final de su vida, que la Politique des Auteurs era una máquina de
guerra inventada por el equipo de Cahiers para forzar las murallas de
la fortaleza del cine francés de los años cincuenta, donde no se dejaba
penetrar a los recién llegados más que con cuentagotas».
Esta situación planteada en tomo a la Nouvelle Vague no fue ex-

68 69
elusiva del cine francés sino extensible a la eclosión de la práctica to­ Durante estos primeros años de vida la pequeña pantalla planteó,
talidad de los nuevos cines occidentales. Su ruptura con los esquemas en relación con el cine, todos los inconvenientes y ninguna de las ven­
preestablecidos se produjo en el ámbito temático y estético pero fue, tajas posibles del nuevo medio. Los primeros acuerdos de participa­
sobre todo, el fruto de una profunda transformación industrial con­ ción económica de la televisión en la producción cinematográfica se
vertida en reflejo de un nuevo aparato legislativo con notables puntos produjeron hacia finales de los sesenta, cuando los nuevos cines ya se
en común entre los diversos países y perpetrada en perfecta sintonía hallaban en pleno ocaso. Sólo los que surgieron con un cierto retraso
con unas circunstancias históricas y políticas determinadas. De las en relación con las fechas canónicas se beneficiaron de esta circuns­
causas y las últimas consecuencias de este proceso de renovación del tancias, esencialmente a través del papel desempeñado por la ZDF y
cine de la Europa occidental se ocupan otros apartados de este volu­ algunas cadenas federales en el Joven Cine Alemán o la televisión sui­
men. En el presente se aborda específicamente el análisis del tejido in­ za en la eclosión del Nuevo Cine Suizo a partir de un núcleo de reali­
dustrial donde se articuló dicha transformación. zadores —Alain Tanner o Claude Goretta— formados en la escuela
documentalista británica.
C am bios d e pantalla 1958 1959 1960 1961 1962 1963 1964
Desde una fecha tan temprana como la Primera Guerra Mundial, R.F. A. 765 670.8 605 517 443 377 335
Europa fue, en términos cinematográficos, una colonia de Holly­
wood. A partir de principios de los años 30 algunos países habían Francia 392.3 373.2 372.8 345.9 326.9 305.6 287.7
puesto en marcha diversos grados de medidas proteccionistas para sal­ G. B. 755 601 521 472 417.7 357.2 342.7
vaguardar las respectivas industrias autóctonas, pero a mediados de los
cincuenta el mercado europeo acusó los efectos de la doble crisis pro­ Italia 730.4 747.9 744.7 741 728.5 697.5 683
ducida en el cine norteamericano a raíz de la competencia televisiva y
del desmantelamiento del monopolio ostentado por el sistema de es­ Tabla I: Evolución de la frecuentación cinematográfica en Alemania Federal, Francia,
tudios. Gran Bretaña e Italia (en millones de espectadores).
Las emisiones regulares de la pequeña pantalla llegaron a Europa En cambio, la pequeña pantalla fue la primera causa —junto con
occidental durante la primera mitad de la década de los cincuenta y la los nuevos hábitos del ocio derivado del relevo generacional y de la
evolución del número de receptores existentes actuó como fiel baró­ prosperidad económica— de la drástica reducción del núcleo de es­
metro de la espectacular acogida dispensada a esta nueva fórmula de pectadores de las salas cinematográficas. La Tabla I pone de relieve
ocio. En Alemania, desde 1.000 receptores registrados en 1952 se au­ este fenómeno con datos referentes a cuatro países durante el período
mentó a 950.000 en 1957, 4.600.000 en 1961 y unos 10 millones correspondiente a los años de la puesta de largo de sus respectivos
en 1964. En Francia pasaron de 125.000 en 1955 hasta cerca de 1 mi­ nuevos cines. Nótese que, traducidas en porcentajes, las mayores co­
llón en 1959 y 4.400.000 en 1964. Tres años antes, casi un 75 % de los tas de depredación se produjeron en la República Federal Alemana
hogares británicos poseía antena de televisión mientras en España, a (57 %) y Gran Bretaña (55 %) con un amplio margen de diferencia res­
pesar de una implantación más tardía —las primeras emisiones de Te­ pecto a Francia (27 %) e Italia (7 %).
levisión Española datan de octubre de 1956— y un rígido control Además de la competencia de la pequeña pantalla, la progresiva
ideológico propio de un régimen dictatorial, su evolución siguió una infiltración del cine norteamericano en los intersticios del tejido in-
progresión igualmente geométrica. Desde 360.000 receptores registra­ ustrial europeo también contribuyó a esa sangría de espectadores,
dos en 1963 se aumentó a 1.250.000 en 1965 y a 3 millones en 1968. aunque no tanto en cifras absolutas como en la reducción de la cuota

70 71
de pantalla de los respectivos productos nacionales. Igualmente afec­ Bajo parámetros más o menos homologables, son posibles las
tado por el virus de la televisión, Hollywood reconvirtió el mercado comparaciones entre datos económicos extraídos de cifras oficiales,
europeo no sólo en destinatario de la exportación de sus films sino en pero siempre en términos relativos y con un carácter meramente
un nuevo teatro de operaciones sumamente permeable a sus substan­ orientativo. Por lo tanto, sólo bajo estos condicionantes se puede
ciosas inversiones a cambio de mano de obra barata. Según un infor­ abordar una de las características aparentemente indisociables —aun­
me presentado por los sindicatos norteamericanos ante la Cámara de que no en todos los casos, como veremos— de los Nuevos Cines: la
Representantes del Congreso, entre 1949 y 1961 se habían rodado en disminución de los costes de producción de la nueva industria respec­
Europa 509 films financiados con capital norteamericano. to a los films de factura tradicional.
El colosalismo de los grandes films producidos con capital nortea­ El costo medio de una película íntegramente francesa aumentó
mericano inmovilizado —por leyes proteccionistas o motivos fisca­ desde 57 millones de francos viejos en 1953 hasta 92 millones de fran­
les— en Roma, Madrid, París o Londres, se hallaba en las‘antípodas cos en 1959. Según datos homologables, los films pertenecientes a la
del espíritu de los Nuevos Cines. Pensar que, por simple contraste, és­ Nouvelle Vague realizados aquel mismo año oscilaban entre los 32
tos fueron consecuencia de aquéllos sería un bonito cuento de hadas. millones de Les 400 coups (Los 400golpes, 1959) de François Truffaut
Resulta mucho más operativo, a la vez que verosímil, pensar que el y los 35 de Le beau Serge (El bello Sergio, 1958) de Claude Chabrol o
poder ostentado por la industria norteamericana en Europa occiden­ los 45 de À bout de souffle (Alfinal de la escapada, 1959) de Jean-Luc Go­
tal —fundamentalmente a través del sector de la distribución— tam­ dard. La «infiltración confortable» que denunciaba Autant-Lara, por
bién tuvo su papel en el nacimiento de los Nuevos Cines. Hollywood lo tanto, no era más que la consecuencia de la aparición en el merca­
toleró su existencia mientras no afectaron sus intereses; observó aten­ do de un nuevo producto inicialmente mucho más rentable. En pri­
tamente sus aportaciones y los rentabilizó posteriormente invirtiendo mer lugar, a causa de un coste de producción situado por debajo de la
en los proyectos más rentables o absorbiendo algunos de sus talentos mitad de la media, pero también de una rentabilidad añadida no sólo
más relevantes. por su éxito de público sino por el favorable trato que recibía de las
subvenciones estatales.
En cambio, la primera de estas premisas no se produjo en el Nue­
E l color del dinero vo Cine Español. Durante el periodo de su eclosión, el coste medio
de una película española aumentó desde los tres millones de pesetas
Saber cuánto cuesta la producción de un film debería ser el dato (4,6 si era en color) de 1956 hasta los 4,6 (7,5 si era en color) en 1964
básico para abordar el estudio de la industria cinematográfica. En al­ (véase Tabla n.° II).
gunos casos, aquellos que en pesetas superan las nueve cifras, se utili­
zan incluso como reclamo publicitario pero, en la práctica, es uno de Año C oste medio(b/ n ) C oste medio (color)
los secretos mejor guardados por la mayoría de los productores para 1956 2.982.935 4.612.491
preservar la prosperidad de su negocio. Algunas cifras trascienden 1962 4.402.266 6.012.520
frente al requerimiento de comisiones estatales a las que se solicita al­ 1963 4.654040 6.864.000
gún tipo de ayuda, pero su fiabilidad es extraordinariamente preca­ 1964
ria. El hecho de que algunas subvenciones —el Control de Taquilla 4.692.678 7.548.526
español o el Avance sur Recettes francés— se basasen en baremos
porcentuales de las recaudaciones o del presupuesto influye podero­ abla n.° II: Valoración media estimada por la Comisión de Apreciación para las pelí-
samente en la generalizada tendencia a hinchar artificialmente los as enteramente españolas (Fuente: Ramón del Valle Fernández, Aspectos económicos
presupuestos. cine español. Periodo 1953 a 1965, Servicio Sindical de Estadística, Ediciones y Publi­
caciones Populares, Madrid, 1966, págs. 32-33).
ros films para IFI España S. A. —una empresa barcelonesa que produ­
cía a demanda de los criterios de la administración y era célebre por el
carácter paupérrimo de sus retribuciones— con presupuestos recono­
cidos de 4,6 millones para Los farsantes (1963) y 4,5 millones para
Young Sánchez (1963), ambos fotografiados en blanco y negro.
En cambio, una productora independiente como Filmscontacto,
especializada en los productos vanguardistas que constituyeron el nú­
cleo de la Escuela de Barcelona, manejó presupuestos sensiblemente
inferiores. Pese a no disponer de las referencias globales correspon­
dientes a años posteriores a 1964, parece lógico pensar que tanto el
presupuesto de Noche de vino tinto —4,5 millones— y Cada vez que...
(1967) —4,5 millones—, ambos rodados en color, estuvieron muy por
debajo del promedio.
La diferencia radicaba en el grado de autonomía que la producto­
ra pudiese conseguir en relación con las normas de contratación im­
puestas por el Sindicato del Espectáculo y en la técnica de rodaje que
permitiese el abaratamiento de los costos. De acuerdo con el prece­
dente establecido en Francia por Agnés Yarda con La pointe courte

El buen amor (Francisco Regueiro, 1963).

A diferencia de la Nouvelle Vague, los presupuestos de los films


del Nuevo Cine Español se ajustaron mucho más al promedio nacio­
nal. Consultadas las cifras de algunos ejemplos, todos ellos se mantie­
nen en una órbita muy cercana a la media. A los dos primeros largo-
metrajes de Francisco Regueiro, El buen amor (1963) y Amador (1964)
les fue reconocido oficialmente un coste de 3 millones y 4,75 millo­
nes, respectivamente. Mario Camus, por su parte, rodó sus dos prime­ Young Sánchez (Mario Camus, 1963).

74 75
(1954), respecto a la posibilidad de rodar al margen de las normas ad­ El conjunto dio pie a un nuevo lenguaje —no ofrecía la misma
ministrativas e incluso sin licencia de rodaje, muchos de los films per­ perspectiva un movimiento de cámara rodado desde unos raíles de
tenecientes a los nuevos cines se rodaron con equipos reducidos, en la travelling que desde una silla de medas, ni una emulsión convencio­
práctica, a meras reuniones de amigos. Por otra parte, a diferencia del nal que una película quemada por lámparas sobrevoltadas— pero,
cine sonoro, que gravó sobre los estudios la construcción de nuevos más allá de cualquier opción estética, existían profundas razones eco­
platos insonorizados, cámaras especiales y toda la técnica de reproduc­ nómicas que las avalaban. Antes de ordenar un imprevisto cambio de
ción del sonido, la revolución tecnológica de la cual nacieron los nue­ posición de una pesada cámara de estudio frente a un aparatoso deco­
vos cines resultó plenamente rentable. rado, un director debía pensar atentamente en las consecuencias eco­
La definición que el productor Pierre Braunberger dio de la Nou- nómicas de sus necesidades de improvisación. En cambio, las nuevas
velle Vague — «una revolución artística y económica provocada por técnicas descubiertas o recuperadas paralelamente a los nuevos cines
un descubrimiento técnico» (Braunberger, 1987: 159)— es aplicable a impusieron una nueva liturgia de rodaje que todos los productores
los restantes nuevos cines occidentales y se refiere explícitamente a las —sin excepción— aprobaron entusiásticamente.
nuevas emulsiones de película cinematográfica que revocaron por
completo las viejas técnicas de rodaje. Godard reconoció posterior­
mente que había querido rodar Alfinal de la escapada en estudio y sólo
cuando la imposibilidad de cumplir ciertas normas sindicales se lo im­ U na doble paradoja
pidió, tuvo que buscar una alternativa en una película que le permitie­
ra rodar en interiores naturales y con poca luz. Frente a la dificultad de saber exactamente el coste real de los
En tales condiciones, el presupuesto bajaba radicalmente pero exi­ films, resulta más accesible conocer sus fuentes de financiación. Se­
gía otras dos aportaciones técnicas: los nuevos magnetofones Nagra gún testimonio de su propia hija, Georges de Beauregard, uno de
para la toma de sonido directo y la utilización de cámaras más ligeras. los principales productores vinculados a la Nouvelle Vague, «empe­
Los documentalistas nazis ya las habían utilizado, pero el neorrealismo zaba la producción con 1/4 o 1/8 del presupuesto. Lo justo para pa­
prefirió volver a las viejas y pesadas Debrie antes de que los miembros gar la cámara, la película y algunos gastos suplementarios» (Beaure­
de la Nouvelle Vague unlversalizaran el uso de la Arriflex para el roda­ gard, 1991: 81). Este dinero procedía de los beneficios derivados de
je de largometrajes de ficción. Con esos tres elementos, buena parte de anteriores films o —con mayor probabilidad— del financiero popu­
la razón de existencia de los estudios desapareció y, en consecuencia, larmente conocido en el cine español de posguerra como «el caba­
Michael Balcón vendió los Ealing a la BBC en 1958. Tres años más tar­ llo blanco», que invertía esta cantidad a fondo normalmente perdi­
de quebraron los de la UFA en Alemania, mientras los barceloneses do. El resto del presupuesto se reunía en base a posibles acuerdos de
Orphea, incendiados en 1962, nunca fueron reconstruidos. coproducción, anticipos de distribución, taquilla y, sobre todo, de
Sería ingenuo pensar que los nuevos cines acabaron con los estu­ las subvenciones estatales que amortizaban el producto e incluso, si
dios. Roma —en Cinecittà—, París, Madrid o Londres —en Sweper- éstas respondían a las expectativas depositadas, generaban benefi­
ton— siguieron disponiendo de infraestructuras importantes pero, cios.
ciertamente, se abrió una alternativa que pronto se unlversalizó a cual­ Parece lógico pensar que la disminución del número de espectado­
quier tipo de rodajes. Del mismo modo, los nuevos cines tampoco res provocase una cierta crisis en la producción. Pero mientras esta
acabaron con el concepto de star system, pero lo transformaron radical­ ecuación fue válida para países como Gran Bretaña o, en menor me­
mente mientras las nuevas estrellas no se cotizaron al mismo nivel que dida, la República Federal Alemana, no fue éste el caso de Francia y,
las de la generación anterior, los films rodados en estas condiciones sobre todo, de España e Italia. La causa inmediata de esta paradoja, tal
disfrutaron de presupuestos más reducidos. como aparece reseñado en la Tabla n.° III, se debió a la eclosión del

76
Eljoven Tórless, 1966, puede calificarse de excepcional, puesto que la
relación de Volker Schlóndorff con la productora francesa Nouvelles
Editions procedía, esencialmente, de su amistad personal con Louis
Malle.
No obstante, tan pronto comenzaron a producirse los primeros
fracasos económicos de los nuevos cineastas, no frieron pocos los
que buscaron una tabla de salvación en los presupuestos, sensible­
mente más generosos que los de las respectivas medias nacionales,
de dichas coproducciones, aun a costa de la renuncia a cualquier
atisbo de «autoría». Ejemplos como el de Bernardo Bertolucci, co-
guionista de Cera una volta il West (Hasta que llegó su hora, 1968) de
Sergio Leone, o de Chabrol, condenado a sobrevivir entre 1964
y 1966 con Mane Chantal contre le docteur Kha (María Chantal contra
el doctor Kha) y un par de episodios de El tigre, resultan tristemente
elocuentes. Incluso en casos, como Der Scharlachrote Buchstabe (La le­
tra escarlata, 1972) de Wim Wenders, donde el coproductor —en
este caso el español Elias Querejeta— podía sintonizar con el espí­
ritu de los Nuevos Cines, los resultados distaron mucho de ser satis­
Eljoven Tòrless (Volker Schlòndorff, 1966). factorios.
Frente a la disminución del número de espectadores se produjo
fenómeno de las coproducciones efectuadas entre estos tres países gra­ una segunda paradoja basada en el espectacular incremento del núme­
cias a los incentivos derivados de las respectivas legislaciones y de ro de empresas cinematográficas. Las sociedades francesas de produc­
acuerdos internacionales extraordinariamente beneficiosos para los ción de largometrajes aumentaron desde las 495 registradas en 1959
productores. —año en el que sólo cuatro de estas empresas produjeron más de dos
films— hasta 698 en 1964, aunque de ellas sólo 133 eran activas. La
1958 1959 1960 1961 1962 1963 1964 evolución de éstas en España durante el periodo de eclosión del Nue­
R.F.A. 115/17 106/21 95/11 82/11 63/18 63/20 75/40 vo Cine Español y la Escuela de Barcelona todavía resulta más elo­
E spaña 89/24 97/17 85/18 104/19 116/24 176/54 123/62 cuente.
F rancia 126/51 139/71 158/79 178/109 150/105 160/123 148/103 Tal como se aprecia en la Tabla n.° IV, el incremento más signifi­
G. B ret. 82 87 82 65 76
cativo se produce en los dos años inmediatamente posteriores a la
69 69 promulgación de las Nuevas Normas de 1964 para descender progre­
Italia 137/67 167/81 168/65 213/75 246/95 245/83 314/163 sivamente en años posteriores hasta las alarmantes cotas de 1970. La
evidencia de que la crisis del Fondo de Protección que alimentaba a
Tabla III: Producción de largometrajes (de los cuales son coproducciones). las productoras a partir de un porcentaje de la recaudación obtenida
en la taquilla cercenara el número de productoras en activo indica,
En general, dichas coproducciones dieron lugar subgéneros como con diáfana claridad, cuál era la principal fuente de financiación del
el peplum, el spaghetti westem o sucedáneos del espionaje que, sobre cine español de los años 60 y, por extensión, del resto de nuevos ci­
el papel, poco tuvieron que ver con los nuevos cines. Un caso como nes europeos.

78
1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970
T otal 63 67 67 82 92 71 62 79 56
N uevas 19 25 18 18 34 11 9 14 9
Tabla n.° IV: Número de productoras «activas» en España (las «nuevas» también están
incluidas en el «total») (Fuente: Victoriano López García, Chequeo al cine español, Ma­
drid, 1972).

Ambas paradojas —la proliferación de coproducciones y el au­


mento de número de empresas— tienen su verdadera explicación en
el papel desempeñado por la ley Pinay-Malraux en 1958 (Francia), el
cambio de las Juntas de Censura y Calificación de Películas en 1962 y
las posteriores Normas de Protección de 1964 (España) o la función
del Kuratorium Junger Deutcher Film a partir de 1964 y su posterior
desvirtuación con la Filmfbrder Ungsgesetz de 1968 en la República
Federal Alemana. Epígrafes selectivos de estos aparatos legislativos
compensaban la rigidez de las leyes del mercado con subvenciones es­
pecíficas de carácter cualitativo introducidas con la voluntad de propi­
ciar la eclosión de los Nuevos Cines. Pero, frente a esa generosidad
—interesada— de los respectivos estados en la distribución de mule­ Vivir su vida (Jean-Luc Godard, 1962).
tas para un sistema de producción eminentemente ortopédico, el be­
neficiario de dicha política no respondía a un perfil unívoco.
El objetivo primordial era la aparición de nuevos realizadores. En el marco de la Nouvelle Vague éste fue el caso de Braunberger,
Quizá se pensó también en un nuevo modelo de productor como los que había producido algunos de los primeros films de Jean Renoir
que esporádicamente surgieron. Pero el dedo que señalaba a los afor­ —Lafille de Veau, Nana, La chienne o La petite Lili— y, desde una em­
tunados destinatarios de la gallina de los huevos de oro que recibían presa común —Les Films de la Pléiade—, simultaneó la promoción
los anticipos sobre guión o los «intereses especiales» amoldados a las del cine de vanguardia —como los primeros films de Luis Buñuel—
diversas fórmulas legales aplicadas en cada país era tan generoso que con la producción de películas estrictamente comerciales. Esta políti­
las empresas que se acogieron a ellos fueron de índole muy diversa. ca tuvo nuevos jalones coherentes en su carácter de pionero de la ex­
hibición de cine de arte y ensayo en versión original y con la produc­
ción de los primeros cortometrajes de Truffaut, Varda, Godard, Res-
N uevos cines, ¿nuevos productores? nais, Rouch, Reichenbach o Pialat. Este generoso bagaje preludió su
definitiva incorporación a la Nouvelle Vague con Leau à la bouche
Una taxonomía orientativa de los productores de los nuevos cines (1959) de Jacques Doniol-Valcroze, Tirez sur lepianiste (1960) de Truf­
debe contemplar, ante todo, determinados personajes con una eviden­ faut, Vivre sa vie (Vivir su vida, 1962) de Godard o Muriel ou le temps
te inquietud hacia un tipo de cine caracterizado por su inconformis­ d'un retour (Muriel, 1963) de Resnais.
mo, pero también con una amplia experiencia profesional que les im­ Este último film, en realidad, fue coproducido entre Braunberger
pedía desdeñar cualquier otro tipo de aventuras profesionales. y Anatole Dauman, cuya empresa —Argos Films— fue creada

80 81
Lola (Jacques Demy, 1960).

El año pasado en Marienbad (Alain Resnais, 1961).

en 1949. Tras numerosos cortometrajes intervino en la coproducción


de otros dos films de Resnais —Hiroshima mon amour (Hiroshima mon
amour, 1959) y L’ année dernière à Marienbad (El año pasado en Marien-
bad, 1961)—, así como en la de Chronique d’un été (1961) de Rouch y
Edgar Morin o en la de Masculin/Femenin (1966) de Godard.
El tercer puntal de la Nouvelle Vague, en lo que a producción se re­
fiere, fue Georges de Beauregard. Tras algunas experiencias en el terre­
no del periodismo, contactó con el cine a través de una empresa de ex­
portación de películas y aterrizó en España a principios de los años 50.
En este país produjo Elfugitivo de Amberes (1954) de Miguel Iglesias y
dos films de Juan Antonio Bardem — Muerte de un ciclista (1955) y Ca­
lle Mayor (1956)— con cuyo bagaje regresó a Francia.
Su condición de padre de la Nouvelle Vague está más que justifi­
cada sólo por el hecho de haber producido la mayor parte de los pri­
meros films de Godard —A l final de la escapada, Lepetit soldat (El solda-
dito, 1960), Unefemme est unefemme (1961), Les carabiniers (Los carabine- Adieu Philippine (Jacques Rozier, 1961).

82 83
ros, 1963) y Le mépris (El desprecio, 1963)—, además de Landru (Landrú,
1962) de Chabrol, Lola (Lola, 1960) de Jacques Demy, Adieu Philippine
(1961) de Jacques Rozier, Cléo de 5 a 7 (Cleo, de 5 a 7, 1960) de Varda,
Suzanne Simonin, la religieuse de Diderot (La religiosa, 1965) de Jacques
Rivette o Les baisers (1963), según la fórmula de episodios que, en este
caso, permitió el debut como realizador de Bertrand Tavemier. La ma­
yoría de estos films respondían a una identidad plenamente francesa,
pero Beauregard trabajaba con el respaldo económico que suponía la
asociación de su empresa Rome-París Films con Cario Ponti y, duran­
te los sesenta, no desdeñó la política de coproducciones con España e
Italia.
En este país jugó un papel crucial el productor y distribuidor Gof-
fredo Lombardo que, entre 1959 y 1963, auspició el debut de medio
centenar de cineastas bajo la marca de la veterana empresa Titanus, he­
redada de su padre y posteriormente vinculada por acuerdos de copro­
ducción con la Metro Goldwyn Mayer. Otro experimentado produc­
tor interesado por el fenómeno de los nuevos cines fue el alemán Franz
Seitz. En su curriculum desarrollado durante los años 50 consta su par­
ticipación en Angst(Lapaura, 1954) de Roberto Rossellini o Es gescham
am 20. Juli (1955) de Georg W. Pabst. Pero en sus actividades durante la
década de los sesenta, mayoritariamente centradas en films comercia­
les, sobresalen las excepciones constituidas por Eljoven Tórless (1966) de Del rosa al amarillo (Manuel Summers, 1963).
Schlóndorff y Crónica de Anna Magdalena Bach (1967) de Jean-Marie
Straiíb.
El Nuevo Cine Español también nació, en parte, del interés de al­ También Alfredo Matas, neófito en la producción —únicamente había
gunos productores veteranos por las beneficiosas condiciones que su­ intervenido en Plácido (1961) de Luis G. Berlanga— pero veterano en
ponía contratar a los jóvenes realizadores. Disponer de una película la exhibición —era el representante de Cinerama en España—, visitó
dotada de unas mínimas pretensiones artísticas y realizada por un fla­ la EOC para contratar a Francisco Regueiro pero, tras su debut con El
mante licenciado de la escuela de cine aseguraba, prácticamente, ele­ buen amor, los problemas de censura sufridos por Amador y su consi­
vadas calificaciones de la Junta de Clasificación y, por lo tanto, la in­ guiente fracaso económico abrieron un paréntesis en su carrera, que se
mediata rentabilización de la película. De este modo, las prácticas de reanudó al cabo de seis años con proyectos menos arriesgados.
fin de carrera de los alumnos del IIEC o de la EOC se convirtieron en
un valor de cambio que permitió la contratación de diversos cineastas.
Camus realizó Losfarsantes y Young Sánchez en la factoría barcelo­ N egocios de familia
nesa de Iquino para después abrirse a films más comerciales realizados
con medios de producción menos limitados. Manuel Summers debu­ Aplacadas las urgencias para situarse tras la cámara y con las cifras
tó con Del rosa al amarillo (1963) para Impala antes de ser contratado por en la mano, los nuevos cineastas occidentales pronto hicieron las
la productora del veterano Benito Perojo para Eljuego de la oca (1965). cuentas que ponían en evidencia la rentabilidad de sus productos. En

84 85
consecuencia, un buen número de las nuevas empresas creadas como n evidente homenaje a Jean Renoir— que, sin embargo, no inter­
reflejo de los cambios legislativos que dieron pie a los nuevos cines vino en su siguiente largometraje. Nobleza obliga, Tirez sur le pianiste
surgieron de la iniciativa de los realizadores convertidos en sus pro­ fue producido por Braunberger para Les Films de la Pléiade, pero Jules
pios productores. El hecho de pertenecer mayoritariamente a familias etjim (JulesyJ*m>1961) volvió a ser una coproducción entre Les Films
acomodadas garantizó la inversión inicial que necesitaban sin pasar du Carrosse y SEDIF. Tras la muerte de Morgenstem en 1961, la mar­
por intermediarios o caer en manos de los usureros apostados en el ca de TrufFaut siguió produciendo todos sus largometrajes —con la ex­
Café de París hacia finales de los años 50, tal como Chantal de Beau- cepción de Fahrenheit 451 (Fabrenheit 451, 1966)— pero, a partir de La
regard los describe con siniestra precisión en la biografía de su padre. mañee était en noir (La novia vestía de negro, 1967) se asoció con la distri­
En el caso de la Nouvelle Vague es célebre la respuesta de Louis buidora multinacional Artistes Associés. Paralelamente, también inter­
Malle a un cuestionario del semanario LExpress donde se le pregunta­ vino en la producción de films de otros realizadores y, en el caso de
ba «¿Qué película haría usted si tuviera cien millones?». El futuro rea­ Deux ou trois choses queje sais d’eüe (1966), no dudó en afirmar que, ade­
lizador de Ascenseurpour Vécbafaud (.Ascensorpara el cadalso, 1957) se li­ más de su amistad con Godard, el motivo era «porque he observado
mitó a afirmar: «Yo ya los tengo». Gracias a esta circunstancia —here­ que la gente que ha invertido dinero en sus doce obras maestras pre­
dada de su familia— pudo crear su propia productora, Nouvelles cedentes se han hecho ricos» (Gerber, 1989: 197).
Editions de Films, e iniciar su carrera como realizador. Su colega Go- Similares «negocios de familia» también se produjeron en España,
dard también procedía de una familia de la burguesía suiza —su pa­ especialmente en el seno de una Escuela de Barcelona etiquetada, en­
dre poseía una clínica en Ginebra— pero no tuvo que recurrir a su pa­ tre otros motivos, por el rango social de la mayoría de sus componen­
trimonio, ya que contó con la confianza de Beauregard o Dauman. tes. Jacinto Esteva, propietario de la productora Filmscontacto, era
En cambio, Chabrol utilizó el dinero de una herencia de su esposa hijo de un acaudalado industrial barcelonés que financiaba los proyec­
para producir El bello Sergio. En agradecimiento, bautizó la nueva em­ tos del cineasta y los de algunos de sus amigos siempre y cuando dis­
presa como AJYM, cuyas siglas correspondían a las iniciales de su mu­ pusieran de la calificación oficial de Interés Especial que garantizaba
jer y de sus hijas. la recuperación de su inversión, independientemente de las recauda­
También TrufFaut produjo su primer largometraje gracias a felices ciones en taquilla. José M.a Nunes, Joaquín Jordá o Carlos Durán rea­
circunstancias conyugales. Con motivo de una Mostra de Venecia, lizaron algunos films en estas circunstancias, pero la empresa acabó
Braunberger —que ya había producido su cortometraje Une histoire produciendo exclusivamente los films de Esteva.
d’eau (1958)— le presentó a Madeleine Morgenstem, hija del presi­ Otro miembro de ese mismo movimiento barcelonés, Gonzalo Suá-
dente de un potente consorcio de sociedades cinematográficas llama­ rez, también inició su andadura cinematográfica bajo el sello de una
do Cocinor. Al cabo de unas horas la nueva pareja ya paseaba en gón­ empresa familiar. Sus siglas —Hersua— corresponden a las primeras le­
dola por los canales y, unas semanas más tarde, contraían matrimo­ tras de su apellido y el de su padrastro, el entrenador de fútbol Helenio
nio. Antes había sido necesario convencer a Morgenstem, que no veía Herrera. Cuando éste abandonó el C. F. Barcelona y fichó por el Inter
con buenos ojos tener un yerno que había lanzado ácidas críticas con­ de Milán, el futuro realizador consiguió que el presidente del club ita­
tra algunos de los films por él distribuidos. Pero finalmente accedió, liano, un millonario apellidado Moratti, le prestara dinero para finan­
con la única condición de intervenir en la producción del primer lar­ ciar Ditirambo (1966) mientras su padrastro hacía valer su popularidad
gometraje del realizador a través de su empresa Sedif. Como es noto­ para solicitar del Ministerio de Información y Turismo español una re­
rio, su título era Los 400 golpes y marcó un hito en la historia visión de la clasificación obtenida por la película.
del cine. El nuevo cine italiano tampoco fue ajeno a esos parentescos cinema­
El porcentaje restante de la producción de este film fue asumido tográficos. Mientras dos films de Bertolucci — Partner (1968) y La strate-
por Les Films du Carrosse, una nueva empresa registrada por TrufFaut gia del ragno (La estrategia de la araña, 1970) fueron producidos por su her­

86 87
mano Giovanni para la Red Films, el primer largometraje de Marco Be-
llocchio surgió de los ahorros de su familia. Dos de sus hermanos avala­
ron un préstamo bancario de casi veinte millones de liras con los que,
prácticamente, se rodó Ipugni in tasca (Las manos en los bolsillos, 1965) en
una casa de campo facilitada por su madre como escenario.

E ndogamias
Junto a los viejos productores más o menos convencidos no sólo
de la rentabilidad económica sino de la filosofía de los nuevos cines y
a las aventuras estrictamente familiares, surgió un tercer tipo de pro­
ductor de esta tendencia cinematográfica. Fueron las empresas que
asociaron a algunos cineastas en regímenes cercanos al cooperativis­
mo o surgieron de la iniciativa de productores de la misma generación
que renunciaron a la realización en función de una dedicación exclu­
siva a la gestión económica.
En un mercado como el británico, hegemónicamente dominado
por la distribución de la Rank de la A.B.C. de acuerdo con áreas de in­
fluencia previamente pactadas, la creación de una productora destina­ Mirando hacia atrás con ira (Tony Richardson, 1959).
da a materializar las aspiraciones cinematográficas de los angryyoung
men tuvo que articularse con la British Lion, un circuito de distribu­
ción semigubemamental. Las acciones de esta empresa fueron íntegra­
mente adquiridas por la National Film Finance Corporation, pero su pero, a pesar de la presencia de Laurence Olivier, la película fracasó
posterior venta a Michael Balcón y sus acuerdos con la Columbia no económicamente y, mientras Tony Richardson tuvo que efectuar un
sólo provocó las protestas de los productores independientes sino que primer exilio profesional a Estados Unidos para dirigir una versión de
entonó el canto fúnebre del Free Cinema. Sanctuary (Réquiem por una mujer, 1961) a las órdenes de Richard Za-
Durante el periodo en que esta alianza entre producción y distri­ nuck, Saltzman encontró un nuevo filón mucho más rentable. Asocia­
bución fue posible bajo la tutela del Estado, también surgió la empre­ do con Albert Broccoli y con el concurso de Ian Fleming, a partir de
sa Woodfall Films. Creada en 1958 por el realizador Tony Richardson Dr. No (Agente 007 contra el Dr. No, 1962), convirtió al personaje de Ja­
y el dramaturgo John Osbome con vistas a la producción de Look mes Bond en un nuevo mito de la década de los sesenta que nada te­
Back in Anger (Mirando hacia atrás con ira, 1959), contó inicialmente nía que ver con los Nuevos Cines.
con la participación de Harry Saltzman, un empresario canadiense De regreso a Inglaterra, Richardson volvió a realizar para la Wood­
que había trabajado en diversos tipos de espectáculos. Gracias a sus fall A Taste ofHoney (Un sabor a miel, 1961) y The Loneliness of the Long
contactos con la industria norteamericana y a la presencia de Richard Distance Runner (La soledad del corredor defondo, 1962), así como TomJo­
Burton como reclamo, pudo conseguir 250.000 libras esterlinas de la nes (TomJones, 1963). Pero en este caso —precisamente el film que le
Warner y de Associated British-Pathé. abrió las puertas del éxito y un nuevo trampolín para Estados Uni­
Saltzman volvió a intervenir en The Entertainer (El animador, 1960) dos— la coproducción con British Lion había sido reemplazada por

89
sus propios largometrajes. En Ma nuit chez Maud (Mi noche con Maud,
1969) la endogamia —Rohmer era socio de Les Films de Losange—
culminó con la participación de Truffaut como coproductor a través
Les Films du Carrosse.
En la República Federal Alemana, junto a los realizadores que se
autoprodujeron sus propios films, como Alexander Kluge a través de
la marca Kairos, Werner Herzog o, posteriormente, Rainer W. Fassbin­
der mediante el Antitheater, surgieron algunos productores cogenera-
cionales. Antes de dirigir Katz und Maus (1966), Hans Jürgen Pohland
había producido Das Brot derfrühen Jahre (El pan de los años jóvenes,
1961) de Herbert Vesely o Die Tod im Beverly Hills (La muerte en Beverly
Hills, 1964) de Michael Pfleghar. Rob Houwer —firmante del Mani­
fiesto de Oberhausen— fue, a su vez, el impulsor de Tätowierung (Ta­
tuaje, 1967) de Johannes Schaaf, Mord und Totschlag (1967) de Schlön-
dorff o Jagdszenen aus Niederbayern (Escenas de caza en la Baja Baviera,
1968) de Peter Fleischmann, pero resulta enormemente sintomático
que tanto él como Peter Schamoni reorientaran sus empresas hacia el

El ingenuo salvaje (Lindsay Anderson, 1963).

la presencia de la poderosa United Artists. Previamente, Richardson


había producido Saturday Night, Sunday Morning (Sábado noche, do­
mingo mañana, 1960) de Karel Reisz, pero el realizador de origen che­
co tuvo que esperar cuatro años para poder emprender su segundo lar­
gometraje — Night must Fall (1964)—, esta vez producido por el actor
Albert Finney para la Metro Goldwyn Mayer. Sin embargo, aceptó
dispensar a Lindsay Anderson el mismo trato que había recibido de
Richardson cuando produjo This Sporting Life (El ingenuo salvaje, 1963)
con su compañía Independent Artists en asociación con la Rank.
En la Nouvelle Vague, no sólo Truffaut produjo a Godard, sino
que Chabrol se hizo cargo de Le signe du lion (El signo del león, 1959), el
primer largometaje de Eric Rohmer. Los siguientes, en cambio, fueron
producidos por Les Films de Losange, una empresa comandada por
Barbet Schroeder, el protagonista de La boulangère de Monceau (1962),
que alternaba estas funciones de producción con las de dirección de M i noche con Maud. (Eric Rohmer, 1969).

90 91
En Italia, junto a Golfredo Lombardo y Alfredo Bini, quizá el caso
más paradigmático fue Franco Cristaldi, fundador de la Vides en 1952.
Durante la década de los sesenta asumió el riesgo de Salvatore Giuliano
(1962) de Francesco Rosi, produjo La Cina é vicina (China està cerca,
1967), el segundo largometraje de Bellocchio, y sostuvo la carrera de
otros realizadores de prestigio, corno Luchino Visconti o Federico Felli-
ni. El Nuevo Cine Español, por último, también tuvo sus productores
especializados en el Nuevo Cine. Pere Portabella fue un pionero cuan­
do creó Films 59 tres años antes de la llegada de José M.a García Escu­
dero a la Dirección General de Cinematografía y asumió el debut de
Carlos Saura con Los golfos (1959) o El cochecito (1960) de Marco Ferreri.
Tras una prematura decapitación provocada por el escándalo internacio­
nal de Viridiana (1961), reapareció a mediados de los sesenta en la órbi­
ta de la Escuela de Barcelona consagrado a sus propias realizaciones.
El relevo en la producción de la obra de Saura en particular y de

Tatuaje (Johannes Schaaf, 1967).

cine erótico a raíz de los cambios legislativos producidos en 1968 que


primaban los resultados obtenidos en la taquilla.
En este país, a diferencia de los restantes, los grandes canales de
distribución se desentendieron del nuevo cine, con la excepción de
Michael Kohlbaas, der Rebel (El rebelde, 1968) precisamente coproducido
por Houwer con la Columbia, y condenaron estos films al más abso­
luto de los ostracismos. La posterior asociación de Thomas Schamo-
ni, Peter Lilienthal, Hark Böhm, Uwe Brandner, Hans Noever, Lau-
rens Straub, Volker Vogeler, Hans W. Geissendörfer, Michael Fengler,
Veith von Fürstenberg, Peter Ariel, Florian Fürtwängler y Wim Wen­
ders en la llamada Filmverlag der Autoren intentó paliar estos efectos
con la defensa personal de sus productos. Escenas de caza en la Baja Baviera (Peter Fleischmann, 1968).

92 93
I
tam bién intervino activamente el guionista Juan Miguel Lamet. Me­
diante una hábil política de coproducciones con otras empresas espa­
ñolas, su actividad dio pie al debut de Miguel Picazo con La tía Tula
(1963 ) y al de Basilio Martín Patino con Nueve cartas a Berta (1965). o
a los segundos largometrajes de José Luis Borau — Crimen de doblefüo
(1964)-—y Julio Diamante con El arte de vivir (1964).

E spectado res , escaparates y plataformas

El carácter elitista de los nuevos cines quedó reflejado en la acogi­


da dispensada por el público. Frente a una recesión del número global
de espectadores, se esperaba que fuese objeto de la atención de un sec­
tor específico que, por edad o por afinidades ideológicas, pudiese sen­
tirse identificado con este tipo de cine. Pero los resultados, según la ta­
quilla, fueron altamente decepcionantes.
En Gran Bretaña, los films teóricamente pertenecientes al Free Ci­
nema que obtuvieron un lugar más elevado en el ranking de recauda­
ciones de películas inglesas responden a motivaciones muy concretas.
La caza (Carlos Saura, 1965). Las connotaciones sexuales de Sábado noche, domingo mañana influye­
ron probablemente en el tercer puesto alcanzado en 1961; en cambio,
TomJones sólo obtuvo el cuarto en 1963, aunque al contar con el res­
buena parte del Nuevo Cine Español lo tomó Elias Querejeta. Tras ha­ paldo de una distribuidora multinacional gozó de una difusión inter­
ber realizado algunos cortometrajes en colaboración con Antxon nacional mucho más amplia. También es lógico pensar que el segun­
Eceiza, se introdujo en la producción cuando la empresa publicitaria do lugar ocupado por It’s a Hard Day’s Night! (¡Qué noche la de aquel
que había cedido su marca para el primer largometraje de Eceiza — El día!) en 1964 y por Help (Socorro) en 1965 no se debió únicamente a
próximo otoño (1963)— hizo suspensión de pagos y él se quedó con los las audacias formales de Richard Lester sino, sobre todo, a la popula­
derechos. A partir de entonces, mediante una estrategia plenamente ridad de los Beatles.
dirigida a recoger los beneficios de las subvenciones en concepto del La atención que despertó la Nouvelle Vague en sus primeros pasos
Interés Especial, produjo las siguientes películas de Eceiza — De cuerpo fue más amplia y homogénea. Los 400golpes generó 450.000 entradas,
presente (1965), El último encuentro (1966) y Las secretas intenciones casi tantas como Losprimos (416.000) y Alfinal de la escapada (380.000),
(1969)—, Regueiro — Si volvemos a vemos (1967)— y Saura — La caza por las 255.000 de Hiroshima mon amour. En cambio, fracasaron estre­
(1965), Peppermint Frappé(1967), Stress es tres, tres (1967) o Eljardin de las pitosamente algunos de los siguientes films de Chabrol —hasta el pun­
delicias (1969)— con el concurso de un equipo técnico homogéneo to de verse obligado a intervenir en algunos títulos lamentables—,
que dio como resultado una verdadera «marca de fábrica» que identi­ Demy — Lola— o Rivette — París nous appartient— mientras Godard
ficaba todos sus productos. —con Unefemme est unefemme— puso en estado de alerta a los produc­
La otra empresa que se especializó en el Nuevo Cine Español fue tores sobre el riesgo adicional que suponía rodar en color.
Eco Films, registrada por Ramiro Bermúdez de Castro y en la que Comparar las recaudaciones de los films de los Nuevos Cines con

94 95
En cambio, una película anterior del mismo Summers — Eljuego
de la oca— aun siendo producida por Benito Perojo, aparece en el
puesto 108 de este particular ranking con una recaudación de apenas
veinte millones de pesetas y es la primera de lo que, en teoría, se pue­
de considerar Nuevo Cine Español. Pero hay que descender hasta el
lugar número 203 para encontrar el primer film de Saura — Peppermint
jrappé, con trece millones— y al 286 para hallar el segundo —La ma­
driguera (1969)— con diez, una cifra similar a las de Mañana será otro
día (1967) de Jaime Camino o Nueve cartas a Berta de Martín Patino.
Más raquíticas resultan, por último, las recaudaciones de las películas
de la Escuela de Barcelona, exhibidas en salas de «arte y ensayo» limi­
tadas a ciudades de más de 500.000 habitantes. En esos guetos de lujo
Cada vez que... (1967) de Durán recaudó 1,7 millones de pesetas, Fata
Morgana (1966) de Vicente Aranda un millón y medio, y Dante no es
únicamente severo (1967) de Esteva yjordá, seiscientas mil.
A tenor de esas cifras resulta evidente que la amortización de los
nuevos cines no se produjo en la taquilla. Los productores se benefi­
ciaron de las subvenciones de la administración y ésta rentabilizó su
Nueve cartas a Berta (Basilio Martín Patino, 1965). inversión políticamente. Más allá de las salas comerciales, los verdade­
ros escaparates de los nuevos cines fueron los festivales internacionales.
El año 1959 marcó un hito en la eclosión internacional de los nue­
el resto de la producción de un determinado país ofrece resultados cho­ vos cines gracias a la concurrencia de Los 400golpes de Tmffaut —que ob­
cantes. En Italia, mientras La Dolce Vita (1959) e R Gattopardo (El Gato- tuvo el premio al mejor director— e Hiroshima mon amour en el Festival
pardo, 1963) —dos films exentos de cualquier sospecha de oportunis­ de Carmes. Chabrol, con Losprimos, optó por Berlín y se llevó el Oso de
mo o trivialidad— superaron los dos mil millones de liras, Prima della Oro, mientras la ceremonia de los Oscar premiaba con dos estatuillas
rivoluzione (Antes de la revolución, 1964) de Bernardo Bertolucci no llegó (actriz y guión) A Room at the Top (Un lugar en la cumbre) de Jack Clayton.
a los treinta y Un uomo da brucciare (Hay que quemar a un hombre, 1962) Durante los siguientes años, el palmarés de los grandes festivales in­
de los hermanos Taviani apenas superó los veinte. En España, la rela­ ternacionales estuvo prácticamente copado por miembros de diversos
ción de las películas más taquilleras entre 1965 y 1970 —según los da­ nuevos cines, con premios particularmente generosos para los respecti­
tos oficiales del Control de Taquilla— está encabezada por La ciudad vos cineastas locales. Venecia galardonó El año pasado en Marienbad
no espara mí (1966) —una comedia populista protagonizada por Paco
Martínez Soria— con cerca de setenta millones de pesetas. Entre las
diez primeras —todas ellas con recaudaciones entre los cincuenta y se­
senta millones de pesetas— se hallan dos coproducciones de Antonio
Isasi Isasmendi —Estambul 65 (1965) y Las Vegas 500 millones (1968)—,
el spaghetti western La muerte tenía un predo (1964) de Sergio Leone o la
comedia erótica No somos depiedra (1968) de Manuel Summers, sinto­
máticamente producida por Eco Films y distribuida por Warner. Dante no es únicamente severo (Jacinto Esteva, 1967).

96 97
en 1961, Le mani sulla città de Francesco Rosi en 1963 y Artisten unter Desde una perspectiva estrictamente crematística, estas revistas
der Zirkuskuppel: rallos (Artistas bajo la carpa del circo: perplejos) de Kluge como los festivales o las salas de arte y ensayo— tenían una reper­
en 1968. Cannes volvió a premiar a componentes de la Nouvelle Vague cusión inmediata muy reducida sobre la promoción de las películas.
en 1961 — Une aussi longe absence (Una larga ausencia) de Henri Colpi— Cahiers du Cinema, inicialmente, apenas tiraba cinco mil ejemplares,
y en 1964 con Lesparapluies de Cherbourg (Los paraguas de Cherburgo) de pero la onda expansiva de sus textos era muy potente. Un artículo de
Demy. La Palma de Oro de 1965 fue para Lester, con The Knaà... and Truffaut, titulado «Une certaine tendence du cinéma français», donde
How to GetIt (ElKnack...y cómo conseguirlo) y la de un año después para cargaba contra dos guionistas de prestigio, acabó por convertirse en la
Claude Lelouch con Un homme et unefemme (Un hombrey una mujer), punta de lanza de los jóvenes turcos de la Nouvelle Vague con la que
signo inequívoco de la desvirtuación del genuino espíritu de los Nue­ desmoronarían las viejas estructuras del cine francés.
vos Cines. Desde la teoría se jugaba a la ruptura a diversos niveles. En uno de
Berlín fue favorable para Godard, mejor director en 1960 por Alfinal los nueve puntos programáticos del hipotético manifiesto de la Escue­
de la escapada, Oso de Plata el siguiente año por Unefemme est unefemme y, la de Barcelona publicado en Nuestro Cine, se hablaba de «autofinan-
definitivamente, Oso de Oro de 1965 por AlphaviUe (Lemmy Caution con­ ciación y sistema cooperativo de producción». En realidad era así, por­
tra AlphaviUe). En 1962, el mismo galardón fue a manos de John Schle- que las películas se autofinanciaban con el dinero procedente del Es­
singer por A Kind ofLoving (Esa clase de amor) y, cuatro años después, Sau­ tado y los miembros del equipo disponían de un contrato de
ra era reconocido como mejor director por La caza. El Oso de Plata de participación de beneficios por el que aportaban su trabajo a la espera
aquel año, 1966, se lo llevó Peter Schamoni por Schonzeitfür Füchse (Veda de posibles ganancias.
para zorros) y el del siguiente su hermano Ulrich por Lo mejor de la vida, El mismo nombre del movimiento barcelonés surgió como refle­
ex-aequo con Rohmer por La collectionneuse (La coleccionista). Los premios, jo de la Escuela de Nueva York, y su película más emblemática — Dan­
como muchas de las producciones, también quedaban en familia. te no es únicamente severo— se gestó como un film de episodios a ima­
Otros festivales más pequeños no tuvieron tanta resonancia publi­ gen y semejanza de Paris vu par... (París visto por..., 1964). En todo mo­
citaria —ni generaban los incrementos de la subvención que, para de­ mento y en cualquiera de los nuevos cines occidentales surgió la
terminadas legislaciones, como la española, suponía el solo hecho de posibilidad del rodaje en 16 mm., pero fue mayoritariamente desecha­
participar en ellos— pero se convirtieron en verdaderos santuarios de do hasta su adopción después de mayo de 1968 según modelos tercer-
los nuevos cines. Este fue el caso de Oberhausen, cuna del manifiesto mundistas. Desde esta fecha fue una opción ideológica. Antes, un en­
que dio pie al Nuevo Cine Alemán, o Pesaro, foro anual de apasiona­ gorro técnico inútil para un sistema de producción cinematográfica
dos debates y de excelentes publicaciones. que no se planteó como alternativa de una industria sino como su
No en vano, los Nuevos Cines tuvieron casi tanta importancia so­ relevo.
bre el papel como sobre la pantalla. Frente al reducido número de es­ Tal como afirmó Ricardo Muñoz Suay —promotor de la Escuela
pectadores reales que vieron la mayor parte de los films más represen­ de Barcelona— en una encuesta sobre su postura frente al cine espa­
tativos, sus autores gozaron de una ruidosa caja de resonancia a través ñol de los sesenta: «En una sociedad dominada por la producción ca­
de la prensa y, en concreto, de determinadas revistas especializadas. pitalista, el productor no capitalista es dominado por las concepcio­
Publicaciones como Cahiers du Cinema y Positif en Francia, Nuestro nes capitalistas» (Martínez Torres, 1973: 77). En el más utópico de los
Cine y Film Ideal en España, Filmcritica y Cinema Nuovo en Italia o Se- supuestos, ésa fue la característica definitoria del modelo industrial
quence y Sight & Sound en Gran Bretaña fueron, no sólo plataformas adoptado por todos los Nuevos Cines europeos occidentales.
para el salto de la crítica a la realización — «escribir ya era hacer cine»,
afirmó Godard—, sino auténticos cuños para expender certificados de
afiliación a tal o cual movimiento o tendencia.

98 99
El recambio generacional:
los nuevos cineastas
Q uim C asas

La Nouvelle Vague francesa y, en menor medida, el Free Cinema


británico capitalizaron el máximo interés en los nuevos cines europeos
que crearon su embrión en la primera mitad de los años 50 para desa­
rrollar sus renovadoras ideas, aplicadas tanto a la creación de nuevas for­
mas expresivas como a la transformación de los modelos de producción
y financiación de las películas, justo en el cambio de décadas. A remol­
que de la nueva ola capitaneada por Jean-Luc Godard, Claude Chabrol,
François Truffaut, Eric Rohmer y Jacques Rivette, y aposentada teórica­
mente en los escritos de Cahiers du Cinéma, y de la corriente de jóvenes
airados británicos liderados por Karel Reisz, Tony Richardson y Lindsay
Anderson, apuntalada también en las páginas de una revista propia, Se-
quence, aparecieron, con menos mido pero pareja efectividad, otros nue­
vos cines con distinta conciencia social (España), idelógica (Italia) e in­
dustrial (Alemania). Muchos de los integrantes de esta vasta generación
de cineastas, la mayoría de los cuales rodó su primer largometraje en­
tre 1959 y 1965, ayudaron a concebir una nueva modernidad en el cine
que, sin desdeñar las enseñanzas de los clásicos, reivindicados desde las
páginas de las revistas citadas por franceses y británicos, aunque no en
el mismo momento ni con similar intensidad, planteó procesos artísti­
cos, temáticos, estructurales y económicos que urgía tratar.

101
Los nuevos cines europeos practicaron la gran renovación, la últi­ franceses) para asentar sus teorías sobre la gramática cinematográfica y
ma que se le conoce a la historia del considerado séptimo arte. La su urgente revisión renovadora.
Nouvelle Vague fue la más decisiva, incisiva, imaginativa e influyente, Reflexionaron a fondo sobre los mecanismos industriales y sobre
motivo por el cual nos extenderemos un poco más en su papel histó­ las renovaciones artísticas, y aplicaron con mayor o menor grado de
rico, películas y nombres propios (realizadores, actores, guionistas, compromiso lo que habían esgrimido como críticos cuando pasaron
técnicos, productores) en el presente capítulo. A su sombra, una con­ a la dirección. Por ello debe considerarse al grueso de integrantes de la
sideración a veces arbitraria e injusta, crecieron, se desarrollaron y fe­ Nouvelle Vague como representantes de la renovación radical em­
necieron, como casi todos los cines nacionales, el resto de cinemato­ prendida en las cinematografías europeas a finales de los años 50, en
grafías europeas con voluntad de cambio. De ellas surgieron nombres mayor medida que sus contemporáneos en Inglaterra, Alemania, Ita­
que hoy continúan siendo un punto de referencia inequívoco para la lia y otros países europeos. Con ellos llegó un brote de esperanza ex­
evolución del lenguaje fílmico: Bernardo Bertolucci, Marco Belloc- clusivamente artística, visual y narrativa (en otras cinematografías se
chio, Werner Herzog, Volker Schlóndorfif, Jean-Marie Straub, Wim dieron componentes más sociales y politizados), que, como movi­
Wenders, Rainer Wemer Fassbinder, Carlos Saura, Víctor Erice y los miento compacto, no duró más de cinco o seis años, los suficientes
ya citados integrantes de la Nouvelle Vague y del Free Cinema, repre­ para que algunos nombres cuajaran, otros se diluyeran en los márge­
sentan, en el capítulo de directores, una de las generaciones que se ha nes de un cine más comercial y otros, quizá los más, se adentraran por
planteado de manera más lúcida lo que filmaba y el cómo y el porqué vericuetos expresivos más radicalizados y minoritarios.
lo filmaba. Uno de los pocos que supo conciliar prácticamente todos estos es­
tadios fue Jean-Luc Godard, el más reflexivo y radical del teórico mo­
vimiento que, como crítico asiduo de Cahiers du Cinema, ya demostró
La n u ev a o la fr a n cesa
sus ansias iconoclastas de incordiar, provocar, crear nuevas expectati­
vas y desarrollar un lenguaje propio que, hoy por hoy, continúa sin te­
ner francos y honestos continuadores. Sus variopintos modelos po­
No resulta nada azaroso afirmar que los integrantes de la nueva dían ser el cine norteamericano de género, la reflexión sobre la propia
ola francesa revolucionaron, unos más que otros, algunos de manera escritura cinematográfica, el colonialismo cultural, el melodrama lite­
más superficial, los más de forma completamente radical, los concep­ rario o el mismísimo mito de Brigitte Bardot, hasta que el estallido so­
tos establecidos del lenguaje cinematográfico. A diferencia de la ma­ cial y político del mayo francés propició una radicalización ideológi­
yoría de los clásicos, de John Ford a Fritz Lang, de F.W. Mumau a ca de su obra, adscrita durante un largo periodo al cine militante, pa­
King Vidor, de Charles Chaplin a Cari Theodor Dreyer, que inventa­ ralelamente a la abierta tendencia maoísta que se apoderaría de las
ron formas de expresión sobre la marcha, de manera más intuitiva que páginas de Cahiers du Cinema.
racionalizada, los representantes de la Nouvelle Vague, Jean-Luc Go- Películas como A l final de la escapada (1959), El soldadito (1960),
dard y Jacques Rivette a la cabeza, fueron los primeros en reflexionar Una mujer es una mujer (1961), Vivir su vida (1962), Los carabineros
sobre el medio en el que estaban trabajando. No desdeñaron para (1963) —co-escrita con Roberto Rossellini—, Le mépris (El desprecio,
nada las enseñanzas de esos directores clásicos y, tras la criba al cine 1963), Une femme mariée (Una mujer casada, 1964), Lemmy Caution
academicista efectuada por ellos mismos desde las páginas de Cahiers contra Alphaville (1965), Pierrot lefou(Pierrot el loco, 1965), Madein USA
du Cinema, tomaron como estandartes una serie de cineastas nortea­ (Made in USA, 1966), Deux ou trois choses queje sais d’elle (1966) o, ya en
mericanos (Howard Hawks, Samuel Fuller, Nicholas Ray) y europeos plena fiebre política pre y post mayo del 68, La chinoise (1967), Week-
(Jean-Pierre Melville, Jacques Becker, Robert Bresson, Jacques Tati, end (1967), One plus One/Sympathy for the Devil (1968), Bntish Sounds
Jean Cocteau y Jean Renoir eran de los pocos «amnistiados» entre los (1969) y Le vent d’est (1969), aparecen, por sí mismas, como partes de

102 103

.
¿er Capricom (Atormentada, 1949) y Stromboli (Stromboli, 1950), dos
films con Ingrid Bergman, una reflexión sobre el cine y la televisión,
un fragmento del guión del film de Dmytryk Give Us This Day (1949),
críticas de las películas El crepúsculo de los dioses, Lejournal d'un curé de
cam paigne (1950) de Robert Bresson, Give Us This Day, Francesco, giulla-
re d i D io (1950) de Roberto Rossellini y el cortometraje documental
Les charmes de l'existence (1950) de Jean Grémillon y Pierre Kast, además
de breves reseñas sobre festivales y alguna noticias. Los textos apare­
cían firmados por Bazin, Doniol-Valcroze, Lo Duca, Alexandre Astruc
y Claude Mauriac, entre otros. Los más conocidos representantes de
la Nouvelle Vague, todos relacionados con Cahiers du Cinéma, como
Godard, Truffaut, Rohmer, Chabrol y Rivette, aún no colaboraban en
la revista. Pero la semilla estaba sembrada. Sólo era cuestión de tiem­
po el recoger el fruto.
Cuando aparece Cahiers du Cinéma, el cine norteamericano, gran
referente de los integrantes de la revista, sufre procesos de remodela­
Pierrot el beo (Jean-Luc Godard, 1965). ción: explota la vertiente más fantasiosa del género musical, arraiga el
westem psicológico, triunfa el melodrama, el cine negro toma aún
más conciencia social, el cine de aventuras vive momentos de coloris­
una obra global —la de Godard— y como piezas emblemáticas de ta esplendor, la comedia enseña, gracias a Howard Hawks o Frank
una corriente plural —la Nouvelle Vague—, una de las páginas más Tashlin, sus armas más vitriólicas. Por el contrario, el cine francés se
brillantes de la historia del cine. De la misma manera que Godard no acartona a pasos agigantados; no hay reflexión sobre lo que se cuenta
desdeñaba obviar influencias de cineastas norteamericanos como Jerry y cómo se cuenta, sino un excesivo y molesto academicismo narrati­
Lewis, bien patente en algunas soluciones visuales de su Tout va bien vo, una abundancia de referentes literarios y la supeditación a una se­
(Todo va bien, 1972), algunos directores estadounidenses recientes in­ rie de estrellas. Max Ophüls ha vuelto al cine galo tras su periplo en
tentan reinventar la gramática cinematográfica pensando en las ense­ Hollywood pero es, junto a los ya citados Melville, Becker, Bresson,
ñanzas godardianas, caso de Hal Hartley. Tati, Cocteau y Renoir, una excepción que confirma la regla. Los jóve­
Todo empezó en la mesa de redacción de Cahiers du Cinéma, revis­ nes de la nueva ola no tardarán en emprenderla con Jean Delannoy,
ta creada por André Bazin, considerado el ideólogo de la nueva ola, y Claude Autant-Lara, Yves Allégret, René Clément y otros serviciales
Jacques Doniol-Valcroze, uno de sus más enigmáticos practicantes. En apóstoles del cine académico y encorsetado.
sus páginas se dieron cita una serie de jovenes y airados críticos que ya Es entonces cuando hace acto de presencia François Truffaut, el
habían publicado algunos de sus escritos en otros medios de comuni­ más airado de los colaboradores de la revista, aunque luego, como di­
cación. El primer número apareció el mes de abril de 1951. Estaba de­ rector, tendería poco a poco hacia el academicismo contra el que ha­
dicado a Jean-Georges Auriol, fundador de La Revue du Cinéma, una bía luchado denodadamente; por ejemplo, en Le dernier métro (El últi­
de las revistas de cine pioneras en Francia. En su portada, un fotogra­ mo metro, 1980) y La femme d'à côté (La mujer de al lado, 1981). En el
ma de Sunset Boulevard (Elcrepúsculo de los dioses, 1950), de Billy Wilder. número 31 de Cahiers du Cinéma, correspondiente al mes de enero
En su interior, artículos varios sobre Edward Dmytryk, la profundidad de 1954, Truffaut publica su artículo «Une certaine tendance du ciné­
de campo, la industria cinematográfica italiana, un ensayo sobre Un- ma français», en el que arremete sin tapujos contra el llamado realis-

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mo psicològico. El texto marca una pauta a seguir, se convierte en una mistons (Los golfillos, 1957), espléndida, ensoñadora y equilibrada pieza
suerte de estandarte, de manifiesto por llamarlo de alguna forma, de corta de Truffaut; Charlotte et sonJules (1958), una de las elaboradas mi­
la futura renovación implicita en los artículos de los cahieristas y ex­ niaturas de Godard en la que ya interviene uno de sus actores predi­
plícita en las películas que ellos mismos dirigirán cinco años más tar­ lectos, Jean-Paul Belmondo, después reciclado en estrella del cine co­
de. Se acuña también el término de política de autor, ditiràmbico con­ mercial francés; o Le coup du Berger (1956), de Rivette, una especie de
cepto que sirve a los cahieristas para reivindicar una serie de cineastas film-manifiesto ya que en su elaboración participaron Chabrol como
como responsables absolutos de las películas que dirigen, obviando coguionista, Jean-Marie Straub en calidad de ayudante de dirección y
de esta manera la política de los estudios, las directrices de los grandes Doniol-Valcroze (con el seudónimo de Etienne Loinoid), Godard,
productores hollywoodianos, las aportaciones técnicas de los directo­ Chabrol y Truffaut como actores.
res de fotografía o la dosis de paternidad del guionista en el resultado La situación política y cultural es ideal para el estallido del nuevo
global del film. Aunque muy mitigada su efectividad en décadas pos­ cine. El público francés reclama productos distintos a los que han ve­
teriores, aún hoy se sigue discutiendo sobre la credibilidad y viabili­ nido marcando la cinematografía de posguerra. La ley promovida
dad de tal concepto que sirvió, como poco, de vitriólico revulsivo en en 1958 por André Malraux, ministro de Cultura, beneficia de mane­
la década de los cincuenta. ra lógica y consecuente la llegada de nuevas promesas; las ayudas es­
Pero el tiempo tiende a ponerlo todo en su sitio, y el artículo de peciales a cineastas noveles hará posible que entre 1958 y 1961 debu­
Truffaut no es una excepción. Pasada la sorpresa inicial de la Nouve­ ten 97 nuevos realizadores y Truffaut, por ejemplo, consigue la finan­
lle Vague, muchos de sus oficiantes tuvieron que buscar refugio en un ciación de Los 400 golpes gracias al Premio de Especial Calidad
cine más acomodado y menos rupturista, caso de Chabrol. El citado obtenido por Los golfillos. Dos veteranos productores, Pierre Braun-
artículo de Truffaut también encontró su (tardía) desmitificación. En berger y Georges de Beauregard, optimizan la situación, confían en
un reciente film documental sobre la figura del autor de Les 400 coups los nuevos valores y se convierten en los padres económicos de la
(Los 400 golpes, 1959), realizado por Michel Pascal y el ex-cahierista Nouvelle Vague. Los resultados, a nivel de público, fueron mejor de
Serge Toubiana, y titulado François Truffaut, portraits volés (1993), Ber­ lo esperado. Como indica M. Torreiro en su artículo «La Nouvelle
trand Tavemier, uno de los pocos que pudieron colaborar al mismo Vague, una coyuntura precisa» (1981: 22), las películas francesas re­
tiempo en las enfrentadas Cahiers du Cinema y Positif, cuenta una anéc­ caudaron en Francia una media de 73,4 millones de dólares anuales
dota esclarecedora. Al parecer, Truffaut le escribió una carta a Pierre entre 1960 y 1964, mientras que en periodo inmediatamente ante­
Bost, guionista junto ajean Aurenche de buena parte del cine francés rior, comprendido entre 1955 y 1959, habían recaudado una media
más representativo de los últimos años 40 y primeros 50, en la que se de 65,3 millones.
mostraba admirador de su trabajo y le confesaba que las críticas dirigi­ La Nouvelle Vague, término acuñado por François Giroud en LEx-
das hacia él y otros importantes escritores y cineastas franceses de press, es una realidad. Truffaut rueda en este revulsivo 1959 Los 400gol­
posguerra en el artículo en cuestión eran, tan sólo, una manera de pes. Se trata de la rememoración de algunos pasajes en la conflictiva y
crear polémica y granjearse un prestigio como crítico. ardua infancia del propio director, que tiene en el personaje de Antoi­
Volvamos atrás. La espoleta estaba lo suficientemente activada y ne Doinel, interpretado por el pequeño Jean-Pierre Léaud, a su signifi­
Francia no tardó en vivir una de las épocas más pletóricas e innovado­ cativo alter ego. El apego de Truffaut a este personaje le hará retomarlo
ras en cuanto a cine se refiere. El año mágico es, sin duda algu­ puntualmente a lo largo de su obra, definiendo a la vez el estilo de co­
na, 1959, momento de la eclosión de los largometrajes con los que ca­ media intimista y drama costumbrista en el que se sentía muy cómodo
hieristas de muy diverso signo hacen su acto de presencia en sociedad, el director. Doinel/Léaud crecerá ante los ojos del espectador en
avalados por los cortometrajes que habían realizado anteriormente y Damour à vingt ans (El amor a los veinte años, 1962), Baisers volés (Besos ro­
entre los que se encuentran pequeñas obras maestras del calibre de Les bados, 1968), Domicile conyugal (Domicilio conyugal, 1970) y Lamour en

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faite (1978), conformando un ciclo naturalista y cotidiano a través del
cual Truffaut mostró muchos de sus rasgos personales conveniente­
mente ficcionalizados.
Godard dirige Alfinal de la escapada, película que puede conside­
rarse otro manifiesto dado el número de miembros de Cahiers y perso­
najes colindantes con el espíritu de la revista que participan en su ela­
boración: Truffaut firma la idea original, Chabrol aparece acreditado
como consejero técnico, el escritor Daniel Boulanger participa como
actor y también figuran en el reparto Jean-Pierre Melville, Jean Dou-
chet, Philippe de Broca, Jean- Louis Richard y el periodista y teórico ci­
nematográfico André S. Labarthe, responsable del programa televisivo
Cinéastes de notre temps.
Rohmer debuta en formato largo con Le signe du lion, una de sus
obras menos consensuadas debido a que, entre otras cosas, no perte­
nece al célebre ciclo de cuentos morales en los que el cineasta, de ver­
dadero nombre Maurice Schérer, cimentó su personalidad cinemato­
gráfica a partir de 1966, año de La coleccionista, película que sintetiza
perfectamente los modos de la Nouvelle Vague, tanto en concepción
cinematográfica como en proceso industrial (equipo reducido, pocas
semanas de rodaje, reparto interdisciplinar de funciones en casi todos

Paris nous appartient (Jacques Rivette, 1958-1961).

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los integrantes del equipo), justo cuando el movimiento empezaba a
diluirse.
Rivette es el que inicia antes el proceso de realización/madura-
ción de un largometraje y resulta, sin embargo, el que más tarde se es­
trena en este formato. Tras su aprendizaje como meritorio en films de
Renoir y Becker, Frencb Can Can (French Can Can, 1954) y Alt Baba et
les quarante voleurs (Alt Baba y los cuarenta ladrones, 1954), respectiva­
mente, y de operador en cortometrajes de sus amigos, Berénice (1954)
de Rohmer y Une visite (1954) de Truffaut, Rivette inicia en 1958 la
costosa elaboración de París nous appartient, que no se completará has­
ta dos años después. En esta obra enigmática y circular ya quedan
bien patentes las inclinaciones de Rivette hacia un cine de narrativa
alambicada, plagada de complots, extrañeza y construcción nada con­
vencional, que lo distanciarán formal y narrativamente de sus compa­
ñeros de generación. Con la excepción de la polémica Suzanne la reli­
giosa (1966), adaptación de la pieza de Diderot, toda la obra de Rivet­
te se desarrollará en tomo a temáticas fantasiosas y oníricas plantea­
das de manera indisociable a la espontaneidad y libertad del actor
(Bulle Ogier, Jean-Pierre Kalfon, Juliet Berto y Bernadette Lafont se­
rán algunos de sus intérpretes habituales) y rompiendo todas las reglas El bello Sergio (Claude Chabrol, 1958).
establecidas en cuanto a cadencia y metraje: los 252 minutos de
Lamourfou (1968), las casi trece horas del montaje original de Out
One (1971), los 192 minutos de Céline etjulie vont en bateau (CélineyJu- pense, que tendría su prolongación en el espléndido libro de entrevis­
lievan en barco, 1974) o, más recientemente, los dos montajes de cua­ tas con Hitchcock realizado por Truffaut nueve años después), Cha­
tro y dos horas de La belle noiseuse (La bella mentirosa, 1990) y el largo brol orientó su trayectoria, la más fructífera en número de películas,
fresco que constituye Jeanne la Pucelle (1993), son ejemplos represen­ hacia el cine policíaco, sin desdeñar con ello la minuciosa, cuando no
tativos de las nociones, obviamente nada comerciales, que Rivette es­ irónica, observación de la clase burguesa en pequeñas ciudades de
cogió desde sus inicios para realizar la que posiblemente sea la obra provincias, temática implícita en algunas de sus obras más notables,
más consecuente y renovadora de las encauzadas al amparo de la como Lafemme infidèle (La mujer infiel, 1968) y Le boucher (El carnicero,
nueva ola. 1969).
Claude Chabrol fue el más rápido de su generación: en 1958 ya te­ Posiblemente sean éstos los nombres más conocidos, consensua­
nía terminados dos largometrajes, El bello Sergio y Los primos, y aún dos y definitorios de las directrices esenciales por las que discurrió el
tuvo tiempo para producir con su compañía, creada gracias al dinero fenómeno de la Nouvelle Vague, al menos en su nacimiento, verte­
de su familia, los primeros trabajos de Rohmer y Rivette. Fiel a lo que brados en tomo a un cine personal y plural, la herencia legítima del
había defendido desde las páginas de Cahiers du Cinéma, el cine nor­ neorrealismo italiano según Godard, que, como hemos indicado en
teamericano en bloque con especial admiración hacia realizadores algún caso, no desdeñaba nunca las referencias, cuando no simples
como Alfred Hitchcock y Sam Fuller (célebre es la monografía que es­ homenajes generalmente vehiculados hacia el cine norteamericano,
cribió a medias con Rohmer, en 1957, sobre el llamado mago del sus- incrustadas de manera muy diversa en la obra de los respectivos di-

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cer cine en esa época y se beneficiaron de la plácida situación que ge­
neró. Entre los primeros cabría citar a Doniol-Valcroze, que alternó el
cargo de redactor-jefe de Cahiers du Cinema con su dedicación a la no­
vela y la obligada realización de cortos, debutando en el formato lar­
go en el esperanzador 1959 con Leau a la bouche (en 1963 interpretó la
película de Jaime Camino Losfelices 60); Jean-Daniel Pollet, quizás el
menos conocido de su generación, entregado al cine más como oficio
artesanal (acostumbraba a tardar años en terminar sus films) que
como proceso industrial; y Pierre Kast, otro de los hombres fuertes de
Cahiers, que con su primera película, Un amour de poche (1957), quiso
contemplar una historia romántica bajo el prisma de un film de cien­
cia-ficción.
Entre los segundos conviene recordar a Alain Resnais, cineasta ge­
neralmente asociado a la Nouvelle Vague, ya que realizó su primer lar­
gometraje, Hiroshima mon amour en 1959, pero que llevaba desde 1945
trabajando en el cine, había realizado previamente ocho espléndidos
cortos documentales y, por temas y motivaciones (la memoria históri­
ca, la memoria individual, los efectos de las guerras, el desdoblamien­
to), se encuentra lejos de los elementos coincidentes en sus hipotéti­
cos compañeros de generación; Jean Rouch, otro cineasta formado en
Hiroshima mon amour (Main Resnais, 1959). el documental (y que, a diferencia de Resnais, nunca se ha adentrado
por los vericuetos de la ficción), que siempre se mostró cercano a los
postulados esgrimidos por Godard y compañía; Alexandre Astruc,
rectores. Podríamos citar la devoción hitchcockniana de Chabrol o la una suerte de precursor y teórico de la nueva ola; y Georges Franju,
admiración langiana de Rivette; las dedicatorias de algunos films de considerado por muchos el patriarca de la Nouvelle Vague, cofúnda-
Godard y Truffaut a personajes o compañías tan dispares como Mo- dor de la Cinemateca Francesa junto a Henri Langlois y autor de una
nogram Pictures, Fuller, Ray y las hermanas Lillian y Dorothy Gish; extraña y soterrada filmografía en la que abunda el gusto por el relato
la definitiva aparición de Fuller en Pierrot el loco sentenciando lo que fantástico, el folletín decimonónico y el serial, como por ejemplo Les
es el cine (lo más parecido a un campo de batalla); la presencia de yeux sans visage (Ojos sin rostro, 1959) y Judex (Judex, 1963).
Fritz Lang interpretándose a sí mismo, un viejo maestro, en El despre­ Entre los últimos destacan Louis Malle, otro nombre asociado
cio; la deuda de Truffaut contraída con Hitchcock y saldada con las muchas veces de manera directa a la nueva ola, cuando en realidad
bandas sonoras que Bemard Herrmann, el músico predilecto del se­ nunca llegó a encuadrarse en sus filas y sólo algunas de sus películas
gundo, compuso para el primero, Fahrenheit 451 y La novia vestía de —Ascenseur pour l’échafaud (.Ascensor para el cadalso, 1957), Les amants
negro. (1958) y, sobre todo Lefeufollet (Fuegofatuo, 1963)— guardan ciertos
Pero hubo muchos otros cineastas importantes dentro, al lado o paralelismos e intereses con los films de sus contemporáneos; Jacques
en tomo a la Nouvelle Vague: practicantes convencidos de la hetero­ Demy, cuyas primeras obras, Lola (Lola, 1960) y La baie des anges (La
doxia narrativa y visual, algunos maestros afines a la ideología formal bahía de los ángeles, 1962), conectaron directamente con la idiosincracia
del movimiento y otros nombres que, simplemente, empezaron a ha­ y la apariencia formal del movimiento, pero fueron simples espejis-

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Los amantes (Louis Malle, 1958).

mos ante la orientación, en clave de ortodoxo musical, que tomó la


trayectoria del director, bien refrendada comercialmente por Les para­
pluies de Cherburg (Losparaguas de Cherburgo, 1963), Les demoiselles de Ro-
chefort (Las señoritas de Rochefort, 1966) o Peau d'âne (Piel de asno, 1970);
Agnès Varda, esposa de Demy, que se adelantó a los cineastas citados
en procesos de producción y economía de rodaje, aunque su trayecto­
ria fuera harto irregular; y Roger Vadim, cuya muy discutible Et Dieu
créa lafemme (Y Dios creó a la mujer, 1956), curiosamente bien recibida
por los miembros de Cahiers, pareció sentar las bases de un cine fran-

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cés más espontáneo y popular, además de elevar a la altura de mito improvisación técnica. Célebre es, en Alfinal de la escapada, el recurso
erótico a una jovencita Brigitte Bardot a la que, siete años más tarde, de colocarse él mismo con la cámara en una silla de ruedas para reali­
Godard reinventaría en El desprecio, haciendo entre otras cosas que sus zar los numerosos travéllings con que Godard jalona esta experiencia
siglas, B.B., coincidieran culturalmente con las de Bertold Brecht. que inventa formas y narrativa sin olvidarse para nada de los clásicos,
Uno de los rasgos distintivos de la nueva ola fue la capacidad de referencias que incluyen a Sam Fuller —-Jean Seberg mira a través de
sus integrantes para inventar formas y recursos técnicos. Aquí, más un periódico enrollado, como lo hace un personaje fulleriano a través
que los realizadores, algunos de los cuales procedían de la escuela de del cañón de un rifle en Forty Guns (1957)— y Raoul Walsh —el trave-
cine oficial, el IDHEC (Institute des Hautes Études Cinématographi- lling que sigue al moribundo Jean-Paul Belmondo al final del film re­
ques), mientras que la mayoría había preferido adquirir conocimien­ mite al travelling lateral sobre James Cagney en el desenlace de The
tos en la sala oscura de la Cinemateca, fueron esenciales los directores Roaring Twenties (1939).
de fotografía, más experimentados y con más recursos para adaptarse El hipotético competidor de Coutard en esos tiempos de aprendi­
a las condiciones casi amateurs con las que se realizaron los primeros zaje, eclosión e innovación fue Henri Decae, un operador algo mayor
films. que él y de trayectoria más artesanal y conservadora, que se había ga­
Raoul Coutard, el más representativo, no tardó en convertirse en nado las antipatías de los sectores más progresistas al haber aceptado
la luz de la Nouvelle Vague, en el director de fotografía predilecto de trabajar con el director de derechas Jacques Dupont en la realización
Truffaut y Godard en la primera época de ambos cineastas. A él, y a de una película belicista sobre la participación militar francesa en Co­
sus invenciones técnicas, se debe buena parte del estilo de estos films rea. Malle, Truffaut y Chabrol fueron sus máximos valedores, sin
rodados con pocos medios y una gran dosis de imaginación y libertad. duda porque Decae había empezado como operador de un cineasta
Coutard fue uno de los precursores en Francia en utilizar la luz indi­ que respetaban profundamente, Jean-Pierre Melville. Decae no les de­
recta, de tonalidad más suaves, respetando las fuentes originales de luz fraudó y supo aclimatarse a las formas de trabajo menos profesionales
y alejándose, así, del tono más artificioso y teatral que se había produ­ de la Nueva Ola. Suyas son, por ejemplo, las excelentes iluminaciones
cido en el grueso de la producción gala de la anterior década. Forma­ de Los 400 golpes, Ascensor para el cadalso, Les amants y El bello Sergio,
do como reportero fotográfico en Indochina, para las revistas Life y aunque su labor siempre será más recordada por su uso del color en
Paris Match, aportó también la experiencia y la inmediatez adquiridas films bien distintos a éstos como Plein soleil (A pleno sol, 1959) de Clé-
en su labor como documentalista. ment, y Le samurai (El silencio de un hombre, 1967) de Melville..
A las órdenes de Truffaut, por ejemplo, Coutard experimentó con Ayudante de Decae fue Jean Rabier, uno de los directores de foto­
el formato panorámico, el Dyaliscope —especialmente impactante, grafía más atípicos surgidos de la Nouvelle Vague. Diseñador indus­
por sus extremadas líneas horizontales, en películas como Tirez sur le trial y realizador de varios films médicos en África, conectó gracias a
pianiste (1960)— , el TotalScope o el FranScope. Sus resultados poca Decae con los integrantes de la nueva ola y, pese a ser el operador de
relación formal guardan con el tratamiento del CinemaScope oficiado todos los cortos de Agnés Varda e iluminador de algún largo de
en Hollywood por los más firmes partidarios del formato estrecho y Demy, ha dedicado su carrera exclusivamente a fotografiar las pelícu­
panorámico, caso de Douglas Sirk o, en la misma época de irrupción las de Chabrol, para quien empezó a trabajar en 1960. Extraña, atípi-
de la Nueva Ola, Richard Fleischer. Aunque trabajó indistintamente ca y singular convivencia artística en la que las dos partes han llegado
en blanco y negro y en color, es en el primero donde consiguió sus a un grado de compenetración difícil de alcanzar dados los mecanis­
mejores logros, desde la fotografía directa, casi documental, de Alfinal mos y vaivenes de la industria cinematográfica.
de la escapada, hasta el trabajo de atmósfera romántica y melodramáti­ Otro de los directores de fotografía esenciales en los tiempos de la
ca de Jules etjim (fulesy Jim, 1961), de Truffaut. Nouvelle Vague es Néstor Almendros, operador que dio sello perso­
Fue en el cine de Godard donde Coutard demostró más poder de nal al cine de Rohmer, para quien iluminó ocho películas, Truffaut,

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con el que trabajó en nueve ocasiones, y Barbet Schroeder, colabora­ capital en este sentido fue La coleccionista, su siguiente asociación con
dor en cinco más, antes de dar el gran salto al otro lado del Adántico Rohmer. Otras declaraciones de Almendros, extraídas también del ci­
para convertirse en uno de los directores de fotografía europeos más tado libro de Schaefer y Salvato y centradas en la filmación de esta pe­
respetados y admirados por los cineastas de Hollywood y obtener un lícula, ilustran sobre los métodos de trabajo asumidos por práctica­
merecido Oscar por su iluminación mágica y naturalista en Days of mente todos los componentes de la nueva ola: «Barbet Schroeder era
Heaven (Días del cielo, 1978) de Terence Malick. el productor y, al mismo tiempo, una especie de jefe de eléctricos, ma­
Los principios estéticos y de trabajo de los que partía Almendros, quinista, superintendente; todo, en realidad. Yo, además, cargaba la
extensibles a buena parte de los operadores galos del momento, resu­ cámara y hacía a veces de foquista. La hicimos como habríamos he­
men en buena medida las características de las películas resultantes. cho cualquier película marginal en 16 mm, sólo que en 35 mm»
Almendros comentaba, en el libro de entrevistas a directores de foto­ (1990:16).
grafía realizado por Dennis Schaefer y Larry Salvato (1990: 15): «Par­ La Nouvelle Vague tuvo sus rostros, una serie de actores y actrices
to del realismo. Mi forma de iluminar y de ver es realista. No utilizo que, por regla general, fueron parte indisociable de la obra de un de­
la imaginación, utilizo la observación. Voy a una localización y obser­ terminado cineasta y aprovecharon la coyuntura para erigirse en el re­
vo dónde cae la luz normalmente; me limito a captarla tal y como es levo, menos estandarizado, de las estrellas que habían dominado el
o a reforzarla si es insuficiente; eso por lo que se refiere a los interio­ panorama cinematográfico en décadas anteriores. Anna Karina, por
res naturales. En un decorado artificial, supongo que hay sol fuera de ejemplo, impuso su mirada penetrante y sus ademanes suaves en el
la casa y seguidamente veo cómo entraría la luz por las ventanas y la cine de Godard, el director que mejor supo aprovechar sus cualidades
reproduzco. La fuente de luz siempre tiene que estar justificada. convirtiéndola en una prostituta digna de Zola en Vivir su vida, prota­
Y cuando es de noche, mi iluminación simplemente viene de las pan­ gonista cualificada para un musical reflexivo en Une femme est une
tallas, de las lámparas o de cualquier fuente de luz natural que aparez­ femme o heroína de cine negro desclasado en Made in USA.
ca en el cuadro. Ese es mi método.» Chabrol también se benefició de una musa particular con Stépha-
Almendros, nacido en Barcelona y educado cinematográficamen­ ne Audran, actriz que prácticamente no ha hecho nada fuera del cine
te en La Habana y en Nueva York, buscó trabajo en París y tuvo la realizado por el que fuera su marido. Ya hemos citado antes a los ac­
suerte de estar en el momento justo en el lugar más indicado. Se tra­ tores habituales de Rivette, casi todos procedentes de las mismas com­
taba del plato donde Rohmer rodaba Place de PEtoile, su episodio del pañías teatrales y con especial énfasis en Bulle Ogier, una de las pre­
film colectivo Paris vu par.... (Paris visto por..., 1964), masiva reunión de sencias más carismáticas del cine francés de los sesenta y setenta gra­
representantes de la nueva ola; los otros episodios están firmados por cias a sus trabajos con Rivette, Schroeder o el suizo Daniel Schmidt.
Godard, Douchet, Chabrol, Pollet y Rouch, y la producción corría a Jean-Pierre Léaud creció al amparo de las películas de Truffaut, negán­
cargo de Barbet Schroeder y su compañía Les Films du Losange, esen­ dose a reconocer que en el fondo quería ser Peter Pan y mantenerse
cial para el buen funcionamiento de las producciones de bajo presu­ siempre como un niño, como el Antoine Doinel de Los 400 golpes.
puesto que realizaron Rohmer, el propio Schroeder, Pollet, Rivette y Otros directores le utilizarían meritoriamente, caso de Godard y algu­
Jean Eustache durante los años 60 y 70. nos hijos espirituales de la nueva ola como Jean Eustache y Philippe
El operador con el que trabajaba Rohmer no se entendía con el di­ Garrel, pero Léaud no supo asumir la defunción de esa corriente cine­
rector y terminó por abandonar el rodaje. Almendros, con amplia ex­ matográfica (tampoco asumió la muerte de Truffaut en 1984) y perma­
periencia como director de fotografía de documentales, en su etapa nece, aún hoy, perdido en la confusión de los nuevos tiempos. Gérard
cubana, se ofreció para el puesto, fue aceptado, gustó su iluminación Blain fue intérprete de los primeros cortos de Tmffaut y los primeros
y se convirtió en colaborador fijo de Rohmer y estandarte, a nivel de largos de Chabrol, aunque después realizó una carrera dispar que, con
luz y encuadre, de la segunda etapa de la Nouvelle Vague. Su trabajo todo, le llevó a trabajar con Howard Hawks, uno de los directores nor-

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después trabajara con algunos de sus representantes: Truffaut en La si­
rè n e du Mississippi (La sirena delMississippi, 1969) o Demy en sus prime­
ras tres películas musicales.
También cabe destacar el papel jugado por determinados guionis­
tas y músicos en la configuración de una estética y una narrativa pro­
pias de la Nouvelle Vague. Paul Gégauff, por ejemplo, está presente
como coguionista, adaptador o dialoguista en más de la mitad de los
films realizados por Chabrol entre 1959 y 1974; no resulta nada aven­
turado imaginar el importante papel jugado por Gégauff en esta eta­
pa, la más fecunda, de la trayectoria chabroliana. Jean Gruault es otro
de los nombres clave en materia de escritura. Cuando Truffaut realizó
películas de época, desarrolladas en torno a una figura romántica y en­
clavadas en los márgenes de un melodrama de raíces góticas, siempre
reclamó los servicios del guionista: Julesy Jim, L enfant sauvage (Elpe­
queño salvaje, 1969), Les deux anglaises et le continent (Las dos inglesasy el
amor, 1971), Lhistoire dAdele H. (Diario íntimo de Adele H., 1975) y La
chambre verte (1978), títulos que conforman, salvo el primero, el llama­
do ciclo de las velas con iluminación de Néstor Almendros. Asimis­
Julesy Jim (François Truffaut, 1961). mo, colaboró en el diseño del peculiar universo temático de Rivette
en varios de sus films. Daniel Boulanger, por su parte, alternó su dedi­
teamericanos más reivindicados por los cahieristas, en el film Hatari! cación, la novela, y sus trabajos en el seno del cine comercial de la
(¡Hatari!, 1961). Otro actor que se consumió en un cine de carácter época —básicamente escribiendo guiones para De Broca— , con aisla­
más comercial, después de haberse identificado plenamente con las das colaboraciones en películas de Malle y Chabrol, aunque quizá su
directrices de la Nouvelle Vague, fue Jean-Claude Brialy, intérprete de participación más recordada en una obra de la Nouvelle Vague sea su
las primeras obras de Truffaut, Chabrol, Godard, Rivette, Malle o Kast divertida interpretación del inspector de policía Vital en Alfinal de la
tanto en formato largo como en corto. escapada.
La Nouvelle Vague generó intérpretes nuevos y modeló a sus inte­ La impronta de los compositores musicales resultó, a todas luces,
reses una serie de nombres que habían empezado a despuntar en el más anecdótica. Muchos directores utilizaron la música accidental­
cine francés de los primeros cincuenta. Dos casos son muy represen­ mente, como Rohmer, mientras que otros recurrieron en varias oca­
tativos: Jean-Paul Belmondo y Jeanne Moreau. El primero fue recon­ siones a los compositores clásicos, caso de Godard. Dos son los nom­
vertido por Godard en héroe anarquista y fatalista de dos de sus más bres que pueden destacar. Michel Legrand colaboró en media docena
imaginativas ficciones, A l final de la escapada y Pierrot el loco, lo que no de ocasiones con Godard y en otras tantas con Demy, incluyendo en
fue obstáculo para que después se convirtiera en una de las estrellas ambos casos su predilección por el género musical (Unefemme est une
mejor pagadas y más populares del cine francés, mientras que la se­ femme, Los paraguas de Cherburgo, Las señoritas de Rochefori), tendencia
gunda supo ser la heroína melodramática perfecta para Truffaut {Jules que le granjearía el suficiente prestigio para que en 1968 se fuera a
y Jim), Malle {Les amants) y Demy {La bahía de los ángeles). Sin embar­ Hollywood. Georges Delerue, por su parte, debutó en el cine en 1959
go, otra futura estrella que debutó precisamente en 1959, Catherine con las bandas sonoras de La bel âge, de Kast, e Hiroshima, mon amour,
Deneuve, no tuvo una relación directa con el movimiento, aunque decantándose después por el cine comercial aunque sin desdeñar los

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trabajos para Godard (la curiosa banda sonora de El despreció) y, sobre mentalista; sólo estos nombres ya dan al traste con las teorías, cierta­
todo, Truffaut, para el que escribió las músicas de Julesy Jim, La piel mente atribuladas, de Truffaut.
suave, Las dos inglesasy el amor y La nuit americaine (La noche america­ Pero lo cierto es que Reisz y compañía arremetieron frontalmente
na, 1973), entre otros films. Chabrol, como en el caso del operador contra la industria británica, a la que acusaban de acomodada, y pidie­
Jean Rabier, volvió a ser el más pragmático de todos, agenciándose ron con urgencia el regreso de un cine socialmente comprometido,
los servicios del Pierre Jansen, un músico que prácticamente no escri­ que pudiera mostrar los conflictos de la calle con recursos expresivos
bió ni una sola nota para otro cineasta que no fuera el autor de El car­ innovadores. De esta necesidad surgió el Free Cinema, y Reisz se con­
nicero. virtió en su máximo estandarte.
Miembro del National Film Institute, colaboró asiduamente en la
revista cinematográfica Sight and Sound, la más representativa del mer­
A l g u n o s jó v e n es a ir a d o s b r itá n ic o s cado británico, y llegó a dirigir Sequence, otros papeles de cine comba­
tivos en los que el grueso del Free Cinema, con Lindsay Anderson a
Varios son los directores importantes a la hora de evocar los tiem­ la cabeza, supo poner en su justo sitio a cineastas clásicos como John
pos del nacimiento y consolidación del movimiento conocido como Ford antes de que sus homólogos franceses hicieran algo parecido en
Free Cinema, cine libre, instigado por un colectivo de jóvenes direc­ Cahiers du Cinema. Como los integrantes de la nueva ola francesa, for­
tores que pasaron a la historia como los angryyoung men, los jóvenes mados en la Cinemateca de Langlois y en la citada revista, también
airados. como los realizadores españoles que habían hecho sus pinitos críticos
Tomemos a uno de ellos, Karel Reisz, como máximo referente. Si- en Film Ideal y Nuestro Cine, los futuros jóvenes airados adquirieron un
guiéndo su pista sabremos cuáles fueron los pasos, intenciones, moti­ considerable bagaje en Sequence y Sight and Sound, donde apuntaron y
vaciones y resultados de una de las generaciones cinematográficas que desarrollaron las teorías cinematográficas que después llevarían a la
más hizo por demostrarle a François Truffaut que los británicos no es­ práctica como directores.
taban reñidos con la cámara cinematográfica. Es más, como recorda­ Sigamos con Reisz. En 1953 publica un libro sobre el montaje ci­
ba Bertrand Tavemier en el prefacio de un libro sobre el Nuevo Cine nematográfico, The Technique ofFilm Editing meditado, desarrollado y
británico de los ochenta (Pilard, 1989: 11), los integrantes del Free Ci­ didáctico. Dos años después completa junto a Tony Richardson el cor­
nema denunciaron el cine académico realizado en Gran Bretaña in­ tometraje Momma Don’t AUow (1955) y le produce a Anderson otro
mediatamente antes de su irrupción de una forma tan o más virulen­ film corto, Every Doy Except Christmas (1955). Una noche de febrero
ta que Truffaut, en su libro de entrevistas con Alfred Hitchcock (ci­ de 1956 se exhiben dichas películas en una sesión cinematográfica que
neasta inglés, no debe olvidarse), había sentenciado que los términos da lugar, oficialmente, al nacimiento del Free Cinema. Dos años des­
«cine» y «británico» le parecían incompatibles. pués, cuando el movimiento ha logrado salir de su cenáculo y se pre­
A diferencia de Francia, con un cine academicista antes de la gene­ senta como una seria opción de recambio en el cine británico, se pu­
rosa irrupción de la Nouvelle Vague, España, con una industria castra­ blica el manifiesto de los angryyoung men y se acuña este término para
da por la dictadura franquista antes de la aparición de gente como definir a los representantes de la nueva generación.
Carlos Saura, Elias Querejeta o Pere Portabella, o Alemania, con una No son sólo directores. Actores y actrices como Albert Finney, Tom
producción cinematográfica envarada y decadente que los firmantes Courtenay, Rita Tushingham, Alan Bates, Susanah York, Mona Wash-
del Manifiesto de Oberhausen dinamitaron en poco tiempo, Gran boume y David Warner; dramaturgos del talento de John Osbome y
Bretaña podía vanagloriarse, a mediados de los años 50, de tener en Alian Sillitoe; el director de fotografía Walter Lassally; músicos como
activo a realizadores como David Lean, Michael Powell, Laurence Oli­ John Addison y el director artístico Ted Marshall son también integran­
vier, Alexander Mackendrick y algunos integrantes de la escuela docu- tes de un movimiento que nace con vocación compacta y unitaria.

122
Olivier respectivamete, algo impensable para otros directores del mo­
vimiento. Anderson, el veterano del grupo, es quien tarda más tiempo
en asumir la realización de un largometraje. Tras años dedicados al tea-
tr0 —dirigió en 1956 una versión de Mirando hacia atrás con ira —, la
crítica cinematográfica —además de fundar Sequence, con Reisz, escri­
bió el espléndido libro AboutJohn Ford, estructurado a partir de varios
encuentros personales con el director americano-irlandés— y al cam­
po del cortometraje documental —rueda una docena de ellos en­
tre 1948 y 1958— , decide dar el gran salto con This SportingLife (El in­
genuo salvaje, 1963), sentida y sincera crónica de las conflictivas relacio­
nes entre un minero y una joven viuda.
Richardson fue el primero en trabajar para un gran estudio nortea­
mericano —la Fox le produce Sanctuary (Réquiem poruña mujer, 1961),
según la novela de William Faulkner—, y se convierte en el más pres­
tigioso (también es el más trabajador) de los angryyoung men con sus
dos siguientes películas, A Taste ofHoney (Un sabor a miel, 1961) y The
Loneliness of the Long Distance Runner (La soledad del corredor de fon­
Sábado noche, domingo mañana (Karel Reisz, 1960). do, 1962), en las que catapulta a Rita Tushingham y Tom Courtenay
como primeras figuras del Free Cinema. Y aún dio más guerra con
Reisz seguirá siendo el hombre fundamental en el proceso de de­ TomJones (TomJones, 1963), libertino relato que ganó el Oscar al mejor
sarrollo del Free Cinema. En 1960 realiza su primer largometraje, Sa- film y mejor director y encumbró a Richardson y a su protagonista,
turday Night and Sunday Moming (Sabado noche, domingo mañana), con Albert Finney, lógica e irremediablemente perdidos para el espíritu
guión de Sillitoe e interpretación de Albert Finney, todos debutantes. más independiente y combativo que había caracterizado al Free Cine­
Reisz compagina la crónica social (el relato gira en tomo a un joven ma hasta entonces.
obrero inconformista) con una manera muy naturalista y directa de Otros directores simularon incorporarse al grupo sin identificarse
filmar, heredada de la nutrida producción de cine documental que se con su ideario cinematográfico y social. Son cineastas-satélite, por lla­
había propiciado, con los rodajes en plena calle, en los albores del marlos de alguna forma, como John Schlesinger y Richard Lester. El
Free Cinema, films casi todos firmados por cineastas de otros países primero procedía de la televisión y la situación coyuntural permitió
instalados total o provisionalmente en Londres, caso de los suizos que su nombre se asociara al Free Cinema, sobre todo a raíz de Billy
Claude Goretta y Alain Tanner, que rodaron en 1956 Nice Time, un Liar (Billy el embustero, 1963), film en el que se dieron cita algunos
corto para el British Film Institute, o del veterano e itinerante docu­ nombres del movimiento, como el actor Tom Courtenay. Pero los de­
mentalista brasileño Alberto Cavalcanti. seos de Schlesinger de trabajar en Hollywood no tardaron en hacerse
Se ha llegado al momento álgido del Free Cinema. Richardson, realidad: Midnight Cowboy (Cowboy de medianoche, 1969), Oscar inclui­
que a diferencia de sus compañeros procede del medio teatral, se sir­ do, le apartó definitivamente de la dura realidad del cine naturalista
ve de dos textos de Osbome y rueda Look Back In Anger (Mirando ha­ británico. Lester, por su parte, rodó una película muy influida por la
cia atrás con ira, 1959) y The Entertainer (El animador, 1960); su amplia estética y las formas de trabajo del Free Cinema, The Knack... andHow
experiencia y contactos en el teatro posibilita que estos dos films estén to Getlt (ElKnack...y cómo conseguirlo, 1965), aunque encontró más ló­
interpretados por actores consagrados, Richard Burton y Laurence gica repercusión gracias a sus comedias con los Beatles y al musical pa-

124 125
Nicholson en The Border (Lafrontera), un previsible relato fronterizo;
allí se quedó un tiempo, regresó esporádicamente a Londres y, mien­
tras esperaba reiniciar su andadura teatral, murió víctima del sida a fi­
nales de 1991.
Anderson, por último, sólo ha incurrido en una ocasión en el en­
gañoso sueño americano (al fin y al cabo, el Free Cinema desapareció
porque, entre otras cosas, sus máximos representantes fueron engulli­
dos por la mecánica industrial de Hollywood). Lo hizo para trabajar
con dos actrices míticas como Bette Davis y Lillian Gish, y poder ro­
dar en las fordianas costas de Maine: el resultado, The Whales o/August
(Las ballenas de agosto, 1987), no tiene nada que ver con el Free Cine­
ma, pero es un acto de amor de un director que también defendió
otros tipos de cine.

El n u e v o c in e espa ñ o l

Si situamos el punto de arranque del nuevo cine español en 1959,


El knack...y cómo conseguirlo (Richard Lester, 1965). para equipararlo con el nacimiento de otras nuevas cinematografías
europeas, Los golfos, primer largometraje de Carlos Saura, podría ser la
película que ilustrara de manera más modélica algunas de las tenden­
ródico A Funny ThingHappened on the Way to the Forum (Golfus de Roma, cias emblemáticas de esta regeneración del cine español.
1966), que demuestran lo poco joven airado que podía ser. El film de Saura irrumpe, después de sufrir no pocos problemas
La convivencia artística fue, como en la Nouvelle Vague, fluida e con la censura (hasta cuatro veces debió de ser presentado, y al final,
intensa en los primeros tiempos. Richardson produjo Sábado noche, do­ una vez montado el film, fue aligerado en diez minutos por los censo­
mingo mañana de Reisz, y éste se encargó de la producción de El inge­ res), en un momento de reactivación y agitación en el medio. Los ecos
nuo salvaje de Anderson. Pero las convivencias y armonías se rompen, de las Conversaciones de Salamanca, celebradas en esta ciudad entre
y la de los jóvenes airados no fue menos. Todos, beneficiados de la el 14 y el 29 de mayo de 1955, promovidas por Basilio Martín Patino
proximidad geográfica y la coincidencia idomática, decidieron estable­ y destinadas a analizar las carencias y perspectivas del raquítico cine
cerse en Estados Unidos, donde siguieron trayectorias dispares. El pri­ español, no habían desaparecido; la política del Ministerio de Informa­
mero había sido Schlesinger, que sin duda realizó sus primeros films ción y Turismo intentaba dar una imagen más aperturista; La venganza
ingleses pensando ya en el mercado hollywoodiense. Reisz probó la (1959), de Juan Antonio Bardem, era nominada para el Oscar a la me­
aventura en 1974, con la inquietante The Gambler (Eljugador), regresó jor película extranjera; y se había consolidado, sólo en primera instan­
a su país para demostrar, con la excesivamente académica The Frencb cia, la EOC (Escuela Oficial de Cinematografía), prolongación del an­
Lieutenant Woman (La mujer del tenientefrancés, 1981), que a veces quien tiguo IIEC (Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográfi­
tuvo no retuvo, y volvió a cruzar el Adántico para dirigir la sobria y cas) que se mantuvo abierta desde 1962 hasta finales de la década.
sombría Everybody Wins (Todo el mundo gana, 1989), a partir de un La escuela, impulsada por el Director General de Cinematografía,
guión de Arthur Miller. Richardson se fue en 1981 para dirigir a Jack José María García Escudero, y dirigida por el operador Juan Julio Bae-

126
127
I barrio de chabolas de Madrid, una herencia de Rossellini y otros neo-
rrealistas italianos aplicado a otra forma, urgente, de rodar en las ca­
lles y de manera independiente. Saura comentaba sobre el film: «Lo
que me parece que era bastante importante en Los golfos es que, por
primera vez en España, se intentaba realmente hacer una película
con medios ínfimos. Estábamos dispuestos a salir a la calle con la cá­
mara en la mano, a ir a los sitios exactos donde se localizaba el argu­
mento, y a que el equipo fuera gente nueva, de la Escuela de Cine»
(Brasó, 1974: 61).
Por aquel entonces, Saura ya daba clases en la EOC. Dos de sus
alumnos, Mario Camus y Luis Enciso, participaron en el film en cali­
dad de guionista y ayudante de dirección, respectivamente. Baena se
encargó de la cámara y Pere Portabella, que acababa de fundar la pro­
ductora Films 59, con la que produciría otras dos obras emblemáticas
de este periodo, El cochecito (1960) de Marco Ferreri y Viridiana (1961)
de Luis Buñuel, buscó la financiación. La existencia de Los golfos era,
en sí misma, una victoria.

Los golfos (Carlos Saura, 1959).

na, naufragó estrepitosamente entre un cúmulo de discrepancias ideo­


lógicas, censuras previsibles desde la misma administración (los profe­
sores eran obligados a suspender los exámenes de ingreso a estudiantes
cualificados pero molestos para el régimen) y clima progresivamente
enrarecido. Con todo, en las aulas y departamentos de la IIEC y
la EOC se formaron gente como Saura, José Luis Borau, Angelino
Fons, Basilio Martín Patino, Miguel Picazo, Francisco Regueiro, Mario
Camus, Pedro Olea, Víctor Erice y Claudio Guerín Hill, entre otros
nombres que configurarían el paisaje, yermo, del nuevo cine español y
sus secuelas.
Los golfos irrumpe con fuerza porque se aleja del cine franquista,
por supuesto, y porque presenta también una alternativa, no un re­
cambio, para los pocos cineastas que luchan en solitario contra las im­
posiciones del régimen o practican una obra personal y despolitizada:
Bardem, Luis G. Berlanga, Femando Fernán-Gómez y Edgar Neville,
por ejemplo. Su carta de presentación es el realismo casi documental,
un tratamiento sobrio y naturalista de los problemas cotidianos en un La tía Tula (Miguel Picazo, 1964).

128 129
Pese a que hubo diversas y contrastadas tendencias, se suele identifi­
car el Nuevo Cine Español con el también llamado cine mesetario, que
conoció su momento culminante en la primera mitad de los años 60,
con películas introspectivas, secas y metafóricas como La tía Tula
(1964) de Picazo, Amador (1965) de Regueiro, Nueve cartas a Berta
(1965) de Martín Patino, La busca (1966) de Fons o La caza (1965) y
Peppermint Frappé (1967) de Saura. Eran, por lo general, los films que
representaban a España en los certámenes internacionales, cosechan­
do por otra parte premios y galardones que el régimen hacía suyos
pese a la más que notable censura que ejercía sobre los productos, ya
fuera en la fase de guión o en el montaje final; los dos títulos citados
de Saura recibieron el Oso de Plata en el festival de Berlín, mientras
que el de Martín Patino se alzó con la Concha de Plata en San Sebas­
tián. Entre 1963 y 1967, espacio de tiempo que abarca el mandato de
García Escudero en política cinematográfica, 43 nuevos realizadores
debutaron tras la cámara con films de coste medio cuya amortización
estaba más o menos asegurada gracias a la protección económica ofi­
cial y las partidas del Interés Especial.
Una de las figuras más importantes en este sentido es Elias Quere-
jeta, productor que creó un estilo propio y posibilitó la irrupción de Fata Morgana (Vicente Aranda, 1966).
algunos de los mejores talentos del momento (Erice, José Luis Egea,
Antonio Eceiza, posteriormente Ricardo Franco, Emilio Martínez Lá­ carácter más experimental que pudieron producirse incluso con más
zaro, Jaime Chávarri) y permitió a Saura desarrollar una trayectoria co­ libertad que las de Madrid por sus características de vanguardia, y que
herente e inalterable. Una de las principales virtudes de Querejeta fue dieron paso a la denominada Escuela de Barcelona. Se trataba de un
saber moverse bien en los despachos y jugar con la necesidad política núcleo artístico y cultural, bien arropado por la revista Fotogramas, en
de tener cada año dos o tres películas dignas para competir en los fes­ el que se daban cita cineastas, escritores, arquitectos, editores, diseña­
tivales, aunque luego tuvieran problemas para estrenarse en los cines dores y modelos. Un grupo heterogéneo que, salvo excepciones, nun­
españoles. La otra, crear a su alrededor un equipo técnico y artístico ca se consideró como un movimiento compacto ni nada parecido.
estable, con Luis Cuadrado y Teo Escamilla (fotografía), Pablo G. del Joaquín Jordá, al que le tocó asumir la condición de supuesto
Amo (montador), Primitivo Alvaro (jefe de producción), Emilio Sanz ideólogo de la Escuela, lo deja bien claro: «Jamás hubo una reunión
de Soto (dirección artística) y José Luis Ruiz Marcos (ayudante de di­ para discutir de nada. La única realidad es que habían cinco o seis pe­
rección). Cuadrado, por ejemplo, personificó durante años la nota de lículas englobadas dentro de esta denominación y una oficina de pro­
calidad del nuevo cine español. Sus iluminaciones son hoy, superado ducción llamada Filmscontacto, que produjo casi todo excepto las de
el contexto y vencida la dictadura, el mejor sello distintivo de esa épo­ Gonzalo Suárez, que no aspiraba a una proyección comercial, y lo de
ca de películas cerradas, dolidas y metafóricas. Vicente Aranda, que se lo produjo por su cuenta» (Angulo, Casas y
Los centros de producción se focalizaron en Madrid y en Barcelo­ Torres, 1992: 70). La Escuela de Barcelona dio como resultado una se­
na. El cine mesetario se consideraba completamente opuesto al que se rie de películas muy contextualizadas en el momento de su realiza­
hacía en la capital catalana, constituido por una serie de películas de ción, la mayoría planteadas como experimentos narrativos y formales,

130 131
de neta influencia europea y completamente alejadas de reivindicacio­
nes culturales o nacionalistas, más barcelonesas que catalanas, por de­
cirlo de alguna forma. Búllante porvenir (1964) de Aranda y Román
Gubem, FataMorgana (1965) de Aranda, Cada vez que... (1967) de Car­
los Durán, Dante no es únicamente severo (1967) de Jordá y Jacinto Este­
va, Después del diluvio (1968) de Esteva en solitario, Nocturno 29 (1968)
y Cuadecuc/Vampir (1970) de Portabella, Noche de vino tinto (1966) y
Biotaxia (1967) de José María Nunes —sin duda el más radical del gru­
po y el único que, quizás, pensó en la Escuela como un organismo
compacto— Ditirambo (1967) y El extraño caso del doctor Fausto (1968)
de Gonzalo Suárez y Scbizo (1969) de Ricardo Bofill, son algunas de sus
muestras más representativas, a las que también podrían añadirse las
obras de corte más narrativo realizadas por otros directores catalanes
más o menos ligados a la Escuela, como Jorge Grau y Jaime Camino.

C inema Nuovo

En 1952 se crea una revista cinematográfica de más que explícito


título, Cinema Nuovo, animada por Guido Aristarco y de orientación
marxista. La industria italiana vive un alarmante proceso de recesión, Salvatore Giuliano (Francesco Rosi, 1962).
tanto a nivel creativo como de producción, y sólo unos cuantos ci­
neastas de tendencias y estilos diversos (Federico Fellini, Luchino Vis-
conti, Giuseppe de Santis, Mario Monicelli, Michelangelo Antonioni) y mantendrá una cierta unidad y coherencia temática a pesar de los
quedan preservados de la progresiva estandarización del cine italiano constantes vaivenes económicos y políticos, que experimentará la so­
desde que, en diciembre de 1949 y con la llamada Ley Andreotti, se ciedad italiana, ya que la obra de Bertolucci y Pasolini sufrirá a lo lar­
primara el cine de espectáculo y evasión sobre los films de carácter go de los últimos años 60 visibles transformaciones internas e ideoló­
comprometido. El neorrealismo también sufre esta recesión y se estan­ gicas.
ca en tierra de nadie, entre el sainete documental y el drama populis­ El nuevo cine italiano, como la nueva ola francesa, no se forma en
ta. Urge, sin lugar a dudas, un Cinema Nuovo. las escuelas cinematográficas —en este caso el famoso Centro Speri-
Los procesos de cambio que se viven en el cine italiano en esta mentale de Roma, donde estudiaron Bellocchio, Liliana Cavani, Silva­
época, finales de los cincuenta, son ante todo procesos ideológicos, a no Agosti o el español Jorge Grau—, sino en la contemplación de las
diferencia de lo ocurrido en Francia con la Nouvelle Vague. Los ci­ obras más rupturistas de la época (sabida es la admiración que profe­
neastas que irrumpen con fuerza —Bernardo Bertolucci, Marco Be- saba Bertolucci hacia Godard, admiración que le enfrentaría a su
llocchio y Pier Paolo Pasolini— son artistas de izquierdas, burgueses maestro Pasolini) y en la toma de conciencia política en el contexto de
pero marxistas, cineastas que buscan y reclaman el compromiso polí­ una sociedad neocapitalista como la italiana que permite, lógicamen­
tico y una cierta evaluación de las cosas. De los tres citados, por ejem­ te, la producción de una obra comprometida que dé prestigio a su es­
plo, sólo Bellocchio se radicalizará en el sentido amplio de la palabra caparate cultural. El cine italiano había estado, por ejemplo, huérfano

132
Marco Ferreri también escoge España para iniciar sus primeros pa­
sos como director, con su esperpéntica trilogía formada por El pisito
(1958), Los chicos (1959) y El cochecito (1960), la primera y tercera bene­
ficiadas por los textos de Rafael Azcona, guionista tripartito de Ferre-
n, Berlanga y Saura, y una de las piezas clave en la recuperación del
cine español. Pier Paolo Pasolini, antes poeta que cineasta, hurga en
las entrañas de la periferia romana con su espléndido debut, Accattone
(1961), un cruce entre las tendencias neorrealistas nunca olvidadas y el
intento de hacer un cine social apuntalado en la expresión visual y
poética.
Le siguen Bertolucci con La commare secca (La commare secca, 1962)
y Bellocchio con Ipugni in tasca (Las manos en los bolsillos, 1965), dos au­
ténticas bocanadas de aire fresco perpetradas desde un estado de áni­
mo concreto, el del intelectual burgués y de izquierdas que entra en
contradicción con sus orígenes de clase y sus ideas marxistas. La llega­
da a la dirección de Bertolucci, el nombre más emblemático de esta
dispersa generación, fue del todo azarosa. El cineasta lo explica así:
«La commare secca era un original de cinco páginas que Antonio Cervi
Accattone (Pier Paolo Pasolini, 1961). había comprado a Pasolini. Cervi esperaba que Pasolini pudiera rodar
la película inmediatamente después de Accattone, pero Pier Paolo se
de premios en los principales certámenes. Varios films de cineastas había enamorado de otra idea, la historia de una madre y un hijo que
nuevos rompen esta significativa y larga racha: Cronacafamiliare (Cró­ convertiría luego en Mamma Roma (Mamma Roma, 1962), y no tenía
nicafamiliar, 1962), de Valerio Zurlini, se alza con el León de Oro en ninguna intención de hacer La commare secca. Ni siquiera había contra­
Venecia; Francesco Rosi recibe el premio al mejor director en Berlín to, y en cine los contratos son muy importantes» (Ungari, 1982: 29).
por Salvatore Giuliano (Salvatore Giuliano, 1962), y con Le mani sulla Bertolucci, que había trabajado como ayudante de dirección de Paso­
città (1963), gana el León de San Marco veneciano, mientras Una sto­ lini en Accattone, decidió aprovechar su oportunidad. El argumento
ria moderna: L’ape regina (1963), de Marco Ferreri, posibilita el premio original de Pasolini y la colaboración en el guión de su ayudante ha­
a la mejor actriz para Marina Vlady en Cannes. bitual, Sergio Citti, confieren a La commare secca un evidente aire pa-
Rosi debuta en la dirección con La sfida (El desafio, 1958), un rela­ soliniano del que emerge el pulso de un cineasta personal.
to sobre el contrabando y el mercado negro rodado en Nápoles; su Valerio Zurlini, más veterano que todos ellos, se había formado en
posterior trayectoria, con obras significativas como las citadas Salvato­ el campo documental en los primeros cincuenta, pero su eclosión y
re Giuliano y Le mani sulla città, Il caso Mattei (El caso Mattei, 1972) y prestigio internacional llegan una década después con las sensibles La
Lucky Luciano (Lucky Luciano, 1973), desarrollarán dentro de unos ragazza con la valigia (La chica con la maleta, 1960) y Crónicafamiliar, po­
complejos márgenes político-industriales la noción de cine de denun­ siblemente las dos películas italianas de más prestigio de esta época.
cia, bastante más abierto (y sobre todo, vigente hoy en día), que el Ettore Scola da el salto del guión a la dirección en 1964, con Seperme­
grueso del cine político, que no politizado, realizado en Italia y en tteteparliamo di donne, en un intento de convertirse en el continuador
Francia por la misma época, y del que son cabezas visibles cineastas de la tradición de la comedia italiana personificada en los nombres de
como Elio Petri, Damiano Damiani y Costa-Gavras. Pietro Germi, Mario Monicelli y Dino Risi. Liliana Cavani, por su par-

135
ción de nuevos actores (Stefania Sandrelli, Claudia Cardinale, Lou
Castel, Laura Betti, Adriana Asti, Salvo Randone, Franco Citti, Gian
María Volonté), directores de fotografía (Tonino delli Colli, Ugo Pic­
cione, Gianni di Venanzo, Vittorio Storaro, Franco di Giacomo),
montadores (Roberto Perpignani, Nino Baragli, Franco Arcalli) o mú­
sicos (Nicola Piovani, Piero Piccione o Ennio Morricone, que trabajó
con Bellocchio, Bertolucci y Pasolini antes de especializarse en el so­
nido westemiano de Sergio Leone), que contribuyen en la configura­
ción de un panorama cinematográfico plural en el que tienen cabida
los melodramas intimistas de Zurlini, las indagaciones poético-prole-
tarias de Pasolini, los documentales de Olmi, los tratados políticos de
Bellocchio, los malabarismos psicoanalíticos de Bertolucci, los thri-
llers de denuncia de Rosi o los esperpentos de Ferreri, sin olvidar por
La cbica con la maleta (Valerio Zurlini, 1960).

te, parece emerger con fuerza con dos films sobre atractivos persona­
jes históricos, Francesco dAssisi (1966), interpretada por Lou Castel, y
Galileo (Galileo, 1968), pero su tendencia al histrionismo y el escánda­
lo gratuito la haría apearse del pelotón de los cineastas rupturistas para
ingresar en las filas de los que buscan tan sólo la respetabilidad comer­
cial, aunque ella lo barnice de polémica intelectual tipo A l di la del bene
e del mole (Más allá del bieny del mal, 1976), más que discutible retrato
de Nietzsche.
Ermanno Olmi y los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, que ne­
cesitarán de bastante más tiempo para conseguir cierto consenso y res­
peto internacional, también realizan sus primeras obras en este opti­
mista y fecundo contexto. El primero debuta en el largometraje con
IItempo siefermato (1959), después de una extensa dedicación al corto­
metraje documental centrado en los problemas laborales de su región
natal, Emilia. Los segundos lo harán con Lltalia non é un paese povero
(1960), film codirigido con Joris Ivens y Valentino Orsini que enlaza
con su práctica como documentalistas iniciada en 1954. Tanto los Ta­
viani como Olmi necesitarán de un festival, Cannes, y de un galar­
dón, la Palma de Oro, para obtener el reconocimiento internacional,
con Padrepadrone (Padrepatrón, 1978) y Lalbero degli zoccoli (El árbol de
los zuecos, 1977), respectivamente.
Este clima de recuperación a todos los niveles produce la irrup­ El empleo (Ermanno Olmi, 1961)

136 137
ello la vigencia de otros cinestas de generaciones anteriores que, preci­ Peter Schamoni, Detten Schleiermacher, Fritz Schwennickle, Haro
samente en este clima de normalización, conseguirán algunas de sus Senft, Franz Josef Spieker, Hans Rolf Strobel, Heinz Tichawsky, Wolf-
más preciadas obras. Es el caso de Fellini con La dolce vita (La dolce gang Urchs, Herbert Vesely y Wolf Wirth.
vita, 1959) y Otto e mezzo (Ochoy medio, 1963); de Visconti con Rocco e Con la excepción de Kluge, en la elaboración de este texto no fi­
i suoifratelli (Rocco y sus hermanos, 1960) e II Gattopardo (El Gatopar- gura ninguno de los realizadores fundamentales en este periodo de
do, 1963); o de Antonioni con su trilogía formada por Lawentura (La transición del cine alemán, como son Peter Fleischmann, Volker
aventura, 1960), La notte (La noche, 1961) y Leclisse (El eclipse, 1962). Schlóndorff, Wemer Herzog, Hans J. Syberberg, Jean-Marie Straub
La influencia del mayo parisino en varios de estos cineastas se sal­ (francés de nacimiento, pero instalado en Alemania desde 1958) o los
daría con una bmsca ruptura con las normas de la industria, en una posteriores Wim Wenders y Rainer Wemer Fassbinder. Ello no impli­
vorágine de films teóricos y radicalizados —el colectivo Amore e rab­ ca restarle importancia, más teórica que práctica en primera instancia,
bia (1968), con episodios de Bellocchio, Bertolucci, Pasolini, Carlo su papel de revulsivo en un momento en que la industria cinemato­
Lizzani y Godard; Partner (Partner, 1968) de Bertolucci; Teorema (Teore­ gráfica alemana no sabía qué camino seguir, desconectada de la ebu­
ma, 1968) y Porcile (Pocilga, 1969) de Pasolini; Dillinger è morto (Dillinger llición de otras cinematografías (Francia, Inglaterra o Italia empezaban
ha muerto, 1968) de Ferreri—, de los que algunos de sus propios res­ a asentar sus nuevos cines) y huérfana de directores clásicos que pudie­
ponsables no tardarían en alejarse al iniciar nuevas y complementarias ran servir de explícito referente (no se olvide que Fritz Lang, Emst Lu-
andaduras. De esta situación surgirían obras como el gran fresco de bitsch, F.W. Mumau, William Dieterle o Robert Siodmak habían aca­
Bertolucci Novecento (Novecento, 1975) o la trilogía de la vida de Paso­ bado en Hollywood y, salvo el primero, que regresó puntualmente a
lini, reconsideraciones formales y temáticas de unos autores que sa­ Alemania para rodar su díptico aventurero sobre tigres de Eschnapur
bían que su tiempo como «nuevos cineastas» había definitivamente y tumbas indias y la tercera entrega de su saga malabar sobre el doctor
acabado.
Mabuse, y el último, perdido en producciones de acción exótica y es­
casa envergadura, ninguno volvió a instalarse en su país natal).
A l e m a n ia , a ñ o c er o Los últimos párrafos del Manifiesto de Oberhausen sintetizan el
espíritu esgrimido por los cineastas que lo redactaron: «Manifestamos
Es 1962 un año capital para el cine alemán. En el mes de enero se nuestra decisión de crear un nuevo cine alemán. Este nuevo cine ne­
cierran las puertas de los estudios UFA, todo un símbolo de la poten­ cesita nuevas libertades. Libertad frente a los convencionalismos de la
cia cinematográfica germana ostentada en el pasado. El 28 de febrero, profesión. Libertad frente a las influencias comerciales. Libertad fren­
con motivo del encuentro de varios cineastas jóvenes, la mayoría de te a la tutela de los grupos de presión. Tenemos ideas concretas sobre
ellos con uno o dos films cortos como único bagaje, en el festival de la producción del nuevo cine alemán, tanto a nivel intelectual como
cortometrajes celebrado en la ciudad de Oberhausen, se redacta un formal y económico. Estamos dispuestos a compartir los riesgos eco­
documento sobre las necesarias y urgentes medidas que debe tomar el nómicos. El viejo cine ha muerto. Creemos en el nuevo.» El cambio
cine alemán para salir de su decadencia artística y su mina económi­ necesitaba una nueva orientación cinematográfica desde el mismo go­
ca. Veintiséis directores firman dicho manifiesto, piedra angular de bierno alemán. Era uno de los puntos innegociables en cualquier dis­
todo lo que depararía la cinematografía alemana en décadas posterio­ cusión que pudiera producirse a raíz del manifiesto. Kluge, el más
res: Bodo Blüthner, Boris V. Borresholm, Christian Doemer, Bem- convencido y combativo de sus firmantes, se convirtió en el cataliza­
hard Dorries, Heinz Furchner, Rob Houwer, Ferdinand Khittl, Alexan- dor del movimiento, que no tardó demasiado en obtener sus prime­
der Kluge, Pitt Koch, Walter Kruttner, Dieter Lemmel, Hans Loeper, ros frutos. En 1963 se constituyó un organismo federal, el Patronato
Ronald Martini, Hans Jürgen Pohland, Raimond Ruehl, Edgar Reitz, del Joven Cine Alemán, destinado a colaborar en la financiación de
films realizados por nuevos valores, mientras que en 1967 se creó un

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posteriores al Manifiesto de Oberhausen, cuando aparecieron tími­
damente algunos films, caso de Das Brot derfrühen Jahre (1962) de
Herbert Vesely, según la novela de Heinrich Böll Elpan de los añosjó­
venes, que aún no podían concretar el restablecimiento de una indus­
tria ni confirmar un cambio de orientación radical en temas y trata­
mientos.
Poco después, la magnífica e innovadora Chronik derAnna-Magdale-
naBach (Crónica deAnna-Magdalena Bach, 1967) de Straub, Lebenszeichen
(Signos de vida, 1967) de Werner Herzog, Die artisten unter der Zirkuskup­
pel: Ratlos (Artistas bajo la carpa del ärco:perplejos, 1968) de Kluge —León
de Oro en Venecia—, Jagdszenen aus Niederbayem (Escenas de caza en la
baja Baviera, 1968) de Fleischmann —otro alumno del IDHEC, lo
que certifica la deuda contraída por los máximos representantes del
nuevo cine alemán con el ambiente y la atmósfera creativa que pro­
pició la 1962 Nouvelle Vague—, Liebe ist kalter als der Tod (El amor es
más frío que la muerte, 1969) del prolífico Fassbinder, Summer in the
City. Dedicated to The Kinks (1969) de Wenders, Malatesta (1969) de
Peter Lilienthal, Eika Katappa (1969) de Werner Schroeter o Mathias
Kneissl (Mathias Kneissl, 1970) de Reinhard Hauff, no sólo darían em­
Artistas bajo la carpa del circo:perplejos (Alexander Kluge, 1968). paque y consistencia a la producción alemana, cicatrizadas por fin
algunas de las heridas del pasado social, político y artístico, sino que
demostrarían su apertura de miras y la pluralidad de intereses e in­
instituto de promoción (el Filmfórderungsanstalt) que reinvertía los tenciones.
impuestos sobre las entradas de los cines en la financiación de nuevas De hecho, los realizadores citados no guardan demasiada, por no
películas. Cuatro años más tarde, Ulrich Gregor diseñaba en el seno decir ninguna, relación entre sí. Fassbinder gustó siempre de hilvanar
del certamen de Berlín una sección, Forum des Jüngen Films, destina­ historias melodramáticas progresivamente radicalizadas en aspectos
da a servir de plataforma de las nuevas generaciones. como el terrorismo, la libertad sexual y la incubación del germen na­
El apoyo institucional, al que se sumaron algunas cadenas de te­ cionalsocialista en diversas capas sociales. Wenders se movió entre sus
levisión dispuestas a colaborar en la producción de las películas, afinidades con la cultura norteamericana, tanto cinematográfica como
principalmente la ZDF creada en 1963, hizo posible que en poco musical, y sus disquisiciones erráticas sobre la soledad del individuo
menos de cuatro años el cine alemán se hubiera relanzando y afian­ servidas, en varios casos, por su amigo Peter Handke. Schroeter, al
zado como hegemónico en Europa. En 1966, por ejemplo, coinci­ igual que el mayestático Syberberg —autor de las largas, delirantes y
dieron en las carteleras y en los festivales más importantes obras de wagnerianas Ludwig II, Requiemfür einenjungfräulichen König (Ludwig,
la envergadura de Eljoven Tórless de Schlóndorff —cineasta formado réquiem por un rey virgen, 1972), Hitler, ein Film aus Deutschland (1977) y
en el IDFIEC francés y como ayudante de dirección de Malle, Mel­ Parsifal (1982)— prefirió explorar en las raíces de la cultura germánica
ville y Resnais—, Abschied von gestem (Una muchacha sin historia) de a través de un tratamiento operístico y teatralizador. Schlóndorff, el
Kluge y Vedapara zorros de Peter Schamoni, películas que dieron esa más ortodoxo en cuanto a conceptos narrativos, no tardó en probar
imagen de consistencia no conseguida en los meses inmeditamente suerte en otras cinematografías tras haber sido tocado por la diosa for­

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tuna al recibir la Palma de Oro en Cannes y el Oscar a la mejor pelí­ tricto de la palabra, pero sí descubrimos otra verdad de la puesta en es­
cula extranjera por DieBlechtrommel (El tambor de hojalata, 1978). Straub cena, un cierto estilo documental» (Casas y Torres, 1994: 62).
ha sido siempre fiel a su línea experimentadora, obviando cualquier Wenders, que entre otras cosas tuvo el detalle de presentar en so­
concepto preestablecido en cuanto a narrativa, encuadre, fotogenia, ciedad a uno de los mejores directores de fotografía europeos de los
dirección de actores o montaje, y manteniéndose en solitario en un te­ últimos tiempos, Robbie Müller, cambió de orientación en sus poste­
rritorio que se ha ido quedando huérfano de ideas (el nuevo cine ale­ riores y más importantes películas, como Alice in cien Städten (Alicia en
mán dejó de ser nuevo en los primeros ochenta, errático y repetitivo) las ciudades, 1973) y Im Laufder Zeit (En el curso del tiempo, 1975), pun­
y de personajes (Herzog y SchlóndorfFhan hecho bueno su cosmopo­ tas de iceberg del nuevo cine alemán. Pero el estilo esgrimido en los
litismo, Fassbinder falleció, Fleischmann y Syberberg han desapareci­ tiempos primerizos de la Escuela de Munich dice bastante sobre las
do del mapa, Wenders continúa flirteando con las culturas norteame­ orientaciones, referencias y tributos, entre el realismo documental y el
ricana y japonesa, Hauff perdió su virulencia inicial). estilo naturalista de la primera Nouvelle Vague, que se multiplicaron
El compulsivo, creativo y arrollador cine alemán de los sesenta ge­ en los tiempos de ebullición del Nuevo Cine Alemán.
neró una nueva industria, diseñó su propio star system (Bruno Ganz,
Angela Winkler, Rüdiger Vogler, Hans Christian Blech, Lisa Kreuzer y
la generosa y abultada trouppe de Fassbinder, encabezada por Ingrid
Caven, Hanna Schygulla, Kurt Raab, Margit Camstensen, Harry Baer,
Brigitte Mira y Gottfiied John) y, lo que es más importante, generó di­
versos estilos de filmar, algunos muy precarios y aislados, que estaban
en perfecta consonancia con el ideario de la nueva ola francesa. Los
integrantes de la llamada escuela de Munich, en la que coincidieron
brevemente Wenders, Herzog y Schroeter durante el otoño de 1967
(Fassbinder, por ejemplo, no fue aceptado y, sin embargo, dirigió su
primer largometraje antes que los que sí ingresaron en la escuela), so­
lucionaron sus problemas técnicos y económicos a base de concentrar
la acción en improvisados y largos travellings que otorgaban a los ac­
tores una libertad de improvisación absoluta, además de dejar a la mí­
nima expresión la posterior manipulación en el montaje.
Así rodó Wenders su primer largo, Summer in the City. Dedicated to
The Kinks, que se inició como un corto experimental financiado con
la subvención de 15.000 marcos que el gobierno daba entonces a los
estudiantes. Wenders lo recuerda así: «En este film tuve una cierta in­
capacidad de imponer la idea del montaje. Por eso la mayor parte de
las escenas constan de un solo plano. Planteábamos la puesta en esce­
na, pero una vez se ponía en marcha la cámara yo jamás decía “cor­
ten”, porque tenía la sensación de que algo interesante iba a ocurrir
una vez cortáramos. Los actores, si no se dice “corten”, siempre en­
cuentran algo que hacer, y a mí me parecía más atractivo lo que ha­
cían fuera de mi control. No puede hablarse de estilo en el sentido es­

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I
La renovación temática
J o sé E n r iq u e M o n t e r d e

Desde nuestra perspectiva actual, lejana ya del fervor o rechazo


partidista de la crítica inmediata, parece inevitable asumir los factores
renovadores derivados de la diversificada y variopinta floración de los
Nuevos Cines europeos. En otros apartados se abordan los aspectos
más definidamente estéticos, industriales, políticos y generacionales
de esa renovación, etimológicamente inherente al propio concepto de
Nuevo Cine; aquí vamos a trazar los perfiles de lo que correspondería
a la no menos cierta renovación temática implicada por esa operación
situada a medio camino entre la colusión de diversos intereses políti­
co-industriales y el devenir del fenómeno cinematográfico, sujeto a un
mundo sometido a intensos y agudos cambios.
Ahora bien, debemos partir de una primera constatación en tomo
al significado de lo temático, recordando que no se restringe al área de
lo argumental, es decir, de aquellos núcleos que cimentan el transcur­
so del relato o de aquellos marcos ficcionales que delimitan los uni­
versos diegéticos, sino a su propia representación audiovisual, a aque­
llo que se denomina extensivamente el «decible» filmico. No se trata
sólo, por ejemplo, de si se ofrece una historia amorosa como núcleo
temático, sino bajo qué formas se desarrolla esa representación, de
flué manera una determinada construcción narrativa y una puesta en
escena «dicen» ese relato, cómo nos es posible verlo y oírlo en la pre-

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cisa actualización del texto filmico. Así pues, deberemos entender por lie Vague el valor temático de un film nunca pueda ser considerado
renovación temática tanto la constitución de un nuevo repertorio ar- autónomamente respecto a las formas que adquiera como relato o
gumental —o la remodelación del tradicional— como las transfor­ puesta en escena. Claro que sería abusivo enmarcar al conjunto de los
maciones operadas en el campo del decible filmico, capaces por ellas Nuevos Cines bajo esas radicales premisas, ya que otras manifestacio­
mismas de establecer los rasgos diferenciales de los Nuevos Cines, ca­ nes —como el Free Cinema— hacían de la renovación temática en­
paces incluso de ofrecerse como pautas para su articulación como un tendida al modo más clásico su campo de batalla mucho más que los
corpus con un cierto grado de homogeneidad. aspectos formales o estilísticos, eft el bien entendido que esos nuevos
Y ello partiendo precisamente de una primera y fundamental temas y ámbitos propugnados iban de la mano de una impostación
constatación, localizable ya en el amplio trabajo analítico y crítico de realista, aceptando este término en la senda abierta por el cine docu­
muchos de los artífices cinematográficos del «movimiento» (?), con­ mental y el neorrealismo italiano. Por su parte, puestos a citar algunos
sistente en desbordar lo decible más allá de un cierto valor semántico casos más, el Nuevo Cine Alemán se situaría en una posición equi­
(traducible por ejemplo en una trama, intriga o argumento) y desarro­ distante del polo autorial, de la renovación temática comprometida
llar los valores inherentes a una creciente conciencia de la representa­ socialmente y de la reivindicación meramente industrial, mientras que
ción, equivalente a la «conciencia lingüística» que se constituye en en los «nuevos cines» del socialismo real o el Nuevo Cine Español, los
uno de los paradigmas de la modernidad artística. Todo eso debe en­ aspectos temáticos iban a ser prioritarios salvo en la floración de la Es­
tenderse en la dinámica de situar a los Nuevos Cines como segunda cuela de Barcelona.
fase de la modernidad cinematográfica, aun sin perder la coetaneidad Desde el punto de vista argumental y diegético, una militante re­
con sus antecedentes primordiales: las obras de la Nouvelle Vague, el novación temática como la emprendida por los Nuevos Cines se si­
Free Cinema, etc., son simultáneas a trabajos absolutamente significa­ túa, pues, en la doble senda definida por la irrupción de nuevos te­
tivos de cineastas como Renoir, Rossellini, Antonioni o Bergman, e mas, así como por el reajuste de los viejos a las nuevas prioridades,
incluso con obras fundamentales de Hitchcock, Hawks, Welles o tanto personales como colectivas, esto es, relativas al despliegue del
Ford. De esa forma, para los propugnadores de la «política de autores» universo expresivo de cada cineasta o a los designios de la empresa co­
—fase definitiva del lento proceso de artistización (autoconciencia) mún —más o menos articulada— de cada grupo nacional. Pero sería
del cine— la imbricación entre aspectos estilísticos y campo temático, ilusorio, además de falso, suponer que esa renovación era el fruto so­
entre contenidos del «decible» y formas del «decir», es total y decisiva, litario de una voluntad autónoma y absoluta. Antes bien, siempre de­
hasta el punto de trazarse poco menos que como pauta programática. beremos comprenderlo mediante la resolución de una compleja ecua­
ción donde se encuentran factores diversos y con diferente grado de
incidencia o relieve. En resumidas cuentas, unas temáticas nuevas o
La n o v e d a d c o m o pr o g ra m a renovadas en sus planteamientos sólo serán asumióles desde la com­
pleja intersección de ciertas condiciones y necesidades objetivas alia­
Alexandre Astruc había dicho que «la puesta en escena ya no es un das con intereses más o menos subjetivos, pero cuyo desarrollo sólo
medio de ilustrar o presentar una escena, sino una auténtica escritura» será posible bajo aquéllas. Así, sin una reflexión que esclarezca esos as­
(Alsina/Romaguera, 1980: 210), en una línea que Truffaut consumaría pectos, no podríamos enmarcar adecuadamente las formas concretas
en su célebre artículo «Una cierta tendencia del cine francés» cuando adoptadas por la renovación en cuestión.
rechazara los «films de guionistas» y las adaptaciones literarias del cine Nuevas condiciones generan correspondientes necesidades inno­
de «calidad», al establecer su frontera con la ansiada «autoría» que se vadas (y al contrario, desde la fuerza motriz de la necesidad nacen
cimenta en la unidad entre estilo e historia. De ahí se deducirá que condiciones transformadas de la realidad), de forma que los «nuevos
para los críticos de Cahiers du Cinema y luego miembros de la Nouve- cines» pueden interpretarse como una de las posibles respuestas —no

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la única— al sistema de necesidades generado para unas determinadas relaciones en favor de los permisivos como por la creciente autono­
condiciones históricas correspondientes al acontecer de los años 50 mía mental y económica de sus miembros más jóvenes. Y algo seme­
y 60, décadas en las que nacen, se desarrollan y mueren los Nuevos jante, aunque mucho más lento, ocurrirá en relación con el papel de
Cines. Para mayor claridad podemos establecer una cierta diferencia­ la mujer, cada vez más integrada en el campo de la producción y el
ción entre condiciones extemas e internas a lo cinematográfico, sabien­ consumo, sin olvidar en ambos casos las repercusiones sobre una es­
do lo falaz de tal distinción, puesto que los determinantes industriales, pecífica moral sexual.
políticos, estéticos, etc., que caracterizan lo cinematográfico a lo largo La aparición y consolidación de unas costumbres y culturas juve­
de su historia no pertenecen a un idílico reino autónomo sino que niles, fundamentada esencialmente en una clara prelación de lo joven
operan articuladamente con el conjunto de aparatos económicos, ideo­ e innovador respecto a lo viejo o tradicional, serán síntoma del opti­
lógicos, culturales, etc., que definen cada momento de una sociedad, mismo y seguridad económicas, causantes de las últimas oleadas de
la europea en nuestro caso. inmigración interior —y las primeras de la exterior en los países más
Una caracterización rápida del contexto socio-histórico en que se avanzados— y con ello de la definitiva primacía de lo urbano, junto
produjo el estallido de los Nuevos Cines nos sitúa en las consecuen­ a la divulgación sin límite de las nuevas pautas de conducta y las cos­
cias de la Segunda Guerra Mundial, que van desde los avatares de la tumbres de una modernidad que aparece ya como definitivamente
Guerra Fría y la política de bloques hasta el nacimiento de la sociedad triunfante. Como en otros lugares se ha dicho, nada de todo eso será
de consumo y la consolidación del socialismo real en medio conti­ ajeno al fenómeno de los Nuevos Cines en cuanto a la constitución
nente, pasando por las crisis descolonizadoras y las diversas formas de de las condiciones de su aparición, pero a nosotros ahora nos interesa
disenso planteadas en el seno de ambas formas básicas de organiza­ más el reflejo que esa misma nueva sociedad tendrá en los aspectos te­
ción social, capitalista y supuestamente comunista. Pero ese contexto máticos de sus films, sin olvidar que habrá un feed-back constante, en
no se limita a los aspectos políticos y económicos derivados de la ubi­ la medida en que también muchas de esas películas serán por su par­
cación geoestratégica (con las rarezas de determinados especímenes te elementos divulgadores de las nuevas formas de pensar, sentir y
anacrónicos —como la España franquista o el Portugal salazarista— o comportarse, desde sus componentes más profundos hasta las más su­
las heterodoxias socialistas, yugoslava y albanesa por ejemplo), sino perficiales y epifenoménicas como pudieran ser las modas.
que se desparrama de forma evidente —y eminente— por el tejido En todos y cada uno de los apartados dedicados a la situación ge­
ideológico y por la vida cotidiana, que en algún momento parece ten­ neral del fenómeno de los Nuevos Cines se ha debido hacer referen­
dente a autonomizarse incluso de lo tradicionalmente político, como cia al impacto causado en el cine por la aparición de la televisión, tal
ocurrirá en el entorno de 1968, momento por otra parte coincidente vez uno de los grandes símbolos de esos nuevos tiempos. Sin embar­
con el definitivo principio del fin de los Nuevos Cines. go, ahora no nos interesa entrar en las repercusiones industriales y po­
Así, en ese marco de desarrollismo liberal o planificación econó­ líticas del nuevo medio de difusión social (y no exactamente de co­
mica sucesivamente corregidos o dulcificados por las formas socialde- municación como abusivamente se considera), sino de las derivadas
mócratas o postestalinistas, según los casos, se van a plantear otras cir­ en el campo temático. La respuesta cinematográfica a la competencia
cunstancias cmciales como la concreción de una nueva moral y la televisiva pasa en primer término por intentar replicar a través de
erección de una mitología en tomo a la juventud, definitivamente in­ aquellos ámbitos donde la televisión nace limitada por sus caracterís­
corporada a la sociedad no sólo a través de la producción sino del con­ ticas técnicas (pantalla pequeña, blanco y negro, doble dependencia
sumo. Una constelación de nuevos valores personales y sociales apa­ del directo y del material filmado para sus emisiones, carente aún del
recerán consecuentemente a la insólita significación de la juventud, soporte del vídeo, etc.). Ésa será la vía inmediata tomada por la gran
no sin traumas y crisis, como la que afectará a la célula familiar, per­ mdustria hollywoodiense, lanzándose por la definitiva implantación
judicada tanto por la sustitución de los paradigmas autoritarios en sus del cine en color, por la profimdización en las posibilidades de la gran

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pantalla (cinemascope, cinerama, 70 mm, etc.) y, en definitiva, por la dustrial y política que los haría posibles, pero tuvo alguna repercusión
apuesta por la magnificación del espectáculo cinematográfico. más. Por ejemplo, en la posibilidad de trascender parcialmente —o al
Pero, en realidad, ésas serán fugaces y bastante banales soluciones menos invertir en su primacía— algunas de las funciones asignadas al
puesto que mucho más sutil será incidir en las limitaciones televisivas cine institucional, como por ejemplo la diversión o la información.
derivadas de su propia magnitud social y económica, de su depen­ Sin duda, puede haber películas de los Nuevos Cines que resulten di­
dencia del mercado publicitario o de los intereses políticos que la res­ vertidas, pero sería insensato suponer que el objetivo de esos cineastas
paldan, financian y utilizan. Su voluntad omnicomprensiva (estamos era primordialmente distraer; para eso iba a quedar muy pronto la te­
hablando en el marco europeo de canales únicos y sin más posibilidad levisión, con lo cual la aureola cultural del cine, perfectamente acorde
de diversificación de la oferta que a través de las franjas horarias), es con la voluntad autorial de sus artífices, se iba a ver realzada. No nos
decir, su búsqueda de un público lo más amplio posible y su tenden­ equivocamos mucho si postulamos que los Nuevos Cines —y el cine
cia a la constitución de un interesado «término medio» espectatorial de autor en general— iba dirigido o iba a constituir un nuevo seg­
neutralizan muchas de sus posibilidades, algunas de las cuales podrían mento de público que, para entendemos, podríamos asimilar al fre­
ser aprovechadas desde el cine. Ahora ya no es la ampliación física del cuentador de las salas de «arte y ensayo», nacidas por otra parte en el
decible (la gran pantalla), sino la profundización o la extensión hacia París de principios de los cincuenta, paralelamente a la dedicación crí­
temas, contenidos y elementos audiovisuales que durante mucho tica y cinefilica de los protagonistas de la Nouvelle Vague.
tiempo estarán —o aún están— vetados para las emisiones televisivas. La pérdida de primacía del factor espectacular iba a permitir la par­
La industria tradicional de Hollywood, encabezada por algunos cial aceptación del Nuevo Cine, entendido plena y conscientemente
francotiradores independientes, entenderá eso al comenzar la dilata­ como hecho de cultura, pero también iba a permitir convertir al cine
ción del decible fílmico sobre todo en el terreno sexual, moral y de re­ en un ámbito de introspección, de reflexión (más o menos crítica), de
presentación de la violencia, dinamitando los principios del código creación artística; y todo ello inevitablemente iba a afectar a la am­
Hays, con un progresivo —aunque lento— efecto sobre las censuras pliación del «decible» a la que nos referíamos más arriba y por tanto
institucionales europeas (estatales, industriales e incluso eclesiásticas). al cambio/renovación temática paralela, o en constante lucha, con la
Por otra parte, algunos segmentos de creciente importancia propor­ dilatación de los márgenes del «decible» definidos desde las diversas
cional dentro del consumo cinematográfico —como precisamente los formas de censura, incluida por supuesto la más íntimamente ligada al
jóvenes— y algunas minorías se verán mal atendidos por la progra­ modo de representación institucional que fundamentaba el cine tra­
mación televisiva, siempre globalizadora, de forma que aparecerán dicional y mayoritario. De ahí que también en estos aspectos, junto a
ciertas áreas de producción especializadas para públicos determinados los estético-narrativos, los Nuevos Cines se constituyesen en el segun­
(véase las películas de un Elvis Presley inicialmente vetado en el show do frente de un cierto MRM (modo de representación moderno) so­
de Ed Sullivan), parcialmente sustitutorias de otras áreas rápidamente bre el que tratamos más extensamente en otro tomo de esta Historia
desaparecidas, como la «serie B» reemplazada por la producción de te­ del Cine.
lefilms. ; Y algo semejante podríamos decir en el vector informativo del
Dejando de lado las repercusiones que puedan tener esas actitudes cine, donde la televisión iba a suplantar la función de los noticiarios y
en el cine europeo, mucho más lentas en la medida de un menos ver­ documentales. Eso no significaría su desaparición absoluta, ya que en
tiginoso crecimiento del parque de televisores, lo que permite la sub­ el seno de los Nuevos Cines iba a desarrollarse un minoritario movi­
sistencia del cine de subgéneros hasta los primeros setenta (y más lejos miento documentalista, ahora abierto a opciones analítico-reflexivas
en el caso del cine erótico), hemos de entender que la aparición de los mucho más críticas que las televisivas, llegando en algunos polos má­
Nuevos Cines se realiza en ese marco de una ya inequívoca compe­ ximamente politizados a ejercicios de contrainformación.
tencia televisiva. Sin duda, eso dio espacio para la permisividad in­ Todas esas condiciones y necesidades sociales se imbricaron con

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los intereses de algunos cineastas emergentes, que preferían plantear bargo, tal planteamiento devenía indefectiblemente en un ejercicio de
algún tipo de alternativa —con diversos grados de radicalidad— res­ autorreflexión y autoconciencia que en numerosas ocasiones desem­
pecto a la institución cinematográfica dominante y mayoritaiia. No es bocaba en un difuso sentimiento de malestar, de desencanto o de frus­
casual que muchas veces el Nuevo Cine haya tenido el sinónimo de tración que están en la base del escaso optimismo de la mayor parte
«cine joven», en la medida en que parecía el mejor calificativo para su de films de los Nuevos Cines, donde su supuesto carácter joven se
voluntad de ruptura respecto a los moldes establecidos. Una vez más, contradecía con un pesimismo existencial no ya heredero de los mo­
frente a la idea de continuidad y semejanza, lo «moderno» (identifica­ vimientos de posguerra, sino de los primeros momentos de crítica de
do con lo «nuevo» y lo «joven») se fundamentaba en la idea de dis­ esa sociedad desarrollista y bienestante que hacía del optimismo his­
continuidad y diferencia; y los aspectos temáticos y narrativos no po­ tórico una de sus materias ideológicas propulsoras. También es cierto
dían ser en ese sentido distintos de los industriales o estéticos. Ade­ que esos sentimientos que recorren buena parte de los films más in­
más, el propio concepto de «autoría» siempre implica la enfatización tensamente identificables con las nuevas olas aparecen como fruto
de la diferencia o incluso de la singularidad, tal como ocurriera en re­ mucho más de la mala conciencia de unos cineastas que pertenecen al
lación con la artisticidad a partir del Romanticismo. Así, frente a la mismo mundo que les desasosiega que no de una propuesta neta­
idea de compacidad del aparato cinematográfico o del modo de re­ mente contradictora o incluso revolucionaria. No eran así extrañas,
presentación clásicos (institucionalizados), los «nuevos cines» iban a desde la perspectiva de las filas de la izquierda, oficial o radical, las
apostar por una manifiesta voluntad de individualización expresiva, acusaciones de «anarquismo de derechas» lanzadas contra Godard y
coherente con la idea del cine como experiencia integrada en lo vital, sus émulos, aunque revelasen la misma incapacidad de análisis que lle­
más allá del cine como oficio. varía al fracaso a todas las fórmulas opositoras de la sociedad capita­
La más obvia y lógica consecuencia de semejante actitud fue la lista.
primacía de una tendencia hacia lo personal, con matices a veces au­ Porque si valoramos que el desasosiego de aquellos cineastas no
tobiográficos y narcisistas, que unida a la citada priorización de lo es­ era específicamente político, sino sentimental, sexual, moral o viven-
tilístico conducirían a un cine muchas veces en primera persona, si no cial, comprenderemos que los Nuevos Cines no se ofrecían como una
en su fiscalización narrativa sí al menos en la libertad de opciones na­ alternativa revolucionaria al cine tradicional, sino como la vía de ex­
rrativas, en perjuicio muchas veces —y de forma explícita en numero­ presión parcialmente renovada de preocupaciones que mezclaban las
sas ocasiones— de la habitual transparencia y fiscalización extema del cuestiones directamente sociopolíticas contemporáneas con preocu­
cine tradicional. La constatación de esa tendencia fue lo que llevó a paciones mucho más atemporales que alcanzaban valores generacio­
Pier Paolo Pasolini a una de sus afortunadas metáforas cuando, apo­ nales consecuentes al tránsito desde la juventud a la madurez. De ahí
yándose en el trabajo de cineastas como Godard, Bertolucci o Rocha, también el aliento romántico que se puede apreciar en numerosas pe­
habló del «cine de poesía», en un texto abusivamente confrontado en lículas realizadas entre Pokolenie [Generación] (1954) de Andrzej Waj-
cierta ocasión con una entrevista a Rohmer, a partir de la cual se hacía da, y Falsche Bewegung (Falso movimiento, 1974) de Wim Wenders. No
a éste defensor de un supuesto «cine de prosa», identifiable con la es­ podrán extrañamos así la recurrencia a metáforas evasivas o liberato­
critura tradicional, por otra parte en absoluto coincidente con sus rias, así como las opciones marginales de unos personajes siempre en
prácticas crítica y cinematográfica (Pasolini/Rohmer, 1970). el curso de una angustiada búsqueda de su identidad, asociada a la es­
No debemos entender que el tratamiento desde la primera perso­ tabilidad emocional entendida como madurez.
na —la del cineasta— debe interpretarse necesariamente en una línea Lógicamente, el primer recurso de los Nuevos Cines para esa em­
autobiográfica, sino en la adopción de un cierto punto de vista perso­ presa vagamente común fue la constitución de una galería de perso­
nalizado como elemento generador de la puesta en escena, aunque se najes que se correspondiese al perfil existencial descrito, lo cual des­
tratase de un film documental, de género o una adaptación. Sin em­ embocó en la aparición de nuevos prototipos narrativos que se con-

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traponían o cuando menos provocaban la crisis de los modelos de hé­
roes y heroínas que mayoritariamente habían poblado el cine clásico.
Recuperando algunos antecedentes del cine negro o del westem, mu­
chos protagonistas de los films del Nuevo Cine se inscribían en la sen­
da del antihéroe, abundando en componentes heterodoxos y margi­
nales respecto a las previsibles pautas de conducta individual y social.
Sin duda, personajes como los de Michel Poiccard (Alfinal de la esca­
pada), Ferdinand (Pierrot el loco), Maciek Chelmicki (Cenizasy diaman­
tes), Jimmy Porter (Mirando hacia atrás con ira), Antoine Doinel (Los
400golpes), Fabrizio (Antes de la revolución), Frank Meychin (El ingenuo
salvaje), Morgan (Morgan, un caso clínico), Colin Smith (La soledad del
corredor defondo), Billy Liar (BiUy el embustero), el señor R (Por qué le da
el ataque de locura al señor Rf), Michel Piccoli (Dillinger ha muerto), Lope
de Aguirre (Aguirre, la cólera de Dios), Tórless (Eljoven Tórless), Milos
(Trenes rigurosamente vigilados), Charles (Charles muerto o vivo) o Loren­
zo (Nueve cartas a Berta), entre otros muchos, son hoy inseparables al
recuerdo del «nuevo cine». Pero ellos, tal como ocurre con Nana (Vi­
vir su vida), Anita G (Una muchacha sin historia), Lola (Lola), Cathérine
(JulesyJim), Zazie (Zazie en el metro), Maud (Mi noche con Maud), Lena
(Yo soy curiosa), Diana Scott (Darling), Rosemonde (La salamandra), Isa-
dora Duncan (Isadora), María (Las margaritas), Elvira (Elvira Madigan),
Isabela (Un asunto amoroso), Mme. Berthe (La viga dama indigna) o An-
dula (Los amores de una rubia) del lado femenino, se apartan muchas ve­
ces de la positividad inherente al héroe convencional y hacen siempre
de sus flagrantes alienaciones, de sus disparatadas reivindicaciones de
libertad personal, de su impotencia o rabia, de sus rebeldías, de sus ilu­
siones o de su ausencia de metas, de su exhibicionismo o de su intro­
versión, un manifiesto que no retrocede ni ante los extremos de la lo­
cura, la delincuencia, el suicidio o la violencia gratuita, más allá de su
edad, sexo y condición social.
Esos nuevos pobladores de las pantallas cinematográficas se de­
senvuelven subvirtiendo, dando una nueva visión de los tradicionales
escenarios de las historias narradas o introduciendo nuevos escenarios
y ámbitos donde desplegar su actividad vital. Muchas veces proble-
matizan la dialéctica entre lo rural y lo urbano o entre la gran ciudad
y la provincia, en definitiva, entre una naturaleza que posiblemente
no resulta tan idílica como un paraíso perdido y una ciudad que sien­
do cruel e insensible no deja de admitir una nueva poesía, aunque sea Morgan, un caso clínico (Karel Reisz, 1966).

154 155
Los fines de semana de Les bonnesfemmes (C. Chabrol, 1960), Sa­
turday Night, Sunday Morning (Sábado noche, domingo mañana, 1960),
de Karel Reisz, En sòndagi September (Un domingo de septiembre, 1963), de
Torn Donner, Noz w Wodzie (El cuchillo en el agua, 1962), de Roman Po­
lanski, o El último sábado (P. Balañá, 1966); las vacaciones en II tempo si
èfermato (E. Olmi, 1959), Estate violenta (V. Zurlini, 1959), Nyáron egys-
zerü (En verano es sencillo, 1963), de Péter Bacsó, Adieu Philippine (J. Ro-
zier, 1960/63), Le signe du lion (El signo del león, 1959), La collectionneuse
(La coleccionista, 1966) y Legenou de Claire (La rodilla de Clara, 1970), de
Eric Rohmer, Losfelices 60 (J. Camino, 1963); o las breves e intensas
horas en que transcurren títulos como Cléo de 5 a 7 (Cleo de 5 a 7, 1960),
de Agnès Varda, La lunga notte dell ’43 (La larga noche del 43, 1960), de
Fiorestano Vancini, Ce soir oujamais (Esta noche o nunca, 1960), de Mi­
chel Deville, The Loneliness ofthe Long Distance Runner (La soledad del co­
rredor defondo, 1962), de Tony Richardson, La commare secca (1962) y
La strategia del ragno (La estrategia de la araña, 1969) de Bernardo Berto­
lucci, A Hard Day’s Night (¡Qué noche la de aquel día!, 1964), de Richard
Lester, y Un soir, un train (Una noche, un tren, 1968), de André Delvaux,

Yo soy curiosa (Vilgot Sjoman, 1967-1968).

la del suburbio. París, Londres, Roma, Milán, Madrid o Berlín se nos


ofrecen distintas bajo la mirada de Rohmer, Godard, Hanoun, Ander-
son, Reisz, Bolognini, Pasolini, Olmi, Straub, Saura o Kluge, pero
tampoco las pequeñas ciudades de provincia se nos muestran con su
reposado perfil tradicional, de forma que Clermont-Ferrand, Nantes,
Parma, Bmjas, Toledo o Salamanca se constituyen en el marco de los
mismos problemas que en otros films, bajo la mirada de Rohmer,
Demy, Bertolucci, Brusati, Regueiro o Patino respectivamente. Y sobre
todo, a través de los lugares, esos personajes se revelarán en su errancia
(o en su lacerante inmovilidad), en sus itinerarios hacia la lucidez o la
nada. Unos movimientos que también manifestarán otro sentido del
tiempo, un apego específico a determinadas estaciones del año, a la
dialéctica entre el día y la noche, a la confrontación entre el tiempo del
trabajo —que tímidamente hará su aparición en una pantalla que aho­
ra no pretende rehuir lo cotidiano— y el tiempo del ocio. Cleo de 5 a 7 (Agnès Varda, 1960).

156
Un lugar en la cumbre (Jack Clayton, 1958).

corresponden a esa voluntad de integrar la vivencia del tiempo en el re­


gistro de la experiencia personal, en un sentido que los films de Alain
Resnais, Chris Marker o Alain Robbe-Grillet llevarán al paroxismo.
Nuevos espacios y un distinto sentido del tiempo son el marco
para nuevos tipos, como esos jóvenes proletarios que intentarán en­
contrar «un lugar en la cumbre», como el resonante título del film de
Jack Clayton — Room at the Top (Un lugar en la cumbre, 1958)— , por el
camino del boxeo — Young Sánchez (M. Camus, 1963), W alkover (Wal­
kover, elfácil triunfo, 1965) de Jerzy Skolimowski—, el rugby — This
Sporting Life (El ingenuo salvaje, 1963) de Lindsay Anderson—, las ca­
rreras — El último sábado (R Balañá, 1965), Le départ (Lapartida, 1967)
de Skolimowsky—, los toros — El espontáneo (J. Grau, 1963), El mo­
mento de la verdad (R Rosi, 1965)— o el eterno arribismo social, tal
como recogieron Nothing But the Best (1963) de Clive Donner, Darling

158 159
La busca (Angelino Fons, 1966).

(Darling, 1965) de John Schlesinger, AlfieAlfie (1966) de Lewis Gilbert


y Charlie Bubbles (1967) de Albert Finney.
O más insólito todavía, unos jóvenes lumpen sin posibilidad de
remisión, como los que frecuentan films españoles como Los golfos
(C. Saura, 1959) o La busca (A. Fons, 1966) y sobre todo aquellos ita­
lianos situados en la «galaxia» pasoliniana: Accatone (Accatone, 1961) y
Mamma Roma (Mamma Roma, 1962), del propio Pasolini, o La notte
brava (1959) y Lagiomata balorda (1960), de Mauro Bolognini, Luciano
(1963), de Gian Vittorio Baldi, y Ostia (Ostia, 1969), de Sergio Citti.

H acia una taxonomía temática


Afirmadas las anteriores premisas generales, intentaremos estable­
cer determinados ejes temáticos desde los cuales se pueden articular
buena parte de las propuestas arguméntales y desarrollos narrativos
del conjunto filmico que constituye el «nuevo cine». Los enamorados (Mai Zetterling, 1964).

160 161
m0 implícito en el «milagro alemán». Una compulsividad natalicia de
la que no es tampoco ajena la protagonista de The Pumpkin Eater (Siem­
p reestoy sola, 1964), de Jack Clayton, e incluso a la voluntad manifies­
ta de Angele, la parte femenina del trío de Unefemme est unefemme
(1961), la fantasía musical de Jean-Luc Godard.
Paralelamente al tema de la natalidad comienzan los nuevos cines
a introducir descaradamente uno de los que han sido grandes tabúes
morales del cine anterior: el aborto. Cuantitativamente escasos, de­
jando de lado referencias circunstanciales, no pueden sin embargo ol­
vidarse títulos como A Taste ofHoney (Un sabor a miel, 1961), de Tony
Richardson, centrada en las vicisitudes de una adolescente embaraza­
da en un contexto familiar extremo; The L-Shapped Room (La habita­
ción enforma de L, 1962) de Bryan Forbes, donde también una mucha­
cha francesa habita en el curioso ambiente de una casa de huéspedes
londinense —acompañada por un negro, una actriz lesbiana, un par
de prostitutas y un escritor fracasado— mientras espera su aborto; al
extranjero también, ahora Suiza, deberá recurrir la joven burguesa de
Una storia milanese (Una historia milanesa, 1962) de Eriprando Visconti,
Almuerzos (Edgar Reitz, 1966). mientras que la pareja igualmente soltera de Es (Elfruto de la vida,
1966), de Ulrich Schamoni, deberá recorrer varios médicos antes de re­
solver su indeseado embarazo. Y aún habría una tercera variante en
El primer gran eje a considerar tendría como modelo el devenir tomo a la cuestión de la maternidad si consideramos el relieve dra­
del ciclo vital, desde el nacimiento hasta la muerte. Partiríamos de al­ mático de los embarazos malogrados que ocupan un lugar importan­
gunos films que no consideran el acto de nacer como un momento te en Le beau Serge (El bello Sergio, 1958) de Claude Chabrol, A Kind of
necesario pero banal narrativamente hablando, sino que proponen Loving (Esa clase de amor, 1962) de John Schlesinger, y Un domingo de
una reflexión sobre su sentido, sus consecuencias y la responsabilidad septiembre de Jôm Donner.
que implica. Por supuesto, se trata de una de las más claras pmebas del Sin duda fue en el universo infantil donde los nuevos cineastas si­
cambiante papel asumido por la mujer en la perspectiva de estos ci­ tuaron algunas de sus mejores ficciones, muy lejos por lo general de la
neastas, entre los cuales, no podemos olvidar, se cuenta con una nó­ complacencia del cine tradicional. Dos vectores primaban ese retomo
mina de realizadoras insólita hasta el momento. El carácter de instan­ a la infancia: la citada voluntad autobiográfica y las posibilidades me­
te decisivo de su vida desde el que replantearse el pasado se manifies­ tafóricas de esa etapa de la vida. Localizar algún ejemplo de la prime­
ta en Alskande par (Los enamorados, 1964), de Mai Zetterling, mientras ra de esas líneas no resulta difícil, puesto que Les 400 coups (Los 400
que Jaromil Jires prefiere incidir en las reflexiones sobre la maternidad golpes, 1959), de François Truffaut, e Ivanovo detstvo (La infancia de Iván,
y sus responsabilidades de un joven matrimonio obrero pragués en 1962), de Andrei Tarkovski, se cuentan entre los films básicos del
Krik (Elgrito, 1963), postura diametralmente opuesta a la descrita por «nuevo cine». Ambos abordan aspectos vinculados con la propia in­
Edgar Reitz en Mahlzeiten (Almuerzos, 1966), donde la fertilidad de fancia de sus protagonistas: la experiencia de la guerra mundial vivida
una mujer victima de un síndrome del crecimiento familiar perma­ activamente en el caso de La infancia de Iván; la soledad de Antoine
nente causa el suicidio del marido, en una clara alegoría al desarrollis- Doinel, un muchacho incomprendido por sus padres y maestros que

162
en sus ansias de libertad llegará a convertirse en auténtico símbolo en
el nacimiento de la Nouvelle Vague. Pero en el propio film directa­
mente autobiográfico de Truffaut, en cuya línea deberíamos situar
más tarde L’infance nue (La infancia desnuda, 1967), primera obra de
Maurice Pialat, se encuentra ya el componente metafórico en ese final
abierto donde el mar se convierte en sinónimo de libertad; y también
a medio camino entre el realismo y la fantasía se podría citar Zazie
dans le métro (Zazie en el metro, 1960), de Louis Malle, mientras que Del
rosa al amarillo (1963), de Manuel Summers, abunda en una poética de
la infancia mucho más blanda y Der var engang en krig [Érase una vez
una guerra] (1966), del danés Kjaerulff-Schmidt, retoma a las vivencias
de la ocupación nazi.
Será en los aledaños del Free Cinema donde aparecen algunos
otros films sobre la infancia con clara vocación metafórica sin renun­
ciar por ello a aspectos realistas. Tal es el caso de los niños norteños de
Whistle Down the Wind (1961), de Bryan Forbes, capaces de confundir
a un asesino evadido con Jesucristo; o del pequeño protagonista de
Kes (1969), de Kenneth Loach, que tendrá un duro aprendizaje de la
vida a través del destino de su querido pájaro domesticado, en el mar­
co de esa ciudad industrial, habitual en tantas otras películas del Free
Cinema. Y entre ellas, la dura requisitoria contra la supuesta bondad Juegos de noche (Mai Zetterling, 1966).
innata infantil que representó la adaptación de la novela de William
Golding Lord of the Flies (1963), por Peter Brook, mucho menos opti­ versas vías de la confrontación, la emulación, la ausencia o simple­
mista que la revisión rousseauniana propuesta años más tarde por mente el desencanto, paralelas o en todo caso sustituidas por la miti-
Truffaut en Lenfant sauvage (Elpequeño salvaje, 1969), o también por ficación y reificación de la figura materna. Además, en ocasiones esos
Wemer Herzog en Jederfür sich und Gottgegen alie (El enigma de Gaspar componentes más o menos edípicos se orientan hacia las relaciones
Hauser, 1974). fraternales, no exentas de la tentación incestuosa o de los celos.
Sin embargo, los nuevos cineastas harían de la adolescencia y ju­ Lejos de cualquier exhaustividad, es interesante recordar algunos
ventud, tan próximas anímica o incluso cronológicamente, el princi­ títulos señeros, tal vez entre los más directamente identificados con la
pal campo de situación de sus historias. Ello significaría ampliar el te­ marca «nuevo cine». El incesto matemo-infantil fue escandalosamen­
rritorio de sus atenciones más allá del ámbito familiar y escolar en que te afrontado por Mauro Bolognini en Agostino (Agostino, 1963) y, so­
se inscribían las rememoraciones de infancia. Ahora los problemas de bre todo, Mai Zetterling en Nattlek (Juegos de noche, 1966) y Louis Ma­
indiferencia o incomprensión familiares se amplían hacia aspectos lle en Le souffle au coeur (El soplo en el corazón, 1970), pero el fantasma de
más escabrosos y radicales; el propio narcisismo del que pudieran acu­ Edipo, explícitamente evocado por Pasolini en Edipo re (Edipo, elhijo de
sarse a muchas muestras del «nuevo cine» presenta abundantes reso­ Infortuna, 1967), recorre la obra completa de Bernardo Bertolucci, con
nancias edípicas, que en los casos más agudos llegarán a la transgre­ jalones tan netos como La estrategia de la araña o II conformista (El con­
sión del incesto. Otro aspecto derivado del trasfondo edípico vendrá formista, 1970). Construidas ambas sobre la escenificación ritual de la
dado por las versiones simbólicas de la «muerte del padre», en las di- «muerte del padre», ésta adquirió otras formas menos simbólicas en tí­

164

j
tulos como Tätowierung (Tatuaje, 1967), de Johannes Schaaf, donde un
muchacho de dieciséis años dispara gratuitamente contra su padre
adoptivo al salir de un reformatorio berlinés, aunque en el sentido
contrario recordemos a François, el protagonista de La tête contre les
murs (La cabeza contra el muro, 1959), de Georges Franju, encerrado en
un manicomio por su padre, del que sospecha como asesino de su
madre...
En realidad, tal como consumaría La estrategia de la araña, en mu­
chas ocasiones se trata de relatar un ajuste de cuentas con la figura pa­
terna. Penetrando también en dimensiones políticas e históricas como
las del film de Bertolucci, se sitúa Apá (Padre, 1966), del húngaro Ist-
ván Szabó, donde también un joven que rinde culto a la memoria he­
roica de su padre descubrirá la verdad de su actuación entre 1945 y la
invasión de 1956; o incluso el protagonista de Nueve cartas a Berta
(1965), de Basilio Martín Patino. En un tono más íntimo, también el
desencanto ante la verdad paterna afecta al personaje central de L’iso­
la dArturo (La isla de Arturo, 1961), de Damiano Damiani, a partir de
una novela de Elsa Morante. El contrapunto lo podríamos hallar en
algún film como Oldás és Köte's [Cantata] (1963), de Miklós Jancsó,
donde un joven médico desencantado por su mentor académico re­
tomará a su pueblo y se reencontrará con su padre moribundo, aun­
que sin duda puede ser mucho más fácil localizar los casos de absolu­
to amor matemo-filial, ejemplificado ante todo por la Mamma Roma
de Pasolini —y tal vez por su aproximación al mito de Medea (Medea,
1969)—, y por Szerelem (Amor, 1970), de Károly Makk, cuyo negativo Kvarteret Korpen (Bo Widerberg, 1963).
a su vez sería Cati (1968), de Márta Mészáros, donde una joven obre­
ra educada en un orfelinato reencuentra a su madre y compmeba que
ésta la oculta a su familia por su condición de hija natural. del cuervo] (1963), de Bo Widerberg, donde una familia degradada
En términos generales, no obstante, la posición de los Nuevos Ci­ por el alcoholismo paterno propiciará la marcha del hogar de Anders,
nes destaca por su visión no excesivamente favorable ni optimista res­ en el marco de las convulsiones derivadas por el acceso al poder del
pecto a la sacrosanta institución familiar, entendida como espacio del partido socialista sueco en 1936, pasando por la sátira en Keresztelo
autoritarismo y semillero de traumas y obsesiones. Así no pueden ex­ (Bautismo, 1967), de István Gaál, en la que una fiesta de bautizo ter­
trañar algunas cargas de profundidad contra ella, planteadas, eso sí, minará con una pelea familiar.
desde diferentes frentes. Desde el formato del film policíaco que per­ Las películas mayores sobre la desintegración familiar, que ad­
mite a Claude Chabrol abordar esa desintegración interna de la fami­ quieren en cierto modo un tono de manifiesto generacional, son tres:
lia en À double tour (Doble vida, 1959), después de haber afrontado las Un sabor a miel, de Tony Richardson, donde se narran las tragicómicas
nada fraternales relaciones entre primos de Les cousins (Los primos, vicisitudes de una adolescente embarazada que se irá a vivir con su re­
1958), hasta la revisión histórica, como en Kvarteret Korpen [El barrio pulsiva madre y un homosexual; Ipugni in tasca (Las manos en los bolsi-

166 167
lonias, seminarios, universidades) o directamente autoritarias, como
los reformatorios, cuarteles, hospitales, manicomios o cárceles. Mati­
ces aparte, todos ellos consisten en espacios cerrados, ordenados jerár­
quicamente, ideológicamente operativos en su adoctrinamiento y per­
fectamente adecuados para desarrollar metáforas del conjunto social a
partir de la definición de microcosmos autónomos. Algunos de esos
escenarios cobijan films destacables de los «nuevos cines», como Ole
dolédoff[iQn\én vio su muerte?] (1967), dejan Troell, sobre los fraca­
sos de un maestro de escuela cuya disciplina impide cualquier comu­
nicación con sus alumnos, en las antípodas, sin embargo, de la abne­
gación del protagonista de Peruyj ucitel (Elprimer maestro, 1965), la ope­
raprima obra de Andrei Mikhalkov-Konchalovsky.
Paradójicamente, el ambiente universitario no pasa las más de las
veces de ser un telón de fondo para desarrollos arguméntales que no
entran prácticamente nunca en un análisis profundo; y no menos cu­
rioso resulta que ello ocurra sobre todo en algunos films del Este, caso
sobre todo de dos trabajos de István Gaál — Zóldár (Los verdes años,
1965) y Magasiskola (Los halcones, 1970)— y de las primeras obras de
Krzysztof Zanussi — Egzamin [El examen] (1968), Struktura krystalu
(La estructura del cristal, 1969) e Illuminaqa (iluminación, 1972)—, sin ol­
Las manos en los bobillos (Marco Bellocchio, 1965). vidar Zert (La broma, 1968), donde Jaromil Jires adapta a Milán Kun-
dera en el relato de la expulsión de la universidad y envío forzoso a
una fábrica de un joven de dieciocho años que escribiera en broma un
líos, 1965), de Marco Bellocchio, donde Augusto, el único no epilépti­ «Viva Trostky» en una postal a su novia... Será en el comienzo del fin
co de los cuatro hermanos que conviven con su madre ciega, no pue­ de los Nuevos Cines cuando uno de los episodios de Amore e rabbia
de casarse por su deber de mantenerlos, lo cual conduce a que el me­ (Amory rabia, 1968), el dirigido por Bellocchio, aborde directa, aun­
nor decida matar a su madre y sus hermanos para lograr la liberación que paródicamente, la contestación universitaria de actualidad en ese
familiar; y finalmente, en clave mucho más alegórica, Teorema (Teore­ momento.
ma, 1968), donde Pasolini desarrolla el clásico tema del núcleo fami­ No olvidando que la turbadora Brigitte Bardot de Et Dieu créa la
liar destruido por la irrupción de un extraño ángel del amor... car­ femme (YDios creó a la mujer, 1956), de Roger Vadim, se había criado en
nal?), que tras seducir al padre, la madre, el hijo, la hija y la criada, los un orfelinato, donde también transcurre parte de La infancia desnuda,
libera en su autenticidad, aunque sólo la proletaria alcanzará algo pa­ o que Sodrásban (Remolinos, 1963), de Gaál, aprovechará unas colonias
recido a la santidad. juveniles veraniegas para —tras un accidente mortal— mostrar el ini­
Adolescentes y jóvenes están sujetos a otros ámbitos muchas veces cio de maduración de un grupo de adolescentes, serán los internados
represivos y cerrados, paralelos o sustitutorios de la propia familia, de y reformatorios los que radicalizarán el discurso contra las institucio­
manera que las ansias liberadoras o la crónica de la opresión los con­ nes represivas que afectan a la juventud, con el objetivo de introdu­
templan en muchas ocasiones como su objetivo crítico. Pueden ser cirlos a una vida social domesticada, lo cual siempre les da un obvio
instituciones educativas (escuelas, orfanatos, institutos, internados, co­ carácter alegórico. Además de Tatuaje, ya citada, la película fundamen-

168 169
llocchio abordó el papel del internado —ahora de religiosos católi­
cos— en Nel nome delpadre (En el nombre delpadre, 1970).
Tal vez la mayor parte de nuevos cineastas no había pasado direc­
tamente la experiencia del internado o el reformatorio (con alguna ex­
cepción, como Truffaut), pero sí que sería más extraño su distancia-
miento respecto a la tercera gran área abordada en esos films sobre la
difícil iniciación a la vida adulta. Toda madurez pasa por una cierta
educación sentimental y estos autores no podían olvidarlo en sus ca­
racterísticas aportaciones fílmicas a la tradición del Bildungsroman.
Dentro de esas relaciones sentinentales ya no era hora de ocultar la
importancia del componente sexual, con un rechazo mayoritario de
las pautas morales tradicionales. De ese modo, podríamos dividir esas
relaciones según su carácter de normalizadas o supuestamente «anor­
males» según esa moral al uso. Entre las primeras cabría situar dos mo­
mentos centrales: el noviazgo (y las aún entonces escandalosas rela­
ciones prematrimoniales) y el matrimonio. Entre las segundas, con di­
versos grados de aceptación social en los diferentes países europeos,
podríamos colocar el adulterio, el divorcio, la prostitución, la homo­
If... (Lindsay Anderson, 1968). sexualidad, el antes citado incesto o cualquier otra forma de expresión
sexual y/o sentimental, que podría ir desde el fetichismo hasta el
tal sobre la opresión del reformatorio es La soledad del corredor defondo, amourfou.
de Tony Richardson, donde Colin Smith, hijo del suburbio londinen­ Tal vez el planteamiento más paradigmático de las películas sobre
se de Borstal, descubre durante una carrera atlética que su esfuerzo los amores adolescentes tuviese un resultado mediocre en el film de
sólo es utilizado para el prestigio del director del correccional y que el episodios, Lamour a vingt ans (El amor a los veinte años, 1962), pero el
auténtico éxito y su liberación personal dependen de su propia auto­ episodio dirigido por Truffaut, titulado Elprimer amor y luego su lar­
estima. gometraje Baisers volees (Besos robados, 1968), continuadores ambos de
A esa gran muestra del Free Cinema vendrían a unirse otros tres las vicisitudes de Antoine Doinel, el protagonista de Los 400golpes, se
valiosos films centrados en el microcosmos del internado juvenil. El cuentan entre las más felices aproximaciones a los primeros escarceos
primero de ellos fue Eljoven Tórless (1965), donde Volker Schlóndorff y desengaños amorosos. En otra dimensión mucho menos sentimen­
se apoya en la novela de Musil para no sólo describir las relaciones de tal, también los primeros «cuentos morales» de Eric Rohmer se cen­
poder en un militarizado internado alemán de principios de siglo, tran en los avatares de las relaciones prematrimoniales o el noviazgo.
sino que establece desde ahí una clara reflexión sobre los fundamen­ Pero en realidad, por diversificados que parezcan los registros de tra­
tos y complicidades del nazismo. Dos años después, Lindsay Ander­ tamiento del tema, el nexo común se encuentra en las dificultades y li­
son realizó If... (If..., 1968), que si bien concluía con una exagerada re­ mitaciones que rodean la expresión de los sentimientos juveniles. En
belión armada de los internos —muy al gusto de la rebelión estu­ ocasiones puede ser la distancia la que hace languidecer la relación,
diantil del momento—, ya había descrito como nunca antes las caso de Ifidanzati (Los novios, 1962), de Ermanno Olmi, o incluso la
costumbres y servidumbres bajo las que se educaban las clases diri­ destruye, como en Szerelmesfilm (Unfilm de amor, 1970), de István Sza-
gentes británicas. Finalmente, en el reflujo «post-68», de nuevo Be- bó, en la que Jancsi y Katia han nacido el mismo año en la misma

170 171
ambas situadas en ciudades íntimas y artísticas como Toledo o Brujas.
Aunque a veces sea la timidez la que dificulte el despertar al senti­
miento y el sexo de jóvenes como los que sufren en Cemy Petr (Pedro
el negro, 1963), de Milos Forman, y Ostre sledované vlaki (Trenes rigurosa­
m ente vigilados, 1966), de Jiri Menzel, cuando no la propia ilusión y el
deseo los que contribuyan a relaciones imposibles. Eso es lo que les
ocurre a personajes tan distintos como los protagonistas de Nueve car­
tas a Berta (1965), de Patino, y Ldsbyjednéplanovlásky (Los amores de una
rubia, 1965), de Forman, sin olvidar en qué medida el noviazgo —y
posterior boda— significan la claudicación de la rebelión romántica
del Fabrizio de Prima della rivoluzione (Antes de la revolución, 1964), de
Bertolucci, que así sacrifica la «anormalidad» de su incestuosa relación
con la tía Gina.
Como ocurriera respecto a la familia, lógicamente la posición de
los «nuevos cines» no es muy favorable a la institución matrimonial,
entendida mucho más como un ámbito de aniquilación de las in­
quietudes y de reconversión del amor en relaciones de poder. De una
Adalen 31 (Bo Widerberg, 1969). forma radical así lo planteó Marco Ferreri en una serie de títulos como
Una storia moderna: Lape regina (1963), La donna scimmia (Se acabó el ne­
gocio, 1964), Marcia nuziale (1966) y Lharem (El harén, 1967), pero esa
casa, ido juntos a la escuela, pasado en común la guerra y hecho no­ postura negativa por motivos casi intrínsecos también se vislumbra en
vios en la adolescencia, para verse separados por el exilio de ella Lafemme mariée (Una mujer casada, 1964), de Godard, Niewinni czarod-
en 1956 y terminada su relación tras diez años de carteo y un último zieje (Los brujos inocentes, 1960) y Polowanie na muchy (Caza de moscas,
y frustrante encuentro en Francia, preludio de la ruptura definitiva. 1969), de Wajda, La tía Tula (1964), de Miguel Picazo, y Del amory
Otras veces se plantea con toda su crudeza la imposibilidad de la otras soledades (1969), de Basilio M. Patino, y Mahlzeiten, de Reitz, si
relación por las diferencias de clase, caso de Adalen 31 (1969), de Bo bien en otras ocasiones se marcan motivos más concretos, como el
Widerberg, que muestra el truncado idilio entre los hijos de un traba­ arribismo social en Un lugar en la cumbre, el carácter forzado del matri­
jador y del director de la fábrica en que sucede —en 1931— la prime­ monio de A Kind ofLoving (Esa clase de amor, 1962), de Schlesinger, las
ra huelga sangrienta de la historia sueca; aunque alguna vez, como condiciones sociales en Sábado noche, domingo mañana, de Reisz, o
Nyáron egyszerú (En verano es sencillo, 1963), de Péter Bacsó, el empeño Poor Cow (1967), de Loach, etcétera.
común de los novios y la ayuda de sus amigos parecen bastar para sal­ Claro que el fracaso matrimonial —intrínseco o casual— puede
var la relación frente a la oposición familiar, si es capaz de superar el derivar en opciones como el adulterio o el divorcio. Este segundo es
invierno inmediato... También el contexto social lastrará la relación, un hecho normal y cotidiano para los nuevos cineastas, aunque pro­
algo que el Nuevo Cine Español centra muy bien en títulos como El blemático para mentalidades como la del protagonista de Alie Jahre
pisito (1958), de Marco Ferreri, Llegar a más (1963), de Jesús Fernández wieder (Lo mejor de la vida, 1967), de Ulrich Schamoni, que aun separa­
Santos, o La niña de luto (1964), de Manuel Summers, mientras que la do —sólo pasa las Navidades cada año con su esposa— se niega al di­
implacable fugacidad del tiempo pesará sobre El buen amor (1963) de vorcio, o en aquellos países donde todavía no está legalizado, lo que
Francisco Regueiro, o / tulipani di Haarlem (1969), de Franco Brusati, fuerza donde es posible —no en España— algún film en su favor,

172 173
como Ifuorilegge del matrimonio (1963), de los hermanos Taviani y Va­ La alternativa del trío también tienta a ese profesor sexualmente
lentino Orsini. Por su parte, el adulterio —si usamos el término pe­ hambriento, esa inocente muchacha norteña y ese homosexual triun­
nal aún en vigor en los años 60 en España— o más suavemente el fante en el swinging London, los desenfadados personajes de TheKnack
triángulo sigue siendo uno de los recursos arguméntales más socorri­ (ElKnack...y cómo conseguirlo, 1965), de Richard Lester; o en clave más
dos para los guionistas. Sin embargo, en el seno de los Nuevos Cines «seria» a los de Women in Love (Mujeres enamoradas, 1969), de Ken Rus­
se registran notorias modificaciones, sobre todo en una Nouvelle Va­ sell, según la novela de Lawrence, conspicuo precedente en escándalo
gue que debe renovar incluso el «cine de alcoba», y que va desde la moral. O sirve para un desmelenado ataque al cine convencional por
provocación y el escándalo significados por títulos como Les amants parte de Vlado Krisd en DerDamm [El dique] (1964), mientras que tie­
(Los amantes, 1958), de Malle, o Moderato cantabile (Moderato cantabi- ne una perspectiva mucho más oscura en la pugna generacional por
le, 1960), de Brook, hasta la vena moralista de La pean douce (La piel la chica que plantea Polanski en Noz w Wodzie (El cuchillo en el
suave, 1964), de Truffaut, pasando por la perversidad de Loeildu malin agua, 1962), o en los fracasados de Mucednici laski (Los mártires del
(1961), de Chabrol, y las intrigas policíacas de Le dos au mur (De espal­ amor, 1966), dejan Némec.
das a la pared, 1958), de Edouard Molinaro, y On n enterrepas le diman­ Dentro de las conductas heterodoxas podemos encontrar una sen­
che (1959), de Michel Drach. Por su parte, tal como ocurriera con las sible predilección de los nuevos cineastas por la mitificada figura de la
relaciones prematrimoniales, también los «cuentos morales» de Roh- prostituta, sea en el sentido de mantener su estatus de alteridad feme­
mer abordan la tentación del triángulo y el adulterio en casi todas sus nina y libre, sea en una aproximación sociológica y casi fenomenolò­
entregas, resumidas en la final Damour Vapres-midi (El amor después del gica a su condición social y personal. Dentro de esa clara diversidad
mediodía, 1972). de registros no podemos olvidar figuras conmovedoras como la en-
Las posturas más extremas asumidas en el terreno de lo sentimen­ temecedora Nana de Vivre sa vie (1962), de Godard, la fiel Lola (Lola,
tal y sexual por los Nuevos Cines apuestan por la confrontación con 1960), de Demy, la madre abandonada de La ragazza con la valigia (La
la normalidad constituida. Frente al triángulo burgués disimulado en­ chica con la maleta, 1960), de Valerio Zurlini, o la desarraigada Anita G.
contramos no pocas reivindicaciones del trío como alternativa en la de Ahschied vongestem (Una muchacha sin historia, 1966), de Alexander
que se reencuentran amor y amistad, aunque en numerosas ocasiones Kluge. Y aún cabría recordar algunas figuras del entorno pasoliniano,
no deje de tener sus dificultades, incluso insuperables. De nuevo es en como el proxeneta de Arcatone, la víctima de La commare secca o el de­
los alrededores de la Nouvelle Vague donde proliferan los ejemplos, lincuente redentor de Una vita violenta (1962), de Paolo Heusch y Bru­
algunos tan notables como —sobre todos ellos— Jules etJim (fulesy nello Rondi.
Jim, 1961), de Truffaut, una de las más sensibles aproximaciones a la Las referencias implícitas a la homosexualidad son numerosas en
fuerza del sentimiento amoroso de todos los «nuevos cines»; pero jun­ los films del Nuevo Cine, sobre todo en las situaciones edípicas, pero
to a ella, mucho más irónicas, las propuestas de Godard en Unefemme no así la focalización del relato en un personaje homosexual y aún
estunefemme y Bande a part (Banda aparte, 1964), o años más tarde la menos explicitar un punto de vista específico. Como ya hemos visto,
de Jean Eustache en La mamain et la putain (1972), sin olvidar el inte- personajes secundarios homosexuales aparecen de una manera ya evi­
lectualismo de La morte saison des amours (1960), de Pierre Kast, y Esta dente en diversos films (recordemos Un sabor a miel o El Knack), mien­
noche o nunca, de Deville, o la ingenuidad de Michel, que en Adieu Phi- tras que en otros se convierten en el pretexto del relato, como la víc­
lippine (1961), de Jacques Rozier, decide que escogerá a aquella de sus tima de Jagdszenen aus Niederhayem (Escenas de caza en la Baja Bavie-
dos pretendientes que le espere al retomo de Argelia, con el riesgo de ra>1968), de Peter Fleischmann, o en el horizonte de una actitud in­
que le ocurra lo mismo que al protagonista de Les parapluies de Cher- decisa en la educación sentimental, caso de La isla de Arturo. Será en
bourg (Los paraguas de Cherburgo, 1963), de Demy, que se encontrará a el marco de los tardíos desarrollos del Nuevo Cine Alemán cuando
su novia casada y embarazada por otro... la problemática homosexual o incluso la propuesta de una poética

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decadentista y kitsch se hacen explícitas en diversos films de Rainer ción y el apogeo imperialista fueron tímida y ambiguamente aborda­
W. Fassbinder, Rosa von Praunheim, Wemer Schroeter o Daniel Sch­ das por la Nouvelle Vague, con títulos como Le petit soldat (El soldadi-
mid, a los que tal vez se podría adjuntar el italiano Carmelo Bene. to, 1960), por la que Godard fue duramente atacado por la crítica de
Junto a los temas hasta aquí propuestos, otro eje de renovación te­ izquierdas, sobre la lucha subterránea entre el F.L.N. y la O.A.S.; y
mática se situaría en el terreno de lo socio-político. Una parte de los bastante tangencialmente en Adieu Philippine, Muriel ou le temps du re-
«nuevos cines» se ofrece como explícitamente alineada en un com­ tour (Muriel, 1962) o Los paraguas de Cherburgo, muy alejadas de la cla­
promiso de carácter izquierdista, aunque con sensibles las diferencias ra voluntad de crónica histórica y toma de partido de La battaglia d’A l-
entre las posturas más ligadas a los partidos clásicos, las afines a posi­ geri (La batalla de Argel, 1965), de Gillo Pontecorvo. También hubo un
ciones radicales o incluso ciertas posturas capaces de problematizar su puñado de films que se situaron en una dimensión intemacionalista,
propia ambigüedad. El compromiso político explícito abordó una di­ apoyando de alguna forma la resistencia cubana en Cuba sí (1961), de
versidad de temas de indudable actualidad en función de los princi­ Chris Marker; contra el apartheid sudafricano en Dilemma (1961), de
pales problemas de cada momento, pero ese abordaje no fue siempre Henning Carlsen; la lucha vietnamita en el film colectivo Loin du Viet-
directo, sino que muchas veces se situó en el terreno de una construc­ nam (1967) y en Tell Me Lies (1967), de Peter Brook; y la guerrilla lati­
ción metafórica, explícita como tal o enmascarada en algún tipo de re­ noamericana en Sierra Maestra (1969), de Ansano Giannarelli. Pero pa­
construcción o ficción histórica. ralelamente se produjeron algunas ficciones históricas como la sátira
Así, por ejemplo, las consecuencias de la sangrante descoloniza- The Charge ofthe Light Brigade (La última carga, 1968), de Richardson, o
Queimada (Queimada, 1968), de Pontecorvo, que estaban referidas ine­
quívocamente a esa cuestión de lacerante actualidad.
La otra gran área de reflexión inmediata fue el revisionismo mar-
xista, muy pregnante para los nuevos cineastas del Este europeo y vis­
to desde ópticas mucho más teóricas, especulativas y subjetivas por
parte de los occidentales. Para los cineastas húngaros, checos o pola­
cos, el socialismo estalinista y postestalinista no era una construcción
teórica, sino el marco de su vida cotidiana. Una cierta permisividad
del régimen húngaro, tras la invasión de 1956, y la coincidencia de la
Nova Vina checa con la llamada «primavera de Praga» permitieron
que en esos dos países se generase una ola crítica capaz de abordar la
situación del socialismo real bajo el autoritarismo y la burocratiza-
ción, muy distante de las posibilidades de los cineastas polacos, sovié­
ticos y de otros países, abocados a las coartadas de lo histórico y lo
metafórico.
Entre los numerosos títulos húngaros que podríamos aducir como
ejemplo destacan Züldár (Los verdes años, 1965) y Los halcones, de István
Gaál. La primera aborda en clave realista las dificultades que a co­
mienzos de los años 50 experimenta un joven universitario que aban­
dona la facultad y se refugia en un pueblo cuando expulsan de aqué­
lla a su enamorada por sus relaciones «burguesas» con un amigo del
La batalla de Argel (Gillo Pontecorvo, 1965). secretario de juventudes del partido que ha sido detenido, pero a su

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vez descubre que la vida rural no es idílica al verse afectada por el co­ de la República húngara de los Consejos — Csend es kiáltás [Silencio y
operativismo forzoso, ante lo cual decide retomar a la universidad y clamor] (1968), Egy barany [Agnus Dei] (1970)— , de los años 30 — Si-
reanudar la lucha política; la segunda debe recurrir ya al tono metafó­ rokko (Siroco de invierno, 1969)— o de la Hungría ya comunista, en Fén-
rico para plantear una crítica del autoritarismo mediante los métodos yes szelek [Vientos brillantes] (1968), pero siempre con la vista puesta
mantenidos en una halconería descubiertos por un joven estudiante en las contradicciones inherentes a la lucha de clases y de liberación
de ornitología. Como ya vimos, Padre, de Szabó, era también un ajus­ nacional, así como por una progresiva depuración estilística que le ale­
te de cuentas con la Hungría anterior a 1956, mientras que Til tottte- jaba de cualquier naturalismo, en favor de la construcción de una
rulett [Territorio prohibido] (1968), de Pal Gabor, se centra en las con­ puesta en escena tan simbólica como obvia en su condición de repre­
secuencias de la burocracia y corrupción mediante la investigación del sentación. Pero mucho más didácticas resultaron las propuestas pola­
incendio de una fábrica; FeldobottKó (Lapiedra lanzada, 1968), de Sán- cas, obligadas por una censura que impedía tratar los temas contem­
dor Sára, en la revelación de los problemas derivados de la colectivi­ poráneos en clave crítica. Así realizaron films históricos los principa­
zación agraria y del racismo antigitano por parte de un joven a la es­ les representantes de la primera generación del Nuevo Cine Polaco,
pera del ingreso en la Escuela Superior de Cine, de la que fuera ini­ como Jerzy Kawalerowicz con MatkaJoanna od Aniolow (MadreJuana
cialmente rechazado por un anterior arresto político de su padre; y de los Ángeles, 1961), revisión del «proceso de Loudon», y Faron (Fa­
Egy órült éjszaka (Una noche de locura, 1969), de Ferenc Kardós, donde raón, 1964/65), gran reconstrucción del antiguo Egipto, comunes am­
de nuevo la policía tapa una investigación que revela la cadena de co­ bas en su reflexión sobre las relaciones entre poder político y poder re­
rrupciones que han conducido al cierre de un almacén de alimen­ ligioso, tan importantes en Polonia; Wojciech Has, con Rekopis znale-
tación. ziony w Saragosie (El manuscrito encontrado en Zaragoza, 1964), adaptación
La línea crítica seguida por la Nova Vina es semejante o incluso de la novela histórico-fantástica dejan Potocki; y Andrzej Wajda, que
más radical, al amparo de los cambios políticos de los años 60 y ca­ además de sus films sobre la Segunda Guerra Mundial, realizó aproxi­
racterizándose por un agudo sentido satírico inherente a la cultura na­ maciones a las remotas Cruzadas — The Gates to Paradise (1967)—, las
cional. Así, Obzalovany (El acusado, 1964), de Ján Kadar y Elmar Klos, guerras napoleónicas — Popioly [Cenizas] (1965)—, el nacionalismo
narra las penalidades de un fiel burócrata caído en desgracia por un decimonónico — Wesele (La boda, 1972)— y algo más tarde el naci­
cambio de criterio del régimen, mientras que en Kazdy den odvahu (El miento del capitalismo polaco en Ziemia obiecana (La tierra de la gran
coraje cotidiano, 1964), de Evald Schorm, es un obrero de treinta años promesa, 1974).
responsable de la Federación de la Juventud quien mantiene sus idea­ A pesar de su supuesta mayor libertad, los nuevos realizadores oc­
les revolucionarios, ya desfasados, ante el arribismo de sus antiguos cidentales hicieron un cine en aparencia menos directamente político,
amigos bien situados en los nuevos tiempos. Finalmente, sin olvidar salvo en algunos casos en que prologaron el estallido del llamado
La broma de la que ya habíamos hablado, hay que mencionar 0 slav- «cine político», a partir de 1968. Entre ellos destacaron sobre todo al­
nosti a hostech (Sobre lafiestay los invitados, 1966), dejan Némec, crista­ gunos films italianos, señeros en lo que podríamos llamar la «impos­
lina parábola sobre la libertad en su presentación de un banquete en tación política» del referente argumental y audiovisual. Con una pers­
el bosque donde el vino desinhibe las lenguas de los asistentes, esta­ pectiva de testimonio político-social, impregnado incluso de aspira­
llando en toda su crudeza el conflicto entre individuo y poder. ciones realístico-documentales, hay que situar en primer término el
En el cine húngaro —a diferencia del checo— no faltaron las me­ Salvatore Giuliano (Salvatore Giuliano, 1961), de Francesco Rosi, autor
táforas históricas, sobre todo en buena parte de la obra de Miklós Janc- también de Le mani sulla citta (1963), sobre la especulación urbana en
só, evocando los tiempos del imperio austro-húngaro como en Sze- Nápoles, y luego uno de los mejores cultivadores del «cine político».
génylegények (Los desesperados, 1965) y Megker a nep [Salmo rojo] (1972), La importancia de ese film sobre el bandido siciliano de la posguerra
de la guerra civil rusa — Csillagosokkatonák [Rojos y blancos] (1967)—, estribaba no tanto en la lucidez de su análisis como en el método de-

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ción en San Michele aveva un gallo (No estoy solo, 1972) y Allonsanfan
(Aüonsanfan, 1974). Precisamente otras muestras de fábula política las
desarrollaron Pasolini, en su àcida y a la vez entrañable Uccellacci e uc­
cellini (Pajarracosy pajaritos, 1965) y en Porcile (Pocilga, 1969), así como
Liliana Cavani en I cannibali (Los caníbales, 1970). Con un planteamien-

Hay que quemar a un hombre (Paolo y Vittorio Taviani y Valentino Orsini, 1962).

sarrollado, auténticamente innovador en su voluntad de proponer


una reflexión dialéctica sobre una historia contemporánea que toda­
vía era realidad presente en el sur del país. También en una línea testi­
monial y posneorrealista se situó la impresionante Pelle viva (1963), de
Giuseppe Fina, una de las más estremecedoras y veraces aproximacio­
nes a la vida cotidiana de un proletario milanés, mientras que con una
orientación ideológica muy distinta se sitúa IIposto (El empleo, 1961),
de Ermanno Olmi, que narra minuciosamente y sin ningún efectismo
el acceso de un muchacho milanés a su primer trabajo y su primer fra­
caso amoroso.
En una línea equivalente de preocupación por la explotación en el
sur se encuentra Un uomo da bruciare (Hay que quemar a un hombre,
1962), de Paolo y Vittorio Taviani —con Valentino Orsini, autor lue­
go de I dannati della terra (1967)—, que retoma aspectos ya tratados en
el documental Lltalia non è un paesepovero (1959/60), pero tiempo des­
pués los hermanos Taviani se decantarían por la fábula política en
I sovversivi (1967) —con el trasfondo del entierro de Togliatti— y Bajo
el signo del escorpión (1968) y por la parábola histórica sobre la Revolu­ Pajarracosy pajariüos (Pier Paolo Pasolini, 1965).

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to mucho más visceral y subjetivo, donde lo político va siempre de la donde posiblemente se alcancen mayores cotas de voluntad política
mano de lo existencial y sentimental, se situarían otros cineastas ita­ sería en las investigaciones filmicas desarrolladas por Alexander Kluge
lianos: el Bertolucci más lírico de Antes de la revolución y Partner (Part­ —en su Die Artisten in der Zirkuskuppel: Rallos (Artistas bajo la carpa del
ner, 1968), el Bellocchio más irónico de La Cinaévicina (China está cer­ circo:perplejos, 1968)— , en los diversos y radicales trabajos de relectura
ca, 1967) y, en menor medida, Gianfranco Mingozzi, autor de Trio histórica de Jean-Marie Straub o incluso en la revisión de géneros
(1967) y Sequestro dipersona (1968). como el melodrama o el policíaco por parte de Rainer W. Fassbinder.
Lejos del interés de los jóvenes cineastas italianos por los asuntos Del resto del nuevo cine occidental cabe recordar las dificultades
político-ideológicos, sus compañeros de otras latitudes occidentales del Nuevo Cine Español para tratar cualquier tema político, lo cual
entraron muy poco en esas cuestiones. De los autores de la Nouvelle obligó a Carlos Saura a la reconstrucción histórica en la fallida Llanto
Vague tan sólo Godard iba a demostrar alguna sensibilidad política en por un bandido ( 1963) y a la parábola en La caza ( 1965), mientras que
su primera etapa, no sólo con El soldadito, sino con una fábula anti­ del resto sólo cabe anotar las referencias al fantasma de la Guerra Ci­
militarista como Les carabiniers (Los carabineros, 1962/63), antes de que vil y el franquismo en Nueve cartas a Berta, de Patino, y España otra vez
ya lejos del movimiento, en su segunda etapa creativa, se convirtiese (1968), de Jaime Camino, así como a la desbocada fábula política Li-
en el paradigma máximo de lo que ahora denominaríamos la «impos­ berxina 90 (1970), de Caries Durán, que fue prohibida por la censura.
tación política de la representación», con títulos como Masculin-femi- Y otras excepciones aparte, también debemos registrar el interés sueco
nin (1965/66), Made in U.S.A. (1966/67), Deux ou trois choses que le sais por cuestiones políticas, bien sea proyectadas sobre el pasado reciente
d’elle (1966/67), La chinoise (1967), Week-end (1967), Legai savoir (1968), como en Hár har du ditt liv (Elfuego de la vida, 1966), de Jan Troell, re­
anteriores a su fase radicalmente militante posterior al 68. Por su par­ lato de formación de un joven trabajador socialista en los tiempos de
te, la crítica de costumbres del Free Cinema tampoco alcanzó formu­ la Gran Guerra, o la ya citada Adalen 31, de Widerberg; bien median­
laciones políticas, salvo en la sensibilización pacifista y antinuclear te una fábula libertaria como es Jag dr nyfiken (Yo soy curiosa, 1967/ 68),
propuestas por el corto March to Aldermaston (1958), de Lindsay An­ de Vilgot Sj ornan, que tuvo enormes problemas de censura.
derson, y el mediometraje The War Game (Eljuego de laguerra, 1966), de No estando especialmente interesado por la reconstrucción histó­
Peter Watkins. O en otra medida la sátira Morgan, a Suitable Casefor rica como vehículo espectacular, el Nuevo Cine sí hizo una excepción
Treatment (Morgan, un caso clínico, 1966), de Reisz, y la adaptación tea­ en relación con unos momentos coincidentes con su infancia y que
tral de Marat-Sade (Marat-Sade, 1967), de Peter Brook. de hecho, más que asumirlos como pretérito histórico eran entendi­
Más complejo fue el caso del Nuevo Cine Alemán, donde la línea dos como herencia paterna: me refiero a los años del totalitarismo
parabólica alcanzó logros notables con Escenas de caza en la Baja Ba- nazi-fascista (del stalinismo o del franquismo aún era casi imposible
viera, de Fleischmann, que utiliza el motivo de la caza humana para hablar) y la Segunda Guerra Mundial. Para los cineastas alemanes e
plantear el fascismo profundo latente en el sur de Alemania, al igual italianos, se trataba de un ajuste de cuentas —incluso preventivo—
que Ich liebe Dich, ich töte Dich (le amo, te mato, 1971), de Uwe Brandner. respecto a los fantasmas familiares; para los que habían sufrido la ocu­
Con una lectura explícitamente política también cabría situar recons­ pación —sobre todo franceses y de los países del Este— se trataba
trucciones históricas como Malatesta (1969), de Peter Lilienthal, y Der bien de evocar sus propias experiencias infantiles, bien aclarar el gra­
plötzliche Reichtum der armen Leute von Kombach (La repentina riqueza de do de colaboracionismo o heroísmo de sus padres. Investigación casi
lospobres de Kombach, 1970), de Volker Schlöndorff, sobre la opresión y edípica, en resumidas cuentas, los films sobre ese período son abun­
alienación de los campesinos en el primer tercio del siglo xix. Y tam­ dantes y entre ellos no podemos olvidar numerosos títulos en todos
poco deberíamos olvidar el realismo documental de Liebe Mutter, mir los países, aunque sólo evocaremos los más destacables, observando la
geht esgut [Querida madre, estoy bien] (1972), primero de una serie de inexistencia de films ingleses, puesto que uno de los objetivos del Free
films de tema obrero realizados por Christian Ziewer. Sin embargo, Cinema fue precisamente contrarrestar la glorificación nacionalista

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ga notte dell ’43 (La larga noche del 43, 1950), de Fiorestano Vancini, e
Jlterrorista (1963), de Gianffanco Di Bosio, además de las aportaciones
finales de Bertolucci en sus mencionadas La estratega de la araña y
El conformista. Por su parte, los cineastas alemanes estuvieron mucho
más interesados en analizar las pervivencias del nazismo en la Alema­
nia contemporánea que no en la reconstrucción histórica. Así deben
recordarse dos films de Straub: Machorka-Muff(1963) y Nicht versöhnt
oder Es hilft nur Gewalt, wo Gewalt herrscht [No reconciliados o Sólo ayu­
da la violencia donde reina la violencia] (1965), según Böll; Katz und
Maus [El gato y el ratón] de Hans J. Pohland, según Grass, y Schonzeit
für Füchse (Vedapara zorros, 1966), de Peter Schamoni.
Y por supuesto, teniendo en cuenta que las cinematografías del
Este habían hecho de la épica bélica uno de los temas preferidos del
cine oficial, los nuevos cineastas intentaron en la medida de sus posi­
bilidades introducir una visión crítica de esa historia inmediata. Ese
fue el caso de los polacos Andrzej Munk con Pasazerka (La pasajera,
1963), Jerzy Kawalerowicz con Prawdziwy koniec wielkiej wojny [El ver­
dadero fin de la guerra] (1957) y Andrzej Wajda, el más madmgador
Nicht versöhnt (Jean-Marie Straub, 1965). en esa empresa iniciada con Pokolenie [Generación] (1953), Kanal (Ka­
nal, 1957), la fundamental Popiol i diament (Cenizasy diamantes, 1958),
del cine bélico británico de los cincuenta, sin llegar no obstante a una Lotna (1959) y, ya muchos años después, Krajobrzpo hitwie (Paisaje des­
inversión crítica en la visión de los años heroicos. pués de la batalla, 1970). Por su parte, los húngaros también revisaron
Así hasta la Nouvelle Vague se introdujo en tales ámbitos, reme­ los días bélicos y las complicidades nacionales con el nazismo en
morando la ocupación de la mano de Chabrol en La ligne de démarca- films como Hidegnapok (Díasfríos, 1966), de András Kovács, y Tízezer
tion (1966) y de Pierre Kast en Dróle dejeu (1967), o hablando de sus nap (Diez mil soles, 1967), de Ferenc Kósa, mientras que una visión des-
consecuencias en Une aussi longue absence (Una larga ausencia, 1960), de mitificadora del heroísmo recorría títulos como los checos Démanty v
Henri Colpi, y La dénnonciation (La delación, 1961), de Jacques Doniol- novi (Diamantes en la noche, 1964), de Némec, y Trenes rigurosamente vi­
Valcroze. Aunque ninguno de esos títulos tuviese un interés equiva­ gilados, de Menzel.
lente al de Hiroshima mon amour del coetáneo Alain Resnais —ya an­ Un último aspecto nos queda por analizar en nuestra revisión, en
tes autor del corto Nuil et brouillard (Noche y niebla, 1955) sobre los este caso fruto de la antes mencionada autoconciencia cinematográfi­
campos de concentración— o sobre todo Le chagrín et la pitié (1969), ca que caracteriza al Nuevo Cine, revelada en la propia concreción na­
largo montaje documental de Marcel Ophüls que iba a iniciar una rrativa de sus films, y que forma parte de una más general conciencia
nueva etapa en el documental histórico y en la revisión de la época de de la representación, y como tal localizable también en algunos films
la ocupación. sobre el teatro, como Paris nous appartient (1958/61) y Lamour fou
Muy distinta fue la actitud de los cineastas italianos y alemanes. (1968/69), de Jacques Rivette, o los trabajos de Bene, Schroeter y Sy-
Los primeros se centraron en la evocación realista del pasado fascista, berberg. En efecto, el propio cine se convierte en material argumental
siguiendo el modelo neorrealista en muchos casos, con títulos como o en inserción narrativa en numerosas obras de estos cineastas, lo cual
Estate violenta (1959), de Zurlini, Kapo (1960), de Pontecorvo, y La lun- no siendo una novedad en sí misma, sí que transforma los modelos

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tradicionales, generalmente decantados hacia la explotación espec­ vida, de Chabrol, Tirez sur lepianiste (1960), La Mariée était en noir (La
tacular del «mundo del cine», por lo general a través de la comedia o novia vestía de negro, 1967) y La Syréne du Mississippi (La sirena del Mis­
el melodrama. Detectamos cuatro tipos de inserción temática de lo ci­ sissippi, 1968), de Truffaut; pero también el Nuevo Cine Alemán abor­
nematográfico: la localización diegética en el entorno cinematográfi­ da el género, en films como Mord und Totschlag (1967), de Schlöndorff,
co, que habitualmente se conoce como «cine en el cine»; la revisita­ Cardillac (1969), de Reitz, o Götter der Pest (Los dioses de la peste, 1969),
ción de determinados géneros cinematográficos clásicos, lejos de una de Fassbinder, y el Free Cinema en Nothing but the Best (Fango en la cum­
postura meramente inclusiva o mimética; la desviación cinefilica, se­ bre, 1964), de Donner, y Night Must Fall (1963), de Reisz.
gún la cual el cine se integra en la experiencia cotidiana, a modo de Otro género homenajeado fue el cine musical, con un puñado de
una pauta de conducta; y las «citas» o referencias a momentos de otros films, entre los que cabe resaltar Unefemme est unefemme, de Godard,
films, generalmente convertidas en una forma de homenaje a los Los paraguas de Cherburgo y Les Demoiselles de Rochefort (Las señoritas de
maestros venerados, físicamente presentes incluso, como es el caso de Rochefort, 1966), de Demy —a las que en parte cabría añadir Lola—,
Jean-Pierre Melville en Alfinal de la escapada y Fritz Lang en Le mépris los trabajos de Richard Lester con los Beades en A Hard Day’s Night
(El desprecio, 1963), ambas de Godard. (¡Qué noche la de aquel día!, 1964) y Help! (¡Socorro!, 1965), o incluso
Entre los diversos films que ocupan el primer sector, un puñado Konkurs (1963), de Forman. Y tampoco faltaron las referencias al cine
de ellos apuesta por una reflexión en profundidad sobre el significado fantástico, de nuevo con Godard al frente en Alphaville (Lemmy Cau-
y las implicaciones del hacer cine, encabezados por El desprecio, donde tion contra Alphaville, 1962), pero también con Lajetée (1962), de Mar­
Godard se apoya en un texto de Moravia en tomo al rodaje de La Odi­ ker, Omicron (1963), de Gregoretti, Fahrenheit 451 (Fahrenheit 451,
sea en Italia. Pero también podemos recordar el tono más documenta- 1966), de Truffaut,/«? Raime,je Raime (Te amo, te amo, 1968), de Resnais,
lizado de Vieprivée (Vidaprivada, 1961), de Malle, sobre las desventu­ Jonathan (Los vampiros nunca mueren, 1969), de Hans W. Geissendórfer,
ras de una joven rápidamente convertida en estrella, o Wszystko na y Dergrosse Verhau [El gran caos] (1970), de Kluge.
sprzedaz (Todo está a la venta, 1968), de Wajda, donde homenajea al re­ Desde Antoine Doinel robando las fotos de las carteleras de un
cién fallecido Zbigniew Cybulski, y Wamung von einer heiligen Nutte cine en Los 400golpes o Michel Poiccard/Laszlo Kóvacs/Jean-Paul Bel-
(Atención a esa prostituta tan querida, 1970), de Fassbinder. Las compli­ mondo imitando a Bogart, hasta el «...no se puede vivir sin Rossellini»
caciones del trabajo del cineasta ligadas a su vida particular o a su cir­ que le dice un amigo a Fabrizio en Antes de la revolución, muchos per­
cunstancia política ilustran así mismo films como Karlek 65 (Amor 65, sonajes del Nuevo Cine toman como referente vital a los inanimados
1965), de Widerberg, Szerelem (Amor, 1970), de Károly Makk, o Re­ seres de las pantallas, en un gran efecto de proyección psicológica, so­
constituida [La reconstitución] (1969), del rumano Lucien Pintilié, so­ bre todo en aquellos cineastas como los de la Nouvelle Vague que
bre el rodaje de un film de propaganda oficial, mientras que la volun­ nunca ocultaron sus veleidades cinefílicas. Y en un sentido semejante
tad de estudiar cine es lo que mueve al joven protagonista de La pie­ se alinearían las múltiples citas, homenajes y referencias (hasta auto-
dra lanzada, de Saura, y el trabajo como proyeccionista hacia 1916 es rreferencias...) que completarían un amplio diccionario. (Monterde-
uno de los oficios asumidos por Oloff en Elfuego de la vida. Riambau-Torreiro, 1987: 261). Pero en definitiva, habría que com­
A modo de ejemplo de la segunda variante, la aproximación o re­ prender esos juegos referenciales como algo más que bromas privadas
visión del cine de género, se pueden aducir numerosos títulos, lejanos o muestras de erudición y pedantería, para inscribirlas plenamente en
las más de las veces de la ingenuidad industrial, pero fruto de la in­ su sentido: la constatación de una voluntad de remarcar la conciencia
tensa frecuentación de las salas oscuras. Así hay aproximaciones al representativa que acompaña a los Nuevos Cines como testimonio fi­
cine negro muy abundantes en los alrededores de la Nouvelle Vague, nal de la modernidad cinematográfica.
como Ascenseur pour l’échafaud (Ascensor para el cadalso, 1957), de Ma­
lle, Alfinal de la escapada y Made in USA (1966), de Godard, Doble

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Países del Este:
Nuevos Cines contra la burocracia
Á n g el Q uintana

Entre los días 12 y 13 de agosto de 1961 se levantó en el centro de


la ciudad de Berlín el muro que separaraba la Alemania Federal de la
Alemania Democrática. El muro se convirtió rápidamente en la barre­
ra simbólica que dividía la Europa Occidental de la Europa del Este,
en la frontera infranqueable entre el mundo capitalista y el mundo co­
munista. El muro, que cayó definitivamente en 1989 después de 28
años de ignominiosa existencia, sirvió también para reforzar un senti-
mento de autarquía política, económica, social y cultural en el Este
europeo. Sin embargo, dicha autarquía no impidió que en algunos
países —especialmente Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia— los
primeros años 60 fueran un periodo dotado de una cierta libertad ar­
tística y cultural que generó una importante tensión con la burocracia
dogmática imperante en las estructuras políticas. Fueron años en los
que la liberación de la actividad cultural suplió la falta de una vida ci­
vil libre. La sociedad empezó a tomar conciencia de su situación y uti­
lizó la cultura como instrumento de liberación. Fue en esos años
cuando el cine entró en conflicto permanente con la política cultural
oficial.
En el estricto mundo del cine, dentro de los países del Este, se pro­
dujo otro hecho significativo: la muerte, en 1961, de la máxima pro-

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mesa del cine polaco, el director Andrzej Munk, mientras rodaba su tantes festivales, permitiendo que la crítica internacional tomara con­
película Pasazerka (La pasajera). La muerte de Munk simbolizó la ciencia de la existencia de unas cinematografías desarrolladas en países
muerte temporal del trabajo llevado a cabo por toda una generación comunistas y de unos autores en continua ebullición.
de cineastas que, a partir de 1956, durante los primeros años del man­ La renovación estética de algunas cinematografías fue posible por­
dato de Wieslaw Gomulka, habían abierto una primera corriente de que estuvo acompañada de un profundo cambio en las estructuras
aire fresco en las cinematografías del Este. Durante los primeros cin­ económicas. El proceso de desestalinización, producido después
cuenta, los cineastas polacos retrataron con sus imágenes el drama del XX Congreso del PCUS celebrado en 1956, benefició considera­
atormentado de la Polonia de posguerra y propusieron una significati­ blemente la cultura de los países del Este, provocando la recuperación
va reflexión sobre la identidad nacional de un país cuyas fronteras su­ de algunos autores prohibidos y estimulando la creatividad en los di­
frieron continuas modificaciones durante el siglo y que acabada la ferentes ámbitos artísticos. En el terreno industrial, a partir de 1955, se
guerra tuvo que levantarse de las cenizas y la desolación dejada por el produjo un proceso de descentralización de la política de producción
nazismo. La muerte de la segunda generación del cine polaco coinci­ en los grandes estudios, que permitió el acceso a la profesión a un ma­
dió con un momento de cierta represión cultural cuyos primeros sín­ yor número de directores y de técnicos, aumentando la cantidad y la
tomas fueron el exilio voluntario —el año 1958— de dos distinguidos novedad de los productos. Dicha descentralización permitió también
representantes de la experimentación en el cine de animación, Wale- el resurgimiento de producciones en las diferentes nacionalidades de
rian Borowczyk —que terminaría reciclado, durante los años 70, en el los estados comunistas. Un caso sintomático fue el de la Unión Sovié­
cine erótico— y Jan Lenica. En la misma Polonia acabaron surgiendo, tica. Durante los años 60 la producción de los estudios centrales de la
a mediados de los sesenta, algunas destacadas individualidades repre­ Mosfilm de Moscú se desplazó hacia la periferia, creándose —o refor­
sentativas de la llamada «tercera generación». En ese mismo periodo, zándose— estudios en Georgia, Armenia, Bielorrusia, Ucrania y las
en otros países del Este brotaron de manera progresiva una serie de Repúblicas Bálticas.
Nuevos Cines que promovieron, a pesar de las diferentes idiosincra­ En otros estados, como Checoslovaquia, se inició una política de
sias nacionales, una nueva actitud hacia las imágenes, no excesivamen­ producción simultánea en diversos estudios. En los años 60 existían
te alejada de los otros Nuevos Cines que desde finales de los años 50 cinco estudios en Barrandov (Praga) y dos en Koliva (Bratislava/Eslo-
nacieron en diversos lugares del mundo. vaquia). Vladimir Bor, director entre 1957-69 del grupo de producción
No obstante, los Nuevos Cines no fueron un fenómeno generali­ Sebor-Bor, donde se rodaron algunos de los films más representativos
zado en toda la Europa comunista. En la República Democrática Ale­ de la Nova Vina, resume de esta forma los objetivos de la política de
mana, Bulgaria o Albania, nunca se pudo hablar de un grupo o movi­ producción checoslovaca: «Los grupos de producción de aquel perio­
miento homogéneo de cineastas con clara voluntad de renovar el do no tenían un programa artístico preciso, estaban básicamente
cine. Tampoco se puede afirmar que en la mayoría de los países don­ orientados al cumplimiento de un deber social. En el ámbito de la ci­
de se produjeron rupturas los cineastas tuvieran una conciencia gene­ nematografía de estado, cada año debían producir el número de films
ralizada de grupo. Los casos más cercanos a una idea de movimiento necesario para asegurar a todos los empleados de los estudios cine­
colectivo, a pesar de sus muchas contradicciones, fueron la Nova Vlná matográficos de Barrandov un trabajo continuo. Se rodaban entre
(nueva ola) checa y el Nuevo Cine Húngaro. En las diferentes cinema­ veinticinco y treinta largometrajes de ficción al año. La garantía finan­
tografías, nacieron de forma aislada determinados realizadores que ciera de esta actividad no representaba ningún problema. Más com­
combatieron la vieja tradición de un cine al servicio de la propaganda pleja era la situación en el plano de la vigilancia ideológica, llevada a
política. Sin proponer una ruptura drástica, recuperaron un nuevo ca­ cabo por los diferentes estratos de las instituciones estatales» (Turigliat-
mino que les permitió establecer nuevos lazos entre el cine y el mun­ to, 1994 : 72).
do. Sus obras se proyectaron, y algunas triunfaron, en los más impor­ Los diferentes movimientos y autores que integraron los Nuevos

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.
Cines se caracterizaron por proponer una diversidad de estilos y visio­
nes del mundo, una gran variedad de poéticas individuales. Sin em­
bargo, todos ellos parecían tener claro un sentido general de la causa
en contra de la cual combatían: un arte sometido a los imperativos
ideológicos del realismo socialista oficial. La paradoja que suponía el
hecho que los diferentes estados comunistas estuvieran potenciando
un cine que triunfaba intemacionalmente con un discurso crítico con­
tra los elementos esenciales de su propia poética, provocó que el esta­
do —antes de que acontencieran los momentos traumáticos que pon­
drían fin a algunas nuevas olas— utilizara muchas veces su arma más
poderosa: la censura. La historia de las cinematografías de todos los
países del Este está repleta de obras censuradas o marginadas por los
diferentes estados. Algunos casos son especialmente significativos,
como el de Andrei Rubliev de Tarkovski, producida entre 1966 y 1969,
que no pudo presentarse en Cannes hasta 1971 —con órdenes direc­
tas de la Mosfilm de no figurar en la selección oficial— y cuya exhibi­
ción en las pantallas rusas fue marginada. Las películas de la Nova Pedro el negro (Milos Forman, 1963).
Vina, Ucbo [La oreja] (1970) de Karel Kachyna y Skrivanci nanitti
[Alondras sobre la alambrada] (1969) de Jiri Menzel, rodadas en los
años 60, fueron drásticamente censuradas y no se exhibieron pública­ Hrabal se dio a conocer con sus primeros textos teatrales. En 1963
mente hasta los festivales de Cannes y Berlín de 1990. Sayat Nova [El se celebró en Praga un congreso sobre Franz Kafka y se empezaron
corazón de la granada], (1969) de Sergei Paradjanov también fue cen­ a editar sus obras. También en el café Viola de la capital bohemia se
surada y su autor estuvo recluido en una cárcel acusado de homose­ celebraron tertulias literarias y apareció publicado el libro de poesía
xualidad. Rece do Gory [¡Manos arriba!] (1967) de Jerzy Skolimowski, Una noche con Hamlet de Vladimir Holán. Poco tiempo después apa­
presentada como un juego de muerte llevado a cabo por un grupo de recieron en las librerías dos obras de relatos absolutamente claves
estudiantes sobre un vagón inmobilizado, fue también censurada, he­ para la literatura checa — Perlitas en elfondo del mar de Bohumil Hra­
cho que provocó el exilio del director que no pudo recuperar el film bal y Amores ridículos de Milán Kundera— y todas estas manifesta­
hasta 1980. Skolimovsld añadió entonces a su película algunas imáge­ ciones culturales tuvieron una influencia decisiva en el nacimiento
nes apocalípticas en color rodadas en Beirut, mientras trabajaba como de la Nova Vina.
actor en Die Falschung(Círcub de engaños, 1989) de Volker Schlóndorff. Los relatos de Hrabal y Kundera mostraban una cierta animadver­
sión hacia una estructuración clásica del relato. La realidad aparecía
descompuesta gracias a una serie de efectos de construcción que die­
La ironía Acida de la N ova V lnA checa ron al relato una nueva dimensión de espacio y tiempo. El primer li­
bro de relatos de Kundera fue adaptado en el film episódico Perlicky na
Coincidiendo con el deshielo cultural, a finales de los años cin­ dne (Perlitas en elfondo del mar, 1965) que reunió a los cineastas Jiri Men­
cuenta, tuvo lugar en Checoslovaquia la aparición de nuevas mani­ zel, Vera Chytillová, Jan Némec y Jaromil Jires, considerados como
festaciones de teatro experimental. La crítica internacional empezó a los cuatro máximos representantes de la Nova Vina. La recuperación
hablar de un teatro del absurdo en Bohemia, y el escritor Bohumil de la obra de Franz Kafka supuso una rehabilitación del sentimiento

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del absurdo y sirvió para establecer una conexión entre el absurdo kaf-
kiano y el absurdo generado por el totalitarismo.
El año 1965, con motivo del estreno de su primer largometraje,
Cemy Petr (Pedro elnegro, 1965), Milos Forman, el más popular represen­
tante de la Nova Vina, escribió: «Objetivamente, podemos decir que la
condición ideal para que una obra de arte pueda triunfar —junto al
presupuesto fundamental de que esté hecha por un artista de talen­
to— es la total independencia de los burócratas y la conciencia de una
absoluta responsabilidad individual.» Las palabras de Milos Forman,
que abandonó Checoslovaquia para iniciar una nueva etapa en Esta­
dos Unidos después de que su film Horí, má panenko (Alfuego, bom­
beros, 1967) fuera prohibido, resumen perfectamente las características
comunes que persiguieron los principales directores del movimiento:
la lucha contra el sistema y el individualismo. El movimiento de la
Nova Vina estuvo marcado por otras características generales, como
un cierto escepticismo ideológico que obligaba a los directores a re­ Las margaritas (Vera Chytilová, 1966).
plantearse los propios límites del hombre en el mundo y por una vo­
luntad de revelar el vacío, utilizando como arma una ironía ácida.
Dentro del movimiento convivieron diferentes tendencias y estilos, parábolas sobre la vida de las mujeres en un mundo de hombres, mos­
pero las relaciones establecidas con la literatura hicieron surgir dos tró, además, una clara influencia proveniente del cine underground
grandes tendencias estilísticas. Una era cercana al gusto por los juegos americano y del cinema venté. Jan Némec — Mucednici laski (Los márti­
estructurales que propusieron en sus novelas Kundera y Hrabal, y la res del amor, 1966)— trabajó hacia un lirismo subjetivo, características
otra era más próxima a un realismo crítico basado en la descripción de que también podemos encontrar en las principales obras de Ivan Pas-
historias de la cotidianidad, pero absolutamente opuesto a las nocio­ ser, que en Intimní osvetlení (Iluminación íntima, 1965) propuso una vi­
nes clásicas del «realismo socialista». sión poética del mundo que encontraba sus raíces en la vida cotidia­
Una de las obras clave en el nacimiento de la Nova Vina fue Slnko na. Iluminación íntima cuenta la historia de dos viejos amigos músicos
vsieti (1962) de Stefan Uher. Este film analizaba la difícil relación que que coinciden en un pequeño pueblo para dar un concierto. Allí asis­
se establecía entre la política y la cultura en un país dominado por el ten a un funeral y en pleno estado de embriaguez, deciden dar un giro
fantasma del totalitarismo y, además, proponía una ruptura estilística a sus vidas.
al rechazar todas las normas de construcción dramática para centrarse Milos Forman planteó, introduciéndose en la vida cotidiana de la
en la vida interior de los personajes y en sus problemas de comunica­ juventud obrera checa, en sus tres primeros largometrajes — Pedro el ne­
ción. El film no tardó en convertirse en el punto de partida de una re­ gro, Los amores de una rubia y Alfuego, bomberos— una crítica objetiva
novación cinematográfica y artística más amplia. para encontrar una forma de reírse del mundo que tuviese un signifi­
Los directores Evald Schorm — El coraje cotidiano (1964), Kadzy den cado antijerárquico y desmitificador. Su primera película, Pedro el ne­
odvabu (La vuelta del bijo pródigo, 1966)— y Vera Chytilová — Sedm- gro, describe la jomada de un adolescente en la edad ingrata, cuando
ykrasky (Las margaritas, 1966) y Ovoce siromu Rasskychjime (Losfrutos del el primer trabajo, el primer amor y las relaciones familiares se convier­
paraíso, 1969) fueron dentro de la Nova Vina los representantes de una ten en un conjunto de nuevas realidades extrañas. Los amores de una ru­
tendencia moralizante de carácter reflexivo. Chytilová, que construyó bia —quizás la obra más conocida de la Nova Vlná— refleja el itine­

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Los amores de una rubia (Milos Forman, 1965). Trenes rigurosamente vigiados (Jiri Menzel, 1966).

rario amargo de una joven obrera a la búsqueda de un ficticio amor nes rigurosamente vigilados (1966), adaptación de una novela de Bohu-
ideal y su choque con la realidad. A partir de los diferentes relatos de mil Hrabal, ganó en 1967 el Oscar a la mejor película extranjera. El
jóvenes —papeles interpretados por actores no profesionales que im­ film relata la historia de un joven aprendiz de ferroviario que inten­
provisaban ante las cámaras—, Forman introdujo una amarga refle­ taba iniciarse en el amor, hecho que consigue con la llegada de una
xión sobre la destrucción de las ilusiones por parte de los poderes to­ joven artista que tenía la intención de volar un tren rigurosamente
talitarios. vigilado.
Una visión ácida del presente también aparece en los trabajos de
Jaromil Jires. En Krik (Elgrito, 1963) establece una reflexión sobre la
incertidumbre del porvenir a través de la historia de una pareja que, E l c in e s o v ié t ic o se in d ep en d iza d e M o s c ú
después de tener un hijo, se plantea la difícil convivencia con la in­
tolerancia cotidiana. Zert (La broma, 1968), de Jaromil Jires, es una En el momento de la muerte de Stalin, en 1953, el cine soviético
adaptación de la obra homónima de Milán Kundera. El humor esti­ se encontraba en una crítica posición, dominado por la censura y la
lístico de los nuevos directores encontró una conexión con un cier­ acomodaticia postura de los cineastas oficiales. Sin embargo, a finales
to populismo checo en la personalidad de Jiri Menzel, cuyo film Tre­ de los años 50, algunos viejos y otros nuevos cineastas empezaron a

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realizar algunas obras interesantes. Entre los nombres más destados fi­
guran Gregori Kozintsev, Mikhail Kalatozov, Sergei Bondarchuk, Gri­
gori Naumovich Chukhrai, Mark Donskoi y, sobre todo, Mikhail
Romm. Este último, que empezó su carrera en los años 30 con una
adaptación de Puichka [Bola de sebo] (1934) de Guy de Maupassant,
sería professor del VGIK (Instituto Estatal Cinematográfico) donde se
formarían algunos de los grandes directores de los sesenta, como An­
drei Tarkovski —y en los años 60 realizaría el espléndido documental
Oby Knovenny Fachizm (1964). Estos cineastas propusieron un modelo
de cine de calidad, basado muchas veces en adaptaciones literarias
—Kozintsev adaptaría Don Quijote (1957), Hamlet (1964) y El rey Lear
(1972)— y una brillante estética formalista, que no intentó romper
nunca con el clasicismo.
En los años 60 no tuvo lugar en el cine soviético producido en Mos­
cú ninguna ruptura especial, pero surgieron dos individualidades fuertes
que construirían dos importantes obras autoriales: Andrei Mikhalkov-
Konchalovsky y, sobre todo, Andrei Tarkovski, probablemente el más
importante autor surgido en los países del Este durante los años 60. Am­
bas trayectorias partieron de un mismo punto. Konchalovsky firmó el La infancia de Iván (Andrei Tarkovski, 1962).
guión del segundo largometraje de Tarkovski, Andrei Rubliev (1966-
69), y éste el guión del primer film de aquél, Peruyj ucbitel (Elprimer
maestro, 1965). A pesar de esto, los caminos de los dos cineastas fue­ do de cualquier forma de realismo naturalista. En 1962 ganó el León
ron completamente divergentes, incluso sus poéticas cinematográfi­ de Oro del Festival de Venecia con Ivanovo detstvo (La infancia de
cas. Tarkovski se mantuvo fiel a su visión mística del mundo, acaban­ Iván, 1962) y el film fue ampliamente defendido por Jean-Paul Sartre
do su carrera en el exilio, y Konchalovsky no dudó en proseguir su ca­ que envió una carta al periódico italiano LUnitá en la que alabó la ori­
rrera en Estados Unidos, donde llegó a rodar un film de acción con ginalidad de un surrealismo socialista opuesto al realismo socialista.
Sylvester Stallone, Tango and Cash (Tangoy Cash, 1990). En El primer Este film muestra a un niño sin infancia que, durante la Segunda Gue­
maestro e Istoria Asi Kliashino [La historia de Asia] (1967), Konchalovs­ rra Mundial, intenta jugar entre soldados, heridos y muertos. La pri­
ky quiso analizar los sentimientos profundos del alma rusa y confron­ mera obra maestra de Tarkovski —a partir de este momento toda su
tarlos al mito bolchevique. En dichas películas partió de fábulas para carrera rozaría continuamente la maestría— sería su segundo largome­
retratar el mundo agrario conservador ajeno a cualquier forma de con­ traje, Andrei Rubliev (1966-1969). El film está estructurado en ocho ca­
ciencia posrevolucionaria. A nivel estilístico Konchalovsky se conside­ pítulos, que siguen el itinerario místico-espiritual del más destacado
raba en aquellos años heredero del cine de Jean Vigo y de John Cassa­ pintor de iconos rusos del siglo xv, convertido por Tarkovski en sím­
vetes, aunque su realismo era mucho más metafórico. bolo del artista que sufre en la sociedad y en su propia época. El pin­
La personalidad de Andrei Tarkovski es un caso aparte tanto en el tor es un ser recluido en el silencio místico, mientras en su entorno
cine de los países del Este como en todo el cine de los años 60. En sus reina la barbarie. El itinerario de Rubliev es interior y marca un cami­
películas la realidad se confunde con un mundo onírico para dar paso no de búsqueda de la perfección artística a partir de la plasmación de
a un realismo poético —de un alto valor lírico— absolutamente aleja- su propia espiritualidad en la belleza de la obra artística. «He querido

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una serie de nuevos cineastas como los georgianos Eldar y Gheorgi
Schenguelaia y Tenghiz Abuladze, y el lituano Vitan tus Zalakjavicius.
Sin embargo, los directores más interesantes surgidos de las diferen­
tes repúblicas fueron los georgianos Sergei Paradjanov y Otar Iosselia-
ni. El cine de Paradjanov combinó maravillosamente la tradición
folclórico/poética popular de Ucrania y Georgia con una estética ab­
solutamente visionaria, llena de elementos mágicos. Sus dos obras
mayores son el poema filmico de amor Teni zabytyjpredkov [La som­
bra de nuestros olvidados antepasados] (1964), trasposición sui gene-
ris a los Cárpatos de la historia de Romeo y Julieta, y Sayat Nova, pe­
lícula prohibida por la censura, que tuvo que ser acabada por Sergei
Youtkevitch.
El estilo de Otar Iosseliani se caracteriza por un finísimo sentido
del humor y una clara voluntad de antidramatismo. En sus films des­
cribe con gran ternura días sin acontecimientos importantes, movi­
mientos de personajes que actúan como guías fortuitos de una míni-

Teni zabytyjpredkov (Sergei Paradjanov, 1964).

explicar la potencial energía creativa del pueblo ruso, su fe en el futu­


ro y su tradicional optimismo histórico», dijo Tarkovski durante la pre­
sentación del film en el Festival de Cannes. El film tuvo problemas
con la censura, pero Tarkovski continuó su carrera en la Unión Sovié­
tica —con films como Solaris (1972), Zerkalo [El espejo] (1974) y Stal-
ker (1979) —antes de exiliarse en 1983 a Italia y posteriormente a Sue­
cia, países donde realizará respectivamente dos obras inconmensura­
bles, Nostalghia (1983) y Ofiret (Sacrificio, 1987).
Además de las personalidades de Konchalovsky y Tarkovski, el
cine de Moscú tuvo otros nombres destacados como Larisa Shepitko,
Ilya Klimov y Glev Panfilov, autor de una curiosa reinterpretación del
mito de Juana de Arco en Natchala (1970). Sin embargo, los discursos
más rupturistas del cine de la Unión Soviética nacieron de la periferia,
de los estudios cinematográficos que se fueron consolidando lejos de
Moscú, en Kiev, Odessa, Minsk, Frevan o Tiflis. La autonomía cultu­
ral de los estudios de las repúblicas dio al cine de la Unión Soviética Listopad (Otar Iosseliani, 1966).

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ma narración y, en definitiva, instantes de vida artísticamente vincu­
lados. El primer film de Iosseliani fue Listopad [La caída de las ho­
jas, 1966] y trata sobre la experiencia de dos jóvenes que dan sus pri­
meros pasos en una empresa vinícola. Más tarde realizó dos films
protagonizados por músicos. Ikbo Cachvi Mgalobeli [Érase una vez un
mirlo cantor, 1971] cuenta la historia del tamborilero de la ópera de
Tbilisi que tiene problemas con los horarios y llega siempre en el últi­
mo minuto al foso de la orquesta y Pastoral (1976), que se centra en la
historia de un grupo de músicos que pasan unos días en el campo
para ensayar un concierto. Iosseliani ha continuado su carrera en Fran­
cia con Lesfavoris de la lune (Losfavoritos de la luna, 1984) y un esplén­
dido film cercano al cine dejacques Tati, Lachasseauxpapillons (1992).

La tercera g ener ació n d e cineastas polacos

El año 1963, el primer secretario del partido comunista polaco


Wieslaw Gomulka, que durante los años 50 había permitido un rena­
cimiento de la cinematografía de su país, sentenció que Niewinni cza-
rodzeije (Los brujos inocentes, 1960) de Andrzej Wajda y Noz W Wodzie
(El cuchillo en elagua, 1962) de Román Polanski —film ganador del pre­
mio de la crítica en el Festival de Venecia— constituían dos ejemplos
de lo que no debía ser el cine polaco. La afirmación de Gomulka fue
promulgada en un momento de crisis dentro del cine de su país, cuan­
do los directores de la segunda generación —Wajda, Kawalerovicz—
estaban empezando a tener dificultades para seguir con su carrera. Pa­
ralelamente empezaron a surgir jóvenes cineastas, como Polanski, que
después de su primer film intuyó los problemas políticos que podía te­
ner en su país y decidió emigrar a París y a Londres, donde empezó
una curiosa trayectoria en el cine occidental. El otro gran joven cineas­
ta, Jerzy Skolimowski, abandonó también su país en 1969 después de
que su film Rece Do Gory [¡Manos arriba!] (1969) fuese prohibido por
la censura. El exilio de los dos realizadores polacos más cercanos al es­
píritu de los Nuevos Cines fue sintomático del callejón sin salida en
que se encontraba una cinematografía que en los años 50 había causa­
do la admiración de la crítica internacional.
El primer largometraje de Polanski, El cuchillo en el agua, partió de
un guión de Skolimowski y de Jukab Goldberg. La acción del film El cuchillo en el agua (Román Polanski, 1962).

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transcurre en un barco donde dos hombres —de generaciones dife­
rentes— y una mujer viven un profundo drama psicológico que es­
conde una dura confrontación política. Polanski convirtió la película
en una alegoría de los conflictos generacionales, reflejo de la situación
en que se encontraban los cineastas que, ante la imposibilidad de po­
der decir con nombre propio las cosas de la realidad actual, enmasca­
raban las obras con un cinismo desesperado y una triste resignación.
El cine de Skolimowski siguió un camino parecido, pero su tono
fue más enérgico y desordenado. Sus tres primeras películas juveniles
Rysopis (Señasparticulares ninguna, 1964), Walkover (1965) y Barriera (La
barrera, 1966)— son obras hechas con rabia y construidas con un len­
guaje de trazos impresionistas. Skolimowski propuso un autobiografis-
mo generacional cuando asumió el protagonismo de sus dos primeros
films, en los que interpretó un mismo personaje, Andrea Leszczyc. El
cine de Skolimowski, tal como sugieren Gofifedo Fofi, Morando Mo-
randini y Gianni Volpi, es uno de los más cercanos a la modernidad
occidental: «La trilogía juvenil de Skolimowski, con su libertad de di­
rección y sus contenidos, es el más preciso punto de pasaje y de inter­ Un asunto del corazón (Dusan Makavejev, 1967).
sección entre la inquietud de las nuevas olas occidentales y los jóvenes
cineastas del este» (Fofi, Morandini, Volpi, 1990: 252). tionario y descentralizado— como un instrumento de cohesión de las
En una perspectiva muy alejada de la obra de Polanski y Skoli­ diferentes repúblicas yugoslavas. «No es sorprendente, ya que cada
mowski, se encuentra el cine de Krzysztof Zanussi —licenciado en fi­ uno de nuestros pueblos posee una cultura y una tradición, las raíces
losofía por la universidad de Cracovia— que propuso en La estructura de las cuales se remontan a diferentes siglos atrás. El cine, al contrario,
de cristal (1965) un cine interior. El film expone una particular visión no se implantó de forma sólida en el territorio yugoslavo hasta la libe­
del mundo a partir de la búsqueda intelectual que realizan sus tres ración y la formación de la Yugoslavia socialista de Tito, y nuestro cine
protagonistas: dos hombres de ciencia y una mujer. como valor puramente yugoslavo puede considerarse como una de las
grandes aportaciones de la revolución y de los años de la preguerra»
(Tasic y Passek, 1986: 69).
E l N uevo C ine de las seis repúblicas de Y ugoslavia En los años 60, en Yugoslavia no se produjo un auténtico Nuevo
Cine, salvo en las obras aisladas del cineasta serbio Dusan Makavejev.
Aunque el primer largometraje yugoslavo de ficción de la posgue­ Un factor determinante fue la promulgación, en 1957, de una ley de
rra — Slavica de V. Affic— no se rodó hasta el año 1947, la reconstruc­ cine que favoreció una cierta economía de mercado y consecuente­
ción del cine yugoslavo tuvo lugar inmediatamente después de la gue­ mente una mayor producción de películas con vocación comercial.
rra, en 1945. La estructura productiva del cine yugoslavo se consolidó No obstante, desde finales de los cincuenta, en las diferentes repúbli­
definitivamente a principios de los años 50 y constó de nueve grandes cas surgieron algunos destacados directores que permitieron que el
estudios de producción: dos en Zagreb, tres en Belgrado, uno en Lu- cine de Yugoslavia tuviese una notoria presencia en los festivales occi­
bliana, uno en Skoplje, uno en Sarajevo y otro en Cetinje. El cine era dentales. El primer cineasta que obtuvo una cierta consideración in­
visto por el estado socialista de Tito —que se autodeclaraba autoges- ternacional fiie el serbio Alexander Petrovic, gracias a sus primeros

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donde mezclaba las teorías de la liberación sexual de Wilhelm Reich
con los artistas de las vanguardias neoyorquinas y algunas imágenes de
la vida cotidiana en Belgrado. Su carrera continuó en Occidente con
la coproducción franco-alemana Sweet Movie (1974), la producción
sueca Montenegro (1982) y la australiana The Coca-Cola Kid (1986).
En Croacia el cineasta más importante fue Vatroslav Mimica, fun­
dador de la escuela de animación de Zagreb y autor de Prometej s otoka
Visevice [Prometeo en la isla de Visevice] (1965), y en Bosnia —don­
de la producción fue escasa— el realizador más interesante fue Boro
Draskovic, autor de Horoskop (1969), una comedia negra de pasiones
desenfrenadas.

Países socialistas casi sin nuevo cine


En el resto de los países socialistas, si dejamos al margen el intere­
sante fenómeno del cine húngaro —tratado específicamente en otro
apartado de este volumen—, la producción no fue muy destacada y es
muy arriesgado afirmar que se produjeron síntomas de cambio. En
Rumania, la política de Ceaucescu fue muy cauta en los años del des­
W. R. o los misterios del organismo (Dusan Makavejev, 1971). hielo, contraria a la apertura exterior y muy reticente a una integración
económico-militar en la órbita de la Unión Soviética. A pesar de que
films Dvoje [Dos] (1961), Dam [Días] (1963), Tri [Tres] (1965) y, sobre el cine rumano fue muy pobre, en él surgió la figura de uno de los di­
todo, con Bice shoropropast sveka [Llueve sobre mi pueblo] (1968). rectores clave del cine del Este, Lucien Pintilié. Antiguo director del
El cineasta más iconoclasta fue Dusan Makavejev que, con un es­ Teatro Lucia Sturolza de Bucarest, debutó en el cine con Duminica la
píritu anárquico, un sentido del humor cínico y un modelo de escri­ ora sase [Domingo a las seis] (1965), crónica de las últimas horas de
tura rupturista, propuso una dura crítica a la burocracia. Su cine juga­ Rada, un joven militante de un movimiento clandestino que revive
ba continuamente con una estética cercana al coüagey estuvo poblado los momentos de felicidad con su amada. Su segundo film, Reconsti-
de personajes con mentalidad criminal y de símbolos fálicos. El reali­ tuirea [Reconstitución] (1969), proponía una reflexión sobre la rela­
zador debutó con Covek nije tica (El hombre no es un pájaro, 1966) y se ción fenomenológica entre el cine y la realidad. La película parte de la
afirmó con Ljubavni Slucajili tragedia Sluzbenice P.T.T. (Un asunto del co­ historia de dos estudiantes que atacaban el establecimiento de un ca­
razón o la tragedia de una empleada de teléfonos, 1967), donde bajo la apa­ marero, a los que el estado pedía que reconstruyesen los hechos me­
riencia de una historia rosa, escondía una cruda sátira del estalinismo. diante un film de carácter didáctico. En 1979 realizó la película Esce­
En Nevinost bez zastite (Inocencia sin defensa, 1968) partió de algunas nas de Carnaval que sería prohibida durante diez años por el gobierno
imágenes del primer film sonoro serbio rodado en 1942 por Dragol- de Ceaucescu y no sería estrenada hasta la muerte del dictador. Los
jub Aleksic para construir un hilarante collage entre el pasado y el pre­ problemas políticos lo obligaron a emigrar a Francia, donde trabajó
sente. A principios de los años 70, realizó su último film en Yugosla­ asiduamente en el Théâtre de la Ville. En los años 90 fue nombrado
via, W R. mysterije organizma (W. R. o los misterios del organismo, 1970) director de la Sociedad Cinematográfica del Ministerio de Cultura ru-

206 207
realizado uno de los más destacados éxitos internacionales del cine de
su país, Koziat rog (Cuerno de cabra, 1971).
La República Democrática Alemana mantuvo una producción
muy discreta, sobre todo desde que, en 1967, el comité central del
SED (Partido Socialista Unitario) declarara que actuaría con energía
contra todas las desviaciones del partido. El cineasta más importante
del país fue Konrad Wolf, que surgió con fuerza en el panorama de los
años 50 y que en 1964 realizó Dergeteilte Himmel [El cielo dividido],
(1964), donde contó la historia de dos enamorados separados por el
muro de Berlín. En Albania, donde en 1957 se produjo el primer lar­
gometraje de ficción de su historia, la producción avanzó lentamente
durante los sesenta, con una media de tres largometrajes por año, la
mayor parte de los cuales eran comedias rurales, musicales e historias
de amor. El gran clásico del cine albanés es Debatik (1961).

Dergeteilte Himmel (Konrad Wolf, 1964).

mano y volvió al cine, dirigiendo coproducciones con Francia, como


Le Chene (1991) y Un étéinoubliable (1994), dos obras aclamadas por la
crítica internacional. En los años 70 surgieron nuevas voces en el cine
rumano, entre ellas las de Dan Pita y Mircea Veroiu.
En 1967, en la revista búlgara Literaturen Front, un grupo de inte­
lectuales exigían que los artistas no fueran objeto del mismo trato que
el que los niños retrasados reciben de las instituciones. La petición fue
sintomática de la crítica situación cultural que se vivió en los años 70
en Bulgaria, donde surgieron pequeños brotes de un cine de calidad
—no rupturista— muy relacionado con la literatura del país, sobre
todo con la recuperación de clásicos del xix. Las obras más destacadas
de esta cinematografía surgieron a partir de 1968. Ikonostasat [El ico-
nostato] (1968) es una adaptación de la novela de Dimitre Talev, en la
que a partir de la figura de un pintor —cercano en ciertos aspectos a
Andrei Rubliev— se hizo una apología de la liberación nacional búl­
gara, y Bialata staia [Una habitación en blanco] (1968) que descubrió
a una de las promesas del cine búlgaro, Metodi Andonov, un cineas­
ta que murió repentinamente en año 1974, pero que antes había

208 209
El cine húngaro durante los sesenta

A n dr á s B àlin t K ovács

En Hungría son muchos los que consideran los años 60 como la


edad de oro del cine de este país. Esta idea es acertada por muchas ra­
zones: la producción cinematográfica no había sido tan importante
desde los años 40, ni ha tenido tantos espectadores desde entonces. El
cine estaba en el centro de la vida cultural húngara, los realizadores
tenían un papel preminente en la definición del discurso intelectual
en el país, y, finalmente, fue la época en la que el cine húngaro llegó
a ser conocido intemacionalmente.
El desarrollo del cine húngaro se debió a dos factores diferentes.
Primero, una liberalización general de la vida cultural, esto es, una re­
lativa flexibilización del control de la censura; segundo, la aparición
de nuevos estilos cinematográficos en Europa occidental a finales de
los cincuenta. La posición privilegiada del cine húngaro en los años 60
no fue excepcional. Encajaba en la tendencia europea general de los
cines nacionales de carácter intelectual que transformaron completa­
mente el curso de la historia cinematográfica. La «edad de oro» del
cine húngaro fue parte de la «edad de oro» del arte cinematográfico en
todo el mundo, y su decadencia fue consecuencia de la crisis mundial
a finales de los setenta.

2 11
T radiciones

El cine húngaro de los sesenta no carecía de antecedentes. Si se


buscan las raíces del «cine de auton>, hay que remitirse a principios de
los años 40. En 1942, un film del director István Szóts, Emberek a ha-
vason [Hombres en la montaña], recibió un premio en la Bienal de Ve-
necia. Este filme difería mucho de la comedia popular convencional
que había dominado la producción cinematográfica húngara desde
comienzos de los años 30. Describe la dura vida de los habitantes de
las altas montañas de Transilvania con autenticidad etnográfica y utili­
zando un estilo narrativo semejante al de los cuentos populares. La pe­
lícula de Szóts representó un estilo único en Hungría y se la consideró
como la receptora del impacto del neorrealismo italiano que emergió
en aquella misma época. Inmediatamente después de la guerra, pareció
que la tradición neorrealista era el camino que seguiría el cine de autor
húngaro, pero la toma del poder por los comunistas en 1948 acabó
con todos los esfuerzos por crear una continuidad orgánica de la cul­
tura tradicional del país, especialmente en el cine. La tradición popu­
lar neorrealista surgió una vez más durante los años 50, cuando Zol-
tán Fábri realizó su Kórhinta [Carrusel] en 1955; pero cuando apareció
la verdadera «nueva ola» del cine húngaro hacia 1963, la influencia
modernista urbana proveniente del cine contemporáneo occidental
era ya mucho más fuerte que las raíces populares del neorrealismo
húngaro. Eso no quiere decir, sin embargo, que el nuevo cine húnga­
ro careciese completamente de relaciones con las formas tradicionales
de la cultura nacional. El neorrealismo siguió siendo la influencia más
fuerte en el cine húngaro, como sucedía en todas las nuevas olas euro­
peas. Lo que significa es que estas formas tradicionales fueron absor­
bidas por la moderna narrativa cinematográfica y por los paradigmas
visuales modernos más que ser mostradas directamente, como suce­
día con los rasgos etnográficos del primer neorrealismo. Esta tenden­
cia de asimilación de la cultura nacional por las formas cinematográ­
ficas modernas tiene su mejor ejemplo en los films de Miklós Jancsó.
Más adelante veremos cómo el moderno cine húngaro recibió la in­
fluencia del transfigurado neorrealismo de Antonioni y de la Nueva
Ola francesa más que del neorrealismo genuino, etnográfico de los Mildós Jancsó.

212
años 40, incluso teniendo en cuenta el resurgimiento periódico de la ticular como Das Kabinett des Dr. Caligari (Elgabinete del doctor Caligari,
tendencia etnográfica. 1919), en el caso del expresionismo alemán, o Les 400 coups (Los 400
Por otro lado, el cine húngaro ha tenido una tradición muy arrai­ golpes), en el de la Nueva Ola francesa. Ya que el cine es extremada­
gada de comedias populares y melodramas. Ambos géneros florecie­ mente vulnerable a los cambios sociopolíticos, los periodos de la his­
ron en los años 30 y 40 y produjeron algunas obras inmortales. Dados toria cinematográfica generalmente duran sólo de cinco a siete años.
los importantes cambios que tuvieron lugar en la estructura política y Normalmente es más fácil señalar el inicio de un periodo a partir del
social de Hungría después de la guerra, era muy difícil dar continui­ estreno de una obra importante que difiere significativamente del ca­
dad a estos géneros sin que sufrieran alteraciones, y después de 1948 non establecido. No obstante, en el caso de Hungría y Checoslova­
la doctrina cultural comunista los condenó como «vestigios del pasa­ quia, es el final del «periodo de los sesenta» el más fácilmente asocia-
do burgués», lo que significó que no se podían producir películas que ble a una fecha exacta, esto es, la invasión de Checoslovaquia por la
continuaran alguna de estas tradiciones. Sin embargo, la calidad pro­ Unión Soviética y sus países satélite en 1968. A este hecho hay que su­
fesional de la producción cinematográfica general en Hungría había mar en Hungría el inicio de una reforma económica que desencadenó
sido tan alta que, cuando se alzaron las barreras ante la producción de una fuerte reacción en contra por parte de los dirigentes conservado­
géneros populares tradicionales, buenos profesionales, guionistas, di­ res, que desembocó en una verdadera desilusión entre los intelectua­
rectores y actores estaban listos para consagrar su capacidad a la cine­ les y artistas después de 1968.
matografía popular. Aunque el cine húngaro de los sesenta es bien co­ El «comienzo de los sesenta» puede señalarse en el año 1961,
nocido por su producción artística, los géneros populares, principal­ cuando la producción cinematográfica alcanzó la cifra de veinte pelí­
mente comedias y películas de aventuras históricas, también tuvieron culas por año y Károly Makk finalizó el rodaje de la película más im­
una cierta presencia. No obstante, el cine popular siguió careciendo portante del periodo, Megszállottak [Los obsesos], que se estrenó en
completamente de importancia en este periodo, a pesar de la calidad enero de 1962. En cierto modo, Megszállottak [Los obsesos] fue una
de algunas comedias como A tizedes meg a tóbbiek [El cabo y los de­ verdadera introducción al periodo; contenía todos los elementos esti­
más] (Márton Keleti, 1965), A veréb is madár [El gorrión es también un lísticos y temáticos característicos de los films que le siguieron. El pro­
pájaro] (Gyórgy Hintsch, 1968) o Mici néni két élete [Las dos vidas de tagonista es un ingeniero —una de las profesiones preferidas de los films
tía Mici] (Frigyes Mamcserov, 1963). Las nuevas generaciones de ci­ de esta época— totalmente inmerso en su trabajo —su obsesión— y
neastas húngaros estaban ansiosas por crear el equivalente húngaro que lucha implacablemente por lo que cree correcto. Conoce a otro
del modernismo cinematográfico para expresar sus propios proble­ hombre de su clase y juntos intentan hacer algo que consideran bene­
mas, más que para incorporarse a una tradición que les habría aproxi­ ficioso para la agricultura pero que va contra las normas oficiales. Fi­
mado a una cultura, a una historia y a una forma de vida que desea­ nalmente, después de que incluso la policía haya venido a detenerles,
ban dejar atrás. El rechazo de los géneros populares y de la tradición aparece un policía militar y con su ayuda se llevará a cabo su proyec­
del cine húngaro popular fue casi el más importante común denomi­ to. Megszállottak [Los obsesos] es una mezcla de las convenciones de
nador de los jóvenes directores y de los burócratas de la cultura. los cincuenta y de los sesenta. La historia trata de la reforma agrícola,
uno de los temas principales de los films de los años 50. Pero aquí, el
obstáculo de la reforma no es un saboteador imperialista o un intelec­
Periodización tual reaccionario infiltrado entre los trabajadores, sino las autoridades
burocráticas que no eran flexibles ni suficientemente imaginativas
Aunque resulta casi imposible determinar el principio y el final como para apoyar una iniciativa individual. El héroe intelectual que
exactos de un periodo en historia del arte, los periodos históricos cine­ va en contra de las directrices oficiales mientras intenta organizar algo
matográficos se asocian a menudo con la aparición de un film en par­ por el bien de la sociedad es uno de los motivos principales dé la nue­

214 215
va era, a pesar de que el alto cargo político que al final llega de ningu­ films que se debían realizar bajo el control político de un director de
na parte y soluciona el conflicto es todavía una reminiscencia de los estudio designado por autoridades superiores. Sin embargo, las deci­
cincuenta. Aunque el argumento de la historia es una nueva tecnolo­ siones finales no las tomaban ellos, sino un funcionario del Ministe­
gía de riego y la lucha de los dos hombres por sus ideas, el desarrollo de rio de Cultura que era responsable políticamente de la producción ci­
su relación personal es el motivo más interesante de la película. El mis­ nematográfica húngara. La censura era más previa que a posterioñ. La
mo director se dio cuenta al final —como manifestó en una entrevis­ labor de los funcionarios políticos no era prohibir los films, sino más
ta— de que es la representación de la amistad de dos hombres la que bien impedir que los realizadores hicieran ciertas películas. La mayo­
hace el film vivo más que su programa ideológico. Esto era para él la ría de las veces la causa era un cambio político repentino en el origen
pmeba del poder del cine moderno sobre el cine de los viejos tiempos. de estos casos, como en el famoso film A tanú [El testigo] (1968). Las
Con ser muy importante, Megszállottak [Los obsesos] fue una obra normas implícitas de la censura eran enérgicas. Lo que se podía o no
única en su época, hasta que en 1963 se puede hablar del verdadero decir o mostrar variaba a veces diariamente, pero los principios bási­
Nuevo Cine Húngaro. Dos notables directores, de dos generaciones di­ cos estaban claros para todos. A menudo los directores pedían que la
ferentes, acabaron ese mismo año sus primeros trabajos importantes: persona que viniera al estudio debía saber ya qué frases no debía decir
Miklósjancsó realizó Oldás és hotés [Cantata] e István Gaál, de la gene­ un personaje. Sin embargo, a veces sucedía que las decisiones finales
ración más joven, realizó Sodrásban (Remolinos), estrenada en 1964. sobre un film se tomaban desde el máximo nivel político, es decir, en
Hay también un argumento extracinematográfico para distinguir ese el comité central del Partido Comunista. La censura funcionaba como
año concreto: se anunció una amnistía general en 1963 para miles de si se tratara de un complicado chalaneo entre directores y políticos de
personas que estaban encarceladas por su participación en la revolu­ distinto rango.
ción de 1956. Así, ése fue también el principio de una nueva era polí­ Algunos directores se consideraban cada vez más como una espe­
tica para la sociedad húngara. cie de funcionarios, y no sin razón. El prestigio intelectual del cine era
tan grande que la censura era más permisiva en el caso de los films que
en el de la literatura o en el de la publicación de trabajos de ciencias
Producción cinematográfica y censura sociales. El cine de los sesenta llegó a convertirse en el catalizador de
las discusiones públicas sobre problemas de historia, sociología y eco­
La producción cinematográfica húngara comenzó a aumentar en nomía. Estas discusiones cobraron forma en ensayos sobre películas y
1957, cuando se realizaron quince films frente a los ocho o diez anua­ en animadas discusiones en la universidad u otros cineclubs. La razón
les que se habían realizado durante los dos años precedentes. Pero fue que el gran prestigio cultural del cine coincidió con un proceso de
en 1961 se produjo un cambio significativo: el año en que la produc­ reforma política que comenzó en 1963 y culminó en 1968. Los reali­
ción alcanzó un volumen de veinte films por primera vez desde prin­ zadores se podían considerar como promotores de este proceso y sus
cipios de los años 40, y durante los veinticinco años siguientes se man­ films como argumentos para la necesidad de un cambio democrático.
tuvo prácticamente en el mismo nivel. La lucha con la censura representaba para ellos una lucha por conse­
El sistema de producción cinematográfica húngaro estaba por guir la reforma democrática.
completo en manos del estado. La productora principal, Mafilm El cine húngaro contaba, al mismo tiempo, con una entidad de
(Compañía Húngara de Producción Cinematográfica), fue fundada producción que podía eludir toda censura política. Era el estudio Béla
en los años 20 por Alexander Korda y nacionalizada en 1948. Fue Balázs, nombre de un teórico de la cinematografía húngara. Este estu­
reorganizada varias veces durante los años 50 y cobró su forma defini­ dio fue creado en 1960 como taller experimental para jóvenes realiza­
tiva, con la que continuó trabajando entre 1960 y 1963. Los directo­ dores graduados en la academia de cine. Recibía todos los años una
res estaban agrupados en cuatro «estudios» y decidían entre ellos los suma equivalente al presupuesto de un largometraje y, como era con­

216 217
siderado oficialmente como un estudio experimental (es decir, sus elección personal en situaciones históricas extremas. En los films de la
films no estaban destinados sistemáticamente a su estreno público), nueva generación los problemas del pasado y del presente adquirían
proporcionaba una oportunidad a los jóvenes realizadores de producir la forma de conflictos intergeneracionales, y el pasado aparecía en for­
un par de cortos y documentales de su propia elección libres de con­ ma de costumbres familiares, mientras que sus colegas de más edad
trol político. Aunque la vertiente política de esta libertad se utilizó veían este problema en términos de un antagonismo entre el indivi­
abundantemente sólo a partir de finales de los sesenta por la tercera ge­ duo y el poder político; el pasado cobraba la forma de toda la historia
neración de realizadores húngaros, el estudio se convirtió al principio de la nación. Los trabajos de los jóvenes realizadores iniciaban una
de esa década en un productor de cortos de gran prestigio. tendencia psicológica del cine húngaro moderno que abordaba dife­
rentes modos de vida y de problemas de relaciones personales; la gene­
ración anterior, por otro lado, iniciaba la tradición política del nuevo
G eneraciones cine húngaro. Ambas tendencias adquirieron la misma fama interna­
cional y el cine húngaro se identificó por los nombres pertenecientes a
A diferencia de la mayoría de los países europeos, no se asoció al ambas generaciones.
Nuevo Cine Húngaro con una generación en particular. Había dos
tendencias dominantes en el cine de los sesenta, y estas dos tendencias
estaban básicamente divididas entre dos generaciones diferentes de Influencias estilísticas
realizadores. Lo curioso es que algunos representantes importantes de
la generación anterior (Miklós Jancsó, András Kovács, Márta Mészá- Estilísticamente, el cine húngaro de este periodo fue relativamen­
ros, Péter Bacsó) realizaron sus primeros largometrajes prácticamente te homogéneo, especialmente al principio. No hubo tendencias mar­
al mismo tiempo que los de la generación más joven. Esta coinciden­ cadamente divergentes como en los setenta, y aunque el periodo se ca­
cia hace aún más evidentes las diferencias estilísticas y temáticas entre racterizó por la aparición de grandes obras individuales, a veces muy
las dos generaciones. diferentes las unas de las otras, pertenecían aún a la misma corriente
La diferencia más notable radica en sus respectivas relaciones con de los sesenta. Durante esta década el cine húngaro sufrió una lenta di­
la sociedad. Los representantes de la generación anterior tenían una re­ versificación estilística y temática que desembocó a principios de los
lación activa con dos hechos históricos de relevancia: la guerra y la setenta en una pluralidad de tendencias cinematográficas. A mediados
dictadura estalinista de finales de los cuarenta y principios de los cin­ y finales de los sesenta se pueden distinguir claramente dos tendencias
cuenta. La por entonces reciente historia de Hungría era parte de su según las influencias que el cine internacional ejerció sobre el cine
pasado personal, y todos los conflictos y dilemas morales eran tam­ húngaro. Por una parte, un estilo muy intelectual que se servía de un
bién parte de sus propias vidas. En consecuencia, los miembros de la ambiente urbano, siguiendo el modelo francés, y, por otra, una ten­
nueva generación veían la sociedad de los sesenta como algo a lo que dencia netamente folclórica que seguía el modelo neorrealista italia­
debían adaptarse, y no como algo susceptible de reformas o de cam­ no. En los primeros años de la década de los sesenta, sin embargo, la
bios; mientras que, para la generación anterior, representaba la crea­ principal influencia la ejerció el cine de Antonioni, que marcó las tres
ción de la que ellos de algún modo se sentían responsables. Por lo tan­ obras importantes realizadas de 1961 a 1963 —Megszállotak [Los
to, la principal diferencia entre los films de las dos generaciones era obsesos] de Károly Makk, Oldás es Kótés [Cantata] de Miklós Jancsó y
que mientras en las películas de los jóvenes realizadores los conflictos Remolinos de István Gaál. El mismo Jancsó admite que vio diez veces
sociales aparecían como problemas personales de los jóvenes en bus­ La notte (La noche, 1960) de Antonioni antes de realizar su Oldás e's
ca de su identidad y su lugar en la sociedad, en los films de la genera­ Kótés. Makk, Gaál y Jancsó utilizan abundantes tomas de la campiña
ción anterior los principales conflictos de la sociedad eran los de la húngara, empleando estas imágenes para la descripción psicológica de

218 219
pareció en Hungría el método de filmación en exteriores, al estilo del
cine documental del neorrealismo italiano, lo hizo en primer lugar en
la versión existencialista de Antonioni. Se dejó atrás la planificación
melodramática y socialmente consciente y su lugar fue ocupado por
historias de héroes errantes que no encuentran su sitio en la sociedad.
Así pues, la influencia directa de Antonioni fue duradera sólo en los
films de Jancsó, que la transformó a su manera, y el neorrealismo et­
nográfico resurgió más avanzada la década.
Otros films húngaros que seguían la tradición neorrealista resalta­
ron la atmósfera etnográfica del medio rural húngaro y el modo tradi­
cional de vida de sus gentes. No fueron sin embargo las condiciones
sociales, la pobreza o el subdesarrollo de esta vida el centro de interés
de estos films; preferían sugerir una cierta nostalgia por el estilo de vida
tradicional, ya que los directores sentían que estos valores desaparece­
rían como consecuencia de la radical transformación urbana de Hun­
gría. Uno de los elementos más frecuentes de los films de todo el pe­
riodo fue una cierta oposición entre la vida urbana y la vida y la gente
del campo tradicional —-Jancsó: OlsásésKótés [Cantata]; Gaál: Remoli­
nos; Pál Zolnay: Hogy szaladnak aják [El saco] (1967); Janós Herkso:
Diez mil soles (Ferenc Kósa, 1965).

sus personajes, un método iniciado por Antonioni a mediados de los


cincuenta. Los tres films muestran largos planos de personajes erran­
tes que sugieren una atmósfera de incertidumbre y desamparo. En el
film de Gaál incluso el elemento básico de la planificación es como el
de todos los grandes títulos de Antonioni de ese periodo: en el centro
se produce la desaparición de un personaje que era importante para
los demás. Las largas tomas en exteriores, los espacios vacíos y los fre­
cuentes movimientos de cámara son característicos de ese estilo. Ni
Jancsó ni Gaál usan demasiados diálogos ni basan sus historias en las
reacciones psicológicas de sus personajes. En el centro de las tres his­
torias hay una crisis personal que fuerza a aquéllos a afrontar sus pro­
pias vidas y les conduce a iniciar la búsqueda de un nuevo camino. El
sentimiento de vacío del pasado y la búsqueda de una nueva vida ser­
vían como base a estas historias cuyos modelos eran, principalmente,
La noche y Lawentura (La aventura, 1959) de Antonioni. Cuando rea­ La piedra Drizada (Sándor Sára, 1968).

220
bien de manera condensada, abstracta. Sin embargo, la película de Sára
fue realizada dentro de la tradición documental del neorrealismo.
El cine francés contemporáneo influyó bastante en el estilo de
otros nuevos films húngaros. Tenemos que mencionar a este respecto
a Truffaut, por un lado, y al cinema vérité, por otro. El estilo entrecor­
tado de montaje de la nueva ola francesa fue una revelación para los
jóvenes directores húngaros. Pronto se dieron cuenta de que la alteri-
dad de su estilo de vida se podía caracterizar mejor en el film a través
de nuevas asociaciones y por un montaje de ritmo inusual. Ésa fue
una de las principales novedades estilísticas de la nueva ola francesa, y
fue Truffaut quien utilizó estos recursos junto con una narrativa rela­
tivamente convencional, que mostraba de forma muy personal los di­
ferentes modos de vida de los jóvenes, como en Jules etjim (fulesy Jim,
1961) o en Tirez sur lepianiste (1960). La narrativa de Godard era dema­
siado excéntrica y demasiado impersonal como para ser fácilmente
adaptable en otro contexto cultural. (Sólo hay un auténtico seguidor
de Godard en Europa del Este: el yugoslavo Dusan Makavejev.) La in­
fluencia de Truffaut en el cine húngaro se refleja mejor en los prime­
ros films de István Szabó, Almodzások kora (La edad de las ilusio­
nes, 1964) y Apa (Padre, 1966). Ambos tratan de los conflictos de so­
cialización de los jóvenes y los problemas para encontrar sus propios
modos de vida. Los dos films están comentados por una voz en off,
una técnica usada frecuentemente en las películas francesas y húnga­
Padre (István Szabó, 1966). ras de la época. Con otras palabras, los cortes rápidos y el estilo de na­
rración irónico y elíptico son los principales signos de la influencia
Szevasz, Vera [Hola Vera] (1967); Ferenc Kósa: Tízezernap (Diez mil so­ francesa. En La edad de las ilusiones encontramos incluso una alusión
les, 1965); Gaál: Zóldár (Los verdes años, 1965). Parte de este interés era directa al cine de Truffaut: dos de los personajes van al cine a ver
de origen autobiográfico, es decir, algunos de los jóvenes directores te­ Los 400golpes.
nían orígenes campesinos, y para ellos el cambio de su estilo de vida fue El mayor impacto del cinema vérité comenzó a finales de la década.
un gran choque cultural; pero, por otro lado, intentaron también adap­ Una nueva generación de realizadores se graduó en la academia de
tar al cine moderno el estilo visual y narrativo del folclore húngaro. cine en 1969 y comenzó una serie «sociográfica» de documentales que
En esta tendencia folclórica hubo sobre todo dos films de gran éxi­ utilizaban elementos Acciónales junto a un metraje documental y re­
to: Diez milsoles, de Ferenc Kósa, y FeldobottKó (Lapiedra lanzada, 1969), portaje que incluía los comentarios del personaje sobre la realización
de Sándor Sára. Ferenc Kósa consiguió especialmete el éxito al crear un del film. Sin embargo, en 1966 András Kovács realizó un documental
estilo muy próximo al neorrealismo folclórico de István Szots, pero el de larga duración, Nehéz emberek [Gente difícil] que contenía ya todos
tono era mucho más subjetivo, y el uso de objetos populares y el len­ los elementos del cinéma vérité. Era un film de entrevistas con tres im­
guaje tradicional fue creado de manera muy consciente. Los elementos portantes inventores que tuvieron dificultades para que las autorida­
folclóricos se utilizaron en este film no de forma documental, sino más des húngaras aceptaran sus inventos. En este film Kovács utilizaba

222 223
una técnica mixta para mostrar sus vidas mientras los entrevistaba so­
bre su trabajo y sus ideas.
Curiosamente, a pesar de lo bien conocidos que eran en Hungría
el cine checo, el polaco y el ruso, los films húngaros importantes de
los sesenta no tenían estilísticamente demasiado en común con otros
cines del Este europeo. La corriente grotesca de la nueva ola checa
tuvo una influencia tardía en los films húngaros a principios de los se­
tenta, como si algunos realizadores intentaran continuar lo que sus co­
legas checos comenzaran seis o siete años antes y que habían sido
bruscamente obligados a interrumpir después de 1968.
En conjunto, no podemos hablar de un único estilo genuino hún­
garo en los sesenta (como sí había un estilo característico nacional en
Checoslovaquia) pero, en la mayoría de los casos importantes, los di­
rectores húngaros adaptaron con éxito ciertas corrientes internaciona­
les y traspusieron las técnicas innovadoras del cine modernista en un
contexto cultural húngaro. El que más éxito tuvo y el más original de
ellos fue Miklós Jancsó, que creó una versión nacional extraordinaria
del cine existencialista iniciado por Antonioni.
Los desesperados (Miklós Jancsó, 1965).
M údelos hegemónicos zación se desarrolla por completo. Jancsó utilizó con éxito los trajes
tradicionales y el paisaje de la llanura húngara como motivos de su es­
Podemos distinguir cuatro grupos principales de films húngaros tilo abstracto. En su film no hay sujetos, sino objetos; la autonomía
en este periodo. Los realizados en una dimensión «sociohistórica» for­ de un personaje es sólo aparente y sólo existe durante un tiempo limi­
maron dos grupos, dependiendo de si se servían del elemento folcló­ tado, es decir, hasta que otro personaje le convierte en objeto de su ac­
rico como una característica dominante de su forma o se basaban en ción, y así sucesivamente. Los conflictos no son entre individuos, sino
la oposición de las formas de vida urbana y rural tradicional, o simple­ entre puntos estructurales de una situación y, por lo tanto, incluso
mente localizaban sus historias en un ambiente rural o de si utilizaban pueden permutar los puestos varias veces durante el desarrollo de la
un estilo bastante intelectual donde el elemento folclórico carecía de historia: un opresor se convierte en oprimido, un perseguidor en per­
relevancia. seguido y viceversa. La identidad de un personaje se determina según
Los films de la dimensión «sociohistórica» seleccionaban sus his­ la postura que toma en una situación. El film de Jancsó estaba desti­
torias principalmente del pasado de Hungría para representar ciertos nado a ser un modelo del mecanismo de cómo el poder político des­
conflictos de elección moral del individuo que se enfrenta al poder poja a la gente de su autonomía e identidad para convertirlos en súb­
político. Los dos films más importantes y representativos de este tipo ditos obedientes. Su estilo sirve perfectamente a sus intenciones. El
son Szegénylegények (Los desesperados, 1965) de Miklós Jancsó, y Hideg film tiene muy pocos diálogos, y éstos consisten básicamente en dar
napok (Díasfríos, 1966) de András Kovács. El film de Jancsó represen­ órdenes. El mayor énfasis está en el movimiento de los personajes. El
ta la versión «folclórica» y el de Kovács el estilo «intelectual». Los deses­ espacio fílmico se divide en dos dimensiones: el «espacio interiop> y el
perados es el primer film de Jancsó donde su peculiar método de reali- «espacio exteriop>. Los personajes se mueven constantemente dentro

224 225
uso de planos largos y los complicados movimientos de cámara que
Antonioni puso de moda. Su auténtica originalidad radica en que se
dio cuenta y desarrolló una versión de modernismo cinematográfico
que quizá sólo en la periferia de Europa fue evidente. No es casuali­
dad que el otro seguidor de Antonioni —o quizá el seguidor de Janc­
só— sea el director griego Angelopoulos. Sólo en la sombra de las dic­
taduras alguien podía percibir el significado de una forma que permi­
te que la narrativa se disuelva en el espacio, y donde los principales
significantes del film son los movimientos silenciosos y la modifica­
ción constante de la segmentación del espacio, no los diálogos ni las
relaciones psicológicas. En un país donde no es posible crear una for­
ma de narración radical a causa de la censura, las formas que son ca­
paces de expresarse sin palabras son muy importantes. Fue Antonioni
el que creó esa forma y Jancsó la desarrolló prácticamente en el único
radicalismo cinematográfico del Este europeo que no se basaba ni en
una mitología nacional ni en la ironía.
El film de Kovács, Díasfríos, es completamente diferente, aunque
su historia también se localiza en una prisión. Cuatro soldados hún­
Díasfríos (András Kovács, 1966). garos esperan su sentencia en la celda de una prisión en 1946. Los cua­
tro, de una forma u otra, habían tomado parte en las atrocidades acae­
y fuera de la prisión de acuerdo con sus puestos: perseguidor, prisio­ cidas en Vojvodina en el año 1942 (en aquella época, parte meridional
nero, soplón, asesino, víctima, etc. Se usan muy pocos objetos para ca­ de Hungría), durante los cuales cientos de civiles serbios y judíos fue­
racterizar el espacio: las paredes blancas de la prisión y algunos árbo­ ron bmtalmente asesinados por soldados húngaros como represalia a
les de la infinita llanura húngara. El espacio mismo queda circunscrito los ataques de los partisanos yugoslavos. Los prisioneros recuerdan los
por la coreografía que componen los movimientos de los personajes. hechos de esos días: todos intentan probar su inocencia. Paso a paso,
Jancsó utiliza este estilo sumamente abstracto en todos los films que si­ queda claro que incluso si ellos no hubieran sido responsables direc­
guieron a Los desesperados. CsiUagosok, katonák [Rojos y blancos] (1967), tamente de los hechos, todos podían haber hecho algo para salvar a al­
Csend e's kiáltás [Silencio y clamor] (1968) y Fényes szelek [Vientos gunos de aquellos civiles. Esto se convierte en una cruel revelación al
brillantes] (1968) forman una serie de films que representan distintos final de la conversación cuando uno de ellos se da cuenta de que su
aspectos del mecanismo de la opresión política de la misma manera propia esposa, que había desaparecido durante el toque de queda de
abstracta que en Los desesperados. El concepto es el mismo en todas esos días, en realidad había sido víctima de las ejecuciones. Estilística­
partes: revolución y contrarrevolución, opresión y liberación, liberalis­ mente, este film es lo opuesto a Los desesperados. Su nítido argumento
mo y dictadura son nociones que no están vinculadas a personas ni a dramático se basa en la estrecha interacción de unos personajes com­
ideologías. El oprimido en una situación puede ser el opresor en otra, pletamente caracterizados desde el punto de vista psicológico. Mien­
la liberación de un lado puede ser opresión de otro, una revolución se tras que en su film Jancsó usa tomas de larga duración, montaje so­
convierte fácilmente en una contrarrevolución. Lo que permanece brio y una estmctura narrativa lineal, el de Kovács está lleno de diálo­
igual es el mecanismo humillante de opresión del poder político. La gos, usa planos cortos, montaje complejo y un estilo de narración en
importancia de Jancsó en la historia del cine va mucho más allá del flash back.

226 II ' 227


La mayoría de las historias de las películas realizadas en los sesen­ una familia campesina húngara. La película de Kósa muestra escenas
ta se sirvieron de una dimensión personal, subjetiva. Y, como ya he­ de la historia y de la lucha por la supervivencia de una familia del cam­
mos dicho, estas películas fueron obra sobre todo de la generación pesinado pobre desde los años 30 a los 60. Evoca los hitos de la histo­
más joven de directores húngaros. Algunas prestan también una di­ ria de Hungría describiendo los cambios que experimenta la relación
mensión histórica a sus guiones, pero no para representar una situa­ entre los habitantes del pueblo. El miembro más joven de la familia,
ción moral abstracta, sino para mostrar la historia real de una persona el narrador de la historia, quiere superar los conflictos personales de la
o la tradición de una familia. La preocupación principal de estos auto­ generación anterior y trata de comenzar una vida congruente con la
res era reflejar los conflictos de su edad adulta: responsabilidad perso­ nueva situación histórica y social. Al final de la película vemos al hé­
nal y autonomía, conflictos con la generación anterior (Szabó: Padre, roe en Francia, en la orilla del mar, lo que simboliza su perspectiva
La edad de las ilusiones; Gaál: Remolinos), o vínculos con las raíces fami­ universal, contrapuesta al universo local, provincial, de sus padres.
liares (Jancsó: OldásésKótes [Cantata]; Szabó: Padre-, Pál Zolnay: Hogy Cuando habla con su padre, sin embargo, deja claro que nunca olvi­
szaladnak aják [El saco]; Kósa: Diez mil soles', Gaál: Los verdes años). da de dónde procede, aun cuando su vida e ideales sean completa­
En este grupo las dos películas más importantes son Padre, de Ist- mente diferentes a los de sus tradiciones familiares. Lo que él represen­
ván Szabó, y su contrapartida folclórica Diez mil soles, de Ferenc Kósa. ta es la historia que, desde esas tradiciones, llega a una visión moder­
Padre es la confesión subjetiva de las fantasías de una persona sobre su na de la personalidad autónoma.
padre, muerto durante la guerra. El protagonista era un niño cuando
su padre murió, y ha crecido sin un modelo del que pueda sentirse or­
gulloso, por lo que trata de inventar uno cuyas acciones valientes y he­ El final de los sesenta
roicas le sirvan como tal. Necesita un padre-imagen para llegar a ser un
verdadero adulto, pero al final se da cuenta de que es su dependencia La actitud de los cineastas húngaros cambió radicalmente después
de esa imagen paterna lo que le impide llegar a ser una personalidad de 1968, y las películas de 1969 ya evidencian una intensa desilusión
totalmente independiente, autónoma. Tiene que librarse de sus fanta­ y una marcada desconfianza hacia el poder político y las instituciones
sías mitológicas porque su vida se justifica no por lo acaecido en el pa­ sociales. Películas como Ismeri a Szandi Manditf [¿Conoce usted a
sado ni por los actos de otros, sino por lo que pueda hacer con ella. Szandi Mandit?] (1969), de Lívia Gyarmathy, y Sziget a szárazfóldon
La película hace gala de un estilo subjetivo e irónico que recuerda ine­ [Una isla en la tierra] (1969), de Judit Elek, pusieron de manifiesto que
quívocamente a Truffaut. Sin embargo, no se trata de una imitación la vida privada de personas ordinarias sin grandes problemas morales
servil del director francés, dado que la historia revela las peculiarida­ ni conflictos con poderes mil veces más importantes que ellos se había
des del destino de una típica familia judía húngara. A su modo, Padre convertido en el nuevo referente temático del cine húngaro. Los perso­
incorpora también un mensaje político indirecto en tanto en cuanto najes de estas películas no buscaban la posibilidad de acciones social­
las relaciones paternalistas y la dependencia de la imagen mitológica mente relevantes, sino que trataban de esconderse de la sociedad en
del líder es un rasgo característico del estalinismo y de todos los siste­ busca de un refugio donde les dejaran en paz. Las películas que se ocu­
mas políticos dictatoriales. paban de asuntos sociales también se hicieron pesimistas. Szemüvegesek
El estilo de Diez mil soles es tan diferente del estilo de Padre como (1969), de Sándor Simó, muestra a diversos intelectuales jóvenes que
Díasfríos es diferente de Los desesperados. Diez mil soles representa un tropiezan con obstáculos en todos los aspectos de sus vidas y, aunque
producto típico de la versión folclórica del tema personal en los sesen­ declaran su optimismo, la película misma lo desmiente.
ta. Los elementos folclóricos, sin embargo, son mucho más concretos El principio de una nueva era quedó simbólicamente señalado
y abundantes que en Los desesperados. Kósa no se sirve de ellos como por un acto de censura relativamente inusual: la película A tanú [El
motivos simbólicos sino como elementos del ambiente concreto de testigo] de Péter Bacsó no recibió el permiso de estreno, lo que para

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largometrajes no ocurría desde 1956 (fecha en que se prohibió A kese- buscar métodos para salvarlos. Ello generó un pluralismo estilístico y
ru igazsag [La amarga verdad], de Zoltán Várkonyi, el film húngaro temático y propició estilos individuales que no tenían sitio en la rela­
prohibido durante un periodo más largo, treinta años), porque duran­ tiva unidad del cine de los sesenta. Así, Zoltán Huszárik rodó su pri­
te los años 60 sí fueron prohibidos diversos documentales. La pelícu­ mer largometraje Szindbad [Simbad] con un estilo personal y sin pre­
la de Bacsó era una sátira del estalinismo que ponía en ridículo los ri­ cedentes (1970), aunque pertenecía a la generación de Szabó y realizó
tuales y la política de los primeros cincuenta mediante una historia varios cortometrajes en los sesenta que le granjearon reputación inter­
sobre un juicio prefabricado, expediente del que se sirvieron los esta- nacional (el más importante Elégia, del año 1965).
linistas de línea dura para librarse de sus rivales. La película trata del Este cambio dio a la crítica la impresión de que el cine húngaro
guarda de una presa que se ve envuelto en un asunto que le exige tes­ atravesaba una crisis, y sin embargo era sólo la reacción natural a una
tificar contra un antiguo amigo. Como no desempeña correctamente era cultural que terminaba en toda Europa.
su parte, se le sentencia también a muerte, pero el verdugo no compa­
rece a la ejecución: las autoridades se olvidaron de comunicarle al
convicto que se le había indultado. Al final lo vemos caminar por las
tranquilas calles de Budapest y encontrarse con el alto jefe político
que le había hecho testificar en el juicio donde se le sentenció a muer­
te, convertido ahora en un ciudadano normal. Los censores querían
un final optimista para la película, aunque terminaron por prohibirla
de todos modos. Era una sátira áspera de los métodos de la dictadura
comunista y muchos sintieron que las alusiones de la película eran vá­
lidas no sólo para «aquellos días». La prohibición de la película le
granjeó un éxito increíble durante los diez años siguientes según au­
mentaba el número de quienes la conocían y la habían visto en pro­
yecciones privadas. A tanú [El testigo] se estrenó finalmente en 1979,
bajo un estricto control policíaco. Algunas de las irónicas frases de la
película llegaron a ser de uso común en la vida cotidiana, hasta el pun­
to de que recientemente un partido político ha escogido uno de sus
detalles como símbolo (el «naranja húngaro» de la Alianza de Jóvenes
Demócratas). El caso de A tanú mostró en última instancia los límites
políticos dentro de los cuales el poder comunista toleraba la crítica. La
sátira política, como pusieron de manifiesto otros casos durante los
años 70 y 80, estaba sin duda más allá de dichos límites. La actitud po­
lítica de las películas de los sesenta queda simbolizada en el film de
András Kovács Los muros, que los críticos calificaron de «ensayo sobre
el cine». Era una película de diálogos que trataba del problema de has­
ta dónde se puede llegar contra el poder oficial y en favor de una cau­
sa sin componendas. La conclusión era que si hay muros frente a no­
sotros no debemos permitir que nos detengan. Desde 1969 eran más
y más las películas húngaras dispuestas a no respetar estos muros y a

230 231
SEGUNDA PARTE

EST A D O S U N ID O S , A SIA Y Á F R IC A
El cine artístico y narrativo americano
(1949-1979)
R ay C arney

El dato más importante que el lector europeo ha de tener siempre


en mente es simplemente el hecho de que en América no existe nin­
guna tradición de cine artístico y narrativo comparable a la que existe
en Italia, Francia, Alemania o España. Para todos, menos para un pu­
ñado de críticos y de espectadores, el cine narrativo es Hollywood. De
hecho, los grandes estudios y distribuidores han logrado definir el cine
narrativo según sus propios términos. Entre los publicistas de los estu­
dios (quienes llenarían cualquier espacio disponible en televisión y ra­
dio y cada milímetro en periódicos y revistas para anunciar su «pro­
ducto») y los críticos de los medios de comunicación (cuyas batallas
por las audiencias y los lectores les anima a reseñar solamente aquello
en lo que una audiencia lo más amplia posible ya esté interesada de
antemano, resultado de la saturación provocada por las campañas
publicitarias de los estrenos más comerciales), no existe espacio ni
periodístico ni imaginativo para las alternativas a la producción holly-
woodiense.
Podría pensarse que es precisamente en este punto donde los crí­
ticos deberían de actuar, guiando a los auditorios hacia valores más al­
tos y más duraderos en el tiempo. De cualquier modo, la triste reali-

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dad es que muy pocos críticos se atreven a desafiar las tendencias en Hilton Kramer y en revistas de opinión serias como Partisan Review,
las taquillas por miedo a alejarse demasiado de su audiencia. La res­ Commentary, The New Criterion, Tikkun y Raritan. Desafortunadamen­
puesta de Pauline Kael a una pregunta en una conversación privada te, ninguno de estos escritores o revistas, ni cualquier otro equivalen­
puede servir como resumen para mostramos de qué manera tan co­ te a ellos, ha estado a la altura para abanderar la causa del cine artísti­
mercial el perro crítico de América menea el rabo (y es tanto más re­ co americano. Cabe preguntarse las razones para ello. Una parte de la
presentativo en cuanto que Kael está reconocida como una de las crí­ dejadez es achacable a un esnobismo entre los círculos artísticos que
ticas con «más voz» de América). Al ser preguntada por las razones aún miran por encima del hombro al mundo del cine, que consideran
por las que, en más de veinte años de reseñas para The New Yorker, nun­ que se encuentra en una situación poco privilegiada en comparación
ca había discutido ni un sólo film de Andrei Tarkovski, o ni siquiera con el «arte real» como la ópera, el ballet, la literatura, la pintura y la
mencionado el trabajo de un anfitrión de importantes realizadores de música. Simplemente, el cine aún no ha existido el tiempo suficiente
cine artístico americano, respondió casi a gritos: «¿Usted cree que mis para establecer sus credenciales artísticas en las mentes de estos críti­
lectores van a ver películas de ese tipo? No están interesados en esa cos intelectuales, quedando consecuentemente relegado al mismo
clase de películas», como si esto lo explicara todo. Cuando los críticos gueto crítico donde quedan reducidas otras expresiones artísticas de
confían en valores establecidos por el mercado para justificar sus pos­ menor importancia (vídeos musicales, programas de televisión, obras
turas, es obvio que el triunfo del mercado es más o menos completo. de Broadway, campañas publicitarias y moda). Pero si bien estos pen­
Entre paréntesis añadiría que ni siquiera el concepto que estoy in­ sadores patrocinan el cine en general, está claro que es el cine ameri­
vocando —un cine artístico y narrativo independiente— está libre de cano el que mayor desprecio ha de tolerar (ésta es la razón por la que,
una degradación comercial. Siguiendo con un proceso que se inició a salvo en las raras excepciones en las que se parte de la base de la respe­
finales de los años 60 y principios de los 70, y que se completó alrede­ tabilidad del cine como arte, invariablemente los films están pensados
dor de 1985, el concepto se fue transformando desde un término lle­ para la exportación y no se consideran como productos nacionales).
no de connotaciones identificativas de un grupúsculo de trabajo cru­ La explicación irónica estriba en que estos escritores intelectuales se
cialmente importante que existía como alternativa al cine mayoritario, encuentran (aunque inconscientemente) bajo el yugo de los publicis­
a un eslógan publicitario utilizado para promocionar películas de ocio tas de las distribuidoras y de los críticos que cubren los grandes mer­
de elevados presupuestos. Después de medidados de los ochenta, este cados al igual que lo está el espectador medio. Los profesionales del
término fue utilizado para describir las producciones millonadas de fi­ marketing que representan a los grandes estudios y distribuidores han
guras como David Putnam, Oliver Stone, Paul Mazursky y Sidney Lu- conseguido convencer incluso a gente como Irving Howes y Hilton
met. El concepto ha sido vaciado de sentido hasta tal extremo que, Kramer de que su definición del cine americano es la única definición
cuando Robert Wise se describía como un «realizador independiente» que existe. Obsérvese que aun cuando intelectuales inconformistas
en un reciente simposio del Sundance Institute sobre el tema, nadie se como Stanley Cavell, Frederick Jameson y Morris Dickstein proponen
rió, y sólo una persona entre la audiencia (Stan Brakhage) cuestionó interpretaciones artísticas serias de las películas americanas, invariable­
abiertamente la aplicabilidad del término al director de West Side Story mente sacan sus ejemplos de las grandes producciones. Incluso ellos
y de Star Trek-La Película. no están al día de las alternativas a los grandes estrenos de los distri­
De cualquier modo, no es necesario recordar que no todos los crí­ buidores.
ticos americanos están comprometidos comercialmente. Incluso, en Cabría pensar que los programas cinematográficos universitarios y
una cultura tan dominada por el mercado, afortunadamente todavía las revistas especializadas podrían mostramos una visión más exaltada
existen algunos escritores y publicaciones que funcionan prácticamen­ del cine artístico pero (por una serie de razones en las que no voy a en­
te al margen de consideraciones comerciales. Pienso en figuras de la ta­ trar por falta de espacio físico para ello), los círculos críticos america­
lla de Irving Howes, Saúl Bellow, William Phillips, Richard Poirier o nos consideran el arte en sí mismo un concepto sucio surgido en los

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círculos eruditos. La crítica cinematográfica norteamericana de los úl­ bajos realizados por realizadores de cine europeos como Fellini, Anto-
timos veinte años favoreció un acercamiento implícitamente socioló­ nioni, Resnais y Godard, incluso los directores independientes ameri­
gico que consideraba las películas o bien como formas de cultura pop canos con una experiencia formal en el cine, tuvieron poca o ninguna
y de entretenimiento, o bien como documentos ideológicos o socio­ oportunidad de verse confrontados con otros realizadores de cine ar­
lógicos —en un proceso que inadvertidamente refuerza la patrocina- tístico americano.
zión del cine como un arte no completamente reconocido, confir­ Existieron dos importantes influencias sobre la primera genera­
mando la estrechez de miras en los juicios de aquellos que, en primer ción de realizadores de cine independiente americano: la fotografía en
lugar, no le conceden importancia. A pesar de que, mientras escribo televisión y en revistas de actualidad norteamericana, y el trabajo ci­
estas líneas, apenas pueda creérmelo, no existe, de hecho, ningún pro­ nematográfico de los neorrealistas italianos. Durante el final de los
grama universitario y ninguna revista de cine norteamericana que de­ años 40 y 50, las creaciones más populares de la posguerra fueron re­
fienda la posición del cine como un arte, o que consistentemente se vistas como Life y Look, demostrando que los pequeños dramas en la
dedique a la apreciación del trabajo de los realizadores de cine del más existencia diaria de individuos normales, tal y como queda plasmado
alto calibre artístico. por la fotografía «congelada» sin poses (factible gracias a un equipa­
Cuando añadimos a estas observaciones la casi completa falta de miento fotográfico más ligero de peso y a un material más rápido) po­
ayuda financiera que recibe el cine artístico norteamericano de fuen­ día ser un fascinante material narrativo. Por coincidencia, aproximada­
tes gubernamentales o institucionales como agencias, museos o archi­ mente en aquella época estaban llegando las primeras obras maestras
vos, y se tiene en cuenta la terrorífica economía en la distribución de del neorrealismo italiano a los cines de repertorio en versión subtitu­
cine y publicidad en general (economías tanto más desalentadoras lada. Sciuscià (El limpiabotas, 1946), Ladri di biciclete (Ladrón de bicicle­
para los realizadores de cine artístico americano no solamente a causa tas, 1948), Umberto D (1951), La Terra Trema (1948) y Germania, anno
de la separación geográfica del país, sino además por el hecho de que zero, (1948), constituyeron la prueba de que el realizador de cine po­
su trabajo ha de competir por la atención de los exhibidores, críticos día imitar al periodista gráfico con su Leica, dejando el estudio atrás y
y audiencias contra los estrenos que disponen de presupuestos publi­ aventurándose a las calles y a los apartamentos, para retratar lo que los
citarios que se elevan a cientos de miles, frecuentemente millones de estudios de Hollywood se habían dejado en el tintero.
dólares), podemos comprender que a la mayoría de los espectadores Además, los neorrealistas demostraron las posibilidades de un per­
(y críticos) se les escapa un extraordinario volumen de cine narrativo dedor, centrándose en menor medida en el estilo narrativo y fotográ­
surgido independientemente del sistema de producción y distribu­ fico al modo de Hollywood. Mientras que aquí se rodaba sistemática­
ción a gran escala. mente cerrando el plano y se utilizaba la luz y el encuadre para cen­
La razón de la importancia de este boceto reside en que es crucial trar la atención en un punto dentro del mismo, los neorrealistas
comprender que durante los primeros treinta años de su existencia (y, abrieron el espacio del encuadre, haciendo los límites más permeables
en cierta medida, hasta hoy en día), el cine narrativo americano estuvo al tratar los planos como lo que Bazin llegó a denominar una «venta­
constituido por individuos que trabajaron solos, casi completamente na» hacia una realidad mayor que la toma y la sobrepasaba. En parti­
desvinculados no solamente de los logros de la anterior generación de cular, en el trabajo de De Sica, las distracciones emocionales, incursio­
cine narrativo americano, sino también del trabajo cinematográfico nes y excentricidades no se eliminaron de la pantalla, sino que perma­
de los realizadores de cine contemporáneo. He entablado conversa­ necieron dentro de ella.
ciones con casi todos los realizadores de cine que voy a mencionar, y Más allá de la importancia del hecho de que un movimiento cine­
un número sorprendente de ellos admite desconocer el trabajo de los matográfico opositor al vaivén imaginativo de los estudios y dé las es­
otros. Al ser los únicos ejemplos de cine artístico exhibido en las pan­ trellas habría de surgir a más de cuatro mil kilómetros de distancia de
tallas de las universidades norteamericanas en los años 60, 70 y 80 tra­ Hollywood, fue el hecho de que en Nueva York se sintieran a finales

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de los años 40 y principios de los 50 de una manera más poderosa las los retratos de niños y de jóvenes amantes, hasta las dramatizaciones
entrelazadas influencias del neorrealismo y del periodismo gráfico. de la situación de jóvenes artistas vencidos y jóvenes adultos vagando
A causa del trasfondo étnico de la población, ya que muchos norteame­ por las calles intentando decidir quiénes son).
ricanos eran europeos en primera, segunda o tercera generación, la Por razones de prioridad, Sidney Meyers merece ser considerado
cultura neoyorquina ha mantenido históricamente un contacto mu­ como el padre del cine independiente americano —a pesar de que su
cho más estrecho con el Viejo Continente y ha sido mucho más recep­ trabajo no es de gran interés artístico. Meyers comenzó como realiza­
tiva a los movimientos en el arte y en el cine europeo que cualquiera dor de documentales a comienzos de los años 40, pasando al cine in­
de las restantes ciudades de los Estados Unidos. La consecuencia fue dependiente de ficción en 1949 con The Quiet One, un film que narra
que Nueva York soportó (y aún hoy soporta) el mayor número de sa­ la odisea de un chaval de color en su recorrido por Nueva York y por
las de cine que proyectaban el trabajo de directores no pertencientes los barrios más pobres de Nueva Jersey. Por motivos tanto financieros
al círculo de Hollywood (incluyendo a los neorrealistas italianos) en como técnicos, Meyers utilizó una narración con voz en off (escrita
América. Y aún más importante, ha sido y todavía es el centro de pu­ por Helen Levitt y leída por James Agee), reservándose la utilización
blicación y de emisión de la mayoría de los reportajes de noticias «du­ del sonido sincronizado únicamente para algunos encuentros parti­
ras» en Estados Unidos (tanto en televisión como en revistas). El resul­ cularmente dramáticos. The Quiet One no es una gran obra de arte. La
tado es que fotógrafos y escritores estadounidenses han estado tradi­ historia de Meyer es, desde el punto de vista moral, demasiado sim­
cionalmente más comprometidos con los grandes temas sociales del plista. Su fotografía cede el paso a un simbolismo torpe. La narra­
día que los periodistas en cualquier otra ciudad norteamericana. (Los ción de Levitt es sentimental. De cualquier manera, incluso teniendo
Ángeles, a diferencia, ha sido el hogar tradicional de la fotografía de en cuenta estos defectos, es innegable que algunos momentos aisla­
moda y de glamour, y de los reportajes de celebridades y de «noticias dos dentro del film escapan a la tendenciosidad estructural y nos
blandas»). La consecuencia fue no solamente que aquellos realizado­ ofrecen perspectivas maravillosas y fugaces de vidas y maneras de vi­
res de cine americano que impulsaron el movimiento de la narrativa vir que nunca se hubieran incluido en ninguna película enlatada en
independiente americana tuvieron la oportunidad de entrar en con­ un estudio.
tacto con el trabajo de los neorrealistas, sino que estaban motivados Es con la obra del segundo realizador de cine neoyorquino, el fo­
por un sentimiento similar de injusticia social. Cuando la primera ge­ tógrafo de bodegones Morris Engel, como la narrativa independiente
neración de independientes neoyorquinos llevaron sus cámaras a las americana llega a su madurez artística. Con la colaboración de su mu­
calles de la ciudad, también acarrearon sus consecuencias. Se rebela­ jer, Ruth Orkin (asimismo una galardonada fotógrafa de bodegones),
ron conscientemente contra los prototipos de Hollywood del gla­ Engel creó tres hermosas películas a medidados de los años 50: The
mour y de la belleza, llamando la atención de los espectadores sobre Little Fugitive (1953), Lovers and Lollipops (1955) y Wedding and Babies
las figuras pobres y oprimidas, alejándose de las producciones de (1958). Aunque cada película cuenta con un diferente grupo de perso­
Hollywood y centrándose en los ambientes, los sonidos y el jaleo de najes y situaciones, juntas conforman una trilogía lejanamente interre-
las calles y vecindades de Nueva York. lacionada que incluye a niños y a jóvenes amantes. En el tono y en el
Pero más que estar interesados en los estados de vulnerabilidad so­ modo, los films de Engel son diametralmente opuestos a The Quiet
cial, estos realizadores deseaban captar estados de vulnerabilidad ima­ One de Meyers: mientras que Meyers está aleccionando a los especta­
ginativa. Sus trabajos muestran una especial ternura por todas las for­ dores e intentando manipular sus sentimientos, la belleza de la obra
mas de debilidad o de falta de poder: no solamente centrándose en las de Engel estriba precisamente en su delicadeza y en su rechazo de una
partes más vulnerables de la sociedad norteamericana (la situación de excesiva simplificación de los sentimientos para alcanzar un punto
la gente de color, los indigentes, borrachos y drogadictos), sino en una melodramático; mientras que Meyers utiliza los acontecimientos na­
variedad de marginalidad imaginativa y susceptibilidad (que va desde rrativos para sobredefinir y sobredeterminar sus entrincados significa-

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dos, la fuerza de la obra de Engel reside en su aparente trabajo al azar,
inconexión y desorden organizativo —lecciones narrativas y escénicas
indudablemente aprendidas de los neorrealistas.
Las tres películas de Engel cuentan con una narración anecdótica
y sorpresiva, en las que el espectador sigue a un pequeño grupo de per­
sonajes a través de una serie de encuentros faltos de énfasis e imprede-
cibles. En The Little Fugitive, por ejemplo, podemos contemplar en un
primer plano a un chaval de cinco o seis años llamado Joey jugando
con sus amigos y después corriendo hacia Coney Island (cuando le ha­
cen una jugada haciéndole creer que ha matado a uno de ellos con
una pistola de juguete). La broma que los otros crios le gastan a Joey
es realmente sólo un recurso narrativo que permite a Engel seguir al
chaval en sus paseos por un parque de atracciones, mostrando sonidos
y lugares. El film «no va a ninguna parte», excepto para ir a donde va
Joey—siguiéndole cuando juega al béisbol en las calles, o cuando
monta en el tren en dirección al parque, cuando compra comida en
un tenderete, cuando se queda observando a los amantes abrazarse en
el paseo de la playa, o bien cuando se detiene regocijándose ante la
vista de un pony y pasea a la orilla del mar. Al igual que en Ladrón de
bicicletas, la narración es deliberadamente episódica, ligeramente inco­
nexa, elíptica, sin sentido. O quizás sería más exacto decir que preci­
samente la falta de sentido (en el sentido hollywoodiense) es su senti­
do. Engel desea crear espacios vacíos en las rupturas que separan las
acciones narrativas, para hacer surgir entre el sinsentido y la confusión
las pequeñas sensaciones vitales.
En Lovers and Lollipops y Weddings and Babies, Engel sigue a dos pa­
rejas jóvenes a lo largo de una similar serie de encuentros episódicos
mientras visitan Manhattan, decoran sus apartamentos y deliberan du­
bitativamente sobre si desean adquirir el compromiso de atar el nudo
sentimental con su pareja. La genialidad de Engels reside en su intui­
ción por los detalles significativos pero discretos, su extraordinario
sentido narrativo, su habilidad en la presentación de viñetas delicada­
mente semicómicas no enteramente carentes de sentido (a pesar de
que podría dar esa primera impresión), pero que nos permiten cono­
cer a un pequeño número de personajes con un sorprendente grado
de intimidad. Precisamente porque libera a sus películas de la argu­
mentación melodramática de Hollywood, los pequeños detalles do­
mésticos (como por ejemplo, la manera en que una madre lava el ca- Wedding and Babies (Morris Engel, 1958).

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bello a su hija, o la mujer que pone la mesa para la cena) adquieren Desde el trabajo de Rogosin, pasando por la obra de Cassavetes en
una delicada riqueza de significado. La predilección de Engels por los Shadows y Husbands, hasta el trabajo de Shirley Clarke en Portrait ofJa-
niños y los amantes, la pequeña escala de sus producciones y la deli­ son (1967), o de Robert Kramer en Ice y Milestones, o de Rob Nilsson
cadeza semicómica de su tono anticipa los primeros trabajos de los en Signal Seven, la mezcla de actores y no actores, y la combinación de
realizadores de cine franceses de la Nouvelle Vague. En una entrevista momentos «congelados» y de momentos planificados se convertiría
concedida por Truffaut a The New Yorker durante su visita a Nueva en una de las características del cine independiente americano. Cassa­
York en 1960, el realizador francés se expresaba de esta manera tan ex­ vetes me contó que conocía y que admiraba enormemente el trabajo
plícita sobre la influencia de Engel: «La Nouvelle Vague nunca habría de Rogosin, y de hecho empleó una técnica dramática similar cinco
podido ver la luz del día si no hubiera sido por el joven americano años después en su A Child is Waiting (Angeles sin paraíso, 1963), reu­
Morris Engel, quien nos mostró el camino hacia la producción inde­ niendo a un grupo de niños retrasados mentales con un actor que in­
pendiente con su maravilloso film The Little Fugitive (exhibida en el terpretaba el papel de niño disminuido. Su obra Husbands contiene
Festival de Cine de Venecia).» Es significativo para poder explicar la también una escena entre alcohólicos parcialmente improvisada simi­
negligencia de este realizador de cine independiente, que la cuarta pe­ lar a una escena incluida en el film de Rogosin.
lícula de Engel, I Need a Ride to California (rodada en color en 35 mm La grandeza del film de Rogosin reside en el hecho de que, lejos
y finalizada en 1968), todavía no haya sido proyectada en público. de simplificaciones sobre la pobreza en Estados Unidos, permite a los
Después de esta experiencia, a la edad de cincuenta años, Engel aban­ borrachos y marginados permanecer el tiempo suficiente en pantalla
donó la realización de cine independiente y volvió a la fotografía de (contándose chistes e historias los unos a los otros, o expresando su
bodegones. excéntrica individualidad) para convertirse en personajes increíble­
Lionel Rogosin es el tercer pionero de la tradición narrativa inde­ mente complejos e interesantes por derecho propio. Particularmente
pendiente en Estados Unidos. A pesar de que el trabajo de Rogosin es una figura, un marginado llamado Gorman (quien murió a causa del
bastante más complejo que el de Meyers, existen ciertas similitudes en­ alcoholismo al poco tiempo de finalizar el rodaje), roba la mayor par­
tre la obra de ambos realizadores—no únicamente su sentido de ultra­ te de las escenas en las que él aparece y, de hecho, demuestra ser bas­
je moral de la difícil situación de los pobres en Estados Unidos, sino tante más interesante que el actor profesional que le da la réplica. Al
también su mezcla de técnicas documentales y de ficción. Las similitu­ permitir que los espectadores conozcan a estos personajes tan íntima­
des no son completamente fortuitas: Richard Bagley, el cámara de Me­ mente, aquéllos se ven forzados a abandonar sus prejuicios sobre la
yers en The Quiet One, era amigo tanto de Meyers como de Rogosin, y gente de las calles. La pobreza tiene una cara humana. En este y en
fotografió la primera película de Rogosin, On theBowery (1956). otros aspectos, el efecto que produce On the Bowery es casi el contrario
Para hacer esta película, Rogosin y Bagley se fueron a Bowery, el que el que provoca The Quiet One: lejos de compadecerse o de tratar
barrio en el que por aquellos tiempos se reunían los borrachos, margi­ con aire protector a estos marginados, nos vemos forzados a admirar
nados y drogadictos, e invitó a varios de ellos a cooperar con un actor su valor, su inteligencia, su fuerza —por mucho que sus vidas parez­
profesional (que interpretaba el papel principal) en una serie de im­ can estar sentenciadas o resulten extrañas. A lo largo de su «interpreta­
provisaciones en grupo guiadas a lo largo de meses para trazar una se­ ción» en el film (tanto en las partes guiadas por un guión o sin él, tan­
rie de acciones narrativas que deberían provocar la impresión de ocu­ to como personajes como seres humanos), nos vemos obligados a re­
rrir en un periodo de tiempo muy breve dentro de la película. En este conocer que son tan interesantes e inteligentes como nosotros.
aspecto, On the Bowery define un género importante dentro de la tra­ Cuando nos damos cuenta de que no sólo son alguien más, sino no­
dición independiente americana: la obra que difumina los límites en­ sotros mismos—Rogosin ha tenido un éxito brillante en este cometi­
tre la realización de cine documental y de ficción utilizando tanto es­ do, nos preocupamos de sus vidas y nos exaltamos ante la inmorali­
cenas sin guión, improvisadas, como escenas con guión y ensayadas. dad de una sociedad que puede permitir tal desperdicio de espíritu.

244 245
A lo largo de los siguientes diecisiete años, Rogosin hizo cinco pe­ Roemer, William Greaves, Robert Frank, Jim McBride, Milton Moses
lículas más, todas ellas relativas a importantes temas sociales, y cada Ginsberg, Claudia Weill, Joseph Strick (quien trabajó en su primera
una centrada en un área geográficamente diferente y en un grupo so­ película, The Savage Eye, con Sidney Meyers), Henry Jaglom, John
cial distinto: Come Back Africa (1960), Good Times, Wondeiful Times Korty, James Ivory y algunos más. El hecho de que las últimas cuatro
(1965), Black Roots (1970), Black Fantasy (1972) y Woodcutters ofthe Deep figuras que he mencionado o bien residían en la Costa Oeste o bien
South (1973). Desafortunadamente, su obra permanece casi com­ tuvieron que producir algunos de sus mejores trabajos allí —Korty en
pletamente desconocida y sin proyectar en Estados Unidos, con la no­ San Francisco y Strick, Jaglom y Ivory en Los Ángeles— debería ser in­
table excepción de una corta y tardía serie de proyecciones organiza­ dicativo de que a pesar de que Nueva York era indudablemente el cen­
das por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1990. tro del movimiento contra Hollywood, la originalidad artística no co­
Al poder disponer de un costoso y aparatoso equipo de 35 mm, noce ataduras geográficas.
Meyers, Engel y Rogosin podrían ser denominados como la «primera Debería recalcar el hecho de que deliberadamente he omitido ha­
generación» de independientes americanos. El peso, tamaño y la fuer­ cer una lista de los nombres de aquellos realizadores asociados nor­
za del equipo del estudio limitaba obviamente el trabajo que intenta­ malmente con el movimiento del Nuevo Hollywood. A pesar de que
ban acometer. En este aspecto, el de Engel fue no sólo el mejor reali­ su trabajo fue aplaudido con mucho bombo y platillo por los perio­
zado artísticamente de los tres, sino también el más ingenioso en el as­ distas y críticos americanos en la década de los setenta, simplemente
pecto mecánico e inventivo. En The Little Fugitive y Lovers and son de menor interés artístico que la obra de aquellos realizadores in­
Lollipops, utilizó una cámara de 35 mm hecha a mano que fue diseña­ cluidos en mis listas «mayores» y no poseen, en mi opinión, grandes
da para ser lo suficientemente ligera como para poder ser transporta­ consideraciones artísticas. Me estoy refiriendo a directores como Ro­
da sobre los hombros, y cortó el sonido (registrado por los actores en bert Altman, Martin Scorsese, Stanley Kubrick, Peter Bogdanovich,
el proceso de posproducción) para evitar muchos de los problemas de Monte Hellman, Alan Pakula, Arthur Penn, Bob Rafelson, Paul Ma-
las grabaciones exteriores. Rogosin y Bagley utilizaron otra táctica: en zursky, Woody Alien, Mike Nichols, Francis Ford Coppola, Brian De
la mayor parte de las escenas de On the Bowery (localizadas en las calles Palma y otros. A pesar de que ocupan un lugar en la historia del kitsch
y en los paseos), rodaron desde el interior de un automóvil con una (o del arte de Hollywood para ganar millones), su trayectoria no entra
cámara de 35 mm montada en la parte derecha de la ventanilla. dentro de la historia del arte cinematográfico de primer rango.
La evolución de las cámaras de 16 mm, fáciles de transportar y de De igual manera que entre los seis realizadores que he menciona­
bajo coste, y la tecnología Nagra de grabación, que se podían conse­ do anteriormente existen notables diferencias, asimismo han forjado
guir en Estados Unidos a partir de finales de los años 50, hizo posible vínculos estrechos por su común rechazo de los valores y formas pro­
el trabajo de aquellos que podrían denominarse como la «segunda ge­ pios de la producción hollywoodiense (y es la razón por la cual resul­
neración» de los americanos independientes. Los realizadores de cine ta inconcebible que alguna vez aceptaran trabajar en esos términos y
artístico narrativo americano que comenzaron sus carreras en el perio­ valores, tal como lo han hecho otros directores como Nichols, Cop­
do entre 1957 y 1979 fueron: John Cassavetes, Shirley Clarke, Barba­ pola, Scorsese, De Palma o Kubrick). El cine de Hollywood es implí­
ra Loden, Elaine May, Mark Rappaport, Robert Kramer y Paul Morri- citamente (y frecuentemente explícitamente) capitalista en su concep­
sey. El hecho de que seis de ellos residiesen en Nueva York, o que al ción de la experiencia. En sus personajes, exalta las virtudes del indivi­
menos tuviesen ahí sus comienzos antes de mudarse, es indicativo de dualismo desabrido, en sus argumentos, la lucha competitiva por la
la importancia de la ciudad como una alternativa a Los Ángeles. Exis­ superioridad, y en sus consecuencias, el culto hacia las recompensas
te asimismo un número de figuras menos importantes cuya obra, a pe­ materialistas. También es faustiano. Resalta y admira el poder, la inge­
sar de ser extremadamente interesante, no cabe dentro del limitado es­ niosidad, inteligencia y sabiduría —tanto por parte de los personajes
pacio de este resumen: Robert Kaylor, Joan Micklin Silver, Michael como por la de los creadores de la obra. Los independientes america­

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nos que he nombrado rechazan ambas tendencias. Sus personajes no por ejemplo en Too Late Blues (1961), Ángeles sin paraíso (1963), Gloria
han de competir los unos contra los otros, sino cooperar y entablar re­ (1980) y Big Trouble (1985)— pudo completar ocho trabajos sobre los
laciones personales. No se guían por recompensas materiales o socia­ cuales tenía más o menos control artístico: Shadows (1959), Faces
les, sino que se les pide que se embarquen en viajes de autocompren- (1969), Minnie and Moskovitz (Asíhabla el amor, 1971), A Woman under
sión espiritual y emocional. the Influence (Una mujer bajo la influencia, 1974), The Kiüing of a Chíne­
Estos films son también menos inteligibles que los hechos en se Bookie (1976), Opening Night (1978) y Love Streams (Corrientes de
Hollywood. Ni los personajes ni las situaciones narrativas son tan cla­ amor, 1984).
ras como en las películas de Hollywood. Los personajes no se dividen Desafortunadamente, en los comienzos de su carrera, Cassavetes
dramáticamente en malos y en buenos, sino que muy a menudo se en­ ganó la infundada reputación de ser un «improvisadop> con el resulta­
cuentran a medio camino entre ambos: son buenos y malos a la vez. do que los críticos norteamericanos (tanto los eruditos como los pe­
Los protagonistas no son inteligentes, de fuerte carga dramática, o so­ riodistas) siempre se han negado a considerar su trabajo seriamente. El
cial o físicamente llenos de glamour, sino muy frecuentemente lo con­ hecho es que muy pocas escenas de sus films, ni siquiera la mayor par­
trario: imperfectos, inseguros, vulnerables y en muchos aspectos ines­ te de las Shadows (a pesar de las afirmaciones engañosas que aparecen
tables. Más que presentar a un actor y a un personaje con el cual el es­ en pantalla al final de la película), fueron de hecho improvisadas; pero
pectador puede identificarse a la manera de Hollywood, la atención el equívoco es revelador. Se puede afirmar que una de las esencias del
del público se encuentra dividida entre un grupo muy amplio de per­ trabajo de Cassavetes consiste en crear la impresión artística de que
sonajes. Las escenas en estas películas violan así mismo muchas de las empuja a los personajes y a los espectadores hacia un mundo en pre­
técnicas narrativas y establecidas en la realización de cine de Holly­ sente en el que aparentemente cualquier cosa puede ocurrirle a cual­
wood. No plantean ninguna serie de preguntas y respuestas narrativas, quiera y en cualquier momento. Cada uno de sus films, en su peculiar
sino que, por el contrario, exponen al espectador a retos emocionales, manera, ofrecen la visión de la libertad y posibilidad del ser humano,
generalmente problemas sin respuestas definitivas. Mientras que lo cual, según él, puede lograrse únicamente rompiendo los sistemas,
Hollywood invariablemente apuesta por islas de fantasía diferentes a modelos y categorías de comportamiento y conocimiento prefabrica­
las que existen fuera de los platos, un mundo en el que los conflictos dos. Los espectadores son invitados a hacer lo mismo que los persona­
son más claros y las decisiones más definitivas, estos films general­ jes: permanecer completamente abiertos y receptivos a la experiencia.
mente intentan romper las ataduras entre la vida y el arte, y animan al Sus dos primeras películas independientes ilustran cómo queda tema-
espectador a encontrarse a sí mismo y a su vida, en toda su indeci- tizado el efecto de improvisación de su trabajo. Shadows muestra de
sión/incertidumbre y desorden de la pantalla. Estos realizadores de qué modo los jóvenes adultos utilizan máscaras y cómo interpretan
cine reclamaban las formas y fuerzas de la vida ordinaria, con todo su papeles (representando al macho, a la mujer herida) para huir de la in­
desorden y desarraigo, como todo lo relacionado con el arte. timidad y la exposición emocional. Faces nos demuestra cómo perso­
Con la excepción de algunos de sus coetáneos, John Cassavetes nas adultas y maduras huyen de la vulnerabilidad y sinceridad emocio­
sobresale entre todos ellos no solamente por la genialidad de su obra, nal con frialdad, rutinas mecánicas y clichés crueles de comprensión.
sino también porque fue capaz de sostener su carrera como indepen­ A propósito, Faces fue también una brillante disección de la clase de
diente por un periodo de casi treinta años financiando muchos de sus gente con la que Cassavetes se vio obligado a relacionarse en su corto
films con el dinero que ganaba como actor en producciones televisi­ pero sentenciado flirteo con la realización de cine en Hollywood a co­
vas y cinematográficas mayoritarias. Como Elaine May, trabajó en los mienzos de los años 60. Se trata de un retrato de hombres que utilizan
márgenes del sistema de los estudios, nunca completamente dentro ni los valores económicos para llevar sus relaciones más íntimas, y de
fuera de él. A pesar de que se vio forzado a comprometer sus concep­ mujeres que siguen las reglas del juego, comerciando con su amor por
tos para poder asegurar la financiación de algunas películas —como una casa, un mobiliario fantástico y joyas caras, como si las emociones

248 249
Faces Qohn Cassavetes, 1965-1968).
»wi

pudieran comprarse y venderse como si fueran bienes inmobiliarios.


Shirley Clarke llegó al cine narrativo a comienzos de los años 60
procedente de los cortometrajes no narrativos realizados a mediados y
finales de los años 50. Sus trabajos incluyen una película para Unicef,
A Scary Time (1960), y los tres largometrajes The Connection (La
conexión, 1962), The Cool World (1963) y Portrait ofjason (1967). Al igual
que la obra de Cassavetes, el trabajo de Clarke pretende que el espec­
tador medite sobre el grado hasta el cual puedes perder la pista de
quién eres realmente si cedes tu identidad a una serie de rutinas cultu­
rales prefabricadas y estilos impersonales. Portrait ofjason, su obra más
interesante, gira alrededor de una entrevista realizada a un chulo ma­
carra llamado Jason Holiday. Interrogado por Clarke y por su colabo­
rador, Cari Lee, Jason cuenta la historia de su vida directamente a la
cámara. Lo fascinante de la película reside en que, cuanto más la mi­
Shadows (John Cassavetes, 1959). ramos (o cuanto más volvemos a ella), menos seguros estamos sobre

250 251
mática). No existe ninguna naturaleza en este mundo —ni siquiera natu­
raleza humana— que se pueda aislar de las gloriosas y terribles transfor­
maciones del arte. Tal y como se dice de Hollywood, allí no existe nin­
gún allí—un hecho que Hollywood trata de ocultar y Clarke de revelar.
En el trabajo de Clarke y en el de Cassavetes, el yo no es tanto la
denominación de un reino separado y distinto a los arreglos del arte y
de la cultura como un espacio vacío dentro del cual las fuerza cultura­
les, intelectuales y artísticas luchan por el control. Shadows, Faces y Por-
tait ofJason dramatizan los apuros de los individuos al borde de la au-
toeliminación destructiva, identidades personales que se encuentran
en peligro de convertirse en estilos impersonales (la cuestión de si son
los estilos de frialdad y vida beat o los estilos del American business es
indiferente). Wanda, de Barbara Loden, dramatiza la pérdida del yo de
otra manera. El film (que escribió y protagonizó Loden, y que dirigió
con la asistencia de Nicholas Proferes, ausente en los créditos) es un re-
La conexión (Shirley Clarke, 1962).

la verdad de lo que estamos viendo o escuchando. El film es una caja


mágica llena de ficciones dentro de nuevas ficciones, siendo cada as­
pecto sospechoso de haber sido manipulado para lograr un efecto dra­
mático o de ser poco fiable. Desde la estructura dramática que Clarke
emplea para organizar la entrevista como una experiencia cinemato­
gráfica coherente (interpretada libremente y desvinculada de las obser­
vaciones de Jason), al manierismo de Jason (teatralmente brillante), a
la historia de su vida (en muchos aspectos arreglada con fines artísti­
cos), hasta el propio nombre de Jason (un nombre artístico), todo lo
relativo al ser y sus expresiones se revelan como una «elección» artísti­
ca. En lo que respecta al efecto vertiginoso conseguido es importante
señalar que incluso las imágenes aparentemente «documentales» están
amañadas—rodadas, editadas y procesadas— en una impresora ópti­
ca de una manera muy selectiva. Clarke y Lee hacen preguntas impor­
tantes, provocan deliberadamente arranques en Jason cebándose en él
o tomándole el pelo, y cortan y montan las imágenes para hacer el
efecto aún más vertiginoso (incluso hasta el punto de falsificar las imá­
genes mismas en un momento en el que una sección del film se ralen­
tiza para después reproducirse dos veces, una tras otra, con el fin de
prolongar una de las miradas de Jason y cargarla de significación dra­ The Cool World (Shirley Clarke, 1963).

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trato dramático y social sobre un individuo sin fuentes dramáticas o esta situación constituye un estado de crisis imaginativa y emocional.
sociales. Mientras que los críticos y los teóricos de la vanguardia como Más que dejarse llevar por los clichés melodramáticos y mitos román­
Barthes y Foucault especulaban en sus obras sobre la muerte del autor ticos que transmiten sus voces, él y sus personajes se sienten prisione­
y la desaparición del hombre, Loden dramatiza de una manera sor­ ros de y luchan contra las ficciones que les están engullendo.
prendente la cuestión de cómo se podría vivir una consecuencia teo­ Rappaport es lo suficientemente inteligente como para rechazar la
rética como un hecho práctico y ordinario. Su vagabundo de clase nostálgica fantasía en que se basaba el arte modernista del siglo xx: la
baja es el retrato de una figura al borde de la autodestrucción. Dado convicción de que se pueden evitar o de que se pueden alzar por encima
que el argumento del film se basa en la participación de Wanda, jun­ de vínculos sociales y estilísticos. El éxito de su trabajo no reside en esca­
to con otro vagabundo, en el robo de un banco, fue comparado de una par de enredos extraños, sino en negociar con ellos. La libertad es inma­
manera odiosa por la mayor parte de los críticos norteamericanos con nente; el lujo de la trascendencia no se puede conseguir. La manera en
el convencional film de Arthur Penn Bonnie and Clyde (y juzgada como que nosotros sabemos esto es observando la actuación artística de Rap­
menos emocionante y más aburrida), cuando de hecho el objetivo prin­ paport en sus trabajos. Sus sorprendentes y profundamente originales
cipal de Loden es centrarse en un carácter que nunca quedará enfocado cambios de frente en los sistemas artísticos que él hereda (desde las ópe­
y en escenas que rechazan ser dramáticas al estilo de Hollywood. ras de Mozart, pasando por los melodramas de Joan Crawford hasta los
Loden es, incluso veinte años después del estreno de Wanda,, una clichés críticos sobre el romance familiar freudiano) son un ejemplo para
realizadora por descubrir, casi completamente desconocida para los sus personajes. Muestra que se puede actuar dentro y contra las estructu­
críticos norteamericanos. Uno podría atribuir esto al hecho de que, ras expresivas alrededor de uno mismo, sin ser aprisionado por ellas.
después de una larga lucha contra el cáncer, murió a la edad de 48 Elaine May entra dentro de una categoría ligeramente diferente a
años y vivió sólo lo suficiente para hacer un largomertaje (y un corto­ la de Clarke, Loden y Rappaport, estando más cerca de una figura
metraje que le precedió); pero entonces, <a qué hay que atribuir el he­ como Cassavetes en la manera en que ella ha elegido matener un pie
cho de que se abandone el trabajo de Mark Rappaport? Además de sobre los estudios, sin permitir que esto limite sus expresiones artísti­
dos trabajos televisivos de media hora de duración — Mark Rappaport: cas. Pero al margen de los presupuestos, el mejor trabajo de May, The
The T.V. Spin-Off(1978) y Postcards (1989)—, Rappaport ha producido HeartbreakKid (Elrompecorazones, 1972) y Mickey andNickey, establecen
nueve películas a lo largo de más de veinte años — Casual Relations una buena comparación entre el trabajo de Loden y el de Rappaport.
(1973), Mozart in Love (1975), Local Color (1977), Scenic Route (1978), Donde ellos, de diferente manera, presentan personajes al borde de la
Imposters (1979), Chain Letters (1985) y Rock Hudsons Home Movies extinción o de la desaparición, ella dramatiza la situación de persona­
(1992), y aun así su trabajo permanece desconocido para la mayor par­ jes que, de hecho, son demasiado enérgicos, polivalentes y mutables
te de los profesionales del cine. Si en el trabajo de Loden el yo se re­ para poder ser incluidos en la categoría de «personaje» (al menos, en
coge en sí mismo, convirtiéndose en un agujero negro de pasividad y la concepción cinematográfica normal). Sus personajes son artistas
silencio, en Rappaport el yo es un grano de arena esmaltado con tan­ con sus propias identidades, camaleones que adoptan la coloración
tas capas de incmstaciones culturales e imaginativas, de manera que, del camuflaje de cada grupo dentro del cual se mueven. No es del
al igual que una perla, la acritud cubre cualquier cosa subyaciente. Los todo casual que en estos dos films, los tres personajes principales
personajes de Rappaport están tan saturados con herencias culturales adopten los nombres de cómicos norteamericanos. (Lenny es primo
que es difícil decir si se esconde alguien detrás de las voces, estilos y segundo de Lenny Bruce, y Mickey y Nickey están emparentados con
manierismos (Cassavetes recupera estados similares en sus últimos Mike Nichols). El juego de nombres consiste en que cada uno de ellos
trabajos). Lo que diferencia a estas películas de la insulsez de la MTV personifica tendencias vitales habitualmente relacionadas con la co­
y otras formas de moda estilística posmodemista (quienes celebran media: identidades fragmentadas, actuaciones con varias voces y cam­
este estado de cosas) es que Rappaport y sus personajes reconocen que bios radicales de tono y estilo. Lenny, Mickey y Nicky intentan con-

254 255
En todos estos trabajos, pero especialmente en la extraordinaria
trilogía Flesh, Trash y Heat, las realizaciones de Morrisey están relacio­
nadas con las de Loden en Wanda. Extrae de una manera tan comple­
ta el andamiaje melodramático que los films de Hollywood emplean
para organizar la experiencia, que surgió una nueva forma de drama:
un lenguaje dramático de sacudidas y tics nerviosos, de gestos idiosin­
crásicos y modelos de habla, de patetismo esperpéntico. Morrisey ha
hecho a lo largo de los años diversas declaraciones sobre la política
existente detrás de este trabajo (dice que es un archiconservador asus­
tado por la vida desperdiciada de sus personajes y disgustado por la
cultura de la droga que muchas de sus películas retratan), pero si con­
fiamos en la historia y no en el narrador, surge una nueva historia —
no una sobre shocks y disgustos, sino de admiración por sus persona­
jes. Especialmente en obras maestras como Trash y Flesh, lo que traspa­
sa no es una serie de juicios negativos, sino lo contrario: Morrisey
saborea claramente la idiosincrasia expresiva y la excentricidad de sus
Heat (Paul Morrisey, 1971).
personajes. Holly Woodlawn y Joe Dallesandro son tratados con mu­
cho más que una tolerancia divertida. Son amados: y ya que Morrisey
se preocupa tanto de ellos, el espectador también.
vertirse en artistas a partir de sus propios espectáculos en solitario, au- El último realizador de cine de primer rango que ha producido un
tocomplacientes y autorreflexivos. Intentan transportar la energía del corpus de trabajo importante antes de finales de los años 70 es Robert
arte a la vida: esforzándose en vivir sus vidas tan expresivamente per- Kramer, originario de Nueva York, pero domiciliado actualmente en
mutativas como sus personajes sobre la escena. París (al ser en Europa más fácil obtener dinero para el cine que en
Quedan dos artistas por considerar. Paul Morrisey tuvo sus co­ América). Los dos trabajos más importantes que completó durante el
mienzos en el cine como asistente de Andy Warhol en la Factory. Co­ periodo que estamos discutiendo son Ice (1969) y Milestones (1975, rea­
menzó como cámara y director de algunas de las películas más cono­ lizada en colaboración con John Douglas, quien también actúa en el
cidas de Warhol —incluyendo Chelsea Girls (1966) y Lonesome Cowboys film)—fuera de cualquier duda o disputa, dos de los más importantes
(1967)—, pero como consecuencia de la notoria vaguería de Warhol y films americanos que han surgido en los últimos cincuenta años. Es
de su predisposición a delegar las obligaciones artísticas, Morrisey rá­ especialmente apropiado considerarlos como un todo, ya que las dos
pidamente progresó para completar su independencia artística —escri­ películas funcionan como obras unívocas. Ice dramatiza las activida­
biendo el guión, dirigiendo y fotografiando muchos de los trabajos des de un grupo revolucionario que planea derrocar el gobierno de los
que frecuentemente se atribuyen erróneamente a Warhol, incluyen­ Estados Unidos (a pesar de que el film está basado en un futuro vaga­
do entre los más importantes: Flesh (1968), Trash (1970), Women in Re­ mente orwelliano con un gobierno americano totalitario librando una
volt (1971), Heat (1971) y LAmour (1973). Después de 1973, a pesar de guerra en México, es una dramatización demasiado conmovedora de
que Warhol ponía a su disposición dinero para la producción, Mo­ las aspiraciones actuales de los grupos de estudiantes norteamericanos
rrisey se embarcó en una carrera completamente independiente, cu­ durante la administración Nixon y la guerra del Vietnam). Milestones
yos trabajos más interesantes incluyen: Forty-Deuce (1982), Mixed avanza unos cinco años, periodo que abarca desde el fervor revolucio­
Blood (1984) y Spike ofBensonhurst (1988). nario de Ice hasta la era de Ford, una época de desilusión y de resigna-

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tiempo-encuadre en que concluye su historia. Los personajes y los lu­
gares en la narrativa de Kramer tienen un pasado que se extiende más
allá de las experiencias actuales de los espectadores (y futuros que se
extienden más allá en sentido inverso). Finalmente, el trabajo de Kra­
mer, especialmente Ice, es deliberadamente coercitivo, haciendo pre­
guntas al público, forzando elecciones y valores, haciéndole las cosas
difíciles al espectador.
El resultado es una forma completamente distinta de experiencia
visual que la que provocan los largometrajes convencionales, las pelí­
culas hechas en el estudio. La narrativa define a los personajes y a las
situaciones en modo muy diverso a los trabajos de estudio. La esencia
misma de sus identidades resulta de su habilidad (o inhabilidad) de in-
teraccionar con otros. Los personajes no viven en el eterno presente
de los films de estudio, sino que tienen pasados complejos y recuer­
dos (y metas y planes de futuro). Poseen un bagaje emocional e inte­
lectual: sus vidas están repletas de complejas herencias. Los films no
están desvinculados del mundo real y de sus hechos históricos y socia­
les que transcurren fuera de las salas, sino que penetran dentro de ese
mundo (y animan al espectador para alcanzarlo con el fin de ayudar a
su propia vida). Por estas razones y por otras, a Kramer se le acusa a
Milestones (Robert Kramer, 1975).
veces de ser un realizador «político»; pero de hecho debería llamárse­
le el más complejo de los realizadores personales. Muestra el grado
hasta el cual todos los acontecimientos políticos se originan y produ­
ción, en la que el sueño utópico de revolución se había desvanecido y cen ramificaciones en sus propias vidas, y con su virtuosa habilidad
los antiguos revolucionarios se habían visto forzados a recoger los pe­ para conectar las esferas de lo público y lo privado, lo abstracto y lo
dazos de las vidas que habían dejado atrás. concreto, lo impersonal y lo personal, ha creado algunas de las más
Kramer es uno de los artistas formalmente más brillantes e inno­ grandes obras de arte del siglo.
vadores de todo este grupo de independientes americanos y es impor­ Sólo podría concebirse un final sobre la historia del movimiento
tante recalcar que violan un gran número de premisas sobre la realiza­ independiente americano mencionando a artistas cuyas carreras co­
ción oficial de películas. En primer lugar, los trabajos de Kramer son menzaron hace diez o quince años. Acercamos al presente sería arries­
invariablemente más largos que las películas estándar: Ice tiene una du­ garse a perder la perspectiva sobre el tema. Pero esto no implica que
ración de dos horas y cuarto y Milestones de cuatro horas y cuarto. En un número de realizadores nuevos no hayan producido un trabajo in­
segundo lugar, Kramer rechaza organizar sus films en términos de un mensamente interesante en los años 80 y 90. A los ojos de los espec­
pequeño grupo de personajes principales, o en términos de papeles tadores, entre aquellos trabajos dignos de verse que surgieron en los
«protagonistas» y de papeles «secundarios»: existen siete u ocho perso­ años 80 están Caveh Zahedi, Nick Gómez, Jane Spencer, Gregg Ara-
najes igualmente importantes en Ice, y diez o doce personajes en Mi­ ki, Jim Jarmusch y, sobre todo, el artista con más talento del grupo,
lestones. En tercer lugar, el trabajo de Kramer es consciente y comple­ Charles Bumett. Sólo el tiempo dirá si estos realizadores u otros crea­
jamente histórico, pero aún más significativamente en la escala de rán trabajos igualmente duraderos que los de aquellos realizadores

258 259
que ya he nombrado. Mientras tanto, el movimiento de cine narrati­
vo americano aún está esperando a su historiador. Ningún libro histó­
rico, ninguna obra especializada o ensayo sobre el cine norteamerica­
no que esté en proceso de impresión menciona ni siquiera de manera
superficial a Engel, Rappaport, Cassavetes, May, Loden, Morrisey o
Kramer —y no digamos a las figuras de segundo rango en importan­
cia, como Rogosin, Korty, Jaglom o Roemer. Si hemos de hacer caso
a los libros de texto, el movimiento de arte narrativo sigue siendo el
movimiento que nunca ocurrió.

New American Cinema: el Underground


M anuel V idal E stévez

Junto a un cine narrativo, realizado al margen de Hollywood por


prestigiosos directores independientes como Lionel Rogosin, John
Cassavetes o Shirley Clarke, se produjo también en Norteamérica, du­
rante la década de los sesenta, la eclosión de otro tipo de cine más de­
cididamente vanguardista, conocido no sólo como New American Ci­
nema sino también bajo el muy gráfico y divulgado epígrafe de Cine­
ma Underground.
Ello no quiere decir, sin embargo, que un cine asumido conscien­
temente como de vanguardia, es decir, ajeno por completo al holly-
woodiano tanto desde perspectivas formales como industriales, fuese
una absoluta novedad en los Estados Unidos. En realidad, sabido es
que ya en los años 20 se produjeron algunos títulos así considerados
por la mayoría de los historiadores o cronistas de la época. Pero si bien
caben bastantes dudas acerca de tal calificación aplicada a películas
como Prunela (1918), del francés Maurice Toumeur, emigrado a Holly­
wood en 1914, o The Last Moment (1928), del húngaro Paul Fejos,
igualmente emigrado, por citar sólo dos ejemplos ilustres, obras am­
bas concebidas y rodadas a orillas de una industria todavía ligeramen­
te invertebrada, no las admiten las películas, muchas de ellas cortome­
trajes, de cineastas como Harry Smith, Kenneth Anger, Gregory Mar-
kopoulos, Maya Deren, Williard Maas, Mary Ellen Butte, Douglas

260 261
Heaven and Earth Magic (Harry Smith, 1950-1961). Heaven and Earth Magic (Harry Smith, 1950-1961).

Crockwell, Hy Hirsch, James Broughton y Sidney Peterson, o también cuya estructura se compone de siete segmentos, unos pintados a
Lewis Jacobs, el historiador, entre otros. Todos ellos debutaron hacia mano y otros montados a modo de collage, magistralmente ritmados;
finales de los años 30 o a principios de los 40, y forman parte de lo Meshes of the Aftemoon (1943) y A Study in Coreography for Camera
que se ha dado en llamar la primera vanguardia americana. (1945), de Maya Deren, ambos cortometrajes de 14 y 4 minutos res­
No son muchas las películas de estos directores que pueden verse pectivamente, en los que a partir de una anécdota trivial, el recorrido
con facilidad. Las más célebres son las de Harry Smith, especializado hacia el encuentro con una persona y la danza de un bailarín, se nos
en cine de animación; las de Kenneth Anger, precocísimo cineasta ex­ muestran las múltiples posibilidades del montaje para trabajar los es­
perimental; las de Maya Deren, probablemente una de las personali­ pacios: Fireworks (1947), de Kenneth Anger, rodada a los diecisiete
dades más reflexivas del grupo, cuya muerte en 1961 impidió que pro­ años, sin duda uno de sus mejores cortometrajes, en el que amalgama
longase el protagonismo que había logrado ya a finales de los cincuen­ figuración y abstracción para mostramos un universo homo-erótico
ta; y Gregory Markopoulos, de amplia filmografía muy centrada en la de índole onírica. Y también, aunque quizá hoy menos sorprendente,
temática homosexual y en la indagación de las posibilidades del mon­ el cortometraje de Willard Maas titulado Geography ofthe Body (1943),
taje. Algunos de sus títulos más importantes fueron realizados precisa­ un minucioso acercamiento a la geografía del cuerpo humano, mascu­
mente durante este periodo comprendido entre 1940 y 1955. Por su lino y femenino, realizado a base de refinadas angulaciones y primerí-
importancia e influencia en cineastas posteriores merecen citarse al simos planos, para convertirlo en un paisaje a la vez familiar y extra­
menos los siguientes: Early Abstractions (1939-1957), de Harry Smith, ño, repleto de lirismo y sensualidad. Sin olvidar el cortometraje de

262 263
gación de lo que hasta entonces era denominado sólo cine indepen­
diente. Pocos años después, en 1953, un seminario organizado tam­
bién por Amos Vogel en tomo a poesía y cine propició las primeras re­
flexiones acerca del ya calificado como cine experimental, seminario
en el que, al parecer, según los analistas del momento (Rich y Klein-
has, 1980), Maya Deren tuvo una destacada participación. Y luego, el
contexto cultural de la América de Eisenhower, calificado por muchos
como de mediocre e insípido, contribuyó lo suyo a generar una disi­
dencia política que se tradujo pronto en inconformismo estético. De
esta manera, sucintamente expuesta, si en Europa estallaban el Free
Cinema y la Nouvelle Vague, como movimientos cuyo propósito, eso
sí, no hay que olvidarlo, era permitir que sus protagonistas fuesen
aceptados cuanto antes por la industria cinematográfica establecida,
en los Estados Unidos no sólo se produjo un cine de características
más o menos equiparables a estos Nuevos Cines europeos, sino tam­
bién este cine experimental o underground absolutamente ajeno, cuan-

Scorpio Rising (Kenneth Anger, 1963).

Sidney Peterson titulado The Lead Shoes (1949), muy cercano al surrea­
lismo, como la mayoría de las obras de este realizador, que fue tam­
bién novelista y que trabajó en Hollywood como guionista de pelícu­
las de animación para Walt Disney. Cada uno a su modo representan
lo más novedoso del momento; a veces son auténticas obras maestras
de la historia del cine experimental, como es el caso, hay que decirlo,
de Early Abstractions, el citado cortometraje de Harry Smith.
Fue, no obstante, hacia finales de los años 50 y principios de
los 60 cuando este conjunto de películas, cortometrajes y largometra­
jes, realizadas con voluntad radicalmente diferenciadora y experimen­
tal, se manifestó intemacionalmente como movimiento renovador.
Los tiempos parecían propicios para todo tipo de iniciativas singulares.
A la previa existencia de esta primera vanguardia brevemente señalada
se le había unido, en 1947, la creación por Amos Vogel de Cinema 16
en Nueva York, y de un organismo análogo, Art in Cinema, en San
Francisco, que sirvieron como espacios para el conocimiento y divul- Invocation of myDemon Brother (Kenneth Anger, 1969).

265
do no decididamente hostil a todo lo que fuese lógica industrial y ló­
gica narrativa.
Entre aquellos Nuevos Cines y este New Cinema existen sin duda
algunos puntos genéricos en común, muy especialmente el afán reno­
vador y la absoluta centralidad de la figura del director como autor, así
como la concepción del cine comò medio idóneo para revelar aspec­
to inéditos de lo real, ya fuese de un modo esencialista, testimonial o
crítico; pero los distancia al menos una sustancial diferencia: el New
American Cinema, en su vertiente más experimental, presta una espe-
cialísima atención, privilegiándolo por encima de cualquier otra con­
sideración , al imaginario particular e intransferible de cada cineasta, a
su, dicho de otra manera, soberana libertad de visión y, por extensión,
a los muy diferentes aspectos lingüísticos, o, si se prefiere, estéticos,
que incluye la formalización de las películas. Esta diferencia, nada ba-
ladí o anecdótica, fue la que, en cierto modo, desplazó el trabajo cine­
matográfico de estos últimos hacia coordenadas totalmente distintas,
que siendo muy breves y no poco restrictivas, pueden resumirse del si­
guiente modo: el lenguaje del cine no es un conjunto de normas que
conviene conocer para imitar con mayor o menor pericia y afán de
singularidad, sino un cúmulo de posibilidades técnicas que permiten
el juego continuo de la libertad creadora; y en segundo lugar, esas po­
sibilidades no se agotan en función de la narrativa cultivada mayorita-
riamente, sino que pueden ser infinitas. Bajo estas premisas, las pelícu­
las de quienes se adherían al cine underground se abrían no sólo a lo
evidentemente autorial, en su acepción más puramente artística, sino
también a lo radicalmente experimental, en su vertiente más genuina.
A los cineastas ya citados que trabajaron con estos planteamientos
durante los cuarenta, pronto se les unieron otros a lo largo de los cin­
cuenta. Citaremos a los más sobresalientes y representativos: Ian
Hugo, marido de la conocida escritora Anais Nin, cuya voz, dicho sea
de paso, puede oírse en Beile ofAtlantis, un cortometraje de nueve mi­
nutos realizado en 1952, después de haber hecho previamente algún
otro, en concreto, Ai-Yee (Mankind) (1950) y Tropical Noah’s Ark
(1952), los más conocidos; Stan Brakhage, sin duda uno de los más
conspicuos y conocidos representantes del underground, autor de una
amplísima filmografìa inaugurada en 1951 y compuesta en su mayor
parte de cortometrajes, aunque también de bastantes mediometrajes y
unos pocos largometrajes escasamente exhibidos si exceptuamos Art

266 267
r
of Vision (1961-1965), que incluye su cortometraje de 25 minutos Pre-
lude: Dog Star Man (1961), y autor de Blue Moses (1962), su película
más conocida y elogiada; Shirley Clarke, primero bailarina de la es­
cuela de Martha Graham y luego, en 1953, cineasta, más conocida por
1
sus obras narrativas asimiladas al cine independiente The Connection
(La conexión, 1960), The Cool World (1963) y Portrait ofjason (1967),
pero previamente, cineasta experimental como lo prueban sus prime­
ros cortometrajes In Paris Parks (1954), Buüfight (1955), A Moment in
Love (1957) y sobre todo Bridges Go-Round (1958-59), en cuyos ocho
minutos nos muestra dos series de imágenes urbanas, específicamente
de puentes, montadas a modo de collage con brillantes encuadres en
los que se captan perspicazmente los perfiles arquitectónicos, la pri­
mera con una banda sonora electrónica y la segunda con música cer­
cana al jazz; Robert Breer, cuyas películas hunden sus raíces en la pin­
tura y la escultura, sus prácticas artísticas más desarrolladas, y con el
que colaboró esporádicamente el conocido Noel Burch, tal y como lo
prueba su cortometraje Recreation (1956-1957), un collage sumamente
animado hecho a base de fragmentos de periódico, tarjetas de navi­
dad, fotografías y otros objetos diversos; también Bruce Conner, bási­ Joñas Mekas.
camente pintor y profesor de arte en San Francisco, pero además au­
tor de numerosos cortometrajes rodados en diferentes formatos; Ken
Jacobs, de amplísima filmografía iniciada en 1941 con Artie andMarty te la Segunda Guerra Mundial una revista de creación que fue decla­
Rosenblatts’ Baby Pictures e interrumpida hasta 1956, año en el que rada ilegal y le costó el intemamiento en un campo de concentración.
reemprendió su actividad de cineasta, y de la que merece destacarse Una vez liberado en 1945 cursó estudios de filosofía, y en 1949 se tras­
Little Stabs atHappiness (1959-1963) y Window (1964); los hermanos ge­ ladó a Estados Unidos, en donde nada más llegarempezó a interesar­
melos Kuckar, George y Mike, pintores a la vez que cineastas; la direc­ se por el cine. Instalado en Nueva York junto a su hermano Adolfas,
tora de fotografía Marie Menken, casada con Willard Maas y fallecida compañero en todos sus avatares anteriores, pudo ver no sólo las pelí­
en 1971, cuya obra está compuesta sólo por cortometrajes, uno de los culas made in Hollywood sino también las realizadas en Europa y sobre
más destacados podría ser Notebook (1963); el corrosivo Stan Vander- todo las rupturistas de la primera vanguardia americana. Estimulado
beek, cuyo cortometraje Science Friction (1959), siempre destacado en­ entonces por las posibilidades del cine se compró una cámara y
tre los muchos que componen su filmografía, es una sátira sobre la ca­ comenzó a rodar documentales que nunca llegó a terminar. Su con­
rrera espacial, concebida como collage de imágenes animadas proce­ cepción sobre el uso de la cámara se asemejaba mucho a lo que Ale-
dentes de recortables, pinturas y fotografías de periódico; y sobre todo xandre Astruc conceptuó en 1948 como caméra-stylo: la llevaba siem­
Joñas Mekas, verdadero artífice y propulsor de todo el movimiento. pre consigo como si fuese un lápiz. A decir verdad nunca ha dejado
La trayectoria seguida por Joñas Mekas puede servir aquí para ilus­ de hacer esto. De hecho, entre las muchas cosas que pueden atribuír­
trar el origen y el desarrollo del New American Cinema. Nacido el 24 sele a Joñas Mekas, una de ellas es la de ser pionero en el cultivo de lo
de diciembre de 1922 en Semeniskiai (Lituania), fue desde joven un que podríamos considerar un género bien poco extendido: el film-dia­
poeta vanguardista. Interesado siempre en la literatura, publicó duran- rio (Diary Film), posteriormente practicado por otros directores del

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resto del mundo: Joseph Morder, Gérard Courant y, aunque algo me­ trasladado a Estados Unidos para trabajar como fotógrafo. Estas dos
nos, Marcel Hanoun en Francia, Tonino de Bemardi en Italia, Shoró- películas señalaron casi por completo los comienzos del movimiento.
yasu Suzuki y Nobuhiro Kawanaka en Japón, Andrew Noren y Ho- El uso del 16 mm y de cámaras muy ligeras y fácilmente manejables
ward Guttenplan en Estados Unidos, e incluso podríamos considerar facilitó las cosas. Ese mismo año, junto con Shirley Clarke, John Cas­
dentro del género el falso diario de Jim McBride realizado en su Da­ savetes, Robert Frank, Lionel Rogosin, Morris Engel y otros, Joñas
vid Holzman’s Diary (1967). Joñas Mekas meda de este modo des­ Mekas funda el New American Cinema Group, con el que organiza la
de 1949, centrando su atención en las gentes y los ambientes del ba­ distribución y la representación pública de las películas independien­
rrio de Brooklyn en el que vivía. En 1953 realizó el primer cortome­ tes y también las de vanguardia. Con un pie en Film Culture y otro en
traje que figura en sus filmografías, Grand Street, al que seguirán Silent The Viüage Voice, Mekas no tardó en convertirse en un crítico prestigio­
Joumey en 1955, y seis años más tarde su primer largometraje, Guns of so y en el portavoz del cine producido de espaldas a las convenciones
the Trees, codirigido con su hermano Adolfas y Edouard Laurot. Du­ dominantes. Sus dotes para la organización le llevan a coordinar los
rante estos años se interesa muy especialmente por las películas que primeros ciclos de las películas del grupo que se exhibieron en Euro­
hacen en Hollywood algunos directores procedentes de la televisión pa. Pero en 1961, toma partido decididamente por la vanguardia: el
Martin Ritt, Delbert Mann, Sidney Lumet o John Frankeheimer—, New American Cinema Group se disuelve y Joñas Mekas crea la
a la vez que organiza proyecciones de las películas vanguardistas. Filmakers’ Cooperative, una especie de productora y distribuidora de
Toma conciencia de que no existe ninguna revista seria que se ocupe las películas underground. Las posiciones se habían definido: frente a
del cine y funda, en 1955, junto con su hermano Adolfas, la revista los partidarios de un cine distinto pero anclado en una cierta narrati-
Film Culture, en tomo a la que se agruparían paulatinamente quienes vidad —Cassavetes, Clarke, Sidney Meyers y otros—, se situaron
acabaron formando parte del New American Cinema. quienes rechazaban rotundamente cualquier mínima concesión que
Fue precisamente en Film Culture en donde un grupo de críticos, pudiese agradar a Hollywood. Y si los primeros contribuyeron con sus
muchos de ellos cineastas, desencadenaron la ofensiva contra el cine películas a estimular el movimiento, los segundos fueron los auténti­
de Hollywood y su dominio industrial. La posición de Joñas Mekas cos protagonistas del que comenzaría a conocerse mundialmente co­
respecto a la vanguardia era todavía, no obstante, ambigua, por no de­ mo cine underground.
cir errática. No defendía las películas del Hollywood tradicional, pero Las posiciones teóricas de estos últimos, animadas por un vehe­
tampoco se comprometía con las de vanguardia. Su defensa del cine mente deseo de ruptura, pueden verse de un modo somero en algunas
personal se inclinaba más hacia las «nuevas películas» de los indepen­ de las frases frecuentemente extraídas de sus artículos de la época.
dientes, cuyas narraciones estaban teñidas de documentalismo. Sólo a En 1960, Joñas Mekas, por ejemplo, escribió: «El nuevo cineasta ame­
partir de 1958, cuando inauguró su sección crítica en la revista The Vi- ricano confia más en la intuición y en la improvisación que en la dis­
Uage Voice, profundizó en sus reflexiones y tomó partido por ambas ciplina. Como sus colegas, el pintor dinámico, el poeta o el bailarín,
tendencias. En The Viüage Voice atendía preferentemente a las películas quiere aferrar el arte en su faceta más pasajera, más libre; es el arte
industriales y a las generadas en el seno de los nuevos cines, muy par­ como acción, no como statu-quo.» Pocos meses después, en 1961, en
ticularmente a las de la Nouvelle Vague, por la que siempre confesó su el número 22-23 de la revista, un párrafo del manifiesto titulado «The
entusiasmo. Y en Film Culture escribía sobre las radicalmente vanguar­ First Statement of the American Cinema Group» afirmaba: «No que­
distas. El momento de los manifiestos y las proclamas llegó con la re­ remos más películas satisfechas, relamidas y falsas; las preferimos áspe­
velación de Shadows (1959) de John Cassavetes, y la inmediata com­ ras y escabrosas, pero vivas. No queremos más películas rosas, las pre­
probación de que era posible hacer un cine mucho más barato y mu­ ferimos del color de la sangre.» Y algo más tarde, en 1963, el conoci­
cho más intenso con la realización, pocos meses después, de PuüMy do Stan Brakhage, en un artículo titulado «Metaphors on Vision»,
Daisy (1959) de Robert Frank, un suizo nacido en 1924 y que se había escribiría: «Se puede acelerar la velocidad de rodaje, o se puede que-

270
brar el movimiento, de forma similar a la moderna percepción cinéti­
ca en el ojo humano, rebajando la velocidad mientras se registra el
movimiento. La película se puede sobreexponer o subexponer. Se
pueden utilizar filtros de niebla, lluvia, luces inquietantes, neones con
temperaturas coloristas y neuróticas; cristal no preparado o cristal pre­
parado para la cámara, pero utilizado sin seguir las instrucciones; se
puede fotografiar una hora después del amanecer o una hora antes del
crepúsculo, esas fantásticas horas tabú con las que los laboratorios no
garantizan nada; o se puede entrar en la noche con un filtro daylighty
viceversa. Uno se puede convertir en el mayor prestidigitador y tener
el sombrero lleno de conejos en reproducción exponencial.» (Brakha-
ge 1963: 59)
Las propias películas de Joñas Mekas señalan también esta deriva
hacia el extremismo experimentalista que sugieren estas palabras. Sus
preferencias inciales se inclinaron por un cine de clara raíz documen­
talista y vinculado al pacifismo, una etapa que culmina con la inolvi­
dable TheBrig (1964), una película en la que, un poco a la manera del
cinéma venté, filmó la puesta en escena del Living Theatre de la obra
homónima de Kenneth H. Brown sobre la brutalidad militar, verdade­
ro buque insignia del escaso ciclo que sobre este cine se proyectó en­
tre nosotros en el Festival de San Sebastián de 1968. Luego, influido
por las luchas políticas que afloraron en la América de los sesenta, qui­
so aunar ambas cosas en un cine absolutamente personalizado, abier­
tamente distanciado de cualquier posibilidad de asimilación. En bre­
ve síntesis, la obra de Joñas Mekas se desarrolla en tres registros funda­
mentales: películas narrativas (Guns of tbe Trees, The Brig o algunos
cortometrajes), películas experimentales o underground (Report from
Miübrook, Notes on the Circus o Haré Krishna, entre otras) y películas-
diario (Diaries, Notes and Sketches, 1964-1968/1968-1969, o Also
Known as Walden), que despliegan la forma cinematográfica más culti­
vada por su autor, el Diary Füm.
Ciertamente a esta evolución de Mekas contribuyó mucho la apa­
rición de una nueva generación de cineastas que comenzaron a reali­
zar sus películas en los primeros años de la década de los sesenta. La
influencia ejercida por Film Culture y la actividad desarrollada por la
Filmaker’s Cooperative incentivaron la producción de películas expe­
rimentales. La vivacidad con la que se filmaba era tal que pronto el
grupo se vería en la conveniencia de crear la Filmaker’s Distribution Diaries, Notes and Sketches (Joñas Mekas, 1964-1969).

L
272
Center, una distribuidora propia, y un conglomerado de salas de pro­
yección alternativas para uso exclusivo de cineastas adheridos a la van­
guardia. Pero esto sucedería en tomo a 1966 o 1967. Mientras tanto, a
lo largo de los primeros años de la década, muchos nuevos cineastas
habían debutado. Bmce Baillie, un estudiante de cine en la universi­
dad, había regresado de Londres, en donde había completado sus es­
tudios, y creado en la Costa Oeste, en 1961, la cooperativa Canyon
Cinema para difundir el cine experimental, a la vez que realizaba sus
primeras películas, la más conocida es el cortometraje Massfor the Da-
kota Sioux (1963-1964), de 24 minutos, una visión irónica y pesimista
acerca de la política y el desarrollo tecnológico americano. Emile de
Antonio, colaborador muy próximo a Joñas Mekas, debutó en 1963
con Point of Order. Y muchos otros lo hicieron también por estas fe­
chas: James Whitney, Peter Emanuel Goldman, Paul Sharits, Stephen
Dwoskin, Jon Jost, George Landow, Robert Nelson, Larry Jordán y
Andy Warhol, que debutó como cineasta en 1963, serían algunos de
los nombres más representativos.
De todos ellos, el más célebre y quien más suscita todavía hoy la
curiosidad del público es el pintor-cineasta Andy Warhol, sin duda de­
bido a su enorme prestigio como artista mundialmente consagrado.
Galardonado en sus comienzos, en 1964, con el premio Film Culture Andy Warhol.
por sus películas Sleep (1963), Haircut (1963), Eat (1963) y Empire
(1964), Andy Warhol consiguió hacerse célebre con rapidez inusitada, neral y de algunas películas en particular exigiría un espacio del que
acaso no sólo por la singularidad de sus películas sino también por la aquí no disponemos. Pese a todo, no pueden dejar de añadirse a los
rara habilidad de la que siempre hizo gala para publicitar una imagen anteriormente citados algunos de sus títulos más sobresalientes: Andy
provocadora a la vez que fría. Aunque, fuera como fuese, lo cierto es WarholFilmsJack Smith Filming, Normal Love (1963), en el que rinde un
que su prestigio lo avalan más de cincuenta películas rodadas en un caluroso homenaje al cineasta Jack Smith, autor de la muy elogiada
periodo muy corto, de apenas cinco años, entre 1963 y 1968, ya que Flaming Creatures (1962-63), BlowJob (1963), Vinyl (1965), Chelsea Girls
sus títulos posteriores, Trash (1970), Andy Warhol’s Women (1971) o (1966) o My Hustler (1965).
Heat (1972), y alguna otra, pertenecen más a Paul Morrisey. Un perio­ Pese al protagonismo casi absoluto del trabajo cinematográfico de
do que pasa por ser el más rico y dinámico del cine underground ame­ Warhol, algunas obras del resto de los directores merecen, no obstan­
ricano, y en el que Andy Warhol se erigió en uno de los máximos re­ te, tenerse en cuenta. Tal es el caso de al menos el largometraje Echoes
presentantes (el otro sería Joñas Mekas) de la contra-cultura americana of Silence (1962-1965) de Peter Emanuel Goldman; la filmografía de
de los años 60, ejerciendo sobre su entorno y fuera de él una influen­ Stephen Dwoskin, y ello pese a que gran parte de sus películas estén
cia más que notable. Incluso su propia evolución desde el pop-art a un realizada a partir de 1964, fecha en la que se trasladó a Londres con
estilo minimalista aplicado a sus películas fue rápidamente imitada una beca Fulbright, y ciudad en la que vive desde entonces y en la que
por diversos cineastas en todo el mundo. Warhol, en suma, se convir­ ha trabajado activamente en la London Filmakers Cooperative; el cor­
tió pronto en el emblema de toda una época. Hablar de su cine en ge- tometraje del matemático y músico Tony Conrad, titulado The Flicker

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reemprendida a principios de los sesenta bajo la euforia experimenta-
lista del momento, no desmerece en nada a la de otros nombres más
citados, léase Stan Brakhage, Joñas Mekas o Andy Warhol. Apenas co­
nocido por sus primeras películas, los cortometrajes A to Z (1950) y
New York Eye and Ear Control (1961), su nombre ocupó el primer pla­
no internacional entre los interesados por el cine experimental, y atra­
jo toda la atención, con su película de 40 minutos de duración titula­
da Wawelenght (1966-67), traducible por «longitud de onda». El jurado
del VI Festival Internacional del Film Experimental de Knokke-Le-
Zoute, compuesto por Shirley Clarke, Vera Chytilova, Walerian Bo-
rowczyk y Edgar Reitz, le concedió el Gran Premio en 1968. Y pocos
meses después, Film Culture corroboró el éxito al concederle también
su Gran Premio del Cine Independiente. Para los seguidores de la van­
guardia, Wawelenght se convirtió así en una película indispensable, casi
mítica. No había festival europeo o «noche blanca» parisina que a lo
largo de aquellos años no quisiera proyectarla. Desde su estreno, en
ArnulfRainer (Peter Kubelka, 1960). fin, suscitó el más vivo entusiasmo. El largo y lentísimo zoom, o tra-
velling óptico hacia adelante, que estructura todo su desarrollo, se
consideró resumen de todo cuanto había sucedido hasta entonces en
(1963), una película pionera en su género —película de parpadeo—, la vanguardia y un nuevo impulso para lo que habría de acontecer en
en la línea de lo que Peter Kubelka hizo por primera vez en AmulfRai- los años siguientes. Wawelenght es, en efecto, todo lo contrario del cine
ner (1957-1960) al querer hacer un homenaje a la obra de su amigo Ar- experimental barroco, delirante o frenético cultivado por la mayoría
nulf Rainer y acabar haciendo una película sin imágenes, constituida de los directores americanos; es una película asimilable al arte mini­
sólo por una sucesión de fotogramas en blanco y otros en negro cui­ malista y conceptual, aunque su interés no se agote en absoluto bajo
dadosamente estructurados y ritmados, acompañados por una banda estas etiquetas. La evolución del cine de vanguardia a lo largo de la dé­
de sonido en la que se alternan el silencio y diferentes ruidos; el cor­ cada de los setenta quedó, desde luego, marcada por su aparición.
tometraje de Paul Sharits, Y.O.U.C.H.I.N.G. (1968), realizado en la Para intentar designar a estas nuevas películas realizadas por ci­
misma línea del anterior pero potenciando las intensidades de los di­ neastas como Tony Conrad, Michel Snow, Paul Sharits, George Lan-
ferentes colores al ritmo de una voz de hombre que repite ininterrum­ dow, Emie Gehr y Hollis Frampton, todos ellos «minimalistas», o por
pidamente la palabra «destruip> hasta que pierde su sentido e incluso lo menos partidarios de no trabajar en cada película más de un aspec­
parece formar otras palabras distintas; también el muy sugestivo, aun­ to concreto de los muchos que ofrece el cine —colores, sonidos, mo­
que más figurativo, cortometraje de Robert Nelson, Oh Dem Waterme- vimientos de cámara, sobreimpresiones, etc.—, el crítico y ensayista
lons (1965), sin olvidar Shut, uno de sus últimos cortometrajes, ya Paul Adam Sidney acuñó la expresión «cine estructural» en su ensayo
en 1970, en el que ironizó sobre los concursos televisivos y la imagi­ «Structural Film», publicado en 1969, y de esta manera se le sigue ca­
nería de Hollywood con humor y desparpajo. lificando en todas las historias posteriores que abordan el tema.
Mención aparte merece el trabajo del canadiense, afincado en La obra de Michael Snow no se agota en absoluto con Wawelenght.
Nueva York, Michel Snow, cuya obra, inaugurada hacia mediados de Algunos otros de sus títulos, Standard Time (1967), One Second in Mon-
los cincuenta pero interrumpida a favor de su actividad pictórica y treal (1969), La Región Centróle (1970-71) o Ramean s Nephew hy Diderot

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El nuevo cine japonés
D arío T omasi

S e abre un surco
Rameau’s Nephew by Diderot (Michael Snow, 1974). En 1956 sucede algo que agita violentamente las tranquilas aguas
del cine japonés. Es la aparición, con pocos meses de diferencia entre
(1974), determinan todavía hoy muchas de las películas de vanguardia una y otra, de tras películas tomadas de sendas novelas de un joven es­
que se realizan. critor, Ishihara Shintaro, que por fin había dado voz a los sentimien­
En 1970, Joñas Mekas creó con Paul Adam Sidney, Peter Kubelka, tos de inquietud y rabia de una nueva generación de jóvenes que no
Stan Brakhage y Jerome Hill, el Anthology Film Archives. Pero ya en se identificaba ya con los valores de la tradición japonesa, viva toda­
esa fecha casi nadie habla de cine underground. Éste había pasado a ser vía en la sociedad de su tiempo. Taiyó no kisetsu [La estación del sol] de
un capítulo de la historia del cine no por ignoto menos importante Furukawa Takumi, Shokei ho heya [La habitación del castigo] de Ichikawa
que otros más conocidos. El llamado underground pasó a ser lo que en Kon y, sobre todo, Kurutta kajitsu [Fruto loco] de Nakahira Kó, con­
realidad siempre había sido: cine experimental, a secas. Un capítulo mocionan y fascinan, o indignan e inquietan, según los casos, a sus es­
en el que —recordémoslo para terminar— también quiso dejar su pectadores, a través de la representación fría y despiadada de una rea­
huella el prestigioso Nicholas Ray al rodar su apenas vista por unos lidad juvenil interesada exclusivamente por satisfacer, lejos de toda
pocos pero muy sugestiva película We Cant Go Home Again, en­ preocupación moral, sus propios deseos. Escribía Óshima acerca de
tre 1971 y 1973. Fruto loco, que narra la historia de dos hermanos cuya lucha por la con­
quista de una misma mujer llevará a uno a matar al otro: «Ya entonces
el público sensible y perspicaz había reconocido en el crujir de una
falda arrancada, en el zumbido de una lancha que al volcar mata al
mayor de los dos hermanos, los presagios sonoros de una nueva pri­
mavera cinematográfica» (1980: 19). Y en efecto, precisamente en es­
tas películas, definidas entonces como taiyózoku eiga (el cine de la tri-

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bu del sol), se puede adivinar la apertura de ese «surco» —como lo de­
finía el propio Óshima— que conducirá directamente al nuevo cine
de los años 60.
No transcurre más de un año, cuando otro sobresalto sacude los
cimientos el cine japonés. Esta vez el terremoto se llama Masumura
Yasuzó, que en el 57 realiza Kuchizuke [El beso], Daryü [Corriente ca­
liente] y Aozora musume [La muchacha bajo el cielo azul]. Las pelícu­
las recuperan los temas juveniles del taiyózoku, aunque de forma más
consciente, y provocan en la crítica reacciones muy encontradas. Será
el mismo Masumura el que responda, en un célebre artículo de 1958,
a las críticas vertidas contra él. Con extraordinaria lucidez, el joven di­
rector declara su deseo de renunciar al sentimiento, al realismo y a la
atmósfera que caracterizan al cine japonés del momento. De hecho, el
sentimiento se expresaba en ese cine de forma pasiva, como algo que
debía de ser reprimido o al menos controlado. El realismo significaba
adecuarse a lo existente y a la atmósfera: en definitiva, un medio para
afirmar el predominio de la circunstancia sobre el individuo. Contra
esa realidad reacciona Masumura mediante el recurso a nuevos perso­
najes, que hacen de la franqueza y de la exhibición explícita de sus de­
seos el rasgo dominante de su propia personalidad: «Me interesa la ex­
presión desnuda del deseo que se desata de manera explosiva (...) la lu­
cha que sostiene en la vida un personaje de fuerte personalidad (...)
quiero describir las pasiones de gente alegre, fuerte y decidida, aunque
sea cómico, aunque sea falso» (Masumura, 1984: 114-6). Los jóvenes
protagonistas de sus películas adoptan actitudes provocadoras, no se
detienen ante las convenciones, afirman su propio derecho a existir
sin llegar por eso a la violencia radical y nihilista que en cierto modo
había garantizado el éxito de los taiyózoku. Aflora también en Masu­
mura una mayor conciencia social, y la capacidad de sugerir los res­
ponsables y las víctimas de lo que está sucediendo sin caer nunca en
actitudes derrotistas. Aquello contra lo que intenta luchar es la idea de
un cine que —pretendiendo combatir honestamente los males de la
sociedad— se detenía en la apología de los «desesperados», y hacía del
victimismo la forma más noble del sentimiento humano. Las pelícu­
las de Kinoshita Keinosuke e Imai Tadashi, grandes obras pese a todo,
eran el blanco de sus críticas. «El cine que Masumura rechazaba era de
dos tipos: por una parte, un cine de costumbres, naturalista, que des­
cribía ampliamente los sentimientos de la pequeña burguesía tal y Tatuajes (Yasuko Masumura).

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como se expresaban en la sociedad japonesa de su tiempo; por otra, También en la Nikkatsu debuta en 1958 Imamura Shóhei. Nusu-
un cine llamado «realista», repleto de realidad que, prisionero de la maretayokujó [Deseos robados] (1958) es la historia de un joven inte­
ideología, representaba los males de la sociedad con actitud resignada» lectual seducido por la vitalidad, casi animal, de los actores de un gru­
(Yamane, 1990: 47). Con Kyojin togangu [Gigantes y juguetes] (1958), po de teatro vagabundo y de tercer orden. Hateshinakiyokubó [Deseos
Masumura acentúa los rasgos del propio cine al narrar la realidad in­ infinitos] (1958) narra en cambio las ambiciones eróticas y la sed de
frahumana de la vida de algunos empleados que reaccionan de forma dinero de un grupo de individuos dispuestos a apoderarse de una de­
desesperada a las presiones de la competencia. El dinamismo, la ener­ sorbitada suma de dinero. Las dos películas, en sus tintes grotescos y
gía, los gestos exagerados, casi como de dibujos animados, los diálo­ macabros, en el rechazo de toda forma de sentimentalismo, en la iro­
gos muy veloces y los ritmos vertiginosos son el signo explícito del re­ nía que preside cada fotograma, en la concepción hipervitalista del in­
chazo a los estereotipos fundadores del cine social japonés de esa épo­ dividuo que se bate resueltamente para afirmar sus propios deseos,
ca, «su pesado realismo, la empatia requerida al espectador para los son parte principal de esa renovación radical que alumbra en sus co­
protagonistas, mostrando contradictoriamente una ironía hacia ese tas más altas el cine japonés de finales del decenio.
tipo de realidad» (Sato, 1990: 5). En él se inscribe, a todos los efectos, la obra de Okamoto Kihachi,
El éxito de las películas tayózoku y de la trilogía de Masumura que en 1959 realiza Dokuritsugurentai [La banda de gangsters indepen­
del 57 no deja inalterado el panorama de la producción comercial. El diente], una parodia de los westerns americanos trasladada al ámbito
mismo jidaigeki, sobre todo con las películas de Sawashima Tadashi, del cine bélico; la historia se ambienta en un campo militar de la fron­
Kató Tai, Tanaka Tokuzó, Morí Issei y otros, aunque proponga toda­ tera china durante la Segunda Guerra Mundial, y en ella los tonos de
vía los temas clásicos del género, introduce un lenguaje moderno, una la comedia adquieren un aire grotesco y paródico, que ya nada tiene
estructura de musical, referencias explícitas a la realidad social con­ que ver con los escenarios tradicionales del cine de guerra.
temporánea, un humorismo y una ironía del todo nuevas (Yama­ Las primeras películas taiyózoku, las de Masumura, los comienzos
ne, 1990: 50). de Imamura, el nuevo jidaigeki, el Nikkatsu Action y las parodias de
La productora cinematográfica a la que en mayor medida corres­ Okamoto constituyen ejemplos de cine muy diferentes entre sí, pero
ponde el mérito de haber introducido este proceso de renovación, en unidos todos por el «rechazo del sentimentalismo, lo que supone el
especial en el ámbito del cine popular, es sin duda la Nikkatsu, que al elogio incondicional de la fuerte vitalidad de sus protagonistas»
volver a abrir sus puertas en el 54 trató de suplir la carencia de stars y (Sato, 1990: 6).
directores afamados mediante películas que descubrieran otras vías.
La mayor libertad creativa, que parecía posible en la renacida casa de
producción, le permitió sustraer a la Shóchiku y a otras compañías un ÓSHIMA Y LA NÜBERU Bá GU DE LA SHÓCHIKU
grupo de jóvenes ayudantes de dirección o nuevos directores que,
como Imamura Shóhei, Suzuki Seijun, Nakahira Ko, Kurahara Kore- Si se exceptúa parte de la obra de Masumura, la renovación que
yoshi, Kawashima Yüzó, Kumashiro Tatsumi y otros, ocuparían un traspasa el cine japonés a finales de los años 50 resulta incapaz de to­
papel de primera fila en la renovación del cine japonés. De la Nikka­ mar el pulso social y, sobre todo el político, de la convulsa situación
tsu son, por ejemplo, los primeros taiyózoku, cuyo éxito es rápidamen­ japonesa del decenio, que de alguna manera queda comprendida en­
te reciclado en otro género bastante popular en esos años: el Nikka­ tre el 8 de septiembre de 1951 y el 23 de junio de 1960: las fechas de
tsu Action, que en su narración de «violentos conflictos de jóvenes en la firma del primer Tratado de Seguridad entre Japón y Estados Uni­
busca de la inmediata satisfacción de sus deseos» se sitúa abiertamen­ dos (ANPO), y la de su posterior ratificación. El tratado situaba a Ja­
te en la misma línea del cine taiyózoku y del de Masumura (Yama­ pón bajo el «paraguas» militar de los Estados Unidos, que garantiza­
ne, 1990: 51). ban la defensa de los intereses de Japón como propios. La alianza es­

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tablecía la concesión de numerosas bases al ejército, a la marina y a la
aviación americanos, y entre sus cláusulas se incluía la de una renova­
ción periódica cada diez años. El decenio está marcado por numero­
sos episodios de dura contestación, atribuidos de modo especial a la
organización nacional estudiantil Zengakuren. Próximo al Partido Co­
munista en un primer momento, el Zengakuren termina por distan­
ciarse como consecuencia de una política más radical, sin poder sus­
traerse algunas veces a las tentaciones del terrorismo. Los enfrenta­
mientos entre estudiantes y policía se repiten con cierta frecuencia,
por las razones más diversas: la celebración de la revolución bolchevi­
que, una visita del emperador a Kioto, la ocupación por parte de algu­
nos manifestantes de la plaza del Palacio Imperial, las obras de rees­
tructuración de un aeropuerto destinado a los nuevos reactores de la
aeronáutica militar americana, etc. La tensión culmina entre el 1959 y
el 1960, precisamente con motivo de la renovación del ANPO, que
sanciona también la mptura definitiva entre el Zengakuren y el Parti­
do Comunista. La nueva izquierda, consciente de que el tratado nipo-
americano era en realidad un modo de hacer de Japón un instrumen­
to del imperialismo americano, toma la calle repetidas veces, intentan­
do bloquear la salida del aeropuerto de Haneda del primer ministro, Nochey niebla enJapón (Nagisa Óshima, 1960).
Kishi, responsable de la renovación del tratado. El clímax dramático
de la protesta se alcanza durante los enfrentamientos ante el Palacio
de la Dieta, el 15 de junio, en el curso de los cuales pierde la vida la el éxito de las películas juveniles de las otras productoras, la tensión
estudiante Kamba Michiko. El 23 del mismo mes, el número de fir­ social del periodo, el progresivo aumento del número de jóvenes en­
mas necesario para la ratificación del tratado se alcanza definitivamen­ tre los espectadores cinematográficos y el nuevo papel que éstos vinie­
te. A pesar de las sucesivas dimisiones del primer ministro Kishi, el ron a desempeñar en la sociedad lleva a los dirigentes de la Shóchiku,
movimiento del Zengakuren es derrotado. El consiguiente sentimien­ hasta ese momento la productora más conservadora, a abrir sus puer­
to de frustración y la impresión de que la nueva generación de jóve­ tas a los ayudantes de dirección. Y así es como Óshima dirige en 1959
nes terminará por ser reprimida del mismo modo que lo había sido la su primera película: A i to kibó no machi [La ciudad del amor y de la es­
de los años 30 genera un sentimiento de alienación y rebeldía nihilis­ peranza], en la que recupera una estructura típica del melodrama
ta que tendrá un peso nada despreciable en los comienzos de la Nü- Shóchiku, un sentimiento de amor truncado por la diferencia de cla­
beru Bágu de la Shóchiku, en particular, y de todo el nuevo cine de los ses, pero para invertir el resultado final. De hecho, los dos jóvenes pro­
primeros años 60, en general (Desser, 1988: 33). tagonistas no coronarán su afecto común, sino que serán rechazados
Los cincuenta son también los años en que el joven Óshima parti­ recíprocamente uno por otro, debido a sus respectivos prejuicios y sus
cipa primero en el movimiento estudiantil, y entra luego como ayu­ opuestas realidades de clase. La película no convence a los directivos
dante en los estudios de la Shóchiku, donde todavía regía el sistema de la Shóchiku, se distribuye en un circuito marginal y Óshima es in­
clásico, según el cual los comienzos en la dirección podían empren­ habilitado durante otros seis meses. Pero 1960 será un año decisivo
derse sólo después de una larga práctica como ayudante. Sin embargo, para él y para el nuevo cine japonés. Después de la trilogía del taiyó-

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zoku del 1956 y la de Masumura del año siguiente, llega el momento munista; el pasado próximo, constituido por las manifestaciones con­
de la del propio Óshima, que en sólo doce meses rueda Seishun zonko- tra el ANPO de 1960, y un pasado remoto, articulado sobre los duros
ku monogatari [Relatos crueles de juventud], Taiyó no hakaba [El ce­ contrastes en el interior del movimiento estudiantil y sus relaciones
menterio del sol] y Nihon noyoru to kiri (Nocbey niebla enJapón). La pri­ con el Partido Comunista. La película reconstruye así, con modos y
mera de las tres películas permanece todavía estrechamente ligada a formas muy despiadados, todo el decenio de luchas y esperanzas, pero
los temas del cine taiyózoku que, sin embargo, en 1960 había aplicado también de engaños e injusticias dentro del propio movimiento, con
medidas drásticas, transformando a la propia star, Ishihara Yujiró, de una extraordinaria conciencia crítica, si bien marcada por un nihilis­
símbolo de rebeldía en el de «sentido común y estabilidad, un herma- mo y por una falta de esperanza que reflejan el sentimiento de derro­
nito respetuoso con sus mayores, o sea, una especie de hijo pródigo» ta de aquellos años en que nada ni nadie se salva.
(Oshima, 1980: 29). Sin embargo, a diferencia de los mejores taiyózo­ Con la trilogía de 1960, Óshima muestra la relación de su cine y
ku, Óshima imprime al film, a su trama de sexo y violencia, una di­ el de sus compañeros con el de las generaciones anteriores, relación
mensión más claramente política; sitúa la historia de los dos protago­ definida por un proceso de doble radicalización y negación: por una
nistas sobre el trasfondo de la lucha contra el ANPO, y los relaciona parte, una consagración política del cine ya político de los Imai y de
con una pareja de la generación anterior que vive ahora el fracaso de los Yamamoto, de los que sin embargo se rechaza la transparencia del
sus antiguos ideales. Lo que distingue a las dos generaciones es que la significante; por otra, la acentuación de los modelos de representa­
más joven ya no puede encontrar refugio en ningún ideal o esperan­ ción distanciadores, propios ya del cine japonés de los años 30, y de
za. En cambio, Taiyó no hakaba [El cementerio del sol] está ambienta­ los que se rechaza su intento de denuncia sólo social y no política
do en un gran suburbio, donde se refugian toda clase de deshereda­ (Burch, 1980: 736). Nocbey niebla enJapón es distribuida durante unos
dos, que venden el alma de día y el cuerpo de noche. El sol al que pocos años, y retirada luego de la programación. La ruptura entre
hace referencia el título es tanto el de la bandera del Japón y el de sus Óshima y la Shóchiku es inevitable, y al joven director no le queda
mitos como el del taiyózoku, el del cine de la tribu del sol que, por su otra alternativa que marcharse. Sin embargo, tal ruptura proviene no
incapacidad de superar una dimensión puramente existencial y un ge­ sólo del fracaso de la película, sino que está ya implícita en el modo
nérico, si bien exasperado, rechazo de los valores dominantes, ha lle­ mismo en que la película se había realizado. Aprovechando un mo­
gado a su fin. Ambas películas muestran un universo sin esperanzas, mento de transición dentro de la Shóchiku debido al cambio de algu­
invadido por un nihilismo absoluto, que recuerda el cine jidaigeki de nos directivos, Óshima obtiene el permiso para realizar su proyecto, y
los años 30, a través del cual la pérdida del norte de toda una genera­ lo rueda en un tiempo récord, diez días, decidiéndose por el plano se­
ción se refleja no sólo en su componente existencial, sino en una es­ cuencia, entre otras cosas porque permitía reducir notablemente los
trecha relación con la involución general de la sociedad japonesa. tiempos de trabajo en la movióla. Consigue así terminar la película an­
También en el plano estilístico las películas presentan elementos de ra- tes de que los directivos de la Shóchiku puedan darse cuenta de lo que
dicalidad muy significativos, como por ejemplo, el empleo de los mo­ en realidad está sucediendo. En la historia de la elaboración de Noche
vimientos cámara en mano, que perturban intencionadamente los y niebla enJapón está, pues, inscrita ya la incompatibilidad entre las ne­
efectos de fascinación formal derivados del uso del color, y sobre todo cesidades del nuevo cine y un sistema productivo obsoleto y en vías
del cinemascope, que era casi un imperativo legal de los estudios cine­ de descomposición (Hasumi, 1990: 38-42). La única vía posible es la
matográficos durante esa época. Pero sobre todo es en Nocbey niebla producción independiente.
enJapón donde Óshima lleva a las últimas consecuencias su cine de los Las esperanzas de la Shóchiku de ampliar su propio público me­
comienzos. Filmada con un extenuante uso del plano secuencia, la pe­ diante el recurso a los jóvenes directores llevan a los comienzos no
lícula se estructura en tres momentos: el presente, representado por el sólo de Óshima, sino también, entre otros, de Shinoda Masahiro y
matrimonio entre una estudiante del Zengakuren y un militante co­ Yoshida Yoshishige. Shinoda, Yoshida y Óshima eran, además de co­

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legas de trabajo, jóvenes intelectuales que desde hacía años se habían to es que la Shóchiku había hecho mal sus cuentas. O más bien, se ha­
comprometido en una renovación radical del cine japonés. Junto con bía topado con obstáculos insuperables; si 1958 es el año que con sus
algunos guionistas, habían fundado una revista, Schichinin [Siete per­ mil doscientos millones de espectadores representa el momento de
sonas], cuyos artículos criticaban con aspereza la situación existente. mayor auge de la industria cinematográfica japonesa, en los años pos­
Se desprende de estos escritos una importante peculiaridad del nuevo teriores esta cifra decae irremediablemente. La televisión por un lado,
cine japonés: «De hecho, se puede decir que la Shóchiku Nüberu y el nivel de vida cada vez más elevado por otro, llevan a los japone­
Bágu simboliza la fiereza de los huérfanos que no tienen un padre que ses a abandonar el cine como forma de diversión más difundida. No
los proteja. A diferencia de los autores de la Nouvelle Vague francesa, podían ser, desde luego, las películas de Óshima, Yoshida y Shinoda
junto a Óshima y Yoshida no había ningún Jean Renoir. Ni éstos te­ las que detuvieran esta tendencia irreversible.
nían el suficiente amor al cine de Hollywood como para alabar a
Hitchcock y a Hawks» (Hasumi, 1990: 43). Quizá es este aislamiento
cultural el que puede explicar en parte el acendrado nihilismo, el fii- H ani, I mamura y T eshigahara
ro'r destructivo, la ausencia casi total de esperanza en las películas de
estos directores. El nuevo cine japonés de los primeros años 60 no está ligado úni­
Kawaita mizuumi [El lago desecado] (1960), dirigida por Shinoda camente a lo que ocurre en el ámbito de la Shóchiku. Un autor bas­
y escrita por el que será uno de los grandes protagonistas del teatro y tante importante en esa época es Hani Susumu, que había dirigido ya
del cine japoneses en los años sucesivos, Terayama Shüji, es otra pelí­ en la segunda mitad de los años 50 algunos documentales ambienta­
cula estrechamente vinculada a la oposición al ANPO, en la que se dos en el mundo de la infancia, como Kyóshitsu no kodomotachi [Niños
critican duramente tanto la decadencia de la vieja clase dirigente en clase] (1955) y E o kaku kodomotachi [Niños dibujando] (1956) que,
como los errores de las nuevas generaciones, incapaces de elaborar por la relación de implicación y participación que se establecía entre
una práctica revolucionaria auténtica y original, emancipada de los el autor de la película y sus «actores», representaban algo nuevo en el
modelos occidentales. La influencia que Seishun zonkoku monagatari ámbito del cine japonés de la época. Hani radicaliza esta tendencia
[Relatos crueles de juventud] ejerció en la película es evidente tam­ con su Furyó shónen [Malos chicos] (1961), una obra a medias entre fic­
bién en Rokudenashi [Bueno para nada] (1960), operaprima de Yoshida ción y documental, rodada con la estrecha colaboración de algunos
Yoshishige, que narra la historia de la relación erótica entre una mujer muchachos del reformatorio, a cuya triste realidad estaba dedicada la
y su joven violador, el cual, por defenderla de un nuevo estupro, ter­ película, y que participaron no sólo como actores sino también como
minará siendo asesinado. En cambio, Shinoda y Yoshida no consegui­ autores de diálogos.
rán mantener la coherencia de Óshima, ni alcanzarán en esos años su Los primeros años 60 ven también los comienzos de Teshigahara
misma radicalidad, tanto en el plano expresivo como en el temático, Hiroshi, que da vida a una tetralogía completa en colaboración con el
aunque también realizarán para la Shóchiku excelentes películas escritor Abe Kobo. Otoshiana [La trampa] (1962), Suna no orna (La
como Kawaita Hana [Flor pálida] (1964) y Ansatsu [Asesinato] (1964), mujer de arena, 1964), Tanin no kao [El rostro del otro] (1966) y Moetsu-
de Shinoda, y Akitsu onsen [Los temas de la Akitsu] (1962) y Nihon kita chizu [El mapa quemado] (1968) sorprenden por su homogenei­
dasshutsu [Fuga del Japón] (1964), de Yoshida. Ambos terminarán por dad, por el minucioso trabajo de elaboración formal nunca rebajado
seguir, más adelante, los pasos de Óshima, abandonando la casa ma­ a la búsqueda de la «belleza fácil», por el cuidado simbolismo y por la
dre para emprender el camino de la producción independiente. coherencia temática que los define. A través de las vicisitudes metafó­
El escándalo que muchas de estas películas provocan en el mundo ricas de hombres que quedan atrapados en un foso, y se ven obligados
del cine japonés hace que la prensa especializada les asigne el nombre a reproducir allí los mismos ritos realizados por una sociedad «libre»
de Nüberu Bágu, tomándolo del francés Nouvelle Vague. Pero lo cier­ (La mujer de arena), o desfigurados por un accidente de tráfico y obli-

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tativa de homicidio] (1964) donde el director alcance sus resultados más
maduros-, a través de la representación fría, casi documental, de dos fi­
guras femeninas cuya fuerza vital e instintiva las impulsa a tratar de in­
vertir una situación de opresión que quiere acabar con ellas. Pero Ima­
mura no hace de ellas unos retratos en positivo sino que, por el contra­
rio, estas mujeres utilizan los mismos instrumentos negativos de la
realidad que las sofoca. Lo que al final fascina de estos personajes es su
obstinación, tozudez y energía, signo de un deseo de vivir y existir com­
parable al menos a la brutalidad de sus modos. En 1965 Imamura deja
también su productora y crea una pequeña compañía, con la que reali­
zaJinruigaku nyümon [Introducción a la antropología] (1966), la historia
de un traficante de materiales pornográficos, basada en uno de los te­
mas que reaparecerán posteriormente en la obra del cineasta, el del in­
cesto y, más en general, las implicaciones entre relaciones sexuales y fa­
miliares. La película discurre en «un estilo ostentosamente voyeurista,
donde el campo de visión (...) es constantemente invadido por una mul­
titud de objetos, ventanas, puertas correderas, etc.» (Tessier, 1984: 109).
La novia de los Andes (Susumo Hani, 1966).

gados a esconder el rostro tumefacto tras una máscara que modifica


radicalmente su relación con los demás (El rostro del otro), o enfrasca­
dos en la búsqueda de un hombre desaparecido en el que sienten que
poco a poco se van transformando (El mapa quemado), estas películas
se convierten en la eficaz metáfora de la realidad global de un país
obligado a reflexionar sobre sus propios valores y su propia cultura, o
más bien su propia identidad, en relación con ese otro representado
por los modelos occidentales, y de lo que todo ello significa para cada
individuo japonés.
Si la experiencia de Hani y Teshigara se sitúa en el ámbito de las pe­
queñas producciones independientes, Imamura prolonga durante algu­
nos años su relación con la Nikkatsu. De 1961 es Buta togunkan [Cer­
dos y acorazados] que vuelve a los tonos grotescos y satíricos de sus
primeras películas, temporalmente abandonados en su interesante
Nianchan [Hermano mayor] (1956), a través del relato de un estrambó­
tico tráfico de cerdos que algunos yakuza tratan de organizar a espaldas
de una base militar americana. Pero será en las posteriores Nippon
koncbüki [Crónicas entomológicas del Japón] (1963) y Akai satsui [Ten­ Kamigami noJukahyokubo [Profundos deseos de los dioses] (Shoei Imamura, 1968).

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tre los primeros directores de cine documental que no han hecho de
E l documental
la cámara un simple medio para reproducir la realidad, sino un verda­
dero instrumento de lucha en manos de las clases más humildes y
Un momento esencial del Nuevo Cine de los años 60 correspon­ oprimidas.
de al trabajo de los documentalistas Ogawa Shinsuke y Tsuchimoto
Noriaki. Después de realizar algunas películas sobre las luchas del mo­ W akamatsu, S uzuki y el cine de género
vimiento estudiantil, Ogawa se traslada en 1968 con los miembros de
su equipo a Sanrizuka, donde se está librando la batalla de los campe­ La estrecha relación que se había creado cine de autor y cine de gé­
sinos contra la construcción del nuevo aeropuerto internacional de nero, en el ámbito de la renovación del cine japonés a finales de los
Narita. Ogawa inicia así una experiencia casi única en la historia del años 50, prosigue en un tono todavía más intenso en el decenio pos­
cine. Más que dedicarse a filmar los hechos como un testigo ocular, terior. En un enésimo y desesperado intento de cubrir los espacios de
comienza a vivir con los campesinos, a trabajar y a luchar con ellos, público a los que la televisión no podía llegar, las grandes producto­
aprende a conocer su pensamiento, sus tradiciones, y lo que para és­ ras, con dificultades cada vez mayores, comienzan a mirar con cierta
tos significa la tierra y su relación con ella. Sus películas del ciclo San­ atención el cine erótico. Nace así el fenómeno de los llamados pinku
rizuka —que se interrumpe en 1977— no sólo documentan las dra­ eiga (cine rosa) al que seguirá, a comienzos de los años 60, de los ro-
máticas fases de la lucha contra la construcción del aeropuerto, sino man-pomo (donde román actúa como contradicción de «romántico»).
que constituyen un verdadero ensayo antropológico que narra la dra­ Se trata de películas eróticas, cada vez más explícitas, aun en los lími­
mática historia y la realidad de una clase social explotada y reprimida tes marcados por la severa censura japonesa que impide la representa­
desde siempre, y a la vez depositarla de la que es una de las más autén­ ción de los órganos genitales masculinos y femeninos, en las que el
ticas almas del país, de su cultura y sus tradiciones. sexo es expresión de impulsos y deseos reprimidos, donde los pape­
También Tsuchimoto realiza en los años 60 documentales sobre les clásicos del hombre violador y la mujer maltratada terminan por
las luchas estudiantiles, pero su nombre va unido sobre todo a Mina- transformarse no pocas veces en una relación paródica de esa otra
mata. Kanjasan to sono sekai [Minamata. Las víctimas y su mundo] (1971). entre madre e hijo (Buruma, 1985: 61-2). Si bien el movimiento de
Minamata es el nombre de una localidad japonesa cuyos habitantes los films eróticos nace fuera de las grandes compañías, rápidamente
fueron gravemente dañados por una enfermedad provocada por los es absorbido por ellas, y llega a ocupar una franja notable del merca­
vertidos contaminantes de una industria química local. Como ya ha­ do total. Si entre 1965 y 1973 la producción anual de películas se es­
bía sucedido con Ogawa, también Tsuchimoto abandona la posición tima en una media de cuatrocientos títulos (frente a los 547 de
del reportero objetivo para situarse junto a sus víctimas —los pescado­ 1960), la mitad de éstos son pinku eiga. El autor que mejor supo
res y los habitantes de la zona, sus mujeres y sus niños—, y a la vez adaptar el género a las inquietudes que animan la parte más válida
para informarles a éstos sobre el origen de la enfermedad, su trágico del cine japonés de esos años es indudablemente Wakamatsu Kóji.
agravamiento, las fatales consecuencias, la petición de responsabilida­ En sus películas más representativas, Kabe no naka no himegoto [El se­
des a la industria que había provocado lo sucedido y la lucha por con­ creto dentro de las paredes] (1965), Taijiga mitsuruyó suru toki [Cuan­
seguir una indemnización. La película está rodada como un work in do el embrión es cazador furtivo] (1966) y Okasareta byakui [Ángeles
progress, a medida que los propios acontecimientos se suceden. Tam­ violados] (1967), rodadas todas ellas con un presupuesto ridículo y
bién como Ogawa, Tsuchimoto continuará su apasionado trabajo de abundantes referencias a la compleja realidad política de la época,
denuncia en otros documentales dedicados a esa trágica realidad, de Wakamatsu da vida a historias caracterizadas por una violencia y un
los cuales el último es de 1987. Ogawa y Tsuchimoto se encuentran en­ sadismo extremos, con especial predilección por las formas rituales,

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de carne] (1964), Irezumi ¡chida! [Vida de un tatuado] (1966) Tókyó
nagaremono [El vagabundo de Tokyo] (1966) y, en especial, Kenka
ereji [Elegía de la riña] (1966) que, ambientada en los años del ascen­
so del fascismo japonés, denuncia cómo la violencia natural de los
jóvenes es manipulada con fines instrumentales para la política (Des­
ser, 1988: 71). Pero la película seduce sobre todo por su desbordan­
te imaginación visual y por la audacia de sus soluciones formales. Se­
rán precisamente estas características las que determinen la ruptura
con la Nikkatsu, que no podía admitir entre sus abanderados a un
autor que más que en las reglas del género parecía pensar de un
modo propio de hacer cine. En 1967 el director es despedido de los
estudios de la Nikkatsu. Su alejamiento rompe definitivamente la re­
lación entre el nuevo cine de los años 60 y el studio system japonés,
confirmando una vez más la incompatibilidad entre el cine de
Óshima, Shinoda, Yoshida, Imamura y el propio Suzuki, y el reque­
rido por las grandes compañías.

Okasareta byakui [Ángeles violados] (Wakamatsu Kóji, 1967).


La ATG, la producción independiente y el final del nuevo cine

«consecuencia de un comportamiento vengativo dictado por el pro­ Después de abandonar la Shóchiku, Óshima comienza su difícil
fundo resentimiento de un ser socialmente discriminado» (Jean Paul andadura como independiente, sin perder nunca la coherencia y el ri­
Le Pape, en Tessier, 1984: 53). En ellas están latentes «la degenera­ gor de sus obras anteriores. Después de algunas películas en cierto
ción y la exasperación que se ocultan bajo el bienestar de la sociedad modo menores, realizadas para otras compañías o para la Sózósha,
japonesa del momento» (Sato, 1990: 15). fundada por el propio director, éste recupera su antigua inspiración en
A un abanico de géneros más amplio pertenece, en cambio, el Hakuchü no torima [El demonio en pleno día] (1966), una de sus pelí­
cine de Suzuki Seijun, que durante su permanencia en la Nikkatsu culas más extremistas, cuya ligazón de escenas enfatiza ciertos aspec­
rueda películas de acción, eróticas y ligadas al cin zyakuza. Suzuki es, tos del montaje radical del cine mudo de Sergei M. Eisenstein, igno­
ante todo, un gran talento visionario, que emplea las estructuras y rando casi por completo los enlaces típicos del cine clásico, mediante
los modelos de los géneros para dar vida a un imaginario muy per­ un rechazo casi sistemático de los códigos de sentido y continuidad
sonal con fuertes dosis anarco-nihilistas. La violencia de las historias (Burch, 1979:330-1). La película, basada totalmente en la figura del ex­
narradas va acompañada de una práctica consciente de estilización ceso, es la historia de un demente, autor de una larga serie de violacio­
teatral, de juego con los clichés, que introduce en sus películas un nes y homicidios. Esta vez, Óshima parece abandonar la búsqueda de
elemento distanciador (Burch, 1979: 373). Suzuki viola así las reglas una motivación concreta a la violencia de sus protagonistas, para na­
del cine de género, en perfecta sintonía con cuanto habían hecho rrar la historia en sí de un demonio, aunque la trama secundaria del
Óshima y sus compañeros en relación con el melodrama de la fracaso de una cooperativa agrícola, a la que el mismo protagonista
Shóchiku. Entre sus películas más destacadas, citaremos Kantó mus- pertenece, podría ser leída como metáfora de la derrota de las luchas
huku [El vagabundo del Kantó] (1963), Nikutai no mon [La barrera y del movimiento juvenil estudiantil (Danvers y Tatum Jr., 1986: 82).

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Entre tanto, sucede algo que revestirá una importancia crucial en
el desarrollo, del nuevo cine japonés: el nacimiento de la Art Theatre
Guild (ATG), con cuya colaboración contó Óshima para realizar algu­
nas de sus obras posteriores. La ATG nace en 1962 con el fin de distri­
buir películas de calidad, en especial obras extranjeras. Pero al cabo de
pocos años decide pasar a la producción de películas de presupuesto
moderado, afrontado a medias entre la propia ATG y otras pequeñas
productoras independientes. Para muchos autores del nuevo cine, es
la inesperada ocasión de volver a su antigua carrera. De hecho, el final
de los años 60 ve resurgir a muchos de los autores que habían marca­
do profundamente la renovación del cine a comienzos del decenio.
Entre los primeros en aprovechar la nueva oportunidad se encuentra
Imamura, que en 1967 realiza Ningen Jóhatsu [La desaparición de un
hombre], una película construida sobre la oposición entre realidad y fic­
ción que recupera uno de los temas dominantes en la obra del director:
la naturaleza profundamente irracional del comportamiento, de los dis­
cursos y de las relaciones humanas (Desser, 1988: 83). Pero sin duda, el
film más importante de Imamura a finales del decenio es Kamigami no
fukañyojubó [Profundos deseos de los dioses], producido autónomamen­
te por la compañía fundada por el propio director. Una película de carác­
ter abiertamente mitológico y antropológico, ambientada en una isla del
extremo sur del Japón, donde sobreviven todavía costumbres y rituales
hoy ya olvidados. Aun basándose en el enfrentamiento entre tradición y
modernidad, la película denuncia despiadadamente las brutalidades de
ambas, haciendo de ello un acta de acusación a la realidad contemporá­
nea y a la historia del Japón, de la que la película es una metáfora.
El director que más asiduamente recibe ayuda de la ATG es, en la
segunda mitad de los años 60, Óshima, que en colaboración con ésta
meda, entre otras, Kóshikei [El ahorcamiento] (1968), Shinjuku dorobó
nikki (Diaño de un ladrón de Shinjuku, 1969), Shónen (Elmuchacho, 1969)
y Gishiki [La ceremonia] (1971). El ahorcamiento, a través de una ruptu­
ra radical de los códigos de representación lineal y de impresión de
realidad, narra la paradójica historia de un joven coreano condenado
a muerte por homicidio y violencia camal que sobrevive a su ejecu­
ción. Se desarrolla una especie de psicodrama, casi una black-comedy,
«puesta en escena» por sus verdugos, que al intentar convencer al
hombre de sus culpas, revelarán instintos criminales semejantes, si no
superiores a los de éste. Diaño de un ladrón de Shinjuku es un documen- Diario de un ladrón de Shinjuku (Nagisa Óshima, 1969).

296 297
to fascinante sobre la vida underground del que en aquellos años era
uno de los barrios más seductores y vanguardistas de Tokio, protago­
nista de una historia donde se reúnen los típicos temas de Oshima:
sexo, revolución, poder, teatro, etc. El muchacho constituye el film del
director más alejado de su habitual estilo provocador y, sin embargo,
la historia de un niño obligado a simular que es víctima de accidentes
automovilísticos para que sus padres puedan cobrar las indemnizacio­
nes se plantea como metáfora de un país cuyo crecimiento económi­
co corre paralelo a un empobrecimiento de la vida interior de cada
uno (Desser, 1988). Por último, La ceremonia es casi un resumen del
cine del director, una obra ambiciosa donde la visionaria reconstruc­
ción de la vida de una familia se convierte en la del propio Japón y sus
ritos milenarios, a los que es incapaz de renunciar pese al barniz de
modernidad y occidentalización tras el cual ha tratado de ocultarse.
En las más radicales de estas películas —El demonio en pleno día, El
ahorcamiento, Diario de un ladrón de Shinjuku, aunque también Shiiku
[La domesticación] (1961), Nihon shunka kó (Sobre las canciones obscenas
japonesas, 1967), Muri shinjü. Nihon no natsu [Doble suicidio forzoso.
Verano japonés] (1967), Tókyó sensó sengo hiwa [Historia secreta de la Erosupurasugyakusatsu [Eros más masacre] (Yoshida Yoshishige, 1969).
posguerra después de la guerra de Tokio] (1970)— encontramos otra
de las características esenciales del nuevo cine: la subversión de los có­ pero que hasta entonces todo el cine inspirado en el kabuki había su­
digos de transparencia narrativa, la revelación explícita de sus funcio­ primido.
nes y el consiguiente proceso de descomposición al que éstos son so­ También a finales de los años 60 realiza Yoshida su película más
metidos (Burch, 1980: 739). ambiciosa, produciéndola autónomamente. Se trata de Erosu purasu
Con la ATG Shinoda filma también su película más significativa de gyakusatsu [Eros más masacre] (1969) en la cual, a través de una estruc­
los años 60, Shinjü ten no Amijima [Doble suicidio en Amijima] (1969), tura formada por continuas superposiciones de pasado y presente, rea­
basada en uno de los clásicos del kabuki y del bunraku (teatro de ma­ lidad e imaginación, se reconstruye la vida del anarquista Oshugi Sa-
rionetas), realizada según esos mecanismos de «deconstrucción» de la kai, que vivió en los años 20. Es una nueva ocasión para meditar so­
ficción típicos del nuevo cine, que son una característica fundamental bre las relaciones entre sexo y revolución, realidad y ficción, cine,
del teatro clásico japonés. La misma función destructora y a la vez re­ teatro y vida, y sobre uno de los momentos cruciales de la historia del
generadora que cumple la sexualidad en la película, como en todo el Japón de este último siglo, la era Taishó (1912-1926), que Yoshida lee
nuevo cine japonés, había encontrado ya, en cierto modo, su propio en términos mucho más críticos de cuanto es habitual. La misma ten­
espacio en los dramas de Chikamatsu Monzaemon, el mayor autor de sión histórico-crítica se advierte en las posteriores Rengoku eroika [Pur­
textos kabuki y bunraku, en una de cuyas obras se inspira la película. gatorio heroico] (1970) y Kaigen rei [Ley marcial] (1973), ambas copro-
Uno de los aspectos más significativos de Doble suicidio en Amijima es ducidas por la ATG y dedicadas una al activismo estudiantil de los
la participación como actores de los kurogo, ayudantes de escena del años 50 y otra al ideólogo de derechas Kita Ikki, autor de un golpe de
kabuki que, encapuchados de negro, tienen la función de ordenar o estado fallido en febrero de 1936. Estas tres películas forman, por tan­
desmontar ante el público los materiales necesarios para la acción,
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to, una especie de trilogía, que encuentra otro elemento unificador en
el uso de un encuadre descentrado, que revela influencias tanto del
cine de Antonioni como de ciertas tendencias del arte tradicional ja­
ponés (Desser, 1988 : 73).
La intensa actividad de la ATG durante esos años queda probada
también con Hatsuhoi jigokuhen [Primer amor: versión infernal] de
Hani Susumu (1968), que describe de modo realista y cotidiano, pero
también con incursiones en el mundo del metacine, las relaciones se­
xuales de dos jóvenes, y por Nikudan [La bala humana] de Okamoto
Kihachi (1968), una grotesca representación de la locura de la guerra.
Parece, pues, que las películas de los autores del nuevo cine, filma­
das entre finales de los años 60 y comienzos del decenio posterior,
muestran todavía una gran voluntad de experimentación formal, de El devenir de los cines chinos (1956-1993)
radicalización en el uso de las prácticas significantes y de exploración
de los mecanismos de la ficción, estableciendo así una estrecha rela­ M arco M üller
ción no sólo con el nuevo cine occidental, sino también con los as­
pectos más significativos del propio cine japonés de los años 30 y, más
hacia atrás, con la propia tradición artística del país. Es más, estas pe­
lículas parecen dominadas por una tendencia más acusada que antes C hina
a mirar al pasado del país, a releer la historia y el mito, a valorar el Después de un primer lustro de transición, en el cual se define la
peso de la tradición para entender mejor los problemas del presente. nueva idea de «cine populan> (un intento de combinar Hollywood y
La ceremonia, Doble suicidio en Amijima, El deseo profundo de los dioses y Mosfilm-Lenfilm, es decir de conciliar exigencias socialrealistas y cine
Eros más masacre son vivos ejemplos de esta voluntad, y de un cine que clásico americano de género), el año 1956 parecería un nuevo punto
a finales de los años 60 muestra una vitalidad y una intensidad de bús­ de partida. Se constituye, finalmente, la Academia de Cinematografía
queda semejantes a las que caracterizaron los comienzos del movimien­ de Pekín y el debate cinematográfico comienza a tomar vida, aunque
to y lo acompañaron, con sus altos y bajos, a lo largo de los años 60, ca­ las nuevas generaciones de directores no lleguen a producir una nue­
racterizados todavía por amplias movilizaciones sobre temas como la va crítica y la especulación teórica sobre el cine continúe largo tiempo
reforma universitaria o la intervención norteamericana en Vietnam. bajo mínimos, canalizada entre estrechas coordenadas. Protegidos por
Los procesos de normalización que calan en la sociedad japonesa du­ la seguridad del gobierno que permitirá «florecer cien flores, conten­
rante los años 70 y la crisis cada vez más aguda de las grandes compa­ der cien escuelas», muchos de los directores (en primer lugar, los pro­
ñías —no debe olvidarse que la ATG sobrevivía en parte gracias al cedentes del cine «democrático» antes de 1949) prefieren sustituir la
apoyo de la Tóhó— privaron al nuevo cine del respaldo necesario gestión de una ideología por la de un imaginario que parecía perdido
para su existencia. El cierre de la ATG en 1975 puede considerarse el para siempre o emprenden, sin más, el peligroso camino de una come­
punto final de ese nuevo cine japonés, cuyo primer surco se había dia contemporánea de corte satírico. Pero las «cien flores» se marchi­
abierto hacía casi veinte años. tan rápidamente y, al año siguiente (1957), la campaña desencadenada
por el PCC contra los «desviacionistas de derecha» obliga a los cineas­
tas a retomar el camino de la ortodoxia.
Algunos directores son despedidos de los estudios gubemamenta-

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les (entre los veteranos anteriores de la República Popular: Lü Ban, Lü posible al ya manido modelo soviético. Basta confrontar, en la trayec­
Yonggang), otros, en cambio, se «readaptan» después de haber hecho toria autorial de Shui Hua, el pasaje del agudísimo, dialéctico Linjia
autocrítica (los de Tao Jin y Zhao Ming son dos nombres clave del re­ puzi [La tienda de la familia Lin, 1959] con la película del siguiente
ciclaje gubernamental) una minoría elige el exilio voluntario del cine año, Gemingjiating [Una familia revolucionaria], para darse cuenta de
o el suicidio sin más (el gran actor-director Shi Hui). cómo el director se alegra de llevar la emoción por vías experimenta­
Durante todo el bienio siguiente, el del «Gran Salto» (1958-59), en das, aunque a costa de frenarla y apagarla totalmente. El realismo so­
los 33 establecimientos cinematográficos activos en todo el país (a los cialista chino que se pone a punto en estos años (según una fórmula
mastodontes de Ch’ang-ch’uen, Pekín y Shangai se unen muchos estu­ que no desaparecerá fácilmente) aparece también barnizado del estali-
dios regionales pequeños y un enorme complejo productivo nuevo: el niano, por medio de un laqueado típicamente chino, que aprovecha
de los estudios Primero de Agosto del Ejército Popular de Liberación) el lenguaje escénico del drama lírico de la tradición para prestar a los
no tendrán cabida más que las películas que se adecúen a la estética na­ «héroes positivos» el énfasis y las poses estatuarias necesarias para que
cional del momento (como únicas excepciones, las obras conocidísi­ los personajes de los manifiestos propagandísticos sirvan para todos
mas de algún viejo maestro como Jin Shan, que vuelve a la dirección ci­ los usos (para todas las campañas políticas). No es casual pues, que,
nematográfica con Fengbao [Tempestad]. Los últimos meses de 1959 precisamente una película de 1960, Linhai xueyuan [En un laberinto
son testigo del décimo aniversario de la fundación de la RCP, recorda­ de bosques y nieve] de Liu Peiran, constituya, una vez purgada de sus
da, cinematográficamente, con una serie de grandilocuentes evocacio­ fragmentos más «popularescos» (que la novela «resistencial» había
nes históricas. Oculto tras éstas, uno de los pilares del discurso del vie­ vampirizado, en principio, de la literatura caballeresca de folletín de fi­
jo cine de Shangai, NieEr de Zheng Junli, biografía de un célebre com­ nes del siglo xix), la base de una de esas «obras modelo» (yangbanxi)
positor de música para películas (activo entre 1927 y 1936): es un film que se convertirán, en 1966, en las únicas depositarías de la verdad re­
que celebra el triunfo de la representación sobre el mundo real, de la volucionaria en el ámbito artístico: Zhiqu Weihushan [La ingeniosa
reinvención sobre la historia —pone en escena acontecimientos y per­ conquista de la montaña del tigre] será, por lo demás, la primera de las
sonajes que han existido de verdad, pero filtrados todos a través de la ocho yangbanxi que será adaptada a la pantalla en 1970.
imaginación, reinventados para el espectáculo, reconducidos al «cine- Después del impulso productivo de 1960 (80 largometrajes), la cri­
cine» en una orgía de citas que piratea la reposición (¡en Sovcolor!) de sis económica del país y, junto a la misma, el definitivo agotamiento
célebres pasajes de las películas «comerciales y de izquierda» de los del ya débil debate cultural determinan una repentina caída de la acti­
años 30 para ilustrar momentos verídicos de la vida del compositor. En vidad en los establecimientos cinematográficos. De los 27 títulos que
oposición a una producción cinematográfica que ya no tiene el coraje ven la luz en 1961, dos en particular parecen beneficiarse de las nue­
de confesar su tendencia a privilegiar la metáfora y la ficción, Zheng re­ vas palabras de orden impuestas por el III Congreso de Escritores y
crea y transfigura aquí, con una poética de estudio que exalta el artifi­ Artistas, las de la adhesión a las «formas nacionales» y las de la unión
cio, hasta aquellos acontecimientos clave de la historia revolucionaria entre «realismo y romanticismo revolucionario»: Hongsi niangzijun [El
ya consagrados por una versión iconográfica (inmutable) concreta. destacamento rojo femenino] de Xie Jin «refunda» el género de pelí­
Cuando, en el verano de 1960, el gobierno soviético anuncia la culas de aventuras revolucionarias, o por lo menos les imprime un es­
suspensión de cualquier tipo de ayuda a China (y el retiro de sus 1.400 tilo totalmente nuevo —cualidad destinada a menudo a negar a sus
técnicos), Mao Tse Tung replica pidiendo a la población «que cuente epígonos— mientras Xie Tieli, con un novelón rural (de Zhou Libo),
con sus propias fuerzas». El cine no parece estar, al menos en un pri­ llega en Baofeng zhouyu [Como un huracán] a trascender su materia
mer momento, en condiciones de hacerlo: paradójicamente (quizás narrativa, captando una visión no conformista de los contrastes y de
como consecuencia de la loca ideología en los dos años del Gran Sal­ las contradicciones que restituye una vitalidad imprevisible al manido
to), llega a asegurar una cierta capacidad a cambio de adherirse lo más tema de la reforma agraria.

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El año 1962, momento de descolectivización parcial de la econo­
mía y relanzamiento de la iniciativa individual, aparece en el campo
cinematográfico como el de la reencontrada vitalidad de la comedia.
Xie Jin es nuevamente «fundador de discursividad» con el desenfre­
nado Da Li, Xiao Li he Lao Li [Grande, Pequeño y Viejo Li], que de-
sacraliza ritos y mitos de masa en una oposición metafórica entre de­
porte y reuniones de partido. En los estudios de Shangai se produce
la primera película china en 3D, Moshushi de qiyu [Las extraordinarias
aventuras de un prestidigitador], repleta de ingenios farsescos de alta
precisión puestos juntos, con gran habilidad, por un Sang Hu que
fue protagonista de la comedia ligera de Shangai de la segunda pos­
guerra. En Pekín, el actor-director Xie Tian realiza Jinshang tianhua
[Cómo añadir bordados a un brocado], magnífico dispositivo en el
que una trama de conflictos productivos y enredos amorosos es pul­
verizada en cada encuadre, dinamizada por una gestualidad estilizadí-
sima y por una libertad lingüística del todo inusitada para la época. La
farsa cantonesa Qishietjia fangke [Las 72 familias de inquilinos] de
Wang Weiyi marca, además, en Cantón (estudios Ríos de las Perlas), el

Hongsi niangzijun [El destacamento rojo femenino] (Xiejin, 1961). Jinshag tianhua [Cómo añadir bordados a un brocado] (Xie Tian, 1962).

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comienzo de la producción dialectal en el cine de la República Po­
pular China.
Precisamente los dispersos elementos de comicidad y un pretendi­
do corte feminista han proporcionado a otra película de 1962, Li
Shuangshuang de Lu Ren, una crítica positiva duradera en Occidente.
Lo que se ha pretendido leer como franqueza de discurso y finura psi­
cológica (campesina «liberada» y activa —léase: activista— imparte
una lección al marido machista y políticamente pasivo) responde, en
realidad, a la exigencia precisa de subrayar la necesidad de subordinar
la libertad individual a la responsabilidad colectiva y termina por de­
sembocar en un elogio de la delación (cubierto sólo en parte por un
colorido local de los más superficiales).
En el mismo año se realiza, tras múltiples obstáculos (manifesta­
dos ya durante la elección del tema, tomado de una melancólica no­
vela breve de 1929, obra principal del escritor pesimista, militante y
mártir, Rou Shi) uno de los grandes textos heréticos del cine posrevo­
lucionario: ZMocbun eryue [Primavera precoz en el segundo mes lunar],
escrito por Xia Yan y puesto en escena por Xie Tieli con una particu­
lar predilección por el melodrama más fulgurante (una participación
emotiva de la cámara que caracterizará también la siguiente obra
maestra del poema épico cinematográfico, Liehuozhongyongsheng [In­
mortales entre las llamas] (1965) de Shui Hua, es una reflexión sobre
una experiencia iluminista fallida, que afronta el pasado sin nostalgia,
pero sin caer tampoco en inútiles maniqueísmos, atento como está a
impregnarse de los sabores y de los colores de las estaciones que trans­
curren, de los tiempos que cambian.
Con el trienio 1963-65, la producción se asienta de nuevo sobre
una media anual de más de 40 largometrajes. De éstos, muchos ya
son producidos con el sello, anticipando la implacable normativa es­
tética de la producción de los primerísimos años 70. Muchos de los
títulos de este periodo pasarán ilesos (entre las poquísimas películas a
las que esto tocará en suerte) los años de la Revolución Cultural.
Otras películas contemporáneas, además, se harán desaparecer con
débiles pretextos sólo para sustituirlas, en el quinquenio 1971-75, por
copias (a veces en color) casi idénticas al original o con versiones líri­
cas de género «Obra sobre tema revolucionario contemporáneo» (ge-
ming xiandaixi); el caso más célebre es el de Ziyou houlairen [Tendrán
Zaochun *yue [Primavera precoz en el segundo mes lunar] (Xie Tieli, 1962). sucesores] (1963), rehecho como Hongdengji [La linterna roja] en dos

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versiones cinematográficas (Obra de Pekín, 1970; drama musical ui- meses de 1964, un festival de «Obras sobre tema revolucionario con­
gur, 1976). temporáneo», en el que se fijan nuevamente los dictados de una esté­
La relativa prosperidad de la industria cinematográfica es inte­ tica cada vez más trágicamente asfixiante. En la restricción de los már­
rrumpida, en 1964, por dos campañas de crítica sobre la prensa nacio­ genes de maniobra concedidos a los cineastas, la producción de 1965
nal: los blancos que se critican son las «hierbas venenosas» del cine, se llena de «personajes típicos» (dianxing renwü), en disposición de su­
como Zaocbun eiyue (implicado en el derrumbe del prestigio político perar cada dificultad después de una lectura aclaradora de los escritos
de Xia Yan) o bien el paleorrealista Beiguojiangnan [Tierras fértiles tam­ de Mao: si en Didaozhan [La guerra de los subterráneos] se saldrá al
bién en el Norte] (1963) de Shen Fu. Para atraerse serios problemas, es paso de un intrincado problema de estrategia militar, en la inconscien­
suficiente inyectar un mínimo de problematicidad, dar a los persona­ temente paródica Hongse beibu [La cesta roja], el estudio de las «Obras
jes un aire de tridimensionalidad, dialectizar de verdad la dramaturgia. escogidas» sirve para encontrar la solución idónea para vender de
Con el fin de despistar un poco a los críticos-ideólogos, guionistas y puerta en puerta en el seno del pueblo.
directores, pegan a sus películas finales postizos de puro ejercicio retó­ Tan sólo gracias a la intervención del primer ministro Chou En
rico, con loas eventuales al Mao Salvador, que les consientan salva­ Lai, la directora Wang Ping puede rodar, a partir del 1 de mayo de
guardar un poco de fuerza narrativa y alguna experimentación formal. 1965, la versión cinematográfica de Dongfang hong [El Oriente es
A este ejercicio retórico se había sometido también el gran Zheng Jun- rojo], el musical conmemorativo de los 15 años de la República Po­
li, que, encarcelado por sus crímenes cinematográficos en 1966, mori­ pular China. A pesar de tener a su cargo a más de un centenar de can­
rá tres años después: a pesar del final triunfalístico, sin embargo, su tantes solistas, más de mil bailarines y al menos otros tantos coristas,
Kumufengcbun [Un árbol seco vuelve a vivir] es una elegía dolosora, esta superproducción posee un impetuoso dinamismo interno, capaz
que la estilización aleja del naturalismo de la corriente «rural» de estilo. de sacar adelante la ininterrumpida sucesión de números musicales aü
En este clima padece enormes retrasos —sobre todo porque par­ dancing aü singing Todo está dosificado y regulado a la perfección, de
tes relevantes del final son cortadas y rodadas nuevamente según los manera que cada cuadro (correspondiente a un episodio clave de la
cambios impuestos al guión— el film Wutaijiernei [Hermanas del es­ historia de la revolución china) tiene ritmo y tono propios, goza de
cenario] (1964-65), obra maestra de Xie Jin y punto de llegada de un existencia autónoma: heroicidad y solemnidad pueden ceder el paso,
«cine de sentimiento» que constituye la única excepción posible a la pues, a ligerezas de comedia musical o a geometrías busbyberkeleya-
aridez de una programación ideológico-temática. A través de la con­ nas, del «nocturno» se pasa al «solar», de lo «destacado» al «sottovoce».
vergencia y la divergencia de los itinerarios de la vida, de las tomas de Al final, desde un escenario hormigueante de vida se retrocede para
posición de dos amigas actrices (Xie reserva siempre a los personajes contemplar impresionantes escenografías humanas, pirámides de cen­
femeninos el protagonismo, convencido de que la mujer sufre y sien­ tenares de personas anuladas en la uniformidad, escalofriantes mo­
te más el drama de la sociedad tradicional y el conflicto público-priva- mentos anticipatorios.
do de la nueva), es restituida la dimensión humana de una época (casi Un últmio fulgor de convicta grandiosidad épica centellea en Lie-
treinta años) de agitaciones decisivas para la historia de China. Una huozhongyongsheng [Inmortales entre las llamas] (1965) de Shiu Hua,
puesta en escena suntuosa a la vez que estilísticamente puntual man­ película carcelaria que ve avanzar resueltos hacia la inmolación, entre
tiene con sabia disciplina formal un nobilísimo sentimiento lírico. La toda suerte de maltratos y torturas, a la pareja de divos más clamoro­
riqueza visual de una película que vive al ritmo de los latidos de los sa de la República Popular China, Yu Lan y Zhao Dan. La suya es una
personajes es capaz de superar hasta la representación de la nueva Chi­ apoteosis premonitoria: a Zhao, que había conocido la galera fascista
na socialista, ya definitivamente consignada a la oleografía. de Kuomintang, le tocarán cinco años de celda de aislamiento; a Yu,
Por impulso de Jiang Qing, la ex-diva del cine de Shangai casada diez de trabajos forzados —mientras su marido, el actor Tian Fang,
con el presidente Mao Tse Tung, se celebra en Pekín, en los últimos muere en prisión. Inmediatamente después: la Revolución Cultural.

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La circular del 16 de mayo de 1966 hace un llamamiento para quitar tificarse con la «banda de los cuatro»), con una realidad que ya no sa­
de enmedio lo viejo y para desenraizar cualquier tipo de «hierbas ve­ ben fijar: la anterior primacía de la política es derribada con el eslogan
nenosas». En diciembre, Jiang Qing y Lin Biao (que al cabo de un par «hay que partir de la vida». Allí donde el esquematismo de los años pre­
de años será visto como el delfín designado por Mao) piden que sea cedentes consentía a veces refugiarse en el sueño, en la utopía —la os­
el ejército quien garantize una severa vigilancia sobre las letras y las ar­ cilación entre real e imaginario que rige la admirable «película para jó­
tes, pero se autodelegan el control central sobre la cultura. La Acade­ venes» Shanshan de hongxing [Estrella roja centelleante] (1975) de Wang
mia de Cinematografía ha sido cerrada, pero sus diplomandos (sobre Ping— los condicionamientos entrecruzados y negativos de un conven­
cuya conciencia pesan crímenes como la visión de películas «porno­ cionalismo ya senil, de una falsa modernidad y del temor de alejarse de­
gráficas» como Las noches de Cabina) se ganan méritos redactando un masiado de los recorridos habituales condenan los productos de estos
elenco de películas chinas realizadas (o distribuidas) después de 1949 años de convalecencia (1977-79) a deslizamientos desgraciados hacia el
que habrían de ser censuradas (muchas —no todas— podrán volver a cine de Hong Kong y Taiwan. Unicamente a principios de los años 80,
circular tan sólo después de 1976). Siguiendo con la intensificación de cuando los establecimientos cinematográficos intenten transformar en
las campañas de crítica a personalidades del cine, se procede a decenas moneda contante y sonante la comercialización de la cultura (bendeci­
de arrestos de directores, actores y jefes de producción. Al final de 1967, da por el gobierno) y se alcance la cuota de los cien títulos producidos
todos los estudios cinematográficos son ocupados por regimientos de anualmente, el cine comercial sabrá dotarse de estructuras industriales.
guardias rojos o por compañías del EPL. Se rueda algún noticiario, Amenazados por los reformadores económicos, pena el cierre de estu­
pero la producción de películas es virtualmente interrumpida, aunque dios cada vez menos asistidos financieramente por el estado (entretan­
es probable que la guardia roja usara, por tanto, para provocar agitacio­ to, el cine es apartado del control del Ministerio de Cultura y confiado
nes los instrumentos de los que se habían adueñado. Bajo iniciativa de a un nuevo Ministerio de la Radio, de la Televisión y de la Cinemato­
Jiang Qing, se disponen pues, en la segunda mitad de 1969, los elemen­ grafía), los productores desprecian cualquier cautela y se empeñan en
tos necesarios para la realización colectiva de las versiones cinemato­ una serie de operaciones sin prejuicios: primero un periodo, afortunadí­
gráficas de las ocho «obras modelo» que serán llevadas a escena, entre simo desde el punto de vista de mercado, de coproducciones con Hong
1972 y 1974, por artesanos de oficio probado y también por actores Kong; más tarde, la puesta a punto de las nuevas corrientes populares
mejor dotados, rehabilitados para la ocasión, como Xie Jin y Xie Tieli. (el «kung-fu» producido íntegramente en la República Popular China, la
La reanudación de la producción, garantizada por la granítica orto­ comedia sentimental, el género policíaco).
doxia temática como por la homologación del nivel más bajo del trata­ En este ambiente, nadie se esperaba (ni preconizaba) el estruendo
miento de la dirección, tiene dificultades, por tanto, para llevar el fun­ innovador con el que irrumpen en la escena del cine chino la treinte­
cionamiento de los establecimientos cinematográficos a los niveles en na de directores de la «quinta generación» —los primeros en salir, des­
los que se encontraba antes de la Revolución Cultural (en 1970 se pro­ pués de la Revolución Cultural, de la Academia de Cinematografía
ducen cinco títulos, al año siguiente sólo dos, ocho en 1972, cinco (reabierta en 1978). Asignados por oficio a sus unidades productivas (a
en 1973, para llegar a diecisiete en 1974 y a veinticinco en 1975). En un menudo complejos cinematográficos en provincias dependientes de
primer momento, sólo funcionan los estudios de Cha’ng-ch’uen, Pekín políticas, en cualquier caso, centrífugas: los estudios de Guangxi, los
y Shangai, y más tarde, a principios de 1975, también los de Cantón, de Kunming, del interior de Mongolia, o, incluso, los Xiaoxiang en el
Xi’an y Chengdu, a los que se suman, finalmente, los de Guangxi y el Hunan), los directores recién diplomados saben aprovechar los márge­
interior de Mongolia. Después de haber plasmado sobre sus películas, nes de maniobra ofrecidos por el nuevo contexto de producción, en
durante todo este periodo, la radicalización de los conflictos en la cús­ el que el éxito de la producción mercantil en serie determina la posi­
pide del PCC, los directores se encuentran enfrentados, después de los bilidad de felicitarse, como coartadas y como flores para el ojal cultu­
sucesos de octubre de 1976 (la derrota de la línea política que suele iden­ ral, por las obras de autor (que, por norma, conocen una distribución

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chos de ellos un clarividente realizador-productor, Wu Tianming, di­
rector de los estudios de Xi’an.
Después de la devastadora deflagración, en 1983, de Yige he hage
[Uno y ocho], la película de Zhang Junzhao y Zhang Yimou tan fuera
de onda (tema: persecución y autosacrificio, en las «zonas liberadas»
controladas por los comunistas en el periodo bélico, de un soldado sos­
pechoso de trotskismo) que debe sufrir más de 70 «modificaciones», el
impacto es renovado, puntualmente, por las películas que, entre 1984 y
1993, firman los protagonistas de la «quinta generación»: Chen Kaige,
Tian Zhuangzhuang, Zhang Yimou, Hu Mei, Liu Miaomiao, Wu Ziniu,
Zhang Zeming, Huang Jianxin y Peng Xiaolian. Los jóvenes autores ex­
perimentan una progresiva liberación, adecuación de su expresión a las
imágenes, en un primer momento aún ingratas en cuanto confiadas a
esquemas mecánicos, de modo que era manifiesta y desabrida la desidia
entre la llamada evidente de lo real y su fatigosa respuesta. A menudo
bajando el tono, despojando la retórica figurativa de las redundancias,
llegan a desquiciar lo cotidiano. A veces, se lanzan en incursiones más
allá del límite permitido, derribando los valores sin buscar ya la cober­
tura de un alegorismo también cansino (un par de títulos al año son ex­
cluidos por la censura). Las películas de la «quinta generación» —otra
importante novedad— son los primeros títulos del cine chino conti­
nental que gozan en Occidente de una verdadera distribución comer­
cial y de una fortuna crítica generalizada —paralelamente a la carrera in­
ternacional de dos directores multipremiados (en los festivales occiden­
tales), Zhang Yimou y Chen Kaige. Pero los irreducibles de esta
(¿efímera?) Nouvelle Vague continental ya tienen como teloneros a una
«sexta generación» de jovencísimos autores de obras aún acerbas pero
emocionantes al darse, cosa inédita en las vicisitudes cinematográficas
de la República Popular China, la coincidencia de autonomía expresiva
y autonomía productiva: Zhang Yuan, Wang Xiaoshuai y He Yi (pseu­
dónimo de He Jianjun) afirman, con sus debuts de 1993, el derecho de
Huang tudi (Chen Kaige, 1984). ciudadanía de un cine íntegramente independiente en China.
casi confidencial). Para mantener parcialmente intacto un discurso H ong K ong
verdaderamente independiente, los jóvenes cineastas (también se con­
centran en tomo a los directores otros ex-estudiantes de la Academia: Si durante todo el primer periodo (hasta 1946) de existencia del
operadores, escenógrafos y técnicos de sonido) deben formar un gru­ cine de Hong Kong las modalidades del espectáculo han sido campe­
po, constituir una tribu, aprovechando la invitación que dirige a mu­ sinas (géneros y subgéneros codificados en el Shangai de las majors

312 313
son simplificados en corrientes más tradicionales que satisfacen los
sectores de público dialectal de una sociedad largamente preindus-
trial), el renacimiento del cine mandarín, en la primera posguerra, in­
troduce modelos (hollywoodenses) típicos del neocapitalismo enton­
ces creciente, en una evolución de los géneros (en la nueva gama que
va del policíaco y del cine negro a la ligera comedia idílica) que sigue
al mismo paso el desarrollo tecnológico. Grandes directores y artistas,
viejos artesanos especializados en la refundición de los patrones holly­
woodenses de taquilla y en la continua reelaboración del repertorio
mitológico-caballeresco, divos y actores poco conocidos, en resumen,
todos aquellos que han trabajado sin descanso desde hace una década
(incluso durante los años de la ocupación nipona) en el cine de Shan-
gai, son el motor de este verdadero y auténtico «pasaje al sudeste» al
que impulsan, primero, únicamente Yonghua (China eterna), fundada
por el viejo magnate Li Zuyong, y Da Zhonghua (China grande), de
Jiang Baiying, a las que se añade la renacida productora de los herma­
nos Shaw, que no reinicia su actividad en Hong Kong hasta 1950.
Durante toda la primera mitad de los años 50 (hasta 1956), la pro­ Laflor roja (Tsui Wei y Xen Huai-Ai).
ducción en dialecto cantonés experimenta una vertiginosa subida. El to interno como extemo. Durante el bienio 1960-61, marcado por la
público quiere encontrar en ello la confirmación de su identidad cul­ primera crisis productiva del cine de Hong Kong, las salas de la colo­
tural (nacional y regional) y prefiere, pues, la película operística, la de nia, que pueden absorber anualmente hasta un máximo de 150 títulos
artes marciales y el melodrama familiar. Los costes de un producto (tanto chinos como extranjeros), a condición de que cada uno de ellos
medio cantonés se estiman en 60.000 dólares HK, mientras que su no permanezca en pantalla más de una semana, se encuentran enfren­
equivalente en lengua nacional requiere unas inversiones que superan tadas a una avalancha de más de 200 películas en cantonés y 50 en
los 100.000 dólares. Además, debido a que el producto neto obtenible mandarín. Los pequeños productores no pueden ni siquiera reciclar
sólo por la distribución en el mercado local no supera los 70.000 dó­ para la exportación su excedente productivo, dado que las majors man­
lares HK, las productoras mandarinas, que tienen como única salida darinas (Shaw y Cathay) han invadido el mercado con una produc­
el entonces exiguo mercado de Taiwan (mientras los productos dialec­ ción altamente especializada en función de la demanda local —gran­
tales se exportan a Vietnam, Indonesia, Tailandia y a las grandes co­ des espectáculos (prerrogativa de directores «septentrionales» como Li
munidades chinas de los Estados Unidos), serán condenadas a depen­ Hanxiang) para los mercados de Tailandia e Indonesia, películas de
der de las ayudas «políticas» del nuevo gobierno continental: la Repú­ opereta y comedias idílicas para los de Singapur, Malasia y de barrios
blica Popular China controlará la Changcheng, la Fenghuang y otras chinos de los Estados Unidos.
pequeñas sociedades, generalmente llamadas «de izquierda»; subven­ La crisis estructural se agudiza en tomo a la mitad de los años 60
ciones del Kuomintang aplazarán durante un lustro la desaparición de por la política de monopolio que Shaw y Cathay despliegan en Hong
la Yonghua «libre», que se especializa en la corriente de propaganda Kong, acaparando las salas en las mejores zonas, tanto en los barrios
anticomunista. burgueses del centro como en las barriadas populares de la periferia.
La irresistible subida cuantitativa de la producción en dialecto can­ Además, las grandes productoras mandarinas han comenzado a subti­
tonés lleva, sin embargo, muy pronto a la saturación del mercado, tan- tular sus películas en chino, de modo que la escritura ideográfica uni­

314 315
fique todos los sectores de público regional (entretanto, dos de los
principales mercados para los productos dialectales, Indonesia y Viet-
nam, se cierran repentinamente a causa de golpe de estado o de gue­
rra civil).
El terreno cultural cantonés se va resquebrajando progresivamen­
te, a través de la aparición de nuevas generaciones cosmopolitas, y re­
sulta, pues, indispensable para los productores independientes condi­
mentar con una pizca de «especias» los platos tradicionales: acentuan­
do aquí el elemento policíaco, redoblando allí las secuencias
musicales y «hollywoodizando» (la receta es practicada por los prolífi-
cos directores dialectales nuevos, que suceden a la primera generación
de los maestros del melodrama, más si éstos —los más grandes: Li
Chenfeng, Wu Hui y Qin Jian— persisten durante toda la década de
los 60 en seguir una idea de cine ya obsoleta). Pero no valen de nada
las nuevas estrategias del producto. Frente al monopolio de Cathay,
Shaw y Golden Harvest (una nueva major rampante, que rompe poco
después el acuerdo de no agresión que había estipulado con los Xianü (King Hu, 1971).
Shaw), los pequeños y medianos independientes cantoneses se ven Será Bruce Lee (Li Xiaolong) quien restituya en Hong Kong el
obligados a cerrar sus puertas. De los 63 títulos rodados en cantonés idioma del cine local (el cantonés), ya que el orgullo de sentirse chino
en 1969, se pasará a un único largometraje en 1971.
A la película de capa y espada de los directores cantoneses, a los que, también narcisísticamente expresan los cuerpos, tiene necesidad
que bastaban tramas débilísimas para catapultar la acción hacia una de una voz que les consienta recuperarlo totalmente. Acabada la épo­
fantasía confiada a los efectos especiales (diseñados a menudo sobre la ca de los combates artificiales (recompuestos por medio del montaje),
película por animadores que mezclan artísticamente pop, modernis­ ahora es el momento de las artes marciales verdaderas de coreógrafos-
mo pictórico occidental e iconografía mitológica china), los directores directores-intérpretes como —en la Shaw— Liu Jialiang, y —en la
mandarines de la reíúndada corriente de las artes marciales oponen es­ Golden Harvest— Jacky Chan (Cheng Yuanlong) y Samo Hung
tilísticas y poéticas más complejas y orgánicas. Con una «China eter­ (Hong Jinbao), que incluyen en sus películas de los años 70 una fun­
na» de fondo, esencia mística que tiene que ver más con la nostalgia cionalidad rítmica de las convenciones (empujada después hacia el ba­
que con una realidad territorial, el Hong Kong de los años del boom se llet más enrarecido de un King Hu, muy aguerrido tras una primera
cuenta a través de la aceleración continua de los ritmos y una visión experiencia de cine independiente en la Guolian de Taiwan).
desencantada del mito del éxito: la competencia se convierte en fun­ Para consolidar el renacimiento del cine cantonés, es preciso recu­
damento temático, escuelas y sectas compiten entre sí para asegurarse perar sectores de público, siempre renovados en la fuente que ha cons­
la primacía de un concurso mortal, donde a menudo el precio del lo­ tituido la difusión de una televisión mayoritariamente cantonesa (y en
gro coincide con la inmolación del héroe. Muchos de los imitadores parte anglòfona). La operación incluye a Michael Hui (Xu Guanwen),
del cine nipón cuentan las primeras pruebas de los grandes reorgani­ el Jerry Lewis local, que logra representar (desde dentro de la Golden
zadores de esta corriente marcialcaballeresca, Zhang Che y Hu Jin- Harvest) una inversión de tendencia respecto a las oscilaciones del
quan (más conocido en Occidente bajo el nombre anglofonizado de gusto del cine comercial (las suyas son las primeras películas que to­
King Hu). man en serio la civilización de masa de un Hong Kong considerado

316 317
como emporio tecnológico para Asia y Europa). En 1979, un nutrido
grupo de jóvenes de la televisión pasa a la realización de largometrajes
(producidos, la primera hornada, por los independientes cantoneses
más aguerridos), mostrando su aprendizaje televisivo de exploraciones
estilísticas y audacias de contenido. Yim Ho (Yan Hao), Tsui Hark (Xu
Ke), Alien Fong (Fang Yuping), Ann Hui (Xu Anhua), Kirk Wong
(Huang Zhiqiang) y Patrick Tam (Tan Jiaming) saben encuadrar una
clave personalísima, sondeando primero direcciones poco frecuenta­
das por el cine dominante, divirtiéndose después en cambiar de signo
a los géneros tradicionales del cine cantonés, a través de un recorrido
tortuoso, en equilibrio sobre el filo de la navaja comercial (nunca asis­
tida por financiaciones gubernamentales; hasta los independientes
más obstinados están subordinados a los imperativos del beneficio rá­
pido), en una esquizofrénica situación simultáneamente dentro y fue­
ra de las grandes productoras. Sobre la moribunda Shaw se ha conso­
lidado la fortuna de la Golden Harvest, contrastada sólo por los colo­
sos «independientes» en auge, la Cinema City (que tendrá una vida
breve) y, desde la segunda mitad de los años 80, la Golden Princess,
Hua Pi (King Hu, 1992).
que recicla la relación con las imparciales operaciones productivas de
la Film Workshop (fundada por el Coppola de Hong Kong, el chino-
vietnamita Tsui Hark). De la Golden Harvest y de la Film Workshop
proviene también el talento más impresionante del cine de nivel alto
de adrenalina, aquel John Woo (Wu Yusen) que, después de haber
marcado muchos récords de taquilla (su Yingxiong bense/A Better Tomo-
rrow, 1986, es el mayor éxito comercial de la historia del cine de Hong
Kong) y suscitado centenares de imitaciones, pasa a trabajar sin más a
Hollywood, y se convierte en el primer cineasta chino que puede me­
dirse, al fin, con los americanos en su mismo terreno.

Taiwan
Con el tratado de Shimonoseki (1895), China es obligada a ceder
a Japón la isla de Taiwan, que se convierte así, a partir de 1905, en el
primer mercado de ultramar del cine nipón. Sin embargo, sólo duran­
te la segunda posguerra se afirma una producción cinematográfica au­
tónoma, en el dialecto de la isla (fukienense), favorita del departamen­
El rey mono contra el reino de los cielos (Wan Lai-Ming, 1978). to para la cultura y la instrucción de los gobernantes japoneses, que

318 319
tratan de estimular, de este modo, los impulsos centrífugos que que­ producen 78 largometrajes en taiyu, el dialecto formosano, frente a
rrían separar el futuro de Taiwan de aquel continente. apenas una decena en mandarín). Una sola es la personalidad creado­
Inmediatamente después de la posguerra, las mayores productoras ra que emerge entonces sobre los apresurados artistas a los que se con­
comerciales de Shangai y de Hong Kong tratan de asegurarse el mo­ fian las películas dialectales: en la figura de Li Xing, presente ya en la
nopolio del ejercicio de Taiwan (limitado entonces a no más de una realización cinematográfica en los últimos años del dominio japonés,
quincena de salas en total, divididas entre los cuatro centros urbanos se afirma prepotentemente una reivindicación de autonomía estética lo­
mayores). En esta pugna se alian la Guotai y la Da Zhonghua-Baihe cal, que hay que contraponer al cine de los directores mandarines que,
con la Zhongdian (que el gobierno nacionalista ha transferido a la como el mismo Li Xing, por lo demás, provienen todos de las «provin­
reencontrada capital continental de Nankín), para vencer al cartel de cias extemas» (iwaisheng) y repiten incansablemente géneros de segunda
las tres productoras «progresistas» (Kunlun, Wenhua y Changcheng). mano o se consumen en la nostalgia del viejo cine continental.
Muchos son los artesanos del viejo cine mandarín de Shangai y Hong Li Xing también es el protagonista —una vez que, en 1962, sobre
Kong que pasan a trabajar a Taipei después de que el gobierno del una industria aletargada la Zhongyang Dianying Gongsi introduce un
Kuomintang, que se instala allí a finales de 1949, acelere la fusión nuevo baricentro productivo para la producción en mandarín, de la
(completada en 1954) de las cinco productoras oficialmente autoriza­ neonata corriente del «realismo sano» (jiankang xianshi)—, que se nu­
das en una única major, la Zhongyang Dianying Gongsi (Casa Cine­ tre de temáticas de rápida realización sobre la realidad de la isla: la des­
matográfica Central), que emprende la construcción de los primeros gracia económica de las clases subalternas, la americanización (pérdi­
establecimientos modernamente equipados del cine de Formosa. La da de la identidad), los desniveles entre las cuatro ciudades principales
dependencia tanto económica como cultural de los Estados Unidos es y el resto de la isla, la diferencia generacional, etc. Este muestrario per­
tal que, una vez más en el cine chino en «transformación», el criterio manece, sin embargo, siempre en la superficie, prisionero de un acer­
de base de la reorganización es el calco del modelo productivo-distri- camiento demasiado ingenuo y sobre todo sometido a manifiestos es­
buidor hollywoodense (por lo demás, el cine estadounidense afirma quematismos sociopolíticos (particularmente evidentes, después de
desde el principio su primacía en el mercado de Taiwan, venciendo un inicio casi «neorrealista», en las obras del manchó Bai Jingrui).
hasta a los agresivos competidores de Hong Kong: en 1951, son 354 En cambio, los medianos y pequeños productores serán los que
las nuevas películas estadounidenses distribuidas frente a las 217 im­ aporten a la producción de Taiwan ese elemento de novedad que per­
portadas por la colonia británica). Ya en la fase de declive de la pro­ mite ir más allá de los confines de un mercado interior en franco cre­
ducción en lengua nacional mandarina (la primera película mandari­ cimiento (en 1969 se contabilizan 734 salas para una población de
na, Alishanfengyun [Tempestad sobre el Monte Ali], había sido realiza­ apenas 14 millones de habitantes); la invención del wenyipian, literal­
da en 1949 por el joven Zhang Che, futuro protagonista de la ola mente «película de arte» pero en realidad comedieta idílica adaptada
«kung-fú» en la Shaw Brothers de Hong Kong), a partir de 1956, las generalmente de los best sellers de Qiong Yao (la Barbara Cartland lo­
formas de la comedia sentimental y musical de imitación hollywoo­ cal), hace de los independientes la nueva aguja de la balanza de pagos.
dense toman la delantera sobre las corrientes propagandísticas (dra­ La gama de las experiencias se abre, durante un breve periodo, para
mas patrióticos y anticomunistas) demandados por las autoridades na­ acoger también los precisos diseños autoriales de los directores-pro-
cionalistas. Corresponde, pues, a la pequeña producción de bajo cos­ ductores de la Guolian (Li Hangxiang y King Hu, tránsfugas de Hong
te en dialecto taiwanés proporcionar los primeros records de taquilla Kong y campeones del nuevo clasicismo, junto al personalísimo Song
del cin^local, pulverizando los de la películas de Estados Unidos con Cunshou) o la parábola, aún menos convencional y condenada, pues,
una atinada serie de clásicos operísticos actualizados y de comedias la­ a ser minoritaria, de la única directora femenina, la joven Tang Shu-
crimosas: un embrión de cine provincial se constituye, pues, en la se­ xuan, que a sus 26 años firma una pequeña obra maestra de seco y cul­
gunda mitad de los años 50 (el límite se alcanza en 1958, cuando se to lirismo, Dongfuren [Madame Dong] (1968).

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nuevo). Los polos magnéticos de una tribu de cineastas, que se afir­
man todos entre 1982 y 1985 (Ke Yizheng, Zhang Yi, Wan Ren, Zebg
Zhuangxiang), antes de que el «movimiento» se ponga de moda y sus­
cite una miríada de admiradores, se localizan las dos personalidades
extraordinarias de Hou Xiaoxian (Hou Hsiao Hsien) y Yang Dechang
(Edward Yang).
El de Hou es un avance gradual hacia nuevas normas y funciones
aptas para recuperar autonomía expresiva frente a una sintaxis ya irre­
mediablemente percibida como extraña. En sus películas de madurez,
desde Tongnian wangshi [Las cosas pasadas de la infancia] (1985), pa­
sando por Beiqing chengshi [Ciudad doliente] (1989), hasta el reciente
Ximeng rensheng (El maestro de las marionetas, 1993), valerosamente en
equilibrio sobre la sutilísima frontera entre fiction y documento, Hou,
con una exactitud de mirada que tiene sus iguales sólo entre los otros
«grandes» del cine asiático, alterna con fluidez lirismo y entomología
social, melodrama y comedia, dulzura y violencia, mantiene a distan­
cia la emoción con la precisión de una puesta en escena en estado de
Dongdongdejiaqi (Hou Xiaoxian, 1984). gracia (al unísono con el partido tomado por las cosas), lanzando al
espectador hacia una intensidad de cine al rojo vivo.
La rabia juvenil, la angustia de una generación desarraigada (y en
A principios de los años 70, el número de empresas pequeñas y vías de modernización) se traduce, en cambio, en las películas de
medianas se ha duplicado sin más y el producto anual se asienta en Yang, en un esplendor formal que sabe romper progresivamente el
más de 200 largometrajes. Pero la reanudación de películas de artes «barniz» europeizante, para construir, por medio de Qingmei zhuma
marciales y de comedia cantonesa comienza pronto a ganar los espa­ [Amigos de infancia] (1984), Kongbufenzxi [Terroristas] (1986) y, final­
cios que la producción de Taiwan ha podido conseguir en los merca­ mente, el ambiciosísimo a la vez que fulgurante Gulingjie qingnian mos-
dos exteriores: por parte de Formosa se responde entonces con una haan [El homicido juvenil de vía Guling] (1991), un juego de reflejos
producción en serie de imitaciones (a veces manejadas precisamente y rebotes, de nudos sellados deshechos y reanudados, una concepción
por las casas de Hong Kong, que deben reinvertir in situ el producto arquitectónica sustentada por una maestría en la dirección que tiene
de la distribución de sus películas) —centones de capa y espada, muy pocos precedentes en el cine de Taiwan.
«kung-fú», horror, ciencia-ficción chapucera o comedia sentimental.
Intentando salvarse de la afasia, los «autores» más viejos se refugian en
un naturalismo exasperado (Song Cunshou) o en un populismo boce-
tístico (Li Xing).
En esta situación toma cuerpo rápidamente un experimento de
«nuevo cine», sustentado, en principio, en la gubernamental Zhong-
yang Dianying Gongsi, por el relevo generacional entre los producto­
res (entre los que figura Xiao Ye, que escenifica y realiza en primera
persona incluso algunas películas de la improvisada temporada del

322 323
La emergencia de los cines africanos
A lberto E lena

La herencia colonial
La emergencia de los cines africanos en la década de los sesenta,
aun compartiendo con los nuevos cines europeos algunos de sus ras­
gos definitorios, presenta no obstante características propias estrecha­
mente vinculadas a las particulares circunstancias en que se desarro­
llan. En líneas generales, la configuración de las cinematografías afri­
canas coincide con el dilatado proceso de descolonización que se
habría de cristalizar en la eclosión de buen número de nuevos estados
a partir de los vestigios de un imperialismo europeo que, desde el si­
glo xix, había logrado extenderse cumplidamente por todo el conti­
nente. De este modo, al término de la Segunda Guerra Mundial sólo
cuatro países africanos eran formalmente independientes: Egipto,
Etiopía, Liberia y la Unión Sudafricana. El proceso descolonizador se
inicia tímidamente en los años 50 con la independencia de Libia
(1951), Sudán (1956), Marruecos (1956), Túnez (1956), Ghana (1957)
y Guinea (1958), pero conocerá su punto álgido en 1960 con la cons­
titución de casi una veintena de nuevos países: Benin, Alto Volta, Ca­
merún, República Centroafficana, Congo, Costa de Marfil, Chad, Ga-
bón, Madagascar, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal, Somalia,
Togo y Zaire. La reacción en cadena no se hace esperar y así muchos
otros países se independizan a lo largo de la década de los sesenta, si la formación de algunos técnicos africanos; por otro, la independen­
bien casos como los de Guinea-Bissau (1973), Angola (1975), Mozam­ cia no llegará sino en un momento en el que los gustos del público es­
bique (1975) o Zimbabwe (1980) —por no mencionar la conflictiva si­ taban ya perfectamente modelados por los esquemas del cine occiden­
tuación del Sáhara— bastarán como recordatorio tanto de la duración tal y la distribución en manos de un férreo monopolio que, natural­
como de la dificultad del proceso. mente, operará como un importante obstáculo para la difusión de los
En todas estas nuevas naciones africanas el cine nace con la inde­ nuevos cines africanos.
pendencia, no existiendo antes de los años 60 una producción apre- Contrariamente a lo que pudiera pensarse sobre la base de decla­
ciable más que en la Unión Sudafricana y, por supuesto, en Egipto. raciones propagandísticas más o menos entusiastas, el interés de los
Mientras que aquélla (en virtud de sus particulares condiciones socio- gobiernos coloniales africanos por el cine apenas fue más allá —por lo
políticas) no ejercerá influencia alguna sobre el cine del resto del con­ general— de la rutinaria realización de algunos noticiarios y docu­
tinente, la pujante industria egipcia modelará —como es bien sabi­ mentales. Hubo, no obstante, dos notables excepciones de la mano de
do— los gustos cinematográficos del mundo árabe y se erigirá en una las autoridades británicas y belgas en sus respectivas áreas de influen­
poderosa «fábrica de sueños» sin parangón posible en todo el conti­ cia. La primera iniciativa en este campo fue sin duda la del Bantu Edu-
nente africano. La lenta emergencia de las cinematografías nacionales cational Cinema Experiment (1935-1937), copatrocinado por el Inter­
en Africa encontrará también su eco en sendos procesos de renova­ national Missionary Council, el Colonial Development Fund, la Car-
ción en Egipto y, en menor medida, en Sudáfrica, mas no por ello negie Corporation neoyorquina y varias compañías mineras asentadas
cabe reducir dichos esfuerzos a una única experiencia indiferenciada. en Rhodesia. Partiendo de la dudosa premisa de la incapacidad del
Con todo, y a diferencia de la efímera vida de muchos Nuevos Cines africano para enfrentarse con un cine complejo y maduro, así como
en la década de los sesenta, el proceso de emergencia de las cinemato­ de la nociva influencia ejercida sobre aquél por el cine norteamerica­
grafías africanas (así como de la renovación del cine egipcio) no pue­ no a la sazón exhibido en las pantallas africanas (incluso las películas
de en ningún caso darse por terminado antes de concluir la década de de Chaplin llegaron a considerarse inapropiadas por su visión «distor­
los setenta. El final del periodo de Sadat en Egipto —con sus notables sionada» de la raza blanca), los promotores de la misma apostaron por
repercusiones cinematográficas—, el cierre de la primera y más fructí­ la realización sobre el terreno de una serie de películas sencillas que
fera etapa de la cooperación francesa en el África subsahariana o la permitieran educar al africano en los valores de la civilización occi­
aparición de una nueva generación de cineastas africanos son algunos dental al tiempo que le procuraran un pasable entretenimiento. Los
de los múltiples factores que, como veremos, aconsejan no cerrar este treinta y cinco cortometrajes educativos (agricultura, higiene...) reali­
importante capítulo del cine contemporáneo sino con un cierto retra­ zados durante esos dos años se exhibieron profusamente en el África
so con respecto a movimientos homólogos en otras latitudes. Central y Oriental gracias a la infatigable labor de las unidades móvi­
La lenta y diferida configuración de las nuevas cinematografías les, mas no parece que en ningún caso despertaran el entusiasmo del
africanas, en buena medida explicable por las circunstancias socio-po­ público ni que, friera de algunas tareas subalternas, sirvieran para el
líticas y el retraso económico de los diferentes países, no excluye sin aprendizaje de la técnica cinematográfica por parte de los africanos.
embargo la existencia de algunos importantes jalones en el periodo El estallido de la Segunda Guerra Mundial lleva al Ministerio de
colonial, que por fuerza han de considerarse significativos y aún deter­ Información británico a crear la Colonial Film Unit con el objetivo de
minantes de las condiciones en que tendría lugar la emergencia de los realizar y distribuir films de propaganda en sus colonias. Aunque tam­
cines nacionales después de la independencia. Tal influjo habría de bién las Indias Occidentales y la península malaya son teóricamente
contemplarse a un doble nivel: por un lado, las aisladas experiencias objeto de su cobertura, la acción de la Colonial Film Unit se concen­
cinematográficas de los gobiernos coloniales coadyuvarían en algunos tra en África, limitándose inicialmente a distribuir películas europeas
casos a la creación de una mínima infraestructura de producción y a y norteamericanas de propaganda bélica, con frecuencia conveniente­

326 327
mente remontadas y con nuevos comentarios destinados específica­ sencillos films educativos diseñados y concebidos para el público afri­
mente al público africano (el caso de Fires Were Started [1943], el clási­ cano. Lo singular del caso es que el mayor peso de la operación recae­
co documental de Humphrey Jennings, que sembró el pánico entre rá sobre los misioneros belgas establecidos en el Congo y, además,
los espectadores africanos haciéndoles creer que Londres estaba asola­ que su producción se decantará poderosamente hacia un cine de fic­
do por las llamas y que los alemanes estaban a punto de ganar la gue­ ción que aspiraba a rivalizar con aquel que centraba la atención de los
rra, debió sin duda dar qué pensar a las autoridades coloniales acerca espectadores africanos. De entre los numerosos trabajos debidos a la
del uso indiscriminado de la propaganda). Sólo al final de la contien­ infatigable labor de los misioneros belgas destacan sin duda los films
da comenzó verdaderamente la producción de la Colonial Film Unit de animación realizados en Léopoldville por el padre Alexandre van
en África, haciendo siempre hincapié en los documentales educati­ den Heuvel y, sobre todo, la cincuentena de títulos consagrados por
vos: An African in London, destinado a inculcar las normas de cortesía el P. Albert van Haelst a la serie Matamata et Pilipili [Matamata y Pili-
británica entre los africanos, o Lusaka Calling, que buscaba fomentar pili], aventuras cómicas de los dos personajes del mismo nombre (en
la venta de radios en las colonias africanas, se cuentan entre los más las que la inspiración chapliniana era más que evidente) que cosecha­
conocidos. Pero la respuesta del público siguió siendo tibia en un mo­ ron un gran éxito entre el público congoleño. La independencia del
mento en que las críticas al gobierno colonial arreciaban y la hegemo­ país en 1960 pondría bruscamente fin a todas estas iniciativas y así
nía de Hollywood era cada vez mayor en las pantallas. La constata­ como la experiencia del cine colonial belga destaca por su singulari­
ción del escaso atractivo de las producciones de la Colonial Film Unit dad, el legado de la misma fue prácticamente nulo.
para el público africano, recogida por un famoso informe elaborado La suerte del África septentrional no fue, en última instancia, muy
por John Grierson para la UNESCO, conduce a la creación en 1949 diferente a la de las regiones subsaharianas. Aunque durante el perio­
de la Gold Coast Film Unit en Accra, que bajo la dirección de un dis­ do colonial se rodaron —total o parcialmente— más de un centenar
cípulo de aquél —Sean Graham— se convertirá en la primera escuela de films europeos y norteamericanos en los países del Magreb, las
de formación cinematográfica del continente. La Colonial Film Unit huellas que tales producciones dejaron en el contexto local fueron
deja de producir sus propios films en 1950 para limitarse a suministrar prácticamente inapreciables. Libia llevó siempre la peor parte: la aten­
servicios técnicos y asesoramiento a unidades como ésta (u otras ho­ ción prestada al cine por las autoridades italianas fue muy escasa y así,
mologas, pero menos activas, creadas en Nigeria, Tanganika y las dos al producirse la independencia en 1951, apenas existía una veintena
Rhodesias), disolviéndose en 1955 sin realmente haber podido satisfa­ de salas en todo el país (de las que una docena se concentraba sólo en
cer ninguno de sus objetivos esenciales. A la larga, pues, su única con­ Trípoli), destinadas abiertamente al público italiano, por lo que ni si­
tribución al desarrollo del cine africano será —como veremos— la do­ quiera estaban subtituladas en árabe las películas presentadas. En Tú­
tación de una infraestructura mínima para la producción en la zona nez, Argelia y Marruecos la constante afluencia de equipos de rodaje
anglòfona. extranjeros, así como una cierta orientación de las autoridades france­
Bélgica siguió con enorme interés estas iniciativas de las autorida­ sas a la producción local de actualidades y noticiarios, promovió la
des británicas, compartiendo con ellas el credo básico de que «en tér­ creación de una mínima infraestructura técnica que, sin embargo,
minos generales el africano no tiene madurez suficiente para el cine» nunca estuvo realmente al servicio del desarrollo de una producción
(como afirmara a comienzos de la década de los cincuenta Pierre Pi­ autóctona. De este modo, en 1946 se fundó en Túnez el Centre Ciné-
rón, director del Secretariado General del Congo Belga). Queriendo matographique Tunisien, de efímera vida, pues antes de un año fue
igualmente ofrecer una idílica visión de la obra colonial belga, el Mi­ reemplazado por los Estudios África (70% de capital francés y 30% tu­
nisterio de Información decidió al término de la Segunda Guerra necino): pobremente equipados, sólo sirvieron para el rodaje de films
Mundial que no bastaba con regular la exhibición (básicamente por publicitarios y noticiarios (las Actualités Tunisiennes a partir de 1953) o
medio de la censura), sino que era preciso lanzarse a la producción de como platos ocasionales para productoras extranjeras. Paralelamente

328 329
se creó en Argelia un Service Cinématographique (1947) gubernamen­ tulos realizados a lo largo de poco más de dos años sería, no obstante,
tal, igualmente orientado al cine documental y educativo, cuyas pro­ el balance de la iniciativa. Rodados siempre en versión árabe (o, con
ducciones serían exhibidas por todo el país mediante unidades móvi­ frecuencia, en doble versión árabe y francesa), estos films fueron de
les: al margen de esta actividad propagandística, el fomento de la cine­ forma invariable musicales escapistas para los que los productores no
matografía brilló por su'ausencia y los únicos estudios existentes antes dudaron en reclutar estrellas de las más diversas nacionalidades, como
de la independencia eran los de la Radiodiffusion Télévision Française la siria Amai Faruzi, el tunecino Ali Riahi o la turca Nacira Chafik, en­
en las afueras de Argel. En cuanto a Marruecos, el Centre Cinémato­ tre otros muchos. Pero esa Babel cinematográfica no produjo los fru­
graphique Marocain desempeñará idénticas funciones a partir de 1944 tos esperados, en parte por las barreras lingüísticas existentes en el
(en 1953 comienza a producir regularmente las Actualités Marocaines, seno del mundo árabe, en parte por la mediocridad de sus produccio­
con 65 copias semanales en versiones árabe, francesa y española). Sin nes y la imposibilidad de competir con la pujante industria egipcia.
embargo, el caso marroquí es enormemente interesante por haber De hecho, sólo uno de estos films, Kenzi [Mi tesoro] (Vicki Ivemel,
alumbrado la única experiencia de producción a gran escala de largo- 1947) logró exportarse, exhibiéndose en Paquistán gracias a la media­
metrajes de ficción en todo el África colonial. ción de Alexander Korda. Privado así de su mercado potencial en
Las primeras películas debidas a realizadores magrebíes habían Oriente Medio, el proyecto se reveló de inmediato escasamente renta­
sido rodadas en Túnez, pero distaban mucho de haber tenido conti­ ble y fue abandonado. La septibne porte (1947) y Noces de sable (1948),
nuidad alguna. Albert Samama Chikly, un avezado entrepreneur amigo los dos «films de calidad» realizados por André Zwobada a partir de
de los Lumière, que se había formado en la Sección Fotográfica y Ci­ sendas leyendas tradicionales árabes, constituirían así el canto de cis­
nematográfica del Ejército francés durante la Primera Guerra Mun­ ne de tan singular iniciativa.
dial, comenzó a rodar algunos cortometrajes al finalizar la contienda En el plano de la producción la herencia colonial fue para África
y en el verano de 1923 decidió acometer una obra de mayor enverga­ prácticamente insignificante. El verdadero legado recibido por las jó­
dura: Ain al-ghazal o Lafilie de Carthage [Ojos de gacela/La muchacha venes naciones que accedieron a la independencia en los años 50 y 60
de Cartago]. Historia de amores trágicos en exóticos ambientes orien­ hay que buscarlo, pues, en otro lugar. Así, mientras que el impacto de
tales, el film se benefició del apoyo del propio rey, cuyo palacio se las escasas producciones locales realizadas bajo el mandato colonial es
convirtió en improvisado estudio y sus sirvientes en figurantes, mas poco más que anecdótico, el establecimiento de un tupido monopo­
no por ello tuvo continuidad la carrera de Samama. Tras el adveni­ lio en la distribución cinematográfica en la práctica totalidad del con­
miento del cine sonoro Abdelaziz Hassine probó fortuna con Tergui tinente tendría consecuencias de incalculable alcance para la emergen­
(1935), rodada en los oasis del sur, pero el film no llegó siquiera a estre­ cia de los nuevos cines africanos. Si los gobiernos coloniales no qui­
narse. Mejor suerte corrió el también musical Majnun al-Kairouan [El sieron —o no supieron— sentar las bases para el desarrollo de una
loco de Kairouán], realizado en 1937 por J. A. Creuzi, un antiguo ope­ industria cinematográfica local, ciertamente hicieron cuanto estaba en
rador del Pathé-Joumal, que devino en un éxito inesperado entre el pú­ sus manos para controlar unos mercados de exhibición que cada vez
blico tunecino. Nada, sin embargo, coadyuvó a la creación de una in­ se revelaban más rentables.
dustria cinematográfica local ni puede compararse a la ambiciosa inicia­ Durante el periodo colonial la práctica totalidad de la distribución
tiva puesta en marcha en Marruecos tras la Segunda Guerra Mundial. cinematográfica en África se encontraba en manos de tan sólo dos
La creación de los vastos estudios de Souissi en las afueras de Ra­ compañías, que monopolizaban todo el mercado francófono (un 80%
bat (1945) y de los estudios Cinéophone en Casablanca (1946) no fue­ del total, correspondiendo el otro 20% al África anglòfona y lusófona):
ron sino la punta de lanza de un ambicioso proyecto franco-marroquí la Société d’Exploitation Cinématographique Afficaine (SECMA) y la
orientado a crear una industria cinematográfica local que pudiera ha­ Compagnie Afficaine Cinématographique et Commerciale (COMA-
cer la competencia a los populares films egipcios. Una docena de tí­ CICO). Desde París —y a través de sus tres sedes regionales (Dakar,

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Abidjan y Douala)—, estas sociedades distribuían en exclusiva unos 350 blico no tardaron en forzar al gobierno guineano a llegar a un acuer­
títulos al año, asegurando cambios semanales (y aun diarios) de pro­ do de compromiso con ambas compañías. Un segundo asalto se pro­
gramas, que hacían circula^continuamente por países limítrofes. La ducirá en junio de 1969 cuando Argelia nacionaliza la distribución ci­
mayoría de estos films eran norteamericanos (40-45%) y franceses nematográfica, enfrentándose a la poderosa Motion Pictures Export
(30-35%), si bien un pequeño cupo era cubierto por producciones in­ Association of America (MPEAA), quien a su vez boicotea severa­
dias o egipcias (20-25%): por lo común de ínfima calidad y amortiza­ mente el mercado argelino hasta 1974. Aunque en ese momento el
da ya antes de llegar a las pantallas africanas en copias más que defi­ cine norteamericano recupera en seguida su cuota de pantalla habitual
cientes, esta oferta constituía un baratísima inversión para SECMA y (25-30%), la experiencia argelina es importante por haber servido de
COMACICO. Su control directo de un 60% de las salas africanas (su­ ejemplo a un buen número de países africanos para acometer distin­
ministrando material en exclusiva a las demás, propiedad de exhibido- tas estrategias de nacionalización en los años 70. Alto Volta y Malí na­
res independientes sirios y libaneses) obviaba, por lo demás, cual­ cionalizan los sectores de la distribución y la exhibición en 1970, a lo
quier posible competencia en el mercado francófono africano. Las que seguirán medidas en la misma línea en Senegal, Benin, Madagas-
producciones locales rara vez podían estrenarse, toda vez que ningún car o Congo. Pero así como Alto Volta hubo de dar marcha atrás a los
exhibidor estaba dispuesto a pagar por ellas más que por las películas ocho meses de boicoteo por las grandes sociedades de distribución, las
extranjeras que se les ofrecían continuamente a precio de saldo: el mencionadas iniciativas terminaron siempre por resolverse en acuer­
caso de Borrom sarret [El carretero] (1962), por la que Ousmane Sem- dos forzosos en los que los gobiernos locales apenas obtuvieron otra
bene no obtuvo ninguna mejor oferta para la compra de sus derechos ventaja que la percepción de algunos impuestos o porcentajes sobre
de exhibición que el equivalente a una treintava parte de su modestí­ los beneficios. Los cambios, a la postre, no fueron sino cosméticos.
simo presupuesto de producción, es más que ilustrativo a este res­ Sacando partido tanto del rechazo de las prácticas monopolísticas
pecto. de SECMA y COM ACICO por parte de numerosos gobiernos afri­
Considerada hasta entonces un mercado de escasa rentabilidad, a canos (particularmente de los regímenes socialistas) como de los ya
finales de los cincuenta África comienza a interesar también a los Es­ muy arraigados gustos del público local, la AFRAM logró resquebra­
tados Unidos y —tras algunas tareas de prospección— en 1961 se crea jar la hegemonía francesa a través de una hábil alianza con la sociedad
la American Motion Picture Export Company of Africa (AMPECA) suiza Socofilms —en realidad, la filial de una empresa textil dedicada
para cubrir la zona occidental anglòfona. Con participación de todas a la exportación a África—, que distribuirá las producciones nortea­
las majors, la AMPECA no tarda en hacerse con este mercado y regu­ mericanas incluso en países tan aparentemente irreductibles como
larlo a capricho (así, por ejemplo, limitará la afluencia de sus produc­ Guinea o Benin. SECMA y COMACICO serán absorbidas por la
tos en Nigeria para poder renegociar a la alta sus precios). El creciente Union Générale du Cinéma (UGC) en 1972 y dejan de operar dos
interés norteamericano por el África francófona, tanto o más por razo­ años más tarde: ni la Société de Participation Cinématographique
nes políticas y culturales que económicas, conducirá a la creación Africaine (SOPACIA, creada en 1972) ni el Consortium Interafricain
en 1969 de la Afro-American Films (AFRAM), con sede en Dakar, en de Distribution Cinématographique (CIDC, que inicia sus activida­
un momento en que arrecian las presiones anti-monopolistas en algu­ des en 1979 tras un largo periodo de gestación) permitirán a Francia
nos países. La experiencia pionera había tenido lugar en 1958 en Gui­ recuperar sú hegemonía, saldándose ambas experiencias con rotundos
nea con la creación de una sociedad, Sily-Cinéma, que controlara tan­ fracasos. En la década de los ochenta Socofilms se hará con la mayor
to la producción como la distribución y la exhibición en todo el país: parte del mercado cinematográfico africano, difundiendo fundamen­
SECMA y COM ACICO boicotearon de inmediato tal iniciativa no talmente producciones norteamericanas y redistribuyendo incluso
suministrando ningún film y, aunque durante algún tiempo esta ca­ films franceses comprados a UGC en París. Las nuevas estrategias de
rencia se suplió con películas del bloque socialista, los gustos del pú­ distribución no alterarán, sin embargo, el hecho básico de la perviven-

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cia de un sistema de monopolio contrario a los intereses de los cineas­ público urbano ávido de entretenimientos; etc.), que conoce un es­
tas africanos, cuyas obras nunca llegarán a superar el 5% de la oferta pectacular desarrollo cuantitativo de la producción. Atraídos por las
de estas compañías a los exhibidores. En África, pues, el más profun­ millonadas ganancias proporcionadas por el cine —no era en absolu­
do legado cinematográfico recibido por las jóvenes naciones que acce­ to infrecuente que películas que costaban cinco o diez mil libras re­
dieron a la independencia en las últimas cuatro décadas ha sido la co­ caudaran más de cien mil—, numerosos empresarios se reconvierten
lonización de sus pantallas. en productores en la segunda mitad de los cuarenta y así las 24 com­
pañías de producción activas durante la guerra se habían cuadruplica­
do en vísperas de la revolución nasserista. Naturalmente muchas de
La ren o v ació n d e l cin e egipcio ellas no buscan sino un negocio fácil y, tras breves periodos de opera­
ción, se disuelven y reinvierten sus ganancias en otros sectores, pero
Como ya se ha apuntado, Egipto constituyó siempre una suerte con todo la ebullición de la industria cinematográfica es tan notable
de curiosa excepción en el desarrollo de las cinematografías africanas, que pasa a convertirse en la segunda fuente de riqueza para el país
básicamente en virtud de la robustez de su industria y su afortunada (después del algodón). A las propias exigencias del mercado interno se
penetración en los mercados magrebíes y de Oriente Medio. De sumarán así las no menos determinantes de los vitales mercados ex­
acuerdo con estimaciones recientes, más del 85% de las películas rea­ tranjeros: habida cuenta de que aproximadamente el 60% de los bene­
lizadas en el mundo árabe a lo largo de la historia han sido produci­ ficios obtenidos por una película derivaban en esta época de la expor­
das en Egipto: no es de extrañar, pues, que El Cairo —también epi­ tación (30% al Magreb y otro 30% a Oriente Medio), los producto­
centro de la radio y la industria discográfica árabes— haya constitui­ res egipcios tenían buenas razones para plegarse a los requerimientos
do durante décadas el punto de referencia obligado para todos los de los distribuidores franceses y libaneses que canalizaban dicho ne­
cineastas del mundo árabe, sea para imitarlo sin ambages o, por el gocio.
contrario, en fechas más recientes, para rechazar frontalmente su pa­ La firme decantación hacia un cine escapista de alta rentabilidad
pel de fabricante de ficciones puramente escapistas. comercial se vio reforzada además por los efectos de la promulgación
En efecto, la industria egipcia —configurada en los años 30 bajo de un férreo código de censura en 1947. Inspirado explícitamente en
los auspicios de los estudios Misr y boyante al menos hasta la década el modelo norteamericano, el código egipcio no tuvo inconveniente
de los sesenta— definió lo que cabría caracterizar como «paradigma en reforzar algunos aspectos. De este modo, quedaba terminantemen­
clásico» del quehacer cinematográfico en el mundo árabe. Este cine te prohibida la presentación «negativa» de los barrios populares y la
eminentemente comercial, producido mediante financiación privada vida del campesinado, así como de todo lo que pudiera incitar a la cri­
(la banca o avispados empresarios deseosos de redondear así sus bene­ minalidad o el desorden social: como consecuencia de ello el cine
ficios en otros sectores) y que por encima de todo busca amortizar en egipcio clásico se caracterizará por una manifiesta irrealidad social,
taquilla las inversiones, no dudando para ello en recurrir a fórmula se­ eludiendo consciente y decididamente el tratamiento de cuanto el pú­
guras y a fomentar la configuración de un star system que habrá de blico encontraba de hecho fuera de las paredes de las salas de exhibi­
operar como el más poderoso de los reclamos ante el público, cono­ ción. Ambientes sofisticados, lujosos decorados, personajes de la alta
cerá en los años de la posguerra su mayor periodo de esplendor. Di­ sociedad intercambiando saludos en francés y bailando rumbas con
versas circunstancias contribuyen a esta súbita expansión de la indus­ sus más elegantes galas... ése es el perfil arquetípico de una nutrida se­
tria cinematográfica (una gran acumulación de capital por parte de al­ rie de películas en las que los campesinos, por ejemplo, no aparecían
gunos sectores sociales comprometidos en lucrativas actividades, no sino como comparsas en los números musicales (el proletariado urba­
necesariamente legales, durante la contienda; el bajo coste de la pro­ no sencillamente no existía para los cineastas egipcios, aun cuando pa­
ducción de películas; el aumento de la capacidad adquisitiva de un radójicamente el 85% del público de la década de los cincuenta siguie­

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ra concentrándose de forma exclusiva en El Cairo y Alejandría). La
censura política presentaba, por lo demás, un grado de definición mu­
cho mayor que el que estas prohibiciones genéricas pudieran sugerir y
ni siquiera las grandes estrellas escapaban a su actividad: Tahia Kario-
ka fue detenida en 1953/acusada de ser comunista, mientras que
en 1956 —durante el conflicto con Israel— la también actriz y baila­
rina Leila Murad vio momentáneamente boicoteada la exhibición de
todas sus películas en Oriente Medio ante la presunción de que pudie­
ra haber estado colaborando con la causa sionista. Aunque ya duran­
te el reinado de Faruk se habían prohibido los films de Danny Kaye y
Mickey Rooney por sus manifiestas simpatías hacia ésta, el régimen
nasserista intensificará su actitud vigilante incluyendo en la lista negra
a Elizabeth Taylor, Otto Preminger y Paul Newman, entre otros: inclu­
so Samsom andDelilah (Sansóny Dalila, 1949) de Cecil B. De Mille será
prohibida en Egipto por la inconveniencia de presentar a un hebreo
como vencedor de cualesquiera rivales...
La revolución nasserista de 1952 no supuso, contra lo que a veces
haya podido afirmarse, una inflexión en el desarrollo del cine egipcio.
En realidad, hasta la campaña de nacionalización de la industria en la Shabab imraa [La juventud de una mujer] (Salah Abu Seyf, 1956).
década de los sesenta, la única novedad significativa fue el nacimien­
to de un vigoroso cine de corte realista, secundado a veces por un mu­ Al-futuwa [El matón] (1957) o la admirable Bidaya wa nihaya [Princi­
cho más tímido tratamiento de temas políticos bajo el ropaje de las pio y fin] (1960). Colaborando frecuentemente con Mahfuz, Abu
exaltaciones patrióticas. Salah Abu Seyf, Yussef Chahine y Tawfiq Sa- Seyf se acerca en estos títulos a un mundo rigurosamente inédito en
lah inaugurarán esta escuela realista que, pese a históricas excepciones las pantallas egipcias (el de los terratenientes rurales, los mayoristas en
como Al-azima [La determinación] (Kamal Selim, 1939) o As-suq al- los grandes mercados o incluso el hampa urbana) y que no encontra­
asuad [El mercado negro] (Kamal al-Telemsani, 1945), carecía de cual­ rá fácilmente continuadores.
quier tradición eñ el panorama del cine egipcio. Aunque Abu Seyf y Formado en los Estados Unidos y procedente del cine comercial,
Chahine habían debutado antes del advenimiento del nuevo régimen, Yussef Chahine también deriva hacia el melodrama con ribetes socia­
será en el marco de éste cuando reorienten su carrera hacia un cine de les a mediados de los cincuenta, pero ni Siraafil wadi [Duelo en el va­
inspiración realista. Antiguo montador en los estudios Misr, Abu Seyf lle, 1954] ni Siraafilminaa [Duelo en los muelles] (1956) están a la al­
se revela con LakyaumyadaHm [Llegará tu día] (1952), un melodrama tura de los brillantes trabajos de Abu Seyf. Muy distinto es el caso de
inspirado en Zola cuyo guión escribió Naguib Mahfúz, y Al-ustaa Bab al-Hadid [Estación central] (1958), extraordinario fresco costum­
Hassan [El obrero Hassan] (1952), explícita visión del conflicto de cla­ brista al hilo de un incisivo estudio sobre la represión sexual en la socie­
ses con una perceptiva plasmación de la vida cotidiana en los barrios dad egipcia, que es uno de los grandes hitos del cine del periodo nasse­
populares cañotas (que no pudo sino tener serios problemas con la rista. En cuanto a Tawfiq Salah, también formado en la cantera de los
censura de Faruk), para proseguir en el periodo nasserista con obras estudios Misr, logra realizar su primer film — Darb al-mababil [El calle­
fundamentales como Raya wa Sakina [Raya y Sakina] (1953), Al-wabsh jón de los necios]— en 1955 gracias a la colaboración de Naguib Mah­
[La bestia] (1954), Shabab imraa [La juventud de una mujer] (1956), fúz, a quien debe sin duda su incisivo acercamiento al microcosmos de

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Al-futuwa [El matón] (Salah Abu Seyf, 1957). Bab al-Hadid [Estación central] (Yussef Chahine, 1958).

una modesta barriada cairota: el fracaso comercial del film condenará, as-scdam [Tierra de paz] (Kamal al-Sheikh, 1957) aborda por vez pri­
sin embargo, a su autor a siete largos años de inactividad, por lo que su mera —aunque de forma muy superficial— la cuestión palestina,
contribución al desarrollo del cine egipcio se ve limitada y diferida. El mientras que Chahine glosa con pasión el proceso de independencia
caso de Darb al-mahabil [El callejón de los necios] pone de relieve, por de Argelia en Gamila cd-gazaiñya [Gamila, la argelina] (1957). Pero, ana­
lo demás, la precariedad de este cine realista, casi siempre presentado lizada con cierta perspectiva, esta preocupación política se revela un
bajo el envoltorio del melodrama tradicional y realizado con el concur­ tanto epidérmica: no sólo algunos de los cineastas más críticos encuen­
so de grandes estrellas (por ejemplo, la pareja Ornar al-Sharif/Faten Ha- tran serios problemas en su trabajo (como Abu Seyf, boicoteado por la
mama en los mencionados films de Chahine) para hacerlo así más acce­ industria a finales de los cincuenta, por lo que se ve obligado a rodar
sible a un público cuyos gustos seguían siendo harto convencionales. algunos vulgares films comerciales), sino que el número de películas
Lo mismo puede decirse de una llamativa serie de films patrióticos políticas realizadas en este periodo en decididamente insignificante.
que, auspiciados por el nasserismo, ven la luz en estos años y represen­ Por el contrario, la boyante industria está en condiciones de promover
tan una primera y timidísima aproximación al mundo de la política nuevos géneros (policíaco, particularmente de la mano de Kamal al-
en el contexto del cine egipcio. Títulos como Mustafa Kamil (Ahmed Sheikh) mientras que el cine musical conoce curiosamente su máximo
Badrakhan, 1952) o Port Sai'd (Ezzedin Zulfiqar, 1957) se adscribirían esplendor, siempre conforme a los planteamientos tradicionales. El
a un retórico discurso anticolonialista, del mismo modo que Rudda cine egipcio de los años 50 prolonga abiertamente las tendencias de la
qalbi [Devuélveme mi corazón] (Ezzedin Zulfiqar, 1958) se erige en década anterior y sólo con algún retraso comenzará a acusar los impor­
una nada velada exaltación del régimen nasserista. Por su parte, Ard tantes cambios sociales acaecidos a raíz de la revolución nasserista.

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Uno de los más notables efectos del desarrollo económico de la sesenta, complementando su actuación con otras medidas relevantes:
posguerra fue sin duda el éxodo rural y el consiguiente incremento de inauguración del gran complejo de la Ciudad del Cine dentro de la
la población urbana (El Cairo, por ejemplo, crece en un 60% en­ Ciudad de las Artes en Giza (1964), reorganización de la exhibición
tre 1937 y 1947), que constituía el público mayoritario para los espec­ bajo el sector público (1964), creación del Centro Nacional de Cine
táculos cinematográfico^ En los años 50, aproximadamente la mitad Documental (1967), etc. Como resultado de tales iniciativas, todos los
de la población de las grandes urbes acudía al cine al menos una vez grandes films egipcios de este periodo serán producidos por el sector
por semana —con independencia de la clase social a la que pertene­ público.
ciera—, configurando así una forma de entretenimiento popular úni­ Aunque no el primero de los films producidos por el estado en los
camente superada por la onmipresente radio (escuchada diariamente años 60, An-Nasir Salah ad-Din [Saladino, el victorioso] (Yussef Cha-
en las ciudades por un 80% de la población). De este modo, el núme­ hine, 1963) es ciertamente el primero realmente importante y repre­
ro de espectadores crece exponencialmente en pocos años —los 42 sentativo de la nueva era que las autoridades egipcias pretendían abrir
millones de entradas vendidas en 1946 se convierten en 92 en 1952— , en la cinematografía nacional. Imbuido de la ideología panarabista co­
proceso que lógicamente encuentra su correlato en la proliferación de mún a otras obras del momento —por ejemplo, Gamila, del propio
nuevas salas: 315 en 1952 frente a las 194 existentes tan sólo tres años Chahine—, este film inaugura la serie de superproducciones históricas
antes. Durante casi una década, pues, la poderosa inercia de la indus­ realizadas en los años posteriores, si bien su discurso se desdobla cla­
tria cinematográfica egipcia mantuvo a ésta impermeable a cualesquie­ ramente en una metafórica exaltación de Nasser que confiere al film
ra avatares políticos. Las estructuras de producción, siempre en manos una extraordinaria dimensión ideológica. La Organización Nacional
privadas, no conocieron ninguna modificación sustancial y ni siquie­ del Cine producirá otras tres importantes obras de Chahine: Fagr
ra la penetración del cine norteamericano (alrededor del 70% de los yaumgadid [El alba de un nuevo día] (1964), Al-ard [La tierra] (1968)
films estrenados) se vio alterada a lo largo del periodo naserista. Ha­ y Al-ijtiyar [La elección] (1970). Al-ard, adaptación de una famosa no­
bría que esperar a los años 60 para que el cine egipcio ensayara una vela de Abderrahman Cherkaui centrada en los conflictos agrarios de
primera y ambiciosa tentativa de renovación. los años 30, es uno de los mejores y más combativos films de Chahi­
Aunque ya en 1957 se había creado una Organización para la Pro­ ne, muy representativo de su particular momento histórico. Lo mis­
moción de la Industria Cinematográfica, dependiente del Ministerio mo sucede con Al-Qahira zalazin [El Cairo, años treinta] (1966) y Al-
de Cultura, la verdadera remodelación de las estructuras del cine egip­ qadiya 68 [El proceso 68] (1968), de un recuperado Salah Abu Seyf: si
cio no llegaría sino con la campaña de nacionalizaciones iniciada aquélla era una lúcida evocación del movimiento nacionalista antibri­
en 1960. El mencionado organismo había contribuido ciertamente a tánico no exenta de posibles extrapolaciones al contexto actual, por lo
la difusión del la cinematografía egipcia en el extranjero por medio de que tuvo algunas dificultades con la censura, ésta ofrecía en cambio
una gran ofensiva en los festivales internacionales y la puesta en mar­ una visión muy crítica de la situación del momento y fue sencillamen­
cha de una no menos vigorosa política de coproducciones (con Italia, te censurada dejacto al bloquearse su exhibición. Los conflictos de las
Hungría, Alemania, Gran Bretaña, Francia y hasta Japón), pero apenas producciones estatales con la censura se convirtieron, paradójicamen­
había tenido impacto en el interior. La Organización General del te, en la norma y así también Tawfiq Salah, que pudo volver a la rea­
Cine, creada en 1961, constituyó el primer gran signo de interés gu­ lización gracias al apoyo del sector público, tuvo problemas con dos
bernamental por el sector de la producción cinematográfica. Práctica­ de los cuatro films que realizó para éste: Al-mutamarridun [Los rebel­
mente todos los estudios fueron nacionalizados —sólo los modestos des] (1966), una virulenta crítica del nasserismo, estuvo retenida dos
estudios Nassabian siguieron en manos privadas— e idéntica suerte años antes de poder estrenarse, mientras que Zuqaq as-sayyid al-Bulty
corrieron numerosas salas de exhibición. De este modo, el estado en­ [El callejón del señor Bulty] fue fulminantemente prohibida y forzó a
tra abiertamente en la producción cinematográfica a comienzos de los su autor a emigrar a Siria en busca de mejor fortuna. Un último expo-

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ticas al final de la década. En efecto, sólo un 10% de los films produ­
cidos por el estado a lo largo de ésta venían firmados por nuevos rea­
lizadores, invalidando así la meritoria labor del Instituto Superior de
Cinematografía, fundado en 1959 y cuya primera promoción (1963)
apenas había encontrado otro reducto profesional que la televisión.
De la televisión procede precisamente uno de los pocos jóvenes reali­
zadores que lograr debutar bajos los auspicios del sector público, Hus-
sein Kamal. Al-bustagi [El cartero] (1968), su segundo largometraje, es
una de las obras capitales del nuevo cine egipcio, si bien la crisis de los
setenta empujará progresivamente a Kamal hacia un cine comercial
poco exigente. El otro gran joven realizador lanzado por la Organiza­
ción General del Cine es Shadi Abdessalam, revelado en 1969 con su
magnífica Al-mumia [La momia], tal vez el más original y arriesgado
film egipcio de toda la historia, saludado en su momento como el he­
raldo de una nueva época en esta cinematografía. Pero, en parte por la
creciente crisis del sector y en parte por su alto nivel de autoexigencia,
Abdessalam no volvió a rodar ningún nuevo largometraje antes de su
prematuro fallecimiento en 1986 y de este modo su posible impacto
sobre las nuevas generaciones se vio limitado a esta obra singular.
El notable éxito de la Organización General del Cine en la promo­
Al-majduun [Los engañados] (Tawfiq Salah, 1972). ción de un cine de calidad en la década de los sesenta no se correspon­
dió, pues, con un auténtico relevo generacional ni —lo que es más im­
portante— sus iniciativas pueden ser consideradas tan afortunadas
nente de esta profunda contradicción en la producción estatal es el del desde otros puntos de vista. Así, por ejemplo, las nacionalizaciones
también veterano Kamal al-Sheikh, quien realiza en estos años sus dos de 1963 tuvieron como efecto inmediato la paralización de la produc­
mejores obras: Ar-ragulaüadifaqada zillahu [El hombre que perdió su ción por parte de las compañías privadas, que prefirieron mantenerse
sombra] (1968), ajustada denuncia del arribismo político con veladas a la expectativa hasta hallar una fórmula que les permitiera mitigar el
implicaciones contemporáneas, y Miramar (1969), personal adapta­ alcance de dichas medidas. Cinco mil trabajadores de la industria ci­
ción de la novela homónima de Naguib Mahfuz que sólo logró ver la nematográfica perdieron su empleo y, aunque muchos de ellos se rein­
luz gracias a la intervención personal de Nasser. tegrarían a la actividad bajo la égida de la Organización General del
Durante los años 60 el sector público respaldó —siquiera de esta Cine, la vitalidad del sector no dejó de resentirse. La irrupción de la te­
forma un tanto conflictiva— la producción de los más prestigiosos levisión, que comenzó a emitir en julio de 1960, representó por lo de­
realizadores egipcios: incluso cineastas habitualmente decantados ha­ más una dura competencia en un momento en que los costes de pro­
cia el cine comercial, como Henry Barakat o Fatin Abdelwahab, die­ ducción habían aumentado drásticamente (hasta un 80% con respec­
ron así sus mejores frutos con películas como Al-haram [El pecado] to a la década anterior). Incluso las exportaciones comenzaron a
(1964) e Imraati mudir am [Mi mujer es director general] (1965), res­ decrecer en virtud de factores muy diversos, entre ellos las reticencias
pectivamente. Sin embargo, la esperada renovación generacional no de los países árabes más moderados frente a las producciones de la
se produjo espontáneamente y ello daría lugar a buen número de crí­ «década socialista» y los conflictos puntuales con algunos estados

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como Túnez (1964-1965) o Siria (tras la disolución de la República acercamientos a la derrota de 1967 y al problema palestino, respectiva­
Árabe Unida). Habida cuenta de que tradicionalmente el 90% de las mente. Para entonces, además, la Gamaat prácticamente se ha disuel­
exportaciones tenían por destinatario al mundo árabe, no es difícil to como consecuencia de los importantes cambios sobrevenidos a la
evaluar el alcance de estos reveses, que en los años 70 terminarán por sociedad egipcia: tras la muerte de Nasser en 1970, Anwar al-Sadat
reducir al 35% los beneficios obtenidos en los mercados exteriores. anuncia su política de infitab (apertura económica) y uno de sus pri­
Como consecuencia de todos estos cambios la producción comienza meros efectos es la retirada del sector público de la producción cine­
a resentirse y el número de salas de exhibición disminuye apreciable- matográfica. La comparecencia en el Festival de Damasco de 1972,
mente (395 en 1958; 289 en 1965; 200 en 1970), en parte también por pese a su gran resonancia, representará el canto de cisne de la Gamaat,
efecto del florecimiento del mercado inmobiliario en las grandes ciu­ considerada por otros cineastas árabes demasiado tibia en sus propues­
dades. tas, en tanto que las vertiginosas transformaciones internas la hacen
El final de la década de los sesenta augura así una grave crisis in­ perder el rumbo.
dustrial que empujará a los productores a buscar refugio en Beirut y El público egipcio, por su parte, había permanecido bastante fiel a
llevará incluso a los grandes maestros a pedir apoyos en el extranjero: sus gustos tradicionales aun en esta década de agitación: el extraordi­
tras su paso por Siria, Salah recala en Irak; Abu Seyf también rueda nario éxito de Abufauqa as-shagara [Mi padre encaramado a un árbol]
una superproducción en este país; Chahine rueda un musical con Fai- (Hussein Kamal, 1969), una comedia interpretada por el famoso can­
ruz en el Líbano y, a comienzos de los setenta, encuentra en las copro­ tante Abdelhalim Hafez, que es sin duda el film más popular de este
ducciones con Argelia la vía para proseguir su carrera con títulos tan periodo, así lo confirma. Cerrando abruptamente las experiencias so­
memorables como Al-usfur [El gorrión] (1972), penetrante indagación cialistas de los años 60, la infitab promovida por Sadat no tardó en te­
sobre las causas profundas de la derrota de 1967. A la crisis de la indus­ ner sus efectos en el campo cinematográfico. Por un lado, los produc­
tria se une entonces la desmoralización social y política. Es en ese con­ tores pusieron manos a la obra para recuperar a un público que, en el
texto en el que una cincuentena de profesionales del cine constituye mercado interior, la televisión les había robado, así como para recon­
en 1968 la Gamaat as-sinima al-gadida (Asociación del Nuevo Cine), quistar el dañado mercado exterior: los géneros y fórmulas más co­
al socaire en buena medida del reciente nacimiento de la crítica cine­ merciales conocieron entonces una nueva edad de oro, en detrimento
matográfica y del movimiento cineclubista. Alentada principalmente de proyectos más ambiciosos o arriesgados. Por otro, el sector de la
por Samir Farid, el influyente crítico del diario Al-gumhuriya, y el en­ distribución y la exhibición orquestó una campaña en la misma línea,
tonces guionista —y más tarde realizador— Raafat al-Mihi, la Gamaat apostando decididamente por títulos comerciales de rentabilidad in­
hace público en 1968 un manifiesto en el que muestra su preocupa­ mediata: junto a las clásicas películas norteamericanas, siempre exhi­
ción por el depauperado panorama de la producción y apuesta por el bidas en los mejores cines (relegando cada vez más a las producciones
debut de nuevos realizadores capaces de dotar a Egipto de un cine nacionales a las salas de barrio), los films indios comienzan a inundar
más moderno (en la línea de los Nuevos Cines europeos, ocasional­ el mercado con un éxito más que considerable. El esperado Nuevo
mente presentados en el cine-club de El Cairo bajo los auspicios de Cine Egipcio nace así en difíciles circunstancias económicas y debe
este grupo), así como más comprometido social y políticamente con además bregar con el recrudecimiento de la censura bajo el mandato
la realidad del momento. Esta importante labor de agitación cultural de Sadat. Incluso cineastas consagrados como Chahine sufren en sus
no se vería sin embargo correspondida en el plano de la producción, carnes estas cortapisas: la magnífica Al-usfur [El gorrión] (1972) es pro­
puesto que la Gamaat tan sólo logra promover la realización de dos hibida durante más de un año, estrenándose finalmente con varios
films conforme a las directrices trazadas: Ugnia ala al-mamar [Canción cortes y sin apenas publicidad en un cine de la periferia de El Cairo.
en el camino] (Ali Abdelkhalek, 1972) y Zil ala al-ganib al-ajar [Som­ El nuevo régimen apoya en cambio una serie de títulos abiertamente
bras en la otra orilla] (Ghaleb Shaat, 1972), esforzados pero mediocres críticos con el nasserismo: Ar-rasala la tozalfigaibi [La bala está aún en

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mi bolsillo] (Husam al-Din Mustafa, 1973), historia de un héroe de la cientes recorrerían con mayor fortuna realizadores como Mohamed
guerra contra Israel que regresa a casa para vengarse del hombre que Khan, Atef al-Tayeb o Raafat al-Mihi, para los cuales en los años 80
violó a su novia —el cual es identificado con la ideología nasserista—, volverá a acuñarse la expresión «nuevo cine». Pero no por ello el sec­
es la obra paradigmática a este respecto, pero también secundan tal tor cinematográfico recuperará su pujanza de antaño, básicamente
discurso obras como Afovafaa cd-azim [La fiel lealtad] (Hilmy Rafia, por la imposibilidad de amortizar sus productos en sus tradicionales
1974) o incluso Al-Kamak / [Café Kamak] (Ali Badrakhan, 1975), mercados exteriores, ahora sometidos a una galopante piratería video­
cuando menos por la instrumentalización de su denuncia de la repre­ gráfica. El clima de desencanto político que siguió a los acuerdos de
sión en medios universitarios por parte del gobierno de Sadat. Camp David, la visita de Sadat a Israel en 1979 y su posterior asesina­
Las jóvenes promesas del cine egipcio aciertan no obstante a ofre­ to en 1981, contribuirían tanto como la situación económica a la cre­
cer algunas obras de interés caracterizadas por su mayor contacto con ciente tendencia escapista del cine egipcio, apenas quebrada por un
la realidad social. La situación legal de la mujer es tratada, entre otros, puñado de cineastas que milagrosamente logran subsistir en el seno
por Said Marzuq en su interesante Uridu hall [Quiero una solu­ de una industria acomodaticia. Por su inexcusable papel como punto
ción] (1974), pero sin duda será la denuncia de la corrupción en los de referencia en el continente, la renovación del cine egipcio constitu­
más diversos ámbitos de la sociedad egipcia la que centre la atención ye un capítulo fundamental en la emergencia de las cinematografías
de estos jóvenes cineastas. Así, el propio Marzuq denunció vigorosa­ africanas, pero a la hora de hacer balance es justo concluir que el au­
mente el tráfico de influencias y el abuso de poder en Al-muznibun téntico Nuevo Cine Arabe floreció en otras latitudes.
[Los culpables] (1975); Mamduh Shukry mostró en Zair cd-fagr [El vi­
sitante del alba] (1973) la actuación de servicios policiales paralelos (ra­
zón por la cual el film estuvo prohibido durante dos años, estrenán­ E l nuevo cin e árabe: M agreb
dose finalmente con media hora de cortes); Ali Badrakhan denuncia
en Ahí al-qmma [Alta sociedad] (1981) la corrupción de la policía por­ El llamado Nuevo Cine Arabe dista mucho de ser un fenómeno
tuaria... Como no podía ser menos en un periodo de confusión econó­ exclusivamente magrebí, pero desde una perspectiva global no cabe
mica en el que la recuperación de la burguesía corre pareja a las estreche­ duda de que fue en esta región donde tuvieron lugar los desarrollos
ces de las clases populares, numerosos films denuncian también la co­ más significativos a lo largo de la década de los setenta. Argelia, Túnez
rrupción financiera, sobre todo al final del periodo: Wa qudiyat dud y Marruecos —en diversa medida y con distintos ritmos— alumbra­
maghul [Proceso contra un desconocido] (Midhat al-Sabai, 1981) critica ron un tipo de cine que nada debía a los paradigmas clásicos del mun­
apenas veladamente y en clave satírica los oscuros intereses financieros do árabe encamados por la industria egipcia. De entrada, y a diferen­
del régimen de Sadat, mientras que Intabahu ayüha sada [Entre caballe­ cia de Egipto, el Nuevo Cine Magrebí es nuevo en un sentido literal:
ros] (Mohamed Abdelaziz, 1979), Al-hubb wahduhu layaqfi [El amor no no se trata de una renovación, sino de un nacimiento sensu stricto en la
basta] (Ali Abdelkhalek, 1979) o la incisiva Al-arr [La venganza] (Ali Ab- resaca postcolonial. Formados mayoritariamente en Europa (Francia
delkhalek, 1982) —con su presentación de un respetable y muy religio­ casi siempre) y carentes de una tradición cinematográfica propia, los
so hombre de negocios que resulta basar su fortuna en el tráfico de dro­ cineastas magrebíes han de improvisar ésta. Al contrario que sus cole­
gas— denuncian sin paliativos la corrupción de la clase económica. gas egipcios —a quienes poco o nada deben— no han de dialogar con
El anunciado Nuevo Cine Egipcio no arrojó, a la postre, otro sal­ una robusta tradición a la que buscarían sustituir desde el seno de la
do que el de algunas obras importantes debidas a francotiradores que propia industria, sino que, huérfanos de ésta, son libres de ensayar
marchaban a contracorriente de las tendencias comerciales de la in­ una escritura mucho más original y adoptar estilos muy diversos. En
dustria posnasserista. Su impacto fue mínimo, si bien hay que recono­ busca de sus propias fórmulas de expresión cinematográfica, los ci­
cerles el mérito de haber desbrozado un camino que en fechas más re­ neastas magrebíes abandonan los estudios (allí donde los hubiera)

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obras firmadas en estos años por el veterano Chahine —particular­


mente Iskandariya lih? [Alejandría, ¿por qué?] (1978)—, pero también
algunos importantes films magrebíes como Weshma [Indicios] (Ha-
mid Benani, 1970), Sejnane [Sejnane] (Abdelatif Ben Ammar, 1974) o
A l haimun (Los balizadores del desierto) (Nacer Khemir, 1984).
Este reencuentro con la realidad por parte del cine árabe, al que
no escapa siquiera un cierto sector del cine egipcio, se traduce en el
Magreb en la preeminencia de algunos temas de claros perfiles socia­
les. Así, por ejemplo, la situación de la mujer se erige en uno de moti­
vos fundamentales del cine magrebí con títulos como Laila wa ajawa­
tina [Laila y nuestras hermanas] (Sid Ali Mazif, 1978) y Nubatnisaaya-
bal Chenoua [La nuba de las mujeres del monte Chenoua] (Assia
Djebar, 1978), en Argelia, Suraj [Aullidos] (Ornar Khlifi, 1972) y Azi-
za (Abdelatif Ben Ammar, 1980), en Túnez, y Chergui, as-samt al-anif
[Chergui, el silencio violento] (Moumen Smihi, 1975) y Araiss min
qassab [Muñecas de junco] (Jilali Ferhati, 1981), en Marruecos. Los
problemas del campesinado, tradicionalmente hurtados al espectador
Latía wa ajawatina [Laila y nuestras hermanas] (Sid Ali Mazif, 1978). por el cine egipcio clásico, emergen con fuerza en las obras de los rea­
lizadores magrebíes: no sólo es éste —como veremos— uno de los
para acercarse a la vida cotidiana, rehuyendo el componente literario
de buena parte del cine egipcio en aras de un mayor compromiso so­
cial y político. En un sentido muy preciso, y de forma no muy distin­
ta a lo que simultáneamente sucede en otros países de Oriente Medio,
su cine es un periplo en busca de la identidad árabe a través del alum­
bramiento de una estética propia.
El nacimiento del cine ma^rebí se produce en el contexto de la
descolonización del norte de Africa, pero también al tiempo que la
nación árabe se ve conmovida por algunos sucesos determinantes. De
forma muy particular, la derrota de 1967 frente a Israel marca profun­
damente a toda una generación de cineastas árabes, para la que los
posteriores acontecimientos en Líbano y Palestina no son sino moti­
vos adicionales de desencanto. El nacionalismo árabe encamado, en­
tre otros, por Nasser se revela súbitamente una quimera y los jóvenes
realizadores difícilmente pueden compartir ya el entusiasmo de algu­
nos de sus predecesores. De ahí que la memoria, la búsqueda de la
identidad árabe, emerja como uno de los temas centrales del cine ára­
be del momento: muy representativas a este respecto son varias de las Aziza (Abdelatif Ben Ammar, 1980).

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como evidencia la tardía fecha de realización de muchos de estos films.


En un cierto sentido al menos, el año 1967 puede muy bien ser con­
siderado simbólicamente como el momento de su nacimiento, y ello
no sólo por coincidir con la derrota árabe frente a Israel. Ese año mar­
ca también la presentación en Cannes de la obra fundacional del cine
argelino, Assifat d-Aurass [El viento de los Aurés] (Mohamed Lakhdar-
Hamina, 1966), así como el comienzo de la producción de largome­
trajes en Túnez y Marruecos. Un año antes se habían inaugurado, por
lo demás, las importantísimas Jomadas Cinematográficas de Cartago,
a partir de entonces foro y plataforma fundamental para la difusión
del cine árabe. La repercusión de éstas difícilmente podrá exagerarse si
se tiene en cuenta que —al igual que sucede con el resto del cine afri­
cano, con la única excepción de Egipto— el problema básico para el
desarrollo del cine magrebí ha sido siempre la inexistencia de un mer­
cado propio. Aunque, a comienzos de los sesenta, el parque de salas
cinematográficas en el norte de África no era en absoluto despreciable
(Argelia, con más de 300, superaba incluso a Egipto, mientras que Ma­
rruecos rondaba las 200 y Túnez el centenar), la tradicional hegemo­
nía de las producciones extranjeras no era fácil de romper. La presen­
cia norteamericana (40-50% de los films estrenados), mucho menor
que en Egipto u Oriente Medio en razón de la habitual exhibición de
Assifat al-Aurass [El viento de los Aurés] (Mohamed Lakhdar-Hamina, 1966). películas francesas, españolas o italianas (y no tanto egipcias, que ape­
nas representaban el 10%), se vería progresivamente incrementada a
medida que Hollywood desplegara su nueva y ambiciosa campaña de
ejes del cine argelino del periodo de la reforma agraria, sino también conquista de mercados internacionales para hacer frente al desafío re­
la preocupación básica de films como Zil d-ard [La sombra de la tie­ presentado por la irrupción de la televisión comercial. Desde este pun­
rra] (1982) del tunecino Tayeb Louichi o Alyam, dyam [¡Oh, los días!] to de vista, al menos, la eclosión del cine magrebí —y del Nuevo Cine
(1978) del marroquí Ahmed al-Maanouni. Este espléndido e innova­ Árabe en general— no pudo ser más inoportuna. Las dificultades en­
dor trabajo de al-Maanouni aborda asimismo el tema de la emigración contradas por éste en su camino podrán apreciarse mejor en el análi­
a Europa, que reencontramos en numerosos títulos como Si Moh, pas sis de la situación de sus tres principales centros de producción: Arge­
de chance (Moumen Smihi, 1970) o As-sufaraa [Los embajadores] (Na­ lia, Túnez y Marruecos (Libia nunca desarrolló una cinematografía
cer Ktari, 1976), entre otros muchos. Por último, la crítica de las nue­ propia).
vas clases dirigentes cierra el abanico de los temas mayores del nuevo El cine argelino fue incuestionablemente el gran motor no sólo
cine magrebí: Alfyadwayad [Las mil y una manos] (1972), la comba­ del cine magrebí, sino de todo el llamado Nuevo Cine Árabe. Como
tiva obra del marroquí Souhayl Ben Barka, y la espléndida y no me­ más tarde el cine palestino, el cine argelino nace en la resistencia, en
nos corrosiva Shams az-zibaa [El sol de las hienas] (1977), del tuneci­ el maquis, como arma al servicio de la revolución y de la independen­
no Ridha Behi, dan buena fe de esta orientación. cia. Ya en 1957 se crea una unidad cinematográfica bajo la dirección
El camino seguido por el cine magrebí no fue sin embargo fácil, de René Vautier, cineasta francés pasado a las filas del FLN, y tres años

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después se constituye un Comité Cinematográfico dependiente del por sus cualidades intrínsecas como por su repercusión internacional
Gobierno Provisional de la República Argelina: el material filmado a través de los festivales de Cannes y Moscú. Intensa y no menos lí­
durante la guerra, abundante y de gran calidad, es archivado en Yugos­ rica aproximación a la todavía reciente guerra colonial a través de la
lavia hasta que el país adquiere la independencia en 1962. Es también búsqueda de su desaparecido hijo por parte de una anciana campesi­
en ese contexto en el que se ruedan cortometrajes como Yasmina na, el film de Lakhdar-Hamina traza además las coordenadas de la
(1961), obra de Yamal Chanderli y Mohamed Lakhdar-Hamina. Este que constituye la primera etapa del cine argelino, aquella que —en­
último, que había desertado del ejército colonial francés para formar­ tre 1965 y 1972 aproximadamente— se concentraría de forma obsesi­
se como documentalista en Túnez y Praga, estaba llamado a ser la fi­ va en la crónica de la reciente independencia del país. El férreo con­
gura fundamental del naciente cine argelino: no sólo se deben a él al­ trol ejercido por el aparato del estado garantiza sin dificultad esta ho­
gunas de las obras capitales del mismo, sino que Lakhdar-Hamina fue mogeneidad temática, que no es óbice sin embargo para que se
también el director de la Office des Actualités Algériennes desde su produzcan obras tan interesantes como Fajr al-muazibin [El alba de
fundación en 1963 hasta su disolución en 1974. los condenados] (Ahmed Rachedi, 1965), un excelente film de mon­
La independencia trae naturalmente consigo la creación de nu­ taje con material de archivo, o incluso Hassan Térro (1968), un traba­
merosos organismos relacionados con el cine. Siguiendo los pasos de jo menor de Lakhdar-Hamina que es importante por ser la primera
la Radio-Télévision Algérienne (RTA) y de Casbah Films, una pro­ comedia del cine argelino. Pero la tendencia general apunta más bien
ductora privada dirigida por el líder del FLN Yacef Saadi, que se fun­ al espectáculo de corte hollywoodiense, coincidiendo probablemen­
dan en el mismo año de la independencia, el gobierno argelino aco­ te de forma nada casual con el boicoteo de las grandes majors a raíz
mete en 1964 la creación del Centre National du Cinéma, la Ciné­ de la nacionalización de 1969 (que deja durante cinco años a las pan­
mathèque Algérienne y el Institut National du Cinéma, efímero tallas argelinas sin producciones norteamericanas): si Al-jariyun an al-
experimento educativo —su actividad sólo dura un año— que es no qanun [Los proscritos] (Tawfiq Farés, 1969) fue abiertamente concebi­
obstante importante por haber contribuido a la formación de algu­ do como un western revolucionario cuyos protagonistas están ‘fuera
nos de los más brillantes realizadores de los años 70 (Merzak Alloua- de la ley’ del ejército colonial, Al-afyun wal asaa [El opio y el garrote]
che, Faruk Beloufa, Sid Ali Mazif...). Ese mismo año se nacionaliza el (Ahmed Rachedi, 1970) es una gran superproducción sobre la guerra
sector de la exhibición, destinándose el 40% de los ingresos al fomen­ de independencia que marca una drástica ruptura con la tradición
to de la producción. En 1967, coincidiendo con la reorganización del realista para devenir un vulgar film de acción. En esta misma línea
aparato cinematográfico del estado (el Centre National du Cinéma se hay que inscribir la célebre Waqai sanawat al-yamr [Crónica de los
transforma en el Centre Algérienne de la Cinématographie), se créa años de brasa] (Mohamed Lakhdar-Hamina, 1975), galardonada con
la Office National pour le Commerce et l’Industrie Cinématographie la Palma de Oro en Cannes, un tardío exponente de esta orientación
(ONCIC), que habrá de regir hasta mediados de los ochenta los des­ que de algún modo cierra esta etapa fundacional del cine argelino: a
tinos de la producción y la distribución en todo el país: la nacionali­ diferencia de los films citados, la fuente de inspiración es aquí el cine
zación de este último sector en 1969, unido a la desaparición de la soviético clásico y los resultados son muy notables.
productora Casbah Films, asegurarán a la ONCIC una situación de Este primer periodo del cine argelino se caracterizó además por
virtual monopolio durante todo este periodo (la única excepción es una intensa política de coproducciones por parte del gobierno argeli­
el ambicioso programa de producción de films de ficción por parte no. Siguiendo los pasos de Casbah Films, que había coproducido con
de la RTA). Italia La battaglia di Algeri (La batalla de Argel, 1966) de Gillo Pontecor-
Aunque, en rigor, no es el primer largometraje rodado tras la in­ vo, y que se especializaría en este tipo de operaciones, la ONCIC no
dependencia, Assifat al-Aurass [El viento de los Aurés] puede muy tardó en embarcarse en un programa similar con Italia, Francia, Egip­
bien considerarse el hito fundacional del joven cine argelino, tanto to, la OLP y —más tarde— Túnez. Entre las quince películas copro-

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Al-fabham [El carbonero] (Mohamed Bouammari, 1972).

ducidas según esta fórmula hay sin duda muchas interesantes (Viscon-
ti, Costa-Gavras o Chahine se beneficiaron de la misma), pero tam­
bién otras más que discutibles que se limitaban, como en el periodo
colonial, a utilizar Argelia como simple escenario de los rodajes y que
en algunos casos ni siquiera se estrenaron en el país o fueron directa­
mente prohibidas, como por ejemplo Soleil noir (Denys de la Pate-
lliére, 1967). Con excepción, pues, del film de Pontecorvo, que obtu­
vo una amplia resonancia internacional y evocaba un decisivo episo­
dio de la independencia argelina, ninguna de estas coproducciones
representó un activo importante para el cine argelino, siendo más bien
los socios en la operación los que capitalizaron —cuando los hubo—
los logros artísticos.
La promulgación de la reforma agraria en 1971 abriría una segun­
da etapa en el cine argelino, que a partir del año siguiente iniciaría un
ciclo de films rurales que sustituye a las epopeyas independentistas.
Al-fabham [El carbonero] (Mohamed Bouammari, 1972), Al-mufsidun
[Los expoliadores] (Lamine Merbah, 1972) y, sobre todo, la excelen­
te Nona (Abdelaziz Tolbi, 1972), una producción de la R.TA en 16
mm ulteriormente distribuida en salas cinematográficas, inauguran
esta serie de obras de desigual interés cuyo impulso se agotará progre­
sivamente al final de la década. A mediados de los setenta el cine ar-

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gelino se^bre a una tercera fase, mucho más rica e innovadora, gra­ un Festival de Cine Amateur, en el que dieron sus primeros pasos los
cias esencialmente a Ornar Gatlato (Merzak Allouache, 1976), un film jóvenes realizadores tunecinos); ese mismo año, y dentro de la expan­
sorprendente que constituye un auténtico punto de inflexión de esta siva política de la SATPEC, se abre el gran complejo cinematográfico
cinematografía. Rompiendo con la tendencia oficialista del momen­ de Gammarth, que no obstante tardaría casi una década en funcionar
to («Con Ornar Gatlato quería hacer una película, en absoluto ilustrar a pleno rendimiento. La profusión de todas estas iniciativas tan valio­
un eslogan», dirá su realizador), Allouache supo ofrecer una pene­ sas como dispersas no vendría sin embargo acompañada por un au­
trante visión de los problemas de la juventud argelina y en particular téntico desarrollo de la producción.
de las dificultades interpuestas en la relación entre ambos sexos. A pe­ Al-fajr [El alba] (1966), una epopeya nacionalista realizada por
sar de que la ironía del film y su vena crítica dieron lugar a algún que Ornar Khlifi, indiscutible pionero del cine tunecino gracias a su labor
otro problema con la censura, Ornar Gatlato se estrenó debidamente en la Fédération des Cinéastes Amateurs, es el primer largometraje de
y alcanzó un enorme éxito entre un público favorablemente sorpren­ ficción producido en el país. La producción se desarrolla de manera
dido por su inhabitual frescura. Esta reacción popular animó al go­ muy lenta en los años sucesivos, aunque no por ello se priva Túnez
bierno a tolerar en lo sucesivo obras más personales e inconformistas de coproducir algunos títulos con Francia —particularmente LEden
o que abordaran temas hasta entonces mal vistos como la emancipa­ et après (Alain Robbe-Grillet, 1969) y Viva la muerte (Femando Arra­
ción de la mujer. Los siguientes trabajos de Allouache, Mughamarat bal, 1970)— e incluso con España: Lacy Films, la productora de José
batal [Las aventuras de un héroe] (1978) y Ar-rayul alladiyanzur ila an- María Elorrieta, colabora en Une si simple histoire (1969) de Abdelatif
nafida [El hombre que miraba las ventanas] (1982), Nahla [La abeja] Ben Ammar como contrapartida de Gallos de pelea (Rafael Moreno
(Faruk Beloufa, 1979), original acercamiento a la guerra del Líbano, o Alba, 1969), parcialmente rodada en Túnez. Pero hasta la segunda
Sanawat at-twist [Los años del twist] (Mahmud Zemmouri, 1983), mitad de los setenta sólo Khlifi, con una obra esforzada pero irregu­
una sarcástica visión de la revolución que el gobierno argelino no po­ lar, y Ben Ammar, con su excelente Sejnane (1974), ofrecen títulos re­
dría sino prohibir, se cuentan entre lo más interesante de una produc­ levantes a la joven cinematografía tunecina. Shams az-zibaa [El sol de
ción cuyo nivel descendería dramáticamente a lo largo de la década las hienas] (Ridha Behi, 1977), virulento alegato contra la coloniza­
de los ochenta. ción turística en el norte de África, obtiene una gran repercusión y
Túnez, al contrario que Argelia, careció de un política cinemato­ parece augurar el auténtico despegue del cine tunecino. Este, sin em­
gráfica global. Ello no significa, sin embargo, que las iniciativas del bargo, no se producirá hasta la siguiente década con la producción,
país vecino no fueran debidamente tenidas en cuenta: así, por ejem­ entre otras, de Aziza (Abdelatif Ben Ammar, 1980), Zil al-ard [La
plo, el gobierno creó en una fecha tan temprana como 1957 la Socié- sombra de la tierra] (Tayeb Louichi, 1982) y Awbur [Travesías] (Mah­
té Anonyme Tunisienne de Production et d’Expansion Cinématogra- mud Ben Mahmud, 1982), películas de una notable madurez expre­
phique (SATPEC), mas su actividad no comenzó realmente hasta al­ siva. Así pues, la contribución tunecina al desarrollo del Nuevo Cine
gún tiempo después. En 1964 Túnez ensayó la aplicación de cuotas Árabe se produce con una década de retraso repecto del cine argeli­
de pantalla para proteger a un eventual cine nacional, pero las presio­ no, si bien en los años 80 su vitalidad desbordará con creces la de
nes de las grandes multinacionales obligaron a anular tales medidas éste.
tan sólo un año después (la SATPEC volvería a ensayar la operación En cuanto al cine marroquí, y al margen de una experiencia aisla­
en 1969, asumiendo el monopolio de la distribución, pero tras diver­ da en 1958, la producción no comienza hasta 1967. Aunque el país
sos avatares terminará por renunciar al mismo en 1981). En 1966, y contaba con un floreciente sector de la exhibición (como la distribu­
por iniciativa del responsable de asuntos cinematográficos del Minis­ ción, siempre en manos privadas), la sombra de los fracasos de la pos­
terio de Cultura e Información, Tahar Cheriaa, nacen las Jomadas Ci­ guerra había disuadido a los cineastas de reintentar la operación. A lo
nematográficas de Cartago (desde 1964 se venía celebrando en Kelibia largo de la década de los sesenta algunos jóvenes realizadores (Abdela-

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ziz Ramdani, Larbi Bennani...) habían debutado en el campo del cor­
tometraje con el apoyo del Centre Cinématographique Marocain,
pero hasta la temporada 1978-68 no contaría el cine marroquí con sus
primeros largometrajes: Al-hayay kifah [La vida es lucha] (Mohamed
Tazi y Ahmed Mesnaui, 1968) e Indamayazmuru an-najil [Cuando ma­
duran los dátiles] (Adbelaziz Ramdani y Larbi Bennani, 1968). Obras
poco brillantes y convencionales, a pesar de haber sido rodadas con
cierta abundancia de medios, estas películas preparan no obstante el
camino para la aparición de cineastas de más talento en los años suce­
sivos. El gran hito en este sentido es Weshma [Indicios] (1970), una
modesta producción en blanco y negro con la que el joven Hamid Be-
nani obtiene una gran reputación: durísimo alegato contra la opresión
familiar y religiosa en la sociedad marroquí, narrado por lo demás en
un estilo difícil y carente de concesiones, el film es boicoteado por los
exhibidores y apenas circula en Marruecos, condenando a su autor a
más de veinte años de forzada inactividad. Algo parecido sucede con Chergui, as-samt al-anif [Chergi, el silencio violento] (Moumen Smihi, 1975).
Mustafa Derkaoui, cuya interesante opera prima, muy innovadora y
elaborada formalmente, no llega jamás a su público: de hecho, Ahdaz
biladalala [Sucesos sin importancia] (1974) continúa todavía sin haber blanca, Alyam, alyam [¡Oh, los días!], que se convierte en uno de los
sido exhibida en Marruecos. Derkaoui no vuelve a rodar un largome­ títulos emblemáticos del Nuevo Cine Arabe.
traje hasta 1982 y de este modo su contribución a la etapa fundacio­ La primera etapa de la historia del cine marroquí se cierra clara­
nal del cine marroquí es muy limitada. mente en 1980, momento en que el estado decide participar activa­
A pesar de su escasa producción —apenas una veintena de films mente en la producción mediante ayudas que oscilan entre el 30 y
hasta 1980— el cine marroquí ofrece algunas obras de gran relieve y el 50% del presupuesto total. El efecto inmediato de dicha medida
consagra a algunos importantes cineastas en este primer periodo. Uno será reactivar poderosamente la producción (durante el lustro 1980-1984
de ellos es Souhayl Ben Barka, que debuta en 1972 con una cáustica se realizan casi una treintena de largometrajes), permitiendo a algunos
visión de la explotación industrial en Marruecos: Alfyad wayad [Las de los jóvenes talentos proseguir su incipiente carrera (Derkaoui, Smi­
mil y una manos]. Aunque su obra posterior no está a la altura de esta hi, al-Maanouni. ..) o darse a conocer en este nuevo y más favorable
brillante operaprima, Ben Barka seguirá siendo siempre un nombre im­ contexto: ése es el caso de Mohamed Abderrahman Tazi, autor de Ibn
portante en el contexto de la cinematografía marroquí. Pero las obras al-sabil [El viajero] (1981), interesante cuento filosófico de profundas
más notables de la década de los setenta se deben a Moumen Smihi y implicaciones sociales que destaca por encima de su tosquedad formal,
Ahmed al-Maanouni. El primero debuta en 1975 con un modesto tra­ y de Jilali Ferhati, que se revela con Araiss min qassab [Muñecas de jun­
bajo en 16 mm, Chergui, as-samt al-anif [Chergi, el silencio violento], co] (1981) (había rodado un largometraje cuasi-amateur tres años an­
hermoso film ambientado en la ciudad de Tánger en 1954 que narra tes), penetrante acercamiento a la tradicional opresión de la mujer.
el recurso a la magia por parte de una joven esposa para impedir que Con Tazi y, sobre todo, Ferhati, la nómina de realizadores marroquíes
su marido contraiga un nuevo matrimonio. Por su parte, al-Maanou- se amplía e inaugura una nueva etapa no exenta de dificultades (la eu­
ni meda en 1978 —en condiciones precarias y con actores no profe­ foria inicial se diluye en buena medida durante los ochenta), pero cier­
sionales— una inspirada crónica de la vida rural en la región de Casa- tamente rebosante de vitalidad en el contexto del cine norteafricano.

358 359
E l c in e e n e l Á f r ic a su b sa h a r ia n a
La situación del África subsahariana, considerada por Georges Sa-
doul hace ya tres décadas como «un desierto cinematográfico», ha
cambiado sin duda en los últimos años. Aun cuando su emergencia
ha sido lenta y la producción total de largometrajes en este periodo si­
gue siendo exigüa, el cine del África subsahariana ha adquirido por fin
una auténtica carta de naturaleza tras la independencia de los distin­
tos países de la región. Esta constatación no ha de entenderse, sin em­
bargo, en el sentido de un desarrollo ajeno a los condicionantes de un
pasado colonial todavía reciente: el virtual monopolio de la distribu­
ción por parte de compañías extranjeras así lo demuestra. La política
de cooperación política y cultural llevada a cabo por algunas de las an­
tiguas potencias coloniales, que conllevaba con frecuencia la forma­
ción de los jóvenes cineastas en aquéllas, será otra de las coordenadas
determinantes de la emergencia del cine africano. El caso del África
francófona es sin duda el más relevante y ello no sólo por representar
prácticamente el 80% del territorio continental.
El cine africano nace curiosamente en París, ciudad en la que
en 1955 el senegalés Paulin Soumanou Vieyra rueda —con la colabo­
ración de algunos otros estudiantes africanos— un cortometraje justa­ La noire de... (Ousmane Sembene, 1966).
mente famoso, Ajrique-sur-Seine, muy deudor de una cierta estética
neorrealista. Aunque, de regreso a su país, Vieyra cultiva profusamen­
te la realización de documentales y noticiarios, el nacimiento del cine en 1963 a Jean-René Débrix, ex-director adjunto del IDHEC y autén­
de ficción no se producirá hasta la década de los sesenta. Sénégal es in­ tico factotum de la operación. En términos generales, el Ministère de
cuestionablemente el mayor foco de actividad cinematográfica en la la Coopération contribuía a la realización de las películas de los ci­
época, gracias sobre todo a la labor pionera de Ousmane Sembene. neastas africanos con fondos, material y ayuda técnica, asegurándose
Formado en la Escuela de Cine de Moscú tras una dura y errática ac­ a cambio los derechos exclusivos de distribución no comercial de las
tividad laboral en Francia, donde no obstante inicia su importante ca­ mismas (básicamente en los centros culturales franceses en África o a
rrera literaria, Sembene debuta en 1962 con Borrom sarret [El carrete­ través de la cinemateca del propio ministerio). Sin embargo, desde un
ro], un interesante cortometraje de corte neorrealista rodado en las ca­ primer momento Débrix ensaya otra fórmula alternativa no menos
lles de Dakar que inaugura la política de cooperación cinematográfica importante a la postre, a saber, la compra de films rodados de forma
por parte del gobierno francés. independiente a cambio siempre de su distribución: ése es, por ejem­
Desde el punto de vista institucional, la temprana y decisiva cola­ plo, el caso de Borrom sarret [El carretero], pero también de algunas de
boración francesa se canalizará a través del Ministère de la Coopéra­ las primeras obras de Alassane y Ganda en Niger, Timité Bassori en
tion, al frente de cuyo recién creado Bureau du Cinéma se nombra Costa de Marfil, etc. La distribución oficial era vista por los cineastas

360 361
como el necesario precio a pagar si querían dar continuidad a su carre­
ra, teda vez que las pantallas comerciales les estaban sistemáticamen­
te vedadas en virtud de las prácticas monopolísticas de los distribuido­
res. Obviamente ello conllevaba un dirigismo claro en la medida en
que las películas realizadas siempre debían satisfacer a los patronos.
Cuando esto no sucedía, el Ministère no dudaba en retirar su apoyo:
eso fue lo que sucedió con La noire de... (1966), el primer largometraje
de Sembene, cuyo guión fue rechazado por mostrar la explotación de
los trabajadores africanos en Francia (el film narraba el suicidio de una
criada senegalesa empleada en casa de una familia burguesa). Una vez
rodado, el film fue no obstante comprado por el Ministère de la Coo­
pération en un claro intento de neutralizar su posible impacto, meca­
nismo de control que volvería a poner en práctica en otras ocasiones
con obras de talante crítico que previamente había rehusado producir.
La experiencia de Sembene con su segundo largometraje, MancLa-
bi [El giro postal] (1968), una sátira de la burguesía poscolonial en la que
por vez primera rueda en lengua wolof, sería determinante. Aunque
gracias a la intervención personal del Ministro de Cultura, André Mal­
raux, Sembene pudo recibir una ayuda del Centre National du Ciné­
ma (reservadas en exclusiva para cineastas franceses), la concesión de
la misma no careció de contrapartidas y así se nombró a un productor
francés para controlar el presupuesto: la realidad es que éste interfirió
continuamente en el rodaje, exigiendo a Sembene rodar en color y
transigir en determinados puntos con el explícito propósito de que el
film resultara más «comercial». Desde ese momento, Sembene decidió
renunciar a la financiación francesa y así Emitai [El dios del true­
no] (1971), Xala [Impotencia temporal] (1974) y su magistral Ceddo
(1977) serían producidas independientemente. Pero Sembene es cier­
tamente una excepción a la regla, como demuestra el hecho de que
casi el 70% de los films realizados en el África francófona entre 1963 un film d«

y 1975 recibieran asistencia técnica o financiera del Ministère de la SEMBENE OUSMANE


SIMSmOMMA«
Coopération. El prematuro fallecimiento de Débrix en 1978 y, sobre
todo, las crecientes presiones de los estados africanos sobre el gobier­ TIERNO LEYE
SEUNE S A M B
FATIM DIAGNE
00UTA SECK
MAKH0URE01A GUEYE • ABOOULAY6J56CK • tllM ANE SAGNA

no de Giscard d’Estaign por el supuesto influjo negativo de algunos


PAUL ANORE PELLEGR1N •JEAjT-PM tL SALAUN • MARCEL BEZIAU
Y0UN0USS SEYE MARTIN SOW rigie ; IBRAHIM A BARRQ images: GEORGES CARISTAN

de esos films sobre sus conciudadanos harían que el Ministère de M IR IA M NIANG DIEYNABA NIANG son : a HADJI MBOW
directeuf de production : PAULIN S0U M AN0U V1EYRA
MOUSTAPHA T0URÉ FARBA SARR
Coopération abandonara en diciembre de 1980 su tradicional política
intervencionista. Pero la nueva política de Miterrand, con su relanza­ Xcda [Impotencia temporal] (Ousmane Sembene, 1975).
miento de las coproducciones, el apoyo a cineastas progresistas como

362 363
Cissé o la apuesta por la difusión del cine africano en los festivales in­
ternacionales difícilmente podría ser vista por los sectores críticos
como una opción neutral.
Ababacar Samb, Mahama Johnson Traoré, Djibril Diop-Mambety
y Safi Faye, entre otros, secundarán a Sembene en la eclosión de un
cine senegalés de gran relieve. Particularmente Touki-Bouki [El viaje de
la hiena] (1973) de Diop-Mambety, un complejo, irónico e innovador
film sobre los avatares de dos jóvenes que sueñan con escapar a Fran­
cia, y Kadu beykat [Carta campesina] (1975), de Safi Faye —una de las
primeras realizadoras africanas—, acercamiento cuasi-etnográfico a la
vida rural de su país, se cuentan entre las obras más importantes jamás
realizadas en el continente. Junto a Senegal, Níger se configura en los
años 60 como el otro gran polo de actividad cinematográfica en el
África subsahariana. Allí es Jean Rouch quien descubre y apadrina a
los dos realizadores más importantes del momento, Mustafa Alassane
y Oumarou Ganda. El primero, un autodidacta integral, es el autor de
obras tan incisivas como Le rétour de Vavmturier (1966), hilarante retra­
to de las frívolas tentativas modemizadoras de muchos de sus compa­
triotas, y F W A (Femme, Villa, Voiture, Argent) (1972), que incide en el
mismo tema desde presupuestos aún más críticos. Por su parte Ganda,
protagonista de Moi, un noir (1959) de Jean Rouch, debuta en 1968
con un film de fuertes tintes autobiográficos, Cabascabo, para de­
nunciar en obras sucesivas — Le wazzou polygame (1971) y Saitane [Sa­
tán] (1972)— diversos aspectos de la cultura islámica en su país. Níger
sería, por lo demás, el primer país del África subsahariana en el que la
televisión (ORTN) se comprometiera, ya a comienzos de los ochenta,
con la producción de largometrajes de ficción.
Otros países del África francófona seguirían en la década de los se­
tenta los pasos de Senegal y Níger. Entre ellos destacan Costa de Mar­
fil, Camerún y Malí (Burkina Faso, pieza clave en la reciente historia
del cine africano, no despegará hasta los años 80). Los marfileños De­
siré Ecaré, Henri Duparc y Fadika Kramo-Lanciné —autor este de Dje-
li (1981), excelente mirada sobre la pervivencia de las tradiciones an­
cestrales en la moderna sociedad africana— situarán a su país a un bri­
llante nivel a finales de los setenta. Por las mismas fechas, en Camerún
se realizan dos interesantes films de naturaleza muy diversa: Pousse-
pousse [El carrito] (Daniel Kanwa, 1976), un film abiertamente comer­
Ceddo (Ousmane Sembene, 1977). cial que cosecha un éxito extraordinario en el contexto africano, y

364 365
prestará una notable atención al desarrollo de la infraestructura de
producción a partir de los viejos organismos coloniales, pero todo el
énfasis se pone en el género documental. El derrocamiento del presi­
dente Nkrumah abriría una nueva etapa en la que la Ghana Film In-
dustry Corporation, dirigida por Sam Aryetey —un graduado de la
vieja escuela de cine de Accra, a quien se debe el primer largometraje

FILM AFRICA
presents
KWAW ANSAH’S
IN TERNATIONAL
AW ARD W M N ER Brewed...
IN THE AFRICAN POT

starring
ANIMA MISA
REGINALD TSIBOE
also starring
Yeelen (Suleyman Cissé, 1987). GEORGE WLSON
JUMOKE DEBAYO
dirtcSor o< photography

Muña Moto [El hijo de otro] (Jean-Pierre Dikongue-Pipa, 1976), arries­


CHRIS TSUI HESSE
oifcy te f theme music by
KWAW ANSAH

gada indagación formal al servicio de una penetrante reflexión sobre scored by


JAMES HARPHAM
»cfo«"Wo*i>r
el conflicto entre tradición y modernidad. En cuanto a Malí, el desa­ KWAW ANSAH

rrollo de la cinematografía nacional debe prácticamente todo a Suley­ produced &directed by


KWAWANSAH
man Cissé: formado en la Unión Soviética, Cissé realiza en la década
de los setenta dos importantes largometrajes —Den musso [La joven]
AT OMAHA FUIWOUSTRY STV»OS

(1975) y Baara [El trabajo] (1978)— que constituyen sendas radiogra­


fías de la estructura de clases en su país, revelándose internacional-
mente en 1982 con Finye [El viento], film bandera de la nueva políti­
ca mitterrandiana de apoyo al cine africano. Winner of the Jury's
En el África anglòfona Ghana y Nigeria son los únicos países con OUM AROU GANDA PRIZE
Special SSver Reackock

una actividad cinematográfica relevante antes de los años 80. Con sus at the 7th Pan African Film
Prize at the Ith International
F8m Festival of India,
pantallas inundadas de films norteamericanos (y, en menor medida, Festival at Ouagadougou
Feb.IMl
Jan W ll

indios y de Hong Kong), el África occidental anglòfona encontraría


obstáculos similares a los existentes en el área francófona para desarro­ A FILM AFRICA PRODUCTION

llar una producción propia, si bien en este caso faltaría el estímulo de­
cisivo de la antigua metrópoli. En Ghana, tras la independencia, se Love Brewed in the African Pot (Kwaw Ansah, 1981).

366 367
rodado en el país—, promueve finalmente la realización de películas
de ficción. Lo hace, sin embargo, acogiéndose frecuentemente a la
fórmula de la coproducción y con el recurso a directores extranjeros,
por lo que su política apenas produce frutos de interés. Los auténti­
cos impulsores del nacimiento del cine comercial en Ghana son así
dos independientes: King Ampaw y Kwaw Ansah, autor este último
de la muy popular Love Brewed in thè African Pot (1980), un valioso
melodrama de corte social que será incluso exportado a otros países
africanos.
En Nigeria la situación no es muy diferente. Las instalaciones de
la antigua Colonial Film Unit en Lagos y de la televisión nigeriana
(una de las primeras del continente, emitiendo desde 1959) proporcio­
nan una infraestructura mínima para la producción cinematográfica.
Sin embargo, la Nigerian Film Corporation no verá la luz hasta 1979
y de este modo los primeros pasos han de ser dados por productores
independientes. Uno de ellos es Según Olusola, director de la televi­
sión estatal, que funda su propia productora (Fedfilms Ltd.) con apo­
yo de un grupo libanés que controlaba parte del monopolio de la dis­
tribución: su primer largometraje es producido en 1970, pero —como
en el caso de las producciones de televisión— su realización corre a
cargo de un director extranjero. El segundo gran productor local es Sambizanga (Sarah Maldoror, 1972).
Francis Oladele, quien con financiación norteamericana crea la Cal-
penny Nigeria Ltd., compañía cuyos comienzos son igualmente in­ pública Sudafricana conocen un desarrollo cinematográfico digno de
ciertos: Kongi’s Harvest (1972), deficiente adaptación de una novela de mención. El tardío acceso a la independencia, por vía revolucionaria,
Wole Soyinka a cargo del norteamericano Ossie Davis, y Buüjrogin the de Angola y Mozambique marca profundamente el carácter político
Sun (1971), dirigida con poco acierto por el alemán Hans Jürgen Poh- de su cine. Sambizanga (1972), la obra emblemática del emergente cine
land sobre un texto de Chinua Achebe, no son precisamente unas angoleño, es rodada fuera del país antes de la independencia por la
buenas cartas de presentación. La gran sorpresa surge de la mano de guadalupeña Sarah Maldoror, a la sazón compañera del líder del
Ola Balogun, un brillante graduado del IDHEC parisiense a quien se MPLA Mario de Andrade. Adaptación de una novela de Luandino
debe la primera película nigeriana rodada en una lengua autóctona, Vieira, Sambizanga describe la toma de conciencia de una mujer cuyo
Amadi (1975), pero sobre todo la influyente Ajani-Ogun (1976), una marido ha sido apresado por sus actividades políticas. Con la indepen­
comedia musical inspirada en el teatro yoruba tradicional que descu­ dencia será precisamente Vieira quien pase a dirigir el recién creado
bre un filón transitado posteriormente por otros muchos realizadores Instituto Angolano de Cinema (1977), cuyos esfuerzos se coordinarán
nigerianos (Ade Love, Babu Sala, Hubert Ogunde ...). Probablemente con Edicine, una organización estatal de distribución, para fomentar
el mayor éxito comercial de toda la historia del cine africano, Ajani- el desarrollo de la cinematografía local. A pesar de tales esfuerzos, la
Ogun define las coordenadas de un cine genuinamente popular y reve­ producción de largometrajes de ficción no despegará hasta los años 80
la a Balogun como el más importante cineasta del África anglòfona. con la realización de Nelisita (1983) por Rui Duarte, sin duda el mejor
En el resto del África subsahariana sólo la región lusófona y la Re- documentalista del país y el cineasta más activo después de la inde­

368 369
pendencia. En Mozambique, el Instituto Nacional de Cinema se crea M YFH ED UH F IL M S E T L E CO M ITE A F R IC A IN D E C IN E A S T E S présentent

en 1975, apenas cinco meses después de la independencia, pero su es­


casa infraestructura se orienta hacia fines propagandísticos: además de
un noticiario de periodicidad mensual, Kuxa Kenema [El nacimiento
la MOÎSSON: les 3DM ANS
de la imagen], se producen algunos films de ficción de claro sesgo po­
lítico dirigidos casi siempre por cineastas brasileños como Rui Guerra
(nacido, no obstante, en Mozambique), Murilo Salles, Celso Lucas,
etc. A falta de una personalidad como la de Rui Duarte, incluso hoy
el cine mozambiqueño apenas puede considerarse mínimamente de­
sarrollado.
El caso de Sudáffica es, por razones obvias, absolutamente espe­
cial dentro del contexto del África subsahariana. Aunque desde los
años 40 existían unos estudios cinematográficos en Johannesburgo, la
producción era muy escasa. Las numerosas salas del país —unas 550
en 1960, casi todas orientadas a la población blanca— ofrecían por lo
general producciones norteamericanas, sobre todo después del desem­
barco de la industria de Hollywood en 1956 alentada por las excelen­
tes expectativas del mercado sudafricano (gran número de salas, alta Mirst sost sbi amit [La cosecha de tres mil años] (Haile Gerima, 1976).
frecuentación, ausencia de televisión...). Pero 1956 es también el año Cartel publicitario francés.
en que se establece un subsidio estatal a la producción cinematográfi­
ca, medida que hará que la producción aumente considerablemente y, clandestinos a finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta,
sobre todo, que el cine en lengua afrikans adquiera auténtica carta de pero su impacto en el interior del país fue mínimo. Lo mismo sucede
naturaleza. Jamie Uys, un autodidacta convertido en un magnate de con VukaniAwake [¡Despierta, bantú!] (1964), realizado por Lionel Nga-
la industria cinematográfica gracias a sus sorprendentes éxitos en la dé­ kane, un miembro del Consejo Nacional Africano a la sazón exiliado en
cada de los cincuenta, lidera la producción comercial: de su grupo sur­ Londres, que se convierte así en el primer cineasta negro sudafricano.
ge, no obstante, Jans Rautenbach, sin duda el cineasta más renovador Posteriormente Nana Mahomo, también exiliado en Gran Bretaña, rue­
del momento. En 1967 éste realiza, de forma independiente, Die Wil- da clandestinamente dos importantes mediometrajes sobre el apartheid,
de Seisoen [Temporada salvaje], controvertido análisis de la sociedad que lógicamente tienen más difusión en el extranjero que en Sudáfhca:
afiikaner, discurso que prosigue al año siguiente en Die Kandidaat [El Phela Ndaba [El fin del diálogo] (1970) y Last Grave at Dimbaza (1974).
candidato] (no menos polémica, es objeto de diversos cortes por la Pero en el seno del cine comercial —donde no faltaban ‘films negros’ a
censura). Aunque Rautenbach todavía ofrece algunas obras de interés cargo de directores blancos como Tonie van der Merwe, un especialista
en los años 70 su producción se decantará cada vez más hacia un cine en este subgénero— habrá que esperar hasta 1975 para que aparezca un
comercial sin implicaciones sociales, al tiempo que otros cineastas auténtico cineasta negro, Simón Sabela. Tras haber venido trabajando
como Manie van Rensburg, Ross Devenish o Gordon Vorster toman como actor desde 1959, Sabela debuta con U-Deliwe [La señorita Deli-
el relevo en la búsqueda de un cine sudafricano de calidad. we], adaptación de un folletín emitido por Radio Bantu en lengua zulú
La población de color poco o nada tiene que ver con estas tenta­ que es muy bien acogido por el público de color y le permite así prose­
tivas de renovación del cine sudafricano. Cineastas extranjeros como guir una prolífica carrera de más valor testimonial que artístico.
Lionel Rogosin o Henning Carlsen habían rodado importantes films La suerte del cine del África subsahariana en su primer cuarto de

370 371
siglo de existencia ha sido, pues, enormemente variada. Con todo, no
es difícil hallar algunos rasgos definitorios comunes que pasan, de en­
trada, por la invariable formación de los cineastas en el extranjero.
Con la excepción de algunos autodidactas —como Alassane, Ganda
o en cierta medida Med Hondo—, la mayor parte de los realizadores
africanos recibió su formación cinematográfica en París, preferente­
mente en el IDHEC y el Conservatoire Indépendent du Cinéma
Français. Un significativo contingente, encabezado por Sembene,
Maldoror y Cissé, haría lo propio en la VGIK moscovita, mientras
que los cineastas de la zona anglòfona tenderían a estudiar en Lon­
dres. Excepcionalmente, como en el caso del etíope Haile Gerima, au­
tor de la espléndida Mirst sost shi amit [La cosecha de tres mil años]
(1976), serían los Estados Unidos el lugar donde se llevara a cabo tal
formación. No es infrecuente, por lo demás, que algunas de las gran­
des obras de la primera generación de cineastas del África subsaharia-
na se deban a realizadores afincados en otros países: Gerima en Esta­
dos Unidos, Med Hondo y Safi Faye en Francia, los realizadores suda­
fricanos de color en el exilio, etc.
Francotiradores por necesidad más que por propia voluntad (toda
vez que se veían privados de su natural público africano), estos cineas­
tas compondrán obras personales, incluso formalmente arriesgadas,
que hacen difícil cualquier tentativa de caracterización estética global.
De hecho, ni siquiera puede hablarse de un auténtico «movimiento»
hasta la constitución de la Fédération Panafricaine des Cinéastes
(FEPACI) en 1969 en Argel, paralelamente a la inauguración ese mis­
mo año del importante Festival Panafricain de Cinéma de Ouagadou­
gou (FESPACO). Animada básicamente por cineastas de izquierdas
comprometidos con el espíritu panafricano a la sazón representado
por la OUA (organismo de la que formaba parte en calidad de obser­
vador), la FEPACI se definía conforme a tres objetivos: la liberación
de África, la lucha contra el monopolio en la distribución cinemato­
gráfica y la promoción de los cines nacionales. De este modo, el estí­
mulo de la FEPACI será determinante en las campañas de nacionali­
zación de los años 70 y, sobre todo a partir del Manifiesto de Niamey
de 1982, dotará al cine africano de una robusta y muy activa dimen­
sión institucional de la que sin duda carecieron los realizadores de la
primera generación.
En su búsqueda de un público propio —o, lo que es lo mismo, de

372
un verdadero mercado local para sus producciones—, los cineastas del presenta la enseñanza de corte occidental como un poderoso factor
África subsahariana deberán reivindicar el derecho a rodar sus films en en la pérdida de la identidad africana, en tanto que —en otro regis­
las lenguas autóctonas. Sembene, Hondo, Faye y tantos otros habían tro— Cissé y Traoré denuncian la enseñanza coránica en sus respecti­
comenzado rodando en francés (del mismo modo que los cineastas vas Cinqjours d’une vie (1972) y Njangaan (1975). La controvertida im­
ghaneses o nigerianos lo hicieron en inglés), pero esta tendencia se in­ posición de la cultura islámica en el África occidental es, por lo de­
vertiría progresivamente en los años setenta para dar paso a obras ha­ más, el tema central de la magnífica Ceddo (1977) de Sembene, así
bladas en wolof, moré, bambara o cualquiera de las otras lenguas loca­ como de algunas de las mejores obras de Oumarou Ganda. Tampoco
les. Tal inflexión respondía en algunos casos a motivaciones políticas el catolicismo se libra de las críticas de los cineastas africanos y así
(Sembene o Cissé) mientras que en otros era simplemente el resultado Jean-Marie Tchissoukou muestra sin contemplaciones su papel repre­
natural de la pretensión de llegar a un público popular (las adaptacio­ sivo en una pequeña aldea congoleña en La chapeUe (1979). La corrup­
nes del teatro yoruba en Nigeria): sea como fuere, el cambio nada te­ ción de las élites locales es abordada por Sembene en Xala (1974),
nía de inocuo y desde luego constituía un prerrequisito necesario para mientras que la crisis de identidad de un intelectual africano es el eje
la constitución de un verdadero cine africano desligado de las directri­ de Et la neige nétaitplus (1964), primer film de Ababacar Samb. La re­
ces de los patronos europeos. El hecho de que con posterioridad esta lación podría prolongarse indefinidamente, mas no parece preciso in­
normalización lingüística haya sido perfectamente asimilada por los sistir en la importancia de estas preocupaciones para los cineastas del
coproductores franceses, alemanes o británicos y reducida a un mero África subsahariana.
aditamento exótico coherente con el tipo de cine por ellos patrocina­ La trayectoria del cine africano en busca de unas raíces autóctonas
do no debería menoscabar en modo alguno la importancia que en su ha sido ciertamente espectacular en un lapso de tiempo relativamente
momento tuviera aquélla. corto. Obviamente, las deficiencias estructurales y la constante depen­
Pero si hay un punto en el que el cine del África subsahariana ex­ dencia con respecto a Europa y los Estados Unidos han hecho que los
hibe una clara estandarización, ése es sin duda el de su temática. Aun­ resultados queden todavía muy por debajo de las pretensiones. Pero
que la uniformidad genérica del periodo fundacional —básicamente aquel «desierto cinematográfico» del que hablara Sadoul hace treinta
comedias sociales— se fue quebrando progresivamente en la década años ya no es tal: con algunas obras de envergadura en su haber y, so­
de los setenta para abrirse al tratamiento de leyendas y tradiciones po­ bre todo, con una inagotable vitalidad, el emergente cine africano ha
pulares o incluso al cine histórico, los temas fundamentales del cine sabido convertirse no sólo en «la escuela nocturna de mi pueblo»,
africano no han dejado por ello de ser los mismos a lo largo de su pri­ como en una ocasión lo definiera Sembene, sino en una pieza rele­
mer cuarto de siglo de existencia. Articulándose en tomo a numerosas vante en el panorama del cine contemporáneo.
variantes, el conflicto entre tradición y modernidad ha sido siempre el
eje indiscutible del discurso de los cineastas africanos. Los riesgos de
la occidentalización a ultranza fueron denunciados, entre otros, por
Mustafa Alassane en Le rétour de l’aventurier (1966) o F W A (Femme,
Villa, Voiture, Argent) (1972), Djibril Diop-Mambety en Touki-Bouki
[El viaje de la hiena] (1973) o Djangarey Maiga en L’étoile noir (1976).
El impacto de dicho conflicto en el seno de la institución familiar es
tratado por Dikongue-Pipa en Muña Moto (1976) y por Fadika Kramo-
Lanciné en Djeli (1981). La tensión entre la medicina moderna y los
métodos tradicionales de curación es abordada por Ababacar Samb
en Kodou (1971). Tiyabu biru [La circuncisión] (Mussa Bathily, 1978)

374 375

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versity Press. Ray C arney. Profesor de cine de la Universidad de Boston, es autor de múlti­
Yam ane, S. (1990), «La qualità della quantità: autori e generi», en Müller, ples trabajos sobre el cine narrativo y artístico norteamericano. Entre sus obras
M. y Tornasi, D., Racconti crudele di giovinezza. Nuovo cinema giaponese degli más destacadas figuran: John Cassavetes: Autoportraits y The Films ofJohn Cassa-
anni 60, Turin, Festival Intemazionale de Cinema Giovani. vetes: Pragmatism, Modemism and the Movies.
Zimmer, Ch. (1976), Ciney política, Salamanca, Sígueme. Quim C asas. Tras cursar estudios de Ciencias de la Información, ejerce como
crítico cinematográfico de El Periódico de Catalunya y también colabora regu­
larmente en la revista Dirigido y en la musical Rock de Lux. Ha sido coguionis-
ta del largometraje La radiofolla (1985) de Francesc Bellmunt y subdirector del
Festival Internacional de Cine de Barcelona. Es autor de libros monográficos
sobre Raoul Walsh (1983), John Ford, el artey la leyenda (1989) y del ensayo El
western. Elgénero americano (1994).
A lb er to E lena. Profesor titular de Historia de la Ciencia y Director del Aula
de Cine de la Universidad Autónoma de Madrid. Anteriormente fue profesor
de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Madrid) y Research Fe-
llow en la New School for Social Research (Nueva York). Director de la revis­
ta Secuencias, es autor de numerosos trabajos sobre el cine africano y del libro
El cine del tercer mundo. Diccionario de realizadores (1933).
A ndrás B á lin t K ovács. Profesor de la Academia Húngara del Cine, ejerce
como crítico cinematográfico en diversas publicaciones de su país.
Lino M iccich é. Docente de Historia del Cine en diversas universidades italia­
nas, dirige actualmente el Departamento de Comunicación Literaria y del Es­
pectáculo en la Facultad de Filosofía y Letras de la II Universidad de Roma.
Fundador, en 1965, de la Mostra Intemazionale del Nuovo Cinema (Pesaro y

394 395
Urbino), fue su director hasta 1987 y presidente hasta 1994. En 1960 codiri- ración, Temps era temps. El cinema de VEscola de Barcelona i el seu entom (1993) o
gió el largometraje AUarmi siam fascisti y es autor de una decena de cortome­ Historia del cine español (1995).
trajes, pero su principal actividad se centra en la crítica y la historiografía ci­
nematográfica. Ha publicado diversos libros o estudios sobre el cine de los D a río Tom asi. Docente de la Universidad de Turín, es autor de Cinema e rac-
años 60, tanto desde el punto de vista de cinematografías nacionales —Japón, conto. IIpersonagio (1988), Yasufiro Ozu (1992) y coautor de Racconti crudele di
Checoslovaquia, Hungría, Estados Unidos, Italia— como monografías sobre giovinezza. Nuovo cinema giaponese degli anni 60 (1990).
autores: Glauber Rocha, Theo Angelopoulos, Ysujiro Ozu, Robert Altman, Casim iro T orreiro. Licenciado en Ciencias de la Información, es profesor de
etc. Entre sus últimos trabajos destacan: Visconti e il neorrealismo (1990), De Sica Historia del Cine de la Universidad Autónoma de Barcelona. Crítico del dia­
(1992) y La terra trema. Analisi di un capolavoro (1933). rio El País, es coautor de Los nuevos ánes europeos (1955-1970) (1987), En tomo
José E nrique M o n terd e. Doctor en Historia del Arte, ejerce como profesor alguión. Productores, directores, escritoresy guionistas (1989), La vida, la muerte. El
en el Departamento de esta disciplina de la Universidad de Barcelona. Cola­ cine de Bertrand Tavemier (1992), Temps era temps. El cinema de l’Escola de Barce­
borador habitual de la revista Dirigido, ha publicado los libros Cine, historia y lona i el seu entom (1993) y de una Historia del áne español (1995).
enseñanza (1986), Veinte años de cine español 1973-1992 (1993) y, en colabora­ M a n u el V id a l E stévez. Crítico, guionista y realizador cinematográfico. Ha
ción: Bernardo Bertolucci (1980), Los nuevos cines europeos (1955-1970) (1987) e colaborado en las revistas Reseña, Blanco y Negro, Contracampo, Archivos de la
Historia del cine español (1995). Autor de una tesis doctoral sobre la influencia Filmoteca, Nosferatu y Creación, así como en diferentes libros colectivos: Cine
del neorrealismo en el cine español, es vicepresidente de la Associació Catala­ español: iday vuelta (1975), Los años que conmovieron al cinema, las rupturas del 68
na de Crítics i Escriptors Cinematografíes. (1988), Femando Femán-Gómez: el hombre que quiso serJackie Cooper (1993), En­
M a rc o M ü ller. Director del festival de Rotterdam y, actualmente, del de Lo­ tre el documentaly la ficción: el cine ele Imanol Uribe (1994) y Gregory La Cava
camo. Especialista en cinematografías orientales, es editor de los libros Ombre (1995). Es autor de la monografía sobre Akira Kurosawa (1992). Entre 1991 y
elettriche. Saggi e ricerche sul cinema cinese (1982) o II nuovo cinema cinese (1986) y 1995 ha sido profesor de los masters en «Historia y Estética del Cine» y «Es­
coautor de Racconti crudele di giovinezza. Nuovo cinema giaponese degli anni 60 critura de Guiones Cinematográficos» impartidos por la Universidad Autóno­
(1990). ma de Madrid y la Fundación Viridiana. Ha trabajado como asesor cinemato­
gráfico y redactor del programa Fila 7, de la Segunda Cadena de TVE, y como
Á n g e l Q u in tan a. Licenciado en Ciencias de la Información, es profesor de asesor de guiones para el Departamento de Producciones Externas de TVE.
Historia del Cine en la Universität de Girona. Crítico de cine en el periódico Como guionista ha colaborado en las series «Menos lobos», «Una casa en Ma­
Elpunt, es asiduo colaborador de las revistas Dirigido, Ajoblanco y Nosferatu. drid» y «Serie Negra», producidas por Televisión Española. Como director ha
Ha escrito el guión del largometraje Una nit a Casa Blanca (1987) de Antoni realizado los siguientes cortometrajes: Desde el paisaje (1972), Crónica exterior
Martí y los libros 40 anys de Positi/(1992) — en colaboración— y Roberto Ros- (1975), Partenaire (1977), Estación de Chamartín (1981, Espiga de Oro al mejor
sellini (1995). Desde 1992 es el presidente de la Associació Catalana de Crítics cortometraje en la Semana Internacional de Valladolid de 1981); Días inolvi­
i Escriptors Cinematográfics. dables (1981, Espiga de Oro al mejor cortometraje en la Semana Internacional
E steve Riambau. Licenciado en Medicina y Doctor en Ciencias de la Informa­
de Cine de Valladolid de 1982) y Una bola de nieve en el infierno (1992, episodio
ción, imparte docencia cinematográfica en la Universidad Autónoma de Bar­ de la serie «Crónicas del Mal», producida por Mabuse Films para TVE).
celona. Colaborador habitual del diario A m i y de la revista Dirigido, es autor
de monografías sobre Orson Welles (1985/1993), Alain Resnais (1988), Stanley
Kubrick (1990) o Marco Ferreri (1990) y, en colaboración, es autor de: Bernardo
Bertolucci (1980), Los nuevos ánes europeos (1955-1970) (1987), En tomo alguión.
Productores, directores, escritoresy guionistas (1989) o La vida, la muerte. El cine de
Bertrand Tavernieri1992). En los últimos años ha prestado una especial aten­
ción al cine español a través de Elpaisatge abans de la batalla (1994), la tesis doc­
toral La producció cinematogràfica a Catalunya (1962-1969) (1995) y, en colabo­

396 397
índice de nombres

Abdelaziz, Mohamed, 346 Amico, G., 36


Abdelkahalek, Ali, 344, 346 Amo, Pablo G. del, 130
Abdelwahab, Fatin, 342 Ampaw, King, 368
Abdessalam, Shadi, 343 Anderson, Lindsay, 18, 19, 46, 90, 101,
A.B.C., 88 123, 125,126,127,156,158,170,182
Abu Seyf, Salah, 336, 337, 339, 341, 344 Andonov, Metodi, 208
Abuladze, Tenghiz, 22, 201 Angelopoulos, Theo, 227
Academia de Cinematografía de Pekín, Anger, Kenneth, 261, 262, 263
301,310,311,312 Anhua, Xu (véase Hui, Ann)
Achebe, Chinua, 368 Ansah, Kwaw, 368
Addison, John, 123 Anthology Film Archives, 278
AFRAM (véase Afro-American Films) Antitheater, 91
Afric, V., 204 Antonio, Emile de, 274
Afro-American Films (AFRAM), 332, 333 Antonioni, Michelangelo, 36, 132, 137,
Agee, James, 241 146, 212, 219, 220, 224, 227, 239
Agosti, Silvano, 133 Araki, Gregg, 259
AJYM, 86 Aranda, Vicente, 97, 131, 132
Alassane, Mustafa, 361, 365, 372, 374 Arbeitsgemeinschaft Neuer Deutscher
Aleksic, Dragoljub, 206 Spielfilmproduzenten (ANDS), 59
Ali Mazif, Sid, 349, 352 Arcalli, Franco, 137
Allégret, Yves, 42, 105 Arco Film, 39
Allen, Woody, 247 ARD, 60
Allouache, Merzak, 352, 356 Argos Films, 81
Almendros, Néstor, 117-119, 121 Ariel, Peter, 92
Altman, Robert, 247 Aristarco, Guido, 132
Alvaro, Primitivo, 130 Arrabal, Femando, 357
American Motion Picture Export Com­ Arroita-Jáuregui, M., 21
pany of Africa (AMPECA), 332 Art Film, 64

399
Art in Cinema, 264 Behi, Ridha, 350, 357 Braunberger, Pierre, 76, 81, 86, 87, 107 Centre National du Cinéma, 362
Art Theatre Guild (ATG), 295-300 Belmondo, Jean Paul, 25, 107, 117, 120, Breer, Robert, 268 Centre National du Cinéma (de Argelia),
Artistes Associés, 87 187 Bresson, Robert, 102, 105 352
Arts, 17 Beloufa, Faruk, 352, 356 British Film Fund Agency, 46 Centro Nacional de Cine Documentai de
Aryetey, Sam, 367 Bellocchio, Marco, 32, 34, 37, 88, 93, British Film Institute, 124 Egipto, 341
Associated British-Pathé, 88 102, 132, 133, 135, 137, 138, 168, British Film Production Fund, 46 Centro Sperimentale de Roma, 133
Asti, Adriana, 137 169, 171,182 British Lion, 49, 51, 88 Cervi, Antonio, 135
Astruc, Alexandre, 18, 51, 105, 113, 146, Bellow, Saul, 236 Broca, Philippe de, 109, 121 Chabrol, Claude, 17, 25, 52, 73, 79, 84,
269 Ben Ammar, Abdelatif, 349, 357 Brook, Peter, 164, 174, 177, 182 86, 90, 95, 97, 101, 105, 106, 107,
Audran, Stéphane, 119 Ben Barka, Souhayl, 350, 358 Broughton, James, 262 109,110-111,112,117,118,119,120,
Aurenche, Jean, 106 Ben Mahmud, Mahmud, 357 Brown, Kenneth H., 272 121,122,157,163,166,174,184,187
Auriol, Jean-George, 104 Benani, Hamid, 349, 358 Bruce, Lenny, 255 Chahine, Yussef, 336, 337, 338, 339, 341,
Autant-Lara, Claude, 42, 69, 105 Benani, Larbi, 358 Brusati, Franco, 156, 172 344,345,349, 354
Azcona, Rafael, 135 Bene, Carmelo, 37, 176, 185 Bunuel, Luis, 81, 129 Chafik, Nacira, 331
Bergman, Ingmar, 63, 105, 146 Burch, Noël, 268 Chan, Jacky, 317
Bacsó, Péter, 157, 172, 218, 229, 230 Berlanga (véase García Berlanga, Luis) Bureau du Cinéma, 360 Chanderli, Yamal, 352
Badrakhan, Ahmed, 338 Bemardi, Tonino de, 270 Burton, Richard, 88, 124 Changcheng, 320
Badrakhan, Ali, 346 Bertelsmann, 60 Butte, Ellen, 261 Chaplin, Charles, 102
Baena, Juan Julio, 127 Berto, Juliet, 110 Châvarri, Jaime, 130
Baer, Harry, 142 Bertolucci, Bernardo, 26, 35, 36, 37, 79, Cagney, James, 117 Che, Zhang, 316, 320
Bagley, Richard, 244, 246 87, 96, 102, 132, 133, 135, 137, 138, Cahiers du Cinema, 17, 98, 99, 101, 102, Chenfeng, Li, 316
Baillie, Bruce, 274 152, 156, 157, 165, 166,173,182 103,104,105,106,109,113,123,146 Cherkaui, Abderrahman, 341
Baiying, Jiang, 314 Bertolucci, Giovanni, 88 Calpenny Nigeria, Ltd., 368 Christian-Jacque, 42
Balañá, Pedro, 157, 158 Bini, Alfredo, 39, 93 Camino, Jaime, 97, 113, 132, 157, 183 Chytilovâ, Vera, 194, 277
Balcon, Michael, 51, 76, 88 Birri, Femando, 24 Camus, Mario, 74, 75, 84, 128, 129, 158 Ciampi, Yves, 52
Balcon/Ealing, 44 Blain, Gérard, 119 Cardinale, Claudia, 137 Cinéastes de notre temps, 109
Baldi, Gian Vittorio, 32, 160 Blech, Hans Christian, 142 Carlsen, Henning, 43, 177, 370 Cinecittà, 76
Balogun, Ola, 368 Blüthner, Bodo, 138 Camé, Marcel, 42 Ciné-Journal, 62
Ban, Lü, 302 Bofill, Ricardo, 132 Camstensen, Margit, 142 Cinéma 59, 52
Bantu Educational Cinema Experiment, Bogdanovich, Peter, 247 Casbah Films, 352, 353 Cinéma City, 319
327 Böhm, Hark, 92 Cassavetes, John, 198,245,246,248,249, Cinéma 16, 264
Baragli, Nino, 137 Bolognini, Mauro, 156, 160, 165 251,253,254,255,260,261,270,271 Cinéma Nuovo, 98
Barakat, Henry, 342 Böll, Heinrich, 141,185 Castel, Lou, 136, 137 Cinémathèque Algérienne, 352
Bardem, Juan Antonio, 21, 31, 82, 127, Bondarchuk, Sergei, 198 Cathay, 315, 316 Cinémathèque Suisse, 62
128 Bor, Vladimir, 191 Cavalcanti, Alberto, 124 Cinematograph Films Act, 46
Bardot, Brigitte, 103, 116, 169 Borau, José Luis, 95, 128 Cavani, Liliana, 133, 135, 181 Cinéophone, 330
Barrandov, 191 Borowczyk, Walerian, 190, 277 Cavell, Stanley, 237 Cinerama, 85
Barthel, Walffied, 60 Borresholm, Boris V., 138 Caven, Ingrid, 142 Cissé, Suleyman, 362, 366, 372, 374, 375
Bassori, Timité, 361 Bosio, Gianfranco di, 185 Cayette, André, 42 Citti, Franco, 137
Bates, Alan, 123 Bost, Pierre, 106 Cayon Cinema, 274 Citti, Sergio, 135, 160
Bazin, André, 104, 105 Bouammari, Mohamed, 354 Centre Algérienne de la Cinématogra- Ciudad de las Artes de Giza, 341
BBC, 76 Boulanger, Daniel, 107, 121 phie, 352 Ciudad del Cine, 341
Beatles, 95, 125, 187 Bound, John, 18, Centre Cinématographique Marocain, Clarke, Shirley, 245, 246, 251, 252, 253,
Beauregard, Georges de, 77, 82, 84, 86, Brakhage, Stan, 31, 236, 267, 271-272, 330, 358 255, 261,268, 271,277
107 277,278 Centre Cinématographique Tunisien, Clayton, Jack, 19, 46, 48, 97, 158,163
Becker, Jacques, 102, 105, 110 Brandner, Uwe, 92, 182 329 Clément, René, 105,117

400 401
Cocinor, 86 Delannoy, Jean, 105 Elke, Judit, 229 Films 59, 93,129
Cocteau, Jean, 102, 105 Delerue, Georges, 121 Elorrieta, José María, 357 Films de la Pléiade, Les, 81, 87
Colli, Tonino delli, 137 Delvaux, André, 61, 157 Enciso, Luis, 129 Films de Losange, 90, 91, 118
Colonial Film Unit, 327, 328, 368 Demy, Jacques, 84, 95, 98,113, 114, 117, Engel, Morris, 241, 242, 244, 246, 260, Films du Carrosse, Les, 86, 87, 91
Colpi, Henry, 98, 184 121, 156, 174, 175, 187 271 Filmscontacto, 87, 131
Columbia Pictures, 88, 92 Deneuve, Catherine, 120 Erice, Víctor, 102, 128, 130 Filmskolan, 63
COMACICO (véase Compagnie Afri­ Deren, Maya, 261, 262, 263, 265 Ericsson, Peter, 18 Filmverlag der Autoren, 60, 92
caine Cinématographique et Com­ Derkaoui, Mustafa, 358, 359 Escantilla, Teo, 130 Fina, Giuseppe, 180
merciale) Devenish, Ross, 370 Escuela Oficial de Cine (EOC), 66, 84, Finney, Albert, 90, 123, 124, 125, 160
Commentary, 237 Deville, Michel, 157, 174 85, 127, 128 Fleischer, Richard, 116
Compagnie Africaine Cinématographi­ Diamante, Julio, 95 Esteva, Jacinto, 87, 97, 132 Fleischmann, Peter, 91, 139, 141, 142,
que et Commerciale (COMACICO), Dickstein, Morris, 237 Eustache.Jean, 118, 119, 174 175, 182
331,332, 333 Dieterle, William, 139 Fong, Allen, 319
Conner, Bruce, 268 Difilm, 23, 30 Fábri, Zoltán, 212 Fons, Angelino, 128, 130, 160
Conrad, Tony, 275, 277 Dikongue-Pipa, Jean-Pierre, 366, 374 Factory, The, 256 Forbes, Bryan, 47, 163, 164
Conservatoire Indépendent du Cinéma Din Mustafa, Husam al-, 346 Fairuz, 344 Ford, John, 18, 26, 102,123,146
Français, 372 Diop-Mambety, Djibril, 365, 374 Farés, Tawfiq, 353 Ford Coppola, Francis, 247
Consortium Interafficain de Distribution Dirección General de Cinematografía, Farid, Samir, 344 Forman, Milos, 24, 173, 187, 194, 195-
Cinématographique (CIDC), 333 65, 66, 93 Faruzi, Amal, 331 196
Constantin Film, 59 Djebar, Assia, 349 Fassbinder, Rainer Werner, 60, 91, 102, Fotogramas, 131
Cooke, Alan, 18 Dmytryk, Edward, 104, 105 139, 141, 142, 176, 183,186,187 Fox (véase Twentieth Century Fox)
Coop, 60 Doniol-Valcroze, Jacques, 81, 104, 105, Faulkner, William, 125 Frampton, Hollis, 111
Costa-Gavras, Constantin, 134, 354 107,113,184 Faye, Safi, 365, 372, 374 Franco, Ricardo, 130
Courant, Gérard, 270 Donner, Clive, 47, 50, 158, 187 Fédération des Cinéastes Amateurs (de Franju, Georges, 113, 166
Courtenay, Tom, 123, 125 Donner, Jôm, 63, 157, 163 Túnez), 357 Frank, Robert, 247, 270, 271
Coutard, Raoul, 116-117 Donskoi, Mark, 198 Fédération Panafricaine des Cinéastes Frankeheimer, John, 270
Crawford, Joan, 255 Dorries, Bernhard, 138 (FEPACI), 372 Fu, Shen, 308
Creuzi, J. A., 330 Douchet, Jean, 107, 118 Fedfilms, 368 Fuller, Samuel, 102, 110, 112, 177
Cristaldi, Franco, 30, 39, 93 Douglas, John, 257 Fejos, Paul, 261 Furchner, Heinz, 138
Crockwell, Douglas, 262 Drach, Michel, 174 Fellini, Federico, 93, 132, 138, 239 Furie, Sidney, 47
Cuadrado, Luis, 130 Draskovic, Boro, 22, 207 Fengler, Michael, 92 Fürstenberg, Veith von, 92
Cunha Telles, Antonio da, 61, 62 Dreyer, Carl Theodor, 43, 102 Ferhati, Jilali, 349, 359 Furtwängler, Florian, 92
Cunshou, Song, 321, 322 Duarte, Rui, 369, 370 Femán-Gómez, Femando, 128
Cybulski, Zbigniew, 186 Ducay, E., 21 Fernández Santos, Jesús, 172 Gaál, István, 167,169,177,216,219,220,
Dulac, Germaine, 37 Ferreri, Marco, 35, 36, 93, 129, 134, 135, 221,222, 228
Da Zhonghua-Baihe, 320 Duparc, Henri, 365 137,138,172,173 Gabor, Pal, 178
Dallesandro, Joe, 257 Dupont, Jacques, 117 Film a doba, 24 Gamaat as-sinima al-gadida, 344, 345
Damiani, Damiano, 134, 166 Durán, Carlos, 87, 97,132,183 Film Board, 43 Gammarth, 357
Dan, Zhao, 309 Dwoskin, Stephen, 274, 275 Film Culture, 270, 271, 272, 277 Ganda, Oumarou, 361, 365, 372, 375
Dauman, Anatole, 81, 86 Film fbr der Ungsgesetz, 80 Ganz, Bruno, 142
Davis, Bette, 127 Ealing, 76 Film Ideal, 98, 123 Garagorri, M., 21
Davis, Desmond, 19 Ecaré, Desiré, 365 Film Workshop, 319 García Berlanga, Luis, 21, 85, 128, 135
Davis, Ossie, 368 Eceiza, Antxon, 94, 130 Filmcoop, 23, 30 García Escudero, José María, 65, 66, 93,
Débrix, Jean-René, 361, 362 Eco Films, 94, 96 Filmcritica, 98 127,130
Decae, Henri, 117 Edicine, 369 Filmaker’s Coopérative, 271, 272 García Espinosa, Julio, 34, 35
Dechang, Yang, 232 Egea, José Luis, 130 Filmaker’s Distribution Center, 272 Garrel, Philippe, 119

402 403
1

Gégauff, Paul, 121 Gutoai, 320 Huai-Ai, Xen, 315 armusch, Jim, 259
Gehr, Ernie, 277 Guttenplan, Howard, 270 Hugo, Ian, 267 ennings, Humphrey, 18, 328
Geissendórfer, Han W., 92, 187 Gyarmathy, Livia, 229 Hui, Ann, 319 ialianng, Liu, 317
Gerima, Haile, 372 Hui, Michael, 317 iaming, Tan (véase Tam, Patrick)
Germi, Pietro, 135 Haelst, Albert van, 329 Hui, Shi, 302 ian, Qin, 316
Ghana Film Industry Corporation, 367 Hamama, Faten, 338 Hui, Wi, 316 ianjun, He (véase Yi, He)
Ghatak, Ritwich, 36 Hammer, 44 Hung, Samo, 317 ianxin, Huang, 313
Giacomo, Franco di, 137 Handke, Peter, 141 Huszárik, Zoltán, 231 in, Tao, 302
Giannarelli, Ansano, 177 Handler, Mario, 30 in, Xie, 303, 305, 308,310
Gilbert, Lewis, 160 Hangxiang, Li, 321 IFI España, 75 inbao, Hong (véase Hung, Samo)
Ginsberg, Milton Moses, 247 Hao, Yan (vease Ho, Yim) Iglesias, Miguel, 82 ingrui, Bai, 321
Giorgievic, 22 Hark, Tsui, 319 Imamura (véase Shöhei, Imamura) inquan, Hu (véase Hu, King)
Giroud, François, 107 Hartley, Hal, 104 Independent Artist, 90 ires, Jaromil, 162, 169, 193, 196
Gish, Lillian y Dorothy, 112, 127 Has, Wojciech, 20, 179 Independent Film Center, 60 ohn, Gottfried, 142
Gloria, 60 Hassine, Abdelaziz, 330 Institut des Hautes Études Cinématogra­ ohnson Traoré, Mahama, 365
Godard, Jean-Luc, 23, 34, 52, 66, 73, 76, Hauff, Reinhard, 60, 141, 142 phiques (IDHEC), 116> 140j 141 , ordá, Joaquín, 87, 97, 131, 132
81, 82, 86, 87,90, 95, 98, 101, 103, Hawks, Howard, 26, 102, 105, 119, 146, 361, 368, 372 ordan, Larry, 274
104, 105, 107, 109, 111, 112, 113, 288 Institut fur Filmsgestaltung, 55 ost, Jon, 274
116, 118, 119, 120, 121, 122, 133, Heilman, Monte, 247 Institut National du Cinéma (de Argelia), unger Deutscher Film (JDF), 55, 57, 59-61
137, 152, 153, 156, 163, 173, 174, Herkso, Janos, 221-222 352 unli, Zheng, 302, 308
175, 177,182, 186, 187,223,239 Herrera, Helenio, 87 Instituto Angolano de Cinema, 369 unzhao, Zhang, 313
Gold Coast Film Unit, 328 Herrmann, Bernard, 112 Instituto de Investigaciones y Experien­
Goldberg, Jukab, 202 Hersua, 87 cias Cinematográficas (IIEC), 66, 84, Kachyna, Karel, 192
Golden Harvest, 316, 317, 319 Herzog, Wemer, 60, 91, 102, 139, 141, 127,128 Kadar, Ján, 178
Golden Princess, 319 142,164 Instituto Nacional de Cinema (de Kael, Pauline, 236
Golding, William, 164 Heusch, Paolo, 175 Mozambique), 370 Kafka, Franz, 193
Goldman, Peter Emanuel, 274, 275 Heuvel, Alexandre van den, 329 Instituto Portugués de Cine, 62 Kaige, Chen, 313
Gómez, Nick, 259 Hill, Jerome, 278 Instituto Superior de Cinematografía de Kairoka, Tahhia, 336
Goretta, Claude, 71, 124 Hintsch, György, 214 Egipto, 343 Kairos, 91
Graham, Sean, 328 Hiroshi, Teshigahara, 289-291 Inter Film, 60 Kalatozov, Mikhail, 198
Grass, Günter, 185 Hirsch, Hy, 262 Iosseliani, Otar, 22, 201, 202 Kalfon, Jean-Pierre, 110
Grau, Jorge, 132, 133, 158 Iquino, Ignacio, 84 Kamal, Hussein, 343, 345
Hitchcock, Alfred, 17,110, 111, 112,122, Isasi Isasmendi, Antonio, 96 Kanwa, Daniel, 365
Greaves, William, 247 146,288 Issei, Mori, 282 Kardos, Ferenc, 178
Gregor, Ulrich, 140 Ho, Yim, 319 Ivens, Joris, 136 Kast, Pierre, 105, 113, 120, 121, 174, 184
Gregoretti, Ugo, 187 Holan Vladimir, 193 Ivemel, Vicki, 331 Kawalerovicz, Jerzy, 20, 179, 185, 202
Grémillon, Jean, 105 Holiday, Jason, 251 Ivory, James, 247 Kawanaka, Nobuhiro, 270
Grierson, John, 18, 328 Hondo, Med, 372, 374 Kaye, Danny, 336
Griffith, David Wark, 35 Honoun, Marcel, 156, 270 Jacobs, Ken, 268 Kaylor, Robert, 246
Groupe 5, 63 Houston, Penelope, 18 Jacobs, Lewis, 262 Ke, Xu (véase Hark, Tsui)
Gruault,Jean, 69, 121 Houwer, Rob, 91, 92, 138 Jaglom, Henry, 247, 260 Keinosuke, Kinoshita, 280
Guanwen, Xu (véase Hui, Michael) Howes, Irving, 236, 237 Jameson, Frederick, 237 Keleti, Márton, 214
Gubem, Román, 132 Hrabal, Bohumil, 192-193, 194, 197 Jancsó, Miklós, 22, 33, 34, 166, 178, 212, Khan, Mohamed, 347
Guerin Hill, Claudio, 128 Hsiao Hsien, Hou (vease Xiaoxian, Hou) 213, 216,218,219,220,221,224-225, Khemir, Nacer, 349
Guerra, Rui, 370 Hu, King, 316, 317, 321 Khittl, Ferdinand, 138
Gulbenkian, 62 Hu, Sang, 305 226, 227, 228
Guolian, 317, 321 Hua, Shui, 303, 307, 309 Jansen, Pierre, 122 Khlifi, Omar, 349, 357

404 405
Kihachi, Okamoto, 283, 300 Lambert, Gavin, 18 Mackendrick, Alexander, 122 Meszäros, Marta, 166, 218
Kjaerulff-Schmidt, Palle, 43, 164 Lamet, Juan Miguel, 95 Mafilm, 216 Metro Goldwyn Meyer (MGM), 47, 84,90
Ktari, Nacer, 350 Lan, Yu, 309 Mahfuz, Naguib, 336, 337, 342 Meyers, Sidney, 241, 244, 246, 247, 271
Klimov, Ilya, 200 Landow, George, 274, 277 Mahomo, Nana, 371 Miaomiaao, 313
Klopcic, 22 Lang, Fritz, 102, 112, 139, 186 Maiga, Djangarey, 374 Michalek, 24
Klos, Elmar, 178 Langlois, Henri, 113 Makk, Károly, 166, 186, 215, 219 Micklin Silver, Joan, 246
Kluge, Alexander, 31, 55, 56, 57, 91, 98, Lassally, Walter, 123 Makavejev, Dusan, 22, 205, 206, 223 Mihi, Raafat al-, 344, 347
138, 139,141, 156, 175,183, 187 Laurot, Edouard, 270 Maldoror, Sarah, 369, 372 Mikhalkov-Konchalovsky, Andrei (vease
Kö, Nakahira, 279, 282 Lazic, 22 Malick, Terence, 118 Konchalovsky, Andrei)
Kobo, Abe, 289 Lean, David, 45, 122 Malraux, André, 51 Mille, Cecil B. De, 336
Koch, Pitt, 138 Leaud, Jean-Pierre, 107, 119 Malle, Louis, 79, 86, 113, 117, 120, 121, Miller, Arthur, 126
Köji, Wakamatsu, 293 Lee, Bruce, 317 140,164, 165,174,186 Mimica, Vatroslav, 22, 207
Koliva, 191 Lee, Carl, 251,252 Mamcserov, Frigyes, 214 Ming, Zhao, 302
Kon, Ichkawa, 279 Lefebvre, Jean-Pierre, 39 Mann, Delbert, 270 Mingozzi, Gianfranco, 182
Konchalovsky, Andrei, 169, 198, 200 Legrand, Michel, 121 Mansurov, 22 Ministeriemes Filmudvaig, 43
Korda, Alexander, 49, 216, 331 Lelouch, Claude, 98 Marcorelles, Louis, 24 Mira, Brigitte, 142
Koreyoshi, Kurahara, 282 Lemmel, Dieter, 138 Marker, Chris, 66, 158, 177, 187 Mirs, 334, 336, 337
Korty, John, 247, 260 Leone, Sergio, 79, 96, 137 Markopoulos, Gregory, 261, 262 Molinaro, Edouard, 174
Kosa, Ferenc, 185, 222, 228, 229 Lester, Richard, 19, 47, 95, 98, 125, 157, Marshall, Ted, 123 Monicelli, Mario, 132, 135
Kovâcs, Andrâs, 22, 25, 185, 218, 223, 175, 187 Martin Patino, Basilio, 20, 95, 97, 127, Monogram Pictures, 112
224, 227,230 Levitt, Helen, 241 128,130, 156, 166, 173,183 Monzaemon, Chikamatsu, 298
Kovâcs, Lazio, 187 Lewis, Jerry, 104 Martínez Lázaro, Emilio, 130 Morante, Elsa, 166
Kozintsev, Gregori, 198 Libo, Zhou, 303 Martínez Soria, Paco, 96 Moravia, Alberto, 186
Kramer, Hilton, 237 Life, 239 Martini, Ronald, 138 Mörder, Joseph, 270
Kramer, Robert, 28, 34, 35,245,246,257, Lilienthal, Peter, 60, 92, 141, 182 Marzuq, Said, 346 Moreau, Jeanne, 120
258, 259, 260 Literaturen Front, 208 Masahiro, Shinoda, 287, 288, 289, 295, Moreno del Alba, Rafael, 357
Kramo-Lanciné, Fadika, 365, 374 Lizzani, Carlo, 138 298 Morgenstern, Madeleine, 86
Kreuzer, Lisa, 142 Lo Duca, 105 Masumura (véase Yasuzó, Masumura) Morin, Edgar, 82
Kristi, Vlado, 175 Loach, Kenneth, 164, 173 Matas, Alfredo, 85 Morricone, Ennio, 137
Kruttner, Walter, 138 Loden, Barbara, 246, 253, 254, 255, 257, Maupassant, Guy, 198 Morrisey, Paul, 246, 256, 257, 260, 274
Kubelka, Peter, 276, 278 260 Mauriac, Claude, 105 Mosfilm, 190,192
Kubrick, Stanley, 247 Loeper, Hans, 138 May, Elaine, 246, 248, 255, 260 Motion Pictures Export Association of
Kuckar, George y Mike, 268 Loinoid, Etienne (vease Jacques Doniol- Mazursky, Paul, 236, 247 America (MPEAA), 333
Kiickelmann, Nobert, 56 Valcroze) Mazzetti, Lorenza, 19 Müller, Robert, 143
Kundera, Milan, 169,193,194,196 Lombardo, Godofredo, 39, 84, 93 McBride, Jim, 247,270 Munk, Andrzej, 20, 185, 190
Kunlun, 320 London Filmakers Cooperative, 275 Mei, Hu, 313 Munoz Suay, Ricardo, 21, 99
Kuratorium Junger Deutscher Film Look, 239 Melville, Jean-Pierre, 102, 105, 109, 117, Murad, Leila, 336
(KIDF), 24, 56, 57, 80,139 Lopes, Fernando, 61, 62 140,186 Mürer, Fredi, 63
Louichi, Tayeb, 350, 357 Mekas, Adolfas, 270 Mumau, Friedrich W., 139
Labarthe, André S., 107 Love, Ade, 368 Mekas, Jonas, 30, 268-269, 269, 270, 271, Musil, Robert, 170
Lacy Films, 357 Lubitsch, Emst, 139 272, 274, 277, 278
Lafont, Bernadette, 110 Lucas, Celso, 370 Menken, Marie, 268 Nankin, 320
Lagrange, 63 Lumet, Sidney, 236, 270 Menzel, Jiri, 173,185,192, 193, 196-197 Nassabian, 340
Lai-Ming, Wan, 318 Merbah, Lamine, 354 National Film Finance Corporation
Lakhard-Hamina, Mohamed, 351, 352, Maanouni, Ahmed al-, 350, 358, 359 Merwe, Tonie van der, 371 (NFFC), 44,46, 49, 51, 88
353 Maas, Williard, 261, 263, 268 Mesnaui, Ahmed, 358 Naumovich Chukhrai, Grigori, 198

406 407
Neckes, Werner, 60 Orldn, Ruth, 241 Ponti, Carlo, 84 Rensburg, Manie van, 370
Neerlandesche Bioscoop-Bond, 44 Orphea, 76 Pontecorvo, Gillo, 177, 184, 353, 354 Resnais, Alain, 52, 81, 82, 113,, 140, 157,
Nelson, Robert, 274, 276 Orsini, Valentino, 36, 136, 174, 180 Ponzi, M., 38 184,187,239
Némec, Jan, 175, 178, 185, 193, 195 Osbome,John, 88, 123, 124 Portabella, Pere, 93, 122, 129, 132 Revue du Cinéma, La, 104
Neville, Edgar, 128 Òshima, Nagisa, 24, 26, 35, 36, 279, 280, Positif, 98, 106 Riahi, Afi, 331
New Criterion, The, 237 283-289,295,296, 298 Potocki,Jan, 179 Richard, Jean-Louis, 109
Newman, Paul, 336 Powell, Michael, 122 Richardson, Tony, 19, 46, 47, 48, 50, 88,
Ngakane, Lionel, 371 Pabst, Georg W., 84 Prada, J. de, 21 90, 101, 123, 124-125, 126, 157, 163,
Nichols, Mike, 247, 255 Pakula, Alan, 247 Praunheim, Rosa von, 176 167,170,177
Nicholson, Jack, 127 Palma, Brian de, 247 Prédal, René, 69 Ríos de las Perlas, 305
Nigerian Film Corporation, 368 Panfilov, Glev, 200 Preminger, Otto, 336 Risi, Dino, 135
Nikkatsu, 282, 294, 295 Papic, 22 Presley, Elvis, 150 Ritt, Martin, 270
Nilsson, Rob, 245 Paradjonov, Sergei, 22, 192, 201 Proférés, Nicholas, 253 Rivette, Jacques, 36, 66, 84, 95, 101, 102,
Nin, Anai's, 267 Partisan Review, 237 Putnam, David, 236 105, 107, 110, 111, 118, 119, 120,
Noever, Hans, 92 Pascal, Michel, 106 Qing, Jiang, 308, 310 121,185
Noren, Andrew, 270 Pasolini, Pier Paolo, 29, 32, 34, 132, 133, Querejeta, Elias, 30, 79, 94, 122, 130 Robbe-Grillet, Alain, 158, 357
Noriaki, Tsuchimoto, 292 135, 137, 138, 152, 156, 160, 165, Rocha, Glauber, 24, 26, 27, 31, 35, 37
Nouvelles Editions de Films, 79, 86 166, 168, 181 Raab, Kurt, 142 Rocha, Paulo, 61, 62, 152
NowaKultura, 19 Passer, Ina, 195 Rabanal Taylor, M., 21 Roemer, Michael, 246-247, 260
Nuestro Cine, 98, 99, 123 Patellièrie, Denys de la, 354 Rabier.Jean, 117, 122 Rogosin, Lionel, 244, 245, 246, 260, 261,
Nunes, José María, 87, 132 Patino (véase Martin Patino, Basilio) Rachedi, Ahmed, 353 271, 370
Pavlovic, 22 Radio Télévision Algérienne (RTA), 352 Rohmer, Eric, 17,37, 90, 91, 98,101,105,
Office des Actualités Algériennes, 352 Peiran, Liu, 303 Radiodiffusion Télévision Française, 330 109, 110, 117, 118, 121, 152, 156,
Office National du Film, 24 Penn, Arthur, 247, 254 Rafelson, Bob, 247 157, 171, 174
Office National pour le Commerce et Pérez Lozano, J. M., 21 Rafla, Hilmy, 346 Rome-Paris Films, 84
l’Industrie Cinématographie (de Perojo, Benito, 84, 97 Rainer, Amulf, 276 Romm, Mikhail, 198
Argelia), 352, 353 Perpignani, Roberto, 137 Ramdani, Abdelaziz, 357-358 Rondi, Brunello, 175
Ogier, Bulle, 110, 119 Petersen, Sidney, 262, 263 Randone, Salvo, 137 Rooney, Mickey, 336
Ogunde, Hubert, 368 Petri, Elio, 134 Rank, 88, 90 Rosi, Francesco, 93, 98, 134, 137, 158,
Oladele, Francis, 368 Petrovic, Alexander, 22, 205 Rappaport, Mark, 246, 254, 255 179
Olea, Pedro, 128 Pfleghar, Michael, 91 Raritan, T il Rossellini, Roberto, 23, 24, 84, 103, 105,
Oliver, Jos, 36 Phillips, William, 236 Rautenbach, Jans, 370 129, 146
Olivier, Laurence, 122, 124 Pialat, Maurice, 81, 164 Ray, Nicholas, 102, T il Rouch, Jean, 81, 82, 113, 118, 365
Olmi, Ermanno, 36, 136, 137, 156, 157, Picazo, Miguel, 95, 128, 130, 173 Ray, Satyajit, 37 Roy, Jean-Louis, 63
171,180 Piccione, Piero, 137 Red Films, 88 Rozier, Jacques, 84, 157, 174
Oloff, 186 Piccione, Ugo, 137 Regueiro, Francisco, 74, 85, 94, 128, 130, Ruehl, Raimond, 138
Olusola, Según, 368 Piccoli, Michel, 154 156, 172 Ruiz Marcos, José Luis, 130
ONCIC (véase Office National pour le Ping, Wang, 309, 311 Reich, Wilhelm, 207 Rusell, Kent, 175
Commerce et l’Industrie Cinémato­ Pintilié, Lucien, 186, 207 Reichenbach, François, 81
graphie) Piovani, Nicola, 137 Reisz, Karel, 18,19,46, 90,101,122, 123, Saadi, Yacef, 352
Ophüls, Marcel, 184 Pita, Dan, 208 124,125,126,157,173,182,187 Sabai, Midhat al-, 346
Ophüls, Max, 105 Poprostu, 19 Reitz, Edgar, 31, 138,162,173,187,277 Sabela, Simon, 371
Organización General del Cine Egipcio, Pohland, Hans Jiirgen, 91, 138, 185, 368 Ren, Lu,307 Sadoul, Georges, 360, 375
340, 343 Poirier, Richard, 236 Ren, Wan, 323 Sala, babu, 368
Organización para la Promoción de la In­ Polanski, Roman, 20, 157, 175, 202, 204 Renoir, Jean, 24, 81, 87, 102, 105, 110, Salah, Tawfiq, 336, 337, 341, 344
dustria Cinematográfica de Egipto, 340 Pollet, Jean-Daniel, 113, 118 146,288 Saltzman, Hariy, 88

408 409
Salvato, Larry, 118-119 Senft, Haro, 139 Socofilms, 333 Taviani, Paolo, 28,32,37,96,136,174,180
Salles, Murilo, 370 Sequence, 18, 98, 101, 123, 125 Souissi, 330 Taviani, Vittorio, 28, 32, 36, 37, 96, 136,
Samama Chikly, Albert, 330 Service Cinématographique, 330 Soumanou Vieyra, Paulin, 360 174, 180
Samb, Ababacar, 365, 374, 375 Seta, Vittorio de, 32, 34 Soutter, Claude, 63 Tayeb, Atef al-, 347
Sanders-Brahms, Helma, 60 Shaat, Ghaleb, 344 Soyinka, Wole, 368 Taylor, Elizabeth, 336
Sandrelli, Stefania, 137 Shan, Jin, 302 Sözösha, 295 Tazi, Mohamed, 358, 359
Sanjinés, Jorge, 30, 35 Sharif, Omar al-, 338 Spencer, Jane, 259 Tchissoukou, Jean-Marie, 375
Santis, Giuseppe de, 132 Sharits, Paul, 274, 276, 22 Spieker, Franz Josef, 139 Technique ofFilm Editing, The, 123
Sanz de Soto, Emilio, 130 Shaw Brothers, 314, 315, 316, 317, 318, Stallone, Sylvester, 198 Telemsani, Kamal al, 336
Sara, Sandor, 178, 222 320 Stangerup, Henrik, 43 Tian, Xie, 305
Sartre, Jean Paul, 199 Sheikh, Kamal al-, 339, 342 Stone, Oliver, 236 Tianming, Wu, 313
Saura, Carlos, 93, 94, 97, 98, 102, 122, Shepitko, Larisa, 200 Storaro, Vittorio, 137 Tichawsky, Heinz, 139
127, 130,135,156, 160,183,186 Shi, Rou, 307 Straub, Jean Marie, 38, 84, 102, 107, 139, Tieli, Xie, 303, 307, 310
Scorsese, Martin, 247 Shinoda (véase Masahiro, Shinoda) 141,142,156,183,185 Tikkun, 237
Schaaf, Johannes, 91, 166 Shinsuke, Ogawa, 292 Straub, Laurens, 92 Titanus, 39, 84
Schaefer, Dennis, 118-119 Shintaro, Ishihara, 279 Strick, Joseph, 247 Toeplitz, Jerzy, 19
Schamoni, Peter, 31, 57, 91, 98, 139, 140, Shôchiku, 282, 283-289, 295 Strobel, Hans-Rolf, 56, 139 Tokuzö, Tanaka, 282
185 Shôhei, Imamura, 282, 283, 291, 295, Suárez, Gonzalo, 36, 87, 131, 132 Tolbi, Abdelaziz, 354
Schamoni, Thomas, 92 296 Sullivan, Ed, 150 Toubiana, Serge, 106
Schamoni, Ulrich, 57, 98, 163, 173 Shüji, Terayama, 288 Summers, Manuel 84, 96, 97, 164, 172 Tourneur, Maurice, 261
Schenguelaia, Eldar y Gheorgi, 22, 201 Shukry, Mamduh, 346 Sundace Institute, 236 Troell, Jan, 63, 169, 183
Schichinin, 288 Shuxuan, Tang, 321 Susumu, Hari, 289-291, 300 Truffaut, François, 17, 25, 33, 42, 52, 69,
Schleiermacher, Detten, 55, 139 Sica, Vittorio de, 239 Suzuki (véase Seijun, Suzuki) 73, 81, 86-87, 90, 91, 97, 101, 105,
Schérer, Maurice (véase Rohmer, Eric) Sidney, Paul Adam, 277, 278 Suzuki, Shoröyasu, 270 106, 107, 109, 110, 111, 112, 116,
Schlesinger, John, 19, 46, 47, 98, 125, Sight & Sound, 98, 123 Svensk Filminsdustri, 63 117, 119, 120, 121, 122, 123, 146,
126,160, 163,173 Sillitoe, Allan, 123, 124 Svenska Filminstitutet (SPI), 63 163, 164, 171, 174, 187, 223, 228,
Schlöndorff, Volker, 57, 60, 79, 84, 91, Sily-Cinéma, 332 Sweperton, 76 244
102, 139, 140, 141, 142, 170, 182, Simô, Sândor, 229 Syberberg, Hans J., 139, 141, 142, 185 Tushingham, Rita, 123, 125
187,192 Siodmak, Robert, 139 Szabó, István, 33,166,171,178,222,223, TVE, 66
Schmidt, Daniel, 119, 176 Sirk, Douglas, 116 228,231 Twentieth Century Fox, 48, 125
Schorm, Evald, 36, 178, 194 Sjôman, Vilgot, 63, 183 Szevasz, Vera, 221-222
Schroeder, Barbet, 117, 118, 119 Skolimowski, Jerzy, 20, 158, 192, 202, Szöts, István, 212, 222 Uher, Stefan, 194
Schroeter, Werner, 60,141,142, 176, 185 204 UFA, 76, 138
Schwennickle, Fritz, 139 Sljepevic, 22 Tadashi, Imai, 280 Union Générale du Cinéma (UGC), 333
Schygulla, Hanna, 142 Smihi, Moumen, 349, 350, 358, 359 Tadashi, Sawashima, 282 United Artists, 49, 90
Seberg,Jean, 117 Smith, Harry, 261, 262, 264 Tai, Katö, 282 Universum Film Aktiengesellschaft (UFA),
SECMA (véase Société d’Exploitation Smith, Jack, 275 Takumi, Furukawa, 279 56
Cinématographique Africaine) Snow, Michel, 276, 277 Talev, Dimitre, 208 Universum Film Allgemeine Gesellschaft,
Sedif, 86 Société Anonyme Tunisienne de Produc­ Tam, Patrick, 319 56
Seijun, Suzuki, 282, 294, 295 tion et d’Expansion Cinématographi­ Tanner, Alain, 63, 71, 124 Urchs, Wolfgang, 139
Seiler, Alexander, 63 que (SATPEC), 356, 357 Tarkovski, Andrei, 22, 34, 37, 39, 163, Uys, Jamie, 370
Seitz, Franz, 84 Société de Participation Cinématographi­ 192, 198,199-200, 236
Selim, Kamal, 336 que Africaine (SOPICA), 333 Tashlin, Frank, 105 Vadim, Roger, 114, 169
Sembene, Ousmane, 332, 360, 362, 365, Société d’Exploitation Cinématographi­ Tati, Jacques, 102, 105,202 Vancini, Fiorestano, 157, 185
372, 374, 375 que Africaine (SECMA), 331, 332, Tatsumi, Kumashiro, 282 Vanderbeek, Stan, 268
Sen, Mrinal, 33 333 Tavemier, Bertrand, 84, 106, 122 Varda, Agnès, 75, 81, 84, 114, 117, 157

410 411
Vârkonyi, Zoltán, 230 Woodfall Films, 49, 88 Ziewer, Christian, 182 Zurlini, Valerio, 134, 135, 137, 157, 175,
Vautier, René, 351 Woodlawn, Holly, 257 Ziniu, Wu, 313 184
Venanzo, Gianni de, 137 Zolnay, Pál, 221, 228 Zuyong, Li, 314
Veroiu, Mircea, 208 Xiaolian, Peng, 313 Zulfiqar, Ezzedin, 338 Zwobada, André, 331
Vesely, Herbert, 91, 139, 141 Xiaolong, Li (véase Lee, Bruce)
VGIK, 198, 372 Xiaoshuai, Wang, 313
Vides, 39, 93 Xiaoxian, Hou, 322, 323
Vidor, King, 102 Xing, Li, 321, 322
Vieira, Luandino, 369 XScreen, 60
Vigo, Jean, 18, 198
Village Voice, The, 270, 271 Yan, Xia, 307
Visconti, Eriprando, 163 Yang, Edward (véase Dechang, Yang)
Visconti, Luchino, 26, 93,132, 138, 354Yao, Qiong, 321
Vlady, Marina, 134 Yasuzó, Masumura, 280, 282, 283, 286
Vogel, Amos, 264, 265 Ye, Xiao, 322
Vogeler, Volker, 92 Yi, He, 313
Vogler, Rüdiger, 142 Yi, Zhang, 323
Volonté, Gian Maria, 137 Yimou, Zhang, 313
Vorster, Gordon, 370 Yizheng, Ke, 323
Yonggang, Lü, 302
Wajda, Andrzej, 19,20, 35,153,173,179, York, Susanah, 123
185, 186, 202 Yoshida (véase Yoshishige, Yoshida)
Walsh, Raoul, 117 Yoshishige, Yoshida, 287, 288, 289, 295,
Walt Disney, 264 299
Warhol, Andy, 256, 274, 275, 275, 211 Youtkevitch, Sergei, 201
Warner Bros., 48, 88, 96 Yuan, Zhang, 313
Warner, David, 123 Yuanlong, Cheng (véase Chan, Jacky)
Washboume, Mona, 123 Yujiró, Ishihara, 286
Watkins, Peter, 182 Yuping, Fang (véase Fong, Allen)
Wei, Tsui, 315 Yusen, Wu (véase Woo, John)
Weill, Claudia, 247 Yüzó, Kawashima, 282
Weiyi, Wang, 305
Welles, Orson, 146 Zahedi, Caveh, 259
Wenhua, 320 Zalakjavicius, Vitantus, 201
Wenders, Wim, 60, 79, 92,102,139,141, Zanussi, Krzysztof, 20, 169, 204
142, 143, 153 Zavattini, 28
Widerberg, Bo, 63,167,172, 183,186 ZDF, 60, 71,140
Wilder, Billy, 104 Zeming, Zhang, 313
Winkelman, Adolf, 60 Zemmouri, Mahmud, 356
Winkler, Angela, 142 Zetterling, Mai, 63, 162, 165
Wirth, Wolf, 139 Zhiqiang, Huang (véase Wong, Kirk)
Wise, Robert, 236 Zhongdian, 320
Witney, James, 274 Zhongyang Dianying Gongsi, 320, 321,
Wolf, Konrad, 209 322
Wong, Kirk, 319 Zhuangxiang, Zegb, 323
Woo, John, 319 Zhuangzhuang, Tian, 313

413
í

índice de películas

Á bout de souffle (véase A l final de la Ain al-ghazal, 330


escapada) Ajani-Ogun, 368
A double tour (véase Doble vida, La) Akai satsui, 290
A keseru igazsag 230 Akitsu ornen, 288
A pleno sol, 117 A l di là del bene e del male (véase Más allá del
A tanú, 217, 229, 230 bieny del mal)
A tizedes meg a tóbbiek, 214 Alfinal de la escapada, 25, 27, 52, 54, 73,
A to Z, 277 76, 82, 95, 98, 103, 109, 116, 117,
A veréb is madár, 214 120, 121, 154, 186
Abscbied von gestem (véase Muchacha sin Al-fahham, 354, 354
historia, Una) A lfuego, bomberos, 194, 195
Abufauqa as-shagara, 345 Al-majduun, 342
Accatone, 134, 135, 160, 175 Albero degli zoccoli, L ’ (véase Arbol de los
Actualités Marocaines, 330 zuecos, El)
Actualités Tunisiennes, 329 Afiyad wayad, 350, 358
Acusado, £¿178 A fie A fie, 160
Adalen 31,172,172, 183 Ali Baba et les quarante voleurs (véase A li
Adhaz bila dalala, 358 Babày los cuarenta ladrones)
Adieu Philippine, 83, 84, 157, 174, 177 A li Babày los cuarenta ladrones, 110
African in London, An, 328 Alicia en las ciudades, 143
Afrique-sur-Seine, 360 Alice in den Städten (véase Alicia en las
Afyun wal asaa, Al-, 353 ciudades)
Agente 007 contra el Dr. No, 89 Alishanfengyun, 320
Agostino, 165 Aü’armi siamofasásti, 28
Aguirre, la cólera de Dios, 154 AlleJahre wieder (véase Lo mejor de la vida)
Ahí al-qimma, 346 Aüonsanfan, 181
A i to kibo no machi, 285 Almodzások kora (véase Edad de las ilu­
Ai-Yee (Mankind), 267 siones, La)

415
Almuerzos, 162, 162, 173 AmulfRainer, 276, 276 Bautismo, 167 BuUfrogin the Sun, 368
AlphaviUe, une etrange aventure de Lemmy Art of Vision, 267-268 Beau Serge, Le (véase Bello Sergio, El) Busca, La, 130, 1 6 0 , 160
Caution (véase Lemmy Caution contra Arte de vivir, El 95 Beiguojiangnan, 308 Buta to gunkan, 290
AlphaviUe) Artie and Marty Rosenblatts’ Baby Picture, Beiqing chengshi, 323
Alskandepar (véase Enamorados, Los) 268 Beláge, La, 121 Cabascabo, 365
Also Known as Walden, 272 Artistas bajo la carpa del circo: perplejos, 98, Bella mentirosa, La, 110 Cabeza contra el muro, La, 166
Alyam, alyam, 350, 359 140, 141, 183 BeUarmino, 62 Cada vez que..., 75, 97, 132
Amadi, 368 Artisten unter der Zirkuskuppel: rallos (véase Beüe noiseuse, La (véase Bella mentirosa, La) Calle Mayor, 82
Amador, 74, 85, 130 Artistas bajo la carpa del circo:perplejos) Beüe o/Atlantis, 267 Caníbales, Los, 181
Amants, Les, 113, 114, 117, 120, 174 Ascenseur pour l’échafaud (véase Ascensor Bello Sergio, El 52, 73, 86, 110, 111, 117, Cannibali, / (véase Caníbales, Los)
Amor, 166,186 para el cadalso) 163 Carabineros, Los, 82,103, 182
Amor a los veinte años, El 107 Ascensorpara el cadalso, 86, 113,117,186 Berénice, 110 Carabiniers, Les (véase Carabineros, Los)
Amor es másfrío que la muerte, El 60, 141 Así habla el amor, 249 Besos robados, 107, 171 Cardiüae, 187
Amor 65,186 Assifat al-Aurass, 350, 351, 352 Bialata staia, 208 Caretaker, The, 50
Amory rabia, 138, 169 Asunto amoroso, Un, 154 Bidaya wa nihaya, 337 Carnicero, El, 111, 122
Amore e rabbia (véase Amory rabia) Asunto del corazón o la tragedia de una Big Trouble, 249 Cartero, El 343
Amores de una rubia, Los, 154, 173, 195, empleada de teléfonos, Un, 205, 206 Biüy el embustero, 125, 154 Caso Mattei, El 134
196 Atención a esaprostituta tan querida, 186 BiUy Liar (véase Biüy el embustero) Caso Mattei, II (véase Caso Mattei, El)
Amour, U, 256 Atormentada, 105 Biotaxia, 132 Casual Relations, 254
Amour à vingt ans, L ’ (véase Amor a los Aussi longe absence, Une (véase Larga Black Fantasy, 246 Catti, 166
veinte años, El) ausencia, Una) Black Roots, 246 Caza, La, 94, 94, 98,130, 183
Amour depoche, Un, 113 Aventura, La, 138, 220 Blechtrommel Die (véase Tambor de hojala­ Caza de moscas, 173
Amour enfuite, L ’, 107 Awentura, V (véase Aventura, La) ta, El) Ce soir oujamais (véase Esta noche o nunca)
Amourfou, L ’, 110, 185 Awbur, 357 Bleu Shut, 276 Ceddo, 362, 364, 375
Amour l’après-midi, L’ (véase Amor después Azima, Al-, 336 Bbw Job, 275 Céline etJulie vont en bateau (véase Céliney
del mediodía, El) Aziza, 349, 349, 357 Blue Moses, 268 Julie van en barco)
An-Nasir Salah ad-Din, 341 Boda, La, 179 Céliney Julie van en barco, 110
Andrei Rubliev, 192, 198, 199 Baara, 366 Bornesfemmes, Les, 157 Cenizasy diamantes, 20,154, 185
Andy WarholJack Smith Filming Normal Bab al-Hadid, 337, 339 Bonnie and Clyde, 254 C’era una volta il West (véase Hasta que llegó
Love, 275 Babia de los ángeles, La, 113, 120 Border, The (véase Frontera, La) su hora)
Andy Warhol’s Women, 274 Baie des anges, La (véase Bahía de los Borrom sarret, 332, 360, 361 Cemi Petr (véase Pedro el negro)
Année dernière à Marienbad, L ’ (véase Año ángeles, La) Boucher, Le (véase Carnicero, El) Chagrin et la pitié, Le, 184
pasado en Marienbad, El) Baisers, Les, 84 Boulangére de Monceau, La, 90 Chain Letters, 254
Ángeles sin paraíso, 245, 249 Baisers volés (véase Besos robados) Brialy,Jean-Claude, 120 Chambre verte, La, 121
Angst (véase Pama, La) Bajo el signo del escorpión, 37, 180 Bridge on the River Kwai, The (véase Puente Chapelle, La, 375
Animador, El 88,124 Balizadores del desierto, Los, 349 sobre el río Kwai, El) Charge of the Light Brigade, The (véase
Ansatsu, 288 Ballenas de agosto, Las, 127 Bridges Go-Round, 268 Última carga, La)
Antes de la revolución, 26, 26, 35, 96, 154, Bande ápart (véase Banda aparte) Brig The, 272 Charles, mort ou vif (véase Charles, muerto o
173, 182, 187 Banditi a Orgosolo, 33 Brillanteporvenir, 132 vivo)
Año pasado en Marienbad, El 52, 82, 82, 97 Baofeng zhouyu, 303 British Sounds, 103 Charles, muerto o vivo, 63, 154
Aozora musume, 280 Bamvagnen, 63 Broma, La, 169,196 Charlie Bubbles, 160
Apá (véase Padre) Barrera, La, 204 Brot derfrühen Jahre, Das (véase Pan de los Charlotte et sonJules, 107
Araiss min qassab, 349, 359 Barriera (véase Barrera, La) añosjóvenes, El) Charmes de l’existence, Les, 105
Árbol de los zuecos, El 136 Batalla de Argel La, 176, 177, 353 Brujos inocentes, Los, 173, 202 Chasse aux papillons, La, 202
Ard, Al-, 341 Battaglia d’Algeri, La (véase BataUa de Buen Amor, El 74, 74, 85, 172 Chelsea Girls, 256, 275
Ardas-salam, 338-339 Argel La) Bullfight, 268 Chêne, Le, 208

416 417
Chergui, as-samt al-anif, 349, .358, 359 Csend és kiáltás, 179, 226 Diamantes en la noche, 185 Eclipse, El, 138
Chica con la maleta, La, 135,136, 175 Csiüagosokkatonák, 178, 226 Diaries, Notes and Sketches, 1964-1968/1968- EcHsse, L ’(véase Eclipse, El)
Chicorée, 63 Cuadecuc/Vampir, 132 1969,272,273 Edipo, el hijo de lafortuna, 165
Chicos, Los, 135 400golpes, Los, 52, 53, 73, 86, 95, 97,106, Diario de un ladrón de Shinjuku, 296, 297 Edipo re (véase Edipo, el hijo de lafortuna)
Chienne, La, 81 107,117,119,163,171,187,215,223 Diario íntimo de Adele H., 121 Egzamin, 169
Child is Waiting A (véase Ángeles sin Cuba sí, 66,177 Días del cielo, 118 Eika Katappa, 141
paraíso) Cuchillo en el agua, El, 20, 157, 175, 202, Díasfríos, 185,224,226,227 Elégja, 231
China está cerca, 93, 182 203 Didaozhan, 309 Elvira Madigan, 154
Chinoise, La, 103, 182 Cuentos morales, 37 Die Falschung (véase Círculo de engaños) Emberek a havason, 212
Cbronik der Anna-Magdalena Bach (véase Cuerno de cabra, 209 Diez mil soles, 185, 220, 222, 228 Emitai, 362
Crónica de Anna Magdalena Bach) Dilemma, 177 Empire, 274
Chronique d'un été, 82 Da Li, Xiao Li he Lao Li, 305 Diüinger é morto (véase Dittinger ha muerto) Empleo, El, 137, 180
Cien, 20 Damm, Der, 175 Dillinger ha muerto, 138, 154 En el curso del tiempo, 143
Ciña é vicina, La (véase China está cerca) Dani, 206 Diosy el diablo en la tierra del sol, 26 En el nombre delpadre, 171
Cinemagjomali liberi, 28 Dannati della térra, I, 180 Dioses de la peste, Los, 187 En verano es sendüo, 157, 172
Cinqjours d’une vie, 375 Dante no es únicamente severo, 97, 97, 99, Ditirambo, 87, 132 Enamorados, Los, 161,162
Círculo de engaños, 192 132 Djeli, 365 Enfant sauvage, L ’(véase Pequeño salvaje, El)
Citizen Kane (véase Ciudadano Kane) Darb al-mahabil, 337, 338 Doble vida, 166,186-187 Enigma de Gaspar Hauser, El, 164
Ciudad no espara mí, La, 96 Darling 154, 158,159 Dokuritsu gurentai, 283 Entertainer, The (véase Animador, El)
Ciudadano Kane, 26 Daryü, 280 Dolce Vita, La, 96, 138 Erosupurasu gyakusatsu, 299, 299
Cléo de 5 à 7 (véase Cleo de 5 a 7) Days ofHeaven (véase Días del cielo) Domicile conyugal (véase Domicilio conyugal) Es (véase Fruto de la vida, El)
Cleo de 5 a 7, 84, 157,157 De cuerpopresente, 94 Domicilio conyugal, 107 Es gescham am 20. Juli, 84
Coca-Cola Kid, The, 207 De espaldas a lapared, 174 Domingo de septiembre, Un, 63, 157, 163 Esa clase de amor, 47, 98, 163, 173
Cochecito, El, 93,129, 135 Debatik, 209 Don Quijote, 198 Escenas de Carnaval, 207
Coleccionista, La, 98, 109, 119, 157 Del amory otras soledades, 173 Dongfúren, 321 Escenas de caza en la Baja Baviera, 91, 93,
Collectionneuse, La (véase Coleccionista, La) Del rosa al amarillo, 84, 85, 164 Dongdong dejiaqi, 322 141, 175, 182
Come Bock Africa, 246 Delación, La, 184 Dongfanghong 309 España otra vez, 183
Commare secca, La, 135, 157, 175 Démanty v novi (véase Diamantes en la Donna scimmia, La (véase Se acabó el Espoir, ¿ ’(véase Sierra de Teruel)
Conexión, La, 251, 252, 268 noche) negodo) Espontáneo, El, 158
Conformista, El, 165, 185 Demoiseües de Rochefort, Les (véase Señoritas Dos au mur, Le (véase De espaldas a la Esta noche o nunca, 157,174
Conformista, Il (véase Conformista, El) de Rochefort, Las) pared) Estambul 65, 96
Connection, The (véase Conexión, La) Den musso, 366 Dos inglesasy el amor, Las, 121, 122 Estate violenta, 157, 184
Cool World, The, 251, 253,268 Dénnonciation, La (véase Delación, La) Dr. No (véase Agente 007 contra elDr. No) Estrategia de la araña, La, 87,165,166,185
Coraje cotidiano, El, 178, 194 Départ, Le (véase La partida) Dróledejeu, 184 Estructura de cristal, La, 20,169, 204
Corrientes de amor, 249 Demier métro, Le (véase Último metro, El) Duminica la ora sase, 207 Et Dieu créa lafemme (véase Y Dios creó a la
Coup du Berger, Le, 107 Desafío, El, 134 Dvoje, 206 mujer)
Cousins, Les (véase Primos, Los) Desesperados, Los, 178, 224, 225, 226, 227, Et la ndge n’étaitplus, 375
Covek nije tica (véase Hombre no es un 228 E o kaku kodomatachi, 289 Été inoubliable, Un, 208
pájaro, El) Desprecio, El, 84, 103,112, 116, 122, 186 Early Abstractions, 262, 264 Étoile noir, L ’, 374
Cowboy de medianoche, 125 Después del diluvio, 132 Eau á la bouche, U, 81,113 Every Body Wins (véase Todo el mundo
Crepúsculo de los dioses, El, 104, 105 Deus e o diablo na térra do sol (véase Diosy el Echoes ofSilence, 275 gana)
Crimen de doblefilo, 95 diablo en la tierra del sol) Edad de las ilusiones, La, 223,228 Eveiy Day Except Christmas, 123
Cronacafamiliare (véase Crónicafamiliar) Deux anglaises et le continent, Les (véase Dos Edén et aprés, L ’, 357 Extraño caso del doctor Fausto, El 132
Crónica de Anna Magdalena Bach, 38, 38, inglesasy el amor, Las) Egy barany, 179
84,141 Deux ou trois choses queje sais d’eüe, 87, 103, Egy órült éjszaka (véase Noche de locura, Faces, 249,251,253
Crónicafamiliar, 134, 135 182 Una) Fagryaum gadid, 341

418 419
Fahham, Al-, 354, 354 Fuego de la vida, El, 63, 183, 186 Hakuchü no torima, 295 Ice, 245,257, 258, 259
Fahrenheit 451, 87, 112, 187 Fuegofatuo, 113 Halcones, Los, 169, 177 Ich liebe Dich, ich tote Dich (véase Te amo, te
Fajr, Al-, 357 Fugitivo de Amberes, El, 82 Hamlet, 198 mato)
Fajr al-muazibin, 353 Funny Thing Happened on the Way to the Hdr har du ditt liv (véase Fuego de la vida, El) If.., 170, 170
Falsche Bewegung (véase Falso movimiento) Forum, A (véase Gofus de Roma) Haram, Al-, 342 Ijtiyar, Al-, 341
Falso movimiento, 153 Fuorilegge del matrimonio, I, 174 Haré Krishna, 272 Ikho Cachvi Mgalobeli, 202
Fango en la cumbre, 158, 187 Furyó shónen, 289 Harem, L ’(véase Harén, El) Ikonostasat, 208
Faraón, 179 Futuwa, Al-, 336, 338 Harén, El, 35, 173 Iluminación, 169
Faron (véase Faraón) F W A (Femme, Villa, Voiture, Argent), 365, Hassan Térro, 353 Iluminación íntima, 195
Farsantes, Los, 75, 84 374 Hasta que llegó su hora, 79 IUuminacja (véase Iluminación)
Fata Morgana, 97 Hatari!, 120 Im Lauf der Zeit (véase En el curso del
Favores de la luna, Los, 202 Gabinete del doctor Caligari, El, 215 Hateshinakiyokubó, 283 tiempo)
Favoris de la lune, Les (véase Favores de la Gai savoir, Le, 182 Hatsukoijigokuhen, 300 Imposters, 254
luna, Los) Galileo, 136 Hay que quemar a un hombre, 96, 180, 180 Imraati mudir am, 342
Feldobott Ko (véase Piedra lanzada, La) GaUos depelea, 357 Hayay kifah, Al-, 358 In Paris Park, 268
Felices 60, Los, 113, 157 Gambler, The (véaseJugador, El) Heartbreak Kid, The (véase Rompecorazones, Inconnu de Shandigor, L \ 63
Femme d'à côté(véase Mujer de al lado, La) Gamila al-gazairiya, 339, 341 El) Indamayazmuru an-najil, 358
Femme est unefemme, Une, 82, 95, 98, 103, Geteilte Himmel, Der, 208, 209 Heat, 256, 256, 257, 274 Infance nue, L ’(véase Infancia desnuda, La)
119, 121,163, 174, 187 Gates to Paradise, The, 179 Heaven and Earth Magic, 262, 263 Infancia de Iván, La, 163, 199, 199
Femme infidèle, La (véase Mujer infiel, La) Gatopardo, El, 96, 138 Help (véase Socorro) Infancia desnuda, La, 164, 169
Femmemariée, Une (véase Mujer casada, Una) Gattopardo, II (véase Gatopardo, El) Hideg napok (véase Díasfríos) Ingenuo salvaje, El, 90, 90, 125, 126, 154,
Fengbao, 302 Gemingjiating 303 Hiroshima mon amour, 82, 95, 97, 112, 158
Fényes szelek, 179, 226 Genou de Claire, Le (véase Rodilla de Clara, 113,121,184 Innocents, The (véase Suspense)
Feufollet, Le (véase Fuegofatuo) La) Histoire dAdele H. (véase Diario íntimo de Inocencia sin defensa, 206
Fidanzati, / (véase Novios, Los) Geography ofthe Body, 263 AdeleH.) Intabahu ayuha sada, 346
Film de amor, Un, 171 Germania, anno zero, 239 Histoire d’eau, Une, 86 Intimní osvetlení (véase Iluminación íntima)
Filie de Carthage, La, 330 Giomata balorda, La, 160 Historia milanesa, Una, 163 Invocation ofmy Demon Brother, 265
Fille de l’eau, 81 Gishiki, 296, 298 Hitler, ein Film aus Deutschland, 141 Iresumi ichidal, 295
Finye, 366 Give Us This Day, 105 Hogy szaladnak aják, 221, 228 Isadora, 154
Fires Started, 328 Gloria, 249 Hombre no es un pájaro, El, 206 Iskandariya lih?, 349
Fireworks, 263, 266 Golfillos, Los, 107 Hombrey una mujer, Un, 98 Isla de Arturo, La, 166, 175
Flaming Créatures, 275 Gofos, Los, 93,127, 128,128,129, 160 Homme et unefemme, Un (véase Hombrey Ismeri a Szandi Manditf, 229
Flesh, 256, 257 Gofus de Roma, 126 una mujer, Un) Isola d’Arturo, //(véase Isla de Arturo, La)
Flicker, The, 275 Good Times, 246 Hongdengji, 307 Istoria Asi Kliashino, 198
Flor roja, La, 315 Goretta, Claude, 63 Hongse beilou, 309 Italia non e unpaesepovero, L ’, 136, 180
Forty-Deuce, 256 Gotta da Pest (véase Dioses de la peste, Los) Hongsi niangzijun, 303, 304 It’s a Hard Day’s Night (véase ¡Qué noche la
Fou, Le, 63 Grito, El, 162, 196 Hora de los hornos, La, 28 de aquel día!)
Francesco, gjuüare di Dio, 105 Grosse Vahau, Da, 187 Horí, mápaneko (véase Alfuego, bomberos) Ivanovo detstvo (véase Infancia de Iván, La)
Franceso d’Assisi, 136 Gulingjie qingnian moshaan, 323 Horoshop, 207
François Truffaut, portraits volés, 106 Guns ofthe Trees, 272 Hua Pi, 318 Jag dr nyfiken (véase Yo soy curiosa)
French Can Can, 110 Huang tudi, 312 Jagdszenen aus Niederbayem (véase Escenas
French Lieutenant Woman, The (véase Mujer Hubb wahduhu layaqfi, Al-, 346 de caza en la Baja Batiera)
del tenientefrancés, La) Habitación enforma de L, La, 163 Husbands, 245 Jardín de las delicias, El, 94
Frontera, La, 127 Haimun, A l (véase Balizadores del desiato, Jariyin an al-qanun, Al-, 353
Fruto de la vida, El, 57, 163 Los) INeed a Ride to California, 244 Je t’aime, je t’aime, 187
Frutos delparaíso, Los, 194 Haircut, 274 Ibn al-sabil, 359 Jeanne la Pucelle, 110

421
Jeder für sich und Gott gegen edle (véase Knack...y cómo conseguirlo, El 9 8 ,1 2 5 , 126, Mamain et la putain, 174
Little Fugitive, The, 241, 242, 244, 246
Enigma de Gaspar Hauser, El) 175 Little Stabs at Happiness, 268 Mamma Roma, 135, 160, 166
Jetée, La, 187 Kodou, 374 Mandabi, 362
Ljubavni Slucaj ill tragedia Sluzbenice P.T.T.
Jinruigaku nyümon, 291 Kongbufenzxi, 232 Mani sulla dttá, La, 98, 134, 179
(véase Asunto del corazón o la tragedia
Jinshag tianhua, 305, 305 Kongi’s Harvest, 368 de una empleada de teléfonos, Un) Manos en los bolsillos, Las, 32, 88,135,167,
Jonnathan (véase Vampiros nunca mueren, Konkurs, 187 Llanto por un bandido, 183 168
Los) Körhinta, 212 Llegar a más, 172 Manuscrito encontrado en Zaragoza, El 179
Journal d’un curé de campaigne, Le, 105 Köshikei, 296 Lo mejor de la vida, 98, 173 Mañana será otro día, 97
Joven Törless, El, 57, 78,79,84,140,154,170 Koziat rog (véase Cuerno de cabra) Local Color, 254 Marat-Sade, 182
Judex, 113 Krajobrz po bitwie (véase Paisaje después de Loin du Vietnam, 177 Marda nuziale, 173
Juego de la guerra, El, 182 la batalla) Lola, 83, 84, 95, 113, 154, 175 March to Aldermaston, 182
Juego de la oca, El, 84, 97 Krik (véase Grito, El) Margaritas, Las, 154, 194, 195
Loneliness of the Long Distance Runner, The
Juegos de noche, 165, 165 Kuchizuke, 280 María Chantal contra el doctor Kha, 79
(véase Soledad del corredor defondo, La)
Jugador, El 126 Kumufengehun, 308 Lonesome Cowboys, 256 Mane Chantal contre le docteur Kha (véase
Jules etjim (véase JulesyJim) Kurutta kajitsu, 279 Look Back in Anger (véase Mirando hada María Chantal contra el doctor Kha)
Jules y Jim, 87, 116, 120, 120, 121, 122, Kuxa Kenema, 370 atrás con ira) Mariée était en nour, La (véase Novia vestía
154, 174, 223 Kvarteret Korpen, 166, 167 Lord ofthe Flies, 164 de negro, La)
Junge Törless, Der (véase Joven Törless, El) Kyojin togangu, 282 Lotna, 20, 185 Mark Rappaport: The T. V. Spin-Off, 254
Kyöshitsu no kodamatachi, 289 Mártires del amor, Los, 175, 195
Love Brewed in the African Pot, 367, 368
Kabe no naka no himegoto, 293 Love Streams (véase Corrientes de amor)Más allá del bieny del mal 136
Kabinett des Dr. Caligari, Das (véase Gabi­ Ladri di biciclete (véase Ladrón de bideletas) Lovers and Lottipops, 241, 242, 246 Masculin/Femenin, 82, 182
nete del doctor Caligari, El) Ladrón de bideletas, 239, 242 L-Shapped Room (véase Habitadón enformaMassfor the Dakota Sioux, 274
Kadu beykat, 365 Laila wa ajawatina, 348, 349 de L, La) Matamata et Pilipili, 329
Kadzy den odvahu (véase Vuelta del hijo Lakyaumya dahm, 336 Ludano, 160 Mathias Kndssl, 141
pródigo, La) Landrú, 84 Lucky Ludano, 134 Matka Joanna od Aniolow (véase Madre
Kaigen rei, 299 Larga ausencia, Una, 98, 184 Ludwig II, Requiem für dnen jungfräulichenJuana de los Ángeles)
Kamigami noJukakiyokubo, 291 Larga noche del 43, La, 157, 185 Mauvaises rencontres, Les, 18, 51
König (véase Ludwig réquiempor un rey
Kanal 20, 185 Lüshy jedné planovlásky (véase Amores de virgen) Medea, 166
Kandidaat, Die, 370 una rubia, Los) Ludwig réquiem por un rey virgen, 141 Megker anep, 178
Kantö mushuku, 294 Last Grave at Dimbaza, 371 Megszáüottak, 215, 216, 219
Lugar en la cumbre, Un, 97, 1 5 8 , 158, 173
Kapo, 184 Last Moment, The, 261 Mépris, Le (véase Despredo, El)
Lunga notte deü’43, La (véase Larga noche
Kärlek 65 (véase Amor 65) Lawrence de Arabia, 45 del 43, La) Meshes ofthe Aftemoon, 263
Karnak, Al-, 346 Lawrence ofArabia (véase Laurence de Ara­ Lusaka Calling 328 M i noche con Maud, 91, 91, 154
Katz und Maus, 91, 185 bia) M id néni két élete, 214
Katzelmacher, 60 Lemmy Caution contra AlphaviUe, 98, 103, Ma nuit chez Maud (véase M i noche con Michael Kohlhaas, der Rebel (véase Rebelde,
Kawaita Hana, 288 187 Maud) El)
Kawaita mizuumi, 288 Letra escarlata, La, 79 Machorka-Muff, 185 Midnight Cowboy (véase Cowboy de media­
Kazdy den odvahu (véase Coraje cotidiano, Liberxina 90, 183 Made in USA, 103,119,182,186 noche)
El) Liebe ist kälter als der Tod (véase Amor es MadreJuana de los Angeles, 179 Milestones, 245, 257, 258, 258
Kenka ereji, 295 másfrío que la muerte, El) Madriguera, La, 97 Minamata, Kanjasan to sono sekai, 292
Kenzi, 331 Liebe Mutter, mirgeht esgut, 182 Maestro de las marionetas, El 323 Minnie and Moskovitz (véase Así habla el
Keresztelö (véase Bautismo) Liehuozhongyongsheng 307, 309 Magasiskola (véase Halcones, Los) amor)
Kiüingofa Chinese Bookie, The, 249 Ligne de démarcation, La, 184 Mablzdten (véase Almuerzos) Miramar, 342
Kind ofLoving A (véase Esa dase de amor) Linhai xueyuan, 303 Majduum, Al-, 342 Mirando hada atrás con ira, 88, 89, 124,
Knack... and How to Get It, The (véase Linjiapuzi, 303 Majnun al-Kairouan, 330 125, 154
Knack...y cómo conseguirlo, El) Listopad, 201,202 Malatesta, 60, 141, 182 Mirstsostshi amit, 371, 372

422 423
Mistons, Les (véase GolfiUos, Los) Natchalaa, 200 Notte brava, La, 160 Padrepadrón, 136
Mixed Blood, 256 Nattlek (véaseJuegos de noche) Noua, 354 Padrepadrone (véase Padrepadrón)
Modéralo cantabile, 174 Nehéz emberek, 223 Novecento, 138 Paisaje después de la batalla, 185
Moetsukita cbizu, 289 Nel nome delpadre (véase En el nombre del Novia de los Andes, La, 290 Pajarracosy pajarillas, 1 8 1 , 181
Moi, un noir, 365 padre) Novia vestía de negro, La, 87, 112, 187 Pan de los añosjóvenes, El, 91, 141
Moment in Love, A, 268 Nelisita, 369 Novios, Los, 171 Papá, 166
Momento de la verdad, El, 158 Nevinost bez zastite (véase lnocenáa sin Noz W Wodzie (véase Cuchillo en el agua, El) Paraguas de Cherburgo, Los, 98, 114, 121,
Momma don’t aüow, 19, 123 defensa) Nubat nisaayabal Chenoua, 349 174, 177, 187
Montenegro, 207 New York Eye and Ear Control, 277 Nueve cartas a Berta, 95, 96, 97, 130, 154, Parapluies de Cherbourg Les (véase Paraguas
Mord und Tótschlag 91, 187 Nianchan, 290 166,173,183 de Cherburgo, Los)
Morgan, a Suitable Casefor Treatment (véa­ 1Vice Time, 124 Nuit americaine, La (véase Noche america­ Paris nous appartient, 9 5 , 109, 110, 185
se Morgan, un caso clínico) Nicht versöhnt oder Es hilft nur Gewalt, wo na, La) París visto por..., 99, 118
Morgan, un caso clínico, 1 54 , 155,182 Gewalt herrscht, 185 Nuit et brouiüard (véase Nochey niebla) Paris vupar... (véase París visto por...)
Morte saison des amours, La, 174 Nie Er, 302 Nusumaretayokujó, 283 ParsifaL, 141
Moshushi de qiyu, 305 Niewinni czarodzieje (véase Brujos inocentes, Nyáron egysserü (véase En verano es sencido) Partida, La, 158
Mozart in Love, 254 Los) Partner, 87, 138
Mucednici laski (véase Mártires del amor, Night must Faä, 90, 187 O Dremland, 19 Pasajera, La, 185, 190
Los) Nihon dasshutsu, 288 O Slavnosti a hostech (véase Sobre lafiesta y Pasazerka (véase Pasajera, La)
Muchacha sin historia, Una, 57, 57, 140, Nihon no Yoru to kiri (véase Nochey niebla los invitados) Pastoral, 202
154,175 enJapón) Obyy Knovenny Fachizm, 198 Pather Panchali, 33
Muchacho, El, 296, 298 Nihon shun kö (véase Sobre las condones Obzalavany (véase Acusado, El) Paura, La, 84
Mudar de vida, 62 obscenasjaponesas) Ochoy medio, 138 Peau d’dne (véase Piel de asno)
Muerte de un ciclista, 21, 82 Nikudan, 300 Odisea, La, 186 Peau douce, La (véase Piel suave, La)
Muerte en Beverly HiUs, La, 91 Nikutai no mon, 294 Odldu malin, L ’, 174 Pedro el negro, 173, 193, 194, 195
Muerte tenía un precio, La, 96 Niña de luto, La, 172 Ofiret (véase Sacrificio) Pelleviva, 180
Mufsidun, Al-, 354 Nippon konchü ki, 290 Oh Dem Watermelons, 276 Peppermint Frappé, 94, 97, 130
Mughamarat batal, 356 Njangaan, 375 Ojos sin rostro, 113 Pequeño salvaje, El, 121, 164
Mujer bajo la influencia, Una, 249 No estoy solo, 181 Okasareta byakui, 293, 294 Perlicky na dne (véase Perlitas en elfondo del
Mujer casada, Una, 103, 173 No somos depiedra, 96 Oldás és kotés, 166,216,219,221, 228 mar)
Mujer ele al lado, La, 105 Noces de sable, 331 Ole dolé doff, 169 Perlitas en elfondo del mar, 193
Mujer del tenientefrancés, La, 126 Noche, La, 138, 219, 220 Ornar Gatlato, 355, 356 Pervyj ucitel (véase Primer maestro, El)
Mujer infiel, La, 111 Noche, un tren, Una, 157 Omicron, 187 Petit soldat, Le (véase Soldadito, El)
Mujeres enamoradas, 175 Noche americana, La, 122 On n’enterrepas le dimache, 174 Petite Lili, La, 81
Mumia, A h 343 Noche de locura, Una, 178 Oneplus One/Sympathyfor the Devil, 103 PhelaNdaba, 371
Muña Moto, 366, 374 Noche de vino tinto, 75, 132 One second in Montrecd, 277 Piedra lanzada, La, 178, 186, 221, 222
Muri shinjü. Nihon no natsu, 298 Nochey niebla, 184 One the Bowery, 244, 245, 246 Piel de asno, 114
Muriel, 81, 177 Nochey niebla enJapón, 26, 285,286, 287 Opening Night, 249 Piel suave, La, 174
Muriel ou le temps d’un retour (véase Muriel) Noches de Cabina, Las, 310 Ostia, 160 Pierrot el loco, 1 0 3 , 104, 112, 120, 154
Muros, Los, 230 Nocturno, 132 Ostre sledované vlaki (véase Trenes rigurosa­ Pierrot lefou (véase Pierrot el loco)
Mustafa Kamil, 338 Noire de..., La, 361, 362 mente vigiados) Pisito, El, 135, 171
Mutamarriudum, Al-, 341 Nostalghia, 200 Otoshiana, 289 Place de VEtoile, 118
Muznibun, Al-, 346 Notebook, 268 Otto e mezzo (véase Ochoy medio) Pláádo, 85
MyHustler, 275 Notes on the Circus, 272 Out One, 110 Plan soleil(véase A pleno sol)
Nothing But the Best (véase Fango en la Ovoce siromu Rasskychjime (véase Frutos del Plotzliche Reichtum der armen Leute von
Nahla, 356 cumbre) paraíso, Los) Kombach, Der (véase Repentina riqueza
Nana, 81 Notte, La (véase Noche, La) Padre, 178, 222, 223, 228 de lospobres de Kombach, La)

424 425
Pocilga, 138, 181 Rameau’s Nephew by Diderot, 111, 278 San Michele aveva un gaño (véase No estoy Signo del león, El, 90, 108, 109, 157
Point of Order, 274 Rasala la tazalf i gaibi, Ar-, 345 solo) Silencio de un hombre, El, 117
Pointe coarte, La, 51, 75 Raya wa Sakina, 336 Sanawat at-twist, 356 Siraafilminaa, 337
Pokolmie, 19, 153, 185 Rayulalladiyanzur ila an-nafida, Ar-, 356 Sanctuary (véase Réquiem por una mujer) Siraafilwadi, 337
Polowanie na muchy (véase Caza de moscas) Rebelde, El, 92 Saturday Night, Sunday Moming (véase Sirena del Mississippi, La, 121, 187
Popiol i diamant (véase Cenizasy diamantes) Recedo Gory, 192, 202 Sábado noche, domingo mañana) Sirène du Mississippi, La (véase Sirena del
Popioly, 179 Recreation, 268 Savage Eye, The, 247 Mississippi, La)
Poor Cow, 173 Reconstituirea, 186, 207 Soyat Nova, 192,201 Siroco de invierno, 179
éPor qué le da el ataque de locura al señor R ?, Region Centrale, La, 111 Scary Time, A, 251 Sirokko (véase Siroco de invierno)
154 Regonku eroika, 299 Scenic Route, 254 Skrivanci nanitti, 192
Porcile (véase Pocilga) Rekopis anedeziony w Saragosie (véase Ma­ Scharlachrote Buchstabe (véase Letra escar­ Slavica, 204
Port Said, 338 nuscrito encontrado en Zaragoza, El) lata, La) Sleep, 274
Portrait ofjason, 245, 251, 253, 268 Religiosa, La, 66, 84, 110 Schizo, 132 Slnkovsieti, 194
Postearás, 254 Remolinos, 169, 216, 219, 221, 228 Schonzeitfür Füchse (véase Vedapara zorros) Sobre lafiestay los invitados, 178
Posto, //(véase Empleo, El) Repentina riqueza de los pobres de Kombach, Science Friction, 268 Sobre las canciones obscenasjaponesas, 26,298
Pousse-pousse, 365 La, 182 Scorpio Rising 264 Socorro, 95, 187
Prawdziwy koniec wielkiej wojny, 20, 185 Reportfrom Miïïbrook, 272 Se acabó el negocio, 173 Soir, un train, Un (véase Noche, un tren, Una)
Prelude: Dog Star Man, 268 Réquiem por una mujer, 89, 125 Sepermetteteparliamo di donne, 135 Solaris, 200
Prima della Rivoluzione (véase Antes de la Rétour de l’aventurier, L ’, 365, 374 Secretas intenciones, Las, 94 Soldadito, El, 66, 82, 103,177,182
revolución) Rey Lear, El, 198 Sedmykrásky (véase Margaritas, Las) Soledad del corredor defondo, La, 49, 50, 89,
Primer amor, El, 171 Rey mono contra el reino de los cielos, El, 318 Seishun zonkoku monogatari, 286, 288 125,154,157,170
Primer maestro, El, 169, 198 Rideau cramoisi, Le, 18 Sejnane, 349, 357 Solai noir, 354
Primos, Los, 95, 97, 110, 166 Roaring Twenties, The, 117 Señas particulares ninguna, 20, 204 Soleil 6,373
Promete) s otoka Visevice, 207 Rocco e suoifretelli (véase Roccoy sus herma­ Señoritas de Rochefort, Las, 114, 121, 187 Sóndag i september, En (véase Domingo de
Próximo otoño, El, 94 nos) Septièmeporte, La, 331 septiembre, Un)
Prunela, 261 Roccoy sus hermanos, 138 Sequestro dipersona, 182 Soplo en el corazón, El 165
Puente sobre el río Kwai, El, 45 Rock Hudson’s Home Movies, 254 Sfida, La (véase Desafio, El) Sotto il segno dello scorpione (véase Bajo el
Pugni in tasca, / (véase Manos en los bolsillos, Rodilla de Clara, La, 157 Shabab imraa, 336, 337 signo del escorpión)
Las) Rokudenashi, 288 Shadows, 2 4 5 ,2 4 9 , 250,253,270 Soufflé au coeur, Le (véase Soplo en el cora­
Puichka, 198 Rompecorazones, El, 255 Shams az-zibaa, 350, 357 zón, El)
Pulí My Daisy, 270 Room at the Top, A (véase Lugar en la Shanshan de hongxing 311 Sovversivi, I, 180
Pumpkin Eater, The (véase Siempre estoy cumbre, Un) Shiiku, 298 Spike ofBensonhurst, 256
sola) Rudda qalbi, 338 Shinjü ten no Amijima, 298 Stalker, 200
Rysopis (véase Señasparticulares ninguna) Shinjuku dorobó nikki (véase Diario de un Standard Time, 277
Qadiya 68, Al-, 341 ladrón de Shinjuku) Star Trek-La Película, 236
Qahira zalazin, Al-, 341 Sábado noche, domingo mañana, 90, 95, Shokei ho heya, 279 Storia milanese, Una (véase Historia milane-
Qingmei zbuma, 323 1 2 4 , 124,126, 157,173 Shónen (véase Muchacho, El) sa, Una)
Qishierjiafangke, 305 Sabor a miel Un, 50, 50, 89,125,163, 167, Si Moh, pas de chance, 350 Storia moderna: L ’ape refina, Una, 134,173
400 coups, Les (véase 400golpes, Los) 175 Si simple historie, Une, 357 Study in Coreographyfor Camera, A, 263
¡Qué noche la de aquel día!, 95, 157, 187 Sacrificio, 200 Si volvemos a vemos, 93 Strategia del ragno (véase Estrategia de la
Queimada, 177 Saitane, 365 Siamo italiani, 63 araña,La)
Quiet One, The, 241, 244,245 Salamandra, 154 Siempre estoy sola, 163 Stres es tres, tres, 94
Salvatore Giuliano, 93, 133, 134, 179 Sierra de Teruel, 51 Stromboli, 105
Ragazza con la valigia, La (véase Muchacha Sambizanga, 3 69 , 369 Sierra Maestra, 177 Struktura krystalu (véase Estructura de
con la maleta, La) Samson, 20 Signal Seven, 245 cristal La)
Ragul alladifaqada zillahu, Ar-, 342 Samurai, Le (véase Silencio de un hombre, El) Signe du lion, Le (véase Signo del león, El) Sufaraa, As-, 350

426 427
Summer in the City. Dedicated to The Kinks, Tigre, El, 79 Vedapara zorros, 57, 58, 98, 140, 185 Wilde Seisoen, Der, 370
141, 142 Til tott terulett, 178 Vegas 500 millones, Las, 96 Window, 268
Suna no onma, 289 Tirez sur lepianiste, 81, 87,116, 187, 223 Venganza, La, 127 Woman in Revolt, 256
Sunset Boulevard (véase Crepúsculo de los Tízazer nap (véase Diez mil soles) Vent d’est, Le, 103 Woman under the Influence, A (véase Mujer
dioses, El) Tod im Beverly HiUs, Die (véase Muerte en Verdes anos, 62 bajo la influencia, Una)
Suraj, 349 Beverly HiUs, La) Verdes años, Los, 169, 177, 222, 228 Women in Love (véase Mujeres enamo­
Suq alasuad, As-, 336 Todo el mundo gana, 126 Vida privada, 186 radas)
Suspense, 48 Todo va bien, 104 Vida violenta, Una, 175 Wonderful Times, 246
Suzanne Simonin, la religieuse de Diderot Together, 19 Vieprivée (véase Vida privada) Woodcutters ofthe Deep South, 246
(véase Religiosa, La) Tóhyó nagaremono, 295 Vieja dama indigna, 154 W. R. mysterije organizma (véase W. R. o los
Sweet Monde, 207 Tó/tyó sensó hiwa, 298 Vita violenta, Una (véase Vida violenta, misterios del organismo)
Szegénylegértyek (véase Desesperados, Los) TomJones, 48, 89, 95, 125 Una) W. R. o los misterios del organismo, 206, 206
Szemüvegesek, 229 Tongnian wangshi, 232, 323 Ville á Chandigard, Un, 63 Wspóny pokój, 20
Szerelem (véase Amor) Too Late Blues, 249 Vinyl, 275
Szerelmesfilm (véase Film de amor, Un) Touki-Bouki, 365, 374 Viridiana, 93, 129 Xala, 362, 363, 375
Szevasz, Vera, 222 Tout va bien (véase Todo va bien) Visite, Une, 110 Xianü, 317
Sziget a szárazfóldon, 229 Trash, 256, 257, 274 Viva la muerte, 357 Ximeng rensheng (véase Maestro de las ma­
Szindbad, 231 Traversée de Paris, La (véase Travesía de Vivir su vida, 81, 81, 103, 119, 154, 175 rionetas, El)
París, La) Vivre sa vie (véase Vivir su vida)
Taijiga mitsuruyó suru toki, 293 Travesía de París, La, 69 Vuelta del hijo pródigo, La, 194 Y Dios creó a la mujer, 1 14 , 115, 169
Taiyo no hakaba, 286 Trenes rigurosamente vigilados, 173, 185, Vukani Awake, 371 Yasmina, 352
Taiyo no kisetsu, 279, 286 1 9 7 , 197 Yeelen, 366
Tambor de hojalata, El, 142 Trí, 206 Wa qudiyat dud maghul, 346 Yeux sans visage, Les (véase Ojos sin rostro)
Tango and Cash (véase Tangoy Cash) Trio, 182 Wafaaa al-azim, Al-, 346 Yigehebage, 313
Tangoy Cash, 198 TropicalNoab’s Ark, 267 Wahsh, Al, 336 Yingxiong bense/A Better Tomorrow, 319
Tanin no kao, 289 Tulipani di Haarlem, 1,172 Walkover (véase Walkover, elfácil triunfo) Yo soy curiosa, 1 54 , 156, 183
Taste ofHoney, A (véase Un sabor a miel) Walkover, elfácil triunfo, 158, 204 Young Sánchez, 75, 75, 84, 158
Tatowierung (véase Tatuaje) Uccellacci e ucceüini (véase Pajarracos y Wanda, 253-254,257 Y.O.U.C.H.I.N.G., 276
Tatuaje, 91, 92,166, 169 pajaríllos) Waqai sanawat alyamr, 353
Tatuajes, 281 Ucbo, 192 War Game, The (véaseJuego de laguerra, El) Zair al-fagr, 346
Te amo, te amo, 187 U-Deliwe, 371 Wamung von einer heiligen Nutte (véase Zaochun eryue, 307
Te amo, te mato, 182 Ugnia ala al-mamar, 344 Atención a esaprostituta tan querida) Zazie dans le métro (véase Zazie en el metro)
TeüMeLies, Yll Última carga, La, Yll Wataijiemei, 308 Zazie en el metro, 154, 164
Tempo si èfermato, ü, 136, 157 Último encuentro, El, 94 Wawelenght, 277 Zerkalo, 200
Teni zabytyjpredkov, 200, 201 Último metro, El, 105 Wazzou polygame, Le, 365 Zzrt (véase Broma, La)
Teorema, 138, 168 Último sábado, El, 157, 158 We Cant’t Go Home Again, 211 Zezowate Szcescie, 20
Tergui, 330 Umberto D, 239 Wedding and Babies, 241, 242, 243 Ziemia obiecana (véase Tierra de la gran
Terra em transe, 26 Under Capricom (véase Atormentada) Week-end, 103, 182 promesa, La)
Terra Trema, La, 239 Uomo da brucciare, Un (véase Hay que que­ Wesele (véase Boda, La) Zilal-ard, 350, 357
Terrorista, II, 185 mar a un hombre) Weshma, 349, 358 Zil ala al-ganib al-ajar, 344
Tête contre les murs, Le (véase Cabeza contra Urido hall, 346 West Side Story, 236 Ziyou houlairem, 307
el muro, La) Usjúr, Al-, 345 Whales of August, The (véase Ballenas de Zniqu Weihushan, 303
This SportingLife (véase Ingenuo salvaje, El) Ustaa Hassan, Al-, 336 agosto, Las) Zóldár (véase Verdes años, Los)
Tía Tula, La, 9 5 , 129,130, 173 Whistle Down the Wind, 164 Zuqaq as-sayyid al-Bulty, 341
Tihayu biru, 374 Vampiros nunca mueren, Los, 187
Tierra de la gran promesa, La, 179 Var engang en krieg Der, 164

428 429
índice

P resentación .......................................................................................................................
P rólogo ............................................................................................................................... 9
P rimera Parte
E U R O PA
T eorías y P oéticas del N uevo C ine . L ino M ic c ic h é .......................................... 15
C uestiones de m é t o d o .................................................................................................. 15
Teorías de los años 50/prácticas de los años 60 ............................................... 17
La exp losión de lo «nuevo» ........................................................................................ 21
Las poéticas y las teorías .............................................................................................. 30
E l estado asistencial . C asim iro T o r re ir o ................................................................ 41
A n tec ed e n tes...................................................................................................................... 41
U n ejem plo pionero: Gran B retañ a..................................................................... 45
D e G aulle y M alraux: la N ou velle Vague ....................................................... 51
Vieja industria vs. aspirantes: A lem ania O c c id e n ta l....................................... 55
La expansión por Europa ............................................................................................ 61
U n caso atípico: España .............................................................................................. 64
U n modelo industrial ortopédico . Esteve R ia m b a u ........................................ 69
C am bios de pantalla.................................................................................................... 70
El color del dinero ..................................................................................................... 72
U n a doble p arad oja........................................................................................................ 77

431

L
N u evos cines, ¿nuevos productores? ................................................................. 80 E l nuevo cine japonés . Daño Tomasi ......................................................... 279
N eg o cio s de fa m ilia .................................................................................................... 85
E n d o g a m ia s.................................................................................................................... 88 Se abre un surco ........................................................................................... 279
Espectadores, escaparates y p lataform as.......................................................... 95 Óshima y la Nüberu Bágu de la Shóchiku ...................................... 283
Hani, Imamura y Teshigahara................................................................... 289
E l recambio generacional : los nuevos cineastas . Q u im C a s a s 101 El documental .......................................................................... 292
Wakamatsu, Suzuki y el cine de género.................................................. 293
La nueva ola fra n cesa ................................................................................................ 102 La ATG, la producción independiente y el final del nuevo cine ...... 295
A lgunos jóvenes airados b ritá n ico s..................................................................... 122 E l devenir de los cines chinos (1956-1993). Marco M üller.................. 301
El n u evo cine e s p a ñ o l............................................................................................... 127
C inem a N u o v o ............................................................................................................. 132 C hina.............................................................................................................. 301
A lem ania, año cero .................................................................................................... 138 H ongK ong................................................................................................... 313
Taiwan............................................................................................................ 319
La renovación temática . José Enrique M o n te r d e .......................................... 145
La emergencia de los cines africanos . Alberto Elena............................. 325
La novedad co m o programa ................................................................................. 146
H acia una taxonom ía tem ática ............................................................................ 160 La herencia colonial .................................................................................... 325
La renovación del cine egipcio ................................................................. 334
Países del E ste: N uevos C ines contra la burocracia . Á ngel Q uintana .. 189 El nuevo cine árabe: Magreb .................................................................... 347
El cine en el África subsahariana .............................................................. 360
La ironía ácida de la N ov a V ina c h e c a ............................................................. 192
El cine soviético se independiza de M oscú ................................................... 197 B ibliografía ......................................................................................................................... 377
La tercera generación de cineastas p olacos .................................................... 202
El n u evo cine de las seis repúblicas de Y ugoslavia .................................... 204 N ota BIOGRÁHCA sobre los autores ....................................................................... 395
Países socialistas sin n u evo cine ........................................................................... 207
Í ndice d e n o m b r e s ........................................................................................................... 399
E l cine húngaro durante los sesenta. András B álint K ovács ................. 211
Í ndice de pe l íc u la s .......................................................................................................... 415
T ra d icio n es...................................................................................................................... 212
Periodización ................................................................................................................. 214
Producción cinem atográfica y c e n su r a ............................................................. 216
G eneraciones ................................................................................................................. 218
Influencias estilísticas ................................................................................................ 219
M od elos h e g e m ó n ic o s .............................................................................................. 224
El final de los se se n ta ................................................................................................ 229

S egunda Parte
E ST A D O S U N ID O S , A SIA Y Á FRIC A

E l cine artístico americano (1949-1979). Ray C a m e y ................................ 235


N ew A merican C inema : el U nderground . M anuel V idal E s té v e z 261

432 433
Historia General del Cine
12 volúmenes

V olumen I. Orígenes del cine


Coordinado por Jenaro Talens y Santos Zunzunegui
Jacques Aumont, Gian Piero Brunetta, Ramón Carmona,
Tom Conley, Alberto Elena y Ricardo Redi

V olumen II. Estados Unidos, 1908-1915


Coordinado por Juan Miguel Company, Jenaro Talens
y Santos Zunzunegui
Douglas Gomery, Jean-Louis Leutrat y Javier Marzal

V olumen III. Europa, 1908-1918


Coordinado por Juan Miguel Company, Jenaro Talens
y Santos Zunzunegui
Richard Abel, Gian Piero Brunetta, Tom Conley, Thomas Elsaesser,
Jean Freiburg, Silvestra Mariniello y Julio Pérez Perucha
V olumen IV. América, 1915-1928 V olumen VIII. Estados Unidos, 1932-1955

Coordinado por Jenaro Talens y Santos Zunzunegui Coordinado por Esteve Riambau y Casimiro Torreiro

Antonio Costa, Jean-Louis Leutrat, Antonio Santos, Stefano della Casa, Jean-Pierre Coursodon, Tag Gallagher,
Anne-Marie Stock y Manuel Vidal Estévez Douglas Gomery, Carlos Losilla, Richard Maltby, Giuliana Muscio,
Esteve Riambau y Casimiro Torreiro

V olumen V. EuropayAsia, 1918-1930 V olumen IX. Europay Asia, 1945-1959


Coordinado por Juan Miguel Company y Manuel Palacio Coordinado por José Enrique Monterde y Esteve Riambau
Richard Abel, Alberto Elena, Thomas Elsaesser, Jean Freiburg, Barthélemy Amengual, Chidananda Dasgupta, Klaus Eder,
Emilio García, Silvestra Mariniello, Manuel Palacio Alberto Farassino, Carlos Fernández Heredero,
y Julio Pérez Perucha José Enrique Monterde, Marcel Oms, Esteve Riambau,
David Robinson, Tadao Sato, Dario Tomasi y Astrid Widding

V olumen VI. La transición del mudo al sonoro


\
V olumen X. América, 1955-1975
Coordinado por Manuel Palacio y Pedro Santos
Coordinado por Carlos Fernández Heredero y Casimiro Torreiro
John Belton, José Luis Castro de Paz, Donald Crafton,
Douglas Gomery, Juan B. Heinink, Javier Maqua, Jordi Costa, Carlos Fernández Heredero, Douglas Gomery,
Joan M. Minguet Batllori, Bill Nichols, Manuel Palacio, Román Gubem, Paulo Antonio Paranagua y Casimiro Torreiro
Eduardo Rodríguez Merchán, Pedro Santos y Janet Staiger

V olumen XI. Nuevos cines (años 60)


V olumen VII. EuropayAsia, 1930-1945
Coordinado por José Enrique Monterde y Esteve Riambau
Coordinado por José Enrique Monterde y Casimiro Torreiro
Ray Camey, Quim Casas, Alberto Elena, Lino Micciché,
Barthélémy Amengual, Guido Aristarco, Román Gubem, José Enrique Monterde, Marco Müller, Paulo Antonio Paranagua,
Jean-PierreJeancolas, José Enrique Monterde, Marco Müller, Ángel Quintana, Esteve Riambau, Dario Tomasi, Casimiro Torreiro
Roberto Nepoti, Jeffrey Richards, Dario Tomasi y Karsten Witte y M. Vidal Estévez
r
V olumen XII. El cine contemporáneo, 1975-1994
Coordinado por Manuel Palacio y Santos Zunzunegui
José María Álvarez Monzoncillo, Francesco Casetti, Juan Guardiola,
Román Gubem, Javier Maqua, Vicente Molina Foix,
Manuel Palacio, Philip Rosen, Alejandro Vallejo y
Manuel Vidal Estévez
E
ste volumen aborda un
segm ento doblem ente
caracterizado, crono­
lógica y estéticam ente. Por
una parte, centra la atención
sobre alguno de los fenóm e­
nos cinem atográficos acae­
cidos en el periodo entre
m ediados de los años 50 y
los prim eros años 70; por
otra, aborda la fase, la más
com pacta y generalizada, de
las m anifestaciones de la
m odernidad cinem atográfica
que habían puesto en mar­
cha algunas individualida­
des radicadas en diferentes
lugares del mundo (Estados
Unidos, Europa, Japón, Áfri­
ca, etc.).
El texto com ienza con una
aproxim ación sintética a la
definición del fenóm eno de
los Nuevos Cines, pasa a
continuación a concretar la
atención en algunas de las

------ —■—
diversas pautas explicativas
del devenir de los Nuevos
Cinesa europeos y, posterior­


m ente, analiza la floración
del Nuevo Cine en Estados
Unidos y Japón, luego en los
cines del área china y, final­
mente, en el casi absoluto
nacim iento del cine africano.

CATEDRA
0191111
ISBN 84-376-1396-5
9788437613963

788437 613963

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