Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La finalidad tanto del derecho internacional humanitario (DIH) como del derecho
internacional de los derechos humanos (DIDH) es proteger la vida, la salud y la dignidad de
las personas, pero desde puntos de vista diferentes. Así pues, no ha de sorprender que, a
pesar de una formulación muy diferente, la esencia de algunas de normas sea similar, o
incluso idéntica. Por ejemplo, los dos derechos protegen la vida humana, prohíben la tortura
u otros tratos crueles, estipulan los derechos fundamentales de las personas contra las
cuales se abre un proceso penal, prohíben la discriminación, disponen acerca de la
protección de las mujeres y los niños, reglamentan aspectos del derecho a los alimentos y a
la salud. Sin embargo, el DIH contiene disposiciones sobre muchas cuestiones que están
por fuera del ámbito del DIDH, como la conducción de las hostilidades, los estatutos de
combatiente y de prisionero de guerra y la protección del emblema de la cruz roja y de la
media luna roja. Del mismo modo, el DIDH dispone acerca de aspectos de la vida en
tiempo de paz que no están reglamentados por el DIH, como la libertad de prensa, el
derecho a reunirse, a votar y a declararse en huelga. El DIH es un conjunto de normas
internacionales, convencionales o consuetudinarias, destinadas a resolver los problemas
causados directamente por conflictos armados internacionales o no internacionales. Protege
a las personas y los bienes afectados, o que pueden resultar afectados, por un conflicto
armado, y limita el derecho de las partes en conflicto a elegir los métodos y medios de
hacer la guerra. El DIDH es un conjunto de normas internacionales, convencionales o
consuetudinarias, en que se estipula el comportamiento y los beneficios que las personas o
grupos de personas pueden esperar o exigir de los Gobiernos. Los derechos humanos son
derechos inherentes a todas las personas por su condición de seres humanos. Muchos
principios y directrices de índole no convencional (derecho indicativo) integran también el
conjunto de normas internacionales de derechos humanos. Las principales fuentes
convencionales del DIDH son los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos
(1966) y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966), las Convenciones
relativas al Genocidio (1948), la Discriminación Racial (1965), la Discriminación contra la
Mujer (1979), la Tortura (1984) y los Derechos del Niño (1989). Los principales
instrumentos regionales son el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos
Humanos y de las Libertades Fundamentales (1950), la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre (1948), la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (1969) y la Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos(1981).A
pesar de que el DIH y el DIDH han tenido un desarrollo independiente desde el punto de
vista histórico, en tratados recientes se han incluido disposiciones de ambos derechos; por
ejemplo, en la Convención sobre los Derechos del Niño, en su Protocolo Facultativo
relativo a la participación de los niños en los conflictos armados y en el Estatuto de Roma
de la Corte Penal Internacional.
Protección de asilados
Es un derecho internacional de los derechos humanos, que puede disfrutar cualquier
persona fuera de su país de origen en caso de persecución política o para huir de las
condiciones económicas o medioambientales.
Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero, en caso de
persecución que no sea motivada por delitos de derecho común y de acuerdo con la
legislación de cada país y con los convenios internacionales
Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero en caso de
persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos y de acuerdo con la
legislación de cada Estado y los convenios internacionales
Todo individuo tendrá derecho, cuando esté perseguido, a buscar y obtener asilo en otros
países de conformidad con las leyes de esos países y los convenios internacionales.
Características
Se exige de los países que se reciba en algún lugar a las personas que huyen de la
situación persecutoria. El principio de no devolución, incluido en el artículo 33 de
la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, prohíbe situar al refugiado,
ya sea por expulsión o devolución, en las fronteras de territorios donde su vida o
libertad corre peligro por causas de raza, religión, nacionalidad, etc.
Implica que cada solicitante tenga acceso a procedimientos justos y efectivos para la
evaluación de las solicitudes. Mientras se tramita una solicitud de asilo y se toma una
decisión, la persona tiene derecho a no ser devuelto al país donde su vida, libertad o
seguridad corran peligro.
Derecho de salir de cualquier país, incluyendo del suyo propio. Este derecho se
vincula con el derecho de buscar asilo. El derecho de salir de cualquier país no es
absoluto, pero la limitación sólo puede ser impuesta en virtud de una ley para prevenir
infracciones penales o para proteger la seguridad nacional o el orden público, la moral
o la salud públicas o los derechos y libertades de los demás. Así, las autoridades pueden
establecer unos requisitos legales para el ejercicio de este derecho, los cuales deben ser
razonables. Este derecho no implica que exista la obligación del país extranjero de
dejarle entrar.
En caso de conflicto armado internacional, los súbditos de un Estado que, huyendo de las
hostilidades, se trasladen al territorio del Estado adversario, están protegidos por el IV
Convenio de Ginebra como extranjeros en territorio de una Parte en conflicto (arts. 35 a 46,
IV Convenio). En el IV Convenio, se solicita al país de acogida un trato de favor para los
refugiados: no deben ser tratados como extranjeros enemigos, exclusivamente a causa de su
nacionalidad dado que, como refugiados, no se benefician de la protección de Gobierno
alguno (art. 44, IV Convenio). En el Protocolo I se amplía esa norma mencionando,
además, la protección de los apátridas (art. 73, Protocolo I). Los refugiados, nacionales de
un Estado neutral que se encuentren en el territorio de un Estado beligerante estarán
protegidos por el IV Convenio, si no hay relaciones diplomáticas entre el Estado de éstos y
el Estado beligerante. En el art. 73 del Protocolo I se mantiene esa protección, incluso para
casos en que no haya relaciones diplomáticas.
En el IV Convenio de Ginebra se estipula, por otra parte, que " en ningún caso se podrá
transferir a una persona protegida a un país donde pueda temer persecuciones a causa de
sus opiniones políticas o religiosas " (principio de no rechazo, art. 45, párr. 4, IV
Convenio).
Más aún, hace real el derecho de los refugiados, y de otras personas, de volver
voluntariamente y acogerse a la protección de su país de origen. El derecho a la repatriación
ha sido ampliamente reconocido en la región tanto por la legislación como por la práctica,
concomitantemente; los refugiados tienen el derecho de ser protegidos de tal manera que
puedan efectivamente ejercer, el derecho de volver a su país voluntariamente. De igual
manera, los refugiados tienen derecho a ser informados de la situación prevaleciente en el
país de origen en forma amplia y objetiva a fin de que puedan decidir en base a todos los
elementos necesarios. Una manera de hacer efectivo este derecho son las visitas de grupos
de refugiados al país de origen para permitirles informarse en el terreno sobre la situación
existente La repatriación voluntaria puede promoverse y facilitarse por los así llamados
mecanismos de repatriación, los que algunas veces han sido formalmente constituidos en
comisiones tripartitas compuestas por representantes del país de origen, del país de asilo y
del ACNUR. Entre las funciones de estos mecanismos está la planificación conjunta y la
puesta en práctica del programa de repatriación, constituyendo a la vez un medio eficaz
para facilitar y promover consultas entre las partes interesadas. Antes de llevarse a la
práctica cualquier movimiento de repatriación, es importante que todos sus aspectos sean
aclarados con las partes interesadas, incluyendo a los refugiados. El principio de la
voluntariedad libremente expresada en forma individual es la piedra angular de la
protección internacional de los refugiados en el contexto de la repatriación voluntaria. Esta
repatriación debe tener lugar bajo condiciones de seguridad y dignidad, y de preferencia, si
así lo desean los refugiados, debe efectuarse al lugar de origen o de anterior residencia. Este
elemento básico de la protección del refugiado se deriva de los Derechos Humanos
fundamentales de seguridad y del derecho a la libertad de movimiento y libre elección del
lugar de residencia. En el contexto regional, en donde una gran mayoría de refugiados son
de origen rural, es particularmente importante que puedan retornar a sus actividades
económicas habituales y recuperar sus tierras y bienes. Los repatriados, al momento de su
regreso, deben recibir el beneficio de garantías adecuadas de no discriminación y respeto
pleno de sus Derechos Humanos en iguales condiciones que sus connacionales. En ninguna
circunstancia deben ser perjudicados o penalizados por haber buscado asilo y protección
como refugiados en otro país.
En virtud del Protocolo II se protege también a la población civil contra los efectos de las
hostilidades. Así, la población civil, se beneficiará de protección general contra los peligros
de operaciones militares (art. 13). No será objeto de ataque. Además, quedan prohibidos los
actos o las amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizar a la población
civil.
Por otra parte, queda prohibido, como método de combate, hacer padecer hambre a las
personas civiles (art. 14). En consecuencia, se prohíbe atacar, destruir, sustraer o inutilizar
los bienes indispensables para la supervivencia de la población civil (tales como los
artículos alimenticios, las zonas agrícolas, las cosechas, el ganado, las instalaciones y
reservas de agua potable, las obras de riego). Las obras e instalaciones que contienen
fuerzas peligrosas, a saber, las presas, los diques y las centrales nucleares de energía
eléctrica, no serán objeto de ataques, cuando tales ataques puedan causar pérdidas
importantes en la población civil (art. 15). Asimismo, están protegidos los bienes culturales
y los lugares de culto (art. 16).
Por último, si la población civil se ve privada de los bienes esenciales para su supervivencia
(tales como víveres y suministros sanitarios), se emprenderán, con el consentimiento del
Estado, acciones de socorro " de carácter exclusivamente humanitario e imparcial y
realizadas sin distinción alguna de carácter desfavorable”
Por lo tanto, queda claro que el derecho internacional humanitario adopta un enfoque
global que tiende a la salvaguardia del conjunto de la población civil. El hecho de que los
desplazamientos de población solo se mencionan en contadas ocasiones, no significa que la
protección jurídica es deficiente. El respeto del derecho debería, por el contrario, contribuir
a prevenir los desplazamientos.
Por supuesto, la protección jurídica nunca será total; incluso si se respetan todas las normas
de derecho humanitario, seguirá habiendo desplazamientos de población. Sin embargo, el
respeto de las normas pertinentes permitiría evitar la mayoría de los desplazamientos
causados por la guerra, aunque la guerra es hoy la principal causa de desplazamientos.
Por ello, es esencial que los Estados que todavía no estén obligados por los Convenios de
Ginebra y sus Protocolos adicionales, se adhieran a estos instrumentos, y que los
beligerantes cumplan con sus obligaciones y apliquen escrupulosamente las normas que se
han comprometido a respetar. Nunca se insistirá demasiado en la obligación de dar a
conocer el derecho humanitario, especialmente, en las fuerzas armadas, pero también en la
población en general. La difusión de las normas del derecho internacional humanitario es
una importante medida de prevención.
Problemas Fronterizos
La Corte Internacional de Justicia es el órgano judicial principal de la Organización de las
Naciones Unidas. Está encargada de decidir conforme al Derecho Internacional las
controversias de orden jurídico entre Estados y de emitir opiniones consultivas respecto a
cuestiones jurídicas que pueden serle sometidas por órganos o instituciones especializadas
de la ONU. La Corte Internacional de Justicia se encarga acerca de problemas entre Estados
soberanos; no puede encargarse de problemas entre personas o crímenes de Guerra. Para
esta instancia, existe el Tribunal Penal Internacional.
Bibliografía
http://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/5tdlj8.htm
http://es.scribd.com/doc/3822454/02-Relacion-entre-DDHH-y-Derecho-
Internacional-Humanitario-PRESENTACION
http://www.monografias.com/trabajos36/derecho-humanitario/derecho-
humanitario2.shtml#ixzz2NAETjUvT
http://es.wikipedia.org/wiki/Derecho_de_asilo
http://www.buenastareas.com/ensayos/Derecho-Internacional-
Humanitario/2905231.html
Introducción
Primeramente los conflictos armados estuvieron regulados por normas no escritas, basadas
en la costumbre. Luego progresivamente, hicieron su aparición tratados bilaterales más o
menos elaborados que los beligerantes ratificaban a veces después de las batallas. En
consecuencia, entonces, el derecho aplicable en los conflictos armados estaba limitado en el
tiempo y en el espacio, dado que sólo era válido para una batalla o un conflicto
determinado. Estas normas variaban según la época, la moral y las civilizaciones. La
finalidad del Derecho Internacional Humanitario ha sido limitar los sufrimientos causados
por los conflictos armados, brindando en la medida de lo posible, protección y asistencia a
las víctimas de esos conflictos. Este objetivo no ha variado. Aunque en el sistema actual,
desde la entrada en vigor de la Carta de las Naciones Unidas, se rechaza inequívocamente
la guerra internacional. Los hechos siempre preceden al derecho, la solución jurídica para
una serie de catástrofes que aparecen en el devenir histórico de la Humanidad, por
consiguiente siempre aparecieron con posterioridad a los hechos dañosos para las personas.
El DIH no fue la excepción a esta regla, en la Primera Guerra Mundial, se emplearon
métodos como, usar gases contra el enemigo, captura de miles de prisioneros de guerra
civiles. Luego hubo que ratificar los convenios firmados con anterioridad para que esto no
se repitiera. La Segunda Guerra Mundial muestra una reducción en la cantidad de civiles
muertos y capturados, respecto de la proporción de la Primera Guerra Mundial, a pesar de
las persecuciones étnicas y religiosas. En 1949se aprobaron los Cuatro Convenios de
Ginebra para proteger a los heridos, enfermos, prisioneros y civiles.
Conclusión
Edo. Guárico.
Profesor: Integrantes: