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EL DECRETO DEL 9 DE FEBRERO

Este artículo apareció publicado en el periódico El Diario el


7 de Febrero de 2012.

El espíritu indomable del hombre americano se puso de


manifiesto en repetidas ocasiones contra la autoridad
española establecida en estas tierras. Indígenas, mestizos y
criollos no dudaron en alzar las armas contra el sistema
opresor colonialista, siendo los más notables el
pronunciamiento que hicieron los doctos de Chuquisaca el
25 de mayo de 1809 contra el entonces Presidente de la
Audiencia de Charcas, Dn. Ramón García Pizarro, quien
fuera destituido de su cargo por el pueblo. De este
movimiento popular, aunque mal definido, surgieron emisarios que se encargaron de
propagar por los diferentes pueblos las ideas de la emancipación.
Poco después estalló en la ciudad de La Paz la revolución del 16 de julio de 1809,
encabezado por Dn. Pedro Domingo Murillo, que dio lugar a la instalación de una Junta
Tuitiva, que emitió una Constitución o “Plan de Gobierno”, que proclamaba levantar el
estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias. Aplastada la revolución con la
muerte en el patíbulo de sus principales gestores, las tácticas de lucha cambiaron, por la
guerra de guerrillas, teniendo como protagonistas a Esteban Arze, Warnes, los esposos
Padilla, Lanza y otros valientes próceres que pusieron en jaque al ejército español. Esta
lucha encarnizada, había de durar toda vía 15 largos y dramáticos años. Hasta que el 9 de
diciembre de 1824, se libró la batalla final en Ayacucho, Perú, donde las fuerzas del
General Antonio José de Sucre obtienen una brillante victoria derrotando a las fuerzas del
virrey La Serna, batalla que puso término definitivo al poderío hispánico en América.

Sin embargo, quedaba aún el último reducto español en el Alto Perú, el general Pedro
Antonio Olañeta, quien se había sublevado anteriormente a La Serna y pretendía aún
defender la autoridad del rey Fernando VII, es muerto en un motín de sus tropas el 3 de
abril de 1825. Las cinco provincias altoperuanas (La Paz, Oruro, Chuquisaca, Potosí,
Cochabamba) con los territorios de Mojos y Chiquitos, quedaban libres del dominio
español y en estado de disponer de sus propios destinos.
Mientras Bolívar, atendía los asuntos de estado, ya que había sido investido con la
dictadura por el Congreso peruano, para sacar a este país de la anarquía política, Sucre, el
gran Mariscal de Ayacucho, siguiendo precisas instrucciones del Libertador, se dirige al
Alto Perú con el ejército colombiano, y el 7 de febrero de 1825 por el camino del
Desaguadero, entra en territorio altoperuano, su papel se limita a dar un viso de legalidad
a un proceso que los mismos bolivianos ya habían puesto en marcha, ya que José Miguel
Lanza y sus guerrilleros, el 29 de enero de 1825, se había apoderado de La Paz y
proclamado la independencia “no sólo de España, sino también del Perú y de las
provincias argentinas”.
Debido a esta situación y reconociendo el derecho que tenían las provincias altoperuanas
de constituirse en un Estado soberano, el 9 de febrero de ese mismo año, Sucre convoca
mediante un Decreto a todas las provincias para reunirse en un Congreso que debía decidir
el destino de la futura nación. Sin duda, este famoso Decreto constituye el Certificado de
Nacimiento de Bolivia.
Por entonces se habían abierto tres posibilidades, formar parte del Perú, adherirse a las
Provincias del Río de la Plata, o constituir un país autónomo. Tanto como Argentina como
Perú admitieron esta tercer alternativa; en cambio el Libertador Bolívar, si bien no
desautorizó públicamente a Sucre por el Decreto, le reprochó en carta privada esta
iniciativa, pues entendía que alentar en ese momento un acto de soberanía de esa
naturaleza, conspiraba contra los intereses de los demás países sudamericanos.
La Asamblea Deliberante no logró reunirse el 19 de abril en Oruro como estaba previsto,
por diferentes causas, finalmente, la Asamblea que debía reunirse el 24 de junio en
Chuquisaca, dio comienzo a sus labores el domingo 10 de julio de 1825, en sesión solemne
y con la concurrencia de la mayor parte (39) de los representantes de las cinco provincias,
bajo la presidencia de José Mariano Serrano. El camino a la independencia de las tierras
altoperuanas ya estaba allanado, proceso que culminó el 6 de agosto de 1825, con la
independencia de la República de Bolívar, después Bolivia, hoy Estado Plurinacional de
Bolivia.
DISPOSICIONES DEL DECRETO DEL 9 DE FEBRERO DE 1825
Por su extensión solamente se transcribe las disposiciones más sustanciales.
1° Las Provincias que se han conocido con el nombre de Alto Perú, quedarán dependientes
de la primera autoridad del Ejército Libertador, mientras una Asamblea de Diputados de
ellas mismas, delibere de su suerte.
2° Esta Asamblea se compondrá de los diputados que se eligieren en juntas de Parroquia
y de Provincia.
5° Para ser Elector se requiere ser ciudadano en ejercicio, natural o vecino del partido, con
un año de residencia y con reputación de honradez y buena conducta.
10° Sobre un cálculo aproximativo de la población, habrá un Diputado por cada veinte o
veinticinco mil almas.
11° Para ser Diputado se necesita ser mayor de veinticinco años, hijo del departamento o
vecino de él, con residencia de cuatro años, adicto a la causa de la Independencia y
moralidad probada.
17° El objetivo de la Asamblea General será sancionar un régimen de gobierno provisorio,
y decidir sobre la suerte y los destinos de estas provincias como sea más conveniente a
sus intereses y felicidad.
18° El Ejército Libertador respetará las deliberaciones de esta Asamblea, con tal que ellas
conserven el orden, la unión, concentren el poder, y eviten la anarquía.

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