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MATERIA : JUICIO EJECUTIVO OBLIGACION DE DAR

TRIBUNAL : PRIMER JUZGADO DE LETRAS IQUIQUE


CARATULA : BANCO SANTANDER c. FUNES
ROL : C – 99 – 2018
CUADERNO : PRINCIPAL

En lo principal, Incidente de nulidad por falta de emplazamiento, de previo y especial


pronunciamiento; en el primer otrosí, suspensión procedimiento apremio; en el segundo,
acompaña documento; en el tercero, acompaña documento y acredita personería; en el
cuarto, téngase presente.

S. J. L. CIVIL (1°)

PEDRO VASQUEZ NEIRA, Abogado, domiciliado en calle San Martín N° 186,


Iquique, en representación convencional de doña ADRIANA GINA FUNES ZAPATA,
labores, domiciliada en calle Serrano N°1568, Iquique, en autos ejecutivos caratulados
“BANCO SANTANDER – CHILE con FUNES”, Rol C – 99 – 2018; a SS. Con respeto digo:

En la representación que conduzco, opongo incidente de nulidad de todo lo obrado


por falta de emplazamiento, de previo y especial pronunciamiento, solicitando a SS. se sirva
someterlo a trámite, suspenda la tramitación del proceso sub judice, mientras no se
resuelva la presente incidencia y, en definitiva lo acoja en toda y cada una de sus partes,
con costas, retrotrayendo todo este proceso a la etapa de ser notificada la demanda y
requerimiento de pago valida y personalmente a mí representada, según paso
detalladamente a exponer:

1°) En estos autos, mi mandante ha sido demandada por el Banco Santander -Chile.

Señala el primer párrafo de dicho libelo que “Consta de escritura pública 31 de


agosto de 2007, otorgada ante el Notario Público de Iquique don Néstor Araya Blazina, que
mi representado dio en mutuo a doña ADRIANA GINA FUNES ZAPATA, empleada,
domiciliada en Latorre N° 342 y/o Las Azucenas N° 1937, ambos de la Comuna de
Iquique, la cantidad de 1.292 unidades de fomento, por su equivalente en pesos moneda
legal a la fecha de la escritura ya referida, declarando el demandado haberlo recibido a su
entera satisfacción.”

El 19 de enero de 2018, fojas 10, SS. ordena despachar mandamiento de ejecución


y embargo contra mi mandante.

A folio 8 y con fecha 23 de febrero de 2018, consta certificado del receptor judicial,
señor Patricio Cáceres Alegría que señala lo sgte.:

“BUSQUEDA POSITIVA

CERTIFICO: Que me constituí en dos días distintos los días veintidos y veintitres de Febrero
de dos mil dieciocho, siendo las 18:44 y 16:45 horas respectivamente, en el domicilio ubicado en
Las Azucenas Nº 1937 Comuna de Iquique, a fin de notificar personalmente la demanda y sus
proveídos a don(ña) ADRIANA GINA FUNES ZAPATA, diligencia que no pude llevar a cabo por no ser
habido(a). Indagado entre los vecinos pude constatar que es el lugar donde tiene su residencia y
morada, y se encuentra en el lugar del juicio, según manifestó persona adulta, sexo femenino , quien
no estimo necesario identificarse, me señalo que llega en distintos horarios y es difícil ubicarlo(a)
personalmente. Se estampan las dos búsquedas para los efectos que haya lugar. Doy Fe. de Iquique,
a veintitrés de Febrero de dos mil dieciocho. -OT: 21252 Derechos + gastos $33.333.”

Esta certificación SS. no es efectiva y carece de veracidad, según probaremos


contundentemente.

Primero, no es efectivo que mediante vecinos pudo constatar que mi mandante tiene
residencia y morada en Las Azucenas 1931 de esta ciudad.

Segundo, aun menos es efectivo que mi mandante es difícil de ubicar y que llega en
distintos horarios.

2°) En efecto SS., doña ADRIANA GINA FUNES ZAPATA, jamás ha vivido, jamás se ha domiciliado,
jamás ha poseído su residencia ni jamás ha tenido morada en calle Las Azucenas N° 1931 de Iquique.

Jamás ha tenido el ánimo, ni real ni presuntivamente, de habitar o permanecer en dicho


inmueble a ningún título.
Su Señoría, mi representada ha tenido una relación de amistad de largos años con doña
Rebeca Erika Alvarez Bruna. Esta última es quien ha sido la única, real y efectiva dueña
del inmueble de calle Las Azucenas 1931 de esta ciudad, por tanto su poseedora, su
residente y moradora hasta el día de hoy.

En efecto, doña Rebeca Erika Alvarez Bruna, adquirió este inmueble por
compraventa celebrada por escritura pública de fecha 4 de septiembre de 1989 a la Ilustre
Municipalidad de Iquique. Se trataban de sitios eriazos. Y mediante autoconstrucción erigió
su casa pudiendo habitarla desde el año 1993.

Es la señora Rebeca quien junto a sus 3 hijos ha vivido desde enero del año 1993
en calle Las Azucenas y ésta ha sido la única propietaria de dicho inmueble, habitando
ininterrumpidamente desde el año 1993 la propiedad.

Ahora bien, mi representada, es una señora de 58 años, quien nació en el inmueble


de calle Serrano N° 1568 de esta ciudad.

Dicho inmueble es de su madre, persona de avanzada edad (tiene 90 años) y que


hoy se encuentra senil. Hablamos del Iquique de antaño, de antiguas familias Iquiqueñas y
es en dicho inmueble donde mi representada ha vivido toda su vida.

Mi poderdante es una persona soltera, sin hijos y minusválida; quien permanece el


mayor tiempo de sus días postrada en su hogar de calle Serrano. Posee una movilidad
absolutamente reducida, debe ayudarse de bastones y silla de ruedas, por tanto, no se trata
de una persona que por su condición pueda trasladarse por sus propios medios, debiendo
contar siempre con la ayuda y asistencia de terceros.

En consecuencia, es muy excepcional que salga de su hogar y cuando lo hace es


para situaciones muy puntuales, como por ejemplo, concurrir a notaría y conferir el mandato
judicial con el cual obro en su representación. Por tanto la expresión “cliché” que ocupa el
receptor de “… me señalo que llega en distintos horarios y es difícil ubicarlo(a) personalmente.” Es
a la luz de lo expuesto totalmente inverosímil.

Mi representada nunca ha residido, ni morado la propiedad de calle Las Azucenas.


Su domicilio desde siempre ha sido el de calle Serrano N°1568, Iquique.
2°) Ahora bien, a fines del año 2003 el hijo de doña Rebeca, de nombre Ernesto Eduardo
Chambe Alvarez, enferma de epilepsia lo que les obligaba a efectuar grandes sacrificios
económicos para solventar dichos gastos.

Deben comenzar su tratamiento en la ciudad de Santiago el cual duró 4 años.

En dicha época poseían una situación económica relativamente holgada que les
permitió acceder a créditos a fin de pagar los altos gastos en que debían incurrir, tales
como pasajes aéreos que en aquellos años eran carísimos, no tenían familia en la capital
razón por la cual debieron gastar en la estadía y alojamiento, alimentación y todo lo que
una tragedia como esta significa, sumado a los altos costos médicos, insumos y
tratamientos. Aquello los dejo en la ruina, con deudas impagables, ante la desesperante
situación y a fin de hacer frente al pago de tales créditos, deciden vender el inmueble a mi
mandante para que ésta obtuviera un crédito de parte del Banco Santander – Chile y así,
hipotecando la propiedad a dicha institución financiera, obtuvieran indirectamente de
manos de mi representada los recursos económicos que les permitiera palear las deudas y
continuar con el tratamiento de su hijo.

Puede advertirse SS. que nunca hubo intención real y seria de vender y transferir
jurídica y materialmente el inmueble de calle Las Azucenas, solo una voluntad declarada.
La voluntad real era obtener los recursos económicos para pagar los innumerables deudas
por los gastos médicos de su hijo.

Lo que aquí operó es la llamada Constitutum possessorium: En virtud del contrato el


dueño de la cosa se constituye en mero tenedor. Y así lo dice el artículo 684 numeral quinto del
Código Civil que señala:

“5.° …y recíprocamente por el mero contrato en que el dueño se constituye usufructuario,


comodatario, arrendatario, etc.”

Así nunca existió una voluntad real y seria de transferir jurídica y materialmente el inmueble
de calle Las Azucenas. Solo fue una voluntad declarada para los fines descritos, pero la intención
real y de fondo fue obtener financiamiento para los gastos médicos de su hijo, jamás desprenderse
de su propiedad. Y es por ello que siempre doña Rebeca Alvarez Bruna ha sido la poseedora y dueña
y ha vivido en calle Las Azucenas N° 1937 de Iquique desde el año 1993.
Es por todo ello SS. que doña Rebeca Alvarez Bruna y su marido jamás dejaron
de vivir en ese inmueble y correlativamente, jamás doña Adriana Funes Zapata vivió
o se domicilio en calle Las Azucenas 1931 de este puerto.

3°) Siguiendo este orden de ideas, doña Rebeca, quien se encargaba del pago del
dividendo hipotecario, se vio compelida por una nueva enfermedad de su hijo (padece de
Alergia Tópica) que se manifiesta en el año 2008, luego el año 2013 y la última vez el año
pasado, razón por la cual y ante la necesidad de nuevas atenciones médicas y gastos, se
atrasa en el pago de los dividendos, produciendo la ejecución de autos contra mi mandante.

4°) DE LOS VICIOS DE NULIDAD QUE AFECTAN AL EMPLAZAMIENTO DE LA


DEMANDA Y DEL REQUERIMIENTO DE PAGO

Ahora bien SS., centrándonos de lleno en los vicios de nulidad que se reclaman, y
expuesto detalladamente el por qué no es posible haber constatado por el receptor judicial
los hechos de que:

a.- Mi mandante reside y mora en calle Las Azucenas 1931, Iquique y,


b.- Que se encontraba en Iquique los días 22 y 23 de febrero de 2018, cuestión que
dice haber constatado por vecinos; podemos explicar, fundar y negar
categóricamente tales aseveraciones, por lo sgte:

Primero: Mi representada me ha señalado que el día miércoles 21 de febrero de


2018 junto a doña Judith Zapata Munizaga y a don José Luis Alfaro Zapata, subieron
a la localidad de La Tirana a la casa de la tía de mi mandante. En dicho lugar
estuvieron hasta el día domingo 25 de febrero de 2018, regresando posteriormente
a su casa de calle Serrano en la ciudad de Iquique.

Siendo así, nunca estuvo los días 22 y 23 de febrero de 2018 en la ciudad de


Iquique.

Segundo: como latamente hemos explicado, jamás fue ni su residencia ni su morada


el inmueble de calle Las Azucenas 1931 de Iquique.
Estos hechos, como probaremos, hacen que la notificación por el artículo 44 del
Código de Procedimiento Civil que SS. autorizó fundado en esta espurea certificación, sea
inválida e ineficaz.

Tercero: Se suma a esta nulidad SS. la infracción a lo ordenado por el inciso 3° del
artículo 9° de la ley 20.886 que explicita que:
“En las notificaciones, requerimientos o embargos, el testimonio o acta de la
diligencia incluirá un registro georreferenciado, que dé cuenta del lugar, fecha y
horario de su ocurrencia…”

Puede advertirse en cuaderno principal que solo existe georreferenciación de las


búsquedas y de la notificación de la demanda por el art. 44; sin embargo, el requerimiento
de pago y el embargo de fecha 19 de marzo de 2018 jamás fueron georreferenciados,
existiendo un flagrante vicio de nulidad. No por nada esta moderna ley estableció y exigió
este tipo de trámites y tecnología para dichas relevantes actuaciones del ministro de fe.
La falta de ambas georreferenciaciones, sumado a los palmarios hechos relatados,
dejan en la más absoluta duda la veracidad de las actuaciones del señor ministro de fe, y
en aras de la debida defensa y del debido proceso este juicio debe ser anulado por falta de
emplazamiento retrotrayéndolo a la etapa de ser válida y legalmente emplazada mi
mandante de la demanda y del requerimiento de pago, pues nunca tomo conocimiento de
esta acción legal, por lo que jamás pudo defenderse quedando en la indefensión.
La trascendencia de estas omisiones y las alteraciones de la verdad en la
constatación de la supuesta residencia o morada de mi mandante, justifican la declaración
de nulidad de todo lo obrado, con expresa condena en costas.

A este respecto, mi mandante solo toma conocimiento de este juicio el día del
remate, esto es el 29 de mayo de 2018, por que doña Rebeca Alvarez Bruna supo por
vecinas de calle Las Azucenas que ese día se remataban su casa, y se lo informa impactada
a mi mandante.

5°) Su señoría, a mayor abundamiento, la ley procesal civil busca que los actos del órgano
jurisdiccional sean efectivamente conocidos y comprendidos por su destinatario.

En ese contexto, siempre preferirá el conocimiento de tales actos o resoluciones


personalmente en persona y no mediante la fórmula personal subsidiaria.
En autos, la demandante señaló como domicilios de mi mandante el de calle Las
Azucenas N° 1937 y el de calle Latorre N° 342 de la ciudad de Iquique.

El señor ministro de fe, quien debe fiel y lealmente cumplir el mandato legal y la
resolución por la cual SS. ordena notificar la demanda ejecutiva y requerir de pago
personalmente al deudor, solamente buscó a mi mandante en calle Las Azucenas 1937 de
Iquique, y dice que no la encontró.

Desoyendo los claros y expresos términos del numeral 1° del art. 443 que exige
efectuar el requerimiento personalmente, jamás concurrió a calle Latorre N° 342 de esta
ciudad donde la demandante señaló como domicilio el de la ejecutada.

Con todo esto se ha provocado una clara e indudable indefensión de mi mandante,


la que solo puede repararse con la nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento,
retrotrayendo todo este proceso a la etapa de ser válida y legalmente notificada la demanda
ejecutiva y el requerimiento de pago, con costas.

POR TANTO,

En mérito de todo lo expuesto, de lo dispuesto en los artículos 83 inciso 1°, 84 inciso 3° y


sgtes., 87, 443, artículo 768 N° 9ª en relación con el 795 N° 1°, 160 y demás pertinentes
del Código de Procedimiento Civil; y demás disposiciones legales; RUEGO A SS. tenga por
interpuesto incidente de nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento, de previo y
especial pronunciamiento, lo someta a trámite y en definitiva lo acoja retrotrayendo todo el
proceso a la etapa de ser notificada válidamente la demanda ejecutiva y del requerimiento
de pago, o lo que SS. estime, con costas.

PRIMER OTROSI: En atención de la contundencia de lo expuesto, la falta de


georreferenciación de actos esenciales como es el requerimiento de pago personalmente y
el embargo, solicito a SS. disponga la suspensión del procedimiento de apremio.

SEGUNDO OTROSI: Sírvase SS. tener por acompañado, con citación, imagen digital del
cuaderno de apremio de estos autos donde se aprecia la falta de georreferenciación del
requerimiento de pago y del embargo.
TERCER OTROSI: Sírvase SS. Tener presente que mi personería para obrar en nombre
del demandado consta en mandato judicial de fecha 31 de mayo de 2018, otorgado en la
Notaria Pública de don Abner Poza Matus, repertorio N° 1537-2018 el que acompaño, con
citación.

CUARTO OTROSI: Sírvase SS. Tener presente que en mi calidad de abogado habilitado
asumo personalmente el patrocinio y poder de la presente gestión.

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