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Robert Rodríguez Godoy

Gilberto Rivera Roldán


Jhon Gustavo Gallego Gerena

Asignatura : Meum VII Catedra Villavicencio


Docente : María Elsa Velásquez Penagos
Profesionalización:
Comunicación Social y Periodismo

8/10/21
VILLAVICENCIO POLÍTICA LOCAL
Incidencia de la violencia años 1950 – 1980.
INTRODUCCIÓN

Villavicencio es un municipio colombiano, capital del departamento del Meta y es el centro comercial más importante de
los Llanos Orientales. Está ubicado en el piedemonte de la Cordillera Oriental, en el noroccidente del departamento del
Meta, en la margen derecha del río Guatiquía. Fundado el 6 de abril de 1840, cuenta con una población urbana
aproximada de 552.010 habitantes a 2021. Presenta un clima cálido y templado, con temperaturas medias de 24° a
30°C.

SÍMBOLOS:
El 23 de octubre de 1970 se adoptaron las insignias oficiales de la ciudad de Villavicencio bajo la administración del
alcalde Rito Antonio Mariño Rodríguez:

Bandera: Diseñada por Hernando Onofre, está constituida por tres franjas horizontales de igual tamaño, de colores azul,
verde y rojo. El azul representa el inmenso cielo y la rica hidrografía; el verde simboliza la fértil e inmensa llanura y el
rojo indica la lucha del pueblo en la gesta libertadora.

Himno: Fue compuesto por el maestro Isaac Tacha Niño, quien resalta la hermosura tropical de la capital llanera, las
imágenes culturales y étnicas de los Llanos colombianos en expresiones como "centauros con sus lanzas fieras que son
guardianes y velan soberanos". El himno describe los detalles más sobresalientes de Villavicencio como el río Guatiquía
y el Cerro de Cristo Rey.

Escudo: El escudo de la ciudad diseñado por Hernando Onofre, está inspirado en la belleza del llano. Está formado por
el emblema que enmarca el cuerpo del escudo y contiene los siguientes elementos: El sol con sus rayos amarillos oro,
naciendo sobre el horizonte con fondo azul cielo, las palmeras que recuerdan los morichales sobre la ciudad; el río
Guatiquía que pasa por su costado; la pica, la pala, la hachuela, el yunque y la rueda dentada.
LA HISTORIA DE VILLAVICENCIO
La historia de Villavicencio se remonta a la época precolombina, en el siglo XVI, cuando el actual
territorio villavicense se encontraba ocupado por los indígenas guayupes. Distribuidos en diferentes
asentamientos, los guayupes fueron agricultores, pescadores y comerciantes. Productos como el yopo
(alucinógeno), plumas, cueros de felino, coca, miel, cera, totumos, madera, pescado, maíz y algodón,
así como humanos destinados al sacrificio, fueron objeto de intercambio entre la misma comunidad y
entre ésta y los muiscas, en los asentamientos cerca de la cordillera, como el de Guayabetal.

El primer español que pisó el lugar donde hoy se ubica Villavicencio fue Pedro de Limpias entre 1536 y
1537, como avanzado de Nicolás de Federmán. Les siguieron Hernán Pérez de Quesada y otros. Luego,
hacia 1740 los jesuitas fundaron la Hacienda Apiay en la cual evangelizaron comunidades indígenas
tanto guayupes como de las tribus vecinas hasta 1790, cuando por motivos de la expulsión de
la Compañía de Jesús los terrenos de Apiay fueron adjudicados a Basilio Romero por la Corona
Española.
El 6 de abril de 1797 los hermanos Jacinta y Vicente Rey compraron la hacienda Apiay a Antonio
Romero por una suma de 50.000 pesos y la heredaron sus hijos quienes vendieron sus derechos
de propiedad, dando así, origen a los comuneros de Apiay.

Por su situación geográfica se convirtió en trayecto obligado de comerciantes y ganaderos que se


desplazaban desde Quetáme y Fosca (actuales municipios del Departamento de Cundinamarca)
atraídos por la fertilidad y ubicación de las tierras. Estos colonos se establecieron desde 1836 y el 6 de
abril de 1840 hicieron la fundación de facto de un caserío sobre la margen derecha del caño
Gramalote que le dio nombre a la población. La fundación fue efectuada por los comerciantes Esteban
Aguirre, Santos Reina y su familia. Los documentos más antiguos conservados que reconocen
oficialmente la fundación de la ciudad datan de 1842. Sin embargo la exactitud de esta información no
deja de ser especulativa pues los archivos en que estaban registrados los documentos sobre la
verdadera fecha de fundación de la ciudad fueron destruidos durante el incendio de 1890.
CONFLICTOS ELECTORALES.
Al día de las elecciones del 5 de octubre del 1947, se generó que los liberales de Villavicencio
afirmaran con un lenguaje, que los conservadores eran oligarcas que trataban de empañar, con
acusaciones falsas, la “grandeza de su partido”. Porque, según ellos, los conservadores sentían
“envidia” de que el pueblo estuviera del lado “rojo” y, debido a ello, eran tratados de hombres “sin
buenos modales”. Las fuertes denuncias que realizaba la dirigencia nacional del partido
Conservador sobre un presunto fraude electoral, en un principio, los conservadores de Villavicencio
tomaron con calma y sin reclamos los resultados de la contienda política.

Durante los meses siguientes a octubre de 1947 estos resultados de las elecciones generaron
violencia, la cual inicio basada sobre el argumento conservador del fraude electoral, que da
comienzo cuando el dirigente del conservadurismo Laureano Gómez anunció la existencia de un
millón ochocientas mil cédulas falsas. Esto daba origen a una nueva tensión que se producía en el
desconocimiento por parte de los liberales de las nuevas autoridades conservadoras que ahora
fungían como intermediarios entre ellos y el gobierno central.

Es importante destacar que en Villavicencio el 9 de abril de 1948 se constituye una Junta


revolucionaria en respuesta a la muerte de Jorge Eliécer Gaitán. En dicho ente revolucionario no es
apreciable la participación directa o el direccionamiento de algún sector de la dirigencia liberal o
gaitanista como en otras regiones del país. Esto se pudo presentar porque al conocerse la muerte
de Jorge Eliécer Gaitán, sus integrantes se refugiaron en sus casas en las que, sin energía
eléctrica, les fue imposible enterarse de lo que estaba sucediendo en Bogotá; además, pudo
pensarse que no querían inmiscuirse en actos que le dieran la razón a los opositores de Gaitán, que
días antes habían denunciado que el gaitanismo era un movimiento de bárbaros y de chusma
irracional. El haber participado en los actos del 9 de abril, les hubiera generado desprestigio y
descreimiento frente al resto de la élite de la Ciudad.
También el gaitanismo, dentro de los sectores populares de Villavicencio, creó sentido de identidad,
disciplina y participación política, desarrollando entre ellos una concepción de sí mismos como
pueblo que era capaz de tomar sus propias decisiones..
En el año de 1947 las disputas electorales en Villavicencio eran llevadas a cabo principalmente por una élite local bipartidista,
que tuvo un estatus superior al resto de la población, ya que sus integrantes eran comerciantes que aprovechaban la
circulación de productos agrícolas y materias primas entre el Llano y Bogotá. A mediados de este año, las autoridades locales
de filiación liberal como el intendente Manuel Castellanos, eran desconocidas como autoridad regional. Dicha burocracia
estatal, por ser liberal, era desconocida por los dirigentes locales conservadores de Villavicencio, que al mismo tiempo
sintiéndose con poco poder en la región, reaccionó contra ésta acusándola de corrupta y de violar los derechos
fundamentales de la democracia, lo que la llevó a buscar un contacto más cercano con el gobierno central conservador de
Mariano Ospina Pérez. Esta situación generó una tensión entre la élite conservadora y liberal que hizo que los conservadores
Revolución se resistieran a la autoridad liberal, provocando la misma reacción en los liberales quienes desconocieron autoridades
conservadoras como la del inspector de cedulación Virgilio González.

Villavicencio
Esto nos lleva a presentar las relaciones políticas que existían entre la élite y los sectores populares de la capital de la
entonces Intendencia del Meta, y cómo estas se vieron influenciadas por el movimiento gaitanista y el acontecer de la política
nacional, configurándose así, unas particulares formas de violencia. En el enfrentamiento entre la élite bipartidista, se
demostraba la existencia en Villavicencio de una democracia relativa comprobada en el fraude, las presiones clientelistas y el

1947-1948 funcionamiento “anormal” del Estado existente. A pesar de ello, para los escrutinios del 5 de octubre de 1947, no se registran
actos de violencia entre los villavicenses, a diferencia de otras zonas del país, en donde estas mismas peculiaridades
derivaron en acontecimientos sangrientos. Villavicencio tuvo dos impactos en el origen en que las élites de la ciudad mitigaron
en el impacto de la violencia política, al no inducir a la población a enfrentarse como medio para dirimir sus diferencias; y una
segunda, puede estar en que Villavicencio con un relativo aislamiento era de poca importancia política para el país, con lo
que su élite y población no se vio bajo fuertes presiones y determinaciones políticas provenientes del centro y otras regiones
del país.
Participación de los
sectores populares
Los trabajadores de la Shell, motivados por las ideas gaitanistas y la
tradición liberal basada en las políticas de la república liberal de los
años treinta que buscaban la organización y protección de la clase
obrera, por medio de cartas y manifiestos, respaldaban al partido
Liberal. Sin embargo, este grupo de trabajadores no era un sector
social políticamente activo porque no consiguió liderar una conciliación
o búsqueda de soluciones al problema electoral que se vivía. A parte
de los comunicados expedidos por los trabajadores de la Shell, no es
posible identificar la intervención de otro sector social de Villavicencio,
lo que demuestra una exclusión de las esferas populares en la política
local por parte de la élite, hecho que se comprueba en el lenguaje de
estigmatización social utilizado por los conservadores para descalificar
los comunicados de los trabajadores de la Shell y a todo el liberalismo
en general: No entendemos porque (sic) los empleados de la Shell se
entrometen en los asuntos de la política de la ciudad, es claro que
ellos son manipulados por el liberalismo y no conocen sus artimañas;
además por trabajar en una empresa extranjera no están autorizados a
realizar comunicados de apoyo político.
CAMBIOS
Por el anuncio de fraude los liberales destacaban que su legitimidad y honestidad estaban siendo
puestas en tela de juicio, por la cual algunos liberales del alto régimen renunciaron y fueron
remplazados por miembros conservadores.

Este cambio administrativo en los gobiernos fue bueno para los conservadores ya que se estaban
presentando situaciones irregulares en las entidades públicas como la cantidad de cargos que se
estaban creando en estas para ser repartidos entre los liberales. Más allá de las denuncias, la élite
local conservadora obtenía gran parte del poder local, no tomaba para sí los cargos de elección
popular, pero si empezaba a manejar los puestos burocráticos que los convertía en intermediarios
entre la población y el gobierno central.
Con este cambio político podemos afirmar que la lucha electoral en Villavicencio, nos presenta una
exclusión social de los sectores populares en la política bipartidista y una lucha por el poder local entre
la élite; esto puede tener explicación en el fracaso, a nivel nacional, de los gobiernos liberales y
conservadores del siglo XIX y comienzos del XX, para dotar el Estado de instrumentos idóneos que
impulsaran verdaderas políticas de integración de los territorios periféricos.

Los liberales por su parte, sentían que perdían el poder local que habían ostentado desde el régimen
liberal que comenzó en los años 30. Sin posibilidades de tener un contacto directo con el gobierno
central, por ser éste el adversario político, la élite liberal de Villavicencio, sustentada en el gaitanismo y
los resultados electorales del 5 de octubre de 1947, generaron resistencia y rechazo al interior del
concejo frente a cualquier propuesta del gobierno local conservador.

Así, el andamiaje estatal en Villavicencio perdió legitimidad, la política no fue el consenso de los
derechos y deberes, sino que se constituyó como dos grupos políticos que pretendieron convencer al
electorado por la fuerza, lo que condujo a que el poder judicial electoral se volviera partidista y
terminara de deslegitimar aún más al Estado, haciendo que la política se convierta en violencia.
VILLAVICENCIO EN MEDIO DE LA REVOLUCIÓN DEL LLANO 1948- 1953.

El 9 de abril de 1948, los conflictos partidistas continuaron y se intensificaron, aun más durante el gobierno de
Laureano Gómez, denominado como (la dictadura Civil), por mantener el cierre del congreso iniciado en el
gobierno Mariano Ospina Pérez, días después de la muerte de Gaitán. Después del año de 1948 en Villavicencio
se radicalizó el sectarismo político, la exclusión social, la intolerancia religiosa y se pretendió fortalecer la presencia
estatal a través de mecanismos de coerción. Se abrió entonces, el camino para que apareciera una cuadrilla
armada que pretendía defenderse de la persecución a la que estaban siendo sometidos los seguidores de Gaitán
por parte de la élite local. Al caer enfermo Laureano Gómez en 1951, Urdaneta toma el poder y la violencia alcanzó
niveles exorbitantes hasta el año de 1953 y se extendió a varias regiones colombianas en donde se puso en
evidencia la desintegración de los aparatos institucionales como el parlamento, el electoral y el judicial.
Los cambios sociales y políticos que se iniciaron a finales del año de 1949 y se extendieron hasta mediados de
1953 en Villavicencio, cuando Rojas Pinilla tomó posesión de la presidencia de Colombia, han sido poco
estudiados por la historiografía de la Violencia colombiana, por lo tanto es necesario ampliar el análisis de lo
anotado en el párrafo anterior, para lograrlo se hace necesaria la información suministrada por otras fuentes orales
y escritas.

Desde finales de 1949 y hasta comienzos de 1951, en Villavicencio se represó la población que intentaba dirigirse
hacia el Altiplano como forma de huir de la violencia que se desarrollaba en el Llano; esto explica el aumento de la
población en Villavicencio. Algunas personas consiguieron un salvoconducto gracias a la amistad y cercanía que
tenían con algún sector de la élite local o porque se ingeniaban alguna forma de evadir los controles de la policía y
el ejército en la entrada de Bogotá. Los que no conseguían el salvoconducto para salir de Villavicencio empezaron
a delinquir en la Ciudad o simplemente fueron devueltos a sus poblados de origen, en donde quedaron
acuartelados en medio de la guerrilla y el ejército.

Con el proceso electoral del año de 1949 y la ruptura del pacto de la Unión nacional, a mediados del mismo año, la
élite liberal de Villavicencio se encontró excluida de los entes gubernamentales que sustentaban su poder, así que
con la ayuda del Capitán Alfredo silva romero, se acercó nuevamente a los sectores populares con la intensión de
dirigir una resistencia al gobierno conservador. La cuadrilla de Velázquez, que no contó con cuadros de dirección
ideológica gaitanista, nuevamente cae en el liberalismo tradicional y se empieza a movilizar por el partido liberal
desde la toma de Villavicencio, el 25 de noviembre de 1949, pasando a ser parte de las nacientes guerrillas del
Llano que se opusieron al gobierno de Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez, que se fortalecieron con el
apoyo del liberalismo a nivel nacional.
1949-1953 LA GUERRILLA LIBERAL

Con guerrillas o sin ellas, esta dolorosa etapa de la historia nacional pasó a ser llamada la Violencia, como si no hubieran
seguido otras, y se sitúa entre el año de 1946, que es cuando triunfa el Partido Conservador contra el liberalismo dividido, y
1958, cuando ya el Frente Nacional había remplazado la gestión castrense, Durante esta página de “historia horripilante”,
murieron entre 100 y 200 mil personas. Colombia había conocido gobiernos reformistas como el de Alfonso López Pumarejo, al
que se opusieron importantes sectores políticos, sobre todo el dirigido por el jefe conservador Laureano Gómez. Con la llegada
a la Presidencia de Mariano Ospina Pérez y su gobierno de Unión Nacional, creyó haberse encontrado un entendimiento entre
los partidos tradicionales, pero no fue así porque dicha Unión pronto terminó y el caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán se quejó
de la persecución oficial, poco antes de ser ultimado en el centro de Bogotá, lo que provocó, a su vez, una violenta revuelta. La
represión oficial se hizo de forma demasiado severa debido a que el gobierno empleó la fuerza no sólo para recobrar el orden
público, sino también para acabar con las bases sociales que tenía el liberalismo. Entre los liberales, quienes no perecieron en
la represión, huyeron a la vecina Venezuela o se organizaron en forma de guerrillas. Otro tanto hicieron los comunistas, también
perseguidos a muerte.

Significado de la subversión
Para los conservadores, al menos los laureanistas, el significado de esa violencia estaba en el deterioro moral y el ingreso al
país de ideas disociadoras, como el marxismo. Para los liberales y la izquierda, las esperanzas de cambio social habían tenido
la misma suerte que el Caudillo inmolado. Para quienes tomaron las armas en los campos, alentados inicialmente por la
Dirección Liberal, la razón de ser de su lucha estaba en la rabia y frustración de lo acontecido, una vez que Ospina y luego
Gómez, retomaron con fiereza la conducción nacional, después de sometidos los últimos residuos de la revuelta
“nueveabrileña”.
De su parte, la Dirección Liberal adujo que el gobierno de Ospina se había vuelto ilegítimo, porque el mandatario clausuró el
Congreso Nacional de mayoría contraria, en 1949. La razón de la clausura, según el vocabulario oficial, estaba en que el
legislativo le había declarado la guerra civil al Presidente por su intento de anticipar las elecciones presidenciales y por los
hechos violentos que tuvieron como escenario al mismo recinto congresional. De todas maneras, las elecciones presidenciales
se efectuaron en junio de ese año, sin que el partido conservador tuviera contrincante, por el retiro de la candidatura de Darío
Echandía, amenazado de muerte. El “ganador” sin rival tuvo que ser, nadie más y nadie menos, que el radical Laureano Gómez.
LOS ALZADOS EN ARMAS

De los jefes alzados en armas en esos años 40 y 50, los más mentados eran, aparte de Guadalupe
Salcedo, Eduardo Franco Isaza, Eliseo Velásquez, Tulio Bautista y sus cuatro hermanos, Carlos
Rodríguez “el pote”, Bernardo Giraldo “el tuerto”, Rafael Sandoval “failache”, Eduardo Nossa, y muy
destacadamente, Dumar Aljure “el valiente”. En vísperas del advenimiento del régimen militar que
negoció con ellos, el número de guerrilleros se calculaba en unos 3 mil, auxiliados por otras 2 mil
personas. Si se les preguntaba por qué estaban en combate, respondían: “para entregar el poder al
pueblo gaitanista”.
Los sublevados tuvieron alzas y bajas en su acción contra las fuerzas gubernamentales, las que
acusaron al gobierno venezolano de ayudar a los rebeldes. De otro lado, si en un momento dado se
produjo la ruptura entre la Dirección Nacional Liberal y los guerrilleros del Llano, éstos en cambio se
comportaron como gobierno alterno al de Bogotá, con una Constitución que organizaba su propia
administración de justicia y creaba leyes para el campesinado. En vísperas del “golpe de opinión” del
general Rojas Pinilla, el movimiento subversivo expidió una ley relativa a los derechos de las gentes
en general y de las mujeres en particular, y demandó que nadie quedara excluido de la toma de
decisiones políticas, todo lo cual bautizó como “La revolución de los Llanos Orientales de Colombia”.
Esa “revolución” pretendía sustituir el “Estado dictatorial y violento” por un Estado “democrático y
popular”.

1953. ¿Ha llegado la paz? Los Jefes de la guerrilla liberal del Llano aceptan el llamado del presidente
Rojas Pinilla. Con el general Alfredo Duarte Blum, los comandantes Guadalupe Salcedo y Dumar Aljure
en septiembre de 1953 en Tauramena. Con un cálido apretón de manos sellan la paz el comandante
en jefe de la guerrilla liberal del Llano, Guadalupe Salcedo, y el presidente de la República, Gustavo
Rojas Pinilla.
Conclusión
Las condiciones propias de política villavicense durante los años 1947 a 1948, nos permitió observar, durante este período, un choque partidista que era réplica de
las circunstancias de la política nacional, el dominio de la política por parte de una élite local, una lucha por el poder local y la exclusión social. Pero la lucha por el
poder local, las controversias electorales y el dominio de la política de Villavicencio por parte de la élite, creó unas condiciones en las que los sectores populares
quedaron excluidos de la política. Siendo descalificados y estigmatizados cuando pretendieron mediar en las discusiones de la élite, igualmente se les consideró
como incapaces de entender las dinámicas de la política para intervenir en ésta. Entonces, lo social quedó fuera de la política de Villavicencio, y por lo tanto, sólo se
utilizó en beneficio de intereses individuales y se fundamentó en el debate electoral, que generó el medio por el que se desarrolló una lucha entre los dirigentes
liberales y conservadores de Villavicencio. La presencia de una política de exclusión social en Villavicencio permitió que el pensamiento gaitanista empezara a hacer
eco dentro de la población. Los sectores populares de Villavicencio empezaron a entender que la política no era la lucha por el poder local bipartidista que estaba
dirigiendo la élite, que al tiempo los desconoció como parte de ésta; así que creyeron que la política debía ser el medio por el cual se estableciera y respetara los
beneficios y derechos que la política bipartidista y el Estado no les había brindado en la historia republicana. Por lo tanto, no se reconocieron más como liberal o
conservador, sino como “pueblo” que debía combatir contra la “oligarquía”. Esto nos llevó a descubrir que en Villavicencio se generó un movimiento popular que tuvo
como particularidad el no depender de la dirigencia liberal villavicense. Cuando es asesinado Jorge Eliécer Gaitán sale a luz un grupo de personajes que bajo la guía
de un único radio, organizaron una Junta Revolucionaria Popular que dirigió una heterogeneidad de sectores populares con el objetivo de vengar la muerte de su
caudillo y establecer un gobierno del pueblo, pues creían que ya se había establecido en otras regiones del país. Esta Junta Revolucionaria tuvo como principal
característica la independencia total de políticos tradicionales, lo que la ubica como una auténtica expresión popular, que instauró mecanismos para evitar el pillaje y
un claro propósito de remover a todos los representantes del poder estatal, o como lo llama (Gonzalo Sánchez), una expresión de un nuevo “poder popular”.
VIOLENCIA DECADA 1980 - GR
La primera semilla de paramilitarismo en los Llanos Orientales
tiene más de medio siglo de historia y surgió con la
desmovilización de los guerrilleros liberales. En 1953, cinco
años después de que éstos habían tomado las armas tras el
asesinato de su amado caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán,
abandonaron su lucha.

El gobierno les propuso entonces a desmovilizados y colonos


que contribuyeran a acabar con el bandolerismo que aún
quedaba en las vastas llanuras y permitieran así incorporar esta
región a la economía nacional.

Con ese plan, y bajo la orientación ideológica del manual del


coronel Gustavo Sierra Ochoa, el Batallón del Ejército 21
Vargas dio entrenamiento militar a los campesinos y se creó
una fuerza antiguerrillera para atacar núcleos de bandoleros en
las poblaciones de San Martín, Granada, El Dorado, El Castillo
y Cubaral.
MANUAL DEL CORONEL GUSTAVO SIERRA OCHOA

“El comandante de la Guarnición Militar


sería el jefe del campamento quien
organizaría las actividades y la defensa.
Se procedería a la repartición de tierras
y ganados abandonados existentes en
la región. Los colonos estarían obligados
a efectuar bajo el mando del comandante
militar operaciones de limpieza de
bandoleros…”, decía el manual del
coronel Sierra, según lo ha citado el
proyecto Colombia Nunca Más,

Una iniciativa de 17 organizaciones no


gubernamentales de derechos humanos
y sociales que buscan recuperar la
memoria de las víctimas de la de
violencia política.
EX GUERRILLEROS DE MONTERREY (CASANARE)

Según le contaron a verdadabierta.com, algunos ex


guerrilleros de Monterrey (Casanare) de esos tiempos,
hoy ya abuelos, el gobierno integró a algunos al DAS rural
y al Ejército. “Después de que nos desmovilizamos, el
gobierno nos dio una cuchara y elementos de aseo y
un salvoconducto, pero cuando llegamos
comenzaron a detenernos. Eso nos hizo devolver
para el monte. Ya cuando comenzaron a aclararse las
cosas, bajamos y después a algunos de nosotros nos
integraron al DAS rural. ”, dijo uno que perteneció a las
filas liberales armadas de los hermanos Tulio, Manuel y
Pablo Bautista, desmovilizados en su mayoría el 15 de
septiembre de 1953 en Monterrey.

El proyecto no cuajó, y sólo treinta años más tarde se


volvió a ensayar en esas anchas llanuras un nuevo plan
contrainsurgente.
LOS ‘PARAS’ DE LOS 80

Desde que despuntó la década de los ochenta, confluyeron en la


región dos fuerzas que dieron origen al paramilitarismo moderno.
Por un lado, los empresarios irregulares de la explotación de
esmeraldas en el oriente de Boyacá bajaron a los Llanos,
utilizando un corredor natural que llega hasta los municipios de
Paratebueno (Cundinamarca), Sabanalarga, Monterrey y
Aguazul en Casanare.

Ellos importaron sus ejércitos privados, a los que estaban


acostumbrados. Los usaba cada quién para preservar su tajada
en el buen negocio de las esmeraldas.

Los narcotraficantes, que se habían disputado a muerte una


tajada del negocio de las esmeraldas, después, ricos, invirtieron
sus inmensas utilidades en los Llanos. Compraron allí fincas
enormes y, al igual que los esmeralderos, pusieron sus ejércitos
privados a cuidarlas.
VÍCTOR CARRANZA Y EL MEXICANO

Así, el legendario empresario de las


esmeraldas, Víctor Carranza, compró tierras
en El Dorado y Cubaral en el Meta. El
narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha,
alias ‘El Mexicano’, integrante del Cartel de
Medellín, compró tierras en Vistahermosa
en el mismo departamento.

Las compras de enormes haciendas


empezaron a chocar con los procesos de
adjudicación de tierras que el Instituto
Colombiano de la Reforma Agraria (Incora)
les venía entregando a integrantes de la
Asociación Nacional de Usuarios
Campesino (Anuc) desde una década atrás.
SINDICATO AGRARIO

Esas titulaciones incentivaron la creación de un sindicato


agrario que fue creciendo y en 1979 consiguió personería
jurídica como Sindicato de Trabajadores Agrícolas
Independientes del Meta –SINTRAGRIM–. Al poco tiempo
tenían más de 2500 afiliados desde San Juan de Arama
hasta Puerto López y desde Vistahermosa hasta el
Casanare.

Esa organización campesina estaba ligada al trabajo del


Partido Comunista en la región, que venía desde los
cincuenta, cuando las guerrillas liberales se extinguieron y
su ala más radical terminó conformando la base de las
FARC en 1964.

Para los ochenta, estas guerrillas ya tenían unos 13


frentes, la mayoría en esa región, y su centro de
operaciones era Casa Verde en La Uribe, Meta, un
campamento enterrado en las selvas del cañón del río
Duda.
EJÉRCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL Y GACHA

También incursionó en la región, el Ejército de Liberación Nacional


(ELN), por el norte, desde el departamento de Arauca a donde
había creado su Frente Domingo Laín desde 1980.

A Rodríguez Gacha lo asocian con los primeros paramilitares a los


Llanos. Él era socio del Cartel de Medellín de los hermanos Ochoa
Vásquez. Luego de que las guerrillas del M-19 secuestraran a
Martha Nieves Ochoa en 1981, hermana de Fabio, Jorge Luis y
Juan David, el Cartel de Medellín creó el violento grupo Muerte a
los Secuestradores, conocido como el MAS.

Y muy pronto en los Llanos Orientales empezó a operar un


capítulo de este grupo con el nombre de ‘Los Masetos’. Según los
testimonios y documentos recogidos por VerdadAbierta.com desde
el Alto del río Ariari hasta el norte del Meta, las primeras acciones
violentas de ‘Los Masetos’ datan de 1982.
LA CONEXIÓN MILITAR
Pero así como en el fallido intento de crear una alianza entre militares y
colonos en los años cincuenta para combatir a los bandoleros, el proyecto de
‘Los Masetos’ también tuvo su conexión con miembros del Ejército de
entonces.

En febrero de 1983, en el informe sobre el MAS que hizo público el entonces


procurador general de la Nación, Carlos Jiménez Gómez figuraba como
integrante de dicha estructura paramilitar el mayor del Ejército Carlos Vicente
Meléndez Boada, segundo comandante del grupo Guías de Casanare, de la
Brigada Séptima, con sede en Yopal. La denuncia de Jiménez llevó a la
apertura de investigaciones penales y disciplinarias de varios militares.

Según ha podido documentar el centro de investigaciones de los jesuitas


especializado en violaciones a los derechos humanos, CINEP, documentos
recaudados por el Juzgado 17 de Instrucción Criminal de Villavicencio, en la
investigación preliminar abierta en noviembre de 1982, había pistas de que la
Brigada Séptima, “y especialmente su grupo de caballería Guías del
Casanare, con sede en Yopal, así como la base militar de Arauca,
montaron su propia estructura paramilitar bajo la sigla del MAS en
1982”.
VENDÍAN ARMAS A PARAMILITARES DEL LLANO

El comandante del grupo Guías de Casanare era el


entonces teniente coronel Luis Alfonso Plazas Vega,
el mismo que fue recientemente condenado por la
desaparición forzada de los sobrevivientes del rescate
militar al Palacio de Justicia en Bogotá en 1985. Según
testimonios de los militares retirados Isaías Barrera,
Arnubio Agudelo y José Elías Ramírez a la,
Procuraduría, Guías de Casanare les vendía armas a
paramilitares de Saravena y Villavicencio, sin trámites
legales.

En 1984, las Farc firmaron con el gobierno de


Belisario Betancur un acuerdo de cese de
hostilidades. Producto de estos acuerdos, nació el
movimiento político Unión Patriótica (UP), y en
1986 sus candidatos se lanzaron a la plaza
pública. Tuvieron especial éxito en Meta, a donde,
solos o en alianza con otras fuerzas políticas, se
hicieron con varias alcaldías y concejos
municipales.
AVANCE DE LA UP

La clase política tradicional de la


región sintió que el avance de la UP
amenazaba su poder en la región y
comenzó a presionar al gobierno
nacional para que militarizara la
región, con el argumento de que
guerrillas y narcotraficantes se la
estaban tomando. Entre los políticos
tradicionales que protestaban
estuvieron Leovigildo Gutiérrez,
Jorge Ariel Infante, Alfonso Latorre
Gómez y Hernando Durán Dussán.
RÉGIMEN LEGAL DE ESTADO DE EXCEPCIÓN

El gobierno accedió a las peticiones, militarizó la zona, y fue uno de los


lugares del país donde mantuvo un régimen legal de estado de
excepción que coartaba las libertades.
Muy pronto empezaron los atentados contra los líderes de la UP.
Según reportó el Sindicato de Trabajadores Agrícolas Independientes
del Meta, SINTRAGRIM, para el banco de datos Noche y Niebla del
CINEP, los primeros en caer a manos de sicarios del paramilitarismo
fueron en 1985, sobre la persecución a la UP en Colombia.

¿Quiénes desataron semejante cacería? Varios de los relatos que han


dado diversos testigos a la justicia y a la prensa, señalan a ‘Los
Masetos’ como los responsables. Los hombres de Rodríguez Gacha
habían desatado una persecución de todo aquél que estuviera
relacionado con las Farc. Según lo han documentado varios
investigadores, estas guerrillas le robaron a este poderoso capo más de
300 kilos de pasta de coca de un laboratorio de procesamiento que él
tenía en compañía de Leónidas Vargas.
En retaliación ‘El Mexicano’ se declaró en guerra contra las Farc y
sus hombres mataron a diestra y siniestra en San Juan de Arama,
Granada, Vistahermosa, entre otros pueblos del Meta.
CONCLUSIONES

- Robert Rodríguez Godoy

- Gilberto Rivera Roldán

- Jhon Gustavo Gallego Gerena


Por su atención prestada.

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