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EJEMPLOS DE REFRANES

“Más vale pájaro en mano que ciento volando”: en este caso se expresa que la
persona apuesta a lo seguro y no a algo que no tiene certezas.
“Mucho ruido y pocas nueces”: esto se dice es cuando se le da demasiada
relevancia o publicidad a algo que en verdad es insignificante o al menos no tan
magnífico como se lo presentó.
“Por la boca muere el pez”: así como el pez es pescado por la boca, una persona
que habla sin pensarlo o sin tener en cuenta delante de quién, puede verse
perjudicada luego.
“No hay peor ciego que el que no quiere ver”: para hablar de aquellas personas
que no quieren aceptar una determinada situación de la realidad, se utiliza este
refrán.
“Perro que ladra no muerde”: en este caso se expresa que muchas veces las
personas que más amenazan o más escándalo hacen son las que después menos
cosas hacen.
“Cría cuervos y te quitarán los ojos”: en este caso se habla de cómo una persona
que quedó desagradecida por algo, puede pagarle con la misma moneda a la
persona. Es por esto que hay que ser precavido a la hora de actuar, porque puede
traer consecuencias.
“Dime con quién andas y te diré quién eres”: con este refrán se resalta que
muchas veces las personas se definen por sus juntas o que estas pueden
influirlas. Esto puede ser bueno o malo.
“Dios aprieta pero no ahorca”: con este refrán se señala que a veces las personas
se deben conformar con la situación que atraviesan y que además, las cosas no
podrán empeorar mucho más.
“El que mucho abarca poco aprieta”: con este refrán se expresa que no se pueden
hacer muchas cosas al mismo tiempo o, si se lo hace, no se obtienen buenos
resultados.
“Hazte la fama y échate a dormir”: las primeras impresiones son las que cuentan.
Si una persona logró mostrarse como responsable, es probable que quienes lo
rodean lo sigan viendo así, aún cuando deje de serlo. Lo mismo puede suceder en
un sentido opuesto, que alguien causó una mala imagen y que le cueste revertirla.
LA OSTRA Y EL CANGREJO
 
 
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 Una ostra estaba enamorada de la Luna. Cuando su gran disco de plata
aparecía en el cielo, se pasaba horas y horas con las valvas abiertas, mirándola.
 
 Desde su puesto de observación, un cangrejo se dio cuenta de que la ostra se
abría completamente en plenilunio y pensó comérsela.
 
 A la noche siguiente, cuando la ostra se abrió de nuevo, el cangrejo le echó
dentro una piedrecilla.
 
La ostra, al instante, intento cerrarse, pero el guijarro se lo impidió.
 
 El astuto cangrejo salió de su escondite, abrió sus afiladas uñas, se abalanzó
sobre la inocente ostra y se la comió.
 
Así sucede a quien abre la boca para divulgar su secreto: siempre hay un oído
que lo apresa.

 
NUEZ DE ORO
 La linda Maria, hija del guardabosques, encontró un día una nuez de oro en
medio del sendero.
 
-Veo que has encontrado mi nuez.
Devuélvemela -dijo una voz a su espalda.
 
 María se volvió en redondo y fue a encontrarse frente a un ser diminuto, flaco,
vestido con jubón carmesí y un puntia-gudo gorro. Podría haber sido un niño por
el tamaño, pero por la astucia de su rostro comprendió la niña que se trataba de
un duendecillo.
 
-Vamos, devuelve la nuez a su dueño, el Duende de la Floresta -insistió,
inclinándose con burla.
-Te la devolveré si sabes cuantos pliegues tiene en la corteza. De lo contrario me
la quedaré, la venderé y podré comprar ropas para los niños pobres, porque el
invierno es muy crudo.
-Déjame pensar..., ¡tiene mil ciento y un pliegues!
 
 María los contó. ¡El duendecillo no se había equivocado! Con lágrimas en los
ojos, le alargó la nuez.
 
-Guárdala -le dijo entonces el duende-: tu generosidad me ha conmovido. Cuando
necesites algo, pídeselo a la nuez de oro.
 
Sin más, el duendecillo desapareció.
 
 Misteriosamente, la nuez de oro procuraba ropas y alimentos para todos los
pobres de la comarca. Y como María nunca se separaba de ella, en adelante la
llamaron con el encantador nombre de 'Nuez de Oro".

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